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Comentario sobre textos de la Prehistoria

Daniel Gómez Rodríguez

Me gustaría empezar comentando la relevancia que tiene el texto


“insurgencias frente a viejos dogmas: las mujeres en la revolución de la cuerda”
cuando hacemos un análisis en relación con “técnicas”, ya que en el segundo
vemos un texto de carácter informativo, casi como un libro de texto de educación
secundaria acerca de la relevancia de los útiles en el periodo prehistórico, pero
es en el de la mujer y la revolución de la cuerda donde realmente está el
contenido remarcable a la hora de hacer un análisis o comentario de la lectura.
Por ende, el comentario pretendo que sea acerca del contenido en “insurgencias
frente a viejos dogmas: las mujeres en la revolución de la cuerda”, pero con un
apoyo y menciones necesarias en el texto de “técnicas”.

Tenemos que la división por eras dentro de la prehistoria se debe


principalmente a la ruptura de una tradición, tradición entendida no como acto
social entre individuos sino como acto rutinario de las distintas culturas, como
repetición, y lo podemos ejemplificar con la separación del humano con el
sedentarismo o el pulimento de piedras (paso del paleolítico al neolítico), y con
el paso de la piedra al metal o de la invención de la ciudad (paso del neolítico a la
Edad del Bronce). En base a este conocimiento fundamental, Stephen Jay Gould
se adentra en la distinción del trabajo entre los hombres y las mujeres, haciendo
una observación de los errores de la historia y de la historia de la ciencia al darle
un papel a la mujer que fuera: erróneo, sesgado y ahistórico; es decir, haciéndose
una idea equivocada de los roles de género. En mi primer acercamiento a la
lectura me encontré con este aspecto, que muestra cómo se ha aferrado en la
cultura una idea equivocada del papel de la mujer, el cual queda relegado a
papeles como los de eras posteriores, con esto quiero decir, el hombre gana la
virtud de poder y valentía, como el cazador y líder, tal y como sucede en la Grecia
antigua, con la mujer apartada al nivel de los esclavos, incluso el papel de la mujer
del S.XX se distingue por una distinción de roles, siendo ésta el ama de casa que
se encarga de los niños y a la que el hombre debe proteger incluso en la guerra
pues no existe mujer guerrera o soldado. Este error de alejar a la mujer del
proceso histórico es lo que lleva a que se le denomine prácticamente como la
“historia del hombre” y no la “historia del humano”, y en este caso, “la prehistoria
del hombre”, casi como intentando plantear que son lo mismo, pero donde
encontramos la incoherencia de que en la historia humana la mujer no tenga
ningún papel fundamental.

S.J.Gould trae consigo un ejemplo más concreto, relata como es que a


través de nuevas investigaciones se ha ido desvelando que esa interpretación de
la historia como historia del hombre no es tan cierta, y trae al discurso el papel
de la mujer prehistórica en el progreso de la “cuerda”. Ya hemos tratado que la
mujer es directamente relacionada en la prehistoria como el sujeto recolector y
no cazador, por lo que desde siempre se le ha relacionado con las plantas, pues
bien, esto permite que entendamos que el tratamiento de los productos textiles
fuese -en gran medida- producto de un desarrollo femenino dentro de la
manipulación de fibras vegetales. Que la mujer fuera no cazadora y que el
hombre no fuera recolector es una mentira que ya ha quedado clara, pero
entonces, si tanto se relacionaba a la mujer con la recolección, ¿cómo es que no
se le relacionó también con el progreso en la manipulación de productos
vegetales? Encontramos que la mujer es fundamental en el desarrollo de la
cuerda, pero que no se le reconoció, y si no se pudo valorar un avance de la mujer
en tanto que su base y fundamento se encuentra en su manejo de las plantas y
recolección, más complicado es que a nivel histórico se reconozca su
participación en las cacerías. Esta revolución de la cuerda (Elizabeth W. Barber)
es una muestra muy relevante del progreso tecnológico a partir del Paleolítico
Superior, con el desarrollo de instrumentos, la cuerda sería casi tan importante
como lo sería la rueda o la piedra pulimentada, pues permitiría el atar animales a
un carruaje con ruedas o el de atar la piedra pulimentada a otros objetos para
hacer armas o defensas más contundentes. La cuerda supone entonces un avance
en campos como: el transporte en el paleolítico, que necesitaba de buenos y
seguros medios de transporte, lo que hizo que la cuerda fuera un objeto
necesario a la hora de asegurar los objetos; la agricultura y ganadería en el
neolítico, con los carros o arados, así como el poder atar a animales domésticos;
a la caza, con el desarrollo de los instrumentos; o incluso el permitir una mayor
seguridad a la hora de abandonar el estilo nómada a favor de un asentamiento,
como puede ser el atar y asegurar la estructura de la choza. El papel de la cuerda
queda claro, y el papel de la mujer en la cuerda también, por lo que la mujer se
separa de la concepción de recolectora, es cierto que este argumento no puede
servir a la hora de definirlas como cazadoras, aunque sí lo hace los
descubrimientos de restos arqueológicos de cuerpos femeninos cerca de
instrumentos o grupos de caza, pero si nos ceñimos al ejemplo que trata el texto,
aún sin la potestad para poder afirmar su participación en las cacerías, sigue
suponiendo un argumento contra las creencias sobre los roles de género de la
prehistoria y su importancia posterior.

La importancia de este descubrimiento va más allá de la precisión histórica


sobre la prehistoria, supone un argumento a favor de una mayor precisión y
reconocimiento de la mujer en la historia de la ciencia, dicho de otra manera, el
atender al papel de la mujer en la prehistoria, y con resultados de este tipo, nos
permite hacer un análisis de la mujer y la ciencia en otros periodos históricos,
como el papel de la mujer en el progreso de la ciencia moderna, por ejemplo de
la física o la informática, donde no se reconoce el papel de científicas como: Mary
Tsingou, Ada Lovelace o las Top secret rosies1. Más allá de la revolución de la

1Top secret Rosies fue un proyecto que tenía como objetivo el desarrollo de una computadora
que hiciese cálculos a gran escala (ENIAC). Este proyecto inicia tras el ataque de Japón sobre la
cuerda encontramos que cualquier desarrollo científico solo ha sido reconocido
en cuanto a u participación masculina, negando o escondiendo a la mujer
científica, así como se escondió a la mujer cazadora y partícipe del progreso
prehistórico.

Un último aspecto que me gustaría resaltar es que Gould destaca que el


contenido del texto no pretende sugerir que el hombre no esté incluido en el
desarrollo de las fibras vegetales, pues hay datos que demuestran que los
hombres fueron partícipes en el desarrollo de ciertos tipos de calzado o de redes,
y estipulando que esto es la “excepción”, no la norma. Y es que este mismo
argumento se puede decir sobre lo opuesto, que las mujeres fueran cazadoras no
desmerece la labor masculina, asi como la participación masculina no desmerece
la labor femenina en la revolución de las cuerdas, pero el debate de “excepción
o norma” me parece un error, pues me parece una discusión que -aún queriendo
tratar los roles de género de una manera más abierta- permite de nuevo el
pensamiento sesgado sobre ello. El sentido común nos lleva a pensar que en esta
situación y con estos argumentos, en la prehistoria, no existían roles de género y
que posiblemente se agruparan por condiciones físicas o intelectuales, llevando
a la caza a mujeres y hombres según el número de cazadores que necesitaban o
su fuerza, incluso haciendo que hombres recolectan, por ejemplo por que fueran
más altos que las mujeres o más fuertes y permitieran alcanzar frutos más altos
o hacer trabajo conjunto para alcanzarla; por lo que podemos entender que los
roles de género no existían, sino que más bien eran roles por necesidad,
independientemente del género. Hablar de excepción y norma me parece volver

base militar estadounidense de Pearl Harbor, por lo que el gobierno aprobó a seis
programadoras encargadas de este proyecto ya que los hombres estaban en la guerra, Los
ingenieros que la construyeron, John Presper Eckert y John William Mauchly, vieron su trabajo
reconocido, al contrario que el de las programadoras: Betty S. Holberton, Jean J. Bartik, Kathleen
McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn W. Meltzer, Ruth L. Teitelbaum y Frances B. Spence.
a introducir el problema en el discurso, no soluciona nada y genera discusiones
sobre el género que no suelen llegar a conclusiones acertadas y conclusiones que
lleguen a ser útiles en otros estudios. Las mujeres y los hombres desempeñaban
funciones distintas, pero esto no necesariamente significa que no participaran en
las del otro, no porque fuera una función del otro género, sino porque era la
función de la que se encargaba otro grupo del asentamiento, un grupo mixto (con
mayor o menor porcentaje de cada género, pero mixto), es cierto que puede ser
que en la caza fuera mayoría varones, y el la recolección fuera mayoría mujeres,
y que socialmente se valorara tales actividades como tal y llevando
posteriormente a que en las nuevas culturas se le atribuyera a cada género el
valor histórico respectivo a su labor, sin embargo también es cierto que esto no
significa que no existiera la figura de la mujer cazadora o la del hombre recolector,
no como excepción y no como norma, sino como parte de la necesidad de cada
asentamiento o tribu humana. Por lo tanto, en el texto podemos ver esa falsa
creencia de la asignación a cada rol de género, además de que nos permite ver
cómo es que el género que “sale perdiendo” es el femenino, cuando en la historia
y en la historia de la ciencia, a pesar de estar apartadas, han tenido y tienen un
papel fundamental del progreso humano.

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