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2 ‐ ADHESIÓN A LOS TEJIDOS DENTARIOS

Autor: Dr. Alejandro Bertoldi Hepburn

2.1 INTRODUCCIÓN – DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN DE ADHESIÓN

Adhesión significa unión de superficies o partes.

En Odontología, para que esa unión de partes se considere adhesión, el mecanismo de unión
deberá estar basado en uniones químicas o trabas mecánicas microscópicas.

Puede entonces dividir a la adhesión en dos grupos: adhesión mecánica y adhesión química.

El primer grupo se refiere a algún tipo de traba o retención mecánica entre esas partes, o sea,
la introducción de alguna de las partes en irregularidades o formas de la otra.

Cuando las trabas donde se produce la retención mecánica son visibles a simple vista es común
hacer referencia a retención (o adhesión) mecánica macroscópica. En el ámbito odontológico
este mecanismo de unión no es considerado adhesión aunque en el sentido amplio de la
definición efectivamente lo sea.

En cambio, si esas trabas sólo son visibles con un microscopio, la traba mecánica será
microscópica. Esto es conocido como adhesión mecánica microscópica.

Se describirá luego como a partir de varios procedimientos donde se acondicionan las distintas
superficies que existen en el ámbito odontológico se consigue adhesión mecánica
microscópica. Ésta se constituye en la forma más habitual de adhesión en Odontología
Restauradora.

La otra posibilidad es conseguir la unión de las partes por mecanismos químicos, es decir
uniones a nivel atómico o molecular. Cuando las partes se unen de esta manera el fenómeno
se denomina adhesión química.

La adhesión química se puede dividir en dos grupos clasificando al tipo de enlace o unión
conseguidos:

a) Enlace de valencia primaria (o unión atómica):

Se generan a nivel atómico y son uniones fuertes y estables. Dentro de ellas se encuentran el
enlace metálico (propio de la estructura de los metales), enlaces iónicos (propio de la
estructura de los materiales cerámicos) y los enlaces covalentes (propio de los materiales
orgánicos y cerámicos).

b) Enlace de valencia secundaria (o unión molecular):

Son mecanismos de unión entre moléculas, también conocidas como fuerzas de Van der
Waals.

Son menos fuertes y menos estables.

Son las más comunes de conseguir con el empleo de algunos materiales dentales.
Dentro de esta variedad de adhesión química se encuentran el puente de hidrógeno, fuerzas de
London, fuerzas de Debye y fuerzas de Keeson.

¿Para qué adhesión en Odontología?

Con la adhesión a los tejidos dentarios un material consigue un contacto más íntimo (mayor
acercamiento), más firme y estable con la estructura dental. A partir de ello puede:

• Sellar herméticamente las preparaciones cavitarias a nivel marginal y evitar la entrada


de irritantes (bacterias, toxinas, sustancias químicas, fluidos, etc.) al interior del diente
y que entren en contacto con el complejo dentino pulpar.
• Evitar la percolación marginal, pigmentación superficial, retención de bacterias por
socavado y disminuir el riesgo de caries secundaria.
• Sellar integralmente la dentina que conforma la preparación cavitaria y con ello
promover mejores condiciones para la reparación pulpar.
• Integrarse físicamente a la estructura dental y reforzarla en las porciones más
debilitadas.
• Integrarse físicamente a la estructura dental y así mejorar su propio funcionamiento
mecánico estructural.
• No separarse del tejido dentario cuando se generan tensiones que derivan de la
contracción de polimerización en los materiales de base resinosa, de los diferentes
cambios dimensionales entre el tejido dentario y los materiales de restauración ante el
frío y el calor, y de las cargas mecánicas que recibe la restauración.
• Aumentar los valores de retención de la restauración sea tanto de inserción plástica o
rígida.
• Mimetizarse con el remanente dentario y ser menos perceptible. Las restauraciones
mejoran así sus resultados estéticos.

Como se estudiará más adelante, estas ventajas que surgen cuando un material consigue
adhesión sobre la estructura dentaria muchas veces facilitan o promueven dos de los
objetivos básicos de toda restauración que son la protección biológica y mecánica del
remanente dental.

A partir de estas posibles ventajas, y considerando también algunas particularidades


desfavorables (que serán analizadas más adelante) el clínico deberá evaluar cuando emplear
adhesión en sus procedimientos de restauración, sean de inserción plástica o rígida.

2.2 – ADHESIÓN CON SISTEMAS DE ADHESIÓN PARA RESINAS COMPUESTAS

Los composites no se adhieren por sí mismos; necesitan de un material y una técnica


complementaria de acondicionamiento de los tejidos. El material (líquido o líquidos)
componen un sistema; los sistemas de adhesión para resinas compuestas.

Se analizará a continuación la forma en que los sistemas de adhesión para resinas compuestas
pueden conseguir adhesión sobre los tejidos dentarios, haciendo en primera instancia una
descripción general de los sustratos adhesivos dentarios más importantes, el esmalte y la
dentina.

Ambos sustratos representan grandes diferencias histológicas lo que implica distintas


modalidades de trabajo.
2.2.1 Esmalte

El esmalte es un tejido mineralizado extremadamente duro y se compone de un 96% en peso


de hidroxiapatita y de un 4% en peso de material orgánico y agua. Está constituido de prismas
en forma de bastoncillos o varillas con un diámetro de aproximadamente 5 micrones.

Dentro de los prismas, presenta cristales de hidroxiapatita que se encuentran ordenados en


paralelo a los lados longitudinales de los bastoncillos.

Los bastoncillos o prismas de esmalte están ordenados más o menos en ángulo recto a la zona
de unión amelo‐dentinaria, en tanto que se pueden medir ángulos de 55º a 100º entre los
prismas y la superficie exterior del diente. Las únicas zonas donde los bastoncillos adamantinos
están ordenados verticalmente a la superficie dental son en los extremos de las cúspides y los
bordes proximales.

Los prismas de esmalte no hacen un recorrido recto desde la unión amelo‐dentinaria hasta la
superficie externa. Grupos de prismas hacen una serie de dobleces a lo largo del recorrido.
Esto da lugar a lo que se conoce como bandas de Hunter‐Schreger (Lendemann U, 2003).
Figuras 1 a 4. Estructura del esmalte considerando sus prismas y cristales de hidroxiapatita. Tomado de
Histología e Embriología Dentaria. A. Abramovich. Buenos Aires ‐ Editorial Mundi (1985).

Al trabajar sobre el esmalte se debe considerar que:

• Predomina el componente inorgánico (96 % en peso).


• El tejido está formado por cristales de HIDROXIAPATITA en una matriz inorgánica,
componiendo prismas o varillas. O sea, el componente inorgánico se ordena formando
estructuras cristalinas o se presenta en estado amorfo.
• Los cristales son de naturaleza iónica y están compuestos por iones fosfato, calcio y un
grupo hidroxilo, originando lo que se conoce como fosfato de calcio hidratado.
• Existen uniones iónicas entre estos elementos originando así un sólido con alta energía
superficial.
• La superficie normalmente está contaminada por iones que se incorporan del medio
bucal lo que impide que se manifieste la alta energía superficial. Toda sustancia que la
limpie, eliminando los contaminantes, eleva la energía superficial y da comienzo al
proceso de adhesión al permitir que sustancias fundamentalmente líquidas de baja
tensión superficial, como pueden ser las resinas, mojen la superficie y se adapten
íntimamente sobre ella.

2.2.2 Adhesión al esmalte

El proceso de adhesión de resinas compuestas sobre el esmalte prácticamente no ha


cambiado desde el momento en que Michael Buonocuore introdujo la técnica de grabado
ácido en 1955, o sea ya hace más de medio siglo atrás.

Hoy en día la idea sigue siendo la misma: atacar con una sustancia ácida y disolver la matriz
inorgánica o parte de los mismos cristales de hidroxiapatita en los prismas adamantinos. Se
generan así microporos y microsurcos que son ocupados luego por una resina fluida adhesiva.
Una vez polimerizada y trabada esa resina dentro de esas rugosidades se genera una unión
firme, segura y estable en el tiempo.

Este proceso de desmineralización selectiva del tejido recibe el nombre de GRABADO.

Figuras 5 y 6: Acondicionamiento del esmalte en diferentes casos empleando ácido fosfórico al 37%: la
superficie es descontaminada y grabada.

Los microporos y microsurcos tienen entre 1.5 y 3.5 micrones de espesor y de 10 a 25 de


profundidad (Uribe Echavarría 2006). Provienen de la desmineralización de diferentes zonas
del prisma adamantino, normalmente áreas donde los cristales de hidroxiapatita exponen sus
bases ya que es la zona donde pueden ser atacados por el ácido. También pueden provenir de
la disolución de la matriz inorgánica donde no hay formación cristalina.

Si el prisma o varilla adamantino se dispusiera en forma vertical y observando su cabeza (la


imagen en “ojo de cerradura”), se podrían discernir diferentes patrones de grabado:

• Tipo I si se desmineralizara la porción central o cuerpo del prisma. En estos casos al


infiltrar la resina se forman los llamados MICROTAGS (Van Meerbeeck 2001).

• Tipo II si se desmineralizara la porción periférica del prisma. Con la infiltración


resinosa se obtienen los llamados MACROTAGS (Van Meerbeeck 2001).
Será importante notar que habitualmente ambos patrones de grabado se encuentran
asociados ya que la disposición de los prismas rara vez es perfectamente vertical formando la
imagen de “ojo en cerradura” (observar esquemas de cortes de esmalte más arriba) .

• Tipo III se produce por acción prolongada del ácido y pueden formarse microporos
poco profundos y más anchos. O sea, en el patrón de grabado tipo III se genera un
cambio de morfología del microporo.

Se acepta no superar los 15 segundos como tiempo de grabado al emplear al ácido fosfórico en
concentraciones del 35 al 40% en forma independiente, a diferencia de filosofías de trabajo
anteriores que admitían grabados de mayor tiempo (30 a 60 segundos). De superar los 15
segundos se genera un patrón de acondicionamiento muy agresivo (el descripto como tipo III),
que se caracteriza por microporos menos profundos y más anchos, no siendo el patrón ideal
para conseguir la mejor retención micromecánica con la resina (Uribe Echevarría, 2003).

El ácido más comúnmente empleado fue y es el fosfórico al 35 – 40 %, empleándose en la


actualidad a veces en forma de gel como un paso independiente (sistemas adhesivos de
grabado independiente) o a veces formando compuestos con monómeros en sistemas
adhesivos donde se persigue simultáneamente infiltrar el tejido al igual que la dentina
(sistemas autograbantes o autoacondicionantes). En las aplicaciones independientes, luego de
su aplicación se aspira con succión de alta potencia el gel ácido sin reaccionar y luego se
efectúa un enjuague con agua del remanente del ácido y de los productos de reacción con el
esmalte (cristales de fosfato de calcio) y dependiendo de la técnica también sobre la dentina.

El tiempo de aplicación del ácido fosfórico debe ser el necesario para desmineralizar
selectivamente la superficie adamantina formando cristales insolubles que autolimitan la
penetración del ácido. Ese proceso equivale a 15 segundos. En dientes con fluorosis, dientes
tratados preventivamente con flúor, esmalte aprismático (común en áreas cervicales del
diente) convendría grabar dos veces 15 segundos y no una vez por mayor tiempo.

Se emplea agua presurizada de la jeringa triple de la unidad dental para enjuagar


correctamente el ácido remanente por lo menos durante 15 segundos, asegurando así que el
ácido no siga actuando en algún área y pueda determinar patrones de grabado no adecuados
por exceso de acondicionamiento.

Se seca luego la superficie con chorro de aire por pocos segundos (3 a 5) con aire seco y limpio.
Dependiendo del adhesivo a emplear (aquellos con solventes hidrosolubles como la acetona o
el etanol, y alta proporción de resinas hidrófilas) podría ser necesario dejar algo de humedad
en el esmalte para que la infiltración sea más eficaz (Uribe Echevarría, 2003).

En el caso de aplicar resinas totalmente hidrófugas como los selladores de surcos y fisuras u
otras con mayor componente de resinas hidrófugas y menos de vehículo hidrosoluble (como el
“bond” en los sistemas de adhesión de pasos separados), el esmalte debe estar seco,
exhibiendo su clásico aspecto blanco opaco rugoso.

Una vez enjuagado el ácido y secada la superficie, el resultante es una superficie limpia,
reactiva, con microrrugosidades y una alta energía superficial lo que favorecerá
decididamente la infiltración posterior. Recuérdese que las resinas que infiltran son líquidos
orgánicos y como tales poseen baja tensión superficial siendo por ello fácilmente atraídos por
superficies de alta energía superficial (Macchi R, 2000).
Como se explicó, hoy en día es posible hacer ese grabado sobre el esmalte con otros ácidos
que forman parte de resinas que se aplican no sólo con la finalidad de grabar sino también de
infiltrar. O sea, no se realiza el grabado en forma independiente sino como parte de un
proceso más complejo.

Algunos de estos ácidos incorporados en las resinas adhesivas (los llamados “adhesivos
autograbantes o autoacondicionantes”) logran un patrón de acondicionamiento adecuado de
la superficie del esmalte, aunque otros son un tanto débiles y los patrones de grabado no son
los ideales. Existe en estos casos una dependencia directa del pH de la sustancia empleada. Se
discute este tema más adelante.

Se considera la existencia de dos tipos de patrones de infiltración de las resinas o “tags”. Los
“macrotags” donde la resina penetra y polimeriza circularmente en la periferia de los prismas
(a partir de un patrón de grabado tipo II) y los “microtags” donde lo hacen en la porción
central, en una multitud de porosidades creadas a partir de la disolución de cristales de
hidroxiapatita (patrón de grabado tipo I) (Van Meerbeek B, Vargas M et al., 2001) (Ver figuras
más abajo).

Fig. 7 y 8: Obsérvese la formación de un patrón de grabado tipo I y tipo II, así como la multiplicidad de
microporos en la cabeza del prisma en un patrón tipo I (Tomado de libro “Adhesión en Odontología
Restauradora”. Curitiba. Editorial Maio 2003. Capítulo 2. Dr. J. Uribe Echavarría).

A pesar que hoy en día la máxima atención de las técnicas adhesivas está puesta sobre la
dentina, la adhesión al esmalte nunca debe dejarse en segundo plano.

Clínicamente sigue siendo la más confiable, fácil de conseguir y duradera.

Por lo que se recomiendan algunas actitudes clínicas concretas:

1) Conservar el esmalte remanente a los fines de adherirlo.


2) Realizar el grabado con un ácido fuerte en alta concentración aplicado en forma
independiente (como el fosfórico al 35‐40%), o bien en forma simultánea a la
infiltración del tejido con adhesivos autograbantes que tengan valores de pH
cercanos a 0 (los llamados “fuertes”).
Fig. 9: El acondicionamiento independiente con gel de ácido fosfórico al 35‐40% es la forma más efectiva
de acondicionar el esmalte.

Fig. 10, 11 y 12: Tres pasos en la secuencia de restauración de una lesión situada en esmalte con resinas
compuestas: grabado con ácido fosfórico al 37% en forma independiente, aplicación del adhesivo, y
aplicación de la resina compuesta. El grabado crea las microrrugosidades que son infiltradas por el
adhesivo. El adhesivo será polimerizado dentro de esas microrrugosidades, estabilizando su posición y
posteriormente el composite se colocará sobre él. En la composición del adhesivo existen los mismos
líquidos que forman la matriz del composite y así el composite copolimeriza con el adhesivo
estableciéndose ADHESIÓN MICROMECÁNICA DEL COMPOSITE AL ESMALTE GRABADO

2.2.3 ‐ Adhesión a la dentina:


La adhesión a la dentina es mucho más compleja y regulada por innumerables variables.
Considérese:

• El tejido presenta menor calcificación que el esmalte: los cristales de HA están


presentes en menor cantidad y no orientados en forma de varillas o prismas sino
incluidos en trama de fibras colágenas.
• Un ácido sobre esa superficie elimina parcialmente la HA y deja la red colágena
expuesta. Pero esa superficie no puede ser infiltrada de la misma forma que el esmalte
porque determina baja energía superficial y por la existencia de agua y la
incompatibilidad de ésta con las resinas hidrófugas.

Los primeros intentos de adhesión a la dentina procuraron adhesión química colocando


líquidos que reaccionaban con la dentina a través de grupos ácidos y copolimerizaban con el
adhesivo a través de grupos vinílicos. No dieron los resultados esperados ya que no superaban
la existencia de un elemento interpuesto, sobre la superficie a la que aspiraban adherirse. Esa
barrera de difusión es lo que hoy se conoce como “barro dentinario”.

Fig. 13 y 14: La presencia de humedad, hidroxiapatita inmersa en una red colágena, así como de
barreras de difusión como el barro dentinario determinan serios desafíos a la adhesión sobre la dentina.
El barro dentinario es una película de 0.5 a 3 micrones de espesor compuesta por restos de
esmalte y dentina, biofilms (saliva, sangre, fluidos) y bacterias que se forma luego de la
instrumentación cavitaria.

Presenta dos capas, una externa (smear out) y otra interna (smear in) firmemente adherida, y
oblitera los túbulos con prolongaciones se hasta 10 micrones (smear plugs o tapones de barro
dentinario).

Fig. 14 y 15: Obsérvese la capa de barro dentinario (SL, smear layer) obliterando los túbulos dentinarios
(DT, dentin tubule) con los tapones (smear plugs), y en segunda foto en un corte transversal (tomada de
Pereira y Segala 2003 / Libro Adhesión en Odontología Restauradora. Ed. Maio 2003).

El proceso adhesivo más difundido sobre la dentina para la inserción posterior de un resina
compuesta se caracteriza por la aplicación de un ácido que disuelve el barro dentinario y
desmineraliza superficialmente la dentina exponiendo la trama de fibras colágenas. Éstas
son posteriormente infiltradas por resinas que polimerizan in situ y se unen luego a la matriz
resinosa de la resina compuesta de restauración o cementante.
Este mecanismo de unión dentina – resina compuesta ha sido descripto como capa híbrida.

Fig. 16: Capa híbrida, señalada con H, representa la infiltración de las resinas en el colágeno de la
dentina intertubular y es el mecanismo de unión primario de los composites a la dentina. La extensión
en los túbulos, tags de resina señalados con T, representa un mecanismo de adhesión secundario.
Gentileza de Ivoclar/Vivadent.

Este proceso es muy difundido, sin embargo, complejo y no exento de problemas.

Los sistemas convencionales o de grabado independiente parten de la aplicación de un ácido


como un paso previo independiente que abre el camino para las resinas. Se emplea al mismo
ácido que se describió como muy eficiente sobre el esmalte: el ácido fosfórico (ácido mineral
fuerte) en concentraciones cercanas al 37%, que se aplica simultáneamente sobre ambos
tejidos.

La indicación generalizada es de no exceder los 15 segundos de aplicación tanto en dentina


como en esmalte y de esa forma acondicionar ‐ desmineralizar aprox. 5 micrones de dentina.

El ácido sin reaccionar y los productos de reacción con los tejidos son posteriormente
eliminados con agua.

Quedará expuesta entonces la trama de fibras colágenas de la dentina intertubular, y los


túbulos dentinarios abiertos con parte o toda la dentina peritubular disuelta. Para que esa
trama colágena sea factible de ser infiltrada por las resinas, debe tener una estructura
tridimensional en forma de red. Y para que ello ocurra, estar ocupada por agua. Sin ella, las
fibras espontáneamente se unirían entre sí, haciendo colapsar la trama, y el resultante sería
una barrera de difícil posibilidad de infiltración.

O sea, posteriormente al enjuague del ácido y secado de la superficie debe haber algo de agua
en el interior de la trama colágena para asegurar la infiltración. O bien se debería aplicar
alguna sustancia (muchas veces agua) que re expanda esa trama.
A continuación se aplican las resinas. Pero éstas deben ser un tanto particulares ya que no
todas polimerizarían y serían viables en un medio acuoso. Deben tener afinidad por el agua,
interactuar y solubilizarse en ella y asimismo ser capaz de humectar el colágeno que se acaba
de exponer. Se emplean entonces resinas solubles en agua o hidrófilas.

Una de las resinas más empleada con esas características es el hidroxietilmetacrilato o HEMA.

Estas resinas se encargan de preparar el sustrato para facilitar la infiltración del adhesivo
propiamente dicho.

Asimismo estas resinas necesitan de otras sustancias para penetrar y ocupar esa trama
colágena expuesta que está ocupada por el agua. Es así que deben ser vehiculizadas o
trasportadas por un vehículo o solvente.

Estas resinas hidrófilas con su vehículo reciben habitualmente el nombre de primer.

Normalmente a manera de vehículo se emplean solventes orgánicos, como la acetona o el


etanol, pero también agua o combinaciones de ella con etanol, y aún existen las
presentaciones sin solvente.

Estos solventes trabajan en forma diferente en base a su afinidad por el agua.

La acetona tiene gran afinidad por el agua, lo que implica que su función será adecuada
cuando la dentina esté suficientemente húmeda. La humectación de la dentina posterior al
secado luego del grabado es para estos primers (o primers/ adhesivos en caso que se empleen
adhesivos simplificados que reúnen ambos componentes) crítica.

En cambio, los primers (o primers/adhesivos) que emplean etanol o etanol con agua tienen en
este sentido menor susceptibilidad.

Luego de ingresadas esas resinas hidrófilas en la trama colágena, y luego que humecten al
colágeno expuesto se deberá aplicar otras (hidrófilas / hidrófugas y más afines a la matriz del
composite) para que copolimericen con las primeras (primer) y luego con la resina compuesta,
cuya matriz se unirá con los monómeros más hidrófugos.

Estas resinas son conocidas como adhesivo o bond.

Quedan entonces bien definidos tres pasos en la técnica:

- El acondicionamiento ácido: apertura del camino para las resinas y eliminación de las
“barreras de difusión” (barro dentinario y otras sustancias).

- La infiltración de la trama colágena con las resinas hidrófilas.

- La copolimerización con las resinas hidrófugas.


Fig. 17: Hibridización de la dentina. Secuencia de pasos y sustancias involucradas.

Y tres sustancias: un ácido (normalmente el fosfórico al 37%), primer y adhesivo.

Pueden ser presentadas comercialmente por separado o combinando las resinas en sólo un
frasco.

Así se habla de la 4ª ó 5ª generación de adhesivos dentinarios respectivamente. O bien, se


hace referencia a la cantidad de frascos, siendo sistemas multifrascos los que presenten
primer y adhesivo por separado y monofrascos, los que los junten en uno sólo.

Fig. 18 y 19: Adhesivos multifrascos y monofrascos de grabado independiente, ó bien 4ª y 5ª generación


de adhesivos.
En el caso de reunir ambos tipos de resina en un solo frasco se pretende una simplificación de
la técnica, pero como se explicará más adelante, se pueden comprometer algunos aspectos
muy importantes que hacen a la estabilidad y duración de la adhesión conseguida.

A esta modalidad de adhesión a la dentina donde el paso de grabado es una maniobra


realizada en primera instancia y separada de las otras, se la conoce como adhesión de
grabado independiente o adhesión sin barro dentinario ya que el mismo es eliminado al
aplicar y enjuagar el ácido.

Ejemplos comerciales de sistemas de grabado independiente: Solobond M/ VOCO GmbH, One


Step/Bisco, Single Bond/ 3M Espe, Optibond Solo/Kerr, etc.

Fig. 20: Adhesivos monofrascos de grabado independiente, ó bien 5ª generación de adhesivos.

Con estos sistemas de grabado fuerte independiente la disolución de los tapones de barro
dentinario (smear plugs) determina la posibilidad del ingreso y polimerización del adhesivo
dentro del túbulo. A pesar de la espectacularidad de algunas imágenes, éste es un mecanismo
de adhesión secundario. No obstante cuando el principal sustrato de adhesión, el colágeno,
esté alterado o se presente en menor densidad puede ser de importancia y compensar los
valores de adhesión.
Fig. 21: La difusión del adhesivo en el colágeno determina la capa hibrida, y la penetración en el túbulo,
el tag de resina.

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Fig. 22 a 32: Situación ideal donde se establece la llamada CAPA HIBRIDA. La acción del ácido fuerte por
15 segundos disuelve las barreras de difusión, en este caso al barro dentinario, y desmineraliza la
dentina intertubular unos 5 micrones y hasta 100 micrones de la dentina peritubular. La superficie es
secada y cierta cantidad de agua permanece en los espacios interfibrilares para mantener la red
colágena expandida. Ésta posteriormente es infiltrada por el primer y luego por el adhesivo que
copolimeriza con el composite. Nótese como las resinas hidrófilas del primer se disuelven en el agua de
la trama colágena y llegan hasta la base de la misma y son las que humectan al colágeno.

2.2.3.1 ‐ Problemas y limitaciones de las técnicas de grabado independiente.

Son varios:
1) El ácido debe desmineralizar y exponer sólo el colágeno que será infiltrado. O sea, no
deberían quedar porciones de esa trama colágena sin infiltrar por las resinas. Pero el ácido
normalmente expone más trama colágena que lo que es factible infiltrar. Quedan así
porciones de colágeno sin soporte de la resina. Esto se transforma en un problema a distancia,
ya que ese colágeno está ocupado por agua y comienza a sufrir un proceso degenerativo por
hidrólisis, siendo además susceptible a la degradación por enzimas colagenasas de origen
endógeno (metaloproteinasas de matriz – MMPs).

El colágeno es resistente inicialmente a las tensiones derivadas de la contracción de la resina


compuesta pero en la medida que el proceso degenerativo avanza se agregan otra tensiones
derivada del diferente coeficiente de variación térmica del tejido con el material de
restauración y tensiones derivadas del funcionamiento mecánico que gradualmente van
generando la pérdida de la adhesión.

Investigadores como Pashley, Nakabayashi y Perdigao sostienen que los valores de resistencia
adhesiva inicialmente alcanzados pueden disminuir hasta un 68% en un período de tres años.

Este proceso de pérdida gradual de adhesión por la hidrólisis del colágeno se conoce como
nanofiltración (Sano, 1995).

Este fenómeno es más evidente toda vez que se aumente el tiempo de exposición del ácido
sobre la dentina ya que la desmineralización será mayor.

Es de poco valor y muy riesgoso exponer más de 5 micrones de trama colágena. Para ello no
deberían superarse los 15 segundos de aplicación del ácido fosfórico al 37% sobre la dentina.

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Fig. 33 a 38: Explicación gráfica del proceso de nanofiltración por discrepancia del área de colágeno
expuesto e infiltrado.

2) Es muy difícil determinar la concentración ideal de agua remanente que debe quedar en la
dentina luego del secado posterior al enjuague del ácido.

La interpretación de que una cavidad no esté exageradamente seca ni húmeda es una


habilidad que el operador debe desarrollar (Pereira – Segala, 2003).

Un déficit de agua, conduciría a un colapso de las fibras colágenas, ausencia o deficiencia de


la infiltración y bajos valores de adhesión. En estos casos aún pueden formarse tags de resina y
de alguna forma limitar el descenso de los valores de adhesión (Hashimoto M et al, 2006).
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Fig. 39 a 45: Pérdida de la adhesión por exceso de secado de la superficie y colapso de la matriz colágena
expuesta.

Se describieron diversas formas de secar la dentina de la cavidad una vez realizado el enjuague
del ácido. No es recomendable hacerlo con chorro de aire directo, aunque puede ser útil
emplear un elemento absorbente (tipo Pele Tim, Voco GmbH) para el exceso de agua. La
superficie de la cavidad se verá con cierto brillo pero sin acúmulos apreciables de agua.

Fig. 46: “Bolitas” de goma‐espuma para absorber el exceso de agua sin producir desecamiento.
Fig. 47: Cubriendo la dentina con el elemento absorbente se puede emplear el aire a presión sin
desecarla, pero secando efectivamente el esmalte (secado “húmedo”).

Ante un exceso de secado, es posible lograr sólo una reexpansión parcial de la trama colágena
empleando agua aplicada con pincel o un aplicador de adhesivos, o con productos específicos
a base de HEMA, o bien soluciones acuosas de clorhexidina para conseguir, además, un efecto
antiséptico.

Fig. 48: Reexpansión de la trama colágena a partir de la aplicación de agua, soluciones acuosas con
HEMA, o con agentes antisépticos como la clorhexidina.

No obstante estas posibilidades, lo más recomendable es evitar el colapso de esa trama por
secado excesivo desde el momento inicial de las maniobras de secado, ya que la eventual re
expansión del colágeno nunca es tan completa como podría resultar en un comienzo.

Los adhesivos con acetona como solvente son muy dependientes de la presencia de agua en la
trama colágena para lograr adecuada infiltración. Se considera prácticamente nula su
capacidad de rehumectación y reexpansión del colágeno. El secado de la dentina después del
grabado es crítico para estos adhesivos.

Debe interpretarse también que su eficiencia será diferente sobre dentina con distinto grado
de humectación, aún en una misma cavidad ya que en el piso encontrarán más humedad que
en las paredes, y se constituya para estos adhesivos en un mejor sustrato de adhesión.

Los adhesivos que contienen agua como solvente (o etanol y agua) son capaces de conseguir
una rehidratación y reexpansión parcial de la trama colágena en casos de deshidratación de la
misma. En general estos adhesivos tienen valores de adhesión más bajos que sus pares con
vehículos a base de etanol o acetona, cuando la variable hidratación de la trama colágena sea
correctamente considerada.

Los adhesivos con etanol son menos sensibles al desecamiento de la dentina después del
grabado en comparación con los que poseen acetona, pudiendo en forma parcial, rehidratar la
trama colágena colapsada, aunque en general esto es mejor si poseen agua.

Un exceso de agua luego del secado post grabado es también origen de problemas. Podría
llevar a una incompleta infiltración de la trama colágena, monómeros sin polimerizar y bajos
valores de adhesión. El agua permeabilizará la capa híbrida que irá sufriendo gradualmente un
proceso de plastificación y permeabilización, separación de fases en la resina y otra serie de
fenómenos que comprometen seriamente la unión resina‐diente.

3) Los diferentes solventes que poseen los adhesivos junto con el agua (muchas veces parte a
manera de vehículo) deben volatilizarse completamente una vez infiltrado el colágeno.

Ya se explicó que el tipo de adhesivo y su solvente determinan la necesidad de distintos grados


de humectación de la dentina. Asimismo, esta variable hace variar la modalidad del empleo de
los adhesivos.

La modalidad de aplicación de los adhesivos será distinta en virtud del tipo de solvente.

Restos de solvente y agua se asocian a:

- Bajos valores de adhesión.


- Baja conversión de los monómeros adhesivos.
- Irritación biológica por presencia de monómeros libres
- Degradación hidrolítica de la capa híbrida y del colágeno, especialmente cuando existe
agua a manera de solvente.
- Disminución importante de la vida útil de la unión resina‐diente.

El solvente y el agua residual deben ser completamente eliminados. En la actualidad se


comprende que a partir de su presencia residual puede producirse la degeneración del
colágeno y de los polímeros por hidrólisis. Hashimoto, Tay, Pashley y otros (2006) reconocen a
la no eliminación del agua residual en estos adhesivos como uno de los errores más comunes
en que incurren los clínicos al realizar técnicas de adhesión.

El solvente debe transportar las resinas dentro de la trama colágena y luego volatilizarse.

Muchas veces no se da el tiempo suficiente para la infiltración del colágeno y quedan


porciones del mismo con agua sin ser humectado por la resina. Este agua se asocia al agua
que aporta el adhesivo a manera de vehículo y la que podría salir a través de la misma
dentina por un proceso de permeabilidad (Hashimoto M et al, 2006).

Los adhesivos que poseen acetona son más rápidos en el proceso de infiltración y en la
eliminación por volatilización del solvente con el agua, lo que favorece la polimerización del
adhesivo.

Pero, por igual razón, tienen problemas de almacenamiento ya que en las sucesivas aperturas
del frasco que los contiene se evapora parte del solvente. Esto deriva en el empleo de un
primer (o primer/adhesivo) con baja concentración de solvente luego de repetidos usos del
frasco, lo que obviamente genera malos resultados adhesivos.

Esta deficiencia fue corregida con la presentación unidosis de los adhesivos, vale decir, envases
que una vez abiertos y retirado el líquido adhesivo, son descartados.

Fig. 49: Producto Excite (Vivadent) en presentación de frasco y unidosis.

Los que poseen etanol (sólo o con agua) son más lentos en el proceso de infiltración pero más
estables durante su almacenamiento.

El secado insuficiente del primer (o primer/adhesivo) podría generar la permanencia de


restos de solvente y agua. Este fenómeno se observa particularmente en los adhesivos que
poseen agua en su composición.

Uribe Echevarría J (2006) recomienda para adhesivos con base de etanol o acetona emplear la
succión de alta potencia para favorecer la volatilización del solvente y no dejar capas adhesivas
muy delgadas, y para los de base acuosa un secado más activo como la insuflación con aire
limpio y seco.

Resumiendo;

ADHESIVOS CON VEHÍCULO ACETONA:

‐ Muy sensibles al grado de humectación de la dentina para la infiltración (“small window of


oportunity”).
‐ Muchas veces no consiguen una total infiltración del colágeno expuesto.
‐ Tienden a dejar menos agua residual y generar menor incidencia de fenómenos posteriores
de hidrólisis y permeabilización de la capa híbrida.
‐ Más rápidos.
‐ Permiten una evaporación más fácil de los restos del solvente (puede ser un suctor de alta
potencia).
‐ Problemas de almacenamiento por la evaporación de la acetona.

ADHESIVOS CON VEHÍCULOS DE ALCOHOL –AGUA:

‐ Menos sensibles al grado de humectación de la dentina para la infiltración. Tienen cierta


capacidad de re expandir la trama colágena.
‐ Muchas veces no consiguen una total infiltración del colágeno expuesto.
‐ Tienden a dejar más agua residual y generar posteriores fenómenos de hidrólisis.
‐ Más lentos en el proceso de infiltración.
‐ Necesitan una evaporación más activa del solvente: insuflación con aire a presión.
‐ Menos problemas de almacenamiento por menos evaporación del vehículo.

4) Esta modalidad de adhesión lleva aparejada también inconvenientes de índole biológica.

Al trabajar en cavidades cercanas a la pulpa, donde existe una alta permeabilidad dentinaria
por gran cantidad de túbulos de grueso calibre, se corren riesgos ya que el ácido fosfórico
elimina el barro dentinario y sus prolongaciones dentro de los túbulos (los llamados tapones
de barro dentinario o smear plugs) que detienen el circuito de entrada y salida de sustancias
de la pulpa al exterior y viceversa. Asimismo se disuelve la dentina peritubular (más
mineralizada) abriendo adicionalmente la luz del túbulo.

Con estos fenómenos se exacerba la permeabilidad.

La hipertonía de los geles de grabado colabora con la salida de fluidos.

Esa gran salida de fluidos dificultará la infiltración del colágeno y alterará el medio interno de
las células pulpares más superficiales (odontoblastos) que resultan agredidas.

Más complicada se hace la situación ya que gran parte de los monómeros de las resinas
adhesivas no polimerizarán por la gran cantidad de agua. Permanecen como monómeros
libres, y son altamente citotóxicos para las células pulpares. Téngase presente que dada la
cercanía y por la alta permeabilidad del tejido, y aún con la salida de fluidos, los monómeros
difundirán fácilmente hacia la pulpa.

Además en estas cavidades profundas, por la gran cantidad de túbulos de gran calibre
disminuye proporcionalmente la dentina intertubular factible de ser hibridizada por lo que
bajan los valores de adhesión.

Para cavidades profundas (más cercanas a la pulpa) y muy permeables, el ácido fosfórico al
37% es un acondicionador demasiado fuerte.

El empleo de un acondicionador fuerte como el ácido fosfórico al 37% en cavidades


profundas, se traduce entonces en bajos valores de adhesión e irritación a la pulpa: pueden
aparecer síntomas de sensibilidad postoperatoria inmediata o, lo que es más común, cuadros
de mortificación pulpar asintomáticos a cierta distancia del tratamiento.

Se recomienda leer más acerca de este tema en el capítulo 1.

5) Existe una gran variación en la eficiencia del proceso adhesivo de acuerdo a las
características de las superficies a acondicionar.

Ya se discutió como en áreas de gran permeabilidad la resistencia adhesiva se ve


comprometida, pero lo mismo puede ocurrir en sustratos que presenten alto grado de
mineralización.

En la dentina esclerótica existe por aumento del desarrollo de la dentina peritubular escaso
colágeno para hibridizar y menor área tubular para formación del tag.
En algunas lesiones como en las llamadas abfracciones el túbulo se presenta obliterado por la
presencia de cristales de whitlokita que no son solubles a la acción de los ácidos. Asimismo una
capa externa de sales minerales y bacterias cubre la superficie y hacen que esta sea difícil de
acondicionar.

Tay y Pashley (2004) denominan a estas capas de minerales, bacterias, cristales, etc. como
barreras de difusión. Son, en definitiva, las sustancias que el ácido debe disolver para alcanzar
la dentina subyacente y permitir la difusión resinosa. Los mismo debe considerarse respecto
del barro dentinario en dentina normal recién instrumentada.

Fenómenos similares pueden ocurrir en dentinas esclerosadas cubiertas por productos de


corrosión de materiales como la amalgama, y constituirse en sustratos de difícil infiltración por
parte de las resinas.

Estas barreras de difusión no permiten exponer la trama colágena para hibridizar ni abrir el
túbulo para formación de tags; no se puede “abrir el camino” y se genera un serio compromiso
en el resultado adhesivo.

Otro sustrato muy especial y complejo lo constituye la dentina del diente tratado
endodónticamente: el colágeno se altera con el paso del tiempo, las fibras colágenas sufren
fracturas, o se desnaturalizan lo que disminuye sustancialmente la eficiencia de las técnicas
adhesivas (Scotti, Ferrari 2004 / Uribe Echevarría, 2003).

Diversos contaminantes como restos de gutapercha, selladores radiculares, líquidos de lavaje,


medicaciones temporarias y obturación temporal también disminuyen la eficiencia del proceso
adhesivo. Es así que en este tipo de terreno se impone una limpieza adecuada y un
acondicionamiento fuerte. El ácido fosfórico al 37% en estos casos puede disolver parte de
esas sustancias, abrir los túbulos dentinarios y con el tag de resina compensar la deficiente
capa de hibridización.

2.2.3.2 ‐ Sistemas autograbantes o autoacondicionantes (AAG)

Pretenden corregir los problemas de los sistemas de grabado independiente hasta aquí
expuestos.

Son básicamente líquidos donde las resinas han sido combinadas con el ácido. Es decir, las
mismas resinas poseen monómeros con grupos acídicos lo que les da la posibilidad de grabar
(abrir el camino: disolver el barro dentinario y desmineralizar superficialmente la dentina) e
infiltrar esa dentina desmineralizada al mismo tiempo. Pueden presentar adicionalmente
ácidos débiles en bajas concentraciones.

Un característica común en todos los AAG es que poseen como vehículo al agua ya que los
ácidos presentes deben ionizarse a partir de ella.
R-COOH + H2O → R-COO- + H3O+
RO-PO3H2 + 2 H2O → RO-PO32- + 2 H3O+ (→ ácido activo).

Fig. 50: Fórmula de un éster de ácido fosfórico/metacrilato, y un éster de ácido carbónico/metacrilato


donde se agrega agua y a partir de ella se logra la ionización del ácido.

Pueden presentarse comercialmente de diferentes formas:

‐ Los primeros en aparecer al mercado presentaban tres frascos, de los cuales dos
correspondían al primer. Por lo que se debía mezclar una gota de cada uno de los frascos y
aplicarlo sobre el diente. Posteriormente se aplica el adhesivo que viene provisto en el tercer
envase. Hoy es común encontrar una variedad de estos con el primer en un solo frasco y el
adhesivo en otro. Estos son los adhesivos de autograbado o autoacondicionante de dos pasos,
o 6ª generación de adhesivos.

Fig. 51: Adhesivos de autograbado y pasos separados (6ª generación).

‐ Otra posibilidad es una simplificación de la presentación anterior, donde el primer y adhesivo


están combinados y la presentación es en dos envases. Deberá mezclarse una gota del
contenido de cada uno de ellos y llevar el producto al diente. Estos son los adhesivos de o de
autograbado de un paso, de 7ª generación.
Fig. 52: Adhesivos de un paso y dos frascos (7ª).

‐ Más recientemente estos adhesivos autograbantes pueden resumirse a un solo frasco, y


obviamente, un solo paso (algunos los llaman de 8ª generación, o bien de 7ª generación de un
frasco).

Fig. 53: Adhesivos de un paso y un frasco.

Sea cual fuere la modalidad de presentación comercial, poseen características similares en


cuanto no se realiza un grabado como paso previo independiente, y el proceso de disolución
del barro dentinario/desmineralización superficial de la dentina y la infiltración de la misma
son simultáneos, ya que son realizados por la misma sustancia.

2.2.3.2.1 ‐ Clasificación de los adhesivos autograbantes

Una forma de clasificarlos, independientemente de la generación a la que pertenezcan, es por


su acción ácida.

Es así que existen:


Suaves: poseen valores de pH mayor a 2
Moderados: pH entre 1 y 2
Fuertes: pH menor a 1

Fig. 54: Ejemplos de sistemas autograbantes o autoacondicionantes fuertes, moderados y suaves.

Recuérdese que cada punto de diferencia de pH indica una variación de acidez en diez veces.

Esta mayor o menor acidez les dará a cada sistema diferentes características y seguramente,
indicaciones y posibilidades clínicas.

2.2.3.2.2 ‐ Ventajas de los AAG

Son varias, y en gran medida solucionan problemas de la 4ª y 5ª generación de adhesivos más


arriba expuestos. Pero como se analizará luego, también incorporan sus propios
inconvenientes.

En primer lugar y como observación más obvia, el hecho de no exigir un grabado


independiente cuyo resultante deba ser enjuagado y secado hace que no exista el problema
de cuanto secar la dentina y las posibilidades de generar un déficit o exceso de agua en ella.

El barro dentinario y los productos de la desmineralización superficial de la dentina no son


eliminados sino que se combinan con las resinas y son incorporados en la capa híbrida.

No se podría grabar excesivamente (evitando los problemas asociados: exceso de colágeno


expuesto, desnaturalización del colágeno, aumento de efecto hipertónico) como ocurre con
los sistemas de grabado independiente que emplean al ácido fosfórico.

La sustancia que graba (que abre el camino a las resinas) es la misma que infiltra. Recuérdese
que se trata de monómeros del primer o primer /adhesivo al que se le agregaron grupos
acídicos, o incluso ácidos débiles incorporados especialmente. Estos ácidos se neutralizan al
reaccionar con la hidroxiapatita dentaria.

Ejemplos pueden ser los ésteres de ácido fosfórico/metacrilato, o ésteres de ácido


carbónico/metacrilato ejemplificados en figura más arriba.
Por lo tanto, no existe la posibilidad de dejar áreas de exposición de colágeno sin resina que
lo infiltre y será menos probable la situación descripta para los adhesivos de grabado
independiente donde el colágeno sin infiltrar se degenera por hidrólisis con la resultante
pérdida de adhesión (nanofiltración). Aunque como se explicará luego, el agua del solvente
del adhesivo que no llegó a eliminarse también puede hidrolizar y permeabilizar la capa de
hibridización.

La acción desmineralizante va a depender fundamentalmente del pH del adhesivo. Los más


suaves (pH más alto) desmineralizarán menos que los sistemas autograbantes de pH más
fuerte y lógicamente de los sistemas donde se emplee el ácido fosfórico por separado como
agente acondicionante donde el pH es cercano a cero.

El lector podría razonar que a menor desmineralización, menor trama colágena expuesta y
menor espesor de capa híbrida posiblemente se obtengan menores valores de adhesión. Pero
normalmente, si bien existe una menor profundidad de desmineralización, esto no se
traduce en menores valores de adhesión.

La capa híbrida que se obtiene con los sistemas de grabado independiente que emplearon
como agente de grabado al ácido fosfórico, en el poco probable caso de infiltrar ese espesor
completamente, posee un espesor de 5 a 10 micrones. En cambio, la obtenida con los
autograbantes dependiendo de su pH es sustancialmente más delgada, y puede tener entre
0,5 y 5 micrones.

Fig. 55, 56 y 57: El grosor de la capa de hibridización así como la formación de tags depende del pH del
sistema autograbante.
El espesor de la capa híbrida puede oscilar entre 0,5 y 5 micrones (Fotografías gentileza de Ivoclar –
Vivadent).
La diferencia y razón por la cual los valores de resistencia adhesiva son similares en lo
inmediato es que la capa híbrida obtenida con un sistema autograbante o
autoacondicionante es más homogénea, es decir, menor espesor de colágeno expuesto pero
completamente infiltrado.

Esa homogeneidad compensa la profundidad de la obtenida con los sistemas de grabado


independiente. Fundamentalmente no existen áreas con ausencia de infiltración.

También al acondicionar el tejido especialmente con los AAG más suaves suelen permanecer
porciones de hidroxiapatita entre la trama colágena expuesta, por lo que se establece un
patrón de adhesión micromecánica diferente y tal vez más estable entre las resinas y la
dentina. Algunos sostienen que al conservarse esa hidroxiapatita existiría también la
posibilidad de lograr adhesión química con algunos monómeros de la composición del
adhesivo colocados a tal fin.

Con los sistemas de autograbado más suaves (Ej. Futurabond NR, VOCO GmbH – Clearfil SE
Bond, Kuraray) es posible la conservación de los tapones de barro dentinario (smear plugs) y
de esa manera no aumentar la permeabilidad dentinaria y evitar los problemas
adhesivo/biológicos arriba descriptos. Por lo que adicionalmente a las ventajas anteriores
aparecen otras de índole biológica.

Los adhesivos AAG más suaves son una opción adhesiva menos agresiva e invasiva y por lo
tanto con mayor aceptación biológica ya que modifican en menor grado la estructura original
de la dentina (Souza Costa, 2003).

Fig. 58, 59, 60 y 61: Comparación entre la acción de un sistema de grabado independiente con ácido
fosfórico en esmalte y dentina contra un adhesivo autograbante suave.
Obsérvese con este último la conservación de tapones de barro dentinario a nivel de la dentina y el
escaso acondicionamiento del esmalte.

Los más fuertes en cambio (ej. Tyrian SPE, Bisco – Xeno III, Dentsply – Adper Prompt/3M Espe)
tendrían en ese sentido un comportamiento más similar al ácido fosfórico.
Fig. 62, 63, 64 y 65: Distintos sistemas autograbantes o autoacondicionantes.

También se reconoce una mayor simplicidad técnica y facilidad de uso con estos adhesivos ya
que el paso de grabado y su enjuague posterior no se realizan.

Algunos pueden incorporar nanopartículas en su composición y así generar una capa híbrida
de mejores propiedades (Ej: Futurabond NR, VOCO GmbH) al ser más gruesa por la presencia
del relleno cerámico. Asimismo el relleno disminuye la contracción de polimerización del
mismo adhesivo mejorando su integración / adhesión.

Fig. 66 y 67: Futurabond NR, VOCO GmbH, en versión de dos frascos y unidosis. La presencia de
nanopartículas mejora la calidad de la capa de hibridización (Fotos gentileza de VOCO GmbH).

Resumiendo: los sistemas autograbantes:


‐ Evitan el problema del déficit/exceso de agua después del grabado ya que no existe un
secado de la superficie posterior.
‐ No dejan colágeno sin infiltrar y se evita así la llamada nanofiltración.
‐ Los más suaves poseen un comportamiento biológico menos agresivo.
‐ En general, son técnicamente más simples.

2.2.3.2.3 ‐ Limitaciones de los sistemas autograbantes

Si bien solucionan parte de los problemas de los adhesivos de grabado independiente, tienen
sus propios problemas y limitaciones.

En este sentido hay que enumerar en especial para los más suaves, falta de grabado del
esmalte o de otras superficies con importante grado de mineralización como la dentina
esclerótica. Esto puede implicar procedimientos adicionales para compensar ese problema.

Fig. 68, 69 y 70: Acción de diferentes sistemas autograbantes sobre el esmalte. Nótese el grabado poco
evidente que genera el Clearfil SE Bond (Kuraray), adhesivo autograbante suave (Fotografías gentileza
de Ivoclar – Vivadent).

Se recomienda dejar actuar más tiempo el líquido para maximizar el grabado sobre el esmalte,
frotar sobre el mismo durante unos 20‐30 segundos o bien grabar ese tejido en forma
independiente con un ácido fuerte como el fosfórico al 37% y luego aplicar el adhesivo
autoacondicionante sobre el esmalte y la dentina.

En el caso de efectuar ese “doble grabado” sobre el esmalte (ácido fuerte en alta
concentración primero y luego el generado por el adhesivo autoacondicionante) se podría
lograr adhesión en las áreas aprismáticas del esmalte. La fuerza de unión de esta manera no
se reduce sino que más bien podría aumentarse.

Esta modalidad adhesiva, ácido fuerte para el esmalte, y luego ácidos más débiles para la
dentina se ha denominado adhesión selectiva.

Con los adhesivos autoacondicionantes más fuertes estas maniobras pueden ser innecesarias
pero recuérdese que pueden ser más agresivos sobre la dentina, en especial en cavidades de
alta permeabilidad.
Fig. 71 y 72: Acción sobre el esmalte de un adhesivo autograbante fuerte Adhe‐SE (Ivoclar – Vivadent),
muy similar al generado por el ácido fosfórico al 37%. (Fotografías gentileza de Ivoclar – Vivadent).

También se ha notado cierta incompatibilidad química con materiales resinosos que


autopolimericen por lo que habrá que reconsiderar fundamentalmente el empleo de medios
de fijación de activación dual o química con estos adhesivos, ya que la acidez de la capa
adhesiva destruye las aminas terciarias (iniciadores químicos) del material resinoso y éste
puede no polimerizar adecuadamente.

Esto es especialmente riesgoso en fijaciones donde se dependa fundamentalmente de la


autoactivación del medio cementante como por ejemplo dentro de conductos radiculares u
otras situaciones donde la luz de activación no logre acceder en cantidad suficiente.

Este fenómeno es más evidente en los adhesivos más fuertes por su menor pH (o mayor
acidez).

Se ha cuestionado también el destino de los productos del barro dentinario y dentinarios


disueltos e incorporados en la capa adhesiva y su influencia al cabo de cierto tiempo.

Presentan al igual que los adhesivos de grabado independiente problemas relativos a la


durabilidad de la adhesión lograda (se discute en apartado inferior).

Pero a pesar de sus limitaciones, los problemas que exhiben así como su complejidad de
empleo parecen ser significativamente menores que en el caso de los adhesivos de grabado
independiente, por lo que estos más recientes autoacondicionantes se han constituido en los
adhesivos de mejor perspectiva en el futuro cercano.

2.2.4 – Durabilidad de la adhesión a la dentina:

En los últimos tiempos la investigación la ciencia de los materiales dentales ha puesto mucha
atención a la durabilidad de los procesos adhesivos y de las interfaces entre las resinas
compuestas con los tejidos dentarios.

Los adhesivos y las interfaces se degradan con el tiempo, siendo este fenómeno más evidente
al emplear algunos adhesivos y realizar algunas maniobras específicas.
Las interfaces están sujetas a degradación química y mecánica, generando como resultado
nano y microfiltración.

Se reconocen como causas para la degradación de las interfaces a los siguientes fenómenos:

 Estrés por tensiones de contracción de polimerización.


 Estrés mecánico.
 Estrés por cambios térmicos por diferente coeficiente de variación dimensional
térmica con los tejidos dentarios.
 Hidrólisis y degradación del colágeno sin infiltración de resinas (ruptura de fibras y
fibrillas) por enzimas endógenas (MMPs), proceso conocido como nanofiltración
(Sano, Hashimoto, Burrow, 1995).
 Exposición de la capa híbrida al agua con la degradación de los polímeros por hidrólisis
y plastificación (Tay, Pashley, Carvalho, 2002).

Hidrólisis – Plastificación:

La durabilidad de la adhesión está limitada por la hidrólisis y degradación de los componentes


que forman la capa híbrida y que son las fibras colágenas y los polímeros que la infiltran.

Los adhesivos polimerizados se comportan como membranas semipermeables que dejan


pasar dicha agua a partir de lo cual se puede afectar seriamente a la capa de hibridización.

El agua y los solventes del primer (ó primer/adhesivo) quedan como residuo en la trama
colágena sin evaporarse por diversas razones:

‐Exceso de agua posterior al grabado.


‐Falta de tiempo para proceso de infiltración y evaporación del solvente/agua.
‐No “ayuda” al proceso de evaporación solvente/agua residual: diferentes consideraciones
respecto del vehículo.
‐Por razones inevitables, inherentes a la técnica.

Las técnicas de adhesión de grabado independiente en la dentina se basan en el empleo del


agua como forma de lograr correcta infiltración. A partir de los cual existe una particular
paradoja. Esa misma agua degrada a los adhesivos, llevando a una disminución gradual de la
adhesión

Cómo se explicó, aún en técnicas correctas de secado e infiltración el agua puede


permanecer después de la infiltración del primer.

El agua puede permanecer luego de la infiltración por dos razones que se asocian:

1. Por el colapso parcial de la matriz colágena que no permite su evaporación, y dificulta


la difusión del mismo adhesivo.

2. Por la reducción de la presión de vapor del agua.

Colapso parcial de la matriz colágena: El agua mantiene a las fibras colágenas expandidas por
su alta energía cohesiva que evita que se puedan establecer puentes de H entre ellas. Al
mezclar el agua con los solventes y monómeros del primer, la energía cohesiva de la mezcla
agua/monómeros/solvente disminuye, y las fibras colágenas se colapsan.
Disminuye así la posibilidad de difusión del primer en los espacios interfibrilares y la
evaporación del agua residual.

Por el aumento del punto de ebullición de la mezcla agua/monómeros: Al mezclar el agua


con la mezcla solvente/resina, inicialmente el punto de ebullición de la mezcla disminuye
respecto del agua pura lo que favorece su evaporación. En la medida que el agua y el solvente
se evaporan, la concentración de monómeros aumenta y el punto de ebullición de la mezcla
sube abruptamente. Se impide así la evaporación completa del agua y solventes residuales.

Se genera así muy escasa probabilidad que el agua residual sea eliminada previamente a la
polimerización del adhesivo. Esta permanencia del agua en la capa adhesiva, condena a las
resinas y al colágeno a sufrir hidrólisis y plastificación, perdiéndose la integridad de la capa
híbrida en cortos períodos.

Los adhesivos que tengan mayor tendencia a incorporar agua, harán más compleja la
situación. Para que un adhesivo incorpore más agua, habrá que considerar:

1. Grado de conversión (relación directa con los solventes residuales).

2. Características hidrófilas (capacidad de absorber agua después de la polimerización).

Después de la polimerización del adhesivo, en presencia de monómeros hidrófilos, solvente y


agua residual, el agua se absorbe con facilidad, migrando hacia áreas de porosidad interna, y
áreas del polímero donde están las moléculas hidrófilas.

La capacidad del agua de permeabilizar al adhesivo polimerizado depende de la


característica hidrófila de la capa formada.

Al describir las técnicas de grabado independiente se hizo fundamental hincapié en la


necesidad de eliminar el solvente y el agua residual. Si bien esto nunca será del todo completo,
las capas adhesivas tendrán así menos tendencia a captar agua y a permeabilizar la capa de
hibridización.

Si al agua se le colocan trazadores puede seguirse su camino. Se utiliza para ello el nitrato de
plata. El camino trazado se parece a una estructura semejante a las ramas de un árbol (por ello
el fenómeno es conocido como “water treeing”), y es reconocido como la primera señal de
degradación de los polímeros por hidrólisis
Fig. 73, 74 y 75: Fenómeno de water treeing donde se observa el camino que sigue el agua
permeabilizando la capa híbrida (Fotografías gentileza de compañía Bisco).

La exposición del adhesivo al medio acuoso determina un proceso inmediato de absorción de


agua. Se produce una plastificación de las moléculas, con cambios en sus propiedades
mecánicas. O bien, hidrólisis de las uniones covalentes de los monómeros.

Esto es más evidente en los adhesivos simplificados por su naturaleza hidrófila y su mayor
tendencia a captar agua.

Los adhesivos simplificados, tanto de grabado independiente o autograbado, determinan una


única capa adhesiva con alta proporción de monómeros hidrófilos ácidos que captan agua con
facilidad.

Fig. 76: Adhesivos de grabado independiente simplificados (5ª generación).


En líneas generales toda simplificación de las técnicas adhesivas conlleva una disminución de
la eficiencia adhesiva (De Munck et al 2005).

Toda vez que se simplifique una técnica adhesiva se generan capas adhesivas más hidrófilas
(mayor proporción de monómeros hidrófilos) favoreciendo el ingreso de agua en la capa
híbrida y degradación de los polímeros.

Salida de agua (blisters).

Asimismo la alta proporción de monómeros ácidos sin polimerizar en las capas adhesivas (en
especial en sistemas AAGs) establecerán un circuito de salida de agua de la dentina o del
mismo adhesivo hacia el exterior ya que establecen un gradiente osmótico.

Si la fotoactivación se demora o existe activación química del composite, la salida de agua


afectará a la unión del composite con el adhesivo, disminuyendo considerablemente la
adhesión.

La capa adhesiva polimerizada se comporta como una membrana semi permeable en los
adhesivos de pasos simplificados (Suh, Pashley, Carvalho & Tay, 2002).

Con los adhesivos simplificados (5a, 6a y 7a generación), de bajo pH y agua en su composición


se forman “blisters” o gotas de agua sobre la superficie de adhesión luego de un corto tiempo
que pueden algunos minutos.

Fig. 77, 78 y 79: Fenómeno de formación de gotas de agua sobre la capa adhesiva en adhesivos que
determinen capas ácidas (Gentileza Bisco).

Los adhesivos se comportan como membranas semipermeables y dejan pasar el agua


(residual a la infiltración de la dentina, o de su propia composición) hacia el exterior, o bien,
incorporar agua del medio hacia su propia estructura.
Fig. 80 y 81: Fenómeno de formación de gotas de agua sobre la capa adhesiva en adhesivos que
determinen capas ácidas. Al aplicar el composite se marcan las gotas de agua sobre su superficie. Los
valores de adhesión en esos casos caen en forma abrupta (Gentileza Bisco).

En algunos estudios, el fenómeno se acrecienta cuando la dentina tiene más agua y cuando se
retrase la aplicación y fotoactivación del material.

Los monómeros ácidos sin polimerizar (en la capa inhibida por el oxígeno) originan un
gradiente osmótico que hace salir al agua.

Este fenómeno puede ser particularmente visible en adhesivos de autograbado de pasos


simplificados, en especial los de pH más bajo (fuertes). Recuérdese que además existe agua a
manera de solvente en su composición lo que favorece el fenómeno.

Pero también estos fenómenos se presentan en adhesivos de grabado independiente


monofrascos (5ª generación) con solventes a base de alcohol y agua, siendo menos evidente
en los que poseen acetona (One Step, Prime & Bond NT, Solobond M, etc.).

Fig. 82: Salida de agua del adhesivo hacia el exterior por el gradiente osmótico generado por
monómeros ácidos sin polimerizar en la superficie de la capa adhesiva (Gentileza Bisco).
La fotoactivación demorada y el curado químico (del adhesivo y/o del composite) pueden
entonces generar problemas con la unión del composite.

Fig. 83 y 84: Salida de agua del adhesivo hacia el exterior por el gradiente osmótico generado por
monómeros ácidos sin polimerizar en la superficie de la capa adhesiva, observando las gotas como
negativos sobre la superficie del composite (Gentileza Bisco).

Posibles soluciones:

Es recomendable dar más tiempo al proceso de infiltración de colágeno en los sistemas de


grabado independiente para remover más agua en el colágeno expuesto, e incluso generar
capas adhesivas más gruesas haciendo varias aplicaciones lo que también brinda más tiempo
para la difusión de los monómeros y evaporación del solvente de los espacios interfibrilares
(Hashimoto M et al, 2006).

Prolongar el tiempo de secado es también importante para permitir la evaporación de


solventes y agua, especialmente cuando ésta sea empleada como vehículo (recuérdese que
siempre está presente en los AAG). Léase las indicaciones brindadas más arriba.

Los adhesivos de grabado independiente de tres pasos, o los AAG de dos capas, al dejar una
capa más hidrófuga y menos ácida en la superficie son menos críticos en su tendencia a captar
agua y permeabilizar la capa adhesiva .De Munck, Peumans M, Lambrechts P, Van Meerbeeck
B (2005).
Fig. 84, 85, 86, 87 y 88: Adhesivos de grabado independiente o autograbantes de pasos separados.

Al emplear adhesivos simplificados más hidrófilos (5a, 7a generación) se puede colocar y


fotoactivar como última capa una resina hidrófuga sin solvente, de pH neutro. De esa forma
también se reduce la tendencia a la captación de agua y alarga la vida útil de la unión adhesiva.
De Munck, Peumans M, Lambrechts P, Van Meerbeeck B (2005).

Por todas estas razones, los adhesivos de grabado independiente de la llamada 4ª generación,
y los AAG de pasos separados o 6ª generación se presentan como más adecuados en cuanto a
la duración y estabilidad del proceso adhesivo.

También habrá que considerar que la presencia de los monómeros ácidos en la capa adhesiva
lleva a la destrucción de aminas terciarias que generan autoactivación de algunos composites
(autocurables) y de los medios cementantes de activación dual. Por esta razón muchos
cementos resinosos duales siguen empleando sistemas de 4a generación (primer y adhesivo
por separado).

Fig. 89: Medio cementante de activación dual (Bifix DC, VOCO GmbH) con sistema de adhesión de
grabado independiente de pasos separados (4ª generación).

BIBLIOGRAFÍA

1. Carvalho RM (2005) Durabilidad de la unión resina – diente. Una dimensión olvidada. Libro
Adhesión en Odontología Restauradora. Cap.XVI. Pags.441‐454. Editorial Maio. Curitiba.
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