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En Odontología, para que esa unión de partes se considere adhesión, el mecanismo de unión
deberá estar basado en uniones químicas o trabas mecánicas microscópicas.
Puede entonces dividir a la adhesión en dos grupos: adhesión mecánica y adhesión química.
El primer grupo se refiere a algún tipo de traba o retención mecánica entre esas partes, o sea,
la introducción de alguna de las partes en irregularidades o formas de la otra.
Cuando las trabas donde se produce la retención mecánica son visibles a simple vista es común
hacer referencia a retención (o adhesión) mecánica macroscópica. En el ámbito odontológico
este mecanismo de unión no es considerado adhesión aunque en el sentido amplio de la
definición efectivamente lo sea.
En cambio, si esas trabas sólo son visibles con un microscopio, la traba mecánica será
microscópica. Esto es conocido como adhesión mecánica microscópica.
Se describirá luego como a partir de varios procedimientos donde se acondicionan las distintas
superficies que existen en el ámbito odontológico se consigue adhesión mecánica
microscópica. Ésta se constituye en la forma más habitual de adhesión en Odontología
Restauradora.
La otra posibilidad es conseguir la unión de las partes por mecanismos químicos, es decir
uniones a nivel atómico o molecular. Cuando las partes se unen de esta manera el fenómeno
se denomina adhesión química.
La adhesión química se puede dividir en dos grupos clasificando al tipo de enlace o unión
conseguidos:
Se generan a nivel atómico y son uniones fuertes y estables. Dentro de ellas se encuentran el
enlace metálico (propio de la estructura de los metales), enlaces iónicos (propio de la
estructura de los materiales cerámicos) y los enlaces covalentes (propio de los materiales
orgánicos y cerámicos).
Son mecanismos de unión entre moléculas, también conocidas como fuerzas de Van der
Waals.
Son las más comunes de conseguir con el empleo de algunos materiales dentales.
Dentro de esta variedad de adhesión química se encuentran el puente de hidrógeno, fuerzas de
London, fuerzas de Debye y fuerzas de Keeson.
Con la adhesión a los tejidos dentarios un material consigue un contacto más íntimo (mayor
acercamiento), más firme y estable con la estructura dental. A partir de ello puede:
Como se estudiará más adelante, estas ventajas que surgen cuando un material consigue
adhesión sobre la estructura dentaria muchas veces facilitan o promueven dos de los
objetivos básicos de toda restauración que son la protección biológica y mecánica del
remanente dental.
Se analizará a continuación la forma en que los sistemas de adhesión para resinas compuestas
pueden conseguir adhesión sobre los tejidos dentarios, haciendo en primera instancia una
descripción general de los sustratos adhesivos dentarios más importantes, el esmalte y la
dentina.
Los bastoncillos o prismas de esmalte están ordenados más o menos en ángulo recto a la zona
de unión amelo‐dentinaria, en tanto que se pueden medir ángulos de 55º a 100º entre los
prismas y la superficie exterior del diente. Las únicas zonas donde los bastoncillos adamantinos
están ordenados verticalmente a la superficie dental son en los extremos de las cúspides y los
bordes proximales.
Los prismas de esmalte no hacen un recorrido recto desde la unión amelo‐dentinaria hasta la
superficie externa. Grupos de prismas hacen una serie de dobleces a lo largo del recorrido.
Esto da lugar a lo que se conoce como bandas de Hunter‐Schreger (Lendemann U, 2003).
Figuras 1 a 4. Estructura del esmalte considerando sus prismas y cristales de hidroxiapatita. Tomado de
Histología e Embriología Dentaria. A. Abramovich. Buenos Aires ‐ Editorial Mundi (1985).
Hoy en día la idea sigue siendo la misma: atacar con una sustancia ácida y disolver la matriz
inorgánica o parte de los mismos cristales de hidroxiapatita en los prismas adamantinos. Se
generan así microporos y microsurcos que son ocupados luego por una resina fluida adhesiva.
Una vez polimerizada y trabada esa resina dentro de esas rugosidades se genera una unión
firme, segura y estable en el tiempo.
Figuras 5 y 6: Acondicionamiento del esmalte en diferentes casos empleando ácido fosfórico al 37%: la
superficie es descontaminada y grabada.
• Tipo III se produce por acción prolongada del ácido y pueden formarse microporos
poco profundos y más anchos. O sea, en el patrón de grabado tipo III se genera un
cambio de morfología del microporo.
Se acepta no superar los 15 segundos como tiempo de grabado al emplear al ácido fosfórico en
concentraciones del 35 al 40% en forma independiente, a diferencia de filosofías de trabajo
anteriores que admitían grabados de mayor tiempo (30 a 60 segundos). De superar los 15
segundos se genera un patrón de acondicionamiento muy agresivo (el descripto como tipo III),
que se caracteriza por microporos menos profundos y más anchos, no siendo el patrón ideal
para conseguir la mejor retención micromecánica con la resina (Uribe Echevarría, 2003).
El tiempo de aplicación del ácido fosfórico debe ser el necesario para desmineralizar
selectivamente la superficie adamantina formando cristales insolubles que autolimitan la
penetración del ácido. Ese proceso equivale a 15 segundos. En dientes con fluorosis, dientes
tratados preventivamente con flúor, esmalte aprismático (común en áreas cervicales del
diente) convendría grabar dos veces 15 segundos y no una vez por mayor tiempo.
Se seca luego la superficie con chorro de aire por pocos segundos (3 a 5) con aire seco y limpio.
Dependiendo del adhesivo a emplear (aquellos con solventes hidrosolubles como la acetona o
el etanol, y alta proporción de resinas hidrófilas) podría ser necesario dejar algo de humedad
en el esmalte para que la infiltración sea más eficaz (Uribe Echevarría, 2003).
En el caso de aplicar resinas totalmente hidrófugas como los selladores de surcos y fisuras u
otras con mayor componente de resinas hidrófugas y menos de vehículo hidrosoluble (como el
“bond” en los sistemas de adhesión de pasos separados), el esmalte debe estar seco,
exhibiendo su clásico aspecto blanco opaco rugoso.
Una vez enjuagado el ácido y secada la superficie, el resultante es una superficie limpia,
reactiva, con microrrugosidades y una alta energía superficial lo que favorecerá
decididamente la infiltración posterior. Recuérdese que las resinas que infiltran son líquidos
orgánicos y como tales poseen baja tensión superficial siendo por ello fácilmente atraídos por
superficies de alta energía superficial (Macchi R, 2000).
Como se explicó, hoy en día es posible hacer ese grabado sobre el esmalte con otros ácidos
que forman parte de resinas que se aplican no sólo con la finalidad de grabar sino también de
infiltrar. O sea, no se realiza el grabado en forma independiente sino como parte de un
proceso más complejo.
Algunos de estos ácidos incorporados en las resinas adhesivas (los llamados “adhesivos
autograbantes o autoacondicionantes”) logran un patrón de acondicionamiento adecuado de
la superficie del esmalte, aunque otros son un tanto débiles y los patrones de grabado no son
los ideales. Existe en estos casos una dependencia directa del pH de la sustancia empleada. Se
discute este tema más adelante.
Se considera la existencia de dos tipos de patrones de infiltración de las resinas o “tags”. Los
“macrotags” donde la resina penetra y polimeriza circularmente en la periferia de los prismas
(a partir de un patrón de grabado tipo II) y los “microtags” donde lo hacen en la porción
central, en una multitud de porosidades creadas a partir de la disolución de cristales de
hidroxiapatita (patrón de grabado tipo I) (Van Meerbeek B, Vargas M et al., 2001) (Ver figuras
más abajo).
Fig. 7 y 8: Obsérvese la formación de un patrón de grabado tipo I y tipo II, así como la multiplicidad de
microporos en la cabeza del prisma en un patrón tipo I (Tomado de libro “Adhesión en Odontología
Restauradora”. Curitiba. Editorial Maio 2003. Capítulo 2. Dr. J. Uribe Echavarría).
A pesar que hoy en día la máxima atención de las técnicas adhesivas está puesta sobre la
dentina, la adhesión al esmalte nunca debe dejarse en segundo plano.
Fig. 10, 11 y 12: Tres pasos en la secuencia de restauración de una lesión situada en esmalte con resinas
compuestas: grabado con ácido fosfórico al 37% en forma independiente, aplicación del adhesivo, y
aplicación de la resina compuesta. El grabado crea las microrrugosidades que son infiltradas por el
adhesivo. El adhesivo será polimerizado dentro de esas microrrugosidades, estabilizando su posición y
posteriormente el composite se colocará sobre él. En la composición del adhesivo existen los mismos
líquidos que forman la matriz del composite y así el composite copolimeriza con el adhesivo
estableciéndose ADHESIÓN MICROMECÁNICA DEL COMPOSITE AL ESMALTE GRABADO
Fig. 13 y 14: La presencia de humedad, hidroxiapatita inmersa en una red colágena, así como de
barreras de difusión como el barro dentinario determinan serios desafíos a la adhesión sobre la dentina.
El barro dentinario es una película de 0.5 a 3 micrones de espesor compuesta por restos de
esmalte y dentina, biofilms (saliva, sangre, fluidos) y bacterias que se forma luego de la
instrumentación cavitaria.
Presenta dos capas, una externa (smear out) y otra interna (smear in) firmemente adherida, y
oblitera los túbulos con prolongaciones se hasta 10 micrones (smear plugs o tapones de barro
dentinario).
Fig. 14 y 15: Obsérvese la capa de barro dentinario (SL, smear layer) obliterando los túbulos dentinarios
(DT, dentin tubule) con los tapones (smear plugs), y en segunda foto en un corte transversal (tomada de
Pereira y Segala 2003 / Libro Adhesión en Odontología Restauradora. Ed. Maio 2003).
El proceso adhesivo más difundido sobre la dentina para la inserción posterior de un resina
compuesta se caracteriza por la aplicación de un ácido que disuelve el barro dentinario y
desmineraliza superficialmente la dentina exponiendo la trama de fibras colágenas. Éstas
son posteriormente infiltradas por resinas que polimerizan in situ y se unen luego a la matriz
resinosa de la resina compuesta de restauración o cementante.
Este mecanismo de unión dentina – resina compuesta ha sido descripto como capa híbrida.
Fig. 16: Capa híbrida, señalada con H, representa la infiltración de las resinas en el colágeno de la
dentina intertubular y es el mecanismo de unión primario de los composites a la dentina. La extensión
en los túbulos, tags de resina señalados con T, representa un mecanismo de adhesión secundario.
Gentileza de Ivoclar/Vivadent.
El ácido sin reaccionar y los productos de reacción con los tejidos son posteriormente
eliminados con agua.
O sea, posteriormente al enjuague del ácido y secado de la superficie debe haber algo de agua
en el interior de la trama colágena para asegurar la infiltración. O bien se debería aplicar
alguna sustancia (muchas veces agua) que re expanda esa trama.
A continuación se aplican las resinas. Pero éstas deben ser un tanto particulares ya que no
todas polimerizarían y serían viables en un medio acuoso. Deben tener afinidad por el agua,
interactuar y solubilizarse en ella y asimismo ser capaz de humectar el colágeno que se acaba
de exponer. Se emplean entonces resinas solubles en agua o hidrófilas.
Una de las resinas más empleada con esas características es el hidroxietilmetacrilato o HEMA.
Estas resinas se encargan de preparar el sustrato para facilitar la infiltración del adhesivo
propiamente dicho.
Asimismo estas resinas necesitan de otras sustancias para penetrar y ocupar esa trama
colágena expuesta que está ocupada por el agua. Es así que deben ser vehiculizadas o
trasportadas por un vehículo o solvente.
La acetona tiene gran afinidad por el agua, lo que implica que su función será adecuada
cuando la dentina esté suficientemente húmeda. La humectación de la dentina posterior al
secado luego del grabado es para estos primers (o primers/ adhesivos en caso que se empleen
adhesivos simplificados que reúnen ambos componentes) crítica.
En cambio, los primers (o primers/adhesivos) que emplean etanol o etanol con agua tienen en
este sentido menor susceptibilidad.
Luego de ingresadas esas resinas hidrófilas en la trama colágena, y luego que humecten al
colágeno expuesto se deberá aplicar otras (hidrófilas / hidrófugas y más afines a la matriz del
composite) para que copolimericen con las primeras (primer) y luego con la resina compuesta,
cuya matriz se unirá con los monómeros más hidrófugos.
- El acondicionamiento ácido: apertura del camino para las resinas y eliminación de las
“barreras de difusión” (barro dentinario y otras sustancias).
Pueden ser presentadas comercialmente por separado o combinando las resinas en sólo un
frasco.
Con estos sistemas de grabado fuerte independiente la disolución de los tapones de barro
dentinario (smear plugs) determina la posibilidad del ingreso y polimerización del adhesivo
dentro del túbulo. A pesar de la espectacularidad de algunas imágenes, éste es un mecanismo
de adhesión secundario. No obstante cuando el principal sustrato de adhesión, el colágeno,
esté alterado o se presente en menor densidad puede ser de importancia y compensar los
valores de adhesión.
Fig. 21: La difusión del adhesivo en el colágeno determina la capa hibrida, y la penetración en el túbulo,
el tag de resina.
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Fig. 22 a 32: Situación ideal donde se establece la llamada CAPA HIBRIDA. La acción del ácido fuerte por
15 segundos disuelve las barreras de difusión, en este caso al barro dentinario, y desmineraliza la
dentina intertubular unos 5 micrones y hasta 100 micrones de la dentina peritubular. La superficie es
secada y cierta cantidad de agua permanece en los espacios interfibrilares para mantener la red
colágena expandida. Ésta posteriormente es infiltrada por el primer y luego por el adhesivo que
copolimeriza con el composite. Nótese como las resinas hidrófilas del primer se disuelven en el agua de
la trama colágena y llegan hasta la base de la misma y son las que humectan al colágeno.
Son varios:
1) El ácido debe desmineralizar y exponer sólo el colágeno que será infiltrado. O sea, no
deberían quedar porciones de esa trama colágena sin infiltrar por las resinas. Pero el ácido
normalmente expone más trama colágena que lo que es factible infiltrar. Quedan así
porciones de colágeno sin soporte de la resina. Esto se transforma en un problema a distancia,
ya que ese colágeno está ocupado por agua y comienza a sufrir un proceso degenerativo por
hidrólisis, siendo además susceptible a la degradación por enzimas colagenasas de origen
endógeno (metaloproteinasas de matriz – MMPs).
Investigadores como Pashley, Nakabayashi y Perdigao sostienen que los valores de resistencia
adhesiva inicialmente alcanzados pueden disminuir hasta un 68% en un período de tres años.
Este proceso de pérdida gradual de adhesión por la hidrólisis del colágeno se conoce como
nanofiltración (Sano, 1995).
Este fenómeno es más evidente toda vez que se aumente el tiempo de exposición del ácido
sobre la dentina ya que la desmineralización será mayor.
Es de poco valor y muy riesgoso exponer más de 5 micrones de trama colágena. Para ello no
deberían superarse los 15 segundos de aplicación del ácido fosfórico al 37% sobre la dentina.
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Fig. 33 a 38: Explicación gráfica del proceso de nanofiltración por discrepancia del área de colágeno
expuesto e infiltrado.
2) Es muy difícil determinar la concentración ideal de agua remanente que debe quedar en la
dentina luego del secado posterior al enjuague del ácido.
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Fig. 39 a 45: Pérdida de la adhesión por exceso de secado de la superficie y colapso de la matriz colágena
expuesta.
Se describieron diversas formas de secar la dentina de la cavidad una vez realizado el enjuague
del ácido. No es recomendable hacerlo con chorro de aire directo, aunque puede ser útil
emplear un elemento absorbente (tipo Pele Tim, Voco GmbH) para el exceso de agua. La
superficie de la cavidad se verá con cierto brillo pero sin acúmulos apreciables de agua.
Fig. 46: “Bolitas” de goma‐espuma para absorber el exceso de agua sin producir desecamiento.
Fig. 47: Cubriendo la dentina con el elemento absorbente se puede emplear el aire a presión sin
desecarla, pero secando efectivamente el esmalte (secado “húmedo”).
Ante un exceso de secado, es posible lograr sólo una reexpansión parcial de la trama colágena
empleando agua aplicada con pincel o un aplicador de adhesivos, o con productos específicos
a base de HEMA, o bien soluciones acuosas de clorhexidina para conseguir, además, un efecto
antiséptico.
Fig. 48: Reexpansión de la trama colágena a partir de la aplicación de agua, soluciones acuosas con
HEMA, o con agentes antisépticos como la clorhexidina.
No obstante estas posibilidades, lo más recomendable es evitar el colapso de esa trama por
secado excesivo desde el momento inicial de las maniobras de secado, ya que la eventual re
expansión del colágeno nunca es tan completa como podría resultar en un comienzo.
Los adhesivos con acetona como solvente son muy dependientes de la presencia de agua en la
trama colágena para lograr adecuada infiltración. Se considera prácticamente nula su
capacidad de rehumectación y reexpansión del colágeno. El secado de la dentina después del
grabado es crítico para estos adhesivos.
Debe interpretarse también que su eficiencia será diferente sobre dentina con distinto grado
de humectación, aún en una misma cavidad ya que en el piso encontrarán más humedad que
en las paredes, y se constituya para estos adhesivos en un mejor sustrato de adhesión.
Los adhesivos que contienen agua como solvente (o etanol y agua) son capaces de conseguir
una rehidratación y reexpansión parcial de la trama colágena en casos de deshidratación de la
misma. En general estos adhesivos tienen valores de adhesión más bajos que sus pares con
vehículos a base de etanol o acetona, cuando la variable hidratación de la trama colágena sea
correctamente considerada.
Los adhesivos con etanol son menos sensibles al desecamiento de la dentina después del
grabado en comparación con los que poseen acetona, pudiendo en forma parcial, rehidratar la
trama colágena colapsada, aunque en general esto es mejor si poseen agua.
Un exceso de agua luego del secado post grabado es también origen de problemas. Podría
llevar a una incompleta infiltración de la trama colágena, monómeros sin polimerizar y bajos
valores de adhesión. El agua permeabilizará la capa híbrida que irá sufriendo gradualmente un
proceso de plastificación y permeabilización, separación de fases en la resina y otra serie de
fenómenos que comprometen seriamente la unión resina‐diente.
3) Los diferentes solventes que poseen los adhesivos junto con el agua (muchas veces parte a
manera de vehículo) deben volatilizarse completamente una vez infiltrado el colágeno.
La modalidad de aplicación de los adhesivos será distinta en virtud del tipo de solvente.
El solvente debe transportar las resinas dentro de la trama colágena y luego volatilizarse.
Los adhesivos que poseen acetona son más rápidos en el proceso de infiltración y en la
eliminación por volatilización del solvente con el agua, lo que favorece la polimerización del
adhesivo.
Pero, por igual razón, tienen problemas de almacenamiento ya que en las sucesivas aperturas
del frasco que los contiene se evapora parte del solvente. Esto deriva en el empleo de un
primer (o primer/adhesivo) con baja concentración de solvente luego de repetidos usos del
frasco, lo que obviamente genera malos resultados adhesivos.
Esta deficiencia fue corregida con la presentación unidosis de los adhesivos, vale decir, envases
que una vez abiertos y retirado el líquido adhesivo, son descartados.
Los que poseen etanol (sólo o con agua) son más lentos en el proceso de infiltración pero más
estables durante su almacenamiento.
Uribe Echevarría J (2006) recomienda para adhesivos con base de etanol o acetona emplear la
succión de alta potencia para favorecer la volatilización del solvente y no dejar capas adhesivas
muy delgadas, y para los de base acuosa un secado más activo como la insuflación con aire
limpio y seco.
Resumiendo;
Al trabajar en cavidades cercanas a la pulpa, donde existe una alta permeabilidad dentinaria
por gran cantidad de túbulos de grueso calibre, se corren riesgos ya que el ácido fosfórico
elimina el barro dentinario y sus prolongaciones dentro de los túbulos (los llamados tapones
de barro dentinario o smear plugs) que detienen el circuito de entrada y salida de sustancias
de la pulpa al exterior y viceversa. Asimismo se disuelve la dentina peritubular (más
mineralizada) abriendo adicionalmente la luz del túbulo.
Esa gran salida de fluidos dificultará la infiltración del colágeno y alterará el medio interno de
las células pulpares más superficiales (odontoblastos) que resultan agredidas.
Más complicada se hace la situación ya que gran parte de los monómeros de las resinas
adhesivas no polimerizarán por la gran cantidad de agua. Permanecen como monómeros
libres, y son altamente citotóxicos para las células pulpares. Téngase presente que dada la
cercanía y por la alta permeabilidad del tejido, y aún con la salida de fluidos, los monómeros
difundirán fácilmente hacia la pulpa.
Además en estas cavidades profundas, por la gran cantidad de túbulos de gran calibre
disminuye proporcionalmente la dentina intertubular factible de ser hibridizada por lo que
bajan los valores de adhesión.
Para cavidades profundas (más cercanas a la pulpa) y muy permeables, el ácido fosfórico al
37% es un acondicionador demasiado fuerte.
5) Existe una gran variación en la eficiencia del proceso adhesivo de acuerdo a las
características de las superficies a acondicionar.
En la dentina esclerótica existe por aumento del desarrollo de la dentina peritubular escaso
colágeno para hibridizar y menor área tubular para formación del tag.
En algunas lesiones como en las llamadas abfracciones el túbulo se presenta obliterado por la
presencia de cristales de whitlokita que no son solubles a la acción de los ácidos. Asimismo una
capa externa de sales minerales y bacterias cubre la superficie y hacen que esta sea difícil de
acondicionar.
Tay y Pashley (2004) denominan a estas capas de minerales, bacterias, cristales, etc. como
barreras de difusión. Son, en definitiva, las sustancias que el ácido debe disolver para alcanzar
la dentina subyacente y permitir la difusión resinosa. Los mismo debe considerarse respecto
del barro dentinario en dentina normal recién instrumentada.
Estas barreras de difusión no permiten exponer la trama colágena para hibridizar ni abrir el
túbulo para formación de tags; no se puede “abrir el camino” y se genera un serio compromiso
en el resultado adhesivo.
Otro sustrato muy especial y complejo lo constituye la dentina del diente tratado
endodónticamente: el colágeno se altera con el paso del tiempo, las fibras colágenas sufren
fracturas, o se desnaturalizan lo que disminuye sustancialmente la eficiencia de las técnicas
adhesivas (Scotti, Ferrari 2004 / Uribe Echevarría, 2003).
Pretenden corregir los problemas de los sistemas de grabado independiente hasta aquí
expuestos.
Son básicamente líquidos donde las resinas han sido combinadas con el ácido. Es decir, las
mismas resinas poseen monómeros con grupos acídicos lo que les da la posibilidad de grabar
(abrir el camino: disolver el barro dentinario y desmineralizar superficialmente la dentina) e
infiltrar esa dentina desmineralizada al mismo tiempo. Pueden presentar adicionalmente
ácidos débiles en bajas concentraciones.
Un característica común en todos los AAG es que poseen como vehículo al agua ya que los
ácidos presentes deben ionizarse a partir de ella.
R-COOH + H2O → R-COO- + H3O+
RO-PO3H2 + 2 H2O → RO-PO32- + 2 H3O+ (→ ácido activo).
‐ Los primeros en aparecer al mercado presentaban tres frascos, de los cuales dos
correspondían al primer. Por lo que se debía mezclar una gota de cada uno de los frascos y
aplicarlo sobre el diente. Posteriormente se aplica el adhesivo que viene provisto en el tercer
envase. Hoy es común encontrar una variedad de estos con el primer en un solo frasco y el
adhesivo en otro. Estos son los adhesivos de autograbado o autoacondicionante de dos pasos,
o 6ª generación de adhesivos.
Recuérdese que cada punto de diferencia de pH indica una variación de acidez en diez veces.
Esta mayor o menor acidez les dará a cada sistema diferentes características y seguramente,
indicaciones y posibilidades clínicas.
La sustancia que graba (que abre el camino a las resinas) es la misma que infiltra. Recuérdese
que se trata de monómeros del primer o primer /adhesivo al que se le agregaron grupos
acídicos, o incluso ácidos débiles incorporados especialmente. Estos ácidos se neutralizan al
reaccionar con la hidroxiapatita dentaria.
El lector podría razonar que a menor desmineralización, menor trama colágena expuesta y
menor espesor de capa híbrida posiblemente se obtengan menores valores de adhesión. Pero
normalmente, si bien existe una menor profundidad de desmineralización, esto no se
traduce en menores valores de adhesión.
La capa híbrida que se obtiene con los sistemas de grabado independiente que emplearon
como agente de grabado al ácido fosfórico, en el poco probable caso de infiltrar ese espesor
completamente, posee un espesor de 5 a 10 micrones. En cambio, la obtenida con los
autograbantes dependiendo de su pH es sustancialmente más delgada, y puede tener entre
0,5 y 5 micrones.
Fig. 55, 56 y 57: El grosor de la capa de hibridización así como la formación de tags depende del pH del
sistema autograbante.
El espesor de la capa híbrida puede oscilar entre 0,5 y 5 micrones (Fotografías gentileza de Ivoclar –
Vivadent).
La diferencia y razón por la cual los valores de resistencia adhesiva son similares en lo
inmediato es que la capa híbrida obtenida con un sistema autograbante o
autoacondicionante es más homogénea, es decir, menor espesor de colágeno expuesto pero
completamente infiltrado.
También al acondicionar el tejido especialmente con los AAG más suaves suelen permanecer
porciones de hidroxiapatita entre la trama colágena expuesta, por lo que se establece un
patrón de adhesión micromecánica diferente y tal vez más estable entre las resinas y la
dentina. Algunos sostienen que al conservarse esa hidroxiapatita existiría también la
posibilidad de lograr adhesión química con algunos monómeros de la composición del
adhesivo colocados a tal fin.
Con los sistemas de autograbado más suaves (Ej. Futurabond NR, VOCO GmbH – Clearfil SE
Bond, Kuraray) es posible la conservación de los tapones de barro dentinario (smear plugs) y
de esa manera no aumentar la permeabilidad dentinaria y evitar los problemas
adhesivo/biológicos arriba descriptos. Por lo que adicionalmente a las ventajas anteriores
aparecen otras de índole biológica.
Los adhesivos AAG más suaves son una opción adhesiva menos agresiva e invasiva y por lo
tanto con mayor aceptación biológica ya que modifican en menor grado la estructura original
de la dentina (Souza Costa, 2003).
Fig. 58, 59, 60 y 61: Comparación entre la acción de un sistema de grabado independiente con ácido
fosfórico en esmalte y dentina contra un adhesivo autograbante suave.
Obsérvese con este último la conservación de tapones de barro dentinario a nivel de la dentina y el
escaso acondicionamiento del esmalte.
Los más fuertes en cambio (ej. Tyrian SPE, Bisco – Xeno III, Dentsply – Adper Prompt/3M Espe)
tendrían en ese sentido un comportamiento más similar al ácido fosfórico.
Fig. 62, 63, 64 y 65: Distintos sistemas autograbantes o autoacondicionantes.
También se reconoce una mayor simplicidad técnica y facilidad de uso con estos adhesivos ya
que el paso de grabado y su enjuague posterior no se realizan.
Algunos pueden incorporar nanopartículas en su composición y así generar una capa híbrida
de mejores propiedades (Ej: Futurabond NR, VOCO GmbH) al ser más gruesa por la presencia
del relleno cerámico. Asimismo el relleno disminuye la contracción de polimerización del
mismo adhesivo mejorando su integración / adhesión.
Fig. 66 y 67: Futurabond NR, VOCO GmbH, en versión de dos frascos y unidosis. La presencia de
nanopartículas mejora la calidad de la capa de hibridización (Fotos gentileza de VOCO GmbH).
Si bien solucionan parte de los problemas de los adhesivos de grabado independiente, tienen
sus propios problemas y limitaciones.
En este sentido hay que enumerar en especial para los más suaves, falta de grabado del
esmalte o de otras superficies con importante grado de mineralización como la dentina
esclerótica. Esto puede implicar procedimientos adicionales para compensar ese problema.
Fig. 68, 69 y 70: Acción de diferentes sistemas autograbantes sobre el esmalte. Nótese el grabado poco
evidente que genera el Clearfil SE Bond (Kuraray), adhesivo autograbante suave (Fotografías gentileza
de Ivoclar – Vivadent).
Se recomienda dejar actuar más tiempo el líquido para maximizar el grabado sobre el esmalte,
frotar sobre el mismo durante unos 20‐30 segundos o bien grabar ese tejido en forma
independiente con un ácido fuerte como el fosfórico al 37% y luego aplicar el adhesivo
autoacondicionante sobre el esmalte y la dentina.
En el caso de efectuar ese “doble grabado” sobre el esmalte (ácido fuerte en alta
concentración primero y luego el generado por el adhesivo autoacondicionante) se podría
lograr adhesión en las áreas aprismáticas del esmalte. La fuerza de unión de esta manera no
se reduce sino que más bien podría aumentarse.
Esta modalidad adhesiva, ácido fuerte para el esmalte, y luego ácidos más débiles para la
dentina se ha denominado adhesión selectiva.
Con los adhesivos autoacondicionantes más fuertes estas maniobras pueden ser innecesarias
pero recuérdese que pueden ser más agresivos sobre la dentina, en especial en cavidades de
alta permeabilidad.
Fig. 71 y 72: Acción sobre el esmalte de un adhesivo autograbante fuerte Adhe‐SE (Ivoclar – Vivadent),
muy similar al generado por el ácido fosfórico al 37%. (Fotografías gentileza de Ivoclar – Vivadent).
Este fenómeno es más evidente en los adhesivos más fuertes por su menor pH (o mayor
acidez).
Pero a pesar de sus limitaciones, los problemas que exhiben así como su complejidad de
empleo parecen ser significativamente menores que en el caso de los adhesivos de grabado
independiente, por lo que estos más recientes autoacondicionantes se han constituido en los
adhesivos de mejor perspectiva en el futuro cercano.
En los últimos tiempos la investigación la ciencia de los materiales dentales ha puesto mucha
atención a la durabilidad de los procesos adhesivos y de las interfaces entre las resinas
compuestas con los tejidos dentarios.
Los adhesivos y las interfaces se degradan con el tiempo, siendo este fenómeno más evidente
al emplear algunos adhesivos y realizar algunas maniobras específicas.
Las interfaces están sujetas a degradación química y mecánica, generando como resultado
nano y microfiltración.
Se reconocen como causas para la degradación de las interfaces a los siguientes fenómenos:
Hidrólisis – Plastificación:
El agua y los solventes del primer (ó primer/adhesivo) quedan como residuo en la trama
colágena sin evaporarse por diversas razones:
El agua puede permanecer luego de la infiltración por dos razones que se asocian:
Colapso parcial de la matriz colágena: El agua mantiene a las fibras colágenas expandidas por
su alta energía cohesiva que evita que se puedan establecer puentes de H entre ellas. Al
mezclar el agua con los solventes y monómeros del primer, la energía cohesiva de la mezcla
agua/monómeros/solvente disminuye, y las fibras colágenas se colapsan.
Disminuye así la posibilidad de difusión del primer en los espacios interfibrilares y la
evaporación del agua residual.
Se genera así muy escasa probabilidad que el agua residual sea eliminada previamente a la
polimerización del adhesivo. Esta permanencia del agua en la capa adhesiva, condena a las
resinas y al colágeno a sufrir hidrólisis y plastificación, perdiéndose la integridad de la capa
híbrida en cortos períodos.
Los adhesivos que tengan mayor tendencia a incorporar agua, harán más compleja la
situación. Para que un adhesivo incorpore más agua, habrá que considerar:
Si al agua se le colocan trazadores puede seguirse su camino. Se utiliza para ello el nitrato de
plata. El camino trazado se parece a una estructura semejante a las ramas de un árbol (por ello
el fenómeno es conocido como “water treeing”), y es reconocido como la primera señal de
degradación de los polímeros por hidrólisis
Fig. 73, 74 y 75: Fenómeno de water treeing donde se observa el camino que sigue el agua
permeabilizando la capa híbrida (Fotografías gentileza de compañía Bisco).
Esto es más evidente en los adhesivos simplificados por su naturaleza hidrófila y su mayor
tendencia a captar agua.
Toda vez que se simplifique una técnica adhesiva se generan capas adhesivas más hidrófilas
(mayor proporción de monómeros hidrófilos) favoreciendo el ingreso de agua en la capa
híbrida y degradación de los polímeros.
Asimismo la alta proporción de monómeros ácidos sin polimerizar en las capas adhesivas (en
especial en sistemas AAGs) establecerán un circuito de salida de agua de la dentina o del
mismo adhesivo hacia el exterior ya que establecen un gradiente osmótico.
La capa adhesiva polimerizada se comporta como una membrana semi permeable en los
adhesivos de pasos simplificados (Suh, Pashley, Carvalho & Tay, 2002).
Fig. 77, 78 y 79: Fenómeno de formación de gotas de agua sobre la capa adhesiva en adhesivos que
determinen capas ácidas (Gentileza Bisco).
En algunos estudios, el fenómeno se acrecienta cuando la dentina tiene más agua y cuando se
retrase la aplicación y fotoactivación del material.
Los monómeros ácidos sin polimerizar (en la capa inhibida por el oxígeno) originan un
gradiente osmótico que hace salir al agua.
Fig. 82: Salida de agua del adhesivo hacia el exterior por el gradiente osmótico generado por
monómeros ácidos sin polimerizar en la superficie de la capa adhesiva (Gentileza Bisco).
La fotoactivación demorada y el curado químico (del adhesivo y/o del composite) pueden
entonces generar problemas con la unión del composite.
Fig. 83 y 84: Salida de agua del adhesivo hacia el exterior por el gradiente osmótico generado por
monómeros ácidos sin polimerizar en la superficie de la capa adhesiva, observando las gotas como
negativos sobre la superficie del composite (Gentileza Bisco).
Posibles soluciones:
Los adhesivos de grabado independiente de tres pasos, o los AAG de dos capas, al dejar una
capa más hidrófuga y menos ácida en la superficie son menos críticos en su tendencia a captar
agua y permeabilizar la capa adhesiva .De Munck, Peumans M, Lambrechts P, Van Meerbeeck
B (2005).
Fig. 84, 85, 86, 87 y 88: Adhesivos de grabado independiente o autograbantes de pasos separados.
Por todas estas razones, los adhesivos de grabado independiente de la llamada 4ª generación,
y los AAG de pasos separados o 6ª generación se presentan como más adecuados en cuanto a
la duración y estabilidad del proceso adhesivo.
También habrá que considerar que la presencia de los monómeros ácidos en la capa adhesiva
lleva a la destrucción de aminas terciarias que generan autoactivación de algunos composites
(autocurables) y de los medios cementantes de activación dual. Por esta razón muchos
cementos resinosos duales siguen empleando sistemas de 4a generación (primer y adhesivo
por separado).
Fig. 89: Medio cementante de activación dual (Bifix DC, VOCO GmbH) con sistema de adhesión de
grabado independiente de pasos separados (4ª generación).
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