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LECCIÓN PRIMERA. LA OBLIGACIÓN Y SUS FUENTES.

LOS SUJETOS
DE LA RELACIÓN OBLIGATORIA.
El derecho civil patrimonial.
Se entiende por Derecho patrimonial aquella parte del Derecho Civil que regula los intereses
económicos o patrimoniales de la persona, esto es, que son susceptibles de valoración
económica.

Cada sujeto tiene un patrimonio personal que le acompaña toda la vida y que a su muere se
convierte en herencia. Como se vio en su momento, el patrimonio comprende no sólo
derechos sino también obligaciones, activo y pasivo.

Según la teoría clásica, derechos de crédito son aquéllos que se establecen entre dos personas,
acreedor y deudor; mientras que los derechos reales se establecen entre una persona (el
titular) y la cosa. De donde se deduce que el derecho de crédito recae sobre la conducta de
otra persona, pero el derecho real recae sobre una cosa. Se dice que los derechos de crédito
tienen eficacia inter partes (entre las partes) porque solo interesan a dos personas, acreedor y
deudor. Mientras que los reales tienen eficacia erga omnes (frente a todos) porque todos han
de respetar el poder del titular del derecho real sobre la cosa.

La obligación.
Cuando hablemos de deberes u obligaciones podemos aludir a modos diferentes de vincularse
la persona. Cualquiera entiende que no obliga con igual intensidad el deber de contestar a
alguien que te saluda, que el deber de pagar a Hacienda. Po ello suelen distinguirse diferentes
tipos de deberes u obligaciones. Deberes morales: aquellos que se imponen por la conciencia,
por ejemplo, ayudar al necesitado. Deberes sociales: los que se imponen por la sociedad; así, el
deber de contestar al saludo de otro. Finalmente tenemos los deberes jurídicos cuyo
cumplimiento se impone por el Derecho: pagar una deuda.

Pues bien dentro de los deberes jurídicos. La obligación civil es pues una especie de deber
jurídico caracterizado por las siguientes notas:

1. Existencia de una relación jurídica entre acreedor y deudor. Se recordará que la


relación jurídica es una relación personal con trascendencia jurídica.
2. El deber consiste en una prestación, que es a lo que el deudor está obligado a dar
(deuda).
3. Supone o establece un vínculo transitorio: el cumplimiento de la prestación extingue la
relación obligatoria, al menos en las de tracto único. Si yo pago los 1000 euros que
debía a quien me los prestó, se extingue mi obligación. No ocurre lo mismo en las
obligaciones duraderas o de tracto sucesivo: si yo me he comprometido a dar clases a
un alumno durante un año, aunque cumpla un día y luego otro, la obligación subsiste
hasta el final del plazo.
4. Patrimonialidad: significa que la prestación es susceptible de valoración económica.

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Conviene ya distinguir entre la obligación y relación obligatoria. Cuando se habla de obligación
en sentido estricto se está pensando en la conducta a que viene constreñido el deudor: el
comportamiento que debe realizar. En cambio, la prestación relación obligatoria, u obligación
en sentido amplio, se refiere a la entera relación establecida entre las dos partes, acreedor y
deudor. Por ello puede definirse la obligación en sentido amplio como “relación jurídica
establecida entre dos personas por cuya virtud una de ellas, deudor, debe realizar
determinada prestación en favor de otra, acreedor, quien puede exigirla extrajudicialmente, o
judicialmente, en caso de incumplimiento”. El contexto nos dirá si nos referimos a obligación
en sentido estricto o en sentido amplio.

Sabemos ya que una obligación por ser un tipo de deber jurídico ha de cumplirse
necesariamente. En principio, las obligaciones se cumplen voluntariamente: el deudor sabe
que debe hacerlo y lo hace. Pero para el caso de que el deudor no quiera cumplir, el Derecho
dispone de un mecanismo para imponerle coactivamente el cumplimiento: la ejecución
forzosa de la obligación.

Fuentes de las obligaciones.


Se entiende por fuentes de las obligaciones los hechos a los que el Ordenamiento Jurídico
atribuye al nacimiento de una obligación.

El artículo 1089 de Código Civil enumera esos hechos de los que se deriven obligaciones, “Las
obligaciones nacen de la ley, de los contratos, y cuasi contratos, y de los actos y omisiones
ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa o negligencia”.

1. Ley: se dice que de la Costumbre y de los Principios Generales del Derecho no pueden
extraer obligaciones pero no es así.
2. Contrato: esta es la segunda fuente de obligaciones enumerada en el artículo que
comentamos. Artículo 1091, “las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza
de ley entre las partes contratantes, y deben cumplirse al tenor de los mismos”. Y en
el artículo 1255, “los contratantes pueden establecer los pactos, cláusulas y
condiciones que tengan por conveniente, siempre que no sean contrarios a las leyes, a
la moral, ni al orden público”.
3. Cuasi-contratos: falta la aprobación de una de las partes, solo hay una, se quedan a
medio camino. El cobro indebido.
4. Actos y omisiones ilícitos: el precepto que nos ocupa se refiere a los actos ilícitos. En
efecto, si uno comete un acto prohibido por la Ley que produce daño a otra persona
está obligado a reparar ese daño. Por esta razón, se dice que el acto ilícito es también
fuente de obligaciones. Los primeros son los delitos que están tipificados en el Código
Penal: son los actos ilícitos más graves. En el artículo 1092, “las obligaciones civiles que
nazcan de los delitos o faltas se regirán por las disposiciones del Código Penal”. En
cambio, el segundo grupo es el de los ilícitos civiles, esto es, actos que no vulneran la
ley penal, pero que son ilícitos porque vulneran la ley civil y causan daño.
En ambos casos, la obligación que surge consiste en que el causante del daño ha de
repararlo, normalmente a través de una indemnización.

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Los sujetos de la relación obligatoria.
Los sujetos de la obligación son acreedor y deudor. Acreedor es el titular del derecho de
crédito o sujeto activo de la obligación: por tanto el que puede exigir al deudor una conducta
determinada, la prestación. Deudor es el obligado a la prestación, esto es, a realizar a favor del
acreedor la conducta o comportamiento a que se comprometió.

En la relación obligatoria hay, pues, dos partes: acreedor y deudor o la parte acreedora y la
parte deudora. Por lo general, en cada una de esas partes no existe más que una sola persona.
Pero cabe que en alguna de las partes o en ambas existan varias personas.

 Pluralidad activa: varios acreedores y un deudor.


 Pluralidad pasiva: un acreedor y varios deudores.
 Pluralidad mixta: varios acreedores y varios deudores.

Pues bien, en teoría, estos supuestos de pluralidad de personas en un lado u otro de la


relación obligatoria pueden organizarse con arreglo a uno de los siguientes modos o formas de
organización:

1. Parciariedad: el derecho de crédito o la deuda, o ambos, se dividen en partes


independientes. En otras palabras, al dividirse el crédito o la obligación en tantas
partes como personas existan del lado del acreedor o del lado del deudor, es como si
existieran tantas obligaciones independientes como personas, aun cuando
externamente aparece un solo crédito o una sola obligación, por razones prácticas.
Si no hay pacto, se presume parciaria y luego se divide la deuda en partes iguales y los
créditos se considerarán independientes.
2. Mancomunidad: han de intervenir todos los acreedores para exigir el cumplimiento, o
han de intervenir todos los deudores para cumplir, bien porque el crédito pertenece
colectivamente a los acreedores, bien porque de la obligación responden
colectivamente los deudores.
Hay que distinguir entre dos clases de mancomunidad: de acreedores o de deudores.
Pueden ser mancomunidad de acreedores o activa los siguientes casos:
a) Cuando la prestación resulta objetivamente indivisible.
b) Cuando el crédito pertenece a un patrimonio colectivo: siendo divisible la
prestación, el crédito pertenece a un patrimonio colectivo atribuido a varias
personas, por ejemplo, una comunidad hereditaria.
c) Cuando así se ha pactado por las partes: obedece a fines prácticos perseguidos por
las partes al constituir la obligación. Es el caso, por ejemplo, de una cuenta
corriente abierta por dos personas en un banco, estableciendo que para retirar los
fondos se necesita la firma de los dos.

Vayamos ahora con la mancomunidad de deudores o pasiva. Los casos son los mismos
que acabamos de mencionar, el cumplimiento exige la actuación colectiva de todos los
deudores, ningún acreedor rechazará el pago total aunque vaya a pegarle uno solo de
los tres deudores y no los tres conjuntamente.

Quiere decirse que, en rigor, la mancomunidad como criterio de organización de la pluralidad


de personas sólo tiene sentido práctico en el caso de las obligaciones indivisibles. Si estos no

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pagan, habrá que demandar a todos los deudores, no a uno solo. El artículo 1150 dice, “La
obligación indivisible mancomunada se resuelve en indemnizar daños y perjuicios desde que
cualquiera de los deudores falta a su compromiso. Los deudores que hubiesen estado
dispuestos a cumplir los suyos, no contribuirán a la indemnización con más cantidad que la
porción correspondiente del precio de la cosa o del servicio en que consistiere la obligación”.
Por tanto, conforme a este artículo, en caso de incumplimiento se produce una extensión del
mismo a todos. En cambio, no se produce una extensión de la culpa y la responsabilidad.

3. Solidaridad: según esta forma organizativa, si la solidaridad es activa, o sea, varias


personas en la parte acreedora cualquiera de los acreedores puede reclamar y cobrar
el crédito entero. El deudor se libera pagando a cualquiera de los acreedores. Si la
pluralidad es pasiva, o sea varias personas en la parte deudora, cualquiera de los
deudores puede pagar y a cualquiera de ellos serle exigido el crédito entero. Pero una
cosa es que se pueda exigir el pago entero a cualquiera de los varios deudores, y otra
que el deudor elegido pague enteramente la deuda y sus compañeros de obligación no
paguen nada. Por eso, hay que distinguir la relación externa y la interna: de cara al
exterior, es decir, frente a la otra parte de la obligación, cabe que cualquiera pueda
pedir todo o que cualquiera haya de pagar todo. Pero luego, hay una relación interna
entre las varias personas que conforman el crédito o la obligación, y es lógico, que el
que cobró reparta con sus compañeros acreedores, o el que pagó reciba lo
correspondiente de sus compañeros deudores. Cada uno tendrá que cobrar o pagar lo
que le corresponde. Una cosa es la relación y los efectos jurídicos frente a la otra parte
(relación externa) y otra cosa son las relaciones entre los componentes del grupo
(relaciones internas).
Finalmente en el artículo 1137 se dice, “La concurrencia de dos o más acreedores o de
dos o más deudores en una sola obligación no implica que cada uno de aquéllos tenga
derecho a pedir, ni cada uno de éstos deba prestar íntegramente las cosas objeto de la
misma. Sólo habrá lugar a esto cuando la obligación expresamente lo determine,
constituyéndose con el carácter de solidaria.”
La solidaridad pasiva es garantía eficaz de cumplimento para el acreedor porque cada
deudor solidario lo es de la totalidad de la deuda; cualquiera de ellos le puede pagar
íntegramente a cualquiera de ellos le puede exigir judicialmente la deuda íntegra y
además existe solidaridad en la pérdida: “si la cosa hubiese perecido a la prestación se
hubiese hecho imposible sin culpa de los deudores solidarios, la obligación quedará
extinguida. Si hubiese mediado culpa de parte de cualquiera de ellos, todos será
responsables, para con el acreedor, del precio y de la indemnización de daños y abono
de intereses, sin perjuicio de su acción contra el culpable o negligente”.

Novación o modificación de la relación obligatoria.


Se entiende por novación el cambio o alteración que puede experimentar la relación
obligatoria en sus elementos, es decir, en sus sujetos, objeto o circunstancias. De ahí que se
distingan tres clases de novación:

1. Novación subjetiva: cambio de sujeto activo o pasivo. Se pacta que ahora en lugar de
pagar a Juan, el deudor tiene que pagar a Pepe.

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2. Novación objetiva: cambio en el objeto de la obligación, es decir, en la prestación. Se
pactó que el deudor entregaría 100 kilos de arroz y ahora se conviene en que
entregará 200 kilos.
3. Novación circunstancial: afecta a las circunstancias de tiempo, lugar, condiciones, etc.
Se dijo que el plazo para pagar era de 30 días y se pacta después que sería de 60 días.

La cuestión práctica más importante que plantea la novación es la de sus efectos, esto es,
saber si esos cambios introducidos extinguen la obligación anterior sustituyéndola por otra
nueva, o si se mantiene la obligación existente y sólo se modifica en los sujetos, objeto o
circunstancias, como antes se dijo. Si se extingue la obligación inicial se extinguen también las
garantías y demás obligaciones accesorias que pudieran hallarse vinculadas a la obligación
principal anterior. Pero si sólo sufre una modificación, entonces subsisten los accesorios y
garantías de la obligación primitiva. Hay que entender que en Derecho Español caben dos
posibilidades; a saber:

1. Novación extintiva: extinción de una obligación que es sustituida por otra nueva que
viene a reemplazarla.
2. Novación modificativa: alteración de la obligación primitiva, que permanece con su
régimen inicial. En la duda, debe entenderse que es modificativa.

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