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Se puede aprender a ser feliz?

¿Cómo se podría fomentar el bienestar subjetivo?


En el hemisferio norte, los días del final de la primavera y comienzo del verano son
considerados los más felices del año. Se habla, incluso, del "Yellow Day" para referirse al 20
de junio.
Al contrario, el "Blue Monday" —tercer lunes de enero, pleno invierno—se le llama el "más triste del
año".

• El secreto de la felicidad de Matthieu Ricard, "el hombre más feliz del mundo"

Pero lo cierto es que estos días de "felicidad" y "tristeza" dejan de lado los componentes más
importantes para cuantificar estos estados: los mecanismos internos y subjetivos de las personas.
¿Se puede ayudar a las personas a aumentar su felicidad? ¿Cómo se podría fomentar el
bienestar subjetivo? ¿Por qué los hallazgos sugieren que los programas de entrenamiento mental
ayudan a mejorar el bienestar psicológico?
En definitiva, ¿es la felicidad modulable y entrenable?
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¿Qué sabe la ciencia sobre la felicidad?
Un artículo publicado en la revista Frontiers in Psychology evaluó el bienestar subjetivo analizando la
efectividad del entrenamiento mental para ayudar a desarrollar nuevas formas de nutrir nuestra
propia felicidad.
La sensación de felicidad se ha conceptualizado como el bienestar experimentado por las personas,
tanto en pensamientos como en sentimientos.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES


Desde los primeros estudios, el bienestar subjetivo se ha definido como la forma en que los
individuos experimentan la calidad de su vida en tres aspectos mentales diferentes. Eso sí,
interrelacionados.
Estos son: el afecto negativo poco frecuente, el afecto positivo frecuente y las evaluaciones
cognitivas de satisfacción con la vida en varios dominios (salud física, relaciones y trabajo).
Concepción hedonista
Se ha llevado a cabo un creciente cuerpo de investigación con el objetivo de identificar los factores
que afectan a la felicidad, operacionalizados como el bienestar subjetivo.
Aunque la definición de felicidad tiene una larga historia y se remonta a argumentos filosóficos y a la
búsqueda de la sabiduría práctica, en los tiempos modernos se ha equiparado al hedonismo.
El hedonismo se basa en el logro del placer inmediato, en la ausencia de afecto negativo y en un alto
grado de satisfacción con la propia vida.
No obstante, los expertos actualmente argumentan que el auténtico bienestar subjetivo va más allá
de esta visión limitada y apoyan una interpretación de la felicidad como un esfuerzo eudemónico.
Hoy en día, varios académicos sostienen que los altos niveles de bienestar subjetivo dependen de
una perspectiva multidimensional que abarca componentes tanto hedónicos como eudemónicos.

La definición de felicidad se ha equiparado con el hedonismo.


Desde este punto de vista los individuos parecen centrarse más en el funcionamiento psicológico
óptimo, en vivir una vida profundamente satisfactoria y actualizar su propio potencial, crecimiento
personal y sentido de autonomía.
Felicidad modulable y entrenable
En psicología, esta postura se apoya en la teoría de la motivación humana de Maslow.
El programa mencionado para entrenar el bienestar subjetivo fue, esencialmente, un entrenamiento
informado y suave de la mente, y en particular de las emociones.
Estuvo basado en el principio de que el bienestar individual está indisolublemente ligado
al desarrollo de las virtudes y fortalezas humanas internas.
Como el equilibrio emocional, el yo interno, conciencia, una actitud abierta y solidaria hacia uno
mismo y los demás.
Todo ello dota a la persona de una claridad mental que puede fomentar una comprensión más
profunda de la propia realidad y la de los demás.

La felicidad es entrenable.
Hasta la fecha, la evidencia sugiere que la felicidad es, en cierta medida, modulable y entrenable.
Por lo tanto, las estrategias cognitivas y conductuales simples que los individuos eligen en sus vidas
podrían mejorar la felicidad, más que las condiciones externas y ambientales que proponen el Yellow
day.
No todo serán estímulos positivos
Pero, ¿por qué no nos preguntamos lo inverso? ¿Por qué nos entrenamos día a día, sin
saberlo, para no ser felices?
La concepción exclusivamente hedonista y externa de la felicidad ha calado en nuestros cerebros
sobrestimulados de noticias.
Consejos, novedades y una infinidad de material disponible para ser consumido. Sin elegirlo, sin
pedirlo o sin saber por qué y para qué.
Con nuestros cerebros raptados por los input de información externa, buscamos el cero afecto
negativo.
Es una objetivo sumamente difícil de alcanzar. Al final, para sobrevivir y adaptarse a la naturaleza
humana, existe un gran volumen de emociones displacenteras necesarias que deben ser
experimentadas. El afecto negativo forma parte de nuestro día a día.

Para conseguir el bienestar, no debemos poner el foco solo en los externo.


Otra condición que buscamos con demasiada intensidad, duración y frecuencia es el hedonismo.
Obviamos como la habituación disminuirá y cambiará lo hedónico y cómo, para resistirnos a ello,
aumentaremos lo deleitable hasta cotas tan altas que serán incompatibles con las demás demandas.
Estado interno
En definitiva, para conseguir un mejor bienestar subjetivo (o felicidad) no debemos poner el foco
solo en lo externo.
Saber qué hay que entrenar para conseguir un mejor estado interno está cada vez más cerca.
Los resultados de las investigaciones en psicología muestran que nuestro cerebro podrá adaptarse.
Pero, ¿le conviene a la industria que esto suceda? Y lo más importante, ¿queremos que pase?
Los beneficios de los programas deentrenamiento mental contemplativo para mejorar nuestro estado
subjetivo de felicidad hablan por si solos.
Eso sí, el desconocimiento general de la población sobre estos programas y medidas hace que sean
mirados con desconfianza e incredulidad.
La divulgación de artículos científicos específicos sobre el bienestar subjetivo debe ser un eje central
para romper los parapetos que la sociedad tiene sobre la felicidad.
No olvidemos que la humanidad se compone de personas que no cesan, ni han cesado, de buscarla.

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