Mateo Espín, Patricia Rubio, Marcelo Avendaño y Juan Fernando Jaramillo
31 de agosto, 2019 NRC-2031
Resumen Capitulo 5: La búsqueda de la felicidad
El capítulo comienza con un pasaje del libro de Eclesiastés donde el autor nos habla de los muchos caminos que siguió: el trabajo duro, el aprendizaje, etc. pero concluye con que nada logro satisfacerlo y que no podía eliminar el pensamiento de que su vida no tiene más valor que el de cualquier otro animal, pues él estaba en una misión: la búsqueda de su felicidad. El budismo y el estoicismo nos enseñan que esforzarse por bienes externos, o por hacer del mundo conforme a nuestros deseos, es siempre un esfuerzo hecho en vano. La felicidad solo puede encontrarse en el interior, al romper con las ataduras de lo material y cultivar una actitud de aceptación. Pues en si como se lo dice en capítulos anteriores “la vida en si no es sino como uno la aprecie, y nuestro estado mental determina en gran parte la forma en la que apreciamos. Esto nos permite ver que el autor del Eclesiastés realmente no solo peleaba contra la falta del sentido, pero también luchaba contra la desilusión del éxito. Esto hace que caigamos en cuenta que a lo largo de nuestra vida trabajamos y trabajamos, imaginando cuan felices seriamos si alcanzáramos nuestra meta, pero cuando la alcanzamos solo disfrutamos de un pequeño momento de euforia. Pero estudios recientes han demostrado que cuando el existo se vuelve más probable en vez de sentir placer por cumplir nuestras mentas estamos comenzando a sentir alivio. Pero nuestro deseo constante de tener éxito puede ser explicado a través de un punto evolutivo, pues en si los animales buscan constantemente avanzar en lo que nosotros llamamos el juego de la vida pues esto los ayuda a sentir placer. Excepto que para los humanos esto es un poco más complicado, pues en si nosotros no buscamos avanzar sino ganar este juego de la vida porque a través de eso nosotros tenemos varias fuentes que nos hacen sentir placer al ser “mejores” que el resto. Pero es aquí donde entra una teoría muy importante, la cual nos enseña la importancia del reforzamiento, la teoría del jinete y el elefante. Esta nos dice que el elefante, en este caso el individuo, siente placer siempre que da un paso en la dirección correcta. Aprendiendo que el placer siempre sigue al comportamiento. Richard Davidson explica que existen dos tipos de afectos positivos. El primero se llama afecto positivo del éxito previo al objetivo, que es el sentimiento placentero que sentimos a medida que progresamos en nuestro objetivo. El segundo se llama afecto positivo del éxito posterior al objetivo, el cual surge una vez que se alcanza algo que deseamos. En otras palabras, cuando intentamos completar una meta u objetivo, lo que en realidad disfrutamos es el proceso no el producto final. Lo que podría ser entendido como el principio del progreso 1. El principio de la adaptación El ser humano es poco eficaz en cuanto a la predicción afectiva, pues pase lo que pase al final el ser humano siempre se llega adaptar a las diferentes situaciones sean buenas o malas. Ese es el principio básico de adaptación en funcionamiento. Este dice que los juicios de las personas sobre sus estados actuales están basados en si su forma de vivir anterior era mejor o peor que el estado al cual se ha acostumbrado. La mente humana se acostumbra a la adaptación, pero nosotros lo llevamos al extremo al punto en el que no solo nos habituamos, pero también nos “calibramos.” Y es a partir de ese punto de calibración del que nosotros creamos nuestros objetivos los cuales vamos reemplazando a medida que vamos completando. Esto se debe a que a largo plazo no nos importa que suceda con nosotros, siempre llegamos al mismo punto de partida, encontrar la felicidad. A esto se lo llama “Rutina hedonista” donde no pensamos en la poca importancia que tienen nuestros actos, solo buscamos ganar el juego de la vida. 2. Una hipótesis de la felicidad temprana Buda, Epicteto y muchos otros sabios propusieron una hipótesis de la felicidad: La felicidad procede del interior, y no se puede encontrar haciendo el mundo conforme a nuestros deseos. Es por eso por lo que un principio básico del budismo es que las ataduras llevan inevitablemente al sufrimiento. Epicteto tenía enseñanzas muy parecidas donde enseñaba a sus seguidores a concentrarse solamente en lo que podían controlar completamente, principalmente sus pensamientos y acciones. Ambas doctrinas eran muy atractivas pues daban una guía a la paz y a la felicidad solo si es que nos desconectamos del mundo externo, pero todo depende del mundo externo del que estemos hablando. En cuanto a la investigación de la felicidad existen dos grandes hallazgos, el primero es que los genes tienen una gran influencia sobre el nivel promedio de la felicidad de una persona. El segundo es la relativa falta de influencia de la mayoría de los factores ambientales sobre la felicidad de una persona, es por eso por lo que no se puede definir qué tan feliz es una persona dependiendo de lo que tenga. A diferencia de las relaciones las cuales, si pueden hacer esto, es por eso por lo que constantemente el matrimonio es relacionado a la felicidad. Parte de este pensamiento surge de la correlación inversa: la felicidad causa el matrimonio. Las personas con lazos sentimentales suelen tener una línea básica de felicidad más alta que la de una persona promedio debido a que la compañía es una necesidad básica del cual nunca nos adaptamos a su ausencia. Es por eso por lo que las relaciones son esenciales para tener un nivel más alto de felicidad, por lo que, si somos arrogante y se cree con derechos naturales, su vida espiritual y mental nunca va a poder ser considerada feliz. 3. La fórmula de la felicidad Los hallazgos de la investigación de la posibilidad antes mencionados causaron muchos estragos ya que no solo aplicaban a la felicidad de una persona, pero también podían ser aplicados a varios aspectos de la personalidad. Freud había impartido la idea de que la personalidad estaba principalmente moldeada por el ambiente de la infancia. Pero estudios entre gemelos revelaron que los genes influyen más que el ambiente familiar en cuanto a la personalidad. Lo cual nos hace preguntarnos ¿Quizá exista una línea base fijada en cada cerebro, como un termostato? ¿Quizá el único camino para encontrar la felicidad sea, por lo tanto, cambiar el propio marco de la felicidad interna de uno en vez de cambiar el propio ambiente? En si los genes explican más de nosotros que cualquier otra cosa, pero estos suelen ser mostrarse sensibles a las condiciones externas. Por lo que, con eso, aunque es confirmado que existe un nivel de felicidad característico de cada persona, este no debe ser visto como un punto de partida, pero más bien como un rango potencial de partida. En 1990, Martin Selingman fundo la psicología positiva se encargó de estudiar las consecuencias de los factores externos en la felicidad. Según esta investigación existen dos tipos de factores externos fundamentales: las condiciones de vida y las actividades voluntarias que se realizan. Las condiciones de vida no son solo aquellos aspectos de la vida que no se pueden modificar como raza, sexo, edad, etc. pero también aspectos que, si se pueden modificar como estado civil, lugar de residencia, riquezas, etc. Esas condiciones son aquellas que son constantes a lo largo del tiempo o por lo menos por un periodo de nuestras vidas, y son las circunstancias a los que nos adaptamos. Las actividades voluntarias en cambio son actividades que las personas deciden hacer. Y ya que tales actividades son elegidas la mayoría de ellas requieren de nuestro esfuerzo y atención por lo que ofrecen muchas más promesas de aumentar la felicidad y así mismo evitan los efectos de la adaptación. Una de las ideas más importantes formuladas dentro de esta psicología positiva es a lo que llaman formula de la felicidad: H=S+ C+V Esto dicta que el nivel de felicidad que las personas experimentan (H) está determinado por una línea de base biológica (S) más las condiciones de sus vidas (C) más las actividades voluntarias (V). Y el propósito principal de la psicología positiva es averiguar exactamente qué clase de C y V pueden llevar a H a la cima del rango potencial. La biología dice que H=S y que C y V no importan. En cambio, Buda y Epicteto decían que H=S+V, donde ahora V son actividades voluntarias que cultivan la aceptación y debilitan las ataduras emocionales. Pero a diferencia de lo que ellos dicen existen condiciones exteriores (C) que si importan. Existen cambios en nuestras vidas que no están completamente sujetas al principio de adaptación que a lo largo de los años si pueden llegar hacernos felices. El ruido, viajes hacia el trabajo, la falta de control, la vergüenza y las relaciones son unos de los muchos factores que pueden ayudar aumentar nuestros niveles de felicidad. Pues si tenemos las condiciones de vida correctas particularmente en las relaciones podemos ser mucho más felices. Es por eso por lo que C es real y demuestra que hay factores exteriores que realmente ayudan a ser felices y la psicología positiva puede ayudar a identificarlos. 4. Encontrar el fluir No todas las acciones sin embargo conllevan a la felicidad, se ha demostrado que las personas que persiguen riquezas y prestigio son mucho menos felices que aquellos con objetivos menos materialistas. Lo que nos hace preguntarnos ¿Cuál es el tipo de actividad adecuada? ¿Qué es la V en la fórmula de la felicidad? Esto fue respondido a través del método de muestreo de la experiencia. Con esto Mihalyi Csikszentmihayli, el creador del método supo que cosas hacen disfrutar realmente a las personas y no solo lo que recordaban haber disfrutado. Debido a eso se descubrió que hay dos clases de satisfacción que nos importan. La primera es física, es decir, los placeres corporales (comer y sexo), pero estos solo se los puede llevar a cabo de vez en cuando pues si se los realiza continuamente estos dejan de causar satisfacción y llevan al desagrado. Pero el gran descubrimiento de Csikszentmihayli es que existe otro estado, un estado de total inmersión en una tarea que es desafiante, aunque es íntimamente ligada a las habilidades de cada uno. Es a lo que nosotros llamamos “estar en la zona.” Csikszentmihayli lo llama fluir porque es un estado donde cada movimiento realizado se los realiza sin ningún tipo de esfuerzo, el fluir sucede y uno se deja llevar por ese movimiento. Esta aparece a menudo en actividades físicas o también en actividades creativas solitarias. La clave para entrar en este estado llamado fluir, es que este debe ser un desafío claro que requiere completamente la atención de las personas, habilidad para concertar el encuentro con el desafío, y obtienen información retroactiva sobre cómo les va en cada paso (principio del progreso). En la experiencia del fluir el elefante (los procesos automáticos) y el jinete (el pensamiento consciente) avanzan en perfecta armonía. El elefante hace la mayor parte del trabajo, trota suavemente; mientras que el jinete está atento en detectar problemas y oportunidades, intentando ayudar en lo que sea. Seligman recurre a Csikszentmihayli para proponer una distinción fundamental entre placeres y gratificaciones. Los placeres son deleites que tienen componentes claramente sensoriales y emocionales. Las gratificaciones en cambios pueden conducirnos al fluir. Proponiendo que las actividades voluntarias (V) sirven para organizar sus actividades entre gratificaciones y placeres, espaciando los placeres para que mantengan su potencia. Aquí es donde el rol del jinete se vuelve aún más importante, como el elefante tiende a ser demasiado indulgente, el jinete lo anima para que se levante y dirija su atención hacia otra actividad. Los placeres deben ser tanto dignos como variados. Es la misma variedad la que evita que nos adaptemos a un solo modo de vida. El placer solo dura por un pequeño momento y en su mayoría nos atrae que vayamos por más de ese placer, alejándonos así de actividades que son mejores para nosotros a largo plazo. Estas exigen más de nosotros y nos hace mejores y más felices. Es por eso por lo que el estado del fluir es tan importante, hace que hagamos el trabajo duro sin esfuerzo. Haciendo que la llave para encontrar nuestras propias satisfacciones es conocer nuestras propias fuerzas. Por lo tanto, la actividad voluntaria (V) es real, la gente puede llegar a ser más felices si es que usan sus puntos fuertes para fortalecer relaciones personales 5. Búsquedas mal guiadas Según los economistas la gente busca sus intenciones de forma racional pensando siempre en lo marginal, y eso hace que los mercados funcionen en base a los intereses personales; a eso se le llama la “mano invisible.” Pero en 1987 el economista Cornell Robert Frank postula en su libro que muchas de las acciones de la gente no encajan en los modelos económicos de los puros intereses propios. Frank dice que estas acciones son producto de la evolución. La cual parece habernos vuelto emocionalmente irracionales en muchos casos. Frank hace el mismo postulado en su siguiente libro en el cual hace referencia a que esta clase de irracionalidad a causando que la gente busque objetivos que van en contra de su propia felicidad y hace la pregunta ¿Por qué, a medida que las naciones obtienen riqueza, no se vuelven más felices? Lo cual nos hace creer que una vez que las necesidades básicas están cubiertas el dinero no puede comprar más la felicidad, pero Frank llega a la conclusión de que aquellos que piensan que el dinero no puede comprar la felicidad no saben dónde comprarla. Lo cual lo lleva a otra incógnita ¿Por qué las personas son tan proclives a gastar dinero en lujos y otros bienes a los cuales se adaptan completamente, en vez de cosas que les harían felices mucho más tiempo? La explicación de Frank es muy sencilla: el consumo, tanto notable como no notable, sigue diferentes reglas psicológicas. El consumo mas popular es todas las cosas que son visibles a los otros y que suelen tomar como referencias del éxito relativo de las personas y este consumo notable es un juego de suma cero donde cada movimiento que haga una persona hacia arriba devalúa la posición de los otros. Mientras que el consumo no notable se centra en los bienes y actividades que son valiosos por si mismo, y no se usan para comparar estatus. Las conclusiones de Frank quedan respaldadas por investigaciones sobre el beneficio del hacer frente al tener, realizada por Van Boven y Gilovich, la cual concluyo en que las actividades dan más felicidad en su mayoría porque tienen un mayor valor social y además estas actividades nos ayudan a conectarnos más gente. Desgraciadamente estamos profundamente influido por los que los otros piensan de nosotros, y usamos nuestra inteligencia para perseguir objetivos que impresionarían a los otros y elevarían nuestro rango relativo. El individuo siempre se preocupa por el prestigio, no por la felicidad; pues siempre decide seguir sus objetivos evolutivos aun cuando podría encontrar un mayor nivel de felicidad en otro lado. El elegir y su asociación con la libertad son bienes incuestionables en la actualidad. Mientras mayor sea el numero de opciones que tenemos por elegir nos sentimos con un mayor grado de libertad. Y cuando se nos da la opción de elegir una de estas opciones pensamos que mientras mayor sea el numero de opciones mayor es la posibilidad de encontrar la respuesta correcta, pero a la vez mientras mayor sea la variedad hay más posibilidad de que se escoja la respuesta incorrecta. El psicólogo Barry Schwartz llama esto la paradoja de la elección: esta dice que valoramos la elección y nos ponemos en situaciones donde tenemos que elegir, aunque a menudo esa elección socava nuestra felicidad. Pero Schwartz encontró que esta paradoja se aplica en su mayoría a los “maximizadores,” aquellas personas que intentan evaluar todas las opciones, buscar la mayor información posible y realizar la mejor opción posible. A diferencia de los “satisfechos,” quienes están menos inclinadas a la elección y evalúan suficientes opciones hasta encontrar una los suficientemente buena. Lo que importa entre estos dos conjuntos de personas es que los maximizadores se dejan llevar por los efectos de la comparación social y ceden más fácil al consumo notable, como también son más susceptibles a sentir un menor placer por cada dólar que gasten y suelen estar menos felices con las decisiones que toman lo cual es todo lo contrario a los satisfechos. 6. La hipótesis de la felicidad reconsiderada Buda era un príncipe que vivió encerrado en su castillo con miles de lujos luego de que su padre haya escuchado una profecía de su hijo escapando al bosque y dándole vuelta al reino. Todo iba de acorde al plan del rey en mantener a su hijo en su castillo por siempre, hasta que un día el príncipe sale a recorrer el pueblo en su carruaje, y en cada uno de sus diferentes viajes ve a una persona de edad avanzada vivir sus últimos días hasta el día de su muerte lo cual hizo que Buda se pregunte ¿Cómo puede una persona inteligente no prestar atención a esas imágenes del desastre, cuando sabe que su destrucción es inminente? Y luego de ver como se llevaban el cuerpo de ese anciano el príncipe abandono todo y se fue al bosque creando, predicando su forma de llegar a ser felices ¿Pero qué hubiera pasado si el joven príncipe hubiera bajado de su carro dorado y hablado con algunas de las personas que asumía que eran tan miserables? ¿Qué hubiera pasado si hubiese hablado con el pobre, el más viejo, el invalido y el enfermo? Esto es lo que hizo el psicólogo, Robert Biswas-Diener hizo exactamente eso y a través de entrevistas a lo largo de todo el mundo encontró que la mayoría de gente esta mas satisfecha que insatisfechas con sus vidas. Concluyendo que incluso los pobres que no llevan vidas envidiables tienen una vida llena de sentido y encuentran satisfacción en muchas áreas de sus vidas. Esto nos hace pensar en que una de las razones por las que Buda hizo tanto hincapié en el desapego es debido al contexto en el que vivía, eran tiempos de guerra y las fortunas de la gente podían desaparecer en una sola noche; por lo que parecería tonto buscar la felicidad en el mundo exterior mientras que la vida que llevaban era impredecible y peligrosa. Pero la actualidad es diferente, ahora vivimos en una democracia donde cada individuo es libre de plantearse objetivos a largo plazo y esperar cumplirlos, y aunque todos tengamos que sufrir a lo largo del proceso, aprenderemos y nos adaptaremos y sobreviviremos. Muchos de los pensadores han llegado a una conclusión la cual dice que: la vida debe ser vivida al máximo, con apegos apasionados a las personas, metas y placeres. Robert Solomon dice que “la vida de la reflexión cerebral y la indiferencia, así como la vida calmada del no esfuerzo defendida por Buda, son vidas diseñadas para evitar la pasión, y una vida sin pasión no es una vida humana.” Ciertamente los apegos pueden traer dolor, pero también nos traen nuestros mayores goces, es por eso por lo que, aunque las teorías del Buda no son del todo acertadas se pide que la hipótesis de la felicidad sea extendida a una formulación del ying y yang: la felicidad procede del interior, pero también del exterior. Pero para vivir el ying y el yang se necesita de un guía. Buda es el mejor guía para el yin pues es un constante pero gentil recordatorio de la importancia del trabajo interno. Mientras que el ideal occidental de acción, esfuerzo y apego apasionado no es tan equivocado como el budismo sugiere. Solo se necesita de un equilibrio para que ambos trabajen a la par ayudándose a mejorar uno al otro. Anexos Anexo 1. Fotos grupales inicio/final del proyecto Nombre de estudiante Fortalezas Rol Firma Mateo Espín
Resumen del libro "Fluir en los negocios" de Mihaly Csikszentmihalyi: Cómo crear un entorno laboral donde los empleados puedan disfrutar de un trabajo gratificante
Usted si puede ser feliz pase lo que pase: Cinco principios para mantener en perspectiva su vida, You Can Be Happy No Matter What, Spanish-Language Edition