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MARCO TEÓRICO
La neurociencia es entendida desde el Diccionario de la Real Academia (RAE) como la
“ciencia que se ocupa del sistema nervioso o de cada uno de sus diversos aspectos y
funciones especializadas”. Entre estos aspectos se encuentra la neurodidáctica, entendida
según José Ramón Gamo (2017), como los “conocimientos que aportan las neurociencias,
en relación al estudio del cerebro desde un punto de vista cognitivo, para poder dar
respuesta a conceptos generales de aprendizaje, memoria y atención”.
Ya desde finales del siglo XIX, el cerebro comenzó a ser considerado como objeto de
estudio, llegando a investigar y apodar términos como la sinapsis cerebral, la actividad
eléctrica celular o la estimulación eléctrica, bases para entender el funcionamiento de
nuestro cerebro. Estos estudios han permitido continuar indagando y profundizando sobre
esta cuestión, por lo que actualmente hay cuatro grandes proyectos funcionando en todo el
mundo: Brain Activity Map (BAM), Human Connectome Project (HPC), Human Brain
Project (HBP) y Caja Blue Brain Project.
Los estudios neurocientíficos han demostrado que la actividad cerebral que se produce en el
cerebro de una persona, determina el aprendizaje. Para conseguir una gran actividad
cerebral hemos de estimular el cerebro y para ello, nosotros, como maestros, tenemos la
necesidad de proporcionar contextos y situaciones que propicien estas conexiones
neuronales.
Llevar a cabo modelos neurocognitivos en el aula implica tener en cuenta tres aspectos
fundamentales: emoción, atención y memoria.
Las emociones se sitúan en la amígdala que forma parte del sistema límbico. Cada
experiencia que el alumnado adquiere en el aula genera en él emociones básicas (miedo,
alegría, ira, tristeza o asco) que crean unos efectos que se manifiestan en sus actos y en su
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aprendizaje. Una buena percepción, comprensión y regulación emocional del alumnado
propiciará la disposición a aprender.
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Existe una relación entre entender y aprender pero no hemos de confundir estos dos
términos. Entender es una parte del proceso de aprendizaje, pero no es el objetivo final del
proceso.
En este sentido, “en la mayoría de las aulas no se aprende, sino se entiende, a menos que
intervenga el cuerpo” (Aldana Marcos, 2014). Esto viene determinado a que se necesita un
tiempo de reflexión después de cada aprendizaje para integrar lo que se ha aprendido.
Nuestro sistema nervioso responde ante una nueva información en base a tres mecanismos:
Para logar un aprendizaje real y significativo hacen falta eferentes motoras o respuestas a
los estímulos favoreciendo, para ello, la participación del alumnado, utilizando su cuerpo
como parte de la respuesta o su experimentación.
Para enriquecer el cerebro y que se propongan respuestas a esos estímulos hemos de tener
en consideración las aportaciones de William Greenough (1987) que quedan recogidas en
el libro “cerebro y aprendizaje: competencias e implicaciones educativas”, donde señala que
el alumno y el profesorado tienen que:
ESTRUCTURA DIDÁCTICA
Pese a que no hay una estructura didáctica clara, pues aún queda mucho camino por
recorrer e investigar acerca de la neurociencia y neurodidáctica, hay autores como Guillén
(2017) o Gamo (2017) que convergen en la idea de que cualquier estructura didáctica
debería contener los siguientes apartados:
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1 Activación cerebral: se trataría de conocer los conocimientos previos que posee el
alumno. Las conexiones sinápticas son mayores si se evoca al recuerdo, lo que quiere decir
que saber lo que el alumno conoce, va a despertar una mayor activación cerebral que
promoverá un mayor interés, atención y motivación en la introducción de los nuevos
conocimientos.
CONCLUSIONES
Pese a la disgregación que existe entre ciencia y educación, estamos ante una década de
innovación educativa que apuesta por un cambio metodológico en la enseñanza en general.
La neurociencia puede extrapolarse y utilizarse en todas las etapas educativas. Para ello,
hay que conocer las etapas cognitivas y emocionales en las que se encuentran nuestros
alumnos para poder adaptar nuestra labor docente a sus características generales.
BIBLIOGRAFÍA
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Gamo, José Ramón. La neuropsicología aplicada a las ciencias de la educación: una
propuesta que tiene como objetivo acercar al diálogo pedagogía/didáctica, el
conocimiento de las neurociencias y la incorporación de las tecnologías como
herramientas didácticas válidas en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Recuperado
de: Centro de atención a la diversidad educativa (CADE). Madrid.
http://diversidad.murciaeduca.es/publicaciones/dea2012/docs/jrgamo.pdf
Guillén, J. (2017). Neuroeducación de la teoría a la práctica. Madrid. Alianza
Hernan Aldana, Marcos. [Universidad Belgrano]. (2014, julio 8). Taller Estudiar
aprovechando el máximo potencial del cerebro [archivo de vídeo]. Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=TjAN7p-Vl2U
Jensen, Eric. Cerebro y aprendizaje: competencias e implicaciones educativas.
Narcea, S.A. de ediciones. Madrid. 2010. Recuperado de:
http://memsupn.weebly.com/uploads/6/0/0/7/60077005/cerebro_y_aprendizaje__e._jen
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Mora, Francisco. “la curiosidad enciende la emoción y el aprendizaje”. Alianza
Editorial. Recuperado de: http://www.educaciontrespuntocero.com/wp-
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Mora Francisco. “neurociencia: solo se puede aprender aquello que se ama”. Alianza
Editorial. 2013.
Observatorio Innedu. ¿Por qué es importante aplicar la neurodidáctica en el aula?
Recuperado de: http://www.innedu.es/importante-aplicar-la-neurodidactica-
aula/#.WWzTw4jyjIV
FIGURAS
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