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Aplicación de la Neurodidáctica en las aulas

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Raquel Peralta Pallarés 28 abril, 2020

MARCO TEÓRICO
La neurociencia es entendida desde el Diccionario de la Real Academia (RAE) como la
“ciencia que se ocupa del sistema nervioso o de cada uno de sus diversos aspectos y
funciones especializadas”. Entre estos aspectos se encuentra la neurodidáctica, entendida
según José Ramón Gamo (2017), como los “conocimientos que aportan las neurociencias,
en relación al estudio del cerebro desde un punto de vista cognitivo, para poder dar
respuesta a conceptos generales de aprendizaje, memoria y atención”.

Ya desde finales del siglo XIX, el cerebro comenzó a ser considerado como objeto de
estudio, llegando a investigar y apodar términos como la sinapsis cerebral, la actividad
eléctrica celular o la estimulación eléctrica, bases para entender el funcionamiento de
nuestro cerebro. Estos estudios han permitido continuar indagando y profundizando sobre
esta cuestión, por lo que actualmente hay cuatro grandes proyectos funcionando en todo el
mundo: Brain Activity Map (BAM), Human Connectome Project (HPC), Human Brain
Project (HBP) y Caja Blue Brain Project.

Los estudios neurocientíficos han demostrado que la actividad cerebral que se produce en el
cerebro de una persona, determina el aprendizaje.  Para conseguir una gran actividad
cerebral hemos de estimular el cerebro y para ello, nosotros, como maestros, tenemos la
necesidad de proporcionar contextos y situaciones que propicien estas conexiones
neuronales.

LOS DISPOSITIVOS DEL APRENDIZAJE


La aportación fundamental de la neurociencia reside en hacer ver a todos los docentes que
la puerta de entrada al conocimiento es la emoción. Y que es con la emoción como
despierta la curiosidad de la que se sigue la apertura automática de las ventanas de la
atención, lo que pone en marcha los mecanismos neuronales del aprendizaje y la memoria
(Mora 2014).

Llevar a cabo modelos neurocognitivos en el aula implica tener en cuenta tres aspectos
fundamentales: emoción, atención y memoria.

Las emociones se sitúan en la amígdala que forma parte del sistema límbico. Cada
experiencia que el alumnado adquiere en el aula genera en él emociones básicas (miedo,
alegría, ira, tristeza o asco) que crean unos efectos que se manifiestan en sus actos y en su

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aprendizaje. Una buena percepción, comprensión y regulación emocional del alumnado
propiciará la disposición a aprender.

La atención es fundamental para el aprendizaje y queda regida por la concentración. Todos


somos conocedores de que es imposible mantener la atención durante grandes periodos de
tiempo. Sin embargo, si generamos sinergias o cuñas motrices entre ciclos atencionales
generaremos una atención voluntaria. Otro aspecto a tener en cuenta es la motivación que
hace mejorar nuestros niveles de atención ya que se libera dopamina o adrenalina.

El último de estos dispositivos de aprendizaje es la memoria. La memoria implícita es la que


se denomina a largo plazo y ésta facilita la tarea de aprender puesto que activa las
conexiones sinápticas. “Para lograr recordar los conocimientos, es necesario repetirlos en
reiteradas ocasiones y promover un entrenamiento neurocognitivo logrando aprendizajes
significativos mediante consolidaciones transversales” (Gamo, 2017).

CREAR MODELOS NEUROCOGNITIVOS EN LA ESCUELA

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Existe una relación entre entender y aprender pero no hemos de confundir estos dos
términos. Entender es una parte del proceso de aprendizaje, pero no es el objetivo final del
proceso.

En este sentido, “en la mayoría de las aulas no se aprende, sino se entiende, a menos que
intervenga el cuerpo” (Aldana Marcos, 2014). Esto viene determinado a que se necesita un
tiempo de reflexión después de cada aprendizaje para integrar lo que se ha aprendido.
Nuestro sistema nervioso responde ante una nueva información en base a tres mecanismos:

Aferentes sensitivos, estímulos que recibimos a través de los sentidos.


Procesamientos, comprendidos por el análisis de la información que recibimos;
retención de lo interesante y descarte de lo que no es de importancia.
Eferentes motoras, respuestas a los estímulos.

Para logar un aprendizaje real y significativo hacen falta eferentes motoras o respuestas a
los estímulos favoreciendo, para ello, la participación del alumnado, utilizando su cuerpo
como parte de la respuesta o su experimentación.

La neurodidáctica admite combinaciones de métodos diferentes que pueden ser utilizados


en las escuelas. Un buen ejemplo de ello puede ser el aprendizaje basado en proyectos o
aprendizaje basado en tareas o sílabos de procesos en los que se le da mayor importancia
al modo en el que se aprende.

Para enriquecer el cerebro y que se propongan respuestas a esos estímulos hemos de tener
en consideración las aportaciones de William Greenough (1987) que quedan recogidas en
el libro “cerebro y aprendizaje: competencias e implicaciones educativas”, donde señala que
el alumno y el profesorado tienen que:

Ser un reto con nuevas informaciones o experiencias.


Aprender de la experiencia mediante la retroalimentación, interacción o feedback.
Utilizar materiales, variar el horario, el acceso al contenido promoverá la motivación
hacia el aprendizaje.
Modificar las estrategias de enseñanza mediante el uso de las TICS, los proyectos,
aprendizaje cooperativo, el juego, salidas didácticas, variedad de agrupaciones…Todo
esto, provocará, no solo emociones positivas, sino que ayudaremos al alumno a
elaborar significados y automatizarlos.

ESTRUCTURA DIDÁCTICA
Pese a que no hay una estructura didáctica clara, pues aún queda mucho camino por
recorrer e investigar acerca de la neurociencia y neurodidáctica, hay autores como Guillén
(2017) o Gamo (2017) que convergen en la idea de que cualquier estructura didáctica
debería contener los siguientes apartados:

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1 Activación cerebral: se trataría de conocer los conocimientos previos que posee el
alumno. Las conexiones sinápticas son mayores si se evoca al recuerdo, lo que quiere decir
que saber lo que el alumno conoce, va a despertar una mayor activación cerebral que
promoverá un mayor interés, atención y motivación en la introducción de los nuevos
conocimientos.

2. Construcción del significado: Se introducen los conocimientos utilizando respuestas o


eferencias motoras. Los alumnos aprenden gracias a la experiencia, por lo que es
fundamental crear en el aula o fuera de ella, situaciones y vivencias que le hagan organizar
sus aprendizajes. La fase de procesamiento (análisis, retención y descarte) se llevaría a
cabo en esta fase de la unidad didáctica, ya que los alumnos analizan la información que les
llegan gracias a las experiencias previas que han tenido.

3. Consolidación de los conocimientos: En otras palabras, se trata de procesar toda la


información que ha sido recopilada hasta poder automatizarla mediante mecanismos de
repetición. Es decir, cuando se ha introducido un contenido y se ha aprendido (construcción
del significado), se tiene que recordar, repetir, repasar y restaurar para que pueda ser
consolidado en nuestra memoria a largo plazo, también conocida como memoria implícita.
Aquí es importante que los alumnos desarrollen funciones ejecutivas de procesamiento,
gestión, almacenamiento y juicio, de modo que asimilen toda la información y puedan
guardarla como nuevas experiencias.

4. Evaluación: Se trata de conocer si realmente se ha aprendido. No se busca el


aprendizaje memorístico o a corto plazo, que se olvida tras 72 horas, sino un aprendizaje
real, sabiéndolo aplicar a contextos reales de la vida cotidiana. El sistema de evaluación se
produce a través de retos. Conocer el sistema de evaluación condiciona positivamente la
manera de aprender.

CONCLUSIONES
Pese a la disgregación que existe entre ciencia y educación, estamos ante una década de
innovación educativa que apuesta por un cambio metodológico en la enseñanza en general.

En años futuros, la neurociencia formará parte indiscutible en la enseñanza, por lo que


seguir investigando en neurodidáctica se traduce en una inversión a largo plazo.

La neurociencia puede extrapolarse y utilizarse en todas las etapas educativas. Para ello,
hay que conocer las etapas cognitivas y emocionales en las que se encuentran nuestros
alumnos para poder adaptar nuestra labor docente a sus características generales.

BIBLIOGRAFÍA

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Gamo, José Ramón. La neuropsicología aplicada a las ciencias de la educación: una
propuesta que tiene como objetivo acercar al diálogo pedagogía/didáctica, el
conocimiento de las neurociencias y la incorporación de las tecnologías como
herramientas didácticas válidas en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Recuperado
de: Centro de atención a la diversidad educativa (CADE). Madrid.
http://diversidad.murciaeduca.es/publicaciones/dea2012/docs/jrgamo.pdf
Guillén, J. (2017). Neuroeducación de la teoría a la práctica. Madrid. Alianza
Hernan Aldana, Marcos. [Universidad Belgrano]. (2014, julio 8). Taller Estudiar
aprovechando el máximo potencial del cerebro [archivo de vídeo]. Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=TjAN7p-Vl2U
Jensen, Eric. Cerebro y aprendizaje: competencias e implicaciones educativas.
Narcea, S.A. de ediciones. Madrid. 2010. Recuperado de:
http://memsupn.weebly.com/uploads/6/0/0/7/60077005/cerebro_y_aprendizaje__e._jen
sen.pdf
Mora, Francisco. “la curiosidad enciende la emoción y el aprendizaje”. Alianza
Editorial. Recuperado de: http://www.educaciontrespuntocero.com/wp-
content/uploads/2015/06/Tribunamora.jpg
Mora Francisco. “neurociencia: solo se puede aprender aquello que se ama”. Alianza
Editorial. 2013.
Observatorio Innedu. ¿Por qué es importante aplicar la neurodidáctica en el aula?
Recuperado de: http://www.innedu.es/importante-aplicar-la-neurodidactica-
aula/#.WWzTw4jyjIV

FIGURAS
Imagen 1

Raquel Peralta Pallarés

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