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La neurodidáctica en la práctica educativa

Definición y origen de la neurodidáctica


El término de neurodidáctica surge de la aplicación de la neurociencia en el ámbito de
la educativo para la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Para entender qué es la
neurodidáctica debemos explicar qué es la neurociencia y el neuroaprendizaje.
Comencemos con el concepto de neurociencia. Este término se utilizó por primera vez
en 1960 y permite entender los complejos mecanismos mentales que desarrolla el ser humano
al materializarse en conductas, emociones, acciones o pensamientos. Tiene como objetivo
comprender y explicar cómo funcionan las neuronas ante distintos comportamientos y cómo
se puede ver influenciado por el entorno y el ambiente.
Una rama de la neurociencia hace referencia a cómo se produce el aprendizaje, cómo
recibe y almacena información y cuáles son los procesos biológicos que se desarrollan. Así,
cuando esta disciplina se focaliza en delimitar cómo funciona el cerebro en el aprendizaje en
combinación con la psicología, la pedagogía y la neurociencia surge lo que se define como
neuroaprendizaje (Pherez, Vargas y Jerez, 2016).
¿Para qué es relevante el neuroaprendizaje? Permite identificar etapas o perfiles
psicoevolutivos en los que es más apropiado el aprendizaje de unos contenidos. No sólo
aborda cómo el cerebro asimila y acomoda conceptos, sino también qué otros elementos
inciden de forma directa en el desarrollo del aprendizaje, como son las emociones,
experiencias o anclajes significativos.
Aprender cómo funciona el cerebro nos permite crear situaciones de aprendizaje que
favorezcan la adquisición de contenidos. Y aquí es donde aparece el concepto de
neurodidáctica, o “enfoque psicopedagógico basado en el funcionamiento cerebral para
adecuar la acción didáctica de la forma más adecuada a cada individuo” (Campuseducación,
2020). Este término se utilizó por primera vez en 1988, de la mano de Friedrich y Preiss, tras la
realización de una investigación educativa en la que relacionaban el aprendizaje y el
funcionamiento neurológico del cerebro ante distintos estímulos didácticos (Fernández, 2017).
De esta forma, la neurodidáctica se basa en cuatro factores principales: sentidos
sensoriales, neuronas espejo, plasticidad cerebral y emociones. Los sentidos estimulan al
cerebro en el proceso de aprendizaje al generar estímulos multisensionales. Las neuronas
espejo son células que permiten la imitación de acciones y comportamientos, siendo un
elemento fundamental que favorece el aprendizaje por modelamiento. Por otra parte, una
característica fundamental del cerebro es la plasticidad o capacidad de adaptación al entorno.
Gracias a la plasticidad cerebral somos capaces de adquirir conocimientos y aplicarlos a la vida
cotidiana en distintas situaciones y circunstancias. Finalmente, debemos destacar la incidencia
que tienen las emociones en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Tal como afirmaba Mora
(2013), “aprendemos mejor aquello que amamos”. Es por ello, que despertar emociones en los
alumnos favorece la adquisición de conceptos y la interiorización de aprendizajes.
Por tanto, ¿qué ventajas tiene la neurodidáctica en el proceso de aprendizaje?
Podemos identificar las siguientes:
- Conocer mejor las características de nuestros alumnos para adecuar los recursos
didácticos a estilos, ritmos y formas de aprendizaje. De esta forma, atendemos a la
diversidad de todos los alumnos, acorde con los modelos actuales de escuela inclusiva
(Casanova, 2009).
- Identificar, detectar y prevenir dificultades en las funciones ejecutivas del proceso de
aprendizaje de los alumnos como son: control de impulsos, desarrollo de la atención,
aumento en la retención de datos o conexiones entre conceptos, hechos y
experiencias. El desarrollo correcto de estas funciones ejecutivas en la etapa de
educación primaria es fundamental (Morales, M.). Para ello, las emociones, la
adquisición de información a través de los sentidos, el aprendizaje por modelamiento y
la plasticidad cerebral son herramientas que podemos utilizar para mejorar los
mecanismos de aprendizaje.
- Reforzar procesos de control emocional como la aceptación del error, control de la
frustración, del interés o la curiosidad por el mundo que les rodea. Estos aspectos se
trabajarán desde entornos significativos basados en la experiencia que conlleven a la
consecución de logros progresivos y positivos que favorezcan el autoconcepto y la
autoestima de los alumnos a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Implicaciones de la neurodidáctica en el aula.


Conocemos el ámbito teórico del neuroaprendizaje o neurodidáctica pero, ¿cómo se
aplican estos conceptos en al aula? Identificamos dos tipos de actividades en el aula que
persiguen finalidades distintas.
Las primeras son actividades individuales o individualizadas. Desde la perspectiva
docente, este tipo de actividades nos permitirá identificar qué estímulos y funciones ejecutivas
son las que trabajan los alumnos de forma individual. Pero, además, desde la perspectiva del
alumno, fomentamos que los alumnos se conozcan mejor e identifiquen sus fortalezas, sus
debilidades, sus limitaciones, consoliden su identidad y adquieran un autoconcepto positivo de
sí mismos.
Dentro de este grupo de
actividades ponemos de ejemplo “El baúl
de las palabras” (Figura 1). Proyectamos
en la pizarra electrónica una imagen con
un conjunto de palabras. Daremos tres
minutos para que lean y memoricen el
mayor número de palabras posible. Las
palabras que se proyectan habrán sido
previamente mencionadas por ellos ante
una pregunta significativa como puede
ser: ¿cómo te has sentido este verano?
Tras los tres minutos quitamos la imagen
de la pantalla y escribirán en su cuaderno todas las palabras que recuerden. No compiten
entre sí, es un entrenamiento. No es una meta para memorizar las palabras, sino que,
mediante el juego, estimulen la atención, desarrollen la memoria y activen las redes
neuronales desde contextos de aprendizaje motivantes y significativos. El objetivo es poner el
foco en el proceso, no en el resultado final.
Para finalizar la actividad, realizamos una reflexión conjunta en la que mostraremos
técnicas o herramientas que favorezcan la retención de información, como puede ser:
asociación de palabras en base a familias de palabras (colores, juguetes o familia), hechos o
acciones que definan los verbos encontrados o adjetivos que describan a nombres que son
significativos para ellos. Así, estas estrategias pueden variar de un alumno a otro según sus
intereses y motivaciones. Como docentes tendremos la función de guía en el proceso y
comprensión de su propio aprendizaje, reforzando el respeto a las diferencias y a la diversidad
de los alumnos en el aula.
Además de las actividades individuales, realizaremos actividades colectivas y
colaborativas. El objetivo es participar en actividades en la que se utilicen distintos tipos de
procesos para resolver un problema. Cada alumno aportará sus conocimientos para, entre
todos, alcanzar un objetivo conjunto.
Como ejemplo de actividad
colectiva desarrollamos una metodología
basada en resolución de problemas bajo la
definición de: “Escape Room. El caso de
las páginas escondidas” (Figura 2). Esta
actividad se basa en la resolución de
problemas con contenidos que se trabajan
en el aula para trabajar las emociones, estimular el pensamiento divergente, favorecer el
trabajo colectivo y estimular la plasticidad cerebral a través del uso de elementos
audiovisuales. Es importante mencionar las nuevas Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC), ya que favorecen la estimulación cerebral y activan las funciones
ejecutivas, siempre y cuando se haga una buena planificación de estos recursos en el aula y
atendiendo a las características psicoevolutivas de los alumnos.
https://view.genial.ly/60f6895260cfc50dc0798b3c/presentation-escape-room-
neurodidactica-colaborativa
Indudablemente, son muchas las variedades y tipos de actividades que podemos
utilizar para, por un lado, estimular el conocimiento de nuestros alumnos de sí mismos y, por
otro, permitirnos identificar factores de mejora para atender a las potenciales de aprendizaje
de todos ellos. Y es que “el verdadero maestro no es el aquel que te presta sus alas, sino el que
te ayuda a desplegar las tuyas” (Dabdoub, 2002). Cuando mayor conocimiento tengamos del
funcionamiento del cerebro, mejor podremos realizar nuestra labor docente.

¿Nueva metodología o teoría del aprendizaje?


A lo largo de los últimos tiempos se ha producido una explosión de teorías,
metodologías, técnicas y estrategias asociadas al proceso de enseñanza-aprendizaje. El
despertar de la neuropsicología, neurodidáctica y neuroaprendizaje abre las puertas a un área
que mejora el rendimiento académico y maximiza el tiempo y las capacidades psicoevolutivas
de nuestros alumnos.
Como docentes, conocer cómo funciona el proceso de aprendizaje desde una
perspectiva científica y fisiológica permite adecuar nuestra planificación y organización
curricular de una forma más efectiva y eficiente. Tal como afirmaba Leslie Hart (citado por
Ibarrola, 2015), “educar sin saber cómo funcionar el cerebro es como querer diseñar un guante
sin haber visto nunca una mano”. Comprendamos cómo aprenden nuestros alumnos para
poder enseñar de la forma más efectiva posible.

Bibliografía
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