Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Año de cursada: 2°
Carga horaria:
Horas Semanales: 4
Horas Totales: 64
Unidad I
Derecho de Daños: Concepto. Evolución histórica. La responsabilidad civil en el Código
Civil y Comercial de la Nación. Carácter de fuente autónoma de las obligaciones.
Funciones de la responsabilidad civil.
La Función preventiva y el deber de prevención. Concepto y contenido del deber de
prevención.
La acción preventiva y las medidas preventivas. Facultades del juez.
Unidad II
Función resarcitoria. La obligación resarcitoria. Resarcimiento y castigo.
Diferencias entre la responsabilidad civil y penal.
Requisitos de la responsabilidad civil
La antijuridicidad en la responsabilidad civil. Causas de justificación del acto antijurídico.
Responsabilidad por actividades legitimas del Estado y de los particulares.
Unidad III
Factores de atribución de la obligación resarcitoria. Concepto y diferencias con los otros
requisitos.
Factores subjetivos: Culpa y Dolo. Concepto, diferencias entre ambos. Carga de la prueba.
Las cargas probatorias dinámicas y la prueba de la culpa.
Factores objetivos. Concepto. Diferencia con el factor subjetivo. Relación con la prueba de
los eximentes de responsabilidad. El “riesgo”, “la confianza”, “la solidaridad”, “la equidad”,
“el aprovechamiento o beneficio” y su relación con el factor objetivo.
1
Unidad IV
La relación de causalidad adecuada. Concepto y diferencias con los otros requisitos.
Causalidad material y causalidad jurídica. Concepto y diferencias. Carga de la prueba.
Concausa. Concepto y distintos supuestos.
Causa y condición. Diferencias y consecuencias de la distinción.
La causa y su relación con la extensión del resarcimiento. Tipos de consecuencias:
inmediatas, mediatas y causales.
Unidad V
Daño: Concepto y requisitos del daño resarcible. Clasificación del Daño. Daño patrimonial:
daño emergente, lucro cesante y perdida de chance.
Daño extrapatrimonial. Concepto. La interferencia al proyecto de vida.
Indemnización por incapacidad sobreviniente y fallecimiento.
Legitimación activa para reclamar indemnización. Distintos casos.
Prescripción de las acciones indemnizatorias. Concepto. Computo. Interrupción,
suspensión y dispensa de la prescripción. Concepto, diferencias y distintos casos. Plazos
de prescripción.
Unidad VI
Determinación y cuantificación de los daños. Carga de la prueba. Las ventajas y
desventajas del uso de fórmulas matemáticas para cuantificar la indemnización por
incapacidad sobreviniente y fallecimiento.
Intereses moratorios. Concepto y distintos tipos de tasas: puras e impuras; activa y pasiva.
La problemática de la depreciación monetaria y su impacto en las indemnizaciones.
La relación entre la causa penal y la civil.
Unidad VII
Responsabilidades especiales:
Por el hecho de dependientes. Concepto, casos comprendidos y factor de atribución.
De los padres por los daños causados por sus hijos. Concepto, casos comprendidos y
factor de atribución.
De los propietarios de establecimientos educativos. Concepto, casos comprendidos y
factor de atribución. El seguro obligatorio de responsabilidad civil.
Por productos elaborados defectuosos. Concepto, casos comprendidos y factor de
atribución.
2
Por accidentes de tránsito. Concepto, casos comprendidos y factor de atribución. El seguro
obligatorio de responsabilidad civil.
Responsabilidad colectiva y anónima. Concepto, casos comprendidos y factor de
atribución.
Por daños ambientales. Concepto, casos comprendidos y factor de atribución.
Unidad VIII
Responsabilidad de los profesionales liberales. Concepto, casos comprendidos y factor de
atribución.
La responsabilidad profesional en el ámbito de la salud. Concepto, casos comprendidos y
factor de atribución.
Responsabilidad civil de los medios de comunicación. Concepto, casos comprendidos y
factor de atribución.
ATENCIÓN: En este Manual no seguimos punto por punto el programa, sino que
nos concentramos en los puntos que consideramos más importantes.
Siempre es bueno leer los artículos directamente del Código, para acostumbrarse
a usarlo.
¡Mucha suerte en la cursada!
Dr. Jorge Oscar Rossi
3
CAPITULO I
El nuevo Código Civil y Comercial, (en adelante CCC), que entró en vigencia el 1° de
agosto de 2015, fue sancionado por la ley 26.994, (Boletín Oficial 8/10/14), está dividido
en un Título Preliminar y seis Libros y consta de 2671 artículos.
Es interesante esta ubicación, porque el CCC trata a la responsabilidad civil como una
fuente autónoma de obligaciones. Dicho de otra manera, siguiendo el orden del CCC,
las fuentes (causa fuente) de las obligaciones son:
* Los contratos
* La responsabilidad civil
* La gestión de negocios
* El empleo útil
* El enriquecimiento sin causa
* La declaración unilateral de voluntad
* Los títulos valores (que podrían quedar incluidos en el supuesto anterior, “Declaración
unilateral de voluntad”, pero lo ponemos separado para seguir el sistema del CCC y,
además, porque tienen características que justifican un tratamiento aparte)
1
A lo largo de esta obra, los artículos del texto definitivo del Código Civil y Comercial (CCC), irán en
cursiva. Los artículos del Código Civil (el “Código de Vélez”), irán en negrita.
4
o, dicho de otra manera, responsabilidad civil cuya causa fuente fue un
incumplimiento contractual.
En cambio, cuando hablábamos de RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL O
AQUILIANA, los abogados sabíamos que queríamos decir: Responsabilidad civil de
fuente extracontractual o, dicho de otra manera, responsabilidad civil cuya causa
fuente fue un acto ilícito.
El CCC, siguiendo una tendencia doctrinaria y jurisprudencial que vino desarrollándose
desde hace décadas, establece la unificación del régimen de responsabilidad civil.
Nos apresuramos a adelantar que esta unificación no es completa.
Como última aclaración, antes de entrar de lleno en el tema, el Proyecto original sufrió
tres grandes modificaciones en nuestra materia:
2
En Internet: http://www.diariojudicial.com/reportajes/El-matrimonio-en-la-reforma-del-Codigo-Civil-es-
un-invento-de-laboratorio-20140702-0009.html (consultado el 15 de marzo de 2015)
5
2. APLICACIÓN TEMPORAL DEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL EN LA MATERIA.
DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA POSTERIOR A LA ENTRADA EN VIGENCIA DEL
NUEVO CÓDIGO
Veamos la norma pertinente del CCC y comparémosla con la del Código derogado:
ARTICULO 7°.- Eficacia temporal. A partir de su entrada en vigencia, las leyes se aplican
a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes.
Las nuevas leyes supletorias no son aplicables a los contratos en curso de ejecución,
con excepción de las normas más favorables al consumidor en las relaciones de
consumo.
(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 17.711 B.O. 26/4/1968. Vigencia: a partir
del 1° de julio de 1968.)
6
Decíamos que en el art. 7 CCC se establece "que las nuevas leyes supletorias no son
aplicables a los contratos en curso de ejecución, con excepción de las normas más
favorables al consumidor en las relaciones de consumo".
Por nuestra parte, pensamos que, en materia de Derecho del Consumidor, no hay
normas “supletorias”, sino que, cuando se aplican a una relación de consumo, todas
son de orden público, dado que es invalida la renuncia anticipada de derechos por parte
del consumidor (conf. art. 37 inc. b), en particular y, con carácter general, art. 65 de la ley
24.240. Además, art. 988 inc. b CCC, aplicable por disposición del art. 1117 CCC).
Ahora bien, tratándose de una relación de consumo, la nueva ley se aplica a los
contratos en curso de ejecución, según el art. 7 CCC, en tanto y en cuanto sea una
norma más favorable para el consumidor. A contrario sensu, no se aplicaría si fuera
una norma menos favorable. Regiría una suerte de ultraactividad de la ley más benigna,
como ocurre en el Derecho Penal.
Por último, el art. 7 CCC veda, salvo disposición en contrario, la aplicación retroactiva
de cualquier nueva ley. Aún en ese caso, al igual que en el art. 3 del Código Civil, el art.
7 CCC prescribe que “La retroactividad establecida por la ley no puede afectar derechos
amparados por garantías constitucionales”.
7
Es evidente que el art. 7 va a tener un enorme campo de aplicación durante los primeros
años de vigencia del CCC, puesto que el mismo se aplicará a las “consecuencias de las
relaciones y situaciones jurídicas existentes”, expresión que carece de precisión, como
ya se pudo advertir en los debates doctrinarios y jurisprudenciales a que dio lugar el art.
3 del Código Civil, en ocasión de la Reforma de la ley 17711.
Desde ya, las mentadas “consecuencias”, serían los efectos que producirán las
relaciones y situaciones jurídicas existentes, una vez se encuentre vigente la nueva ley
pero, como veremos, esto no nos salva de caer en controversias.
Una ley disminuye la tasa de interés para los préstamos; en un caso concreto se
convino pagar los intereses en cinco cuotas; dos ya han sido pagadas, una está
vencida pero no pagada y las dos últimas aún no han vencido: ¿cómo se aplica la
nueva ley?
Para Rivera:
"Una solución extrema es no aplicarla a este préstamo por estar constituido antes de
la sanción de la ley que fija la tasa de interés; es la subsistencia de la ley anterior a
los contratos que propiciaba Roubier.
Otra solución extrema sería aplicar la nueva ley a todo el contrato, inclusive las
cuotas de interés ya pagadas; esta solución no sería aceptada en Derecho
argentino pues la Corte Suprema entendería que afecta el derecho de propiedad
constitucionalmente amparado.
Otra posibilidad sería aplicarla también a la cuota vencida pero no pagada, en lo cual
cabría reconocer retroactividad, porque la exigibilidad de la cuota ya se había
producido antes de la sanción de la ley nueva.
La cuarta y última sería aplicarla a las cuotas no vencidas; ésta es la que se
adecúa a nuestro artículo 3-: efecto inmediato de la ley —aplicación a las
consecuencias futuras— y por ende no retroactivo." (la negrita nos pertenece)
Dicho de otra manera, la cuarta posibilidad mencionada por Rivera distingue entre
“existencia” y “exigibilidad” de un derecho: Si al momento de entrar en vigencia la
3
Citado por Julio Rivera, en su libro Instituciones de Derecho Civil, 3° edición, 2004, Abeledo Perrot,
Tomo I, página 227
8
nueva ley el derecho existe pero todavía no es exigible, la nueva ley se aplica, porque
sería una aplicación inmediata y para el futuro. En cambio, si al momento de entrar en
vigencia la nueva ley el derecho existe y ya es exigible, la nueva ley no se aplica,
porque sería una aplicación retroactiva.
En cambio, Rivera señala que, para López de Zavalía, "la única solución razonable es
la primera, por cuanto esta última tiene también un efecto retroactivo, en cuanto afecta
a lo convenido originalmente por las partes, introduciendo una causal de invalidez
que no existía cuando el contrato se celebró. Es lo que denomina retroactividad en
primer grado." (la negrita nos pertenece)
"Es evidente", agrega Rivera, "que la objeción de López de Zavalía se dirige a cuestionar
el principio sentado por el artículo 3-, al menos en su aplicación a los contratos."
Habitualmente se dice que indemnizar equivale a “dejar sin daño”, “reponer las cosas a
su estado anterior”, o “dejar a la víctima como si nunca hubiese sufrido un daño”.
Sin embargo, esto solo es posible en un número muy limitado de casos. Si ese fuera el
significado de indemnizar, ¿cómo se “indemniza” a alguien que perdió una pierna en un
accidente de tránsito?, ¿cómo se “indemniza” el dolor de una madre por la muerte de su
hijo en un caso similar?.
4
Puede consultarse en la dirección http://www.rae.es/
9
Por último, “compensar” tiene varios sentidos. Para nuestro tema nos interesan los
siguientes 5 :
Igualar en opuesto sentido el efecto de una cosa con el de otra.
Dar algo o hacer un beneficio en resarcimiento del daño, perjuicio o
disgusto que se ha causado.
Ahora bien: dijimos que , tradicionalmente se usa la expresión “responsable civil” para
referirse a aquella persona que, por encontrarse encuadrada en determinado hecho
jurídico, tiene el deber de indemnizar, es decir, de reparar un daño. Es que nuestra
materia se ocupaba exclusivamente del siguiente problema: ¿Cómo reparar el daño? Es
decir, nos ocupábamos de daños ya producidos y la idea era ver la mejor manera de
“indemnizar”.
Siguiendo esa tendencia, en el CCC se plantea que la responsabilidad civil cumple una
doble función: preventiva y resarcitoria.
5
No usamos aquí la palabra compensación como modo de extinción de las obligaciones, en el sentido que le
daba el Código Civil en los arts. 818 a 831 y el CCC en los arts. 921 a 930. Esa compensación requiere, por
empezar, de dos sujetos que sean deudor y acreedor del otro, (art. 818 Código Civil y 921 CCC). En los
supuestos de reparación del daño, el responsable, por lo común, no es al mismo tiempo acreedor de la
víctima.
10
Visto desde otro ángulo, el genérico deber de no dañar que tienen todos los sujetos
de derecho puede descomponerse en tres aspectos o facetas: no dañar, reparar el
daño causado y no reiterar el daño.
Pero en el CCC, luego del su paso por la Comisión Bicameral, quedó así
6
Página 174 de los Fundamentos del Proyecto, la negrita es nuestra. Disponible en
http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2015/texto-proyecto-de-codigo-civil-y-comercial-de-
la-nacion.pdf
7
Disponible en http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2015/texto-proyecto-de-codigo-civil-
y-comercial-de-la-nacion.pdf
11
Se suprimió la función disuasoria de la responsabilidad civil (básicamente, fijar daños
punitivos, como lo permite el art. 52 bis de la ley 24.240).
Sigue expresándose en los Fundamentos que “(e)l artículo que define los alcances del
deber de prevención adopta el modelo del Proyecto de 1998 (artículo 1585). Se
consagra el deber de prevención para toda persona con los siguientes alcances: a) en
cuanto dependa de ella, es decir, que la posibilidad de prevenir se encuentre en su
esfera de control, ya que de lo contrario se puede convertir en una carga excesiva que
afecta la libertad; b) se deben adoptar las diligencias conforme a lo que haría una
persona que obrara de buena fe, disponiendo medidas razonables para evitar el daño o
disminuir su magnitud o no agravarlo, si ya se ha producido; c) se reconoce el derecho
al reembolso del valor de los gastos en que ha ocurrido siguiendo las reglas del
enriquecimiento sin causa…” 8
ARTICULO 1710.- Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en
cuanto de ella dependa, de:
Como puede verse, se trata de la adopción expresa del principio romano conocido como
“neminem laedere”: no dañar a nadie.
8
Página 177 de los Fundamentos del Proyecto, la negrita es nuestra
12
Nos detenemos en una expresión del artículo citado: “evitar causar un daño no
justificado”. Cuando veamos la noción de antijuridicidad que surge del CCC, volveremos
sobre este tema porque, en definitiva, en la terminología del CCC, causar un daño
injustificado es una conducta antijurídica.
5. LA ACCION PREVENTIVA9
“La omisión del deber de prevención da lugar a la acción judicial preventiva, cuyos
presupuestos son: a) autoría: que en este caso puede consistir en un hecho o una
omisión de quien tiene a su cargo un deber de prevención del daño conforme con el
artículo anterior; b) antijuridicidad: porque constituye una violación del mentado deber de
prevención; c) causalidad: porque la amenaza de daño debe ser previsible de acuerdo
con el régimen causal que se define en artículos siguientes; d) no es exigible la
concurrencia de ningún factor de atribución, que es lo que, además de la función,
diferencia a esta acción de la obligación de resarcir.” 10
9
En el punto 130, referido a la tutela anticipada, volvemos a mencionar a la acción preventiva, al analizar
una de sus posibles aplicaciones.
10
De los Fundamentos del Proyecto, pag. 177, la negrita y el subrayado es nuestro.
13
Estrictamente, no existiendo todavía daño, no puede haber factor de atribución, pues, de
acuerdo a la terminología adoptada por el CCC, se trata de factores de atribución de
un daño (conf. art. 1721).
En cuanto a la legitimación activa, el art. 1712 prescribe que “Están legitimados para
reclamar quienes acreditan un interés razonable en la prevención del daño.”
Por otro lado, el legitimado pasivo sería aquella persona que, en el caso concreto, tiene
el deber de evitar causar un daño injustificado (conf. art. 1710). En un ejemplo sencillo, si
una pared amenaza derrumbarse, el legitimado pasivo sería el dueño y, eventualmente,
el guardián de la misma, pues la pared se encuentra dentro de su “esfera de
control”, usando las palabras de los Fundamentos del Proyecto.
El juez, aún de oficio (conf. art. 1713), puede disponer que ellos reparen o apuntalen la
pared (obligación de hacer, conf. art. 1713), a fin de evitar posibles daños.
14
proceso de daños y perjuicios, por ejemplo, a fin de evitar el agravamiento de un
daño.
Allí se tuvo por probada la muerte de un menor el día 21 de octubre de 1990, debido a
una asfixia por inmersión en el espejo de agua situado dentro de los terrenos que
son propiedad del CEAMSE y se encuentran ubicados en las cercanías del Barrio
Libertador del municipio de San Martín.
El Tribunal no solo condenó a indemnizar a CEAMSE a favor de los padres del menor
sino que, de oficio, condenó a la demandada a “sanear el predio individualizado como
"Parque Náutico - Laguna Libertador" y a su aislamiento con un cerco de albañilería de
ladrillos comunes de conformidad con las prescripciones de la ordenanza 2209/78 y su
anexo reglamentario, así como a tomar todas las medidas de prevención que fueren
necesarias para evitar nuevos accidentes en ese lugar. Fijándose el plazo de 60 días
desde la notificación de la presente para finalizar las labores perimetrales, bajo
apercibimiento de ejecución a su costa por la Municipalidad de General San Martín de
comunicar a los Ministerios de Gobierno y Obras Públicas de la Provincia de Buenos
Aires si fuere menester.”
JURISPRUDENCIA RECIENTE:
Allí, entre otros puntos, se ordenó un mandato de prevención por el que, en el plazo de
sesenta días corridos contados a partir de su notificación, el OCCOVI (autoridad de
15
aplicación en materia de concesiones viales), y el Ministerio de Planificación Federal,
Inversión Pública y Servicios (órgano que por delegación de facultades otorgó la
concesión de la red vial y dictó luego la reglamentación administrativa pertinente)
deberán efectuar un informe técnico documentado acerca del relevamiento y condiciones
del entorno de la estación de peaje Hinojo, sito en la Ruta 226, aproximadamente
kilómetro 276, y verificar si las señalizaciones horizontales y verticales y la iluminación
del lugar, y todas las medidas de seguridad y prevención, cumplen con los requisitos,
condiciones y demás especificidades técnicas previstas en los contratos administrativos
y en la normativa vigente.
Con su resultado, y de verificarse incumplimientos deberán disponer las medidas que
corresponda adoptar fijando plazos y apercibimientos para su ejecución.
Recordemos que el art. 1713 faculta al juez para que, aún de oficio, ordene la
realización de obligaciones de dar, hacer o no hacer destinadas a prevenir la producción
de un daño, su continuación o agravamiento. Además, el art. 1710 prescribe que "toda
persona" tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de adoptar las medidas razonables
para evitar que se produzca un daño.
Los hechos
16
La sentencia de primera instancia admitió parcialmente la demanda, condenando a la
demandada por encontrarla responsable en un 70% de la causación del daño, quedando
el 30% restante a cargo del accionante conductor del vehículo.
Para el Dr. Galdós estos artículos serían inaplicables al caso en estudio, “en tanto son
posteriores al hecho ilícito. Ello es así, porque el hecho constitutivo de la
responsabilidad civil en su faz preventiva de derecho sustancial ocurrió durante la
vigencia del Código derogado. La función de prevención nace en el momento de
ocurrencia del hecho y es la ley vigente en ese momento la que determina el derecho
aplicable.” (la negrita es nuestra)
11
“CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL: EL TRANSPORTE DE PERSONAS COMO ACTIVIDAD
RIESGOSA”, en Doctrina OnLine (http://www.rubinzalonline.com.ar/), Rubinzal - Culzoni, Cita online: RC
D 1254/2015 (Noviembre 2015)
17
Sin embargo, el propio magistrado enumera cuatro argumentos para aplicar los artículos
citados y se inclina por uno: “aún si se entendiera que en tal caso debe prevalecer el
aspecto procesal de la función preventiva (el mandato de prevención; art 1713
CCCN), que la cesación del daño se trata de una consecuencia no consumida, o
que el juez toma conocimiento definitivo de la pretensión de prevención -en el
momento de sentenciar- todo lo que conduce a la aplicación inmediata del nuevo
Código, lo cierto y decisivo es que ahora la nueva regulación legal de los arts. 1710
a 1713 CCCN cuanto menos constituye “doctrina interpretativa” del criterio
anterior que es el que en definitiva se plasmó legislativamente.” (la negrita y el
subrayado es nuestro)
12
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Mar del Plata, Sala Tercera, 15/09/15.
18
c) El juez toma conocimiento definitivo de la pretensión de prevención en el
momento de sentenciar
Por nuestra parte, este es el argumento que más nos convence. Pensamos que, en el
sistema del CCC, al momento de sentenciar, el juez debe analizar si, aún de oficio,
corresponde disponer la realización de obligaciones de dar, hacer o no hacer destinadas
a prevenir la producción de un daño, su continuación o agravamiento (arg. conf. arts.
1711 y 1713).
Destaquemos, aunque parezca obvio, que el deber de reparar y el deber de prevenir son
autónomos, es decir, el segundo no depende de la existencia del primero ni viceversa.
Dicho de otra manera, aunque el actor no hubiera sufrido ningún daño, si, encontrándose
vigente el CCC, las señalizaciones horizontales y verticales y la iluminación de la
estación de peaje Hinojo, sito en la Ruta 226, aproximadamente kilómetro 276, no
parecen aptas para evitar la colisión de un vehículo contra uno de los taludes de
cemento que protegen las cabinas de peaje, hay violación del deber de prevención
y son pertinentes tanto la acción preventiva del art. 1711 CCC, ejercida por cualquiera
que acredite un interés razonable en la prevención del daño (art. 1712) como la medida
preventiva a petición de parte o de oficio (art. 1713).
Por nuestra parte, insistimos, propiciamos esta línea interpretativa.
d) La nueva regulación legal de los arts. 1710 a 1713 CCC constituye “doctrina
interpretativa” del criterio anterior
En esta línea de razonamiento, los artículos citados no se aplican directamente, sino con
carácter de interpretación doctrinal.
19
Para el preopinante, “el nuevo CCCN es invocable, en todos los casos, como
argumento de autoridad o como doctrina interpretativa, es decir que las normas
actuales constituyen valiosas herramientas de interpretación del Código Civil derogado
(conf. para otro supuesto Moisset de Espanés – Tinti, Guillermo P., “El artículo agregado
a la fianza en las locaciones. Primera aproximación”, Zeus, T. 90, D-141).” (la negrita es
nuestra)
En definitiva, concluye el Dr. Galdós, “de cualquier modo (sea como aplicación inmediata
de la función de prevención del daño por su carácter procesal o por configurar una
consecuencia y no un hecho constitutivo de la responsabilidad civil o cómo argumento de
autoridad o doctrina de interpretación del sistema anterior) es insoslayable acudir al
actual sistema de prevención del daño previsto en los citados arts. 1710 a 1713
CCCN (art. 7 CCCN).” (la negrita es nuestra)
Por lo anterior, y siendo compartido el criterio del preopinante por los otros miembros del
Tribunal, se dispuso, en lo tocante a la tutela preventiva y tal como se adelantó ut supra,
ordenar un mandato de prevención por el que, en el plazo de sesenta días corridos
contados a partir de su notificación, el OCCOVI (autoridad de aplicación en materia de
concesiones viales), y el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios
(órgano que por delegación de facultades otorgó la concesión de la red vial y dictó luego
la reglamentación administrativa pertinente) deberán efectuar un informe técnico
documentado acerca del relevamiento y condiciones del entorno de la estación de peaje
Hinojo, sito en la Ruta 226, aproximadamente kilómetro 276, y verificar si las
señalizaciones horizontales y verticales y la iluminación del lugar, y todas las medidas de
seguridad y prevención, cumplen con los requisitos, condiciones y demás
especificidades técnicas previstas en los contratos administrativos y en la normativa
vigente. Con su resultado, y de verificarse incumplimientos deberán disponer las
medidas que corresponda adoptar fijando plazos y apercibimientos para su ejecución.
20
Todo lo anterior, bajo apercibimiento de aplicación de astreintes, dado que se dispone
que “el cumplimiento del presente mandato de prevención se efectúe bajo apercibimiento
de lo dispuesto en los arts. 37 del C.P.C. y 804 del Código Civil.”
Por último, el contralor del mandato de prevención queda a cargo de la Juez de Primera
Instancia.
Nuestra opinión
Como nota al margen de este fallo concreto, no podemos menos que lamentar la
paradójica situación en la nos encontramos en la actualidad, donde, por un lado, el
CCC posibilita estos mandatos de prevención, los que serán muchas veces dirigidos
a las autoridades públicas y por el otro, en el art. 804, referido a las sanciones
conminatorias, remite la cuestión de la “observancia de los mandatos judiciales
impartidos a las autoridades públicas” a las “normas propias del derecho
administrativo”, normas que pueden, en la práctica, privar del efecto coercitivo a dichos
mandatos, al no contemplar sanción alguna ante su incumplimiento.
En los Fundamentos del Proyecto Original, redactado por la Comisión integrada por los
doctores Ricardo Luis Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Aída Kemelmajer de
Carlucci, se señala que “En materia de reparación, y siguiendo a los proyectos
anteriores, se recepta la unificación de los ámbitos de responsabilidad contractual
y extracontractual. Al respecto, existe uniforme opinión doctrinal que ha sido expresada
21
en distintos encuentros científicos. También los proyectos anteriores se inclinan por la
misma tesis. Por ejemplo, el artículo 1581 del Proyecto de 1998, dispone: “Las
disposiciones de este Título son aplicables cualquiera que sea la fuente del deber
jurídico de cumplir o de reparar el daño”.
El texto proyectado confiere unicidad al régimen de la responsabilidad contractual
Y extracontractual. Comparando con el Proyecto de 1998, se suprime la referencia al
“deber de cumplir”, recogiendo las observaciones efectuadas acerca de que esa mención
(deber de cumplir) excede el ámbito de la responsabilidad civil y es materia de las
obligaciones en general. Además, por la misma razón, se suprime el inciso a) del artículo
1584.
La tesis que se adopta es la unidad del fenómeno de la ilicitud, lo cual no implica la
homogeneidad, ya que hay diferencias que subsisten. Con la solución que
proponemos se unifican claramente los supuestos que han generado dificultades serias,
como ocurre con los daños a la persona en el ámbito de la responsabilidad
contractual (ejemplo, responsabilidad médica).”13 (la negrita y el subrayado es
nuestro)
Nos detenemos en estas palabras de los Fundamentos del Proyecto: “La tesis que
se adopta es la unidad del fenómeno de la ilicitud, lo cual no implica la
homogeneidad, ya que hay diferencias que subsisten.”
Más adelante, veremos que esto es así, por ejemplo, en lo relacionado a la
extensión del resarcimiento.
* Prescripción
* Carga de la prueba de la culpa
* Factores de atribución
* Daño moral
13
Páginas 174 y 175 de los Fundamentos.
22
En cambio, subsisten diferencias en las reglas relativas a:
* Constitución en mora: Por una parte, el art. 1748 CCC sienta la regla de que, en
materia de responsabilidad civil, la mora se produce de pleno derecho:
ARTICULO 1748.- Curso de los intereses. El curso de los intereses comienza desde que
se produce cada perjuicio.
Ahora bien, conforme al art. 887 CCC, en las obligaciones sujetas a plazo tácito y en las
obligaciones sujetas a plazo indeterminado propiamente dicho no rige la mora
automática.
En el primer caso, la mora se produce "en la fecha que conforme a los usos y a la buena
fe, debe cumplirse" la obligación. En el segundo, "el juez a pedido de parte, lo debe fijar
mediante el procedimiento más breve que prevea la ley local, a menos que el acreedor
opte por acumular las acciones de fijación de plazo y de cumplimiento, en cuyo caso el
deudor queda constituido en mora en la fecha indicada por la sentencia para el
cumplimiento de la obligación".
* Discernimiento: La edad del discernimiento es de diez años para los actos ilícitos y
trece años para los lícitos:
23
Atenuación de la responsabilidad. El juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si es
equitativo en función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las
circunstancias del hecho. Esta facultad no es aplicable en caso de dolo del responsable.
Sin embargo, el mismo artículo añade que “Los jueces pueden reducir las penas cuando
su monto desproporcionado con la gravedad de la falta que sancionan, habida cuenta del
valor de las prestaciones y demás circunstancias del caso, configuran un abusivo
aprovechamiento de la situación del deudor.”
Hoy día tenemos que formular este concepto de una manera más amplia, para abarcar a
los contratos por adhesión:
De una manera más amplia, podemos decir que, antes que una de las partes formule
una oferta, suele existir una etapa informativa, que puede incluir una sub-etapa de
negociaciones o tratativas (en los contratos “negociados” o “paritarios”, es decir,
celebrados por partes en igualdad de condiciones) o no incluir esta sub-etapa (en los
24
contratos celebrados por adhesión, donde una parte propone el futuro contrato y la otra
solo puede aceptarlo o rechazarlo, sin posibilidad de pretender modificaciones)
a) La etapa informativa o
Dado que se adoptó la tesis de unidad del fenómeno de la ilicitud, uno podría pensar
que no tiene sentido regular la responsabilidad pre y postcontractual. Sin embargo, el
tema conserva interés porque, como vimos la unificación es incompleta.
ARTÍCULO 990.- Libertad de negociación. Las partes son libres para promover
tratativas dirigidas a la formación del contrato, y para abandonarlas en cualquier
momento.
ARTÍCULO 991.- Deber de buena fe. Durante las tratativas preliminares, y aunque no
se haya formulado una oferta, las partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas
injustificadamente. El incumplimiento de este deber genera la responsabilidad de
resarcir el daño que sufra el afectado por haber confiado, sin su culpa, en la
celebración del contrato.
ARTÍCULO 993.- Cartas de intención. Los instrumentos mediante los cuales una
parte, o todas ellas, expresan un consentimiento para negociar sobre ciertas bases,
limitado a cuestiones relativas a un futuro contrato, son de interpretación restrictiva.
25
Sólo tienen la fuerza obligatoria de la oferta si cumplen sus requisitos.” (la negrita y el
subrayado es nuestro)
Vemos que el CCC posibilita un resarcimiento amplio, pues opta por una formulación
(“el daño que sufra el afectado por haber confiado, sin su culpa, en la celebración del
contrato”) que puede incluir, según el caso, daño emergente, lucro cesante y hasta daño
extrapatrimonial.
CAPITULO II
Dicho de otra manera, para que haya responsabilidad en un caso concreto, se deben
dar estos cuatro requisitos.
26
2. INCUMPLIMIENTO OBJETIVO O ANTIJURIDICIDAD EN EL CÓDIGO CIVIL Y EN
EL CCC
LA ANTIJURIDICIDAD EN EL CCC
El primer artículo regula el deber de reparar que surge de la violación del deber de
no dañar a otro o del incumplimiento de una obligación.
27
También se incorpora el consentimiento libre e informado del damnificado, que, en la
medida en que no constituya una cláusula abusiva, libera de la responsabilidad por los
daños derivados de la lesión de bienes disponibles. Esta norma, que se aplica solamente
a bienes disponibles y con todas las seguridades de la voluntad libre, resulta necesaria,
porque de lo contrario muchos vínculos contractuales no serían posibles.”14 (la negrita es
nuestra)
ARTÍCULO 1717.- Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro
es antijurídica si no está justificada.
ATENCION:
c) para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que amenaza al
agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; el hecho se halla
justificado únicamente si el mal que se evita es mayor que el que se causa. En este
caso, el damnificado tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el juez lo
considere equitativo. “(el subrayado es nuestro)
14
Páginas 182 y 183 de los Fundamentos.
28
Aquí tenemos dos casos de conductas justificadas que ocasionan daños injustos:
b) Actuar para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que
amenaza al agente o a un tercero, (conducta justificada) y causar un daño a otro (daño
injusto). En este caso, expresamente se aclara que la indemnización se otorga en
razones de equidad.
La demanda fue promovida por los siguientes hechos: Hugo Osvaldo Pascuzzo y
Mercedes Suarez de Caamaño, propietarios de una vivienda ubicada en la localidad de
Martínez, tomaron la decisión de venderla autorizando para ello, el 26 de junio de 2001,
a la firma inmobiliaria que gira con el nombre de fantasía “Caballero de Bardina
Propiedades”.
En razón de ello el 26 de octubre de 2002, el codemandado Sebastián Alberto Bardina
se hizo presente en el inmueble acompañando a una pareja interesada en su compra
la que, una vez recorrida la casa y situados en la cocina, extrajeron armas de fuego
manifestando a Bardina y a Mercedes Suarez Caamaño que se trataba de un robo.
29
Ante ello Bardina extrajo una pistola calibre “9 mm” generándose un intercambio de
disparos con los malvivientes que culminó con la muerte de uno de ellos -identificado
posteriormente como Fabián Roldan- y de Mercedes Suarez de Caamaño, cónyuge y
madre respectivamente de los actores, producida por proyectiles disparados por
Bardina, según se probó en la causa penal. Por ello se demanda al mencionado
Sebastián Bardina y a María Esther Caballero, en su calidad de titular de la inmobiliaria
autorizada para la venta.
La jueza civil consideró que, pese a haber obrado en legítima defensa, el deber de
indemnizar del demandado encuentra sustento en razones de equidad, conforme a
precedentes de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires,
condenando así a los demandados a pagar la indemnización que fija.
Apelan las partes y, en la Alzada, el vocal preopinante es el Dr. Krause, quien comienza
por destacar que “los hechos tenidos por probados y las circunstancias tenidas por
demostradas en la sentencia absolutoria, son irrevisables en juicio civil de acuerdo
a lo dispuesto por el art. 1103 del C.Civil…” (la negrita es nuestra)
30
En cuanto al fundamento de la indemnización decidida en primera instancia, el
camarista, señaló que “existen supuestos en los que a pesar de no concurrir la
antijuricidad, el derecho estima que deben establecerse consecuencias dirigidas a
"compensar al titular del interés sacrificado"… En tales supuestos el art. 907 del
Cód. Civil -contrariamente a lo que sostiene el apelante- otorga a los magistrados la
potestad de disponer la indemnización de equidad, aún frente a la ausencia de
planteo de parte, cuando sea posible verificar sus indefectibles presupuestos de
procedencia: la vinculación material entre el actuar del demandado y el daño cuya
reparación de equidad se pretende (S.C.B.A., C.97.843 S. del 16-12-2009, C.79.997 del
16-09-2003).” (la negrita es nuestra)
EL TEMA EN EL CCC
Analicemos los artículos del CCC referidos al tema que nos ocupa:
31
ARTICULO 1718.- Legítima defensa, estado de necesidad y ejercicio regular de un
derecho. Está justificado el hecho que causa un daño:
a) en ejercicio regular de un derecho;
c) para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que amenaza al
agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; el hecho se halla
justificado únicamente si el mal que se evita es mayor que el que se causa. En este
caso, el damnificado tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el juez lo
considere equitativo. (la negrita y el subrayado es nuestro)
Obsérvese que, a diferencia de la indemnización por equidad del actual art. 907, que
“podrá” ser dispuesta por los jueces “teniendo en cuenta la importancia del patrimonio
del autor del hecho y la situación personal de la víctima”, el nuevo texto trata
específicamente el caso y establece que el tercero tiene el “derecho a obtener una
reparación plena”.
Tratándose, como en el caso, del fallecimiento de una persona, según el art. 1745, "la
indemnización debe consistir en:
b) lo necesario para alimentos del cónyuge, del conviviente, de los hijos menores de
veintiún años de edad con derecho alimentario, de los hijos incapaces o con capacidad
restringida, aunque no hayan sido declarados tales judicialmente; esta indemnización
32
procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado indirecto; el
juez, para fijar la reparación, debe tener en cuenta el tiempo probable de vida de la
víctima, sus condiciones personales y las de los reclamantes;..."
A lo anterior, y sin perjuicio de otros daños patrimoniales que puedan acreditarse, como
gastos para terapia en caso de daño psíquico, por ejemplo, debe sumársele la
indemnización del daño extrapatrimonial, para lo cual, según indica el art. 1741, deben
ponderarse "las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que pueden procurar las
sumas reconocidas", por ese concepto.
Por último, pero no menos importante, el Código Civil, como vimos, no contempla
expresamente el resarcimiento por daños causados a terceros en ejercicio de legítima
defensa. La aplicación de la indemnización por equidad prevista en el art. 907 tiene
base pretoriana, como se expresa en el caso en análisis. En cambio, el CCC trata
específicamente el tema, lo que constituye un avance en términos de seguridad jurídica.
Quien voluntariamente se expone a una situación de peligro para salvar la persona o los
bienes de otro tiene derecho, en caso de resultar dañado, a ser indemnizado por quien
creó la situación de peligro, o por el beneficiado por el acto de abnegación. En este
último caso, la reparación procede únicamente en la medida del enriquecimiento por él
obtenido.”
Dicho de otra manera, la conducta de quien resulta víctima de un daño por haberse
expuesto a una situación de peligro (vgr. practica de determinados deportes o
participación en juegos mecánicos del tipo “montaña rusa”) no “justifica” cualquier daño
que sufra, es decir, no exime a los demás de su deber de no dañar a otro.
Esta parte del artículo es el equivalente, con redacción “moderna”, del 1111 del Código
Civil derogado:
“Art. 1.111. El hecho que no cause daño a la persona que lo sufre, sino por una
falta imputable a ella, no impone responsabilidad alguna.”
33
ACTOS DE ALTRUISMO
La segunda parte del artículo 1719 se refiere a los llamados “actos de altruismo”. En el
CCC se sigue la regla tradicional en la materia, consistente en “estimular” o “premiar”,
por decirlo de alguna manera, estas conductas, socialmente valiosas, estableciendo que
el daño sufrido debe ser indemnizado
* por quien creó la situación de peligro. En este caso sería un resarcimiento “clásico”,
fundado en los cuatro requisitos de la responsabilidad civil
Como dijimos, allí se tuvo por probada la muerte de un menor el día 21 de octubre de
1990, debido a una asfixia por inmersión en el espejo de agua situado dentro de los
terrenos que son propiedad del CEAMSE y se encuentran ubicados en las cercanías del
Barrio Libertador del municipio de San Martín.
En su voto, el Dr. Rudi consideró que "...el acto de altruismo de Meza es eficaz para
desplazar la causal exoneratoria de la culpa de la víctima. Porque la conducta del
menor de estar en la orilla de la excavación no fue la causa eficiente de su muerte
por inmersión, sino el acto de salvarle la vida al amigo a costa de la propia…Este
es un comportamiento inculpable, desde el momento que estrictamente Meza
cumplió el rol asegurativo de la vida de terceros que le correspondía (y
corresponde) al dueño de la cosa peligrosa, ante el probado incumplimiento del deber
de garantía (a contrario art. 1113 párr. 2 CC., 2° regla, al final), Y entre el daño personal
sobreviniente al joven Maza y la cava, existe una relación causal adecuada que
hace responsable al accionado”. (la negrita y el subrayado es nuestro)
34
Sigamos con los artículos del CCC:
Para hacernos una idea del concepto de “bienes disponibles”, que seguramente
generará amplios debates doctrinarios, podemos ver estos artículos del CCC:
“ARTÍCULO 17.- Derechos sobre el cuerpo humano. Los derechos sobre el cuerpo
humano o sus partes no tienen un valor económico, sino afectivo, terapéutico, científico,
humanitario o social, y sólo pueden ser disponibles por su titular cuando se configure
alguno de esos valores y según lo dispongan leyes especiales.” (el subrayado es
nuestro)
La valuación contractual del daño persigue varios objetivos, según la cláusula que se
utilice:
3) Que una de las partes tenga una herramienta para “estimular” a la otra a cumplir, dado
que, en principio, no hay obstáculo en que el valor fijado contractualmente sea superior
35
al daño efectivamente causado. De esta manera, al deudor le “conviene” más cumplir
que incumplir.
Nuestro Código Civil se refería al tema, al tratar sobre la cláusula penal. El CCC
también lo hace, sin mayores innovaciones en cuanto a su regulación:
En los distintos artículos del CCC vemos que la cláusula penal puede consistir en
cualquier prestación que pueda ser objeto de las obligaciones, bien sea en beneficio del
acreedor o de un tercero (art. 791), que el acreedor no tendrá derecho a otra
indemnización, aunque pruebe que la pena no es indemnización suficiente (art. 793) y
recíprocamente, que el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido perjuicios, ni el
deudor podrá eximirse de satisfacerla, probando que el acreedor no ha sufrido perjuicio
alguno (art. 794).
En cambio, los jueces podrán reducir las penas cuando su monto desproporcionado con
la gravedad de la falta que sancionan, habida cuenta del valor de las prestaciones y
demás circunstancias del caso, configuren un abusivo aprovechamiento de la situación
del deudor (art. 794 CCC)
Veamos un ejemplo:
En cualquier supuesto, las partes reconocen expresamente que el monto que deberá
pagar EL PRESTADOR al amparo del presente contrato por concepto de
36
responsabilidad no excederá en ningún caso del monto equivalente a dos meses de
prestación del SERVICIO, considerando como el precio del SERVICIO que haya pagado
el CLIENTE a EL PRESTADOR en el mes inmediato anterior a aquél en el que se haya
ocasionado el incumplimiento.
En ningún caso, EL PRESTADOR responderá por perjuicios, daños consecuenciales o
indirectos, pérdidas sufridas o ingresos no obtenidos, derivados del incumplimiento de
cualquiera de las obligaciones que asume en los términos del presente contrato.
Sin embargo, decíamos que, solo “en algunos incumplimientos” el daño puede ser
fijado anticipadamente, por estas razones:
1) Dado que, según el art. 1743 CCC, son inválidas las cláusulas que “liberan
anticipadamente, en forma total o parcial, del daño sufrido por dolo del deudor o de las
personas por las cuales debe responder”, se sigue que el incumplimiento doloso no
puede “dispensarse” ni total ni parcialmente al contraer la obligación. El incumplidor
doloso (demostrado el dolo por el acreedor) deberá la reparación integral. A la misma
solución llegaba el art. 507 del Código Civil.
3) En los contratos por adhesión, aunque no sean de consumo, el juez puede entender
que una valuación de daños impuesta por el predisponente es abusiva, teniendo en
cuenta el valor fijado y el tipo de incumplimiento (vgr. “Si mediare incumplimiento de
cualquiera de sus obligaciones por parte del PRESTADOR este deberá pagar $ 100”)
El CCC se ocupa expresamente de los contratos por adhesión en los artículos 984 a
989 y, por ejemplo, establece que:
37
a) las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente;
b) las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o amplían
derechos del predisponente que resultan de normas supletorias;
En síntesis, artículos como el 1720, 17 y 1743 del CCC tratan de regular los casos donde
la voluntad del “damnificado” libera de responsabilidad al sujeto imputado de la conducta
dañosa.
38
CAPITULO III
En este caso, indagamos acerca de la razón por la cual una persona debe responder. Es
decir, a quien se le atribuye un daño, o, dicho de otra manera, porqué se le imputa o
atribuye responsabilidad. El factor de atribución está especialmente relacionado con la
función resarcitoria de la responsabilidad civil, porque sin daño no tiene sentido hablar
de factor de atribución.
39
“ARTÍCULO 1724.- Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa
y el dolo. La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza
de la obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar.
Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión. El dolo
se configura por la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta
indiferencia por los intereses ajenos.”
Al respecto, la definición de culpa propuesta es similar a la del art. 512 del CCivil.
Sobre esta noción que nos da tanto el CCC como el Código Civil, destacamos lo
siguiente:
1) La culpa consiste en una falta de diligencia, sea por omisión (negligencia) sea por
acción (imprudencia). En ambos casos el comportamiento carece del debido cuidado que
se requería teniendo en cuenta las circunstancias del caso.
3) El art. 1067 del Código Civil nos dice que “No habrá acto ilícito punible para los
efectos de este código, si no hubiese daño causado, u otro acto exterior que lo
pueda causar, y sin que a sus agentes se les pueda imputar dolo, culpa o
negligencia.”
De esto surge el principio, otrora absoluto y hoy relativo, de que no hay
responsabilidad sin culpa. El CCC mantiene el principio, pero con otra
formulación: ARTICULO 1721.- Factores de atribución. La atribución de un daño al
responsable puede basarse en factores objetivos o subjetivos. En ausencia de
normativa, el factor de atribución es la culpa.
4) También, en materia probatoria, aparece otro principio, que hoy día tiene varias e
importantes excepciones: En el sistema del Código Civil, en materia extracontractual, el
40
acreedor (o actor) debe probar la culpa del deudor (demandado). En el CCC se tiende a
la unificación de las esferas contractual y extracontractual y se mantiene el principio de
que quien invoca la culpa debe probarla, pero, como veremos, se le otorgan importantes
atribuciones al juez para apartarse de esta regla (ver. arts. 1734 y 1735 CCC)
5) Si son varios los que obraron culposamente, responden en forma solidaria frente al
acreedor, quedando a salvo la acción de reintegro entre ellos, por lo que se haya pagado
de más. (arg, 2º párrafo art. 1069) Esta disposición se aplica también por analogía a los
casos donde el factor de atribución es objetivo. Sin distinguir en factores de atribución, el
CCC sienta la siguiente regla: ARTICULO 1751.- Pluralidad de responsables. Si varias
personas participan en la producción del daño que tiene una causa única, se aplican las
reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas distintas, se
aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.
6) La dispensa total de la culpa, es decir, aquella cláusula por la cual una o ambas partes
se eximen de responder, aunque incumplan culposamente con sus obligaciones está
prohibida, dado que equivaldría a convertir la obligación en meramente potestativa, es
decir, una “obligación” donde se “cumple” solo cuando el deudor quiere, (arg. conf. art.
542 Código Civil). En cambio, es permitida la dispensa parcial de la culpa, lo que
funciona como una cláusula limitativa de responsabilidad. Decimos que esta cláusula es
válida, siempre y cuando la aparente limitación parcial de responsabilidad no encubra
una limitación total. Por ejemplo, si la responsabilidad del vendedor de un auto se
limitará a $ 100. Por supuesto, no es válida la dispensa parcial de culpa cuando la ley lo
prohíbe, como, por ejemplo, en los casos de los arts. 162 y 204 del Código de Comercio,
relativos al contrato de transporte. También está prohibida si estamos en presencia de
un contrato de consumo, por imperio de lo establecido en los incs. a y b del art. 37 de la
ley 24.240. En cuanto al CCC, nos remitimos a lo que vimos ut supra, en el punto 12, en
ocasión de tratar el art. 1743 (Dispensa anticipada de la responsabilidad)
41
la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por
los intereses ajenos.”
1) En ambos casos, el dolo no se presume y debe ser probado por quien lo alega.
El art 507 del Código Civil prohíbe la dispensa del dolo, es decir, aquella cláusula por la
cual una o ambas partes se eximen de responder, total o parcialmente, aunque
incumplan dolosamente con sus obligaciones. Permitir tal dispensa equivaldría a avalar
legalmente el incumplimiento deliberado de las obligaciones. En cuanto al CCC, nos
remitimos a lo que vimos en el punto 12I, en ocasión de tratar el art. 1743 (Dispensa
anticipada de la responsabilidad)
2) Por último y al igual que en los casos donde se actúa con culpa, “La obligación de
reparar el daño causado por un delito pesa solidariamente sobre todos los que han
participado en él como autores, consejeros o cómplices, aunque se trate de un hecho
que no sea penado por el derecho criminal.” (art. 1081) Sin distinguir en factores de
atribución, el CCC sienta la siguiente regla: ARTICULO 1751.- Pluralidad de
responsables. Si varias personas participan en la producción del daño que tiene una
causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva
de causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.
Comparando el Código Civil con el CCC, vemos que, en este último es innovadora, la
definición de dolo, más amplia que la del Código Civil y doctrina tradicional, pues ya
no se requiere intencionalidad en el agente, sino una conducta que demuestre
“manifiesta indiferencia por los intereses ajenos”.
42
ATENCIÓN: Acotamos que esta definición de dolo guardaba similitudes con la
calificación de la conducta a efectos de aplicar la sanción pecuniaria disuasiva prevista
en el art. 1714 del Proyecto y en la propuesta de modificación del art. 52 bis de la ley
24.240.
Como reflexión final sobre este factor de atribución, diremos que el factor subjetivo es
relativamente sencillo de comprender, porque parte de la idea de que “el que la hace, la
paga” o, dicho de otra manera, “el culpable debe responder”. En cambio, el factor
objetivo parte de otra premisa, como veremos a continuación.
43
tal responsabilidad, deberá demostrar la existencia de caso fortuito, culpa de la víctima o
culpa de un tercero por quien no debe responder.
En estos casos, ni la victima debe demostrar la culpa del presunto responsable, ni
este puede eximirse de responsabilidad demostrando que actuó sin culpa.
Por su enorme importancia práctica, lo trataremos a continuación, como un ítem
separado.
En nuestro Código Civil, el artículo 1113 del CC, en uno de sus párrafos, trata un
supuesto de responsabilidad objetiva en materia extracontractual, mientras que en
otra parte se refiere a un caso de responsabilidad subjetiva con inversión de carga
de prueba. Veamos cada uno de ellos:
Art. 1113: “...En los supuestos de daños causados con las cosas, el dueño o
guardián, para eximirse de responsabilidad, deberá demostrar que de su parte no
hubo culpa;...”
44
principio general contenido en el art. 1067, por el cual el que alega la culpa debe
probarla, se obliga al dueño o guardián imputado a demostrar su no culpabilidad.
Se dice que en los daños con las cosas, estas cumplen una función meramente
instrumental, ya que lo principal fue el hecho del hombre, como cuando alguien golpea a
otro con un bastón o un garrote. La cosa fue un simple instrumento o prolongación de la
actividad humana.
Art. 1113: “...pero si el daño hubiere sido causado por el riesgo o vicio de la cosa,
solo se eximirá total o parcialmente de responsabilidad acreditando la culpa de la
víctima o de un tercero por quien no debe responder...”
En cambio, cuando el daño se produjo por el riego propio o un vicio de la cosa, (como
cuando explota una caldera o una botella), estamos ante un caso de daño por la cosa.
Este si es un supuesto de responsabilidad objetiva.
Ahora bien, el concepto de riesgo de la cosa o cosa riesgosa ha sido definido por la
jurisprudencia llegando, a veces, a soluciones distintas de las que una primera lectura
del artículo en análisis pudiera sugerir.
Veamos aquí un ejemplo de su aplicación por parte de la jurisprudencia:
45
Siendo así a la víctima sólo le incumbe probar la existencia del hecho, corriendo por
cuenta de la demandada desbaratar la responsabilidad presumida legalmente, conforme
las causales de eximición previstas en dicho artículo.
Es evidente que el pan rallado en sí mismo no resulta ser una cosa riesgosa. Sin
embargo, esta calificación no depende solamente de su peligrosidad intrínseca,
sino también, de su aptitud potencial para producir un daño, en determinadas
situaciones, como la de autos. Así, además de las cosas que podrán considerarse
como riesgosas en sí mismas (automotores), existen otras -como el pan rallado- que, por
su sencillez o estado inerte carecen de esa virtualidad, pero en determinadas
circunstancias, resultan aptas para producir un daño.” (la negrita es nuestra)
Un caso muy importante es el de los automotores. Podría pensarse que si una persona
que conduce un auto atropella a un peatón estamos ante un daño causado con una
cosa, dado que el rodado habría sido un mero instrumento del obrar humano. Sin
embargo, para la jurisprudencia mayoritaria, se trata de un daño producido por el riesgo
de la cosa.
Así, el Tribunal Superior de Córdoba ha dicho que "Los automotores son "cosas
riesgosas", en los términos previstos en la regla del art. 1113 (2º sup. del 2º párr.) del
Código civil (daños causados por el riesgo de la cosa), resultando indiferente para su
aplicación el modo en que se hace efectiva la potencia dañosa de la cosa riesgosa: obrar
del hombre o autónomamente por el rodado”.
En el mismo sentido, es interesante el voto del Dr. Kiper, como vocal preopinante de la
Sala H de la Cámara Nacional en lo Civil en autos "Ojeda de Morandi Máxima Leonor
y otros c/Línea 60 Microómnibus Norte MONSA. s/Daños y perjuicios":
“Se trata de un accidente de tránsito en el que la víctima fue un peatón embestido por un
colectivo. En tales condiciones, como bien resolvió el Sr. Juez a quo, resulta
aplicable el régimen emergente del art. 1113, segunda parte, del Código Civil, ya
que los automotores en movimiento son cosas riesgosas (Mosset Iturraspe, J.,
"Estudios sobre responsabilidad civil", IV, p. 83;; Borda, G., "La reforma del Código Civil",
ED, 30-809; Trigo Represas, F., "Responsabilidad civil en materia de accidentes de
automotores", p. 114 y ss.; Ghersi, C. y Giordano, M., "El art. 1113 ...", JA, 1986-IV-582),
de modo que pesa sobre aquellos una presunción de responsabilidad de la que pueden
eximirse, total o parcialmente, acreditando la culpa de la víctima, la de un tercero, o el
46
caso fortuito, es decir, una causa extraña o ajena (Orgaz, A., "El daño con y por las
cosas", LL, 135-1953; Garrido, "Responsabilidad objetiva y riesgo creado", JA, 1979-
doct.-811; Goldenberg, I., "La relación de causalidad", p. 132).- (la negrita es nuestra)
47
probando el hecho de un tercero por quien no debe responder, la culpa de la
víctima o la producción del caso fortuito o fuerza mayor. Si bien estos últimos no
están mencionados por la citada norma, resultan aplicables como eximentes de
responsabilidad, toda vez que dichos hechos por su imprevisibilidad constituyen
indudablemente factores interruptivos (conf. Bustamante Alsina, Jorge, ob. cit., página
411).-
Como ya dijimos, el art. 1113 del Código Civil, en la segunda parte de su segundo
párrafo, regula el tema de la responsabilidad del dueño o guardián por los daños
causados por el riesgo o vicio de las cosas y lo trata como un supuesto de
responsabilidad objetiva.
En la misma línea transita el CCC aunque, como veremos, con algunos agregados
interesantes:
48
ARTICULO 1757.- Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona
responde por el daño causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades
que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o
por las circunstancias de su realización.
Destacamos las siguientes diferencias con el art. 1113 del Código Civil:
3) No olvidemos que, como dijimos más arriba, “se recepta la unificación de los
ámbitos de responsabilidad contractual y extracontractual”, por lo que estos
artículos del CCC son aplicables para casos contractuales o extracontractuales.
49
4) En la misma línea del punto anterior, el artículo 1757, al expresar que “La
responsabilidad es objetiva”, se remite implícitamente a los artículos 1722 y 1723, que
definen el factor objetivo de atribución de responsabilidad, aplicables para casos
contractuales o extracontractuales.
961.- Buena fe. Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe.
Obligan no sólo a lo que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias
que puedan considerarse comprendidas en ellos, con los alcances en que
razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y previsor.
50
Algunos autores, como Antonio Rinessi, por ejemplo, se expresan en tono muy crítico
respecto del tratamiento del tema en el CCC15.
Sin dejar de reconocer que no hay ningún artículo del CCC que consagre expresamente
este deber de seguridad, reiteramos que de algunos de sus preceptos (vgr. art. 961 y
1710) se desprende la existencia de un deber de cuidado o de seguridad.
Suponiendo que existe ese deber, ¿Cuál es su contenido? Dicho de otra manera: Esta
obligación tácita de seguridad ¿es de medios o de resultado?
Otra cuestión, que con el CCC tiene menos importancia, es si esta obligación tácita de
seguridad es de fuente contractual o extracontractual.
Siguiendo con nuestro tema, recordemos que, en materia contractual, el principio es que
las obligaciones son de resultado.
15
Rinessi, Antonio J, "La falta de regulación del deber de seguridad en el Código Civil y Comercial", LA
LEY 10/12/2014 , 1. Cita Online: AR/DOC/3936/2014.
51
el deudor garantiza la satisfacción del interés del acreedor. En otras palabras, sino
no satisface el interés del acreedor, cabe indemnizarlo si con esto le causó daño, salvo
que demuestre causa ajena que fracture el nexo causal.
Siguiendo con el tema, en materia contractual, ahí nos volvemos a encontrar con la
llamada “obligación tácita de seguridad”.
Los arts. 1734 y 1735 del CCC consagran, respectivamente, el principio tradicional en
materia de cargas probatorias y, como excepción, la llamada “teoría de las cargas
16
Definición de HONORAT citada por J. A. MAYO en "Sobre las denominadas obligaciones de seguridad",
LL 1984-B-950.
52
probatorias dinámicas”, que tanta utilización tiene hoy en día por parte de la
jurisprudencia.
El CCC propone una solución interesante para este problema, al facultar al juez para
distribuir la carga de la prueba y comunicar la distribución de dichas cargas probatorias,
de manera que las partes puedan conocer de antemano las “reglas del juego”, en lugar
de lo que sucede en la actualidad, cuando en la práctica se enteran con la sentencia.
Nos detenemos en un punto: El artículo 1735 incorpora este principio de las cargas
probatorias dinámicas o de la distribución de las cargas probatorias, para el caso de la
carga de la prueba de la culpa o de haber actuado con la diligencia debida. Dicho
de otra manera, no se refiere a las cargas probatorias en general sino solo a la
carga de la prueba de la culpa o “no culpa”.
53
CAPITULO IV
El daño cuya reparación se pretende debe estar en relación causal adecuada con el
hecho de la persona o de la cosa a las cuales se atribuye su producción.
Por ello, se dice que la relación causal es un elemento del acto ilícito 17 y del
incumplimiento contractual, que vincula el daño directamente con el hecho, e
17
O del “acto que produjo el daño injusto”, para los casos de la llamada “responsabilidad civil por actos
lícitos”, que mencionamos anteriormente.
54
indirectamente con el elemento de imputación subjetiva o de atribución objetiva. Es el
factor aglutinante que hace que el daño y la culpa, o en su caso el riesgo, se integren en
la unidad del acto que es fuente de la obligación de indemnizar.
“En cuanto a la relación causal se ha seguido el artículo 1557 del Proyecto de 1993
(PEN), que ha mantenido la clasificación de las consecuencias que existía en el
Código Civil según la reforma de la ley 17.711. Este distingo ha sido ampliamente
aplicado por la doctrina y jurisprudencia, dando lugar a una consolidada interpretación
que mantiene su utilidad, aun en un sistema unificado de responsabilidad. Tanto en
el ámbito contractual como extracontractual es necesario hacer precisiones sobre la
causalidad a nivel de autoría así como en la extensión del daño resarcible, para lo cual
este sistema ha demostrado su eficacia en el derecho argentino. También es prudente
mantener la terminología a la que están acostumbrados los operadores jurídicos, y
no parece necesario cambiar las palabras, como lo hace el Proyecto de 1998 (arts.
1607 y ss.)porque ello daría lugar a nuevos problemas hermenéuticos. También se
prevén supuestos que la doctrina argentina ha trabajado extensamente, siguiendo sus
lineamientos: el hecho del damnificado, el caso fortuito, el hecho del tercero, la
imposibilidad de cumplimiento.”18 (la negrita y el subrayado es nuestro)
“ARTÍCULO 1726.- Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que
tienen nexo adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto
disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las
mediatas previsibles.” (La negrita y el subrayado es nuestro)
18
Fundamentos del Proyecto, páginas 184 y 185.
55
Como puede observarse, el texto del CCC es una mejor versión de lo estipulado en los
arts. 906, 903 y 904 del Código derogado.
56
“circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar”, en el caso concreto (arg.
conforme art. 512 Cód. Civil y 1724 CCC).
Un ejemplo
El juez de primera instancia hace lugar a la demanda contra la empresa "La Suiza
S.C.A.", condenando a esta última a abonar, en la medida de la responsabilidad del
70 % que se le decreta en el evento, el pago de las siguientes sumas: $30.386,41 en
concepto de gastos de reparación del vehículo, $ 700 por privación de uso, $3.780 por
desvalorización venal, $70 por gastos médicos, $1.400 por incapacidad sobreviniente y $
1.400 por daño moral, más intereses calculados a la tasa que paga el Banco de la
Provincia de Buenos Aires para los depósitos a plazo fijo a treinta días, desde la fecha
del accidente y hasta el efectivo pago.
57
Asimismo, rechaza la demanda de daños y perjuicios promovida contra los
demandados Sergio Daniel Bollo y Fabio Rubén Ledesma, y la citada en garantía
"La Segunda Seguros Grales. Coop. Ltda.".
Para arribar a esta solución, tiene por acreditado que los animales cruzaban el camino
de tierra por el que circulaba el actor, que ante ello el camión con acoplado que
transitaba delante de la pick up debió detenerse bruscamente, y que las
condiciones climáticas exigían extremar los cuidados para emprender el cruce del
ganado, por lo que considera que ha sido el accionar de los arrieros quienes sin las
previsiones que las circunstancias ameritaban pusieron en el camino la cosa riesgosa
causadora del evento dañoso, y por ende, responsabiliza a la empresa "La Suiza" en
su doble carácter de propietario de la hacienda y empleadora de los arrieros.
Dicho de otra manera, para el juez de primera instancia, la conducta de los arrieros
contribuyó causalmente, por lo menos en forma parcial, a la producción del hecho
dañoso.
Además, encuentra que el accionar del actor ha contribuido en la producción del evento
dañoso, debido a que las condiciones climáticas -escasa visibilidad por el efecto del
polvo en el camino-, el conocimiento del trayecto efectuado como conductor de larga
data y la habitualidad con que efectuaba el mismo, obligaban al automovilista a
reducir la velocidad al punto de poder frenar aún de golpe, en cualquier instante.
Como consecuencia de ello, estima que el actor deberá cargar con el 30% del perjuicio
provocado.
58
En la Alzada el vocal preopinante fue el Dr. Guardiola, quien comenzó por señalar un
tema clásico en materia de responsabilidad civil: la diferencia entre causa y condición.
"La causa es, entonces, una condición, pero no cualquier condición, sino una de
la que pueda predicarse una probabilidad calificada de haber desencadenado el
resultado. Causa y condición tienen entonces una relación de género a especie. La
condición es el género, la causa una especie de ella, muy particular y calificada y
con alta eficacia para desencadenar el resultado. Es así que, para esta teoría - la de
la causalidad adecuada- legalmente vigente en nuestro país, causa es solamente la
condición que según el curso normal y ordinario de las cosas, es idónea para
producir un resultado, debiendo regularmente producirlo" (la negrita y el subrayado
es nuestro)
“Con sana crítica (art. 384 del CPCC) debe por el contrario evaluarse que si el
vehículo delantero -camión con acoplado- de considerables mayores dificultades
de frenado…y también el de la docente Terzano, compañera de trabajo que en la
ocasión hacía el mismo trayecto, circulando a la zaga…, se detuvieron
indemnemente, la diferencia de lo acontecido con el rodado de las características
técnicas…el actor, debe ponerse en la exclusiva cuenta de su imprudente
conducción en cuanto a las variables de distancia y velocidad (art. 1111 del
CCivil).” (la negrita es nuestra)
59
Siendo compartido este criterio, se resolvió revocar la sentencia apelada, rechazando
íntegramente la demanda por daños y perjuicios entablada.
Nos detenemos en estas palabras: “Causa y condición tienen entonces una relación
de género a especie. La condición es el género, la causa una especie de ella, muy
particular y calificada y con alta eficacia para desencadenar el resultado. “
En un ejemplo más sencillo de la teoría de la causalidad adecuada y la diferencia
entre causa y condición: Si Juan empuja (deliberadamente o por culpa) a Pedro
contra una pared y Pedro se golpea contra esta, la pared fue condición del golpe
(el daño no lo produjo la pared, no fue daño por “riesgo” de la cosa), pero no fue
causa del daño, sino que lo produjo Juan. La conducta de Juan fue causa (material
y jurídica) del daño. La pared tuvo un papel inactivo, aunque indispensable en la
producción del daño. La pared no “desencadenó” el daño.
60
su celebración. Cuando existe dolo del deudor, la responsabilidad se fija tomando en
cuenta estas consecuencias también al momento del incumplimiento.”(La negrita es
nuestra)
“…El Código Civil francés (artículo 1150), dispone que "el deudor responde por los
daños que ha previsto o podido prever al celebrarse el contrato”. En el derecho
anglosajón, la regla surge con el precedente “Hadley vs. Baxendale” que toma en cuenta
lo que ha sido previsible al momento de contratar. Una regla similar es receptada en
diversos textos internacionales como la Convención sobre Compraventa Internacional de
Mercaderías. En la doctrina internacional, puede señalarse que los Principios de Unidroit
disponen:“Artículo 4.4.- (Previsibilidad del daño): La parte incumplidora es responsable
solamente del daño previsto o que razonablemente podría haber previsto al momento de
la celebración del contrato como consecuencia probable de su incumplimiento”. En la
legislación argentina, la norma de resarcibilidad de las consecuencias inmediatas y
61
necesarias está emparentada con esta antigua regla, ya que Vélez la fundaba en Pothier
citado en la nota al artículo 521…”19
Reparemos en que el texto del artículo admite casos de “causalidad impuesta y/o
presunta”. Por ejemplo, como sabemos, el art. 1113 del Código derogado, en la segunda
parte de su segundo párrafo, regula el tema de la responsabilidad del dueño o guardián
por los daños causados por el riesgo o vicio de las cosas y lo trata como un supuesto de
responsabilidad objetiva.
Dijimos, al tratar el factor de atribución objetivo, que en la misma línea transita el CCC
aunque con algunos agregados interesantes:
19
Fundamentos del Proyecto, página 185.
62
Nos preguntamos:
Estos casos de daño causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades
que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, ¿son algunos de los casos de
causalidad presunta y/o impuesta mencionados por el art. 1736?
Creemos que sí, pero con una inmediata aclaración: El artículo se refiere a causalidad
jurídica presunta (o impuesta). Es decir, probado el hecho (vgr. contacto del vehículo
en movimiento con el cuerpo de la victima) se presume que el daño fue causado por
el riesgo de la cosa. Dicho de otra manera, probada la causalidad material (vgr.
contacto del vehículo en movimiento con el cuerpo de la victima) se presume salvo
prueba en contrario la causalidad jurídica (el daño fue causado por el riesgo de la
cosa) Pero se mantiene el principio de que la causalidad material debe ser probada por
el actor.
Comentamos en el capítulo referido al factor de atribución que los arts. 1734 y 1735 del
CCC consagran, respectivamente, el principio tradicional en materia de cargas
probatorias y, como excepción, la llamada “teoría de las cargas probatorias dinámicas”,
que tanta utilización tiene hoy en día por parte de la jurisprudencia. Esta teoría, partiendo
de la base de la existencia de un deber de buena fe y colaboración procesal en cabeza
de las partes, concluye que la carga de la prueba debe recaer en aquella de las partes
que se encuentre en mejor situación de aportarla.
Uno de los peligros de esta postura es la posible afectación del derecho de defensa en
juicio, porque no existe, a priori, una regla o pauta para saber quien está en mejor
situación de aportar la prueba en cada caso concreto.
El CCC propone una solución interesante para este problema, al facultar al juez para
distribuir la carga de la prueba y comunicar la distribución de dichas cargas probatorias,
de manera que las partes puedan conocer de antemano las “reglas del juego”, en lugar
de lo que sucedía hasta ahora, cuando en la práctica se enteran con la sentencia.
Ahora bien, el CCC se refiere al tema de las cargas probatorias dinámicas, reiteramos,
en el art. 1735, donde faculta al juez para “distribuir la carga de la prueba de la culpa o
de haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál de las partes se halla en
63
mejor situación para aportarla”. Es decir, las cargas probatorias dinámicas no se
incorporan con carácter general, sino solo con referencia a la carga de la prueba de
la culpa.
En los Fundamentos del Proyecto, páginas 186 y 187 se señala que “…el juez debe
hacer una valoración de las posiciones probatorias, y si va a aplicar el régimen de las
cargas probatorias dinámicas, debe comunicarlo a las partes para evitar la afectación de
la defensa en juicio. De conformidad con los fundamentos expuestos anteriormente, se
incluyen normas relacionadas con la prueba del nexo causal. La regla es similar a
la anterior, porque cada parte debe probar los presupuestos que hacen a su pretensión,
y por ello la carga de la prueba de la relación causal y de las eximentes, corresponde a
quien las alega. Esta regla no se aplica cuando hay una ley que impute la causalidad o la
presuma. Una solución similar es la prevista en el artículo 1620 del Proyecto de
1998.”(La negrita y el subrayado es nuestro)
Reiteremos el texto pertinente del CCC y comparémoslo con el citado art. 1620 del
Proyecto de 1998:
Obsérvese que el CCC solo parece admitir la presunción legal de la causa, porque
no menciona a los casos donde conforme a las reglas de la experiencia, su existencia
sea presumible, como si lo hacía el art. 1620 del Proyecto de 1998.
64
Aún cuando el factor de atribución objetivo supone un beneficio para el actor, a la hora
de la distribución de las cargas probatorias, en este tema subsiste en la jurisprudencia
bastante vacilación respecto de un aspecto concreto de la carga probatoria del actor, en
casos de daños por el riesgo o vicio de la cosa (o de la actividad o prestación realizada
por el demandado):
Por supuesto, como decimos, esta cuestión de carga probatoria surge generalmente
cuando el daño es presuntamente causado por una cosa en la que la jurisprudencia no
tiene una opinión pacifica acerca de su “riesgosidad”. Por ejemplo, hoy día puede decirse
que es pacifica la jurisprudencia que entiende que un auto es cosa riesgosa (y con el
CCC, la cuestión quedará expresamente resuelta por el art. 1769, como vimos en el
capítulo referido al factor de atribución), entonces este tema especifico de carga
probatoria no va a ser importante en esos casos. En ese caso, la actora sólo debe probar
que el demandado es el dueño del auto con el cual se embistió a la víctima. Es decir,
prueba la relación de causalidad material entre el choque y el daño, por un lado y la
titularidad del dominio, por el otro. No necesita acreditar que el auto es cosa riesgosa.
Pero, ¿qué pasa con un daño causado por una botella que explota o un aerosol?
Como ejemplo de esta ultima postura tenemos el leading case "Ryan Tuccillo, Alan M.
c/CENCOSUD S.A. y otros s/daños y perjuicios"20 , un caso que conserva plena
vigencia pese al paso de los años.
20
CNCIV - SALA H - 26/03/1997
65
Allí, el vocal preopinante, Dr. Kiper, dice "La aplicación del art. 1113 exige la prueba de la
relación causal adecuada entre el daño y la cosa y no la prueba de que ésta era viciosa
o peligrosa, como alguna vez se ha requerido, pues esta última es un retroceso que
arguye desconocer el sentido del art. 1113, que presume la culpa tanto en los daños
causados con las cosas como en los derivados del riesgo o vicio de la cosa. Producido el
daño, hay que presumir que lo fue por el riesgo de la cosa (Kemelmajer de Carlucci, A.,
en "Cód. Civil..." cit., T.5, pág. 581)." (el subrayado es nuestro)
Si el demandado prueba causa ajena, se dice que demuestra la “ruptura del nexo
causal”, es decir que no hay causalidad jurídica (causalidad adecuada) entre el
hecho invocado en la demanda y el daño. Por ejemplo, la botella de cerveza
efectivamente explotó y lastimó al actor, pero fue porque este la golpeó contra una
pared.
66
probar “el presupuesto de hecho de la norma o normas que invocare como fundamento
de su pretensión…” (art. 377 Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).”
Esto que decíamos arriba tiene gran consenso. Los jueces (y los doctrinarios, en
general) siempre dicen que, en casos de responsabilidad objetiva, como son los casos
de daños por productos elaborados, el actor solo debe probar la “causalidad material”.
Hay jueces que entienden que, probar la relación de causalidad material, en un caso
de daños por productos elaborados implica probar simplemente, que los daños que
se reclaman fueron producidos por el contacto de la cosa con la victima y/o sus
bienes. El demandado, para eximirse, tendrá que probar causa ajena (vgr. culpa de la
victima)
Sin embargo, otros jueces dicen que el actor debe probar su versión de los hechos
expuesta en la demanda, que parece lo mismo pero no es lo mismo que el caso
anterior. No es lo mismo probar que me lastimé un ojo porque me impactaron los vidrios
de una botella, que demostrar que la botella me “explotó” en la mano sin que yo hiciera
nada.
Si no se prueba eso, aunque el contacto de la cosa con la victima y/o sus bienes
esté probado (la pericial médica demuestra que la lastimadura fue por vidrios de la
botella), el juez puede rechazar la demanda por considerar que el actor no ha probado
“la relación de causalidad material” (no probó que la botella le “explotó” en la mano sin
que él hiciera nada).21
Siguiendo con el tema, transcribo unos párrafos que ejemplifican la primera postura
jurisprudencial, de un artículo22 del Dr. Jorge Mario Galdós (los subrayados son míos):
“La regla sigue siendo que "la carga de la prueba del nexo de causalidad incumbe al
accionante" …, pero el contacto material o físico con la cosa presupone la configuración
de la relación de causalidad. "Basta con que el afectado demuestre el daño causado y el
21
El lector interesado puede profundizar en los siguientes fallos:
* C. Nac. Civ., sala K, 28/05/2004- Baños, Alicia C. v. Cervecería y Maltería Quilmes S.A.I.C.A. y G.). SJA
8/9/2004.JA 2004-III-260.
* C. Nac. Civ., sala B, 24/02/2006- Pagnotta, Marta M. v. Unilever de Argentina S.A.). SJA 31/5/2006.
En ambos, recomendamos prestar especial atención a como tratan los jueces intervinientes el tema de la
carga de la prueba de la relación de causalidad (Es decir, "quien" tiene que probar y "qué" tiene que probar).
22
"El riesgo creado, la culpa y cuestiones conexas", de Jorge Mario Galdós, publicado en: LA LEY
23/11/2006
67
contacto con aquélla, quedando a cargo de la demanda, como dueña o guardián,
acreditar la culpa de la víctima o de un tercero por quien no deba responder", porque "el
fin específico del art. 1113 del Cód. Civil es posibilitar la indemnización del daño causado
por riesgo o vicio, con independencia de toda idea de culpa"….
Esta postura es más favorable para el actor. Probado el contacto (aunque sea por
presunciones) y que dicho contacto causó los daños que se reclaman, el demandado
responde, salvo que pruebe causa ajena (es decir, caso fortuito, culpa o hecho de la
víctima o de un tercero por quien no debe responder).
68
manera, probada la causalidad material (vgr. la botella explotó y lastimó a la victima) se
presume salvo prueba en contrario la causalidad jurídica (el daño fue causado por el
riesgo o vicio de la cosa, es decir, la causalidad jurídica se presume) Pero se mantiene el
principio de que la causalidad material debe ser probada por el actor.
Reiteramos que el CCC solo se refiere al tema de las cargas probatorias dinámicas, en
el art. 1735, donde faculta al juez para “distribuir la carga de la prueba de la culpa o de
haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál de las partes se halla en mejor
situación para aportarla”. Es decir, las cargas probatorias dinámicas no se incorporan
con carácter general, sino solo con referencia a la carga de la prueba de la culpa,
cuestión ajena al factor de atribución objetivo, donde la culpa o no culpa del
demandado es irrelevante (conf. Art. 1742 del CCC).
Ahora bien, probada la causalidad material por el actor y, por tratarse de un factor de
atribución objetivo, presunta iuris tantum la causalidad jurídica, ¿cómo se exime el
demandado?: Únicamente probando causa ajena, es decir, probando que el daño fue
causado exclusivamente por hecho del propio damnificado, caso fortuito o hecho de un
tercero ajeno.
En lugar de hablar de culpa de la víctima, como hace el art. 1113 Código Civil, se usa,
como principio de exoneración, el concepto “hecho” del damnificado, pues la regla es
que si los actos voluntarios o involuntarios de la victima (vgr. un demente) rompieron el
nexo causal, el demandado no debe ser responsabilizado.
“ARTICULO 1730.- Caso fortuito. Fuerza mayor. Se considera caso fortuito o fuerza
mayor al hecho que no ha podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha
podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad, excepto
69
disposición en contrario.
Este Código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos.”
Este supuesto es muy interesante. La definición no parece muy distinta a la del Código
derogado:
Si bien la redacción no es la mejor, aquí se recalca que para que algo sea considerado
caso fortuito, debe ser un suceso ajeno al riesgo propio de la cosa o la actividad.
Recordemos el art. 514 del Código derogado, que define al caso fortuito como “el que
no ha podido preverse, o que previsto, no ha podido evitarse.”
Sin embargo, sabemos que no es una definición completa, pues le falta otro requisito
que surge indirectamente del art. 513: La ajenidad. El caso fortuito debe ser ajeno a las
partes.
¿Y qué quiere decir esto?:
70
mayor: su funcionamiento en los casos de responsabilidad civil por culpa y
responsabilidad objetiva", y entre las Recomendaciones que allí se formularon se
menciona la siguiente: "En los casos de responsabilidad objetiva, tanto contractual como
extracontractual, el caso fortuito debe ser extraño a la cosa o la actividad sobre la que
pesa una presunción de responsabilidad” ) Esto ha sido aplicado por nuestra
jurisprudencia a la hora de evaluar la responsabilidad de un empresario y así, por
ejemplo, se responsabilizó a un supermercado por la explosión de una botella de
gaseosa en una góndola. El hecho tal vez era inevitable, pero no era un riesgo ajeno al
riesgo empresarial, porque es previsible.23
O sea, el hecho del tercero debe ser inevitable y ajeno a las contingencias propias
del riesgo de la cosa y de la actividad.
El siguiente caso, otro autentico leading case, sirve para darse una idea:
Al revocar la sentencia que había rechazado la demanda de un joven que perdió un ojo
con motivo de un incidente en una discoteca, la Suprema Corte de Justicia bonaerense
resolvió que los propietarios de locales bailables asumen un deber contractual de
seguridad, cuyo incumplimiento genera una responsabilidad de carácter objetivo.
Así lo resolvió en autos "FERNÁNDEZ, FERNANDO C/ROLL S.R.L. Y/O SOUL TRAIN
S/DAÑOS Y PERJUICIOS”, del 14 de abril de 2004. De la causa surge que el
accionante concurrió a la discoteca “Soul Train” explotada comercialmente por “Roll
S.R.L.”, donde fue agredido por una persona desconocida que huyó luego de golpearlo
violentamente en su ojo izquierdo.
A raíz de la lesión sufrida perdió inmediatamente la visión, lo que motivó una inmediata
intervención quirúrgica, derivando esta en una infección que requirió una nueva
operación y, en definitiva, la pérdida total del ojo y la colocación de un implante.
El mismo actor manifiesta en su absolución de posiciones que “se metió” en una
discusión de dos chicos, “de comedido”, ofreciendo un vaso de bebida dado que
23
Al respecto, vuelvo a recomendar la lectura del ya mencionado fallo de autos "Ryan Tuccillo, Alan M.
c/CENCOSUD S.A. y otros s/daños y perjuicios" - CNCIV - SALA H - 26/03/1997,
71
tironeaban por otro que tenían ellos. Concluyó la situación cuando al volver él a su mesa,
siente un fuerte golpe no sabiendo de dónde provino, encontrándose posteriormente
acreditado que fue golpeado con un vaso en la zona cercana al ojo.
Por su parte, la Sala I de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del
Departamento Judicial de San Martín confirmó el fallo que había rechazado la demanda.
Para resolverlo así sostuvo que de conformidad con las probanzas colectadas se ha
tratado para la accionada de un caso fortuito, dado su carácter de imprevisto e
inesperado.
Según ese fallo, los hechos no fueron inicialmente de magnitud como para reprocharse a
los agentes de seguridad interna del lugar -los que en número de diez o doce recorrían el
sitio permanentemente- y su no intervención se debió al carácter de espontáneo de lo
sucedido.
Ante esto, la parte actora interpuso recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley.
La mayoría de los ministros del Máximo Tribunal bonaerense señalaron que se estaba
en presencia de un incumplimiento contractual, dado que el dueño del establecimiento
donde ocurrieron los hechos -la discoteca “Soul Train”- asumió una obligación de
seguridad enderezada a preservar la integridad física de los concurrentes a la misma,
añadiendo que, ese deber reviste naturaleza objetiva, razón por la cual es absolutamente
irrelevante todo intento de probar su “no culpa” en el cuidado y en la vigilancia del
establecimiento.
Uno de los ministros que integró la mayoría, el Dr. Roncoroni, destacó que “la actividad
dinámica de la empresa, el servicio pleno y total que ella misma presta y “vende”,
necesita e incorpora como coprotagonistas inconscientes de ese mismo servicio a
quienes lo reciben: los centenares de jóvenes que masiva y tumultuosamente por
las noches (generalmente de los fines de semanas o previas a un día feriado) compran
su entrada para ingresar al local y disfrutar en él de la “movida” que ellos mismos,
masivamente, contribuyen a generar, conjuntamente con los riesgos que se
desprenden de ella.”
“Desde esta mirada, en que los propios clientes, al mismo tiempo que consumen
masivamente el producto que la empresa les vende, “coparticipan” también en su
gestación sin recibir específico provecho o contraprestación por tal
coparticipación, lo menos que puede y debe exigirse de la empresa es que asuma
el costo de la prevención de los riesgos y de la reparación de los daños previsibles
que tal actividad provechosa para ella genera a sus clientes (incluso, sería de
desear que el legislador, imponga un seguro forzoso de responsabilidad civil por estos
riesgos)”, añadió el ministro. (la negrita y el subrayado nos pertenece)
72
Para Roncoroni, “en estos casos, en que la satisfacción del fin práctico perseguido por
ambas partes del contrato (el propósito que les sirve en la vida real), coloca a los clientes
de la discoteca en una relación tan inmediata e íntima con los riesgos que la actividad
comercial de esta genera, la obligación tácita de seguridad que forma parte del
cortejo que entorna a la prestación principal de la empresa -y que está dirigida a
contrarrestar los riesgos que esa prestación principal prometida y puesta en marcha
puede provocar- ha de reputarse una obligación de resultado, con lo que su
responsabilidad se objetiva -y se ajeniza a la indagación sobre la culpa del deudor-“. (la
negrita nos pertenece)
Con relación al caso fortuito, la mayoría de los ministros consideró que el ataque sufrido
por el actor no podía considerarse como inesperado, dadas las características de la
actividad desarrollada por la empresa.
De ese modo, se hizo lugar al recurso, revocando el fallo impugnado y devolviendo los
autos al tribunal de origen, que deberá dictar nuevo pronunciamiento.
Lo que más nos interesa de este fallo en este momento es que, en ciertas actividades,
un cliente que causa un daño a otro no puede considerarse “tercero ajeno”, porque
constituye una “contingencia propia del riesgo de la actividad”.
CAPITULO V
1. DAÑO
1. El Daño en el CCC
El CCC trata el tema referido al “daño resarcible” entre los artículos 1737 y 1748. En
esos artículos trata sobre los daños patrimoniales y los no patrimoniales, sean de
73
fuente contractual o extracontractual. No olvidemos que ambas orbitas se unifican
en el CCC.
24
"Halabi, Ernesto c/ P.E.N. - ley 25.873 - dto. 1563/04 s/ amparo ley 16.986", CSJN, 24 de febrero de
2009.
74
Tradicionalmente se dice que, para ser resarcible, el daño debe ser cierto, subsistente;
y afectar un interés legítimo del damnificado. Eran criterios que aparecen en el
derogado Código Civil y se mantienen, con redacción más clara, en el CCC.
Veamos:
a) Daño cierto: No debe ser un mero daño hipotético o eventual. Puede ser actual o un
daño futuro: es decir no realizado aún al momento del hecho o aún al momento de la
sentencia pero cierto, en cuanto a que inevitablemente se producirá, porque su causa
generadora ya existe (vgr, perdida de ganancias por incapacidad física).
En ese sentido, actualmente la jurisprudencia considera que la pérdida de una chance
es un daño actual y cierto, y, por lo tanto, susceptible de ser indemnizada.
75
El juez de primera instancia halló acreditado que los actores no pudieron participar del
sorteo de “Marlboro tiene 10 convertibles rojos”, por cuanto la urna en cuestión no fue
retirada del local donde estaba expuesta. También, que la empresa organizadora de tal
evento, efectuó un nuevo sorteo denominado “Marlboro tiene dos convertibles más”.
Pero se afirma en el fallo que el hecho que los accionantes participaran en este nuevo
sorteo no obsta a la frustración que padecieron, toda vez que la chance se caracteriza
por ser “única e irrepetible”.
En orden a ello, fija la cantidad de pesos doscientos a favor de cada uno de los actores
por pérdida de chance, rechazando el reclamo por daño moral por no hallar configurado
el mismo y porque la intención de la demandada al hacerlos participar de un segundo
sorteo fue la de compensarlos, no advirtiéndose engaño.
El fallo es apelado por ambas partes. Entiende la demandada que si indemnizar radica
en poner al que reclama en la misma situación en la que se encontraba antes de
producido el daño, su parte, antes de iniciar el presente proceso colocó a los actores en
una situación tres veces superior a la que se encontraban los mismos antes de
producido el daño. Se refiere al hecho de realizar un nuevo sorteo (“Marlboro tiene dos
convertibles más”) donde hicieron participar a los actora y a otras personas que se
encontraban en la misma situación. Sostiene que la urna de los actores que debía ser
retirada después del 31-12-2001, participaba del segundo de los sorteos, es decir, por
cinco convertibles y no por los 10, y participando del sorteo por dos convertibles tuvieron
mayor porcentaje de posibilidades como explica el perito, por lo que no existe daño
alguno que deba recompensarse. Critica también el monto fijado por considerarlo
irrazonable. Sostiene que, como surge de la pericia, dividiendo el monto del premio
($323.400) por 16.300.000, que fueron la cantidad de participantes, arroja la suma de
0,01984. Por lo que el monto dado en la sentencia ($200), corresponde a la chance de
10.000 participantes. Por último se agravia por la imposición de costas, solicitando que
dado el monto reclamado en la demanda y el que prospera, las costas deben imponerse
a la actora o eventualmente en el orden causado.
Por su parte los accionantes dicen que el perito ingeniero realizó el cálculo de
posibilidades basado en datos y estimaciones suministradas por la demandada, por lo
que afirman que no constan datos indudables que confirmen la cantidad de participantes
en el sorteo realizado. Entienden que si se sostiene que el quantum indemnizatorio por
pérdida de chance debe ir rigurosamente ligado al cálculo de probabilidades efectuado
por el experto, las bases para la realización del mismo deben ser igualmente rígidas y
confiables. Argumentan que debe ser formalizado teniendo en cuenta a las únicas
76
personas que se encuentra fehacientemente comprobado que participaron o debieron
participar en el sorteo: los ganadores y los participantes de la urna en cuestión.
Sostiene que el valor de la chance perdida debe contemplar la situación económica de
los actores si la chance se hubiera concretado y el valor de los premios. Por último se
agravian por el rechazo del reclamo por daño moral.
En la Alzada, el vocal preopinante fue el Dr. Bialade quien señaló que “la "chance" como
mera expectativa no es indemnizable. Requiere para serlo un grado de certeza acerca
de que, conforme el orden natural o el curso ordinario de las cosas, las previsiones
tenidas en mira ofrecen posibilidades serias de concretarse, pues de lo contrario se
convierten en un daño eventual no alcanzado por la obligación de reparar...” (la negrita
es nuestra)
En orden a lo anterior, el magistrado recordó que “esta Sala ha dicho que en el daño por
pérdida de chance, debe existir la certeza de que, de no mediar el evento dañoso, el
damnificado habría mantenido la esperanza normal y razonable de obtener en el
futuro una ganancia o evitar una pérdida patrimonial.” (la negrita es nuestra)
Por lo dicho, “siendo que en caso de pérdida de chance la probabilidad debe superar
el terreno de la conjetura o hipótesis y el requisito de la certidumbre del daño -actual o
futuro- se configura en base al acontecer regular de los hechos -el llamado "principio
de regularidad"- es decir lo que sucede "según el curso natural y ordinario de las
cosas", como lo expresó Vélez Sarsfield en el art. 901 del Código Civil, dada la
insignificante probabilidad con que contaban los actores de obtener un premio en
el segundo de los sorteos (0,613 diez millonésimas), como determinara el perito,
estimo que la misma no supera la valla a que hiciera referencia al principio, por lo que el
de autos no pasa de ser un daño hipotético o conjetural, y por lo tanto sin obligación
de reparar.
Por lo que si mis consideraciones son compartidas habrá de modificarse el fallo en este
aspecto y rechazarse el reclamo por pérdida de chance.” (la negrita es nuestra)
Siendo compartido el criterio del preopinante por los demás integrantes de la Sala, se
dispuso rechazar la demanda con costas para los actores vencidos.
Veamos, otro supuesto: por ejemplo, si un abogado deja vencer un término y consiente
por ello una sentencia adversa a su cliente, ¿qué se debe indemnizar en estos casos?
En principio, la doctrina y jurisprudencia nacional tienen una opinión favorable a admitir
el resarcimiento por pérdida de chance. Debe quedar claro que en este caso el daño
77
no es la ganancia perdida, por ejemplo, sino la chance de obtener una ganancia.
Ese es el daño cierto.25
b) Daño subsistente: Es decir, el daño debe existir al momento en que debe ser
resarcido. Si la propia víctima reparó el daño a su costa, el daño subsiste en el
patrimonio de aquélla y debe ser indemnizado. Si lo reparó un tercero, a su costa, este
se subroga en los derechos del acreedor original (arts. 727 y 768, inc. 3º, derogado Cód.
Civ. y 914 y sgtes CCC).
c) Interés legítimo
El interés lesionado debe ser tutelado por la ley. Por ejemplo, un vendedor de cocaína
que entregó su “mercadería” a crédito y a quien no le pagaron no puede pretender
protección legal.
Por supuesto, no es necesario que el ordenamiento jurídico expresamente admita una
conducta para que esta merezca tutela legal. Basta con no ser contrario a la normativa
de orden público y la moral o buenas costumbres. (arg. arts. 19 Constitución Nacional y
arts. 21, 22, 910, 911 y 953 del derogado Código Civil y 15, 51 a 61, 279 y 281, entre
otros, del CCC)
25
Encontramos dos ejemplos jurisprudenciales de perdida de chance en casos de mala praxis de abogados en
los siguientes fallos:
* “ZUFFO, MAGDALENA B. C/ MARTÍNEZ P., D. H. S/ DAÑOS Y PERJUICIOS" - CNCIV - SALA G
- 16/08/2001
* "BATTAGLIESE JUAN ENRIQUE C/ E. J. C. Y OTRO S/ DAÑOS Y PERJUICIOS, CNCIV - SALA
M, 29/11/04”
78
“ARTÍCULO 1739.- Requisitos. Para la procedencia de la indemnización debe existir un
perjuicio directo o indirecto, actual o futuro, cierto y subsistente. La pérdida de chance es
indemnizable en la medida en que su contingencia sea razonable y guarde una
adecuada relación de causalidad con el hecho generador.” (el subrayado es nuestro)
El artículo 1740 del CCC establece el principio de la plena reparación del daño:
“Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la restitución de
la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago en
dinero o en especie. La víctima puede optar por el reintegro específico, excepto que sea
parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe
fijar en dinero. En el caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la
identidad personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la publicación de la
sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del responsable.” (el subrayado es
nuestro)
Siguiendo con el art. 1740, el CCC incorpora, como regla general, la posibilidad de que
se publique la sentencia, en casos en los que se haya lesionado el honor, la intimidad o
la identidad personal.
Por empezar, en el CCC se busca un enfoque integral, que le preste igual atención a la
reparación de daños patrimoniales y no patrimoniales.
79
“ARTÍCULO 1738.- Indemnización. La indemnización comprende la pérdida o
disminución del patrimonio de la víctima, el lucro cesante en el beneficio económico
esperado de acuerdo a la probabilidad objetiva de su obtención y la pérdida de
chances. Incluye especialmente las consecuencias de la violación de los derechos
personalísimos de la víctima, de su integridad personal, su salud psicofísica, sus
afecciones espirituales legítimas y las que resultan de la interferencia en su proyecto de
vida”. (el subrayado es nuestro)
80
El artículo 1738, en coincidencia con la doctrina y jurisprudencia nacional
moderna, parte de la base de que el daño extrapatrimonial (o moral) no solo
comprende la afección espiritual, o el “daño a los sentimientos”, sino todo
menoscabo en la calidad de vida, toda perdida en las posibilidades vitales, toda
lesión, por ejemplo, a la posibilidad de esparcimiento, de viajar, de practicar
deportes, de mantener relaciones sexuales, de practicar un hobby, etc. La
alteración del proyecto de vida integra esta categoría.
Por ejemplo, el CCC, como regla aplicable a todos los daños, contractuales o
extracontractuales, establece lo siguiente:
26
Al respecto, recomendamos la lectura del artículo “¿EXISTE UN DAÑO AL PROYECTO DE VIDA?”,
de Carlos Fernández Sessarego, un trabajo clásico en la materia. En Internet:
http://www.revistapersona.com.ar/Persona11/11Sessarego.htm
81
moratorio es acumulable al del daño compensatorio o al valor de la prestación y, en su
caso, a la cláusula penal compensatoria, sin perjuicio de la facultad morigeradora del
juez cuando esa acumulación resulte abusiva. (el subrayado es nuestro)
Obsérvese este texto, que hay que relacionar con el art. 1740, antes tratado: para lograr
la “reparación plena” se debe condenar al responsable a compensar a la víctima con un
valor (en dinero o en especie) y, además, reparar el daño causado por la mora
ARTÍCULO 1748.- Curso de los intereses. El curso de los intereses comienza desde
que se produce cada perjuicio.
82
debe considerarse eventual o meramente hipotético y, por lo tanto, no susceptible de
resarcimiento.
Recordemos que el CCC ensaya una definición en el art. 1739, cuando establece que
“La pérdida de chance es indemnizable en la medida en que su contingencia sea
razonable y guarde una adecuada relación de causalidad con el hecho generador”.
Entendemos que alude a que debe existir un grado de probabilidad que “se configura en
base al acontecer regular de los hechos -el llamado "principio de regularidad"- es
decir lo que sucede "según el curso natural y ordinario de las cosas", para usar las
palabras del fallo “DÍAZ, CLAUDIA A. C/ MASSALIN PARTICULARES S.A. S/ DAÑOS
Y PERJUICIOS”, antes reseñado.
También está legitimado cualquiera que haya pagado la reparación, por aplicación de los
arts. 914 y 915 del CCC.
83
“ARTICULO 1745.- Indemnización por fallecimiento. En caso de muerte, la
indemnización debe consistir en:
a) los gastos necesarios para asistencia y posterior funeral de la víctima. El derecho a
repetirlos incumbe a quien los paga, aunque sea en razón de una obligación legal;
b) lo necesario para alimentos del cónyuge, del conviviente, de los hijos menores
de veintiún años de edad con derecho alimentario, de los hijos incapaces o con
capacidad restringida, aunque no hayan sido declarados tales judicialmente; esta
indemnización procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al
damnificado indirecto; el juez, para fijar la reparación, debe tener en cuenta el tiempo
probable de vida de la víctima, sus condiciones personales y las de los reclamantes;
c) la pérdida de chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos;
este derecho también compete a quien tenga la guarda del menor fallecido.” (la negrita y
el subrayado es nuestro)
84
en cuenta el tiempo probable de vida de la víctima, sus condiciones personales y
las de los reclamantes.
En las demandas, encontramos este rubro muchas veces dividido o discriminado como:
a) Incapacidad física
b) Incapacidad psíquica
85
en su vida de relación, lo que repercute en sus relaciones sociales, deportivas, artísticas,
etc.", y que, por el otro, "debe ser objeto de reparación, al margen de lo que pueda
corresponder por el menoscabo de [la] actividad productiva y por el daño moral,
pues la integridad física en sí misma tiene un valor indemnizable" (Fallos: 308:1109,
1115 y 1116). De ahí, que "los porcentajes de incapacidad estimados por los peritos
médicos -aunque elementos importantes que se deben considerar- no conforman pautas
estrictas que el juzgador deba seguir inevitablemente toda vez que no sólo cabe
justipreciar el aspecto laboral sino también las consecuencias que afecten a la
víctima, tanto desde el punto de vista individual como desde el social, lo que le
confiere un marco de valoración más amplio" (Fallos: 310:1826, 1828/1829)."(la negrita
es nuestra)
Dado que no hay un “listado oficial” que nos diga cómo debemos denominar a los daños
que integran la llamada “cuenta indemnizatoria”, hasta ahora es cuestión convencional
indemnizar el menoscabo extrapatrimonial que produce la incapacidad sobreviniente
junto con el menoscabo patrimonial de la misma (un solo monto por incapacidad
sobreviniente, comprensivo del daño patrimonial y extrapatrimonial que produjo la
misma) o hacerlo por separado (un monto por incapacidad sobreviniente, comprensivo
del daño patrimonial y otro monto en concepto de “daño moral”, referido al daño
extrapatrimonial que generó la incapacidad).
Existen métodos para cuantificar y dar uniformidad a las cifras de condenas de los
daños. La prueba del perjuicio puede ser convencional o en base a presunciones,
estimaciones y cálculos estadísticos actuariales. La noción de probabilidad aparece
reiteradamente en las decisiones judiciales. Para resolver con un cierto grado de certeza
en casos que sólo hay una "probabilidad", no sólo es necesaria la intuición, la
experiencia y la ciencia del abogado, sino también el aporte del matemático, que ayuda
mejor a tomar decisiones en situaciones de incertidumbre por medio de la introducción
de herramientas cuantitativas que permiten fundar la fijación de una cantidad en criterios
objetivos.
86
Además, a los fines de una mínima uniformidad, es fundamental la publicidad de las
decisiones, no sólo en cuanto a sus fundamentos jurídicos como es clásico que surja de
los repertorios jurisprudenciales, sino también en cuanto a las cantidades fijadas en los
fallos. Obviamente, para que los números tengan algún sentido, es menester incluir entre
los datos que se dan a conocer las variables que dieron lugar a cierta y determinada
cantidad. Así, los precedentes pueden constituir una relevante fuente de derecho, en
construcción paulatina de criterios de semejanza y diversidad que den lugar a soluciones
similares para casos semejantes.
El tema en el CCC
"La reparación por daño material causado –en el caso de autos, fallecimiento–, debe
estar dado, por un capital que puesto a interés del 6% se amortice en un período
calculado como probable de vida de la persona o personas que tienen derecho a la
indemnización, mediante la percepción de una suma mensual similar a la que hubieran
recibido de no haber mediado el evento. … el capital que corresponde fijar en concepto
de daño material es de $ 1.400.000 actualizado a la fecha de la sentencia. Para alcanzar
27
Cámara Nacional del Trabajo (sala 3), sentencia del 16 de junio de 1978, 81 El Derecho (1979) p. 312.
87
esa cifra he aplicado la fórmula matemática adoptada en casos anteriores: C = a · (1 –
Vn ) · 1/i ; donde Vn = 1/(1 + i)n
Dicho de otra manera, esta fórmula, conocida como formula “Vuoto”, por el fallo citado, o
Moore, por su creador, busca determinar una suma que, con los intereses que vaya
devengando y con una paulatina disminución de su capital, (por los retiros periódicos),
alcance como aporte a la subsistencia durante el tiempo probable de vida útil que
hubiera tenido la victima de no haber sufrido el daño.
No queremos decir con esto que el CCC adopte expresamente la formula Moore, sino
que establece un criterio de determinación o cuantificación de la incapacidad
sobreviniente, para el cual la formula Moore, en alguna de sus versiones, puede
resultar de gran utilidad.
88
EJEMPLOS DE ESTA TEORIA
La Sala 2 de esa Cámara en lo Civil y Comercial de Bahía Blanca, en los autos "B. LUIS
ARNALDO C/ MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD DE BAHIA BLANCA Y OTRO S/
INDEMN.DS. Y PS. Y BENEFICIO DE LITIGAR SIN GASTOS" (junio de 2006),
confirmó la sentencia que condenó a un Centro de Salud y al Municipio a indemnizar al
actor, por daño moral producido al diagnosticarle erróneamente que era portador del
virus de inmunodeficiencia adquirida. El Tribunal de Alzada estimó el monto por daño
moral en $ 100.000, equivalente al importe que necesitaría el actor para adquirir
“una casa sencilla “.
En cuanto al reclamo por daño moral, el vocal preopinante entiende que por la gravedad
del mismo, resulta pertinente el aumento del monto decretado en primera instancia y, a
la hora de la difícil cuantificación de este rubro, introduce un muy interesante
fundamento:
“Estamos ante un hombre joven sin capacitación ni especialización conocida pero
dispuesto al trabajo y ávido de progreso -recordemos que la odisea comienza en
un examen médico preocupacional-, casado y padre de dos hijos.
Veo para B. como el edén que se contrapone al infierno vivido, el continente físico
del hogar en que se reencuentra con su familia y con la vida; una casa sencilla pero
propia, a la que estimo se puede acceder con 100.000 pesos.
Esa es la indemnización que propongo reciba el actor (art.1078 C.C. y art. 165
CPC).” (la negrita es nuestra)
En los autos “M., J. L. v. C., M. C.”, en sentencia del 18 de septiembre de 2008, la Sala
II de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Bahía Blanca confirmó la
condena a indemnizar con $5000 al actor, en concepto de daño moral, por la agresión
que este sufriera de parte del demandado.
Para fundar el quantum del daño moral, el Tribunal señaló que con el monto otorgado se
debe procurar que el damnificado encuentre “causas externas que le produzcan placeres
y alegrías que en alguna medida logren compensar los padecimientos sufridos”, teniendo
89
en cuenta su condición económica y social. En tal sentido, se destacó que “el actor se
encuentra en la etapa de madurez de su vida, es una persona de escasos ingresos, tal
como lo reconoció al demandar y pedir su beneficio de litigar sin gastos, encontrándose
por ende en un nivel socioeconómico bajo”, por lo que “con los $ 5000 fijados como
indemnización por daño moral en la instancia anterior no puede accederse a
mucho más que un excelente televisor, o unas vacaciones dentro del país”, lo que
se consideró una reparación suficiente para el daño moral padecido.
¿Cuándo hay gran discapacidad y cuando no?: Queda librado al criterio judicial.
90
7. LEGITIMACIÓN PASIVA EN GENERAL. RESPONSABILIDAD DIRECTA E
INDIRECTA. DISTINTOS SUPUESTOS
LEGITIMACION PASIVA
Tienen legitimación pasiva, es decir que pueden ser demandados por indemnización, el
responsable directo (quien realizó el acto dañoso) y el responsable indirecto (alguien
que no realizó el acto pero a quien, por distintas razones, el ordenamiento jurídico le
atribuye sus consecuencias, como es el caso del dueño de una cosa riesgosa que era
usada por el guardián, o el de los padres, por los daños causados por sus hijos
menores).
Responsable directo
91
Este artículo 1749 está relacionado con el siguiente:
ARTICULO 1750.- Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño causado
por un acto involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el
artículo 1742.
El acto realizado por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su
autor, sin perjuicio de la que corresponde a título personal a quien ejerce esa fuerza.
28
Página 99 de los Fundamentos.
92
8. PLURALIDAD DE RESPONSABLES
LA SOLIDARIDAD
Sin distinguir en factores de atribución, el artículo 1751 del CCC sienta la siguiente
regla:
Si varias personas participan en la producción del daño que tiene una causa única, se
aplican las reglas de las obligaciones solidarias….
93
Cuando hay varios deudores solidarios (solidaridad pasiva), entre ellos se aplican estos
principios, según el régimen del CCC:
Por supuesto, en las obligaciones solidarias, el deudor que pagó toda la deuda podrá
cobrarse de los otros codeudores, según la participación de cada uno en el total. Es el
principio de contribución:
ARTICULO 840.- Contribución. El deudor que efectúa el pago puede repetirlo de los
demás codeudores según la participación que cada uno tiene en la deuda. La acción de
regreso no procede en caso de haberse remitido gratuitamente la deuda.
a) lo pactado;
PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA
94
suspensión del curso de la prescripción extintiva están regidas por lo dispuesto en el
Título I del Libro Sexto.
2) LA SEGUNDA PARTE DEL ART. 1751: “Si la pluralidad deriva de causas distintas,
se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.”
La redacción de esta segunda parte del artículo es confusa y en los Fundamentos nada
se aclara, pero, como veremos, en otras partes del CCC se alude a los “responsables
concurrentes” o a los que “responden concurrentemente”.
Como aclaración previa, cabe destacar que las obligaciones concurrentes presentan
similitudes con las obligaciones solidarias con solidaridad pasiva, dado que en ambos
casos hay pluralidad de deudores y el acreedor le puede exigir el total a cualquiera de
ellos. Tanto es así que el CCC dispone la aplicación subsidiaria de las reglas de las
obligaciones solidarias:
ARTICULO 852.- Normas subsidiarias. Las normas relativas a las obligaciones solidarias
son subsidiariamente aplicables a las obligaciones concurrentes
29
Alterini - Ameal - López Cabana, Derecho. de Obligaciones, Abeledo Perrot, 1996, pag. 536
95
“Las obligaciones concurrentes tienen:
{1) identidad de acreedor;
(2) Identidad de objeto debido, al que están referidas las obligaciones que concurren;
(3) Diversidad de deudores;
{4) Diversidad de causas de deber, que son distintas e independientes entre sí;
(5) Generación de deudas distintas, a diferencia de las solidarias en las cuales la deuda
es única.” (la negrita y el subrayado es nuestro)
ARTICULO 850.- Concepto. Obligaciones concurrentes son aquellas en las que varios
deudores deben el mismo objeto en razón de causas diferentes.
Veamos cómo trata el tema de los efectos el CCC y, de paso, comparemos con las
obligaciones solidarias de solidaridad pasiva (ver arts. 832, 835 y 838 CCC):
a) el acreedor tiene derecho a requerir el pago a uno, a varios o a todos los codeudores,
simultánea o sucesivamente; (igual que en obligaciones solidarias de solidaridad
pasiva)
b) el pago realizado por uno de los deudores extingue la obligación de los otros
obligados concurrentes; (igual que en obligaciones solidarias de solidaridad pasiva)
96
d) la confusión entre el acreedor y uno de los deudores concurrentes y la renuncia al
crédito a favor de uno de los deudores no extingue la deuda de los otros obligados
concurrentes; (igual que en obligaciones solidarias de solidaridad pasiva)
f) la mora de uno de los deudores no produce efectos expansivos con respecto a los
otros codeudores; (diferente a las obligaciones solidarias de solidaridad pasiva, ver
art. 838 CCC)
h) la acción de contribución del deudor que paga la deuda contra los otros obligados
concurrentes se rige por las relaciones causales que originan la concurrencia. (Esta es
una diferencia importante con las obligaciones solidarias de solidaridad pasiva,
porque quien paga la totalidad de la deuda, puede ser, en definitiva, el único
responsable de haberla constituido.
3030
Ob. cit. págs. 536 y 537.
97
En las obligaciones concurrentes, el deudor que pagó cuenta con una acción de
regreso contra el otro obligado, a menos que él mismo haya sido responsable a
título personal…; en el ejemplo anterior, si pagó el ladrón, carece de acción de
regreso contra el comodatario.” (la negrita y el subrayado es nuestro)
JURISPRUDENCIA RECIENTE:
En los autos "HOSPITAL RAMON SANTAMARINA C/ NAVEYRA ADOLFO ENRIQUE
S/REPETICION SUMAS DE DINERO" (Sala I de la Cámara de Apelación en lo Civil y
comercial de Azul, 01/12/15) se analizó el tema de las acciones de regreso, en el marco
de las obligaciones concurrentes.
El Tribunal de Alzada comenzó por establecer la inaplicabilidad al caso del CCC, dado
que, en palabras del preopinante, Dr. Louge Emiliozzi, "el hecho constitutivo inmediato
por el que reclama el Municipio resulta ser el pago de la condena recaída en los autos
“Agostino”, el cual, obviamente, tuvo lugar antes de la entrada en vigencia del nuevo
Código. Ello lleva a concluir que el presente caso debe ser resuelto bajo los
parámetros del Código derogado, lo que no obsta, naturalmente, a la posibilidad de
recurrir al nuevo Código como fuente –no formal- del derecho." (la negrita es
nuestra)
Luego de reseñar las distintas posturas surgidas en nuestra doctrina, en virtud de que el
Código Civil derogado no trataba la categoría de obligaciones concurrentes, el
magistrado concluye destacando que “el presente caso es una muestra cabal de esta
98
situación dramática a la que lamentablemente nos enfrentamos con frecuencia: un niño
que podría haber nacido normalmente y gozar de una vida plena, tuvo la mala
fortuna de nacer durante un conflicto laboral muy severo, lo que produjo que no
hubiera ginecólogo ni obstetra en el hospital municipal. El resultado está a la vista,
ya que las circunstancias en las que tuvo lugar el parto produjeron que F. padezca de
parálisis cerebral y cuadriplejia, lo cual –naturalmente- se traduce en una incapacidad
absoluta.
En este marco, entiendo que la responsabilidad que en segunda instancia se le pudo
haber atribuido al Dr. Naveyra lo fue simplemente frente a las víctimas, pero en las
relaciones internas entre el profesional y el nosocomio –únicos sujetos que son
parte en este proceso- la responsabilidad ha de ser atribuida exclusivamente al
ente asistencial.
De lo contrario trataríamos muy severamente a un profesional que optó por no adherir a
la huelga y sentaríamos un precedente muy peligroso para casos futuros. Podríamos
decir que es público y notorio –por la frecuencia con la que se producen estos conflictos
laborales- que los profesionales, y en especial los médicos, se enfrentan durante los
mismos a un dilema de hierro que excede en mucho lo jurídico y se instala en el campo
moral: si adhieren a los paros dejan de prestar un servicio público esencial, con el peligro
cierto e inminente que ello implica para la salud y la vida de las personas, en especial
para las más vulnerables, que no cuentan con medios para costearse la atención en un
nosocomio privado; si optan por no adherir al paro –como en el caso ocurrió con el
Dr. Naveyra- deben prestar sus servicios en circunstancias sumamente
desfavorables, ya que no cuentan con los profesionales auxiliares o, lo que es más
grave aún, deben realizar prácticas para las cuales no están especializados.
Todo lo expuesto me lleva a concluir que las eventuales faltas que pudo haber cometido
el Dr. Naveyra no deben evaluarse aisladamente sino en el marco del grave conflicto
gremial que en esos días afectó la atención del Hospital Ramón Santamarina de la
ciudad de Tandil, produciendo un “desmantelamiento” del servicio de salud. De modo
que podemos afirmar – ...que fueron circunstancias propias del nosocomio las que
determinaron, en última instancia, la producción del perjuicio.” (la negrita y el
subrayado es nuestro)
Dicho de otra manera, el Municipio no tiene acción contra el médico, porque el daño fue
producido por el ente asistencial. Al contrario, de haber pagado, habría sido el médico el
que tiene acción contra el Municipio.
Recordemos que el CCC permite llegar a la misma solución a la que arribó la Cámara:
99
ARTICULO 851.- Efectos. Excepto disposición especial en contrario, las obligaciones
concurrentes se rigen por las siguientes reglas:...
h) la acción de contribución del deudor que paga la deuda contra los otros obligados
concurrentes se rige por las relaciones causales que originan la concurrencia.
O sea, para la Cámara, el deudor que pagó la deuda, (el Municipio), no tiene acción de
contribución contra el otro obligado concurrente, porque, entre ellos, fue el único
causante del daño. En otras palabras, la relación interna entre ambos codeudores
(Municipio y médico), no genera ninguna acción a favor del primero contra el segundo.
100
2) Art. 1754: La responsabilidad de los padres por los daños causados por los hijos que
se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos es concurrente
de la responsabilidad personal que pueda caber a los hijos.
3) Arts. 1758 y 1759: El dueño y el guardián son responsables concurrentes del daño
causado por las cosas, incluyendo el daño causado por animales.
Por otro lado, algunos casos de legitimación pasiva pueden enfocarse por la ley
24.240 de defensa del consumidor (LDC), cuyo artículo 40 dice que “Si el daño al
consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación del servicio,
responderán el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el
vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista
responderá por los daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio. La
responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que
correspondan. Sólo se liberará total o parcialmente quien demuestre que la causa del
daño le ha sido ajena.”
Por otra parte, ¿el dañado puede ser solo el consumidor?. Una interpretación literal nos
llevaría a este supuesto. Sin embargo, no debemos olvidar que consumidor es el que
adquiere un bien o servicio en beneficio propio o de su grupo familiar o social (arg.
art. 1º LDC), por lo que entendemos que la legitimación activa es más amplia y que, por
ejemplo, amigos o familiares que hayan resultado dañados podrían accionar invocando
este artículo.
No obstante, se trata de una interpretación que no era pacifica en la doctrina.
101
De todas maneras, entendemos que el texto del art. 1º en su 2º párrafo resuelve la
cuestión cuando nos dice:
“Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como
consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma
gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o
social.”
Esta modificación permitirá aplicar con menos polémicas doctrinarias el art. 40 aún a
quien no fue “parte en la relación de consumo”, con lo que por ejemplo, amigos o
familiares que hayan resultado dañados podrían accionar invocando este artículo.
102
ARTICULO 2560.- Plazo genérico. El plazo de la prescripción es de cinco años, excepto
que esté previsto uno diferente en la legislación local.
Este es un cambio muy importante, dado que hasta ahora, salvo previsión legal en
concreto, la regla era que el plazo para la acción de responsabilidad civil es diez años o
dos años, según la responsabilidad sea contractual o extracontractual.
ARTICULO 2562.- Plazo de prescripción de dos años. Prescriben a los dos años:…
Por otra parte, continúan vigentes los plazos de prescripción previstos por leyes
especiales (vgr. art. 55 de la ley 17418, que establece el plazo de un año para la
prescripción de acciones fundadas en el contrato de seguro)
Expresa Mario Vivas31: "...hay que hacer un distingo entre el reclamo del valor de la
prestación (aestimatio rei) y el de los mayores daños sufridos al margen de aquél (id
quod interest). Por consiguiente, la acción para reclamar los primeros, prescribe (al
igual que la pretensión del cumplimiento forzado específico, en el plazo genérico de
31
Vivas, Mario Luis, "Unificación de la responsabilidad civil contractual y extracontractual en el Nuevo
Código Civil y Comercial Argentino. Principales aspectos de la reforma". Revista Iberoamericana de
Derecho Privado - Número 4 - Diciembre 2016 - Derecho de Daños. 01-12-2016. Cita: IJ-CCLI-795.
Disponible en Internet:
http://ar.ijeditores.com/articulos.php?Hash=0696b4a2437374333f8a86db9f93cf80&hash_t=99c7fa6d8cfcff8
ca709ef186bf01d6e
103
cinco años ( art. 2560), mientras que la dirigida a la indemnización de mayores
daños se rige por el art. 2561, 2º párrafo, y prescribe, a los tres años." (la negrita es
nuestra)
Ahora bien, ¿qué pasa con los plazos de prescripción del Código derogado (10 o 2
años), vigente ya el CCC?
ARTICULO 2537.- Modificación de los plazos por ley posterior. Los plazos de
prescripción en curso al momento de entrada en vigencia de una nueva ley se rigen por
la ley anterior.
Sin embargo, si por esa ley se requiere mayor tiempo que el que fijan las nuevas,
quedan cumplidos una vez que transcurra el tiempo designado por las nuevas
leyes, contado desde el día de su vigencia, excepto que el plazo fijado por la ley
antigua finalice antes que el nuevo plazo contado a partir de la vigencia de la nueva
ley, en cuyo caso se mantiene el de la ley anterior.
Texto original ley 24.240 ARTICULO 50. — Prescripción. Las acciones y sanciones
emergentes de la presente ley prescribirán en el término de tres (3) años. La prescripción
104
se interrumpirá por la comisión de nuevas infracciones o por el inicio de las actuaciones
administrativas o judiciales.
Texto modificado por ley 26.361: ‘Artículo 50.- Prescripción. Las acciones
judiciales, las administrativas y las sanciones emergentes de la presente ley
prescribirán en el término de 3 (tres) años. Cuando por otras leyes generales o
especiales se fijen plazos de prescripción distintos del establecido
precedentemente se estará al más favorable al consumidor o usuario. La
prescripción se interrumpirá por la comisión de nuevas infracciones o por el inicio
de las actuaciones administrativas o judiciales.’
Dado que con el actual texto del art. 50, la LDC no parece tener un plazo de prescripción
especial, la respuesta a la pregunta de qué plazos de prescripción se aplican parece
obvia: se aplican los plazos del CCC.
105
Otra respuesta podría ser: El plazo siempre es 5 años.
¿Por qué?
Porque, al no tener la LDC ningún plazo especial, resulta aplicable el plazo genérico
establecido en el art. 2560 CCC, máxime cuando el art. 1094 establece el principio de
interpretación de la ley más favorable para el consumidor32.
Es evidente que “el debate está servido” y será la jurisprudencia quien, con el correr del
tiempo, incline la balanza en un sentido o en otro.
Así lo resolvió la Sala F, el 5 de marzo de 2020, en los autos “SITTNER, NELIDA ELIDA
c/ LA MERIDIONAL COMPAÑIA ARGENTINA DE SEGUROS S.A. s/ORDINARIO”.
La parte actora postuló la aplicación del plazo trienal previsto por la ley 24240, de
Defensa del Consumidor, (LDC) mientras que la aseguradora demandada mantuvo que
se imponía el plazo anual de la Ley de Seguros por ser ley especial.
El juez de primera instancia concluyó que corresponde aplicar al sub lite el plazo de un
año en orden a lo normado por el art. 58 de la Ley de Seguros.
El Tribunal de Alzada comenzó por recordar que “con la vigencia de la ley de defensa
del consumidor (y en especial con la ley 26.361), esta Sala como gran parte de la
doctrina consideraba que la prescripción en los seguros para los consumidores
32
Esta postura es asumida por Gabriel STIGLITZ. STIGLITZ, Gabriel A. "La defensa del consumidor en el
Proyecto de Código Civil y Comercial” , Revista de Derecho Comercial, del Consumidor y de la Empresa
(DCCyE), La Ley, n. 5, octubre 2012, p. 61." También la comparte Waldo Sobrino, para el caso del contrato
de seguro (Sobrino, Waldo A. R., "Prescripción de cinco años en seguros en el nuevo Código", LA LEY
25/02/2015, 1).
106
era de tres años (Cfr. esta Sala “Salina, Gladys Mirtha c/ BBVA Consolidar Seguros S.
A del 10/5/2018; “Rodriguez Gabriel Luciano c/ Segurcoop Cooperativa de Seguros
Limitada s/ ordinario”, del 3/12/19, entre otros). Empero, tras un nuevo análisis de la
cuestión a la luz de la vigencia del nuevo Código Civil y Comercial que elimina el
plazo previsto en el art. 50 LDC para las acciones de los
consumidores, entendemos que el plazo de prescripción trienal resultaría aplicable sólo
a las sanciones emergentes de la ley de Defensa de Consumidor, pero no a las acciones
judiciales como las que aquí se trata. Ello así, importa volver a definir el plazo a
seguir en materia de prescripción liberatoria de seguros.” (la negrita es nuestra)
Al respecto, los camaristas consideran que “el plazo de un año previsto por la ley
especial resulta absolutamente breve y prácticamente condenatorio de los
derechos de los asegurados, en tanto resulta contrario a los principios protectorios
de los consumidores dispuesto por el art. 42 y art 75 inc. 22 CN. Ello así, por cuanto
la Constitución es ley suprema o norma fundamental no sólo por ser la base sobre la que
se erige todo el orden jurídico-político de un estado, sino también, por ser aquella norma
a la que todas las demás leyes y actos deben ajustarse. Esto quiere decir que todo el
ordenamiento jurídico-político del estado debe ser congruente o compatible con la
constitución.” (la negrita es nuestra)
Por lo tanto, “consideramos que al no contar la ley 24240 con un plazo de prescripción
propio para las acciones judiciales, no cabe aplicar fórmulas meramente mecánicas, sino
que se tiene que acudir para su valoración al diálogo de fuentes, y a una integración
normativa teniendo presente a la Constitución Nacional; los Tratados Internacionales y
los fundamentos del Código Civil y Comercial, que determina que las normas tuitivas
de los consumidores del Código son el “…piso mínimo y… “núcleo duro…” que
107
las leyes especiales no pueden perjudicar, bajo pena de quebrantar el sistema.” (la
negrita es nuestra)
En definitiva, “por los fundamentos del Código Civil y Comercial y por aplicación del art.
1094 del mismo ordenamiento, en cuanto ordena que “…las normas que regulan las
relaciones de consumo deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el principio de
protección al consumidor…” (agregando que) “…en caso de duda sobre la
interpretación de este Código o las leyes especiales, prevalece la más favorable al
consumidor…”. Con lo cual en lo que concierne al plazo de prescripción se cambió el
piso mínimo del art. 50 de la ley de defensa del consumidor (tres años) por el piso
mínimo del plazo genérico de cinco años (5) previsto por el art. 2560 del Código
Civil y Comercial…” (la negrita es nuestra)
Las causales de interrupción y suspensión son las que surgen del CCC, dado que la
LDC no contiene previsiones específicas. Se aplican entonces los arts. 2539 a 2550
CCC.
108
El plazo de prescripción se reanuda a partir de los veinte días contados desde el
momento en que el acta de cierre del procedimiento de mediación se encuentre a
disposición de las partes.
En el Código derogado el tema no estaba tratado. Si, en cambio, en la ley 26.589 (art.
18), pero esta solo regula la mediación en el ámbito de la justicia nacional.
Ahora bien, hay casos donde la víctima no tiene conocimiento de haber sufrido un daño
o, mejor dicho, solo toma efectivo conocimiento de que un hecho le produjo un daño,
tiempo después de producido dicho hecho. Entonces, el plazo de prescripción corre
desde que la víctima tiene efectivo conocimiento de la existencia de un daño, porque
recién ahí sabe que tiene acción para reclamar judicialmente.
Así lo entendió la jurisprudencia durante la vigencia del Código Civil derogado, con un
criterio que nos parece perfectamente aplicable a la normativa actual.
109
Por ejemplo, en "Ponce, María Esther c/ Buenos Aires, Provincia de y otros s/ daños y
perjuicios"33, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró que "si bien es cierto que
en los casos de responsabilidad extracontractual el plazo de prescripción se computa, en
principio, desde la producción del hecho generador del reclamo, su nacimiento está
subordinado al conocimiento por parte del acreedor de ese hecho y del daño
proveniente de él, conocimiento que debe ser real y efectivo (Fallos: 289:267;
293:347; 303:384; 308:2494), asumiendo desde ese momento el perjuicio carácter cierto
y susceptible de apreciación para el reclamante (Fallos:
307:771 y 2048; S. 443 XXIV "Sociedad Cooperativa Transporte Automotor Litoral Ltda.
c/ Buenos Aires, Provincia de y otros s/ indemnización de daños y perjuicios", del 27 de
octubre de 1994).
En el sub examine la actora, tras sufrir un accidente, recibió atención médica en el
Hospital Fiorito el día 1° de febrero de 1992, donde se le aplicaron cuatro puntos de
sutura en el dedo índice de la mano derecha y yeso de la mitad de la mano derecha
hasta el codo. De acuerdo lo expuesto en la demanda, los días siguientes -3 y 4 de
febrero- padeció fuertes dolores en el mencionado dedo índice y concurrió a los
consultorios externos del nosocomio sin recibir la respuesta adecuada a los síntomas
expresados. Ante el progreso del sufrimiento, la actora se internó el mismo 4 febrero en
el Hospital de Clínicas "José de San Martín" un cuadro de "impotencia funcional de la
mano derecha, sinovitis supurada de dedo índice derecho", el que fue objeto de
infructuoso tratamiento hasta que se impuso la amputación del dedo afectado el día
7 de febrero (historia clinica y protocolo quirúrgico, fs…).
Con arreglo a las pautas sentadas ut supra, el plazo de prescripción no había vencido
a la época de inician de la demanda, que fue presentada el 3 de febrero de 1994,
toda vez que sólo al consumarse la cirugía mutilante la victima pudo tomar
conocimiento cierto y efectivo del daño producido por la mala praxis médica que
atribuye a la demandada, aun cuando la intervención -u omisión- de ésta data de una
fecha anterior. Ello es así pues -de acuerdo a manifestaciones de la demanda- a raíz de
su accionar culpable habría de gestarse un proceso de duración prolongada, cuyas
consecuencias se hicieron ostensibles con la amputación terapéutica, momento a partir
del cual la damnificada pudo ejercer la pretensión indemnizatoria." (la negrita y el
subrayado es nuestro)
33
LL. 1197-B-642. Sentencia del 12 de septiembre de 1996.
110
afectado el día 7 de febrero de 1992). La acción nació el 7 de febrero de 1992 porque
recién ese día la víctima tuvo conocimiento cierto y efectivo de las consecuencias de un
evento anterior (mala praxis médica realizada el 1 de febrero de 1992).
CAPITULO VI
Uno de los desafíos más difíciles de la tarea judicial es el de cuantificar los daños. La
seguridad jurídica queda afectada por la disparidad de las cifras provenientes de las
sentencias de los diversos tribunales.
111
Art. 1745 CCC: “lo necesario para alimentos del cónyuge, del conviviente, de los hijos
menores de veintiún años de edad con derecho alimentario, de los hijos incapaces o con
capacidad restringida, aunque no hayan sido declarados tales judicialmente…” y,
además, se aclara que “esta indemnización procede aun cuando otra persona deba
prestar alimentos al damnificado indirecto” y que “el juez, para fijar la reparación, debe
tener en cuenta el tiempo probable de vida de la víctima, sus condiciones personales y
las de los reclamantes”.
Por nuestra parte, pensamos que para aplicar estas pautas legales (tiempo probable de
vida de la víctima, sus condiciones personales y las de los reclamantes), el juez
necesita valerse, por lo menos en forma auxiliar, de modelos extraídos de la matemática.
Dicho de otra manera, el CCC exige que el juez pondere, a la hora de fijar la
indemnización, cuál era el aporte económico que realizaba el fallecido y que probabilidad
de aumentar dicho aporte tenía, dada su profesión y edad (“condiciones personales de la
víctima”), por cuantos años lo iba a realizar (tiempo probable de vida de la víctima) y por
cuantos años era esperable que necesitarán dicho aporte los damnificados indirectos
(condiciones personales de los reclamantes)
Art. 1746 CCC: El juez debe determinar un capital, “de tal modo que sus rentas cubran
la disminución de la aptitud del damnificado para realizar actividades productivas o
económicamente valorables, y que se agote al término del plazo en que razonablemente
pudo continuar realizando tales actividades.” (art. 1746). El mismo artículo aclara que
debe tratarse de una incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial.
Nos parece indudable que el juez debe utilizar fórmulas matemáticas para lograr tal
cometido.
El tema no es nuevo en nuestra doctrina y jurisprudencia y, por ello conviene realizar un
somero repaso de la cuestión.
112
2. ALGUNOS MÉTODOS DE CUANTIFICACIÓN. LAS BASES DE DATOS
Existen métodos para cuantificar y dar uniformidad a las cifras de condenas de los
daños. La prueba del perjuicio puede ser convencional o en base a presunciones,
estimaciones y cálculos estadísticos actuariales. La noción de probabilidad aparece
reiteradamente en las decisiones judiciales. Para resolver con un cierto grado de certeza
en casos que sólo hay una "probabilidad", no sólo es necesaria la intuición, la
experiencia y la ciencia del abogado, sino también el aporte del matemático, que ayuda
mejor a tomar decisiones en situaciones de incertidumbre por medio de la introducción
de herramientas cuantitativas que permiten fundar la fijación de una cantidad en criterios
objetivos.
Daños Personales
Los perjuicios personales o corporales derivados de un accidente suelen enunciarse de
113
diversas maneras y, a su vez, englobarse o discriminarse según el criterio práctico o
jurídico del juzgador o del litigante.
Pueden utilizarse varios métodos para evaluar estas pérdidas. La mayoría de ellos se
basan en consideraciones sobre la evolución probable que pudieran tener en el
futuro los ingresos de la víctima, la edad de sobrevida y la tasa de interés, entre
otras.
El precedente más citado sobre la forma de estimar el valor actual de los ingresos
futuros perdidos es D. Vuoto y otro c. A.E.G. Telefunken Argentina saic, (Cámara
Nacional del Trabajo (sala 3), sentencia del 16 de junio de 1978, 81 El Derecho (1979) p.
312).
Allí se usa una fórmula de matemática financiera conocida como Fórmula
Polinómica.
Así, se dice en el fallo “Vuoto”:
"La reparación por daño material causado –en el caso de autos, fallecimiento–, debe
estar dado, por un capital que puesto a interés del 6% se amortice en un período
calculado como probable de vida de la persona o personas que tienen derecho a la
indemnización, mediante la percepción de una suma mensual similar a la que hubieran
recibido de no haber mediado el evento. … el capital que corresponde fijar en concepto
de daño material es de $ 1.400.000 actualizado a la fecha de la sentencia. Para alcanzar
esa cifra he aplicado la fórmula matemática adoptada en casos anteriores:
C = a · (1 – Vn ) · 1/i ; donde Vn = 1/(1 + i)n
114
Durante algún tiempo los jueces mencionaron explícitamente el uso de cálculos
actuariales, por ejemplo en M. Balestra de Janczur c. D. Torres, (Cámara Nacional
Civil, sala J, sentencia del 8 de mayo de 1990) se dice:
" ... considero prudente ceñirme a los resultados que arroja la fórmula Vuoto ...
reiteradamente la he utilizado como parámetro más objetivo para la obtención de
indemnizaciones, apartándome cuando alguna característica del caso lo tornaba
prudente ... aplicando el cálculo actuarial citado se obtienen Australes 6.941.026 ...
Suponiendo que un tercio lo destinara para sí, el resto ha de dividirse entre su
familia"
En varios fallos, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha opinado sobre este punto.
En A. Fernández c. J. Ballejo y Pcia. de Buenos Aires (11 de mayo de 1993; Fallos
t.316 p.912) dijo:
"… para fijar la indemnización por valor vida no han de aplicarse fórmulas
matemáticas –tal como lo hacen los actores en su escrito de demanda– sino considerar
y relacionar las diversas variables relevantes de cada caso particular tanto en relación
con la víctima (edad, grado de parentesco, condición económica y social, profesión,
expectativa de vida, etc.) como con los damnificados (grado de parentesco, edad de los
hijos, educación, etc.)" (la negrita nos pertenece)
"Que a fin de establecer el daño emergente cabe destacar que la vida humana no
tiene valor económico per se, sino en consideración a lo que produce o puede
producir. La supresión de una vida, aparte de los efectos de índole afectivo, ocasiona
otros de índole patrimonial, y lo que se mide en signos económicos son las
consecuencias que sobre otros patrimonios acarrea la brusca interrupción de una
actividad creadora, productora de bienes. Es decir, que la valoración de la vida
humana es la medición de la cuantía del perjuicio que sufren aquéllos que eran
destinatarios de todos o parte de los bienes económicos que el extinto producía
desde el instante en que esta fuente de ingresos se extingue." (la negrita nos pertenece)
115
La negativa a utilizarlas, el abandono o falta de explicitación en cuanto a la adopción de
formulas actuariales, podrían explicarse con varios argumentos:
2) Por otro lado, para algunos, la fórmula es de tal simpleza que resulta técnicamente
inadecuada; “Para la cuantificación del daño presumido por el legislador, mal puede
acudirse a una simple, lineal y mecánica multiplicación de la suma representativa del
aporte mensual que hacía el muerto por número estimativo de meses que le restaban de
vida útil al mismo. Y es que de así proceder, se dejan de lado -al margen de un haz de
pautas fundamentales que son ajenas al mundo de las matemáticas- el “factor de
capitalización” de la suma resultante (con lo cual la indemnización se engrosaría
injustamente con las rentas e intereses derivados del pago anticipado y de una sola vez
de la totalidad de los aportes periódicos) y el llamado correctivo del “coeficiente mínimo”
(con el que ha de estarse a la edad más avanzada, la del difunto o la del damnificado,
porque el resarcimiento no debe excederse ni de la probable vida útil del primero -que es
la fuente de la renta y con su muerte también se extingue- ni de la posible duración o
momento de independencia del segundo -que es el destinatario de tal renta-).
Cciv. y Com. 1, La Plata, Sala 3, 14/10/97, “Toledo de Zárate, L. c/ Empresa San Vicente
S.A. de Transporte s/ Daños y perjuicios”
(http://www.gracielamedina.com/archivos/ResJuris/pdf/000020.pdf . Sin embargo, una de
estas críticas no es aplicable al calculo que se hace con la formula Moore, porque
ahí se tiene en cuenta el “factor de capitalización” para evitar engrosar la suma con
los intereses derivados del pago anticipado)
116
valorables”). Por otro lado, la “otra” incapacidad34 se indemniza por otro rubro: el del
daño extrapatrimonial, con los parámetros del último párrafo del art. 1741 CCC.
4) Otro crítica apunta a que se deben considerar relevantes otros factores (aparte de
los ingresos) para la estimación del monto indemnizatorio como, por ejemplo, los
estudios alcanzados. Es evidente que una persona de 25 años que, al momento de
morir, se había recibido de médico, tenía mayores posibilidades de incrementar sus
ingresos que otra de la misma edad, pero analfabeto. Veremos que esta crítica es tenida
en cuenta con la llamada “Formula Mendez”.
6) En los últimos años se han observado grandes variaciones entre pleno empleo y
desempleo, los que no permite inferir válidamente que la situación actual se extienda
indefinidamente en el tiempo para una persona dada. Dicho de otra manera: Tener
empleo hoy no garantiza tener empleo mañana y viceversa.
34
O el perjuicio extrapatrimonial que sufre el damnificado indirecto por el fallecimiento de la víctima, según
sea el caso.
117
a = salario mensual x (60 / edad del accidentado) x 13 x porcentaje de incapacidad
n = 75 - edad del accidentado
i = 4% = 0,04
3) Por último, una modificación para que se refleje que cuanto más joven era al momento
del daño, más posibilidades tenía de de mejorar su remuneración en el futuro, porque la
Corte Suprema le critica a la formula Moore/Vuoto el hecho de que esta “congela el
ingreso de la víctima, para el objetivo de calcular la indemnización, en el momento del
daño, sin tomar en cuenta la “chance” o perspectiva de mejora del ingreso futuro que
seguramente el daño habrá disminuido.”
O sea, la formula Moore/Vuoto presupone que siempre iba a ganar, por ejemplo, $900.
No tiene en cuenta que el fallecido podía progresar en su trabajo y tener mejores
ingresos. En el fallo “Méndez”, se modifica la fórmula para tener en cuenta esta
posibilidad.
Con esta fórmula “Moore/Méndez” se obtienen montos más altos que con la
Moore/Vuoto, pero es menos usada todavía que esta ultima por los jueces, por lo menos,
de manera expresa.35
35
A manera de ejemplo, en la dirección http://www.enlacesjuridicos.com.ar/danios.html puede hacerse una
liquidación aplicando la formula “Moore/Vuoto” y “Moore/Mendez” y comprobar la diferencia.
118
menoscabos en diversos aspectos de la persona, no se suman sino que se van
calculando sobre la capacidad residual que los anteriores han determinado.
Por ejemplo, supongamos que por daño físico a una persona se le genera una
incapacidad del 30 %. La persona queda con una capacidad residual de 70%.
Si además tiene un daño psíquico que le genera una incapacidad del 20%, ese
porcentaje lo cálculo sobre la capacidad residual (70%) y eso arroja un 56 % de
capacidad residual y un 44% de incapacidad.
* daño psíquico que genera una incapacidad del 20%, queda con una capacidad residual
de 80%.
* daño físico que genera una incapacidad del 30 %, ese porcentaje lo calculo sobre la
capacidad residual (80%.) y arroja un 56 % de capacidad residual y un 44% de
incapacidad.
Este sistema de “valor del punto por incapacidad” es muy tenido en cuenta por las
aseguradoras a la hora de cuantificar indemnizaciones por incapacidad
sobreviniente.
En el caso de las aseguradoras, el monto del valor por punto varía según la etapa
del reclamo, es decir, el monto es más alto a medida que el reclamo va superando
los obstáculos procesales.
119
Punto incapacidad reclamo con abogado $1008
Nuestra opinión
Este método que, insistimos, es muy utilizado (sea en forma expresa o implícita) se
presente como una propuesta “superadora” de la discrecionalidad judicial, al partir de
una base objetiva de reparación: el valor del punto o porcentaje de incapacidad.
Sin embargo, la supuesta objetividad de este método puede debilitarse por tres
variables:
2) La discrecionalidad del “valor” del punto. Dicho de otra manera: ¿Por qué $3000,
$5000 u $8000 por punto? ¿Qué tuvo en cuenta el juez para fijar ese monto? La
sentencia debe contener un fundamento al respecto y no lo es, por ejemplo, limitarse a
decir que se dispone “la elevación del mismo a la suma de $ 2.000; y tal adecuación
no es más que concreta aprehensión de las circunstancias económicas actuales…”
¿Cuáles son esas circunstancias económicas actuales? ¿De qué magnitudes estamos
hablando? ¿Qué depreciación monetaria tuvo en consideración el magistrado para
aumentar el monto del valor por punto y de dónde sacó ese dato?
120
De esta manera, el resultado queda, en última instancia, al arbitrio del juez y el presunto
método objetivo no es más que un “disfraz” que encubre una decisión tomada en
ejercicio de la exclusiva “prudencia” judicial.
Por último, en la actualidad, este método de valor por punto no parece llenar los
requisitos que el art. 1746 CCC impone para cuantificar el resarcimiento por incapacidad
sobreviniente: “la determinación de un capital, de tal modo que sus rentas cubran la
disminución de la aptitud del damnificado para realizar actividades productivas o
económicamente valorables, y que se agote al término del plazo en que razonablemente
pudo continuar realizando tales actividades.”
Precisamente, la fórmula polinómica (en especial, la fórmula Méndez), luce como mucho
más adecuada para lograr tal cometido.36
INTRODUCCIÓN
36
Una recomendable introducción al análisis económico del derecho y a la utilización de fórmulas en la
cuantificación de daños puede verse en el artículo "La cuantificación de indemnizaciones por incapacidad en
el nuevo Código. Su lógica jurídico-económica", de Hugo Acciarri, publicado en en RCCyC 2015 (julio),
01/07/2015, 291. Cita Online: AR/DOC/2150/2015.
121
El art. 765 CCC establece que la obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta
cantidad de moneda, determinada o determinable, al momento de constitución de
la obligación.
Es decir, cuando nace la obligación, el deudor sabe que debe una suma de dinero,
sea porque la suma se encuentra directamente expresada (vgr. $1000), o porque su
determinación se logra con un cálculo aritmético. Lo fundamental es que el mismo día en
que se constituyó la obligación, el deudor sabe cuánto dinero deberá pagar.
122
Art. 619. Si la obligación del deudor fuese de entregar una suma de determinada
especie o calidad de moneda, cumple la obligación dando la especie designada, el
día de su vencimiento.
(Artículo sustituido por art. 11 de la Ley N° 23.928 B.O. 28/3/1991.)
Téngase en cuenta que el art. 765 CCC establece que, si se acuerda el pago en moneda
"que no tenga curso legal" (moneda extranjera) debe considerarse como "obligación de
dar cantidades de cosas". Pero el CCC no regula sobre las llamadas "obligaciones de
cantidad" El problema se suscita ante el caso de incumplimiento. Ahora tenemos las
llamadas “Obligaciones de género”, es decir, las que recaen sobre cosas determinadas
sólo por su especie y cantidad (art. 762 CCC).
¿Es la obligación de dar moneda extranjera una obligación de genero particular, en el
sentido de que en ella el deudor puede liberarse entregando el equivalente en moneda
de curso legal? Si la respuesta es positiva, por analogía con lo que se dispone en el art.
762, entendemos que el deudor, si opta por entregar el equivalente en moneda de curso
legal, debe utilizar un tipo de cambio “promedio” (“La elección debe recaer sobre cosa de
calidad media”, dice el 762). Es decir, si existe multiplicidad de tipos de cambio, el
acreedor no puede exigir el más favorable, ni el deudor se libera utilizando el que lo
beneficie más a él.
Veremos que nos dice la jurisprudencia en el futuro.
Por último, entendemos que este art. 765 no es aplicable en contratos de depósito,
préstamo y descuento bancario, que tienen disposiciones especificas:
123
ARTICULO 1408.- Préstamo bancario. El préstamo bancario es el contrato por el cual el
banco se compromete a entregar una suma de dinero obligándose el prestatario a su
devolución y al pago de los intereses en la moneda de la misma especie, conforme con
lo pactado.
OBLIGACIONES DE VALOR
El Código Civil no regulaba expresamente este tipo de obligaciones, sin perjuicio de
normas aisladas, como, por ejemplo, el art. 1349, que permite que el precio de la
compraventa se fije, no en una suma determinada de dinero, sino con referencia al valor
de otra cosa cierta.
Nos dice Alterini: “Se considera deuda de valor a la que "debe permitir al acreedor la
adquisición de ciertos bienes" (WALD}, recayendo de esa manera sobre un quid (o sea
determinado bien o interés del acreedor) antes bien que sobre un quantum (una cantidad
de dinero). Concordantemente, se sostiene que en tanto en la deuda dineraria "el dinero
es el objeto inmediato dé la obligación, su componente específico", en la deuda de valor
el dinero aparece sólo "como sustitutivo del objeto especificado" (BONET CORREA),
esto es, como "sustitutivo de la prestación dirigida a proporcionar bienes con valor
intrínseco" (PuiG BRUTAU).” 37
Dicho de otra manera, la deuda se paga en dinero, pero no es una deuda de dinero (“no
se debe dinero”), sino que es una deuda de un valor cuantificable en dinero (vgr. el
equivalente en dinero al valor que tenga 5000 litros de nafta Premium el 17 de mayo de
37
Alterini - Ameal - López Cabana, Derecho de Obligaciones, Abeledo Perrot, 1996, pag. 466, nro. 1117
124
2016, al precio de venta al público en las estaciones de servicio de YPF de la ciudad de
Buenos Aires). El interés del acreedor no es recibir una suma determinada de
dinero, sino un valor expresado en dinero.
Veamos el texto del CCC, ubicado dentro del parágrafo dedicado a las Obligaciones de
dar dinero:
ARTICULO 772.- Cuantificación de un valor. Si la deuda consiste en cierto valor, el
monto resultante debe referirse al valor real al momento que corresponda tomar en
cuenta para la evaluación de la deuda. Puede ser expresada en una moneda sin curso
legal que sea usada habitualmente en el tráfico. Una vez que el valor es cuantificado en
dinero se aplican las disposiciones de esta Sección.
Cuando el art. 772 expresa que “Una vez que el valor es cuantificado en dinero se
aplican las disposiciones de esta Sección”, se refiere a que, a partir de ese momento se
le aplicarán las disposiciones de las obligaciones de dar, entre las que están las
obligaciones de dar dinero. Por ejemplo, las disposiciones relativas a intereses, que
veremos a continuación.
8. INTERESES
Vélez Sársfield se abstuvo de definir al interés, como también se abstuvo de definir otros
institutos del código -considerando acertado no hacerlo-habida cuenta de las
consideraciones de orden técnico vertidas en la nota del artículo 495 del Código Civil:
"...nos abstenemos de definir, porque, como dice Freytas, las definiciones son impropias
de un código de leyes, y no porque haya peligro en hacerlo, pues, mayor peligro hay en
la ley que en la doctrina. En un trabajo legislativo sólo pueden admitirse aquellas
definiciones, que estrictamente contengan una regla de conducta, o por la inmediata
aplicación de sus vocablos, o por su influencia en las disposiciones de una materia
especial. La definición exacta de los términos de que se sirve el legislador para expresar
su voluntad, no entra en sus atribuciones. La definición es del dominio del gramático o
del literato, si la expresión corresponde al lenguaje ordinario, y es de la atribución del
profesor cuando la expresión es técnica..."
125
del tiempo transcurrido, prorrata temporis. No brotan íntegros en un momento dado, sino
que germinan y se acumulan continuadamente a través del tiempo..." 38
9. TIPOS DE INTERESES
Los intereses compensatorios son el precio o remuneración que se debe pagar por el
uso y disfrute de un capital ajeno. Pueden ser de origen convencional o legal
ARTICULO 768.- Intereses moratorios. A partir de su mora el deudor debe los intereses
correspondientes. La tasa se determina:
c) en subsidio, por tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco Central.
Los intereses moratorios se deben a partir de la mora del deudor, sin importar que la
deuda esté compuesta de una suma líquida o ilíquida. La gran diferencia de este art.
con el 622 del Código Civil, es que se intenta limitar la discrecionalidad de los
38
LLAMBIAS, Jorge Joaquín, "Tratado de Derecho Civil. Obligaciones", tomo II-A, pág.205.
126
jueces, dado que estos tendrán que utilizar “tasas que se fijen según las
reglamentaciones del Banco Central”.
Obviamente, hasta que tengamos jurisprudencia no sabremos con precisión que va a
pasar, pues la expresión “tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco
Central”, da pie para la existencia de una o muchas tasas aplicables, con la consiguiente
incertidumbre.
Es decir, el CCC ni siquiera especifica si se trata de tasas activas (las que cobran los
bancos) o pasivas (las que pagan los bancos)
Siguiendo con el tema de los tipos de intereses, los intereses punitorios son los intereses
moratorios pactados por las partes de un contrato:
10. ANATOCISMO
El anatocismo es la capitalización de intereses. El Código Civil permite el pacto de
capitalización de intereses en el art. 623. El CCC tiene una redacción similar, pero no
idéntica:
a) una cláusula expresa autorice la acumulación de los intereses al capital con una
periodicidad no inferior a seis meses;
Art. 623. No se deben intereses de los intereses, sino por convención expresa, que
autorice su acumulación al capital, con la periodicidad que acuerden las partes, o
cuando liquidada la deuda judicialmente con los intereses, el juez mandase pagar
la suma que resultare, y el deudor fuese moroso en hacerlo. Serán válidos los
127
acuerdos de capitalización de intereses que se basen en la evolución periódica de
la tasa de interés de plaza.
(Artículo sustituido por art. 11. de la Ley N° 23.928 B.O. 28/3/1991.)
ARTICULO 771.- Facultades judiciales. Los jueces pueden reducir los intereses
cuando la tasa fijada o el resultado que provoque la capitalización de intereses
excede, sin justificación y desproporcionadamente, el costo medio del dinero para
deudores y operaciones similares en el lugar donde se contrajo la obligación.
Los intereses pagados en exceso se imputan al capital y, una vez extinguido éste,
pueden ser repetidos.
128
Entendemos que el juez tiene estas facultades en todos los supuestos previstos en los
artículos anteriores. Es decir, puede reducir la tasa fijada tanto en concepto de intereses
compensatorios como punitorios y también el resultado que provoque la capitalización de
intereses en cualquiera de los incisos del art. 770 (anatocismo, pactado, judicial o legal).
Lo determinante es que se exceda injustificada y desproporcionadamente, el costo
medio del dinero para deudores y operaciones similares en el lugar donde se contrajo la
obligación. Como ejemplo, no es igual la tasa que se paga para un préstamo hipotecario
que para uno sin garantía real, o los intereses punitorios que se abonan por el no pago
de las expensas en la propiedad horizontal. Eso debe ser tenido en cuenta por el juez, a
la hora de evaluar cual es el “costo medio” del dinero en ese caso concreto.
Consideramos que el juez puede hacerlo de oficio, por tratarse de una cuestión que
trasciende la mera protección de un interés individual, y hace a la moral y buenas
costumbres.
En el régimen del CCC sigue vigente el texto del artículo 7º de la ley 23.928, en su
actual redacción, conforme la modificación dispuesta por la ley 25.561:
129
puede interponerse ante los jueces penales, conforme a las disposiciones de los
códigos procesales o las leyes especiales.
Por su parte, el art. 29 del Código Penal establece que la sentencia condenatoria en
el juicio penal podrá ordenar:
“1. La reposición al estado anterior a la comisión del delito, en cuanto sea posible,
disponiendo a ese fin las restituciones y demás medidas necesarias.
2. La indemnización del daño material y moral causado a la víctima, a su familia o a un
tercero, fijándose el monto prudencialmente por el juez en defecto de plena prueba.
3. El pago de las costas.”
Por supuesto, el juez penal no puede disponer las indemnizaciones de oficio sino a
pedido de interesado (la víctima, su familia o un tercero que sea damnificado indirecto
en los términos)
Cabe destacar que el art. 30 del Código Penal dispone que la obligación de indemnizar
es preferente a todas las que contrajere el responsable después de cometido el delito.
Si este no tuviera bienes suficientes, se observará el orden siguiente:
4. El pago de la multa.”
130
a) si median causas de extinción de la acción penal;
c) si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de
responsabilidad.
Como se ve, la regla es que la sentencia civil no puede dictarse hasta que la
sentencia penal no está firme. Queda claro que el proceso civil se tramita hasta que
se encuentre en condiciones de dictar sentencia.
El juez debe suspender de oficio el dictado de la sentencia penal.
Pero este principio no es absoluto y hay excepciones en las cuales el juez civil puede
dictar sentencia sin esperar al juez penal.
Ahora bien, en un caso de “demora excesiva”, puede llegar a pasar que ante la
“demora excesiva”, el juez civil dicte sentencia, pendiente la causa penal, y
condene a alguien que luego el juez penal absuelve por no haber existido el
hecho ni haber sido su autor.
Podría aplicarse al caso, por analogía, la solución que se propone a través del art.
1780, inc. b), que autoriza la revisión de la condena civil “si quien fue juzgado
responsable en la acción civil es absuelto en el juicio criminal por inexistencia del
hecho que funda la condena civil, o por no ser su autor;”
Otra excepción prevista en el artículo 1775 es que el juez civil puede dictar sentencia
sin esperar la finalización de la causa penal, “si la acción civil por reparación del daño
está fundada en un factor objetivo de responsabilidad”.
Pensemos la aplicación que puede tener este precepto en causas civiles por
accidentes de tránsito.
131
Sin embargo, veremos que la sentencia civil puede ser revisada “si quien fue juzgado
responsable en la acción civil es absuelto en el juicio criminal por inexistencia del
hecho que funda la condena civil, o por no ser su autor;”.
Por otro lado, si la absolución es por aplicación del principio “in dubio pro reo”, eso no
impide que el juez civil condene a esa misma persona, por un factor de atribución
objetivo (vgr. ser dueño o guardián de la cosa)
132
Como detalle interesante, el art. 1777 CCC utiliza la expresión “sentencia penal”, en
lugar de “absolución”, como hacía el 1103 del Código Civil, con lo que, podría
pensarse que la “absolución” y “sobreseimiento” quedarían equiparados en sus efectos
respecto de la sentencia civil.
Sin embargo, veremos si esto ocurre en el futuro o se mantiene la diferencia
jurisprudencial entre los efectos de la sentencia absolutoria y del sobreseimiento.
EXCUSAS ABSOLUTORIAS
Las excusas absolutorias son una figura prevista para excluir la pena atribuible a un
hecho que es típico, antijurídico y culpable. Existe delito y autor, pero este queda
eximido de la responsabilidad penal. Las razones del legislador para eximir de
responsabilidad en los distintos casos son variadas, pero, básicamente, se
fundamentan en la inconveniencia de aplicar la pena.
Por ejemplo:
133
La excepción establecida en el párrafo anterior, no es aplicable a los extraños que
participen del delito.
b) en los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice, o no haber impedido el
hecho pudiendo hacerlo.
ARTICULO 111 Código Penal.. - El acusado de injuria, en los casos en los que las
expresiones de ningún modo estén vinculadas con asuntos de interés público,
no podrá probar la verdad de la imputación salvo en los casos siguientes:
1) Si el hecho atribuido a la persona ofendida, hubiere dado lugar a un proceso penal.
134
SENTENCIA PENAL POSTERIOR A LA SENTENCIA CIVIL
El CCC mantiene la regla del Código Civil derogado de que la sentencia penal
posterior a la sentencia civil no produce ningún efecto sobre ella, pero agregando
varias excepciones:
1) Revisión de una sentencia penal anterior a sentencia civil. Aquí hubo una previa
sentencia penal que hizo cosa juzgada en la causa civil. El juez civil dictó sentencia
asignando alcance de cosa juzgada a cuestiones resueltas por la sentencia penal y
ahora esta sentencia penal ésta es revisada respecto de esas cuestiones.
Al respecto, el art. 479 del CPPN establece que se puede revisar la sentencia
penal cuando:
Art. 479. - El recurso de revisión procederá en todo tiempo y a favor del condenado,
contra las sentencias firmes cuando:
135
1°) Los hechos establecidos como fundamento de la condena fueren inconciliables con
los fijados por otra sentencia penal irrevocable.
2°) La sentencia impugnada se hubiera fundado en prueba documental o testifical cuya
falsedad se hubiese declarado en fallo posterior irrevocable.
3°) La sentencia condenatoria hubiera sido pronunciada a consecuencia de
prevaricato, cohecho u otro delito cuya existencia se hubiese declarado en fallo
posterior irrevocable.
4°) Después de la condena sobrevengan o se descubran nuevos hechos o elementos
de prueba que, solos o unidos a los ya examinados en el proceso, hagan evidente que
el hecho no existió, que el condenado no lo cometió o que el hecho cometido encuadra
en una norma penal más favorable.
5°) Corresponda aplicar retroactivamente una ley penal más benigna que la
aplicada en la sentencia.
En todos estos casos, menos el del inciso 5° se puede modificar la sentencia civil. En
el del inciso 5° no, porque la revisión obedece a cambios en la legislación (conf. art.
1780 inc. a. CCC)
2) si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de
responsabilidad y quien fue juzgado responsable en la acción civil es absuelto
en el juicio criminal por inexistencia del hecho que funda la condena civil, o por
no ser su autor. Vimos ya que, según el art. 1775 inc. c) el juez civil no tiene que
esperar al dictado de la sentencia penal si el factor de atribución es el riesgo.
Si, posteriormente al dictado de la sentencia civil, quien fue juzgado responsable enla
acción civil es absuelto en el juicio penal por inexistencia del hecho que fundala
condena civil, o por no ser su autor, este puede pedir la revisión y se aplicará lo
que vimos al analizar el art. 1777. Es decir:
Por otro lado, si la absolución es por aplicación del principio “in dubio pro reo”, eso no
impide que el juez civil condene a esa misma persona, por un factor de atribución
objetivo (vgr. ser dueño o guardián de la cosa)
136
nada impide que condene a esa misma persona, por un factor de atribución objetivo
(vgr. ser dueño o guardián de la cosa)
137
CAPITULO VII
RESPONSABILIDADES ESPECIALES:
- POR EL HECHO DE DEPENDIENTES.
- DE LOS PADRES POR LOS DAÑOS CAUSADOS POR SUS HIJOS.
- DE LOS PROPIETARIOS DE ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS.
- POR PRODUCTOS ELABORADOS DEFECTUOSOS
- POR ACCIDENTES DE TRÁNSITO.
- RESPONSABILIDAD COLECTIVA Y ANÓNIMA.
Una persona (deudor) está obligada frente a otra (acreedor) a desarrollar un determinado
plan de conducta. Ya sea que cumpla esa conducta personalmente, o bien que la haga
ejecutar por otro, el eventual incumplimiento hará, en todos los casos, responsable al
deudor original, pues era él y solo él el obligado contractualmente.
138
En síntesis, la sustitución del deudor por un tercero a efectos de ejecutar
materialmente el plan de prestación es irrelevante para el acreedor, frente a quien el
responsable contractualmente será siempre el obligado.
Art. 732 CCC: “El incumplimiento de las personas de las que el deudor se sirve para
la ejecución de la obligación se equipara al derivado del propio hecho del
obligado”.
Es decir, no existen diferencias entre el actuar personal del deudor o el de los terceros
de los cuales se sirve para el cumplimiento de la obligación.
139
El artículo 1753 se refiere únicamente a los supuestos en que el daño es producido por
el dependiente sin que exista un vínculo prexistente entre el principal y la víctima.
La responsabilidad por los daños que causen las personas “de las cuales se sirve para el
cumplimiento de sus obligaciones” se encuentra limitada a los perjuicios que ellas causen
a terceros, no acreedores de la obligación que se ejecuta (por ejemplo, dependiente de
una empresa constructora que mientras trabaja en una obra deja caer un adoquín y lastima
a un transeúnte que pasaba por allí).
El subordinado aparece a los ojos de los demás actuando como si fuera el principal mismo,
la prolongación de su persona o su longa manu.
Para que el hecho del dependiente sea imputable al principal es preciso que se encuentren
reunidos tres recaudos, a saber:
1. Relación de dependencia:
140
Postura restringida: consideraba que debe existir un contrato de locación de
servicios entre el comitente y su subordinado.
Postura amplia (actualmente mayoritaria): considera que también se
encuentra reunido ese presupuesto cuando existe un encargo ocasional por parte del
principal.
Es preciso que exista una necesaria relación entre las tareas propias del subordinado y el
daño producido.
El perjuicio debe haber sido ocasionado en ejercicio o con ocasión de la función del
dependiente.
Para que nazca el deber de responder por el accionar del subordinado es preciso que
exista un hecho ilícito de este último. Eso no quiere decir que la víctima está precisada
a obtener previamente la condena del dependiente, pues le basta con establecer que este
obró un hecho que lo haría personalmente responsable. Tampoco es preciso que el factor
de atribución de responsabilidad respecto del dependiente sea subjetivo (culpa o dolo),
puesto que la ley no distingue uno u otro caso, y se limita a establecer que la
responsabilidad del principal es concurrente con la del dependiente.
El principal también responde cuando el daño es ocasionado por un acto involuntario del
dependiente. En este supuesto, si el juez considera —en los términos del art. 1750
CCyC— que no es equitativo en el caso que el dependiente responda, la responsabilidad
del comitente será
141
—excepcionalmente— directa y no refleja.
ARTICULO 1754.- Hecho de los hijos. Los padres son solidariamente responsables por
los daños causados por los hijos que se encuentran bajo su responsabilidad parental y
que habitan con ellos, sin perjuicio de la responsabilidad personal y concurrente que
pueda caber a los hijos.
Queda claro que “Los padres son solidariamente responsables por los daños causados
por los hijos que se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos”
142
(art. 1754) y también responden “aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si
esta circunstancia deriva de una causa que les es atribuible”.
Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si
esta circunstancia deriva de una causa que les es atribuible.
Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes
al ejercicio de su profesión o de funciones subordinadas encomendadas por
terceros. Tampoco responden por el incumplimiento de obligaciones contractuales
válidamente contraídas por sus hijos.
Los padres responden objetivamente por el accionar de sus hijos menores de edad y, por
ende, se eximen demostrando la existencia de una causa ajena, el art 1755 regula algunas
eximentes específicas:
Ahora bien, para que se configure esta causal es preciso que se haya desplazado el deber
de contralor sobre el menor hacia otra persona física o jurídica. Dicha transferencia debe
ser legítima, es decir, debe estar destinada a la formación, educación, rehabilitación o
seguridad del menor.
Por otra parte, es preciso que no exista dependencia entre la persona a la cual se entregó
el cuidado del menor y sus progenitores, pues en el caso que sea así no existirá una
transmisión de la vigilancia activa del menor: el cuidador actuará bajo las órdenes y
dirección del padre o madre al cual se encuentra subordinado.
143
NO se configura esta eximente en los casos en que los padres han delegado
voluntariamente la responsabilidad parental. En este sentido, cabe recordar que el art. 643
CCyC faculta a los progenitores a delegar, en interés del hijo y por razones justificadas, la
responsabilidad parental a un pariente, acuerdo que debe ser homologado judicialmente.
Sería injusto que quien ha incurrido en las más groseras violaciones a los deberes que le
impone la responsabilidad parental, a punto de haber sido privado de ella, quede en mejor
situación que aquel que ha cumplido acabadamente con aquellos.
En los actos vinculados con el trabajo, profesión o la actividad comercial del menor, es
prácticamente imposible que los padres ejerzan alguna vigilancia o contralor, y el hijo
puede obrar laboral o profesionalmente aun contra la voluntad paterna (art. 30 CCyC). Es
144
por eso que, en estos casos, el menor responde de manera exclusiva por los hechos
dañosos causados en ejercicio de su trabajo, profesión o comercio.
CCC El factor de atribución es objetivo, tal como surge claramente del art. 1755.
Art. 1.116. Los padres no serán responsables de los daños causados por los hechos de
sus hijos, si probaren que les ha sido imposible impedirlos. Esta imposibilidad no
resultará de la mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su presencia, si
apareciese que ellos no habían tenido una vigilancia activa sobre sus hijos.
“Demostrando el ejercicio de una vigilancia activa”, podría decirse, con lo cual bastaría
acreditar un comportamiento diligente, con el standard del “buen padre de familia”, lo que
nos llevaría a pensar que estamos ante un factor subjetivo de atribución con inversión de la
carga de la prueba de la culpa.
Para la apreciación del cumplimiento o no de este deber de vigilancia activa, el juez habrá
de ceñirse al caso concreto, analizando cuestiones tales como la edad de los menores,
las costumbres, usos, necesidades, carácter del menor, inteligencia, y demás
circunstancias del caso.
Por ello, cuando los padres no controlan las amistades, uso de armas, o los lugares que
frecuentan sus hijos, obviamente habrá falta de vigilancia activa.
145
Esta tendencia jurisprudencial está obviamente relacionada con la idea de que los padres
deben asumir el riesgo de las conductas de sus hijos y se apoya en un factor
objetivo de responsabilidad.
El fundamento podría ser el siguiente: Es más justo que los padres afronten las
consecuencias económicas de las conductas de sus hijos menores, que lo hagan las
victimas de tales conductas.
El factor de atribución objetivo de la responsabilidad de los padres por los daños causados
por sus hijos menores responde a otros fundamentes y descansa, o bien el riesgo que
implica ser padre o, dicho de otra manera, que los padres responden porque asumen “el
riesgo de las conductas de los menores” o, para otros, el deber de seguridad o garantía
emergente de la patria potestad.
CCC
Sin embargo, se liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el daño; tal
imposibilidad no resulta de la mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su
presencia.
Según el art. 1756, las reglas de la responsabilidad de los padres se aplican también a los
delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, los tutores y los curadores.
Aunque el art. 1756 CCC expresa que “se liberan si acreditan que les ha sido imposible
evitar el daño”, lo que puede entenderse como acreditar la existencia de caso fortuito,
pensamos que si los “delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, los tutores
y los curadores son responsables como los padres por el daño causado por quienes están
146
a su cargo” pero, “se liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el daño”, entonces
pueden eximirse por las mismas causales que estos, es decir, no solo caso fortuito, sino
hecho del damnificado o de un tercero ajeno.
Respecto del hijo causante del daño, se aplica lo dispuesto en el art. 851 inc. H1.:
147
Esta norma no se aplica a los establecimientos de educación superior o universitaria.
LEGITIMACIÓN PASIVA.
Es responsable “El titular de un establecimiento educativo”. A primera vista, no parece un
gran cambio.
Por lo tanto, si “Las disposiciones del Capítulo 1 de este Título no son aplicables a la
responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria” y el art. 1767, referido a la
responsabilidad de los establecimientos educativos, se encuentra en dicho Capítulo 1,
entonces, este artículo no se aplica a los establecimientos educativo cuyo titular sea
el Estado Nacional, Provincial o Municipal.
Sin embargo, el encuadre contractual no deja de ser importante por dos razones:
148
educativa
En principio, se podrían formular las mismas observaciones que en el régimen del Código
derogado, precisamente en cuanto a que el artículo no menciona la culpa de la víctima
como eximente. Se justifica la asunción de la culpa de la víctima por parte del
establecimiento tratándose de menores de diez años, que carecen de discernimiento.
La situación es distinta cuando el alumno ha alcanzado una mayor edad, por ejemplo,
quince años. Allí pueden evaluarse las conductas de todas las partes intervinientes en el
proceso, dado que la conducta del alumno, teniendo en cuenta las circunstancias del caso
y edad del menor, puede presentarse como imprevisible e inevitable.
El discernimiento para los actos voluntarios lícitos se adquiere, en general, a partir de los
trece años (arts. 260 y 261 inc. c del CCC). En el Código Civil era a los catorce (arts. 55,
127 y 921 CCivil)
En cambio, el discernimiento para los actos voluntarios ilícitos se sigue adquiriendo a los
diez años (art. 261 inc. b CCC y 921 CCivil).
Por otro lado, puede desprenderse que dentro de las personas menores de edad existen
dos categorías:
149
El sistema del CCC en materia de capacidad se estructura, entre otros, en el concepto de
capacidad progresiva de ejercicio de los derechos, en función de la “edad y grado de
madurez” del menor de edad.
A lo largo del CCC aparecen artículos a través de los cuales se les reconocen a los
menores el derecho a ser oídos y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta según
la edad y grado de madurez: Por ejemplo, arts. 113, 404, art. 707. También el principio
de “edad y grado de madurez” está contemplado respecto de la participación de los
menores en los procesos judiciales (arts. 677, 678, 679 y 680).
Además, la capacidad para ejercer una actividad económica profesional o laboral,
bajo relación de dependencia o en forma independiente, surge de los arts. 30, 681,
682 y 683, sin perjuicio de la remisión que allí se hace a la legislación especial. Tienen la
administración de los bienes adquiridos mediante trabajo, empleo, profesión o industria (art.
686 inc. a).
150
para solventar la indemnización de los daños que razonablemente puedan
producirse como consecuencia del desarrollo de la actividad.
Introducción:
Frente a la pluralidad de personas involucradas debemos brindar una adecuada
protección a la parte débil, pero en forma paralela previsibilidad al proveedor.
En el plano de la responsabilidad civil, el interés social por la reparación de la víctima entra
en tensión con el interés público en el fortalecimiento empresario que permite la
investigación tecnológica que conducirá a prevenir el daño futuro.
Como consecuencia del incremento de las actividades riesgosas con antecedentes en
el desarrollo científico, tecnológico e industrial y aún digital, se ha generado un régimen
jurídico de las obligaciones basado en la necesidad de reparar el daño causado con
independencia de la existencia de un comportamiento intencional: esto es, la
responsabilidad objetiva siempre en beneficio del resarcimiento de la víctima.
151
El derecho del consumo es uno de los ámbitos en los cuales el régimen jurídico
argentino más ha evolucionado en las últimas décadas.
Apreciando la cuestión solo desde el punto de vista normativo desde la entrada en
vigencia de la ley 24.240 en el año 1993 hasta la fecha.
1. El ámbito de la relación de consumo como presupuesto de la responsabilidad
consagrada en el art. 40 de la LDC.
El régimen de responsabilidad por productos en nuestro país, al encontrarse
enmarcado en el régimen tuitivo del consumidor, sólo resulta aplicable cuando el vínculo
entre el sindicado como responsable y la víctima constituya una relación de consumo, en
los términos de los arts. 1 y 2 de la ley 24.2401.
1
ARTICULO 1º —Objeto. Consumidor. Equiparación. La presente ley tiene por objeto la
defensa del consumidor o usuario. Se considera consumidor a la persona física o jurídica
que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario
final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como
consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita
u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.
Para que el supuesto encuadre en el régimen del art. 40 es necesario que el fabricante o
prestador del servicio revista la calidad de proveedor y, principalmente, que el damnificado
sea un consumidor, con arreglo a las previsiones del art. 1° ya citado y 1092 del CCC.
RESPONSABILIDAD POR DAÑOS
ARTICULO 40 bis: Daño directo. El daño directo es todo perjuicio o menoscabo al derecho
del usuario o consumidor, susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera
152
inmediata sobre sus bienes o sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión
del proveedor de bienes o del prestador de servicios.
Esta facultad sólo puede ser ejercida por organismos de la administración que
reúnan los siguientes requisitos:
a) la norma de creación les haya concedido facultades para resolver conflictos entre
particulares y la razonabilidad del objetivo económico tenido en cuenta para otorgarles esa
facultad es manifiesta;
Comentario:
La mayoría de la jurisprudencia se inclina por considerar que estamos en presencia de
un factor de atribución objetivo.
153
de esta ley informará al denunciante sobre el ente que controle la respectiva matrícula a
los efectos de su tramitación.
Esta posición se vio reforzada por el art. 40 de la ley 24.240, que dispone que “Sólo se
liberará total o parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha sido
ajena.”
CARGAS PROBATORIAS
Aun cuando el factor de atribución objetivo supone un beneficio para el actor, a la hora de
la distribución de las cargas probatorias, en este tema subsiste en la jurisprudencia
bastante vacilación respecto de un aspecto concreto de la carga probatoria del actor, en
casos de daños por el riesgo o vicio de la cosa:
1. Algunos jueces entienden que es carga de la actora acreditar el "riesgo o
vicio" de la cosa.
2. Otros consideran que la carga probatoria de la actora se reduce a probar la
existencia del hecho dañoso y, en todo caso, será el demandado quien deba demostrar
que no existía riesgo o vicio de la cosa.
Esta cuestión de carga probatoria surge generalmente cuando el daño es presuntamente
causado por una cosa en la que la jurisprudencia no tiene una opinión pacifica acerca de
su “riesgosidad”.
Por ejemplo:
Hoy día puede decirse que es pacifica la jurisprudencia que entiende que un auto es cosa
riesgosa, entonces este tema específico de carga probatoria no va a ser importante en
esos casos. En ese caso, la actora sólo debe probar que el demandado es el dueño del
auto con el cual otro embistió a la víctima. Es decir, prueba la relación de causalidad
material entre el choque y el daño, por un lado y la titularidad del dominio, por el otro. No
necesita acreditar que el auto es cosa riesgosa.
Pero, ¿qué pasa con un daño causado por una botella que explota o un aerosol?
1. alguna jurisprudencia entiende que es carga de la actora acreditar el "riesgo o
vicio" de la cosa.
Pagnotta, Marta M. v. Unilever de Argentina S.A, C. Nac. Civ., sala B, 24/02/2006, SJA
31/5/2006.
2. Otros consideran que la carga probatoria de la actora se reduce a probar la
relación de causalidad entre el hecho y el daño y, en todo caso, será el demandado quien
deba demostrar que no existía riesgo o vicio de la cosa.
Caso Ryan Tucillo
154
LA CARGA DE LA PRUEBA DEL VICIO Y EL ART 53 DE LA LDC
Téngase en cuenta que el art. 53 de la Ley de Defensa del Consumidor, en su actual
redacción, al disponer que:
“Los proveedores deberán aportar al proceso todos los elementos de prueba que obren
en su poder, conforme a las características del bien o servicio, prestando la colaboración
necesaria para el esclarecimiento de la cuestión debatida en el juicio ”,
155
En la Argentina, cuando se receptó normativamente la doctrina de las cargas probatorias
dinámicas lo hizo con un texto más claro y sin dejar margen de dudas. Un ejemplo es el art.
1735 del Cód. Civ. y Com.:
"Art. 1735.— Facultades judiciales. No obstante, el juez puede distribuir la carga de la
prueba de la culpa o de haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál de las
partes se halla en mejor situación para aportarla. Si el juez lo considera pertinente, durante
el proceso debe comunicar a las partes que aplicará este criterio, de modo de permitir a
los litigantes ofrecer y producir los elementos de convicción que hagan a su defensa".
En esta norma, en que la intención del legislador fue incorporar la carga probatoria
dinámica para la demostración de la culpa del dañador, se alude expresamente a la
carga de la prueba.
Si el legislador hubiese querido consagrar la doctrina de las cargas probatorias dinámicas
en el Derecho del Consumidor lo habría hecho con un texto más claro: aludiendo
expresamente a la carga de la prueba y refiriendo a las mejores condiciones del proveedor.
En el fallo "Sarmiento, Ramón A. c. Lascialanda, Walter A. s/ daños y perjuicios
derivados de la responsabilidad extracontractual de particulares", expresamente, la
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Neuquén dijo que:
"La incertidumbre sobre el carácter defectuoso del producto no puede resolverse a través
de las cargas probatorias dinámicas con fundamento en el art. 53 de la ley 24.240". Según
este antecedente jurisprudencial, el art. 53 de la Ley de Defensa del Consumidor no
receptó la doctrina de las cargas probatorias dinámicas.
En la Argentina, el consumidor que pretenda la aplicación de art. 40 de la ley 24.240,
carga con la prueba de la existencia del vicio o riesgo de la cosa.
156
frente al consumidor por los daños resultantes del riesgo o vicio de la cosa o de la
prestación del servicio".
"Iuele De Pinotti, Bárbara Lina v. Soda Profesional S.A. y otro", Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil, sala F, 18/05/07:
El vocal preopinante, Dr. Zannoni, destacó que “Al admitir que sus asociados,
elaboradores de soda en sifones, utilicen la marca I.V.E.S.S. en sus productos, el Instituto
queda comprendido entre los responsables por el daño que, en razón de su riesgo o vicio,
dichos productos causen. Si I.V.E.S.S. garantiza en el mercado la calidad e higiene de
los productos elaborados por sus asociados a quienes autoriza, bajo licencia
especial, a ostentar el "sello de conformidad con sus normas", es natural que,
correlativamente, responda por los daños que, por su riesgo o vicio, causen esos mismos
productos a los consumidores. Se trata de un factor de atribución de responsabilidad
derivado de la generación de confianza, como se ha dicho (Alterini, Atilio A.,
Responsabilidad objetiva derivada de la generación de confianza, en: "Derecho de daños"
[Segunda Parte], en homenaje a Trigo Represas, Bs. As., La Rocca, pág. 539 y sigtes.).
Como alguna vez he sostenido: "el consumidor soporta riesgos que no crea; se trata
de resolver quién soporta los daños" (Zannoni, Responsabilidad por productos
elaborados, en "Seguros y responsabilidad civil", n°5, Bs. As., Astrea, 1984, pág. 279).
El hecho de que "Soda Profesional S.A." hubiese sido expulsada del Instituto no excusa
por sí sólo la responsabilidad de éste pues, a todo evento, la entidad debió arbitrar las
medidas que fuesen necesarias para evitar que la utilización indebida de la marca
pudiese lesionar la confianza del consumidor o, al menos, debió publicitar suficientemente
su desvinculación con el elaborador.
Se trata, es obvio, de una responsabilidad objetiva que protege al consumidor quien
tiene expedita la acción de responsabilidad concurrente contra todos los que
intervienen en la cadena de consumo, de la cual el I.V.E.S.S. no es ajeno. A tenor de lo
hasta aquí expuesto no comparto un criterio que sostuviese que la empresa que prestó su
marca para ser incorporada al producto no responde si en él se especifica claramente quién
es el fabricante. Las responsabilidades que establece el art. 40 de la ley 24.240 (texto
según 24.999) son concurrentes y la que deriva de la utilización de la marca no es
subsidiaria a la del productor o fabricante. Todo ello, más allá de las acciones
recursorias que devienen de las relaciones internas entre los distintos responsables y que
la ley deja a salvo.” (la negrita es nuestra).
157
desigualdad no se da como un fenómeno, raro o extraordinario, sino que es lo normal y
esperable en las prácticas comerciales.
El Nuevo Código Civil y Comercial pareciera venir a revertir este desequilibrio sistémico.
Si bien el código toma principios ya contenidos en el Ley 24.240 de Defensa del
Consumidor, al realizarse una interpretación constitucionalizada de la nueva norma, no
debe tomarse la misma de forma aislada, sino adaptándose a las normas de la Constitución
Nacional, y a los fallos de la Corte Interamericana de DD. HH.
Orden de prelación normativa
En ese sentido, los arts. 963 y 1094 del CCC determinan el orden de aplicación de las
normas, prevaleciendo: a) Las normas indisponibles de la ley especial y de este código; b)
Normas particulares del contrato; c) Normas supletorias de la ley especiales; d) Normas
supletorias de este código.
Lo fundamental es que las normas que regulan las relaciones de consumo deben ser
aplicadas conforme con el principio de protección al consumidor. Y en caso de duda,
prevalece la norma más favorable al consumidor.
En cuanto al contrato celebrado, cuando existen dudas, se interpreta en el sentido más
favorable al consumidor.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo
como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en
forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo
familiar o social.
158
profesional u ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o prestadora
de servicios, pública o privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de
los bienes o servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso
privado, familiar o social.
El CCyC ha regulado los contratos de consumo, que hasta ahora se encontraban
disciplinados por la ley específica en la materia, pero no incorporados ni al CC ni al CCom.
La materia que hace al contenido de estos contratos corresponde a derechos que, en el
ordenamiento jurídico argentino, tienen específico rango constitucional (art. 42 CN).
159
medio de entes reguladores o de superintendencia, a fin de evitar perjuicios para los
consumidores, débiles en la relación jurídica.
Interpretación
La regulación del contrato de consumo requiere de una definición legal que depende de la
caracterización de la relación de consumo.
Relación de consumo es el vínculo jurídico entre un proveedor y un consumidor.
Se considera consumidor a la persona física o jurídica que adquiere o utiliza bienes o
servicios como destinatario final, en su propio beneficio o de su grupo familiar o
social.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte en una relación de consumo, como
consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios en forma gratuita
u onerosa como destinatario final, de su grupo familiar o social.
160
a. que amparen bienes como destinatario final, en beneficio de la empresa; o
b. que protejan los riesgos a los que se hallan expuestos bienes con los que
agotará el proceso económico.
ARTÍCULO 1094.- Interpretación y prelación normativa. Las normas que regulan las
relaciones de consumo deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el
principio de protección del consumidor y el de acceso al consumo sustentable.
En caso de duda sobre la interpretación de este Código o las leyes especiales,
prevalece la más favorable al consumidor.
161
5. RESPONSABILIDAD EN ACCIDENTES DE TRANSITO
MARCO NORMATIVO.
En el ámbito nacional, tenemos las leyes 24.449 (Ley Nacional de Tránsito) y
26.363, que crea la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Al respecto, cabe realizar
una inmediata aclaración:
“La presente ley y sus normas reglamentarias regulan el uso de la vía pública, y son de
aplicación a la circulación de personas, animales y vehículos terrestres en la vía pública,
y a las actividades vinculadas con el transporte, los vehículos, las personas, las
concesiones viales, la estructura vial y el medio ambiente, en cuanto fueren con causa
del tránsito. Quedan excluidos los ferrocarriles. Será ámbito de aplicación la
jurisdicción federal. Podrán adherir a la presente ley los gobiernos provincialesy
municipales.” (la negrita es nuestra)
162
semiautopistas o autovías provinciales o nacionales en el territorio de la Provincia” (art.
29)
La ciudad de Buenos Aires, por su parte, dictó la ley 2148, “Código de Tránsito y
Transporte”.
163
La situación normativa en la ciudad de Buenos Aires también presenta particularidades.
La propia ley 2148 dice en su artículo 2º que “La Ciudad Autónoma de Buenos Aires
declara su plena integración y participación en el Sistema Nacional de Seguridad
Vial aprobado en el Decreto Nacional Nº 779/95 (B.O. Nº 28.281), reglamentario
de la Ley Nacional de Tránsito y Seguridad VialNº 24.449 (B.O. Nº 28.080).” (la
negrita es nuestra)
164
A los efectos del estudio, interpretación y aplicación del presente código,debe
entenderse por:
1) Accidente de tránsito: hecho en el cual se produce daño a personas ocosas, en
ocasión de la circulación en la vía pública.”
Como puede apreciarse, la definición es similar en los dos textos. A lo largo de los
distintos temas iremos intercalando las normas de la Ley Nacional de Tránsito y de la ley
de Tránsito de la ciudad de Buenos Aires que resulten pertinentes.
Así, por mencionar uno entre muchísimos ejemplos, el Tribunal Superior de Córdoba ha
dicho que "Los automotores son "cosas riesgosas", en los términos previstos en laregla
del art. 1113 (2º sup. del 2º párr.) del Código civil (daños causados por el riesgode la
cosa), resultando indiferente para su aplicación el modo en que se hace efectivala
potencia dañosa de la cosa riesgosa: obrar del hombre o autónomamente por el rodado”.
En el mismo sentido, es interesante el voto del Dr. Kiper, como vocal preopinante de la
Sala H de la Cámara Nacional en lo Civil en autos "Ojeda de Morandi Máxima Leonor
y otros c/Línea 60 Microómnibus Norte MONSA. s/Daños y perjuicios" 1: “Se trata de
un accidente de tránsito en el que la víctima fue un peatón embestido por un colectivo.
En tales condiciones, como bien resolvió el Sr. Juez a quo, resulta aplicable el
régimen emergente del art. 1113, segunda parte, del Código Civil, ya que los
automotores en movimiento son cosas riesgosas (Mosset Iturraspe, J., "Estudios
sobre responsabilidad civil", IV, p. 83;; Borda, G., "La reforma del Código Civil", ED, 30-
809; Trigo Represas, F., "Responsabilidad civil en materia de accidentesde
automotores", p. 114 y ss.; Ghersi, C. y Giordano, M., "El art. 1113 ...", JA, 1986-IV-582),
de modo que pesa sobre aquellos una presunción de responsabilidad de la que pueden
eximirse, total o parcialmente, acreditando la culpa de la víctima, la de un tercero, o el
caso fortuito, es decir, una causa extraña o ajena (Orgaz, A., "El daño con y por las
cosas", LL, 135-1953; Garrido, "Responsabilidad objetiva y riesgo
165
1
"Ojeda de Morandi Máxima Leonor y otros c/Línea 60 Microómnibus Norte MONSA.
s/Daños y perjuicios" - CNCIV - SALA H - 15/04/2002.
166
creado", JA, 1979-doct.-811; Goldenberg, I., "La relación de causalidad", p. 132)”.- (la
negrita es nuestra)
Según este enfoque, seguido por la jurisprudencia mayoritaria del país, la sola
circunstancia de la existencia de un riesgo recíproco no excluye la aplicación delo
dispuesto en el artículo 1.113, párrafo segundo del Código Civil, que regula lo
atinente a la responsabilidad civil por el hecho de las cosas y, de tal forma, se crean
presunciones concurrentes como las que pesan sobre el dueño o guardián, quienes
deben afrontar los daños causados a otro, salvo que prueben la existencia de
circunstancias eximentes.
Es decir que, en aquellos daños producidos por la intervención de automotores,
resulta aplicable la teoría del riesgo creado, incorporada por la norma citada, sea
por el vicio de la cosa o por el riesgo o peligrosidad que producen cuando están
en movimiento. 4
2
C. Nac. Civ. en pleno, 10/11/1994- Valdez, Estanislao F. v. El Puente S.A.. JA 1995-I-
280.
3
Conforme Alterini, Atilio, "Presunciones concurrentes de causalidad en la colisión de
automotores", La Ley, 1988-D-296.
4
Conforme Bustamante Alsina, Jorge, "Teoría General de la Responsabilidad Civil,
páginas 303/304, Ed. Abeledo Perrot, octava edición ampliada y actualizada.
167
Por lo tanto, cada demandado debe demostrar causa ajena para eximirse de
responsabilidad o, por lo menos, compartirla (responsabilidad concurrente)
Así, si ninguna de las partes (vgr. demandado/reconviniente y actor/reconvenido) puede
demostrar causa ajena, deberá pagar el 100% de los daños que sufrió el otro rodado.
Entonces, si en el choque el rodado “A” causó daños al rodado “B” por 10000pesos y el
rodado “B” causó daños al rodado “A” por 7500 pesos, el dueño del rodado“A” le debe
10000 pesos al dueño del rodado “B” y este le debe 7500 pesos al dueño del rodado “A”.
En definitiva, por compensación judicial, será el dueño del rodado B elque termine
cobrando 2500 pesos.
Dicho de otra manera, alguien será responsable, no porque sea culpable, sino porque se
da determinado supuesto fáctico previsto por la normativa vigente, (por ejemplo, ser
dueño o guardián de la “cosa riesgosa”, conf. art. 1113 CC, 1758 CCC). El presunto
responsable, para eximirse de tal responsabilidad, deberá demostrar la existencia de
caso fortuito, culpa de la víctima o culpa de un tercero por quien no debe responder (arg.
art. 1113 CC, 1722 CCC).
5
C. 1948. XXXII - ORIGINARIO - "Camargo, Martina y otros c/ San Luis, Provincia de y
otra s/ daños y perjuicios" - CSJN - 21/05/2002. Citar: elDial.com AA1043.
168
En estos casos, ni la victima debe demostrar la culpa del presunto responsable,ni
este puede eximirse de responsabilidad demostrando que actuó sin culpa.
Entonces, en estos casos quien debe probar el factor eximente de responsabilidad esel
demandado, ya que le basta al damnificado probar el contacto en el choque (la
causalidad material), e incumbe al dueño o guardián del otro rodado la carga de la
prueba de la eximente que pudiera haber fracturado el nexo causal, que no puede
consistir en la falta de culpa porque este factor es extraño a la imputación objetiva,
sino en la conducta o culpa del damnificado o de un tercero por quien no debe
responder, o en el caso fortuito ajeno a la cosa.
169
Este efecto constitutivo de la inscripción registral en materia automotor tiene gran
importancia práctica pues, en principio, el titular registral deberá responder por los
daños ocasionados por un automotor de su propiedad, aunque lo haya vendido y
hecho entrega del rodado años antes del accidente. Esta problemática se intentó
solucionar con el régimen de la denuncia de venta, que trataremos más adelante.
Más complejo resultaba el concepto de guardián, término que tiene varias acepcionesen
nuestra doctrina y jurisprudencia.
Al respecto, resulta ilustrativo transcribir parte del voto de la Dra. De los Santos en los
autos “Villafañe, Roberto A. y otro v. Ferreira Da Silva, Luismar y otros” 6:
“Las distintas concepciones podrían sintetizarse entre quienes postulan la doctrina de la
guarda material, según la cual guardián es la persona que tiene una cosa
materialmente en su poder, de manera real y efectiva, y ejercita sobre ella una
prerrogativa de vigilancia y dirección; quienes se enrolan en la doctrina de la guarda
jurídica, que sostiene que guardián es quien tiene poder de vigilancia, control y dirección
sobre una cosa, en virtud de una vinculación de carácter jurídico; aquellos que propician
la doctrina de la guarda intelectual (o del poder de mando), para quienes la guarda
requiere la existencia de un poder de hecho efectivo e independiente sobre una cosa,
que se concreta en la facultad de dirección y control dela misma; y, finalmente, quienes
postulan la doctrina de la guarda provecho, para losque guardián es la persona que
aprovecha, usa y obtiene de la cosa un beneficio económico o personal, de placer o
salvaguarda de sus intereses. No faltan, además, posiciones eclécticas para las que la
noción de guardián no responde a una idea unívoca, sino a una combinación de factores.
Para Ramón Pizarro, Alberto Bueres y Elena I. Highton, todo intento de individualizar al
guardián debe circunscribirse al ámbito del derecho positivo del país en el cual se
analiza la cuestión. Así, señalan que el art. 1113 CCiv. argentino dispone que toda
persona debe resarcir el daño causado "por las cosas de que se sirve, o que tiene a su
cuidado", fijando, en consecuencia, dos pautas de gran importancia. En ese orden de
ideas, para la ley argentina debe responder por el daño causado en razón de la
intervención activa de la cosa, tanto aquel que "se sirve" de la misma como el que
la "tiene a su cuidado". Se sirve de una cosa quien se vale de ella para su uso,
6
DocumentoAbeledoPerrot OnLine/Fallos a Texto Completo/2006/C. Nac. Civ./C. Nac.
Civ., sala M, 25/09/2006. Citar Lexis Nº 35004295.
170
empleándola útilmente, obteniendo provecho o comodidades, ventajas de cualquier
índole, que no necesariamente deben asumir contenido económico. Cuida de una cosa
quien tiene el deber de poner diligencia y atención para la conservación de la misma, es
decir quien la guarda. Concluyen, luego, que nuestro Código Civil brinda dos
directivas fundamentales que no necesariamente tienen que coincidir, pudiendo
admitirse que en ciertas hipótesis una cosa tenga dos guardianes, contotal
independencia, por cierto, de la obligación de resarcir que pesa sobre el
propietario. Ellos son, por un lado, el que se sirve de la cosa, y por el otro, el que sin
hacerlo tiene la custodia de la misma. Por consiguiente, para la ley argentina es
guardia de la cosa tanto quien se sirve de ella como aquel que, de manera autónoma,
ejercita sobre dicha cosa un poder de control y gobierno, aunque no pueda llegar a
servirse de ella (conf. "Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinario y
jurisprudencial", t. 3-A, 1999, Ed. Hammurabi, p. 523 y ss.).
También Aída Kemelmajer de Carlucci propicia esta solución, y opina que la legislación
argentina no recoge un concepto unívoco, sino que admite una doble línea de
legitimados pasivos; aquellos que tienen la dirección de hecho y los que reciben el
beneficio económico. "Hay que estimar que guardián es tanto el que se sirve de la cosa
como el que la tiene a su cuidado. No otra cosa significa la conjunción
`o' contenida en el artículo. En cuanto a que ello significaría aceptar la figura de un
responsable sin que medie culpa de su parte y por el solo hecho de servirse
económicamente de ella, si bien es sostenible de lege ferenda, no lo es de lege lata, ya
que entiende que responde incluso a la idea de justicia, pues quien obtiene los
provechos debe soportar los riesgos. El criterio ecléctico ha sido admitido por un sector
de la doctrina y no es totalmente ajeno al leading case que guía la jurisprudencia
francesa -el caso `Cannot v. Franck'- en el que se dijo que la guarda implica el uso, el
control y la dirección de la cosa, ya que por uso se entiende el derecho de servirse de la
cosa en su interés, en ocasión de su actividad" (conf. "Código Civil y leyes
complementarias, comentado, anotado y concordado", dirigido por Augusto C. Belluscio
y coordinado por Eduardo A. Zannoni, t. 5, 2002, Ed. Astrea,
p. 471).” (la negrita es nuestra)
El CCC adopta un concepto amplio de guardián, al prescribir en el art. 1758 que “Se
considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la dirección y el
control de la cosa, o a quien obtiene un provecho de ella.”
171
PRESUNCIONES DE RESPONSABILIDAD EN ACCIDENTES DE TRANSITO
En nuestro tema no debemos olvidar que las cuestiones esenciales están reguladaspor
el CCC y que se le aplican los principios generales del Derecho de Daños y, en
particular, de la responsabilidad objetiva. Es decir, para saber si hay responsabilidadcivil
del dueño o guardián debemos evaluar si concurren los requisitos comunes a la
responsabilidad civil. Estos son:
1) Antijuridicidad
2) Factor de atribución
3) Relación de causalidad
4) Daño
La Ley Nacional de Tránsito y las eventuales regulaciones locales nos dan ciertas reglas
y/o presunciones que sirven para evaluar la concurrencia de estos requisitos yla
existencia de eximentes de responsabilidad.
Veamos:
Prioridad de paso:
“ARTICULO 41. ley 24.449— PRIORIDADES. Todo conductor debe ceder siempreel
paso en las encrucijadas al que cruza desde su derecha. Esta prioridad del que
viene por la derecha es absoluta, y sólo se pierde ante:
a) La señalización específica en contrario;
172
b) Los vehículos ferroviarios;
c) Los vehículos del servicio público de urgencia, en cumplimiento de su misión;
173
d) Los vehículos que circulan por una semiautopista. Antes de ingresar o cruzarla se
debe siempre detener la marcha;
e) Los peatones que cruzan lícitamente la calzada por la senda peatonal o en zona
peligrosa señalizada como tal; debiendo el conductor detener el vehículo si pone en
peligro al peatón;
f) Las reglas especiales para rotondas;
g) Cualquier circunstancia cuando:
1. Se desemboque desde una vía de tierra a una pavimentada;
2. Se circule al costado de vías férreas, respecto del que sale del paso a nivel;
3. Se haya detenido la marcha o se vaya a girar para ingresar a otra vía;
4. Se conduzcan animales o vehículos de tracción a sangre.
Si se dan juntas varias excepciones, la prioridad es según el orden de este
artículo. Para cualquier otra maniobra, goza de prioridad quien conserva su derecha. En
las cuestas estrechas debe retroceder el que desciende, salvo que éste lleve acoplado y
el que asciende no.”
174
- La regla especial para rotondas.
- Si el que cruza desde la derecha detuvo su marcha.
- Si el que viene desde la derecha no desea cruzar, sino girar para ingresara
la arteria.
- Si se dan juntas varias excepciones, la prioridad es según el orden de este
inciso.
c) A los vehículos que desean incorporarse a la circulación desde el lugar donde
estaban estacionados o detenidos sobre la misma arteria, o desde un
garaje, playa de estacionamiento o estación de servicio, sólo si el tránsito seencuentra
interrumpido por cualquier razón.
6.7.3 Intersecciones.
Los vehículos no deben ingresar a una intersección o cruce peatonal, aún teniendo
prioridad de paso, si el caudal del tránsito en la arteria por la que
circula puede detenerlo e impedir u obstruir la circulación transversal de los demás
vehículos.”
Como puede apreciarse por su lectura, las reglas de las distintas normas son similares,
aunque la redacción no es exactamente igual, lo que puede dar lugar a diferentes
soluciones, según la jurisdicción donde haya ocurrido el accidente.
175
Estaba expresamente mencionada en el art. 1113 del Código Civil y ahora en el 1729 del
CCC y es aplicable, por supuesto, en los casos de accidentes de tránsito.
Además, cuando la víctima es un peatón, juegan a su favor una serie de presunciones.
Ahora bien, lo anterior no equivale a decir que en nuestro país tenga recepción legal la
teoría denominada “del peatón distraído”. De todas maneras, es común encontrar en las
demandas donde la victima es un peatón (y muchos jueces lo tienen en cuenta a lahora
de resolver), un argumento que podría sintetizarse de la siguiente manera:
Esto puede servir como regla, pero lo cierto es que su aplicación varia bastantede
juzgado en juzgado y de época en época.
176
Como mero ejemplo, obsérvese los criterios vertidos en los siguientes fallos:
177
1- “La duda o indecisión de un peatón, debe ser tenida en cuenta en forma
preponderante por todo conductor, cuando la víctima está en un lugar peligroso. Esque
la vacilación del peatón, en circunstancia de cruzar una calle, y hasta el volver sobre sus
pasos, es comportamiento que se da con suma frecuencia, razón por la cual, los
automovilistas deben extremar sus medidas, para evitar las posibles consecuencias.”
“…El conductor de un rodado debe prevenir la posibilidad de que el cambio de luces de
un semáforo sorprenda a algún peatón en medio de la calzada, por lo que debe
encontrarse en condiciones de evitar embestirlo, lo que no es sino una derivación de su
deber de mantener el pleno dominio del rodado y de prestar el máximo de atenciónen su
manejo, en tanto aquella situación se presenta con una notoria frecuencia y puede ser
calificada como una contingencia habitual del tránsito.”
“ …Si el peatón inició el cruce con luz verde y antes de llegar a la otra acera cambió a
amarillo, significa que el conductor del rodado emprendió el cruce cuando se encontraba
vedado tal accionar, y mal puede analizarse si la conducta del peatón de cruzar a
escasos dos metros de la senda peatonal y retroceder ante el riesgo de ser atropellado,
oportunidad en que es embestido, tuvo influencia causal en el evento, conentidad
suficiente como para permitir la liberación del deber de indemnizar, ya sea total o parcial,
a quien conduce el automotor.”
CNCiv, sala H, agosto 13-996-Grossi, Alvio H. c. Virigini, Vicente A.
178
vehículo, tal extremo no puede ser exigido al punto de responsabilidad al conductorpor la
manifiestas imprudencias cometidas por los peatones.”
13.167-CNCiv, sala H, agosto 30-996, Rossi, Emilio c/ Lera, Roberto.
6- “Si bien el peatón distraído y aún el imprudente es un riesgo inherente al tránsito -tal
como señala la sentenciante- (LL 137-138; LL 138-373; LL 149-567; ED 68-434; ED
31/10/1980 "Accidentes de tránsito" n. 26 a 34), debe computarse en su contra una
conducta francamente arriesgada para atravesar una arteria.
Cabe señalar que el cruce de la calle por el peatón requiere extremar las precauciones.
Así se ha dicho que durante mucho tiempo la jurisprudencia (francesa) afirmó los
derechos del peatón y se negó, a menos de imprudencia caracterizada, a reconocer la
culpa de víctima. Pero muy pronto las resoluciones que proclamaban el derecho de
pasearse libremente el peatón, que afirmaban que "la vía pública esté abierta a la
circulación de los peatones" como a la de los automovilistas, se fueron haciendo cada
179
vez más raras. Se admitió que el peatón, lo mismo que el automovilista, tiene la
obligación de ser prudente, de velar por su propia seguridad y por la de los
180
restantes usuarios de la vía pública; la calzada no le pertenece; su esfera se limita a las
aceras y a los paseos (Mazeaud - Tunc, "Tratado de Responsabilidad", Bs. As., 1977, t.
II, p. 51).
Es que la obligación de cumplir las normas de tránsito existe no sólo para el conductorde
vehículos, sino también para los peatones que cruzan la calzada, y si ambos agentes las
vulneran, a ambos deben serles imputadas las consecuencias de sus actos (B.J. C. Nac.
Esp. Civ. y Com., 2º bimestre 1987, n. 75; esta sala, LL 323653, del 22/10/2001).
El hecho de haber intentado el cruce de forma imprevista, corriendo o deteniéndose en el
pavimento, constituye una presunción de culpa en contra del transeúnte, habida cuenta
que si bien el conductor debe conservar en todo momento el pleno domino sobre su
máquina, no puede exigírsele que lo haga a punto de responsabilizárselo de las
manifiestas imprudencias cometidas por los peatones (conf. C. Nac. Civ., sala E,
"Loccisano, Carlos A. v. Lodeiro, Enrique y otro", 8/10/1999, citado por Hernán Daray en
"Accidentes de tránsito", 2001, p. 229, n. 19).
Tanto el automovilista como el peatón tienen la obligación de observar los reglamentos
regulatorios del tránsito a fin de evitar situaciones peligrosas, debiendo responder por la
más leve culpa en el cumplimiento de sus deberes. Claro está que debe medirse el
proceder del conductor del rodado desde una óptica obligacional más exigente, por
conducir una cosa peligrosa, acorde con lo preceptuado por el art. 902 del CCiv. (conf.
C. Nac. Civ., sala K, "Nieves Blanco, María E. v. Neira, Ángel H.", 16/9/1998, citadopor
Hernán Daray en ob. cit., p. 245, n. 45).
En consecuencia, ambas conductas resultan conducentes al resultado, la de la menor por
haber cruzado una avenida de doble sentido de circulación por un lugar no habilitado
para ello y sin prestar la debida atención y diligencia que esa acción requería y la del
conductor del micro por no haber logrado evitar embestirla.
“...ha sostenido la jurisprudencia que el menor impúber carece de la noción de lo bueno y
de lo malo y no puede apreciar lo que para él puede o no ser conveniente, porlo que
necesita de la asistencia de cualquiera de sus progenitores para acceder a la vía pública
y evitar que, como en el caso, un hipotético descontrol lo lleve a cruzar corriendo en
horas de la noche una calle de doble sentido de circulación. Tal omisión demuestra que
sus padres incumplieron las obligaciones inherentes a la patria potestad (C. Nac. Civ.,
sala A, "Páez, Hugo Omar y otro v. Di Diego, Jorge R. y otro ", 27/11/1997, en LL 1998-
B- 878); y que aunque la falta de asistencia de cualquiera de los progenitores o del
responsable por la guarda del menor no basta por sí sola para eximir totalmente la
presunción adversa para el automovilista que surge del art. 1113 del CCiv., en el caso de
un menor impúber que necesita la asistencia de un mayor
181
para cruzar la calle, concurren las características de imprevisibilidad e inevitabilidad y
resulta relevante también el incumplimiento de las obligaciones inherentes a la patria
potestad
“...En consecuencia, encuentro que el hecho se ha producido por la conjugación de
ambas culpas o hechos, con equivalente eficacia causal respecto del daño; y por ello,
propongo atribuirlas en un 50% al conductor y en igual porcentaje a la víctima.” Pizarro
Limache, Virgilio y otra v. Turi Wang S.R.L. y otros, C. Nac. Civ., sala F, 08/08/2003,
voto de la Dra. Highton de Nolasco, sin disidencias.
7- “…aun cuando la causa inicial del evento fue la actitud desaprensiva del peatón, por
darse al cruce cuando el semáforo regulador del tránsito se lo vedaba, lo cierto es queel
demandado contribuyó en el proceso de causación al no haber adoptado una mayor
cautela en su conducción deteniendo la marcha en lugar de proceder como lo hizo, ya
que venía a velocidad moderada y no adujo en momento alguno la imposibilidad de
hacerlo en las circunstancias del tránsito imperante entonces.
Participo de quien camina por lugares no habilitados o en circunstancias no permitidas
-como se da en este caso- pone en marcha contra sí mismo una posibilidad de real peligro,
pero también coincido en sostener que tal situación no excusa al conductor de la cosa
riesgosa, único responsable de su dominio aun en las adversidades en que lo sorprenda
el movimiento urbano.
Comprendo que la cuestión no es de fácil juzgamientos y que, en definitiva, gira sobre las
apreciaciones de hecho que no son ordenables bajo pautas rígidas, lo que obliga a afinar
el criterio de análisis a fin de poder alcanzar la interpretación más valiosa posibleen la
búsqueda del mejor equilibrio entre los legítimos intereses en juego.
Dentro del orden de ideas en que me he colocado, propicio concluir que en el caso ha
existido concurrencia de culpas entre la víctima y demandada, pues ambas han hecho un
aporte para la producción del resultado; aunque considero que el porcentaje asignado
debe distribuirse en setenta por ciento para el actor y en el treinta restante para el
demandado en virtud de ser el primero quien con su indebida conducta vial operó como
desencadenante del suceso agravada por la falta de atención puesta de manifiesto en la
emergencia, en tanto el segundo se vio llevado a golpearle con su colectivo en función de
una malhadada maniobra que pudo haber sido evitada de haber conducido con la
precaución y cuidado que es esperable en un profesional de la conducción de
automotores.”
“Uvoycich Degni, Carlos c/ Transportes Sargento Cabral S.C. Línea 102 y otros s/
daños y perjuicios”, Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala J, 25/04/07,
voto de la Dra. Mattera, en minoría.
182
“No resulta apropiado admitir, a mi modesto criterio, la jurisprudencia que alude a que “ el
peatón distraído constituye un riesgo común del tránsito automotor “, pues resulta
indudable la necesidad de que cada uno asuma su propia responsabilidad por la
conducta que realiza. Además esta corriente jurisprudencial no ayuda a que los peatones
asuman la connotación que poseemos todos los seres humanos: la fragilidadde nuestro
ser ;y las penosas consecuencias que pueden derivarse de su transitar
antirreglamentario, impidiendo de ese modo el cumplimiento de uno de los objetivos de la
ley: el de educar.-
La senda peatonal o de seguridad, se encuentre o no demarcada, es la parte de la calzada
que resulta de la prolongación ideal de las aceras correspondientes a la arteria que
intercepta aquella en la que él peatón va a cruzar. De modo que las líneas que la delimitan
son perpendiculares a la segunda de las nombradas; dicha senda está reservada para el
uso reglamentado de los peatones, quienes sólo deben transitar por las aceras, no
pudiendo detenerse en la calzada y fuera de los casos expresamente previstos en el
reglamento de tránsito, por lo que les está prohibido utilizarlas fuera de ese espacio y
condicionada a las luces si estas las rigen, presumiéndose la culpabilidaddel transeúnte en
los accidentes que se produzcan por infracción a ésta regla.
La realización y/o repetición de conductas prohibidas por la ley, como es cruzar en
tiempo no adecuado fuera de la senda peatonal ni siquiera dentro de ella, no le resta
responsabilidad a quien lo hace, y tampoco esa imprudencia, desidia y/o indiferencia con
el incumplimiento de las normas puede ser motivo de imputación para otro ser humano,
más cuando quien lo hace arriesga su vida o al menos su integridad física. Por último, si
la única actitud culpable que puede serle imputada al demandado es la deno conducir
con atención, cuidado y dominio necesario para advertir la presencia delactor y
evitarlo, deberíamos concluir que nunca el conductor de un automotor deberíaa ser
eximido de responsabilidad por el hecho de manejar una cosa riesgosa.
El actor cruzó fuera de la senda peatonal y cuando el semáforo habilitaba a los vehículos
en el sentido que circulaban. Por otra parte, al ser fuera de la senda peatonal donde
ocurrió el accidente , el movimiento del automotor no estaba limitado, porque es una zona
delimitada exclusivamente para su desplazamiento y no era razonable suponer que
alguien se iba a interponer en su marcha.
Por todo ello, debo concluir propiciando la revocación de la sentencia de primera instancia
y, en consecuencia, el rechazo de la demanda incoada, con costas de ambasinstancias al
actor perdidoso (art. 68 CPCC).”
183
LA INSCRIPCIÓN DE LA DENUNCIA DE VENTA COMO ÚNICO EXIMENTE DE
RESPONSABILIDAD.
La llamada denuncia de venta fue establecida por el art. 27 del decreto ley 6582/58:
184
Por un lado, la Cámara Nacional en lo Civil, en el plenario “Morris de Sotham, Nora
v. Besuzzo, Osvaldo P. y otra”, 7 estableció que “La doctrina establecida en el fallo
plenario dictado el 18/8/80 en la causa "Morrazo, Norberto y otro v. Villarreal, Isaac y
otros" con arreglo a la cual "no subsiste de responsabilidad de quien figura en el Registro
Nacional de la Propiedad Automotor como titular del vehículo causante del daño, cuando
lo hubiera enajenado y entregado al comprador con anterioridad a la fecha del siniestro,
si esta circunstancia resulta debidamente comprobada en el proceso", no mantiene su
vigencia luego de la sanción de la ley 22977, modificatoriadel decreto ley 6582/58,
ratificado por ley 14467.)”
Por lo tanto, para esta postura la inscripción de la denuncia de venta es el único
eximente de responsabilidad para el dueño o guardián.
7
“Morris de Sotham, Nora v. Besuzzo, Osvaldo P. y otra”, JA 1994-I-601.
185
8
C. 1948. XXXII - ORIGINARIO - "Camargo, Martina y otros c/ San Luis, Provincia de y
otra s/ daños y perjuicios" - CSJN - 21/05/2002. Citar: elDial.com AA1043.
186
la disponibilidad material del automotor con motivo de su venta, al haberlo entregado a
terceros "por quienes él no debe responder". Como consecuencia de ello, la ley presume
que el vehículo fue usado contra su voluntad.-
Los efectos que dicha norma atribuye a la denuncia no excluyen, sin embargo, la
posibilidad de acreditar en juicio de manera fehaciente que el titular registral ha
perdido la guarda del vehículo con anterioridad al suceso que genera su
responsabilidad y permiten -por ende- que se evalúe en la causa si subsiste la
responsabilidad que le atribuye la primera parte del art. 27 de la ley 22.977.-
5°) Que la conclusión antecedente se sustenta en una interpretación de la ley que
atiende al propósito que la inspira y -a la vez- preserva y asegura su finalidad (Fallos:
310:149, 203, 267; 311:193, 401, entre muchos otros), que es proteger al vendedor
frente a la omisión negligente del comprador en efectuar la transferencia de dominio. En
tal sentido debe destacarse que, si la ley exonera de responsabilidad a quien efectúa
una denuncia unilateral de venta -cuya sinceridad no es objeto de comprobación-
no cabe privar del mismo efecto a quien demuestra efectivamente que se
encuentra en idéntica situación, es decir que no dispone del vehículo por haberlo
enajenado y hallarse el automotor en poder del adquirente o de terceros que de
éste hubiesen recibido el uso, tenencia o posesión. Esa solución se corrobora si se
advierte que la ley no establece una presunción iuris et de iure de que el propietario que
no denunció haber vendido y entregado el automotor, conserva su guarda (art. 26 del
decreto-ley 6582/58), por lo que configuraría un exceso ritual privar al titular registral de
la posibilidad - jurídicamente relevante- de demostrar si concurre tal extremo.-
6°) Que en el caso, la documentación acompañada por la provincia para acreditarsu
aserto resulta insuficiente. En efecto, la prueba obrante a fs. 339/354 vinculada con la
subasta de un lote de vehículos de propiedad del gobierno provincial se limita a un acta
en la cual la escribana de gobierno interina, Elena B. Rodríguez de Fernández, da cuenta
de que el 6 de mayo de 1989 se efectuó la venta, entre otros, del rodado encuestión sin
indicación del comprador. Así surge del acta aclaratoria obrante a fs. 354, donde se
precisa el número de dominio. Por lo demás, no hay constancias que acrediten
mínimamente que el gobierno de San Luis haya dado cumplimiento a la obligación que
se autoimpuso en el art. 6° del decreto 545/89 y -lo que es más importante- en qué
oportunidad se desprendió de la guarda del vehículo, circunstanciaésta debidamente
valorada en el precedente citado. Amparar esa negligencia probatoria, aun menos
explicable en el caso de un Estado provincial que por tal rango institucional debería
contar con los pertinentes antecedentes administrativos, importaría la desvirtuación
irrazonable de los propósitos del art. 27 de la ley 22.977.-
187
Cabe señalar, por último, que mediante la constancia de fs. 41 vta. del expediente penal
agregado por cuerda que al 22 de mayo de 1990, esto es con posterioridad alaccidente y
un año después de la recordada subasta, la parte actora ha acreditado que el rodado
continuaba inscripto a nombre de la legislatura de la provincia.” (la negrita es nuestra)
Vale decir que, para la Corte Suprema de la Nación, la denuncia de venta es soloun
medio más a favor del dueño, para poder demostrar de manera fehaciente que este
ha perdido la guarda del vehículo con anterioridad al suceso que genera su
responsabilidad. Es decir, no excluye otros medios probatorios.
9
Fuente: www.scba.gov.ar
188
Las denuncias de siniestro se recibirán en base al acta de choque del artículo 66inciso
a), debiendo remitir copia al organismo encargado de la estadística.
Los gastos de sanatorio o velatorio de terceros, serán abonados de inmediato por el
asegurador, sin perjuicio de los derechos que se pueden hacer valer luego. El acreedor
por tales servicios puede subrogarse en el crédito del tercero o sus derechohabientes.
Carece de validez la renuncia a un reclamo posterior, hecha con motivo de este pago.La
reglamentación regulará, una vez en funcionamiento el área pertinente del Registro
Nacional de Antecedentes de Tránsito, el sistema de prima variable, que aumentará o
disminuirá, según haya el asegurado denunciado o no el accidente, en el año previo de
vigencia del seguro.” (la negrita es nuestra)
189
La ley 17418 regula el seguro de responsabilidad civil como un seguro optativo dondelo
que se protege es el patrimonio del asegurado, no la victima del accidente que
genera responsabilidad civil.
Basta con ver el art. 109 de dicha ley, cuando dice que “El asegurador se obliga a
mantener indemne al asegurado por cuanto deba a un tercero en razón de la
responsabilidad prevista en el contrato, a consecuencia de un hecho acaecido en elplazo
convenido.”, para entender la función económica de este contrato.
10
Fuente: www.csjn.gov.ar
190
El tema llegó a la Corte por vía de un recurso de queja interpuesto por la aseguradora
citada en garantía contra la decisión de la Sala M, de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil que -entre otras cuestiones- incluyó en la condena a Economía
Comercial S.A. Compañía de Seguros Generales, modificando en este aspecto la
sentencia de la instancia anterior.
La demanda fue promovida por daños y perjuicios sufridos como consecuencia de una
colisión entre dos colectivos, uno de los cuales se encontraba asegurado por la
recurrente, conforme póliza que acordaba una franquicia a cargo del asegurado por la
suma de $40.000, monto que -cabe aclarar- resulta superior al de la condena.
La Cámara señaló en la sentencia recurrida que admitir una franquicia de un monto tan
elevado violaría lo dispuesto por el artículo 68 de la Ley Nº 24.449 que obliga a la
contratación de un seguro de responsabilidad civil para todos los automotores. Al
respecto, resaltó el carácter tuitivo de dicha norma que tiende a proteger a las víctimasde
accidentes de tránsito.
191
“Estimo entonces, asiste razón a la recurrente toda vez que el a quo al decidir incluirlaen
la condena y consecuentemente desestimar lo acordado entre el tomador y la
aseguradora en cuanto a la franquicia, prescindió de lo dispuesto en la Ley Nº
17.418 que específicamente establece que la sentencia de condena contra el
responsable civil será ejecutable contra el asegurador "en la medida del seguro"
(art. 118, tercer parte) y de la normativa dictada por la Superintendencia de Seguros de
la Nación que prevé como cobertura básica del seguro de responsabilidad civil de
vehículos destinados al transporte público de pasajeros una franquicia de
$40.000.- (Res. Nº 25.429/97, Anexo II, cláusula 4), sustentando dicha solución en la
mera afirmación dogmática de que ése descubierto viola lo dispuesto en el artículo 68de
la Ley de Transporte. Aquí es necesario precisar que el artículo 68 si bien impone la
obligación de asegurar todo automotor, acoplado o semiacoplado, deja a salvo las
estipulación de las condiciones del contrato a lo que fije la autoridad en materia
aseguradora.” (la negrita es nuestra)
Así, para la Procuradora, “el apartamiento a la normativa citada y vigente sin fundamento
idóneo y suficiente, descalifica la sentencia recurrida como acto jurisdiccional
válido, valorando asimismo lo ya mencionado por V.E. en cuanto a queen el seguro de
responsabilidad civil, la franquicia pactada en la póliza es oponible al tercero
damnificado...” (la negrita es nuestra)
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, en pleno, resolvió que "En los contratos
de seguro de responsabilidad civil de vehículos automotores destinados al transporte
público de pasajeros, la franquicia como límite de cobertura -fijada en formaobligatoria
por la autoridad de control de la actividad aseguradora conforme la Resolución N°
25.429/97- no es oponible al damnificado (sea transportado o no)”. Se apartó así del
criterio que viene fijando la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
192
Así lo dispuso la Cámara, en pleno, en autos “OBARRIO, MARÍA PÍA C/
MICROOMNIBUS NORTE S.A. Y OTRO S/ DAÑOS Y PERJUICIOS (ACC. TRAN. C/
LES. O MUERTE) SUMARIO" Y "GAUNA, AGUSTÍN C/ LA ECONOMÍA COMERCIAL
S.A. DE SEGUROS GENERALES Y OTRO S/ DAÑOS Y
PERJUICIOS", de fecha 13 de diciembre de 2006. 11
Del fallo se desprende la siguiente reseña respecto de la normativa que rige la materia:
11
Fuente: www.pjn.gov.ar
193
aseguradora -la Superintendencia de Seguros de la Nación-, el establecimiento de las
condiciones que debe reunir dicho seguro.” (la negrita es nuestra)
194
Los magistrados que conformaron este voto destacaron que “la estadística demuestra
que un importante porcentaje -la mayor parte- de los accidentes protagonizados
por transportes públicos no superan el monto del "descubierto".Ello aunque se
legitime la previsión de franquicias en el propósito de liberar al asegurador de los daños
"minúsculos" o "insignificantes", y alentar al asegurado para que adopte mayores
diligencias evitando la producción de los siniestros, es por lo menos dudoso, que una
franquicia o descubierto a cargo del asegurado como la que prevé la Superintendencia
de Seguros, encuentre justificación razonable frente a la siniestralidad que provoca el
transporte público... ”(la negrita es nuestra)
Por ello, “... el monto del descubierto a cargo del asegurado que establece la
resolución de la Superintendencia de Seguros de la Nación, es irrazonable, porque
como se ha señalado desde la doctrina y en diversos precedentes, la gran mayoría de
los daños a pasajeros o a terceros no transportados, quedan a cargode las
empresas de transporte debido a que el monto de su resarcimiento no alcanza a
superar dicho descubierto.” (la negrita es nuestra)
“Así, pues, la exigencia legal de contar con el seguro que dispone el art. 68 de la ley
24.449, según el cual todo automotor debe circular con una cobertura por los eventuales
daños causados a terceros, transportados o no, resulta desvirtuada por la autoridad
de aplicación , que impone a las aseguradoras del transporte automotor la previsión de
un no seguro en las pólizas si el resarcimiento de daños causados al damnificado no
supera el monto de $ 40.000. Dichas pólizas deben contener la cláusula por la cual el
asegurado participa en cada acontecimiento cubierto, que se tramite por la vía
administrativa o judicial, con tal importe que queda exclusivamente asu cargo. Ni
siquiera la empresa de autotransporte podría, por hipótesis, contratar otro seguro
que cubriese ese riesgo no asegurado. Ello, por la sencillarazón de que, en la
inteligencia de la Resolución de la Superintendencia de Seguros, se trata de un
riesgo no asegurable. Y esto, lo señalamos además, agrava el pasivo de las propias
empresas del transporte, muchas de las cuales en razón de la cesación de pagos no
atienden los siniestros comprendidos en el descubierto a su cargo. No es difícil colegir
el resultado: una gran cantidad de siniestros cuyas víctimas sufren daños
inferiores a $ 40.000, quedan sin resarcimiento .” (la negrita es nuestra)
Para estos camaristas, “la función del contrato de seguro queda desnaturalizada,
no sólo porque no se contemplan los derechos del asegurado, en procura de su
195
indemnidad, sino que primordialmente se ven afectados los intereses de los
damnificados por accidentes de tránsito, desvaneciéndose la garantía de una efectiva
percepción de la indemnización por daños, constituyendo una violación implícita de la
finalidad económico jurídica de tal contratación.” (la negrita es nuestra)
Asimismo, puntualizaron que “es posible sostener la inoponibilidad por diversos rumbos
del razonamiento: sea por reputar que la cláusula de la póliza vulnera los límites
impuestos por el art. 953 del Cód. Civil, o porque es abusiva en los términos del
art. 1071 del mismo Código e incluso, si se juzgan aplicables al casolas
disposiciones que regulan la protección del consumidor (arg. arts. 1°, 2°y
concordantes de la ley 24.240), porque deben tenerse por no convenidas las
estipulaciones que desnaturalicen las obligaciones o limiten la responsabilidad por daños
(art. 37, inc. 1°, ley citada). Nótese que nos referimos a la inoponibilidad de la
cláusula de la póliza, sin entrar en el análisis de la eventual inconstitucionalidad de
la reglamentación de la Superintendencia de Seguros dela Nación que, como ya se
dijo, resulta ser cuestión ajena a la que puede ser materia de este plenario .” (la
negrita es nuestra)
Así, dijo que “El art. 109 de la ley 17.418 fija el alcance que habrá de tener el seguro de
responsabilidad civil, al establecer que el asegurador se obliga a mantener indemneal
asegurado por cuanto deba a un tercero en razón de la responsabilidad prevista en el
contrato y a consecuencia de un hecho acaecido en el plazo convenido. Vale decir, del
contenido de esta norma claramente se desprende que este tipo de seguro está
instituido para proteger la indemnidad del patrimonio del asegurado ,
196
incorporando un responsable más frente a la víctima de un evento dañoso cuyas
derivaciones debe enfrentar aquél. Esta responsabilidad del asegurador, repetimos, tiene
su origen en el contrato celebrado con el asegurado y del que el damnificado
resulta ser un tercero ajeno por completo. El asegurado no es la víctima , sino la
persona que debe afrontar la responsabilidad de indemnizar los daños sufridos por
aquélla. Su contratación representa un beneficio indirecto para terceros
damnificados -pues al principal responsable se suma un garante contractualcitado en
juicio- pero el beneficiario directo del seguro es el causante del daño, yaque
mediante la cobertura su patrimonio se mantendrá indemne total o parcialmente...”(la
negrita es nuestra)
Estos jueces destacaron que “nuestro Máximo Tribunal, desde agosto del corriente, en
causas N.312.XXXIX, "Nieto Nicolaza del Valle c/La Cabaña S.A. y otros" del 8/8/06 y
V.482.XL, " Villarreal Daniel Alberto c/Fernández Andrés Alejandro y otros", del
29/8/06 y, más recientemente, en causa F.498.XL, "Fara Teresa Catalina c/Línea 71
S.A." del 18/10/06, dejó sin efecto las respectivas sentencias, todas ellas de la Sala
"M" de este Tribunal, donde se declaró la inoponibilidad de la franquicia al tercero
víctima. Sostuvo invariablemente que se prescindió de lo dispuesto por elart. 118
de la ley 17.418 , en cuanto dispone que será ejecutable la sentencia contra el
asegurador "en la medida del seguro", así como también de la resolución de la
Superintendencia de Seguros de la Nación Nº 25.429/97 que prevé como cobertura
básica de este tipo de seguro una franquicia de $ 40.000.
Tal criterio fue mantenido, siempre por unanimidad con una sola disidencia formal,
en "Weingarten, Celia c/ Empresa de Transporte Pedro de Mendoza CISA
197
Línea 29 y otros s/ recurso de hecho", del 31/10/06 -precedente de la Sala "B" de
este Tribunal -, en "Rodríguez, Julio César c/ Transporte Automotor Plaza S.A.C.I", en
"Arancibia, Victoriano c/ Del Ponte, Daniel Cayetano",del 31/10/06; y en "Apaza, Sabina
Jacoba c/ Flores, Oscar Rafael Empresa Atahualpa SRL y Protección Mutual de Seguros
de Transporte Público de Pasajeros", del 7/11/06 con lo que se trata de una doctrina
indudablemente consolidada .” (la negrita es nuestra)
Para así decidir y en lo que aquí interesa, sostuvo que la franquicia pactada entre el
asegurador y el asegurado constituía una cláusula "res inter alios acta" no
oponible al afectado por el evento dañoso que debía estar cubierto por el seguro
12
Fuente: www.csjn.gov.ar
198
de carácter obligatorio para los titulares y/o conductores de vehículos conforme a
las disposiciones de la ley de tránsito. Afirmaron los jueces que la mencionada
cláusula constituye un modo de violar la ley de orden público, que prima sobre cualquier
disposición legal de carácter común.
Por ello, se declara formalmente admisible el recurso extraordinario y se deja sin efecto
la decisión apelada, ordenándose que vuelvan los autos al tribunal de origen afin de que,
por medio de quien corresponda, proceda a dictar un nuevo fallo con arreglo a lo
expresado.
Por su parte, el ministro Ricardo Luis Lorenzetti coincidió con el voto mayoritario pero
agregó sus propios argumentos:
Así, comenzó por recordar que la Cámara “sostuvo que la franquicia existente en el
contrato de seguro establecida entre la compañía de seguros y el asegurado constituía
una cláusula res inter alios acta para el damnificado.
Añadió que, de admitirse tal franquicia, y por un monto tan elevado, se estaría
transgrediendo por vía de analogía una norma de orden público como es la que
establece la obligatoriedad de contratar un seguro de responsabilidad civil para todoslos
automotores (art. 68 de la ley 24.449).
199
Concluyó en que para compatibilizar la legislación y el contrato, la compañía
aseguradora debe responder ante el siniestro, sin perjuicio de su facultad desolicitar
el reintegro al asegurado.” (la negrita es nuestra)
Sin embargo, “de acuerdo con lo establecido por el art. 109 de la ley 17.418, el
asegurador se obliga a mantener indemne el patrimonio del asegurado o del
conductor por él autorizado, por cuanto deban a un tercero como consecuencia de
daños causados por el vehículo objeto del seguro, por cada acontecimiento ocurrido
durante la vigencia del contrato. En tales condiciones, y atento a que el contrato de
seguro rige la relación jurídica entre los otorgantes, y está destinado a reglar sus
derechos (arts. 1137 y 1197 del Código Civil), y el damnificado reviste la condición de
tercero frente al mismo porque no participó en su realización, si desea invocarlo debe
circunscribirse a sus términos, pues los contratos tienen un efecto jurídico relativo y los
efectos se producen exclusivamente entre las partes, y no pueden afectara terceros
(arts. 1195 y 1199 del Código Civil).
En virtud de lo expuesto, existe una regla de derecho que establece con precisión la
existencia de una franquicia.
En tales condiciones el juez debe aplicar la norma, excepto que considere que es
inconstitucional, lo que no ocurre en el caso.”(la negrita es nuestra)
El ministro entiende que “en el caso del seguro, la limitación del riesgo y la franquicia
son razonables porque nadie dispondría de un capital para asegurarsi no conoce
cuál es la responsabilidad que asume. El aseguramiento se
200
fundamenta en el cálculo de probabilidades, exigiendo un estudio estadístico de
cuántos accidentes ocurren, cómo incide ello en la cantidad de personas que sienten
suficiente temor al riesgo como para pagar por su cobertura, y si el monto de las
indemnizaciones que se abonarán se puede difundir razonablemente entre los que
pagan, pero no causan daño. Si se dan estos elementos, la actividad es posible, pero
si, en cambio, esas variables se vuelven inciertas porque se cambian
constantemente, disminuirá el aseguramiento, y la responsabilidad civil será
cada vez más declarativa.”(la negrita es nuestra)
Nuestra opinión: Creemos que la solución pasa por vía legislativa. Es necesario
regular el seguro de responsabilidad civil obligatorio y establecer los mecanismos y
recursos para financiar al mismo, porque, en la actualidad, el seguro se financia con la
prima que cobran las aseguradoras a los asegurados y la prima se calcula teniendo en
cuenta la existencia de franquicias y de excepciones de cobertura. Si esa franquicia o
excepción no existe, la prima tendría que subir o se tendría que crear un fondo estatal
(financiado con el producto de las multas de transito, como pasa en otros países) para
pagarle a la víctima en los casos donde haya franquicia o excepción de cobertura.
ARTICULO 1760.- Cosa suspendida o arrojada. Si de una parte de un edificio cae una
cosa, o si ésta es arrojada, los dueños y ocupantes de dicha parte responden
solidariamente por el daño que cause. Sólo se libera quien demuestre que no participó
en su producción.
201
Cosa arrojada o caída que ocasiona un daño
Para que nazca la responsabilidad que emana de la norma en análisis es que el daño
sea ocasionado por una cosa arrojada o caída de una parte del edificio
La responsabilidad alcanza:
1. tanto al titular de dominio de la cosa,
2. como a todo aquel que ostente algún tipo de control sobre ella, cualquiera
sea su título (locatario, usufructuario, comodatario, etc.).
En especial, es preciso destacar que el consorcio de copropietarios es una persona
jurídica (art. 2044 CCyC), de forma tal que, si en la parte del edificio de la cual cayó o
fue arrojada la cosa, además de las distintas unidades funcionales, existe una parte
común (por ejemplo, el techo, azotea, terraza o patio solar, art. 2041, inc. c, CCyC), el
consorcio también deberá responder, en su carácter de titular de esa parte.
Todos los sujetos mencionados en la norma en comentario son responsables
solidariamente por el daño ocasionado a la víctima.
Más allá de la expresa previsión normativa, ello es una consecuencia de la regla general
establecida en el art. 1751 del mismo cuerpo legal, dado que la causa del deber de
resarcir es la misma para todos.
202
Artículo 1751. Pluralidad de responsables: Si varias personas participan en la producción del
daño que tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la
pluralidad deriva de causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.
Eximentes
Únicamente se libera quien demuestre que no participó en la producción del daño.
Ello implica establecer una presunción en favor de la víctima que ha sufrido el daño por
la caída de la cosa desde el edificio, de que los autores son los ocupantes, y que los
dueños deben responder en forma solidaria con aquellos.
A tener en cuenta:
1. En primer lugar, el art. 1760 CCyC se refiere, expresamente, a que la cosa debe
haber caído o sido arrojada desde una “parte” del edificio. Con ello se quita todo manto
de duda al hecho de que la responsabilidad colectiva consagrada no alcanza a las
personas que habiten o sean propietarios de una parte distinta del bien del cual provino
la cosa (por ejemplo, los habitantes del contra frente, o cuyas ventanas no dan a la
arteria desde la cual, ineludiblemente, cayó o fue arrojada la cosa dañosa).
2. Tampoco debe encontrarse individualizada la unidad funcional desde la cual se
arrojó o cayó la cosa, pues, en este último supuesto, solo debe responder el propietario
del bien particular.
Lo que sucede es que, identificado el causante del daño, ya el supuesto de
responsabilidad aplicable no será el establecido en la norma objeto de este comentario,
sino que quien arrojó en efecto la cosa debe responder directamente por su accionar
(art. 17491 CCyC), o por el hecho de la cosa que cayó desde su propiedad (art. 17572
CCyC y ss.).
203
Sin embargo, es claro que la eventual conducta subjetivamente reprochable del
autor nada tendrá que ver con la imputación de responsabilidad.
En efecto, el sindicado como responsable no solo puede no ser culpable, sino que
incluso puede no ser el autor material del daño.
Es por ello que se trata de un supuesto de responsabilidad objetiva y, por ende,
resultan de aplicación las pautas previstas al respecto por los arts. 17223 y 17234
CCyC.
204
No son eximentes la autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización
de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.
3 ARTÍCULO 1722.- Factor objetivo. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa
del agente es irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el
responsable se libera demostrando la causa ajena, excepto disposición legal en
contrario.
4 ARTÍCULO 1723.- Responsabilidad objetiva. Cuando de las circunstancias de la
obligación, o de lo convenido por las partes, surge que el deudor debe obtener un
resultado determinado, su responsabilidad es objetiva.
5
ARTÍCULO 1749.- Sujetos responsables. Es responsable directo quien incumple una
obligación u ocasiona un daño injustificado por acción u omisión.
Tal es el supuesto en que distintos individuos arrojan desechos tóxicos a un curso fluvial,
provocando la contaminación de las aguas; o cuando dos personas suministran una
dosis de veneno a la víctima, y cualquiera de ellas pudo ocasionarle la muerte en forma
independiente. También en este caso el accionar de cada uno de ellos es individual, pero
todos deben responder frente al damnificado por la totalidad del daño ocasionado.
EJEMPLO: si varios cazadores disparan simultáneamente sus armas, pero la víctima
solo ha recibido el impacto de un disparo que le provoca la muerte. Solo uno de ellos ha
sido el autor del daño, pero no puede establecerse cuál de los agentes es el que provocó
el resultado dañoso, por lo que la autoría permanece en el anonimato.
3. Finalmente, existen supuestos en los cuales ya no se responsabiliza al grupo por el
accionar de uno de sus integrantes, que permanece anónimo, sino que lo que se toma en
cuenta es el accionar del grupo en general.
La autoría individual de cada uno de los integrantes es, a diferencia de los casos
mencionados en los párrafos que anteceden, irrelevante, pues lo que tiene en cuenta la
ley a los fines de imputar el hecho dañoso es el accionar del grupo en sí mismo.
La autoría es del colectivo, y ya no interesa la conducta particular de uno de sus
integrantes. Se trata del supuesto de los daños causados por el accionar riesgoso o
peligroso de un grupo, regulado por el art. 1761 CCyC, a cuyo comentario remitimos.
Los caracteres y presupuestos de la responsabilidad colectiva por el daño ocasionado
por el autor anónimo
Para que resulte aplicable la normativa en análisis es preciso:
1. Que exista un grupo determinado. No se trata de cualquier reunión individual de
personas, sino que debe existir una “pertenencia” de cada uno de sus integrantes al
conjunto, a través de un lazo de cohesión, más o menos definido.
205
La pertenencia al mismo se concreta a través de un cierto lazo o vínculo de adhesión al
mismo, que puede ser más o menos intenso, consciente o inconsciente.
El grupo requiere de algún grado de interacción, o de conexidad o de intercomunicación
entre sus miembros.
2. Que exista un daño ocasionado por alguno de los miembros del grupo en cuestión,
pero no puede discernirse cuál de sus integrantes fue el que lo produjo.
Estamos ante un supuesto en que la autoría individual del daño permanece desconocida,
y dicho anonimato es básico y esencial para que se configure el supuesto de
responsabilidad en estudio.
La responsabilidad del autor anónimo es un supuesto de responsabilidad provisorio y
subsidiario, pues rige y se mantiene vigente en tanto y en cuanto no se determine la
identidad del o de los responsables particulares del daño.
Si estos últimos se encuentran identificados, entonces el régimen previsto en el art. 1761
CCyC ya no será aplicable, y los autores materiales responderán directamente por el
daño que se produjo.
Legitimación pasiva
Acreditados los extremos antes aludidos, se encuentran obligados a resarcir el daño
ocasionado todas las personas que conforman el grupo de autores probables del
menoscabo.
Esa probabilidad de autoría debe ser demostrada en forma inequívoca, mediante la
prueba de la relación causal que se remonta desde el daño sufrido hasta el grupo
considerado.
También pesa sobre el damnificado la carga de acreditar que el demandado formaba
parte del colectivo en cuestión.
Una vez demostrados estos extremos, la norma presume la autoría en todos los
integrantes del grupo, quienes deberán responder solidariamente por la indemnización
del daño ocasionado al damnificado.
Factor de atribución
Nos encontramos ante un supuesto de responsabilidad objetiva, por lo cual será
irrelevante la subjetividad de la conducta de los integrantes del grupo a los fines de
determinar su responsabilidad.
206
Eximentes:
El sindicado como responsable, debe demostrar que no ha participado en la producción
del daño. Es decir, que su accionar no contribuyó a la producción del resultado dañoso,
por lo que no hay relación de causalidad entre el daño y su conducta.
Así, puede probar que:
1. no formó parte del grupo de autores probables o, más aun,
2. probar quién es el autor material del daño, mediante la prueba inequívoca y la
demostración de que la autoría es exclusiva.
Para que se configure esta última causal no basta con acreditar quien fue el causante
del perjuicio, sino que también debe comprobarse que el demandado no ha contribuido
a la producción del daño.
La disposición en estudio regula los supuestos en los cuales el daño es ocasionado por
un grupo peligroso o riesgoso per se, y hace responsable solidariamente a todos sus
integrantes por el daño sufrido por la víctima.
Interpretación
Se trata de un caso de particular gravedad, en donde el riesgo creado que justifica la
imputación de responsabilidad asume un carácter extraordinario, y está referido al grupo
en sí propio considerado, y no al anonimato en la causación del daño.
En la actividad del grupo considerado existen conductas individuales, pero dicha autoría
material es independiente, y la norma prescinde de la consideración de cada una de las
conductas, pues existe una unidad o indivisibilidad de la acción que constituye la causa
207
del daño, y que surge de la circunstancia de la inescindibilidad de las acciones
individuales.
Ejemplo:
Supongamos un grupo de personas que organiza una “picada” de autos en la vía pública,
y como consecuencia del desarrollo de esa actividad uno de los automovilistas atropella
a un peatón que cruzaba la calle.
A partir de este supuesto podemos apreciar cómo la actuación particular deviene
intrascendente, dado que es la actividad del grupo —que creó un riesgo que se patentizó
en el daño sufrido por el transeúnte— lo relevante a los fines de imputar responsabilidad
a la totalidad de los integrantes del colectivo considerado.
Requisitos
Para que nazca el deber de resarcir el daño ocasionado en estos casos, es preciso que
se encuentre acreditado en la causa que:
1. Existió la actuación de un grupo —en los términos que hemos expuesto al
comentar el art. 1761 CCyC— que realizó una actividad riesgosa o peligrosa para
terceros.
Para que el accionar del grupo en cuestión sea considerado riesgoso o peligroso, es
necesario que:
se encuentren reunidos los recaudos estipulados en el art. 1757
que la actividad sea peligrosa por su naturaleza,
por los medios empleados o
por las circunstancias de su realización;
Esa relación causal —entre el accionar del grupo y el daño padecido por la víctima— no
se presume, y la prueba pesa sobre el damnificado de conformidad con lo dispuesto por
el art. 17366 CCyC.
Legitimación pasiva
Los sujetos responsables son quienes hayan desarrollado la actividad riesgosa para los
terceros; su responsabilidad es solidaria, más allá de las acciones de regreso que les
correspondan.
Eximente
208
A diferencia de lo que ocurre con la responsabilidad colectiva por el accionar del autor
anónimo, la identificación del sujeto particular que ocasionó el daño no exime de
responsabilidad a los restantes integrantes del grupo.
6
ARTÍCULO 1736.- Prueba de la relación de causalidad. La carga de la prueba de la
relación de causalidad corresponde a quien la alega, excepto que la ley la impute o la
presuma. La carga de la prueba de la causa ajena, o de la imposibilidad de cumplimiento,
recae sobre quien la invoca.
209
CAPITULO VIII
Por empezar, bueno es tener en cuenta que el profesional liberal se caracteriza por
39
Recomendamos el excelente artículo "La responsabilidad civil profesional en el nuevo Código", de
Roberto A. Vázquez Ferreyra, publicado en LA LEY 06/04/2015. Cita Online: AR/DOC/817/2015. En
internet, disponible en http://thomsonreuterslatam.com/2015/04/08/doctrina-del-dia-la-responsabilidad-
civil-profesional-en-el-nuevo-codigo-autor-roberto-a-vazquez-ferreyra/ (consultado el 01/04/16)
210
ARTÍCULO 1252.- Calificación del contrato. Si hay duda sobre la calificación del
contrato, se entiende que hay contrato de servicios cuando la obligación de hacer
consiste en realizar cierta actividad independiente de su eficacia. Se considera que el
contrato es de obra cuando se promete un resultado eficaz, reproducible o susceptible
de entrega. Los servicios prestados en relación de dependencia se rigen por las
normas del derecho laboral. Las disposiciones de este Capítulo se integran con las
reglas específicas que resulten aplicables a servicios u obras especialmente
regulados.” (El subrayado es nuestro)
211
Esta Sección 7ª se ocupa, en los arts. 1757 a 1759, como ya vimos, de la
“Responsabilidad derivada de la intervención de cosas y de ciertas actividades”.
Entonces, si el daño se causa por el vicio de la cosa, la responsabilidad del
profesional liberal es objetiva, en su carácter de dueño o guardián de la cosa. Lo
anterior surge del juego armónico del art. 1768, antes trascripto, y los arts. 1757 y
1758 del CCC:
40
Sobre el tema puede verse, Rossi, Jorge Oscar, “Responsabilidad Civil de Prestadores de Servicios
Médicos”, de Ediciones D&D, febrero de 2020; y también lo que escribimos bajo el título “Prestaciones
Médicas”: Capítulo XXXII que integra el Tercer Tomo de `Contratos, Parte Especial´ dirigido por el Dr.
Raúl A . Etcheverry, publicado en septiembre de 2000 por la Editorial Astrea.
212
el ámbito local y por la ley 26.529, conocida como de Derechos del Paciente, esta
última de aplicación en todo el país.
En cuanto a los derechos de los pacientes, el Civil y Comercial trata el tema en los
arts. 55 a 60.
El Código Civil y Comercial, por su parte no trata expresamente el tema de la
responsabilidad de los médicos. Sin embargo, son plenamente aplicables los arts
1724, 1725 y 1768 entre otros. En ellos, el legislador hace mérito del grado de
capacitación o conocimiento del deudor de la obligación, a la hora de evaluar su culpa
en el incumplimiento. Como regla general puede decirse que, a mayor grado de
capacitación del deudor, mayor rigurosidad se debe tener al apreciar la
responsabilidad de éste por las consecuencias del incumplimiento.
El título habilitante que poseen los médicos certifica ante los terceros que ellos han
adquirido los conocimientos teóricos y el entrenamiento suficiente como para
desempeñar su difícil labor.
Durante la vigencia del Código Civil, a doctrina mayoritaria argentina 41 , así como la
jurisprudencia dominante42, entendía que la responsabilidad del médico es de
41
El lector interesado en profundizar los temas que se tratarán en el presente capítulo podrá acudir a los
siguientes textos:" Responsabilidad civil de los médicos" Dr Alberto J.Bueres, Editorial Hammurabi, 2º
edición, 1992; " Responsabilidad civil de la clínicas y establecimientos médicos", Dr. Alberto J. Bueres,
Editorial Abaco, 1º, edición 1981; "Contratos médicos", Dr. Jorge Mosset Iturraspe y Ricardo Lorenzetti,
Ediciones La Rocca, 1991 y "Responsabilidad civil de los médicos", Dr. Ricardo Lorenzetti, Editorial
Rubinzal-Culzoni, 1997, entre otros. Además, puede verse "Responsabilidad profesional: el experto
frente al profano" Dr. ALTERINI, Atilio Aníbal y LOPEZ CABANA, Roberto en L.L. 9/10/89; "
Responsabilidad de las clínicas y de las obras sociales por mala praxis médica" Dr. CASIELLO, Juan
José en L.L. 1995-E-50; GALDOS, Jorge Mario "Responsabilidad profesional y culpa médica en la
doctrina de la Suprema Corte de Buenos Aires "L.L. 1985-D-1090; y "Culpa médica, obras sociales y
sindicatos" en L.L. 1996-C-738; LORENZETTI, obra citada en nota 6); "Nuevas reflexiones sobre la
responsabilidad civil de los médicos" Dr.TRIGO REPRESAS, Felix Alberto, en L.L. 31/8/84.
42
" En cuanto a la determinación de la responsabilidad médica, prevalece el concepto de que ella es
contractual, ya que sostener lo contrario importaría213
confundir la fuente de la obligación con el contenido
de la prestación misma". (CNEspecial Civil y Com., sala I, junio 3- 987.- Cusa de Pirro, Angela c.
Dorfsman Wolf y otros ). Rep. LA LEY, 1989, 586, 292.
"La responsabilidad del médico causante del daño es contractual, normalmente de resultas de la
interrelación jurídica dimanante del art. 504 del Código Civil" ( CNCiv., sala D, agosto 9-989.- Fernández
Russo,Miguel c. Hospital José Ramos Mejía.) J.A. 1990-II-61.
En el mismo sentido: Rep. LA LEY, 1980, 730, Nº 280 Y 281; 1982, 726, Nº 262 Y 263; 1982, 727,
Nº 266; 1984, 672, Nº 256 ; 1984, 674, Nº 266; 1988, 527, Nº 114; 1988, 528, Nº 127, Rep. D, 1980, 562,
Nº 1 ; 1981, 593, Nº87; 1981, 593, Nº 92; 1981, 593, Nº 93 Y 95 ; 1983, 595, Nº 1 Y 2 ; 1983, 596, Nº 7,
11 Y 12; 1984, 639, Nº 14; 1985, 674, Nº 6 Y 7; 187, 890, Nº 4; Rep. J.A. 1984, 261, Nº 68; 1985, 262,
Nº 57; 1986, 268, Nº 132; 1988, 331, Nº 71; 1988, Nº 83 Y 36; 1989-I-78.
naturaleza contractual. El médico se obliga hacia su paciente en virtud de un contrato.
Sólo en algunos casos (vgr. cuando se atiende a una persona en estado de
inconsciencia, cuando el médico actúa por pedido de una persona distinta del paciente
que no es representante legal o voluntario de éste último, etc), surgirá un vínculo
extracontractual.
Por otro lado, en el Código derogado, las diferencias entre consecuencias inmediatas
y mediatas eran muy importantes a nivel práctico porque, mientras que en el ámbito
extracontractual siempre se responde por ambas consecuencias, en el contractual
solo se responderá por las mediatas si el incumplimiento fue malicioso (conf. art.
521 Código Civil).
“ARTÍCULO 1726.- Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que
tienen nexo adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto
disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las
mediatas previsibles.” (el subrayado es nuestro)
Como puede observarse, el texto del NCCC es una mejor versión de lo estipulado en
los arts. 906, 903 y 904 del Código derogado. Sin embargo, destacamos los siguiente:
Sin distinción de fuente (contractual o extracontractual) se indemnizan las
consecuencias inmediatas y las mediatas o, dicho de otra manera, se
214
indemnizan las consecuencias previsibles. Las que no se indemnizan son las
consecuencias casuales.
Ahora bien, aparentemente, el CCC sigue en este tema el régimen del Código
derogado, con los conceptos de consecuencias inmediatas, mediatas y casuales.
Sin embargo, la diferencia es notable porque del texto del art. 1726 surge como
regla que se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas
previsibles. Es decir, sea extracontractual o contractual el incumplimiento,
siempre se responde por ambas consecuencias (inmediatas y mediatas), porque
se busca unificar ambos regímenes de responsabilidad.
En otras palabras, según el art. 1726 del CCC, sin importar la fuente de la obligación
(contractual o extracontractual) siempre se indemnizan las consecuencias
inmediatas y las mediatas o, dicho de otra manera, se indemnizan las
consecuencias previsibles. Las que no se indemnizan son las consecuencias
casuales.
215
PERO, ATENCION: A nivel de responsabilidad contractual, la extensión del
resarcimiento variará según otro parámetro
216
La doctrina 43 y jurisprudencia 44 mayoritaria sostienen que la obligación que contrae
el médico frente al paciente es de las llamadas "de medios", salvo en casos de cirugía
estética donde algunos entienden que es "de resultado"45. Otros consideran que
43
Además de los autores citados, ver ALTERINI, Atilio y LOPEZ CABANA Roberto M. "Carga de la
prueba en las obligaciones de medios (Aplicación a la responsabilidad profesional) L.L. 20/4/89;
LORENZETTI, Ricardo, "La obligación de medios y la responsabilidad del profesional" L.L. 31/7/89;
URRUTIA, Deborah Myriam, Amilcar Ramón y Gustavo Ariel, "La cirugía: ¿Obligación de medios o de
resultados? L.L. 5/4/94 ( suplemento de actualidad).
44
"La reponsabilidad civil del médico frente al paciente no es de resultado sino sólo de medios, pues el
profesional no puede garantizar el resultado exitoso de su intervención, y sólo está obligado a emplear en
el desempeño de su delicada misión todos los medios a su alcance tendientes a obtener la curación, de
acuerdo a las reglas propias de la profesión. ( CNCiv., sala K, setiembre 4-996- Danese, Elba S. y otro c.
Municipalidad de Buenos Aires y otro) Rev. LA LEY del 12/6/97, p. 17, fallo 39.537-S.
En el mismo sentido: Rep. LA LEY,1980, 730, Nº 278; 1981, 934, Nº 367; 1982, 727, Nº264;1983,
665, Nº 239; 1983, 666, Nº 249 Y 253; 1984, 673, Nº 263; 1985, 558, Nº 159, 160 Y 161; 1986, 572/3, Nº
276 Y 277; 1987, 556, Nº 232; 1988, 527/8/9, Nº 115 Y 133; Rep. ED, 1980, 562, Nº 8; 1981,585/6, Nº
5,6, 7, Y 10; 1982, 587/8, Nº 1; 1983, 595 Nº3; 1984, 638, Nº7Y8;1985, 674,Nº 1 Y 2; Rep. J.A., 1980,
213, Nº 63 ; 1984, 261, Nº 69; 1985, 262/3, Nº 53 Y 60; 1986, 268, Nº 130; 1987, 623, Nº 1; 1988, 333,
Nº 87; 1988, 675/6, Nº 1.
45
Opiniones en pro y en contra pueden verse en "Responsabilidad civil en la cirugía plástica, y
obstetricia" Dr. Roberto VAZQUEZ FERREYRA. L.L.1995-B-1238; "La responsabilidad médica vista
por un cirujano plástico" Dr. Jorge y Carolina PATANE, en L.L. 23/5/95 (suplemento de actualidad).
"Integran el cuadro de la actividad médica las intervenciones quirúrgicas con fines estrictamente estéticos
o reparadores, es decir, que no tienen por fin curar o restablecer la salud del paciente. El médico
compromete allí seriamente su reponsabilidad en una obligación de resultado y ello es tanto más grave en
cuanto el paciente no adolece de enfermedad alguna y se somete sin embargo, al riesgo quirúrgico"(
CCivil y Com. Rio Cuarto, 31/8/88, J.A. 1989-III-617.)217
" En la generalidad de los casos el médico se limita a satisfacer una obligación de medios, ya que se
compromete a una conducta diligente, cuidadosa, prudente y científica, apuntada a la cura o al
mejoramiento del enfermo. Pero en los de excepción -que no son pocos- el profesional médico debe
garantizar un resultado que importe la obligación de obtener una finalidad determinada, precisamente, con
anterioridad a la intervención. Ello sería el caso de los anatomapatólogos, laboratoristas de análisis,
intervenciones quirúrgicas simples y especialmente las que integran la cirugía plástica, comprensiva de la
reparadora y estética"(CNCiv., sala I, 30/3/90. L.L. 1991-A-141).
Ver también Rep. LA LEY, 1986, 572, Nº 275; Rep ED, 1987, 893, Nº 37; Rep. J.A. 1986, 267, Nº 125;
1988. 334, Nº 93.
En contra:" En el campo de la cirugía plástica el profesional médico no tiene plenas seguridades de éxito
en la aplicación de su ciencia, técnica y arte sobre quien requiere su actuación, ya que no todas las
reacciones del organismo son abarcables y controlables por ella... En las operaciones plásticas no cabe
entender que el facultativo se obliga a lograr el resultado buscado por él y su cliente, sino, más bien, a
ejecutar con diligencia lo que la ciencia, la técnica y el arte médicos indican como conducente para ello,
según las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar. Ello así, el cumplimiento de las
obligaciones asumidas por el galeno deberán valorarse con mayor rigor, pero ello no cambia el carácter de
la obligación, de medio y no de resultado"(Del voto del doctor Ojea Quintana, CNCiv., sala I, 30/3/90.
L.L. 1991-A-141.)
también es de resultado la obligación del médico obstetra que realiza un parto 46, así
como la del médico anestesista 47.
46
Ver VAZQUEZ FERREYRA, Roberto "Otro fallo sobre responsabilidad civil de los obstetras (
obligaciones de medios y resultado. Interrupción del tratamiento y cambio de profesional interviniente),
L.L. 9/5/97; URRUTIA, Amilcar Ramón, Deborah Myriam, Cesar Amilcar y Gustavo Ariel "la buena
praxis en las operaciones cesáreas", L.L. 5/4/95 (suplemento de actualidad).
"La correspondiente atención de un parto no puede colocarse en el cuadro de las intervenciones de dudoso
resultado, pues sería crear riesgos donde no los suele haber y, pretender en esta área la ejercitación de la
medicina como si fuera de logros imprevisibles cuando -todo lo contrario- la realidad notoria muestra su
previsibilidad habitual y corriente. Por lo tanto sostener que al profesional de estos tiempos sólo se le
pueden exigir buena fe, buena voluntad y correcto ejercicio ético de su atención, resulta prolongar un
concepto perimido para apoyar prácticamente la irresponsabilidad, que no atiende al desarrollo y
evolución de la ciencia médica, de sus medios técnicos y de sus investigaciones contemporáneas. Flaco
servicio se hará a la dignidad profesional y científica de ahora, si se la quiere rebajar al manejo de lo que
218
buenamente se pueda lograr, del azar o de los tratamientos primitivos, como en el caso de una partera o
matrona de campaña. ( CNCivil. Sala C. 18/10/86. J.A. 1987-IV-364).
Ver también GALDOS, Jorge Mario, "Prueba, culpa médica y cargas probatorias". Revista del
Colgio de Abogados de la Plata. Nº 56, pg. 43.
47
Ver vgr., "GARRIDO ESPINOSA, León, Margarita del Carmen c/ obra social personal de la industria
del calzado". L.L 1997-C-538.
médica, también resulta admisible la de presunciones siempre que ellas se infieran de
hechos seriamente acreditados y sean graves, precisas y concordantes". 48
En materia de responsabilidad médica, la prueba de la culpa del galeno por parte del
accionante es a menudo muy difícil o imposible. Por ejemplo, es complejo para el actor
probar qué pasó realmente en el quirófano durante una operación.
48
CNFed. Civil y Com. sala II, mayo 20-992- Rodenas, Fernando R. y otro c. Estado nacional y otros.
49
"CNCivil., sala K, octubre 30-996. L., R.A. c. N., M.A. y otro". Rev. LA LEY del 13/6/97, p. 7, fallo
39.540-S.
219
queridos se traduce en "latrogenia", resultado jurídicamente inculpable e inimputable
para el profesional. 50
En efecto, frente a la aplicación lisa y llana del principio según el cual "quien alega
debe probar", que, como dijimos, impone al actor la prueba de la culpa del demandado
en las obligaciones de medios, se alza la moderna teoría de las "cargas probatorias
dinámicas" que predica que los hechos deben ser probados por la parte que está en
mejores condiciones de hacerlo 52.
En nuestra materia, por lo general, para el médico es más fácil probar que actuó con
diligencia y prudencia, haciendo todo lo posible según su conocimiento, ciencia y
experiencia , que, para la contraparte, acreditar lo contrario. Adviértase que no se le
exige al profesional la prueba de causa ajena, sino la prueba de su "no culpa".
50
"Martinez Alvarez Dimuro, Miguel Angel c. Municipalidad de Buenos Aires s/ daños y perjuicios",
28/12/95. L.L 30/12/96.
51
CNCivil y Com. Resistencia, sala IV, abril 23-996. “C. de G., E. c. F., J.R.” L.L. Litoral, 1997-327.
52
"La doctrina de las cargas probatorias dinámicas posee mayor aplicación en el campo de la
responsabilidad médica. Como consecuencia de lo expuesto, cada parte deberá demostrar la existencia de
la circunstancias que afirma y los presupuestos de la norma que invoca". (CCivil y Com. Resistencia, sala
IV, abril 23-996- C. de G., E. c. F., J. R. L.L. Litoral, 1997-327, con nota de Roberto A. Vazquez
Ferreyra). Véase también, BUSTAMANTE ALSINA, 220Jorge: "Prueba de la culpa médica". L.L. 1992-D-
579.
cargas probatorias dinámicas”, que tanta utilización tiene hoy en día por parte de la
jurisprudencia.
El CCC propone una solución interesante para este problema, al facultar al juez para
distribuir la carga de la prueba y comunicar la distribución de dichas cargas
probatorias, de manera que las partes puedan conocer de antemano las “reglas del
juego”, en lugar de lo que sucede en la actualidad, cuando en la práctica se enteran
con la sentencia.
Nos detenemos en un punto: El artículo 1735 incorpora este principio de las cargas
probatorias dinámicas o de la distribución de las cargas probatorias, para el caso de la
carga de la prueba de la culpa o de haber actuado con la diligencia debida. Dicho
de otra manera, no se refiere a las cargas probatorias en general sino solo a la
carga de la prueba de la culpa o “no culpa”.
221
5. FACTOR ATRIBUTIVO DE LA RESPONSABILIDAD
Decíamos entonces que, en el caso de los médicos, según el criterio tradicional, por
ser de medios su obligación, su responsabilidad se atribuirá en función de la culpa,
entendida como "la omisión de aquellas diligencias que requiere la naturaleza de la
obligación y que correspondiesen a las circunstancias de las personas del tiempo y
lugar" (art. 512 C.C.) y según el criterio de que "cuanto mayor sea el deber de obrar
con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que resulte
de las consecuencias posibles de los hechos" (art. 902 C.C.). Por ello es que los
médicos responderán cualquiera sea la intensidad de su culpa, en tanto y en cuanto
causen un daño. Esta es la postura de la doctrina y jurisprudencia actual.
A modo de ejemplo, los siguientes fallos, entre muchísimos otros, dan cuenta de ello:
* " La culpa, en los casos de reponsabilidad contractual por "mala praxis", no debe ser
valorada con un criterio particular o benevolente, fundado en la necesidad de las
investigaciones científicas o de no poner trabas a la actividad profesional, sino que
debe hacerse sin apartarse de lo que dispone el derecho común, recordando el art.
902 del Cód. Civil". 53
En cambio, antes prevalecía la posición según la cual los médicos sólo debían
responder si habían cometido faltas graves, groseras, que demostraran, de manera
inequívoca, una inadmisible ignorancia de las reglas del arte de curar:
53
CNCiv. , sala E, mayo 31-996- Z., C. A. c P., F. y otro, L.L 1/10/96.
54
CNCiv. sala F, mayo 5-988- Perez, Guillermo c. Trombetta, Roberto, Rep. LA LEY, 1989, 587, Nº 308
55
CS, octubre 24-989- Amante, Leonor y otros c. Asociación Mutual Transporte Automotor. A.M.T.A.
J.A. 1990-II-60, Nº 40.
222
* " En lo que hace al diagnóstico y tratamiento, la responsabilidad del médico sólo
puede declararse en supuestos de faltas graves, de evidentes y groseras infracciones
56
al arte de curar"
56
CNEspecial civil y Com., sala IV, mayo 31-988.- M. de S. M . Z c. Centro del Valls S.A. Rep. LA
LEY 1988, 527, Nº 116.
57
CNCiv. sala F, setiembre 24-988- López Romay, Raimundo J. c Centro Gallego y otros. Rep. J.A.
1986, 268, Nº 181.
223
“pone” o crea el riesgo con su intervención. Una asunción de riesgo por parte del
“paciente-cliente” implicaría una dispensa de responsabilidad. Reiteramos que aquí se
trata de una persona sana. En el caso de los servicios médicos terapéuticos o
necesarios, la patología a tratar justifica la intervención médica y los riesgos de la
misma, obviamente en la medida que dichos riesgos sean menores que los beneficios
esperados.
En última instancia, la responsabilidad del médico cuando presta servicios
terapéuticos o necesarios es de medios porque es justo alentar su intervención en
este tipo de casos, dado que el profesional, al ejercer “el noble arte de curar”, cumple
una trascendente función social, de innegable beneficio para el prójimo. Solo puede
responsabilizárselo si se demuestra que el médico “no hizo todo lo que se debía
hacer”, es decir, no obró con la diligencia debida. Si tuviera que indemnizar porque “no
curó” al enfermo, se lo sancionaría por no haber hecho algo muchas veces imposible,
lo que es a todas luces injusto y, además, desalentador para todos los que pretendan
ejercer la importantísima tarea de atender la salud ajena.
224
a los dependientes. La responsabilidad de éstos hacia el paciente será de naturaleza
extracontractual pues no existe pacto alguno que los una.
En resumen, al margen que pueda propiciarse la aplicación de las leyes laborales, por
la proletarización de la profesión médica y a fin de proteger las condiciones de trabajo
de los médicos que se desempeñan en establecimientos asistenciales, creemos que
58
TRIGO REPRESAS, Felix Alberto: Responsabilidad civil de médicos y establecimientos asistenciales.
L.L 22/9/81.
225
existe, junto al contrato de trabajo en todo caso, un contrato de prestaciones médicas
a favor de un tercero.
“En el artículo 1739 enumera los requisitos del daño indemnizable, incluyendo la
chance. Establece la norma que la pérdida de chance es indemnizable en la medida
en que su contingencia sea razonable y guarde una adecuada relación de causalidad
con el hecho generador.
“El art. 1746 tiene importancia fundamental en los casos de responsabilidad civil
médica ya que en la inmensa mayoría de los casos se reclaman indemnizaciones por
lesiones o incapacidad física. El artículo establece una fórmula de cálculo para
indemnizaciones en caso de lesiones o incapacidad física o psíquica. Asimismo
59
"La responsabilidad civil profesional en el nuevo Código"
226
dispone que en caso de incapacidad permanente se debe indemnizar el daño aunque
el damnificado continúe ejerciendo una tarea remunerada.
La ley 24.240 de defensa del consumidor (LDC) dispone que "no están comprendidos
en esta ley los servicios de profesionales liberales que requieran para su ejercicio título
universitario y matrícula otorgada por colegios profesionales reconocidos oficialmente
o autoridad facultada para ello, pero si la publicidad que se haga de su
ofrecimiento".
Armonizando ambos preceptos cabe concluir que el único prestador del servicio
médico que queda fuera de la normativa de la ley es aquel profesional liberal que
precisamente se limita a ejercer su profesión de esa manera, sin armar ninguna
organización empresarial. Concretamente, es el caso del médico que atiende sólo en
el consultorio. Si, en cambio, contrata otros médicos y/o enfermeros para prestar el
servicio, estamos en una actividad de carácter empresarial ( vgr. clínica, sanatorio,
"consultorios", "Hospital de día", etc.).
Dicho de otra manera, si bien los servicios de los profesionales liberales que requieran
para su ejercicio título universitario y matrícula otorgada por colegios profesionales
227
reconocidos oficialmente o autoridad facultada para ello están excluidos del régimen
de la LDC, no pasa lo mismo:
1) Cuando realiza publicidad para captar clientes mediante precisiones que induzcan
expectativas de recibir una “prestación médica especial”, en el sentido de diferenciada,
distinta, innovadora o superior respecto de la que realizan sus colegas. Es decir, en se
caso, el profesional universitario, aunque ejerza su profesión de manera liberal, se
somete al régimen de la ley 24.240. Volveremos sobre el tema, más adelante.
Vale decir que en un buen número de casos será aplicable la LDC y demás normas
que integran el Estatuto del Consumidor a las relaciones entre prestador del servicio
médico, tomador y beneficiario del mismo.
228
Respecto de la publicidad de los servicios médicos, las disposiciones de la LDC son
perfectamente aplicables sea que esta publicidad la realice un empresario de la
medicina o un médico que trabaje en forma liberal.
Por ende, aunque la obligación médica siga siendo de medios, si con su publicidad
generó expectativas de un tratamiento sencillo, “inocuo” y “de resultado
garantizado”, debe responder, a titulo de daño moral, por la mortificación espiritual
que la frustración de dichas expectativas produce. Es lógico suponer que el publico
confía en la publicidad que realizan los empresarios de la medicina o un médico que
trabaje liberalmente. Igualmente, también debería responder por daño patrimonial, de
ser acreditado este.
En cuanto a la reparación del daño moral, consideramos que esta debe ser entendida
en su doble función, como sanción ejemplar al proceder reprochable y como
reparación a quien padeció la aflictiva consecuencia de ese proceder, tal como
sostiene numerosa jurisprudencia.
229
admitiría una conducta dual por parte de médicos e instituciones medicas, los
que, por un lado, minimizarían el riesgo quirúrgico a la hora de atraer clientes y
por otro, sacarían a relucir dicho riesgo a la hora de responder por presunta
mala praxis.
230
de medicina estatal”, para emplear una expresión del vocal preopinante en ese caso,
no le hace falta “captar” pacientes, lamentablemente los tiene de sobra.
60
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala G, 13/03/07. Citar Lexis Nº 35010529
231
dentro de las condiciones de discernimiento, intención y libertad y según se den los
presupuestos exigidos por el art. 512 CCiv.” (la negrita es nuestra)
“Si bien es cierto que en los supuestos de cirugía estética, quien se somete a la
misma, lo hace buscando un fin concreto, careciendo de patología, ello no quiere decir
que se garantice su resultado, pues también los factores endógenos y exógenos
juegan un papel determinante, no perdiendo la medicina por ello su carácter de ciencia
axiológica relativa. Sin embargo, en los supuestos de cirugía voluntaria o de
satisfacción, si no se informa al cliente de tales eventualidades y se le indica, a
través de publicidad engañosa y promocional, que se va a obtener el resultado
buscado, la obligación se hace de resultado, por una información inadecuada que
ha viciado el consentimiento, pero no porque tal cirugía lleve implícita su obtención...”
(la negrita y el subrayado es nuestro)
Para la camarista, en los presentes autos se ha acreditado que: “el demandado tiene
el título de odontólogo otorgado por la Universidad de Buenos Aires en el año 1958;
está matriculado en el Ministerio de Salud y Ambiente desde el mismo año, no
232
constando ninguna especialidad...; en los registros de dicho Ministerio no se verifica
habilitación del consultorio..., tampoco en los del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires...; no es miembro de la Sociedad Argentina de Ortodoncia.... De las
constancias...remitidas por la Inspección General de Justicia tampoco surge que
integre las autoridades de la Mutual Odontológica Argentina.” (la negrita es
nuestra)
Por otro lado, la preopinante destaca que “en este caso no existe historia clínica,
sino una simple ficha odontológica que, para más, poco es lo que dice, salvo que
desde la primera entrevista, el profesional optó por el tratamiento ortopédico
inferior y superior y asentó el precio. No hay constancia alguna de que se haya
utilizado la microcámara, ni que se diagnosticara la existencia de bruxismo y, mucho
menos, que se le indicara como primera etapa del tratamiento, la colocación de
placas miorrelajantes provisorias para luego hacer lo propio con los aparatos
ortopédicos...” (la negrita es nuestra)
“Me queda muy en claro”, expresa la Dra Arean, “que el demandado nunca le colocó
las placas miorrelajantes, sino que optó directamente por los aparatos de ortopedia,
cobrando por adelantado el importe respectivo de $ 6300.” (la negrita es nuestra)
233
También, a juicio de la magistrada, quedó debidamente acreditado que el demandado
“optó, sin ser especialista, por un tratamiento de ortopedia, que el perito admitió
que es de segunda elección y, tal vez, menos rápido y exacto que uno de
ortodoncia fija convencional, como el que presenta la actora al tiempo del examen
pericial.” (la negrita es nuestra)
Por ello, “aun siendo una obligación de medios, ha quedado acreditado en autos
que el accionado lejos estuvo de actuar como las circunstancias lo exigían,
porque no es un especialista, porque no existe constancia de naturaleza alguna que
haya adoptado medidas preparatorias previas a la decisión de recurrir al tratamiento
ortopédico, como la toma de radiografías o algún otro método más sofisticado y
moderno que cumpla una función análoga o superior, porque no le colocó las placas
miorrelajantes y, porque en definitiva, esa opción no era la adecuada conforme a
la patología presentada por la actora.” (la negrita es nuestra)
Respecto del supuesto abandono del tratamiento por parte de la actora, la camarista
entendió que este, en todo caso, “no comportó un acto deliberado de la accionante por
capricho, extravagancia o desidia, sino que el mismo fue forzado por las
circunstancias.
No parece razonable suponer que luego de haber pagado una persona de condición
humilde (ver incidente de beneficio de litigar sin gastos concedido) una muy importante
suma de dinero al profesional, opte por no insistir en su asistencia, simplemente por
inconstancia, incuria, descuido, negligencia o por lo que sea.
234
Es que tengo la certeza que la actora advirtió en forma temprana que ninguna de
las expectativas que habían generado en ella los tratamientos mágicos
publicitados por el Dr. T., tenían probabilidad de verse satisfechas.” (la negrita es
nuestra)
En el caso concreto, la Dra Arean señala que ha visto el video acompañado en autos,
correspondiente a una emisión del programa del canal Metro "Una sonrisa para todos".
“Mientras el Dr. T. dialoga con la locutora, luego de ser presentado por ésta como
un odontólogo de prestigio y presidente de la Mutual Odontológica Argentina,
235
aparece una placa inferior en la que se lee: "Odontología estética", consultas y su
número de teléfono.
Hace diversos panegíricos de los elementos de avanzada con que cuenta en su
consultorio, de la rapidez con que desarrolla los tratamientos, la locutora acota que
asiste a gente del interior y exterior, quienes pueden viajar y en el día tener
solucionado su problema.
La mayor gravedad llega cuando comienza a mostrar ejemplos de sus
soluciones mágicas, como las califica la locutora, que hasta llega a hablar de
milagros, frente a la sonrisa complacida del Dr. T.. Así, aparece la fotografía de
una dentadura inferior y superior en estado deplorable, en todo sentido, dientes
torcidos, rotos, ennegrecidos, encías deterioradas. De inmediato viene la segunda
placa, mostrando una maravillosa dentadura blanca, pareja, perfecta, con el
agravante que tiene la osadía de afirmar que ese resultado fue logrado en veinte
días. Los ejemplos análogos son varios.” (la negrita es nuestra)
236
un daño patrimonial y meritando la estimación de costos efectuada en la demanda, fijo
la suma de $ 3800”.
También procede una indemnización para los gastos incurridos en tratamientos,
asistencia odontológica y estudios complementarios y en partida por separado, para
gastos médico-farmacéuticos.
En cuanto a los gastos del tratamiento odontológico, sólo prospera el reclamo con
relación a las sumas abonadas al demandado, esto es, por $ 6400, “toda vez que las
restantes erogaciones no fueron consecuencia del incumplimiento de este último, ya
que de todos modos, debía someterse a un tratamiento odontológico para
corregir o paliar sus males”. (la negrita es nuestra)
Siendo compartido este criterio por el resto de los integrantes del Tribunal, se resolvió
revocar la sentencia apelada y, en consecuencia, condenar al demandado a pagar a la
actora la suma de $ 23.100, más intereses y costas.
Nos parece trascendente reiterar dos párrafos de este excelente y aleccionador fallo:
237
Estas palabras constituyen el argumento que justifica la afirmación anterior: la
publicidad para captar clientes mediante precisiones que induzcan expectativas de
recibir una “prestación médica especial”, busca justamente, “inducir artificialmente al
requerimiento de sus propios servicios, con la única meta de aumentar su volumen
de trabajo y, por ende, sus ingresos”. Ninguna razón existe para excluir al profesional
del régimen de la LDC, pues en un caso como este, su finalidad dista de “ejercer el
noble arte de curar realizando una labor de alto contenido social” y se centra en
comercializar un servicio, a fin de maximizar ganancias.
Es cierto que esta conclusión no fluye claramente del texto del art. 2° LDC. Este
parece hacer una suerte de fraccionamiento del obrar de los “profesionales liberales
que requieran para su ejercicio título universitario y matrícula otorgada por colegios
profesionales reconocidos oficialmente o autoridad facultada para ello”.
Así, tendríamos:
1) los servicios de estos profesionales no estarían comprendidos en la LDC.
2) la publicidad que hagan estos profesionales, estaría comprendida en la LDC.
238
10. RESPONSABILIDAD PROFESIONAL DEL ABOGADO.
Ámbito de esta responsabilidad
El abogado, en el ejercicio de su profesión, desempeña una actividad extrajudicial que
se exterioriza en el consejo legal o asesoramiento jurídico, en la intervención directa
de las formulaciones jurídicas de un negocio o de los arreglos y transacciones que
ponen fin a cuestiones litigiosas o dudosas. En cuanto a su actividad judicial, se
cumple mediante el patrocinio letrado en una causa o defensa de un proceso o
ejerciendo representación de las partes en función de procurador.
Para algunos él contrato entre el abogado y su cliente tiene el carácter de una locación
de servicios (contrato de servicios, en la terminología del CCC, según arts. 1521 y
sgtes). En realidad, esto está relacionado con el tipo de obligación que asuma (de
medios o de resultado)
Por otra parte, cuando el cliente otorga un poder al abogado para cumplir
determinados actos o representarlo en un proceso la responsabilidad de este ultimo
varía, como veremos.
En cuanto a los daños que puedan resultar de la actuación del abogado con respecto
a terceros, su responsabilidad será extracontractual.
Por ejemplo, si el abogado, actuando como apoderado obtiene un embargo
manifiestamente improcedente contra la otra parte, sobre la base de elementos
probatorios falsos, y este embargo hubiera producido un daño.
1) Abogado apoderado
En este caso su actuación es la de representante judicial de su cliente.
239
En ese carácter, el abogado está obligado a una prestación de resultado en cuanto a
los actos procesales que debe cumplir específicamente.
La omisión de los deberes a cargo del profesional en estos casos compromete su
responsabilidad, sin que sea necesario demostrar la culpa. El resultado que se frustra
consiste en los actos procesales que caducan por el no ejercicio en término de
los mismos debilitando la postura del cliente en el proceso y determinando
eventualmente la pérdida del Derecho que motiva la actuación Judicial.
Así responderá por los daños que causa por el incumplimiento de sus deberes legales
en relación a la marcha del proceso y a la intervención que le corresponde en el
mismo.
61
Citar: elDial - AE9B6
240
3- La circunstancia de que el cliente no haya abonado aún a su letrado los honorarios
regulados y firmes, no le impide demandarlo por responsabilidad profesional, si el
perjuicio está ya configurado.”
MILLITARI, Walter Horacio c/ GUZMÁN, Carlos Alberto s/ DAÑOS Y PERJUICIOS
(Sentencia Definitiva - CNCIV - Sala E - Nro. de Recurso: E273967 - Fecha: 27-09-99 -
Vocal Preopinante: CALATAYUD.) 62
62
Fallo completo publicado en: Rev. La Ley del 22/09/2000, pág. 1. (Con nota de Javier Indalecio
Barraza).
63
Citar: elDial - AE1756
241
Esto es así porque desde la doctrina y, principalmente, la jurisprudencia, se afirma la
postura que destaca que el patrocinio letrado implica asumir la plena dirección
jurídica del proceso, “el cabal cumplimiento de los deberes que ello importe y el
empleo de la mayor diligencia para conducirlo de la mejor forma posible hasta su
terminación”, como se suele expresar en algunas sentencias.
64
Citar: elDial - AA9B7
242
14/06/2001” 65 se dijo que "El abogado no debe limitarse a consignar en los
escritos judiciales los hechos que le indican sus clientes, sino que es su
obligación examinar su verosimilitud, como asimismo apreciar la viabilidad de un
incidente antes de articularlo, pues su obligación es impulsar el procedimiento con
un doble carácter, ético y profesional; el primero incide sobre la dignidad del letrado y
el segundo sobre su responsabilidad.” (la negrita es nuestra)
Por último, por mencionar algunos entre muchos precedentes, en "Vitale, Roberto
Juan c/ V., A. H. s/ daños y perjuicios" - CNCIV - SALA K - 26/03/2003, 66 se
expresó que "Resulta inadmisible que el abogado, aunque no hubiera asumido el
carácter de apoderado, pueda desentenderse totalmente de la ulterior marcha del
litigio, prescindiendo de tomar contacto directo con las actuaciones judiciales, ya que
la misión de los abogados patrocinantes no puede ser solamente la de preparar los
escritos que deban llevar su firma, sino que el patrocinio implica asumir la plena
dirección jurídica del proceso, el cabal cumplimiento de los deberes que ello
comporta y el empleo de toda su diligencia para conducirlo de la mejor manera posible
hasta su terminación, es decir, actividad y celo en el desarrollo de la causa." (la negrita
es nuestra)
65
Citar: elDial - AAA05
66
Citar: elDial - AA1807
243
El CCC se ocupa del tema al tratar los requisitos del daño resarcible, al prescribir en el
art. 1739 que “La pérdida de chance es indemnizable en la medida en que su
contingencia sea razonable y guarde una adecuada relación de causalidad con el
hecho generador.”
Al exigir “que su contingencia sea razonable”, lo que el CCC está pidiendo es que se
trate de un daño previsible, esto es, probable. En otras palabras, que se trate de un
daño cierto y no de un daño meramente posible o hipotético.
244
* “Si bien la frustración de un negocio jurídico, debido a un deficiente asesoramiento
atribuible al letrado, o la pérdida de un juicio por omisiones o errores que le sean
imputables a éste, configuran un daño cierto, la indemnización, sin embargo, no
puede consistir en el importe de la operación no concretada o en el de la suma
reclamada en la demanda desestimada, resultados éstos que, por depender en
alguna medida de circunstancias ajenas al abogado, no puede saberse, a ciencia
cierta, si se iban a producir o no. Por lo tanto, el resarcimiento debe consistir en la
pérdida de una "chance" o posibilidad de éxito en las cuestiones cuyo mayor o menor
grado de posibilidad dependerá, en cada caso, de sus especiales circunstancias
fácticas.”
RISSOLA, Héctor Daniel c/CORDIVIOLA, Dante Alberto s/DAÑOS Y PERJUICIOS
(Sentencia Definitiva - CNCIV - Sala H - Nro. de Recurso: H182923 - Fecha: 13-3-
1996 - Vocal Preopinante: KIPER) 67 (la negrita es nuestra)
* “La chance configura un daño actual, no hipotético, resarcible cuando implica una
probabilidad suficiente de beneficio económico que resulta frustrada por el
responsable. Por ello, en los casos de pérdida de chance, por tratarse de una mera
posibilidad, el contenido resarcitorio habrá de fijarse atendiendo a las
expectativas o posibilidades de éxito, como en el supuesto de un recurso no
interpuesto, en la esfera de la responsabilidad profesional del abogado, o los de un
caballo de carrera que no pudo correr por causa del demandado.”
"BELLENE, MANUEL ROBERTO c/ CARLOS EMILIO DEMO RAMOS s/ DAñOS Y
PERJUICIOS" - Fallo: 97190182 - Primera Cámara Civil - Circunscripción: 1 -
Mendoza - 1997/11/03
Tipo de Fallo: Corte en Pleno
Magistrados: MARZARI CESPEDES-VARELA DE ROURA-CASO 68 (la negrita es
nuestra)
67
Citar: elDial - AE870
68
Citar: elDial - MCED7
245
APÉNDICE
(Téngase en cuenta que este modelo debe adaptarse al régimen procesal de cada
jurisdicción. En cursiva y negrita resaltamos algunos temas, que son comentados en
notas al pie)
SUMARIO
ACTOR: P, O C.-
DEMANDADOS: A., G R, O.. G A, O., A A y LA MEJOR INTERNACIONAL
SEGUROS SA.
MATERIA: DAÑOS Y PERJUICIOS.-
MONTO: $ 3.316.000.-
DOCUMENTACIÓN ACOMPAÑADA: Bono, Ius, Fotocopia del DNI del Actor,
Copia de Poder, Copias de Partida De Nacimiento; Copia del Certificado de
Defunción; ocho (8) Certificados de cursos y deportes del Sr. G. P., Acta de
cierre de mediación. -
COPIAS: 4 de traslado
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
INICIA DEMANDA DE DAÑOS Y PERJUICIOS – SOLICITA APLICACIÓN DEL 2546
DEL CÓDIGO CIVIL.
Señor Juez:
A. L. F., Abogada, Apoderada, Tomo XX, Folio 019 del CAM, legajo
Previsional 00000/0, CUIT 27-00000000-9 responsable inscripta, (Ingresos Brutos 27-
0000000-9, constituyendo domicilio procesal en calle Carpani Costa 22222 de
Pergamino, electrónico en 27000000009@notificaciones.scba.gov.ar, a VS me
presento y respetuosamente digo:
I- PERSONERIA:
Que de conformidad con la copia simple del poder que adjunto, soy
apoderada del Sr. O. C. P., DNI 14.945.322, con domicilio real en la calle Intendente
Casares Nº 0000, de la localidad San Andrés, Partido de General San Martín,
69
Agradecemos la generosa colaboración del Dr. Jorge Omar Frega para la confección de este módelo.
246
Provincia de Buenos Aires. En tal carácter y siguiendo estrictas instrucciones de mi
mandante, a V.S. digo:
II- OBJETO:
Que vengo a promover formal demanda de Daños y Perjuicios contra:
- el Sr. A, G. R., con domicilio real en la calle 11, entre 43 y 44, de la Ciudad de Colón,
Pcia. De Buenos Aires en su carácter de conductor del vehículo marca Ford Modelo
Transit, dominio UUU 111 estando el mismo asegurado al momento del hecho en la
compañía de seguros La Mejor Internacional Seguros S.A.
- el Sr. O., G. A., en su carácter de copropietario del vehículo marca Ford Modelo
Transit, dominio UUU 111, con domicilio en San Martín s/n de la localidad de Juncal,
Departamento de Villa Constitución, Provincia de Santa Fé.
70
Se suele poner así. Lo importante es que todos responderán por el total frente al actor, sin perjuicio de
las acciones de repetición o regreso que pueda darse entre ellos. Técnicamente, si los demandados son
dueño y guardián, son obligados concurrentes, porque se trata de obligaciones distintas, con distinta causa
fuente. Si son copropietarios puede hablarse propiamente de solidaridad. Es interesante, por ejemplo, a
los fines de la prescripción: art. 851 inc. e para concurrentes y 2540 y 2549 para solidarios; así como de la
denominada "acción de contribución: art. 851 inc. h para concurrentes y 841 para solidarios.
71
Es fundamental incluir esta expresión en las demandas por daños y perjuicios. De lo contrario, el monto
solicitado constituirá el tope máximo que puede otorgar el juez.
72
También es fundamental solicitar intereses moratorios. Caso contrario, el juez no puede disponerlos. En
algunas demandas, es común que, además de pedir intereses, se agregue “y actualización monetaria”.
Dado que la misma está prohibida en las obligaciones de dar sumas de dinero por los arts. 7 y 10 de la ley
23.928, los jueces lo rechazan. Si se pretende que el247juez tenga en cuenta el fenómeno inflacionario, una
posibilidad es hacer hincapié, en este lugar o, mejor, en otro acápite, en que la obligación resarcitoria en
este caso no es una obligación de dar dinero, sino una obligación de valor, por lo que el juez debe tenerlo
presente, a la hora de cuantificar los rubros al dictar sentencia, actualizando el valor del capital de
condena, en lugar de fijarlo a valores de la época del hecho dañoso, y fijando intereses moratorios a una
tasa que evite que el deudor se beneficie con la mora.
III- CITACIÓN EN GARANTÍA.
En atención a que el vehículo conducido por… se encontraba
asegurado en La Mejor Internacional Seguros S.A73., cuya póliza se encontraba
vigente al momento del hecho, con domicilio en la calle C. Pellegrini 1, piso 25, de la
ciudad Autónoma de Buenos Aires, solicito se cite a la misma en los términos del Art.
118 de la Ley 17.418.
V- COMPETENCIA
V.S. resulta competente, por ser el juez natural del
lugar del hecho, conforme el art. 5 inciso 4 del CPCC.75
73
Si el actor no conoce a la aseguradora del demandado, puede intimarlo a que la cite en garantía.
74
Es una interpretación que permite la redacción del artículo 2546, dado que en lugar de usar el término
“demanda”, emplea una expresión más amplia: “petición del titular del derecho ante autoridad judicial
que traduce la intención de no abandonarlo"
75
Existiendo una citada en garantía, también se podía interponer la demanda ante el juez del domicilio de
esta, conforme al art. 118 de la ley 17418.
248
DAÑOS Y PERJUICIOS (EXPTE 111.111)”, siendo este, otro reclamo del mismo
accidente de tránsito, solicitamos a V.S. se declare competente para intervenir en el
presente.-
VI-SE INTIME
Solicito se intime a la citada en garantía a presentar en autos la
denuncia76 y demás documentación que le dejara el asegurado con relación al
siniestro de autos bajo apercibimiento de lo dispuesto por el Art 386 del C.P.C.C N.
76
"Art. 115 ley 17418. El asegurado debe denunciar el hecho del que nace su eventual responsabilidad en
el término de tres días de producido, si es conocido por él o debía conocerlo; o desde la reclamación del
tercero, si antes no lo conocía. Dará noticia inmediata al asegurador cuando el tercero haga valer
judicialmente su derecho."
249
daños los herederos necesarios del muerto ya que gozan de una presunción de
daño77.
Mi mandante en la presente demanda se encuentra legitimado a los fines de
interponer la presente demanda en su carácter de progenitor78 de su hijo G. O. P.,
conforme copia debidamente legalizada de la partida de nacimiento que se
acompaña.-
77
Ver art. 1745 incs. b y c CCC. Se trata de una presunción iuris tantum a favor de las personas que allí
se mencionan, pues incluye al conviviente.
78
Recordemos que reclaman por daño propio, no en calidad de herederos.
79
Puede ser útil para justificar el monto solicitado en concepto de daño extrapatrimonial y el daño
patrimonial por pérdida de chance.
250
profesionales, al cual concurría tres veces por semana, y en la que hallaba inscripto
bajo la matrícula 88.888, www.aag.org.ar, teniendo un excelente desempeño en dicha
actividad.-
También realizaba actividades de Fútbol dos veces por semana en distintos torneos
que se organizaban en Parque Norte (Capital Federal) como así también en la
localidad de Pilar.
G… además colaboraba hasta el momento de su fallecimiento con su padre en una
PYME familiar, la cual gira bajo la denominación social Teconoc y en la cual percibía
por las tareas desempeñadas su salario, por un monto de pesos cuatro mil, desde
hacía tres años.
Su desempeño laboral comprendía múltiples aspectos y tareas tales como: Marketing-
Control de Stock- Entrega Just In Time- Proyección de Comercio.
Asimismo realizó distintos cursos de perfeccionamiento correspondientes al
Departamento de Capacitación PYME, en GEA CONSULTORES, que comprendían
distintos seminarios tales como estrategia para Pyme ( 17-05-20017), Tablero de
Comando ( 24-04-20017), y Seminarios de capacitación Integral ( 15-05-20017), todos
ellos dictados por el Ing. Santiago Antognolli, cuya página de Internet es conocida
como: www.pymesdefamilia.com.ar, precisamente a los fines de actualizarse y
colaborar de manera más eficiente con la empresa de su padre.-
Todo lo narrado hasta el momento tiene la finalidad de poner en
conocimiento a V.S, de cuál era el estándar de vida de G… y sus actividades
cotidianas y de manera indirecta de sus ansias de superación, la eficiencia en las
tareas que desempeñaba, y permitiría demostrar su proyección de vida a futuro, si el
mismo no hubiese fallecido en forma tan trágica e inesperada.
El estándar de vida que llevaba la familia era el apropiado, siendo el
mismo similar al de tantas otras, que continuamente se superan y que ponen en
relieve la educación y mejor crianza de sus hijos como fin último de ésta. En
consecuencia convivían todos sus miembros en un ambiente de paz y armonía,
dedicándose al cuidado mutuo, siendo ella la nota distintiva de una verdadera familia.-.
Pero bien cierto resulta que después del Fallecimiento de G…, tanto las
vidas de sus padres como la de su hermana se ha vuelto tormentosa y el núcleo
familiar está sumergido en un estado depresivo del cual no pueden salir. No seguiré
enumerando los interminables padecimientos que este acontecimiento trágico e
innominado ha provocado a dicha familia, puesto que simplemente basta con
mencionar que el accidente ha dejado una familia desintegrada, triste y diezmada. Los
padres han perdido a su hijo, su hermana ha perdido a su único hermano, para llevar
adelante y compartir la vida misma.-
251
X- HECHOS80
El día 12 de Octubre de 20017 siendo aproximadamente las 06:00,
quién en vida fuera el Sr. G… O. P., conducía su vehículo Peugeot modelo 206,
dominio GGG-666, ocupando el puesto de conductor puesto que se hallaba frente al
volante, en el asiento delantero del lado derecho del mismo se ubicaba la Srta. L. Z., a
su vez en el mismo vehículo viajaban, L. Z., hermano de esta última (asiento trasero
lado derecho) y D. B., amiga de ambos (ubicada en el asiento trasero lado izquierdo),
los mismos se dirigían desde la localidad de General San Martín a la Provincia de
Córdoba, más precisamente a la localidad de General Belgrano, y transitando por las
Ruta Nacional Nº 8. Al llegar al km. 216.400, son colisionados en su parte frontal
delantera izquierda, por un vehículo tipo Furgón Transit, color blanca, dominio
UUU111, conducido al momento del accidente por el Sr. A., G., quién a su vez era
acompañado por su cuñada B. U. y su sobrino L. U..
Llegado este punto es que debo manifestar que la terrible colisión se produce
exclusivamente como consecuencia de la temeraria, negligente e imprudente81
maniobra efectuada por el Sr. A…
Como consecuencia del terrible impacto, se produce el deceso del
conductor, hijo de mi mandante, y de su acompañante delantera L. Z., ocupantes del
vehículo marca Peugeot 206, de un paro cardio respiratorio, traumático, a raíz de
politraumatismos, con fractura de base de cráneo y vértebras cervicales que les
produce el óbito en forma inmediata.
80
El vital que la mecánica de los hechos y los daños que se relaten aquí guarden coherencia con los
puntos de pericia y demás pruebas que se ofrezca. Si digo que me chocaron de atrás, la pericia no puede
después determinar otra cosa. Así que hay que ser cuidadoso con lo que se pone en uno y otro lado de este
escrito.
81
Siendo un caso de factor de atribución objetivo (conf. Arts. 1769 y 1757 CCC) no hay carga del actor
de demostrar la culpa del demandado, lo que no significa que el actor no pueda acreditar tal condición.
Reiteramos, no tiene la carga procesal, pero puede252probarlo si tiene elementos para hacerlo.
asignándole el número de causa Nº 12-01-001198/20017 caratulada: “P., G. O. , A., G.
R. S/ Homicidio culposo calificado por la conducción de vehículo automotor”,
interviniendo a su vez el Juzgado de Garantías Nº 2 a cargo del Dr. GONZALEZ, Julio.
Hoy la misma se encuentra en el Juzgado Correccional Nº 1 del departamento
judicial de Pergamino, causa…, habiendo recaído sentencia condenatoria
respecto del imputado A., G. R. en primera y segunda instancia82.-
82
Sobre influencia de la causa penal en la civil, ver arts. 1774 a 1780. En este caso concreto, se aplica el
art. 1776. Téngase presente, además, que al ser un caso de factor objetivo, también era aplicable el art.
1775 inc. c , referido a la suspensión de la causa civil.
253
3- Lesiones padecidas por las víctimas: Como consecuencia del hecho dañoso
se produce el deceso del conductor del Peugeot 206, Sr. G. P., y de L. Z., sufriendo
daños de consideración los restantes ocupantes del vehículo antes mencionado, lo
que acredita la violencia del impacto y lo imprevisto de la maniobra realizado por el Sr.
A..-
4- Que G. P. resultó ser agente pasivo en el hecho sin participación alguna en
la maniobra generadora de su desenlace fatal.
Estas circunstancias permiten afirmar la absoluta responsabilidad del conductor
de la camioneta Trafic, por lo que su conductor y demás responsables directos o
indirectos deben responder a mérito de los rubros que más adelante detallaré.-
254
especiales, como las del día del hecho, que le permitieran desempañar el vidrio
delantero, motivo por el cual debió “limpiar el parabrisas con un trapo”, conducta
altamente descabellada por darle un calificativo, si tomamos en cuenta que conducía a
altísima velocidad en medio de la lluvia y transitando por una ruta nacional; hecho que,
finalmente provocara el imprevisto cruce de carril, y que invadiera el carril por el que
venía circulando el Sr. P., provocando el impacto y causando la muerte de ambos
jóvenes.
Corresponde tener por excesiva toda velocidad que impida el total, pleno y
constante dominio de la máquina que se conduce ( Bs. As., Julio 26-83, CN Esp. Civ y
Com. Sala IV, López Juan c/ Lizo MC.
255
Obligaciones. R. Daniel Pizarro - Carlos Gustavo Vallespinos. Editorial
Hammurabi. Tomo 4. Página 529”83
XIII. LIQUIDACIÓN.
La vida humana no tiene un valor económico per se, sino en consideración a lo que
produce o puede producir. No es dable evitar una honda turbación espiritual cuando
se habla de tasar económicamente una vida humana, reducirla a valores
crematísticos, hacer la imposible conmutación de lo inconmutable. Pero la supresión
de una vida, aparte del desgarramiento del mundo afectivo en que se produce,
ocasiona indudables efectos de orden patrimonial, como proyección secundaria de
aquel hecho trascendental, y lo que mide en signos económicos no es la vida misma
que ha cesado, sino las consecuencias que sobre otros patrimonios acarrea la abrupta
interrupción de una actividad creadora, productora de bienes. En ese orden de ideas,
lo que se llama elípticamente la valoración de una vida humana no es otra cosa que la
mediación de la cuantía del perjuicio que sufren aquellos que eran destinatarios de
todos o parte los bienes económicos que el extinto producía, desde el instante en que
esta fuente de ingresos se extingue. CSJN, 11-05-96, "Fernández, Alba Ofelia c/
Ballejo, Julio Alfredo y Buenos Aires, provincia de “Fallos . 316.912.
“La muerte de un hijo significa para la madre el dolor más profundo que pueda
experimentar, sin que este se vea disminuido cuando –como en el caso de autos- la
actora también sufrió la pérdida de otro hijo. Frente a este inconmensurable dolor, la
función satisfactiva que acompaña la indemnización del perjuicio carece de
83
Es un tema de estilo de redacción forense intercalar citas doctrinarias con el relato de los hechos o
poner ambos temas en acápites separados.
84
Téngase presente el art. 1745 y la pauta de cuantificación mencionada en el art. 1746, que puede
aplicarse por analogía al caso de muerte. No existe la carga de fundamentar este rubro con la utilización
de una fórmula (Vuotto, Méndez, Acciarri, etc) El letrado puede o no hacerlo. Es una cuestión de
estrategia procesal.
256
significación o al menos tiene un valor por demás relativo”. (C. Nac. Civ., Sala G
11/05/06- Niveiro, María de .v YPF S.A. y otros).
"Para determinar el valor vida debe considerarse - con relación a la víctima-, su edad,
labor que desarrollaba, instrucción, posición económico-social, etcétera, pero sin
sujetarse a pautas rígidas ni efectuar cálculos matemáticos exactos ( arts. 1084, 1085,
Cód. Civ.), lo que permitirá arribar a un monto integral justo ( causas de esta Sala I)
Cám. Civ. Y Com. De san Isidro, Sala, causa 69.725, R.S. D. 386,29-11-96, "Folino,
Juan Carlos c/ Jacob, Patricia y otros s/ Daños y Perjuicios".
257
atiendan a las circunstancias particulares del caso. Ello, como es obvio, sin incurrir en
estimaciones arbitrarias del juzgador sino a partir de una determinación fundada en los
antecedentes de la causa. Cám. Apel. Civ. Y Com. De Paraná, Sala 2, "Olivera,
Luisana c/ Gabioud, Juan Matías"(26-8-96)
Es dable destacar que subsume en este rubro tanto las posiciones doctrinarias que
encuentran origen indemnizatorio ya sea en los gastos efectivamente producidos por
los padres en la formación de su hijo, como aquella que incorpora la pérdida de
chance futura para la determinación de la eventual y obligatoria ayuda económica del
hijo a sus padres al momento de vejez de estos.
85
Téngase presente que el CCC incorpora en el art. 1741 una pauta de cuantificación de este daño: "El
monto de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que
pueden procurar las sumas reconocidas." Sin embargo, los jueces todavía utilizan poco dicha pauta y, por
otra parte, este método recibe críticas, en especial en casos como este, donde se busca resarcir el daño
extrapatrimonial provocado por la muerte de un hijo.
258
la acción antijurídica y la titularidad de los accionantes (SCJBA, Ac. 27.280, 13-5-80,
A. y S. 1970-II-56
"En el caso de muerte de un hijo menor lo que debe resarcirse es el
daño futuro cierto que corresponde a la esperanza, con contenido económico, que
constituye parta una familia modesta la vida de un hijo muerto a consecuencia de un
hecho ilícito, esa indemnización cabe si no a título de lucro cesante por lo menos como
pérdida de una oportunidad de que en el futuro, de vivir el menor, se hubiera
concretado en una ayuda o sostén económico para sus padres. Esa pérdida de
posibilidad es un daño futuro que bien puede calificarse de cierto y no eventual.
SCJBA, 16-12-86, Ïsola, Rubén Horacio y otro c/ Vagnoni, Ricardo Pablo s/ Daños y
Perjuicios.- , Ac. 36.773 S.-
259
cuerpo en lo anímico y psíquico, con el consiguiente quebranto espiritual, toda vez que
éste importa un menoscabo a la salud considerada en un concepto integral."( CN Civ.
Sala M, 30.10.00, Zárate E c/ Cuenga, Alejandro.
"El déficit en el ámbito psíquico debe ser diferenciado del daño moral,
dado que, si bien ambos afectan el equilibrio espiritual del damnificado, aquél reviste
connotaciones de índole patológicas. Asimismo, debe diferenciarse de la incapacidad
sobreviniente, que ha sido tipificada como la disminución de las facultades atinentes a
lo laboral y al resto de la vida social. El daño psicológico puede dejar incólume las
posibilidades laborales y el resto de los aspectos vitales de un ser humano,
considerados en su proyección hacia el mundo exterior y sólo producir consecuencias
disvaliosas en su vida interior "Bonetti, Roberto Aníbal c/ Girola, Hilario s/ Daños y
Perjuicios"CI000B CF 0000 B179166 23-10-96
RESUMEN DE LIQUIDACIÓN
Pérdida de Vida……………….$.2.000.000
Daño Moral……………...........$ 500.000
Daño Psicológico……………...$ 750.000
86
El daño psíquico puede tener consecuencias patrimoniales (gastos de tratamiento y medicación,
incapacidad laborativa) y/o extrapatrimoniales (disminución de la aptitud de goce o disfrute, dificultad
para relacionarse con terceros), pero requiere acreditación y la prueba fundamental es la pericial, que
deberá demostrar la patología, sus consecuencias y la relación de causalidad con el hecho que da origen a
la demanda.
260
Tratamiento Psicológico............$ 66.000
Total…………………………..$ 3.316.000
C) DOCUMENTAL:
Se acompaña a la presente la siguiente documentación:
1) DNI del actor.-
2) Copia del Poder
87
La prueba presenta particularidades según cada caso concreto.
261
3) Fotocopia del Certificado de Nacimiento.-
4) Certificado de Defunción.-
5) Sobre conteniendo animación digital de pericia.-
6) Informe de dominio del vehículo Ford Transit Dominio UUU111
7) Acta de cierre de Mediación
262
- Si las conclusiones de la pericia accidentológica efectuada por el Ing Murphy,
resultan adecuadas en atención a los elementos con que se contaban al momento de
su producción, y si hubiese arribado a idénticas conclusiones.-
- Se constituya en el lugar del hecho y efectúe un relevamiento del lugar, y si en el
mismo se encuentra debidamente delimitado la cinta asfáltica.-
- Mecánica del accidente.-
- Velocidad de impacto.-
Se designe perito psicólogo único de oficio a los fines de que sean examinados los
actores, y teniendo en consideración los hechos narrados en la presente, y asimismo
se sirva a informar:
a) Efectos psicológicos del hecho en la personalidad del actor, a cuyo fin tomar como
referencia su personalidad de base.-
b) Indicar si sus secuelas han generado algún tipo de depresión que presenten directa
vinculación con la muerte de su hijo.-
c) Informe cuál es la imagen que los actores tenían de su hija y el rol familiar que este
ocupaba dentro del grupo.-
c) Si desde el fallecimiento de G. P., se han generado modificaciones en la relación
afectiva del grupo familiar y del actor, y si la expectativa de vida de este se ha visto
modificada por el hecho dañoso.-
d) Si en particular, el actor ha visto frustrada su proyección en referencia a una
eventual ayuda en la vejez, tanto en lo referente a lo afectivo como en relación a la
descendencia.-
e) Si ha provocado una minusvalía en la capacidad del actor, indicando su porcentaje.-
f) Informe el cuadro psicológico del actor en relación a la con la causal de muerte de
su hijo.-
g) Indique si resulta aconsejable tratamiento psicológico en directa relación con las
lesiones psicológicas que verifica el actor respecto del fallecimiento de su hijo.-
h) En caso afirmativo, estime el tipo, duración del mismo su costo conforme a los
honorarios vigentes en el mercado.-
i) Indique si en caso de existencia de secuelas, el carácter de las mismas, y si pueden
ser eliminadas completamente de la psiquis del actor.-
263
G) PERICIA CONTABLE (en suspenso) para el caso que, examinando los libros de
la citada en garantía, informe: a) si los mismos son llevados en legal forma, b) fecha
de ultima rubricaciòn, c) si al momento del hecho dañoso, el rodado se hallaba
asegurado por responsabilidad civil frente a terceros y si se hallaban pagas las primas
pertinentes, d) remita copia certificada de la denuncia formulada por el asegurado en
esa entidad.
Esta parte hace expresa reserva de caso federal para el supuesto que se dicte en
autos sentencia arbitraria que avasalle derechos del actor, amparados por nuestra
Constitución Nacional.-
XVIII- PETITORIO:
En virtud de lo expuesto, solicitamos a VS:
1) Se me tenga por presentada, en el carácter invocado, parte y por constituido
domicilio procesal en el ut supra indicado.-
2) Se tenga por acreditado el cumplimiento de la instancia de mediación previa
obligatoria.
3) Se nos tenga por acompañada la prueba documental, procediéndose a su
reserva por Secretaría, a cuyo fin se adjuntan las respectivas copias. -
4) Se tengan por ofrecidas las demás pruebas para el momento procesal
oportuno.-
5) Se corra traslado por término de ley.-
6) Se libren los oficios solicitados. -
264
7) Se tengan presentes las autorizaciones realizadas
8) Se tenga por efectuada la reserva del caso federal
9) Oportunamente se haga lugar a la demanda de daños y perjuicios, en la forma
solicitada, condenando a los demandados, con más intereses costos y costas
del proceso. -
Proveer de conformidad
SERA JUSTICIA
265
BIBLIOGRAFÍA
266