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FACULTAD DE DERECHO
ÍNDICE
I. RESPONSABILIDAD POR DELITO O CUASIDELITO CIVIL,
EXTRACONTRACTUAL O AQUILIANA .................................................................. 4
Fundamento y evolución ................................................................................................. 4
Funciones de la responsabilidad extracontractual ........................................................... 5
Diferencias entre responsabilidad extracontractual y resposabilidad civil contractual ... 6
Diferencias entre r. extracontractual y r. penal e infraccional ......................................... 7
Requisitos o elementos de la responsabilidad extracontractual ...................................... 8
1. La capacidad ............................................................................................................ 9
2. Hecho ilicito ........................................................................................................... 12
3. Que produzca daño ................................................................................................ 16
4. Factor de atribución - Imputabilidad...................................................................... 27
5. Relacion de causalidad........................................................................................... 31
Ausencia de causal de justificación/eximente de responsabilidad ................................ 39
Presunciones de responsabilidad ................................................................................... 41
Cláusulas modificatorias y eximentes de responsabilidad ............................................ 51
Acción de responsabilidad extracontractual. ................................................................. 51
Plazo de prescripción de la acción (art.2332) ................................................................ 53
El problema del llamado cúmulo o concurrencia de responsabilidades ........................ 54
Responsabilidad extracontractual de las personas jurídicas .......................................... 58
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Un tercer principio importantísimo es la Reparación Integral del Daño (Art. 2317 y 2329
+ principio de irrelevancia). Este supone que se responde por todo daño y ha implicado que
ya no se discuta la procedencia de la indemnización por daño moral. Lo que si vamos a
discutir son algunos daños que tienen problemas de causalidad como, por ejemplo, el daño
por rebote o la perdida de oportunidad (perdida de la chance) [En Argentina se admiten
estos regímenes de responsabilidad].
¿Bajo qué régimen se van a pedir los perjuicios? Esto bajo el régimen de responsabilidad
contractual, según la respuesta clásica. Sin embargo, la respuesta actual es que siempre se
debe demandar en lo principal por el régimen contractual y en subsidio, por la
responsabilidad extracontractual (esta es la forma correcta de demandar).
Esto último, ya que hasta los años 90, tradicionalmente se estimó en Chile que la regla general
de la responsabilidad era la responsabilidad contractual (ya que la fuente de obligaciones más
importante son los contratos). Todo esto cambio en la medida en que la responsabilidad civil
comenzó a llamarse derecho de daños, dejando de ser el punto de referencia la conducta
humana, por lo que se si incumplía obligación o se ejecutaba un hecho cualquiera. El centro
era el daño, ya lo decía el digesto:
“Alterum non laedere/no dañar a otro”
Como el principio es no dañar a otro y resarcir todo el daño, se hizo un tratamiento diverso
a la responsabilidad. Así se concluyó que el régimen más cercano a este principio es el de
la responsabilidad extracontractual, en donde se prohíbe cualquier ilícito doloso o
culpable que cause daño. ASÍ EL REGIMEN EXTRACONTRACTUAL ES EL
PRINCIPAL HOY EN DIA.
Asciende a la categoría de principio fundante “alterum non laedere”. Por lo tanto, deja de ser
la convención y la responsabilidad indemnizatoria por su incumplimiento el derecho común
(la regla general frente a la responsabilidad extracontractual), y el orden se invierte: la
responsabilidad extracontractual se transforma en el derecho común, o la regla general,
frente a la responsabilidad contractual; porque la formulación del concepto de delito,
por su amplitud, es la más cercana a la enunciación del principio alterum non laedere.
FUNCIONES DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
¿Cuáles son las funciones de la Responsabilidad Extracontractual?
La función clásica es la función RESARCITORIA (ella implica la reparación del daño:
esta es la única función admitida en el Derecho civil nacional), la cual consiste en
indemnizar daños (dejar indemne a la víctima) además de las restituciones, las cuales son
algo distinto de la indemnización propiamente tal, por ejemplo, el pago de las impensas.
Esta es la única función que cabe en nuestro Derecho.
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Hoy, sin embargo, hay otras funciones en el derecho comparado (es discutible si las tiene en
el caso chileno) como la función PREVENTIVA (Supone evitar la conducta; no se limita
al daño, porque se anticipa a que este exista), en donde se establecen obligaciones
pecuniarias para prevenir conductas. Ej. El deber de seguridad en el derecho del Trabajo.
También está la función PUNITIVA (Es posible estudiarla bajo el concepto de Punitive
Damages; sancionar la conducta; no se limita al daño, porque impone al autor una
obligación mayor al solo resarcimiento) en donde se aplica el deber de indemnizar como
sanción. Algunos dicen que esta función se introdujo en la penúltima modificación a la
Ley 19.496 esto, sin embargo, no es del todo claro. En materia Civil no hay ni función
punitiva ni preventiva.
DIFERENCIAS ENTRE RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL Y
RESPOSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL
Hay ciertas diferencias entre RC y RE:
i. La responsabilidad contractual se trata en el art. 1545 y ss.: “De los efectos de las
Obligaciones”. En cambio, la responsabilidad extracontractual se trata en el art. 2314
y ss.: “De los Delitos y Cuasidelitos”.
iv. En la RC la culpa se presume (Art. 1547 CC) mientras que, en la RE, en general,
la culpa no se presume, sino que se debe probar.
La culpa se puede dividir en tres conceptos;
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vii. En la RC la acción prescribe de acuerdo con las reglas generales (Art 2515 CC),
sin embargo, en materia de RE la acción prescribe en 4 años (Art. 2332 CC).
DIFERENCIAS ENTRE R. EXTRACONTRACTUAL Y R. PENAL E
INFRACCIONAL
También hay diferencias y relaciones entre la responsabilidad penal y la responsabilidad
infraccional, a saber:
1. La diferencia entre la responsabilidad penal y la responsabilidad civil radica en que,
en primer lugar, la responsabilidad penal es típica (la conducta delictual es típica)
mientras que la civil no (menos hoy en donde hablamos de Derecho de Daños).
2. En segundo lugar, los factores de imputación son distintos (en el CP la regla general
es que los delitos se cometen con Dolo, en cambio en la responsabilidad civil operan
el dolo y la culpa de igual forma).
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Supone que el acto debe originarse en la voluntad de un ser humano, ósea solamente las
personas pueden incurrir en RE.
o DEBE SER UN HECHO VOLUNTARIO OBJETIVAMENTE
ANTIJURÍDICO.
Supone que el hecho voluntario debe contrastar con el derecho, es decir, debe haber un
contraste entre la conducta con las normas y principios del ordenamiento.
o DEBE SER UN HECHO VOLUNTARIO SUBJETIVAMENTE
ANTIJURÍDICO.
Supone que la conducta sea imputable a una persona, lo cual puede ser una imputación
ORDINARIA (dolo o culpa) o EXTRAORDINARIA (responsabilidad objetiva).
o DEBE CAUSAR DAÑO.
Nos referimos al daño propiamente tal, además de la relación de causalidad.
Así, tenemos que la responsabilidad civil extracontractual surge cuando hay un hecho
voluntario, ilícito, que ha sido imputable y que causa un daño a las personas.
1. LA CAPACIDAD
Recuerda;
La capacidad de goce es la aptitud legal para adquirir derechos y obligaciones, es un atributo
de la personalidad, pues lo tienen todas las personas por el hecho de ser humanos.
La capacidad de ejercicio es la aptitud que tienen las personas para obrar en el mundo del
derecho sin el ministerio o la autorización de otros.
¿Quiénes son capaces de RE? La regla general es la capacidad, la cual es la aptitud que
tiene una persona para contraer la obligación de reparar un daño. Toda persona es
capaz de delito o cuasidelito salvo aquellos exceptuados por la ley
¿Quiénes son incapaces de RE? Las incapacidades son:
1. LA FALTA DE RAZÓN (DEMENCIA).
ART. 2319 INC 1 CC
“Art. 2319. No son capaces de delito o cuasidelito los menores de siete años ni los dementes;
pero serán responsables de los daños causados por ellos las personas a cuyo cargo estén, si
pudiere imputárseles negligencia.”
Definición de dementes (Alessandri) ➔ Los que al tiempo de ejecutar el hecho están
privados de razón por causas patológicas. La legislación actual prefiere no hablar de
dementes, sino que de enajenados (Art 465 CPP) o discapacitados mentales (Ley 18.600).
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los dementes son irresponsables por una presunción simplemente legal, lo que implica que
puede probarse lo contrario.
Los requisitos para que la demencia no cause imputabilidad:
- DEBE SER ACTUAL.
Debe ser una situación permanente y al momento de ejecutarse el hecho el agente debe
estar imposibilitado de deliberar normalmente (otra diferencia con la Responsabilidad
contractual). Así en la responsabilidad extracontractual, se admite que sea transitoria, a
diferencia de la regla general que señala que se debe tratar de un estado permanente.
Esto se opone a la exención de responsabilidad por la demencia sobreviniente. Ej. En
materia penal si el delincuente padece de una demencia sobreviniente se sobresee la causa.
Además, de la demencia excluye el intervalo lucido. Ej. Si el que comete el hecho está en un
intervalo lucido es igualmente responsable, no se aplica el criterio propio de actos y
contratos del 465 CC.
Alessandri y Tapia señalaban que, si hay una laguna de cordura, el sujeto es
responsable extracontractualmente de lo obrado en ese intervalo, no así si se trata de
responsabilidad contractual, en donde prima el siguiente artículo:
ART. 465 CC
“Art. 465. Los actos y contratos del demente, posteriores al decreto de interdicción, serán
nulos; aunque se alegue haberse ejecutado o celebrado en un intervalo lúcido.
Y por el contrario, los actos y contratos ejecutados o celebrados sin previa interdicción,
serán válidos; a menos de probarse que el que los ejecutó o celebró estaba entonces
demente.”
Este artículo se refiere a la responsabilidad contractual cuando hay un decreto de interdicción
de por medio. Esto no aplica en materia extracontractual.
- DEBE SER TOTAL.
Supone que debe estar absolutamente impedido de darse cuenta del acto y sus
consecuencias.
- NO DEBE SER IMPUTABLE A LA VOLUNTAD DEL SUJETO (MUY
DISCUTIDO).
Esto lo sostiene Corral, sin embargo, en general, este requisito NO es admitido por los
autores, pues hay caso que la demencia puede ser imputable al sujeto como en el caso del
alcohólico.
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ART. 2318 CC
“Art. 2318. El ebrio es responsable del daño causado por su delito o cuasidelito.”
Esto último hay que distinguirlo, pues si hablamos de un sujeto que esta siempre borracho
por necesidad (adicción), esa ebriedad es asimilada a la demencia, no así si es una ebriedad
ocasional, en donde se aplica el 2318 del CC (esto lo sostiene una parte de la doctrina, sin
embargo, no es del todo aceptado. Este problema supone una carga probatoria importante;
se deberá probar que la ingesta de alcohol o sustancias se debe por una necesidad o adicción
de tal dimensión).
Pothier dice que, aunque la embriaguez haga perder el uso de razón, una persona no
deja por eso a estar menos obligada a la reparación del daño causado (esto por la Actio
Liberae in causa).
2. LA MINORÍA DE EDAD.
Aquí hay otra diferencia con la RC ya que son incapaces de RE los infantes (menores
de 7) y a veces los mayores de 7 y menores de 16, lo que quedará a prudencia del juez
que conoce del delito o cuasidelito, quien dirá si tenía o no suficiente juicio y
discernimiento (evidencia que la capacidad es la regla general). Los menores de 7 años
son irresponsables por una presunción de derecho.
Al mayor de 7 se le presume responsable, por lo que el abogado deberá convencer al
juez de que actuó sin discernimiento.
La materia de la doctrina dice que para comprender si el sujeto menor de 16 y mayor de 7
tiene discernimiento, debe tener una capacidad el menor de representarse los riesgos o
peligros de su conducta.
¿Qué ocurre con la responsabilidad del guardián del incapaz?
ART. 2319 INC 1 CC
“Art. 2319. No son capaces de delito o cuasidelito los menores de siete años ni los dementes;
pero serán responsables de los daños causados por ellos las personas a cuyo cargo estén, si
pudiere imputárseles negligencia.”
Ósea, quien cuida al incapaz puede incurrir en responsabilidad por los daños causados por el
incapaz. Este artículo no solo aplica a los padres, tutores o curadores, sino que también a
cualquier persona que tenga a su cargo el cuidado de su incapaz. Es una cuestión FACTICA
Y NO JURIDICA. En este caso se necesita acreditar la negligencia, si no hay, no se
responde. Si no es el representante legal el que tiene el cuidado (factico) del incapaz, se
tiene un derecho a reembolso si es que ya pago por los daños causados.
Bajo 7 años igualmente importara la negligencia del cuidador (preguntar).
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2. HECHO ILICITO
Para que haya responsabilidad debe haber un ACTO HUMANO, es decir un hecho del
hombre voluntario. Este puede consistir en:
1. Una conducta positiva (facere)
2. Una conducta omisiva (non facere)
La omisión se produce cuando hay un deber general de cuidado que prescribe a la gente
a asumir una conducta que no realizo. Esto es lo que se denomina en sede penal como
la Posición de Garante de ciertos bienes jurídicos valiosos. Así, basta que la persona no
actúe debiendo hacerlo (Ej. Andar por la carretera, ver que alguien se está muriendo y
dejarlo morir). Hay requisitos respecto del hecho:
A- QUE DEBA SER UN HECHO VOLUNTARIO
CASOS DE EXCLUSIÓN DE RE POR FALTA DE VOLUNTAD
ART. 465 CC
“Art. 465. Los actos y contratos del demente, posteriores al decreto de interdicción, serán
nulos; aunque se alegue haberse ejecutado o celebrado en un intervalo lúcido.
Y por el contrario, los actos y contratos ejecutados o celebrados sin previa interdicción,
serán válidos; a menos de probarse que el que los ejecutó o celebró estaba entonces
demente.”
En materia extracontractual esto no aplica, incluso hay lagunas de corduras en donde el sujeto
pudo actuar de forma lucida, y, por ende, puede ser responsable. La doctrina también
considera demencia a estados transitorios de perdida de uso de la razón. Por eso mismo, se
entiende exonerado de responsabilidad quien actúa en estado de hipnosis o sonámbulo.
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Además, el profesor Tapia agrega que hay ausencia de voluntad producida por
violencia física o moral.
Sin embargo, Corral dice que dichos casos no deben asimilarse a la demencia, ya que
para él la demencia es una falta de capacidad delictual de carácter permanente,
mientras que estos son casos que exonera de responsabilidad por falta de voluntad de
la acción.
Asimismo, otro caso de supresión de voluntariedad en el hecho corresponde al caso
fortuito o de fuerza mayor (Art. 45 CC; Hecho ajeno imprevisible e imposible resistir).
ART. 45 CC
“Se llama fuerza mayor o caso fortuito el imprevisto a que no es posible resistir, como un
naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos, los actos de autoridad ejercidos por
un funcionario público, etc.”
Cuando el daño se produce por un caso fortuito, no puede ser imputado a la voluntad humana.
Ej. Si alguien lo empujan y rompen la vitrina, dicho sujeto no puede ser perseguido por RE.
La irresistibilidad y la imprevisibilidad tienen que apreciarse OBJETIVAMENTE, lo que
quiere decir que debe haber una imposibilidad de prever o resistir el acontecimiento de
una manera absoluta. Ósea, si se presenta una dificultad que pueda subsanarse por el
hombre prudente, deja de ser caso fortuito. Ej. Yo tengo auto, y negligentemente se me
olvida hacer la revisión técnica, se me cortan los frenos y mato a alguien. En ese caso no es
CF.
Se excluye también el mero hecho del ofensor, porque en el CC se va a adicionar la culpa o
dolo, pero hay áreas donde opera la responsabilidad objetiva ante lo cual el hecho del ofensor
queda incluido dentro de los hechos ilícitos.
EL PROBLEMA DE LA RE EN LAS PERSONAS JURIDICAS
El problema es que las PJ carecen de voluntad propia. Por ende, los daños ilícitos
causados por esta no se le pueden imputar a sí misma, sino a las personas naturales que
las integran.
Pese a esto último, en nuestro ordenamiento las PJ si pueden ser civilmente responsables lo
que se reconoce expresamente en el siguiente articulo:
ART. 58 CPP
“Responsabilidad penal. La acción penal, fuere pública o privada, no puede entablarse sino
contra las personas responsables del delito.
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La responsabilidad penal sólo puede hacerse efectiva en las personas naturales. Por las
personas jurídicas responden los que hubieren intervenido en el acto punible, sin perjuicio
de la responsabilidad civil que las afectare”.
Desde el 2009, las PJ pueden ser responsables penalmente por ciertos delitos, como el lavado
de activo, financiamiento de terrorismo, cohecho, en virtud de la Ley 23.393. Para que un
daño pueda ser imputable a la PJ se requiere: Que haya actuado, expresado su voluntad a
través de los órganos o representantes legales que sean capaces de comprometer
(gerentes, socios, accionistas, etc).
Además, estas pueden ser responsables por lo que se denomina “Culpa en la Organización”.
En este caso no se conoce quien fue el autor individual del daño, pero puede asumirse
que hubo una negligencia en la organización de la empresa. Esto se presenta en materia
de derechos del consumidor frente a los productos defectuosos ¿Quién es el culpable
ahí? La organización que fabrica el producto.
En el caso de que el hecho provenga de un agente o sujeto individualizado, la
responsabilidad de la PJ puede construirse sobre la base de una presunción de culpa
por el hecho de su dependiente, lo que se conoce como “Responsabilidad de Hecho
Ajeno”.
ART. 2320 INC 4 CC
“Toda persona es responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos
que estuvieren a su cuidado.
Así los progenitores son responsables del hecho de los hijos menores que habiten en la
misma casa.
Así el tutor o curador es responsable de la conducta del pupilo que vive bajo su dependencia
y cuidado.
Así los jefes de colegios y escuelas responden del hecho de los discípulos, mientras están
bajo su cuidado; y los artesanos y empresarios del hecho de sus aprendices o dependientes,
en el mismo caso.
Pero cesará la obligación de esas personas si con la autoridad y el cuidado que su
respectiva calidad les confiere y prescribe, no hubieren podido impedir el hecho.”
Esta materia será abordada más adelante con mayor profundización.
LA VOLUNTAD EN LOS ACTOS COLECTIVOS
En estos casos decimos que hay Coautoría no solo cuando hay dos o más voluntades que
concurren a realizar un hecho ilícito (lo cual configuraría solidaridad conforme al 2317 CC),
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sino que también cuando se contribuye con el voto a formar una voluntad de un ente o
persona colectiva (este es el caso de las SA).
ART. 2317 CC
“Si un delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o más personas, cada una de
ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del mismo delito o
cuasidelito, salvas las excepciones de los artículos 2323 y 2328.
Todo fraude o dolo cometido por dos o más personas produce la acción solidaria del
precedente inciso”.
B- DEBE SER ILÍCITO Y ANTIJURIDICO
Esto porque nadie causa daño si se sirve de su derecho. Esto nos sirve para hacer otra
distinción. El hecho voluntario puede ser:
1. Una acción o conducta comisiva
Su ilicitud basta con que se radique en el deber general del alterum non laedere.
2. Una omisión o conducta omisiva
Aquí no basta con infringir el deber general del alterum non laedere, sino que se debe
infringir un deber especifico. Esta consiste en dejar de hacer algo ¿Qué cosa? Aquello que
ordenaba un deber especifico. Este puede ser un deber legal, en cuyo caso deberá estar
expresamente establecido en la ley:
ART. 1437 CC
“Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más personas,
como los contratos o convenciones; ya de un hecho voluntario de la persona que se obliga,
como en la aceptación de una herencia o legado y en todos los cuasicontratos; ya a
consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño a otra persona, como en los delitos
y cuasidelitos; ya por disposición de la ley, como entre los padres y los hijos sujetos a patria
potestad.”
ART. 2284 CC
“Art. 2284. Las obligaciones que se contraen sin convención, nacen o de la ley, o del hecho
voluntario de una de las partes. Las que nacen de la ley se expresan en ella.
Si el hecho de que nacen es lícito, constituye un cuasicontrato.
Si el hecho es ilícito, y cometido con intención de dañar, constituye un delito.
Si el hecho es culpable, pero cometido sin intención de dañar, constituye un cuasidelito.
En este título se trata solamente de los cuasicontratos.”
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- Daño emergente
Es la perdida actual en el patrimonio.
- Lucro cesante
Es la frustración de una legítima utilidad que hubiera incrementado el patrimonio de no haber
sucedido el hecho dañoso. Es todo aquello que deje de ganar por que se produce el hecho
dañoso.
El daño material por error se le asimila con el daño patrimonial, sin embargo, es un daño
apreciable externa o sensiblemente, en él se incluye el daño patrimonial como el daño
corporal.
Por su parte, en materia extrapatrimonial no referimos al Daño Moral, el cual es la
molestia o dolor no apreciable en dinero, ósea es el sufrimiento moral o físico que
produce un determinado hecho. El daño moral se incluyó precisamente por el
cumplimiento del principio de la reparación integral del daño. Para esto se acuña un
concepto: “Pretium Doloris”.
Antes la gran duda que existía es que el Art. 2331 supuestamente excluía el daño moral, por
lo que se discutía su inclusión, sobre todo porque en otros ámbitos de la responsabilidad
(como el Art. 19 N°4 de la CPR) aparecía expresamente consagrado. Sin embargo, se decía
que el CC lo excluía por el siguiente articulo:
ART. 2331 CC
“Las imputaciones injuriosas contra el honor o el crédito de una persona no dan derecho
para demandar una indemnización pecuniaria, a menos de probarse daño emergente o lucro
cesante, que pueda apreciarse en dinero; pero ni aun entonces tendrá lugar la indemnización
pecuniaria, si se probare la verdad de la imputación.”
Se decía que Bello excluyo la indemnización por daño moral. El profesor cree que esa era
una mala interpretación, ya que en la época de Bello no se pensaba en el daño moral, por lo
que no era una categoría que conocía, y difícilmente podía excluirlo. Así, no hubo una
intención de excluir nada.
Esto cambio hace aproximadamente 10 años, cuando el tribunal civil dijo que no procedía el
daño moral, por lo que el caso fue llevado al TC. Esta era una causa entre abogados que se
acusaban mutuamente de no haber respetado la sociedad, desarrollando el mismo giro de esta
fuera de la sociedad. El TC dijo que era totalmente inconstitucional estimar que se limitaba
el principio de la reparación integral del daño en esta materia. Luego de ello, hubo consenso
que estaba incluido la indemnización del daño moral.
La función del daño moral es una función al final un poco punitiva, es la conciencia del
juez que el resarcimiento puramente patrimonial es insuficiente.
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por lo que no pudieron abortar y tienen que soportar la carga de criar a un hijo con
discapacidades. Por esto es por lo que en Chile no se podía alegar cuando no se permitía el
aborto, pues el daño se daba en un ámbito ilícito (no había una expectativa licita al respecto,
pues era un ilícito abortar). Con el aborto en 3 causales se podría eventualmente pedir.
La doctrina es bastante superficial al respecto:
- Corral diría que esto es una abominación.
- Tapia estima que es incuestionable como derecho el Wrongful birth.
Por su parte, el Wrongful life supone que el niño demande por que tiene la incapacidad física
o intelectual. Para el profesor debe haber otro supuesto más; debe haber la posibilidad de
abortar y el profesor Carvajal tiene la impresión teórica de que debe haber cierta
disponibilidad de la propia vida (pues se dice que se prefiere morir antes que tener esa
vida), es decir, estar permitida la eutanasia. Para el profesor, esto último es necesario para
que sea una expectativa licita.
Hay otro caso más de negligencia médica; el caso en que por negligencia no se haya
detectado una enfermedad intrauterina que se podría haber tratado y, por ende,
sanado.
B. Wrongful conception
Algunos estiman que es una forma de Wrongful birth, aunque tiene algunas diferencias. Este
se refiere a el fallo de un método anticonceptivo, lo cual puede tener dos orígenes; el fallo
de un fármaco o por un fallo en una intervención quirúrgica. Así, no siempre se refiere
a un error médico.
La diferencia fundamental es que no requiere que el sistema jurídico admita el aborto,
lo cual es irrelevante para este supuesto. Esto hace que esta Wrongful conception sea más
“aceptada”, aunque sigue teniendo un gran contenido ético respecto al valor de la vida. La
regla general en Chile es que, si se admite en la jurisprudencia, especialmente con la
ayuda de la amplitud de la responsabilidad administrativa.
La STC de la ICA de Antofagasta Rol N° 373/2011, trata de un caso de un señor quien
deduce recurso de casación en la forma por la sentencia definitiva. En el caso ocurrió que
una señora que no quería tener más hijos, se ligó las trompas de Falopio, sin embargo, dicha
intervención no fue realizada con éxito (lo cual no fue reconocido por el medico hasta que
fue demandado). La mujer quedo embaraza de gemelos con síndrome de Down, por lo
que se demandó por Wrongful Conception.
Se dijo que “las obligaciones medicas en las intervenciones anticonceptivas son
obligaciones de resultados, además se falló al deber de información, de lo contrario hay
una contravención a la Lex Artis”.
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contractuales de los empleadores se somete a las normas del CC, la cual incluye a aquella
por el daño moral.
Un ámbito importante es respecto a los accidentes y muertes de trabajo. La demanda en caso
de accidentes es una demanda directa del trabajador en contra del empleador, la cual va a
considerar todo tipo de daño. Si el hecho dañoso es la muerte del trabajador, primer es
discutible que acciones correspondan al trabajador
- Por el daño patrimonial NO es discutible.
- Por el daño moral; es aún más difícil, ya que el trabajador está muerto y su daño,
el que cubre todo, es la muerte.
La situación excepcional se refiere a si la muerte no fue inmediata. El profesor cree que
no hay daño, más allá de la muerte. Si la muerte no es inmediata, pero es producto del
accidente, al profesor le parece que no hay daño corporal (que queda absorbido por la
muerte) pero si hay daño moral. Si la muerte es inmediata no hay daño corporal ni
moral, el cual si lo hay si la muerte no fue inmediata.
Lo que sin duda hay es daño por repercusión o rebote respecto de la familia, tanto en
el supuesto de que hubo un accidente como en el supuesto de que hubo muerte del
trabajador. ¿Dónde demanda la familia del trabajador la muerte? Cualquier abogado diría
que se demanda en Sede Civil (regla general en materia de indemnización), sin
embargo, en el derecho del trabajo la indemnización que se discute es la del trabajador
(indemnización contractual) y por ende se conocía en el Juzgado del Trabajo, no así la
de los familiares.
Esto implicaba, que, si una se conocía en sede laboral y la otra en sede civil, podía dar
lugar a decisiones contradictorias. Además, el régimen probatorio era más sencillo para
el trabajador en el Juzgado del Trabajo, que, para los familiares en Tribunales Civiles,
ya que se aplican el criterio de la sana critica, a diferencia de lo que ocurre en sede civil
donde opera la prueba tasada (MEDULAR).
Después de una modificación a las normas del CT, se pidió este pronunciamiento de
unificación de jurisprudencia a la CS, la cual lo concedió. La Ley 21.018 extendió la
competencia de los Tribunales de Trabajo, pasando los familiares a tener que cuidar a estos
tribunales. El derecho sustantivo que se aplica es el del CC. Todo esto desde el 14/7/2022.
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Hay una discusión entre Corral y Barros sobre el rol de previsibilidad. Para Barros
siempre está presente como un requisito propio de la RE. Para Corral es un requisito
que puede aparecer en la culpa. Estimamos que ambos tienen razón.
Francesco Ferrara, penalista italiano, dijo que imputar es poner un hecho a cargo de
alguien. La imputabilidad tiene 2 significados:
1. Se refiere a un juicio racional que se hace para atribuir un hecho futuro
probable. En este sentido la imputabilidad se confunde con la capacidad delictual,
por lo que en ese sentido hablamos de un sujeto imputable o inimputable.
¿A quién se le puede poner a su cargo esta imputabilidad (quienes pueden ser imputables)?
La respuesta es doble:
1- Al ofensor.
2- Al tercero civilmente responsable (responsabilidad por el hecho ajeno).
Esto a diferencia de lo que ocurre en el derecho penal, en donde el imputable es solo el autor.
2. (Más importante para la materia en cuestión) Consiste en la imputación, ósea,
es el juicio racional que se hace sobre a quién distinto de la víctima, se puede
atribuir un hecho ya ocurrido.
Este juicio de imputación es excepcional, pues la regla general es el CASUM SENTIT
DOMINUS (cada uno soporta sus “casos” -eventos, sucesos, infortunios, por lo que la
obligación de indemnizar por un tercero es excepcional). Los criterios que rigen este
juicio de atribución reciben el nombre de factores de atribución, los cuales son una decisión
de política legislativa para distribuir la responsabilidad entorno a un riesgo, por lo cual no
cabe preguntarnos hoy en día si son factores justos o no.
El factor clásico es el subjetivo (culpa y dolo; es el que sigue el CC), ello producto de que el
delito y cuasidelito al tiempo de la redacción del CC se estructuraban como un espejo del
pecado. Sin embargo, se ha avanzado a un factor objetivo, como el ejemplo típico del “riesgo
creado”, respecto del cual responderá quien introduce el riesgo. De hecho, se puede destacar
que es campo fértil del análisis económico del Dº para determinar cuál factor de atribución
es más rentable para una determinada sociedad.
CLASES DE CRITERIO DE ATRIBUCIÓN
1. SUBJETIVOS
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1. NEGLIGENCIA (comitiva)
2. IMPERICIA (Lex Artis)
3. IMPRUDENCIA (omisiva)
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manera deficiente, por lo que se ha elegido fruta pasada de madurez y con cualidades
insuficientes para entregarlas al exportador. ¿Quién responde? La respuesta en esta
materia es el equipo encargado de la cosecha. El transportista haya sido descuidado o no,
no es importante, no introdujo el riesgo pues con o sin refrigerador la fruta no estaba en
condición de entregarse.
Además, esta también el fin protector de la norma. El fin de protección de la norma nos
permite establecer el nexo causal, un hecho con sus respectivos daños. También nos permite
establecer quien es el responsable. Así tiene una doble función. Ej: atentado contra los
niños del colegio Apoquindo, el fin de la norma es su protección por lo cual se establece
tanto el nexo causal como la responsabilidad del colegio en sí (del director).
5. RELACION DE CAUSALIDAD
I. PLANTEAMIENTO
Determinar el concepto de causa no es algo fácil, pues en el comportamiento humano
intervienen varios factores. En el caso de un choque con una vieja, uno se podría cuestionar
que el motociclista estaba mirando el celular o se cruzó un perro, por lo que hay que
determinar cuál de todos esos factores es la verdadera causa del perjuicio sufrido.
Se les da el nombre de condiciones a todos los factores humanos y naturales que
intervienen en el hecho dañoso y que sin su existencia el hecho no se habría producido.
Causa es el factor o aquella condición especifica que produce el daño, prescindiendo de
los demás factores. Hay que ver cuál de todas las condiciones es la causa, aquella que causo
el daño.
II. CONCEPTO
En el CC no se exige explícitamente la relación de causalidad, pero se infiere a partir
de las reglas generales de los artículos 2314 y 2329 CC. Nuestro legislador no la define
(hay leyes, que como la ley de tránsito establece que se debe responder por los daños
causados por el accidente, pero en sí, el legislador no la define expresamente.). No obstante,
la doctrina señala que se puede extraer de las siguientes frases:
ART. 2314 CC
“Art. 2314. El que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es
obligado a la indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito
o cuasidelito.”
ART. 2329 CC
“Art. 2329. Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de
otra persona, debe ser reparado por ésta.”
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Esta teoría o máxima es muy usado en el Common Law, sobre todo respecto a los productos
defectuosos, en donde hubo una negligencia ajena al demandante. La gracia de esta máxima
es que va a invertir la carga de la prueba, por lo que no será el demandante quien deba
probar.
Todo esto se empieza a complicar con el surgimiento de nuevos daños que no responden a la
causalidad material u ontológica. Además, coincide con el análisis más profundo de una
conducta que hasta entonces estaba relegada: la omisión.
Barahona dice; “un criterio tan básico poco o nada podría aportar en el caso de
concurrencia de causas de conductas omisivas (ello es cierto porque de la nada no surge
nada – la nada no es físicamente causa de nada). Ninguna de estas teorías ayuda a la
causalidad respecto de una causa omisiva. Además, los daños extrapatrimoniales no
responden a estos esquemas de causalidad”.
Ej. Caso guardaparques que no fiscalizó a un grupo de scouts que hizo un fuego en un parque
que terminó por incendiar varias propiedades colindantes; fue determinado responsable
pues debía evitar esas conductas peligrosas, por lo que el daño de los vecinos se le atribuyó
a el – ahí no sirven las teorías materiales u ontológicas. Las normas ponen el daño de cargo
de CONAF – normativo.
De esta manera van a surgir la causalidad HIPOTÉTICA, VIRTUAL (COMO LA
LLAMAN LOS FRANCESES) O NORMATIVAS, en donde se va a valorar desde el
punto de vista del derecho, cuáles son los hechos que causan las consecuencias.
Se resuelve todo mediante el fin de protección de la norma, el cual exige una previsibilidad,
ya que el legislador no precave daños que no pudo calcular. Los daños incalculables son
aquellos respecto de los cuales no exista el conocimiento adecuado.
En esto volvemos al siglo XIX, se debe tener un conocimiento previo para establecer la
causalidad, mezclado esto con la omisión y la culpabilidad. Así, la previsibilidad se duplica
para establecer el fin de protección de la norma y solo se responde de los daños previsibles,
y se omite negligentemente respecto de hechos cuyas consecuencias son previsibles. ¿cuán
previsible debe ser? Algunos autores dicen que el juicio de causalidad de previsibilidad
es objetivo que depende del estado de conocimiento, mientras que el juicio de
previsibilidad para imputar la conducta es un concreto, es decir, si en ese determinado
caso está en posición de conocer o no. Esto cuando el factor de atribución es subjetivo, pues
si es objetivo, nos quedamos con una sola previsibilidad.
Si el factor de imputación es objetivo ello cambia, porque nos quedamos con una sola
previsibilidad – cuando se aplica un factor de imputación objetivo, y de un análisis causal
normativo, se introduce igualmente la imprevisibilidad, y eso tiende a moderar la
responsabilidad objetiva.
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La doctrina ha ido pensando que satisfacen este discernir normativo, señalando que estos
son:
1. EL DAÑO DEBE TENER UNA RAZONABLE PROXIMIDAD CON EL
HECHO ILICITO
Ej. El sujeto que se pelea con la señora, maneja con exceso de velocidad, se salta un disco
pare, y termina habiendo un choque. No se podría acusar a la señora como causante del
accidente.
2. LA DOCTRINA DE LA CAUSA ADECUADA
Postula que el hecho debe ser apropiado o adecuado para producir el daño desde la
perspectiva de un observador imparcial. Solo será causa del daño, aquella causa que sea
adecuada por sí misma para generarlo.
3. TEORIA DEL RIESGO CREADO
Se refiere al incremento del riesgo. En este caso se le imputa el daño a quien acrecienta
las posibilidades de este. La doctrina obedece a que dentro de los factores hay un riesgo
que uno mismo crea.
4. LA DOCTRINA DEL FIN PROTECTOR DE LA NORMA
Detrás de toda norma hay un interés que se pretende cuidar o proteger, por lo que si se
realiza una conducta que atente contra esos intereses, esa conducta será la que cause el
daño. Ej. En el derecho ambiental, si se me pide que haga un control respecto a la emisión
de gases y yo no lo hago, esa conducta seria la causa del daño.
5. QUE EL DAÑO SEA ATRIBUIBLE AL DOLO O CULPA GRAVE DEL
AUTOR
En la generalidad de los casos hay una multiplicidad de causas que producen el daño,
razón por la cual es muy importante analizar las hipótesis en las que se produce una
multiplicidad de causas.
1. LA PLURALIDAD DE RESPONSABLES
Supone que en la producción del daño interviene varias personas. Dentro de esta
hipótesis hay sub-hipótesis:
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Ej. 5 señores enemigos míos me empiezan a pegar y yo muero. El daño es la muerte (el que
abarca todo). ¿Son todos autores de la muerte? Depende la teoría aplicada, entonces para
que no, todos contribuyen a producir el efecto con sus diversos hechos En este caso todos
contribuyen.
No es posible aplicar el artículo 2317, lo que se determina es que todos contribuyen por
lo que se responderá a prorrata (salvo hipótesis dolosas). Hay legislaciones en que
establecen la responsabilidad solidaria, como el Codice italiano, pero nosotros no. Por lo
tanto, para efectos civiles serán responsables del daño a prorrata – ¿Qué significa eso? ¿en
partes iguales? eso sigue en la nebulosa.
2. Si el sujeto es indeterminado
Ej. El 19 de octubre de 2019 cuando entraban las turbas a los negocios.
En este caso en teoría se podría aplicar el artículo 2317, y verlo como un solo hecho
desde el punto de vista jurídico (esto en la doctrina), respondiendo todos de forma
solidaria. Sin embargo, los tribunales van a ser reacios a que se condene a atribuir la
responsabilidad solidaria, sino que va a tender a dividir a prorrata
Se plantea un caso de causalidad difuso, en donde se debe demandar a todos o a
ninguno. La jurisprudencia ha avanzado y se estima que cualquiera que estuvo en la
posición de causar ese daño es responsable y puede ser demandado.
iii. Cada responsable ejecuta un hecho distinto que es individualmente apto
para producir el daño con independencia de los demás hechos.
Este es el típico caso de la causalidad difusa, en donde hay varios candidatos, pero no
es posible determinar cual de ellos fue el causante concreto del daño. Ej. Las plantas de
energía atómica, se produce una explosión nuclear, en donde es muy difícil atribuirle la
culpa a alguien. En estos casos se ha dicho que la forma más razonable de responder es
distribuyendo proporcionalmente la indemnización por responsabilidad entre los
distintos candidatos.
2. CULPA DE LA VICTIMA
Ej. Alguien que estaba sacando un piano por la ventana, para lo cual la persona se pone
debajo del piano. Si el piano se le cae encima, será culpable igualmente pues hay una
exposición imprudente al daño.
Esto se puede deber por una exposición imprudente al daño o que no se haya adoptado
las medidas de seguridad que se encontraban a su alcance y que podrían haber evitado
o disminuido el resultado (Ej. Ponerse el cinturón de seguridad).
Aquí va a haber una REDUCCIÓN PROPORCIONAL de la indemnización;
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ART. 2330 CC
“Art. 2330. La apreciación del daño está sujeta a reducción, si el que lo ha sufrido se expuso
a él imprudentemente.”
Así el juez deberá ponderar o sopesar las culpas y establece la proporción del daño que
corresponde soportar al autor y a la propia víctima. En el caso del piano, el juez va a
sopesar cual era la calidad de la cuerda, porque se puso debajo del piano, etc. Puede ser que
la culpa de la víctima sea tal, que excluya de responsabilidad al demandado. Así, la
culpa de la víctima puede operar como causal de exclusión de responsabilidad del
demandado, lo que ocurre cuando el hecho inicial del demandado resulta insignificante
en la producción del daño final. Ej. Si el demandado le provoca un rasguño a la víctima,
al final le terminaron amputando la pierna ya que se le infecto por su negligencia durante
meses.
La culpa de la víctima ya sea como atenuante o como exclusión de responsabilidad, debe ser
aprobado por el demandado.
3. CASO FORTUITO
ART. 45 CC
“Se llama fuerza mayor o caso fortuito el imprevisto a que no es posible resistir, como un
naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos, los actos de autoridad ejercidos por
un funcionario público, etc.”
Dentro de la pluralidad de causas puede intervenir una situación extraña al hecho del
demando. La jurisprudencia es muy exigente a la hora de calificar un hecho como CF, el cual
debe reunir 3 requisitos:
1- Ajenidad o Exterioridad
2- Imprevisto
3- Irresistible
Esa evaluación del CF sebe ser atendida al caso concreto en el que se encontraba el
demandado. si se cumplen los requisitos, el CF será excluyente o eximente de la
responsabilidad, incluso si hay culpa del demandado (NO DOLO). Ej. Yo tengo las cosas
de alguien en una bodega la cual estaba mal construida y yo no sabía. Ocurre un terremoto,
se cae la bodega y se rompe todo. Aquí operaria como eximente de responsabilidad.
AUSENCIA DE CAUSAL DE JUSTIFICACIÓN/EXIMENTE DE
RESPONSABILIDAD
Son circunstancias que eximen de responsabilidad porque eliminan la antijuridicidad del
hecho voluntario.
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1. EBRIEDAD Y DROGADICCIÓN
En principio, si hay privación total de voluntad no podría constituirse ni el hecho antijurídico
ni verdaderamente la voluntad, pero en este caso ha existido una larga tradición (Santo
Tomás, Pufendorf, derecho canónico, Pothier y Bello) en la que el ebrio es responsable de
sus actos porque comete un doble pecado (ebriedad y aquello que hace en estado de ebriedad).
Así, Bello sigue este camino, pues el art. 2318 dice “el ebrio es responsable del daño causado
por su delito o cuasidelito”. Ejemplo: si estoy ebria y ofendo a alguien, deberé responder
por las injurias.
¿Qué pasa con quienes consumen drogas? algunos dicen que no aplican las reglas de los
ebrios, pero nosotros diremos que sí, sólo que no por analogía (pues las normas que
establecen sanciones son de interpretación estricta), sino por extensión, pues la palabra
“ebrio” si bien en principio se refiere al efecto del alcohol, la ebriedad aparece como un
estado mental que no proviene exclusivamente del alcohol. Esta interpretación por extensión
ha permitido desarrollar la teoría de la “actio libera in causa” (“acción libre en el origen”):
el borracho y el que consume drogas responden porque en el origen de su estado hubo una
acción libre. En los casos en que la acción libre está condicionada por una enfermedad
(drogadicto o alcohólico) da lo mismo (según esta doctrina) porque se entiende que igual hay
un acto libre. “El privado de razón no responde salvo que su estado se deba a un acto libre”.
2. EL EJERCICIO LÍCITO DE UN DERECHO
El que ejerce su derecho no comete daño, pues su hecho no es ilícito. Se permiten las
emisiones, aunque causen turbación a los demás, esto hasta que se transformen en inmisiones
(impiden al otro poseer lo que es suyo). Ejemplo: entro a un local comercial con aforo, por
lo que le impido entrar a otro.
3. EL CUMPLIMIENTO DE UN DEBER
En general exime de responsabilidad, pero no siempre exime de compensación. Ejemplo:
una grúa municipal se lleva un auto y lo abolla completamente, aquí no hay responsabilidad,
pero sí derecho a la compensación. Ejemplo 2: en cumplimiento de un deber el Estado puede
expropiar, pero igual debe compensar porque se trata de un sacrificio especial. Caso
especies protegidas: si, por ejemplo, un puma baja de un cerro y se come las ovejas de un
señor, él no lo podrá matar, pero por como funcionan las cosas en la práctica nadie le paga
una compensación (aunque debiera ser así).
4. ESTADO DE NECESIDAD
Es el inferir daño a la propiedad de otro para evitar un daño mayor en la propia. Esta
institución no existe en nuestro derecho civil, por lo que no es eximente. En doctrina se cita
el N°3 art. 2178 CC como ejemplo de estado de necesidad en contratos, pero el profesor cree
que eso no es así, pues se trata de un caso de culpa en concreto.
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De esta manera, nuestra llamada presunción de responsabilidad por el hecho ajeno es al final
una presunción de responsabilidad por el hecho propio, por no actuar con la debida diligencia
y por qué el empresario omitió. La única diferencia entre la omisión del principal y
cualquier otra omisión que da lugar a la responsabilidad civil es la CAUSALIDAD, ya
que el daño que sufrió la víctima es una consecuencia directa del hecho del dependiente
y no del principal (quien con su autoridad o conocimiento pudo haberlo evitado y no lo
hizo).
Ej. Si el dueño de la panadería sale a repartir el pan con su dependiente después de haber
estado toda la noche en una fiesta curaos. Atropellan a alguien mientras conducía el
dependiente ¿hay responsabilidad por el hecho ajeno? NO ya que los dos son coparticipes
del hecho que causa el daño (del mismo hecho) en base a los criterios de causalidad
modernos.
Ej2. En el caso del colegio Apoquindo, la directora tenía el deber de asegurar la seguridad
de los niños mientras estaban en el colegio (son dependientes también, además de los
auxiliares). Sin embargo, los niños fueron abusados. Los auxiliares cometieron un delito
civil por comisión, mientras que la directora omitió su deber ante todo con los niños al
cometerse el delito sexual, además de haber culpa in eligendo (pues había auxiliares con
antecedentes). Hay una omisión (de la directora) directamente relacionada por el daño
sufrido por los niños. Entonces, civilmente, ¿Cómo se configura el hecho ilícito? Hay una
comisión de los auxiliares y una omisión de la directora. ¿Se puede demandar
responsabilidad por el hecho ajeno? NO, se excluye ya que el principal en esta
responsabilidad de NUNCA ES EL CAUSANTE DEL DAÑO. Tampoco hay
responsabilidad solidaria, pues hay dos conductas distintas.
Posteriormente, códigos como el italiano o el suizo, volvieron a lo que decía el derecho
romano por razones económicas y sociales. Por lo que la responsabilidad vicaria ha vuelto a
ser una responsabilidad objetiva. Así, ¿porque responde el empresario? Porque es un
garante, responde por el riesgo. EN CONCLUSIÓN, EN NUESTRO PAÍS NO EXISTE
LA RESPONSABILIDAD VICARIA, PUES LA RESPONSABILIDAD NO ES
OBJETIVA, SINO QUE APLICA LA CULPA IN ELIGENDO Y VIGILANDO. ASÍ
HAY UNA RESPONSABILIDAD POR HECHO PROPIO, CON LA ÚNICA
DIFERENCIA EN MATERIA DE LA CADENA CAUSAL; EL DAÑO ES
PRODUCIDO POR EL DEPENDIENTE.
¿Quiénes son los principales superiores en nuestra legislación? (NO TAXATIVO):
ART. 2320 CC
“Toda persona es responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos
que estuvieren a su cuidado.
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Aquí se dice que la persona que tenía bajo su cuidado a quien produjo el daño, no será
responsable en la medida que ha actuado en términos y tales que, de haber ejercido todas las
facultades que la ley le confiere bajo esa posición, no se hubiere impedido la realización del
daño.
La jurisprudencia aquí es muy exigente y rara vez confiere esta excepción, pues hay una
exigencia muy grande; “el hecho debe ser inevitable, totalmente”. Es por esto que autores
sostienen que es una hipótesis de Responsabilidad Objetiva (lo cual es errado, pero es
verdad que debido a la forma en que esta redactado la exigencia es muy alta). En suma, la
exigencia es tan alta pues si uno lee el articulo da cuenta que da un poco lo mismo como
haya actuado quien tenía a cargo una persona, sino que lo importa es que el debe acreditar,
que, de haber sido diligente, hubiese sido imposible impedir el hecho gravoso (esto es como
según Rodrigo se interpreta correctamente el articulo). La jurisprudencia en cambio entiende
que la persona debo haber sido diligente, y que se debió haber hecho TODO para impedir el
hecho gravoso (ahí la exigencia).
ii. Para que opere esta presunción debe haber ciertos requisitos
Estos son;
- Tanto el tercero civilmente responsable como el actor sean capaces (capacidad
delictual) de ser responsables según las reglas de la RE. Si la persona es incapaz, no
se aplica el 2320 sino que el 2319.
ART. 2319 CC
““Art. 2319. No son capaces de delito o cuasidelito los menores de siete años ni los
dementes; pero serán responsables de los daños causados por ellos las personas a cuyo
cargo estén, si pudiere imputárseles negligencia”
- Para ser efectiva la responsabilidad del tercero civilmente responsable, es necesario
que la víctima acredite la culpa del actor, luego ella se podrá dirigir contra el tercero
civilmente responsable.
Si el actor es incapaz, este NUNCA SERÁ RESPONSABLE (NO HAY QUE PORBAR
SU NEGLIGENCIA). En ese caso solo hay que probar la negligencia de que tenia su
cuidado.
- La victima debe acreditar el vínculo; de modo que la entre el tercero y el actor haya
una relación de cuidado.
La ley dice que este vínculo se presume en las hipótesis del 2320 CC. Estos casos son;
- Así los progenitores son responsables del hecho de los hijos menores (menor a 18
años) que habiten en la misma casa.
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- Así el tutor o curador es responsable de la conducta del pupilo que vive bajo su
dependencia y cuidado.
- Así los jefes de colegios y escuelas responden del hecho de los discípulos, mientras
están bajo su cuidado; y los artesanos y empresarios del hecho de sus aprendices o
dependientes, en el mismo caso.
Lo importante es que siempre este bajo el cuidado del actor. La lógica tras esta norma
es que hay siempre una relación de cuidado, que lo convierte en que sea civilmente
responsable. Hoy en día, por razones de orden económico, la estructura empresarial ya
no supone generalmente estar siempre pendiente de sus dependientes.
El empresario al tener un deber de vigilancia, la jurisprudencia ha entendido que lo
importante en materia civil es que el actor participe dentro de una actividad
organizacional del empresario, lo que implica que el tercero civilmente responsable será
responsable en la mediada que tenga inferencia en la estructura de organización en que
se dio el hecho dañoso del actor. Ello demuestra que será muy difícil que el empresario
pueda invocar la excepción del Art. 2320 CC.
Como en el caso de los empresarios y dependientes ya no hay una relación de subordinación
y dependencias, la jurisprudencia exige que se acredite por la víctima hago mucho menos
que el vínculo de subordinación y dependencia; exige que el tercero civilmente responsable
pueda intervenir en la estructura organización en la que a participa el actor y que este
hay estado actuando en interés del tercero civilmente responsable (SOLO EN EL CASO
DE LA EMPRESA).
ART. 2322 CC
“Art. 2322. Los amos responderán de la conducta de sus criados o sirvientes, en el ejercicio
de sus respectivas funciones; y esto aunque el hecho de que se trate no se haya ejecutado a
su vista.
Pero no responderán de lo que hayan hecho sus criados o sirvientes en el ejercicio de sus
respectivas funciones, si se probare que las han ejercido de un modo impropio que los amos
no tenían medio de prever o impedir, empleando el cuidado ordinario, y la autoridad
competente. En este caso toda la responsabilidad recaerá sobre dichos criados o sirvientes.”
Dice que los amos serán responsables de los hechos de sus criados o sirvientes dentro del
ejercicio de sus funciones. Alessandri dice que el alcance de este artículo es mucho más
reducido del 2320 CC (precisamente por la expresión; “en el ejercicio de sus respectivas
funciones”). La jurisprudencia no le ha encontrado la razón a Alessandri, señalando que
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es mucho más exigente que el 2320 CC, ya que no debe acreditar solamente que era
imposible impedirlo (además de diligencia debida) sino que además debe acreditar que
el sirviente o criado haya actuado de un modo IMPROPIO.
Hay una presunción también en el 2321 CC;
ART. 2321 CC
“Art. 2321. Los progenitores serán siempre responsables de los delitos o cuasidelitos
cometidos por sus hijos menores, y que conocidamente provengan de mala educación, o de
los hábitos viciosos que les han dejado adquirir.”
2. PRESUNCIÓN DE RESPONSABILIDAD POR EL HECHO DE LAS COSAS
Tenemos que distinguir distintas hipótesis:
i. La responsabilidad por hechos de animales
ART. 2326 CC
“Art. 2326. El dueño de un animal es responsable de los daños causados por el mismo
animal, aun después que se haya soltado o extraviado; salvo que la soltura, extravío o daño
no pueda imputarse a culpa del dueño o del dependiente encargado de la guarda o servicio
del animal.
Lo que se dice del dueño se aplica a toda persona que se sirva de un animal ajeno; salva su
acción contra el dueño, si el daño ha sobrevenido por una calidad o vicio del animal, que el
dueño con mediano cuidado o prudencia debió conocer o prever, y de que no le dio
conocimiento.”
Si yo tengo un perro y este se suelta y muerde a otra persona, el dueño del perro va a
ser responsable. El dueño del perro puede haberse salvado de dicha responsabilidad si
acredita que “la soltura, extravío o daño no pueda imputarse a culpa del dueño o del
dependiente encargado de la guarda o servicio del animal”.
Ej. El dueño le entrego a título de comodato un pitbull con rabia a Juan. El dueño sabia que
tenia rabia, pero no lo dijo. Luego, el perro se suelta, muerde una persona y dicha persona
termino muriendo a causa de la rabia. El responsable sería el dueño.
¿Qué ocurre si Juan fue negligente, pues estaba paseando al perro sin correa ni bozal? Juan
es responsable de que lo haya mordido, pero no porque la otra persona murió.
¿Qué ocurre si con mayor cuidado pudo Juan haber sabido la enfermedad del perro, podría
haber sido responsable de la muerte? Cuando hay un vicio evidente, no es necesario su
notificación, por lo que sí podría alegar la responsabilidad por la muerte de la persona,
siempre que el vicio sea EVIDENTE.
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ART. 2327 CC
“Art. 2327. El daño causado por un animal fiero, de que no se reporta utilidad para la
guarda o servicio de un predio, será siempre imputable al que lo tenga, y si alegare que no
le fue posible evitar el daño, no será oído.”
Es un caso de responsabilidad objetiva, pues la ley siempre hace responsable al que tenga (no
necesariamente ser dueño) a quien tenga un animal fiero que no reporte utilidad para el
servicio de un predio o guardia de este (muy específica la utilidad) (fiero = bravío; es algo
objetivo, más allá de que una especie pueda reconocer el imperio del hombre en el caso
concreto. Ej. El mono por su especie es considerado un animal fiero, más allá de que alguien
pueda tener un mono de mascota).
EN CONCLUSIÓN
Se responde por parte del dueño o de quien se sirva del animal; sin embargo, el tercero que
se sirva del animal tiene acción contra el dueño si se configura el caso del inc.2. Así que estos
dos son los responsables.
Esto se complemente con la Ley 21.020 de tenencia responsable de mascotas, cuyos
art.2Nº6 y art.6; los dueños responden por sus mascotas, pero además se califica una
categoría especial de mascotas aplicables a los perros – animales potencialmente peligrosos
(art.6), respecto de los cuales se piden medidas especiales de cuidado. Un Reglamento o el
juez de policía local fijan cual animal pertenece a esta categoría.
ART. 2327 CC
El daño causado por un animal fiero, de que no se reporta utilidad para la guarda o servicio
de un predio, será siempre imputable al que lo tenga, y si alegare que no le fue posible evitar
el daño, no será oído.
En este caso (animal fiero) es una responsabilidad objetiva para el que lo tenga; no es el
dueño o el que se aproveche de él, de hecho, el articulo así lo establece claramente. Estos son
los animales del art.608 – viven libres e independientes no reconociendo el imperio del
hombre.
El SAG tiene controles sobre estos animales, de hecho, no todos ellos pueden ser objeto de
tenencia por particulares, por ej. pumas, murciélagos, abejas, entre otros. Las abejas son
animales fieros que pueden estar domesticados hasta que recuperan su libertad y pierden la
costumbre de regresar.
ii. Las ruinas del edificio
Se debe tener en cuenta varias disposiciones, incluso fuera del título de los delitos y
cuasidelitos; y también exige tener en cuenta la Ley General de Urbanismo y Construcciones
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(LGUC) – que complemente en esta materia al CC. También la acción posesoria art.932-933
CC.
ART.2323 CC
“El dueño de un edificio es responsable a terceros (que no se hallen en el caso del artículo
934), de los daños que ocasione su ruina acaecida por haber omitido las necesarias
reparaciones, o por haber faltado de otra manera al cuidado de un buen padre de familia.
Si el edificio perteneciere a dos o más personas proindiviso, se dividirá entre ellas la
indemnización a prorrata de sus cuotas de dominio”.
Trata dos cosas: el dueño del edificio que amenaza ruina se presume culpable si no ha
realizado los mantenimientos necesarios – esa es la base de la presunción; si hay copropiedad
la deuda se divide a prorrata como obligación simplemente conjunta.
Para que proceda la indemnización, el tercero afectado tiene que deducir una querella de
obra ruinosa – art.932-934 CC. Esta querella puede tener dos fines: i) pedir la demolición
del edificio; ii) pedir la inmediata reparación del edificio; dependiendo del estado en que se
encuentre. No se responde si la ruina del edificio acaece por caso fortuito (art.934).
El art.2003 trata el contrato de construcción, una forma de arrendamiento de obra, cuyas
normas son aplicables a este caso. Dentro de los 5 años siguientes al término de la
construcción se distinguen tres tipos de vicios o defectos que pueden causar daño: i) si el
vicio es de la construcción en sí, la responsabilidad recae en el empresario; ii) si el vicio es
del suelo, o sea si se construyó el edificio por ej. en zona arenosa o sin suficiente densidad,
la responsabilidad es del dueño del terreno, excepto que el empresario por su profesión u
oficio hay debido conocer de la mala calidad del suelo; iii) si el daño proviene de un vicio de
los materiales, depende de quien los haya provisto = si proveyó el empresario, responde él,
en cambio sí proveyó el dueño del terreno, responde el dueño del terreno excepto que el
empresario haya debido conocer en razón de su profesión la mala calidad de los materiales.
Estas responsabilidades del empresario en el art.2004 se extienden también al arquitecto que
haya participado en la construcción.
Desde el punto de vista procesal, la LGUC en sus art.18 y 19 establece las responsabilidades
y procedimientos. Si se trata de un propietario primer vendedor, la responsabilidad del primer
vendedor es objetiva, claro que puede repetir contra los responsables cuando estos hayan
actuado con culpa o dolo. Si la unidad aún no ha sido transferida a nadie, entonces responde
simplemente el dueño. Corresponde en este caso el procedimiento sumario, lo que es
importante porque los problemas de postventa caen aquí; y es más, excepcionalmente
también se puede acudir al procedimiento de la LPC, que tiene una serie de ventajas,
especialmente para los adquirentes de un propietario primer vendedor, basta con 6 afectados
(a diferencia de los 50 que es la regla general) para deducir una acción de clases / acción
colectiva bajo el procedimiento de la ley 19.496 art.51ss.
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“Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona,
debe ser reparado por ésta.
Son especialmente obligados a esta reparación:
1º. El que dispara imprudentemente un arma de fuego;
2º. El que remueve las losas de una acequia o cañería en calle o camino, sin las
precauciones necesarias para que no caigan los que por allí transitan de día o de noche;
3º. El que, obligado a la construcción o reparación de un acueducto o puente que atraviesa
un camino lo tiene en estado de causar daño a los que transitan por él.”
Estas son una idea de Alessandri que se funda en 3 consideraciones:
1. Respecto de la ubicación de la materia en el CC, ya que el art. 2329 es el que
continua las presunciones que ya se han hecho sobre el hecho ajeno (2320-2322) y
sobre el hecho de las cosas (2323-2328).
3. No tendría sentido, pues sería una reiteración de lo que ya ase ha tratado en el 2314
CC, siempre se debe preferir la interpretación de la ley en que esta tiene un sentido,
respecto de aquella que no tiene un sentido.
Nadie ha seguido la teoría de Alessandri, ya que simplemente de la lectura del articulo resulta
que para su aplicación se debe acreditar cada uno de los elementos del delito y cuasidelito.
Existe otra explicación más moderna de Corral que señala que aquí habría una
presunción de causalidad, pues se presume que los daños provienen de estas hipótesis.
Sin embargo, sobre esto tampoco se dice nada, por lo cual la teoría de Corral no es acogida
en tribunales.
Existe una teoría en algún sentido derivada de la de Alessandri, la cual se puede encontrar en
Paulo Rodríguez, que sintetizada señala que en estos casos el CC establece una
responsabilidad por riesgo, en ese sentido, se atribuye responsabilidad más bien por el
RIESGO (como factor de atribución), que por la culpa. Nadie ha seguido esta tesis. Son
importantes estas teorías porque, entre otras cosas, existe el principio dispositivo de
procedimiento civil, por lo que, si yo planteo un punto y la parte o dice nada, coopero nomás.
CASOS DEL ART. 2329 CC:
1. 1º. El que dispara imprudentemente un arma de fuego;
Imprudentemente, supone que fue con falta de cuidado (culpa), especialmente falta de
previsibilidad. En derecho civil no existe el grado de desarrollo del delito o cuasidelito que
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si existe en materia penal, por lo que no hay tentativa. Así, el que dispara imprudentemente
un arma es responsable si se consuma la acción y por ende, solo si daña a otro en sus bienes
o persona. De esta manera, no hay presunción de culpa ni presunción de causalidad.
Ej. (de la jurisprudencia judicial italiana): 3 amigos van de cacería, uno de ellos recibe el
balín que proviene del rifle de alguno de los otros 2 amigos, ya que alguno de ellos disparo
imprudentemente ¿Quién es responsable? Si miramos esto desde el punto de vista causal,
aplicando la teoría de la equivalencia de las condiciones, los dos son responsables, ya que
ambas condiciones son equivalentes. Si vemos la cosa desde la causa adecuada, ninguna
seria la causa adecuada ya que el daño es cierto y resarcible cuando existe una prueba al
menos alta en cuanto a probabilidad.
2. 2º. El que remueve las losas de una acequia o cañería en calle o camino, sin las
precauciones necesarias para que no caigan los que por allí transitan de día o de
noche;
Se debe realizar la actividad de remover las losas, acreditando que no se tomaron las
precauciones necesarias.
3. 3º. El que, obligado a la construcción o reparación de un acueducto o puente que
atraviesa un camino lo tiene en estado de causar daño a los que transitan por él.”
Aquí también se debe acreditar que estaba en un estado de causar daño. Podría aplicarlo
a cualquier tipo de daño, pues no especifica. Se amplia por ende en virtud de la reparación
integral del daño y la elevación del Alterum non laedere.
CLÁUSULAS MODIFICATORIAS Y EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD
Es posible acordar o fijar cláusulas respecto de la responsabilidad extracontractual. Se pueden
asumir riesgos, de hecho, eso es lo que hace con el contrato de seguros. Esos acuerdos no
pueden eximir de dolo ni de la culpa grave, pues habría objeto ilícito. Se puede asumir la
responsabilidad incluso por el caso fortuito. Si es que existen las cláusulas existen y ya.
ACCIÓN DE RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL.
I. SUJETOS DE LA ACCIÓN: son el sujeto pasivo y el sujeto activo. Desde el
punto de vista de la acción el sujeto pasivo es el demandado y el sujeto activo es
el demandante, pero desde este punto de vista pueden ser sujetos pasivos de la
responsabilidad extracontractual:
A. El causante de daño.
B. Los herederos del causante del daño.
C. El tercero civilmente responsable.
D. El que obtiene provecho del dolo ajeno.
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ART.2316: “Es obligado a la indemnización el que hizo el daño, y sus herederos. El que
recibe provecho del dolo ajeno, sin ser cómplice en él, sólo es obligado hasta concurrencia
de lo que valga el provecho”.
- Es igual al dolo como vicio del consentimiento.
- Lo que se prohíbe es el enriquecimiento ilícito, por lo que quien se aprovecha del dolo ajeno
debe restituir hasta la concurrencia del monto de ese provecho (límite) siempre que no exista
algún título para justificarlo, porque si existe un título no se trata de un enriquecimiento que
acrezca de causa, pues en ese caso hay un enriquecimiento licito.
Ejemplo, la cutufa (estafa piramidal). Con este caso comenzó una serie de acciones penales
y civiles y ante el desastre de los inversionistas varios profesores de derecho civil decían que
había dolo por el ART.2316, pero hubo personas que se aprovecharon del dolo ajeno
(primeros inversionistas) y que van a tener que restituir hasta la concurrencia del monto de
su provecho. Con esto se produjo una discusión y ahí la corte zanjó el asunto y dijo que había
un provecho que no carecía de título, por lo que no hay enriquecimiento a costa de dolo ajeno,
sino que simplemente había cumplimiento de una obligación propia pues había título, por lo
que no se aplicaba el ART.2316 CC.
Ejemplo, si un delincuente roba para su mamá un televisor, ella debe restituir el televisor
porque esa es la concurrencia del provecho.
II. LEGITIMADOS ACTIVOS: QUIENES PUEDEN DEMANDAR LA RE
DEPENDE:
A. Si el daño es en las cosas hay una regla, ART.2315 CC. Puede demandar:
- El dueño o el poseedor de la cosa y sus herederos.
- El titular de un derecho real de la cosa.
- Meros tenedores que son deudores de la cosa siempre que el dueño esté ausente.
ART.2315 CC
“Puede pedir esta indemnización no sólo el que es dueño o poseedor de la cosa que ha
sufrido el daño, o su heredero, sino el usufructuario, el habitador o el usuario, si el daño
irroga perjuicio a su derecho de usufructo o de habitación o uso. Puede también pedirla en
otros casos el que tiene la cosa con obligación de responder de ella; pero sólo en ausencia
del dueño”.
B. Si el daño es en las personas no hay una regla pero se acude al ART.2314. En
virtud de este ART se deduce que son sujetos activos:
- La víctima, sea directa o por repercusión o rebote.
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- O sus herederos.
ART.2314 CC
“El que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la
indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito”.
- Esto se aplica en materia de DDHH y laboral.
III. OBJETO DE LA ACCIÓN: ES TODO DAÑO.
ART.2329 CC
“Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona,
debe ser reparado por ésta. Son especialmente obligados a esta reparación:
1º. El que dispara imprudentemente un arma de fuego;
2º. El que remueve las losas de una acequia o cañería en calle o camino, sin las precauciones
necesarias para que no caigan los que por allí transitan de día o de noche;
3º. El que, obligado a la construcción o reparación de un acueducto o puente que atraviesa
un camino lo tiene en estado de causar daño a los que transitan por él”.
El daño puede ser presente o futuro y cumplir con sus requisitos, pero lo más relevante es
que sea cierto. No importa que los efectos de la conducta se produzcan en el futuro mientras
se pueden demostrar lo que va a tener.
Queda fuera el daño contingente o eventual (aquel que no hay certeza si es que va a ocurrir)
porque para éstos hay otra acción al no cumplirse los supuestos de delito o cuasidelito. Si el
daño contingente o eventual amenaza a personas indeterminadas hay una acción
popular (cualquiera la puede deducir), si en cambio, el daño contingente o eventual
amenaza a una persona determinada hay una acción individual que sólo el amanerado
la puede deducir.
ART.2333 CC (ACCIÓN POPULAR)
“Por regla general, se concede acción popular en todos los casos de daño contingente que
por imprudencia o negligencia de alguien amenace a personas indeterminadas; pero si el
daño amenazare solamente a personas determinadas, sólo alguna de éstas podrá intentar la
acción”.
El denunciante va a obtener una recompensa (ART.948) y además va a obtener un
reembolso de las costas (ART.2334).
PLAZO DE PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN (ART.2332)
ART.2332 CC
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“Las acciones que concede este título por daño o dolo, prescriben en cuatro años contados
desde la perpetración del acto”.
El plazo es de 4 años, pero se cuenta desde la perpetración del acto. El CC es muy claro desde
cuándo se cuenta el plazo de prescripción; desde que se ejecutó la conducta.
Esta regla es clara pero injusta porque muchas veces los daños se observan con posterioridad
a la comisión de la conducta y la víctima no puede darse cuenta que se comete el delito o
cuasidelito sino hasta que aparecen los daños.
Para esto el profesor Enrique Barros tiene una teoría que dice que el plazo de prescripción en
estos casos se comienza a contar desde la época en que es posible apreciar el daño. Se debe
señalar que el acto que comete el daño es el delito o cuasidelito y uno de los requisitos del
delito o cuasidelito es el daño. No es un argumento que agote el asunto, pero los tribunales
han tendido a aceptarlo por razones de justicia material.
La justicia material se ataca diciendo que incluso si este fue el fundamento el demandante
tuvo plazos más que suficiente para hacerlo. Esta es una discusión abierta hoy en día y se
debe observar caso a caso.
EL PROBLEMA DEL LLAMADO CÚMULO O CONCURRENCIA DE
RESPONSABILIDADES
No se debe confundir con el cumulo de indemnizaciones; el problema de si se puede acumular
o reunir dos indemnizaciones por un mismo hecho, al cuyo respecto hay que decir que NO
se puede pues de lo contrario se infringe la prohibición del enriquecimiento sin causa. Esto
cobra especial importancia en materia de daños.
Cuando se discutió la reforma al CCO respecto del seguro, se trataron estos puntos. Se trato
la acción que tiene la compañía de seguros contra quien provoco el siniestro, resolviéndose
que podía dirigirse contra quien había provocado el siniestro. Esto era debatido porque el
contrato de seguro consiste en que el asegurador se hace pagar una prima por asumir un
riesgo, por lo que su asunción de riesgo ya está pagada, por lo que si ya está pagada y la
compañía luego del siniestro se dirige contra el autor, se está haciendo pagar 2 veces
produciéndose un enriquecimiento sin causa. No obstante, en la práctica de alguna manera la
empresa de seguros cobra dos veces.
Por su parte el cúmulo de responsabilidades si se admite. El problema consiste en que al
deudor de una obligación que está regido por las normas de la responsabilidad contractual
(deudor en virtud del contrato, cuasicontrato y la ley) se le pueden aplicar las normas de la
responsabilidad extracontractual, si concurren ambos estatutos o regímenes.
¿Cuál es la relevancia de este problema? la relevancia radica en las diferencias de la
responsabilidad contractual y extracontractual, y, por ende, en las ventajes que tiene para el
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6. En los casos de RC por culpa grave puede ser más conveniente desde el punto de
vista probatorio la RE, pues en este caso se responde de culpa leve (es menor la
negligencia, por lo que es más fácil probarla).
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Para el profesor Carvajal no es una zona de frontera, pues es una extrapolación que es ajena
a nuestro ordenamiento, y que en todo caso se rige por la RC. Dice lo mismo respecto de la
responsabilidad post contractual.
Luego norma casos realmente complejos:
i. Casos de contrato de transporte.
ii. Contrato de trabajo en cuanto a las lesiones y muertes.
iii. Responsabilidad médica.
Precisamente aquí radica el problema del cumulo, el cual siempre se produce por
incumplimientos de tal magnitud que producen RE. De acuerdo con la teoría más tradicional
francesa la RE es residual (es solo un apéndice para ciertos casos), es decir, son teorías que
realmente no asimilan el giro moderno a un derecho de daños.
III. Hernán Corral: Es el primero que analiza el problema conforma los principios que
suponen la nomenclatura del Derecho de Daños. Corral dice que el problema es uno:
si el acreedor por si y ante sí, ante el caso de incumplimiento contractual, puede optar
por la RE, porque le resulta ventajoso (en cualquiera de la hipótesis que ya
mencionamos). Corral dice que por supuesto que se puede optar por que el vinculo
contractual no exime de los deberes generales de la vida en sociedad. Ello quiere decir
que no exime del principio Alterum Non Laedere (no llega a decir que este sea el
derecho común o la regla general).
Corral dice que siempre puede optar en su conveniencia, salvo en un caso; salvo que
quiera eludir alguna materia que ha sido objeto de una cláusula expresa en el contrato,
como la típica; la asunción de un riesgo por parte del acreedor. Señala que el contrato no
exime de estos deberes generales de la vida por una expresión particular;
1) El contrato no demarca un no derecho general.
2) El contrato no da cuenta de una voluntad presunta de someterse únicamente al estatuto de
responsabilidad contractual porque resulta que para ese efecto se requiere de un pacto
expreso.
3) Se dice que el contrato supone una renuncia a la acción de responsabilidad
extracontractual; a lo que Corral dice que dicha renuncia debe ser expresa y no se puede
presumir.
4) Corral dice que no se infringe el principio de especialidad ya que la RC no es más especial
que la RE, pues para eso ambos estatutos deberían regular la misma materia, siendo uno
especial respecto de otro. Sin embargo, no regulan la misma materia, sino que hablamos de
ciertos casos en donde ambos estatutos se intersecan, por lo que no se debe aplicar el principio
de especialidad.
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5) Tampoco se afecta la certeza jurídica, porque las reglas generales de la vida social de la
RE no son reglas inciertas, sino que también son ciertas.
6) Respecto a que la opción puede ayudar a eludir obligaciones del contrato, Corral es la
única critica que el concede, por lo que es la única limitante que el admite a la opción de la
concurrencia de Responsabilidades.
IV. Enrique Barros; Para él es mucho más claramente el principio general el Alterum
Non Laedere, por lo que para él es más evidente que se trata de aplicar las reglas
comunes de la convivencia como regla general, por lo que admite la opción. Para
Barros es mucho más acentuados este derecho que para Corral (también admite la
limitante de Corral), aunque los efectos prácticos son los mismos.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DE LAS PERSONAS
JURÍDICAS
Hasta el año 1943, en nuestro país se sodio a raja tabla una sola doctrina; aquella de la persona
ficticia, precisamente porque el CC las define así:
ART. 545 CC
“Art. 545. Se llama persona jurídica una persona ficticia, capaz de ejercer derechos y
contraer obligaciones civiles, y de ser representada judicial y extrajudicialmente.
Las personas jurídicas son de dos especies: corporaciones y fundaciones de beneficencia
pública. Las corporaciones de derecho privado se llaman también asociaciones.
Una asociación se forma por una reunión de personas en torno a objetivos de interés común
a los asociados. Una fundación, mediante la afectación de bienes a un fin determinado de
interés general.
Hay personas jurídicas que participan de uno y otro carácter.”
Estas no son las únicas PJ, sino que nuestro CC se tomó de manera super innovadora
la teoría de Troplonc de que las sociedades también son PJ. Nuestro CC abraza la teoría
de la Ficción de Savigny, sin lugar a duda.
Esta es la teoría de las PJ de Savigny; quien dice que las PJ no existen, sino que solo
existen las personas naturales, sin embargo, para lograr los fines de las personas
naturales se realiza una extensión que solo existe en el derecho, otorgándoles capacidad
y por tanto individualidad. Esa capacidad es para tener un patrimonio y PARA SER
DUEÑOS. Bajo este paradigma era imposible que la PJ cometiera un hecho ilícito civil, pues
estos los cometían las personas naturales que formaban parte de la PJ, la cual no podía actuar
con culpa ni dolo, pues es un ente ficticio. Tampoco ese ente ficticio podía obrar de manera
ilícita, pues este solo podía obrar dentro del objeto estatutario social, el cual jamás podía
abarcar hechos ilícitos, pues habría objeto ilícito y la PJ seria nula. Esto es muy importante
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y se debe tener en cuanta, sobre todo porque es una norma de orden público, que supone un
límite.
Hay dos principios fundamentales de las personas ficticias, que subyacen a nuestra
persona jurídica:
1. Universitas distat a Singulis (Pothier); es una persona distinta a los individuos que
la componen. Esto se menciona en el art. 2053 inc. 2.
2. La persona jurídica existe como una ficción de la autoridad para atribuirle capacidad
de goce, especialmente para que pueda ser titular del derecho de propiedad. Claro que
por ser un ente ficticio y no un ser humano, entonces el ente ficticio carece de
capacidad de ejercicio.
La existencia de la PJ es IDEAL, por lo que no puede realizar un acto MATERIAL, por lo
que tienen que actuar por medio de sus representantes, razón por la cual la teoría de la ficción
se llama también “Teoría de la Representación”. Así, se encuentra en la misma situación que
un demente o infante, al tener capacidad de goce, pero no de ejercicio.
Nuestro CC lo decía así; por ejemplo, el art. 557 CC, decía (no ahora) que los inmuebles de
una corporación se enajenaban de manera similar que en el caso de los menores. El art. 558
decía que los acreedores de las corporaciones tienen acción contra sus bienes como contra de
los de una persona natural bajo tutela. El art. 43 original decía que son representantes legales
de una persona, el padre o marido, su tutor o curador y lo son de las PJ los designados ene l
art. 551 CC, es decir lo mismo que las personas incapaces. El art. 1447 sobre la capacidad,
en su inciso tercero señalaba; son también incapaces los menores adultos que no han obtenido
autorización de edad, las mujeres casadas, interdictos, los religiosos y las personas jurídicas.
De esta manera, este último art. De manera expresa declaraba incapaces a las PJ en materia
contractual.
En el art. 2319 en materia de incapacidad para la RE NO se mencionaba la PJ, ello porque
no era necesario, pues era obvio. La única RE que podía recaer en una PJ era la RE por el
hecho ajeno (Art. 2320 CC). Los fundamentos de esta irresponsabilidad eran:
1. La incapacidad de realizar actos materiales.
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“Art. 552. Los actos del representante de la corporación, en cuanto no excedan de los límites
del ministerio que se le ha confiado, son actos de la corporación; en cuanto excedan de estos
límites, sólo obligan personalmente al representante.”
Parecía claro a partir de este art. que todo aquello que excede el objeto estatutario no
pertenece a la actuación y ministerio de los representados, y solo obligan personalmente al
representante. Claro Solar decía que, sin la representación, la PJ no podía existir.
La situación se mantuvo así hasta 1943, hasta que Arturo publica su tratado de RE e
introduce una noción diferente a la de Savigny, la cual es de Otton Von Gierke; la de la
noción de la asociación como una organización o la Teoría del Órgano. Junto con ello,
la “Culpa de la Organización”.
Esta teoría dice que en la PJ existe una organización, que es un conjunto de vínculos
económicos y sociales previos a su reconocimiento. En esta organización EXISTIRAN
elementos llamados órganos, que serán aquellos que con su voluntad obligan
directamente a la organización. Esta es la doctrina más seguida actualmente, seguida
por Ducci, Barros, etc. Hay que tomar en cuanta una modificación para el estudio de esta
teoría: de la Ley 7612 de 1941, en donde se le reconoció capacidad de ejercicio a las PJ,
borrándose las disposiciones de los art. 557, 558, 43 y 1447, no modificándose el 2319 porque
no había sido necesario mencionar en el a las PJ.
De esta manera se pierde uno de los fundamentos más importantes de la teoría de la ficción,
quedando solo el Universitas distat a sungilis. La teoría original de la organización Otton
Von Gierke, quien estaba preocupado de dar mayor responsabilidad a la PJ. Esta teoría se
va a incorporar con la interpretación de Alessandri respecto de los ss. Art;
1. En su época el Art. 39 del Código de Procedimiento Penal, que corresponde más
o menos al Art. 58 del Código Procesal Penal.
ART. 58 CPP
“Responsabilidad penal. La acción penal, fuere pública o privada, no puede entablarse sino
contra las personas responsables del delito.
La responsabilidad penal sólo puede hacerse efectiva en las personas naturales. Por las
personas jurídicas responden los que hubieren intervenido en el acto punible, sin perjuicio
de la responsabilidad civil que las afectare”.
Alessandri decía que era claro que la PJ podía incurrir en responsabilidad civil
extracontractual. Sin embargo, no es tan evidente, pues desde siempre, todos los autores
habían reconocido que la PJ podía ser responsable por el hecho ajeno y aquí el CPP no
distingue la clase de RE que recae sobre la PJ.
2. Pone a su favor la derogación de las normas a raíz de la Ley 7612.
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Con esto en mente, señala que conforme al art. 550 CC se reconoce la teoría del órgano,
porque dice:
ART. 550 CC
“Art. 550. La mayoría de los miembros de una corporación, que tengan según sus estatutos
voto deliberativo, será considerada como una asamblea o reunión legal de la corporación
entera.
La asamblea se reunirá ordinariamente una vez al año, y extraordinariamente cuando lo
exijan las necesidades de la asociación.
La voluntad de la mayoría de la asamblea es la voluntad de la corporación.
Todo lo cual se entiende sin perjuicio de las modificaciones que los estatutos de la
corporación prescribieren a este respecto.”
(Antes decía “Sala”, lo cual se cambia el año 2011)
La asamblea es el órgano que no manifiesta una voluntad como lo hace un representante
generalmente, sino que manifiesta directamente la voluntad de la corporación. No ocurre lo
mismo en el art. 1448 CC sobre la representación, en donde el representante manifiesta su
propia voluntad y los efectos recaen en el patrimonio del representado. Aquí la norma dice
otra cosa.
3. Reinterpreta el art. 552 CC
ART. 552 CC
“Art. 552. Los actos del representante de la corporación en cuanto no excedan de los límites
del ministerio que se le ha confiado, son actos de la corporación; en cuanto excedan de estos
límites, sólo obligan personalmente al representante.”
Alessandri se pregunta por los límites del ministerio, señalando que en una organización
(realidad social previa a su forma jurídica) se tiene que entender como el GIRO
ORDINARIO, la actividad habitual, por lo que es claro que si el representante obra fuera del
giro ordinario se obliga personalmente, pero si actúa dentro del giro ordinario, el
representante que constituye la voluntad de la organización, obliga a la organización. Esta
actuación puede ser una ilícita; dentro del giro ordinario pero ilícita. Ej. Si el directorio
decide realizar un acto de competencia desleal, obra dentro del giro de la empresa pero
realizando un hecho ilícito. Así la PJ misma se obliga y no solo la asamblea. Así la PJ es
capaz de ser responsable extracontractualmente por el hecho propio.
ELEMENTOS DEL DELITO Y CUASIDELITO RESPECTO DE UNA PJ
1. EL HECHO
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COMPLEMENTADA CON LAS OBRAS DE HERNÁN CORRAL, IÑIGO DE LA MAZA, LUIS DIEZ
PICAZO Y LOS APUNTES DE JUAN ANDRÉS ORREGO
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Desde luego que pagando (1568 CC) pero también de cualquier otra forma análoga al
pago que se debe. Así la amplitud es mayor.
EJ. Una Isapre tenía un convenio preferente con la Clínica Alemana del 90% de cobertura.
Esto se desarrolló así durante varios años hasta que de un momento a otro se avisa que se
cambia la cobertura a la clínica UC San Carlos. Un abogado se quejó pues el llevaba toda
la vida atendiéndose en la Clínica Alemana y esto había contratado. Los abogados de la
Isapre intentaron traspasar el interés del derecho de contratación moderno a nuestra
legislación, diciendo que hay una causa sobreviniente imprevista, pues el cambio no se debe
a un capricho, sino que la Clínica alemana aumento los costos a tal punto, sin aviso, que el
negocio a la Isapre le era inviable. A raíz de esto, es que la Isapre busco una alternativa que
satisficiera igualmente el interés de los afiliados. ¿Se puede hacer esto en nuestro
Ordenamiento? Los abogados de la Isapre decían que SI, por el siguiente art.;
ART. 1093 CC
“Art. 1093. Si el modo es por su naturaleza imposible, o inductivo a hecho ilegal o inmoral,
o concebido en términos ininteligibles, no valdrá la disposición.
Si el modo, sin hecho o culpa del asignatario, es solamente imposible en la forma especial
prescrita por el testador, podrá cumplirse en otra análoga que no altere la substancia de
la disposición, y que en este concepto sea aprobada por el juez con citación de los
interesados.
Si el modo, sin hecho o culpa del asignatario, se hace enteramente imposible, subsistirá la
asignación sin el gravamen.”
Con el modo sin culpa, se puede cumplir de manera análoga. Este era el fundamento de los
abogados de la Isapre. La Corte dijo que NO SE PUEDE, YA QUE EN NUESTRO
SISTEMA DE CONTRATOS NACEN OBLIGACIONES, LAS CUALES SE PAGAN
(1568 CC) EXACTAMENTE DE LA FORMA DEBIDA. La norma del modo es una norma
excepcional del testamento, el cual responde a un principio de los testamentos; Favor
Testamenti (siempre se está a la forma que, de validez del testamento, pues su emisor se
murió). Como toda norma excepcional esta NO se puede interpretar por analogía.
La teoría general del contrato obliga a remontarse hasta antes de la teoría del negocio jurídico,
y llegar al CC en el art. 1438, PUES EL CC NO RECIBIÓ LA TEORÍA DEL NEGOCIO
JURÍDICO, SINO QUE SIGUE EN ESTE PUNTO LA TRADICIÓN ROMANA
FRANCESA, que se centra en la noción general de CONVENCIÓN. Esto se demuestra por
un ejemplo:
ART. 1438 CC
“Art. 1438. Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra
a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas personas.”
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Así, se requiere de una convención y una obligación para que haya contrato. Frente a esto
tenemos la categoría de los contratos marco. Estos contratos marco generalmente de
distribución o suministro, son contratos que se celebran para regular futuras relaciones
contractuales, por ejemplo, la universidad con sus proveedores. Estos contratos son muy
frecuentes también en los sindicatos. Si yo litigo en base a los manuales y no la ley y me
preguntan si acaso el contrato marco es un contrato, la mayoría diría que SI, ya que
confrontan ese acuerdo con la definición del contrato como negocio jurídico (contrato es la
manifestación de la voluntad de dos o más partes hecha con la intención de crear un
derecho). Sin embargo, esto es solo para la teoría del negocio jurídico, pues en base a la art.
1438 CC indudablemente el contrato marco no es un contrato, pues si bien podemos decir
que es una convención, de esta convención no nace ninguna obligación, y si de esta no nace
una obligación ejecutable no hay contrato.
HISTORIA
“Contrato” es un término romano que utilizaba Ulpiano en el fragmento 2.14.1.7, el cual
habla sobre los pactos, dentro de cuyo tratamiento Ulpiano va a decir;
“las convenciones pueden ser pactos, pero cuando tienen un nombre (ósea una acción
típica) se llaman contratos”
Así, el pacto es cualquier acuerdo que no tiene acción típica, sino que lo único que tiene
es una excepción. Mientras que el contrato es el acuerdo típico que por lo tanto tiene
una acción típica.
Ulpiano dice que no hay ningún contrato que no encierre detrás de si una convención.
Esto es lo más cercano que tuvieron los romanos a una teoría de los contratos. La
tipicidad romana decayó, sin embargo, durante todo el derecho común los contratos
siguieron siendo típicos. De hecho, en las VII partidas hay varios tratamientos de distintos
contratos.
Sin embargo, desde la edad media, comienza de forma latente a desarrollarse una idea, la
cual se denominó "El consensualismo”. Con la herencia romana la forma más habitual de
obligarse era la estipulación. Pero esto resulta incómodo por su formalidad, además, dicha
formalidad se prestaba para fraudes. Así hubo dos vertientes que buscaban que todo acuerdo
sea obligatorio:
1. La doctrina de la iglesia, Se postulaba que toda obra humana debía estar destinada
a la salvación, incluso el derecho. Por lo que el derecho no podía dar lugar al pecado.
El sistema de contratos típicos era un mal sistema por que permitía mentir y mentir
era pecar. En definitiva, la doctrina canónica se encontraba muy preocupada por una
serie de motivaciones de orden ético y religioso como las que imponen el deber de
fidelidad de la palabra dada y el deber de la veracidad.
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2. Segundo, dice que hay convenciones para crear derechos, otras para modificar
derechos y otras para extinguir derechos.
3. Finalmente postula su definición; el contrato es una convención por la cual las dos
partes recíprocamente, o solamente una de las dos, prometen y se comprometen
[engagement] hacia la otra a darle alguna cosa, o a hacer o no hacer alguna cosa.
Así se asienta por primera vez el principio del consensualismo; pues todos los
contratos son consensuales salvo aquellos expresados por la ley. Pothier coloca
el acento en el “compromiso” ejecutable jurídicamente, que es el objeto del
contrato. Es por esta razón que distinguirá el contrato de aquellos compromisos que
se hacen sin la intención de dar al beneficiario el derecho de exigir el cumplimiento,
por ejemplo, si un padre promete al hijo un viaje de vacaciones si aprovecha bien su
tiempo de estudio.
Los codificadores franceses acogerán plenamente el concepto de contrato de Pothier,
pero en vez de “comprometer” preferirán el verbo “obligar”, lo que pasa al art. 1101
del Code:
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Artículo 1101, Capítulo 1°, Título III, Code. “El contrato es una convención por lo cual
una o más personas se obligan hacia una o más personas, a dar, a hacer, o a no hacer alguna
cosa”.
Esto es criticado por los juristas franceses, pues el contrato es una especie de convención ¿en
qué sentido? La convención puede servir para crear, modificar o extinguir un derecho y aquel
pareciera reducirse solo a crear un derecho. Además, quedan fuera de esta definición los actos
unilaterales y los bilaterales cuyo objeto no sea generar una o más obligaciones.
En el panorama chileno, Andrés Bello mantuvo esto hasta 1853:
PROYECTO DE 1841-1845 →
Art. 1. Contrato es una convención por la cual una parte (que puede ser una o muchas
personas) se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa.
PROYECTO DE 1846-1847 →
Art. 1. Contrato es una convención por la cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer
o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas personas.
PROYECTO DE 1853 →
Art. 1615. Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a
dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas personas.
CÓDIGO CIVIL DE CHILE DE 1856 →
Art. 1438. Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a
dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas personas.
En un principio Bello recogería como modelo la definición del Code de su art. 1101. La
originalidad de Bello, respecto del Code, consiste en introducir el concepto técnico de
“parte”, si bien especificando que una parte puede estar constituida por una pluralidad de
personas. Ya en el proyecto de 1846-1847, Bello introduciría la frase aclaratoria relativa a la
pluralidad de personas de los paréntesis para colocarla a continuación de la definición tras
punto seguido, con lo cual se amplía su alcance a ambas partes del contrato.
Respecto a la pluralidad de las partes, la doctrina francesa no ha reparado mayormente en
este punto, salvo algunos autores como en el Tratado de Riper y Boulanger en donde se
advierte que la noción misma de contrato implica que hay por lo menos dos personas partes
del contrato, que tienen la voluntad de crear entre ellas una relación jurídica. Se ha puesto
relieve que debe distinguirse, así, el contrato del acto unilateral, que produce obligaciones en
casos excepcionales.
En el proyecto de 1853 se produce una reforma de gran envergadura. El contrato no es
definido como convención sino como “un acto”, pasando a ser el término convención
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sinónimo de contrato. En este cambio se insinúa la influencia de Savigny y su teoría del acto
libre y de la declaración de voluntad. De lo anterior, podemos afirmar que las fuentes directas
del precepto son la doctrina de Pothier, el art. 1101 del Code y el comentario de Delvincout
en su Cours de Code Civil respecto a la equivalencia entre los términos contrato y
convención. El uso de la palabra “acto” induce a también a pensar en la influencia de Savigny,
aunque dicha conclusión no es del todo segura, ya que puede haberse debido a la necesidad
de uniformar el precepto con otros del Proyecto de 1853 en donde la palabra “acto” está
tomada en un sentido genérico.
En Chile se realiza una crítica a la definición legal pues señala que más que definir contrato
se habría definido obligación, ya que es en ella, y no en contrato, en donde el deudor debe
dar, hacer o no hacer algo, siendo el contrato la fuente de la obligación y, esta última, su
efecto o consecuencia. Para Corral es obvio que se trata de una elipsis del legislador, pero
reconoce que hubiera sido mejor que el legislador hubiese dicho que “el contrato engendra
obligaciones y que estas tienen por objeto, dar, hacer o no hacer alguna cosa”.
Ahora, en el Code el género es la convención mientras que en el CC el género es el acto.
En Chile la definición legal ha sido criticada además por identificar convención con contrato,
y la doctrina ha directamente soslayado este punto, volviendo a la teoría tradicional de Pothier
de que no todas las convenciones son contratos (se nota la influencia francesa de la doctrina
francesa en esta tendencia). En definitiva, ellos dijeron que el CC se equivoca pues confunde
contrato y convención, en circunstancias en que la convención es más amplia pues
corresponde a cualquier acto jurídico bilateral, ya sea destinado a crear, modificar o
extinguir un derecho. En cambio, el contrato es un acto jurídico bilateral destinado a
crear derechos. Robustiano Vera dirá que no es un verdadero contrato una convención entre
dos o más personas sore hacer alguna cosa, per sin animo de obligarse, como de viajar juntar.
Corral estima que se ha incurrido en un error, pues todo contrato es siempre una convención,
pero no toda convención es contrato. El autor estima que se trata de todas formas de un error
justificable toda vez que las convenciones más frecuentes son los contratos, además, que tal
distinción no tiene importancia práctica, porque las reglas se aplican por igual al contrato
obligacional como los demás actos jurídicos bilaterales.
Sin embargo, es preciso señalar que estas son críticas insostenibles por varias cosas:
1. Es una interpretación anacrónica, pues la teoría del acto jurídico recién apareció
en el año 1900 en el BGB.
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3. Es una interpretación ilegal, pues resulta que para interpretar una definición
que está dada por la ley, hay una norma imperativa:
ART. 20 CC
“Art. 20. Las palabras de la ley se entenderán en su sentido natural y obvio, según el uso
general de las mismas palabras; pero cuando el legislador las haya definido expresamente
para ciertas materias, se les dará en éstas su significado legal.”
Es claro, sobre todo porque el capítulo que parte en el 1437 parte bajo el título de
“Definiciones”. Así nuestro CC abraza la noción de convención y establece el principio del
consensualismo en el art. 1438 CC y, es más, dentro de las fuentes de las obligaciones del
1437 CC la más importante es el contrato, las demás son solo residuales.
En el mundo moderno hay que tomar otro factor adicional; la globalización. Además, se sebe
tomar en cuenta los intentos por tener un derecho global; armonizar nuestro Civil Law con el
Common Law, en donde la figura del contrato es distinta a la nuestra. Contrato en el mundo
anglosajón no quiere decir convención, sino que quiere decir un intercambio con
utilidad para ambas partes. Hay una doctrina; la doctrina de la Consideration, en donde
para que un contrato sea tal, además de ser licito, debe ser ÚTIL PARA AMBAS
PARTES ¿Cuan útil? No importa, pero debe ser útil. Esta doctrina se consagra en el
siglo XIX con un caso “One Bean: aunque el cambio consista en un poroto, es suficiente
para establecer la utilidad para ambas partes. En el derecho anglosajón el mutuo no es
un contrato, pues en general los contratos reales no lo son. Las garantías tampoco son
contratos, sino una serie de nomenclatura diversas que no coinciden con nuestra
definición.
El acuerdo tácito del derecho comparado es que los alemanes renuncian a su teoría del
negocio jurídico y los anglosajones a la Consideration. Entonces ¿Qué queda? Volver a los
contratos uno a uno, aunque con una cierta teoría general flexible del contrato y una
regulación específica para cada uno. La doctrina del acto jurídico no es compartida por
el derecho global.
El art. 1101 del Code se modificó el 10 de febrero de 2016 mediante la ordenanza N°2016-
131 para definir un acto jurídico (acogiendo una noción amplia de contrato). Así para el
profesor Carvajal, los franceses llegaron tardes y hoy no son referentes en el derecho civil.
Renunciaron a su teoría de la convención y adoptaron la de los alemanes (con el nombre mal
puesto) y en una época en donde la globalización exigía retroceder.
PRINCIPIOS DE LA CONTRATACIÓN
1. AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD.
En la época del CC había penetrado fuertemente una idea de la filosofía Kantiana, que es la
autonomía de la voluntad. Por medio de este principio cada persona puede autodeterminarse,
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es más, la libertad personal consiste en autodeterminarse. Esto produjo dos expansiones muy
vinculadas entre sí:
1. Derecho subjetivo: El derecho como facultad, es decir, como poder de la voluntad.
Todos los derechos se van a traducir en una facultad protegida por el derecho.
2. Explosión del contrato como un acto voluntario. Hasta antes de esta etapa el
contrato obligaba porque se ajustaba a la ley. El sistema de contratos era un sistema
típico (no había una idea de contrato, sino varias). Los contratos eran los que se
ajustaban a la ley. Ahora los contratos van a ser los actos de voluntad bilaterales que
creen obligaciones o derechos subjetivos, todo esto al hilo de un principio de la
filosofía que penetró.
Unidos estos dos puntos, surge la idea del contrato como convención para el mundo francés
y para nosotros, y contrato como negocio jurídico para el mundo alemán. En ambos marcos
se va a encontrar la autonomía de la voluntad.
La autonomía de la voluntad dentro del derecho y en el campo contractual se va a
transformar en la libertad de contratación, lo que significa para Luis Diez, la libre
opción del individuo entre contratar y no contratar, es decir, significa la libertad de
constitución de relación contractuales, con libertad, por tanto, de elección del otro
contratante. Esta será precisamente la facultad para negociar libremente el contenido de los
contratos y también, para obligarse en virtud de éstos. Nacida una sola noción de contratos
las partes le dan el contenido que quieran con tal que sea lícito. Para Luis Diez, la idea de
contrato y la obligatoriedad del contrato encuentran su fundamento en la idea misma de
persona y en el respeto de la dignidad a la persona que le es debida, lo que implica un
reconocimiento a un poder de autogobierno de los propios fines o un poder de
autorreglamentación de las propias situaciones y relaciones jurídicas al que la doctrina
denomina “autonomía privada” o “autonomía de la voluntad”.
Este es el espíritu del CC y se ve en general en el ART.10:
ART.10 CC
“Art.10. Los actos que prohíbe la ley son nulos y de ningún valor; salvo en cuanto designe
expresamente otro efecto que el de nulidad para el caso de contravención”.
- Sensu contrario: los actos que la ley no prohíbe son todos válidos. De ahí que se
dice “en el derecho privado se puede hacer todo, menos lo que prohíbe la ley”.
ART.12 CC
“Art.12. Podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que sólo miren al
interés individual del renunciante, y que no esté prohibida su renuncia”.
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Lo más importante es la voluntad, así que se puede renunciar a los derechos libremente, sólo
sí: que el interés mire a la parte renunciante y que no lo prohíba la ley. Por ejemplo, en la
caducidad de los plazos, el deudor puede renunciar al plazo siempre que estuviera
establecido en su sólo beneficio.
ART.1441 CC
“Art. 1441. El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga a
dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer
a su vez; y si el equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se
llama aleatorio”.
En los contratos onerosos se persigue el beneficio de ambas partes, gravándose una en
beneficio de la otra. El contrato oneroso es conmutativo cuando se mira como equivalente,
OJO el contrato oneroso no es equivalente, sino que SE MIRA como equivalente. No es
equivalente porque al legislador no le importa que sea o no equivalente, ya que el
contenido del contrato lo definen las partes. Así, decimos que el derecho no va a decir si
hay verdadero equilibrio o no en un contrato, si el contrato tiene gravámenes en beneficio de
otro, siempre se mira como equivalente.
Sólo en algunas materias especialmente reguladas se puede observar el equilibrio. Esto es en
la lesión, pero ella requiere de norma expresa. Tan marcado es el carácter fundado en la
autonomía de la voluntad que se dice que los contratos onerosos se miran como equivalentes,
pero en los contratos aleatorios también se mira como aleatorio, en donde la contingencia
incierta es lo equivalente. Los contratos eran un ajuste o adecuación del acto voluntario
a la ley y dentro de la ley, había una norma que decía que los contratos obligan a lo
bueno y lo equitativo. Que los contratos obliguen a lo bueno quiere decir que obligan a las
circunstancias del caso concreto, lo cual se tradujo en nuestro CC en la buena fe contractual:
lo bueno será lo que emana precisamente de la naturaleza de la obligación (ART.1546 CC).
ART.1546 CC
“Art. 1546. Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo
a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza
de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella”.
Actualmente la aplicación de la buena fe se llama la integración del contrato. Integrar el
contrato quiere decir que se le da una regulación completa y particular a un contrato regido
por normas generales. Del Art.1438 CC podemos ver que de los contratos sólo nacen
obligaciones, es decir, derechos personales (ART.578 CC).
Por ejemplo, si dos personas celebran el contrato de compraventa de una cosecha
en la cual el comprador realizará la cosecha en el predio del vendedor, cuando llegue el día
pactado va a aparecer el comprador en el predio del vendedor acompañado de muchos
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manera que en el derecho moderno sólo queda la libertad de entrada, ello en base a las cosas
instancias de negociación que supone el fenómeno de los contratos en masa. Esto se toma de
dos categorías formadas por los alemanes:
1. Autonomía del contrato (Vertragsautonomie): Actúa conservando la validez
intrínseca de contrato (se evita su desnaturalización). Esto es un problema del derecho
y no de la voluntad de las partes.
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como parte del tratamiento de la autonomía del contrato y quedará consagrada entre los
italianos en el artículo más expresivo de la actual libertad de contratación:
ART.1322 (Códice 1942 -Betti-): las partes pueden celebrar libremente el contrato
dentro de los límites fijados por el ordenamiento.
Ahí se cae todo porque las partes sólo celebran contratos libremente en cuanto se ajusten al
ordenamiento. Además, las partes pueden celebrar otros contratos o agregar otras cláusulas,
pero siempre que sean dignas de tutela.
Entonces, ¿cómo funciona este Art.? (clave para entender la contratación moderna). Betti
formula la pregunta: ¿por qué obligan los contratos? Las respuestas anteriores, desde Domat
hasta los Códigos eran respuestas metafísicas referidas al poder de la voluntad y poner en
acto la voluntad de dos o más partes, pero como era propio de una época donde se observada
la ausencia de negociación, la respuesta de Betti será más bien sociológica o política, ello ya
que existe un Congreso que legisla sobre los contratos, si una parte incumple un contrato
existe un tribunal con funcionarios pagados para condenar a aquel, y porque si con la
sentencia dictada no se cumple existen otros funcionarios, como los carabineros para hacerla
cumplir.
Betti sostiene que esto es porque el funcionamiento de los contratos conlleva beneficios
económico-sociales, es decir el contrato cumple con una positiva función económico-social.
Dicho esto, Betti se pregunta ¿Qué contratos cumplen con esta utilidad? I) los contratos
típicos, aquellos legislados, porque por algo tenemos un legislador; de allí el inciso 1 del
art.1322; II) sobre los contratos típicos a los que se le incluye clausulas especiales,
atípicas, o con aquellos contratos completamente atípicos – si obligan, pero ello cuando
sean meritorios de tutela, dignos de ser protegidos, lo que es fijado en primer lugar por el
juez, y en alguna medida también la administración (si un órgano administrativo autoriza un
contrato, será porque es en beneficio del funcionamiento económico social) – de aquí el
inciso 2 del art.1322, del juicio de mérito contrato a contrato. ¿Es contrario a nuestra idea
del contrato y el papel del juez? Sí, pero estos son los lineamientos del Dº moderno.
Entonces la libertad contractual está dividida: los contratos se regulan por una buena
fe que incluye lo que corresponde a su naturaleza y su equilibrio.
Hay dos diferencias de grado entre la autonomía del contrato y la autonomía de las partes.
La autonomía del contrato observa la libertad contractual como un ideal, un principio
jurídico, entonces intenta llevar un concreto contrato a la misma situación en que habría
estado de haberse podido negociar. Ello conlleva a que el fenómeno típico de esta
autonomía sea la nulidad de las cláusulas abusivas. Por lo tanto, estas normas son muy
excepcionales, porque aquí no existe acuerdo entre las partes, sino que el criterio es el
equilibrio mas no el acuerdo de las mismas. Sobre la autonomía de las partes, es decir las
normas destinadas a asegurar la libertad de las partes para decidir contratar, son normas que
intentan asegurar, allí donde se pueda, el consentimiento libre y sin vicios de las partes. Estas
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son normas especiales, pero menos excepcionales, porque intentan apoyar el hecho de la
voluntad de las partes, teniendo una aplicación más amplia que las anteriores.
De aquí una última distinción en materia de libertad de contratación, propia de la doctrina
italiana, entre normas de validez y normas de conducta (ambas respecto de los contratos).
Las normas de validez son aquellas que protegen la autonomía del contrato, cuya infracción
se sanciona con nulidad, generalmente parcial (a diferencia del CC). Las normas de conducta
son aquellas referidas a la autonomía de las partes, su infracción no se sanciona con la
nulidad, sino que una indemnización. El caso clásico de normas de conducta: los Dº de
información en la contratación moderna.
II. FUERZA VINCULANTE DEL CONTRATO Y CONMUTATIVIDAD
Como dice el Art.1545 CC el contrato es una ley para los contratantes. El contrato debe ser
cumplido y puede ser exigido su cumplimiento, ya que para eso existe el derecho de contratos
y no se requiere de ninguna formalidad para ello, toda vez que opera entre nosotros el
principio del consensualismo (Art.1438 CC): todos los contratos son consensuales, salvo
que la ley diga lo contrario. Pero una vez que nace el contrato se debe cumplir, pues de ahí
nace el aforismo de que “las obligaciones nacen para ser cumplidas”. Por regla general la
ley del contrato sólo se extingue por caso fortuito, lo que depende de que la obligación sea
de especie o cuerpo cierto, pues en caso contrario perdura para siempre la fuerza vinculante
del contrato y el único límite que podría tener es que llegue a operar la prescripción extintiva.
La fuerza vinculante del contrato de alguna forma en nuestro Derecho está moderada por su
conmutatividad. Existen algunas consideraciones sobre la conmutatividad y el equilibrio
interno del contrato especialmente en materia de riesgo contractual: en un contrato bilateral
si la cosa debida se destruye por caso fortuito, la obligación de una parte se extingue por caso
fortuito, pero ¿qué ocurre con la obligación de la otra parte? Tenemos para ello una norma
general: cuando se destruye la cosa por culpa del tercero por el cual el deudor no es
responsable, no se extingue la obligación y el deudor debe ceder las obligaciones que él tenga
contra el tercero, porque esas acciones de alguna forma representan la cosa que el tercero
destruyó (Art.1677 CC).
ART.1590 INC.3 CC
“Art. 1590. Si la deuda es de un cuerpo cierto, debe el acreedor recibirlo en el estado en que
se halle; a menos que se haya deteriorado y que los deterioros provengan del hecho o culpa
del deudor, o de las personas por quienes éste es responsable; o a menos que los deterioros
hayan sobrevenido después que el deudor se ha constituido en mora, y no provengan de un
caso fortuito a que la cosa hubiese estado igualmente expuesta en poder del acreedor.
En cualquiera de estas dos suposiciones se puede pedir por el acreedor la rescisión del
contrato y la indemnización de perjuicios; pero si el acreedor prefiere llevarse la especie, o
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una contracara porque todos los aumentos o mejoras que experimente la cosa, también le
pertenecen al acreedor. Así, en el contrato bilateral, si la especie se destruye por vis mayor,
el riesgo es del acreedor, por lo tanto, el ya no va a recibir un pago respecto de su crédito,
pero él si debe cumplir con su propia obligación respecto de la contraparte (por eso el riesgo
es de él).
Los problemas suelen darse en los contratos que combinan obligaciones de especie o cuerpo
cierto con obligaciones de género, por ejemplo, el terremoto del año 2010, que conlleva la
destrucción total de un departamento, en la tv las personas que habitan los departamentos,
sus dueños, decían que todavía los estaban pagando aun cuando se hubieren destruido,
entonces ¿Por qué debían seguir pagando por una cosa que se había destruido? En este caso
hay compraventa y un mutuo hipotecario, entonces si simplificamos el asunto: en la
compraventa el riesgo es del comprador (periculum est emptoris), por lo tanto, si se
destruye la especie debida por caso fortuito, se extingue la obligación del vendedor (porque
el riesgo es del comprador), máxime si el comprador tiene a su vez una obligación de género,
dado que el género no perece. Por supuesto si en la destrucción hay culpa del comprador, las
cosas no funcionan así, pero si interviene el caso fortuito, el riesgo es del comprador. Esto
además se extiende a otro contrato, el riesgo es del arrendador (periculum est locatoris).
ESTA ES LA REGLA DE ORO EN LOS CONTRATOS COMO LIMITE A LA
FUERZA VINCULANTE DEL CONTRATO.
Suele la doctrina enredarse con una pregunta planteada por los franceses, porque confrontan
la regla casum sentir dominus – el dueño debe soportar lo que le ocurra - con la regla del
periculum est creditoris (como dice el Art. 1550 CC) – entonces, ¿De quién es el peligro?
Del acreedor, que tiene un Dº personal de que le den la cosa, o del dueño, el deudor que debe
dar la cosa, especialmente en la compraventa. Esto es lo que se dice en Francia, en cuyo
Art.1583 se establece que el titulo por sí solo transfiere el dominio1 en la compraventa, por
lo que celebrada el comprador se hace dueño de la cosa, lo que es coherente con el hecho de
que el dueño deba soportar la perdida de la cosa. Sin embargo, en nuestro sistema de título y
modo, el comprador es acreedor de la entrega de la cosa, en virtud de la compraventa, de que
en el patrimonio del vendedor junto a la cosa se va a poner su propio Dº al precio, entonces
el vendedor deja de estar sometido al casum sentit dominus, porque si la cosa se destruye, el
comprador igualmente debe cumplir su obligación de dinero. Ahora, si la cosa aumenta de
valor en el tiempo intermedio, la ventaja también es del comprador.
1
A diferencia del parágrafo 929 del BGB que establece que la compraventa opera por la sola tradición, solo
se requiere el modo, no título.
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iii) La socialización de los contratos (que se relaciona con los dos puntos anteriores),
la cual implica concebir a el contrato como un fenómeno en la sociedad, una
realidad social. Este es el fundamento más importante. La primera área donde se
hace notar esto es en el Dº del Trabajo – ahí existe el principio de estabilidad en
el empleo, en virtud del cual se trata de conservar la relación contractual al
máximo posible porque de lo contrario ello tiene un efecto social (que a alguien
lo despidan o no lo despidan tiene un efecto social). La segunda área donde se
hace notar esto es en el Dº Comercial, en donde se superó la vieja mirada de la
quiebra, que es simplemente la liquidación patrimonial del deudor en el concurso
de los acreedores (Ley 20.270), por la noción de insolvencia y reorganización. El
principio es que el deudor, que es una empresa (y además empleador), no puede
ser liquidado sin más, ya que ello produce un problema social, por lo que se le da
la posibilidad de reorganizarse para hacer subsistir esa empresa que no es sino un
conjunto de contratos, porque es un fenómeno social.
Esa misma idea de la subsistencia del contrato por ser un fenómeno social se ha ido
ampliando. Así, se estima hoy que todo contrato es un hecho que no solo vincula a las partes,
sino que puede vincular también a terceros.
CLASIFICACIÓN DE CONTRATOS
I. SEGÚN SI SON CONTRATOS QUE LIBREMENTE NEGOCIADOS Y
NO NEGOCIADOS
Esta clasificación es una de las más relevantes. Los contratos libremente negociados existen
aún hoy, y responden a la regulación del CC y en parte a la regulación del CCO. Se llaman
libremente negociados porque su contenido depende fundamentalmente de la voluntad de las
partes, y las normas que los rigen son dispositivas, es decir pueden ser modificadas por las
partes (o lo mismo, son supletorias de la voluntad de las partes). Luis Diez los define como
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aquellos contratos en que las partes debaten o discuten o, por lo menos, se encuentran en
posición de debatir y discutir el contenido del que el futuro contrato ha de ser dotado.
Sin embargo, por el otro lado ocurre que en nuestra económica cada día proliferan más los
contratos no negociados; de hecho, no existe una noción única de los mismos sino una simple
alusión negativa a un conjunto de contratos, regulados tanto por el Dº Público como por el
Dº Privado, donde prevalecen las normas imperativas, es decir, aquellas que no pueden ser
modificadas por la voluntad de las partes.
En el Dº Público destaca el contrato ley, que es una figura sui generis en virtud del cual el
Estado se obliga con un particular a mantener una determinada estabilidad jurídica,
típicamente mantener un régimen tributario (como ocurre con la inversión extranjera, en que
el inversionista suscribe un contrato ley con el Estado; también en ámbitos más acotados, por
ejemplo, Ley 18.392 que fija beneficios tributarios para ciertas inversiones en la región de
Magallanes). También puede ser una forma de contrato ley, la autorización de la Dirección
de Obras Municipales para construir, el permiso de obras el cual vincula al Estado respecto
de las normas urbanísticas, en el sentido de que aun cuando sobrevenga una modificación, el
administrado va a seguir regido por la normativa vigente a la época del permiso.
En el Dº privado existen ciertos tipos tradicionales de estos contratos, que son:
1. CONTRATOS FORZOSOS
Son aquellos en que una de las partes está obligada a celebrar, por ejemplo, en materia
de usufructo, el usufructuario está obligado a entregar una caución.
ART.775 INC. 1 CC
“El usufructuario no podrá tener la cosa fructuaria sin haber prestado caución suficiente de
conservación y restitución, y sin previo inventario solemne a su costa, como el de los
curadores de bienes”.
También se presentan otros ejemplos en los siguientes artículos;
ART.671 CC
Se llama tradente la persona que por la tradición transfiere el dominio de la cosa entregada
por él o a su nombre, y adquirente la persona que por la tradición adquiere el dominio de la
cosa recibida por él o a su nombre
Pueden entregar y recibir a nombre del dueño sus mandatarios, o sus representantes legales.
En las ventas forzadas que se hacen por decreto judicial a petición de un acreedor, en
pública subasta, la persona cuyo dominio se transfiere es el tradente, y el juez su
representante legal.
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Art.52 y 53
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¿Quiénes celebran el contrato? Estas tres partes; la constructora recibe sus pagos del
SERVIU, y también entrega sus garantías de fiel cumplimiento al SERVIU, pero este último
no es parte del contrato, por lo tanto si la constructora incumple, quienes pueden resolver
el contrato por incumplimiento grave es el conjunto de postulantes o la EGIS, mas no el
SERVIU. El contrato es redactado por la EGIS, intermediario, pero ese contrato debe estar
previamente aprobado por el SERVIU, y aquel contrato aprobado es un contrato tipo, o sea
la EGIS no puede hacer otra cosa que poner el contrato que le señala el SERVIU.
Otro caso se da en el DL251 con el contrato de seguro, el cual es un contrato estandarizado
que se forma con dos tipos de cláusulas: i) condiciones generales; ii) condiciones particulares.
Estos contratos están previamente hechos en sus líneas más gruesas: la CMF registra
clausulados generales, es decir, condiciones grales de la contratación; entonces las compañías
aseguradoras revisan ese registro y toman unas u otras condiciones generales porque están
ya autorizadas. Y luego hay condiciones particulares, que tienen su propia regulación y son
el complemento del seguro, y en las cuales se recaba información que debe dar el asegurado.
Pero estas últimas son también cláusulas prestablecidas. Es decir, este mosaico forma un
clásico caso.
4. CONTRATOS FORMULARIOS
ART.17 INC.2 LEY 19.476
“Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso anterior, en los contratos impresos en formularios
prevalecerán las cláusulas que se agreguen por sobre las del formulario cuando sean
incompatibles entre sí.”
Los contratos impresos en formularios, pueden tener espacios en blancos y sufrir
modificaciones, es decir no es un contrato de adhesión. Se recibe en ese artículo la doctrina
anglosajona de la “Battle of Forms” o “Batalla de los Formularios”, donde se discutía si se
había formado el consentimiento contractual o no. Se zanjó señalando que en la parte que
hay congruencia se forma el consentimiento. Ello no podría suceder en nuestro país porque
una declaración de voluntad es indivisible, entonces una oferta que no acepta pura y
simplemente, constituye una nueva oferta.
En nuestro Derecho se resuelve en el Art.17 inc.2 de la Ley 19.496; Sin perjuicio de lo
dispuesto en el inciso anterior, en los contratos impresos en formularios prevalecerán las
cláusulas que se agreguen por sobre las del formulario cuando sean incompatibles entre sí.
Es decir, sin darse cuenta nuestro legislador dio un giro copernicano sobre las normas de
formación del consentimiento.
5. CONTRATO DE ADHESIÓN (ART. 1 N°6 LEY.19496)
ART. 1 N°6 LEY 19.496
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“6.- Contrato de adhesión: aquel cuyas cláusulas han sido propuestas unilateralmente por
el proveedor sin que el consumidor, para celebrarlo, pueda alterar su contenido.”
Es una definición extrema, lo que consta en la historia de la ley, en donde se cita
expresamente a Raymond Saleilles, profesor de Paris, quien escribió un tratado de las
obligaciones. En 1905 hace una publicación sobre los actos unilaterales de voluntad en donde
crea la expresión “contrato de adhesión”. En él dice que “de contrato no tiene más que el
nombre, sino que es una verdadera ley, porque el destinatario no puede alterar en nada la
oferta”. Los contratos de adhesión para Saleilles eran aquellos típicos contratos de la
administración destinados a otorgar servicios a los administraos, como correo, servicios
telefónicos, de telégrafo, electricidad, etc.
Aquí se presentaba la situación extraña en donde la administración proponía un
contrato, no dándole la opción de modificarlo a los administrados, sino que solo podía
tomarlo o dejarlo. En la historia de la ley chilena se cita a Saleilles y su doctrina, razón por
la cual el artículo señala que el consumidor no puede alterar el contenido del contrato.
¿Porque es una versión extrema? Porque la noción de este contrato continuo su evolución
durante el siglo XX, sufriendo un cambio esencial desde 1976 con la aplicación amplia de
las condiciones generales de la contratación, las cuales de alguna manera sustituyen al
contrato de adhesión. Esto debido a que en una economía libre de mercado los contratos de
adhesión definidos como Saleilles (que es lo mismo a como nuestra ley lo define) son
RESIDUALES, casi no existen, ya que la economía de mercado implica elegir, siendo cada
elección una modificación de una cláusula contractual. Por ende, casi no existen las ofertas
rígidas que se toman o se dejan. Esto sigue ocurriendo básicamente en los mismos campos
pensados por Saleilles, en la mayoría de los casos, el oferente predispone ciertas cláusulas
(condiciones generales) y NO toda la oferta.
Así, nuestra definición es anticuada, además parte de una obviedad: aquel cuyas cláusulas
han sido propuestas unilateralmente por el proveedor sin que el consumidor. Esto último es
una obviedad ya que toda oferta es unilateral (Art. 97 y ss. CCO).
Lo fundamental es lo segundo; la imposibilidad de alterar su contenido por el
consumidor. Hay una doctrina que señala que se debe ampliar la noción de contrato de
adhesión ya que es el espíritu de protección al consumidor que se contiene en la ley. Sin
embargo, este es un alegato político y no jurídico. Al ser la norma Ley 19.496 una norma
excepcional, es de interpretación estricta, por ende, no hay contratos por analogía.
Además, es una definición expresa del legislador, por lo que a raíz del art. 20 del CC, no se
puede entender de otra forma que su significado legal. Finalmente, la historia fidedigna de la
ley demuestra que el legislador conocía otros contratos estándar no negociados, sin embargo,
expresamente no los quiso incluir. Puntualmente todos ellos se incluían durante la tramitación
del proyecto de ley en el actual art. 17 de la Ley 19.496, en el que solo se dejó una hipótesis
distinta del contrato de adhesión; el contrato impreso en formularios. Así, si bien nuestra
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definición es muy restrictiva y por ende mala, es necesario cambiarla mediante una
modificación legislativa y no es posible aplicar la teoría referida anteriormente.
Con respecto al tratamiento jurídico de estos contratos, Luis Diez toca un tema a lo
sumo interesante. El señala que el problema de los contratos de adhesión no es tanto la
cuestión teórica consistente en decidir el carácter contractual o no contractual de la figura,
cuanto la articulación de un régimen jurídico que haga posible el deseo de evitar o en su caso
de reprimir los posibles abusos a que puede dar lugar la situación preponderante de una de
las partes. Para lo cual se pueden, según él, seguir dos caminos;
1. Legislar el establecimiento de un control de las condiciones o cláusulas abusivas
o de su abusiva inclusión en un contrato, lo que puede hacerse con carácter
previo y formal o en el momento de su pretendida aplicación.
A. CONTRATOS DEFINITIVOS
Es la categoría tradicional de contrato perfecto, que para nosotros se encuentra en el Art.
1438 CC, es decir, aquel que cuenta de oferta y aceptación, con todos sus requisitos.
B. CONTRATOS PREPARATORIOS O PRELIMINARES
Consisten en contratos presentes por los cuales se acuerda la celebración de un contrato
futuro. Nosotros tenemos uno solo; el contrato de promesa (Art. 1554 CC). En el derecho
comparado, sin embargo, existen más. El único de todos ellos que puede tener vigor en
nuestro país es el CONTRATO DE ARRAS, lo que los italianos llaman cláusula penal
impropia. El código peruano, por influencia del Códice, tiene todo un título dedicado a los
contratos preparatorios; Art. 1414 y ss. CCp.
Dentro del contrato preliminar se encuentra la categoría más importante; el contrato de
opción. Este se encuentra en el código civil peruano en el artículo 1419 y en el Códice en el
1391. Este es aquel que una parte compromete una oferta de manera irrevocable, a otra,
que la admite con la facultad exclusiva de aceptarla o no en el futuro. Este contrato
debe tener al menos los elementos de la esencia del contrato futuro, ya que la oferta que
va envuelta debe ser completa. Además, debe cumplir con todas las solemnidades del
contrato futuro. Si nada se dice (al menos en el CC peruano) ese contrato de opción
dura un año.
ART. 1419 CC PERUANO
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“Artículo 1419.- Por el contrato de opción, una de las partes queda vinculada a su
declaración de celebrar en el futuro un contrato definitivo y la otra tiene el derecho exclusivo
de celebrarlo o no”
Por su parte, Luis Diez Picazo lo define como aquel en que una de las partes, concedente de
la opción, atribuye a la otra, beneficiaria de la opción, un derecho que permite a esta última
decidir, dentro de un determinado período de tiempo y unilateralmente, la celebración de un
determinado contrato. Por ejemplo, el dueño de una finca concede a una persona una opción
de compra de la misma durante seis meses.
Este contrato de opción fue tratado por Mesineo en el derecho italiano, quien dijo que no es
una categoría desconocida, sino que corresponde a la compraventa Ad Gustum/ Al gusto:
ART. 1823 CC
“Si se estipula que se vende a prueba, se entiende no haber contrato mientras el comprador
no declara que le agrada la cosa de que se trata, y la pérdida, deterioro o mejora pertenece
entre tanto al vendedor.
Sin necesidad de estipulación expresa se entiende hacerse a prueba la venta de todas las
cosas que se acostumbra vender de ese modo”
Esto, sin embargo, no es igual al contrato de opción, sino que esta es solamente una oferta
irrevocable en el sentido de que no hay retractación, pues se compromete el oferente a no
retractarse hasta que el comprador declare si le gusta o no la prueba. Esto esta tratado en
nuestro CCO;
ART. 99 CCO
“El proponente puede arrepentirse en el tiempo medio entre el envío de la propuesta y la
aceptación, salvo que al hacerla se hubiere comprometido a esperar contestación o a no
disponer del objeto del contrato, sino después de desechada o de transcurrido un
determinado plazo.
El arrepentimiento no se presume.”
Sensu contrario implica que no puede arrepentirse en 3 hipótesis:
1. Si se comprometió a esperar la aceptación.
2. Si se comprometió a no disponer del objeto hasta que se deseche la oferta.
3. Si se comprometió a esperar un determinado plazo.
Lo cierto es que hay diferencias con el contrato de opción:
1. En el contrato de opción, por expresa disposición de la ley, la oferta no caduca. La
caducidad de la oferta se produce por retracción, muerte del oferente y por la
incapacidad sobreviniente (Art. 101 CCO). En el contrato de opción siempre se
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2. La oferta por sí sola no crea una obligación, sino que lo que crea obligación es el
contrato, ósea la aceptación. Ello quiere decir que cuando se manifiesta la oferta no
hay contrato de opción por definición y cuando se acepta lo ofrecido simplemente de
celebra un contrato definitivo. Nosotros no tenemos un contrato de opción, lo más
parecido es la oferta irrevocable.
Algunos autores mencionan otros contratos preliminares, como el contrato de corretaje, que
es aquel que el comisionista se obliga a celebrar un contrato con un tercero en los términos
encomendados. Esto no es un contrato preparatorio, pues no hay realmente contrato entre las
partes, simplemente son dos contratos distintos conexos.
Otros que se cita es el contrato de retroventa (que debiese llamarse retro-compra) que es
aquel por el cual el vendedor tiene la facultad de comprar la cosa debida por un precio
determinado, y si nada se dice, por el precio pactado en la compraventa original:
ART. 1881 CC
“Por el pacto de retroventa el vendedor se reserva la facultad de recobrar la cosa vendida,
reembolsando al comprador la cantidad determinada que se estipulare, o en defecto de esta
estipulación lo que le haya costado la compra”
En Chile no hay más contratos preparatorios que la promesa, porque cuando lo que se
pretenda un contrato de opción hay que preocuparse de cumplir con los requisitos de la
promesa, la cual es un contrato solemne especial y distinto. Solo se puede aproximar a un
contrato preparatorio el CONTRATO DE ARRAS OBLIGACIONALES. Las arras son
una institución curiosa, que data de la Biblia y que llega a Roma. Las arras van a consistir
en el mundo antiguo distintos del romano en un anticipo del precio de una compraventa,
ello cobra tanta relevancia porque salvo para los romanos, para todos los demás
pueblos, la compraventa era un contrato real que se perfecciona por el pago del precio.
De esta manera no existe una compraventa consensual, es decir, un acuerdo presente
para desarrollar intercambios futuros. Por tanto, como no existía un contrato consensual
de compraventa, anticipaban dinero para crear una presión indirecta para cumplir con el
acuerdo (si se presentaba y la otra parte no llegaba debía restituir el nombra- la pena arras).
Las arras llegaron a Roma, pero aquí la compraventa era consensual, por lo que los romanos
hicieron una adaptación; no era necesario dar grandes sumas de dinero (pues ya existía la
compraventa), sino que lo que se entregaba era un adminiculo personal, típicamente el anillo
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del pater familia. Así, en Roma, las arras se transforman en una confirmación; surgiendo las
ARRAS CONFIRMATORIAS.
La noción de soberanía no existía en Roma, sino que era un poder político que regía en la
ciudad de Roma y en los restos de pueblos hacían los que querían. De esta manera las arras
confirmatorias existían solo en la ciudad. Esto se mezcló con el Corpus Iuris de Justiniano,
que trato de adaptar la compraventa romana a la compraventa real, de esta manera mezclo
las distintas arras, dándole un nuevo sentido; como en la compraventa se podía pactar la
resolución del contrato por incumplimiento, Justiniano añadió las ARRAS
PENITENCIALES (Penitencia en latín quiere decir "arrepentimiento”). Estas consistían
en que, una vez perfeccionado el contrato, las arras ya no son un mecanismo indirecto
para que se cumpla el acuerdo, sino que la pena arral funciona como indemnización
por la resolución del contrato.
Esta es una institución absurda, pues el derecho de contrato es para que se cumpla el
acuerdo, por lo que sería contrario al principio de fuerza vinculante del contrato (Art.
1545 CC). Sin embargo, al ser una institución tan propia de los negocios, nunca se puedo
eliminar, incluso las VII partidas las incorporaron.
Pothier solo creía en las arras obligacionales que acompañaban al contrato de promesa. Sin
embargo, en el mundo hispano y francés se ha desarrollado todos estos tipos de arras,
añadiéndose un nuevo tipo: ARRAS PENALES. Estas son aquellas que imponen la pena
arral, pero no exime del cumplimiento del contrato ni de la indemnización, en ese sentido
opera la pena como una multa. A estas arras los italianos la llaman cláusula penal
impropia, porque no es igual a la cláusula penal en cuanto se trata de un contrato real,
pues las arras se perfeccionan dando.
En el derecho comparado las arras son muy importantes por su enorme uso practico, incluso
en Colombia, país que tiene un CC muy parecido al nuestro. Sin embargo, en Chile la
situación es distinta: las arras no tienen tal relevancia. Cuando alguien anticipa dinero, lo
sepa o no constituye o configura arras, pues, por ejemplo, al comprar un auto, en general se
encarga y para reservarlo se exige un anticipo. Si se incumple el contrato, por que el
comprador se arrepiente pierde las arras, mientras que si el vendedor se retracta restituye
el doble, incluso en el caso de que se tarde en entregar el auto más de lo estipulado. No
opera la indemnización donde ha habido arras.
Nuestro CC trata las arras como una forma de celebrar el contrato de compraventa:
ART. 1803 Y SS CC
“Si se vende con arras, esto es, dando una cosa en prenda de la celebración o ejecución del
contrato, se entiende que cada uno de los contratantes podrá retractarse; el que ha dado las
arras, perdiéndolas; y el que las ha recibido, restituyéndolas dobladas”
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Por extensión las arras se pueden aplicar a la permuta, por el reenvío que hacen esta última.
También se aplican en el arrendamiento. Dicho todo esto, igualmente hay que señalar que las
arras, conforme a la jurisprudencia, son de aplicación general, como en los códigos del
derecho comparado.
“Si se vende con arras, esto es, dando una cosa en prenda de la celebración o ejecución
del contrato”
Al decir que se perfeccionan “dando”- suponen que es un contrato REAL- en prenda
(como garantía) de:
i) La celebración o
ii) Ejecución del contrato.
Dando antes de la celebración del contrato para garantizar su celebración, o en la celebración
del contrato para garantizar su ejecución. ASÍ, HAY DOS OPORTUNIDADES PARA
DARLAS:
1- ANTES DE LA CELEBRACIÓN DEL CONTRATO
2- EN LA CELEBRACION DEL CONTRATO
De esta manera tenemos entonces dos tipos de arras:
Las arras obligacionales – se dan como garantía de celebración del contrato. En este
caso no hay contrato celebrado y por lo tanto las arras funcionan como presión
indirecta para cumplir con un acuerdo no jurídicamente vinculante. Por ejemplo, la
compraventa que se deba celebrar por escritura pública (Art.1801 CC).
Las arras penitenciales son las que acompañan la celebración del contrato. Por ejemplo,
La compraventa de un automóvil (consensual). En este caso el auto no va a estar, por lo que,
a la espera, como garantía de la ejecución del contrato, se da algo (arras penitenciales).
Son penitenciales por que el contrato ya es jurídicamente vinculante (Art. 1545 CC), sin
embargo, gracias a la dación de arras me puedo arrepentir, con la determinada sanción;
perder las arras (retracto comprador) o la restitución doble (retracto vendedor).
ART. 1805 CC
“Si expresamente se dieren arras como parte del precio, o como señal de quedar convenidos
los contratantes, quedará perfecta la venta; sin perjuicio de lo prevenido en el artículo 1801,
inciso 2.º.
No constando alguna de estas expresiones por escrito, se presumirá de derecho que los
contratantes se reservan la facultad de retractarse según los dos artículos precedentes.”
Se requiere que se diga expresamente o bien como señal de quedar convenidos los
contratantes, y por escrito que las arras son partes del precio, dichas arras no son ni
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obligaciones si penitenciales, porque dice que va quedar perfecta la venta. Por lo que va a
constituir una prueba; ARRAS CONFIRMATORIAS (las del mundo clásico romano). Sin
embargo, Bello introduce una disposición nueva: No constando alguna de estas expresiones
por escrito, se presumirá de derecho que los contratantes se reservan la facultad de
retractarse según los dos artículos precedentes.”
Esto les da una fuerza desmedida a los otros dos tipos de arras y especialmente al Art. 1803
CC, pues si no consta por escrito se presume de derecho que se reservan la facultad de
retractarse. Así, el tema de las arras es de uso cotidiano, sin perjuicio de que las personas no
tengan idea.
Las arras pueden ser algo parecido a un contrato preliminar, cuando funcionan como arras
obligacionales; las que se dan en garantía como celebración del contrato. Ahora, es preciso
señalar que falta referirse a un tipo de arras dentro de nuestro ordenamiento; las arras
penales. Estas últimas se logran gracias a la autonomía de la voluntad, alterando los que
dispone el CCO:
ART. 107 CCO
“Art. 107. La dación de arras no importa reserva del derecho de arrepentirse del contrato
ya perfecto, a menos que se hubiere estipulado lo contrario.”
Las arras en el CCO retrocedieron un poquito. Hay que fijarse en otras dos disposiciones:
ART. 108 CCO
“Art. 108. La oferta de abandonar las arras o de devolverlas dobladas no exonera a los
contratantes de la obligación de cumplir el contrato perfecto o de pagar daños y perjuicios”
ART. 109 CCO
“Art. 109. Cumplido el contrato o pagada una indemnización, las arras serán devueltas, sea
cual fuere la parte que hubiere rehusado el cumplimiento del contrato.”
Cuando se cumpla o se indemnice se debe restituir las arras. Este último inciso es el que
se debe eliminar por la autonomía de la voluntad.
CONTRATO DE PROMESA
La formación de un contrato puede en ocasiones producirse mediante un inter negocial
complejo, de formación sucesiva, que se inicia con la celebración de un contrato preliminar
o preparatorio, al que se denomina también precontrato o promesa de contrato y al cual
sucede en un momento posterior el contrato definitivo. Diez postula que pese a que la
terminología puede ser equivoca, el llamado precontrato es en si mismo un contrato, puesto
que supone la existencia de una concorde voluntad. Lo único que ocurre es que esa concorde
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voluntad de las partes asigna al acuerdo entre ellas existente una pura función preliminar o
preparatoria del contrato que en definitiva entre ellas se establecerá o podría establecerse.
La promesa de celebrar un contrato es un contrato en virtud del cual las partes se obligan a
celebrar un contrato llamado CONTRATO PROMETIDO al cumplirse un plazo o
verificarse una condición. Acá tienen que estar todos los detalles que le correspondan al
contrato prometido de tal manera que solo falte la entrega o el cumplimiento de las
solemnidades que la ley prescribe. Es un contrato que DEBE como solemnidad
CONSTAR POR ESCRITO.
Hay un espacio de tiempo para que se cumpla la promesa, razón por la cual la definición
dice que se va a CELEBRAR el contrato prometido al cumplirse un plazo o verificarse
la condición. Luego de eso paso la vieja.
ART. 1554 CC
“La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que concurran
las circunstancias siguientes:
1ª. Que la promesa conste por escrito;
2ª. Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaran ineficaces;
3ª. Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del
contrato;
4ª. Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten para que
sea perfecto, la tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes prescriban.
Concurriendo estas circunstancias habrá lugar a lo prevenido en el artículo precedente.”
La tesis tradicional, de acuerdo con Diez, es aquella que considera que el llamado precontrato
es un contrato por virtud del cual las partes quedan obligadas a celebrar en un momento
posterior un nuevo contrato, emitiendo para ello en su momento las necesarias declaraciones
de voluntad. De esta manera, la obligación que de dicho contrato surge para las partes es una
obligación de contratar. La obligación de contratar es, en síntesis, una obligación cuyo objeto
consiste en la futura prestación de un nuevo consentimiento contractual. El objeto del
contrato preliminar dice Ruggerio, no es el propio contrato que habrá de celebrase, sino la
conclusión de este, o sea, un hacer consistente en asentir o en prestarse a cuanto sea preciso
para dar vida al contrato que se promete estipular en el futuro.
La prestación que nace del contrato preliminar es una prestación de hacer y, más
concretamente todavía, una prestación de emitir en el futuro una declaración de voluntad. De
ello se sigue que es una obligación inejecutable, puesto que la prestación futura del
consentimiento es un acto estrictamente personal y no directamente coercible, por lo que
nadie puede ser obligado a hacerla (nemo ad factum preacisse cogi potest). Por consiguiente,
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2. Es un contrato principal.
La promesa es un contrato independiente del contrato prometido, porque existe válidamente
siempre que concurran en su otorgamiento las circunstancias indicadas en el art. 1554.
i) Genera una obligación indivisible: cual es la de celebrar un contrato. En
consecuencia, si varias personas celebran el contrato como promitentes vendedores o
compradores, todos ellos deben demandar o a todos ellos se debe demandar el
cumplimiento del contrato.
ii) Genera una acción de carácter mueble: la acción para exigir el cumplimiento
del contrato prometido tiene carácter mueble, aunque tal contrato sea el de
compraventa de inmuebles. En efecto, con tal acción no se reclama la entrega de un
bien raíz, sino el cumplimiento de una obligación de hacer, y los hechos que se deben
se reputan muebles (Art. 581 del CC.) En consecuencia, es competente para conocer
de la mencionada acción, si no hay estipulación en contrario, el juez del domicilio del
demandado
3. Es de derecho estricto. Según Orrego, dados los términos en que se encuentra
redactada la norma, se deduce que la regla general es no aceptar la promesa de
celebrar un contrato y reconocerla sólo como excepción, cuando reúne los requisitos
expresados en el artículo. Se trata de una norma imperativa de requisito (Alessandri,
erróneamente, dice que es una norma prohibitiva: no hay tal, sin embargo, porque lo
que caracteriza a las normas prohibitivas es que impiden bajo todo respecto un
determinado acto o conducta).
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cumplirla, pero también es importante saber que ello no es lo que establece la ley. Así
si alguien celebro una promesa con escritura privada en el caso anterior, la promesa
igual vale. Ello se deduce del art. 1554 N°4 CC.
4ª. Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten para que
sea perfecto, la tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes prescriban
Algunos oponen a este razonamiento otro que es muy vulgar: en caso de incumplimiento
de una promesa celebrada por una escritura privada no se podría obligar o forzar a alguien a
celebrar un contrato que requiere escritura pública, porque precisamente el legislador ha
establecido esa obligación solo cuando se manifiesta esa voluntad por escritura pública. El
argumento es malo, porque también es el legislador el que ha regulado la promesa, solo
exigiendo escritura sin especificar.
REQUISITOS
1. Debe cumplir con todos los requisitos generales de existencia y validez de todo
contrato.
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omitirse la autorización requerida por la ley (formalidad habilitante), será la nulidad relativa.
En relación al cuarto caso, si la mujer celebrare el contrato, se discute en la doctrina si la
sanción es la nulidad relativa o la nulidad absoluta.
3. La promesa debe constar por escrito, ya sea privada o pública (no se especifica
en la ley).
El contrato de promesa es solemne y la solemnidad consiste en que el contrato ha de constar
por escrito. Este requisito no se exige como medio de prueba o de publicidad, sino como un
elemento indispensable para su existencia; en consecuencia, no existiendo un instrumento
escrito, no hay promesa, aunque el contrato prometido sea puramente consensual. De acuerdo
con Orrego, el contrato de promesa no puede probarse por ningún otro medio probatorio que
no sea el instrumento mismo que se exige por vía de solemnidad; no procede ni siquiera la
confesión de parte. Aunque el Art. 1701, inc. 1º CC, se refiere a la falta de instrumentos
públicos, nos parece que puede invocarse también para el contrato de promesa, aplicándolo
por analogía, conforme al aforismo “donde existe la misma razón, debe aplicarse la misma
disposición”.
4. Conforme al art. 1554 CC N°2, no debe tratarse de un contrato que la ley declare
ineficaces.
Vale decir, que el contrato prometido no adolezca de vicios de nulidad. Por eficacia del
contrato prometido debe entenderse, en un sentido amplio, que éste produzca efectos
jurídicos, que establezca un vínculo de derecho entre los contratantes. Aquí se trata de
requisitos de fondo del contrato, como contratos prometidos que adolezcan de causa u
objeto ilícitos. Así no se trataría de requisitos de validez que tengan relación con la calidad
o estado de las partes; las formalidades habilitantes. Ej. La autorización judicial para
enajenar un inmueble de un menor de edad.
Las formalidades habilitantes no forman parte, porque estas son referidas en el ART. 1554
N°4, el cual permite que en la promesa falten solemnidades, debiendo estas si o si estar en el
contrato prometido.
En cambio, la ley si establece algunos requisitos de capacidad y formalidades habilitantes en
relación a la promesa, como:
Ej. El marido casado en SC requiere de la autorización de su mujer o en subsidio del juez
para prometer enajenar o gravar inmuebles sociales. También para lo mismo respecto de
los derechos hereditarios de la mujer (pese a que lo que se obtiene a título gratuito es parte
del patrimonio de cada parte) (Art. 1749 inc. 3 CC).
La mujer que es dueña de muebles o inmuebles en SC no puede enajenar por sí sola, o
prometer enajenar o gravar. Ese contrato de promesa lo debe celebrar el marido (Art. 1754
y 1755 CC). La mujer solo puede hacerlo si tiene la administración extraordinaria (Art. 1759
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inc. 2). En el caso de los bienes familiares se necesita la autorización del cónyuge o
conviviente civil para prometer enajenar o gravar un bien familiar, que es aquel que sirve
de residencia familiar para la familia y los muebles que lo guarnecen. Estos son casos de
nulidad relativa. En caso de que sean muebles o inmuebles de la mujer se discute si es
simplemente nulidad relativa o bien se produce una discusión de quien debe respetar el
consentimiento (hay un problema de voluntad) a lo que hay parte de la doctrina que dice que
se produciría la nulidad absoluta.
Todos estos casos son de nulidad relativa; sin embargo, el caso de la mujer dueña de muebles
o inmuebles, que deben ser enajenados por el cónyuge o convivientes, ahí se discute si
simplemente hay nulidad relativa o si el problema es más profundo ¿Quién debe prestar el
consentimiento? No habiendo un problema de capacidad sino de voluntad por lo que este
vicio produciría la nulidad absoluta.
Ya dijimos que el numeral 2 se refiere a requisitos de fondos. Sobre estos requisitos de
fondo la ineficacia debe existir al momento de celebrarse la promesa (opinión general).
Sin embargo, la CS ha estimado que si de forma sobreviniente el contrato prometido
pasa a ser de aquellos en que hay objeto ilícito (por ejemplo, en materia de ley indígena,
en donde se celebra un contrato de promesa de un inmueble que no se podía vender por esas
partes) entonces la promesa se hace ineficaz.
En materia de lesión enorme, se discute si la promesa de compraventa de un inmueble
puede adolecer de lesión enorme o no. En general, se dice que NO, el contrato prometido
puede adolecer de lesión enorme pero la promesa no. En un fallo del año 1970, de la Corte
Suprema, se descarta tal posibilidad, afirmándose que compraventa y promesa de
compraventa son contratos distintos: el primero genera una obligación de dar y el segundo
una de hacer.
En la doctrina, también se ha descartado la posibilidad de atacar el contrato de promesa
aduciendo lesión enorme. Como expresa Abeliuk, “Nos parece inconcuso que la promesa no
puede atacarse por lesión enorme, principalmente, porque la acción rescisoria es propia de la
compraventa y no puede extenderse a otros contratos por su doble excepcionalidad:
constituye una sanción y en nuestro Código, además, específica para contados actos y
contratos”. La tesis contraria, agrega este autor, confunde el contrato preliminar con el
definitivo
Indiscutiblemente este va a pasar en el caso de Leasing para la vivienda (Ley 19.281
Art. 32: Artículo 32.- Para los efectos de lo dispuesto en el artículo 1.889 del Código Civil,
se entenderá que el justo precio se refiere al tiempo de la celebración del contrato de
arrendamiento con promesa de compraventa de que trata esta ley).
Además, en materia de promesa de compraventa de inmuebles por parte de sociedades
inmobiliarias, hay un requisito adicional, que es otorgar caución que puede consistir en una
boleta de garantía o una póliza del seguro (Art. 138 Bis DE LA LGUC)
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ilícita. Así se puede establecer como condición que el contrato prometido deje de ser ineficaz.
Cabe señalar, que nada obsta a que se estipule un plazo tácito.
Las condiciones son muy habituales en esta materia. En el área empresarial versan sobre dos
tipos de informe; aprobación de informes financieros y ambientales, que señalen que el
inmueble es apto para determinada actividad.
Nada impide fijar copulativamente una condición y un plazo, o primero la una y para el caso
de que ésta falle, o en su defecto, el otro. Así, las partes pueden estipular que “el contrato
prometido se llevará a efecto a más tardar en el plazo de seis meses, contado desde la fecha
del contrato de promesa, una vez que el promitente vendedor obtenga de la Dirección de
Obras pertinente, la recepción final de las obras”.
6. Conforme al numeral 4, se necesita que el contrato prometido este en tal modo
especificado que solo falte la tradición o el cumplimiento de las solemnidades
prescritas por la ley.
Conforme al Diccionario de la Real Academia de la Lengua, especificar significa “explicar,
declarar con individualidad una cosa”. Lo que exige la ley entonces, es que el contrato
prometido se determine e individualice en forma que no haya duda o confusión acerca de su
naturaleza al proceder a su celebración. De lo que se trata es de impedir que el contrato
prometido pueda confundirse con otro distinto al que pretenden las partes. De esta manera,
no se puede innovar en el contrato prometido, ni obligar a ninguna de las partes que contenga
clausulas distintas (más prolijas) que lo que se dijo en la promesa. SE DEBE CEÑIR
EXCTAMENTE. Especificar quiere decir indicar al menos los elementos esenciales.
7. NO ES REQUISITO SINO DUDA DE LA PRACTICA; Se puede inscribir por
EP una promesa sobre un inmueble.
La duda es si se puede inscribir la promesa de compraventa de un inmueble, a petición de la
parte interesada, en el Registro de Hipotecas y Gravámenes en la medida que se hubieren
celebrado por escritura pública. Desde luego no es un título que se deban inscribir conforme
al Reglamento, pero se discute si es de los que se pueden inscribir conforme al Art. 53 del
Reglamento del Conservador de Bienes Raíces. Varios especialistas dicen que NO, porque
solo se debe inscribir aquellos que tiene relevancia jurídica REAL (sobre derechos reales) y
esto no lo tendría pues se trata simplemente de un contrato entre las partes. El profesor
Carvajal cree que esto no es así, ya que es un antecedente que si tiene relevancia en
términos de la historia del bien raíz. La promesa no es vinculante frente a terceros en
general, sin embargo, hay excepciones, por ejemplo, para efectos de la acción pauliana o
revocatoria, en donde puede ser que la enajenación a un tercero del bien que estaba
prometido a enajenar provoque o agrave la insolvencia del titular, por lo que permite una
revocación en cuyo caso si tiene importancia REAL para el tercero, tiene tanta que aparece
en el art. 1491 CC. Así, es justificado que uno solicite la inscripción en el conservador.
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la CS desde el año 2015 en virtud del caso COEXPAND CON BANCO SECURITY, a raíz
del cual, ya no se requiere acción de sustento, así que se puede demandar directamente.
Sin embargo, sigue subsistiendo un viejo problema: ¿Puede la parte diligente demandar la
resolución de la promesa si no consta que ella misma tuvo la intención de cumplir? La
jurisprudencia dice que no hay una norma que resuelva esto, pero se permite por un principio
general del Derecho recogido en el Art.170 Nº5 CPC; ante la falta de ley el juez resolverá
de acuerdo a la equidad, entonces por razones de equidad se confiere esta posibilidad de
dejar resuelto este asunto y no dejar en el trafico la promesa. Es en parte un exceso de celo,
porque generalmente las promesas van a tener plazos perentorios, además, va a operar la
prescripción extintiva. Entonces esta preocupación por matar el contrato parece ser un exceso
de celo, pero en todo caso se resuelve así.
¿Qué ocurre si hay pactada en la promesa una pena o clausula penal (Art.1535 ss. CC)? su
cobro requiere necesariamente de un juicio ordinario, salvo que a cuenta de la cláusula penal
se haya otorgado algún medio de pago o algún título valor abstracto (Ej. letra de cambio,
pagaré, que son en si un título ejecutivo).
La prescripción de acciones de una promesa se rige de acuerdo con los plazos ordinarios, a
los 5 años y el carácter ejecutivo, prescribe a los 3 años, en ambos casos desde que la
obligación se haya hecho exigible.
EN CONCLUSIÓN, ante el incumplimiento de una de las partes, se podrá demandar el
cumplimiento forzado del contrato, la resolución de la promesa o simplemente la multa
convenida. Las dos primeras hipótesis podrán operar a menos que el contrato de promesa se
hubiere extinguido en virtud de un plazo extintivo. En este último caso, como el contrato ya
se extinguió, no puede demandarse su cumplimiento o su resolución, y sólo queda la
posibilidad de demandar la multa si se hubiera pactado.
CESIÓN DEL CONTRATO DE PROMESA
En Chile muchos contratos se ceden, esa es la realidad del tráfico, sin embargo, nuestro CC
no regula la cesión de contrato, sino que solo regula dos instituciones afines:
i) Cesión del crédito, en el entendido de que el contrato es la fuente de derechos
y obligaciones, mientras que el crédito es uno de los efectos, no la fuente, el
derecho personal es el que nace del contrato, así se regula como ceder ese
derecho personal pero no la totalidad del contrato, y por lo tanto no la cesión
de las obligaciones del contrato. El crédito en este caso consiste en el derecho
de exigir el otorgamiento del contrato definitivo, el cual, en principio es
cedible de acuerdo a las reglas generales de cesión de créditos y se efectúa
mediante la entrega del título y la notificación del deudor.
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Volvemos entonces al punto inicial, en CHL se ceden contratos, sin embargo, esa cesión no
vale, a lo sumo vale lo que corresponda a la cesión del crédito. Lo que ocurre con la
obligación podría ser una delegación impropia, es decir una sustitución del deudor sin
aceptación del acreedor, en que por lo tanto no hay novación.
¿Se puede ceder la promesa? En puridad no, sin embargo, en la práctica si se ceden contratos
de promesa. Esto es jugar la lotería dependiendo del tribunal al que se acuda. En la práctica,
la cesión de la promesa es usual, cuando se trata de sociedades inmobiliarias que pertenecen
a un mismo grupo. Una de ellas celebra el contrato, como promitente compradora, y luego,
antes o al momento de celebrar la compraventa, se lo cede a otra compañía vinculada con la
primera. Para que acontezca lo anterior, el promitente vendedor deberá aceptar la cesión.
Previniendo esta eventualidad, también se puede pactar en la misma promesa que el
promitente comprador queda facultado desde ya para ceder el contrato a un tercero. En esta
hipótesis, el consentimiento del promitente vendedor se confiere en forma anticipada.
EXTINCIÓN DEL CONTRATO DE PROMESA:
Las vías de extinción más importantes son:
1. CUMPLIMIENTO – por la celebración del contrato prometido.
Esta es la forma más usual de extinción del contrato de promesa. Ocurrirá, cuando las partes
celebran el contrato prometido, otorgándose recíproco finiquito acerca del contrato de
promesa, que declaran cumplido.
El cumplimiento puede ser voluntario o espontáneo – regla general-, o forzado. En el segundo
caso, el juez suscribirá el contrato en representación del demandado, y además el contratante
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que demanda el cumplimiento, podrá pedir la pertinente indemnización moratoria (Art. 1553
CC, ejecución forzada de una obligación de hacer)
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CONTRATO DE COMPRAVENTA
El Código Civil regula la compraventa en los arts. 1793 a 1896, que conforman el Título
XXIII del Libro IV, denominado precisamente “De la compraventa”. Dicho Título, después
de definir la compraventa y referirse al precio (arts. 1793 y 1794), se divide en 13 párrafos.
ART. 1793 CC
“Art. 1793. La compraventa es un contrato en que una de las partes se obliga a dar una cosa
y la otra a pagarla en dinero. Aquélla se dice vender y ésta comprar. El dinero que el
comprador da por la cosa vendida, se llama precio”.
La compraventa es un contrato generalmente consensual, en virtud del cual una
persona llamada “vendedor” se obliga a entregar la pacifica posesión de la cosa a otra
persona llamada “comprador”, quien se obliga a su vez a pagar por esta un precio en
dinero.
Se evidencia a partir de la definición legal que la compraventa simplemente posibilita un
cambio de una cosa por dinero, pero por sí sola no se verifica tal intercambio. Las partes sólo
se obligan a efectuar el cambio. El que sólo se concretará una vez realizada la tradición de la
cosa. Lo anterior confirma que la compraventa jamás es un contrato real, sino consensual,
por regla general, o solemne en algunos casos. En nuestro Código, se da a la compraventa la
calidad de mero título translaticio de dominio, como ocurría en el Derecho Romano bonitario
o vulgar. Vale decir, en el Derecho chileno, por la sola compraventa no se transfiere el
dominio, siendo necesario, para que esto ocurra, que opere la tradición.
Una primera a la definición legal es planteada por don Leopoldo Urrutia, se refiere a la
expresión “a dar una cosa”. En opinión de este autor, más correcto habría sido decir “a dar
algo”, expresión más amplia que empleaba Pothier, porque vio que hasta las esperanzas y la
suerte podían ser materia de un contrato de compraventa y que, por lo tanto, la palabra “cosa”
era demasiado restringida. En cambio, el Art. 1813 CC reconoce que puede venderse la
suerte, que en realidad no puede considerarse como cosa. Otra critica dice relación en cuanto
el comprador no sólo puede obligarse a pagar la cosa “en dinero”, sino que también podría
entregar dinero y además otra cosa u otras cosas (Art. 1794 CC).
Ahora, a diferencia de lo dicho en el curso de romano hacia adelante hay que hacer algunas
precisiones más, porque la compraventa se define en el Art. 1793 CC, en el cual hay una
diferencia aparentemente importante, ya que en ese artículo se dice que el vendedor se obliga
a “dar” y para nosotros dar tiene un significado preciso: transferir el dominio. Esta es
una de las críticas que se realiza a la definición: se alude a que el vendedor se obliga “a dar”,
debiendo haber dicho el precepto “a dar o a entregar”. Ello, porque el vendedor puede no ser
el dueño de aquello que vende (Art. 1815 CC). En tal caso, mal puede obligarse “a dar”
(transferir el dominio), sino sólo “a entregar”. En uno o en otro caso, habrá cumplido con su
obligación. Por lo demás, el título del párrafo 6º es esclarecedor, pues dice: “De las
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• Compraventa del CCO – tanto para la venta de mercaderías como para la venta de
una industria – Art.130-160 CCO.
3
Su ideólogo fue Ernst Rabel.
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ELEMENTOS
SUS ELEMENTOS ESENCIALES SE DESPRENDEN DEL ART. 1801 CC: I)
CONSENTIMIENTO (CONSENSUS); II) PRECIO (PRETIUM); III) COSA (RES).
ART. 1801 INC. 1 CC
“Art. 1801. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en
el precio; salvas las excepciones siguientes […]”.
i) CONSENTIMIENTO
Sobre el consentimiento – la compraventa es generalmente consensual, pero se puede sujetar
a solemnidades voluntarias de las partes, por ejemplo,. si las partes acuerdan que la
compraventa no valga sino celebrada por una escritura privada (Art.1802 CC), o también
excepcionalmente puede haber una compraventa sujeta a solemnidades legales, como, por
ejemplo, (Art.1801 inc.2 CC – compraventa de inmuebles, censos, servidumbres, la de una
sucesión hereditaria – celebración a través de escritura pública).
En definitiva, hay ciertos casos en donde la ley exige otorgar escritura pública para
perfeccionar la compraventa, por ende, la compraventa es solemne. Entre tales casos destacan
la venta de;
i.- De bienes raíces o de derechos inmuebles. Puede tratarse:
• De la venta de un inmueble considerado como un todo;
• De la venta de la cuota que un comunero posea sobre un inmueble (art. 1812);
• De la venta que el dueño de un inmueble hace de una cuota del mismo; o
• De la venta de un derecho real inmueble, como por ejemplo un derecho real de
usufructo que recae sobre un inmueble.
ii.- De servidumbres.
iii.- De censos.
iv.- De derechos hereditarios.
v.- De todos los bienes presentes y futuros de una persona.
Además de esta solemnidad general, hay otras formalidades que deben observarse en ciertos
contratos de compraventa, por ejemplo, en la venta de inmuebles de la sociedad conyugal el
marido debe obtener autorización de la mujer o de la justicia en subsidio (Art. 1749 CC).
ii) PRECIO
La omisión de este requisito acarrea la nulidad absoluta del contrato. Alessandri señala;
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“El precio constituye el objeto de la obligación del comprador y es, a la vez, la causa de la
obligación del vendedor. Este vende para llegar a obtener el precio que debe pagarle
aquél. De aquí que el precio, como todo objeto de obligación, debe reunir ciertos
requisitos tendientes a hacer de él un elemento determinante de la existencia del contrato”
De esta forma, se desprende claramente que la ausencia de precio en una compraventa,
implica, simultáneamente, que este contrato careció de causa para el vendedor, como
asimismo, que careció de objeto para el comprador.
Los requisitos entorno al precio son los siguientes;
1) Debe consistir en dinero;
2) Debe ser real o serio; y
3) Debe ser determinado o determinable.
Sobre el precio, este debe ser en dinero, de hecho, Orrego lo define como el dinero que el
comprador se obliga a dar por la cosa.
Hay que distinguir dos situaciones excepcionales:
i) Dación en pago el precio en dinero: significa que la prestación del comprador
debe ser en dinero, pero una vez celebrado el contrato en esos términos nada obsta
para que el acreedor admita que el deudor, en este caso el vendedor admita que el
comprador, cumpla la obligación con una cosa distinta; y
ii) Se puede pactar un precio, parte en dinero y parte en especies o cosas fungibles;
pero hay una norma que esto siempre que el monto que representen estas cosas
sea inferior al monto en dinero, porque si es superior se pierde un elemento de la
esencial del contrato (Art. 1444 CC) degenerando en otro contrato, una permuta
(Art.1794 CC)
ART.1794 CC
“Art. 1794. Cuando el precio consiste parte en dinero y parte en otra cosa, se entenderá
permuta si la cosa vale más que el dinero; y venta en el caso contrario.”
Además, el precio debe ser cierto, es decir, sea determinado o determinable. Será
determinado, cuando las partes lo fijen en términos explícitos; por su parte, será
determinable, cuando las partes entreguen las reglas para su determinación, aunque no lo
expresen en termino explícitos – estas reglas consisten básicamente en tres cosas:
i) El precio lo pueden determinar ambas partes, o también un tercero designado por
las partes, por ej. un perito; y además en las cosas fungibles que se suelan vender
en el mercado, el precio será el corriente de la plaza (si las partes no dicen nada).
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Lo que no puede ocurrir es que una de las partes sea la que determine el precio,
sin embargo ¿ocurre en la práctica? Si, muchas veces el vendedor fija el precio en
materia de construcción, cuando existe un mandante de la obra, empresario, que
encomienda la facción de la obra al constructor, habitualmente esta usará ciertos
materiales y todos al precio que proponga de sus propias listas el constructor.
Sin embargo, hay un límite, no se pueden establecer precios abusivos – Art.1808 y 1809:
ART.1808 CC
“El precio de la venta debe ser determinado por los contratantes.
Podrá hacerse esta determinación por cualesquiera medios o indicaciones que lo fijen.
Si se trata de cosas fungibles y se vende al corriente de plaza, se entenderá el del día de la
entrega, a menos de expresarse otra cosa”.
ART.1809 CC
“Podrá asimismo dejarse el precio al arbitrio de un tercero; y si el tercero no lo determinare,
podrá hacerlo por él cualquiera otra persona en que se convinieren los contratantes; en caso
de no convenirse, no habrá venta.
No podrá dejarse el precio al arbitrio de uno de los contratantes”.
EL PRECIO DEBE SER JUSTO
En materia de compraventa de inmuebles el precio debe ser justo (Art. 1888-1896 CC). La
lesión enorme (SOLO SE APLICA A LA COMPRAVENTA DE BIENES INMUEBLES)
en nuestro país puede darse respecto del comprador como del vendedor en la compraventa
de inmueble. Es un vicio objetivo, pues se mira con relación al valor de la cosa y al valor de
mercado de la misma. En otras legislaciones la lesión es un vicio del consentimiento, a
diferencia de lo que ocurre en nuestro ordenamiento.
Se entiende por lesión, en términos generales, el perjuicio pecuniario que de un contrato
conmutativo puede resultar para una de las partes. Pero no basta que haya lesión, sino que
ésta debe ser enorme, es decir, debe existir una desproporción grave en las prestaciones de
las partes. Ahora bien, tratándose de la compraventa de bienes muebles, aun siendo vil el
precio, no viciaría el acto jurídico.
El valor objetivo tiene importancia, pues el justo precio a veces es considerado como el valor
de la cosa para la parte lesionada, que es distinto que hablar de valor de mercado. Esto
significó un gran debate sobre cuál era el precio de la lesión; el precio para el lesionado o el
valor objetivo del mercado. Esto se solucionó con el CC, señalando que es el valor objetivo
de mercado.
ART. 1889 CC
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“Art. 1889. El vendedor sufre lesión enorme, cuando el precio que recibe es inferior a la
mitad del justo precio de la cosa que vende; y el comprador a su vez sufre lesión enorme,
cuando el justo precio de la cosa que compra es inferior a la mitad del precio que paga por
ella.
El justo precio se refiere al tiempo del contrato.”
LESIÓN ENORME EN EL VENDEDOR ART. 1889 CC ➔ El vendedor sufre lesión
enorme entonces cuando lo que recibe es inferior a la mitad del justo precio. Así, por
ejemplo, si la cosa valía $50.000.000.-, y recibió $24.999.999. En ese caso el vendedor
puede exigir la recisión del contrato, en cuyo caso ocurrirá lo que señala el siguiente artículo:
ART. 1890 CC
“Art. 1890. El comprador contra quien se pronuncia la rescisión, podrá a su arbitrio
consentir en ella, o completar el justo precio con deducción de una décima parte; y el
vendedor en el mismo caso, podrá a su arbitrio consentir en la rescisión, o restituir el exceso
del precio recibido sobre el justo precio aumentado en una décima parte.
No se deberán intereses o frutos sino desde la fecha de la demanda, ni podrá pedirse cosa
alguna en razón de las expensas que haya ocasionado el contrato.”
Como es un vicio objetivo, no hay que reprocharle al vendedor, existe una suerte de castigo
en el precio, el comprador no debe integrar todo el justo precio, sino que completarlo con
una deducción de la 1/10 parte. Se podría consentir en la rescisión o bien, el comprador podría
completar el justo precio con deducción de una décima parte.
ART. 1889 CC
“Art. 1889. El vendedor sufre lesión enorme, cuando el precio que recibe es inferior a la
mitad del justo precio de la cosa que vende; y el comprador a su vez sufre lesión enorme,
cuando el justo precio de la cosa que compra es inferior a la mitad del precio que paga por
ella.
El justo precio se refiere al tiempo del contrato.”
LESIÓN ENORME EN EL COMPRADOR ART. 1889 CC ➔ Por su parte, el comprador
sufre lesión enorme cuando el justo precio de la cosa es inferior a la mitad del precio que
paga por ella. Así, por ejemplo, si la cosa valía $50.000.000.-, y pagó $100.000.001. En ese
caso podrá pedir la rescisión y el vendedor consentir en ella o bien este último restituir el
exceso del precio recibido sobre el justo precio aumentado en una décima parte (Art. 1890
CC).
Importante que el JUSTO PRECIO ES AL TIEMPO DEL CONTRATO. Como el justo
precio que debe tomarse en cuenta para determinar si hay o no lesión enorme, es aquél que
tenía la cosa al tiempo del contrato, y puesto que ésta sólo tiene cabida, en lo que se refiere
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a la compraventa, tratándose de la venta de bienes inmuebles, habrá que estar al justo precio
que tenía la cosa al tiempo de otorgar la escritura pública respectiva. Entendemos por justo
precio el que corresponde al valor comercial de la cosa, determinado por la ley de la oferta y
la demanda. En un juicio, será prueba concluyente, usualmente, la tasación que practique un
perito.
¿Cuándo prescribe la acción? (ES UNA PRESCRIPCIÓN DE CORTO TIEMPO):
ART. 1896 CC
“Art. 1896. La acción rescisoria por lesión enorme expira en cuatro años contados desde la
fecha del contrato.”
La lesión enorme es un vicio objetivo de orden público, razón por la cual existe el
siguiente artículo;
ART. 1892 CC
“Art. 1892. Si se estipulare que no podrá intentarse la acción rescisoria por lesión enorme,
no valdrá la estipulación; y si por parte del vendedor se expresare la intención de donar el
exceso, se tendrá esta cláusula por no escrita.”
En la doctrina chilena, todos están de acuerdo en que la renuncia de la acción rescisoria por
lesión enorme hecha en el mismo contrato de compraventa adolece de nulidad, atendido lo
que expresa el art. 1892 del Código Civil. Se discute sin embargo sobre la validez de la
renuncia hecha en acto posterior.
¿Qué ocurre con la lesión enorme ante la perdida de la cosa?:
ART. 1893 CC
“Art. 1893. Perdida la cosa en poder del comprador no habrá derecho por una ni por otra
parte para la rescisión del contrato.
Lo mismo será si el comprador hubiere enajenado la cosa; salvo que la haya vendido por
más de lo que había pagado por ella; pues en tal caso podrá el primer vendedor reclamar
este exceso, pero sólo hasta concurrencia del justo valor de la cosa, con deducción de una
décima parte.”
Si se pierde la cosa no se puede reclamar la lesión, excepto cuando el comprador a enajenado
por un precio mayor, en cuyo caso se perseguirá ese precio hasta que se entere el justo precio
con deducción de la décima parte.
¿Qué ocurre con los deterioros de la cosa? No se puede pedir por el vendedor compensación,
excepto en cuanto el comprador se haya aprovechado de ella, para evitar un enriquecimiento
sin causa.
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Para la restitución (volver las cosas al estado anterior) si ha habido gravámenes sobre la cosa,
el comprador está obligado a purificarla.
ART. 1895 CC
“Art. 1895. El comprador que se halle en el caso de restituir la cosa, deberá previamente
purificarla de las hipotecas u otros derechos reales que haya constituido en ella.”
iii) LA COSA
No puede faltar la cosa vendida, pues de otra manera faltaría el objeto de la obligación del
vendedor y carecería de causa la obligación del comprador: no habiendo objeto y causa para
los contratantes, no hay contrato o éste adolece de nulidad absoluta.
Antes de continuar, es preciso tener en cuenta que la cosa vendida debe reunir una serie de
requisitos, a saber:
1) Debe ser comerciable y además enajenable.
2) Debe ser determinada o determinable y además singular.
3) Debe existir o esperarse que exista.
4) No debe pertenecer al comprador.
La compraventa es un contrato principal, por ende, la cosa necesariamente es principal.
Tratándose de una cosa principal en un contrato principal, se le aplicara a esta la regla de lo
accesorio. Ello se evidencia en los Arts. 1829 y 1830 CC; lo accesorio sigue la suerte de lo
principal. Sin embargo, hay limitaciones (Art. 1829 CC):
ART. 1830 CC
“Art. 1830. En la venta de una finca se comprenden naturalmente todos los accesorios,
que según los artículos 570 y siguientes se reputan inmuebles.”
ART. 1829 CC
“Art. 1829. La venta de una vaca, yegua u otra hembra comprende naturalmente la del hijo
que lleva en el vientre o que amamanta; pero no la del que puede pacer y alimentarse por sí
solo.”
Esto es importante en la economía rural, pues las crías no natas son accesorias a las hembras,
salvo que pueda pacer y alimentarse por sí sola.
Desde otro punto de vista, la cosa puede ser propia o ajena del vendedor (Art. 1815 CC), sin
perjuicio de los derechos del dueño sobre la cosa. Si la cosa es propia se habla de compraventa
de cosa propia o “Compraventa A domino”. Si es de cosa ajena se llama compraventa de cosa
ajena o “Compraventa Non Dominio).
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Se puede vender entonces cosas que estén determinadas como especie o como género,
además de poderse vender la cuota:
ART. 1812 CC
“Art. 1812. Si la cosa es común de dos o más personas proindiviso, entre las cuales no
intervenga contrato de sociedad, cada una de ellas podrá vender su cuota, aun sin el
consentimiento de las otras.”
3) Debe existir o esperarse que exista.
La cosa puede tratarse de una cosa que existe o se espera que exista. Se aplica aquí la regla
general del Art. 1461, inciso 1° CC: “No sólo las cosas que existen pueden ser objetos de
una declaración de voluntad, sino las que se espera que exista; pero es menester que las
unas y las otras sean comerciables, y que estén determinadas, a lo menos, en cuanto a su
género”.
ART. 1813 CC
“Art. 1813. La venta de cosas que no existen, pero se espera que existan, se entenderá hecha
bajo la condición de existir, salvo que se exprese lo contrario, o que por la naturaleza del
contrato aparezca que se compró la suerte”
ART. 1814 CC
“Art. 1814. La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone
existente y no existe, no produce efecto alguno.
Si faltaba una parte considerable de ella al tiempo de perfeccionarse el contrato, podrá el
comprador a su arbitrio desistir del contrato, o darlo por subsistente, abonando el precio a
justa tasación.
El que vendió a sabiendas lo que en el todo o en una parte considerable no existía, resarcirá
los perjuicios al comprador de buena fe”
Si la cosa es de aquellas que se espera que exista, la compraventa solo se perfecciona cuando
la cosa llegue a existir. Esto no constituye una condición como modalidad, sino como
condictio iuris, es decir, un requisito de validez o de existencia del acto. Por eso es que
no hay contrato si la cosa no llega a existir.
Esto que se conoció en Roma como la “Compra de una cosa esperada/Emptio Rei
Speratae” que hay que diferenciarla de la “Compra de la esperanza o de la suerte/
Emptio Spei”. La suerte ya existe siempre, lo que ocurre es que la compraventa se transforma
en un contrato oneroso aleatorio. Por ej. te compro el primer macho que nazca de tu caballo
de carreras, es una cosa que no existe, pero se espera que exista y por lo tanto bajo la
condición de que llegue a existir ese caballo la existencia misma de la compraventa. Distinto
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de ir al muelle y decirle al pescador que le pago 1000 por todo el resultado de la pesca de
hoy, por lo que, si regresa sin pescar nada, el comprador igualmente debe pagar 1000, lo
mismo que si llegara con el barco lleno, porque se compró la suerte, y como ya se decía en
Roma: la suerte ya existe; por lo tanto no es una compraventa condicional sino purísima,
así pues lo que ocurre es que se transforma en un contrato oneroso aleatorio.
La venta con relación a la cabida o con señalamiento de linderos; es típico que se señale
que el inmueble se vende ad corpus, es decir como especie o cuerpo cierto. Ello no solo en
cuanto a la determinación de la cosa por sí sola, sino que para evitar unas normas que ponen
en relación la determinación de la cosa con la estimación del precio. Si no se vende la cosa
como especie o cuerpo cierto y se señala una superficie o cabida, entonces debe coincidir esa
cabida o superficie declarada con la cabida o superficie real, de lo contrario se va a ver
afectado el precio. Esto también aplica a las compraventas en donde se señalen linderos. Esto
se aplica según el código en principio a la venta de inmuebles rústicos (no urbanos) pero la
verdad es que lo termina por aclarar el CC, que estas normas se pueden aplicar a todo
conjunto de cosas.
ART. 1835 CC
“Art. 1835. Las reglas dadas en los dos artículos referidos se aplican a cualquier todo o
conjunto de efectos o mercaderías.”
ART. 1831 CC
“Art. 1831. Un predio rústico puede venderse con relación a su cabida o como una especie
o cuerpo cierto.
Se vende con relación a su cabida, siempre que ésta se expresa de cualquier modo en el
contrato, salvo que las partes declaren que no entienden hacer diferencia en el precio,
aunque la cabida real resulte mayor o menor que la cabida que reza el contrato.
Es indiferente que se fije directamente un precio total, o que éste se deduzca de la cabida o
número de medidas que se expresa, y del precio de cada medida.
Es asimismo indiferente que se exprese una cabida total o las cabidas de las varias
porciones de diferentes calidades y precios que contenga el predio, con tal que de estos datos
resulte el precio total y la cabida total.
Lo mismo se aplica a la enajenación de dos o más predios por una sola venta.
En todos los demás casos se entenderá venderse el predio o predios como un cuerpo
cierto.”
Siempre que se indique una superficie se está vendiendo con relación a la cabida. Para que
se entienda que no se está vendiendo así, hay que decirlo expresamente. Por eso es que los
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abogados dicen “se vende ad-corpus”. Ahora, si se señala una superficie y no se indica que
ello no incide en el precio, van a operar todas estas normas.
ART. 1832 CC
“Art. 1832. Si se vende el predio con relación a su cabida, y la cabida real fuere mayor que
la cabida declarada, deberá el comprador aumentar proporcionalmente el precio; salvo que
el precio de la cabida que sobre, alcance a más de una décima parte del precio de la cabida
real; pues en este caso podrá el comprador, a su arbitrio, o aumentar proporcionalmente el
precio o desistir del contrato; y si desiste, se le resarcirán los perjuicios según las reglas
generales.
Y si la cabida real es menor que la cabida declarada, deberá el vendedor completarla; y si
esto no le fuere posible, o no se le exigiere, deberá sufrir una disminución proporcional del
precio; pero si el precio de la cabida que falte alcanza a más de una décima parte del precio
de la cabida completa, podrá el comprador, a su arbitrio, o aceptar la disminución del
precio, o desistir del contrato en los términos del precedente inciso.”
Este artículo se pone en una serie de casos problemáticos:
1. El caso en que la cabida real es mayor a la declarada.
En este caso el comprador debe aumentar proporcionalmente el precio. Esto sin
embargo con un límite; salvo que el precio de la cabida que sobre alcance a más de una
décima parte del precio de la cabida real. Si el precio de la cabida que sobra es más de una
décima parte del precio de la cabida real, el comprador puede hacer dos cosas; 1) completarla
o 2) rescindir el contrato, en cuyo caso se le resarcirán los perjuicios según las reglas
generales.
2. El caso de la cabida real es inferior a la cabida declarada.
En este caso el vendedor deberá completar la cabida, si ello no fuere posible o no se le
exigiere, debe disminuir proporcionalmente el precio. Pero si el precio de la cabida que
falte alcanza a más de una décima parte del precio de la cabida completa, entonces el
comprador a su arbitrio podrá aceptar la disminución del precio o desistirse del contrato.
ART. 1833 CC
“Art. 1833. Si el predio se vende como un cuerpo cierto, no habrá derecho por parte del
comprador ni del vendedor para pedir rebaja o aumento del precio, sea cual fuere la cabida
del predio.
Sin embargo, si se vende con señalamiento de linderos, estará obligado el vendedor a
entregar todo lo comprendido en ellos; y si no pudiere o no se le exigiere, se observará lo
prevenido en el inciso 2.º del artículo precedente.”
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2. ES UN CONTRATO ONEROSO
Por las prestaciones recíprocas que engendra, imponiéndose ambas partes un gravamen y
obteniendo ambas partes un beneficio
3. ES UN CONTRATO CONMUTATIVO Y EXCEPCIONALMENTE
ONEROSO
Por regla general, las prestaciones a que se obligan vendedor y comprador quedan
perfectamente determinadas, sin que haya incertidumbre o queden entregadas a
contingencias. Cada parte sabe, con certeza, lo que obtendrá del contrato. Dichas prestaciones
“se miran” como equivalentes. Se trata, entonces, de un contrato conmutativo.
Excepcionalmente, el contrato de compraventa puede ser aleatorio, como en el caso de la
compraventa de cosas que no existen pero que se espera que existan, cuando expresamente
se pacte el carácter aleatorio del contrato, según dispone el Art. 1813 CC, o sea, cuando
aparezca que “se compró la suerte”; en consecuencia, la conmutatividad no es de la esencia
de la compraventa, sino sólo su característica general. Lo aleatorio es excepcional en la
compraventa.
4. ES UN CONTRATO PRINCIPAL
Ello porque existe por sí mismo, independientemente de cualquier otra convención
5. ES UN CONTRATO GENERALMENTE CONSENSUAL
Ello salvo las excepciones legales que exigen el cumplimiento de una solemnidad, como
acontece por ejemplo en la compraventa de inmuebles
6. ES UN CONTRATO NOMINADO O TIPICO
Ello porque está reglamentado en la ley, nada menos que en 103 artículos
7. ES UN CONTRATO DE EJECUCIÓN INSTANTANEA
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iii. Si la cosa no se entregó a nadie, se prefiere a aquel que tenga el titulo más antiguo.
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ART. 1822 CC
“Art. 1822. Si avenidos vendedor y comprador en el precio, señalaren día para el peso,
cuenta o medida, y el uno o el otro no compareciere en él, será éste obligado a resarcir al
otro los perjuicios que de su negligencia resultaren; y el vendedor o comprador que no faltó
a la cita podrá, si le conviniere, desistir del contrato.”
4. La compraventa al gusto o a prueba.
ART. 1823 CC
“Art. 1823. Si se estipula que se vende a prueba, se entiende no haber contrato mientras
el comprador no declara que le agrada la cosa de que se trata, y la pérdida, deterioro o
mejora pertenece entre tanto al vendedor.
Sin necesidad de estipulación expresa se entiende hacerse a prueba la venta de todas las
cosas que se acostumbra vender de ese modo.”
CAPACIDAD PARA CELEBRAR EL CONTRATO DE COMPRAVENTA
La regla general a este respecto es que son capaces para celebrar el contrato de compraventa
todas las personas a quienes la ley no declara inhábiles para celebrar éste contrato o
cualquiera otro contrato en general. La regla general por ende es la capacidad, salvo aquellas
personas exceptuadas por ley (Art.1446 CC). En materia de compraventa se reitera aquello
en el siguiente artículo:
ART.1795 CC
“Son hábiles para el contrato de venta todas las personas que la ley no declara inhábiles
para celebrarlo o para celebrar todo contrato”.
Tiene un sentido que se reitere la regla general por todo lo que se trata desde el art.1796 al
1800.
Hay que advertir que de acuerdo con este articulo van a operar todas las incapacidades
generales para celebrar actos y contratos (Art.1447 CC), tales incapacidades generales son
de ejercicio, que recaen sobre los i) menores de edad, ii) sordomudos que no se pueden
dar a entender claramente, iii) dementes, iv) disipadores interdictos. Son incapacidades
de ejercicio, es decir estas personas son iguales ante la ley en cuanto su capacidad de goce,
pues su limitación es de hecho, no de derecho, respecto su ejercicio. Esto es importante
destacar porque en el Art.1447 inc. final CC se anuncia que existen también incapacidades
especiales, que se aplicarán también en la compraventa, pero estas (Art.1796-1800) no son
incapacidades de ejercicio realmente – es una diferencia cualitativa – sino verdaderas
incapacidades de goce, se trata de ciertas personas que no pueden adquirir ciertos derechos,
no pueden ser titulares de los mismos.
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“Art. 1798. Al empleado público se prohíbe comprar los bienes públicos o particulares que
se vendan por su ministerio”
• Todos los empleados públicos, en sentido amplio, no pueden comprar los bienes
gestionados a través de competencias que les sean propias. Puede sin embargo por ej.
alguien encargado de la puerta del oficio publico comprar un bien que se venda por
decisión de las jefaturas, si, pues no se vende a través de su ministerio.
ART.1798 2ª PARTE (JUECES, ABOGADOS, PROCURADORES Y NOTARIOS) CC
“y a los jueces, abogados, procuradores o escribanos los bienes en cuyo litigio han
intervenido, y que se vendan a consecuencia del litigio; aunque la venta se haga en pública
subasta”.
• Estos operadores jurídicos no pueden comprar bienes que se vendan a consecuencia
de un litigio en que han intervenido.
• Esta disposición se debe complementar con una del COT, que es más estricta pues se
amplía a los parientes de estas personas y extiende el tiempo:
ART.321 COT
“Se prohibe a todo juez comprar o adquirir a cualquier título para sí, para su cónyuge, para
su conviviente civil, o para sus hijos las cosas o derechos que se litiguen en los juicios de
que él conozca.
Se extiende esta prohibición a las cosas o derechos que han dejado de ser litigiosos, mientras
no hayan transcurrido cinco años desde el día en que dejaron de serlo; pero no comprende
las adquisiciones hechas a título de sucesión por causa de muerte, si el adquirente tuviere
respecto del difunto la calidad de heredero abintestato.
Todo acto en contravención a este artículo lleva consigo el vicio de nulidad, sin perjuicio de
las penas a que, conforme al Código Penal, haya lugar”.
ART.1799 (TUTORES Y CURADORES) CC
“No es lícito a los tutores y curadores comprar parte alguna de los bienes de sus pupilos,
sino con arreglo a lo prevenido en el título De la administración de los tutores y curadores”.
• Salvo terminado todo el ejercicio de su guarda conforme al título respectivo.
ART.1796 2ª PARTE (PROHIBICIÓN DE COMPRAR O VENDER ENTRE EL
PADRE O MADRE Y EL HIJO SUJETO A PATRIA POTESTAD)
“Es nulo el contrato de compraventa […], y entre el padre o madre y el hijo sujeto a patria
potestad”
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Lo primero que debemos preguntarnos es que es la patria potestad, que fue el viejo nombre
romano del poder general que tenían los padres sobre los hijos, poder general que por lo tanto
abarcaba los aspectos personales y patrimoniales, sin embargo la legislación cambió (se
igualaron los derechos de los hijos matrimoniales y no matrimoniales, asignatarios de mejora,
se desarrolló mejor la libre investigación de la paternidad y la verdad biológica como
principio, entre otras cuestiones) y en materia de cuidado de los hijos se eliminó la facultad
del padre de aplicar castigos moderados a los hijos, el tratamiento de los hijos respecto la
separación de los padres, etc.
Entonces hoy la patria potestad es – Art.246 CC – el conjunto de derechos y deberes que
tiene el padre o la madre sobre los bienes de su hijo no emancipado. Generalmente se
produce la emancipación con la mayoría de edad. Por lo demás no es lo mismo que la patria
potestad antigua porque ahora recaen sobre los bienes, es decir se redujo al patrimonio, los
derechos patrimoniales de los hijos; de hecho el cuidado personal no está incluido aquí, es
una cuestión distinta. La realidad es que la patria potestad es aplicable en pocos casos, porque
son pocos los bienes, en contrario de lo que sucede con el cuidado personal que si es lo que
tiene más aplicación y que da lugar al régimen de comunicación directa y regular. Entonces
existe la patria potestad, pero muy disminuida.
Como se distribuye la patria potestad, si nada se dice pertenece a ambos; sin embargo, ya sea
que se acuerde por escritura pública o por un acta ante un oficial del registro civil, la patria
potestad se puede asignar a uno de ellos, bajo el requisito de que se subinscriban al margen
de la inscripción de nacimiento dentro del plazo 30 días desde su celebración.
También judicialmente se puede decidir que se asigne a uno de los padres; sentencia que una
vez ejecutoriada (que en la práctica implica pedir certificación al tribunal por parte del
secretario, dirigiendo el escrito al juez), y con el certificado se inscribe al margen de la
inscripción de nacimiento.
Sin perjuicio de lo anterior, en cualquier caso, cualquiera de los padres puede realizar actos
de mera administración – actos de conservación que no implican la disposición.
Y también se debe precisar que la patria potestad siempre pasa al otro padre en caso de
defecto del titular.
ART.244 CC
“La patria potestad será ejercida por el padre o la madre o ambos conjuntamente, según
convengan en acuerdo suscrito por escritura pública o acta extendida ante cualquier oficial
del Registro Civil, que se subinscribirá al margen de la inscripción de nacimiento del hijo
dentro de los treinta días siguientes a su otorgamiento.
A falta de acuerdo, toca al padre y a la madre en conjunto el ejercicio de la patria potestad.
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Con todo, los padres podrán actuar indistintamente en los actos de mera conservación.
Respecto del resto de los actos, se requerirá actuación conjunta. En caso de desacuerdo de
los padres, o cuando uno de ellos esté ausente o impedido o se negare injustificadamente, se
requerirá autorización judicial.
En todo caso, cuando el interés del hijo lo haga indispensable, a petición de uno de los
padres, el juez podrá confiar el ejercicio de la patria potestad al padre o madre que carecía
de él, o radicarlo en uno solo de los padres, si la ejercieren conjuntamente. Ejecutoriada la
resolución, se subinscribirá dentro del mismo plazo señalado en el inciso primero.
En defecto del padre o madre que tuviere la patria potestad, los derechos y deberes
corresponderán al otro de los padres”.
Sobre la incapacidad, se discute si esta se aplica respecto de cualquiera de los padres o solo
respecto de aquel que es titular de la patria potestad. Dice la norma – Art.1796 CC = Es nulo
el contrato de compraventa entre el padre o madre y el hijo sujeto a patria potestad. No
distingue la norma entre si el padre o madre es titular o no de la patria potestad, porque el
espíritu de la norma es que sumado a la incapacidad general acá busca evitar el tremendo
abuso que podría producirse por la dependencia respecto de los padres.
Otro sector de la doctrina sostiene que es falso que el espíritu de la ley sea proteger al hijo
por su dependencia de los padres, ello porque de lo contrario no se habría hecho alusión a la
patria potestad, que ojo que no tiene que ver con el cuidado personal. Y no se habría incluido
si se refiriera a la dependencia normal que tiene el hijo respecto al padre. Como se incluye el
criterio de patria potestad y las incapacidades son normas excepcionales de interpretación
restrictiva, solo tiene sentido aplicarla al padre o madre titular de la patria potestad.
• Esta compraventa adolece de nulidad absoluta.
• Esta es una incapacidad especial doble – solo para ciertas personas.
Continuando con los dos casos más importantes de incapacidad:
ART.1800 (MANDATARIOS EN GRAL Y CIERTOS MANDATARIOS
ESPECIALES) CC
“Los mandatarios, los síndicos de los concursos, y los albaceas, están sujetos en cuanto a la
compra o venta de las cosas que hayan de pasar por sus manos en virtud de estos encargos,
a lo dispuesto en el artículo 2144”.
• No pueden comprar lo que se les ha mandado vender, ni vender de lo suyo lo que se
les ha ordenado comprar, salvo con la aprobación expresa del mandante.
ART.2144 CC
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“No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona, comprar las cosas que el
mandante le ha ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante lo que éste le ha ordenado
comprar, si no fuere con aprobación expresa del mandante”.
La sanción en este caso es la nulidad relativa – norma imperativa de requisitos, es decir no
se puede hacer si no se cuenta con la aprobación expresa del mandante.
ART.1796 1ª PARTE (NULAS LAS COMPRAVENTA ENTRE EL MARIDO Y LA
MUJER NO SEPARADOS JUDICIALES, Y TAMBIÉN ENTRE LOS
CONVIVIENTES CIVILES – ESTO ÚLTIMO NO ESTÁ EN EL MISMO ART. PERO
SE INCORPORA POR EL ART.23 L20.830)
“Art. 1796. Es nulo el contrato de compraventa entre cónyuges no separados judicialmente”
La ley establece esta prohibición, por lo tanto, hay nulidad absoluta, para el caso de que los
cónyuges no estén separados judicialmente; la separación judicial no se debe confundir con
la separación de bienes – la separación judicial es un estado civil que se declara por sentencia
judicial tratado en la Ley 19.947 (art.26-41), uno de sus efectos es producir la separación de
bienes, pero no es lo mismo, de hecho la separación de bienes se puede lograr de otras formas.
¿Se aplica esta incapacidad a los matrimonios separados de bienes? Si se aplica. Hay
prohibición y adolece la compraventa de nulidad absoluta si la hay entre cónyuges en cuáquer
régimen económico, la única excepción es con la separación judicial.
Para que se produzca la separación judicial, se debe deducir una acción, primero, contra el
cónyuge que ha violado gravemente los deberes del matrimonio o las obligaciones para con
los hijos y que ha tornado intolerable la vida en común. En segundo lugar, la puede deducir
uno cualquiera de los cónyuges cuando ha cesado la convivencia, y, en tercer lugar, la pueden
deducir ambos conjuntamente, pero en tal caso, deben acompañar un documento llamado
“Acuerdo Completo Y Suficiente” (pacto en que se regulan todas las materias relativas al
matrimonio e hijos en común, vale decir, compensación económica, régimen comunicacional
de los hijos y alimentos de los hijos). Sin este acuerdo no puede haber divorcio de común
acuerdo ni separación judicial (Arts.26 y 27 Ley 20.830). Produce sus efectos desde que la
sentencia que la declara está ejecutoriada.
Ahora, cesa el efecto ante dos situaciones: si se termina el matrimonio por divorcio o muerte;
o cesa la separación judicial si se reanuda la vida en común, pero para que éste cese del efecto
por la reanudación de la vida común sea oponible a terceros, se requiere que ambos soliciten
una nueva declaración judicial y que se subinscriban al margen de la inscripción matrimonial.
Uno de los efectos es que se extingue la sociedad conyugal o el régimen de participación en
los gananciales. La separación judicial abre paso a la separación de bienes como un efecto
más. Si cesa el efecto no se restituye ni la sociedad conyugal ni el régimen en los gananciales.
En ese caso los cónyuges quedan bajo el Art.1796 CC.
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- Para la disolución de la sociedad conyugal (Art. 1773 CC), ante deuda entre los
cónyuges entre sí, se puede cumplir entregándole los bienes al otro.
estos derechos recíprocos no pueden reclamarse sino de las personas que han contraído las
obligaciones correlativas
I. OBLIGACIONES DEL VENDEDOR
ART. 1824 CC
“Art. 1824. Las obligaciones del vendedor se reducen en general a dos: la entrega o
tradición, y el saneamiento de la cosa vendida.
La tradición se sujetará a las reglas dadas en el Título VI del Libro II.”
Aparecen en el art. 1824 CC y se sintetizan en dos:
1. La entrega o tradición de la cosa, lo cual se rige por las reglas de Libro II título
XI (artículos 670 y ss. CC).
Habrá que atender a la naturaleza del bien para ver cómo se efectúa la tradición (si es
mueble [art. 684 CC] o inmueble [art. 686 CC]). La inscripción se cancela por una nueva
inscripción, por acuerdo mutuo o por sentencia judicial.
¿Quién paga los costos de la entrega? Primero el que pacten las partes. Si no, el vendedor
deberá pagar (Art. 1825 CC). Muchas veces el vendedor tiene cierta necesidad económica,
por lo que conviene pactar que los costos de la entrega sean carga del comprador.
¿Dónde se realiza la entrega? Primero en el lugar que pacten las partes. Si nada se dijo, hay
que distinguir; 1) si la cosa es una especie o cuerpo cierto la entrega se realiza donde se
encuentre la especie al tiempo del contrato, 2) si la cosa es un género la entrega se realiza en
el domicilio del deudor, ósea el vendedor (1587-1589 CC).
¿Qué se entrega? Primero lo que reza el contrato (es una aplicación del principio de la
identidad del pago; se debe pagar exactamente la cosa debida). Además, se deberá
incorporar los accesorios de la cosa. Además, se deberá entregar todo aquello que
corresponda según la buena fe (aquello que emana de la naturaleza de la obligación, o que
por la ley o la costumbre pertenece a ella).
¿Cuál es la época del pago? Es un problema practico muy relevante al cual el CC le dedica
todo un artículo; 1826 CC:
ART. 1826 CC
“Art. 1826. El vendedor es obligado a entregar la cosa vendida inmediatamente después
del contrato o a la época prefijada en él.
Si el vendedor por hecho o culpa suya ha retardado la entrega, podrá el comprador a su
arbitrio perseverar en el contrato o desistir de él, y en ambos casos con derecho para ser
indemnizado de los perjuicios según las reglas generales.
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Todo lo cual se entiende si el comprador ha pagado o está pronto a pagar el precio íntegro
o ha estipulado pagar a plazo.
Pero si después del contrato hubiere menguado considerablemente la fortuna del
comprador, de modo que el vendedor se halle en peligro inminente de perder el precio, no
se podrá exigir la entrega aunque se haya estipulado plazo para el pago del precio, sino
pagando, o asegurando el pago.”
Primero si se ha pactado un plazo, se deberá pagar al cumplirse el plazo. En segundo
lugar, INMEDIATAMENTE después de pagado el precio (NO INMEDIATAMENTE
CELEBRADO EL CONTRATO). Ello porque si no se le ha pagado el precio, el vendedor
no incumple su obligación.
Si el vendedor se constituye en mora de entregar el comprador va a tener un doble derecho;
puede pedir o exigir el cumplimiento del contrato con indemnización de perjuicios o
desistirse del contrato con indemnización de perjuicios. Esta norma repite lo que dice el 1489
por que primero se elaboró el capítulo de compraventa y luego la parte que contiene el 1489.
Además hay una razón dogmática porque conforme a lo que dice el 1826, se debe considerar
que se establece una acción resolutoria más estricta que la del 1489, ya que esta última se
puede enervar pagando (algunos de manera fraudulenta esperan a pagar hasta antes de la vista
de la causa en segunda instancia y en primera instancia hasta antes de la citación a oír
sentencia), recuerda que la excepción de pago es una excepción anómala (Art. 310 CPC). En
este caso como esta expresado el art. 1826, a la doctrina le da la impresión de que NO se
puede pagar, ahí que radique el sentido, pues de lo contrario no estaría al arbitrio del
comprador desistirse del contrato o que se cumple, sino que estaría al arbitrio del vendedor.
La disposición además se pone en el caso de que la fortuna del comprador mengue
considerablemente antes de que pague el precio:
Pero si después del contrato hubiere menguado considerablemente la fortuna del
comprador, de modo que el vendedor se halle en peligro inminente de perder el precio, no
se podrá exigir la entrega aunque se haya estipulado plazo para el pago del precio, sino
pagando, o asegurando el pago.”
En este caso no se puede exigir la entrega al vendedor, aunque se haya estipulado plazo para
el pago del precio, sino pagando o asegurando el pago. Se produce la CADUCIDAD DEL
PLAZO PORQUE A MENGUADO CONSIDERABLEMENTE LA FORTUNA DEL
COMPRADOR.
2. La obligación de saneamiento.
Se trata de la privación total o parcial de la cosa vendida por sentencia judicial a causa
de un vicio inherente al derecho del vendedor y, por tanto, anterior a la venta. El
vendedor no cumple su obligación con la sola entrega de la cosa al comprador, sino que es
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necesario además que la entregue en condiciones tales, que el comprador pueda gozar de ella
tranquila y pacíficamente, a fin de que pueda obtener la utilidad que se propuso al celebrar
el contrato
Puede suceder que después de entregada la cosa, no le sea posible al comprador usar y gozar
de la misma tranquila y pacíficamente, sea porque hay personas que tienen derechos sobre la
cosa vendida anteriores al contrato de compraventa y que de ejercerse importarían en la
práctica un menoscabo o despojo para el comprador; sea porque la cosa vendida adolezca de
vicios o defectos que la hagan inepta para obtener de ella la utilidad que el comprador se
proponía.
En cualquiera de estas circunstancias, el vendedor no habrá cumplido su obligación, porque
esta, como hemos dicho, no es solamente la de entregar, sino también la de proporcionar al
comprador la posesión útil y tranquila o pacífica de la cosa. La ley viene entonces en auxilio
del comprador, y le da acción para obligar al vendedor a que le proporcione el goce útil y
tranquilo o pacífico de la cosa vendida o si esto no fuere posible, para que le indemnice los
perjuicios. Estamos ante la ACCION DE SANEAMIENTO, que busca precisamente sanear
una cosa de los gravámenes o defectos de que adolece. De esta manera, la acción de
saneamiento comprende dos objetos o finalidades:
i) Amparar al comprador en el goce y posesión pacífica de la cosa vendida.
ii) Reparar los defectos o vicios ocultos de que adolezca la cosa vendida,
denominados redhibitorios.
La acción de saneamiento viene a ser entonces el arma que la ley pone en manos del
comprador para que se defienda ante los hechos descritos, que le turban en su posesión
tranquila y útil.
El saneamiento se subdivide en dos clases de saneamiento (Art. 1837 CC);
1) EL SANEAMIENTO DE LA EVICCIÓN (ART. 1838 CC).
La evicción proviene de “evictus/vencido”. Del tenor de los Arts. 1838 y 1839 CC, puede
definirse la evicción como la privación del todo o parte de la cosa comprada que sufre
el comprador, a consecuencia de una sentencia judicial, por causa o motivo anterior a
la venta. Para que se produzca la evicción es indispensable que el comprador sea
vencido, por ende, no hay evicción sin una sentencia judicial.
Hay una serie de requisitos que se deben cumplir:
- El primer requisito es que haya una privación, total o parcial.
Si la evicción es parcial puede el comprador si quiere pedir la rescisión del contrato
respecto de la parte no evicta (Art. 1854 CC).
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evicción no tiene nada que hacer, solo si hay evicción le toca responder de determinada
manera. Así es una obligación de garantía.
Como garantía;
1. La responsabilidad es objetiva, es indiferente la diligencia del sujeto.
2. Es una obligación doble;
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Esta es una norma fundamental comparada con otros códigos, porque el comprador podrá
citar, siendo una facultad del comprador citar o no. En las legislaciones en donde no existe
esta norma, los juicios en donde hay evicción se entorpece justamente por esto.
La prescripción se produce desde que hay sentencia judicial:
ART. 1856 CC
“Art. 1856. La acción de saneamiento por evicción prescribe en cuatro años; más por lo
tocante a la sola restitución del precio, prescribe según las reglas generales.
Se contará el tiempo desde la fecha de la sentencia de evicción; o si ésta no hubiere llegado
a pronunciarse, desde la restitución de la cosa.”
Se producirá desde la sentencia en un periodo de 4 años (prescripción de corto plazo), excepto
para la prescripción del precio en donde durará 5 años. Esto último tiene una razón de ser,
pues la evicción es un elemento que la ley incluye en el contrato, pero tiene gran similitud
con el ilícito civil, por tanto, en todas las indemnizaciones se podrá pedir que se puedan pedir
bajo el plazo de 4 años como en los delitos y cuasidelitos, salvo es un aspecto contractual,
como el precio.
4. Como elemento de la naturaleza las partes pueden extraer su contenido con una
cláusula accidental (1839 CC).
ART. 1839 CC
“Art. 1839. El vendedor es obligado a sanear al comprador todas las evicciones que tengan
una causa anterior a la venta, salvo en cuanto se haya estipulado lo contrario.”
Este pacto, no obstante, tiene algunas limitaciones especiales;
- Esa cláusula accidental es nula si hay mala fe del vendedor, es decir, si sabía sobre el
vicio de su derecho. Ello bajo el amparo del aforismo “el fraude todo lo corrompe”.
ART. 1842 CC
“Es nulo todo pacto en que se exima al vendedor del saneamiento de evicción, siempre que
en ese pacto haya habido mala fe de parte suya.”
- La siguiente limitación del art. 1852:
ART. 1852 INC 1 CC
“Art. 1852. La estipulación que exime al vendedor de la obligación de sanear la evicción,
no le exime de la obligación de restituir el precio recibido.”
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El precio es una obligación contractual, por lo que por mucho que él no responda por la
evicción, de todas formas, tendrá que restituir el precio a modo de que no se produzca un
enriquecimiento sin causa.
Hay una contra excepción (Art. 1852 Inc. 3 CC); esta consiste en que expresamente el
comprador haya tomado sobre si el peligro de la evicción, ESPECIFICÁNDOLO. En ese
caso, cesa incluso la obligación de restituir el precio. El legislador estima que ha habido una
negociación:
“Cesará la obligación de restituir el precio, si el que compró lo hizo a sabiendas de ser
ajena la cosa, o si expresamente tomó sobre sí el peligro de la evicción, especificándolo”
(Art. 1852 inc. 3 CC).
DEBERES DEL VENDEDOR EN CASO DE EVICCIÓN:
1. Defender al comprador
Para que el deber se transforme en una verdadera obligación es necesario que el comprador
realice una gestión judicial, que se llama “La citación de evicción”:
ART. 1843 CC
“Art. 1843. El comprador a quien se demanda la cosa vendida, por causa anterior a la venta,
deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderla.
Esta citación se hará en el término señalado por el Código de Enjuiciamiento.
Si el comprador omitiere citarle, y fuere evicta la cosa, el vendedor no será obligado al
saneamiento; y si el vendedor citado no compareciere a defender la cosa vendida, será
responsable de la evicción; a menos que el comprador haya dejado de oponer alguna defensa
o excepción suya, y por ello fuere evicta la cosa.”
Se trata de una gestión que se debe realizar después de la notificación de la demanda. El CPC
avanza en una hipótesis más ¿Qué ocurre si el comprador solicita en juicio que se cita de
evicción al vendedor, el tribunal resuelve y se lo concede, que tendrá que hacer con esa
resolución el comprador? Se deberá notificar personalmente al vendedor, por lo que el
CPC trata de un caso distinto al omitir la citación de evicción; el caso en que no se
notifique la citación. En dicho caso, opera el art. 585 INC 2 CPC:
ART. 585 INC. 2 CPC
“Vencidos estos plazos sin que el demandado haya hecho practicar la citación, podrá el
demandante pedir que se declare caducado el derecho de aquél para exigirla y que continúen
los trámites del juicio, o que se le autorice para llevarla a efecto a costa del demandado.”
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ART. 1844 CC
“Art. 1844. Si el vendedor comparece, se seguirá contra él solo la demanda; pero el
comprador podrá siempre intervenir en el juicio para la conservación de sus derechos.”
Si el vendedor comparece se seguirá contra el solo la demanda. Lo usual es que se mantenga
como un tercero coadyuvante el comprador, pues tiene claro interés en continuar.
A su vez el vendedor puede tomar ciertas actitudes:
o Puede allanarse. En este caso el comprador puede aceptar el allanamiento o
continuar él el juicio, pero si continua el juicio va a ser a su riesgo, por ende,
habrá un límite a la responsabilidad del vendedor, quien responderá hasta el
allanamiento y no de las costas o frutos posteriores.
ART. 1845 CC
“Art. 1845. Si el vendedor no opone medio alguno de defensa, y se allana al saneamiento,
podrá con todo el comprador sostener por sí mismo la defensa; y si es vencido, no tendrá
derecho para exigir del vendedor el reembolso de las costas en que hubiere incurrido
defendiéndose, ni el de los frutos percibidos durante dicha defensa y satisfechos al dueño.”
o Puede defenderse. En este caso le pueden pasar dos cosas; 1) que gane o 2)
que pierda. Si gana en principio no responde por la evicción salvo si el
comprador sufrió perjuicios imputables a sus hechos o culpa.
ART. 1855 CC
“Art. 1855. Si la sentencia negare la evicción, el vendedor no será obligado a la
indemnización de los perjuicios que la demanda hubiere causado al comprador, sino en
cuanto la demanda fuere imputable a hecho o culpa del vendedor.”
Si pierde pasamos al segundo deber que pesa sobre el vendedor en la evicción;
indemnizar los perjuicios.
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5º. El aumento de valor que la cosa evicta haya tomado en poder del comprador, aun por
causas naturales o por el mero transcurso del tiempo.
Todo con las limitaciones que siguen.”
Todas estas cosas comprenden la indemnización;
1. La restitución del precio, aunque la cosa al tiempo de la evicción valga menos.
La restitución del precio que recibió del comprador es la más importante de todas. El
vendedor debe cumplir con el pago de esa obligación incluso que la cosa al tiempo de la
evicción haya disminuido en su valor. Sin embargo, esta regla general tiene una
excepción; ART. 1848 CC;
ART. 1848 CC
“Art. 1848. Si el menor valor de la cosa proviniere de deterioros de que el comprador ha
sacado provecho, se hará el debido descuento en la restitución del precio.”
2. La de las costas legales del contrato de venta que hubieren sido satisfechas por el
comprador.
Se refiere solo a las costas legales. Están en el art. 139 CPC: Art. 139 (146). Las costas se
dividen en procesales y personales.
Son procesales las causadas en la formación del proceso y que correspondan a servicios
estimados en los aranceles judiciales.
Son personales las provenientes de los honorarios de los abogados y demás personas que
hayan intervenido en el negocio, y de los defensores públicos en el caso del artículo 367
del Código Orgánico de Tribunales.
Los honorarios de los abogados se regularán de acuerdo con el arancel fijado por el
respectivo Colegio Provincial de Abogados y a falta de éste, por el del Consejo General
del Colegio de Abogados.
El honorario que se regule en conformidad al inciso anterior, pertenecerá a la parte a
cuyo favor se decretó la condenación en costas; pero si el abogado lo percibe por
cualquier motivo, se imputará al que se haya estipulado o al que deba corresponderle.
3. La del valor de los frutos, que el comprador hubiere sido obligado a restituir al
dueño; sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 1845.
Ello va a depender de la buena o mala fe del comprador ¿Cómo vamos a determinarlo?
Con las reglas de las prestaciones mutuas.
No debe el vendedor los frutos posteriores a la fecha en que se allano y los que sean
percibidos durante el seguimiento del juicio que el comprador se empeñó en seguir adelante.
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Aquí pasa los siguiente; llega el tercero y pide que le devuelvan la cosa, entonces el vendedor
dice que vendió cosa ajena y se allana. El comprador va a decir que la cosa es de el, pero el
vendedor ya se allano, por lo que no debe los frutos posteriores.
ART. 1845 CC
“Art. 1845. Si el vendedor no opone medio alguno de defensa, y se allana al saneamiento,
podrá con todo el comprador sostener por sí mismo la defensa; y si es vencido, no tendrá
derecho para exigir del vendedor el reembolso de las costas en que hubiere incurrido
defendiéndose, ni el de los frutos percibidos durante dicha defensa y satisfechos al dueño.”
4. La de las costas que el comprador hubiere sufrido a consecuencia y por efecto de
la demanda; sin perjuicio de lo dispuesto en el mismo artículo;
No tiene que pagar las costas que incurre el comprador defendiéndose luego del que el
vendedor se allano.
5. El aumento de valor que la cosa evicta haya tomado en poder del comprador, aun
por causas naturales o por el mero transcurso del tiempo
Las mejoras son gastos que se hacen en la cosa que se posee, también conocidas como
las impensas. Una de ellas son las impensas necesarias (mejoras necesarias) que son los
gastos indispensables en la conservación de la cosa. Otra son las impensas voluntarias
que son los lujos, adornos o embellecimientos de las cosas, que son un lujo. Finalmente
están las impensas útiles, que son los gastos que si unos los omite la cosa no va a perecer
o deteriorarse, pero que realizados la hacen más valiosas.
El simple transcurso del tiempo también hace aumentar el valor de la cosa, al igual que
ciertos frutos naturales (causas naturales). En el caso de estos aumentos, para saber en
que termino va a pagarlos el vendedor, vamos a distinguir;
ART. 1850 CC
“Art. 1850. El aumento de valor debido a causas naturales o al tiempo, no se abonará en lo
que excediere a la cuarta parte del precio de la venta; a menos de probarse en el vendedor
mala fe, en cuyo caso será obligado a pagar todo el aumento de valor, de cualesquiera
causas que provenga.
1. SI ESTA DE BUENA FE
El aumento del valor que se produce por causas naturales o del tiempo no se va a abonar en
lo que exceda la cuarta parte del precio de la venta, es decir, si el precio fue 1000, el vendedor
solo pagara el aumento del valor hasta 250.
Además, deberá reembolsar que el aumento del valor que ´provenga de las mejoras necesarias
o útiles (Art. 1849 CC).
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2. SI ESTA DE MALA FE
En este caso el vendedor será obligado a pagar todo el aumento, sin importar la causa que
provenga.
Además, aplica el siguiente artículo:
ART. 1849 CC
“Art. 1849. El vendedor será obligado a reembolsar al comprador el aumento de valor, que
provenga de las mejoras necesarias o útiles, hechas por el comprador, salvo en cuanto el
que obtuvo la evicción haya sido condenado a abonarlas.”
El vendedor será obligado a indemnizar o reembolsar incluso el importe de las mejoras
voluntarias.
2- SI LA EVICCIÓN ES PARCIAL.
La parcial va a ser aquella cuando se priva al comprador solo de una parte de la cosa vendida.
Las consecuencias de esta privación parcial van a ser distintas dependiendo de la
magnitud de la evicción. Ej. No es lo mismo que me quiten un pedazo cualquiera de predio
a que me quiten el acceso al rio.
Es de considerable magnitud cuando la parte evicta es tal que se presume que sin ella no se
habría comprado la cosa. Este es el supuesto del siguiente articulo;
ART. 1852 INC. 4 CC
“Si la evicción no recae sobre toda la cosa vendida, y la parte evicta es tal, que sea de
presumir que no se habría comprado la cosa sin ella, habrá derecho a pedir la rescisión de
la venta.”
Así, el comprador puede optar por rescindir la venta (resolución de la venta) o el
saneamiento de la evicción. Además, está el siguiente articulo;
ART. 1853 CC
“Art. 1853. En virtud de esta rescisión, el comprador será obligado a restituir al vendedor
la parte no evicta, y para esta restitución será considerado como poseedor de buena fe, a
menos de prueba contraria; y el vendedor además de restituir el precio, abonará el valor de
los frutos que el comprador hubiere sido obligado a restituir con la parte evicta, y todo otro
perjuicio que de la evicción resultare al comprador.”
En el caso de que la parte evicta no sea de tanta importancia, o el comprador no haga uso del
derecho del art. 1852 inc. 4 CC. En este caso el comprador tiene lo que señala el siguiente
articulo;
ART. 1854 CC
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2. Totalmente:
a. Art. 1846 N°1 CC.
b. Art. 1843 INC. 3 CC.
c. Art. 1846 N°2 CC.
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pacífica, sino también la POSESION UTIL de la cosa vendida. Puede suceder que el
vendedor no entregue la cosa en las condiciones señaladas en el contrato, y si bien
proporciona al comprador la posesión pacífica de la cosa, no proporciona la posesión útil de
ella, porque la cosa no sirve para el objeto al cual, según su naturaleza, se la destina.
En este caso, el vendedor no ha cumplido su obligación y el comprador ve defraudadas sus
expectativas. La ley concurre entonces en amparo del comprador y le da los medios para
obtener del vendedor el saneamiento de los vicios de la cosa, interponiendo la ACCIÓN
REDHIBITORIA.
ART.1857 CC
“Se llama acción redhibitoria la que tiene el comprador para que se rescinda la venta o se
rebaje proporcionalmente el precio por los vicios ocultos de la cosa vendida, raíz o mueble,
llamados redhibitorios”.
Los vicios redhibitorios son defectos materiales de la cosa GRAVES, OCULTOS y
CONTEMPORANEOS A LA VENTA, por los que el comprador puede exigir o que se
rescinda la venta (acción redhibitoria), o que se rebaje proporcionalmente el precio
(acción quanti minorías).
En nuestra compraventa sigue habiendo una gran obligación del vendedor; la obligación de
entregar pacíficamente la posesión de la cosa. El tema es que esta gran obligación se
descompone en las que salen en el art. 1824 CC. Se trata de una obligación de HACER
(entregar) y NO de DAR (transferencia de dominio u otro derecho real), porque de lo
contrario, entre otras cosas, no se entendería la compraventa de cosa ajena (ART. 1815 CC).
El CC no define los vicios redhibitorios, pero el Art.1858 CC establece las características
o requisitos de los mismos, que son: Son vicios redhibitorios los que reúnen las calidades
siguientes:
1a. Haber existido al tiempo de la venta; (no es responsable por los vicios sobrevinientes a
la venta, aunque basta un germen del mismo para que después se pueda ejercer la acción)
2a. Ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su uso natural, o sólo sirva
imperfectamente, de manera que sea de presumir que conociéndolos el comprador no la
hubiera comprado o la hubiera comprado a mucho menos precio; (deben ser graves, cuyo
estándar da este numeral)
3a. No haberlos manifestado el vendedor, y ser tales que el comprador haya podido
ignorarlos sin negligencia grave de su parte, o tales que el comprador no haya podido
fácilmente conocerlos en razón de su profesión u oficio. (ocultos, haberse ignorado por el
comprador pues de lo contrario se presume que no les atribuyó importancia o si se la atribuyó
rebajo el precio por lo mismo).
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En el numeral distingue entre usar el cuidado ordinario – ignorar sin negligencia grave; y el
comprador de cierta manera experto, por su profesión u oficio pues ahí no se responde por el
caso anterior. Entonces no se responde: i) cuando el vendedor dio a conocer; ii) cuando el
comprador lego lo ha ignorado por grave negligencia suya; iii) el comprador experto en razon
de su profesión u oficio pudo fácilmente conocerlos
Art.1861 = Si el vendedor conocía los vicios y no los declaró, o si los vicios eran tales que
el vendedor haya debido conocerlos por razón de su profesión u oficio, será obligado, no sólo
a la restitución o la rebaja del precio, sino a la indemnización de perjuicios; pero si el
vendedor no conocía los vicios ni eran tales que por su profesión u oficio debiera conocerlos,
sólo será obligado a la restitución o la rebaja del precio.
En virtud de la autonomía de las partes ellas pueden acordar tal calidad a vicios que
originalmente no lo serían – art.1863 = Las partes pueden por el contrato hacer redhibitorios
los vicios que naturalmente no lo son.
EFECTOS DE LOS VICIOS REDHIBITORIOS
Autorizan al comprador para ejercer la acción redhibitoria, es decir que se rescinda la venta
o se rebaje proporcionalmente el precio. Entonces el articulo trata dos cuestiones distintas,
primero la acción resolutoria propiamente tal, y luego implícitamente la acción aestimatoria
o quanti minoris que tiene por objeto la restitución de parte del precio proporcional a la
disminución de valor resultante del vicio de la cosa. A su arbitrio va a escoger entre los dos,
esa es la regla general (Art.1860 CC), salvo los casos excepcionales, que son:
i) Si los vicios no revisten el carácter de gravedad que establece la ley el comprador
solo tiene Dº a pedir una rebaja del precio.
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“Si la cosa viciosa ha perecido después de perfeccionado el contrato de venta, no por eso
perderá el comprador el derecho que hubiere tenido a la rebaja del precio, aunque la cosa
haya perecido en su poder y por su culpa.
Pero si ha perecido por un efecto del vicio inherente a ella, se seguirán las reglas del artículo
precedente”.
Caso en que objeto vendido se compone de varias cosas: este es un caso particular:
ART.1864 CC
“Vendiéndose dos o más cosas juntamente, sea que se haya ajustado un precio por el
conjunto o por cada una de ellas, sólo habrá lugar a la acción redhibitoria por la cosa
viciosa y no por el conjunto; a menos que aparezca que no se habría comprado el conjunto
sin esa cosa; como cuando se compra un tiro, yunta o pareja de animales, o un juego de
muebles”.
No se aplica la regla si apareciese que el comprador no hubiera comprador el conjunto sin
esa cosa o lo hubiere hecho a un precio menor.
EXTINCIÓN DE LA OBLIGACIÓN DE SANEMIENTO POR VICIOS
REDHIBITORIOS
Se extingue tal acción por: i) renuncia; ii) prescripción; iii) cese por venta forzada.
I. RENUNCIA – al igual que la obligación de saneamiento de la evicción, la de
vicios redhibitorios es renunciable porque es un elemento de la naturaleza del
contrato, entonces no degenera en otro distinto por esto.
Solo produce efecto cuando el vendedor esta de buena fe; esta de mala fe cuando conocía del
vicio y no lo dio a conocer al comprador.
ART.1859 CC
“Si se ha estipulado que el vendedor no estuviese obligado al saneamiento por los vicios
ocultos de la cosa, estará sin embargo obligado a sanear aquellos de que tuvo conocimiento
y de que no dio noticia al comprador”.
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vendida, no los hubiere declarado a petición del comprador, habrá lugar a la acción
redhibitoria y a la indemnización de perjuicios”.
ART.1866 CC
“La acción redhibitoria durará seis meses respecto de las cosas muebles y un año respecto
de los bienes raíces, en todos los casos en que leyes especiales o las estipulaciones de los
contratantes no hubieren ampliado o restringido este plazo. El tiempo se contará desde la
entrega real”.
ART.1869 (QUANTI MINORIS) CC
“La acción para pedir rebaja del precio, sea en el caso del artículo 1858, o en el del artículo
1868, prescribe en un año para los bienes muebles y en dieciocho meses para los bienes
raíces”.
Es un caso excepcional porque el 1866 dice que las partes pueden ampliar o restringir estos
plazos, que no es la regla general de nuestro ordenamiento. El tiempo se cuenta desde la
entrega real de la cosa.
En el caso de la acción de indemnización de perjuicios cuando el vendedor esta de mala fe,
prescribe según la regla general.
La regla del art.1869, 1 año para muebles, tiene una excepción en el art.1870 = Si la compra
se ha hecho para remitir la cosa a lugar distante, la acción de rebaja del precio prescribirá
en un año contado desde la entrega al consignatario, con más el término de emplazamiento,
que corresponda a la distancia.
Pero será necesario que el comprador en el tiempo intermedio entre la venta y la remesa
haya podido ignorar el vicio de la cosa, sin negligencia de su parte.
Situación especial que rige la LGUC (general de urbanismo y construcción) el Art.18
dispone que el propietario primer vendedor de una construcción será responsable por todos
los daños y perjuicios que provengan de fallas o defectos en ella, sea durante su ejecución o
después de terminada la obra. Esta misma norma además establece la responsabilidad
solidaria de los proyectistas, constructores y subcontratistas.
El plazo de prescripción de esta acción es de 5 años desde la fecha de recepción definitiva de
la obra por parte de la Dirección de obras municipales; entonces en este caso no es que se
modifiquen los plazos del 1866 pues es una acción especial, pero lo vemos porque al
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comprador de la construcción le conviene más esta acción – es más ventajosa la acción por
el plazo de prescripción.
OBLIGACIONES DEL COMPRADOR
La obligación fundamental del comprador es pagar el precio convenido, de hecho así lo
expresa el Art.1871 CC. Sin embargo, también hay otra obligación de este sujeto que es
correlativa a la principal obligación del vendedor, que es recibir la cosa.
I. OBLIGACIÓN DE RECIBIR LA COSA
Hacerse cargo de esta tomando posesión de ella. En este caso la recepción puede se también
simbólica.
Si no recibe va a estar en mora de recibir la cosa comprada, cuyas consecuencias están en el
siguiente artículo:
ART.1827 CC
“Si el comprador se constituye en mora de recibir, i) abonará al vendedor el alquiler de los
almacenes, graneros o vasijas4 en que se contenga lo vendido, y ii) el vendedor quedará
descargado del cuidado ordinario de conservar la cosa, y sólo será ya responsable del dolo
o de la culpa grave”.
En este caso, el art.1827 no excluye los Dº del vendedor de poder pedir la resolución o
cumplimiento forzado del contrato más indemnización pues emana de la regla general del
art.1859. Esto se consagra en el siguiente articulo:
ART.153 INC.1 CCO
“Rehusando el comprador, sin justa causa, la recepción de las mercaderías compradas, el
vendedor podrá solicitar la rescisión de la venta con indemnización de perjuicios, o el pago
del precio con los intereses legales, poniendo las mercaderías a disposición del juzgado de
comercio para que ordene su depósito y venta en martillo por cuenta del comprador”.
II. OBLIGACIÓN DE PAGAR EL PRECIO
De acuerdo con el 1871 es la obligación principal y de la esencia del contrato.
Lugar y época del pago del precio:
Las reglas grales son:
ART.1587 CC
4
El art.1827 no es taxativo, es decir los almacenes, graneros o vasijas son solo ejemplos.
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2. Tiene Dº a que se le restituyan los frutos que el comprador hubiere recibido mientras
la cosa hubiera estado en su poder, si no pago el ninguna parte del precio deben ser
restituido íntegramente, si pagó una parte se deben restituir en proporción a la parte
insoluta.
ART.1875 CC
“La resolución de la venta por no haberse pagado el precio, dará derecho al vendedor para
retener las arras, o exigirlas dobladas, y además para que se le restituyan los frutos, ya en
su totalidad si ninguna parte del precio se le hubiere pagado, ya en la proporción que
corresponda a la parte del precio que no hubiere sido pagada.
El comprador a su vez tendrá derecho para que se le restituya la parte que hubiere pagado
del precio.
Para el abono de las expensas al comprador, y de los deterioros al vendedor, se considerará
al primero como poseedor de mala fe, a menos que pruebe haber sufrido en su fortuna, y sin
culpa de su parte, menoscabos tan grandes que le hayan hecho imposible cumplir lo
pactado”.
3. En caso de haberse dado arras el vendedor tiene Dº a retenerlas o exigirlas dobladas.
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2. Se le abonen las mejoras (art.1835 inc.3), solo las mejoras necesarias. (no las útiles
ni voluntarias, salvo que se separen los materiales de la cosa -ART.915 y ss-). Esto
se trata en los ARTS.809, 909, 910 y 912.
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“Si se estipula que por no pagarse el precio al tiempo convenido, se resuelva ipso facto el
contrato de venta, el comprador podrá, sin embargo, hacerlo subsistir, pagando el precio,
lo más tarde, en las veinticuatro horas subsiguientes a la notificación judicial de la
demanda5.”
• Simple: no es más que la condición resolutoria tacita expresada.
5
El arrendamiento no se resuelve, se termina, porque es un contrato de tracto sucesorio
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Si se estipula que por no pagarse el precio al tiempo convenido, se resuelva ipso facto el
contrato de venta, el comprador podrá, sin embargo, hacerlo subsistir, pagando el precio,
lo más tarde, en las veinticuatro horas subsiguientes a la notificación judicial de la demanda.
La idea del pacto comisorio calificado es que se resuelva de forma ipso facto el contrato, pero
por la lectura del articulo ello no parece así, porque se otorga un plazo al comprador para
hacer subsistir el contrato dentro de las 24hrs siguientes a la notificación judicial de la
demanda pagando el precio. Además, se habla de notificación de la demanda y por lo tanto
debería haber una resolución judicial.
En conclusión, acá aunque se establezca el efecto ipso facto, esto no opera así sino que se
requiere de una sentencia judicial que lo declare.
Argumentos para establecer que se requiere de sentencia judicial: i) argumento histórico,
porque en los proyectos de CC aparece forma clara que Bello se quiso separa del art.1656
CFR; ii) el art.1878, que se aplica tanto al pacto comisorio simple y calificado, no priva al
vendedor de la elección de acciones, pudiendo este pedir el cumplimiento o resolución, y por
lo tanto si fuera ipso facto no se podría pedir el cumplimiento porque el contrato ya estaría
resuelto; iii) el art.1879 señala que el comprador podrá sin embargo hacerlo subsistir, es decir
el contrato no se extinguió por el solo incumplimiento pues subsistir significa seguir
viviendo; iv) si el comprador puede enervar la acción pagando dentro del plazo de 24hrs es
porque la resolución no opera por el solo hecho del incumplimiento; v) el plazo que la ley le
otorga al deudor para hacer subsistir el contrato se cuenta desde la notificación judicial de la
demanda, lo que prueba que es necesario un juicio.
Aclarado que la resolución opera por sentencia judicial, debemos determinar cuándo se
produce la resolución: para algunos autores, como Barros Errazuriz, la resolución se produce
en el momento en que se acoge la demanda por sentencia ejecutoria; para otros, como
Alessandri, la resolución se produce al momento de extinción del plazo de 24 horas para
enervar la acción pagando.
IV. Efectos del pacto comisorio calificado en el contrato de compraventa por
incumplimiento de una obligación distinta de pagar el precio, o en otro
contrato por incumplimiento de cualquier obligación
Se discute lo mismo, resolver si la resolución opera de pleno derecho o se requiere de
sentencia judicial que la declare. Hubo una sentencia de la CS que establece que se requiere
de sentencia judicial aplicando por analogía el art.1879. hay autores como Abeliuk quienes
no comparten esto y señalan que opera de pleno derecho porque eso pretendieron las partes
al momento de estipularlo, no estamos frente al pacto del 1879 sino uno creado por las partes
en virtud de la autonomía de la voluntad, entonces la norma del 1879 es excepcional y de
interpretación restrictiva lo que implica su no aplicación por analogía, solo para el caso de la
compraventa. Esta posición fue acogida por la CS respecto de un contrato de arrendamiento,
aplicando esta tesis quedando terminado el contrato sin necesidad de una sentencia judicial,
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Es un eficaz medio para que el vendedor se haga de dinero por la cosa, pero pudiendo
recobrarla bajo esta opción facultativa. Presenta ventaja por sobre otras garantías como la
fianza o hipoteca porque acá el vendedor determina la cantidad.
Para el comprador también implica ventajas, adquiere el dominio en principio y puede hacer
suya la cosa si el vendedor no ejercer su acción dentro de plazo, pasando a ser dueño de la
cosa de forma irrevocable.
El inconveniente es que sirve para encubrir un pacto comisorio, lo que está prohibido. Se
pueden poner de acuerdo de que en vez de producirse el efecto de la resolución se produzca
el efecto de recobrar, devolver la plata.
REQUISITOS
(i) La facultad concedida al vendedor de recobrar la cosa
(ii) La obligación del vendedor de reembolsar al comprador
(iii) Un plazo concedido al vendedor para ejercitar su derecho
Sobre el primero, es esencial que el vendedor reserve tal facultad en el mismo contrato de
compraventa, no puede pactarse luego de la celebración del contrato pues implicaría ello un
contrato de promesa y no un pacto de retroventa.
Segundo, reembolso al comprador del precio de la cosa, el estipulado en principio; a falta de
estipulación será el mismo precio de venta.
Tercero, plazo según el art.1885:
ART. 1885 CC
“El tiempo en que se podrá intentar la acción de retroventa no podrá pasar de cuatro años
contados desde la fecha del contrato”.
Condiciones para ejercitar el derecho que emana del pacto:
(i) El vendedor haga valer judicialmente su derecho
(ii) En el acto de ejercerlo (el Dº) ponga el precio a disposición del comprador
(iii) El Dº se haga valer en tiempo oportuno
(iv) Se de el correspondiente aviso al comprador
Entonces el vendedor debe acudir a la justicia para hacer valer su derecho, y en el mismo
acto debe reembolsar el precio según las normas antes vista. Invocarlo en tiempo oportuno,
dentro de plazo. Se da noticia al comprador como señala el art.1885 inc2.:
“Pero en todo caso tendrá derecho el comprador a que se le dé noticia anticipada, que no
bajará de seis meses para los bienes raíces ni de quince días para las cosas muebles; y si la
cosa fuere fructífera, y no diere frutos sino de tiempo en tiempo y a consecuencia de trabajos
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“Si se pacta que presentándose dentro de cierto tiempo (que no podrá pasar de un año),
persona que mejore la compra se resuelva el contrato, se cumplirá lo pactado; a menos que
el comprador o la persona a quien éste hubiere enajenado la cosa, se allane a mejorar en
los mismos términos la compra.
La disposición del artículo 1882 se aplica al presente contrato.
Resuelto el contrato, tendrán lugar las prestaciones mutuas, como en el caso del pacto de
retroventa”.
• El plazo para mejorar la compra no puede exceder de 1 años
• Para evitar la resolución el comprador o la persona que adquirió la cosa puede mejorar
la oferta en los mismos términos que el nuevo comprador
Entre las partes y respecto de terceros produce los mismos efectos que el pacto de retroventa.
LA INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS
Lo más importante a tener en cuenta es que la interpretación tratada a en los artículos 1560
a 1566 CC, es solo una PARTE del gran tema que podríamos denominar “La hermenéutica
en el contrato”. Esta hermenéutica es una técnica de interpretación que se debe realizar en
todo contrato, consistente en una confrontación entre las diferentes cláusulas del contrato y
el derecho objetivo.
El contrato pertenece al género de los HECHOS, los cuales son los que activan o gatillan el
DERECHO. Por ende, yo puedo conocer cuál es el derecho aplicable confrontando ese hecho
(cláusulas) con el derecho objetivo. Hablamos de un procedimiento INTELECTUAL
JURÍDICO, ya que el contrato no dice por sí solo todo su contenido jurídico, sino que
es un hecho al cual hay que vincular cuál es su contenido jurídico. Así, esta
interpretación se debe hacer en todo contrato. Las normas del CC sobre interpretación
de los contratos son para casos “patológicos” de los contratos, es decir, normas para
cláusulas que han sido redactadas de forma 1) ambigua o 2) cláusulas defectuosas (que
no son llevadas a efecto). No obstante, incluso en los contratos sin patología se debe
hacer dicha hermenéutica.
El proceso de contraste tiene varias ETAPAS;
1. TIPICIDAD DE PRIMER GRADO (DETERMINACIÓN DE LA
EXISTENCIA Y VALIDEZ DEL CONTRATO)
Se debe determinar si el contrato (el hecho) constituye un contrato o no y si es válido o no.
Ej. Si el contrato dice “contrato marco” lo más probable que lo que este allí no sea contrato,
ya que este tipo de contratos regula la manera en que eventualmente se celebraran futuros
contratos, por ende, en sí mismo no es un contrato, sino que ahí se expresan deberes, pero
estos son GENERICOS, son INEJECUTBALES ya que todavía carecen de la certidumbre, a
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Esta se aplica a partir del art. 1546 CC. Esta consiste en determinar la regulación
concreta entre las partes que se desprende de la aplicación de las reglas abstractas tanto
generales como especiales que rigen el contrato. Nuestro sistema es uno de reglas
abstractas (generalísimas) las cuales se aplica a todos de la misma forma según el principio
de igualdad. Sin embargo, un contrato es una regulación concreta entre las partes. Por ende,
se requiere un salto cualitativo, de lo abstracto a lo concreto. Ese salto se realiza aplicando el
art. 1546 CC, es decir, añadiendo a lo que expresa el contrato todas las cosas que emanan
PRECISAMENTE de la naturaleza de la obligación, o lo que por la ley o la costumbre se
entiende pertenecerle a ella.
ART. 1546 CC
“Art. 1546. Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo
a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza
de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella.”
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pueden reclamarse de ciertas personas. Esto en la técnica jurídica seria perfecto, pero lo
que ocurre es que a esa regulación general abstracta hay que darle un contenido concreto,
y lo que emana precisamente de la naturaleza de esa obligación, es que esa tarea solo se
puede ejecutar con la ayuda de los trabajadores.
Ej2. Caso Tranex con Anglo América Sur (materia de minería). En un contrato de tracto
sucesivo en que él se incluye una cláusula de terminación unilateral sin expresión de causa.
En esta causa se podía ambas partes terminar unilateralmente el contrato sin expresión de
causa. ¿Esta cláusula vale o no? En principio vale, pues es la autonomía de la voluntad.
Ahora ¿Qué ocurre si el que declara la terminación lo hace por que tiene pendiente sus
propias obligaciones? En realidad, la cláusula no dice nada al respecto, pero aquí se debe
integrar la buena fe.
En el caso que el contrato hubiese establecido a un plazo definido esto cambia, pero sigue
siendo contrario a la buena fe. La parte que termino el contrato va a alegar el 1545 CC,
además de si se interpreta que en algún caso la cláusula tiene efecto, pero en otros no, se
vulnera una regla de interpretación de contrato (1562 CC).
El caso en cuestión se determinó en el fondo que el art. 1546 CC es parte de la ley del
contrato, de hecho, en el modelo del Code Napoleón, la buena fe y la ley del contrato forman
parte de un mismo artículo; art. 1134.
NORMAS EXTREMAS
Las normas de hermenéutica del CC (para casos patológicos) tiene dos extremos muy claros
(Titulo XIII, De la Interpretación de los contratos);
1. La regla de interpretación que equivale al art. 19 CC; in claris non fit interpretat/ en
lo claro no se hace interpretación.
ART. 1560 CC
“Art. 1560. Conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a ella más
que a lo literal de las palabras.”
Así, se deja claro que lo más importante en los contratos es la intención de los
contratantes. El vehículo más inmediato de la intención son las palabras, por ende, se
presume que las palabras y su significado coinciden con la intención, siendo carga de
quien lo alega mostrar que el contrato tiene clausulas patológicas. Si hay una
confrontación entre las palabras y la intención tiene lugar las normas del título XIII.
Estas son normas de aplicación prohibitiva (ya que son todas negativas) y restrictiva
(no le da plena libertad al juez para fijar cual fue la voluntad de las partes), al igual que
las normas de interpretación de la ley.
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Hay por ende contratos que no se pueden salvar a través de la interpretación. De allí
que exista una última norma de cierre.
2. ART. 1566 CC; contiene dos normas de cierre, 1) la interpretación contra
proferentem en el inciso 1 y 2) la interpretación contra creditore (acreedor) en
el inciso 2.
Si no resulta ninguna de las normas, el CC toma una última vía. Dice que si la cláusula
es ambigua o si es una cláusula defectuosa, se va a escoger el sentido en contra de quien
redacto la cláusula. Si no se sabe quien redacto, como ultima norma dice el CC se
interpreta contra el acreedor.
ART. 1566 CC
“Art. 1566. No pudiendo aplicarse ninguna de las reglas precedentes de interpretación, se
interpretarán las cláusulas ambiguas a favor del deudor.
Pero las cláusulas ambiguas que hayan sido extendidas o dictadas por una de las partes, sea
acreedora o deudora, se interpretarán contra ella, siempre que la ambigüedad provenga de
la falta de una explicación que haya debido darse por ella.”
Con esta regla, no obstante, no es posible interpretarlo todo.
¿Cuáles son las reglas de interpretación intermedia? Hay que distinguir,
1. UNAS NORMAS SE APLICAN A LAS CLÁUSULAS EXPRESAS, ES DECIR,
LAS AMBIGUAS:
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“Art. 1562. El sentido en que una cláusula puede producir algún efecto deberá preferirse a
aquel en que no sea capaz de producir efecto alguno.”
iv. Norma sobre el sentido armónico (Art. 1564)
ART. 1564 INC 1 CC
“Art. 1564. Las cláusulas de un contrato se interpretarán unas por otras, dándose a cada
una el sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad”
2. UNAS NORMAS SE APLICAN A LAS CLÁUSULAS IMPLÍCITAS, ES
DECIR DEFECTUOSAS.
ART. 1563 INC. 1 CC
“Art. 1563. En aquellos casos en que no apareciere voluntad contraria deberá estarse a la
interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del contrato.”
Esto es para normas implícitas pues es para cuando no aparezca la voluntad contraria.
ART. 1563 INC. 2 CC
“Las cláusulas de uso común se presumen, aunque no se expresen.”
Aquí no hay una superposición con la buena fe, pues son prácticas de uso común NO
COSTUMBRE. Dichas prácticas se tendrán por incluidas.
ART. 1564 INC 3 CC
“O por la aplicación práctica que hayan hecho de ellas ambas partes, o una de las partes
con aprobación de la otra.”
Ósea, las de uso común se entiende incorporadas, también la aplicación común de las partes.
POR ULTIMO, hay una regla que se aplica a ambos tipos de cláusulas;
ART. 1564 INC 2 CC
“Podrán también interpretarse por las de otro contrato entre las mismas partes y sobre la
misma materia.”
Todo el contrato puede interpretarse por medio de otro celebrado entre las mismas partes y
respecto de la misma materia.
Por influencia de Alessandri, se estimaba que la interpretación del contrato era una cuestión
de hecho, como si el documento fuera lo único que contara respecto del contrato. Así es que
era imposible hasta los años 70’ invocar la casación en el fondo por infracción de normas de
interpretación de los contratos. Esta tendencia cambio con la obra de 1974 de Jorge López
Santa María, pero fue poco a poco. Este autor hizo ver que la interpretación es un ejercicio
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ideal, ya que el contrato por sí solo no dice todo lo que obliga a las partes. Así, la CS ha
llegado a una solución intermedia. La CS distingue aquellos efectos materiales del contrato,
por ejemplo, defectos cuantitativos, de aquellos casos en que se vulnere gravemente una
norma de interpretación. Estos últimos casos son donde se admite la casación en el fondo
desde los años 80 (el profesor Carvajal dice que siempre se debería admitir).
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