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DELITO DE DESAPARICIÓN FORZADA

La Desaparición Forzada de individuos ha construido un fenómeno de enorme


relevancia en la zona latinoamericana. A partir de sus inicios, ha tenido por
característica prominente la negativa u ocultamiento de datos acerca del paradero
de la víctima por parte del representante perpetrador.
Sobre el especial, es de trascendencia destacar que esta práctica fue usada como
un método de represión e intimidación contra la población por parte,
principalmente, de regímenes políticos autoritarios. El fin no fue otra que remover
a los opositores políticos o sospechosos de hacer ocupaciones subversivas, con la
consiguiente desaparición de todo rastro que posibilite hallar su localización (o el
de sus restos mortales, en el peor de los casos).
Ciertamente, nos estamos refiriendo a una de las prácticas más atroces que están
afectando diversas Derechos Humanos, de allí que la Sociedad Universal haya
revelado inquietud por impedir su desarrollo. Las herramientas de todo el mundo
en la materia adoptados por los Estados son una manifestación de este interés en
reprimir una práctica considerada como delito de Lesa Humanidad.
En el Perú, la enorme mayor parte de denuncias de Desaparición Forzada ocurrió
entre 1983 y 1993, en el entorno de
la contienda de los sucesivos gobiernos contra los conjuntos terroristas asentados
en el territorio. A lo largo de aquel lapso, las Fuerzas Armadas asumieron un papel
de más grande protagonismo en el control del orden interno y la batalla
antisubversiva, en especial en las regiones declaradas en Estado de Emergencia.
Actualmente, el territorio está registrado entre los primeros con más número de
casos sin solucionar en temas de Desaparición Forzada, conforme el Conjunto
laboral sobre Desapariciones Obligadas o Involuntarias de los países Unidos.
La construcción de la Corte Penal Universal, cuyo estatuto ha sido aprobado en
Roma en 1998, constituye un enorme desarrollo en el campo del derecho universal
contemporáneo debido a que incorpora la responsabilidad penal personal en la
situación de violación de los Derechos Humanos. Para la cuestión de la
Desaparición Forzada de individuos asunto sobre el que se enfocará el presente
artículo es de aguardar que los Estados piezas incorporen en su legislación nacional
la tipificación de este delito en los términos señalados por el artículo 7 del Estatuto
de Roma. El Perú, a pesar de ser parte del dicho Tratado, no ha correcto todavía los
límites establecidos en el artículo 320 del Código Penal a los estándares de todo el
mundo en la materia.
Sobre la base de lo explicado, en este artículo se pretende, antes que nada,
comprobar la tipificación del delito de Desaparición Forzada en el entorno nacional
e universal y, en segundo sitio, llamar la atención referente a la urgente necesidad
de que en la legislación peruana se adopte una tipificación con más exactitud del
delito en cuestión.
La práctica de desaparición de individuos ha sido usada por los alemanes a lo largo
de la Segunda Guerra Mundial como un procedimiento de represión política en los
países ocupados. El propósito era detener el desplazamiento de resistencia e
intimidar a la población local. De esta forma las cosas, se pretendía evadir que los
opositores fuesen convertidos en mártires en la situación de que éstos afrontasen
procesos judiciales y una subsiguiente condena de muerte.
En América Latina, la Desaparición Forzada - como práctica sistemática y
generalizada se comenzó en Guatemala, en 1962, y tuvo por característica la
negativa u ocultamiento de datos sobre el paradero de la víctima a causa de sus
agentes. Después, la misma metodología se extendió al Salvador, Chile, Uruguay,
Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Honduras, Bolivia, Haití y México.
Como resultado de eso, en la década del setenta nació en la Sociedad Universal la
inquietud por tipificar la Desaparición Forzada de individuos en artefactos
mundiales, de manera tal que los Estados asumiesen el tamaño del problema y
simultáneamente procurasen mecanismos para impedir su desarrollo.
En aquel entorno, por Resolución Nº 3450 de la Asamblea Gral. de la ONU, dicho
organismo se pronunció sobre la desaparición de individuos en Chipre como
consecuencia del problema armado en aquel territorio. Después - por medio de
Resolución 32/1286 la Asamblea, “preocupada por la comprobada falta de
progresos en lo cual respecta a ubicar a los individuos desaparecidas en Chipre y
decidir lo cual ha sucedido con ellas”, planteó la construcción de un órgano
investigador con la colaboración del Comité Mundial de la Cruz Roja para
solucionar el problema sin más grande dilación.
Al final, por resolución Nº 33/1737, la Asamblea pidió a la Comisión de Derechos
Humanos que se encargase de analizar la cuestión con miras a hacer las
sugerencias pertinentes.
De otro lado, la construcción del Conjunto laboral sobre Desapariciones Obligadas
o Involuntarias por medio otorgó de la Resolución Nº 20 de la Comisión de
Derechos Humanos - vino a reforzar la creciente necesidad de averiguar este
fenómeno y detener su práctica.
A partir de entonces, el precepto y las atribuciones de este Conjunto laboral fueron
renovados por la Comisión y aprobados por el Consejo Económico y Social todos los
años.
A partir de 1992, la renovación se ha hecho cada 3 años. En la actualidad, las
soluciones de renovación del precepto del Conjunto laboral son adoptadas por el
Consejo de Derechos Humanos.
Continuamente en el entorno de la ONU, en 1992 la Asamblea Gral. aprobó el
testimonio sobre la custodia de toda la gente contra las Desapariciones Obligadas.
Esta herramienta mundial no
común constituye “un desarrollo relevante en la vía de la tipificación jurídico-
internacional de la Desaparición Forzada de individuos, aunque no tenga fuerza
forzosa para los Estados”. No obstante, no puede dejar de reconocerse que una
aseveración de esta clase puede llegar a conseguir un costo jurídico de gran
trascendencia: prueba de eso es el protagonismo del testimonio Mundial de los
Derechos Humanos en la formación del Derecho Mundial de los Derechos
Humanos. De allí que, prima facie, no debe desestimarse su relevancia.
En el campo regional, el crecimiento de las denuncias de casos de Desaparición
Forzada incidió para que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la
Asamblea Gral. de la Organización de los Estados Americanos manifestaran
inquietud por la continua aplicación de este procedimiento. De esa manera, la
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de individuos buscaba
reflejar el quiero, por los Estados americanos, de prevenir, sancionar y borrar esta
repudiable práctica.
En un entorno más grande, el desenlace de la Conferencia Diplomática de
plenipotenciarios de la ONU sobre el establecimiento de una Corte Penal Universal,
permitió la adopción del Estatuto de Roma que crea una Corte Penal persistente y
de carácter complementario -respecto de la jurisdicción penal nacional- delegada
de procesar a individuos acusados de la comisión de crímenes de Lesa Humanidad.
Estas propiedades la diferencian de tribunales de todo el mundo ad hoc, como los
de Nuremberg, Tokio, y de la ex Yugoslavia. En suma, hablamos de un enorme
desarrollo por la instauración de una jurisdicción penal persistente de alcance
mundial. Habiendo aseverado que no debía infravalorarse el costo de ciertos
aparatos de soft-law, se necesita resaltar el esfuerzo que en el seno de la ONU ha
construido la convención Mundial para la custodia de toda la gente contra las
Desapariciones Obligadas, realizada sobre la base del testimonio que regula el
mismo asunto y recientemente ingreso en vigor (23 de diciembre de 2010). La
Convención - además de ofrecer una definición de lo cual debería entenderse por
Desaparición Forzada - tiene un criterio de víctima en sentido extenso, el mismo
que encierra a “la
persona desaparecida y [a] todo individuo física que haya sufrido un perjuicio
directo como resultado de una Desaparición Forzada”, expresión que sin duda
incluye a los parientes de los desaparecidos. La novedad de este consenso mundial
está en la constitución del Comité contra la Desaparición Forzada: un órgano
incluido por 10 profesionales independientes delegado de supervisar el
cumplimiento de las obligaciones de los Estados piezas. El Perú todavía no se ha
adherido a la mencionada Convención; no obstante, vista el valor de su contenido,
es necesario enfatizar la necesidad de conseguir la vinculación jurídica con el
instrumento ya referido, ello dentro de la promoción y defensa de los Derechos
Humanos como garantía constitucional y como pilar importante de la política
exterior peruana.
BIBLIOGRAFIA:
https://www2.congreso.gob.pe/sicr/tradocestproc/clproley2001.nsf/pley/
96363F9EE9E0E4D505256D25005DC1AC?opendocument#:~:text=La%20desaparici
%C3%B3n%20forzada%20fue%20incorporada,tuviera%20por%20resultado%20su
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