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Facultad de Derecho
Tesis Doctoral
UNIVERSIDAD
AUSTRAL
F ACULT AD DE DERECHO
LOS PRINCIPIOS
DEL DERECHO ADUANERO
Teoría general y aplicación a la problemática
de la infracción de declaración inexacta
Tesis Doctoral
(presentada en la Facultad de Derecho de la Universidad Austral
para optar al título de Doctor en Derecho)
ÍNDICE
PRIMERA PARTE
LOS PRINCIPIOS JURÍDICOS
Y SU PROYECCIÓN EN EL DERECHO ADUANERO
CAPÍTULO 1
EL FENÓMENO ADUANERO
I. LA ADUANA EN GENERAL ..................................................................... 33
a. El concepto de la aduana ................................................................ 33
b. Antecedentes históricos .................................................................. 33
1. La aduana en la Edad Antigua .................................................. 35
2. La aduana en la Edad Media ..................................................... 39
3. La aduana en la Edad Moderna. La influencia de Colbert ........ 40
4. La misión contemporánea ......................................................... 41
c. La función de la aduana.................................................................. 46
1. Función arancelaria y aduanera propiamente dicha .................. 49
2. La función técnica ..................................................................... 52
I.1 Generalidades.................................................................... 52
I.2 Casos paradigmáticos........................................................ 53
a) La aduana francesa ...................................................... 53
b) La aduana norteamericana ........................................... 56
3. El proceso de globalización. Nuevos desafíos .......................... 58
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4 ÍNDICE
CAPÍTULO 2
LA NORMA ADUANERA Y EL DERECHO ADUANERO
I. GENERALIDADES .................................................................................. 97
a. La norma jurídica ........................................................................... 97
1. Concepto ................................................................................... 97
2. Diversas posturas ...................................................................... 98
3. La función de las normas .......................................................... 100
b. Su aplicación en el Derecho Aduanero........................................... 100
c. Contenido del Derecho Aduanero .................................................. 102
d. El Derecho Aduanero ..................................................................... 105
1. Concepto ................................................................................... 105
2. La autonomía del Derecho Aduanero ....................................... 106
3. Su vinculación con el Derecho Económico .............................. 110
II. EL DERECHO ADUANERO COMO SISTEMA JURÍDICO ............................ 112
a. Los sistemas jurídicos en general ................................................... 112
b. El Derecho Aduanero y su pertenencia al sistema jurídico ............ 115
1. Características del sistema jurídico aduanero ........................... 121
I.1 La cuestión tarifaria .......................................................... 122
I.2 Las características tradicionales ........................................ 124
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CAPÍTULO 4
I. DEFINICIÓN Y CONCEPTO
Se debe ahora profundizar el concepto de lo que se entiende por
principios fuertes1.
El objeto de estos principios del derecho han de ser lo que John Finnis
denomina ―valores básicos o formas básicas del bien, o bienes humanos
básicos‖, a los que reconoce el carácter de incuestionables y autoevidentes, y
cuya nómina corresponde: a la vida, el conocimiento, el juego, la
experiencia, la estética, la sociabilidad o amistad, la razonabilidad práctica y,
finalmente, la religión2.
Todo hombre va estableciendo su propia jerarquía, conforme a sus
particulares intereses, o valores adquiridos, pero pesarán sobre él las
exigencias de la razonabilidad práctica, que a su vez expresan el método de
elaborar la ley natural moral a partir de los primeros (premorales) principios
de la ley natural.
Aquellas exigencias son: un plan de vida coherente, preferencia no
arbitraria entre valores, preferencia no arbitraria entre personas, cierto
desapego con los proyectos específicos, cierto compromiso con los propios
proyectos, eficacia al actuar, respeto por todo valor básico en cada acto,
1 Para un mayor desarrollo, ver: VIGO, RODOLFO L., en Los principios Jurídicos,
3 Cfr. VIGO, RODOLFO L., Los principios jurídicos, perspectiva jurisprudencial, ob.
4 Cfr. FINNIS, JOHN, Ley Natural y Derechos Naturales, ob. cit., pp. 166 y 167.
5 Cfr. FINNIS, JOHN, Ley Natural y Derechos Naturales, ob. cit., p. 169. Se aclara que
respecto de los órdenes, que el citado autor indica, el primero es el estudiado por las
ciencias naturales. El segundo, la unidad u orden que nosotros podemos introducir en
nuestro entendimiento: es decir, el orden que es estudiado reflexivamente en la lógica, la
epistemología y otras disciplinas similares. El tercero se refiere a la unidad u orden que
los hombres introducen o imponemos en cualquier materia que esté sometida a nuestro
poder, como sería el caso de las artes. Finalmente, el cuarto orden es el que el hombre
introduce en sus propias acciones y disposiciones mediante la inteligente deliberación y
elección: el orden que es estudiado por la psicología, la historia, la ética, la filosofía
política y por otras disciplinas similares.
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6 Cfr. FINNIS, JOHN, Ley Natural y Derechos Naturales, ob. cit., p. 179.
En este campo se advierte en ARISTÓTELES, en Ética, edición ya citada, pp. 14/15, y
36/37, cuando destaca que debe tenerse por evidente el bien que se deriva de la ciencia
soberana, que se debe procurar y garantizar el bien del Estado atento a que procura el
bien del individuo; y esta idea es la que le hace señalar que siendo la felicidad y el bien
el fin de todos los actos del hombre, se ha de reclamar que los políticos en esa función
sean realmente virtuosos y obedientes de las leyes.
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condiciones de esa clase, que por otra parte, se evidencia en el hecho de que
los seres humanos tienen un bien común7.
7
Cfr. FINNIS, JOHN, Ley Natural y Derechos Naturales, ob. cit., pp. 183/185.
8
Cfr. BASALDÚA, RICARDO XAVIER, Mercosur y Derecho de la Integración, ob. cit.,
pp. 10/11.
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9 Señala CARVAJAL CONTRERAS, MÁXIMO en Derecho Aduanero, ob. cit., pp. 7/8,
12 Esto resulta un tema importante, ya que las aduanas existentes en los Estados
Pero también resulta propio destacar que el Estado actúa, atento a resultar
una organización humana, con el objeto de lograr fines y cumplir con estos.
Pero estas necesidades públicas no son las que determinan los fines y
cometidos del Estado para satisfacerlos; el concepto de necesidad pública no
Tesoro Nacional, como se ve tiene un fin santo y supremo; y quien le distrae de él,
comete un crimen, ya sea el gobierno cuando lo invierte mal, ya sea el ciudadano cuando
roba o defrauda la contribución que le impone la ley de interés general‖.
Destaquemos que en esta sintonía, durante el siglo XIX y gran parte del XX al inicio
de las sesiones ordinarias del Congreso, dos leyes se aprobaban, según conviniera, la
primera, la Ley de Presupuesto, y la segunda, la Ley de Aduanas, teniendo esta por
función la de obtener los recursos necesarios para poder afrontar los gastos que el
Estado.
18 Cfr. FERNÁNDEZ, AURELIO, Teología Moral, ob. cit., pp. 782/786.
19 Cfr. ―Moyano, Marcelina‖, (Fallos 296:65).
20 ―Relaciones entre Derecho Financiero y Derecho Natural”, en Estudios de
Derecho y Hacienda, Homenaje a César Albiñana García Quintana, Ministerio de
Economía y Hacienda, V. I, Madrid, 1987.
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21 Cfr. BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Lecciones elementales de política, ob. cit., p.
183.
22Cfr. MILLÁN PUELLES, A., Economía y libertad, Confederación Española de Cajas
de Ahorro, Madrid, 1974, pp. 426 y 431.
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23 Esta característica también se advierte en la fórmula clásica que regula gran parte
de las actividades de los gobernantes, respecto de sus actos de gobierno, que están
concebidos sobre las razones de mérito, oportunidad y conveniencia, pero en la medida
en que sean realizados conforme a la ley. Se refuerza también esta actividad dentro del
concepto proveniente del derecho administrativo, del denominado principio de legalidad
de los actos emanados de la autoridad pública, salvo, claro está, ilegitimidad o un vicio
manifiesto que lo invalide.
24 Cfr. MONTEJANO (h), BERNARDINO, Y LIMA, SUSANA M. R., ―Bien común, formas
25 Cfr. TORRES LÓPEZ, JUAN, Análisis Económico del Derecho. Panorama doctrinal,
Ediciones Tecnos, Madrid, pp. 14/15.
26 Cfr. DUE, JOHN F., Y FRIEDLANDER, ANN F., Análisis económico de los impuestos y
27 Se pueden ver estos principios plasmados en los siguientes artículos del Código
Aduanero Argentino: art. 609.- Son económicas las prohibiciones establecidas con
cualquiera de los siguientes fines: a) asegurar adecuado ingreso para el trabajo
nacional o combatir la desocupación; b) ejecutar la política monetaria, cambiaria o
del Comercio exterior; c) promover, proteger o conservar las actividades nacionales
productivas de bienes o servicios, así como dichos bienes y servicios, los recursos
naturales o vegetales; d) estabilizar los precios internos a niveles convenientes o
mantener un volumen de oferta adecuado a las necesidades de abastecimiento del
mercado interno; e) atender las necesidades de las finanzas públicas; f) proteger los
derechos de la propiedad intelectual, industrial o comercial; g) resguardar la buena
fe comercial, a fin de impedir las prácticas que pudieren inducir a error a los
consumidores. Art. 610.- Son no económicas las prohibiciones establecidas por
cualquiera de las razones siguientes: a) seguridad pública o defensa nacional o
defensa de las instituciones políticas del estado; b) política internacional; c)
seguridad pública o defensa nacional; d) moral pública y buenas costumbres; e)
salud pública, política alimentaria o sanidad animal o vegetal; f) protección del
patrimonio artístico, histórico, arqueológico o científico; g) conservación de las
especies animales o vegetales. Art 631.- El Poder Ejecutivo podrá establecer
prohibiciones de carácter no económico a la Importación o a la Exportación de
determinada mercadería con el objeto de cumplir alguna de las finalidades previstas
en el artículo 610. Art. 632.- El Poder Ejecutivo podrá establecer prohibiciones de
carácter económico a la Importación o a la Exportación de determinada mercadería,
en forma transitoria, con el objeto de cumplir alguna de las finalidades previstas en
el artículo 609, cuando tales finalidades no pudieren cumplirse adecuadamente
mediante el ejercicio de las facultades otorgadas para establecer o aumentar los
tributos que gravaren las respectivas destinaciones. Art. 664.- 1) En las condiciones
previstas en este código y en las leyes que fueren aplicables el Poder Ejecutivo
podrá: a) gravar con derecho de Importación la Importación para consumo de
mercadería que no estuviere gravada con este tributo; b) desgravar del derecho de
Importación la Importación para consumo de mercadería gravada con este tributo; y
c) modificar el derecho de Importación establecido. 2) Salvo lo que dispusieren
leyes especiales, las facultades otorgadas en el apartado 1 únicamente podrán
ejercerse con el objeto de cumplir alguna de las siguientes finalidades: a) asegurar
un adecuado ingreso para el trabajo nacional o eliminar, disminuir o impedir la
desocupación; b) ejecutar la política monetaria, cambiaria o de Comercio exterior; c)
promover, proteger o conservar las actividades nacionales productivas de bienes o
servicios, así como dichos bienes y servicios, los recursos naturales o las especies
animales o vegetales; d) estabilizar los precios internos a niveles convenientes o
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61/63.
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A. CONCEPTO
En consecuencia, el bien común no ha de consistir en ser un mero
generador de bienestar material y de producción de bienes, sino que se ha de
encargar de velar por la justa distribución, a pesar de que algunos consideran
que esta es una forma de acción estatal, como erróneamente se ha concebido
en ciertas sociedades políticas que se caracterizan por su asistencialismo y
distribucionismo.
Como señala Rodolfo C. Barra, siguiendo a E. Soto Kloss, el bien común
―no es otra cosa que el propio bien de la persona humana, en su totalidad
(material y espiritual), pero no un bien como los demás, particularizado y
apropiable individualmente sino ese bien continente que se da precisamente
30Cfr. SANTIAGO (h), ALFONSO, en ―El concepto del bien común en el sistema
constitucional argentino. El personalismo solidario como techo ideológico de nuestra
Constitución‖, Revista de la Escuela de Ciencias Políticas de la UCA, Colección N° 12,
año VII, Buenos Aires, 2001, p. 239 y siguientes. Aquí destaca que en una primera
aproximación se puede señalar que el bien común es: a) la causa final del Estado, es
decir, como causa eficiente y como causa final, sobre todo esta que resulta ser la causa
causarum de la comunidad política; b) el ámbito y la medida de la actuación estatal: ya
que el Estado sólo puede actuar válidamente dentro del ámbito del bien común y donde
él aparezca comprometido; c) el fundamento de la existencia de la autoridad pública y
fuente de legitimidad de las potestades estatales, y el deber de obedecerlas bajo
determinadas condiciones, en donde se ha de encontrar su fundamento y su fuente de
legitimación ética y política; d) el objeto y cometido de la actuación del gobierno y de
los poderes públicos: el Gobierno en cuanto cabeza del Estado es gerente del bien común
y su actuación debe tender a su logro efectivo en el ámbito existencial y su disfrute por
parte de todas las personas que integran la comunidad estatal; e) el ideal y proyecto
político al que son convocados los integrantes de una comunidad política: toda
organización política se estructura y unifica en torno a un determinado proyecto
sugestivo de vida en común, a cuya realización son llamados sus integrantes; f) el fin de
la ley: según la clásica definición de ley como ―orden de la razón tendiente al bien
común dictada por quien tiene a su cargo el cuidado de la sociedad‖, el bien común es la
finalidad que pretende alcanzar toda norma de alcance general; g) un componente
esencial de la motivación de los actos administrativos y de la fundamentación de las
sentencias; h) el valor jurídico síntesis: desde el punto de vista de la axiología jurídica,
para algunos autores, el bien común representa el valor síntesis e integrador de todo el
derecho público; es decir, es el que inspira y moviliza en su accionar a los diversos
protagonistas del mundo jurídico y político: constituyentes, legisladores, jueces, poder
ejecutivo, funcionarios administrativos, etc.
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en la sociedad y en virtud del cual nada menos que esta misma existe –razón
de ser de la propia autoridad del propio gobernante- bien que permite (en sus
contenidos concretos de unión, orden, justicia y paz) ese conjunto de
condiciones aptas para obtener la plena suficiencia de vida, en sociedad, y
alcanzar el fin último del hombre de acuerdo con su propia naturaleza
humana (...). Y este bien común -causa final de la sociedad misma- no es ni
el bien de la comunidad como tal, en cuanto singular, ni la suma de los
bienes individuales, sino que tienen un objeto distinto propio, que es el bien
del hombre pero en cuanto ser social, su bien en cuanto viviendo en
sociedad, y ordenado temporalmente al bien común en dicha comunidad‖.
De lo expuesto concluye en que el bien común consiste y tiende a
concretarse en el conjunto de aquellas condiciones sociales que consienten y
favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de su propia persona,
abarcando el conjunto de condiciones de la vida social con las cuales los
hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr mayor plenitud y
facilitar su propia perfección31.
También en esta línea, John Finnis destaca que se trata de una concepción
integral de la justicia, que ha de dar plenitud y ha de concretar el significado
del bien común. Es donde ha de surgir el carácter distributivo y conmutativo
que tiene la justicia. El primero de los aspectos se ha de referir a la
asignación de recursos, oportunidades, beneficios y ventajas, por lo que su
objetivo final no ha de ser la igualdad, sino el bien común de la comunidad,
en el sentido de plenitud de todos sus miembros. En el segundo, se refiere a
lo que es equitativo o justo en una relación, y se requiere para el bienestar
individual en la comunidad, al margen de las exigencias de la distribución32.
Por consiguiente, se advierte que el bien común resulta un concepto
dinámico y que se logra y realiza de varias formas y maneras, ya que los
bienes que le interesan a cada persona son variados, infinitos, toda vez que
son apetecibles por cada una de las voluntades en juego.
31 Cfr. Tratado de derecho administrativo, t. 1, ob. cit., pp. 70/71. La cita a SOTO
KLOSS E., corresponde al trabajo La democracia ¿para qué? Una visión finalista, Crisis
de la democracia, Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1975, pp. 18/19.
32 Cfr. RODRÍGUEZ-TEUBES MUÑIZ, JOAQUÍN, ―El Iusnaturalismo de John Finnis‖,
Anuario de Filosofía del Derecho, t. X, Madrid, 1993, pp. 386/387. Toma este concepto
conforme a identificarlo como una exigencia de la denominada razonabilidad práctica,
que consiste en la de procurar el bien común de las propias comunidades.
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34 Cfr. JUAN XXIII, Encíclica Pacem in terris, puntos 53, 54. También en el
Catecismo de la Iglesia Católica, Conferencia Episcopal Argentina, 2ª Edición, Editorial
Claretiana, Madrid, 1998, puntos 1905 a 1917, establece que el bien común conforme a
la naturaleza social del hombre sólo puede ser definido con referencia a la persona
humana, y debe entenderse que comprende al conjunto de aquellas condiciones de vida
social que permite a los grupos y a cada uno de sus miembros, conseguir más plena y
fácilmente su propia perfección, afectando en consecuencia, la vida de todos. Por ello
exige la prudencia por parte de cada uno y más aún por la de aquellos que ejercen la
autoridad. Por tanto este concepto comprende tres elementos esenciales: a) el respeto a la
persona en cuanto tal; b) exige el bienestar social y el desarrollo del grupo mismo; y c)
finalmente implica la paz, es decir, la estabilidad y seguridad de un orden justo, supone
por lo tanto, que la autoridad asegura por medios honestos la seguridad de la sociedad y
la de sus miembros, lo cual permite sostener que el bien común fundamenta el derecho a
la legítima defensa individual y colectiva. Si toda la comunidad humana posee un bien
común que la configura en cuanto tal, la realización más completa de este bien común se
verifica en la comunidad política, correspondiendo al Estado defender y promover el
bien común de la sociedad civil, de los ciudadanos y de las instituciones intermedias.
Pero, precisamente, al intensificarse las interdependencia humana desarrolla el concepto
de bien común universal, que requiere a su vez de una organización de la comunidad de
naciones que provea a las diferentes necesidades de los hombres, tanto en los campos de
la vida social, la alimentación, la salud, la educación entre otros. El bien común siempre
está orientado hacia el progreso de las personas puesto que el orden social y su progreso
deben subordinarse al bien de las personas y no al contrario, ya que este orden tiene por
base la verdad y se edifica en la justicia, vivificado por el amor.
35 Señala FERNÁNDEZ, AURELIO, en Teología Moral, ob. cit., pp. 847/848, que a
diferencia de la doctrina de la Iglesia Católica, el bien común recibe, entre las diversas
ideologías, distintas interpretaciones, bien diferenciadas según la filosofía que lo teoriza.
Así, por ejemplo, los sistemas políticos y económicos colectivistas propugnan que el
bien común del individuo sólo se alcanza en la medida en que la sociedad logra
impregnar su existencia. En este sentido, el bien común pasa a ser la suma de los valores
sociales para el servicio de la comunidad, estando en presencia de un bien común
colectivizado. La historia muestra que, en los distintos colectivismos socializadores el
individuo queda más o menos supeditado al fin de la sociedad y, en consecuencia, se
profesa la prioridad de la comunidad sobre el individuo, por lo que el bien común se
identifica con el bien social. Por su parte, la ideología liberal profesa rectamente la
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prioridad del individuo sobre la sociedad y el Estado, pero descuida la atención de las
condiciones sociales. En una sociedad en la que privan los intereses egoístas del más
fuerte o del más hábil, se desatiende el bien social que beneficia a todos. Sobre este
particular punto, MESSNER, J., en Ética social, política y económica a la luz del derecho
natural, Ediciones Rialp, Madrid, 1967 pp. 205 y ss. Dice que el bien común es
ontológica y metafísicamente una realidad propia del todo social en cuanto tal, que hace
posible a los miembros de la sociedad la existencia plenamente humana.
Sobre este tema BARRA, RODOLFO C., en Tratado de derecho administrativo, t. 1, ob.
cit., pp. 75/76, cuando tiene que destacar la características del bien común se señala que
es expansivo, ya que abarca a todos los sectores que integran el todo comunitario; es
distributivo, ya que se perfecciona cuando se distribuye a toda la comunidad; es
indeterminado, ya que alcanza a todos los bienes de orden temporal, cualquiera que fuere
su naturaleza; es subsidiario, ya que solo tiene como objeto aquellos bienes que no
pueden ser alcanzados o satisfechos o no deben ser gestionados por las agrupaciones
intermedias entre el hombre y el Estado o por los hombres en su actuación individual; y
es solidario, a fin de corregir las rigideces que pueden surgir del carácter distributivo del
bien común.
36 Cfr. RAWLS, JOHN, Teoría de la Justicia, 2ª Edición español, 1ª reimpresión,
Fondo de Cultura Económica, México, 1995, pp. 251/253. Aquí el autor nos recuerda
que hay bienes públicos de muchas clases, y que habiendo acordado políticamente
asignar y financiar estos bienes, el gobierno puede obtenerlos del sector privado o de
empresas públicas. La lista de bienes públicos producidos depende de cada sociedad, y
no resultan un problema de lógica institucional, sino de sociología política, que incluye
el modo en que las instituciones afecta el balance de ventajas políticas. Pero debe tenerse
en consideración en orden a la seguridad, que se trata de asegurar que los cooperadores
que están cumpliendo el acuerdo común tengan el convencimiento general de que lo que
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se hace es eficaz, y que existen premios y castigos que ha de impartir el soberano para el
incumplimiento individual. Este tema, en el aspecto tributario, resulta esencial.
37 Cfr. BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Lecciones elementales de política, ob. cit., p.
188.
38 Cfr. SANTIAGO (h), ALFONSO, ―El concepto del bien común en el sistema
de libertad, que las personas y los grupos menores procuren desarrollar esta labor y fin,
atento a la fuerza creadora que todo hombre tiene, ya que el bien común es una realidad
existencial que es posible realizar y disfrutar.
39 Se puede destacar el caso clásico de las restricciones nacionales en orden al
42 Cfr. SANTIAGO (h), ALFONSO, Bien común y derecho constitucional, ob. cit., pp.
transporte (arts. 10, 11, 12, 75 incisos 18 y 12, y art. 125); calidad y
eficiencia de los servicios públicos (art. 42); existencia de una
administración pública eficiente (arts. 99 inciso 1 y art. 100); fomento de las
relaciones exteriores (arts. 27 y 75, incisos 22 y 24); bienes culturales:
identidad cultural y protección y desarrollo del patrimonio artístico y cultural
(art. 75, inciso 19.4); moralidad pública (art. 19); ética pública (art. 36); y
protección del medio ambiente (art. 41)43.
El funcionamiento del sistema tributario, en el cual se puede incluir al
aduanero, ofrece un buen ejemplo de cómo opera el bien común. La atención
de las diversas necesidades públicas que experimenta la comunidad política
y que son definidas como tales por la autoridad pública en cada época
histórica, requiere medios económicos para atender a su satisfacción. Ellos
son aportados por las distintas personas y grupos sociales conforme a las
manifestaciones de capacidad contributiva tenidas en cuenta por el legislador
al establecer los distintos tributos, y también porque no sobre la misma base
se generan restricciones al ingreso y egreso de mercaderías. Por eso que la
autoridad pública está llamada a hacer un uso razonable de esos recursos en
beneficio, tanto de la comunidad en su conjunto, como de algunos sectores o
personas que experimentan particulares necesidades44.
Ahora bien, en el análisis del bien común se puede ir un poco más allá,
cuando se presenta la pregunta si se agota la realización de este en el ámbito
de la gestión de cada uno de los Estados nacionales y, por ende si existe un
bien común supranacional, que trasciende a las metas de obtención posible
43 Sobre el particular, SANTIAGO (h), ALFONSO, en ―El concepto del bien común en el
sistema constitucional argentino. El personalismo solidario como techo ideológico de
nuestra Constitución‖, ob. cit., pp. 302/304, de donde se extrajeron estos conceptos. Este
autor relata más elementos que integran la noción de bien común en la C.N., pero a los
fines de su vinculación con el Derecho Aduanero, es que se tomaron aquellos que tienen
una relación más directa con esa disciplina.
44 Cfr. SANTIAGO (h), ALFONSO, Bien común y derecho constitucional, ob. cit., pp.
V. EL PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD
La idea de solidaridad se vincula, en la actualidad, al concepto de
obligación recíproca entre todos los hombres en razón de su idéntico origen
y su misma naturaleza. Por lo tanto, se rechazan como principios
organizadores de la convivencia, al individualismo y al colectivismo, ya que
45 Cfr. Tratado de derecho administrativo, t.1, ob. cit., pp. 78/79. Concluye sobre el
particular en que estas cuestiones forman parte del bien común, pero para que tenga la
nota que se le pretende asignar debe trascender las fronteras de los Estados-naciones,
toda vez que no pueden ser satisfechos dentro de la geografía nacional y con la autoridad
estatal encerrada en el límite de la soberanía nacional y relacionada con los otros Estados
en forma contractual. Este nuevo bien se advierte como un bien anhelado por todos, y
frente a la frustración de su logro, los individuos –cualquiera sea su nacionalidad- se
sienten insatisfechos.
BASALDÚA, RICARDO XAVIER, en ―El Derecho Aduanero y las Aduanas frente a la
globalización contemporánea‖, ob. cit., señala que merced al desarrollo de los acuerdos
internacionales y recomendaciones dadas por la Organización Mundial de Aduanas,
como consecuencia de la denominada globalización, las aduanas del mundo tienen la
necesidad de ejercer con mayor eficiencia los controles que les han sido encomendados
sobre las mercaderías, a fin de preservar, en el marco de su competencia, la salud y la
seguridad pública, amenazadas por el terrorismo internacional y por el narcotráfico.
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50 Cfr. ARIÑO, GASPAR, Economía y Estado, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1993, pp.
61/62.
51 A esta postura se han de oponer sustancialmente el colectivismo y el
individualismo.