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Ensayo, Derechos Humanos

Artículos 1 y 2

Taller

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Reflexión sobre la declaración universal de los derechos humanos.

La adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 fue la primera


ocasión en que las comunidades organizadas de Naciones del mundo, realizaron una Declaración de
derechos humanos y libertades fundamentales.

Los estatutos de las Naciones Unidas otorgaban al Consejo Económico y Social el poder de
establecer “comisiones en campos económicos y sociales para la promoción de los derechos
humanos…”. Una de ellas fue la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que, bajo la
presidencia de Eleanor Roosevelt, se encargó de la creación de la Declaración Universal de Derechos
Humanos.

Dicho acto es concebido como un logro de todos los pueblos y naciones, la declaración universal
se ha convertido herramienta que sirve para evaluar el grado de respeto hacia los estándares de
derechos humanos.

Durante la proclamación de Teherán, adoptada por la conferencia Internacional de derechos


humanos, en 1968, se llegó a la conclusión de que la declaración universal manifiesta un entendimiento
común de los pueblos del mundo en todo lo concerniente a los derechos humanos inalienables e
inviolables de todos los miembros de la familia humana y constituye una obligación para los miembros de
la comunidad internacional.

La Declaración está compuesta por 30 artículos que hablan tanto de los derechos civiles y
políticos, como los económicos, sociales y culturales; y que pertenecen a todas las personas, sin
discriminación alguna.

Los derechos económicos, sociales y culturales están establecidos en los artículos 22 al 27 y son
derechos que pertenecen a todo individuo como miembros de la sociedad, el artículo 22 caracteriza a
estos derechos como indispensables para la dignidad humana y libre desarrollo de la personalidad e
indica que ellos serán obtenidos a través de los esfuerzos nacionales y cooperación internacional. A la
vez, se refiere también a las limitaciones para su completo goce, el cual depende de los recursos del
estado.

Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los Derechos Humanos han originado


actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la
aspiración más elevada del hombre, la llegada de un mundo en que los seres humanos, liberados del
temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias. Es esencial que los
derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea
compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión. También es esencial promover
el desarrollo de las relaciones amistosas entre las naciones. Considerando que los pueblos de las
naciones unidas han reafirmado en la carta, su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la
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dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han
declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un  concepto más
amplio de la libertad; los estados miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con
la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades
fundamentales del hombre y una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor
importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso.

En la actualidad, La Declaración es un documento en continua evolución que ha sido aceptado


como contrato entre un gobierno y su pueblo en todo el mundo. Según el Libro Guinness de Récords
Mundiales, es el documento más traducido del mundo.

Quiero hacer un énfasis con los dos primeros artículos de la declaración y de cómo estos han
sido aplicados en nuestra República de Colombia.

Artículo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.

Artículo 2: Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin
distinción alguna.

Qué pasa con la libertad en Colombia?

Los sucesos recientes en nuestro país muestran una preocupante realidad: En Colombia, la
libertad, cada vez más, pierde su valor.

Es por ello, que tanto la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, y la Constitución de
Filadelfia encuentran en la libertad el pilar fundamental de todo el plexo de derechos que se concede a
los individuos dentro de la organización política del Estado.

En otras palabras, el Estado se justifica, antes que cualquier otra cosa, para garantizarnos
nuestra vida, y nuestra libertad. 
En la Colombia de estos días, hay que decirlo, la libertad está perdiendo su valor, y se ha
relativizado su importancia. 
 
Quienes vivimos en nuestro país, vemos con tristeza  cómo los grupos alzados en armas nos
anuncian el regreso del secuestro y acuden a sofismas idiomáticos para justificar semejante acto de
barbarie.

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Pero el desconocimiento de la libertad  no solamente proviene de los grupos delincuenciales
alzados en armas, sino que también nuestro Estado se encuentra en un lamentable proceso de limitación
de las libertades individuales, sin que encontremos de parte de los sectores sociales la reacción que
corresponde frente a semejante monstruosidad. 

Es así como a diario se anuncian cientos de capturas, las cuales, en la inmensa mayoría de los
hechos están precedidas de escasos esfuerzos de investigación, y, en todos los casos, de violaciones
flagrantes del debido proceso, pues ya nuestra legislación permite privar de su libertad a quien no ha sido
aún oído dentro de un proceso cuya existencia, ni siquiera conoce. De manera paralela, día tras día se
incrementan de manera inhumana las penas para los diferentes delitos, lo que arroja, en la práctica, la
existencia entre nosotros de la prisión perpetua.

Lejos de levantarnos frente a esta realidad, lo que encontramos en la opinión pública colombiana,
es cada vez una mayor ansia de llenar las cárceles de ciudadanos, condenados o investigados, culpables
o inocentes, eso ya no interesa. 
 
Es hora de replantear el funcionamiento de nuestro sistema jurídico, y, especialmente, nuestro
sistema penal, para reivindicar los derechos del individuo, regresarle su dignidad humana, y darle a la
libertad personal, nuevamente, su valor supremo.  
 
Proponemos, entonces, el retorno al respeto por la libertad de las personas, estableciendo la
detención preventiva como un mecanismo verdaderamente excepcional, eliminando los fundamentos
difusos y subjetivos para su procedencia, como el detestable concepto de “peligro para la sociedad”, al
cual, lamentablemente, le debemos mucho en esta terrible situación. 
 
Ojalá alguien ponga freno a este tren punitivito y comprenda que ni el derecho penal, ni la cárcel,
resuelven nada, sino que solamente multiplican los problemas sociales.

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Bibliografía
(s.f.). Obtenido de http://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/

(s.f.). Obtenido de http://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/

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