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Armando Anaya Bojato

Maestrante en educación mediada por TIC


Universidad ICESI
Cali-Colombia
Octubre del 2.022

Si es evaluable se puede y debe mejorar

Armando Anaya Bojato

Maestrante en educación mediada por TIC

En gran medida el ejercicio docente es un constante reflexionar acerca de nuestras practicas


educativas e indudablemente gran parte de esta reflexión debe ser acerca del proceso de
evaluación. “Lo que no se mide no es susceptible de mejoras”, aun retumban en mi cabeza esas
palabras constantemente repetidas por mi profesor de teoría administrativa cuando hacia mi
pregrado en administración de empresas en el viejo claustro de la universidad de Cartagena por
allá a mediados de los 80. Hoy sigo comprobando la veracidad de esa expresión pues desde mi
practica inicialmente en el sector industrial y hoy en un plano tan distinto como el educativo
reflexiono sobre mi acción y sobre la reflexión en la acción (Schon 1930-1997) que la
evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje brinda inmejorable posibilidad de medir,
visualizar y trabajar sobre oportunidades de mejoras tanto para el estudiante como para el
docente en su ejercicio. Ahora bien, para que esto ocurra de forma realmente provechosa es
necesario que este proceso evaluativo sea planificado que se centre en el estudiante, en su
contexto, en sus expectativas de aprendizaje, en los objetivos de aprendizaje, en los saberes a
desarrollar, entre otros y es precisamente uno de los aspectos que considero más ha aportado
este curso en mi proceso de formación actual.

He tenido la oportunidad gracias a este curso y a la docente que en buena hora lo orienta de
mejorar significativamente en el aspecto de la planeación del proceso educativo pues antes de
ello asumía esta actividad con la errónea convicción que tenía formalmente en cuenta criterios
vigentes al interior del claustro universitario en el que ejerzo mi labor docente , si bien tenía en
cuenta aspectos relevantes en el proceso evaluativo esto no lo plasmaba en un documento formal
que me sirviera a la vez para verificar si el proceso lo estaba desarrollando adecuadamente en
detrimento de coadyuvar un aprendizaje significativo para mis estudiantes y un adecuado
ejercicio de reflexión sobre mi quehacer que me permitiera detectar oportunidades de mejoras y
Armando Anaya Bojato
Maestrante en educación mediada por TIC
Universidad ICESI
Cali-Colombia
Octubre del 2.022

actuar sobre ellas. Creo en consecuencia firmemente tener hoy día los elementos necesarios para
continuar aprendiendo y que este ejercicio de evaluación constante del proceso enseñanza-
aprendizaje sea de verdad formativo y de provecho para docente, dicente y sociedad en general
como es el deber ser.

Desde el ámbito de la educación superior que como docente ejerzo se visiona que la educación
basada en competencias se fundamenta en una concepción constructivista en donde se propone
un paradigma en donde el proceso enseñanza-aprendizaje se desarrolla de manera dinámica
participativa e interactiva de tal forma que el conocimiento se genere a partir de una verdadera
creación o construcción desde la persona que aprende es decir el aprendizaje desde la acción en
ese ámbito también la evaluación como proceso también debe aportar pues debe coadyuvar a no
solamente orientar procesos de desarrollo de destrezas , habilidades o cambios de actitudes sino
que también nos debe llevar a la reflexión a través de la aplicación de diferentes instrumentos
que impliquen la autoevaluación, heteroevaluación y coevaluación creando los espacios
propicios para ello y ser tenido en cuenta sus resultados tanto en lo formativo como en lo
sumativo pero siempre mirando más allá de lo meramente calificativo que es lo que el sistema
impone al establecernos medidas para acreditar que alguien aprobó un curso, un pregrado, un
semestre o una asignatura.

Plantea Schon (1930-1997) que el docente requiere realizar un proceso de reflexión en y durante
la acción así como la reflexión sobre la acción y sobre la reflexión en la acción y ese proceso
debe llevarnos entre otros de considerar la evaluación como una herramienta punitiva y estática
a considerarla como un proceso formativo más que sumativo(sin olvidar sus aportes), constante,
holístico, y dinámico que implica saberes, saber hacer, ser, seguimiento continuo,
retroalimentación en donde se generen aprendizajes significativos(Ausbel,1960) y se transformen
prácticas que conlleven a la resolución de situaciones no solo académicas sino de contexto,
realizar los ajustes que sean pertinentes facilitando y mejorando cada acción educativa.

La reflexión sobre la acción y sobre la reflexión en la acción sobre los procesos evaluativos no
solo debe ser visto desde las ocurrencias y vicisitudes por las que pasa un docente en su aula de
clase también debe ocurrir en el plano institucional y aun mas allá por ello constantemente y en
Armando Anaya Bojato
Maestrante en educación mediada por TIC
Universidad ICESI
Cali-Colombia
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aras de aprovechar constantemente al máximo oportunidades de mejoras es necesario reflexionar


sobre la pertinencia del currículo ante las exigencias de un contexto y una sociedad cambiante
caracterizada hoy entre otros por el alto impacto de la información, los impactos de las TIC en la
vida cotidiana de las personas y como no en los procesos educativos, hoy se habla de pedagogías
y tecnologías emergentes buscando ajustar esas nuevas visiones y requerimientos de aprendizaje
a un sistema educativo que en algunos contextos persiste en quedarse rezagada en modelos
tradicionales. Los gobiernos deben ajustar también lo necesario en sus políticas educativas y
facilitar que el sistema educativo se ajuste a estas nuevas tendencias. No hay que olvidar que la
evaluación curricular es un proceso sistemático a través del cual se valora el grado en que los
medios, recursos y procedimientos permiten el logro de las finalidades metas de una institución
o sistema educativo (García, 1975).

Termino mi reflexión haciendo nuevamente alusión a aquella célebre frase de William Thomson
Kelvin “lo que no se mide, no se puede mejorar” y que hoy comparo con el proceso evaluativo
en educación y extrapolando lo que este autor nos dice al campo que nos ocupa luego del curso
de estrategias de evaluación de aprendizajes puedo afirmar que el aprendizaje que no se evalúa
no es susceptible de mejoras y que sumado a esto si ese proceso no se hace de una forma
consciente, planificada y con unos claros objetivos tampoco nos permitirá ir más allá de una
mera calificación que numérica o cualitativa solo nos serviría para certificar que se alcanzó un
nivel educativo determinado y no que se mejoró integralmente un proceso educativo en un
individuo.

Bibliografía

Adell, J. y Castañeda, L. (2012). Tecnologías emergentes, ¿pedagogías emergentes. En


HERNÁNDEZ, J., PENNESI, M., SOBRINO, D. y VÁZQUEZ, A. (coord.). Tendencias
emergentes en educación con TIC. Barcelona, Asociación Espiral, Educación y Tecnología, 13-
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Anijovich, R. y Capelliti, G. (2015). La evaluación como oportunidad. Ediciones Paidós.


Armando Anaya Bojato
Maestrante en educación mediada por TIC
Universidad ICESI
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Carbonell, Jaume. (2017). Pedagogías del siglo XXI. Editorial octaedro.

Schön, D. A., & Coll Salvador, C. (1998). El profesional reflexivo: cómo piensan los
profesionales cuando actúan. Paidós Ibérica.

Ortiz, Alexander. (2008). Modelos pedagógicos y teorías del aprendizaje. Ediciones de la U.

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