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COLEGIO SANTA MARÍA DEL MAR

JESUITAS A CORUÑA Historia de España 2º Bachillerato

BLOQUE 1. PREHISTORIA E HISTORIA ANTIGUA

1. 1 1.- EL NEOLÍTICO: CARACTERÍSTICAS Y CAMBIOS CON RESPECTO A LA ÉPOCA


PALEOLÍTICA (cambios económicos, sociales y culturales).

El Neolítico es el último de los periodos de la Edad de Piedra, significa “Piedra nueva” y hace referencia a
la forma de elaborar las herramientas con piedra pulida frente a las piedras talladas más toscas del Paleolitico.
Esta etapa surgió con el cambio climático provocado cuando los hielos de la última glaciación (en
torno al 9000 a.C.) se retiraron hacia el norte, dejando un clima más cálido y seco que obligó a los grupos
humanos a complementar su alimentación con la agricultura (trigo, cebada …) y la domesticación de algunos
animales (porcino, caprino, bovino), pasando de una economía predadora (5) y nómada, propia del
Paleolítico, a una economía productora y sedentaria.
Todo este proceso es conocido como Revolución neolítica, por los enormes cambios que implicó en la
vida del hombre y se produjo en diferentes lugares de manera independiente, extendiéndose hacia la
Península Ibérica entre el 5000 y el 3000 a.C.

Como consecuencias o cambios más evidentes con respecto al Paleolítico destacan:

- Un nuevo sistema de producción de alimentos, basado en la agricultura y la ganadería, convirtiendo al


cereal en la base de la alimentación y originando una dieta más pobre.

- Aparecen los primeros poblados estables como consecuencia de la sedentarización. Con el aumento
demográfico, los poblados crecen hasta convertirse en verdaderas ciudades, con murallas defensivas y una
cierta complejidad con viviendas de mayor calidad, en su mayoría hechas de adobe. Estos asentamientos
estaban estratégicamente ubicados en lugares propicios para la agricultura y la ganadería con posibilidad de
agua (ríos, lagos). En estos asentamientos iniciales también se construyeron los primeros edificios públicos
para el almacenamiento de los cereales producidos y en ellos nació el comercio, como consecuencia de la
existencia de los primeros excedentes.

- Avances tecnológicos, la piedra pulida sustituyó a la tallada para la fabricación de utensilios agrícolas (hoces,
azadas …). Además, aparecieron nuevos instrumentos como los molinos de mano para transformar el grano
en harina, recipientes para almacenar excedentes que podían ser de cerámica o los primeros telares para la
elaboración de tejidos.

- Manifestaciones artísticas, se producen importantes cambios respecto al Paleolítico anterior y estas se


aprecian en diferentes manifestaciones presentes en la península Ibérica:
o Pinturas rupestres del área levantina, como las de Cogull (Lérida) y Valltorta (Castellón), lugar de
los asentamientos neolíticos más antiguos cuyas manifestaciones artísticas presentan notables
diferencias respecto a las expresiones paleolíticas:
 Se sitúan frecuentemente al aire libre y no en el interior de cuevas.
 Aparece la figura humana esquemática pero perfectamente reconocible.
 Representan escenas de la vida cotidiana: cacerías, recolección de miel, danzas rituales, luchas de
guerreros… frente a la representación de animales aislados del estilo cantábrico
 Su técnica es esquemática y no naturalista
 La paleta de colores es muy escasa, generalmente son monocromas, frente a la policromía que observamos
en Cantabria
o En el noroeste peninsular, con un neolítico algo más tardío, como ya se ha citado, destaca ya durante
este periodo el fenómeno del megalitismo (7) (monumentos realizados con grandes bloques de piedra
y relacionados con los ritos funerarios) que tendrá su máximo desarrollo en otras zonas peninsulares
durante la edad de los metales. Uno de los mejores ejemplos de monumento megalítico con función
de enterramiento lo tenemos en el Dolmen de Dombate (Borneiro, A Coruña).
Estamos pues, ante un periodo de cambios y avances, que se verá continuado con la llegada de los primeros
pueblos prerromanos a lo largo del I milenio a.C.

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BLOQUE 1. PREHISTORIA E HISTORIA ANTIGUA

2. 1 2.- LOS PUEBLOS PRERROMANOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA (pueblos del sur y del
levante, meseteños y del occidente peninsular)
A lo largo del I milenio a.C. (Edad del Hierro) la influencia de los pueblos del norte de Europa y de las
civilizaciones más avanzadas del Mediterráneo oriental conformaron dos grandes conjuntos de pueblos que
los historiadores griegos y romanos definieron como celtas (centro, oeste y norte) e iberos (sur y este).

El área cultural ibérica ocupa el sur y levante peninsular (incluido el antiguo reino de Tartesos); surge del
contacto de la población indígena con los colonizadores griegos, fenicios y cartagineses que fueron instalando
sus colonias en el levante peninsular a lo largo del I milenio a.C.

Las principales características de estos pueblos son:


- Una economía rica con agricultura, ganadería, minería, artesanía y un intenso comercio para el que utilizan
moneda.
- La estructura social jerarquizada con el dominio de una aristocracia guerrera sobre el conjunto de la
sociedad.
- Elaboraron un alfabeto propio de influencia fenicio-griega.
- Practicaban ritos funerarios de incineración e inhumación de sus difuntos con ajuares funerarios en
necrópolis.

El área cultural celta. Los indoeuropeos (grupos europeos y asiáticos con raíces lingüísticas comunes)
provenían de las grandes llanuras de Europa y entraron en la Península por los Pirineos aproximadamente
desde el siglo X hasta el V a.C. Estos pueblos conocían la metalurgia del hierro, vivían en poblados y su base
económica era el cultivo de cereal y el pastoreo. Incineraban a sus difuntos y depositaban sus cenizas en urnas
junto al ajuar funerario (campos de urnas).
Su influencia sobre la población indígena dio origen a un área culturalmente conocida como celta (en el norte,
centro y oeste peninsular) o celtíbera (en la zona centro-oriental de la meseta y el valle medio del Ebro, con
aportaciones de los vecinos iberos).
Aunque los pueblos del norte (galaicos, astures, cántabros y vascones) vivieron más aislados de la influencia
del área ibérica que los del centro y el oeste (celtíberos), todos ellos compartieron características similares:
- Viven en poblados amurallados, con una economía autosuficiente basada en la ganadería, la agricultura, la
metalurgia de hierro y bronce, y una artesanía para la elaboración de cerámica, tejidos y herramientas.
- El comercio con otros pueblos por el sistema de trueque (no acuñaron moneda propia) se vio favorecido por
su importante actividad minera.
- Los celtas no utilizaron la escritura, pero los celtíberos sí que hicieron uso del alfabeto de los iberos.
Entre los pueblos del área celta destaca la cultura castreña desarrollada por los galaicos (noroeste peninsular:
Galicia, occidente de Asturias y norte de Portugal)
- Viven en aldeas amuralladas llamadas castros (3), en zonas elevadas de fácil defensa, con viviendas de planta
circular de construcción sencilla en piedra y ramas o paja.
- Los castreños destacan por su dominio de los metales preciosos, especialmente el oro, con el que elaboraron
una gran variedad de joyas entre las que destacan los torques.
- Son politeístas, creen en divinidades relacionadas con la naturaleza (culto al agua, las piedras, los árboles),
practican ritos relacionados con la adivinación y la magia (importancia del brujo o chamán) y entierran a sus
difuntos en necrópolis de incineración.

Esta diversidad cultural peninsular se verá minimizada con la llegada de los romanos a la península a lo largo
del siglo III a.C., momento en el que se impone su cultura.

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3. 1 3.- CONQUISTA Y ROMANIZACIÓN (etapas de la conquista, elementos de romanización:


4. organización político administrativa de territorio, lengua y cultura, obras públicas.)

La conquista romana fue un proceso bastante dilatado en el tiempo (desde el año 218 a. C. hasta el 19 a.
C.). El proceso se inició en el contexto de los enfrentamientos entre romanos y cartagineses (guerras púnicas)
por el dominio del Mediterráneo occidental y se puede dividir en diferentes etapas:

1º ETAPA: 218-197 a.C. Durante la segunda guerra púnica los romanos intervienen en la costa mediterránea
peninsular al mando del general Escipión, derrotando a los cartagineses y ocupando el área ibérica.
2ª ETAPA: 197- 29 a.C. Ante el avance romano, los pueblos indígenas (celtas y celtíberos) responden en
diferentes enfrentamientos (guerras celtíbero-lusitanas), destacando líderes como el lusitano Viriato y la
resistencia de Numancia. Se consolida el dominio romano.
3ª ETAPA: 29-19 a.C. El propio emperador Augusto dirige las guerras cántabro-astures (6) debido a la
enorme resistencia de las poblaciones del norte .Roma pretende completar el dominio de la península y el
control de las minas del norte y noroeste, por lo que gran parte de la población autóctona fue sometida a
esclavitud.

Para explotar y administrar el territorio, los romanos lo dividieron en provincias, su número varió a lo
largo de la dominación romana, a su vez, cada provincia estaba compuesta de divisiones administrativas
denominadas conventus (4):
- En un principio (s. II a. C.) Hispania fue dividida en dos provincias: Hispania Ulterior (áreas del Guadalquivir
y Atlántico) y Hispania Citerior (áreas del Ebro y Mediterráneo).
- En la época de Augusto (fines del s. I a. C.) las provincias pasaron a ser tres: Bética, con capital en Córduba
(Córdoba); Lusitania, con capital en Emérita Augusta (Mérida) y Tarraconense, con capital en Tarraco
(Tarragona).
- Durante los siglos III e IV d. C. a las anteriores se les añadieron la Cartaginense, Gallaecia y, más adelante, la
Baleárica.

A medida que Roma va conquistando el territorio inicia el proceso de romanización, es decir, la asimilación
y adopción de la forma de vivir romana por los pueblos conquistados como estrategia para garantizar la
continuidad de la civilización.

Los medios que utilizará Roma para llevar a cabo la romanización de sus territorios serán:
• La imposición del latín como lengua r en todo el imperio, favoreciendo así desde el primer momento la
relación entre las gentes y el comercio en todo el territorio romano.
• Las ciudades como modelo de vida urbana, transformando las existentes y creando otras nuevas según el
modelo romano como Emérita Augusta (Merida) o Lucus Augusta (León), ciudades que van a contar con
grandes obras públicas como calzadas, teatros, anfiteatros, baños públicos, templos, puentes, calzadas,
acueductos … elementos que favorecen el proceso de integración en el mundo romano.
• El ejército, tanto con el reclutamiento de población indígena que podían llegar a alcanzar el derecho de ciudadanía romana,
como la llegada de soldados de otros lugares del imperio que favorecían la romanización.
• El establecimiento de la ley romana, que igualaba derechos entre personas de origen diverso.

En la Península ibérica el grado de romanización será más intenso en las zona del sur y levante, debido a su
tradición de vida urbana y comercial en contacto con los pueblos colonizadores. Sin embargo hacia el norte y
occidente la romanización fue tanto más difícil cuanto menor era el grado de urbanización y desarrollo de
sus pueblos.

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5. 1 4.- LA MONARQUÍA VISIGODA (Organización política.)

Los visigodos, pueblo germano muy romanizado, entraron en la Hispania romana a través de pactos con
el Imperio (para que expulsaran a otros pueblos bárbaros (2)) y a partir del siglo V la monarquía visigoda va
ocupando el vacío de poder dejado por la caída del Imperio romano en el 476.
En un principio el territorio peninsular es compartido con el reino suevo, instalado en el noroeste, los vascones
en el norte, y el emperador bizantino en el sureste peninsular. Pero durante los siglos VI y VII los monarcas
visigodos (destacan Leovigildo y Suintilla) consiguen integrar toda la península en un estado independiente.

Organización política:

La monarquía visigoda era electiva, y la designación del rey dependía de la la nobleza y la Iglesia, es
decir, de la Asamblea de hombres libres. El rey tenía amplias competencias (máxima jefatura militar,
legislación, instancia superior de justicia, etc.), muy limitadas en la práctica por el poder de la nobleza y la
Iglesia que como grupos poderosos tenían, por tanto, intereses comunes y coincidían en impedir el
establecimiento de una monarquía fuerte que pudiera limitar su influencia y sus privilegios.
Los nobles, a cambio de su apoyo a los reyes, empezaron a recibir tierras como compensación y las fueron
convirtiendo en hereditarias, origen del feudalismo posterior, basado en la ruralización y en los vínculos de
dependencia (vasallaje).

Durante la segunda mitad del s. VI los reyes visigodos desarrollaron una política de unificación:
• Unificación territorial (Leovigildo), para ello anexionaron al reino suevo y expulsaron a los
bizantinos.
• Unidad religiosa, Los visigodos eran arrianos (herejía para el catolicismo), pero con el rey Recaredo
se convirtieron al catolicismo en el III Concilio de Toledo.
• La unificación legislativa se produjo con la fusión del derecho germánico, basado en la costumbre,
con el derecho romano en una publicación denominada Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo.

Para las funciones de gobierno, los reyes visigodos se rodeaban de instituciones políticas compuestas por
personas de confianza, es el denominado Officium Palatinum (Oficio de Palacio), en él que destacaba:
- El Aula Regia (1), organismo que asesoraba al monarca (Consejo Real) en los asuntos políticos,
militares, legislativos y judiciales, siguiendo la tradición germánica .Desde el siglo VI estaba formado por
cortesanos, nobles y obispos. Además de asesorar, también intervenía en la designación de los monarcas.
- Los Concilios de Toledo, los convocaba el rey y establecían importantes normas y decisiones que
afectaban a la monarquía.
- Los comes, nobles que juraban fidelidad al rey y se encargaban de diferentes labores de gobierno:
comes del tesoro, comes de la recaudación de impuestos …

En el ámbito de la administración territorial, los visigodos respetaron la división provincial romana del
Bajo Imperio, dándole el nombre de ducados, cada uno de los cuales se dividía en territoria, dirigidos por un
conde. Este poder asentado en la nobleza se veía completado por los gardingos (guardia del rey). En el s. VII,
las diferentes familias nobiliares pugnaron por hacerse con el poder real y ello favoreció la inmediata llegada
de los musulmanes en 711.

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BLOQUE 2. HISTORIA MEDIEVAL

6. 1 5.- LOS MUSULMANES EN LA P. IBERICA (Etapas políticas y realidad socioeconómica).

Los musulmanes llegaron a la península Ibérica siguiendo su movimiento expansivo que partió de la
península de Arabia en el siglo VII y que les llevó a conquistar amplios territorios en Asia, África y Europa.
Aprovecharon la división interna y las rivalidades visigodas para derrotar a las fuerzas cristianas dirigidas
por don Rodrigo, último rey visigodo, en la batalla de Guadalete en el 711. En pocos años (711-714),
conquistaron prácticamente toda la península, iniciando una nueva etapa conocida bajo el nombre de Al-
Ándalus.

Podemos dividir esta larga presencia islámica en varias etapas:


1 El proceso de conquista y el emirato dependiente - s. VIII (711-756) .La península Ibérica
se integró como una provincia más del califato omeya de Damasco, gobernada por un emir (jefe superior)
que actuaba como delegado del califa, naciendo en el norte algunos núcleos de resistencia (batalla de
Covadonga en el 722).
2 El emirato independiente - s. VIII-X (756-929) Abd al-Rahman I se proclamó emir
independiente, aunque en lo religioso seguían obedeciendo al califa abasí de Bagdad.
3 El califato de Córdoba - s. X-XI (929-1031) Abd al-Rahman III en 929 se autoproclama califa,
es decir, independiente en lo político y en lo religioso. Es el momento culminante del poder político musulmán
en España, con grandes figuras militares como Almanzor, que consiguió importantes victorias contra los
cristianos (toma de Santiago de Compostela …) Muerto Almanzor (1002), las luchas entre bandos rivales
caracterizaron la fase final del califato, que acabó desintegrándose en numerosos reinos de taifas.
4 Los reinos de taifas y las dinastías norteafricanas - s. XI-XIII (1031-1232) Las taifas fueron
pequeños reinos independientes que en muchas ocasiones luchaban entre sí, debilitando el poder de Al-
Ándalus frente a los reyes cristianos. Esta debilidad hizo que las taifas reclamasen la ayuda de los almorávides
primero y de los almohades después, poderosos reinos del norte de África pero que no consiguieron frenar el
avance cristiano hacia el sur con la victoria cristiana
5 El reino nazarí de Granada - s. XIII-XV (1232-1492) Ante el avance cristiano, fueron
sucumbiendo todos los reinos de taifas, excepto el de Granada, que bajo la dinastía nazarí consiguió sobrevivir,
aunque sometido al vasallaje de Castilla a quien debía pagar parias (impuestos). Finalmente fueron
conquistados por los Reyes Católicos en 1492 y quedaron integrados en el reino de Castilla, rematando así la
historia de Al-Ándalus después de ocho siglos.

Los rasgos de la cultura, economía y sociedad más importantes de Al-Ándalus fueron:


- Economía, la base siguió siendo la agricultura, pero enriquecida con avances como los sistemas de riego y los
nuevos cultivos (arroz, cítricos, azafrán, algodón …).
- Las ciudades (Córdoba, Granada …), se convirtieron en el centro de la vida económica y social, destacando
la producción artesanal (textiles, cerámica …), los grandes zocos y el comercio, tanto a nivel local como
internacional.
- La sociedad, además de jerarquizada, se dividía en dos grandes grupos: los dominadores (musulmanes de
origen árabe a la cabeza y bereberes) y los dominados, como los muladiés (cristianos convertidos al Islam),
los mozárabes (12) (cristianos que vivían en territorio musulmán) y los judíos. También había un amplio grupo
de esclavos.
- Cultura, Al Ándalus fue una de las principales vías de transmisión a Occidente de la ciencia griega y de
gran parte de la India (por ejemplo, el actual sistema de numeración),. Fue ejemplo de tolerancia
multicultural y se hicieron grandes aportaciones científicas especialmente en el campo de la filosofía y la
medicina, con figuras tan relevantes como los musulmanes Abentofail y Averroes y el judío Maimónides.

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7. 1 6.- RECONQUISTA Y REPOBLACIÓN (Etapas de la Reconquista , modelos de repoblación).

La Reconquista es el (mal llamado) proceso de ocupación militar de los territorios musulmanes de la Península
Ibérica llevado a cabo por los cristianos entre los siglos VIII y XV. Cuando los musulmanes entraron en la
Península, apenas tuvieron presencia en el norte ya que era el territorio más alejado de su vía de acceso. Esta
situación propicia la huida hacia el norte de una minoría de familias visigodas, apareciendo los primeros
núcleos cristianos: en la Cordillera Cantábrica el reino Astur-leonés, y en los Pirineos el reino de Navarra y
los condados aragoneses y catalanes.

El proceso tuvo varias etapas que se pueden dividir en dos grandes fases:

1. Hegemonía de Al-Ándalus, entre los siglos VIII y X, gracias a las grandes campañas militares de
Almanzor, Al Ándalus abarcaba la mayor parte de la Península, salvo las tierras al norte de los ríos Duero y
Ebro, por las cuales los musulmanes mostraron poco interés y que los cristianos ocuparon sin gran dificultad.
En esta etapa se produjo la repoblación por presura (13). Consistía en la ocupación de tierras sin dueño por
parte de campesinos, nobles y monasterios, ya que, según el Derecho Romano, la puesta en cultivo de un
terreno despoblado otorgaba al que lo hiciera la propiedad sobre el mismo.

2. Declive de Al-Ándalus, a partir del siglo XI, momento en el comienza la verdadera Reconquista y que a su
vez se puede dividir en varias etapas:

2.1.- Siglos XI y XII. Con la decadencia del califato de Córdoba, Al-Ándalus se dividió en reinos de
taifas (14) débiles militarmente tienen que ceder ante el avance cristiano incluso contando con la ayuda de
almorávides y almohades, cayendo en manos de Castilla y León, Toledo (valor simbólico por haber sido la
antigua capital visigoda) y llegándose hasta el rio Tajo y conquistándose el valle del Ebro (Zaragoza …) por
parte de la Corona de Aragón.
Se produjo la repoblación concejil. El territorio era dividido en concejos (municipios) y el rey otorgaba una
Carta de Poblamiento (8) que concedía privilegios a los nuevos pobladores (tierras …).

2.2.- Siglo XIII. Los reinos cristianos forman un numeroso ejército dirigido por los reyes de Castilla,
Aragón y Navarra que consiguen una importante victoria en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) marca el
comienzo del declive musulmán. Portugal completa su reconquista y se sigue avanzando hacia el sur,
llegándose hasta el Guadalquivir (auténtico corazón del mundo islámico) y Baleares y Valencia. Ya solo
quedaba bajo dominio musulmán el reino nazarita de Granada.
La repoblación fue llevada a cabo por las Órdenes Militares que habían destacado en la conquista de zonas
extensas y poco pobladas (caballeros de Santiago, Calatrava, Alcántara …) y también se estableció la
repoblación por repartimientos, sistema en el que las tierras conquistadas se dividían en lotes entre quienes
habían participado (sobre todo grandes señores y eclesiásticos)

2.3.- Siglos XIV y XV. Las fronteras apenas se modificaron hasta que los Reyes Católicos (1492)
conquistaron Granada y culminaron definitivamente la Reconquista del territorio peninsular.

El resultado final de todo el proceso repoblador fue una estructura de propiedad de la tierra que se ha mantenido
hasta nuestros días prácticamente sin modificaciones, con el río Tajo como línea de división entre una España
latifundista al sur y una España de medianas y pequeñas propiedades al norte.

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8. 1 7.- EL RÉGIMEN FEUDAL Y LA SOCIEDAD ESTAMENTAL *

El régimen feudal (feudalismo) o señorial es un sistema político, económico y social que se desarrolló en
Europa occidental tras la desaparición del Imperio Carolingio (siglos X-XII) y que se caracteriza por una
monarquía débil e incapaz de ejercer un poder centralizado que tiene que compartir el poder con los señores
del reino a cambio de su ayuda, una economía casi exclusivamente agraria, y una sociedad estamental e injusta.

En su origen, en los reinos cristianos peninsulares, se parte de que el rey es el dueño legítimo y hereditario
de todo el territorio y por tanto puede repartir los territorios (señoríos) entre sus súbditos para su ocupación
y explotación. Durante la Reconquista, los reyes fueron repartiendo dichos señoríos de diferentes formas a
medida que se avanzaba hacia el sur (presura …), pero a partir del siglo XII, los monarcas empezaron a
entregar los señoríos (feudos) con el privilegio de la inmunidad (en dichos territorios no actuaría el rey),
convirtiéndose en señoríos jurisdiccionales en los que el señor podía ejercer su autoridad imponiendo leyes,
haciendo justicia y estableciendo nuevos impuestos. Con este sistema, el rey recibía ayuda de sus vasallos,
pero perdía parte de su poder al no poder controlar todo el territorio. Esta relación entre reyes y señores o entre
señores quedaba recogida mediante la ceremonia del vasallaje que era un acto ceremonial dividido en dos
partes, en la primera, el vasallo juraba fidelidad y prometía ayuda a su señor (homenaje) y en la segunda, el
señor otorgaba el beneficio al vasallo, normalmente un feudo, como recompensa a su ayuda y fidelidad
(investidura), convirtiéndose así en un vínculo de dependencia personal.

Sin embargo, la concepción del poder del monarca en las coronas de Castilla y de Aragón fue bien diferente:
• En la corona de Castilla el poder absoluto del rey de origen divino es indiscutible. Las
instituciones de gobierno (Consejo Real, Cortes …) eran solo consultivas y estaban supeditadas al monarca.
• La corona de Aragón, sin embargo, es una confederación de territorios muy distintos (Aragón,
Cataluña, Valencia, Baleares…) con leyes e instituciones propias y el rey tenía que pactar con estos
territorios, respetando las particularidades.

La sociedad feudal estaba dividida en estamentos (también llamados estados u órdenes) que representaban
la voluntad divina de la armonía social, era una división muy rígida con muy poca movilidad vertical, además,
cada estado tenía sus propias normas y de manera general, se pertenecía a cada estamento por nacimiento.

- Los privilegiados eran la nobleza (defensa de la comunidad) y el clero (velar por la salvación de las almas y
se dividía en regular y secular). Estos estamentos tenían características comunes:
o Existía una jerarquía entre sus miembros (alta, media y baja nobleza; alto y bajo clero).
o Gozaban de privilegios como tribunales propios, exención de impuestos … y si eran titulares de señoríos tenían
entonces derechos jurisdiccionales.

- Los no privilegiados eran el estado llano (también llamado general o pechero). Eran la mayoría de la
sociedad, se encargaban de mantener a los demás y estaba formado por los campesinos (la inmensa mayoría y
que normalmente trabajaban en los mansos (9) de los feudos) y la burguesía (habitantes de las ciudades o
burgos y compuesto por artesanos, mercaderes …). Era el estamento que pagaba tributos (“pechos”)

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9. 1 8.- LAS CRISIS BAJOMEDIEVALES (crisis demográficas, problemas sociales, el caso


10. gallego: las revueltas irmandiñas del siglo XV)

Los siglos XIV y XV coincidieron con un periodo de crisis general en toda Europa. Se pasó así de la anterior
fase expansiva (ampliación y diversificación de los cultivos; desarrollo de la ganadería trashumante – Mesta
(11)-) a otra marcada por el hambre, la peste, la guerra y los conflictos sociales.
En 1348 llegó a España, por el Mediterráneo y procedente de Asia, la peste negra, cuyos efectos se
multiplicaron al actuar sobre poblaciones muy debilitadas tras años de carencias alimentarias derivadas de los
ciclos de malas cosechas. Afectó más a las zonas litorales que a las regiones interiores y, dentro de ellas, más
a las ciudades que al campo. Las consecuencias fueron:
• Demográficas: elevada mortalidad; grandes movimientos de población del campo a la ciudad; y
despoblamientos de numerosos lugares, por fallecimiento de sus pobladores o por simple abandono para acudir
a la ciudad o a tierras mejores que hubieran quedado vacías.
• Económicas: caída de la producción; incremento de los salarios, por la escasez de mano de obra derivada de
la gran mortandad; subida de los precios, por la escasa producción y el alza de los salarios.
• Psicológicas: reacciones extremas y contradictorias ante la muerte: algunos se entregan a excesos y placeres
mientras otros deciden dedicar su vida a la penitencia a través de las peregrinaciones, o el ingreso en órdenes
religiosas con el propósito de salvar su alma.

La crisis de la Baja Edad Media no afectó de la misma manera en todo el territorio peninsular.
• La Corona de Castilla sufrió particularmente durante el siglo XIV con la combinación de crisis agrarias, la
peste negra, la guerra civil por motivos políticos (Pedro I y Enrique de Trastámara) y los conflictos sociales.
Durante el siglo XV comienza la recuperación demográfica y económica.
• La Corona de Aragón, sin embargo, comenzó el siglo XIV con un fuerte crecimiento económico gracias a
su expansión política y comercial por el Mediterráneo; la crisis profunda llegó en la segunda mitad del XIV
cuando a la peste negra se unieron los conflictos sociales y los problemas económicos que afectaron
especialmente a Cataluña. En el siglo XV la lenta recuperación no acaba de llegar a la zona de Cataluña, muy
afectada por los conflictos sociales y la guerra civil.

La crisis de la Baja Edad Media afectó a los más pobres pero también a los estamentos privilegiados:
• La mortandad debida a la malnutrición y a la peste, y las migraciones hacia las ciudades o hacia tierras
mejores, suponen una disminución de los vasallos y de las rentas
• El aumento de los precios de las manufacturas afecta a las clases altas, sus principales clientes

Los señores tratan de recuperar sus pérdidas a costa de la monarquía y de los campesinos:
• Al rey le usurpan tierras y prerrogativas (sobretodo tributos) aprovechando su debilidad en momentos de
guerras civiles o la minoría de edad de los reyes.
• A los campesinos les endurecen sus condiciones y así en Castilla les arriendan tierras en plazos cortos para
poder revisar al alza las rentas, y en Cataluña solo se les permite abandonar la tierra a la que están adscritos
mediante la compra de su libertad (payeses de remensa). Las rebeliones campesinas de carácter antiseñorial
no se hicieron esperar ante estos abusos. Frente a movimientos similares en Europa, los de España no tenían
un carácter anticlerical ni revolucionario, tan solo pretendían frenar los abusos de los señores y regresar a las
prácticas tradicionales. La mayoría de ellas tuvo una duración y alcance muy limitados con algunas
excepciones como los payeses de remensa en Cataluña, y las guerras irmandiñas en Galicia.
Los payeses de remensa catalanes eran campesinos adscritos a la tierra de forma hereditaria, y además de la
remensa (el pago de dinero para poder ser libres y abandonar la tierra), los señores les habían impuesto otras
cinco obligaciones abusivas que en conjunto se conocían como malos usos (por ejemplo el derecho del señor
a quedarse con gran parte de las tierras del campesino si no tenía testamento, o no tenía descendencia, o pago
al señor por incendio o catástrofe…)

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En Galicia aunque las ciudades soportaron mejor la crisis gracias a la expansión del comercio atlántico y de la
producción artesanal, también en ellas se produjeron conflictos. Sobretodo en las cinco ciudades de señorío
eclesiástico (Santiago, Lugo, Mondoñedo, Ourense y Tui) los vecinos querían acabar con el poder de los
obispos y ponerse bajo la dependencia directa del rey, como estaban A Coruña y Betanzos, para poder gestionar
sus municipios de forma autónoma. Para ello formaron irmandades: asociaciones de ciudadanos que defendían
sus intereses comunes frente al desorden y aseguraban el ejercicio de la justicia, aunque a veces protagonizaron
violentas revueltas (en Lugo destacó María Castaña entre los sublevados). La acumulación de estas tensiones
en las ciudades y en el campo desembocó en las dos guerras irmandiñas:

• En la primera (1431) una irmandade llamada fusqueira dirigida por el hidalgo coruñés Roi Xordo se levantó
en las comarcas de Pontedeume y Betanzos contra los malos tratos que soportaban los vasallos de Nuño Freire
de Andrade “o Malo”. Llegó a afectar a los obispados de Lugo y Mondoñedo, pero las tropas de los Andrade
unidas a las del rey y del arzobispo de Santiago, detuvieron la revuelta.

• La segunda guerra irmandiña (1467-1469) afectó a casi toda Galicia y tuvo un carácter de guerra civil, ya
que se vieron implicados la mayor parte de los grupos sociales. Campesinos, burgueses e hidalgos formaron
la Santa Irmandade Xeral de unos 80.000 combatientes con el apoyo de varias ciudades y villas, y destruyeron
más de 100 fortalezas nobiliarias, poniendo en serio peligro todo el sistema establecido. Muchos nobles
huyeron de Galicia y buscaron el apoyo de la nobleza y los reyes de Castilla y Portugal para combatir esta
revolución, que finalmente fue sofocada bajo la dirección de Pedro Madruga y del Mariscal Pardo de Cela.
Muchos campesinos fueron castigados a reconstruir las fortalezas que habían destruido.

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BLOQUE 3. SIGLOS XVI-XVII

11. 1 9.- LA NUEVA MONARQUÍA DE LOS REYES CATÓLICOS *


(Unión dinástica, reorganización político-administrativa).

A mediados del siglo XV, la península Ibérica estaba dividida en cinco grandes reinos: Castilla, Aragón,
Navarra, Portugal y Granada, pero con el matrimonio, en 1469, de Isabel I de Castilla (reina después de una
cruenta guerra civil) y de Fernando (Fernando II de Aragón desde 1479), se inició la unión de los dos reinos
más importantes. Pero no se trató de una unión política (ambos reinos siguieron conservando sus propias leyes
e instituciones), sino dinástica, según lo establecido en la Concordia de Segovia.

La política de los Reyes Católicos tuvo varias líneas de acción:


-En el interior, trataron de reforzar el poder real mediante la unidad religiosa y la disminución de los
privilegios políticos de la nobleza, la Iglesia y las ciudades con el fin de lograr una monarquía autoritaria
fuerte:
-En lo religioso, crearon el Consejo de la Suprema Inquisición (1478), organismo que controlaba la
uniformidad religiosa y que era la única institución que tenía jurisdicción tanto en Castilla como en Aragón y
que dependía directamente de los reyes. Esta unidad religiosa se concretó con la expulsión de los judíos en
1492 que originó una gran diáspora de sefardíes y un gran número de conversos (15). Tras la conquista de
Granada en 1492, también comenzó la expulsión de los musulmanes y la persecución de los moriscos (17),
musulmanes cristianizados que no aceptaron bien la conversión.
-Para reducir el poder de los nobles reforzaron algunas instituciones existentes, como el Consejo de Castilla,
que fue adquiriendo funcionarios con formación jurídica frente a la nobleza y se redujo el papel de las Cortes
(órgano asesor de los reyes con representación de los diferentes estamentos) para limitar su poder. En las
ciudades instauraron el cargo de corregidor con competencias administrativas, judiciales y militares que
sirvieron para frenar el poder de la nobleza y la burguesía locales.
-En la administración e justicia ,abandonaron la práctica medieval de juzgar en persona allí donde se
encontraban en cada momento y establecieron dos Chancillerías (tribunales superiores, en Valladolid - zona
norte - y Granada - zona sur-) y dos Audiencias (tribunales de rango inferior, en Santiago y Sevilla), con
sedes fijas en diferentes ciudades ; y en la Corona de Aragón, Fernando creó una Audiencia en cada uno de
los tres reinos con Cortes (Aragón, Cataluña y Valencia).
Crearon un ejército permanente, pagado por la monarquía e independiente de la nobleza, aunque esta
conservaba cargos importantes.

-En el exterior, su política se orientó hacia varios frentes:


o La unificación de la península Ibérica, objetivo que se consiguió con la conquista de Granada y la anexión
de Navarra y con la política de matrimonios que culminó con la incorporación de Portugal en tiempos de Felipe
II.
o El control del Mediterráneo occidental, con la integración del reino de Nápoles en la corona de Aragón y
las conquistas en el norte de África para evitar los ataques piratas.
o La expansión por el Atlántico frente a Portugal, con la conquista de las islas Canarias y el inicio de la
conquista de América después del descubrimiento de Colón en 1492.
o El aislamiento de Francia, firmando alianzas con los Habsburgo de Austria y con Inglaterra, casando a sus
hijos con herederos de dichas casas reales y que después daría origen a la creación del Imperio Hispánico con
la figura de su nieto Carlos de Habsburgo (dinastía castellanizada como Austrias).

En definitiva, con la unión dinástica de los RRCC nace el primer estado moderno con capacidad para
embarcarse en la aventura de los descubrimientos y de llevar a cabo una política exterior dirigida a crear un
imperio, iniciativa que se materializará en el reinado de su nieto Carlos.

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BLOQUE 3. LOS SIGLOS XVI y XVII

10.- LA CONFIGURACIÓN DEL IMPERIO ESPAÑOL EN EL SIGLO XVI (la herencia de


Carlos I, los cambios en el tiempo de Felipe II: rebelión de Flandes, incorporación de Portugal
y guerra contra Inglaterra)

Los dominios de Carlos I


Carlos I, hijo de Juana la Loca y de Felipe el Hermoso, recibió una gran herencia territorial:
• Por parte de los Reyes Católicos –sus abuelos maternos–, heredó la Corona de Castilla (con el Reino de
Navarra y América) y la de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia, Cerdeña, Nápoles y Sicilia).
• Por parte de María de Borgoña –su abuela paterna–, heredó los Países Bajos y el Franco Condado.
• Y desde 1519, a la muerte del emperador alemán Maximiliano I de Habsburgo –su abuelo paterno, recibió
sus territorios patrimoniales de Austria, que formaban parte del Sacro Imperio Romano Germánico. Y ese
mismo año fue elegido emperador, como Carlos V, sucediendo así a su abuelo.
Por consiguiente, la gran extensión de los dominios de Carlos I le dotaban de un gran poder y de la hegemonía
en Europa, pero ese gran imperio presentaba también dos inconvenientes: una gran vulnerabilidad, ya que
estaba compuesto de territorios muy dispersos, que podían ser atacados por numerosos frentes; y una
considerable dificultad de gobierno no solo por su dispersión, sino sobre todo porque cada territorio tenía sus
propias leyes e instituciones.

Dentro de la Península Ibérica los conflictos más importantes a los que tuvo que hacer frente fueron las
Comunidades en Castilla y las Germanías en Aragón (especialmente en Valencia y Mallorca).

Los conflictos exteriores de tan vasto imperio fueron constantes y ocasionaron enormes gastos:
• Las guerras con Francia en Italia (1521-1544). Francia era la otra gran potencia europea, y su rey
Francisco I había rivalizado con Carlos por la corona imperial alemana. Al no conseguirla y quedar rodeado,
Francisco I pretendió hacerse con el predominio en Italia pero las cuatro guerras que se desencadenaron
confirmaron la supremacía de Carlos I, quien consiguió incorporar el Milanesado.
• La lucha contra los turcos. El Imperio otomano se extendía desde el sureste de Europa hasta el norte de
África y estaba en plena expansión, convirtiéndose el Mediterráneo en el escenario del conflicto, un conflicto
cuyo resultado fue incierto, pues se alternaron triunfos (conquista de Túnez en 1535) y fracasos (fallida
conquista de Argel en 1541).
• Los conflictos religiosos en el seno del Imperio Germánico. Alemania había sido el principal escenario de
la reforma protestante de Lutero, a la que se habían adherido numerosos príncipes. Carlos V, en una primera
fase, sometió a los protestantes (victoria de Mühlberg, 1547). Pero después los príncipes protestantes
obtuvieron el apoyo del rey francés y cambió la correlación de fuerzas. Finalmente, por la Paz de Augsburgo
(1555), Carlos V reconoció la vigencia de las dos religiones en el Imperio Germánico, aunque se obligaba a
profesar, en cada territorio, la religión de su príncipe.

Los dominios de Felipe II. Felipe II heredó todos los territorios de Carlos I, excepto Austria, y, por tanto, los
derechos a aspirar a la corona imperial alemana. Pero tras la muerte sin descendencia del rey de Portugal en
1580, él, como hijo de Isabel de Portugal, era el candidato con más derechos y se hace con el trono,
consiguiendo la máxima extensión de la monarquía hispánica. Así, la situación internacional había cambiado
respecto a la de Carlos I. Por la paz de Cateau-Cambrésis (1559), Francia renunció a reclamar sus derechos
sobre Italia; y el Imperio alemán ya no incumbía a la monarquía hispana pero surgieron nuevos problemas:
• La sublevación de los Países Bajos (1568-1648). En las provincias del norte, el protestantismo de Calvino
había ganado adeptos y Felipe II, al perseguirlo, desencadenó una rebelión que aglutinaba los descontentos
con la dominación española. El resultado fue la independencia de estas denominadas Provincias Unidas
inicialmente de hecho hasta que, en 1648, España se ve obligada a reconocer oficialmente su independencia
tras la derrota en la Guerra de los Treinta Años.

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• La guerra contra Inglaterra (1585-1604). Hasta mediados de siglo, las relaciones con
Inglaterra habían sido cordiales, pero tras el ascenso al trono de Isabel I en 1558 apareció la rivalidad. A lo
largo de la segunda mitad del siglo XVI, Inglaterra experimentó un importante crecimiento demográfico y
económico que la impulsaba al comercio colonial, en el cual España era su máximo rival, sobre todo desde la
incorporación del imperio portugués. Para debilitar a la monarquía hispánica, Inglaterra apoyaba a los
sublevados holandeses y hostigaba mediante la piratería el comercio en el Atlántico. Hasta 1585 la guerra
había sido encubierta, no declarada, pero desde ese año las hostilidades fueron abiertas. En 1588 Felipe II
decidió invadir las Islas Británicas con una gran flota, la Gran Armada (16) pero la campaña acabó en un
rotundo fracaso. La paz llegaría en 1604 tras la muerte de Isabel I.
• El único foco de conflicto que permaneció como en tiempos de Carlos I fue el Imperio turco. Los dominios
de Felipe II en Italia obligaban a estar vigilante ante la amenaza de expansión turca en el Mediterráneo. Por
ello, la monarquía hispánica, Venecia y la Santa Sede formaron en 1570 la Liga Santa y organizaron una flota
que se enfrentó a los turcos en las costas de Lepanto (1571), victoria que frenó su avance, pero que no supuso
su derrota definitiva ni el fin de la piratería musulmana.

Entre los conflictos internos a los que tuvo que hacer frente Felipe II destacan las frecuentes bancarrotas y
la política de limpieza de sangre que termina con la expulsión de los moriscos.

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BLOQUE 3. LOS SIGLOS XVI y XVII

11.- LA CRISIS SOCIO-ECONÓMICA DEL SIGLO XVII (la crisis demográfica, el


deterioro de la economía, los problemas de la hacienda real)
El siglo XVII, hasta 1680 aproximadamente, fue una fase de depresión en toda Europa, salvo en Inglaterra y
Holanda, donde se mantuvo un activo comercio a larga distancia con América y Oriente.
Los factores específicos de la crisis española fueron fundamentalmente dos, que se reforzaron entre sí: el
descenso demográfico y el agotamiento económico debido a las continuas guerras.

La crisis demográfica: Las causas directas de la crisis demográfica fueron principalmente cuatro:
• Las grandes epidemias, que afectaron a toda Europa y fueron las más virulentas desde la peste negra a
mediados del siglo XIV. En España se registraron tres oleadas principales: la del cambio de siglo (1597-1602),
que fue la más letal y recorrió la Península de norte a sur; la de mediados de siglo (1647-1652), que afectó
especialmente a Levante y Andalucía; y la de finales de siglo (1676-1685), que se propagó por las mismas
zonas que la anterior y fue más prolongada, pero menos mortífera.
• La expulsión de los moriscos (1609-1611), que perjudicó sobre todo a Valencia y Aragón.
• Las guerras constantes, aumentaron la mortandad, en especial entre los hombres jóvenes reclutados.
• Las dificultades económicas, que provocaron un incremento de la emigración y, de forma indirecta,
incidieron en la disminución de la natalidad.

La crisis económica. Los factores que contribuyeron al deterioro de la economía fueron:


• El endeudamiento de la Corona que, al no cesar las guerras, se fue acentuando durante el siglo. A ello se
une la disminución del volumen de metales preciosos que llegaban de América y la Hacienda Real quebró
en seis ocasiones entre 1607 y 1678. La Corona no podía pagar a sus acreedores por lo que renegociaba las
condiciones de los préstamos con sus banqueros, aumentando a la deuda los intereses no pagados, de manera
que el endeudamiento era cada vez mayor. A pesar de que el conde duque de Olivares (reinado de Felipe IV)
había emprendido reformas profundas como la red nacional de erarios y la Unión de Armas (19), la
importancia de las deudas ya contraídas y las necesidades de guerra obligaron a buscar nuevas formas de
ingresos que afectaron especialmente a Castilla: devaluación de la moneda de vellón (frenó la inflación)
creación de impuestos, venta de cargos públicos y títulos nobiliarios, etc. Todos estos recursos sirvieron para
pagar la guerra y sus deudas pero no bastaron para solucionar el endeudamiento de la Hacienda Real.
• La caída de la producción agraria, debida en gran parte a la disminución de la mano de obra campesina
por las pérdidas demográficas (España sufre un lamentable estado de despoblación).
• La disminución de la ganadería bovina, en especial de la trashumante.
• La crisis de la industria textil castellana, que había experimentado gran prosperidad en el s. XVI.
• El acaparamiento por extranjeros del comercio con América (oro y plata especialmente) no solo por medio
del contrabando, sino también a través de agentes españoles que actuaban por cuenta de extranjeros y
burlaban así el impedimento legal que estos tenían de comerciar con América.

Las repercusiones sociales de la crisis. La crisis del XVII afectó a todas las capas sociales, que reaccionaron
de formas distintas en un afán de compensar y superar las dificultades de la época:
La nobleza aumentó, por la ventas de títulos, hábitos de las Órdenes Militares e hidalguías. Por otra parte, el
descenso demográfico y la crisis agraria provocaron una disminución de las rentas señoriales que obligó a la
nobleza a endeudarse para poder mantener su lujoso tren de vida. Igualmente creció el número de religiosos,
ya que ingresar en el clero era una buena solución, como medio de vida, en tiempos de dificultades económicas.
Por su parte, la escasa burguesía tenía como máxima aspiración abandonar sus negocios e invertir sus
beneficios en tierras, señoríos y rentas fijas e incluso en la adquisición de un título nobiliario. Y, el
campesinado, en especial el de Castilla, fue el más afectado por la crisis y por la voracidad fiscal. Muchos se
veían forzados a endeudarse, debido a una mala cosecha o a otras dificultades, y con frecuencia perdían sus
tierras y tenían que emigrar, convirtiéndose las ciudades más grandes (Madrid, Sevilla) en refugio de
inmigrantes arruinados del medio rural que acababan engrosando el cada vez más numeroso colectivo de
pícaros y mendigos.

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BLOQUE 3. SIGLOS XVI y XVII


12. EL VALIMENTO DEL CONDE-DUQUE DE OLIVARES Y LA CRISIS DE LA
MONARQUÍA (los proyectos de reforma, las revueltas de Cataluña y Portugal)

El valimiento fue una práctica basada en la delegación de las labores de gobierno en un hombre de confianza
del rey, con el que solía mantener una estrecha relación de amistad. Este tipo de práctica se inició con Felipe
III, hijo y sucesor de Felipe II y, a partir de ese momento, el valimiento se convirtió en un rasgo permanente,
aunque no exclusivo de la monarquía hispánica, a lo largo de todo el siglo XVII, lo que contribuyó a su
desprestigio y decadencia. Aunque bien es cierto que los validos (20) no tuvieron un mismo perfil, todos ellos
se valieron de su posición privilegiada y del favor del rey para favorecer a los suyos: el duque de Lerma, valido
de Felipe III, fue una figura ambiciosa que antepuso sus intereses particulares a los de la monarquía; en cambio,
el conde duque de Olivares, valido de Felipe IV (1621-65), tenía una gran inteligencia política y una sincera
voluntad de reforma como podemos ver en los proyectos que intenta llevar a cabo, aunque de manera fallida.
Su ideario se apoyaba en dos principios fundamentales: la «reputación», que exigía volver a la tradición
imperial de prestigio y la «reformación»:

 El proyecto de un banco estatal. Olivares pretendía crear una red nacional de erarios que liberase a la
Corona de su dependencia de la banca extranjera. Los erarios pagarían un interés a quienes depositaran su
dinero y lo prestaría a la Corona. Pero para ello se necesitaba un capital fundacional, que debían aportar,
obligatoriamente y en proporción a su riqueza, todos los súbditos cuya fortuna superase los 2.000 ducados.
Las Cortes se opusieron a ello porque habría supuesto una investigación sobre las fortunas privadas, y a cambio
aceptaron el aumento de un impuesto sobre productos de primera necesidad.
 El proyecto de unificación jurídica e institucional de la monarquía según el modelo castellano, lo que
facilitaría el gobierno de todos los territorios y la solidaridad entre sus habitantes. Así lo reconocía en el
Memorial de 1624 dirigido a Felipe IV, este debería convertirse en «rey de España» y no de una suma de
territorios. Para ello proponía tres vías: la primera lenta pero segura, consistía en fomentar los matrimonios
entre naturales de Castilla y de otros territorios, concediéndoles beneficios y dignidades en Castilla, mientras
que las otras dos recurrían a la imposición por la fuerza.
 El proyecto de un ejército nacional permanente: la Unión de Armas, otro proyecto fallido con el que se
pretendía crear un ejército permanente, poderoso y eficaz integrado por 140.000 hombres reclutados de todos
los reinos de la monarquía, en proporción a su población y riqueza. De ese modo, cualquier territorio que fuese
atacado por el enemigo sería socorrido por una fuerza de 20.000 hombres (la séptima parte de ese ejército) o,
lo que es lo mismo, se podrían atender hasta siete frentes simultáneos.

Las rebeliones de Cataluña y Portugal de 1640.


El descontento social y la oposición a la política de Olivares se generalizaron porque los territorios periféricos
(Portugal, Aragón, Valencia y Cataluña) rechazaban las pretensiones unitarias y centralistas; los miembros de
la alta nobleza se quejaban del escaso protagonismo que les concedía su autoritarismo y las clases populares
denunciaban su agotamiento económico por la presión fiscal. Los conflictos y protestas fueron constantes y se
desencadenaron rebeliones en todas partes: Vizcaya (1632), Cataluña (1640-1652), Portugal (1640-1668) y
Andalucía (1641). El momento más críticos se alcanzó en 1640, año en que estallaron las rebeliones de
Cataluña y Portugal.

 La rebelión de Cataluña (1640-1652): Su causa inmediata fueron los desmanes cometidos sobre la población
por parte de los soldados castellanos e italianos destinados en el frente catalán con motivo de la guerra contra
Francia (Guerra de los 30 Años 1618-48). Hubo enfrentamientos entre campesinos y soldados en diferentes
partes y la rebelión se extendió a la ciudad de Barcelona, donde un grupo de rebeldes disfrazados de segadores
iniciaron un motín y asesinaron al virrey en la festividad del Corpus Christi (Corpus de Sangre de 1640). Pero
en realidad fue una revuelta anticentralista que empujó a los catalanes a buscar el apoyo del rey francés, Luis
XIII, al que nombraron conde de Barcelona. Sin embargo, la crisis económica, unida a un nuevo brote de peste
y a la opresión francesa, peor que la castellana, provocó el agotamiento de los catalanes, que se rindieron en
1652 a las tropas de don Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV, con la condición de que se respetaran
sus fueros.

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 La rebelión de Portugal (1640-1668): Parte de la sociedad portuguesa consideraban que la incorporación de


su reino a la monarquía hispánica en tiempos de Felipe II les había acarreado más inconvenientes que ventajas:
Portugal había atraído hacia sus colonias a los enemigos de España, como los holandeses, que habían atacado
Brasil y ocupado algunas plazas; y España, en cambio, había sido incapaz de garantizarles una defensa
adecuada. La rebelión portuguesa tuvo desde el principio un marcado carácter nobiliario, anticastellano e
independentista, que condujo a la proclamación del duque de Braganza como rey con el nombre de Juan IV.
Esta inesperada rebelión sorprendió a Felipe IV y a Olivares, que ante la incapacidad de atender dos frentes
simultáneos optaron por concentrar sus esfuerzos en la rebelión catalana, tal vez convencidos de que Portugal
sería más fácil de recuperar por su aislamiento geográfico. Pero la nueva monarquía se consolidó con la ayuda
de Francia e Inglaterra, y España tuvo que reconocer su independencia en 1668, bajo el reinado de Carlos II.

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BLOQUE 3. SIGLOS XVI y XVII

13. ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN LA GALICIA DE LOS AUSTRIAS (La agricultura y sus


transformaciones, la importancia de la pesca, estructura social)

La organización económica y social de Galicia en época de los Austrias viene determinada por la integración
en el Reino de Castilla. El territorio gallego se sustentará en una economía agraria y una población rural que
se duplica entre los siglos XVI y XVIII gracias a la evolución de la agricultura e industria, sobre todo, en las
áreas litorales.

La pesca será un recurso económico importante en este litoral, donde destaca Pontevedra, emporio marítimo
de la costa gallega en los s. XV y XVI. Durante la baja edad media e inicios de la edad moderna, el mar deja
de ser un medio hostil y recupera su función de vía de comunicación y recurso económico y se producen la
especialización pesquera (merluza, sardina y congrio se pescan a gran escala y se procesan para su
exportación al Mediterráneo y Sevilla); el secado de la merluza y la fabricación de “saín” implica el
desarrollo de la industria pesquera en los puertos gallegos, donde surgen importantes gremios y cofradías de
mareantes, y artesanos vinculados al sector; algunos puertos gallegos funcionan como paradas de rutas
comerciales de larga distancia, entre el Mediterráneo y el Mar del Norte fundamentalmente; y, finalmente,
se desarrolla una cultura urbana relacionada con el mar.

Debido al giro provocado por la expansión atlántica de los dos imperios ibéricos, España y Portugal, se produce
un lento declive de la sociedad urbana vinculada a los negocios del comercio de larga distancia y del mar; el
foco del comercio con América se traslada a la Andalucía atlántica (puerto de Sevilla). A finales del siglo XVI
tiene lugar en Galicia, como en gran parte de Europa, una ruralización de las élites sociales de origen
mercantil y urbano, lo que implicará un importante desarrollo agrario (se incrementa la productividad, se
incorporan nuevos cultivos –maíz- y se cambian los ciclos agrarios).

El maíz, importado de América, desde principios del XVII va ganando terreno en el litoral y en pocas décadas
supone 2/3 del cereal cultivado en la Galicia meridional no adaptándose bien en el interior. Las consecuencias
de la introducción del maíz marca la diferencia entre 2 modelos de aprovechamiento agrario: intensivo y más
productivo en la fachada atlántica con la eliminación de barbechos, diversificación de los cereales de invierno
y primavera y retroceso del ganado y extensivo de bajos rendimientos en las llanuras interiores. Las ventajas
del cultivo de este cereal son evidentes: rendimiento más alto, ciclo vegetativo más corto y la harina de fácil
panificación (pan de broa). Se fortalece así el sistema tradicional y no se modifica el equipamiento tecnológico
ni las relaciones agrarias.

Por todo esto la sociedad gallega es rentista, de pagadores y de perceptores de rentas agrarias, y así se
mantendrá hasta finales del siglo XIX. A partir del siglo XVI, a los grupos privilegiados (alta nobleza y clero)
se une la hidalguía (baja nobleza, administrativos…) como grupo dominante y directamente relacionado con
la explotación de la tierra. La hidalguía en Galicia cobra fuerza con motivo de la Reforma de los monasterios
a partir de los Reyes Católicos; con la reforma, muchos ya no eran autónomos y se reunían en prioratos de
abadías más poderosas o se integraban en las congregaciones de Castilla, dando sus propiedades en foro a esta
hidalguía intermediaria, con el objetivo de mantenerlos dentro de su patrimonio. A cambio la hidalguía
realizaba sub-foros a los campesinos aumentándoles la renta, haciéndose con el control de más tierras y
conformándose así la sociedad rentista que vivía de las rentas proporcionadas por el trabajo de los campesinos.
Una estructura que se sostiene por sí misma porque las rentas no estaban monetarizadas y obligaban a seguir
produciendo.

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BLOQUE 4. EL SIGLO XVIII

14. EL CAMBIO DINÁSTICO Y LA GUERRA DE SUCESIÓN

Desde finales del siglo XVII España se puede considerar una potencia de segundo orden, pero con uno de los
imperios coloniales mayores de la Tierra. La lucha por la hegemonía continental se trasladó a Francia y al
Imperio Austríaco; mientras, Inglaterra y Países Bajos abogaban por una política de equilibrio continental. En
este contexto, la falta de un heredero indiscutible a la Corona española, dado que Carlos II no conseguía tener
hijos, hizo de la cuestión sucesoria en España un asunto de política internacional. El mejor candidato era el J.
Fernando de Baviera, tanto por cercanía familiar como porque no modificaba el reparto de fuerzas en el
continente, pero no pudo ser porque falleció. Los otros candidatos eran Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV
de Francia, y el Archiduque Carlos, hijo del emperador Leopoldo I. Finalmente, Carlos II nombró heredero
en su último testamento a Felipe, con la esperanza de que al ser nieto del Rey Sol impidiera el
desmembramiento del Imperio español.

Felipe de Anjou entró en 1701 en España siendo automáticamente reconocido soberano con el nombre de
Felipe V (1700-1746). El peligro de la unión de la corona francesa y española llevó al resto de potencias a
crear la Gran Alianza de la Haya (1701). De este modo, Inglaterra y el I. Austríaco declararon la guerra a
Francia y a la España de Felipe V, y apoyaron a Carlos de Austria, quien fue nombrado rey de España en Viena
(1703). Ese mismo año Portugal y Saboya se incorporaron a la Gran Alianza.

Este conflicto inicialmente internacional terminó convirtiéndose en una guerra civil entre los partidarios de
Felipe V (Castilla) y los del archiduque Carlos (Aragón). Aragón apoyaba a Carlos de Austria pues,
supuestamente, representaba la continuidad de la tradición y el respeto a los fueros, mientras que con Felipe
V se establecería el absolutismo centralista. De 1704 a 1707, la guerra fue favorable a los aliados. Sin embargo,
a partir de 1707, tras la batalla de Almansa, la guerra se decantó a favor de Felipe V. En los años siguientes
conquistó Aragón y Valencia y abolió sus fueros y privilegios con los Decretos de Nueva Planta (24). Ese
hecho decidió a Cataluña a mantenerse fiel al Archiduque Carlos hasta el último momento.

En 1711, tras la muerte del emperador austriaco José I, el Archiduque fue nombrado emperador de Alemania.
La alianza de La Haya se disuelve por temor a reconstruir el imperio de Carlos V. Finalmente, en 1714
Barcelona es conquistada por Felipe V y éste abole las instituciones catalanas. El viraje de la política de los
aliados se puso de manifiesto en la Paz de Utrecht (1713) (27) y en los acuerdos de Rastatt (1714). En ellos
se establecía un nuevo mapa político europeo. España resultó la gran perdedora y las dos grandes beneficiadas
Inglaterra y el Imperio Austríaco. La primera consiguió Terranova, Gibraltar y Menorca, la exclusividad del
comercio de esclavos (asiento de negros) en la Indias españolas y la autorización de efectuar un envío anual
a América (navío de permiso). El Imperio Austríaco se quedaba con el Milanesado, Flandes, Nápoles y
Cerdeña (más tarde intercambiado por Sicilia). Portugal recibió la colonia de Sacramento (Uruguay) y Países
Bajos recibieron un tratado comercial favorable con América. Se autorizaba a los Borbones franceses a ceñir
la corona española, pero con la prohibición de unir ambos reinos.

El balance de la guerra presenta una doble vertiente: por una parte, en el interior triunfaron los Borbones e
impusieron un gobierno absolutista centralizado; pero en el exterior había ganado la Alianza de la Haya, se
perdía así la idea de Luis XIV de crear una hegemonía borbónica europea y triunfaban la idea inglesa de un
“equilibrio continental” con dos potencias fuertes, Francia y Austria, lo que le permitía a Inglaterra la
hegemonía en el mar.

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BLOQUE 4. EL SIGLO XVIII

15. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA Y SUS EFECTOS

La finalización de la Guerra de Sucesión, con la consiguiente llegada al trono de Felipe V, permitió una nueva
organización de la monarquía en los reinos de la antigua Corona de Aragón que habían sido derrotados: Aragón,
Cataluña, Valencia y Mallorca. La abolición de los fueros en cada uno de ellos fue seguida del desmantelamiento
de sus instituciones y de la implantación de una monarquía absoluta fuertemente centralizada. Esta nueva forma
de gobierno inspirada en el modelo francés que pretendía hacer frente a la decadencia de la monarquía, se
articuló mediante los decretos de Nueva Planta, que suprimieron el gobierno propio de cada uno de estos
territorios considerados rebeldes por haber apoyado al candidato Carlos de Austria.

El primer decreto de unificación y centralización se promulgó en 1707 para los reinos de Aragón y Valencia
e impuso una legislación e instituciones muy similares a las de Castilla. El segundo se promulgó en 1715 para
el reino de Mallorca y conservó algunas de sus instituciones tradicionales. En 1716 se publicó el tercero
destinado a Cataluña. Sólo vascos y navarros mantuvieron sus prerrogativas históricas como premio a su
fidelidad a Felipe V.

Las principales medidas reguladas en los decretos fueron: la supresión del Consejo de Aragón y la abolición
de las Cortes de Aragón, Valencia y Cataluña. También se sustituyeron los virreyes por capitanes generales
y se introdujeron en los diversos territorios instituciones castellanas como Audiencias e Intendencias,
destinadas a garantizar un mayor control de los mismos. La reordenación se extendió a la Hacienda pero no
supuso la introducción de los tributos castellanos, sino la implantación de un sistema tributario nuevo basado
en un único impuesto de cuotas fijas, repartido en función de la riqueza de los vecinos, que inspiraría el
proyecto de contribución única que después intentó implantar fallidamente en Castilla el marqués de la
Ensenada. La supresión de las aduanas interiores sería otra de las medidas junto con la imposición del
castellano como lengua de la administración.

El absolutismo y la modernización también afectaron a la Administración central, suprimiéndose los


Consejos (el de Aragón pasó a integrarse en el de Castilla, el llamado Consejo General del Reino), reduciendo
las Cortes a una tarea ceremonial y creando nuevas instituciones y órganos de gobierno que respondían
directamente ante el monarca, tales como los secretarios de despacho (antecesores de los ministros actuales)
que se agrupaban entorno al gabinete (actual Consejo de Ministros).

A estos cambios se suma la alteración de la constitución tradicional de la monarquía: el antiguo agregado de


coronas y reinos que mantenían sus propias instituciones dio paso a un estado centralista. Los decretos de
Nueva Planta convirtieron a los antiguos reinos de Aragón en provincias gobernadas por un capitán general
(militarizando la administración) y desarrollando un sistema provincial (de intendencias) que se generalizó a
toda España.

El balance del conjunto de medidas fue irregular porque aunque se reforzó el poder de la monarquía y se
configuró una administración más directa y eficaz, se trató de un proceso de centralización incompleto ya que
se conservaron muchas prácticas del pasado e instituciones tradicionales (el Consejo de Castilla y además gran
parte del territorio seguía bajo el régimen y la jurisdicción señorial) y territorios como el País Vasco y Navarra
seguían manteniendo sus fueros y privilegios dada su fidelidad a Felipe V en la Guerra de Sucesión. También
es necesario mencionar que en Cataluña persistió el recuerdo de las libertades perdidas en 1714 y su
reivindicación será la base de futuras movilizaciones políticas.

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16. EL REFORMISMO BORBÓNICO EN GALICIA (la matrícula del mar, el arsenal


de Ferrol y la apertura del comercio colonial)

Felipe V y sus sucesores desarrollaron un gran intervencionismo con el objetivo de modernizar política y
económicamente su reino: es el conocido como reformismo borbónico. A nivel militar, dos medidas sobre la
marina tuvieron hondas repercusiones en Galicia: la matrícula de mar y la elección de Ferrol como
departamento marítimo.

La matrícula de mar fue un sistema obligatorio de reclutamiento de tripulaciones para los buques de la
Armada. El sistema registraba a todas las personas trabajadoras del mar indicando la clase a la que pertenecía
(marinero, artillero, grumete…) para conocer sus habilidades. Los matriculados quedaban libres de quintas y
de impuestos municipales, pero podían ser llamados al servicio de la Armada hasta cumplir los sesenta años.
A pesar de las exenciones previstas, fue impopular por su carácter forzoso, habiendo fraudes y deserciones. La
extensión del litoral de Galicia y el elevado número de personas relacionadas con los trabajos del mar hizo que
en la segunda mitad del siglo XVIII la región registrara la cuarta parte de la matrícula humana de las flotas
españolas, lo cual hacía que las flotas pesqueras cada vez estuviesen más desabastecidas de mano de obra y
que la preparación militar de los integrantes de la armada fuese totalmente insuficiente.

En cuanto al Arsenal de Ferrol debemos recalcar que, en 1714, Felipe V de Borbón había creado la Real
Armada unificando las numerosas armadas de la época de los Austrias y sus mandos y en 1726 estableció la
división de las costas españolas en tres departamentos marítimos (Ferrol, Cádiz y Cartagena). En cada una de
esas ciudades se estableció un arsenal siguiendo el modelo francés de instalaciones combinadas de astilleros y
almacenes de armas, concretamente el de Ferrol fue iniciado por el marqués de la Ensenada en 1746. Gracias
a Ferrol, Galicia, con una economía fundamentalmente agraria, contó con su primer núcleo industrial. Ferrol
creció con nuevos barrios como el de la Magdalena, ocupado principalmente por los oficiales de la Armada;
en su diseño se siguieron trazados urbanísticos a base de cuadrículas (plano hipodámico), muy del gusto de los
arquitectos ilustrados.

Por último, es en la segunda mitad del siglo XVIII, durante el gobierno de Carlos III, cuando se produce una
apertura del comercio colonial debido a la eliminación del monopolio ejercido por Sevilla-Cádiz en virtud
del “Reglamento de Libre Comercio” (1778). Ello favoreció a Galicia y, especialmente, a A Coruña. Así, en
1764, en la ciudad herculina se estableció el Servicio de Correos Marítimos, una compañía estatal de buques
encargada de llevar la correspondencia al puerto de La Habana y, desde 1767 a Buenos Aires. La compañía
también podía transportar personas y mercancías, excepto en los períodos bélicos en los que se transformaban
en navíos de guerra. En 1765 el Puerto de A Coruña fue autorizado para comerciar directamente con América.
Ambas concesiones contribuyeron a favorecer el crecimiento comercial y la renovación urbanística y portuaria
de la ciudad (destacando la restauración de la Torre de Hércules en 1791). Posteriormente, la apertura se amplió
a naves privadas y a los puertos de Vigo y Ferrol, consolidando el comercio naval a larga distancia en Galicia.
Todo ello atrajo a comerciantes foráneos que se convertirían en los principales dinamizadores del sector, así
los catalanes fortalecerían el sector pesquero introduciendo nuevas técnicas de pesca y conservación (saladura),
así como el trabajo asalariado y la comercialización a gran escala; por su parte, Antonio Raimundo Ibáñez
pone en funcionamiento un proyecto siderometalúrgico para abastecer al ejército y luego a la industria
cerámica, la Real Fábrica de Sargadelos.

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17. LAS IDEAS FUNDAMENTALES DEL PENSAMIENTO ILUSTRADO

La ilustración fue el movimiento intelectual predominante en la Europa del siglo XVIII. Estamos ante una
corriente de pensamiento que se caracterizó por la utilización de la razón para luchar contra la superstición y
la ignorancia, así como fomentar el desarrollo económico y las reformas sociales y políticas que llevarían al
progreso, el bienestar y la felicidad.

La Ilustración carece de una teoría sistemática porque sus ideas provienen de la aportación de diversos autores
como Locke, Montesquieu (separación de poderes), Rousseau (contrato social), Voltaire, etc. A pesar de eso,
podemos establecer varias características comunes:

 Predominio de la razón como instrumento para alcanzar la verdad en oposición a la tradición o la


revelación.
 Defensa de la autonomía del poder político (de la monarquía), que debe controlar todo, sobre todo,
el poder religioso.
 Tolerancia religiosa como una idea de la libertad.
 Interés por las actividades productivas y la mejora de las condiciones de vida.
 Valoración de la educación para difundir la razón y el progreso, fuentes de felicidad, que sólo el
Estado puede proporcionar.
 Búsqueda de la felicidad que sólo se alcanzará con libertad, igualdad y prosperidad material.

Estas ideas llevaron a la crítica los principios de la sociedad estamental, negando los privilegios propios de
las sociedades del Antiguo Régimen (22) y afirmando la igualdad y el derecho a la libertad de todos los
hombres. Criticaron también la organización económica, la falta de libertad para comprar y vender y
defendieron la propiedad y la libertad de comercio e industria. Asimismo, sin negar la existencia de Dios,
se opusieron al dominio ideológico de la Iglesia. También se enfrentaron al absolutismo monárquico y
defendieron la separación de poderes (Montesquieu) o la idea de la soberanía nacional (Rousseau),
afirmando que el poder emana del pueblo expresado a través del voto.

Dentro del pensamiento ilustrado español podríamos diferenciar dos tendencias: unos, más moderados, que
aceptaban la estructura social, política y religiosa con pequeñas modificaciones; otros, más radicales, que
querían transformar las bases del sistema, eliminando los privilegios, limitando el poder del rey, proponiendo
reformas económicas y criticando las creencias tradicionales.

Es, precisamente, el proyecto ilustrado moderado el que cuaja en Galicia a lo largo del siglo XVIII (ya que sus
miembros son parte del clero –Feijoo, Sarmiento- o de la hidalguía –Cornide,…-), por ello inciden en la crítica
de los abusos sociales y de los impedimentos legales y económicos; las reformas económicas (mejora
técnica de las actividades agropecuarias, defensa de los intereses pesqueros tradicionales gallegos frente a los
catalanes, potenciación de la producción artesanal e industrial, ampliación de las actividades artesanales y
fomento de la educación y de la renovación científica); el descubrimiento y defensa de Galicia y la creación
de instituciones ilustradas, para llevar a la práctica sus proyectos (la Academia de la Agricultura de Galicia,
el Real Consulado de La Coruña o las Sociedades Económicas de amigos del País de Santiago y Lugo).

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