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Historia de España – 2º Bachillerato.

BLOQUE 1. LA PENÍNSULA IBÉRICA: PREHISTORIA Y EDAD ANTIGUA.

1.1. Diferencias entre la economía y la organización social del Paleolítico y Neolítico.


1.2. Diferencias entre la pintura rupestre cantábrica y la pintura levantina.
1.3. Áreas celta e íbera en vísperas de la conquista romana.
1.4. Colonizaciones: fenicios, griegos y cartagineses.
1.5. Conquista romana: la romanización.

BLOQUE 2. LA PENÍNSULA IBÉRICA: LA EDAD MEDIA. TRES CULTURAS Y UN


MAPA POLÍTICO EN CONSTANTE CAMBIO (507-1474).

2.1. La transición de la Antigüedad a la Edad Media: Invasiones y Monarquía visigoda.


2.2. Al Ándalus: invasión musulmana, evolución política y estructura social.
2.3. Grandes etapas y causas generales que conducen al mapa político de la Península Ibérica al final de
la Edad Media. Rasgos fundamentales del reino de Asturias.
2.4. Las Cortes en los reinos cristianos: orígenes y funciones.
2.5. Organización política de las Coronas de Castilla, Aragón y el Reino de Navarra al final de la Edad
Media.
2.6. Repoblación: causas, tipos (modalidades) y ámbito territorial, consecuencias.
2.7. Origen y características del régimen señorial y la sociedad estamental.

BLOQUE 3. LA PENÍNSULA IBÉRICA: LA EDAD MODERNA. LA FORMACIÓN DE LA


MONARQUÍA HISPÁNICA (1474-1700) Y EL REFORMISMO DE LOS
PRIMEROS BORBÓN (1700-1788).

3.1. Reyes Católicos: La “Unión Dinástica”. Características del nuevo Estado y los acontecimientos de
1492.
3.2. Los Austria: Imperios territoriales de Carlos I y Felipe II (1516-1556-1598).
3.3. Política respecto a América en el siglo XVI. Consecuencias de la conquista y la colonización.
3.4. Proyectos de reforma del Conde Duque de Olivares.
3.5. Guerra de los Treinta Años. Causas y consecuencias.
3.6. Guerra de Sucesión Española: el nuevo orden europeo surgido de la Paz de Utrecht.
3.7. Decretos de Nueva Planta: la configuración del nuevo Estado borbónico.
3.8. Ilustración: ideas fundamentales. Despotismo ilustrado.
Historia de España – 2º Bachillerato.
BLOQUE 1. LA PENÍNSULA IBÉRICA: PREHISTORIA Y EDAD ANTIGUA.

1.1. Diferencias entre la economía y la organización social del Paleolítico y Neolítico.


1.2. Diferencias entre la pintura rupestre cantábrica y la pintura levantina.
1.3. Áreas celta e íbera en vísperas de la conquista romana.
1.4. Colonizaciones: fenicios, griegos y cartagineses.
1.5. Conquista romana: la romanización.

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Historia de España – 2º Bachillerato.
BLOQUE 1. LA PENÍNSULA IBÉRICA: PREHISTORIA Y EDAD ANTIGUA.

1.1. Diferencias entre la economía y la organización social del PALEOLÍTICO y NEOLÍTICO.


La PREHISTORIA, primera etapa de la Historia, se subdivide en tres periodos: Paleolítico, Neolítico (Edad de
Piedra) y Edad de los Metales (edad del cobre -calcolítico-, edad del bronce, edad del hierro).
La PREHISTORIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA se refiere al periodo de tiempo transcurrido desde la llegada de
los primeros miembros del género Homo a la Península, hasta la aparición de textos escritos como consecuencia de
la presencia de colonizadores griegos, fenicios y cartagineses (a partir del 1100 a.C. los primeros) en las costas del
Levante y sur peninsular.

PALEOLÍTICO. Amplio período de la Prehistoria que abarca desde la aparición del hombre (unos 2,5 millones de
años), hasta el desarrollo de la agricultura y ganadería (domesticación plantas y animales) hace unos 10.000 años.
Distintos Homos: Habilis, Erectus, Antecesor, Neandertal y Sapiens. Los primeros pobladores partieron desde
África hasta Europa. En la Península Ibérica se encuentran los restos más antiguos de homínidos en Europa, el
Homo Antecessor (Sierra de Atapuerca - Burgos) hace unos 900.000 años.
El Paleolítico se subdivide en tres etapas: Inferior, Medio (dominio del fuego y ritos funerarios) y Superior
(microlitos, nuevos materiales como el hueso, aparece el arte rupestre).
Características: 1. economía depredadora (no producían alimentos, “depredan” lo que aportaba la naturaleza: caza,
pesca, carroñeo y recolección de frutos y semillas); 2. nomadismo (desplazamiento estacional en busca del alimento
o de mejores condiciones climáticas); 3. instrumentos de piedra tallada, hueso, astas y sílex para fabricar diferentes
objetos y útiles (bifaces, raederas, agujas, arpones, etc.), también objetos decorativos (collares, bastones de mando); 4.
pequeños grupos (bandas, clanes) sin jerarquización social (necesidad de cooperación para sobrevivir); 5.
habitaban lugares cercanos a fuentes de agua, en abrigos naturales de rocas y entradas de cuevas (no solían ocupar su
interior, oscuro y húmedo), también construían tiendas y cabañas con palos, ramas y pieles.

NEOLÍTICO. Segunda etapa de la Prehistoria. Es un concepto tecnológico, “piedra nueva”, por el pulido de la
superficie. Características: 1. se generaliza la agricultura y ganadería (economía productora); 2. sedentarismo
(no tener que desplazarse constantemente en busca de alimentos, necesidad de cuidar los cultivos y rebaños); 3.
nuevos útiles, instrumentos especializados para las tareas agrícolas, cerámica (almacenamiento, transporte y cocinado
de alimentos), tejidos (huso y telares); 4. jerarquización social (desigualdades por la gestión y administración de los
recursos, acumulación de riqueza -excedentes-, aparición de nuevas ocupaciones -división del trabajo- y propiedad
privada; 5. poblados en elevaciones del terreno próximas a cursos de agua, protegidos con muros o fosos; 6.
autosuficientes (consumían casi todo lo que producían, aunque pudieran darse algunos intercambios sobre todo de
objetos valorados); 7. sepulturas en necrópolis (Megalitismo).
En la Península Ibérica se inicia en torno al 4500 a.C. (Levante y sur muy pronto; resto de la Península neolitización
tardía). Gran diversidad de culturas, caracterizadas por el tipo de cerámica. En la costa mediterránea, la cerámica
cardial (incisiones de conchas); en Andalucía destaca la cultura almeriense con la cerámica almagra, de color rojizo.

El desarrollo de la agricultura y la ganadería supone un cambio trascendental que permite hablar de


REVOLUCIÓN NEOLÍTICA por las notables transformaciones en todos los niveles (económico, social, cultural,
etcétera). El proceso fue lento, diacrónico y desigual: bien porque haya tenido que darse un periodo de
adaptación de especies y técnicas, porque no fuera necesario para todos los grupos existentes estando bien
adaptados a su entorno, o porque la investigación posibilite identificar algunos grupos como neolíticos.
CAUSAS DEL CAMBIO: Podría considerarse -generalizando- que la forma de vida depredadora se hacía
incompatible con una población en aumento al no garantizar la subsistencia. La presión demográfica, es decir, el
desequilibrio con los recursos, obligaría al cambio: a la producción de alimentos. Aun así, es necesario suponer un
periodo donde la caza y la domesticación pueden coexistir.
Resulta importante señalar que la domesticación de plantas y animales, la “invención” de la agricultura y la ganadería
no se produce en la Península Ibérica (el Paleolítico superior guarda una estrecha relación con el epipaleolítico o
mesolítico, etapa de transición desde grupos cazadores-recolectores a productores). Surgió en varias partes del
mundo de forma independiente, pero para que sucediera eran necesarias condiciones anteriores: un determinado
desarrollo cultural y tecnológico y unas condiciones climáticas adecuadas (no se registran cambios drásticos
que impidan, salvo en zonas muy concretas, el desarrollo de la agricultura-ganadería). En Oriente Próximo en torno
al 10.000-8.000 a.C. y, desde allí, se extiende, se difunde por Europa y el Mediterráneo hasta llegar a la Península
Ibérica 5.000 años después => difusionismo (“traída” por distintos pueblos).

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1.2. Diferencias entre la PINTURA RUPESTRE CANTÁBRICA y la PINTURA LEVANTINA.
A finales del Paleolítico se datan las primeras muestras de arte, arte rupestre. Además de estas pinturas en las
cuevas y abrigos naturales, también existe un amplio conjunto de objetos esculpidos y grabados en piedra, hueso y
asta (arte mobiliar); destacando las pequeñas figuras femeninas conocidas como Venus paleolíticas.
PINTURA RUPESTRE. La Península Ibérica es muy rica en arte rupestre, presentando dos grandes zonas
geográficas diferenciadas:
PINTURA RUPESTRE CANTÁBRICA: Modalidad artística pictórica del Paleolítico Superior
(40.000-10.000 a.C.). Arte parietal, en paredes o techos de las cuevas y abrigos (refugios rocosos). Se
concentra en la cornisa cantábrica, destacando los ejemplos de la Cueva de Altamira y El Castillo (Cantabria) y
Tito Bustillo (Asturias).
Rasgos definitorios, características: 1. Representación naturalista de animales (realistas, con mucho
detalle, volúmenes aprovechando los salientes de la roca); 2. figuras aisladas (bisontes, caballos, ciervos,
mamuts, etc.; ausencia de composición, no son escenas); 3. tendencia a la policromía, colores vivos,
pigmentos naturales mezclados con grasa de animal, preferencia por el ocre terroso y negro, en un amplio
abanico de matices; 4. contornos en negro o en blanco; perfiles precisos que, en ocasiones, va precedido de
un dibujo inciso; 5. enorme variedad de signos abstractos o símbolos geométricos (tectiformes) y
estampaciones de manos. En ningún caso aparecen figuras humanas.
Interpretaciones de la pintura. Sin saber con precisión las causas o motivaciones de la aparición de las
pinturas ni el significado concreto que daban a sus obras; los estudiosos tienden a admitir que NO se trataba
de simples obras decorativas, proponiendo diversas interpretaciones: 1. Magia propiciatoria: favorecer la
caza y/o la fertilidad (algunos signos geométricos se han interpretado como representaciones sexuales,
relacionándolos con la reproducción o un culto a la fertilidad). 2. Santuarios: Las pinturas están en las partes
más profundas de las cuevas que no eran habitadas, por lo que se cree que constituían una especie de
“santuarios”. 3. Comunicación: lenguaje.

PINTURA RUPESTRE LEVANTINA: Modalidad artística pictórica propia de sociedades en vías de


neolitización (posterior al Paleolítico) de la costa mediterránea peninsular. (7.000-4.000 a.C.). No guarda
ninguna relación con la pintura rupestre cantábrica. Se encuentra al “aire libre”, pequeñas cavidades en roca
o abrigos. Los principales ejemplos serían los de Cogull (Lérida) y Villahorta (Castellón).
Rasgos definitorios, características: 1. Abundante presencia de la figura humana; 2. figuras muy
estilizadas, esquemáticas (no realistas); 3. utilización mínima del color (monocromatismo), apenas ocre y
negro; 4. tendencia a integrar grupos de figuras en actitud dinámica, formando composiciones con sentido
narrativo, descripción de actividades (escenas de caza o de la vida cotidiana, luchas de guerreros, danzas
rituales, recolección de la miel, etc.).
Interpretaciones de la pintura. NO se trataba de simples obras decorativas. Escenas narrativas,
actividades de sociedades en vías de neolitización, “rituales” dirigidos por un mago o chamán (algunas figuras
humanas podrían asociarse con un hechicero).

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Historia de España – 2º Bachillerato.
BLOQUE 1. LA PENÍNSULA IBÉRICA: PREHISTORIA Y EDAD ANTIGUA.

1.3. ÁREAS CELTA e ÍBERA en vísperas de la conquista romana.


Entre el 1000 y el 500 a.C., la influencia de los pueblos del Este de Europa (indoeuropeos) y de las
civilizaciones más avanzadas del Mediterráneo oriental (griegos, fenicios y cartagineses) conformaron en la
Península Ibérica lo que los historiadores griegos y romanos definieron como CELTAS e ÍBEROS: un variopinto
conjunto de pueblos indígenas con formas muy distintas de organizarse y que, pese a esas diferencias, podemos
agrupar en dos grandes ÁREAS CULTURALES.
CELTAS: Cultura que caracteriza a un conjunto de pueblos prerromanos (galaicos, astures, cántabros, vascones,
vacceos, vetones, lusitanos, etc.) de origen indoeuropeo que llegados del centro de Europa se instalan en el centro,
oeste y norte peninsular (mitad noroccidental) durante el primer milenio a.C.
Características: 1. Economía ganadera con una agricultura poco desarrollada; cerámica, tejidos de lana e
instrumentos de bronce y de hierro. Autosuficiente, sin apenas intercambios comerciales con otros pueblos,
no acuñaron moneda propia. 2. Estructura social jerárquica, sociedad en clanes (grupos de parentesco). 3.
Modo de vida tribal (conjunto de gentilidades, ocupando un territorio determinado). No existía el Estado. 4.
Tecnológicamente aportaron la metalurgia del hierro. 5. Hablaban lenguas indoeuropeas y desconocían la
escritura. Manifestaciones artísticas escasas, destacando en la forja y la orfebrería; esculturas zoomorfas en
piedra, toscas y esquemáticas, denominadas verracos. 6. Poblados en lugares protegidos por elementos
naturales (colinas, ríos, etc.), cerca de fuentes y terrenos cultivables. Solían estar fortificados -su rasgo más
llamativo- con empalizadas o murallas y fosos. Las viviendas, generalmente de planta circular, dispersas sin
formar calles. En la zona astur-galaica se originó una cultura específica: la cultura de los castros o castreña.
CELTÍBEROS: En la zona del Valle del Ebro y la Meseta las relaciones entre celtas e íberos dieron origen a esta
cultura (arévacos -Numancia-, lusones, belos, etc.), pueblos celtas fuertemente influenciados por la cultura íbera, que
practicaron la escritura utilizando el alfabeto íbero.
ÍBEROS: Cultura que caracteriza a un conjunto de pueblos prerromanos indígenas de una amplia zona que se
extendía a lo largo de la costa mediterránea, desde el sureste y la alta Andalucía hasta los Pirineos (turdetanos,
carpetanos, edetanos, ilergetes, etc.). En contacto con los pueblos colonizadores del Mediterráneo –griegos, fenicios,
cartagineses– modificaron sus estructuras económicas, sociales, políticas y culturales, desarrollando un sistema de
escritura (alfabeto que todavía no se ha podido descifrar), moneda, metalurgia, etc.
Características: 1. Economía agrícola, de secano (cereales, olivo, vid y legumbres) y a veces utilizaban el
regadío. También practicaban la ganadería (toros, ovejas, bueyes, caballos). Explotaban las minas y conocían
la metalurgia del hierro y de otros metales. Importante actividad artesanal (tejido, cerámica), manteniendo
un intenso comercio que impulsó el uso de la moneda y un sistema de pesos y medidas. 2. Sociedad
muy jerarquizada, dominada por una aristocracia guerrera. Por debajo, artesanos, comerciantes y soldados.
Los agricultores, ganaderos y mineros constituían los grupos inferiores, además de los siervos y esclavos. 3.
Tribus diversas, no conformaban una sola unidad política. 4. Lengua común (escrita con distintos alfabetos),
costumbres y ritos (probablemente animistas -religión ancestral-, aunque adoptaron divinidades femeninas
orientales; practicaron ritos funerarios de incineración y enterramientos con ajuares, en necrópolis cercanas a
los poblados o a los santuarios). 5. Poblados fortificados con torres de defensa. Emplazamientos con
trazado urbano de calles y plazas.

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1.4. COLONIZACIONES: FENICIOS, GRIEGOS Y CARTAGINESES.
Desde el primer milenio a.C., las costas del sur y el este peninsular conocieron la influencia de colonizadores
mediterráneos. La llegada de estos pueblos a las costas peninsulares fue un hecho de enorme relevancia porque
aportaron a las poblaciones indígenas conocimientos nuevos y relaciones culturales y económicas distintas.
Además, significó la entrada de estas poblaciones a los tiempos históricos.
Motivos: 1. Económico-comerciales (comerciar y explotar diversos recursos, especialmente riquezas mineras: cobre
y estaño, plata y oro, hierro; también aceite, sal, etc.). 2. Razones geoestratégicas: lugar de paso entre el Mediterráneo,
el Atlántico y el norte de África.
Pueblos colonizadores:
1. Fenicios, desde el siglo IX a.C.; procedentes del Mediterráneo oriental (Líbano actual). Fundaron Gadir (Cádiz),
Abdera.
2. Griegos, desde el s. VIII a.C.; proceden del Egeo. Establecimientos: Rhode, Emporion, Mainake.
3. Cartagineses, desde el s.VI a.C.; proceden de Cartago, norte de África, antigua colonia fenicia. Rivalizaron con
los griegos por el control de la costa peninsular. Establecimientos: Ebusus, Cartago Nova. Controlaron la zona
sudeste, llegando a sustituir a los fenicios en el control del comercio de metales (estaño y plata) y de las factorías
de salazones. Junto a los motivos económicos, su otro objetivo fue militar, utilizando la Península como base de
operaciones (pactos con pueblos indígenas) en su enfrentamiento bélico con Roma.
Consecuencias: Por su influencia, las sociedades locales se hicieron más complejas, modificando
profundamente sus estructuras sociales, económicas y culturales.
Nuevos cultivos (olivo y vid) y domesticación de nuevas especies de animales; importante desarrollo tecnológico
(nuevas técnicas agrícolas, uso sistemático del hierro y técnicas de explotación minera, aprovechamiento de las
salinas, industria de salazones). Artesanía más desarrollada (torno de alfarero). Mano de obra esclava, estructuras
políticas más complejas, urbanismo, uso de la moneda y la escritura. También en sus creencias religiosas y en el
arte al introducir divinidades, ritos y manifestaciones artísticas orientales.

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BLOQUE 1. LA PENÍNSULA IBÉRICA: PREHISTORIA Y EDAD ANTIGUA.

1.5. Conquista romana: la ROMANIZACIÓN.


CONQUISTA ROMANA. Proceso histórico por el cual Roma controló militarmente la Península Ibérica. Muy
dilatado en el tiempo, prolongándose durante doscientos años (218 a.C.-19 a.C.).
Etapas:
1. Segunda Guerra Púnica (217-197 a.C.): entrada de los romanos en la Península con el objetivo de estrangular las
bases militares y los abastecimientos de los cartagineses. Tras darse cuenta de su riqueza minera y agrícola,
comienzan la conquista => costa mediterránea, valle del Guadalquivir y parte del valle del Ebro.
2. Conquista del interior de la Península, de la Meseta (197-29 a.C.), feroz oposición de lusitanos (Viriato) y vacceos,
arévacos y celtíberos (Numancia).
3. Guerras Cántabras (29-19 a.C.), conquista del noroeste peninsular tras derrotar a astures y cántabros.

La presencia romana en Hispania se prolongó durante siete siglos, hasta el siglo V (476 d. C.).

ROMANIZACIÓN: Término con el que se conoce el proceso de asimilación cultural por el que los diversos
pueblos que habitaban la Península Ibérica, tras la conquista romana, se adaptaron a la civilización, a la forma de
vivir de los romanos (presencia romana desde 218 a.C. hasta 476 d.C.), a su organización política, social, económica,
cultural, religiosa y lingüística.
Medios:
- El latín fue convirtiéndose en la lengua que utilizaban los pueblos de Hispania.
- Urbanización: extensión de la vida urbana, modelo de ciudad.
- Ejército: contingentes de tropas indígenas que con el tiempo obtenían la ciudadanía.
- Producción económica (comercio, artesanía, minería) y uso de la moneda. La riqueza de la Hispania romana
provenía esencialmente de la explotación de sus recursos naturales: la agricultura y la minería; exportando gran
parte de su producción al resto del Imperio.
- Derecho romano (unificación jurídica): una de las grandes aportaciones de los romanos. Se distingue por
primera vez entre el derecho público (relaciones Estado-ciudadanos), el derecho privado y el internacional.
- Religión: el cristianismo se convirtió en religión oficial. La crisis del Imperio y de sus instituciones convirtió a
la Iglesia en la organización más fuerte y capaz de conservar la cultura romana.
- Gestión administrativa: cargos políticos, burocracia (funcionarios) en las ciudades y para el control del
territorio (organización en municipios y provincias), el calendario, etc.
Resultado: Extensión del latín (lenguas romances, idiomas actuales), Derecho romano, vías de comunicación,
progreso económico, desarrollo tecnológico, urbanismo, instituciones de gobierno, creencias y costumbres de los
hispanorromanos, enorme legado artístico, etc. Fue un proceso lento en el tiempo y desigual en el espacio: en
la costa mediterránea la romanización fue muy rápida e intensa; en la Meseta y en el norte fue lenta y desigual. La
resistencia de la población indígena, especialmente difícil fue el sometimiento de las tribus de galaicos, cántabros y astures,
prolonga la conquista hasta los tiempos del emperador Augusto (29-19 a.C.).

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