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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

REPORTE DE INVESTIGACIÓN: ESCUELA PSICOANALÍTICA


FRANCESA
Introducción:
Jacques Lacan actualizó y vitalizó el psicoanálisis como ningún otro pos-
freudiano, es la figura principal de lo que hoy se conoce como escuela
francesa. El presente trabajo tiene el objetivo de detallar cuáles fueron esas
aportaciones teóricas y prácticas. Se empieza con el recuento de la vida de
Lacan para dilucidar los momentos históricos en que surgieron sus propuestas;
se presentan los conceptos fundamentales que formaron su teoría y
enseñanza; se describen cuáles son las herramientas terapéuticas propias de
un psicoanálisis lacaniano y sus particularidades; y por último se reúnen
aportes de diversos analistas actuales que trabajan desde una posición
lacaniana.

Autor principal y biografía:


Cronología de la vida de Jacques Lacan
 1901: Nace en París dentro de una familia de la alta burguesía. Tras
realizar sus estudios secundarios en el colegio jesuita de Stanislas,
emprende estudios de medicina y se especializa en psiquiatría.
 1927: Empieza sus prácticas de psiquiatría en el hospital Sainte Anne.
Hasta 1930 recorrerá varios centros o asilos. Durante esta época
frecuenta los círculos surrealistas surgidos alrededor de Breton.
 1932: Presenta su tesis La psicosis paranoica en sus relaciones con la
personalidad. En ese mismo año se publica y se le envía un ejemplar a
Freud, el cual se lo agradece en una escueta nota. Este fue el único
contacto que hubo entre ambos.
 1934: Miembro de la Sociedad Psicoanalítica de París (SPP).
Matrimonio con Marie-Louise Blondin con quien tendrá tres hijos.
Asistencia a los cursos que sobre Hegel dicta Kojeve.
 1936: Presenta una comunicación sobre el estadio del espejo en el
Congreso Internacional de Psicoanálisis de Marienbad.
 1939-1944: Los años de la guerra son años de silencio para Lacan,
dedicado, en parte, a prestar servicio en el ámbito hospitalario.
 1945: Viaja a Londres, interesándose especialmente por el estudio que
los psicoanalistas ingleses realizan sobre los grupos.
 1949: En el Congreso Internacional de Psicoanálisis de Zurich lee la
formulación definitiva de su estadio del espejo.
 1953: Año cargado de acontecimientos:
Se funda la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (SFP), a la que se
incorpora Lacan. Junto a alguno de los fundadores de dicha sociedad es
excluido de la IPA.
Reunida la SFP en Roma, Lacan presenta su informe de toma de
posesión, conocido como Discurso de Roma, verdadero manifiesto
intelectual de la nueva asociación. Se publicará en 1956 con el título de
Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis.
Inicia su seminario público para la formación de analistas, tarea que
continuará el resto de su vida.
Un nuevo matrimonio, esta vez con Sylvie Bataille, de la que tuvo una
hija.
 1953-1963: Consolidación e impulso del pensamiento lacaniano.
Primeros diez seminarios donde se elaboran las bases de su técnica y
de su teoría. Sólida implantación de la SFP y lucha por el
reconocimiento internacional.
 1964: Creación por parte de Lacan de la Escuela Freudiana de París.
 1966: Aparecen los Escritos, que tienen gran resonancia en el
pensamiento francés.
 1968: Publicación de la revista de la EFP Scilicet. Organiza el
Departamento de psicoanálisis de la Universidad París VIII-Vincennes.
 1973: Se inicia la edición de los seminarios con el Seminario XI: Los
cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.
 1975: Viaja a Estados Unidos donde pronuncia conferencias en varias
universidades.
 1980: Disolución de la EFP y creación de la Causa freudiana.
 1981: Muere Jacques Lacan.

Fundamentos teóricos:
Retorno a Freud:
Es una forma de recuperarlo o reanudarlo. Releer para retornar al sentido de
Freud. Leer el texto en su conjunto, analíticamente. Se trata de no olvidar las
bases para responder a los interrogantes abiertos por el mismo texto. Se
descubre: conceptos inexplotados y detalles clínicos abandonados.
Dado que el texto no dice todo, el retorno a Freud implica un con Freud, una
alianza, y un más allá de Freud, un responder a sus lagunas, insuficiencias o
problemas pendientes. No es una alianza perfecta, pues sería una mera
repetición, se trata, por el contrario, de ir desde la fidelidad de la apoyatura
textual hacia el campo de la actualización.
Frente a los reduccionismos y revisionismos inadecuados, la aplicación del
modelo lingüístico se convierte en el obligado a seguir. La lingüística y la
antropología son las disciplinas con las que se pretende dar sentido, rigor y
actualidad al pensamiento de Freud. Analizando el inconsciente y sin saberlo,
Freud inventó una nueva lingüística.
El inconsciente está estructurado como un lenguaje:
El inconsciente obedece a leyes formales. Se encuentra organizado por una
cadena de significantes que actúan con independencia del significado, según
pautas y procesos que dejan al sujeto consciente al margen de un control.
Para Saussure el signo lingüístico relaciona un significado (concepto) con un
significante (imagen fónica o acústica), habiendo entre ellos una
correspondencia paralela pues ambos forman dos caras de la misma moneda.
Pero para Lacan, entre el significado y significante no hay correspondencia,
hay un corte o barrera que no permite incluirlos en una elipse de conjunción.
Lacan otorga al significante (S), elemento constitutivo del inconsciente,
autonomía y primacía respecto al significado. Denomina algoritmo saussureano
a su configuración:

El sujeto se encuentra habitado por el significante, cuya lógica es retórica en el


sentido de utilizar diversidad de figuras o formas poéticas y estilos personales,
siendo primordiales en el discurso los procesos metafóricos y metonímicos.
Metáfora y metonimia (asimilables a condensación y desplazamiento) son
formas típicas mediante las cuales el habla, encubriendo la verdad, se hace
presente en el sujeto, punto de referencia de toda significación.
Los registros:
La problemática del ser humano se hace explícita al considerar su desarrollo
desde el nacimiento hasta la vida adulta/entrada al ámbito social. Lo real, lo
imaginario y lo simbólico forman los registros, o los órdenes, con los que se
configura y describe la identidad personal; al igual que el campo psicoanalítico.
Nudo borromeo: la conjunción de los tres registros, simboliza una triple alianza,
que si se corta uno los otros se separan.

La teoría de los nudos permitirá el desarrollo de la topología lacaniana. No es


metafórica, no se queda en la mera representación de la estructura, la
topología es la propia estructura.
En interdependencia, las características de cada uno son:
•Lo real: se describe como lo opuesto a lo imaginario, pero, además, es lo que
está fuera del lenguaje, lo excluido, lo pulsional, lo imposible de integrar en el
orden simbólico. Es lo que inicialmente rodea al niño dese su nacimiento: el
mundo exterior, con sus formas alternativas de presencia y ausencia, el cuerpo
de la madre y el cuerpo propio. En el campo clínico es el lugar de la locura (lo
que siempre vuelve al mismo sitio): el objeto de la
angustia/alucinaciones/sueños traumáticos.
•Lo imaginario: el punto inicial que lo inaugura es el estadio del espejo, en el
que el niño, entre los 6 y 18 meses aproximadamente, lleva a cabo la
experiencia de identificar la imagen de su propio cuerpo, superando la fantasía
del cuerpo fragmentado, previa a la fase especular. Es una dinámica que pasa
de la confusión entre lo que es uno mismo y lo que es el otro, tomando la
imagen reflejada como realidad, intentándola agarrar, pero sin reconocerse en
ella; luego, tiene lugar la distinción entre la imagen del otro y su realidad, el
niño comprende que el reflejo no es real y ya no trata de agarrarlo; finalmente,
capta la imagen reflejada en el espejo como propia y estalla en júbilo por la
identificación de sus movimientos corporales, identificación primordial que
configura todas sus identificaciones posteriores.
La asunción de su imagen, hallándose en un estado de enorme dependencia y
de falta de coordinación motriz, se debe al hecho de captar en ella de modo
anticipado el dominio completo de su cuerpo. Pero al mismo tiempo esa
imagen, en tanto que prematura para el niño, lo captura, lo aliena, pues siendo
la suya es exterior a él, viene dada desde el espejo, el querer ser, no por sí
mismo o por la introspección sino por la exterioridad de sí o de la imagen, la
cual pertenece a los otros más que al propio sujeto.
Identificación: transformación producida en el sujeto cuando asume una
imagen.
En la identificación el sujeto se pierde al asumirse como yo, intentando, a partir
de entonces, resolver esa situación enajenante mediante sus ideales, que
obran como la configuración de su mismidad.
El reconocimiento en el espejo escenifica “un drama cuyo empuje interno se
precipita de la insuficiencia a la anticipación; y que para el sujeto presa de la
ilusión de la identificación espacial, maquina las fantasías que se sucederán
desde una imagen fragmentada del cuerpo hasta una forma que llamaremos
ortopédica de su totalidad, y a la armadura por fin asumida de una identidad
enajenante, que va a marcar con su estructura rígida todo su desarrollo
mental”.
•Lo simbólico: en un momento posterior está el ámbito socio-cultural y del
lenguaje en el que el sujeto se reconoce en su singularidad. Este registro está
unido estrechamente con el imaginario, por cuanto toda persona nace dentro
de una red lingüística predeterminada que lo constituye en conjunción con los
procesos de identificación imaginaria.
En este contexto, el niño sigue manteniendo en principio una relación cercana
a la fusión con la madre, que se caracteriza por el intento de identificarse con lo
que él considera que es el objeto del deseo materno (el falo imaginario).
La mediación paterna surge entonces interfiriendo entre el niño y el objeto de
su deseo, la madre, con lo que se establece el posicionamiento de cada uno en
su contexto propio, mediante la prohibición (ley del padre) y el reconocimiento
que la madre realiza de tal autoridad (nombre del padre). “En el nombre del
padre es donde tenemos que reconocer el sostén de la función simbólica que,
desde el albor de los tiempos históricos, identifica su persona con la figura de la
ley”. La aceptación de la ley, de las reglas del juego, permite la resolución del
complejo de Edipo a través de la identificación del niño con el padre o de la
niña con la madre, lo que les abre el acceso al ámbito social como miembros
capaces de asumir las normas y protocolos imperantes.
Todo este proceso culmina en una escisión irreversible que configura el ámbito
del inconsciente. Esa escisión es la característica inicial que define la
subjetividad. Por un lado, el sujeto utiliza una máscara en el campo de la
conciencia y del comportamiento social, manifestándose de múltiples maneras
y con diversos ropajes, mientras que lo cierto de su personalidad, lo verdadero,
es el reverso de la máscara, lo reprimido, el campo del deseo. En el discurso
existe un sujeto del enunciado, de lo dicho, en donde imperan las apariencias y
las formas, junto a un sujeto de la enunciación, del decir, del deseo, en donde
impera la verdad. A través del lenguaje, pues, el yo se manifiesta como el otro
de sí mismo.
La conciencia humana no construye el orden simbólico; muy al contrario, éste
se le impone desde una ley que le es ajena, con lo que se hace necesario
revisar la pretensión tradicional que identifica al sujeto con la conciencia. Freud
dejó claro ya que la esencia de cada uno de nosotros está en los contenidos
del inconsciente: “donde Ello era, Yo debo devenir”.
El sujeto lacaniano:
Donde creo encontrarme, donde soy consciente de mi pensamiento, no me
hallo en realidad: lo determinante en mí es excéntrico, se encuentra allí donde
no creo estar pensando. Mientras en Descartes el sujeto coincide consigo
mismo en la reflexión, en el psicoanálisis se encuentra marcado por la ruptura,
se posiciona con relación a otro lugar más allá de él. No hay coincidencia, dirá
Lacan, entre el sujeto del significante y el sujeto del significado, el uno es
excéntrico respecto del otro y el primero prima sobre el segundo.
El “yo pienso” se revela, por tanto, como un fracaso, como una pretensión
ilusoria de la filosofía, dejando constancia con ello de que el verdadero ser del
hombre, su verdad frente a su saber, está en el inconsciente, en esa otra
escena, en el ámbito del deseo, en el discurso del Otro.
El sujeto lacaniano no es, por tanto, aquel que piensa, aunque sea un ser
pensante, sino el que desea. El deseo conecta también con el otro: “El deseo
del hombre encuentra su sentido en el deseo del otro, no tanto porque el otro
detenta las llaves del objeto deseado, sino porque su primer objeto es ser
reconocido por el otro”. En el ser humano, las necesidades (plano biológico) y
las demandas (plano intersubjetivo) pueden ser satisfechas, pero el deseo, que
tiene como fundamento el punto imaginario de unión con la madre y la escisión
que la realidad social impone, tiende de modo indefinido a la repetición, hacia
lo inalcanzable, hacia lo que se vive como constitucional carencia.
El sujeto desde su nacimiento, e incluso antes, está absorbido por un entorno
que le hipoteca, desarrollándose en una dependencia de los demás, de lo
exterior a él: es alimentado, es hablado, es nombrado, se le reconoce, se le
ubica, se le instruye. Además, realiza, a partir de su propia imagen especular,
las identificaciones con los otros. Su propio discurso está organizado por
elementos que lo exceden, que lo enmascaran, que no controla
suficientemente, siendo su historia un drama, una dialéctica sin fin en la
búsqueda siempre incompleta de sí mismo.
“¿Cuál es pues ese otro con el cual estoy más ligado que conmigo mismo,
puesto que en el seno más sentido de mi identidad conmigo mismo es él quien
me agita?” Simplificando las cosas, cabría decir que el otro con minúscula se
sitúa en la relación imaginaria, donde tanto la propia imagen como la de los
demás se manifiestan, mientras el Otro escrito con mayúsculas se sitúa en la
relación simbólica, refiriéndose a lo que prefigura al sujeto, el lugar del
significante, de la ley.
Esquema Z: tiene distinta lecturas, pero, especialmente resalta el contraste
entre lo imaginario y lo simbólico. La letra A, así como la a, hacen referencia a
la palabra francesa autre, en mayúscula o en minúscula. La relación simbólica
S-A (sujeto-Otro) está de alguna manera bloqueada por el eje imaginario a-a’.
Este eje marca la relación narcisista del yo, constituido en el estadio del espejo,
consigo mismo (a) y con otro (a’), reflejo y proyección del yo. El esquema
describe al sujeto del psicoanálisis:
 Ilustra un sujeto excéntrico, que no está situado sólo en el punto S
(sujeto) sino sobre todo el esquema, en las cuatro esquinas.
 Nos representa tanto la estructura intrasubjetiva como el trazado de las
relaciones intrasubjetivas.
 El analista debe tener clara la distinción entre A y a para poder situarse
en algún lugar del Otro (orden simbólico, lenguaje, ley, etc.) y no en el
del otro (orden imaginario).

Lacan utiliza, con diversas matizaciones y funciones, el término objeto a. en


especial, a partir de 1960 designa con él fundamentalmente el objeto causa del
deseo. Es el objeto del deseo que tratamos de encontrar, por ejemplo, en el
otro. En este sentido, lo que de continuo constata el sujeto, en la búsqueda de
colmar su satisfacción, es la falta, la carencia, el que el deseo no se sacia. El
objeto a resulta ser un objeto imaginario que, causando el deseo, no se asienta
en ningún objeto determinado. En la clínica tiene una función relevante en la
transferencia, pues el analista se configura como causa del deseo del paciente.

Abordaje clínico:
Puntuación:
Intervención mínima que denota la presencia de oyente en su propio decir: Es
proferir un significativo “Ah” o “mmm”, repetir una o más palabras o emitir un
ruido cualquiera. Quiere decir que despierta la atención del analizante sobre su
discurso para provocar una interrogante
Sugiere que hay otra lectura posible, sin decir cuál es: O sea el analizante
habla y enfatiza ciertas palabras, intenta disimular un error o expresiones
confusas, o repite algo que considera importante. Ahí el analista interviene y da
la pauta de que es posible otra significación. No se apunta a una particular
lectura que sea clara y coherente, sino simplemente a significaciones
inconscientes que pueden ser muy reveladoras
Además esta intervención aunque pueda resultar molesta al principio, despierta
la curiosidad del analizante por el inconsciente. Cae en cuenta que no es amo
de su propia morada

Escansión: Lacan introduce un cambio radical en la práctica psicoanalítica al


establecer sesiones de tiempo variable, no surge de los caprichos de lacan o
de que busque ser provocativo. Es una manera de aumentar la eficacia de la
sesión.

Se interrumpe en un punto de formulación especialmente intensa del


analizante: Puede estar negando algo vigorosamente, afirmando algo que ha
descubierto, relatando una parte de un sueño o puede haber cometido un
lapsus. Ahí mismo el analista corta la sesión, y al hacerlo realiza una
acentuación no verbal que deja en claro que se trata de algo significativo. El
corte generará recuerdos y asociaciones, deja al analizante preguntándose qué
fue lo que el analista escucho que él no logro escuchar.

El analista no es en absoluto un oyente neutral: Deja en claro que ciertos


puntos son cruciales, como los temas con relación al deseo inconsciente o al
goce. Y dirige su atención hacia ellos o apunta a que los aborde. Porque los
pacientes no apuntan espontáneamente a estos temas, sino que lo evitan.
Lacan plantea que el analista no debe tener miedo de enfatizar el material
inconsciente, aunque no se refiere a que se haga una exclusión de todo lo
demás, pues no sabe lo hay detrás de cada elemento.

El elemento sorpresa elimina sistemáticamente el discurso superficial y acentúa


el material importante: Como no hay una duración fija, el analizante no se
puede a acostumbrar a un tiempo determinado ni calcular cuánto va a hablar o
como la va a rellenar. Por ejemplo, el analizante pudo haber tenido un sueño
recientemente y sabe que es importante para su análisis, pero llega a sesión y
se pone a hablar de muchas otras cosas de las que quiere hablar antes de
llegar al sueño. Es una forma de minimizar la importancia del sueño al igual
que minimizar el tiempo que se le puede dedicar a asociar.

Es una herramienta que produce cambios en la manera que el analizante usa


su tiempo y hace que bajen la guardia, ayuda a combatir la resistencia de
querer planear lo que se va a decir en la sesión siguiente.
Interpretación:

Se realiza en una etapa avanzada del proceso: La interpretación prácticamente


no tiene ningún efecto beneficioso hasta que el analizante no haya formulado
una verdadera demanda de análisis y hasta que el analista comience como a
operar como pura función. Es decir hasta que se eche andar el dispositivo
analítico. De otro modo la interpretación sería muy prematura y solo nos
encontraríamos con rechazo.

La interpretación común es en la que el analista le comunica al analizante, en


términos precisos, cuál cree que es la significación de su pensamiento, sueño,
fantasía o síntoma. Y suele esperarse hasta que el analizante esté muy ceca
de llegar a la misma interpretación, para asegurarse de su comprensión.
Entonces se trata de un significado muy específico.

Según Lacan este tipo de interpretaciones tiene un alcance muy limitado. Fija
un significado particular y el analizante se ajusta a este, lo trata de hacer
coincidir con la imagen que el mismo tiene de sí. Lacan plantea un propósito
diferente.

La interpretación debe apuntar a sugerir numerosos significados: El analista se


sitúa en el lugar del Otro para escuchar más allá de la demanda y desde ese
lugar es que va a interpretar esta es la primera teoría de Lacan de la posición
analítica que posteriormente se va modificando.

Es de carácter enigmática y polivalente: La interpretación debe despertar la


curiosidad del analizante y disparar su proceso asociativo. Empuja al analizante
a desentrañar el significado de las interpretaciones. Tienen resonancia a nivel
inconsciente, que se pondrá en movimiento.

Toca lo real: Significa que toca lo que el analizante ha estado rodeando una y
otra vez sin poder formularlo. Lo real es lo que hace al analizante vuelva al
mismo punto una y otra vez, y que se acerque a él desde diferente ángulos, sin
nunca sentirse satisfecho con lo dice al respecto.

Autores contemporáneos y sus aportaciones:


Marie-Hélène Brousse:
Dirige las revistas: La Cause du desir, New Lacanian School y The Lacanian
Review.
Obras:
 Mujeres y discursos: II Conferencias Internacionales Jacques Lacan
 Posición sexual y fin de análisis
 Cuerpos lacanianos
Colette Soler:
Se ha destacado por estudiar, analizar, profundizar e interpretar las
enseñanzas y teorías de Lacan.
Obras:
 Lo inconsciente reinventado
 La repetición en la experiencia analítica
 Lo que Lacan dijo de las mujeres
 Finales de análisis
 Incidencias políticas del psicoanálisis
Néstor Braunstein:
Defiende y posiciona al psicoanálisis como como herramienta metodológica
para tratar la subjetividad humana.
Pionero en el estudio del psicoanálisis lacaniano, lo introdujo a México.
Obras:
 Psicología: ideología y ciencia
 Psiquiatría, teoría del sujeto, psicoanálisis (hacia Lacan)
 El lenguaje y el inconsciente freudiano
 El discurso del psicoanálisis
 La clínica del amor
Juan David Nasio:
En su obra contribuye con los conceptos de Inconsciente único, Formaciones
de objeto a y Forclusión local.
Obras:
 El silencio en psicoanálisis
 Los gritos del cuerpo
 La mirada en psicoanálisis
 En los límites de la transferencia
 Cómo trabaja un psicoanalista
Massimo Recalcati:
Se centra en la psicopatología de los trastornos alimentarios y en las nuevas
figuras de la clínica contemporánea.
Profundiza en la tensión perpetua entre goce y deseo y elabora nuevas
nociones acerca del complejo de Edipo.
Obras:
 ¿Qué queda del padre? Paternidad en la era hipermoderna
 La última cena: anorexia y bulimia
 Las manos de la madre
 Introducción al psicoanálisis contemporáneo. Problemas después de
Freud
 La fuerza del deseo
Jacques-Alain Miller:
Responsable del establecimiento de la obra de Lacan.
Fundador de la Asociación Mundial del Psicoanálisis.
Obras:
 Del síntoma al fantasma. Y el retorno
 La angustia
 Los miedos de los niños
 Los usos del lapso
 El amor en las psicosis

Conclusión:
Jacques Lacan considero que el psicoanálisis solo es posible si el inconsciente
está estructurado como un lenguaje. De esta manera, integró la lingüística y
antropología al psicoanálisis, con el fin de darle sentido, rigor y actualidad. La
obra de Freud es una teoría de la práctica analítica, lo que haría de la obra de
Lacan una teoría del inconsciente como tal.

Bibliografía:
Fink, B. (2007). Introducción clínica al psicoanálisis lacaniano. Barcelona:
gedisa.
Guedán, V., & Morera, J. (2005). Las sendas del deseo. Madrid: Biblioteca
Nueva.

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