Está en la página 1de 3

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

HACIA UNA INTERVENCIÓN EFICAZ CON LOS HOMBRES


VIOLENTOS
Ideas principales: Jürgen Dankwort

 A pesar de que existe un consenso sobre el hecho de que los hombres deben
cesar de minimizar o negar su comportamiento violento para convertirse en
individuos responsables y compañeros no-peligrosos, nadie se pone de
acuerdo en cuanto a la causa o causas de la violencia masculina, ni sobre el
papel del hombre como instigador de esa violencia y las razones que originan
una reticencia a aceptar la responsabilidad de su comportamiento violento.
 La controversia se refiere a las divergencias de opinión en cuanto al estado de
salud mental de los protagonistas de la violencia, las intenciones escondidas
atrás de los comportamientos humanos y la responsabilidad personal del
individuo frente a sus actos.
 Las dimensiones clínicas y socio-políticas de la violencia que confluyen en el
fenómeno de violencia familiar originaron un movimiento político en búsqueda
de una práctica clínica y una escuela terapéutica que intenta comprender este
problema familiar recientemente puesto en evidencia.
 Cuando los actos de violencia se sitúan al interior de las relaciones íntimas o
personales, las interpretaciones de las causas y de los motivos de estos
abusos parecen variar considerablemente; teniendo implicaciones importantes
para la intervención requerida dado que ella depende de la forma como el
problema ha sido definido.
 La atención acordada recientemente a los programas para hombres puede
igualmente tornar más difícil la obtención de servicios de apoyo necesarios
para las mujeres, dado que la prioridad concedida a su situación disminuye en
función de la importancia otorgada a los hombres violentos en el dominio social
de la intervención en presencia de violencia conyugal.
 Los estudios han demostrado que las víctimas de relaciones abusivas son
consideradas como responsables de su estatuto de víctima, que los abusos no
son juzgados como algo tan grave y que apenas se merecen un poco de
simpatía y asistencia.
 Hoy mismo, numerosos especialistas persisten en afirmar que por razones de
orden biológico, los hombres están más pre-dispuestos a la violencia que las
mujeres. Aparecen así, en larga escala víctimas a la merced de sus propias
características genéticas o biológicas. Toda estrategia de intervención va
entonces a tener en cuenta esta situación y esforzarse afín de proporcionarles
los medios de rebasar o controlar esas tendencias violentas; por lo tanto
dudaremos en censurar a los agresores una conducta esencialmente expresiva
que, de toda evidencia, escapa parcialmente a su control.
 Para muchos terapeutas contemporáneos, el individuo violento se enfrenta con
un ego perturbado, una baja estima de sí mismo y necesidades narcisistas
(tales como una sobredependencia emotiva). Esta situación explica porque
reaccionan tan excesivamente a las amenazas reales o imaginadas. Tal
comportamiento, se afirma, se convierte a menudo en agresión pues, en este
proceso un individuo disminuye al otro recurriendo a la violencia.
 Con el tiempo se ha vuelto a cuestionar el determinismo del pensamiento
psicoterapeútico en lo que se refiere a la violencia. Las criticas destacan que a
los factores biológicos y psíquicos se juntan la naturaleza de la provocación y
las circunstancias apremiantes particulares que pueden también influenciar la
reacción del individuo
 Recientes consideraciones sobre "la agresión aprendida" y las tensiones
asociadas al papel que la sociedad impone a los hombres conducen a
explicaciones contradictorias y recomendaciones divergentes en cuanto a
saber quién es responsable de la violencia conyugal y cuáles son los remedios
más eficaces.
 Incluso en el marco de los programas destinados a los hombres violentos en
donde se induce a los clientes a aceptar sus sentimientos de culpabilidad frente
al comportamiento recriminable, la idea de que un individuo pueda perder el
control en determinadas circunstancias afectivas graves todavía persiste.
 Según una perspectiva sociocultural, la violencia conyugal es enfocada en el
marco de las desigualdades sociales estructurales de las actitudes y de las
normas culturales. Observamos que las relaciones conyugales eran
particularmente sensibles al mínimo antagonismo y que un contrato de
matrimonio era frecuentemente como un "pasaporte para la violencia". La
construcción de familias jerárquicas y nucleares es, además, propicia para la
utilización de la fuerza en las relaciones de superioridad y de inferioridad que
ahí se ejercen.

También podría gustarte