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Entonces, en un modelo de trabajo donde no hay ineficiencias y está todo perfectamente definido,
la rotación del inventario de compras sería instantánea y no tendríamos acumulación de capitales
a la espera de ser transformados para su colocación en el mercado.
Entonces, tenemos una situación a gestionar con las compras que realicemos en donde el hecho
de tener inventario es necesario, mientras que tener inventario es a su vez un desperdicio. La
clave de la gestión de qué comprar, cuándo comprar y cuánto comprar radica entonces en el
buen balanceo entre estos dos factores.
Analizaremos los diferentes puntos de vista para poder llegar a una conclusión respecto de
nuestra propia elaboración de la visión que debemos mantener para poder encarar con la
convicción y la idea necesaria la difícil tarea de la mejora en el desarrollo de una política de
gestión de inventarios orientada al cliente y a la vez que minimice los costos.
Todos estos son desventajas de la tenencia del inventario. Esto resulta un claro indicativo de que
debemos hacer algo al respecto.
Desde otro punto de vista, el inventario funciona como fusible para los errores de la dirección, la
política de trabajo y la propia variabilidad del sistema. Citando a Bergerac, ex CEO de Revlon,
“Todo error de la dirección concluye en el inventario” ya sea por su falta de o por el exceso de
inventario. Desde esta perspectiva, errores en la gestión van a cometerse, la variabilidad de los
sistemas de trabajo y de la demanda realmente existen y causan problemas, por lo que un fusible
que permita que estos problemas no sean más grandes, son también necesarios para poder
alcanzar un segmento clave del objetivo primario de una empresa, que es el hecho de perdurar
en el tiempo.
Encontramos entonces el hecho de que la tenencia de inventario cumple un rol fundamental, con
el agregado de que no se puede trabajar con Cero Stock, es una premisa que no existe en
ninguna organización del mundo. El stock cero implica no tener nada que ofrecerle al cliente. No
tener nada en proceso, implica una tasa de producción de cero.
1. Conocer las Prioridades: Antes de tomar cualquier decisión sobre el inventario, debemos saber
que tan importantes son los diferentes productos dentro de la estructura operativa, económica y
financiera de la empresa. De esa forma, sabremos qué tipos de recursos asignar para su gestión
y seguimiento. Ayuda también a saber si mantener inventarios de ese material es más un objetivo
estratégico o un desperdicio. Para poder definir esto cuantitativamente podemos apelar a la
realización de un Análisis ABC o diagrama de Pareto. Este nos permitirá segmentar los productos
según categorías de importancia, lo que nos permitirá darle un determinado perfil a cada una de
estas, sobre si es realmente producto tener inventario y cuánto tener de los que se decidan
almacenar.
2. Gestionar en Relación a la Capacidad: El inventario puede ser utilizado estratégicamente para
concentrar los recursos principales dentro de los productos más importantes. Una decisión
gerencial común y eficiente, es la de mantener inventariados para períodos de tiempo elevados
productos de baja rotación y bajo costo, lo que permite olvidarse de ellos hasta su nueva
reposición y concentrar los recursos existentes en el aseguramiento de los productos que son
importantes en la estructura.
Estos puntos pueden ser trabajados y gestionados todos los días para poder reducir aquellos
focos de ineficiencia que nos obligan a tener altos inventarios para poder subsanar los efectos
negativos que estos generan. De vemos consecuentemente afrontar el desafío de reducir la
variabilidad, mejorar la eficiencia, elevar nuestras restricciones, para poder mejorar
sistémicamente e impactar en toda la empresa.
Con esto definido, sabemos que el objetivo ahora se torna poder regular el tradoff existente entre
los dos objetivos contrapuestos a través de reconocer explícitamente cuál es la necesidad de
inventario que tiene hoy por hoy la empresa, y definir acciones concretas para trabajar
progresivamente sobre la reducción de los inventarios y la mejora de la performance global del
sistema de operaciones.
Con el tradeoff conocido y comprendido, podemos empezar a preguntarnos qué es lo que
comienza a pesar entonces para tomar una decisión respecto a cuánto comprar, cuándo comprar
y qué comprar para cada uno de los diferentes tipos de producto, de modo de poder llevar a la
práctica estos conceptos. Para esto, debemos comprender la anatomía de la decisión de compra,
de modo de luego analizar los diferentes mecanismos de cálculo de tamaños de lote y de gestión
de pedidos a los proveedores.
Sólo a través del conocimiento del escenario de trabajo y los problemas que la gestión y el plan
deben superar, es que se podrá obtener información sobre ello, definir un plan de acción para
tratarlo y tomar medidas específicamente orientadas a la definición de una política acorde para
el contexto en el cual se desenvuelve nuestra empresa.
No hay una única solución para la definición de una política de inventarios eficiente, esto no es
matemática simple en la que se arriba a un resultado correcto único. Por el contrario, el resultado
responderá al estado dado en el tiempo de una sumatoria de variables dinámicas que cambian
su estado todos los días. Por esta razón, lo que funciona un día puede no funcionar el otro. Esto
nos obliga a generar una política de trabajo igualmente dinámica que se capaz de absorber la
variabilidad diaria de todo lo que afecta el resultado final, logrando del mismo modo satisfacer la
demanda con el nivel de servicio esperado.
Esto es lo que hace a la gestión un desafío tan complicado, el hecho de que se deben analizar y
gestionar múltiples variables e interacciones al mismo tiempo, las que cambian con el tiempo y
alejan el resultado de algo predecible o incluso uniforme. Esto es lo que se conoce como
Variabilidad.
Este hecho nos indica que uno de los principales desafíos es el de gestionar los vaivenes del
consumo. Y, por si fuera poco, debemos hacerlo para todos y cada uno de los productos que
gestionamos, donde cada uno tendrá su propio tipo de comportamiento. Algunos serán más
estables, otros serán menos estables, pero todos deben ser gestionados y reconocido su
comportamiento dentro de un determinado espectro de trabajo y consumo.
∑ (𝑥 − 𝜇)
𝜎=
𝑁
Esto entonces, nos encamina a entender a qué nos enfrentamos cuando trabajamos en la
definición de una política de gestión de inventarios.
Ahora bien, habiendo entendido esto, debemos observar un detalle que es donde radica una de
las mayores dificultades del trabajo. Los factores de una distribución de probabilidad, el promedio
y el desvío o su varianza, serán resultados en función a una tabla de datos de entrada.
Es de crítica importancia este entendimiento para poder continuar con los análisis. Tanto el
promedio como el desvío, serán el resultado de una operación realizada sobre una base de datos
de entrada. Volviendo al simple ejemplo citado más arriba, un consumo de 4 unidades en un día
y otro de 8 unidades en un día, dan un resultado promedio de 6 unidades en un día, pero también
lo harán 7 unidades en un día y 5 en otro, al igual que 11 en un día y 1 sola en otro. ¿Cuál es la
diferencia en estos casos? La dispersión de los datos, su desvío estándar. Por lo tanto, al cambiar
el desvío estándar, cambia la distribución de probabilidad.
Lo mismo ocurriría si en lugar de analizar unidades por día, lo hiciéramos en unidades por semana
o unidades por mes, estaríamos nuevamente frente a diferentes distribuciones de probabilidad.
Esto nos enfrenta a un escenario de infinitas distribuciones de probabilidad y espectros de
comportamiento del consumo que podemos llegar a enfrentarnos.
Sabemos ahora que la definición de los parámetros de entrada para la construcción de una
distribución resulta fundamental para el resultado final. Del mismo modo, debemos entender qué
parámetros vamos a tomar, porque del mismo modo en el que puede haber demanda o consumo,
puede no haberlo.
Este nivel de absorción de variabilidad, es lo que se conoce como Nivel de Servicio y representará
la probabilidad que tendremos de que cuando un producto sea demandado, efectivamente
tengamos materiales en stock para hacerle frente a esa demanda. Será entonces, la cantidad de
variabilidad que estamos dispuestos a pagar para absorber con el objetivo de darle un servicio al
cliente y al mercado en el cual se opera. Mayor nivel de servicio aumentará los costos de
inventario y almacenamiento, ya que deberemos mantener más material almacenado para prever
mayores desvíos, por lo que estratégicamente mayores niveles de servicio estarán asociados a
los productos más importantes que se manejan y gestionan.
Tal y como muestra el gráfico, dada una distribución normal, la cantidad de un desvío estándar
representará un 84,13% de probabilidad de que satisfacer la demanda, una cantidad de dos
desvíos, alcanzará un 97,72% de probabilidad, y tres desvíos alcanzarán tanto como un 99,87%
de probabilidad. Es importante observar la poca diferencia que existe entre la probabilidad dada
por 2 y 3 desvíos, pero si lo que cambia sustancialmente es la cantidad de material a almacenar
y sus costos asociados.
Estos datos, parámetros y/o restricciones, serán las que nos permitirán enfrentar los cálculos de
cantidades de materiales a tener en inventario y cómo debemos encarar sus reposiciones de
materiales y rotaciones de inventario.