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FACULTAD DE

CIENCIAS E INGENIERIA

CONTRATOS COMO EXPRESIONES DE


JUSTICIA
DE EDUARDO SCHMIDT

PROFESORES:
Carlos Romero Izaga
Gabriela Keiko Nakama Hokamura
M. Dolores Velasco Corrionero

"Los textos han sido seleccionados para el uso exclusivo de los alumnos del curso
“IND201 Ética Profesional en Ing. Industrial” Queda prohibida su difusión y
reproducción por cualquier medio o procedimiento total o parcial, fuera del marco del
presente curso"

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Cuando dos o más personas se ponen de acuerdo para realizar un
negocio, desde el punto de vista de los principios morales, siempre existe un
contrato, sea implícito o explícito. Sí el contrato expresa con la debida claridad
la voluntad de las personas, todas están obligadas a cumplir con lo que han
prometido. Aun cuando no exista un documento escrito, de todas maneras existe
un contrato implícito. Un contrato, sea explícito o implícito, surge de un acuerdo
entre dos o más personas acerca de un intercambio comercial a realizarse según
las costumbres establecidas y conocidas por todos. Es suficiente que los
contratantes hayan dado su palabra para que exista un contrato implícito. Sus
respectivos derechos y obligaciones morales surgen del acuerdo mutuo a que
se ha llegado.
Es recomendable que los contratos en el mundo de los negocios sean
claros y explícitos: es decir, es mucho mejor poner todo por escrito. De este
manera se minimiza la posibilidad de malos entendidos y tergiversaciones. A
veces se cree que por la gran amistad que existe entre los contratantes, no es
necesario escribir nada ya que son personas cumplidoras de su palabra. Sin
embargo, si se desea conservar la amistad, es mejor poner todo por escrito. De
lo contrario, se corre el riesgo de perder tanto la amistad como el negocio que
es materia del contrato.

1. Requisitos que deben cumplirse para que un contrato sea justo


Para que un contrato sea justo, y por lo tanto obligue moralmente a las
personas, deben cumplirse ciertos requisitos. Cinco de ellos tienen que ver con
la capacidad moral de las personas para entrar en un acuerdo contractual. Los
otros dos están relacionados con lo que se propone hacer mediante el acuerdo
logrado.

1.1 Cada persona debe tener uso de razón

En el momento de aceptar o firmar un contrato, cada persona debe tener


uso de razón. Esto quiere decir que si una persona está tan pasada de copas
que no se da cuenta de lo que está firmando, el contrato no es justo y, por lo
tanto, no le obliga moralmente. También quiere decir que si una persona no tiene
el pleno uso de sus facultades mentales, no puede entrar en un contrato con
otras personas.

1.2 Cada persona debe tener la suficiente madurez


Al aceptar o firmar un contrato, cada persona debe tener la suficiente
madurez como para darse cuenta de las obligaciones asumidas. Además, debe
tener la capacidad real de poder cumplir con lo pactado. La ley civil suele intentar
garantizar esta madurez al exigir que las personas que firman un contrato sean
mayores de edad. Sin embargo, desde el punto de vista de los principios

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morales, no es necesario que tengan esta edad mínima. Además, a veces hay
personas que tienen la edad legal exigida para poder firmar un determinado
contrato, pero les falta la suficiente madurez como para poder asumir las
obligaciones contraídas. En tales casos, legalmente pueden firmar un contrato,
pero no deben hacerlo por carecer de la suficiente madurez.

1.3 Todas las personas que entran en una relación contractual deben tener
acceso a la información relevante
Todas las personas que entran en una relación contractual deben tener la
oportunidad de conseguir la información que les permita determinar el valor de
lo que van a recibir a cambio de lo que ofrecen o pagan. Por ejemplo, si se trata
de comprar un vehículo usado, el comprador tiene el derecho de llevarlo a un
buen mecánico para ver cómo está el motor, si tiene el chasis desviado, etc. Si
es tan descuidado que por flojera no toma esta medida, es problema suyo. Lo
que se defiende por principio es su derecho a tener acceso a la información
relevante, no la utilización de tal información.
Este requisito, para que un contrato sea justo, está muy vinculado a la
madurez de la persona y su capacidad de saber cómo conseguir la información
pertinente. Por ejemplo, si un campesino que sabe poco de vehículos es el
comprador, no sería moralmente lícito que el vendedor se aprovechara de su
ignorancia.

1.4 Cada persona debe tener conocimiento de sus obligaciones y derechos


Para que un contrato sea moralmente justo, los contratantes deben saber
cuáles son sus respectivas obligaciones y derechos. Asimismo, deben tener
pleno conocimiento de los derechos y las obligaciones que les corresponden a
los demás. Es mejor especificar en detalle estos derechos y obligaciones en el
contrato mismo. Sin embargo, para que un contrato sea moralmente justo, es
suficiente que todos comprendan esta información.

1.5 Al entrar en una relación contractual, las personas deben tener


suficiente libertad
Por principio moral, las personas que entran en una relación contractual
deben tener suficiente libertad como para poder escoger libremente entrar en
ella. ¿En qué consiste esta suficiente libertad? Veamos un ejemplo.
Un mayorista no encuentra comprador para las últimas cinco cajas de una
marca de jabón que ha sido discontinuada. El jabón es de buena calidad. Lo que
pasa es que se ha cambiado la forma de las barras y ahora el producto tiene un
nuevo nombre. Frente a la alternativa de vender al costo o no vender nada,
prefiere recuperar lo que ha invertido. Al firmar un contrato para vender las cinco
cajas al costo, es verdad que no tiene la libertad de escoger entre varias ofertas,

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pero sí la suficiente libertad. Sólo se exige que las personas estén libres de serias
amenazas contra la salud o la vida, de ellas mismas o de terceras personas y
éste no es el caso del mayorista. Por lo tanto, el contrato es justo y el mayorista
debe cumplir con la venta de las cajas de jabón, aun en el caso de que a última
hora aparezca alguien que le ofrezca un mejor precio.

1.6 Lo que se propone hacer debe ser posible


Para que un contrato sea justo, debe ser posible cumplirlo. En este
momento, un contrato para vender un pasaje a la Luna, con fecha de salida para
el primero de enero del año entrante, no sería ético. La razón es obvia: para esa
fecha, no existe, ni va a existir, la posibilidad de hacer una excursión a la Luna.

1.7 El contrato debe ser para realizar algo moralmente aceptable


Este requisito de un contrato justo es bastante obvio. Un contrato para
realizar algo que es inmoral nunca es moralmente aceptable. Sin embargo,
muchas veces se formulan tales contratos, sean implícita o explícitamente. Por
ejemplo, a veces se forman cárteles cuya finalidad es manipular los precios en
forma contraria a los legítimos intereses de los consumidores. Nadie debe entrar
en este tipo de relación contractual. Y si lo hace, no está obligado a cumplir con
lo pactado.

2. Las obligaciones morales creadas por un contrato justo


Las personas que aceptan o firman un contrato justo deben cumplir con lo
que han pactado en los plazos establecidos según las especificaciones
indicadas. Si por algún motivo imprevisible no es posible cumplir con lo pactado,
por acuerdo mutuo las dos partes deben renegociar el contrato, buscando
mantener la equidad establecida en el contrato original.
Si no se cumple con un contrato, la parte agraviada tiene el derecho moral
de recuperar lo que haya perdido por este hecho. Según la naturaleza del
contrato, este derecho puede incluir una compensación por las rentas perdidas
al no haber cumplido con las fechas previstas en el contrato.

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