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Sin embargo, también es Platón quien menciona otro poder que tiene el arte, que es el
de poder generar en el ser humano las emociones más sutiles y virtuosas. Es, en este
sentido último, que el arte puede ser entendido también como una práctica de
meditación. Y, de hecho, es justo de esta forma como diversas culturas lo han abordado
a lo largo de los siglos.
Esta vez daremos un breve acercamiento a cómo el arte puede ser comprendido y
abordado como una forma de meditación.
¿Qué es la meditación?
Como se mencionó más arriba, en la República Platón habla del arte de forma similar a
la descripción antes dada de meditación, es decir, como un instrumento o práctica capaz
de inducir y desarrollar estados mentales específicos en el ser humano.
Ya hablé sobre que es debido a esta razón que Platón concluye que los artistas debían
ser corridos de la República perfecta: eran una amenaza a las fuerzas civilizatorias de la
virtud. Tenían ellos (o mejor dicho nosotros) el poder de destruir todo lo que el ser
humano había ganado hasta ese momento. Sin duda, esta forma de pensar no deja bien
parado al arte como una práctica de desarrollo espiritual, pero ya vimos que esto no
sería lo único que Platón escribiría sobre el tema.
Platón también mencionó que el propio arte podría ser utilizado con un fin
completamente distinto al de evocar las pulsiones animales. Dijo que el arte, en lugar de
exaltar las pasiones más bajas. puede también ser utilizado para exaltar la virtud.
Desde su punto de vista (inspirado en Sócrates) el arte que tenía la capacidad de lograr
esto era aquel que era creado por amor. El arte que era producto de un artista que se
dejaba arrastrar por Eros hasta las alturas, era capaz de evocar en el hombre las
emociones más sutiles que la existencia humana tiene la capacidad de probar.
Este tema es mencionado en la República y trabajado de forma mucho más amplia por
Sócrates en Fedro. Ambos textos, junto con Ion, son algunas de las bases más antiguas y
significativas para la teoría del arte occidental de los siglos posteriores.
Vincent van Gogh, Figura de un ángel (interpretación de una pintura de Rembrandt),
óleo sobre tela, 54 x 64 cm, septiembre 1889.
Meditación de amor
Rembrandt van Rijn, Jeremías prevé la destrucción de Jerusalén, óleo y temple sobre
madera, 1630, 58 x 46 cm.
Brahma-Viharas y la mente
Existen distintos estudios científicos que han sido realizados a practicantes de Brahma-
Viharas, donde se ha visto como ciertas áreas del cerebro relacionadas con el estrés por
la supervivencia disminuyen su actividad. También se ha visto cómo una mayor
cantidad de ondas alfa relacionadas con la calma comienzan a permear y transformar el
cerebro.
Como se habrán dado cuenta, existe un vínculo estrecho entre la descripción que hace
Platón del arte como instrumento para evocar distintos estados mentales en el ser
humano y las prácticas de meditación que fungen de la misma forma.
Rafael Sanzio, La escuela de Atenas, Pintura al fresco, 500 cm × 770 cm, 1510 a 1511.
Para que una meditación surja efecto y transforme nuestro continuo mental con
emociones positivas, debe ser practicada regularmente. Más importante aún, en una
meditación como aquella en que se busca hacer crecer nuestra capacidad de amar, es
importante realmente evocar amor durante la meditación.
Al hacer arte, cuando se hace por gusto y con amor, se esta haciendo algo muy similar a
sostener una meditación de amor por un período de tiempo. Y, como varios artistas que
tengan cierto tiempo trabajando habrán experimentado, esta labor en efecto va
permeando la mente con el paso de los años. En el caso del arte, la emoción no se
genera mentalmente, sino que se genera mediante la actividad externa, el desarrollo de
la misma y el impacto interno que todo esto tiene.
En cierta forma, es una meditación que depende de instrumentos externos. A veces esos
elementos no requieren ser más que un lápiz y un papel, a veces ni eso. ¿Cuántos de
nosotros no sentimos alegría, gozo, e incluso nos maravillamos completamente mientras
estamos creando arte? Así mismo, ¿cuántos de nosotros no nos hemos olvidado
completamente del tiempo por horas durante el acto de creación? Claro que también
puede darse el caso de que nos sintamos infinitamente frustrados mientras creamos arte.
Puede que lo que buscamos no llegue y que entonces nuestro acto de creación artística
se vuelva una evocación de emociones de sufrimiento.
El Bhakti yoga o Yoga devocional es considerado como la práctica yóguica más elevada
posible. De hecho, se dice que todas las forma de yoga terminan en bhakti yoga, puesto
que éste es el resultado de la sabiduría que se alimenta con las prácticas y, a su vez, del
amor que se adquiere por la práctica misma. Esta práctica de yoga posee igualmente un
estrecho vínculo con la creación artística motivada por el amor, puesto que el motor de
ambas prácticas es el mismo. No obstante, para que esta práctica se vuelva efectiva es
importante que se practique amorosamente y no con estrés, tensión y otras emociones
negativas.
En términos más prácticos, este esfuerzo implicará que podamos mantener un tipo de
emoción constante durante la actividad realizada, en este caso arte, para realmente
transformar nuestra mente de manera positiva con la misma. Podemos hacer crecer el
amor de forma constante y equilibrada, a la vez que crece nuestra ecuanimidad frente a
las fallas. Los errores, más que nuestros enemigos, son nuestros maestros.
Anselm Kiefer, Osiris and Iris, óleo y emulsión acrílica con distintos objetos
tridimensionales (1985-87)
En algún video que vi del pintor Anselm Kiefer, menciona que cuando era niño estaba
muy interesado en la religión católica. Le emocionaba ir al catecismo y esperaba con
ansias el día de su primera comunión. Quería recibir a Cristo en él a través de la hostia,
puesto que imaginaba que hacerlo sería una experiencia mística sin paralelo.
Próxima entrada
Las imprimaturas de aceite y media creta son las imprimaturas ideales para pintar al
óleo. Tienen la gran ventaja de ser imprimaturas flexibles, lo cual permite que los
cuadros pintados sobre lienzos imprimados con ellas puedan ser enrollados y
transportados fácilmente. A pesar de ser las imprimaturas ideales para óleo, han caído
en desuso y ha sido sustituida en el mercado por la imprimatura de gesso acrílica, la
cual -como mencioné en la publicación anterior– pese a tener algunas similitudes con la
media creta y la imprimatura de aceite, no comparte todas sus características y ventajas.
Es probable que las razones principales por las que las imprimaturas de media creta y
aceite ya no se usen sean que éstas requieren ser preparadas con anticipación y que, una
vez preparadas, no pueden ser almacenadas por más de una semana sin que pierdan sus
cualidades. Esto ha hecho que gran parte de la industria y el mercado de materiales de
arte privilegien el uso de gesso acrílico, el cual puede ser almacenado largo tiempo y ser
utilizado inmediatamente, sin mayor preparación. Aún con esas ventajas que el gesso
acrílico posee en cuanto a practicidad, a la larga este tipo de imprimatura trae problemas
a los cuadros pintados sobre la misma con técnicas al óleo o temple. Estos problemas,
mencionados en la publicación anterior, son problemas que jamás se presentarían con
las imprimaturas de media creta y aceite. Las ventajas inherentes a estas imprimaturas
tradicionales hacen que su mayor tiempo de preparación valga la pena.
Como prometí la semana pasada, en esta entrada renovada daré la receta de las
imprimaturas de aceite y media creta, y explicaré, paso por paso, cómo prepararlas sin
contratiempos.
Una de las grandes ventajas de la imprimatura acrílica, también conocida como gesso
acrílico, es que los lienzos preparados con ella se pueden enrollar. Esto es una gran
ventaja a la hora de querer enviar nuestras pinturas para una exposición fuera del país en
que vivimos, o en algún sitio lejano del mismo. También es una gran ventaja a la hora
de almacenar nuestros cuadros.
Sin embargo, la imprimatura de gesso no es la imprimatura ideal para todas las técnicas.
De hecho, a mediano y largo plazo puede traer desventajas en cuanto a la conservación
de nuestras obras. Por suerte la imprimatura de gesso no es la única imprimatura
flexible, sino que existen imprimaturas tradicionales que también lo son y que no tienen
los problemas que el acrílico presenta a mediano y largo plazo.
Rembrandt van Rijn, La Ronda Nocturna, Óleo sobre lienzo, 339 x 439 cm, 1642.
Una imprimatura se utiliza para preparar una superficie sobre la que se quiere pintar. En
la pintura artística las hay de distintos tipos: para superficies rígidas y para superficies
blandas. Entre las rígidas encontramos imprimaturas para metal, muro y madera,
mientras que entre las blandas encontramos imprimaturas para papel y para tela.
También hay imprimaturas para otras formas de pintura, como para pintura de autos y
pintura de casas. Las imprimaturas son muy adherentes y se adhieren a las superficies
en las que vamos a pintar más de que se adheriría la pintura por sí sola. A su vez son
muy absorbentes y por tanto favorecen la adhesión de la pintura a las mismas. En
resumen, son esenciales para mantener la pintura unida al soporte sobre el cual se ha
creado una obra.
Las primeras imprimaturas eran preparaciones para pintar sobre muros. Las distintas
técnicas para pintar al fresco que surgieron en culturas tan distintas como la italiana o la
maya son precisamente estas imprimaturas. En cierta forma, no podemos llamar a estas
preparaciones imprimaturas per se, puesto que son mucho más complejas. Sin embargo,
las imprimaturas nacieron con la intención de imitar la cualidad de las preparaciones de
pintura para muros.
Claude Monet, De la serie: Lirios Acuáticos, Óleo sobre tela, ( 1915-1926)
La mayor ventaja que trajo consigo el descubrimiento de la pintura al óleo fueron las
imprimaturas flexibles. Las imprimaturas de creta para temple que se usaban en la Edad
Media eran rígidas e inflexibles, lo cual limitaba mucho el tamaño de los cuadros.
Cuando un cuadro pintado sobre una de estas imprimaturas era muy grande, las
vibraciones o movimientos de la tabla debido a cualquier circunstancia hacían que las
pinturas hechas sobre las mismas se craquelaran.
Estos cambios implicaron que muchos artistas del Renacimiento tardío, y sobre todo del
Barroco, tuvieron la oportunidad de ver personalmente obras que viajaban hasta sus
poblaciones o a ciudades cercanas, sin tener que ir a las ciudades de las que las obras
eran originarias. Esto quiere decir que las imprimaturas de aceite en cierta forma
trajeron consigo el nacimiento de las exposiciones itinerantes.
La mayoría de las imprimaturas flexibles actuales para todo tipo de técnicas están
hechas a base de acrílico. El acrílico tiene la ventaja, no sólo de ser flexible, sino
también de ser muy conveniente a la hora de imprimar los lienzos.
Para imprimar un bastidor con acrílico sólo necesitas tensar tu tela, comprar un bote de
gesso acrílico, rebajarlo tanto como diga la instrucción en el empaque y aplicarlo sobre
el lienzo. Quizá es esta practicidad la que ha hecho que casi todos los pintores actuales
utilicemos esta preparación para imprimar nuestros cuadros. Sin embargo, el gesso
acrílico tiene algunas desventajas.
Georges Seurat, Domingo por la tarde en la isla de La Grande Jatte’, Óleo sobre tela,
213 x 305 cm (1884-1886)
El gesso acrílico tiene una gran desventaja respecto a otras técnicas y es que no es
estable a largo plazo.
Cuando el acrílico comenzó a emplearse era una técnica nueva, de la cual se desconocía
cómo iba a evolucionar a largo plazo. Lo mismo puede decirse de muchas otras
industrias que adoptaron el plástico independientemente a sus -en aquel entonces
desconocidas- consecuencias, debido a las ventajas en cuanto a practicidad que los
caracterizaban. En algunas industrias estas consecuencias fueron más bien para el medio
ambiente y no para la industria en sí.
De forma similar, en caso de los medios acrílicos de pintura el problema no fue para la
industria. De hecho, para la misma fue una ventaja, puesto que la gente prefería comprar
estos medios que preparar imprimaturas tradicionales, las cuales no son tan fáciles de
preparar. El verdadero problema ha sido para la obra, puesto que el acrílico no es
estable a largo plazo y puede ser una verdadera pesadilla para los restauradores.
Cuando trabajamos con medios como óleo o temple sobre imprimaturas acrílicas,
estamos reduciendo el tiempo de vida de las otras técnicas y volviéndolas tan durables
como el acrílico, o incluso menos.
Yo pienso que hay un lugar para todas las técnicas, hay obras hechas con acrílico que
difícilmente se podrían lograr en otros medios, un buen ejemplo de lo cual es la obra de
Anselm Kiefer. Sin embargo, pienso también que hay quien no necesariamente está
interesado en que su obra comience a sufrir daños estructurales a los pocos años de
haberla pintado.
Pablo Picasso, Guernica, 1937. Óleo sobre tela. 349 cm × 776 cm.
Carbonato de calcio
Las cargas que dan su blancura a la imprimatura son el carbonato de calcio y el blanco
de zinc o plomo. Tradicionalmente se empleaba cal enfosada para preparar las
imprimaturas, la cual es una cal viva que fue apagada en agua y dejada reposar ahí por
mínimo un año, idealmente 7. Durante este período de reposo, la cal suelta sales que se
elevan a la superficie, permitiéndoles ser retiradas. Con el tiempo, estas sales que se
retiran pueden generar la aparición de salitres en los lienzos, por lo que es ideal
retirarlas.
Los procesos industriales actuales han vuelto mucho más fácil trabajar con el carbonato
de calcio. Dichos procesos retiran las impurezas de este material con otros métodos más
veloces. Sin embargo, no todos los carbonatos son igual de puros, por lo que es
importante conseguir carbonato de calcio altamente puro y refinado.
Rembrandt van Rijn, Los síndicos de los pañeros, Óleo sobre lienzo, 191.5 x 279 cm,
1662.
Pigmento blanco
Tradicionalmente, el pigmento blanco que se utilizó por siglos para las imprimaturas
flexibles fue el blanco de plomo, para el cual hoy en día existen regulaciones que
limitan su uso en muchos países.
No obstante, desde hace más de un siglo también se ha empleado blanco de zinc para
sustituir el blanco de plomo. Si bien el blanco de zinc como pintura puede craquelarse
fácilmente y no es aconsejable, al utilizarse a manera de imprimatura no tiene tantas
complicaciones, puesto que su forma de trabajar con el medio con el que se adhiere al
soporte (la cola de conejo) es diferente a cuando es empleado con puro óleo, temple o
acrílico.
Caravaggio, La decapitación de San Juan Bautista, Óleo sobre tela, 361 x 520 cm, 1608.
Agua y aceite
Los dos últimos elementos a considerar en las imprimaturas de aceite y media creta son
el agua y el aceite, de los cuales hablaremos en la publicación de la próxima semana.