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Si bien la teoría de arte puntualizó con claridad esta circunstancia hasta el siglo XX. Sin
embargo no puede decirse que el uso del gesto en la pintura no tenía presencia hasta
dicho momento. El gesto pictórico ya había sido parte significativa de la pintura
durante siglos. Lo único es que la teoría del arte occidental no había ahondado
mucho en ese tema hasta entonces.
Daikokuten (Dios de la riqueza). (1972). Kazuo Shiraga. Pintura alquídica sobre lienzo.
Tamaño 131.1 cm x 162.9 cm
Antecedentes de la pintura gestual
Para hablar del gesto en la pintura se debe, sin duda, comenzar en oriente y no en
occidente. Clement Greenberg, así como hacía alusión a la música para teorizar sobre la
pintura abstracta de mediados del siglo XX, también volteaba los ojos a oriente y a su
pintura. Solía mencionar que en la pintura oriental se privilegiaba lo pictórico sobre lo
narrativo. Así como en occidente se privilegió por siglos lo narrativo por encima de lo
pictórico. Como ejemplo ponía la caligrafía de ideogramas orientales y las muchas
variantes que un mismo ideograma podía tener en relación a la forma en que era escrito.
Para un calígrafo oriental, el contenido literal de lo escrito no es lo único significativo
de una poesía o, incluso, de una palabra. La forma en la que fue escrita una palabra es
igual de importante que lo que la palabra en sí pretende transmitir. De esta forma, el
aspecto pictórico de algo que se narra con palabras escritas, es tan significativo como lo
que fue escrito y, en muchas ocasiones, incluso más.
La caligrafía oriental
Kasuki Tanahashi es un calígrafo contemporáneo que practica zen desde hace varias
décadas. Esto quiere decir que lleva pintando ensō por más de 50 años. A todos
los ensō que pinta les a dado el mismo título: Milagros de cada momento. Dicho título
puede dejarnos ver cierto aspecto de la importancia del gesto en la pintura y del
significado detrás del ensō.
Ensō y la pintura
Cuando uno realiza un trazo, la pintura y el pincel producen algo variable. No hay dos
trazos iguales. Aunque guiamos la pintura y el pincel sobre el lienzo, en gran medida
ambos hacen lo que quieren. Esto quiere decir que el acto de pintar es, en cierta forma,
un baile entre el artista, los medios y utensilios de la pintura. Podemos retrazar nuestros
brochazos una y otra vez hasta que queden como esperábamos. Sin embrago, esto
implica que perderemos lo espontáneo, que es aquello no creado por nosotros. A veces
es más gratificante poner atención a lo que ocurre por sí mismo, puesto que puede
ocurrir un pequeño milagro.
Para el zen, el arte ha sido considerado una práctica espiritual por siglos. En
particular, el acto de pintar es considerado óptimo permitiendole al practicante zen
unificar su mente, corazón y cuerpo en un solo acto. Por otra parte, permite a su vez
practicar el desapego. Para la pintura zen es de mucha importancia la no corrección y
aceptación de aquello que quedó en el lienzo. Sin importar lo perfecto o imperfecto que
pueda parecernos. Se dice que hacerlo es, una práctica de atención plena en el acto de
pintar, para así no necesitar hacer correcciones. Por otra parte, esto otorga la posibilidad
de percibir la realidad de la existencia, que siempre está más allá de lo que podríamos
desear de ella, o no. Y, por último, le otorga al artista la capacidad de unificarse con
dicha naturaleza que está más allá de su voluntad, en este caso mediante la aceptación y
comprensión de las cualidades del material empleado.
Sin título. (1959). Kazuo Shiraga. Óleo sobre tela. Tamaño 182.2 cm x 271.8 cm.
Lirios acuáticos (mitad derecha). (1917 – 1920). Claude Monet. Óleo sobre tela. Museo
Marmotan.
Sin embargo, los impresionistas no fueron los primeros artistas europeos en hacer
a propósito uso del gesto en su pintura. Ya que los propios pintores impresionistas
citaban a Diego Velázquez como un antecedente de la forma de pintar que ellos
adoptaron, considerándolo el impresionista original. De igual manera podemos ver el
uso consciente y deliberado del gesto espontáneo en otros pintores barrocos.
Particularmente, hubieron distintos pintores de la escuela holandesa que fueron
conocidos por su singular uso del material. El más conocido de ellos Rembrandt van
Rijn Rembrandt, en su etapa tardía, empleaba impasto y gesto indiscriminadamente.
Terminaba con precisión algunas áreas de sus pinturas y otras las dejaba sin terminar.
Muchos nos hemos maravillado al ver sus pinturas en lo que pareciera encaje
delicadamente trabajado, un manchadero de impastos superpuestos.
Con su primicia del uso del aceite espesado y sus cuadros de trazos vertiginosos y
carnosos impastos; Tiziano, podría ser considerado el primer artista gestual europeo.
Así como muchos de sus temas eran pasionales, eróticos y sensuales, su propia forma de
pintar ciertos cuadros puede ser experimentada como un acto libre y dionisiaco. En
donde el gesto del artista junto con el material dejan ver parte de la intención de la
imagen representada. Así como ocurre en la caligrafía oriental.
Mujer bañándose en un arroyo. (1654). Rembrandt. Óleo sobre tela. Tamaño 61,8 cm x
47 cm. Galería Nacional de Londres
Mujer bañándose en un arroyo (detalle). (1654). Rembrandt. Óleo sobre tela. Tamaño
61,8 cm x 47 cm. Galería Nacional de Londres
Cristo crucificado. (1632). Diego Velázquez. Óleo sobre lienzo. Tamaño 250 cm × 170
cm. Museo del Prado, Madrid, España
Cristo crucificado (detalle). (1632). Diego Velázquez. Óleo sobre lienzo. Tamaño 250
cm × 170 cm. Museo del Prado, Madrid, España
De vuelta al siglo XX
Si bien fue durante las vanguardias (desde los impresionistas y particularmente durante
el expresionismo y el expresionismo abstracto) que más énfasis se hizo en este aspecto
de la pintura. El gesto ya había sido empleado conscientemente por gran cantidad de
pintores.
Durante el siglo XX, los expresionistas fueron quienes siguieron la línea pictórica de
Van Gogh y su uso significativo del trazo y el gesto para transmitir en sus pinturas. Los
integrantes de Der Blaue Reiter con Vasily Kandinsky a la cabeza fueron unos de
ellos. Inspirados por la música sin tema, comenzaron a emplear los recursos pictóricos
como las herramientas discursivas más importantes. El color, la forma, el punto, la
línea, el trazo y con ello el gesto, se volvieron poco a poco los protagonistas en los
lienzos y no las figuras representadas. Esto culminaría con la llegada del expresionismo
abstracto y sería ahí donde muchos se harían profundamente conscientes de este aspecto
de la pintura.
Composición No. 4. (1912). Vasily Kandinsky. Óleo sobre lienzo. Tamaño 159,5 cm ×
250,5 cm. Kunstsammlung Nordhein-Westfalen, Düsseldorf, Alemania
Emil Nolde, Danza al rededor del becerro de oro, óleo sobre lienzo, 105.5 x 88 cm,
1910.
La influencia de occidente en oriente
De hecho, después de la Segunda Guerra Mundial se volvió una práctica común para
distintos calígrafos orientales realizar obras de gran formato y con un solo ideograma.
Esto por la posibilidad expresiva que permite un solo ideograma en términos pictóricos
y también por las posibilidades del formato en cuanto a impacto y a la gran superficie
para manifestarse.
Si bien puede pensarse que el gesto pictórico es solamente dejar que el material haga lo
que él quiera. O incluso que el artista realice movimientos que el material simplemente
registra sobre el lienzo. La verdad es que también implica que el pintor debe conocer
qué es lo que el material “quiere” y hace. Si el pintor pone atención, poco a poco
conocerá el material, sus características y cualidades.Eventualmente el artista conocerá
al material en impasto, en veladura, con un medio y con otro, su tiempo de secado, su
densidad etc.
Unión de mente, corazón y cuerpo con el material
Podríamos decir que aquello que los pintores zen dicen de unir mente, corazón y cuerpo
implica, no sólo la unión de la mente, el corazón y el cuerpo del artista de manera
independiente al material. En cierta forma, la mente del artista se une también con el
color, sus cualidades y sus posibilidades. Su corazón se une con el gesto, la forma y con
lo que esto le produce a manera de sentimientos y emociones. Por último, el cuerpo del
pintor se extiende y deja de estar solamente limitado al contorno de su fisionomía y se
vuelve uno con el material de la pintura. Tanto por ser una extensión del cuerpo mismo
y registrar su movimiento sobre un lienzo, como por la compenetración y conocimiento
que el pintor posee respecto a dicho material.
Por esto mismo, la pintura que más le interesaba a Greenberg era la pintura abstracta,
que desde su punto de vista quizá debería ser simplemente llamada pintura. Los artistas
que fueron los más significativos para este crítico son aquellos conocidos como
expresionistas abstractos. Rothko, De Kooning, Motherwell y particularmente Jackson
Pollock, entre otros. Estos pintores fueron, precisamente, aquellos más defendidos por
el crítico, siendo así que durante décadas fue entorno a la obra de estos artistas que giró
su trabajo crítico más importante.
Sin embargo, Clement Greenberg no fue el único crítico relevante para el movimiento
expresionista abstracto y tampoco fue su forma de pensar la única valiosa.
Muchos han criticado la postura de Greenberg por estar principalmente preocupada por
lo formal y no tanto por el aspecto humano de la creación artística. ¿Realmente puede
decirse que lo único que les interesaba a los pintores vanguardistas era dejar de
representar espacios y objetos? ¿No había alguna razón que no fuera intelectual detrás
de esta decisión?
Recordemos que los pintores fauvistas solían decir que después de la Primera Guerra
Mundial ya no les era posible expresar el mundo con la pintura de la misma manera en
que se había hecho por siglos. Decían que después de la guerra la forma antigua de usar
el color y otros aspectos pictóricos no eran suficientes para transmitir su sentir. Ni
siquiera la manera de pintar de Van Gogh, que era la principal influencia de muchos de
estos artistas, les era suficiente.
Joan Mitchell, Tríptico Girolata, óleo sobre tela, 194.9 x 301.6 cm, 1963.
De esta forma, los lienzos de pintura y las pinturas mismas habrían pasado a ser, en
lugar de ventanas, arenas -como aquellas de las corridas de toros-. Y lo que se podía ver
en estas arenas, por lo tanto, eran las huellas dejadas por lo acontecido sobre dicho
terreno. Así, con el action painting nació una forma de hablar por primera vez sobre
algo que la pintura había realizado por siglos, pero que ahora, al particularizarse, podía
ser percibido con más claridad para la pintura occidental: el valor estético y
“lingüístico” del gesto pictórico.
Jackson Pollock pintando en su estudio de Long Island, foto por Hans Namuth
EL LENGUAJE TEATRAL EN LA PINTURA
Edgard Degas, El ensayo en el escenario, pastel sobre dibujo de tinta en papel vitela,
montado sobre lienzo, 53.3 x 72.4 cm, 1874.
Antecedentes
En la pintura europea, desde la Edad Media y hasta la época renacentista, el símbolo fue
empleado como la herramienta principal. Ser pintor no sólo implicaba saber representar
objetos, saber de composición y de color, sino que principalmente requería saber
de hermenéutica. Los pintores estaban obligados a conocer con profundidad el
significado de los símbolos eclesiásticos, para así usarlos en la transmisión de ideas
complejas por medio de su pintura.
Ícono portátil con la Transfiguración de Cristo, mosaico sobre estuco, 52 x 35 cm, obra
bizantina h. 1200. Museo Louvre, Francia.
Los elementos teatrales en la pintura
Caravaggio, La decapitación de San Juan Bautista, óleo sobre lienzo, 361 × 520 cm,
1608. Catedral de San Juan, La Valeta, Malta.
Caravaggio y la teatralidad
Muchos de los recursos empleados por Caravaggio ya existían desde antes. Mas en su
pintura, al emplearlos para volver los mensajes de sus obras tan ambiguos y
controversiales, se volvieron obvios para muchos otros pintores contemporáneos y
posteriores. Caravaggio empleó distintos recursos pictóricos que, sin duda, podríamos
considerar teatrales. “Maquilló” a sus personajes e hizo uso de distintas luces dirigidas
para acentuar o disminuir el dramatismo de sus obras. Señaló con reflectores
imaginarios a los protagonistas y diferenció de la misma forma a los personajes
secundarios. Seleccionó cuidadosamente las fuentes de luz para acentuar el dramatismo
de las escenas y exageró los gestos y las poses de sus personajes para exaltar su papel en
la escena.
Francisco de Goya, Los fusilamientos del tres de mayo, óleo sobre lienzo, 266 х 345 cm,
1814. Museo del Prado, Madrid.
Existen distintos elementos teatrales en la pintura. El más importante de ellos es, sin
duda, la luz. Ésta enfatiza y proporciona las condiciones exactas para que una escena se
fortalezca e impacte a quien la vea. En la pintura se propicia el énfasis a partir de la
timidez o intensidad lumínica, en forma de altos y bajos contrastes. Esto, aunado a la
precisión e imprecisión figurativa que permite la luz, abre la posibilidad de producir una
sensación de nitidez o duda, sirviendo así como un apoyo contundente para distintos
intereses plásticos.
La luz en la pintura permite exaltar al personaje o a los personajes principales, sin tener
que depender en exceso de la composición geométrica. A esto se le llama composición
por color. Así mismo, la iluminación nos permite enfatizar el carácter de las escenas.
Esto, por un lado, se consigue a partir de las atmósfera generada al modular la
iluminación; por otra parte, se obtiene al poder determinar y dirigir de forma específica
las fuentes luminosas y, con ello, controlar la lectura de la obra.
Caravaggio, Juan Bautista, óleo sobre tela, 173 × 133 cm, 1604. Museo de arte Nelson-
Atkins, Kansas.
Peter Paul Rubens, Tríptico de la Visitación de la virgen, Descendimiento de la
cruz (420 × 310 cm) y Presentación de Jesús en el templo, óleo sobre tabla,1614.
Catedral de Amberes, Bélgica.
Edgar Degas, Músicos en la orquesta, óleo sobre tela, 69 × 49 cm, 1872.
Componer por color también está profundamente vinculado con el uso de la luz en la
pintura y con la teatralidad en la misma. Implica poner luces en el escenario, dirigidas a
los elementos o los personajes protagónicos del cuadro. Puede traducirse también, si
deseamos pensarlo en términos meramente pictóricos, como exaltar el color de las zonas
sobre las que deseamos centrar la mirada del espectador y disminuir la intensidad de los
sitios de los que queremos disminuir la atención del mismo.
Edgar Degas, Au Café-concert: La Chanson du Chien (El café concierto), gouache y
pastel sobre monotipo, 57.5 x 45.5 cm, 1875-77.
Rembrandt, Cena de Emaús, óleo sobre panel, 37.4 x 42.3 cm, h. 1629.
Nitidez e imprecisión
Así como un protagonista puede destacar por la iluminación exaltada con la que se le
enfatiza, también puede ser exaltado mediante el uso de mayor nitidez al representarlo.
De esta forma, a los personajes y elementos secundarios se les puede quitar importancia
al ser representados sin precisión, es decir, de forma un tanto disuelta.
De esta manera el artista puede jugar con la lectura de la obra. Puede haber personajes
en primer plano que, pese a la posición que ocupan, estén representados de forma poco
nítida, cediendo el foco de la obra a personajes con un lugar aparentemente menos
privilegiado.
Diego de Velázquez, Las hilanderas, óleo sobre lienzo, 220 x 289 cm, h 1657. Museo
del Prado, Madrid.
Teatralidad y gesto
El gesto, el trazo y la acción misma del artista sobre el lienzo son estos otros aspectos
histriónicos vinculados con la pintura. Estos elementos, que se conocen como aspectos
performativos, serán el tema de nuestra siguiente publicación.
LA IDEOLOGÍA DETRÁS DE LA OBRA DE ALBERTO DURERO
Además de gran artista, Durero también fue un teórico de arte que escribió varios textos.
En sus libros podemos ver sus intereses en relación con el dibujo y la pintura, desde un
punto de vista distinto al que su arte muestra a primera vista. A la vez, sus textos nos
muestran con profundidad el espíritu detrás del arte de su época y muchas de las razones
por las que este artista abordó de cierta forma su trabajo artístico. Durero, al igual que
otros renacentistas acercó su quehacer -el dibujo, la pintura y el grabado- a la
ciencia. Lo hizo con sus técnicas, pero también en cuanto a la función de su obrar en sí.
Igual que en el caso de Leonardo da Vinci, el trabajo de Durero no sólo sería el de un
pintor, sino el de un intelectual que investigaba el mundo mediante su oficio.
Autorretrato. (1500). Alberto Durero. Pintura sobre tabla, Pintura acrílica, Pintura al
aceite. Tamaño 66 cm x 49 cm. Pinacoteca Antigua de Múnich.
La ideología renacentista
A partir del siglo IV a.C. hubieron varios pensadores griegos que comenzaron a
revelarse contra su propia institución religiosa. Atacaron las creencias de la misma. Así
como también las prácticas mágicas en nombre de un pensamiento especulativo basado
en los conceptos de “naturaleza” y de “causa”.
El arte renacentista
Manos que oran. (1508). Alberto Durero. Papel sobre tinta, Tamaño 29 cm x 19,7cm.
Albertina museum in Vienna, Austria
La obra de Durero
La aproximación al arte de Durero fue profundamente renacentista. Estaba muy
interesado en la representación figurativa y en la investigación del mundo a través de la
misma. En sus escritos teóricos encontramos una profunda investigación respecto a la
geometría. Especialmente de la aplicación de esta en relación a la representación y el
estudio del mundo. Así mismo, encontramos textos referentes a la proporción humana y
su correcta representación.
Sus indagaciones, así como surgían directamente de la investigación empírica por medio
del oficio, también estaban sustentadas en pesquisas teóricas. Durero estudió los
métodos de Apolonio, Ptolomeo, entre otros. Favoreciendo los métodos de unos sobre
otros, según las circunstancias y las necesidades específicas de su aplicación.
Otro interés importante que tenía Durero dentro de su trabajo era la función del arte. El
cual podía ser objeto de estudio o de medio para la transmisión de información. La
curiosidad que sentía por la representación correcta y fiel del mundo no era sólo un
interés estético, sino un servicio para el estudio científico. Muchas de sus obras eran
documentos fieles a los cuales podía recurrirse con la confianza de consultar una
fuente fidedigna y fiel.
Una conclusión interesante es que algunos de los trabajos más famosos de Durero, como
el conejo, no son únicamente trabajos interesados en la estética. El pelaje del animal,
mismo que parece flotar sobre su cuerpo como haría el pelo de un conejo real, tenía la
intención de realizar un servicio intelectual a otros estudiosos, interesados a su vez en la
observación y entendimiento de la naturaleza.
Y ya que conversamos sobre dibujo, te recuerdo que está muy próxima la fecha de
inicio del curso titulado “Estrategias de geometría y volumen para el dibujo y la
pintura” (los días 22, 23, 24 y 25 de Julio de 2019) en CDMX. En este curso
aprenderás algunas de las herramientas más importantes que cualquier artista puede
tener dentro de su arsenal de trabajo: geometría, perspectiva, claroscuro y altura visual y
se analizarán las claves que permiten dominar estos cuatro elementos con maestría.