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La fisiopatología de la enfermedad de Osgood-Schlatter es el

resultado del empleo excesivo (sobrecarga) de la articulación de la


rodilla, lo cual ocurre al realizar la actividad de correr, saltar o cualquier
sobre entrenamiento en superficies duras, así como cualquier otra
actividad que requiere la tracción repetitiva del cuádriceps. Los
deportes competitivos que con mayor frecuencia están implicados en
el desarrollo de la enfermedad de Osgood-Schlatter incluyen el fútbol,
la gimnasia, el baloncesto, el ballet, el atletismo, el hockey, el béisbol y
bailes escoces e irlandés. (8) El tendón del cuádriceps está formado
por fibras de los cuatro músculos que constituyen el músculo
cuádriceps: vasto externo, vasto intermedio, vasto medial y recto
femoral. Estos músculos son los principales extensores de la rodilla.
Estos músculos convergen y se unen para formar un único tendón, es
un tendón sumamente fuerte. La rótula funciona como un hueso
sesamoideo dentro del tendón del cuádriceps, con fibras del tendón
que se expanden alrededor de la rótula y forman la cara medial y
lateral del retináculo de la rótula, que fortalecen la articulación de la
rodilla. El tendón rotuliano se extiende desde la rótula hasta la
tuberosidad tibial. La tuberosidad tibial es el nido del dolor y la
discapacidad funcional asociada con la enfermedad de Osgood-
Schlatter, porque las tensiones repetitivas aplicadas a la tuberosidad
tibial por la contracción del mecanismo del cuádriceps producen
apófisitis y crecimiento de hueso heterotópico. Estas respuestas al
daño inducido por el estrés repetitivo se observan con mayor
frecuencia durante el período de rápido crecimiento esquelético
asociado con la adolescencia.

En la fisiopatología de la enfermedad, hay una pérdida parcial de


continuidad de la unión del tendón-cartílago-hueso patelar de la
tuberosidad tibial. Hay un proceso inflamatorio que comienza en la
región y termina con una tendinitis rotuliana, múltiples fracturas
subagudas, osificación irregular con hueso subyacente. La teoría más
aceptada de esta condición es la contracción repetitiva del mecanismo
extensor de la rodilla. Como resultado de estas contracciones,
avulsiones o microavulsiones ocurren en la tuberosidad tibial condro-
fibro-ósea. Si los pacientes que han dañado el tubérculo tibial
continúan realizando actividades deportivas, las microavulsiones
aumentan con el tiempo. Esto puede causar un fragmento separado
del tendón rotuliano que conduce a un tipo crónico de dolor no sindical
(24)(25). Sin embargo, algunos de los estudios radiológicos
demostraron que los pacientes afectados por la EOS tienen
diferencias anatómicas en el punto de inserción del tendón rotuliano.
Además, los estudios histológicos apoyan la etiología traumática, que
no muestra inflamación. (26)(27)(1) El tubérculo tibial se desarrolla
como un centro de osificación secundario que proporciona fijación
para el tendón rotuliano. El crecimiento óseo excede la capacidad de
la unidad músculotendón de estirarse lo suficiente como para
mantener la flexibilidad previa y aumentar la tensión en la apófisis. La
apófisis es el punto más débil en la unión músculo-tendón-hueso (a
diferencia del tendón en un adulto) y, por lo tanto, en riesgo de lesión
por estrés repetitivo. Con la contracción repetida de la masa muscular
del cuádriceps, especialmente con la extensión repetida de la rodilla
forzada como se ve en deportes que requieren correr y saltar, puede
producirse ablandamiento y avulsión parcial del centro de osificación
apofisaria con una osteocondrosis resultante. (23) En las lesiones por
uso excesivo crónico en jóvenes atletas representan el 30-50% de las
lesiones deportivas pediátricas en niños. (28) Las lesiones por el uso
excesivo ocurren cuando el tejido es sometido a una carga excéntrica
máxima repetidamente. La lesión comienza cuando la actividad
repetitiva fatiga una estructura específica, como un tendón o hueso.
Con una recuperación adecuada, el tejido se adapta a las cargas y
puede someterse a cargas adicionales sin lesiones. Sin una
recuperación adecuada, se desarrolla un microtrauma y estimula una
respuesta inflamatoria del cuerpo, causando la liberación de
sustancias vasoactivas (histaminas, leucotaxina, necrosina), células
inflamatorias (macrófagos, linfocitos y células plasmáticas) y enzimas
que dañan el tejido local. En casos crónicos, las cargas continuas
producen cambios degenerativos que conducen a debilidad, perdida
de la flexibilidad y dolor intenso, estos están asociados a la EOS (28)
(29).

Complicaciones[editar]
Puede darse dolor crónico en situaciones de esfuerzo más o menos
continuado, si el dolor está presente mientras se hacen esfuerzos. Se
debe buscar asistencia médica si el niño presenta dolor en la pierna o
la rodilla, o si el dolor no mejora con tratamiento. Se puede requerir
cirugía en casos más graves o en deportistas adultos con dolor
crónico.
En algunas ocasiones el desplazamiento que se produce puede llegar
a ser más grave, aunque es cierto que estos casos se dan en muy
pocas ocasiones. Si se aprecia un mayor desplazamiento y se produce
el arrancamiento del tendón rotuliano (lo que sucede en muy pocas
ocasiones), la única solución es recurrir a la cirugía, para proceder a la
sujeción de la tuberosidad a la tibia mediante la colocación de tornillos
Complicaciones
Las complicaciones son bastante infrecuentes en el caso de la
enfermedad de Osgood Schlatter. Si ocurren, pueden incluir dolor
crónico o hinchazón localizada. La deformidad ósea residual o los
huesecillos dolorosos también pueden resultar de la afección. En
casos raros, la placa de crecimiento (placa epifiaria) puede separarse
de la tibia.

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