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Curso 2017/2018
Ámbito geográfico. El carlismo (partidarios de don Carlos Mª Isidro), triunfó en las zonas rurales,
sobre todo en el Norte (País Vasco, la Cataluña interior, Navarra y Aragón) y el Maestrazgo
aragonés y valenciano. Apenas tuvo apoyos en las ciudades y en el sur. Vascos y navarros apoyaron
al carlismo por la defensa de los fueros mientras que aragoneses y catalanes esperaban recuperar sus
propias leyes y privilegios perdidos por los Decretos de Nueva Planta (1708-1715).
Ideario. El programa ideológico del carlismo se basaba en el lema Dios, Patria, Rey y Fueros y se
caracterizaba por la oposición a las reformas liberales y la defensa del Antiguo Régimen:
- Absolutismo monárquico.
- Los pequeños y medianos propietarios de tierra de las zonas antes citadas, ya que se vieron
perjudicados por los cambios económicos de carácter capitalista que comportaban las reformas
liberales, especialmente por la desamortización eclesiástica que solo beneficiaba a la burguesía.
Por otro lado, muchos campesinos de sentimientos religiosos muy arraigados se rebelaron contra
los liberales animados desde el púlpito por sectores reaccionarios del clero.
- Bajo clero, especialmente el regular, que veía en Don Carlos una garantía para evitar la pérdida
de influencia de la Iglesia.
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Bloque 6. La conflictiva construcción del estado liberal (1833-1874) IES Parquesol. Curso 2017/2018
a. Pleito dinástico: Fernando VII muere en 1833 y su heredera será su hija Isabel, menor de
edad, por lo que su madre María Cristina se hará cargo de la Regencia. Tras la muerte de
Fernando VII, su hermano don Carlos María Isidro exigió desde Portugal sus derechos
dinásticos (Manifiesto de Abrantes). Se iniciaba así una guerra que enfrentaría a los
partidarios de los derechos al trono del infante Don Carlos (carlistas) frente a los partidarios
de Mª Cristina de Borbón y se su hija, Isabel (isabelinos o cristinos).
b. Conflicto ideológico: los carlistas eran partidarios del absolutismo más intransigente y de
mantener el Antiguo Régimen (monarquía absoluta de origen divino, sociedad estamental
etc.) frente a los isabelinos, que deseaban transitar hacia un liberalismo moderado.
Segunda guerra carlista (1846-1849). Isabel II, con 16 años de edad fue casada con su primo
Francisco de Asís. Al no conseguir Carlos VI (hijo de Carlos Mª Isidro) contraer matrimonio con Isabel
II, se le cerraba la vía pacífica para ser rey de España y se desencadenó la segunda guerra carlista.
Llamada Guerra dels matiners, se inició con la incursión de varias partidas en el Pirineo catalán, que
consiguieron mantener en jaque al ejército gubernamental. Las tropas carlistas, dirigidas por Ramón
Cabrera, lograron llegar a los alrededores de Barcelona, pero fracasaron en su intento de extender la
guerra más allá de Cataluña, por lo que finalmente fueron vencidos.
Consecuencias
Las dos primeras guerras carlistas fueron un conflicto casi permanente durante la primera mitad del
reinado de Isabel II.
- El país hubo de soportar años de guerras muy cruentas, que dejaron decenas de miles de muertos,
tanto militares como civiles (en la primera hubo casi 200.000 muertos), y que dejó, sobre todo en
el norte, destrucción, hundimiento económico y un importante arraigo ideológico que propició la
permanencia del carlismo.
- Derrota definitiva del absolutismo monárquico y triunfo de un liberalismo moderado que irá
realizando una serie de reformas que permitirán transitar hacia el liberalismo económico.
- La derrota del tradicionalismo monárquico que postulaba el retorno a los fueros. No obstante,
Navarra consiguió mantener la administración de los impuestos aunque tuvo que renunciar a su
condición de reino.
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- El pesado lastre económico ocasionado por las guerras, ya que era muy costoso mantener un
ejército en permanente estado de alerta. La necesidad del Estado de captar recursos para hacer
frente a las guerras carlistas explica, en parte, las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz.
4. Describe las características de los partidos políticos que surgieron durante el reinado de
Isabel II
Durante la regencia de María Cristina surgieron los dos primeros partidos políticos: el Partido
Moderado y el Partido Progresista. A mediados del siglo, ya durante el reinado efectivo de Isabel II,
de la escisión de los anteriores surgieron dos nuevos partidos: el Partido Demócrata y la Unión
Liberal. Fuera del sistema quedaban los carlistas y los republicanos, que eran ilegales.
Contaba con el apoyo de los grandes terratenientes, la alta burguesía y la clase media alta. Su
principal líder y representante era el general Narváez.
2. El Partido Progresista
Siguiendo la línea de los exaltados del trienio Liberal, defendía la soberanía nacional, la limitación
del poder del rey y reconocer las libertades públicas y privadas: prensa, reunión, asociación. Eran
partidarios de una política comercial librecambista y de las desamortizaciones.
Su base social era la pequeña y mediana burguesía y, en general, las clases medias. Sus principales
representantes fueron el general Espartero (artífice de la victoria en la primera guerra carlista),
Mendizábal, Prim.
3. El Partido Demócrata
Surgió de una escisión del Partido Progresista. Integraba a progresistas radicales, republicanos e,
incluso, simpatizantes del incipiente socialismo. Por su oposición a la monarquía de Isabel II, no
participó nunca en el sistema político. Defendía la soberanía nacional, el sufragio universal y una
amplia declaración de los derechos ciudadanos.
Aspiraba a tener su base social en las clases populares, sin desdeñar a destacados intelectuales.
4. La Unión Liberal
Nació en los años cincuenta como partido de centro. Lo integraba el ala derecha del partido
Progresista y, sobre todo, el ala izquierda del partido Moderado. Aspiraba a ser alternativa entre los
dos partidos citados.
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5. Resume las etapas de la evolución política del reinado de Isabel II desde su minoría de
edad, y explica el papel de los militares
El protagonismo político de los militares. Ante la amenaza carlista, los militares se convirtieron en
una pieza clave para la defensa del régimen liberal. Conscientes de su protagonismo, los generales o
“espadones” (Espartero, Narváez, O’Donnell…) se colocaron al frente de los recién creados partidos
políticos y se erigieron en árbitros de la vida política. Por otro lado, la debilidad del sistema político
causada por el falseamiento del juego parlamentario excluía a la oposición del acceso al poder, por
lo que esta recurría a los militares y al pronunciamiento para acceder al gobierno. Por su parte, los
moderados, consideraban que la presencia de un militar al frente del ejecutivo garantizaba el
mantenimiento del orden liberal frente al carlismo y a la revolución social.
El apoyo de los liberales a la causa isabelina permitió desmantelar el Antiguo Régimen y sentar las
bases de una monarquía parlamentaria y constitucional, de una economía capitalista y de una
sociedad de clases:
a. Se formaron los primeros partidos políticos que definen las dos corrientes del liberalismo
español: el Partido Moderado y el Partido Progresista.
b. Tras una breve vigencia del Estatuto Real de 1834, se promulgó la Constitución de 1837,
que implantó definitivamente el régimen liberal en España.
Los gobiernos de esta etapa fueron de corta duración, claro reflejo de la inestabilidad política, con el
predominio del Partido Moderado, en sintonía con la regente. No obstante las medidas liberalizadoras
citadas anteriormente se debieron a gobiernos progresistas.
Espartero gobernó durante tres años impulsando un programa progresista, pero con una actitud
autoritaria que decepcionó a muchos progresistas. Su talante militarista le llevó a sofocar
violentamente cualquier intento de pronunciamiento o conspiración moderada.
Espartero puso en marcha una política económica librecambista (acuerdo de libre comercio con el
Reino Unido) que podía perjudicar a la industria textil catalana. La violenta reacción de Espartero
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(bombardeo de Barcelona con destrucción de cuatrocientos edificios) hizo que la ciudad se rindiera.
La represión fue muy dura. La imagen de Espartero quedó dañada. Finalmente abandonará el país
forzado por una sublevación militar encabezada por el general moderado Narváez.
En este período se creó la Guardia Civil y se consolida el papel de los gobernadores civiles como
delegados del gobierno en las provincias. Los alcaldes fueron nombrados por la corona y se realizó
una reforma fiscal (Ley Mon) con impuestos que afectaban más a las clases populares (consumos).
Con Bravo Murillo se revisaron las relaciones con la iglesia católica, desposeída de casi todo su
patrimonio por la desamortización. Se firma el Concordato de 1851: el Estado se comprometía a
hacer obligatoria la religión católica y a dotar de sueldo a los clérigos. Todo ello supuso la
normalización de las relaciones entre el Estado y la iglesia católica.
En esta década, la reina (con 16 años) fue casada con su primo Francisco de Asís, matrimonio de
conveniencia que amargó la vida de ambos y marcó negativamente su carácter y su
comportamiento político. Al no conseguir Carlos VI (hijo de Carlos Mª Isidro) contraer matrimonio
con Isabel II, se le cerraba la vía pacífica para ser rey de España y se desencadenó la segunda guerra
carlista.
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La revolución liberal trajo consigo una serie de cambios que transformaron el campo español desde el
Antiguo Régimen hasta una agricultura capitalista. La medida más importante fue la desamortización.
Consistió en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante subasta pública, las tierras y
bienes que hasta entonces no se podían enajenar (vender, hipotecar o ceder) y que se encontraban en
poder de las llamadas manos muertas: iglesia católica, órdenes religiosas o tierras comunales.
En 1836, y después de una crisis de En 1855 se aprobó una nueva ley, la llamada
gobierno que llevó a los liberales desamortización de Madoz: se estableció la
progresistas al poder, se publicó el venta en subasta pública de toda clase de
decreto de desamortización de los bienes propiedades rústicas y urbanas
Características del clero regular (órdenes religiosas; pertenecientes al Estado, a las Órdenes
siguen una “regla”): tierras y edificios de Militares, al clero secular (obispos,
las órdenes religiosas que habían sido sacerdotes…), bienes de comunes
suprimidas fueron confiscadas y se (pertenecen a la comunidad y no se
pusieron a la venta en pública subasta. arriendan: bosques, prados…) y de propios
Los compradores hicieron operaciones (propiedades del municipio trabajados por
ventajosas gracias a las facilidades de los vecinos, se arriendan: prados, montes…).
pago. Afectó a todos los bienes que permanecían
amortizados y por lo tanto se habla de
desamortización general.
Solucionar la crítica situación de la Reducir la deuda pública y cubrir las
Hacienda pública, disminuyendo su deuda. necesidades de la Hacienda tras la abolición
Reunir dinero para armar un ejército que del impuesto de “consumos” (impuesto que
se enfrentara a los carlistas. La guerra gravaba los alimentos y artículos de
carlista obligó a buscar recursos con consumo). También pretendía destinar parte
urgencia. de los ingresos obtenidos para financiar la
Objetivos Aumentar la producción agraria haciendo construcción de infraestructuras necesarias
cultivables nuevas tierras. para modernizar la economía, en especial la
Convertir las tierras en propiedad privada red de ferrocarriles.
sujeta al mercado.
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Conclusión. Las desamortizaciones contribuyeron al cambio hacia una sociedad burguesa. Junto con la
desvinculación de los mayorazgos, la abolición del régimen jurisdiccional, la supresión de las aduanas
interiores y la supresión del diezmo darán lugar a la desaparición del Antiguo Régimen y su sustitución por
un nuevo sistema económico capitalista y una sociedad de clases.
A lo largo del siglo XIX, se abre paso el Estado liberal y con él toda una serie de trasformaciones
políticas, económicas y legales que permitirán dejar atrás la vieja sociedad estamental para dar lugar
a la nueva sociedad de clases.
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Bloque 6. La conflictiva construcción del estado liberal (1833-1874) IES Parquesol. Curso 2017/2018
- Las diferencias sociales se establecen en función de la riqueza, que es lo que sitúa a cada
individuo en la clase social a la que pertenece.
- Se abrieron grandes posibilidades de movilidad social, pues las clases sociales son abiertas y, por
lo tanto, cualquiera puede ascender o descender socialmente según su capacidad personal, su
laboriosidad, el ahorro o el talento.
- En la sociedad de clases todos los ciudadanos son iguales ante la ley (igualdad jurídica).
Desaparecen los estamentos y, por lo tanto, desaparecen los privilegios estamentales. Toda la
población estará englobada en una sola categoría jurídica, la de ciudadanos. Ahora bien, estamos
hablando de igualdad jurídica, no igualdad económica ni de igualdad de oportunidades. De hecho,
las diferencias socioeconómicas serán enormes, lo que nos permitirá diferenciar clases altas,
medias y bajas.
Clases altas. Integradas por la alta burguesía (banqueros, armadores, propietarios de fábricas…),
los latifundistas agrarios, los altos cargos del Estado y los mandos militares. Eran conservadores,
defensores del “orden” y partidarios de reprimir cualquier intento de protesta social.
Controlaron el poder político a través del partido moderado.
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Las clases medias, grupo reducido integrado por funcionarios, mandos intermedios del ejército,
profesiones liberales (médicos, abogados, profesores), propietarios de talleres, pequeños
fabricantes… Se incluyen también los medianos propietarios rurales. Su ideología tendía a ser
conservadora, recelosa ante los cambios y apoyaban a cualquier gobierno fuerte con tal de que
mantuviera “el orden y la propiedad”. Sólo una pequeña minoría (estudiantes, profesores
universitarios, periodistas), tuvo una actitud política activa, crítica y reivindicativa que terminó
cristalizando en el partido demócrata, y más tarde, en el movimiento republicano.
Las clases bajas, integradas por el campesinado, el grupo social más numeroso del país. A
mediados del siglo constituía el 80% de la población. Su situación se fue deteriorando por la caída
de los precios de sus productos y los salarios miserables de los jornaleros. Además la desamortización
les perjudicó ya que no pudieron comprar tierras. La mayoría de los campesinos vivían al margen
de los movimientos políticos en un mundo tradicionalista e impregnado de religiosidad. La Iglesia
mantenía a los campesinos apaciguados a través del púlpito y del confesionario. Sólo las malas
cosechas provocaban protestas rápidamente reprimidas por la Guardia Civil. Una minoría adoptó
posiciones más conscientes, pero la indiferencia incluso de demócratas y republicanos frente a los
problemas del campo, provocó que los campesinos se desengañaran definitivamente, y algunos de
ellos comenzaron a radicalizar su posición. A finales del siglo, una buena parte de los jornaleros
empobrecidos del sur estaban encuadrados en sindicatos anarquistas.
Se incluye en este grupo el artesanado urbano. A lo largo del siglo XIX se agravaron los conflictos
sociales surgiendo agitaciones campesinas y huelgas obreras (a medida que crece y se organiza la
clase proletaria).
Uno de los cambios más significativos de la sociedad española de la época isabelina fue la aparición
de la clase obrera industrial: el proletariado. El desarrollo de la industria provocó la concentración
en las ciudades del excedente de mano de obra campesina. El resultado fue el crecimiento de los
barrios obreros, formados por barracas y chabolas construidas sin saneamiento, sin alumbrado ni
limpieza. Eran foco seguro de enfermedades infecciosas, entre las que la tuberculosis y el cólera
destacaron por sus efectos catastróficos. El trabajo en las fábricas duraba de 12 a 14 horas con
ruidos estridentes y continuos, procedentes de las máquinas, polvo irrespirable, accidentes
frecuentes, y sin descansos. Trabajaban por igual hombres, mujeres y niños de corta edad. Los
salarios eran muy bajos y apenas permitían una alimentación a base de pan, alubias y patatas. El
analfabetismo era general. Cuando se producía una crisis, los despidos eran masivos y el paro
llevaba al hambre y a la enfermedad. A mediados del siglo, la vida media de los obreros catalanes
era de 19 años, frente a los 40 de la clase alta de la ciudad.
El Estatuto Real no era una Constitución, sino una carta otorgada, una concesión regia en un acto de
soberana voluntad. Su contenido se centraba en la reforma de las Cortes del Antiguo Régimen:
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- Ambas cámaras tenían una función más consultiva –propia del Antiguo Régimen- que
legislativa, pues eran convocada y disueltas por el monarca.
El sufragio era muy restrictivo, el 0,15 % de la población total (unos 16.000 electores).
La Constitución de 1837
El intento de la Regente de acabar con las reformas de Mendizábal, hizo que Mª Cristina lo
destituyera, pero en 1836 se produjo la rebelión de los sargentos de La Granja (Segovia) que
obligaron a convocar elecciones a Cortes Constituyentes que redactarían la Constitución de 1837.
La Constitución de 1837 actualizó la de Cádiz. El texto deseaba unir a las diversas tendencias
liberales, progresistas y moderados: incluye principios progresistas: creación de la Milicia Nacional,
soberanía nacional, división de poderes, libertad de expresión y de imprenta, estado no confesional,
tolerancia hacia otras religiones, etc., pero ofrece al mismo tiempo concesiones a los moderados:
Cortes bicamerales, reforzamiento del poder real (puede convocar y disolver las Cortes, vetar las
leyes, etc.), sostenimiento de la religión católica, etc.
- La soberanía nacional es sustituida por la soberanía compartida de las Cortes con el Rey.
Derechos No hay declaración de Igualdad, propiedad, libertad Igual que en 1837, pero
derechos de expresión, reunión, será regulada por leyes
asociación… posteriores
La revolución de 1868 (llamada la revolución Gloriosa) puso fin al reinado de Isabel II. Tras la marcha
hacia el exilio de la reina se estableció un Gobierno Provisional presidido por el general Serrano,
quien convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino.
- El ejecutivo al Rey, pero con poderes muy limitados, que ejercería a través de los
ministros. España era una monarquía sin rey. El príncipe italiano Amadeo de Saboya,
hijo del rey de Italia, aceptaba el trono.
- La cuestión religiosa fue objeto de tensos debates, aprobándose la libertad de culto, pero con
el compromiso del Estado de mantener el culto y clero católicos.
Se trata de una experiencia única en la historia contemporánea de España ya que supone el primer
intento de consolidar un régimen democrático que fue primero monárquico (reinado de Amadeo de
Saboya) y más tarde republicano (Primera República).
10. Identifica los grandes conflictos del Sexenio y explica sus consecuencias políticas
La experiencia democrática del Sexenio fracasó por la constante inestabilidad política y social,
provocada por graves conflictos que hicieron ingobernable el país:
La guerra se inició en 1868 y comienza con el llamado Grito de Yara (¡Viva Cuba Libre!); a esta
guerra se la denomina la “Guerra Larga”. Durante el Sexenio la política respecto a Cuba fue de una
gran torpeza, ya que se limitó a una estrategia de guerra sin cuartel, de pobres resultados por dos
razones:
El conflicto cubano permaneció abierto durante todo el Sexenio. La guerra finalizó con la Paz del
Zanjón (1878) y costó a España 130.000 vidas.
Para sofocar el cantonalismo, la República dio un giro a la derecha (con los presidentes Nicolás
Salmerón y Emilio Castelar) y, apoyándose en el ejército, aplastaron la sublevación cantonal.
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