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Bloque 6. La conflictiva construcción del estado liberal (1833-1874) IES Parquesol.

Curso 2017/2018

BLOQUE 6. LA CONFLICTIVA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874)

Estándares de aprendizaje evaluables:


1.Identifica el ámbito geográfico del carlismo y explica su ideario y apoyos sociales.
2.Especifica las causas y consecuencias de las dos primeras guerras carlistas
3.Representa una línea del tiempo desde 1833 hasta 1874, situando en ella los principales acontecimientos históricos.
4.Describe las características de los partidos políticos que surgieron durante el reinado de Isabel II
5.Resume las etapas de la evolución política del reinado de Isabel II desde su minoría de edad, y explica el papel de los
militares.
6.Compara las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz, y especifica los objetivos de una y otra.
7.Especifica las características de la nueva sociedad de clases y la compara con la sociedad estamental del Antiguo Régimen.
8.Compara el Estatuto Real de 1834 y las Constituciones de 1837 y 1845.
9.Describe las características esenciales de la Constitución democrática de 1869.
10. Identifica los grandes conflictos del Sexenio y explica sus consecuencias políticas.

1. Identifica el ámbito geográfico del carlismo y explica su ideario y apoyos sociales

Ámbito geográfico. El carlismo (partidarios de don Carlos Mª Isidro), triunfó en las zonas rurales,
sobre todo en el Norte (País Vasco, la Cataluña interior, Navarra y Aragón) y el Maestrazgo
aragonés y valenciano. Apenas tuvo apoyos en las ciudades y en el sur. Vascos y navarros apoyaron
al carlismo por la defensa de los fueros mientras que aragoneses y catalanes esperaban recuperar sus
propias leyes y privilegios perdidos por los Decretos de Nueva Planta (1708-1715).

Ideario. El programa ideológico del carlismo se basaba en el lema Dios, Patria, Rey y Fueros y se
caracterizaba por la oposición a las reformas liberales y la defensa del Antiguo Régimen:

- Absolutismo monárquico.

- Restauración del poder de la Iglesia y de un catolicismo excluyente de cualquier otra creencia.

- Idealización del medio rural y rechazo de la sociedad urbana e industrial.

- Defensa de las instituciones y fueros históricos de vascos, navarros y catalanes. Aunque no en


todos los territorios donde arraigó existía una acentuada conciencia foral.

Apoyos sociales. El carlismo contaba con los siguientes apoyos:

- Los pequeños y medianos propietarios de tierra de las zonas antes citadas, ya que se vieron
perjudicados por los cambios económicos de carácter capitalista que comportaban las reformas
liberales, especialmente por la desamortización eclesiástica que solo beneficiaba a la burguesía.
Por otro lado, muchos campesinos de sentimientos religiosos muy arraigados se rebelaron contra
los liberales animados desde el púlpito por sectores reaccionarios del clero.

- Bajo clero, especialmente el regular, que veía en Don Carlos una garantía para evitar la pérdida
de influencia de la Iglesia.

- Parte de la nobleza y miembros ultraconservadores de la administración y del ejército que


temían una pérdida de poder e influencia con los liberales y se aferraban al pasado.

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2. Especifica las causas y consecuencias de las dos primeras guerras carlistas

Causas de las guerras carlistas


En el origen de las guerras carlistas, que deben ser consideradas guerras civiles, se observa
claramente un doble componente, dinástico e ideológico:

a. Pleito dinástico: Fernando VII muere en 1833 y su heredera será su hija Isabel, menor de
edad, por lo que su madre María Cristina se hará cargo de la Regencia. Tras la muerte de
Fernando VII, su hermano don Carlos María Isidro exigió desde Portugal sus derechos
dinásticos (Manifiesto de Abrantes). Se iniciaba así una guerra que enfrentaría a los
partidarios de los derechos al trono del infante Don Carlos (carlistas) frente a los partidarios
de Mª Cristina de Borbón y se su hija, Isabel (isabelinos o cristinos).

b. Conflicto ideológico: los carlistas eran partidarios del absolutismo más intransigente y de
mantener el Antiguo Régimen (monarquía absoluta de origen divino, sociedad estamental
etc.) frente a los isabelinos, que deseaban transitar hacia un liberalismo moderado.

Primera guerra carlista (1833-40). En 1833 partidas carlistas se sublevan, consolidándose en


Navarra, País Vasco, interior de Cataluña). Zumalacárregui organiza el ejército carlista obteniendo
algunas victorias, pero es herido y muere en 1835 en el intento de tomar Bilbao. Al mando del
ejército isabelino está el general Espartero. Los carlistas fracasan en el segundo sitio de Bilbao y
también fracasa la expedición dirigida por don Carlos hacia Madrid. La guerra acaba con el llamado
Convenio o Abrazo de Vergara (1839), entre Espartero (liberal) y Maroto (carlista). A cambio de la
rendición carlista, se reconocieron los grados y empleos de los vencidos. Navarra consiguió la
administración de los impuestos. Se confirma el triunfo del liberalismo burgués y la llegada del
liberalismo económico.

Segunda guerra carlista (1846-1849). Isabel II, con 16 años de edad fue casada con su primo
Francisco de Asís. Al no conseguir Carlos VI (hijo de Carlos Mª Isidro) contraer matrimonio con Isabel
II, se le cerraba la vía pacífica para ser rey de España y se desencadenó la segunda guerra carlista.
Llamada Guerra dels matiners, se inició con la incursión de varias partidas en el Pirineo catalán, que
consiguieron mantener en jaque al ejército gubernamental. Las tropas carlistas, dirigidas por Ramón
Cabrera, lograron llegar a los alrededores de Barcelona, pero fracasaron en su intento de extender la
guerra más allá de Cataluña, por lo que finalmente fueron vencidos.

Consecuencias
Las dos primeras guerras carlistas fueron un conflicto casi permanente durante la primera mitad del
reinado de Isabel II.

- El país hubo de soportar años de guerras muy cruentas, que dejaron decenas de miles de muertos,
tanto militares como civiles (en la primera hubo casi 200.000 muertos), y que dejó, sobre todo en
el norte, destrucción, hundimiento económico y un importante arraigo ideológico que propició la
permanencia del carlismo.

- Derrota definitiva del absolutismo monárquico y triunfo de un liberalismo moderado que irá
realizando una serie de reformas que permitirán transitar hacia el liberalismo económico.

- La derrota del tradicionalismo monárquico que postulaba el retorno a los fueros. No obstante,
Navarra consiguió mantener la administración de los impuestos aunque tuvo que renunciar a su
condición de reino.
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- El prestigio de los militares liberales, lo que facilitó su intervención en política (Espartero,


Narváez…). Los militares se convirtieron en una pieza clave para la defensa del régimen liberal.
Conscientes de su protagonismo, los generales o “espadones” se colocaron al frente de los recién
creados partidos políticos y se erigieron en árbitros de la vida política.

- El pesado lastre económico ocasionado por las guerras, ya que era muy costoso mantener un
ejército en permanente estado de alerta. La necesidad del Estado de captar recursos para hacer
frente a las guerras carlistas explica, en parte, las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz.

4. Describe las características de los partidos políticos que surgieron durante el reinado de
Isabel II

Durante la regencia de María Cristina surgieron los dos primeros partidos políticos: el Partido
Moderado y el Partido Progresista. A mediados del siglo, ya durante el reinado efectivo de Isabel II,
de la escisión de los anteriores surgieron dos nuevos partidos: el Partido Demócrata y la Unión
Liberal. Fuera del sistema quedaban los carlistas y los republicanos, que eran ilegales.

1. El Partido Moderado (o Liberal Moderado)

Se identificaba con el liberalismo doctrinario y era partidario de la soberanía compartida entre el


rey y las Cortes, dotar al monarca de amplios poderes y limitar los derechos de los ciudadanos.
Representaba una línea de continuidad con los moderados o doceañistas del Trienio Liberal.
Partidarios de una política comercial proteccionista y de frenar el proceso desamortizador.

Contaba con el apoyo de los grandes terratenientes, la alta burguesía y la clase media alta. Su
principal líder y representante era el general Narváez.

2. El Partido Progresista

Siguiendo la línea de los exaltados del trienio Liberal, defendía la soberanía nacional, la limitación
del poder del rey y reconocer las libertades públicas y privadas: prensa, reunión, asociación. Eran
partidarios de una política comercial librecambista y de las desamortizaciones.

Su base social era la pequeña y mediana burguesía y, en general, las clases medias. Sus principales
representantes fueron el general Espartero (artífice de la victoria en la primera guerra carlista),
Mendizábal, Prim.

3. El Partido Demócrata

Surgió de una escisión del Partido Progresista. Integraba a progresistas radicales, republicanos e,
incluso, simpatizantes del incipiente socialismo. Por su oposición a la monarquía de Isabel II, no
participó nunca en el sistema político. Defendía la soberanía nacional, el sufragio universal y una
amplia declaración de los derechos ciudadanos.

Aspiraba a tener su base social en las clases populares, sin desdeñar a destacados intelectuales.

4. La Unión Liberal

Nació en los años cincuenta como partido de centro. Lo integraba el ala derecha del partido
Progresista y, sobre todo, el ala izquierda del partido Moderado. Aspiraba a ser alternativa entre los
dos partidos citados.

Su espadón y líder fue el general O’ Donnell.

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5. Resume las etapas de la evolución política del reinado de Isabel II desde su minoría de
edad, y explica el papel de los militares

Minoría de edad de Isabel II (1833-1843)

Regencia de María Cristina (1833-1840)


Debido a la minoría de edad de Isabel II, se hizo cargo de la regencia su madre María Cristina. Fue
una etapa difícil, condicionada en gran medida por la amenaza del carlismo, que mantuvo al país en
estado de guerra durante toda la regencia. Durante los diez años de la minoría de edad de Isabel II se
sucedieron hasta 22 cambios de presidente del Consejo de Ministros, lo cual indica la inestabilidad de la etapa.

El protagonismo político de los militares. Ante la amenaza carlista, los militares se convirtieron en
una pieza clave para la defensa del régimen liberal. Conscientes de su protagonismo, los generales o
“espadones” (Espartero, Narváez, O’Donnell…) se colocaron al frente de los recién creados partidos
políticos y se erigieron en árbitros de la vida política. Por otro lado, la debilidad del sistema político
causada por el falseamiento del juego parlamentario excluía a la oposición del acceso al poder, por
lo que esta recurría a los militares y al pronunciamiento para acceder al gobierno. Por su parte, los
moderados, consideraban que la presencia de un militar al frente del ejecutivo garantizaba el
mantenimiento del orden liberal frente al carlismo y a la revolución social.

El apoyo de los liberales a la causa isabelina permitió desmantelar el Antiguo Régimen y sentar las
bases de una monarquía parlamentaria y constitucional, de una economía capitalista y de una
sociedad de clases:

a. Se formaron los primeros partidos políticos que definen las dos corrientes del liberalismo
español: el Partido Moderado y el Partido Progresista.

b. Tras una breve vigencia del Estatuto Real de 1834, se promulgó la Constitución de 1837,
que implantó definitivamente el régimen liberal en España.

c. Se llevaron a cabo medidas de liberalización económica, como la desvinculación de


mayorazgo, la abolición del régimen señorial o la desamortización de Mendizábal.

Los gobiernos de esta etapa fueron de corta duración, claro reflejo de la inestabilidad política, con el
predominio del Partido Moderado, en sintonía con la regente. No obstante las medidas liberalizadoras
citadas anteriormente se debieron a gobiernos progresistas.

Regencia de Espartero (1840-1843)


Finalizada la guerra carlista, María Cristina, apoyada por los moderados, pretendió modificar la Ley
de Ayuntamientos para permitir la elección de alcaldes por el gobierno, no por los vecinos. Los
progresistas promovieron una ola de protestas por todo el país. El general progresista Espartero, que
tras la victoria sobre los carlistas se convertía en el héroe popular presentó a la Regente un programa
de gobierno que ésta no aceptó, forzando su renuncia como Regente y marchando al exilio.

Espartero gobernó durante tres años impulsando un programa progresista, pero con una actitud
autoritaria que decepcionó a muchos progresistas. Su talante militarista le llevó a sofocar
violentamente cualquier intento de pronunciamiento o conspiración moderada.

Espartero puso en marcha una política económica librecambista (acuerdo de libre comercio con el
Reino Unido) que podía perjudicar a la industria textil catalana. La violenta reacción de Espartero

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(bombardeo de Barcelona con destrucción de cuatrocientos edificios) hizo que la ciudad se rindiera.
La represión fue muy dura. La imagen de Espartero quedó dañada. Finalmente abandonará el país
forzado por una sublevación militar encabezada por el general moderado Narváez.

Mayoría de edad de Isabel II (1843-1868)


En 1843 las Cortes votaron la mayoría de edad de Isabel II. Destacamos en este período tres etapas:
década moderada, bienio progresista y alternancia en el poder de los moderados y la Unión Liberal.
(Durante los 25 años del reinado de Isabel II -mayoría de edad-, 33 veces se cambia el presidente).

Década moderada (1844-1854)


Narváez estableció un régimen autoritario, conservador y centralista. Fue el principal inspirador de la
Constitución de 1845 que recogió la doctrina política moderada. Narváez hizo frente al malestar
social y político con una gran represión y muchos fusilamientos.

En este período se creó la Guardia Civil y se consolida el papel de los gobernadores civiles como
delegados del gobierno en las provincias. Los alcaldes fueron nombrados por la corona y se realizó
una reforma fiscal (Ley Mon) con impuestos que afectaban más a las clases populares (consumos).

Con Bravo Murillo se revisaron las relaciones con la iglesia católica, desposeída de casi todo su
patrimonio por la desamortización. Se firma el Concordato de 1851: el Estado se comprometía a
hacer obligatoria la religión católica y a dotar de sueldo a los clérigos. Todo ello supuso la
normalización de las relaciones entre el Estado y la iglesia católica.

En esta década, la reina (con 16 años) fue casada con su primo Francisco de Asís, matrimonio de
conveniencia que amargó la vida de ambos y marcó negativamente su carácter y su
comportamiento político. Al no conseguir Carlos VI (hijo de Carlos Mª Isidro) contraer matrimonio
con Isabel II, se le cerraba la vía pacífica para ser rey de España y se desencadenó la segunda guerra
carlista.

La actitud de Isabel II de mantener al partido moderado en el poder manipulando la voluntad popular


expresada en las elecciones (que eran una farsa), hizo que los progresistas tuvieran bloqueado el
acceso al poder y sólo pudieran acceder a él a través de la revolución. Así se produjo la denominada
Revolución de 1854, dirigida por varios generales, entre los que destacó O´Donnell, que
protagonizó un pronunciamiento en Vicálvaro (Vicalvarada). Se iniciaba así el Bienio Progresista.

Bienio progresista (1854-1856)


Isabel II recurre a Espartero para formar gobierno. Los hechos más significativos son la Constitución
de 1856 (progresista) que no llegó a ser promulgada (constitución non nata), la Ley General de
Ferrocarriles y la Ley Bancaria. Durante este periodo tuvo lugar la desamortización de Madoz. A
pesar del esfuerzo para la modernización económica y social de España, el alto índice de
conflictividad social y la crisis económica ponen fin al bienio. El general O´Donnell protagonizó el
pronunciamiento que provocó la caída de Espartero.

Alternancia en el poder entre la Unión Liberal y los moderados (1856-1868)


En los siguientes doce años estuvo en vigor la Constitución de 1845 y hubo una alternancia en el
poder entre la Unión Liberal (nuevo partido impulsado por O`Donnell) y el Partido Moderado dirigido
por Narváez.

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1. Gobiernos de la Unión Liberal (1856-63). Aplicaron un programa de reformas y


modernización de la economía. Fue una etapa de estabilidad política y social, así como de
desarrollo económico. En este período se inicia la guerra en Marruecos.

2. Gobiernos moderados de Narváez (1863-68). Narváez impuso una política autoritaria y


represiva que impidió a los progresistas volver pacíficamente al poder. Se produjeron varios
pronunciamientos. En 1866 progresistas y demócratas acuerdan acabar con el régimen
moderado y con la monarquía. La muerte de O´Donnell (1867) y el aumento de la represión
conducirán hacia la Revolución de 1868 que destronará a Isabel II (con la muerte de
Narváez en 1868 la reina perdió su principal apoyo).

6. Compara las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz, y especifica los objetivos de una y


otra

La revolución liberal trajo consigo una serie de cambios que transformaron el campo español desde el
Antiguo Régimen hasta una agricultura capitalista. La medida más importante fue la desamortización.
Consistió en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante subasta pública, las tierras y
bienes que hasta entonces no se podían enajenar (vender, hipotecar o ceder) y que se encontraban en
poder de las llamadas manos muertas: iglesia católica, órdenes religiosas o tierras comunales.

La desamortización eclesiástica de La desamortización de Madoz (1855)


Mendizábal (1836) (Regencia de Mª (Mayoría de edad de Isabel II - Bienio
Cristina de Borbón) Progresista)

En 1836, y después de una crisis de En 1855 se aprobó una nueva ley, la llamada
gobierno que llevó a los liberales desamortización de Madoz: se estableció la
progresistas al poder, se publicó el venta en subasta pública de toda clase de
decreto de desamortización de los bienes propiedades rústicas y urbanas
Características del clero regular (órdenes religiosas; pertenecientes al Estado, a las Órdenes
siguen una “regla”): tierras y edificios de Militares, al clero secular (obispos,
las órdenes religiosas que habían sido sacerdotes…), bienes de comunes
suprimidas fueron confiscadas y se (pertenecen a la comunidad y no se
pusieron a la venta en pública subasta. arriendan: bosques, prados…) y de propios
Los compradores hicieron operaciones (propiedades del municipio trabajados por
ventajosas gracias a las facilidades de los vecinos, se arriendan: prados, montes…).
pago. Afectó a todos los bienes que permanecían
amortizados y por lo tanto se habla de
desamortización general.
Solucionar la crítica situación de la Reducir la deuda pública y cubrir las
Hacienda pública, disminuyendo su deuda. necesidades de la Hacienda tras la abolición
Reunir dinero para armar un ejército que del impuesto de “consumos” (impuesto que
se enfrentara a los carlistas. La guerra gravaba los alimentos y artículos de
carlista obligó a buscar recursos con consumo). También pretendía destinar parte
urgencia. de los ingresos obtenidos para financiar la
Objetivos Aumentar la producción agraria haciendo construcción de infraestructuras necesarias
cultivables nuevas tierras. para modernizar la economía, en especial la
Convertir las tierras en propiedad privada red de ferrocarriles.
sujeta al mercado.

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Consolidar un grupo de propietarios


partidarios de la causa liberal al
beneficiarse por las compras de tierra.
Conseguir el debilitamiento de la Iglesia y
de la causa carlista.
Se mantuvieron los latifundios en Una vez más, las tierras fueron a parar a
Andalucía y Extremadura, ya que la manos de los inversores y antiguos
nobleza civil redondeó y aumentó sus terratenientes, por lo que se acentuó el
posesiones a costa de la Iglesia. proceso de concentración de la propiedad
Los principales compradores fueron las agraria en manos de la oligarquía.
Consecuencias
clases medias urbanas, burguesía de La desaparición de las tierras de comunes y
negocios (comerciantes, abogados, cargos de propios perjudicó a los campesinos, para
públicos, etc.) que adquirieron fincas los que habían sido una fuente de ingresos
convirtiéndose así en una nueva burguesía complementaria (pastoreo, leña, etc.).
agrícola que, unida a la antigua nobleza, Ruptura de las relaciones con la Iglesia.
formará la aristocracia del siglo XIX. Estos
compradores se convertirán en defensores
del sistema liberal, ya que el triunfo
carlista podría comportar la pérdida de
sus adquisiciones.
Los campesinos no pudieron comprar
tierras pues no contaban con los medios
económicos para la compra y puesta en
explotación.
No se aprovechó la ocasión para crear una
amplia clase media agraria que diera lugar
a la formación de capitales para impulsar
después la industria.
El escaso capital privado español se dirigió
a la compra de tierras en lugar de a la
industria.
Ruptura de las relaciones entre la iglesia y
el Estado liberal.

Conclusión. Las desamortizaciones contribuyeron al cambio hacia una sociedad burguesa. Junto con la
desvinculación de los mayorazgos, la abolición del régimen jurisdiccional, la supresión de las aduanas
interiores y la supresión del diezmo darán lugar a la desaparición del Antiguo Régimen y su sustitución por
un nuevo sistema económico capitalista y una sociedad de clases.

7. Especifica las características de la nueva sociedad de clases y la compara con la sociedad


estamental del Antiguo Régimen

A lo largo del siglo XIX, se abre paso el Estado liberal y con él toda una serie de trasformaciones
políticas, económicas y legales que permitirán dejar atrás la vieja sociedad estamental para dar lugar
a la nueva sociedad de clases.

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Características de la nueva sociedad de clases


- Igualdad ante la ley. Con el Estado liberal y las nuevas leyes de igualdad jurídica, los estamentos
dejaron de existir y desaparecieron los privilegios. Toda la población estará englobada en una sola
categoría jurídica, la de los ciudadanos.

- Todos los ciudadanos son libres.

- Derecho a la seguridad en la propiedad. La propiedad será ahora privada, de libre uso y


disposición, sin las trabas que existían en el Antiguo Régimen (propiedad vinculada en régimen de
mayorazgo, propiedades amortizadas, etc.).

- Las diferencias sociales se establecen en función de la riqueza, que es lo que sitúa a cada
individuo en la clase social a la que pertenece.

- Se abrieron grandes posibilidades de movilidad social, pues las clases sociales son abiertas y, por
lo tanto, cualquiera puede ascender o descender socialmente según su capacidad personal, su
laboriosidad, el ahorro o el talento.

Comparación entre la sociedad estamental del Antiguo Régimen y la nueva sociedad de


clases, propia del nuevo régimen liberal
- En la sociedad estamental no hay igualdad ante la ley, ya que existen dos estamentos
privilegiados (nobleza y clero) que disfrutan de prerrogativas como no trabajar, no pagar
impuestos, leyes propias que les favorecen, ser juzgados por tribunales especiales, administrar
justicia sobre los habitantes de sus señoríos, recaudar impuestos, cobrar los monopolios
señoriales, etc. Frente a estos dos estamentos privilegiados encontramos un estamento no
privilegiado, llamado tercer estado o estado llano que debe trabajar y pagar todos los impuestos
(al rey, a los señores, a la Iglesia).

- En la sociedad de clases todos los ciudadanos son iguales ante la ley (igualdad jurídica).
Desaparecen los estamentos y, por lo tanto, desaparecen los privilegios estamentales. Toda la
población estará englobada en una sola categoría jurídica, la de ciudadanos. Ahora bien, estamos
hablando de igualdad jurídica, no igualdad económica ni de igualdad de oportunidades. De hecho,
las diferencias socioeconómicas serán enormes, lo que nos permitirá diferenciar clases altas,
medias y bajas.

- En la sociedad estamental, la pertenencia a un determinado estamento se hereda, por lo que


los estamentos son grupos sociales cerrados que determinan la función que cada uno cumple en
la sociedad (la guerra, la oración o el trabajo). La sociedad estamental es, por lo tanto, estática:
no se puede pasar de un estamento a otro (con la excepción del clero). No hay movilidad social.

- En la sociedad de clases, las diferencias sociales se basan en las diferencias económicas es


decir en función de la riqueza que es lo que permite acceder a la propiedad. Frente al
inmovilismo de la sociedad estamental, ahora se abren posibilidades teóricas de movilidad social
ya que las clases sociales son abiertas y cualquiera puede ascender o descender socialmente
según su capacidad personal, su laboriosidad, su capacidad para ahorrar o su talento.

Estructura de la sociedad de clases:

Clases altas. Integradas por la alta burguesía (banqueros, armadores, propietarios de fábricas…),
los latifundistas agrarios, los altos cargos del Estado y los mandos militares. Eran conservadores,
defensores del “orden” y partidarios de reprimir cualquier intento de protesta social.
Controlaron el poder político a través del partido moderado.

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Las clases medias, grupo reducido integrado por funcionarios, mandos intermedios del ejército,
profesiones liberales (médicos, abogados, profesores), propietarios de talleres, pequeños
fabricantes… Se incluyen también los medianos propietarios rurales. Su ideología tendía a ser
conservadora, recelosa ante los cambios y apoyaban a cualquier gobierno fuerte con tal de que
mantuviera “el orden y la propiedad”. Sólo una pequeña minoría (estudiantes, profesores
universitarios, periodistas), tuvo una actitud política activa, crítica y reivindicativa que terminó
cristalizando en el partido demócrata, y más tarde, en el movimiento republicano.

Las clases bajas, integradas por el campesinado, el grupo social más numeroso del país. A
mediados del siglo constituía el 80% de la población. Su situación se fue deteriorando por la caída
de los precios de sus productos y los salarios miserables de los jornaleros. Además la desamortización
les perjudicó ya que no pudieron comprar tierras. La mayoría de los campesinos vivían al margen
de los movimientos políticos en un mundo tradicionalista e impregnado de religiosidad. La Iglesia
mantenía a los campesinos apaciguados a través del púlpito y del confesionario. Sólo las malas
cosechas provocaban protestas rápidamente reprimidas por la Guardia Civil. Una minoría adoptó
posiciones más conscientes, pero la indiferencia incluso de demócratas y republicanos frente a los
problemas del campo, provocó que los campesinos se desengañaran definitivamente, y algunos de
ellos comenzaron a radicalizar su posición. A finales del siglo, una buena parte de los jornaleros
empobrecidos del sur estaban encuadrados en sindicatos anarquistas.

Se incluye en este grupo el artesanado urbano. A lo largo del siglo XIX se agravaron los conflictos
sociales surgiendo agitaciones campesinas y huelgas obreras (a medida que crece y se organiza la
clase proletaria).

Uno de los cambios más significativos de la sociedad española de la época isabelina fue la aparición
de la clase obrera industrial: el proletariado. El desarrollo de la industria provocó la concentración
en las ciudades del excedente de mano de obra campesina. El resultado fue el crecimiento de los
barrios obreros, formados por barracas y chabolas construidas sin saneamiento, sin alumbrado ni
limpieza. Eran foco seguro de enfermedades infecciosas, entre las que la tuberculosis y el cólera
destacaron por sus efectos catastróficos. El trabajo en las fábricas duraba de 12 a 14 horas con
ruidos estridentes y continuos, procedentes de las máquinas, polvo irrespirable, accidentes
frecuentes, y sin descansos. Trabajaban por igual hombres, mujeres y niños de corta edad. Los
salarios eran muy bajos y apenas permitían una alimentación a base de pan, alubias y patatas. El
analfabetismo era general. Cuando se producía una crisis, los despidos eran masivos y el paro
llevaba al hambre y a la enfermedad. A mediados del siglo, la vida media de los obreros catalanes
era de 19 años, frente a los 40 de la clase alta de la ciudad.

8. Compara el Estatuto Real de 1834 y las Constituciones de 1837 y 1845

El Estatuto Real de 1834


Fue promulgado al comienzo del reinado de Isabel II, durante la regencia de María Cristina. Era una
solución de compromiso entre el absolutismo y el liberalismo, ya que la regente se había inclinado
hacia los liberales no por convicción, sino por la necesidad de apoyo frente al carlismo.

El Estatuto Real no era una Constitución, sino una carta otorgada, una concesión regia en un acto de
soberana voluntad. Su contenido se centraba en la reforma de las Cortes del Antiguo Régimen:

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- En lo sucesivo serían bicamerales, con un Estamento de Próceres, designados por la Corona,


y un Estamento de procuradores, elegibles, aunque para ser candidato había que disponer
de cierto patrimonio.

- Ambas cámaras tenían una función más consultiva –propia del Antiguo Régimen- que
legislativa, pues eran convocada y disueltas por el monarca.

El sufragio era muy restrictivo, el 0,15 % de la población total (unos 16.000 electores).

La Constitución de 1837
El intento de la Regente de acabar con las reformas de Mendizábal, hizo que Mª Cristina lo
destituyera, pero en 1836 se produjo la rebelión de los sargentos de La Granja (Segovia) que
obligaron a convocar elecciones a Cortes Constituyentes que redactarían la Constitución de 1837.

La Constitución de 1837 actualizó la de Cádiz. El texto deseaba unir a las diversas tendencias
liberales, progresistas y moderados: incluye principios progresistas: creación de la Milicia Nacional,
soberanía nacional, división de poderes, libertad de expresión y de imprenta, estado no confesional,
tolerancia hacia otras religiones, etc., pero ofrece al mismo tiempo concesiones a los moderados:
Cortes bicamerales, reforzamiento del poder real (puede convocar y disolver las Cortes, vetar las
leyes, etc.), sostenimiento de la religión católica, etc.

La importancia de la Constitución de 1837 radica en que implantaba definitivamente el régimen


constitucional en España.

El sufragio era censitario, no llegaba al 5 % de la población.

La Constitución de 1845 (moderada)


Se aprobó durante la mayoría de edad de Isabel II. Se presentó como una reforma de la de 1837 pero
en realidad recogía la doctrina política moderada:

- La soberanía nacional es sustituida por la soberanía compartida de las Cortes con el Rey.

- Confesionalidad católica del Estado español.

- Recortaba los derechos individuales.

- Sufragio censitario más restrictivo (no llegaba al 1 % de la población total).

1834 1837 1845

Carácter Carta Otorgada Constitución liberal Constitución moderada

Soberanía Monarca Nacional Rey - Cortes

Vigencia 1834 - 1836 1837 - 1845 1845 - 1868

Derechos No hay declaración de Igualdad, propiedad, libertad Igual que en 1837, pero
derechos de expresión, reunión, será regulada por leyes
asociación… posteriores

Religión Reconoce su práctica Confesional

Sufragio Censitario (0,15 %) Censitario (5 %) Censitario (1 %)


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Bloque 6. La conflictiva construcción del estado liberal (1833-1874) IES Parquesol. Curso 2017/2018

9. Describe las características de la Constitución democrática de 1869

La revolución de 1868 (llamada la revolución Gloriosa) puso fin al reinado de Isabel II. Tras la marcha
hacia el exilio de la reina se estableció un Gobierno Provisional presidido por el general Serrano,
quien convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino.

Las nuevas Cortes aprueban la Constitución de 1869, la primera Constitución democrática de


nuestra historia. Características:

- Forma de gobierno: monarquía constitucional democrática y parlamentaria.

- Estricta división de poderes:

- El legislativo correspondería a las Cámaras.

- El ejecutivo al Rey, pero con poderes muy limitados, que ejercería a través de los
ministros. España era una monarquía sin rey. El príncipe italiano Amadeo de Saboya,
hijo del rey de Italia, aceptaba el trono.

- El poder judicial quedaba reservado a los jueces y magistrados, garantizándoles


inmunidad para que fueran independientes.

- Sufragio universal masculino, y por tanto la plena soberanía nacional.

- Declaración minuciosa de derechos: Asociación, reunión, inviolabilidad de domicilio, libertad


de residencia, enseñanza, expresión.

- La cuestión religiosa fue objeto de tensos debates, aprobándose la libertad de culto, pero con
el compromiso del Estado de mantener el culto y clero católicos.

Se trata de una experiencia única en la historia contemporánea de España ya que supone el primer
intento de consolidar un régimen democrático que fue primero monárquico (reinado de Amadeo de
Saboya) y más tarde republicano (Primera República).

10. Identifica los grandes conflictos del Sexenio y explica sus consecuencias políticas

El Sexenio democrático o Sexenio revolucionario es el periodo de la Historia de España


comprendido entre 1868 y 1874, en el que se suceden:

- La revolución de 1868, con la consiguiente caída de la monarquía borbónica.

- El reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873).

- La Primera República española (febrero 1873–enero 1874).

La experiencia democrática del Sexenio fracasó por la constante inestabilidad política y social,
provocada por graves conflictos que hicieron ingobernable el país:

La guerra de los Diez años en Cuba (1868-1878)


En Cuba existía un movimiento liberal de cierta importancia, compuesto por pequeños y medianos
propietarios de tierras y clase media en general. En principio solo aspiraban a una mayor autonomía,
sin embargo, la insensibilidad española ante sus peticiones, empujó a este sector de la sociedad
cubana del reformismo a la revolución independentista.
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Bloque 6. La conflictiva construcción del estado liberal (1833-1874) IES Parquesol. Curso 2017/2018

La guerra se inició en 1868 y comienza con el llamado Grito de Yara (¡Viva Cuba Libre!); a esta
guerra se la denomina la “Guerra Larga”. Durante el Sexenio la política respecto a Cuba fue de una
gran torpeza, ya que se limitó a una estrategia de guerra sin cuartel, de pobres resultados por dos
razones:

- La insuficiencia de recursos militares que España podía dedicar a Cuba.

- El apoyo indirecto de EEUU, interesado en el negocio azucarero y en el control de la isla.

El conflicto cubano permaneció abierto durante todo el Sexenio. La guerra finalizó con la Paz del
Zanjón (1878) y costó a España 130.000 vidas.

La búsqueda de un rey (1870)


Para ocupar el trono español, se pensó en distintos candidatos. Finalmente, el candidato elegido fue
Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia. Cuando desembarcó en España, su principal valedor, Prim
fue asesinado en Madrid. Aún se desconoce quiénes fueron los responsables. Amadeo I juró la
Constitución comenzando un breve reinado de dos años que fue un fracaso. En ello tuvo mucho que
ver la ausencia de Prim, principal promotor de su llegada y el hombre que mantenía unidos a los
progresistas y a la coalición gobernante (formada por unionistas, progresistas y demócratas).

La tercera guerra carlista (1872-1876)


Se inició con el levantamiento en armas de los partidarios de Carlos VII. Los principales escenarios de
la guerra fueron, una vez más, el medio rural de las Vascongadas, Navarra y Cataluña; y con menor
incidencia en Aragón, Valencia y Castilla. La guerra fue un importante factor de desestabilización de
la monarquía de Amadeo I y de la Primera República.

La insurrección cantonalista (1873)


Fue un movimiento político y social, de escasa duración (apenas duró un mes, salvo en el cantón de
Cartagena), pero de tal intensidad, en cuanto al estado de desorden que generó en el país, que
constituyó uno de los principales factores del fracaso de la Primera República.

La rebelión comenzó en 1873 bajo la presidencia de Pi i Margall. Los cantonalistas aspiraban a


dividir las diversas zonas de España en estados semiindependientes soberanos. Esta revolución
estalló en Alcoy y triunfó en Cartagena, extendiéndose a Valencia, Sevilla, Cádiz, etc. pretendiendo
crear cantones que no reconocían el poder central. La revolución cantonalista se convertía en una
nueva guerra civil que se sumaba a la carlista y al levantamiento cubano.

Para sofocar el cantonalismo, la República dio un giro a la derecha (con los presidentes Nicolás
Salmerón y Emilio Castelar) y, apoyándose en el ejército, aplastaron la sublevación cantonal.

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