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Tema 5. La construcción del Estado Liberal (1833-1874).

B. EL SIGLO XIX ESPAÑOL

5.1. ISABEL II: LAS REGENCIAS. LAS GUERRAS CARLISTAS. GRUPOS POLÍTICOS .
ESTATUTO REAL 1834. CONSTITUCIÓN 1837

Fernando VII comprendió en la última etapa de su reinado que era necesario introducir reformas
para preservar los elementos esenciales del Antiguo Régimen y resolver los graves problemas económicos
del país. Pero cualquier cambio, por moderado que fuera, provocaba la oposición de los partidarios del
absolutismo más cerrado, que se fueron acercando a Carlos, el hermano del rey. En este contexto se
produjo la crisis sucesoria. Fernando VII publicó la Pragmática Sanción, eliminando la "Ley Sálica"
para que su hija Isabel pudiera sucederle en el trono. D. Carlos no aceptó este cambio legal que
perjudicaba sus derechos al trono y planteó un conflicto dinástico que encubría un conflicto político
más profundo: Carlos acusaba al "traidor" Fernando de entregarse a los liberales y defendía el
mantenimiento de una monarquía absolutista tradicional. Al morir el rey en 1833, María Cristina de
Borbón asumió la regencia en nombre de Isabel pero Carlos, que se negó a reconocer la legitimidad de
Isabel como reina se alzó en armas, comenzando así la 1ª guerra carlista. Éste fue el último episodio de
la confrontación entre los partidarios del liberalismo y del absolutismo.

LA PRIMERA GUERRA CARLISTA. (1833-1840)

La Primera Guerra Carlista tuvo lugar durante la primera regencia de la minoría de edad de la reina. Don
Carlos reclamó sus derechos dinásticos (Manifiesto de Abrantes 1 octubre de 1833) y fue proclamado
rey por sus partidarios, mientras se producían levantamientos carlistas en todo el país. La guerra fue un
conflicto civil en el que se opusieron dos ideologías políticas contrapuestas (liberalismo y
absolutismo).

En el bando carlista estaban los absolutistas más intransigentes. Defendían la monarquía absoluta de
origen divino, el derecho sucesorio masculino, la religión tradicional y la alianza del Altar y el Trono,
así como los privilegios de la nobleza y el clero. Su lema era "Dios, Patria, y Rey" al que añadieron la
defensa de los Fueros vascos y navarros frente al liberalismo centralista. Desde el punto de vista social, el
carlismo era respaldado por una parte de la nobleza, el bajo clero, parte del campesinado. Predominaba en
las zonas agrarias del norte (provincias vascas, Navarra, y zonas de Cataluña y Castellón, el Maestrazgo).

El bando isabelino o cristino contó con el apoyo de los sectores moderados y reformistas del
absolutismo, y de los liberales, que veían una posibilidad de reformar el país. También tuvo el apoyo de la
mayoría del ejército y de la jerarquía de la Iglesia, conscientes de la imposibilidad de evitar los cambios;
se sumaron la burguesía, los profesionales, las clases medias urbanas, y el campesinado del sur.
Controlaron el centro y el sur del país, y las principales ciudades, incluidas las capitales del norte,
Barcelona y Bilbao.

El gobierno de Mª Cristina contó con el reconocimiento y el apoyo diplomático y militar de Portugal,


Inglaterra y Francia. Los carlistas, sin llegar a ser reconocidos, tenían simpatías en Austria, Prusia, Rusia, y
los Estados Pontificios.

La primera guerra carlista (1833-1840) se inicia al morir Fernando VII. Primera Etapa entre 1833 y
1835. Al comienzo es favorable a los carlistas, que derrotaron a las tropas del gobierno en repetidas
ocasiones gracias a su movilidad y conocimiento del terreno. En Cataluña y en el Maestrazgo, utilizaron la
táctica de guerra de guerrillas. En la zona vasco- navarra los carlistas sostuvieron una guerra abierta de
tipo convencional. Entre las operaciones militares hay que mencionar el Sitio de Bilbao (1835), que se
saldó con un fracaso, y donde murió el general Zumalacárregui, su mejor estratega.

Segunda Etapa de la guerra entre 1835 y 1837. Los carlistas organizaron expediciones por el resto de
España, como la "Expedición Real", una campaña mediante la cual los carlistas intentaron tomar Madrid.
La victoria liberal en la batalla del Puente de Luchana (Bilbao 1836) aceleró el final del conflicto.
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Tercera etapa 1837 – 1840. Se caracterizó por la ofensiva isabelina dirigida por Espartero, la
consolidación del liberalismo en Madrid y el apoyo de Francia e Inglaterra que inclinan la balanza del lado
Isabelino. El final del conflicto llegó en 1839 con el Convenio de Vergara pactado por los generales
Espartero y Maroto. Los militares carlistas, a cambio de su aceptación de Isabel, obtenían la amnistía y el
derecho a integrarse en el ejército con su graduación militar; se conservaban algunos derechos forales En el
Maestrazgo, la guerra duró un año más. Don Carlos no aceptó el Convenio y se exilió en Francia.

La guerra había sido extremadamente cruenta, con decenas de miles de muertos, tanto militares como ci-

viles, y dejó en el norte una importante destrucción económica. La derrota de los carlistas no supuso la
extinción
de su ideario ni de sus reivindicaciones, mantuvo gran arraigo en algunas zonas del país y volvió a
protagonizar
episodios bélicos en otras dos ocasiones.
Las guerras carlistas inclinaron a la monarquía hacia el liberalismo, dieron un gran protagonismo a
los militares en defensa del régimen liberal e incrementaron los gastos de Estado, además de un elevado
coste humano.

La segunda Guerra Carlista (1846-1849) , conocida como la guerra de los matiners ( madrugadores) se
desarrolló fundamentalmente en Cataluña, como pretexto del fracaso de los planes de boda entre Isabel II y
el hijo de D. Carlos ( Carlos VI, conde de Montemolín). Careció de la importancia de la primera y no
superó el ámbito de la guerrilla rural. Cabrera intentó reorganizar el ejército sin éxito. Las últimas partidas
carlistas abandonaron España en dirección a Francia en mayo de 1849.

EVOLUCIÓN POLITICA, PARTIDOS Y CONFLICTOS. EL ESTATUTO REAL DE 1834. LAS


CONSTITUCION DE 1837
LA MINORÍA DE EDAD DE ISABEL II ( 1833-1843)
LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA DE NÁPOLES (1833-1840). EL ESTATUTO REAL Y LA
CONSTITUCIÓN DE 1837.
Isabel II fue proclamada reina tras la muerte de su padre, Fernando VII. Al ser menor de edad, su
madre, María Cristina de Borbón, ocupó la regencia entre 1833 y 1840, y el general Baldomero
Espartero entre 1840 y 1843. Durante estos diez años España en España tuvo lugar un doble conflicto:
- La ya comentada Guerra Carlista, enfrentamiento entre absolutistas y liberales.
- El establecimiento de un régimen constitucional, en el que se enfrentaron las diversas facciones
de liberales (moderados y progresistas).
La reina, forzada a confiar en los liberales progresistas, se vio obligada a facilitar la introducción de
reformas en el sistema político. Los liberales progresistas vieron en el apoyo a María Cristina la mejor
vía para acabar con el Antiguo Régimen.
EL ESTATUTO REAL. 1834. Tras el gobierno moderado de Cea Bermúdez y el impulso de algunas
reformas los liberales progresistas consideraban que las reformas no eran suficientes. En 1834 la reina
regente situó al frente del gobierno a Martínez de la Rosa, un liberal moderado que se encargó de
proyectar y aprobar el Estatuto Real. El propósito del Estatuto Real fue preparar el tránsito desde el
absolutismo monárquico a un sistema representativo liberal. El Estatuto Real ( 1834) era una Carta
Otorgada, concedida por la reina regente, que renunciaba a alguno de sus poderes. Las Cortes se
convertían en una Asamblea para asesorar a la Corona, pero no representaban la Soberanía Nacional,
ni tenían capacidad legislativa plena. Quedaban formadas por una Cámara Alta de Próceres y una
Cámara Baja de Procuradores (Cortes Bicamerales). La Cámara de Procuradores, elegida por sufragio
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restringido indirecto. El monarca conservaba importantes poderes como convocar y suspender las
reuniones de las Cortes o aprobar las leyes.
El estatuto Real fue una “tercera vía” entre el liberalismo y el Antiguo Régimen, que pretendía que
estuvieran representadas las viejas minorías dirigentes del Antiguo Régimen (altos miembros de la
nobleza y el clero) y los grupos burgueses más poderosos e influyentes. Pero estaba claro que el Estatuto
no satisfacía las expectativas de los liberales más exaltados y radicales que desde el primer momento
exigieron reformas más avanzadas. Y es que, desde los primeros momentos de la guerra, el liberalismo se
escindió en dos tendencias distintas o PARTIDOS:
 Los moderados. Eran liberales conservadores. Rechazaban la revolución y defendían conjugar la
tradición y el progreso moderno. Oposición a la democracia y el sufragio universal.
Este grupo lo componían los grandes terratenientes y los hombres de negocios más adinerados, muchos
militares, abogados, nobles y burócratas. Estuvieron en el poder desde 1844 hasta 1868.
 Los progresistas, también llamados exaltados o avanzados, liderados por Espartero y contrarios
al Estatuto Real de 1834. Defendían la ampliación del derecho de voto a las clases medias.
Elección popular de alcaldes y concejales en los ayuntamientos. Reformas rápidas y profundas
para ampliar las libertades (religiosa, de prensa y enseñanza). Entre sus apoyos predominaban las
clases medias urbanas. Ocuparon el poder entre 1835-1837 y 1841-1843, así como durante el
bienio 1854-1856.

 Partido demócrata. Hacia 1849 se produjo una escisión por la izquierda dentro delos liberales
progresistas: el partido demócrata, que defendía entre otros principios el sufragio universal y
alentó la movilización de los grupos sociales más desfavorecidos..

LA CONSTITUCIÓN DE 1837
Durante el verano de 1835 el gobierno de Martínez de la Rosa parecía incapaz de vencer a los
carlistas, multiplicándose las protestas de los liberales radicales, que organizaron algaradas callejeras.
La regente para acallar las revueltas encargó el gobierno a los liberales progresistas con Álvarez de
Mendizábal como figura destacada. El nuevo gobierno emprendió la desamortización eclesiástica,
suprimió los gremios e introdujo plenas libertades de producción y comercio. Sin embargo, las revueltas no
terminaron y en 1836 un grupo de suboficiales se sublevó en la Granja de San Ildefonso (Motín de la
Granja de San Ildefonso) e irrumpió en el palacio forzando a la regente a suspender el Estatuto Real y
restablecer la Constitución de 1812. Poco después, las Cortes emprendieron la elaboración de la
Constitución de 1837 que configuró un sistema político monárquico constitucional progresista. Los
aspectos más importantes de la Constitución de 1837 ( progresista) fueron:

- Soberanía: La potestad legislativa recaía en las Cortes con el rey


- Bicameralismo parlamentario. Las leyes debían ser aprobadas por las dos cámaras, el Congreso de
Diputados y el Senado. En la práctica el Congreso de Diputados tuvo mayor relevancia y sus miembros
eran elegidos por sufragio directo y censitario más amplio que el previsto en el Estatuto Real.
- Mantenimiento de importantes atribuciones en manos del rey: iniciativa legislativa, derecho de veto
ilimitado y designación de senadores.
- El reconocimiento de los derechos individuales y de la libertad de imprenta.
- Libertad religiosa, aunque compromiso del Estado para mantener económicamente al clero católico, que
había perdido buena parte de sus rentas tras la desamortización.

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- La Constitución se completó con una nueva ley electoral que establecía el voto directo y el sufragio
restringido masculino. Sólo se concedió el derecho de voto a unos 240.000 hombres a quienes se
consideraba cualificados por su inteligencia y riqueza, excluyéndose así a las clases bajas.

LA REGENCIA DEL GENERAL ESPARTERO (1840-1843)

En 1840 la regente María Cristina fue obligada a renunciar tras un nuevo enfrentamiento con los
progresistas motivado por una nueva Ley de Ayuntamientos. La enemistad entre María Cristina y los
liberales progresistas se había ido acentuando a lo largo de la guerra carlista. Tras diversos disturbios
callejeros María Cristina se dirigió al destierro.
El general Baldomero Espartero, líder del progresismo, resultó elegido por las Cortes para
asumir la regencia. Tremendamente popular por sus éxitos en las guerras carlistas, recortó los fueros vasco-
navarros y se aceleraron las ventas de bienes desamortizados. Estableció un gobierno autoritario apoyado
por el ejército.
No faltaron los intentos de sublevaciones armadas por parte de generales moderados. Sin embargo, lo
que precipitó su caída fue el estallido de una violenta revuelta popular en Barcelona en diciembre de
1842 ( una revuelta contra un posible tratado librecambista con Inglaterra, que dañaba la industria textil
catalana). Espartero mandó bombardear la ciudad, un error que acabó con su prestigio. Seis meses después
una nueva sublevación impulsada por militares moderados (Narváez) y algunos progresistas (Serrano,
Prim) provocó su caída. Espartero se exilió en Londres.

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5.2. ISABEL II . EL REINADO EFECTIVO DE ISABEL II (1843-1868). GRUPOS POLÍTICOS Y


CONSTITUCIONES
Para evitar una nueva regencia, moderados progresistas se pusieron de acuerdo para adelantar la
mayoría de edad de Isabel II. Con 13 años es considerada mayor de edad y comienza a reinar en 1843.
Durante la mayor parte de su reinado gobernaron los liberales moderados. Fueron los elegidos por la reina
que nunca confió el gobierno a los progresistas.
 LA DÉCADA MODERADA (1844-1854). LA CONSTITUCIÓN DE 1845.

Entre 1844 y 1854 gobernaron los moderados de forma ininterrumpida, siendo el general Narváez la
figura más representativa. Esta época se caracterizó por el mantenimiento del orden y la estabilidad
política. Pero los progresistas fueron marginados y se extendió la corrupción administrativa.
Se aprobó la Constitución de 1845 (MODERADA) , que sustituirá a la de 1837. Esta constitución recoge
los principios ideológicos del moderantismo. Aunque fue tomada como revanchista por los progresistas,
contenía elementos de continuidad. Los aspectos más novedosos fueron: afirmación de la confesionalidad
del Estado (catolicismo), fortalecimiento de la autoridad del monarca (Soberanía compartida entre el
rey y las Cortes), y modificaciones en el Senado, cuyos miembros pasaron a ser designados por el rey entre
individuos que debían superar los 30 años de edad y pertenecer a la nobleza, al generalato, al alto clero o
poseer fortuna personal elevada ( parecida a la Cámara de los Lores Británica). El Congreso de los
Diputados, elegidos por sufragio muy restringido (apenas el 1% de la población).
Las actuaciones políticas más destacadas fueron
- La creación de la Guardia Civil en 1844 para mantener el orden público, la seguridad de las personas,
la defensa de la propiedad, la lucha contra el bandolerismo y la represión de las revueltas sociales.
- La nueva ley de Ayuntamientos de 1845 que nombraba alcaldes entre todos aquellos que habían sido
elegidos concejales, para controlar la vida municipal.
- La reforma del sistema fiscal, elaborada en 1845 por el ministro Alejandro Mon y por el economista
Ramón Santillán. El objetivo era recaudar de forma más racional y eficaz para acometer las
infraestructuras y demás obras públicas. Los impuestos quedaron clasificados en Directos e Indirectos.
- Directos: la contribución por actividades industriales y comerciales, y la contribución territorial
sobre las propiedades inmobiliarias urbanas y los rendimientos de fincas rústicas cultivadas.
- Indirectos: tarifas aduaneras, impuesto de transmisión de bienes, y los «consumos»., que grababan
productos de primera necesidad.
- Disolución de la Milicia Nacional (1845), cuerpo que estaba controlado por los progresistas.
- Modificación de la ley electoral (1846), sufragio muy restringido, duplicándose la cantidad de dinero
exigida en pago de impuestos directos para tener derecho al voto, quedando así sólo 90.000 posibles
votantes, limitando el derecho al voto al 0,8% de la población
- La firma del Concordato con la Santa Sede en 1851. Se paralizó la venta de bienes desamortizados,
permitió el regreso de algunas órdenes religiosas y se dejó la enseñanza en manos del clero católico. La
Santa Sede suspendió la excomunión con que había castigado a los compradores de propiedades
eclesiásticas. A cambio el Estado español se comprometió a pagar una cantidad anual de dinero para
el sostenimiento del clero. La Iglesia se alejó del carlismo y logró recuperar buena parte de la influencia
que tenía sobre la sociedad española.
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- La reducción del déficit estatal mediante la conversión de la deuda efectuada por Bravo Murillo en
1851.
 EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)

A principios de 1854, la tensión política y el descontento social habían aumentado como consecuencia del
alza de precios, del desempleo y la corrupción de los gobiernos moderados. El general O´Donell, liberal
centrista, dio un golpe militar con las tropas acuarteladas en Vicálvaro (Vicalvarada). Los liberales
centristas fueron apoyados por los militares progresistas en la preparación del levantamiento, que se llevó
a cabo con sólo 2.000 soldados y secundado por una insurrección popular organizada por los demócratas
radicales. El éxito del levantamiento hizo que la reina entregara el poder nuevamente a Espartero El
Gobierno progresista duró hasta 1856.
Pero poco duró el gobierno progresista. En esos dos años, la obra más importante fue la desamortización
municipal dirigida por el ministro Pascual Madoz en 1855, que afectó a la propiedad municipal,
desapareciendo de forma definitiva los bienes de manos muertas en España. El objetivo era recaudar fondos
para disminuir el déficit estatal y financiar las obras públicas. Pero no se solucionaron los graves problemas
económicos del país y los ayuntamientos quedaron arruinados.
Se elaboró una nueva Constitución conocida también como la "non nata" porque nunca llegó a ser
promulgada a causa del "golpe contrarrevolucionario" del general Leopoldo O'Donnell. Recogía los
siguientes principios: Soberanía nacinal, bicameralismo, sufragio directo censitario, amplia declaración de
derechos políticos (tolerancia religiosa). Se puede considerar a la "non nata" como un antecedente de la
Constitución de 1869.
A lo largo de esta corta etapa los problemas fueron numerosos: inflación, desempleo, huelgas,
problemas de orden público. Estas dificultades inclinaron a O’Donell a apartarse de Espartero,
contribuyendo a la caída de los progresistas y al regreso de los moderados al poder.

 LA VUELTA AL MODERANTISMO (1856-1858) Y LOS GOBIERNOS DE LA UNIÓN


LIBERAL. LA CRISIS DEL MODERANTISMO.
→ El Bienio Moderado (1856-1858) y La Unión Liberal (1858-1863). Entre 1856 y 1858
gobernaron los moderados de la mano de Narváez, pero en 1858, O’Donell se hace con el poder al frente de
un nuevo grupo político llamado Unión Liberal, partido de centro que recogía tanto a los moderados de
izquierda y a los progresistas. Fue una época de gran progreso económico. El gobierno unionista potenció
la construcción de ferrocarriles, impulsó el desarrollo industrial favoreciendo la entrada de capital
extranjero.
En 1857 se aprobó la ley reguladora de la enseñanza, conocida como Ley Moyano (ministro de educación),
que estableció la enseñanza primaria pública y gratuita para todos los niños de 6 a 9 años de edad. Sin
embargo los resultados fueron decepcionantes por la falta de presupuesto. En 1890, el 60% de la población
infantil seguía sin escolarizar.
La división en el seno de la Unión Liberal permitió en 1863 la vuelta de los moderados de Narváez.
→ La crisis del moderantismo (1863-1868). A partir de 1865 los gobiernos moderados
desarrollaron una política autoritaria y represiva, incluso al margen de la Constitución. Tuvieron lugar
revueltas estudiantiles reprimidas por la fuerza. Progresistas y demócratas conciertan el Pacto de Ostende
(1866) con el objetivo de destronar a Isabel II. Al año siguiente, en 1867, se unió la Unión Liberal, tras la

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muerte de O’Donell, y ahora dirigidos por Serrano. La preparación de la Gloriosa Revolución de 1868
estaba en marcha.

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5.3. EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874): LA CONSTITUCIÓN DE 1869. EVOLUCIÓN


POLÍTICA: GOBIERNO PROVISIONAL, REINADO DE AMADEO DE SABOYA Y PRIMERA
REPÚBLICA.

El Sexenio constituyó el primer intento de establecer una democracia tal como se entendía en el
XIX, es decir, basada en el sufragio masculino. Comenzó con el destronamiento de Isabel II y
concluyó con la proclamación de Alfonso XII como rey. En estos seis años se sucedieron una
regencia, una nueva monarquía, una república y la restauración borbónica. Comenzó en
Septiembre de 1868 con la llamada 'Revolución Gloriosa" que provocó la expulsión del trono de
Isabel II. Fue un pronunciamiento militar que contó después con apoyo popular. La desaparición de
Narváez y O'Donnell agravaron la crisis política: los gobiernos moderados impusieron una
política autoritaria que generó una oposición cada vez más amplia y la crisis económica mundial
aumentó el malestar social. A todo ello hay que añadir la impopularidad de le reina. Progresistas,
demócratas y, finalmente, los unionistas firmaron el Pacto de Ostende (1866) por el que se
comprometían a expulsar del trono a Isabel II y a convocar unas Cortes Constituyentes por
sufragio masculino.

EL SEXENIO DEMOCRÁTICO
Gobierno Provisional y Reinado de Amadeo de Primera República
regencia del General Serrano. Saboya ( 1873-1874)
(1868-1870) (1871-1873)

CONSTITUCIÓN DE 1869.

LA REVOLUCIÓN GLORIOSA Y EL GOBIERNO PROVISIONAL (1868-1869)


En septiembre de 1868 se "pronunciaron" en Cádiz el general Prim (progresista) y el
almirante Topete. Las tropas enviadas por el gobierno para sofocar el levantamiento fueron derrotadas
en el Puente de Alcolea (Córdoba) por el general unionista Serrano. Simultáneamente estallaron
sublevaciones populares en las ciudades, con la formación de Juntas revolucionarias y grupos de la
Milicia Nacional. El gobierno dimitió e Isabel II, que tomaba los baños en San Sebastián, huyó a
París.
Los partidos firmantes del Pacto de Ostende formaron un Gobierno Provisional con
exclusión de los demócratas, que intentó calmar los ánimos populares con medidas como la ampliación
de las libertades, la supresión del impopular impuesto de consumos, libertad de culto y otras, aunque
exigió la disolución de las Juntas revolucionarias (que eran un auténtico gobierno paralelo) y de la
Milicia Nacional. Así mismo convocó elecciones a Cortes Constituyentes mediante sufragio
universal masculino directo para mayores de 25 años. Los grupos políticos hicieron campaña haciendo
uso de la prensa libre y de la propaganda de sus programas. Los aspectos más debatidos fueron la
forma de Estado (monarquía o república) y la cuestión religiosa (libertad de culto, pero sostenimiento
económico de la Iglesia). La principal tarea de las Cortes fue la aprobación de la CONSTITUCIÓN
(l869), que se considera la primera democrática, la más liberal de todas las redactadas hasta entonces
y que recogía por primera vez el ideario democrático. Sus principios más destacados son:

LA CONSTITUCIÓN DE 1869

Establecía: a) monarquía parlamentaria democrática; b) soberanía nacional y división estricta de


poderes: el legislativo correspondía en exclusiva a las Cortes y el ejecutivo al rey. El poder legislativo es
ejercido por dos Cámaras (Congreso y Senado) ;e) limitación de los poderes de la Corona bajo el lema de
“el rey reina pero no gobierna”; d) ampliación de los derechos y libertades ciudadanas* , con sufragio
masculino, derecho de reunión y asociación; e) separación Iglesia-Estado.
*Libertad de culto, libertad de enseñanza, derecho de reunión y asociación e inviolabilidad del domicilio.
Algunos de ellos no reconocidos en constituciones posteriores.

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*La Constitución de 1869 fue bien aceptada por los progresistas y demócratas, pero ni los
republicanos ni las asociaciones obreras en el sector izquierdista, ni los moderados y carlistas en
la de la derecha, aceptaron un texto constitucional que unos consideraron demasiado limitado y
otros avanzados en exceso. Estuvo vigente hasta 1876, salvo el periodo de constitución federal
de la I República, que no llegó a entrar en vigor.

LA REGENCIA DEL GENERAL SERRANO (1869-1870)


España era una monarquía sin rey. La Constitución definía a España como reino. Se estableció
una Regencia que asumió el general Serrano. El gobierno, presidido por el general Prim y con
Figuerola como ministro de Hacienda. Medidas económicas: Se suprimieron “los Consumos”,
impuesto que gravaba los artículos de primera necesidad. Se puso en marcha una política económica
fuertemente liberal: rebaja de los aranceles en contra de los intereses proteccionistas del comercio
exterior (arancel Figuerola 1869), liberalizó las explotaciones mineras (lo que permitió la entrada de
numerosos capitales extranjeros) y reformó el sistema monetario estableciendo la peseta como única
moneda nacional (1868). Esta medida favoreció la creación de un mercado interior unificado. Esta
línea de actuación satisfacía los intereses de la burguesía representada por el partido progresista, pero no
fue del agrado de los sectores republicanos y populares. Oposición política. Los sectores republicanos
mostraron su descontento al quedar establecida en la Constitución una monarquía parlamentaria y no
una república como ellos pretendían. El gobierno tuvo que afrontar muy pronto la oposición de estos
sectores que promovieron movilizaciones e incluso algunos intentos insurreccionales. El asunto más
urgente para Prim era encontrar un rey para el trono español. Se barajaron diversos candidatos
(rey demócrata y no perteneciente a la familia Borbón): entre ellos Espartero, el Duque de Montpensier
– cuñado de la reina- y Leopoldo de Hohenzollern (la propuesta de éste último provocó un conflicto
entre Francia y Prusia que derivó en la guerra franco-prusiana). Prim propuso a Amadeo de Saboya,
hijo del rey de Italia Víctor Manuel, que acababa de lograr la unificación italiana. Amadeo llegaría a
España en diciembre de 1870.

EL REINADO DE AMADEO I (1871-1873)


El reinado comenzó mal: pocos días antes de llegar a Madrid fue asesinado Prim, el jefe de
gobierno que hubiera podido ser el principal apoyo de Amadeo. La desaparición de Prim debilitó la
monarquía desde el primer momento, que duró dos años, desde la jura de la Constitución en enero de
1871 hasta febrero de 1873. Desde el principio este rey tuvo que hacer frente a numerosos problemas y
a un amplio abanico de fuerzas opositoras:
a) La Iglesia, contraria a las medidas secularizadoras del Sexenio como la libertad de culto y
la separación entre la Iglesia y el Estado. Se llegó a la ruptura de las relaciones con el Vaticano.
b) La nobleza, organizada en tomo al partido alfonsino de Cánovas del Castillo y defensora,
por tanto, de un monarca Borbón;
c) Los carlistas, defensores de los derechos de Carlos VII, se alzaron en armas en la tercera
guerra carlista (1872);
d) Los republicanos, opuestos a la monarquía, persistieron en sus intentonas insurreccionales;
e) El Movimiento Obrero revolucionario: la AIT (Primera Internacional Obrera) fundada en
Londres en 1864, llegó a España en 1871 con planteamientos anarquistas que contribuyeron a elevar la
conflictividad social;
f) Los independentistas cubanos iniciaron la primera rebelión contra la dominación
española ("guerra larga" de 1868-78).

Uno de los problemas que debilitó la inestabilidad política fue la ruptura entre los partidos que habían
participado en el triunfo de la revolución de septiembre de 1868, el unionista, el progresista y el
demócrata.
Los progresistas se dividieron en el partido Constitucionalista ( Sagastinos) , dirigido por Sagasta, y el
partido Radical, liderado por Ruiz Zorrilla. Incapaces de acordar una política común para afrontar la
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debilidad de la monarquía, se enzarzaron en peleas partidistas, lo que produjo una gran inestabilidad
política: en sólo dos años hubo tres elecciones generales y seis gobiernos. Amadeo, sin apoyo popular y sin
posibilidades de formar un gobierno fuerte capaz de resolver estos problemas, abdicó el 11 de febrero de
1873. Las Cortes aceptaron la renuncia, proclamaron la República y eligieron a Estanislao Figueras
como presidente.
LA PRIMERA REPÚBLICA (1873 -1874)

La Proclamación de la I República fue una solución de urgencia votada en las Cortes ante el vacío
político dejado por la abdicación de Amadeo I. La Primera república fue un periodo corto y convulsivo
lleno de crisis gubernamentales que se tradujeron en constantes cambios de gobierno. En once meses
de existencia hubo cuatro presidentes distintos cada uno con una ideología determinada (el unionista
Figueras, el federalista Pi Margall, y de tendencias más autoritarias dentro del unionismo, Salmerón y
Castelar).
La situación del país no podía ser peor. Entre febrero de 1873 y enero de 1874 la república tuvo que
hacer frente a graves dificultades:
 En el terreno económico, a la quiebra financiera del Estado, se sumaba la lentitud de la recuperación
económica y, sobre todo, la situación del sector agrícola, aún no recuperado de la crisis desde 1866/67.
 En el ámbito social, los apoyos de la República eran escasos y los que tenía eran, además,
contradictorios entre las pretensiones de la burguesía intelectual y las de los campesinos que
pretendían una auténtica revolución social. Los sectores más conservadores se alinearon contra la
república.
 En el ámbito internacional, sólo EE.UU. y Suiza reconocieron y apoyaron al nuevo régimen. Las
monarquías y repúblicas conservadoras de Europa veían peligrosa una posible revolución político-
social de signo radical en España.
 Por último, en el terreno político, la mayoría de los partidos pasaron a la oposición: la república fue
rechazada por los carlistas, los alfonsinos de Cánovas del Castillo, que atrajo a los conservadores y
moderados. Desunión de los republicanos entre unionistas (partidarios de un estado unitario) y
federalistas ( partidarios de una república federal).
Las dificultades eran grandes. Los campesinos pretendían llevar a cabo la revolución social centrada en
el reparto de tierras y se produjeron levantamientos campesinos en Andalucía, con ocupación de tierras y
linchamientos que fueron reprimidos por el gobierno. También surgieron los primeros focos federalistas.
Estanislao Figueras, fue uno de los líderes más moderados del republicanismo. Convocó elecciones a
Cortes Constituyentes. Se abstuvieron los partidos de la oposición (alfonsinos, carlistas y unitarios). Esto dio
la mayoría a los federales dirigidos por Pi y Margall. Durante el Gobierno de Pi y Margall se redactó la
Constitución de 1873, que no llegó a entrar en vigor. Proponía una república federal. Establecía una
República Federal compuesta de 17 estados y varios territorios de ultramar, cada uno de los cuales podía
tener su propia Constitución. Se establecía la división de poderes tanto en los municipios como en el Estado.
La Constitución daba grandes poderes al Presidente, que ejercería, además, el llamado poder de relación
entre los otros poderes y entre los Estado confederados. La Constitución estaba muy influida por la de
Estados Unidos. Incluía, por último, una declaración de derechos similar a la de 1869, pero con una
formulación más amplia del derecho de asociación y, sobre todo, con la total división de Estado e Iglesia, sin
ningún trato preferencial para ésta, lo que originó la indignación y el distanciamiento del régimen de la
mayoría católica .
La Constitución no llegó a entrar en vigor porque, desde primeros de julio, el país entró en un
proceso revolucionario. Al federalismo moderado de Pi y Margall se se opusieron los federales
"intransigentes" o cantonalistas, que defendían una federación española construida desde abajo: cada
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Tema 5. La construcción del Estado Liberal (1833-1874).
B. EL SIGLO XIX ESPAÑOL

comarca o región debía constituirse en un "cantón independiente" que de forma voluntaria se integraría en la
República federal. Se produjo una generalizada insurrección cantonalista en el Sur y levante español. El
toque de alerta se produjo el 7 de julio y fue una huelga general convocada en Alcoy por la AIT local y
rápidamente sofocada por el ejército de forma brutal. Inmediatamente, el 12 de julio se subleva Cartagena,
haciéndose con el control del arsenal y de la flota. Acto seguido hacían lo mismo otras ciudades como
Valencia, Málaga, Cádiz, Sevilla, etc…Simultáneamente, los carlistas llegan al cenit de sus conquistas al
apoderarse de Albacete y Cuenca y teniendo bajo su control todo el País Vasco, Navarra, buena parte del
interior de Cataluña y Aragón. Ante esta situación Pi y Margall presentó la dimisión.
Le sustituye el presidente de las Cortes, Nicolás Salmerón. Llevó a cabo una política más represiva.
Dio plenos poderes al ejército para garantizar el orden y sofocar las revueltas. El ejército dirigido por
Martínez Campos y Pavía sofocó la sublevación, salvo en Cartagena, que resistiría hasta enero del año
siguiente. Salmerón dimitió para no firmar las penas de muerte a los líderes cantonalistas, facilitando la
llegada al gobierno de los republicanos unitarios.
Con su sustituto Emilio Castelar, se consolida el giro a la derecha. Trató de dar un giro
conservador a la República para tranquilizar a la burguesía. Castelar era partidario de un Estado fuerte.
Inmediatamente emprendió un programa de reforzamiento de la autoridad del Estado, para lo cual buscó el
apoyo del Ejército. Suspendió las Cortes, suspendió algunos derechos constitucionales, restableció las
quintas y las ordenanzas militares, ordenando el alistamiento de 80.000 hombres, y restableció el Arma de
Artillería.
A finales de diciembre el avance carlista se había frenado y prácticamente estaba a punto de caer
Cartagena. Sin embargo, no llegó a ver la caída del cantón como presidente. Fue acusado de autoritarismo y
cesado como presidente.

El golpe de Pavía. Balance de la Iª República


El 2 de enero de 1874, tras reunirse la Cámara de Diputados, el gobierno fue derrotado en la votación de
confianza (la mayoría republicana estaba en contra de la gestión autoritaria de Castelar). Cuando se estaba
votando al sucesor de Castelar, el general Pavía, entraba en las Cortes durante la sesión parlamentaria
y las disolvió, anunciaba que iba a constituir un gobierno de emergencia, que sería presidido por el
General Serrano. Sus objetivos fueron restaurar el orden público, poner freno a la insurrección cubana y
combatir a los carlistas que se habían hecho fuertes en el Norte peninsular. Sus métodos, excesivamente
autoritarios y la gestación que Cánovas del Castillo estaba realizando para que regresaran los Borbones en
la persona de Alfonso XII, pusieron fin a su gobierno con el golpe de estado del General Martínez
Campos en Sagunto en diciembre de 1874. El sexenio democrático había concluido iniciándose el periodo
de la Restauración.
Con el golpe de Pavía termina la Iª República, puesto que la dictadura de Serrano supone una
simple transición hacia la monarquía de Alfonso XII. La República nunca tuvo apoyos reales entre un
republicanismo dividido, la escasa tradición republicana, la actitud revolucionaria de los campesinos,
los dirigentes de la AIT y los federalistas y la falta de apoyo entre la burguesía, única que hubiera
permitido su consolidación.

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