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SEGUNDA EVALUACIÓN
5.1. Isabel II: las Regencias. Las guerras carlistas. Los grupos políticos, el Estatuto
Real de 1834 y la Constitución de 1837.
El reinado de Isabel II se divide en dos grandes etapas, las regencias (durante su minoría
de edad, 1833-1843) y el reinado efectivo (1843-1868), a lo largo de las cuales se instauró
el sistema liberal en España.
Cuando estalló la guerra carlista Mª Cristina buscó el apoyo de los liberales nombrando
jefe de gobierno a Martínez de la Rosa que promulgó el Estatuto Real (1834) cuyo con-
servadurismo no satisfizo a los liberales y provocó la movilización de los progresistas en
plena guerra carlista.
En 1840 un nuevo Gobierno moderado trató de eliminar la elección democrática de los al-
caldes, provocando movilizaciones progresistas contra Mª Cristina, que cedió la regencia
a Espartero.
Regencia de Espartero (1840-1843): durante este período se aprobaron importantes me-
didas:
recorte de los fueros vasco-navarros1
, desamortización de los bienes del clero
secular y una ley librecambista en 1843 que provocó fuertes altercados en Barcelona y
una dura represión.
Esta decisión y el cierre de las Cortes, por las críticas a su política autoritaria, le privó
del apoyo de los progresistas.
Poco después los generales moderados O'Donnell y Narváez promovían un pronuncia-
miento militar. Finalmente, Espartero marchó al exilio y se anticipó la mayoría de edad
de Isabel II (tenía 13 años) iniciándose su reinado efectivo.
1 Aprobación de la Ley Paccionada Navarra y supresión del Pase Foral vasco, que venían a establecer la supremacía
de las leyes nacionales respecto de las forales.
2 La Pragmática Sanción había sido aprobada por las Cortes en 1789 pero Carlos IV no llegó nunca a promulgar.
b) Carlistas: absolutistas cuyo lema “Dios, patria, Rey y fueros” expresaba su defen-
sa del Antiguo Régimen, es decir la monarquía absoluta de derecho divino, la so-
ciedad estamental y los derechos forales. Su mayor implantación fue en las provin-
cias vascas, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo. Estuvieron apoyados por la baja
nobleza rural, el bajo clero, militares reaccionarios y gran parte del campesinado y
fueron reconocidos por Rusia, Austria y Prusia.
Etapas del conflicto (1833-1839): [Mapa 1]
a) Ocupación de zonas rurales (1833-1835): control de las partidas3 carlistas de la
región vasconavarra (salvo las grandes ciudades) y de amplias áreas rurales de
Aragón, Cataluña y Valencia. El general Zumalacárregui organizó un fuerte ejérci-
to con las partidas vasconavarras, aunque fracasó en el sitio a Bilbao, en el que
murió.
b) Ofensivas carlistas (1835-1836): intento del carlismo de extender el conflicto al
resto de España mediante dos expediciones militares dirigidas por el general
Gómez y por el propio Carlos V, que estuvo a punto de entrar en Madrid. Fracasa-
ron por la falta de apoyo al carlismo en las ciudades. El general liberal Espartero
alcanzó gran prestigio tras levantar el segundo sitio carlista a Bilbao (batalla de
Luchana, 1836).
c) Fin de la guerra (1837-1839): los fracasos dividieron al carlismo facilitando que
Espartero firmase con el jefe carlista Maroto en 1839 el Convenio de Vergara
[Texto 2]. Este acuerdo buscó la reconciliación nacional: los carlistas aceptaron de-
poner las armas y reintegrarse en la vida civil; a cambio Espartero se comprometió
a evitar las represalias, pedir a la regente el mantenimiento de los fueros y la incor-
poración en el ejército nacional de los oficiales carlistas que lo deseasen, con su
grado.
Consecuencias de la Primera guerra carlista:
El triunfo liberal en la primera guerra carlista tuvo importantes consecuencias:
- Consolidación de Isabel II en el trono, asentando el liberalismo en España.
- Absorción de los recursos económicos generados por la desamortización de
Mendizábal, retrasando la industrialización del país.
- Aumento del protagonismo de los militares en la vida política.
- Pérdidas humanas y materiales propias de toda guerra.
A pesar de su derrota militar, el carlismo siguió contando con un fuerte apoyo entre sus
bases dando lugar a dos guerras más a lo largo del siglo XIX.
3 Partida: pequeño grupo de paisanos convertidos en guerrilleros sin un mando militar superior.
Grupos políticos y constituciones
Grupos políticos
- Liberales: durante la minoría de edad de Isabel se confirmó la división del liberalismo en
dos corrientes. Ambas corrientes defendían la monarquía constitucional frente al
absolutismo, pero los
progresistas apostaban por la soberanía nacional (limitación de los poderes del rey) y
amplios derechos individuales (incluyendo la libertad religiosa).
Por el contrario, los moderados defendían amplios poderes para la Corona (soberanía
compartida con las Cortes), derechos individuales limitados (sufragio censitario muy
restringido) y la confesionalidad del Estado.
Los principales apoyos del liberalismo fueron la alta nobleza, el Ejército y las clases
urbanas.
- Carlistas: absolutistas que defendían el Antiguo Régimen y los fueros. Su lema era
“Dios, patria, rey y fueros”. Estuvieron apoyados por la baja nobleza rural, el clero, los
campesinos de las provincias vascas, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo.
Constituciones
Durante la minoría de edad de Isabel se aprobaron dos constituciones, reflejo de la
inestabilidad política del momento.
a) Estatuto Real (1834) [Texto 3]: no era propiamente una constitución, sino una Car-
ta Otorgada4 de carácter muy conservador, pues reservaba gran poder a la Corona:
- Ausencia de reconocimiento de la soberanía nacional y los derechos individuales.
- Las Cortes eran bicamerales: Cámara de los Próceres (miembros designados por la
Corona) y de los Procuradores (elegidos por sufragio censitario muy restrictivo). No re-
dactaban leyes, simplemente solicitaban su elaboración a la Corona.
b) Constitución de 1837 [Texto 4]: de carácter moderado, fue acordada por progre-
sistas, moderados y la Corona, que renunció al absolutismo a cambio de obtener
más competencias que en la Constitución de 1812.
Soberanía nacional.
4 Ley Fundamental del Estado que, a diferencia de una Constitución, no está elaborada por las Cortes, sino que es concedida graciosamente por el
Rey.
Reconocimiento amplio de derechos individuales (expresión, imprenta, igualdad
jurídica, etc.), aunque sigue sin reconocerse la libertad religiosa y, además, el
Estado asume la financiación de la Iglesia.
Poder ejecutivo: el rey renunciaba a gobernar indirectamente, pero nombraba y
cesaba al presidente del Consejo de ministros 5, y obtenía el derecho a convocar y
disolver el Parlamento y el derecho de veto6.
Poder legislativo: el Parlamento era bicameral (Congreso, y Senado con capacidad
de bloqueo).
Sufragio censitario. Los diputados eran elegidos por sufragio censitario directo y los
senadores mediante de sufragio censitario indirecto (senadores elegidos por el rey
entre una terna de aspirantes votados por los electores).
Poder municipal: elección democrática de los alcaldes.
5.2. Isabel II: el reinado efectivo. Los grupos políticos y las constituciones.
Los 25 años de esta etapa (1843-1868) estuvieron marcados por el conservadurismo,
reflejado en la preferencia constante de Isabel II hacia los moderados (Narváez y Bravo
Murillo). En estas circunstancias, los progresistas solo podían alcanzar el poder mediante
un pronunciamiento militar7. Distinguimos las siguientes etapas:
a) Década Moderada (1844-1854): los Gobiernos de Narváez y Bravo Murillo des-
tacaron por su conservadurismo y afán centralizador:
- Constitución de 1845: de carácter conservador (soberanía compartida, etc.)
- Limitación de derechos individuales: varios derechos reconocidos en la
Constitución fueron limitados posteriormente mediante normas como la Ley
Electoral (redujo el derecho a voto al 1% de la población) o la Ley de Imprenta.
- Política centralizadora: unificación jurídica (Códigos Civil y Penal) y fiscal (Ley
Mon, que estableció dos tipos de impuestos: directos sobre los inmuebles y
actividades productivas, e indirectos o consumos), y centralización política
(designación de gobernadores provinciales y alcaldes por el Gobierno).
- Reforzamiento del orden público (fundación de la Guardia Civil, 1844).
- Recuperación del poder de la Iglesia con la firma del Concordato8 de 1851
[Texto 5], que reconciliaba a las autoridades liberales con la Iglesia tras las
desamortizaciones. A cambio de reconocer al régimen isabelino, la Iglesia obtenía
5 Nombre que recibe el presidente del gobierno en España hasta la dictadura de Franco.
6 Facultad que posibilita impedir la promulgación de una ley aprobada por el Parlamento.
7 Durante el reinado de Isabel II hubo casi 40 pronunciamientos.
8 Concordato: Tratado sobre asuntos eclesiásticos que un Gobierno estatal firma con la Santa Sede.
su financiación económica por el Estado y el reforzamiento de su influencia
(prohibición de otros cultos, control de la enseñanza, censura, etc.).
Grupos políticos
En la segunda mitad del reinado de Isabel II surgieron dos nuevos partidos que, junto al
avance del republicanismo, hicieron más complejo el panorama político:
✔ Partido Demócrata: escisión del Partido Progresista que defendía el sufragio univer-
Constituciones
La Constitución de 1845 fue la única aprobada durante el reinado efectivo de Isabel II,
pues la redactada durante el Bienio Progresista no llegó a ser aprobada por la rapidez con
la que finalizó esta etapa (Constitución non nata de 1856).
Durante el reinado de Isabel II se aprobaron tres constituciones, reflejo de la inestabilidad
política del momento:
- Constitución de 1845 [Texto 6]: de carácter conservador, fue aprobada por iniciativa
de Narváez:
Soberanía compartida (Corona y Cortes).
Reconocimiento de derechos individuales (expresión, igualdad jurídica, etc.), que
podían limitarse mediante leyes aprobadas posteriormente.
Confesionalidad católica del Estado.
Corona: podía convocar y disolver el Parlamento, y vetar las leyes aprobadas.
Poder legislativo: Cortes bicamerales divididas en Congreso (sufragio muy
restrictivo, de solo el 0,8% de la población) y Senado (senadores designados por la
Corona con carácter vitalicio).
Centralización Política. El gobierno controla los municipios nombrando los alcaldes.
La Constitución de 1869
El triunfo progresista en las elecciones a Cortes constituyentes [Gráfica 1
] determinó el carácter de la Constitución de 1869 [Texto 9], cuyas principales caracte-
rísticas son:
Soberanía nacional.
Amplios derechos individuales, incluyendo el derecho de asociación (reclamado por
los demócratas y el incipiente movimiento obrero) y la libertad de cultos.
Monarquía parlamentaria como forma de gobierno. El rey mantuvo su poder modera-
dor (elección del presidente; convocatoria y disolución de las Cortes; derecho de veto).
Cortes bicamerales, elegidas por sufragio universal masculino directo (Congreso) e
indirecto (Senado).
Aconfesionalidad del Estado y libertad de cultos (aunque se mantuvo el sosteni-
miento estatal del clero).
Democracia municipal, mediante elección democrática de alcaldes por los vecinos.
9 La Santa Sede se enemistó con los Saboya por encabezar el proceso de unificación italiana, que incluyó la conquista de los Territorios Pontificios
(reducidos a la Ciudad de El Vaticano).
10 También conocida como Primera Internacional, la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores) fue fundada en Londres en 1864 con el objetivo
de coordinar los esfuerzos de los partidos obreros de cada Estado por liquidar el sistema capitalista y establecer una sociedad sin clases.
- Aislamiento internacional. La Primera República solo fue reconocida por EE.UU. y
Suiza.
Rúbrica
Agricultura
Artesanía
Comercio
Sociedad
cultura
Legado judío
En cuanto a su organización política, los reinos cristianos tenían monarcas, asesorados por la curia
real, pero su autoridad estaba limitada por la nobleza, la Iglesia, las Cortes y los fueros de las
ciudades. Castilla era una monarquía centralizada, mientras que la corona de Aragón era una
confederación de reinos con una monarquía pactista, requiriendo la aprobación de las Cortes para
las decisiones del rey.
2.5. La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y de Aragón y en el Reino de Navarra.
La Baja Edad Media (siglos XIV-XV) estuvo marcada por crisis demográficas, económicas y políticas,
incluida la peste negra y revueltas sociales. En el Reino de Castilla, la unión con León, la expansión
por el Atlántico y guerras civiles, como la de Enrique de Trastámara contra Pedro I, caracterizaron
este periodo.
En el Reino de Navarra, vinculado inicialmente a Francia, la unión con Castilla bajo Enrique IV
generó tensiones internas y guerras. La región experimentó conflictos sociales, dinásticos y
enfrentamientos contra Castilla.
Rubrica
Crisis
Reino castilla: resumen principales hechos
Corona Aragón: resumen principales hechos
Reina Navarra: resumen principales hechos