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Historia de España

2. Revolución liberal en el reinado de Isabel II. Carlismo y


guerra civil. Construcción y evolución del estado liberal

2. Revolución liberal en el reinado de Isabel II.


Carlismo y guerra civil.
Construcción y evolución del estado liberal

I. LIBERALISMO Y NACIONALISMO

El período que comienza con las dos regencias previas al reinado de Isabel II, se sitúa en un marco
general europeo en el que se producen un conjunto de movimientos políticos: el cuestionamiento del
Antiguo Régimen, los nacionalismos europeos y el ascenso de las burguesías nacionales. Estas
últimas, que ya tenían cierto poder, se enfrentaron a partir de 1848 con los demócratas y los
socialistas.

España, en estos momentos, se está transformando en una sociedad de carácter liberal-capitalista.


El nuevo bloque de poder se genera en torno a la nobleza y la alta burguesía, que tienen que afrontar
diversos problemas adaptativos.

Al mismo tiempo, surge el carlismo, un bloque tradicionalista con una concepción arcaica de la
religión y la monarquía que lleva al país a un estado de guerra a veces latente y otras activo. Los
argumentos de estos nacen en las aspiraciones de Carlos María Isidro de Borbón, hermano menor
del difunto Fernando VII. Se postula como heredero al trono amparándose en las leyes de sucesión
vigentes cuando la infanta Isabel nace (según las cuales la corona ha de heredarse por varón, de la
línea dinástica o, en su ausencia, de la más cercana). Por su parte, los partidarios “cristinos”
argumentan que antes de la muerte de Fernando VII se produjo la abolición de la ley sálica (que
impedía a las descendientes ser reinas de España).

Dada la debilidad civil del bloque dominante, los sectores militares de los partidos básicos se imponen
usando pronunciamientos para producir el cambio político. El pronunciamiento, que no deja de ser
un golpe de estado, se convierte en el método recurrente para cambiar de régimen durante todo el
XIX. Como salvedad había que añadir que la actual asociación al conservadurismo de los militares
no está tan clara en el XIX, produciéndose con frecuencia levantamientos de sectores progresistas
o, cuando menos, liberales del ejército.

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II. EL CARLISMO

Carlos María Isidro, que no se subleva hasta la muerte de Fernando VII, reúne a las fuerzas contrarias
a las transformaciones que se están produciendo en la sociedad. Sin embargo, el aparato militar del
Estado permanece fiel a la reina María Cristina, a excepción de una minoría formada por los
voluntarios realistas (creados por Fernando VII para combatir las corrientes liberales, esta milicia se
pondrá del lado de los carlistas en contra de la deriva liberal de la regencia de María Cristina).

La ideología carlista se resume en una posición ultracatólica, la defensa de la foralidad y la


monarquía de origen divino.

• La guerra carlista (1833-40):


1. Primera fase (1833-mediados de 1835). A pesar de no contar con apoyo exterior ni
interior en las grandes ciudades, las poblaciones campesinas afectadas por las leyes
del Trienio se unen a la causa carlista. El militar carlista Tomás de Zumalacárregui
realiza todo el esfuerzo organizativo, razón por la que le otorgan la jefatura del ejército
del Norte, aunque finalmente va a fallecer en el intento de tomar Bilbao (24/06/1835).
2. Segunda fase. Desde mediados de 1835 a mediados de 1837 las operaciones
militares se extienden por toda la nación. El propio Carlos María asedia Madrid, pero
no lo consigue.
3. Tercera fase. Desde finales de 1837, debido al desgaste de las tropas carlistas,
Espartero (cristino) y Maroto (carlista) llegan a un acuerdo, plasmado en el Convenio
de Vergara (31/08/1839), que ofrece la posibilidad del retiro a los militares carlistas o
su integración en el ejército liberal, una vaga referencia a la modificación de los fueros
y la concesión de pensiones a las viudas y huérfanos de la guerra.

Este conflicto va a suponer inestabilidad política, el protagonismo del ejército en la vida


política y la ingente movilización de recursos, amén de miles de víctimas, muy a menudo
ignoradas por la divulgación histórica, por el propio desarrollo bélico (en esta primera guerra carlista
se estiman entre 140.000 y 160.000 muertos en total).

III. LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA (1833-41)

María Cristina de Borbón, es la primera que garantiza la sucesión de su hija al trono, razón por la
que alcanza acuerdos con el ejército liberal para poder hacer frente al carlismo. Una de las acciones
destacadas del Gobierno bajo su regencia fue la creación de una nueva división provincial1. La
incapacidad de establecer alianza con los moderados conllevó a una crisis entre la Corona y los
mandos del ejército, que aspiraban a un acuerdo constitucional que asegurara la victoria ante los
carlistas.

1Aprobada mediante Decreto de 30 de noviembre de 1833, es decir, sólo tres semanas después de la muerte
de Fernando VII, y bajo el gobierno del absolutista reformador Cea Bermúdez.

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A. El Estatuto Real de 1834


Los capitanes generales forzaron la entrada en el Gobierno de Francisco Martínez de la Rosa, que
acomete un programa político que facilita la llegada al trono de Isabel II. Su reforma más importante
es el Estatuto Real, un modelo de Carta Otorgada cuyos rasgos fundamentales son:
• Sistema de Representación. Las Cortes ejercían facultades de derecho a petición del rey y de
aprobación de las asignaciones tributarias. Está formado por dos Cámaras; el Estamento de
Próceres y Estamento de Procuradores.
• Rey. El único capaz de convocar o disolver Cortes. Tiene capacidad legislativa y nombraba al
presidente de ambos Estamentos. Se reconoce el Consejo de Ministros, el cual preside.
• El Estatuto no era totalmente representativo, pero desvinculaba parcialmente con el Antiguo
Régimen. Más tarde, mediante un decreto se fija la participación de los españoles siendo lo
máximo alcanzado un 0,5%.

B. Las fuerzas políticas

Los liberales se ven separados en dos corrientes:


- Moderados. Representantes de la oligarquía del liberalismo y defensores de las capas altas de
las clases pudientes, reúnen fuerzas del Antiguo Régimen que se disponían a entrar en la nueva
sociedad. Su política se sustenta en el liberalismo doctrinario. Para ellos el poder debe basarse
en la inteligencia y la riqueza, por lo que abrir el censo es preferir la ignorancia y la pobreza. Su
economía deriva en el proteccionismo procurando una unión “altar-trono”. Sus representantes son
Martínez de la Rosa y Alcalá Galiano.
- Progresistas. Defensores de la soberanía nacional y la limitación a la Corona, son partidarios de
la autonomía de los municipios y de la Milicia Nacional. Su economía tiende al librecambismo y su
postura es favorable a la desamortización les supone un enfrentamiento contra la Iglesia y el trono.
Sus figuras más representativas son Espartero, Mendizábal y Calatrava. Emplean la ampliación
del cuerpo electoral y los pronunciamientos militares para llegar al poder.

C. Los gobiernos

a) Juan Álvarez Mendizábal


Es nombrado primer ministro en 1835, afrontando graves retos como son la guerra carlista y la
situación de la Hacienda. Integra el movimiento de las Juntas en las Diputaciones provinciales,
distribuyendo cargos a los progresistas. Para evitar la quiebra de Hacienda y hacer frente al
carlismo, puso en práctica la primera desamortización de bienes eclesiásticos y su posterior venta.
Este ataque contra la Iglesia pretende solucionar los problemas de la deuda pública, sentando las
bases para aumentar el apoyo social al régimen liberal. Su campaña distancia a los moderados de
los progresistas.

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b) José María Calatrava


Mendizábal fue destituido en 1836 por la reina, siendo nombrado sucesor Francisco Javier Istúriz,
de tendencia moderada. Ante las noticias de la disolución de la Milicia Nacional, los sargentos del
ejército del Norte asaltan la residencia veraniega de la Corona. Esto hace que la reina se vea forzada
a jurar la Constitución de 1812, hasta la redacción de otra, y a instaurar un Gobierno progresista
encabezado por José María Calatrava, que nombra ministro de Hacienda a Mendizábal.

D. La Constitución de 1837

Consolida definitivamente el régimen constitucional en España. La comisión estuvo presidida por


Agustín Argüelles y como secretario de esta estaba Salustiano Olózaga. Sus características más
importantes son:
• Sistema de representación. Las Cortes eran el órgano de representación de la soberanía
nacional y se configuran en una doble Cámara:
1. Congreso de los Diputados. Elegido cada tres años por los varones mayores
de 25.
2. Senado. Nombrados por el rey, se establecía un senador mínimo por provincia,
que debía tener al menos 40 años.
Ambas tienen iniciativa legislativa y podían elegir a la regente, recibir el juramento
constitucional de la Corona y hacer efectiva la responsabilidad de los ministros. En
presupuestario, el Congreso prevalece sobre el Senado.
• Rey. Tenía irresponsabilidad política, pero no sus ministros, que respondían a las Cortes.
Tenía derecho a veto por una legislatura, iniciativa legislativa y capacidad para disolver las
Cortes.
• Administración local. Elegidos por los vecinos con capacidad de voto.
• Milicia Nacional. Se configuró con rango constitucional para mantener el orden y apoyar
al ejército en sus respectivas provincias.
• Relaciones Iglesia-Estado. Se garantiza la libertad de culto, el Estado se compromete a
mantener el culto y los ministros católicos.
• Imprenta. Se reconoce el derecho de imprimir sin censura previa.

Una vez es aprobada se convocan elecciones. El conservadurismo de la sociedad se ve reflejado


en la victoria moderada, que atacan las bases del poder progresista, los ayuntamientos, cambiando
el procedimiento de elección de los alcaldes.

Las dos tendencias ven fundamental el dominio de los ayuntamientos para mantener la influencia
política. Los progresistas eligen a los alcaldes por sufragio limpio, mientras que los moderados los
elegían desde el Gobierno o los gobernadores provinciales.

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Los progresistas consideran este proyecto de ley como un ataque a la independencia municipal y
un intento de los moderados por anular su poder. La aprobación del proyecto justifica para los
progresistas la “rebelión”, pues violaba la Constitución.

IV. LA REGENCIA DE ESPARTERO (1841-43)

El general Baldomero Espartero se pone al frente del Gobierno en 1840 debido a el movimiento de
las Juntas que causa también el exilio de la reina regente.

El Gobierno del país pasó a manos de un ministerio-regencia presidido por Espartero en 1841. Este
convoca elecciones, que dan un triunfo claro a los progresistas que acelera las reformas
emprendidas por Calatrava y Mendizábal.

La regencia de Espartero se prolonga un trienio en el que el presupuesto militar se mantiene escaso,


generando malestar en los oficiales masónicos.

Durante la regencia se producen diversos pronunciamientos moderados apoyados desde fuera por
la reina madre. Estos crearon un clima de inestabilidad y dificultaron el funcionamiento
constitucional. Los moderados buscan una figura militar que les ayudará a volver al poder y la
encontraron en Ramón María Narváez.

Espartero se ganaba cada vez más enemistades. Impulsa una política económica que termina
produciendo protestas que serían apaciguadas con el bombardeo a Barcelona. Cuestión ésta que
genera aun mayor desprestigio del militar, saliendo a la luz su filiación con alguna empresa textil
inglesa. El descontento popular contra Espartero culmina con un pronunciamiento encabezado por
Narváez. Tras la victoria de este último, Espartero embarca hacia Londres al exilio.

V. EL REINADO DE ISABEL II (1843-1868)

Isabel II es coronada reina en 1843 con tan solo 13 años. Su reinado se caracteriza por la
transformación relativa de la economía que adquiría un perfil industrial y por la centralización del
poder político y la restauración de la relación con la Iglesia Católica.

A) La “década moderada” (1844-1854)

El Estado es dirigido por Isabel II como reina pese a su falta de experiencia y por Narváez y los
moderados que aplicaron en 1845 las reformas rechazadas en 1840 por los progresistas. La vida
de la reina se ve envuelta en continuos escándalos.

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En 1849 se redactó el manifiesto demócrata, en el contexto de un clima revolucionario en toda


Europa (oleada de 1848). El ambiente conspirativo hace que Narváez apruebe una ley que le
permite suspender las garantías constitucionales, aparece de esta forma el Partido Moderado2.

El carlismo no cedía con sus reivindicaciones. Carlos Luis de Borbón, pretendiente al trono bajo el
nombre de Carlos IV, tras una grave crisis agraria comienza una guerra que dura desde 1846 hasta
1849. Los carlistas terminan fracasando y Carlos VI abdica en su hermano Juan III.

i) La Constitución de 1845
Impone la ideología, instituciones y orden de los moderados, eliminando la soberanía nacional.
• Sistema de representación. Sistema bicameral, con:
- Congreso de los Diputados. Elegido mediante sufragio censitario. El presidente es
nombrado por el Rey.
- Senado. Elegidos por la Corona de por vida. Había un número limitado y sus
miembros deben tener rentas altas.
• Rey. Tiene iniciativa legislativa y nombraba al jefe de Gobierno y parte del Senado.
• Administración local. Se elimina el carácter electivo de los alcaldes elegidos ahora por el
Rey. Los concejales si son elegidos.
• Milicia Nacional. Es desmovilizada y sustituida por la Guardia Civil.
• Relaciones Estado-Iglesia. Se reconocer el carácter oficial de la religión católica.
• Imprenta. Se reconoce la libertad de imprenta.

ii) Concordato con la Santa Sede


A pesar de la tensión creada por Mendizábal, los moderados estabilizan la relación con la Iglesia
gracias al Concordato de 1851 que supone el reconocimiento del carácter confesional de España.

iii) La centralización
Los moderados presentan una política centralizadora con la que se crea un orden jurídico plasmado
en un nuevo Código Penal. Además, se crea una Guardia Civil (1844) y se asigna la provincia como
demarcación territorial por antonomasia.

iv) La reforma fiscal


De 1845, acabó definitivamente con el caótico sistema fiscal del Antiguo Régimen. Pidal y Mon
sustituyó los impuestos tradicionales por otros y añade el impuesto de consumos que afecta
principalmente a la clase popular. Hace una reforma monetaria al fragmentar la peseta en cuatro
reales.

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Partidario de una soberanía compartida entre monarquía y Cortes, ampliando los poderes de la Corona,
representando una continuidad con los “doceañistas” o moderados del trienio liberal (1820-23); contaba con
el apoyo de los grupos sociales de mayor nivel económico (grandes terratenientes, alta burguesía y clase
media-alta).

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v) El fin de la Década moderada


Las Cortes se disuelven durante casi un año por los ecos autoritarios que provienen de Europa,
lideradas en ese momento por Juan Bravo Murillo. Se inspira en el modelo francés para establecer
un sistema con una nueva Constitución. Sin embargo, su intento de reforma hace que los
moderados, aliándose con los progresistas, hagan que la reina lo sustituya. Debido a escándalos
de palacio de la reina, se crea un clima de tensión que desemboca en el pronunciamiento de 1854.

B) El “bienio progresista” (1854-1856)

A partir de un primer pronunciamiento en Zaragoza, parte de los moderados conspiran para evitar
que el pueblo terminase dándole el poder a los progresistas.

Con Madoz a la cabeza, se crea una Junta en la que se exigen mayores derechos para los
trabajadores. O’Donnell por otra parte se pronuncia sin éxito teniendo que retirarse. Sin embargo,
consigue que Cánovas redacta el Manifiesto de Manzanares3 con el que pretende calmar a los
progresistas.

A partir de aquí se producen diversos levantamientos obligando a la reina a destituir al entonces


actual Gobierno. Así mismo, Espartero es llamado por la reina y tras pactar con O’Donnell restablece
la Constitución de 1837 y la ley municipal de 1823. Espartero tras esto renuncia a un mayor
levantamiento, separándose de los demócratas revolucionarios.

El régimen constituido en el Bienio aspiraba a un cambio constitucional, debido a su lentitud se


quedó en un mero proyecto de constitución.

Las reformas progresistas se basan en la sociedad y en la economía. Las principales reformas son
las desamortizaciones producidas por Madoz a los bienes municipales, el plan de Ferrocarriles y
distintas reformas financieras haciendo que el Banco de España sea el único capaz de emitir
billetes.

El Bienio acaba con el comienzo del movimiento obrero español causado por el descontento de los
empresarios.

C) El “bienio moderado” de Narváez (1856-1858)

Supuso una vuelta reaccionaria a la situación previa de la constitución de 1845 (por ejemplo,
intentando implantar nuevamente la institución del Mayorazgo), con el Partido Moderado. Se
diferencian dos fases: la de un gobierno personalista de Narváez, hasta 1857; y la de una apariencia
constitucionalista con la convocatoria de elecciones de ese año (Fontana), reduciéndose el censo
a 100.000 electores. Finalmente, Narváez se ve obligado a dimitir por el levantamiento de algunas

3 http://sauce.pntic.mec.es/~prul0001/Textos/Texto%203%20%20tema%20X.pdf

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poblaciones de Andalucía, ante una crisis de subsistencias, y las desavenencias con Isabel II al no
querer promocionar militarmente a un favorito de la reina.

D) La era O’Donnell (1858-1863)

Escosura, ministro de la Gobernación, dimite por las presiones de O’Donnell y la opinión pública (la
prensa conservadora había hecho campaña en contra de Escosura por los levantamientos
anarquistas en Valladolid por crisis de subsistencias). Del mismo modo, Espartero también dimite
por apoyar tácitamente a Escosura y el levantamiento vallisoletano. O’Donnell, interesado en crear
un partido-puente entre progresistas y moderados, es nombrado presidente del nuevo gabinete el
2 de septiembre de 1856.

En 1856 reinstaura la Constitución de 1845 con unas pequeñas modificaciones. Dichas


modificaciones serán eliminadas por Narváez en 1857, asumiendo aquella constitución
íntegramente, e incluso retornando al Antiguo Régimen con la implantación de la censura a críticas
a la corona o el gobierno.

La política interior de O’Donnell se basa en la creación de la Unión Liberal. Bajo su secretaría de


Gobernación, un joven Cánovas comenzaría a aprender sobre política. El nuevo gabinete inicia su
andadura en un crecimiento económico que se extiende hasta 1867, basado en las exportaciones
(hierro, vino, aceite), y en el desarrollo exponencial del ferrocarril. La Unión Liberal mediante leyes
refuerza la seguridad de la propiedad privada (leyes del notariado e hipotecaria). Se produce en
estos años la desamortización de Madoz, dando lugar a levantamientos en todo el territorio por el
impacto en las tierras comunales, e incluso el levantamiento de algún foco carlista en Tarragona.

Su política exterior gira en torno a tres ejes con un objetivo de engrandecer al Estado, con poca
repercusión: la intervención en Asia (Conchinchina, colaborando con Francia y consiguiendo
ventajas comerciales en la zona), la cuestión mexicana (infausta con el objetivo de asentar a
Maximiliano de Francia en México) y la guerra de África (con un resultado positivo de colonizar el
Ifni y una indemnización económica de los marroquíes).

D) El final del reinado de Isabel II (1863-1868)

La reina obligó a O’Donnell a dimitir tras reconocer este el nuevo reino de Italia, hecho que creaba
tensiones con la Iglesia. Como resultado, la Unión Liberal comienza a desintegrarse.

Los progresistas se ven inhibidos por no ser llamados al poder, habiendo varios Gobiernos
moderados apoyados por la propia reina.

El movimiento de estudiantes ocasiona la destitución de Castelar en el Gobierno de Narváez. Isabel


II en este momento vuelve a llamar a O’Donnell (menos autoritario que Narváez) en 1865 para
acercarse a los progresistas. Estos últimos al no aceptar el trato con el general, motivan a que

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O’Donnell tome posiciones autoritarias, llegando a ordenar el fusilamiento de varios progresistas.


La impopularidad de estas ejecuciones hace que Isabel II llame de nuevo a Narváez.

Frente a esta situación de deterioro político, los progresistas y demócratas acuerdan en Ostende
(1866) un derrocamiento del régimen encabezado por el general Prim a los que se unirían los
integrantes de la Unión Liberal tras la muerte de O’Donnell. La “gloriosa” revolución y el cambio de
régimen están en camino.

Anexo: relación de gobiernos y pronunciamientos del reinado de Isabel II

Regencia de María Cristina de Borbón (1833-1840), por la minoría de edad de Isabel II:
1) Absolutismo moderado de Cea Bermúdez (1833)
2) Liberalismo moderado de Martínez de la Rosa (1834-1835)
3) Liberalismo progresista de Mendizábal (1836)
4) Liberalismo moderado de Istúriz (1836)
Pronunciamiento de los Sargentos de la Guardia Real en La Granja, 1836
5) Liberalismo progresista de Calatrava (1836-1837)
6) Liberalismo moderado (1838-1840)
Regencia de Espartero (1840-1843):
Pronunciamiento de Narváez y otros contra Espartero, 1843
Reinado de Isabel II (1843-1868), declarada mayor de edad con 13 años:
1) Gobierno progresista de Olózaga (1843)
2) Década moderada de Narváez y Bravo Murillo (1844-1854)
Pronunciamiento de O’Donnell y otros, “La Vicalvarada”, 1854
3) Bienio progresista de Espartero y O’Donnell (1854-56)
4) Bienio moderado de Narváez (1856-1858)
5) “Gobierno largo” de la Unión Liberal de O’Donnell (1858-1863)
6) Gobiernos moderados de Narváez y González Bravo (1863-1868)

Anexo: relación de biografías clave

Isabel II: https://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_II_de_Espa%C3%B1a


Carlos María Isidro de Borbón: https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Mar%C3%ADa_Isidro_de_Borb%C3%B3
María Cristina de Borbón: https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Cristina_de_Borb%C3%B3n-Dos_Sicilias
Francisco Martínez de la Rosa: https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Mart%C3%ADnez_de_la_Rosa
Espartero: https://es.wikipedia.org/wiki/Baldomero_Espartero
Narváez: https://es.wikipedia.org/wiki/Ram%C3%B3n_Mar%C3%ADa_Narv%C3%A1ez
O’Donnell: https://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_O%27Donnell
Mendizábal: https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_%C3%81lvarez_Mendiz%C3%A1bal
Madoz: https://es.wikipedia.org/wiki/Pascual_Madoz

Bibliografía seleccionada

Artola Gallego, Miguel (1973): La burguesía revolucionaria (1808-1869). Madrid: Alianza.


Fontana, Josep (2007): Historia de España. La época del liberalismo. Madrid: Marcial-Pons.
Rueda, Germán (1996): El reinado de Isabel II. La España liberal. Madrid: Historia 16 - Temas de Hoy.
Tusell, Javier; Sánchez Mantero, Rafael (2004): El siglo XIX. De la Guerra de la Independencia a la Revolución de 1868.
Madrid: Espasa-Calpe.

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