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PROCESAL CONSTITUCIONAL

PROCESAL INTERNACIONAL

PROCESAL DE TRIBUNALES
EUROPEOS Y UE

MÁSTER DE ACCESO A LA ABOGACÍA CURSO 2015-2016


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I.- PROCESAL CONSTITUCIONAL

1.- RECURSO DE AMPARO

1. CONCEPTO

Las garantías jurisdiccionales internas culminan con el recurso de amparo, que se


sustancia ante el Tribunal Constitucional.

Mediante el recurso de amparo, el Tribunal Constitucional se erige en tutor máximo de los


derechos y libertades, de tal manera que él mismo ha podido decir: “Nada que concierna al
ejercicio por los ciudadanos de los derechos que la Constitución les reconoce podrá considerarse
nunca ajeno a este Tribunal”.

Establecido por la Constitución, artículos 53.2 y 161.1.b), su regulación ha sido


desarrollada por la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, según cuyo art. 41 este recurso
protege al ciudadano frente a las violaciones de los derechos fundamentales y libertades públicas
originados por disposiciones, actos jurídicos, omisiones o simples vías de hecho de los poderes
públicos, así como de sus funcionarios o agentes. Es un proceso constitucional, tanto por su
objeto, consistente en unas pretensiones fundadas en normas constitucionales, como por el
órgano ante el que se sustancia. Todo otro problema jurídico-constitucional, por importante que
sea, y, en general, todo lo que no guarde relación con los derechos fundamentales queda fuera
del recurso de amparo.

No constituye, dice el Tribunal, una nueva instancia judicial, sino que es “un proceso
autónomo, sustantivo y distinto, con un ámbito específico y propio para la protección reforzada de
los derechos fundamentales”.

2. DERECHOS AMPARABLES Y ACTOS IMPUGNABLES

Los derechos amparables son los reconocidos en la sección 1ª del capítulo II del título I de
la Constitución, más la igualdad ante la ley, reconocida en el art. 14, y el derecho a la objeción de
conciencia respecto de las obligaciones militares, garantizado por el art. 30.2 y hoy desaparecido
por haber sido suprimido el servicio militar obligatorio.

Hemos de anotar que en la sección 2ª del mismo capítulo constitucional hay derechos
subjetivos que no habría sido desatinado cubrir con esta garantía. El criterio seguido por el
constituyente no parece ser ni material ni formal, sino meramente de la importancia social y
política que, a su juicio, tienen estos derechos y libertades para el régimen instaurado; además, el
constituyente pretendió con esta acotación de los derechos amparables evitar que la institución
pudiera colapsarse por pretender abarcar un objeto demasiado amplio.

Pero de hecho, tanto por la vía legislativa como jurisprudencial, el cuadro anterior se ha
visto notablemente ampliado. A título de mero ejemplo, indicamos algunos derechos que han
terminado entrando en el elenco de amparables:

a) El ejercicio de sus funciones por parte de representantes políticos.

b) Los derechos a la negociación colectiva y a la huelga, del art. 37, han sido reconducidos
por el Tribunal al derecho de libertad sindical, del art. 28.1.

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c) Los derechos procesales, etc.

En cuanto a las vulneraciones impugnables de los derechos, únicamente pueden serlo las
de los poderes públicos, entendida esta expresión en sentido amplio, puesto que, de un lado,
incluye los poderes centrales y territoriales, los corporativos y los institucionales, y, de otro,
también sus omisiones. Pero ha de tratarse de lesiones concretas de derechos fundamentales.
Evidentemente no pueden ser objeto de este recurso los actos de personas particulares.

La noción constitucional de poderes públicos es genérica e incluye a todos aquellos entes


(y a sus órganos) que ejercen un poder de imperio. Por ejemplo, el Tribunal Constitucional ha
interpretado que entran en este concepto las violaciones de los derechos producidas por la
Seguridad Social y por empresas nacionales o concesionarias de servicios públicos, que, a estos
efectos, pueden ser entendidas como dotadas de poder público, aunque sea de forma indirecta o
mediata. Pero lógicamente no son actos recurribles los actos de las autoridades públicas cuando
actúan como personas privadas, por ejemplo, en la contratación laboral.

De otro lado, los actos pueden consistir en desconocimiento, vulneración o impedimento de


los derechos o libertades antes aludidos.

Finalmente, debemos hacer una referencia al Derecho comunitario y a las autoridades de


la Unión Europea. A los efectos del recurso de amparo, que es un recurso interno, las autoridades
de la Unión no tienen la consideración de poderes públicos. Tampoco cabe el recurso de amparo
por violación del Derecho comunitario, salvo que en su aplicación por parte de un poder público
interno se vulnere un derecho constitucionalmente protegido con esta garantía.

En ningún caso pueden ser objeto de recurso de amparo los actos del Rey, porque, como
sabemos y como corresponde a su estatuto de inviolabilidad e irresponsabilidad, no son actos
propios.

Artículo cuarenta y tres.

Uno. Las violaciones de los derechos y libertades antes referidos originadas por
disposiciones, actos jurídicos, omisiones o simple vía de hecho del Gobierno o de sus autoridades
o funcionarios, o de los órganos ejecutivos colegiados de las comunidades autónomas o de sus
autoridades o funcionarios o agentes, podrán dar lugar al recurso de amparo una vez que se haya
agotado la vía judicial procedente.
Dos. El plazo para interponer el recurso de amparo constitucional será el de los veinte días
siguientes a la notificación de la resolución recaída en el previo proceso judicial.
Tres. El recurso sólo podrá fundarse en la infracción por una resolución firme de los
preceptos constitucionales que reconocen los derechos o libertades susceptibles de amparo.

Artículo cuarenta y cuatro.

1. Las violaciones de los derechos y libertades susceptibles de amparo constitucional, que


tuvieran su origen inmediato y directo en un acto u omisión de un órgano judicial, podrán dar lugar
a este recurso siempre que se cumplan los requisitos siguientes:

a) Que se hayan agotado todos los medios de impugnación previstos por las normas
procesales para el caso concreto dentro de la vía judicial.
b) Que la violación del derecho o libertad sea imputable de modo inmediato y directo a una
acción u omisión del órganos judicial con independencia de los hechos que dieron lugar al proceso
en que aquellas se produjeron, acerca de los que, en ningún caso, entrará a conocer el Tribunal
Constitucional.
c) Que se haya denunciado formalmente en el proceso, si hubo oportunidad, la vulneración
del derecho constitucional tan pronto como, una vez conocida, hubiera lugar para ello.

2. El plazo para interponer el recurso de amparo será de 30 días, a partir de la notificación


de la resolución recaída en el proceso judicial.
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3. ESPECIAL TRASCENDENCIA CONSTITUCIONAL

Exceptuando las pretensiones de amparo dirigidas contra actos provenientes del Poder
Legislativo lesivo de los derechos fundamentales, con respecto a los cuales el TC conoce en
primera y única instancia, la necesidad de agotar la vía judicial previa en los recursos de amparo
contra los actos del Poder Ejecutivo y Judicial, ha provocado en la doctrina y la jurisprudencia una
importante polémica consistente en determinar si el proceso que transcurre ante el TC es un
proceso autónomo, en cuyo caso el término recurso sería manifiestamente inapropiado, o si, por el
contrario, la actividad del TC se limita a revisar la aplicación o interpretación del Derecho que han
realizado aquellos Tribunales, constituyendo el recurso de amparo un auténtico medio de
impugnación.

a) Por la primera tesis abonaría el TC como una jurisdicción especial. Su fundamento legal
habría que encontrarlo en la ubicación que la Constitución realiza del TC al situarlo fuera del
capítulo del Poder Judicial. El TC es también un órgano institucionalmente dotado de
independencia, pues sus jueces son inamovibles dentro de su mandato, independientes frente a
los demás poderes del Estado y solamente sometidos a la Constitución y a su Ley Orgánica.

b) De la misma forma, tampoco puede reclamarse la distinta naturaleza de pretensión de


amparo ante los Tribunales ordinarios y ante el Tribunal Constitucional. La identidad de ambos
objetos litigiosos es evidente entre el objeto procesal del procedimiento especial para la protección
de los derechos fundamentales y el del proceso constitucional de amparo, pues ambas
pretensiones recaen sobre un mismo bien litigioso, un derecho fundamental vulnerado.

Rige en nuestro ordenamiento la “teoría de la sustanciación de la pretensión”, siendo, por


tanto, indiferente a los efectos de una mutación del objeto procesal un distinto nomen iuris o
calificación de los hechos que fundamentan la petición de amparo, siempre y cuando, como
acontece en el presente caso, nos encontramos ante un mero fenómeno de concurso de ideas de
Leyes, subsumibles en unos mismos hechos.

También existe la misma identidad de pretensiones entre la de amparo, ejercitada en un


procedimiento contencioso-administrativo ordinario y ante el TC, si bien en el primero de ellos
dicha pretensión aparece acumulada a otra principal, sobre la que el TC no puede extender su
competencia, porque tan solo puede conocer de aquellas pretensiones que se fundamenten sobre
normas constitucionales que tutelen el derecho fundamental vulnerado.

Algo similar sucede también con el procedimiento de amparo contra los actos u omisiones
del Poder Judicial, en el que la petición de amparo aparece claramente conexa con otra principal
acerca de la cual al TC le está vedado entrar en su conocimiento por prohibirlo expresamente el
art. 44.1.b y 54 LOTC.

4. FINALIDAD DEL RECURSO

La finalidad esencial del recurso de amparo es la protección, en sede constitucional, de los


derechos y libertades cuando las vías judiciales ordinarias de protección han resultado
insatisfactorias y, en ocasiones, cuando no existen esas vías, como sucede con los actos
parlamentarios. Por eso, no pueden hacerse valer en él otras pretensiones que “las dirigidas a
restablecerlo y a preservar los derechos y libertades por razón de los cuales se formuló el
recurso”.

El recurso de amparo permite al Tribunal Constitucional una actividad de continua precisión


y definición de los derechos fundamentales. Pero, además, su Ley Orgánica, al hacer preceptiva
la intervención del Ministerio Fiscal, dirige este procedimiento también a la defensa de la legalidad
(en este caso, sería mejor decir constitucionalidad) y del interés público que éste tutela. Sin

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embargo, no puede perderse de vista que el sentido propio del amparo es beneficiar al recurrente,
si procede, reponiéndolo en su derecho.

5. NATURALEZA Y CARACTERES

Los caracteres del recurso de amparo más reseñables, tal como fue concebido por la
primera redacción de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y, sobre todo, por la
jurisprudencia de éste durante más de veinte años, eran la subsidiariedad, la gratuidad y el
antiformalismo.

a) Por su naturaleza subsidiaria requiere el agotamiento de la vía judicial previamente para


acudir al Tribunal Constitucional y debe haberse invocado en ella el derecho constitucional
presuntamente vulnerado a fin de que los órganos judiciales hayan podido pronunciarse sobre
ello. Desde la reforma de 2007, la vía judicial previa incluye el incidente de nulidad por vulneración
de derechos fundamentales. No reza este agotamiento de la vía judicial cuando se trate de un
acto del Poder Legislativo.

b) La gratuidad está expresamente establecida en la propia Ley Orgánica para todos los
procedimientos ante el Tribunal Constitucional, si bien éste podrá imponer las costas e incluso
multa si aprecia temeridad o abuso de derecho. Los litigantes pueden gozar del beneficio de
pobreza cuando estén en alguno de los casos fijados por la Ley de Enjuiciamiento Civil, según ha
dispuesto el propio Tribunal.

c) Y era un recurso antiformalista, según se desprendía de la regulación de la Ley


Orgánica y acentuó expresamente en innúmeras ocasiones el Tribunal Constitucional. Más aún:
este antiformalismo, verdadera apuesta del Alto Tribunal, ha significado una verdadera revolución
en la administración de justicia por cuanto rige también en la jurisdicción ordinaria en aras de la
consecución de la justicia material. Por eso los requisitos del recurso de amparo eran escasos y
su incumplimiento no siempre resultaba invalidante, puesto que el propio Tribunal Constitucional
solía salvar el defecto o error en que hubiera podido incurrir la demanda. Así, por ejemplo, a pesar
de los defectos de la demanda, el Tribunal admitió a trámite un recurso al darse por enterado con
su simple lectura del acto impugnado, de los hechos relatados y de la normativa de apoyo. En
cambio, este antiformalismo y flexibilidad no permiten al Tribunal sustituir el petitum o pretensión
de la parte actora.

6. LEGITIMACIÓN ACTIVA Y PASIVA

La Constitución dice en su artículo 162 que están legitimados: Para interponer el recurso de
amparo, toda persona natural o jurídica que invoque un interés legítimo, así como el Defensor del
Pueblo y el Ministerio Fiscal . El art. 46 de la LOTC matiza aquella afirmación al decir que los
legitimados son en todo caso, el Defensor del Pueblo, y el Ministerio Fiscal; además, en los casos
de los art. 42 y 45 (actos del legislativo y del ejecutivo), lo es la persona afectada; mientras que en
los de los art. 43 y44 (actos del poder judicial), quienes hayan sido parte en el proceso. Se requiere
que la persona natural o jurídica invoque un interés legítimo. Podrán comparecer en el proceso de
amparo constitucional, con el carácter de demandado o con el de coadyuvante, las personas
favorecidas por la decisión, acto o hecho en razón del cual se formule el recurso o que ostenten un
interés legítimo en el mismo. El Ministerio Fiscal intervendrá en todos los procesos de amparo, en
defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley.

Artículo cuarenta y seis.

Uno. Están legitimados para interponer el recurso de amparo constitucional:


a) En los casos de los artículos cuarenta y dos y cuarenta y cinco (derogado, hacía alusión
a los actos del Poder Legislativo), la persona directamente afectada, el Defensor del Pueblo y el
Ministerio Fiscal.

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b) En los casos de los artículos cuarenta y tres y cuarenta y cuatro, quienes hayan sido
parte en el proceso judicial correspondiente, el Defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal.
Dos. Si el recurso se promueve por el Defensor del Pueblo o el Ministerio Fiscal, la Sala
competente para conocer del amparo constitucional lo comunicará a los posibles agraviados que
fueran conocidos y ordenará anunciar la interposición del recurso en el “Boletín Oficial del Estado”
a efectos de comparecencia de otros posibles interesados. Dicha publicación tendrá carácter
preferente.

Artículo cuarenta y siete.

Uno. Podrán comparecen en el proceso de amparo constitucional, con el carácter de


demandado o con el de coadyuvante, las personas favorecidas por la decisión, acto o hecho en
razón del cual se formule el recurso que ostenten un interés legítimo en el mismo.
Dos. El Ministerio Fiscal intervendrá en todos los procesos de amparo, en defensa de la
legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley.

A) Legitimación activa

A tenor del art. 162.1.b CE están legitimados para interponer recurso de amparo, toda
persona natural o jurídica que invoque un interés legítimo, así como el Defensor del Pueblo y el
Ministerio Fiscal.

- El Defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal

Tanto la LODP como el vigente EOMF atribuyen a ambos organismos la función de velar
por la protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Partiendo de esta premisa, no
ha de resultar extraño que el art. 46.1 LOTC les conceda legitimación para interponer el recurso
de amparo constitucional. Se trata de una sustitución procesal, en la que el Defensor del Pueblo o
el Ministerio Fiscal actúan, de un lado, en nombre del titular del derecho fundamental vulnerado, y,
de otro de la sociedad que impone a los poderes públicos la obligación de que sean celosos en el
respeto y efectivo cumplimiento de los derechos fundamentales. Por tal razón, la LOTC no impone
al alto comisionado de las Cortes o al Garante de la legalidad género de traba alguna para el
ejercicio del recurso de amparo.

- Los particulares

Naturalmente también está legitimada toda persona natural o jurídica que invoque un
interés legítimo. La Constitución viene aquí a recoger el concepto de interés legítimo del derecho a
la acción, toda vez que, para interponer dicho recurso, se requiere ser la persona directamente
afectada, en el caso de las lesiones producidas por el Poder Legislativo (art. 46.1.a LOTC) o haber
sido parte en el proceso judicial correspondiente, cuando la vulneración del derecho fundamental
provenga del Poder Ejecutivo o del Judicial (art. 46.2 LOTC).

i) Persona directamente afectada e interés legítimo: Por persona afecta a los efectos de
legitimación en el procedimiento, no cabe entender exclusivamente al titular del derecho
fundamental vulnerado, o a la víctima de la violación del derecho fundamental, sino a “toda
persona que tenga un interés legítimo en su restablecimiento”, si bien, la persona que no pueda
reputarse víctima de la vulneración del derecho fundamental carecerá de legitimación para acudir
a los órganos encargados de aplicar el Convenio.

El concepto de persona directamente afectada, de conformidad con el art. 162.a CE, hay
que reconducirlo al del interés legítimo. Así pues no solo tienen legitimación activa para ejercitar el
recurso de amparo los titulares de la relación jurídica material que en él ha de discutirse, sino
también los portadores de intereses sociales, generales, colectivos o difusos. Esta es la razón por
la cual, cuando la acción es ejercitada por los organismos públicos especialmente encargados de
custodiarlos (el Defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal), el art. 46.2 LOTC establezca la

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obligación del Tribunal de llamar a los agraviados e interesados para que puedan acudir a
sostener la pretensión.

ii) Haber sido parte en el proceso judicial correspondiente e interés legítimo: En el


supuesto de que la violación del derecho fundamental proceda del Poder Ejecutivo o del Judicial,
establece el art. 46.1.b LOTC que estarán legitimados para interponer el recurso de amparo
constitucional “quiénes hayan sido parte en el proceso judicial correspondiente”.

Evidentemente, quienes han sido partes en el proceso previo al constitucional de amparo,


no tienen por qué ser todas las personas que ostenten interés legítimo en el restablecimiento del
derecho subjetivo vulnerado, por lo que, de seguir una interpretación literal del referido precepto,
habría que excluir a quienes no han comparecido como parte en dicho proceso previo, de la
legitimación activa para la interposición ante el TC. La legitimación así concebida, vendría a
confundirse con el concepto formal de parte en el proceso previo, con manifiesta violación del art.
161.1.b CE. En definitiva, tal interpretación implicaría privar de legitimación a quien le debe ser
reconocida, y otorgársela, a quien carece de la misma.

El requisito de haber sido parte en el proceso previo al constitucional de amparo es un


presupuesto procesal que viene a yuxtaponerse al de haber agotado la vía judicial ordinaria. De la
misma manera que generalmente sólo pueden acudir en casación ante el TS quienes hayan sido
parte en el proceso de instancia, tan sólo están en principio autorizados a acudir ante la casación
constitucional quiénes hayan conducido el proceso previo ante los Tribunales ordinarios.

B) Legitimación pasiva

El recurso de amparo solo protege a los ciudadanos frente a las violaciones de los
derechos y libertades cometidas por disposiciones, actos jurídicos o simple vía de hecho de los
poderes públicos del Estado, las Comunidades Autónomas y demás entes públicos de carácter
territorial, corporativo o institucional, así como de sus funcionarios o agentes.

Lo que viene a establecer la redacción del precepto es que no toda lesión de un derecho
fundamental puede hacerse valer en un recurso de amparo, sino tan solo las dimanantes de los
poderes públicos.

a) Determinación del concepto “poderes públicos”

Por poderes públicos hay que entender los del Estado español; en consecuencia quedan
fuera del ámbito del amparo las lesiones que puedan producirse a súbditos españoles por poderes
públicos extranjeros o supranacionales. Dentro del concepto poderes públicos hay que incluir a
todos aquellos agentes que ejercen un poder de imperio, derivado de la soberanía del Estado y
procedente, en consecuencia, a través de una mediación más o menos larga del propio pueblo.

Pero por Estado español hay que entender aquí también el de aquellos Estados que, por
obra de un Tratado, ejercitan dicha potestad de imperio. Como ocurre con la Iglesia Católica en
materia de enseñanza.

Son portadores pues de los poderes públicos, el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el


Judicial, entendiéndose comprendido dentro de aquellos, tanto los poderes Ejecutivo y Legislativo
del Estado Central, como los de las Comunidades Autónomas.

Asimismo, dentro del Poder Ejecutivo, y a los efectos de legitimación pasiva en el recurso
de amparo, hay que estimar incluida a toda la Administración Pública, en tanto actúe bajo el
ejercicio de prerrogativas administrativas.

b) La legitimación pasiva de los particulares

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Hay que distinguir una hipotética legitimación para comparecer como parte principal y de
los coadyuvantes:

i) ¿Partes principales exclusivas?

Que el sujeto destinatario de los derechos fundamentales no es sólo el Estado, sino


también los particulares, integra una evidencia que se desprende de una mera lectura de los
preceptos constitucionales, en los que la redacción utilizada permite concluir que los obligados a
respetar el libre ejercicio de tales derechos lo son, tanto los poderes públicos, cuanto los propios
ciudadanos.

La realidad confirma, por otra parte, que desgraciadamente no son pocas las violaciones
de los derechos y libertades públicas cometidas por particulares. Colisiones entre el derecho a
comunicar libremente información veraz y el derecho al honor de las personas, objeto de la noticia
entre libertad de expresión y de cátedra y la libertad de creación, el principio de igualdad y las
discriminaciones laborales, etc., suceden frecuentemente en la vida cotidiana y han motivado en la
doctrina la pregunta, consistente en determinar, si las normas constitucionales que tutelan tales
derechos han de estar presentes exclusivamente en las relaciones jurídicas de Derecho público o,
por el contrario, son reclamables también en el esfera del derecho privado.

La citada cuestión ha de ser en todo caso afirmativa, pues no sólo los poderes públicos,
sino también los ciudadanos, están sujetos a la Constitución, la cual establece que los derechos
inviolables de la persona son fundamento del orden político y de la paz social.

Hay que excluir sin embargo, la posibilidad de que formalmente pueda dirigirse la
pretensión constitucional de amparo exclusivamente contra un particular o grupo de particulares,
por ello aún siendo clases privilegiadas, nunca pueden estar pasivamente legitimadas. Carecen
pues los particulares de legitimación pasiva para comparecer por sí solos en el procedimiento
constitucional de amparo, al excluirlos de dicha cualidad el art. 41.2 LOTC.

Pero que los particulares no puedan comparecer ante el TC en calidad de parte


demandada, no significa que los titulares del derecho fundamental vulnerado o los interesados en
su restablecimiento no puedan accionar ante los tribunales ordinarios para obtener la satisfacción
de su pretensión, ni que al Tribunal Constitucional le esté vedado revisar la aplicación que de la
Constitución hayan realizado los Tribunales.

En efecto, ante la violación de una norma fundamental por un particular, el interesado


podrá deducir su pretensión ante los Tribunales ordinarios contra el presunto infractor, pretensión
que habrá de estar fundamentada en normas de Derecho Constitucional. Si el Juez o el Tribunal
no satisfacen la pretensión del actor, el particular podrá recurrir en amparo ante el TC, contra la
lesión realizada por el órgano judicial.

Por otra parte, si lo que ha habido es una interpretación absoluta de la Constitución, en


esta materia, por el juez ordinario, el recurrente de amparo podrá invocar como infringido, por el
órgano judicial, el derecho o libertad pública material, en su día vulnerada también por el
particular.

ii) Codemandados

La intervención de los particulares en la posición de parte demandada puede revestir dos


situaciones: la de demandado strictu sensu y la de coadyuvante.

Si el recurso de amparo solo es procedente contra los actos de los poderes públicos
lesivos de los derechos fundamentales; la legitimación pasiva para comparecer como parte
principal demandada debe tan solo a alguno de tales poderes ser reconocida. Y por ello las
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violaciones de los derechos fundamentales cometidas por los particulares, al ser asumidas por un
órgano judicial, el litigio deja de ser una relación uti et singuli para convertirse en un conflicto en el
que el Estado ha de ser el principal interesado en determinar si existió o no una efectiva
vulneración del derecho fundamental invocado. Por esta razón la posición del particular es
litisconsorcial.

iii) Coadyuvantes

Los coadyuvantes solo poseen un interés legítimo en la conservación del acto


presuntamente lesivo de algún derecho fundamental.

Ostenta, pues, el coadyuvante un status de parte secundaria dentro del proceso, no


pudiendo, por tanto, delimitar el objeto procesal, el cual viene conformado por la pretensión y
resistencia de las partes principales, ni realizar actos dispositivos que entrañen alteración o
extinción de la pretensión. Su posición subordinada con respecto a la parte principal le permite, sin
embargo, realizar las actuaciones de hecho y de Derecho, así como ejecutar todas aquellas
posibilidades y cargas que contribuyan al éxito de la parte principal.

La única norma determinante de la legitimación activa es el art. 162.1.b CE, la cual ha de


estar presente dese el mismo momento en que se deduce, por vez primera, la pretensión de
amparo, lo que sucede no con la interposición de la demanda ante el TC, sino con la del proceso
de amparo ordinario.

7. PROCEDIMIENTO

El recurso de amparo constitucional se iniciara mediante demanda en la que se expondrán


con claridad y concisión los hechos que la fundamentan, se citaran los preceptos constitucionales
que se estimen infringidos y se fijara con precisión el amparo que se solicita para preservar o
restablecer el derecho o libertad que se considere vulnerado.

Admitida a trámite, “la Sala requerirá al órgano o autoridad que dimane la decisión, el acto o
el hecho, o al Juez o Tribunal que conoció del procedimiento precedente para que (…) remita las
actuaciones.

Artículo cuarenta y ocho.

El conocimiento de los recursos de amparo constitucional corresponde a las Salas del


Tribunal Constitucional y, en su caso, a las Secciones

Artículo cuarenta y nueve.

Uno. El recurso de amparo constitucional se iniciará mediante demanda en la que se


expondrán con claridad y concisión los hechos que la fundamenten, se citarán los preceptos
constitucionales que se estimen infringidos y se fijará con precisión el amparo que se solicita para
preservar o restablecer el derecho o libertad que se considere vulnerado. En todo caso, la
demanda justificará la especial trascendencia constitucional del recurso.
Dos. Con la demanda se acompañaran:
a) El documento que acredite la representación del solicitante del amparo.
b) En su caso, la copia, traslado o certificación de la resolución recaída en el procedimiento
judicial o administrativo.
Tres. A la demanda se acompañarán también tantas copias literales de la misma y de los
documentos presentados como partes en el previo proceso, si lo hubiere, y una más para el
Ministerio Fiscal.
Cuatro. De incumplirse cualquiera de los requisitos establecidos en los apartados que
anteceden, las Secretarías de Justicia lo pondrán de manifiesto al interesado en el plazo de 10
días, con el apercibimiento de que, de no subsanarse el defecto se acordará la inadmisión del
recurso.
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Artículo cincuenta.

1. El recurso de amparo debe ser objeto de una decisión de admisión a trámite. La


Sección, por unanimidad de sus miembros, acordará mediante providencia la admisión, en todo o
en parte, del recurso solamente cuando concurran todos los siguientes requisitos:
a) Que la demanda cumpla con lo dispuesto en los artículos 41 a 46 y 49.
b) Que el contenido del recurso justifique una decisión sobre el fondo por parte del Tribunal
Constitucional en razón de su especial trascendencia constitucional, que se apreciará atendiendo
a su importancia para la interpretación de la Constitución, para su aplicación o para su general
eficacia, y para la determinación del contenido y alcance de los derechos fundamentales.
2. Cuando la admisión a trámite, aun habiendo obtenido la mayoría, no alcance la
unanimidad, la Sección trasladará la decisión a la Sala respectiva para su resolución.
3. Las providencias de inadmisión, adoptadas por las Secciones o las Salas, especificarán
el requisito incumplido y se notificarán al demandante y al Ministerio Fiscal. Dichas providencias
solamente podrán ser recurridas en súplica por el Ministerio Fiscal en el plazo de tres días. Este
recurso se resolverá mediante auto, que no será susceptible de impugnación alguna.
4. Cuando en la demanda de amparo concurran uno o varios defectos de naturaleza
subsanable, se procederá en la forma prevista en el artículo 49.4; de no producirse la subsanación
dentro del plazo fijado en dicho precepto, la Sección acordará la inadmisión mediante providencia,
contra la cual no cabrá recurso alguno.

Artículo cincuenta y uno.

Uno. Admitida la demanda de amparo, la Sala requerirá con carácter urgente al órgano o a
la autoridad de que dimane la decisión, el acto o el hecho, o al Juez o Tribunal que conoció del
procedimiento precedente para que, en plazo que no podrá exceder de diez días, remita las
actuaciones o testimonio de ellas.
Dos. El órgano, autoridad, Juez o Tribunal acusará inmediato recibo del requerimiento,
cumplimentará el envío dentro del plazo señalado y emplazará a quienes fueron parte en el
procedimiento antecedente para que puedan comparecer en el proceso constitucional en el plazo
de diez días.

Artículo cincuenta y dos.

Uno. Recibidas las actuaciones y transcurrido el tiempo de emplazamiento, la Sala dará


vista de las mismas a quien promovió el amparo, a los personados en el proceso, al Abogado del
Estado, si estuviera interesada la Administración Pública, y al Ministerio Fiscal.
La vista será por plazo común que no podrá exceder de veinte días, y durante él podrán
presentarse las alegaciones procedentes.
Dos. Presentadas las alegaciones o transcurrido el plazo otorgado para efectuarlas, la Sala
podrá deferir la resolución del recurso, cuando para su resolución sea aplicable doctrina
consolidada del Tribunal Constitucional, a una de sus Secciones o señalar día para la vista, en su
caso, o deliberación y votación.
Tres. La Sala, o en su caso la Sección, pronunciará la sentencia que proceda en el plazo
de 10 días a partir del día señalado para la vista o deliberación.

8. SENTENCIA Y SUS EFECTOS

La Sala pronunciara en su sentencia alguna de estos fallos: denegación del amparo u


otorgamiento del amparo. En este caso contendrá alguno de los pronunciamientos siguientes: a)
Declaración de nulidad de la decisión, acto o resolución que hayan impedido el pleno ejercicio de
los derechos o libertades protegidos. b) Reconocimiento del derecho o libertad pública, de
conformidad con su contenido constitucionalmente declarado. c) Restablecimiento del recurrente
en la integridad de su derecho o libertad, con adopción de las medidas apropiadas, en su caso,
para su conservación. Las sentencias poseen valor de cosa juzgada pero tienen efecto solo inter
partes, se publican en el BOE con inclusión de los votos particulares.
10
Artículo cincuenta y tres.

La Sala o, en su caso, la Sección, al conocer el fondo del asunto, pronunciará en su


sentencia alguno de estos falos:
a) Otorgamiento de amparo.
b) Denegación de amparo.

Artículo cincuenta y cuatro.

Cuando la Sala o, en su caso, la Sección conozca del recurso de amparo respecto de


decisiones de jueces y tribunales, limitará su función a concretar si se han violado derechos o
libertades del demandante y a preservar o restablecer estos derechos o libertades, y se abstendrá
de cualquier otra consideración sobre la actuación de los órganos jurisdiccionales.

Artículo cincuenta y cinco.

Uno. La sentencia que otorgue el amparo contendrá alguno o algunos de los


pronunciamientos siguientes:
a) Declaración de nulidad de la decisión, acto o resolución que hayan impedido el pleno
ejercicio de los derechos o libertades protegidos, con determinación, en su caso, de la extensión
de sus efectos.
b) Reconocimiento del derecho o libertad pública, de conformidad con su contenido
constitucionalmente declarado.
c) Restablecimiento del recurrente en la integridad de su derecho o libertad con la
adopción de las medidas apropiadas, en su caso, para su conservación.
Dos. En el supuesto de que el recurso de amparo debiera ser estimado porque, a juicio de
la Sala o, en su caso, la Sección, la ley aplicada lesiones derechos fundamentales o libertades
públicas, se elevará la cuestión al Pleno con suspensión del plazo para dictar sentencia, de
conformidad con lo prevenido en los artículos 35 y siguientes.

Artículo cincuenta y seis.

1. La interposición del recurso de amparo no suspenderá los efectos del acto o sentencia
impugnados.
2. Ello no obstante, cuando la ejecución del acto o sentencia impugnados produzca un
perjuicio al recurrente que pudiera hacer perder al amparo su finalidad, la Sala, o la Sección en el
supuesto del artículo 52.2, de oficio o a instancia del recurrente, podrá disponer la suspensión,
total o parcial, de sus efectos, siempre y cuando la suspensión no ocasione perturbación grave a
un interés constitucionalmente protegido, ni a los derechos fundamentales o libertades de otra
persona.
3. Asimismo, la Sala o la Sección podrá adoptar cualesquiera medidas cautelares y
resoluciones provisionales previstas en el ordenamiento, que, por su naturaleza, puedan aplicarse
en el proceso de amparo y tiendan a evitar que el recurso pierda su finalidad.
4. La suspensión u otra medida cautelar podrá pedirse en cualquier tiempo, antes de
haberse pronunciado la sentencia o decidirse el amparo de otro modo. El incidente de suspensión
se sustanciará con audiencia de las partes y del Ministerio Fiscal, por un plazo común que no
excederá de tres días y con el informe de las autoridades responsables de la ejecución, si la Sala
o la Sección lo creyera necesario. La Sala o la Sección podrá condicionar la denegación de la
suspensión en el caso de que pudiera seguirse perturbación grave de los derechos de un tercero,
a la constitución de caución suficiente para responder de los daños o perjuicios que pudieran
originarse.
5. La Sala o la Sección podrá condicionar la suspensión de la ejecución y la adopción de
las medidas cautelares a la satisfacción por el interesado de la oportuna fianza suficiente para
responder de los daños y perjuicios que pudieran originarse. Su fijación y determinación podrá
delegarse en el órgano jurisdiccional de instancia.
6. En supuestos de urgencia excepcional, la adopción de la suspensión y de las medidas
cautelares y provisionales podrá efectuarse en la resolución de la admisión a trámite. Dicha
11
adopción podrá ser impugnada en el plazo de cinco días desde su notificación, por el Ministerio
Fiscal y demás partes personadas. La Sala o la Sección resolverá el incidente mediante auto no
susceptible de recurso alguno.

Artículo cincuenta y siete.

La suspensión o la denegación puede ser modificada durante el curso del juicio de amparo
constitucional, de oficio o a instancia de parte, en virtud de circunstancias sobrevenidas o que no
pudieron ser conocidas al tiempo de sustanciarse el incidente de suspensión.

Artículo cincuenta y ocho.

Uno. Serán competentes para resolver sobre las peticiones de indemnización de los daños
causados como consecuencia de la concesión o denegación de la suspensión los Jueces o
Tribunales, a cuya disposición se pondrán las fianzas constituidas.
Dos. Las peticiones de indemnización, que se sustanciarán por el trámite de los incidentes,
deberán presentarse dentro del plazo de un año a partir de la publicación de la sentencia del
Tribunal Constitucional.

2.- OTROS PROCESOS CONSTITUCIONALES

1. EL RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD Y SUS MODALIDADES.

1.1 Función del recurso.

La función básica del recurso de inconstitucionalidad como ha reconocido el propio


Tribunal (STC 14/1981, de 29 de abril) es la defensa objetiva de la Constitución, afirmar su
primacía y privar de todo efecto a las leyes contrarias a la misma, excluyendo del ordenamiento a
las disconformes con la Constitución.

1.2. Objeto del control.

Art 161.1a CE se refiere al “recurso de inconstitucionalidad contra leyes y disposiciones


normativas con fuerza de ley” (normas con rango de ley)

Desarrollo normativo mediante el art 27.2 LOTC por el cual son susceptibles de declaración
de inconstitucionalidad:

a. Los Estatutos de Autonomía y demás Leyes Orgánicas.


b. Las demás leyes, disposiciones normativas y actos del Estado con fuerza de ley. En
el caso de los decretos-legislativos, la competencia del TC se entiende sin perjuicio
de lo previsto en el art. 82 6ª CE.
c. Los Tratados Internacionales.
d. Los Reglamentos de las Cámaras y de las Cortes Generales.
e. Las leyes y disposiciones normativas con fuerza de ley de las Comunidades
Autónomas, con la misma salvedad formulada en el apartado b) respecto de los
casos de delegación legislativa.
f. Los Reglamentos de las Asambleas legislativas de las CC.AA.

Algún autor (por ejemplo González-Trevijano) ha sostenido que esta enumeración NO es


“numerus clausus”. Los autores entienden lo contrario,que no hay lugar en la práctica para la
llamada inconstitucionalidad por omisión. Además conviene señalar que en el art. 2.h LOTC la
apertura del ámbito de conocimiento del TC se efectúa para casos diferentes.

1.2 El parámetro de constitucionalidad

12
El art. 28.1 LOTC dispone que “para apreciar la conformidad o disconformidad con la
Constitución de una Ley, disposición o acto con fuerza de ley del Estado o de las
Comunidades Autónomas, el Tribunal considerará además de los preceptos
constitucionales, las leyes que, dentro del marco constitucional, se hubieran dictado para
delimitar las competencias del Estado y de las diferentes Comunidades Autónomas o para
regular o armonizar el ejercicio de las competencias de estas”.
Aunque no se cite los Estatutos de Autonomía es evidente que son las leyes orgánicas más
importantes de delimitación de competencias entre el Estado y las diferentes Comunidades
Autónomas.

El TC ha empleado la expresión “parámetro de constitucionalidad”, “canon de


constitucionalidad” o “bloque de constitucionalidad” como sinónimos y ha establecido que éste “ha
de servir como base para enjuiciar la Ley impugnada” y que el bloque de constitucionalidad “hace
referencia a un conjunto de disposiciones utilizables como parámetro de la legitimidad
constitucional de las leyes, pero no a contenidos normativos concretos que no pueden ser
modificados de acuerdo con el procedimiento previsto según la naturaleza de cada disposición”.

Por tanto el parámetro va a ser complejo y se encuentra sometido a varias dificultades:

1. La mutabilidad del canon de constitucionalidad durante la tramitación de un recurso


de constitucionalidad:
Si durante la tramitación de un recurso de inconstitucionalidad, el canon de
constitucionalidad es alterado, el parámetro de constitucionalidad queda configurado por la
legislación de referencia en ese momento vigente, con independencia de cuál estuviera en
vigor en el día en que se interpuso el recurso.

2. La hipótesis de que ciertas normas integrantes del parámetro de constitucionalidad


se encuentren afectadas de inconstitucionalidad:
El TC no puede de oficio declarar una ley anticonstitucional (sea o no integrante del
“bloque de constitucionalidad”), salvo en aquellos casos en los que la declaración de
inconstitucionalidad deba extenderse por conexión o consecuencia (Art 39.1 LOTC).

1.4 El curso del proceso.

A) La legitimación activa.

Hablaremos de los órganos legitimados para interponer directamente un recurso de


inconstitucionalidad y cómo los órganos de la jurisdicción ordinaria pueden suscitar por vía
indirecta (la llamada cuestión de inconstitucionalidad) la revisión de una norma con rango de ley,
ante el TC (Esto lo veremos en otro epígrafe)

Constitución (art 162.1, a) y por la Ley (arts. 32 y 82.1 LOTC)… en virtud de la alta
cualificación política que se infiere de su respectivo cometido constitucional”

Según el art 162.1 CE estarán legitimados para interponer recurso de inconstitucionalidad:


 El Presidente del Gobierno.
 El Defensor del Pueblo1.
 50 Diputados o 50 Senadores.
 Los órganos colegiados ejecutivos de las Comunidades Autónomas, y en su caso,
las Asambleas legislativas de las mismas.

1
Parte de la doctrina entiende que el Defensor del Pueblo solo se encontraría legitimado para interponer recurso de
inconstitucionalidad sobre leyes que afectaran a los derechos y libertades fundamentales ya que es definido según el art.
54 CE como “alto comisionado de las Cortes Generales… para la defensa de los derechos comprendidos en este título
(Título I). Sin embargo el TC ha declarado la legitimidad del Defensor del Pueblo sin límite material alguno. SST
150/1990 y 274/2000.
13
El órgano o el conjunto de Diputados o Senadores legitimados por el miembro o miembros
que designen o por un comisionado nombrado al efecto, los órganos ejecutivos del Estado y
de las Comunidades Autónomas, serán representados y defendidos por sus Abogados – por
los órganos ejecutivos del Estado actuará el Abogado del Estado-.

B) El iter procesal.

Los arts. 33 y 34 LOTC regulan el procedimiento que debe seguir un recurso de


inconstitucionalidad.

a. Plazo de interposición del recurso: Tres meses desde la publicación oficial de la ley,
disposición o acto normativo con fuerza de ley que se pretenda impugnar. El TC entiende
prorrogado el mandato de los parlamentarios a los meros efectos del ejercicio por los mismos
de la acción de inconstitucionalidad. No obstante el Presidente del Gobierno y los órganos
colegiados ejecutivos de las CC.AA. podrán interponer el recurso de inconstitucionalidad en
el plazo de nueve meses si cumplen los siguientes requisitos al efecto establecidos:

1. Que se reúna la Comisión Bilateral de Cooperación entre la Administración General


del Estado y la respectiva Comunidad Autónoma, pudiendo solicitar su convocatoria
cualquiera de las dos Administraciones.

2. Que en el seno de la Comisión se haya adoptado un acuerdo sobre la iniciación de


negociaciones para resolver las discrepancias, pudiendo instar en su caso, la
modificación del texto normativo. En este caso puede hacer referencia a la invocación o
no de la suspensión de la norma en el caso de presentarse el recurso en el plazo
previsto.

3. Que el acuerdo sea puesto en conocimiento del TC por los órganos anteriormente
mencionados, dentro de los tres meses siguientes a la publicación de ésta en el “Boletín
Oficial del Estado” o en el “Diario Oficial de la Comunidad Autónoma correspondiente”.
Tras la reforma de la LOTC del 2000 ha sido profusamente utilizado. “Ha servido para
abrir nuevos espacios de colaboración y avenencia entre el Estado y las Comunidades
Autónomas

b. El contenido de la demanda: La acción se ejerce mediante la oportuna demanda ante el TC.


Ésta debe de cumplir los siguientes tres elementos:

1. Las circunstancias de identidad de las personas u órganos que ejercitan la acción


y en su caso, de los comisionados.

2. La concreción de la ley, disposición normativa o acto en todo o parte impugnado.


Es un elemento esencial, puesto que supone la definición del objeto o pretensión del
recurso de inconstitucionalidad. No caben demandas genéricas y debe haber
congruencia entre la pretensión y el contenido de la ley impugnada.

3. Precisar el precepto constitucional que se entiende infringido. No obstante, el TC


podrá fundar la inconstitucionalidad en cualquier precepto constitucional haya o no sido
invocado en el curso del proceso (art. 39.2 LOTC)

c. Admisión a trámite de la demanda: La LOTC no lo regula explícitamente. La práctica ha


generado que en ocasiones se dicte un auto de inadmisión o incluso, en ocasiones una
sentencia de inadmisión.

d. Sujetos llamados a la personación. Admitido a trámite se da traslado de la demanda al


Congreso de los Diputados y al Senado, al Gobierno (por conducto del Ministerio de Justicia)
y, cuando el objeto del recurso fuera una norma con rango de ley de una CC.AA., al órgano
legislativo y ejecutivo de la misma, a fin de que puedan personarse en el procedimiento y

14
formular las alegaciones que estimen oportunas. Personación y alegaciones deben de
realizarse en el plazo de quince días.

C) La sentencia.

El TC dictará sentencia en diez días, salvo que, mediante resolución motivada, el TC estime
necesario un plazo más amplio que en ningún caso podrá exceder de treinta días. Sin embargo el
Tribunal dicta sus sentencias al margen de todo plazo, cuando buenamente su agenda y el cielo
se lo permiten (Recordar SSTC 80/2012 y 110/2012 que resuelven recursos presentados catorce
y trece años atrás cuando estaba en el Gobierno José María Aznar).

Los efectos se recogen en el art. 164 CE y en los arts. 38 a 40 LOTC.

a. La admisión del recurso no suspende la vigencia ni la aplicación de la ley SALVO que el


Gobierno se ampare en el art. 161.2 CE.

b. Las sentencias tienen valor de cosa juzgada (no cabe la interposición de ningún recurso
contra la sentencia) a partir del día siguiente al de su publicación en el BOE y con efectos
frente a todos (erga omnes). En ocasiones el TC restringe los efectos temporales de la
declaración de inconstitucionalidad.

c. Las sentencias que declaren la inconstitucionalidad declararán igualmente la nulidad de los


preceptos impugnados, así como, en su caso, la de aquellos otros de la misma Ley,
disposición o acto con fuerza de Ley a los que deba extenderse por conexión o
consecuencia.

d. La declaración de inconstitucionalidad expulsa la norma afectada del ordenamiento jurídico.


El TC actúa en este caso como legislador negativo y de sus sentencias puede decirse que
tienen efectos ex nunc.

1.5 Otras modalidades del recurso.

A) La cuestión de inconstitucionalidad promovida por los órganos de la jurisdicción


ordinaria

Puerta abierta al sistema de jurisdicción difusa a través del art. 163 CE con una “cuestión”
(que no recurso) “cuando un órgano judicial considere, en algún proceso, que una norma con
rango de ley, aplicable al caso, de cuya validez dependa el fallo, pueda ser contraria a la
Constitución, planteará la cuestión ante el TC en los supuestos, en la forma y con los efectos que
establezca la ley que en ningún caso serán suspensivos”.

La importancia reside en que si la persona física o jurídica entiende que una norma con
fuerza de ley es nula por inconstitucional, no va a poder provocar en abstracto un recurso de
inconstitucionalidad, pero, en el caso de que la norma le sea de aplicación determinante en un
proceso en el que es parte, podrá solicitar del juez o tribunal que entiende, que él mismo
interponga ante el TC, para que este alto Tribunal resuelva sobre la presunta inconstitucionalidad
de la norma de cuya validez dependa el fallo.
Por tanto, la cuestión de inconstitucionalidad se va a poder suscitar ante el TC por el
órgano de la jurisdicción ordinaria de oficio bien a instancia no vinculante de parte, en cuyo caso el
órgano de la jurisdicción ordinaria actúa de filtro y decide sobre la procedencia de interponer
formalmente o no la cuestión. Las partes solo pueden sugerir la pertinencia de suscitar la cuestión,
quedando a la libre decisión del órgano jurisdiccional ordinario el promover o no la cuestión (arts.
35 y 36 LOTC)

Según dispone el art. 35.1 LOTC, el órgano judicial solo podrá plantear la cuestión una vez
concluso el procedimiento y dentro del plazo para dictar sentencia, debiendo concretar la Ley o
norma con fuerza de ley cuya constitucionalidad se cuestiona, el precepto constitucional que se
considera infligido y especificar y justificar en qué medida la decisión del proceso depende de la
15
validez de la norma en cuestión. Antes de tomar su decisión, mediante auto, el órgano
jurisdiccional oirá a las partes y al MF para que en un plazo común e improrrogable de diez días
puedan alegar lo que deseen sobre la pertinencia de plantear la cuestión de inconstitucionalidad,
resolviendo el juez seguidamente y sin más trámite en el plazo de tres días.

Dicho auto no será susceptible de recurso de ninguna clase. Sin embargo, esta cuestión
puede ser intentada en las sucesivas instancias en tanto no se llegue a sentencia firme.

Podrá el TC rechazar en trámite de admisión, mediante auto motivado y sin otra audiencia
que la del Fiscal General del Estado (FGE), la cuestión de inconstitucionalidad cuando faltaren las
condiciones procesales o fuese notoriamente infundada la cuestión suscitada.

Deberá dar traslado al Congreso y al Senado, al FGE, al Gobierno, y en caso de tratarse


de una disposición normativa con fuerza de ley de una Comunidad Autónoma a la representación
de ésta, pudiendo todos ellos personarse y formular alegaciones.
Finalmente se dictará sentencia con valor de cosa juzgada que vincula a todos los poderes
públicos y produce efectos generales desde la fecha de su publicación en el BOE.

B) El control previo de constitucionalidad de los Tratados internacionales.

Conforme a lo previsto en el art. 161.1.d CE el TC es competente para conocer las demás


materias que le atribuya la Constitución o las leyes orgánicas. En su desarrollo, la LOTC en su
primitiva redacción, siguiendo la tradición francesa, incluía un control previo de constitucionalidad
de las leyes y restantes normas con fuerza de ley, incluidos los Estatutos de Autonomía y
restantes leyes orgánicas, antes de su entrada en vigor.

Sin embargo, esto fue criticado pues a juicio de parte de la doctrina, convertía al TC en una
tercera cámara, y además fue utilizado por la oposición contra las leyes aprobadas por un
Gobierno con mayoría socialista lo que hizo que el Gobierno no disimulara su disgusto con el
hecho y derogara tal posibilidad por la LO 4/1985, de 7 de junio.

Desde entonces el control previo fue reservado por la LOTC a los Tratados internacionales.
Sin embargo, esta posibilidad no quedó nunca al libre arbitrio de la LOTC ya que el art. 95 CE,
tras disponer en su primer apartado que la celebración de un Tratado que contenga estipulaciones
contrarias a la CE exigirá la previa revisión constitucional, establece en el siguiente párrafo que
bien el Gobierno o bien cualquiera de las Cámaras, podrá requerir al TC para que declare si existe
o no disconformidad.

Solo se ha utilizado en dos ocasiones, en 1992 con motivo de la necesaria ratificación por
España del Tratado de Maastricht y en 2004 con ocasión del Tratado por el que se establecía una
Constitución para Europa.

Mediante esta modalidad de control de inconstitucionalidad, el Gobierno o cualquiera de


ambas Cámaras podrá requerir al TC para que se pronuncie sobre la existencia o inexistencia de
contradicción entre la Constitución y las estipulaciones de un Tratado internacional cuyo texto esté
ya definitivamente fijado, pero al que no se hubiera prestado aún el consentimiento del Estado. En
cualquier momento puede el TC solicitar a los órganos de Estado o de las CC.AA. o a cualquier
persona física o jurídica cuantas aclaraciones estime necesarias y finalmente emitirá declaración
que, de acuerdo con lo establecido en el art. 95 CE tendrá carácter vinculante.

Cuestión de inconstitucionalidad (Const art.163; LOTC art.35 a 37)

Se establece la posibilidad de que se plantee la cuestión al Tribunal Constitucional por


parte de un juez o tribunal, de oficio o a instancia de parte, cuando considere que una norma con
rango de Ley aplicable al caso y de cuya validez dependa el fallo pueda ser contraria a la
Constitución (LOTC art.35.1).

16
Se trata de un control concreto de constitucionalidad y así lo ha reconocido el Tribunal
desde sus primeras sentencias: la cuestión de inconstitucionalidad es un instrumento puesto a
disposición de los órganos judiciales para conciliar la doble obligación en que se
encuentran de actuar sometidos a la Ley y a la Constitución. La supremacía de la
Constitución obliga también a los jueces y tribunales a examinar, de oficio o a instancia de
parte, la posible inconstitucionalidad de las leyes en las que, en cada caso concreto, hayan de
apoyar sus fallos, pero, en defensa, como antes se dice, de la dignidad de la Ley emanada de la
representación popular, el juicio adverso a que tal examen pueda eventualmente conducirlos no
los faculta para dejar sin más de aplicarlas, sino sólo para cuestionarlas ante este Tribunal. Así
solo cabe la presentación de una cuestión de inconstitucionalidad en el supuesto en que el juez o
tribunal tenga dudas efectivas acerca de la contradicción entre la Ley que va a aplicar con el texto
constitucional.

En cualquier caso, aunque el origen de la cuestión y del recurso sea distinto, la


finalidad es la misma, y así aunque para distinguir la cuestión del recurso de
inconstitucionalidad, en algunas sentencias se haya calificado a la primera como proceso de
control concreto, con esta expresión se ha querido destacar que es un proceso que tan sólo
puede plantearse con ocasión de la aplicación del precepto cuestionado a un caso concreto y
siempre que de su validez dependa el fallo suspendido en el proceso judicial; sin embargo, una
vez promovida la cuestión, el objeto y el tipo de control es en lo sustancial idéntico al del recurso
de inconstitucionalidad ya que en los dos casos se trata de contrastar en abstracto el precepto
legal con las normas que integran el llamado bloque de la constitucionalidad.

a. Legitimación (Const art.163; LOTC art.35)

La legitimación para presentar la cuestión corresponde a un juez o tribunal, de


oficio o a instancia de parte, si considera que una norma con rango de Ley aplicable al
caso y de cuya validez dependa el fallo pueda ser contraria a la Constitución (Const art.163 ;
LOTC art.35.1). El órgano judicial debe presentar la cuestión ante el Tribunal Constitucional
sólo cuando por vía interpretativa no pueda ajustar la norma con rango de Ley al contenido de la
Constitución, pues así lo exige el principio de «interpretación conforme» ( LOPJ art.5 ).

En lo relativo al planteamiento de la cuestión de inconstitucionalidad es prerrogativa


exclusiva del órgano judicial la decisión de plantearla, de tal manera que la referencia a la
posibilidad de que a instancia de parte se solicite al juez, no supone a este una obligación
en tal sentido, pues el planteamiento de la cuestión de inconstitucionalidad es prerrogativa
exclusiva e irrevisable de los órganos judiciales, los cuales por el mero hecho de no suscitarla y
aplicar la Ley que, pese a la opinión contraria del justiciable, no consideran inconstitucional, no
lesionan el derecho a la tutela judicial efectiva de éste ( TCo 148/1986 ; 23/1988 ; 67/1988 ;
119/1991 ; 130/1994 ).

Antes de adoptar su decisión definitiva, el órgano judicial debe oír a las partes y al
Ministerio Fiscal para que, en el plazo común e improrrogable de 10 días, puedan alegar
lo que deseen sobre la pertinencia de plantear la cuestión de inconstitucionalidad, o sobre el
fondo de ésta.

Seguidamente el juez resolverá mediante auto en el plazo de 3 días. Este auto no es


susceptible de recurso de ninguna clase, aunque la cuestión de inconstitucionalidad puede ser
intentada de nuevo en las sucesivas instancias o grados en tanto no se llegue a sentencia firme
(LOTC art.35.2).

Por ello, se puede hablar de dos procedimientos diferenciados en el desarrollo de la


cuestión, el
que se produce en el seno del órgano judicial que insta la cuestión y, por otro lado, el
que posteriormente se lleva a cabo en el propio Tribunal Constitucional, que se inicia con la
admisión de la cuestión.

b. Procedimiento.
17
Plazo (LOTC art.35.2)

El órgano judicial sólo puede plantear la cuestión una vez concluso un procedimiento,
dentro del plazo para dictar sentencia, o la resolución judicial que proceda. Debe concretar la
Ley -o norma con fuerza de Ley- cuya constitucionalidad se cuestiona y el precepto constitucional
que se supone infringido, especificando o justificando en qué medida la decisión del proceso
depende de la validez de la norma en cuestión. Se marca en la LOTC un plazo preclusivo y el
órgano judicial a
de emitir un juicio provisional sobre la norma con rango de Ley que ha de aplicar.

Auto de presentación (LOTC art.35 .2 y 36)

El órgano judicial al plantear la cuestión debe concretar la Ley o norma con fuerza de Ley
cuya constitucionalidad se cuestiona, el precepto constitucional que se supone infringido y
especificar o justificar en qué medida la decisión del proceso depende de la validez de la norma
en cuestión. En el auto en el que plantee la cuestión el órgano judicial no dispone de
total libertad, pues está condicionado por el trámite previsto de audiencia a las partes y al
Ministerio Fiscal, y con ello se garantiza que en el auto que plantea la cuestión no se introduzcan
elementos nuevos que los sujetos interesados en el proceso no han podido previamente conocer
ni, por ello, apreciar o impugnar su relevancia para el planteamiento de la cuestión, privándose así
al órgano judicial de la opinión de aquéllos y no facilitándose su reflexión sobre los mismos.

En el auto por el que se plantee la cuestión o la duda sobre la constitucionalidad de los


preceptos de la norma con rango de Ley, el juez tiene que explicar las razones por la que
sospecha de la inconstitucionalidad, y no basta que enumere los preceptos constitucionales
que entiende vulnerados. El auto judicial de planteamiento de la cuestión se eleva al
Pleno del Tribunal
Constitucional, junto con testimonio de los autos principales y de las alegaciones ( LOTC art.36 ).
Lógicamente cabe la posibilidad de que se produzca la subsanación de estos requisitos.

Trámite de admisión (LOTC art.35 y 37)

En contra de lo que sucede para los recursos de inconstitucionalidad, sí se ha previsto un


trámite específico de admisión de las cuestiones, que permite al Tribunal, mediante auto
motivado
inadmitir la cuestión. Se trata de controlar tanto los presupuestos procesales como el
fundamento de la cuestión.

 Son presupuestos procesales: que sea una norma con rango de Ley aplicable al caso y
de cuya validez dependa el fallo la que pueda ser contraria a la Constitución.

 Sobre el juicio de aplicabilidad: el órgano judicial que plantea la cuestión es así,


en principio, el competente para determinar cuáles son efectivamente las normas aplicables al
caso que ha de decidir, y el control del Tribunal Constitucional sobre este primer requisito
ha de limitarse, por decirlo así, «a juzgar por las apariencias». Sólo cuando de manera evidente,
sin necesidad de análisis de fondo, la norma cuestionada sea, según principios jurídicos
básicos, inaplicable al caso en donde la cuestión se suscita, cabe declarar inadmisible por
esta razón una cuestión de inconstitucionalidad.

 Sobre el juicio de relevancia: el Tribunal debe constatar si en efecto el fallo depende


de la validez de la norma con rango de Ley aplicable al caso. Tampoco debe ni puede
pronunciarse el Tribunal Constitucional acerca de la necesidad de que el fallo haya de
basarse precisamente en la norma cuestionada, pues basta, para juzgar acerca de la
admisibilidad de la cuestión, con la apariencia de que tal fundamentación sea
efectivamente procedente.

18
 Sobre el control de coherencia: en este sentido, corresponde al Tribunal Constitucional
revisar la adecuación y consistencia del juicio de relevancia y, dado que la cuestión de
inconstitucionalidad se suscita en el seno de un concreto y determinado proceso, dicha revisión
tiene necesariamente que realizarse partiendo de la naturaleza y ámbito objetivo de ese proceso,
pues la interdependencia que existe entre pretensión procesal, proceso y resolución judicial hace
que el sentido y alcance de ésta vengan siempre determinados y condicionados por la clase de
proceso en que se produce y por el contenido y finalidad de la pretensión que en el mismo se
ejercita. En lo referente al fundamento de la cuestión o a la posibilidad de inadmitir la cuestión si
es «notoriamente infundada» ( LOTC art.37.1 )

En el supuesto de que la cuestión no sea notoriamente infundada y satisfaga las


condiciones procesales, la sección debe acordar su admisión mediante providencia, que se
publicará en el BOE (LOTC art.37.2).

Formulación de alegaciones (LOTC art.37.2)

Admitida a trámite la cuestión de inconstitucionalidad, quienes sean parte en el


procedimiento judicial pueden personarse ante el Tribunal Constitucional dentro del plazo de
los 15 días siguientes a su publicación, para formular alegaciones, en el plazo de otros 15 días.
Este precepto permite que quienes sean partes en el proceso judicial se personen en el Tribunal
Constitucional, subsanándose de esta forma la falta de participación de las partes,
señalada por la doctrina.

Aparte de esta posibilidad de formular alegaciones, los efectos de la admisión a


trámite de la cuestión son semejantes a los establecidos para la admisión del recurso en lo
que se refiere al traslado del auto al Congreso de los Diputados, al Senado, al Gobierno
y, en su caso, a la comunidad autónoma que dictó la norma con rango de Ley de cuya
constitucionalidad se duda.

Se da también traslado al fiscal general del Estado, cuya consulta es obligada. La


finalidad de este procedimiento es que dichos órganos constitucionales puedan alegar lo
que estimen pertinente, en el plazo de 15 días (LOTC art.37.3).

Sentencia en procesos de inconstitucionalidad (Const art.164; LOTC art.38 a 40)

Sobre las sentencias en procesos de inconstitucionalidad se establece que tienen el


valor de cosa juzgada, vinculan a todos los poderes públicos y producen efectos generales desde
la fecha de su publicación en el BOE. Respecto a la cuestión de inconstitucionalidad se precisa
los efectos de la notificación a las partes de la sentencia, ya que el proceso judicial que dio lugar a
la cuestión queda en suspenso hasta el pronunciamiento del Tribunal Constitucional: si se trata de
sentencias recaídas en cuestiones de inconstitucionalidad, el Tribunal Constitucional lo debe
comunicar inmediatamente al órgano judicial competente para la decisión del proceso (LOTC
art.38.3 ). En cuanto a los efectos erga omnes de las sentencias, el propio Tribunal Constitucional
ha señalado que implica, como consecuencia ineludible que, declarada la inconstitucionalidad de
una norma legal, ésta queda expulsada del ordenamiento, por lo que no puede ser
aplicada por ningún órgano del Estado. Cuando la sentencia declare la inconstitucionalidad
de los preceptos recurridos, debe declarar la nulidad y, además, puede extender la
inconstitucionalidad y subsiguiente nulidad a aquellos otros preceptos de la misma Ley,
disposición o acto con fuerza de Ley a los que deba extenderse por conexión o consecuencia
(LOTC art.39.1 ). En determinadas ocasiones el Tribunal ha señalado que la declaración de
inconstitucionalidad no debe anudarse a la declaración de nulidad pues esta última crearía
un vacío en el ordenamiento jurídico no deseable, máxime no habiéndose cuestionado su
contenido material y por ello no siempre es necesaria la vinculación entre inconstitucionalidad
y nulidad.

Por otra parte, y a pesar de que las demandas de inconstitucionalidad deben


especificar los preceptos de la norma con rango de Ley recurridos y los preceptos
constitucionales que se consideren infringidos, el Tribunal Constitucional puede fundar la
19
declaración de inconstitucionalidad en la infracción de cualquier precepto constitucional,
haya o no sido invocado en el curso del proceso ( LOTC art.39.2 ). A pesar del principio
de cosa juzgada, se establecen salvedades para procesos penales o contenciosos
administrativos:

Las sentencias declaratorias de la inconstitucionalidad de leyes, disposiciones o


actos con fuerza de ley no permiten revisar procesos fenecidos mediante sentencia con fuerza
de cosa juzgada en los que se haya hecho aplicación de las leyes, disposiciones o actos
inconstitucionales, salvo en el caso de los procesos penales o contencioso-administrativos
referentes a un procedimiento sancionador en que, como consecuencia de la nulidad de la
norma aplicada, resulte una reducción de la pena o de la sanción o una exclusión,
exención o limitación de la responsabilidad ( LOTC art.40.1 ). Por último, se dispone que la
jurisprudencia de los tribunales de
justicia recaída sobre Leyes, disposiciones o actos enjuiciados por el Tribunal Constitucional ha de
entenderse corregida por la doctrina derivada de las sentencias y autos que resuelvan los
jurisprudencia de los tribunales de justicia recaída sobre Leyes, disposiciones o actos enjuiciados
por el Tribunal Constitucional ha de entenderse corregida por la doctrina derivada de las
sentencias y autos que resuelvan los procesos constitucionales ( LOTC art.40.2 ).

PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS

1. Niveles generales de protección de los derechos: artículo 532 de la Constitución

Galeotti define las garantías constitucionales como los mecanismos jurídicos de seguridad
que el Ordenamiento constitucional establece para salvaguarda y defensa de la integridad de su
valor normativo. Estas garantías de los derechos son siempre necesarias porque siempre hay
riesgos de violación o ataque que pueden provenir de los poderes públicos, de los individuos y de
las organizaciones sociales.

Ha habido conciencia desde el inicio del régimen constitucional, de que un derecho vale
jurídicamente lo que valen sus garantías. Como dice M. A. García Herrera, las garantías nos
muestran la sinceridad del Ordenamiento, de ahí que los textos constitucionales acompañen los
derechos con garantías tendentes a dotarlos de efectividad.

En la CEno hay un sistema perfilado de garantías; lo que hay en ella es más bien una
acumulación de garantías, existiendo tres niveles generales de protección de los derechos que
establece el artículo 53 de la Constitución:

1. El capítulo III del título 1 contiene principios de política social y económica, que sólo
están protegidos por la rigidez constitucional y la correlativa posibilidad de impugnar y
cuestionar la inconstitucionalidad de una norma con rango legal que los vulnere.

2. Los derechos comprendidos en la sección 2ª del capítulo II están protegidos por la


exigencia de ley para regular su ejercicio y limites, ley que debe respetar en todo caso su

2
Artículo 53 CE:
1. Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo segundo del presente Título vinculan a todos los poderes públicos.
Sólo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá regularse el ejercicio de tales derechos y
libertades, que se tutelarán de acuerdo con lo previsto en el artículo 161, 1, a).
2. Cualquier ciudadano podrá recabar la tutela de las libertades y derechos reconocidos en el artículo 14 y la Sección primera
del Capítulo segundo ante los Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de preferencia y
sumariedad y, en su caso, a través del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Este último recurso será aplicable
a la objeción de conciencia reconocida en el artículo 30.
3. El reconocimiento, el respeto y la protección de los principios reconocidos en el Capítulo tercero informarán la legislación
positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos. Sólo podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria
de acuerdo con lo que dispongan las leyes que los desarrollen.

20
contenido esencial3. A esta garantía de regulación legal le corresponde la del control de su
constitucionalidad, que vela por el respeto al contenido esencial del derecho.

3. Por último, los derechos comprendidos en la sección lª del capítulo II están


protegidos, además de por todas las garantías anteriores, por su tutela preferente y
sumaria por parte de los jueces y tribunales y por el recurso de amparo ante el TC. Estas
mismas garantías se extienden al principio de igualdad ante la ley que proclama el art. 14;
y el amparo constitucional garantiza también al derecho de objeción de conciencia
respecto de obligaciones militares, reconocido en el artículo 30.2 y que hoy carece de
objeto.

No obstante, la jurisprudencia del TC ha alterado parcialmente este cuadro de garantías,


extendiendo las correspondientes a los derechos fundamentales y libertades públicas más allá de
la sección 1ª del capítulo II del título I:
1) La libertad de partidos (art. 6°) se beneficia de las garantías de la libertad de
asociación (art. 22).

2) Al derecho de negociación colectiva (art. 37.1) le alcanzan las garantías de la


libertad sindical (art. 28.1), siendo de suponer que, correlativamente, suceda lo mismo con
el derecho a la promoción de conflictos colectivos (art. 37.2) en relación al derecho de
huelga (art. 28.2).

3) La iniciativa legislativa popular (art. 87.3) es amparable por ser parte del contenido
del derecho de participación política (art. 23.1).

4) También lo es el ejercicio de sus funciones por parte de los representantes políticos,


como contenido del derecho de acceso a cargo público (art. 23.2).

5) Los derechos de la sección 2ª e incluso muchos de los principios de política social y


económica pueden conectarse con el derecho a la igualdad y, en su caso, resultar
protegidos por las garantías de éste.

6) Finalmente, prospera entre nosotros la jurisprudencia del TEDH, conforme a la cual


el derecho al medio ambiente (art. 45) puede presentar la faz de derecho a la intimidad
personal y familiar (art. 18.1).

3. LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES DESDE EL PUNTO DE VISTA DE SU


EJERCICIO Y APLICACION.

En función de su ejercicio o desenvolvimiento practico, las garantías vienen formuladas como


derechos, exenciones de obligaciones, reconocimiento de un ámbito de autonomía, requisitos de
actuación de los poderes públicos, prohibiciones y acciones. De todas ellas hay ejemplos en la
Constitución española y algo hemos podido apreciar en el segundo epígrafe.

La violación de los derechos provenientes de individuos u organizaciones sociales puede


adquirir la forma de colisión de derechos, lo que obliga a definir sus límites, como sucede con la
libertad de expresión y el derecho al honor. Las Constituciones no suelen explicitar las garantías
específicas de cada derecho o grupo de derechos frente a estas acciones de particulares.

Hay ciertos derechos específicos cuyo ejercicio garantiza la efectividad de otro, más general,
del que derivan o del que son una concreción. Así, por ejemplo, el derecho a la intimidad personal
y familiar protege uno de los ámbitos a que se extiende la libertad personal, y la libertad de
creación de centros docentes es una de las garantías de la libertad educativa.

3
La duda sobre si dicha ley debía revestir el carácter de orgánica fue resuelta por el TC exigiendo solamente ley e incluso validando
el decreto-ley si se daba el requisito de una extraordinaria y urgente necesidad.
21
Pero en nuestra norma fundamental hay garantías que, por el carácter fronterizo entre
garantía y derecho, vienen formuladas de este último modo, como sucede con la cláusula de
conciencia de los profesionales de la comunicación, y su derecho al secreto profesional.

Algunas garantías son elevadas a categoría de derechos, como sucede con parte de las antes
mencionadas, que también son oponibles frente a los poderes públicos: el derecho a la cláusula
de conciencia y al secreto profesional en materia informativa y, en su nivel de garantía legal, el
derecho de rectificación, que es ejercitable también frente a los medios de titularidad pública y
oficiales; pero están así formuladas sobre todo las garantías referentes a la tutela judicial de los
derechos, recogidas en el artículo 24,2 de la Constitución.

Aunque se las puede interpretar como derechos, algunas garantías vienen formuladas como
exenciones de obligaciones, es el caso de la no obligación de declarar del detenido o la cualquier
persona a no hacerlo sobre su religión o ideología.

Algunos derechos están protegidos por los requisitos de procedimiento a los que ha de
someterse la actuación de los poderes públicos. Unas veces se trata de la participación del
interesado en el proceso de adopción de decisiones, como el que establece el artículo 27 para la
programación de la enseñanza. Otras veces se requiere una actuación previa del Poder Judicial,
como la necesaria para el secuestro de publicaciones. Y en este mismo grupo se pueden inscribir
la exigencia de ley para la regulación del ejercicio de los derechos y la fijación de sus límites, e
incluso el procedimiento agravado de reforma constitucional si afecta a los derechos
fundamentales.

En otras ocasiones, los poderes públicos tienen absolutamente vedadas ciertas actuaciones,
como la censura previa de publicaciones o la sanción administrativa privativa de libertad.

Junto a todas esas garantías, el Ordenamiento jurídico confiere acciones a los interesados
para instar la tutela de órganos judiciales o asimilados a estos efectos. Algunas de estas acciones
tienden al rápido restablecimiento del derecho violado si la demora comporta la inefectividad de
las garantías o la difícil reparación del daño; así sucede con el procedimiento de habeas corpus.
Otras acciones se dirigen a obtener la tutela judicial en el curso habitual de un proceso.

Ahora bien, en su mayor parte, las garantías de los derechos vienen expresadas como tales
garantías. Son, entre otras:

a) Las que protegen la libertad personal en caso de detención: duración máxima de la


detención preventiva y de la prisión provisional, información de los derechos que corresponden al
detenido y de las razones de su detención, no obligación de declarar, asistencia de abogado en
las diligencias policiales y judiciales, habeas corpus.

b) Garantía de la libertad personal frente a la potestad sancionadora de la Administración, que


nunca puede suponer una privación de aquella.

c) Las garantías del derecho a la intimidad personal y familiar y, a su través, de la libertad y


seguridad personales: inviolabilidad del domicilio y secreto de las comunicaciones privadas.

d) La no obligatoriedad de declarar la ideología, la religión o las creencias propias, como


garantía de la libertad en este ámbito.

e) Las garantías de la libertad de comunicación pública, aparte de las formuladas como


derechos: prohibición de censura previa y exigencia de resolución judicial para el secuestro de
publicaciones y de otros medios de comunicación.

f) La eliminación de autorización previa para el ejercicio de la libertad de reunión y


manifestación.

22
g) El requisito de resolución judicial motivada para la suspensión o disolución de una
asociación legalmente constituida.

h) El principio de legalidad en materia penal y sancionadora.

i) La prohibición de tribunales de honor en la Administración civil y de tribunales de excepción


en general.

j) La exigencia de que el condenado a pena privativa de libertad sea mantenido en el ejercicio


de todos los derechos fundamentales compatibles con el contenido del fallo condenatorio, con el
sentido de la pena y con la ley penitenciaria.

k) La participación de los sectores afectados en la programación general de la enseñanza y la


intervención de los profesores, de los padres de los alumnos y de estos, en su caso, en el control
y gestión de los centros docentes sostenidos con financiación pública.

l) Las garantías del derecho de propiedad: justificación de la expropiación en una causa de


utilidad pública o de interés social y pago de una indemnización.

m) La fuerza vinculante de los convenios laborales colectivos, como garantía del derecho de
negociación colectiva. La regulación de esta garantía se remite íntegramente a la ley, pero tiene
apoyo constitucional en el artículo 37.

Indudablemente la mayoría de las garantías constitucionales mencionadas están previstas


para oponerlas a los poderes públicos. (En realidad, cuando se habla aquí de poderes públicos, se
quiere significar la Administración. Las vulneraciones de los derechos fundamentales producidas
por las Cámaras son directamente recurribles en amparo ante el Tribunal Constitucional.)

Pero según la letra de la Constitución, parece que también la sociedad y el régimen político se
dotan de garantías frente a ciertos riesgos derivados del ejercicio de algunos derechos. Así
podríamos interpretar la retirada exigencia de estructura interna y funcionamiento democráticos de
partidos políticos, sindicatos, asociaciones empresariales, etc., y también el mandato que hace al
legislador el artículo 37.2 para que, al regular el ejercicio del derecho de trabajadores y
empresarios a adoptar medidas de conflicto colectivo, incluya las garantías precisas para asegurar
el funcionamiento de los servicios esenciales de la comunidad. Sin embargo, aunque la propia
Constitución utiliza en este caso el término garantías, tanto en el cómo en el anterior estamos más
bien ante sendos límites de los derechos mencionados.

8. TUTELA PREFERENTE DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES POR LA


JURISDICCIÓN ORDINARIA

8.1.El amparo judicial.

Algunos autores denominan amparo ordinario a la vía judicial preferente y sumaria que
establece el art. 53.2 CE. Este fue regulado por la ley 68/1978 de Protección Jurisdiccional de los
Derechos de la Persona, para dar cumplimiento a la garantía jurisdiccional previa al recurso de
amparo constitucional.

La tutela judicial del amparo ordinario y judicial, es previa al recurso de amparo y protege así,
en primera instancia, los actos lesivos producidos por los poderes públicos (no requiere ningún
tipo de recurso administrativo previo).

A pesar de denominarse este tipo de juicio como sumario, es más bien plenario rápido ya que
es urgente y tiene garantías debido a la necesidad de proteger los derechos de forma rápida y
eficaz, y a su vez, por ello, también tiene un régimen especial de suspensión del acto impugnado.

23
Objeto: posible violación de los derechos fundamentales de la persona por un acto del poder
público (si carece de este contenido el tribunal puede inadmitir el recurso sin que haya
indefensión).

Durante 20 años hubo cierta provisionalidad, tras los que varias leyes introdujeron en el
Ordenamiento Jurídico procedimientos tendentes a posibilitar que el Poder Judicial subsanase las
vulneraciones que hubieran podido producirse por procesos sustanciados ante él, la
administración o casos de filtración antes de que llegasen ante el TC a través del recurso de
amparo. Estas leyes han sido: Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-administrativa, la
cual reguló el amparo judicial; Ley de Enjuiciamiento Civil; y la Ley Orgánica de Reforma de la
Ley Orgánica del TC que ha ampliado el incidente de nulidad de actuaciones de la LOPJ.

Muchos rasgos de la Ley de 1978 se conservan en el recurso de amparo judicial mencionado,


donde se traduce el concepto de sumariedad por el de urgencia. Caracteres fundamentales:

- Sin merma de las garantías: plazos breves desde la interposición del recurso hasta el
existente para dictar sentencia.
- No se exige (ni se prohíbe) haber agotado la vía administrativa.
- Puede solicitarse la suspensión del acto impugnado. Sólo lo permitirá el órgano judicial
cuando, de mantenerlo, pudiera perder su finalidad el recurso.
- La demanda debe ser precisa clara y concisa, respecto a los derecho/s cuya tutela se
pretende, los fundamentos del recurso y la justificación de la elección de esta vía
jurisdiccional.
- La sentencia puede acordar tanto el restablecimiento del derecho vulnerado como otras
medidas (ej.: indemnización)
- Cabe ulterior recurso de apelación o casación.

8.2. Recursos por infracción procesal y por vulneración de derechos fundamentales.

La LEC reguló pro futura, para cuando una reforma de la LOPJ atribuya a los Tribunales
Superiores de Justicia la competencia, la tutela de los derechos, diversificándola en función de su
naturaleza procesal o sustantiva. Así, creó un recurso extraordinario por infracción procesal que
se sustanciará en la Sala Civil y Penal del TSJ de cada CCAA para las posibles infracciones de
los derechos procesales cometidas por los órganos judiciales que actúan en la misma; y reguló el
recurso extraordinario de casación para la vulneración de derechos fundamentales sustantivos,
cuyo conocimiento corresponderá en exclusiva al TS.

8.3. Incidente de nulidad de actuaciones.

Este procedimiento fue creado por la LOPJ en 1997, reformado posteriormente y finalmente
transformado por la Ley de reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC) de
2007. Mediante él se puede instar la nulidad de actuaciones judiciales que supuestamente
hubieran vulnerado derechos fundamentales, siempre que no hayan podido denunciarse antes de
la resolución del proceso en el que se produjo y que dicha resolución no sea ya susceptible de
recurso alguno ante la jurisdicción ordinaria. Se sustancia ante el mismo órgano que resolvió
finalmente el caso.

Es un procedimiento ad hoc, busca reducir el número de recursos de amparo ante el TC. Pero
no parece eficaz al ser el mismo órgano quien resuelve el supuesto infractor.

: EL SISTEMA DE GARANTÍAS DE LOS DERECHOS (1)

5. Derecho a la legalidad penal y sancionadora

24
Según la doctrina y jurisprudencia el Derecho a la legalidad penal es considerado como uno
de los derechos fundamentales y libertades públicas. Dice así el precepto: “Nadie puede ser
condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el momento de producirse no
constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la legislación vigente en aquel
momento”.

El Tribunal Constitucional tiene establecido que las garantías del ciudadano frente al
iuspuniendidel Estado son de observación y cumplimiento y a su vez considera al principio de
legalidad como una concreción de diversos aspectos del Estado de Derecho en el ámbito del
Derecho estatal sancionador. A su vez, este principio es vinculado con los principios de imperio de
la ley y de interdicción de la arbitrariedad, lo cual redunda en la seguridad jurídica de las personas
pudiendo programar sus comportamientos.

En este sentido, en el derecho-principio-garantía de legalidad penal y sancionadora se intenta


garantizar la libertad personal mediante la exigencia de ley emanada de un Parlamento
democrático y también la seguridad jurídica con la predeterminación normativa y taxativa del
ámbito de lo punible, lo cual da lugar a un Derecho penal preventivo y no meramente represivo.

Este principio de legalidad punitiva integra cuatro garantías: criminal, penal, jurisdiccional y de
ejecución y bajo un concepto integral de este principio completa la fórmula clásica con la
siguiente: nullum crimen, nullapoena sine praevialegescripta et scricta et certa.A su vez, esta
fórmula se puede desglosar del siguiente modo:

- Sine legeequivale al principio de legalidad entendido en sentido estricto:


- Sine praevialege, al principio de irretroactividad de las normas penales desfavorables que
“sensu contrario”, incorpora el de retroactividad de las favorables;
- Sine legescripta et strictaapunta al principio de tipicidad y consiguiente prohibición de la
analogía y aplicación extensiva de la ley penal in “malampartem”
- Sine legecerta, significa un mandato de taxatividad en la descripción de los tipos penales.

En sentido amplio, el principio de legalidad penal-sancionadora incluye el de proporcionalidad,


subsidiariedad, non bis in-idem, personalidad de las penas, culpabilidad y responsabilidad por el
hecho.

Así pues:
1. El principio non bis in ídem ha sido reconocido por el Tribunal Constitucional como
implícitamente unido al de legalidad penal y administrativa sancionadora.
2. La pena tiene que ser necesaria y proporcionada, siendo precisamente este principio
erigido por el Tribunal Constitucional como uno de los derechos que integra el art. 25 1.
3. La pena es personal e intransferible salvo caso de “actuación en nombre de otro”
legalmente prevista como delictiva.
4. El principio de responsabilidad por el hecho determina que el eventual inculpado sólo
responde del hecho realizado o cometido, no por su personalidad, la cual solo será tenida
en cuenta para la adopción de medidas de seguridad y la individualización de la pena, pero
no para la inculpación con independencia de lo actuado. Este principio está directamente
vinculado al de culpabilidad, que busca detectar el elemento subjetivo de la culpa y no así
la responsabilidad objetiva sin ella.
5. El principio de subsidiariedadaboga por la intervención mínima del “iuspuniendi” del
Estado, únicamente como última ratio.

En cuanto a la extensión del principio-derecho-garantía que estudiamos al Derecho


administrativo sancionador alcanza a los colegios profesionales; en cambio, a diferencia de la
materia penal, aquí la exigencia de la ley es más flexible, siendo suficiente un decreto-ley.
Finalmente, para aquellas sanciones que puedan imponerse en el régimen penitenciario, basta la
cobertura legal que proporciona la Ley General Penitenciaria.

6 Derecho a la tutela judicial efectiva


25
6.1.- Caracterización de este derecho

El derecho a la TJE es reaccional e instrumental, el medio que el OJ pone a disposición de las


personas para defender sus bienes y derechos. Es un derecho prestacional de configuración legal,
que exige de los poderes públicos la dotación a la Administración de Justicia de medios materiales
y humanos suficientes para que la TJ pueda hacerse efectiva y les exige la regulación, mediante
ley, de los distintos tipos de procesos.

La TJ es garantía de los demás derechos constitucionales; pero es ella misma un derecho


autónomo con contenido propio. El legislador, el juez y el ciudadano son objeto de exigencias
para hacerlo efectivo:

El legislador (las Cortes al tratarse de una competencia exclusiva del estado) debe regularlo
modulándolo según las jurisdicciones, los órdenes, las instancias, los procesos y los recursos.

El juez debe enlazar el cumplimiento de la legalidad procesal con la trascendencia


constitucional de este derecho, debiendo interpretar siempre la norma en el sentido más favorable
al mismo.

El ciudadano interesado debe usar la vía procesal adecuada y respetar su procedimiento para
alcanzar la efectividad de su derecho.

6.2.- Derecho a la jurisdicción, al juez legal, a la igualdad procesal y a una resolución


fundada en derecho.

El primer derecho que incluye la TJE es el de acceso a la jurisdicción, concretado en el


derecho a ser parte y poder promover la actividad jurisdiccional. Este derecho, según el TEDH, lo
tiene la persona que se considera víctima de una violación de los derechos reconocidos en el
Convenio, de forma que el derecho interno debe facilitarle las vías correspondientes.

Incluye el derecho al juez ordinario, natural o legal, donde juez debe entenderse como órgano
judicial. La CE y el TC hablan del “juez ordinario predeterminado por la Ley” y de “juez imparcial”-
Para que lo sea:
- Ha debido ser creado previamente por la norma
- Ésta lo haya investido de jurisdicción y competencia antes de su actuación.
- No sean especiales ni excepcionales sus regímenes orgánico y procesal.
- Su composición venga determinada por la ley y se siga en cada caso su procedimiento de
constitución
- El órgano que juzgue y falle sea diferente del que haya instruido

Se trata de garantizar que el juez sea independiente e imparcial (tal y como exigen la CE, el
PIDCP, el CEDH)

Esta garantía del juez cierto, ordinario, legalmente predeterminado, quedaría burlada, dice el
TC, si bastara con mantener el órgano alternado su composición.

La TJE comporta el principio de publicidad del proceso y, también los siguientes derechos:

- a usar todos los medios de prueba pertinentes.


- A ser informado de la acusación y a la asistencia letrada
- A no declarar contra sí mismo ni por razones de parentesco
- A la congruencia de la sentencia
- A la invariabilidad e intangibilidad de las mismas

El derecho a la jurisdicción debe siempre incorporar el de obtener una resolución judicial


fundada en derecho, que puede no obstante ser de inadmisión. El órgano judicial puede inadmitir
26
una demanda porque está en juego la seguridad jurídica y el derecho de otros justiciables. La
inadmisibilidad debe, no obstante, interpretarse restrictivamente.

Un error patente en la aplicación de la norma legal en la que se apoya la inadmisión o una


interpretación rígida violan el derecho a la TJE y facultan al TC a enjuiciar la legalidad del juez
ordinario. Por eso rige el principio pro actione, más acentuado en el acceso a la jurisdicción que
en el de acceso a los recursos.

Debe promoverse igualmente la contradicción y la paridad de las partes por lo que no debe
haber condenas ni resoluciones inaudita parte ni procesos clandestinos.

El derecho a una resolución fundada en Derecho no equivale al acierto de esa resolución, ni al


derecho a una prolija resolución cuya redacción siga paralela las alegaciones de las partes, pero
debe ser suficiente; sin bastar la cita de los preceptos legales ni la reiteración de fórmulas
estereotipadas.

6.3 Antiformalismo

De todo ello se deriva que hay que interpretar el sistema procesal como antiformalista:
principio reiterado por el TC como por el TS. Ambos tribunales confieren preferencia a las
motivaciones de justicia material; que no puede ser enervada con formalismos ni interpretaciones
de formas contrarias a la finalidad: según el TC “no toda irregularidad formal es obstáculo
insalvable para la prosecución del proceso”- Los requisitos y formas procesales han de ser
razonables y guardar relación con las finalidades del propio proceso. Ello rige también en materia
de plazos y respecto del recurso de casación.

El órgano judicial debe notificar los defectos formales para permitir su subsanación en los
momentos procesales oportunos; porque el antiformalismo tiene límites, consistentes en esencia
en que no debe afectar la regularidad del proceso ni los intereses de la parte contraria.
Si la inadmisión se produce porque el órgano aprecia falta de competencia propia, debe
indicar al interesado el órgano competente y el modo de acceder a él.

6.4.- Proceso sin dilaciones

EL justiciable tiene derecho a que el proceso se desarrolle dentro de razonables términos


temporales y sin indebidas dilaciones. Para llenar de criterios ese concepto, el TC toma del TEDH
que el carácter razonable de la duración de los procedimientos debe ser apreciado teniendo en
cuenta:
- la complejidad del litigio
- la conducta de los litigantes
- el posible exceso de trabajo del órgano judicial
- la conducta de las autoridades competentes
- las consecuencias de la demora sobre los litigantes

En ocasiones el TC ha denegado el amparo por dilaciones indebidas al apreciar que fueron


producidas por la conducta personal del interesado. Tanto el TC como el TECH entienden que
incumbe a los poderes públicos el hacerlas reformas pertinentes en su sistema judicial para evitar
retrasos.

La necesaria agilidad no debe impedir que se practiquen todas las diligencias que puedan
arrojar luz sobre el caso. La parte que se sienta perjudicada por dilaciones indebidas ha de
invocarlo antes de la sentencia, para poder posteriormente recurrir al amparo.

6.5 Sentencia congruente y cumplimiento de la misma.

Concluso el proceso, la sentencia fundada en Derecho ha de ser congruente: versar sobre el


fondo del proceso y sobre las pretensiones formuladas. La congruencia exige que la sentencia

27
decida sobre todos los problemas litigiosos, pues de lo contrario no se resuelve el caso planteado
sino otro distinto.

Puede haber incongruencia por error judicial, cuando la sentencia parece corresponder a un
pleito diferente o concede algo que no se ha pedido (incongruencia extra petitum). También la hay
por omisión, así como por ir el fallo más allá de los fundamentos jurídicos en que se sustenta.

Aunque la CE no se pronuncia sobre la reformatio in peius, o revisión desfavorable, el TC ha


interpretado con toda razón que su prohibición implícita es una garantía procesal del régimen de
recursos por ser una forma de incongruencia. Por otra parte, de admitirse se estaría disuadiendo
al justiciable de ejercer su derecho a los recursos produciéndose su indefensión.

Obtenida la sentencia congruente, la TJE requiere su ejecución salvo supuestos legales y


excepcionales y salvo que las partes decidan recurrir. En caso contrario las resoluciones judiciales
y los requerimientos de derechos que contienen no serían sino meras declaraciones de
intenciones. Según el TC, el cumplimiento de las sentencias ocupa un lugar cental en el Estado de
Derecho. Deben cumplirse sin dilaciones indebidas y en sus propios términos.

6.6 Derecho a los recursos legalmente establecidos y a la doble instancia penal

La TJE incluye el derecho al recurso que las normas legales hayan establecido para el caso.
Su denegación arbitraria supone una violación de ese derecho y la inexistencia de todo recurso
puede deparar la responsabilidad del Estado ante el TEDJ. España ha sido condenada varias
veces por el Comité de DDHH de NNUU por no tener establecida en todos los casos la doble
instancia penal.

Diputados y Senadores, por ejemplo, están aforados en la Sala Segunda del TS, contra cuyas
sentencias no cabe ulterior recurso. La situación descrita se agrava cuando en la causa concurren
aformados y personas no aforadas, quedando todos sujetos a la única instancia.

6.7 Otras garantías jurisdiccionales

La TJE no da derecho exclusivamente a “abrir el proceso”; sino a que este cumpla y observe
todas las garantías del Art. 24 CE y otras tendentes a evitar la indefensión del justiciable:
- principios de igualdad de partes y de contradicción en el desarrollo del proceso
- presunción de inocencia
- actividad probatoria suficiente
- asistencia o dirección efectiva de letrado
- principio de publicidad del proceso, que admite excepciones renuncias limitadas.
- Acusación precisa y juicio oral en los procesoso penales
- Notificación en la sentencia de los recursos de que dispone el interesado

El concepto de indefensión que utiliza el TC es material, y equivale a una merma real de las
posibilidades de defensa o actuación procesal. No abarca las meras irregularidades formales que
no impliquen un efectivo menoscabo del justiciable.

7.El proceso del Habeas Corpus. Derechos del detenido. Prisión provisional.

Como se ha mencionado anteriormente, la garantía de la libertad fue cifrada por el Derecho


inglés en el juez y por el Derecho francés en la ley.

El sistema inglés cristalizó históricamente en la institución del habeas corpus (denominado así
ya que era el mandamiento judicial que habría el proceso). Fue en su origen, una defensa contra
las jurisdicciones feudales, frente a ellas estaban los tribunales del Rey como dispensadores de
una justicia más imparcial, que no se institucionalizó hasta 1679.

28
Por su parte, la francesa Declaración de Derecho de 1789 prescribía que nadie podía ser
acusado, detenido ni preso sino en los casos determinados por la ley y con arreglo a los
procedimientos establecidos en ella. La Ley era la suprema garantía de la libertad.

Ambas concepciones se dan en la Constitución española. No obstante, la doctrina ha


señalado la existencia de un posible precedente como es el procedimiento de manifestación de
personas vigente en el Reino de Aragón durante los siglos XV y XVI, procedimiento plenario
rápido, en régimen de acción popular, que se sustanciaba ante la Justicia de Aragón.

El procesa de habeas corpus y la prohibición constitucional de que la potestad sancionadora


de la Administración se extienda a la privación de la libertad consagra el más absoluto monopolio
judicial en éste ámbito.

El preámbulo de la Ley Orgánica reguladora del Procedimiento de Habeas Corpus pretende


establecer remedios rápidos y eficaces para los supuestos de detenciones no justificadas
legalmente o que, aunque justificadas en cuanto al fondo del asunto, se hubieran producido
formalmente en condiciones ilegales. Para ser eficaz, este procedimiento ha de ser rápido y
sencillo. Y éstos son dos de los principios que informan su regulación legal, a los que puede
añadirse el de su aplicación general.

A) El principio de agilidad: procedimiento sumario que se sustancia en 24h.


B) El principio de sencillez o de antiformalismo se manifiesta en que la comparecencia no
necesita de abogado ni procurador y puede ser verbal.
C) El principio de generalidad implica:
1. Se aplica a toda detención, sin excepción alguna (ni si quiera de la autoridad militar)
2. Se concede legitimación para instar este procedimiento no sólo al privado de libertad
sino también a sus allegados, al Ministerio Fiscal y al Defensor del Pueblo
3. Alcanza a todos los supuestos de detención ilegal, por razones de fondo, forma,
prolongación del tiempo legalmente permitido sin puesta a disposición judicial y de
vulneración de los derechos que el Ordenamiento jurídico reconoce al detenido.

La Ley Orgánica ha conectado esta garantía con las existentes respecto de la detención
preventiva, con las contenidas en los artículos 17.3 y 24.2, que consagran los derechos del
detenido y del acusado. Es aplicable por tanto en el ámbito militar y en los casos de detención de
enajenados mentales. También a los extranjeros pendientes de un expediente de expulsión.

La defensa preventiva no podrá durar más del tiempo estrictamente necesario para la
realización de las averiguaciones que esclarezcan los hechos y, en todo caso, máximo de setenta
y dos horas el detenido debe ser puesto en libertad o a disposición de la autoridad judicial. La Ley
considera ilegal y susceptible del procedimiento de habeas corpus toda detención que sobrepase
este término de tres días (por razones de economía procesal y de la conveniente urgencia en la
tutela).

Conforme a la regulación española, la detención de un ciudadano ha de responder a un


presupuesto material y procedimientos formales. El presupuesto es la fundada sospecha de la
comisión de un delito grave penado con privación de libertad; y los procedimientos formales son
los derechos del detenido. Derechos contenidos en los preceptos constitucionales antes citados y
completados por la Ley de Enjuiciamiento Criminal y por el Convenio Europeo de Derechos
Humanos, son:

A) El derecho a la vida e integridad física, psíquica y moral.


B) El derecho a guardar silencio, a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable.
C) Derecho a conocer las razones de su detención o imputación criminal y a que se le
manifieste en una lengua que comprenda (servicios gratuitos de un intérprete si fuere
necesario)
D) El derecho a la asistencia de letrado
E) El derecho a que se comunique a los familiares la detención y el lugar de custodia.
F) El derecho a ser reconocido por el médico forense.
29
Estos derechos y garantías son compatibles con la incomunicación del detenido, como medida
excepcional y de breve duración por exigencias de la investigación policial y judicial en relación
con delitos muy graves.

El derecho a la libertad personal se proyecta sobre la institución de la prisión provisional y el


derecho a un proceso público sin dilaciones. El mismo artículo 17.4, ordena que por ley se
determine la duración máxima de la prisión provisional. La prisión provisional es la excepción y,
consiguientemente, debe ser adoptada mediante resolución judicial motivada, ser interpretada
restrictivamente, tener duración limitada y estar sujeta a control también judicial.

Según el Tribunal Europeo de Derecho Humanos, la prisión provisional debe ser controlada
periódicamente por el juez y cesar tan pronto como deje ser razonablemente necesaria.

El artículo 17.4 de la Constitución no habla de tiempo razonable, sino de tiempo máximo. Por
eso la Ley de Enjuiciamiento Criminal ha establecido términos explícitos de seis meses o
dieciocho meses, según las penas, cuyo transcurso lleva automáticamente aneja la puesta en
libertad del encausado; excepcionalmente, el juez o tribunal podrá prolongar la prisión hasta los
treinta meses en casos de especial transcendencia del delito o en aquellos en los que la
instrucción de la causa sea de extraordinaria complejidad. No se computarán las dilaciones de la
causa imputables al inculpado. Además no es obligatorio agotar esas duraciones máximas. Y su
finalidad principal es la de asegurar la comparecencia del inculpado en el proceso por lo que si
hay otros procedimientos de asegurarlo sin privación de libertad, son preferibles.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos suele ponderar factores, para adoptar esta
medida, tan heterogéneos como el peligro de fuga, la gravedad de las consecuencias del delito, el
peligro de manipulación o desaparición de pruebas, o de reiteración de la conducta delictiva, o
bien se atiende al estado de salud del interno e incluso a su seguridad personal.

Este mismo Tribunal rechaza ciertas calificaciones pseudojurídicas tendentes a desviar la


aplicación de la regla de la libertad. La pretendida diferencia entre privación y restricción de la
libertad posibilitaría la burla de las garantías hasta aquí comentadas. La diferencia es más de
grado o de intensidad que de naturaleza.

Lo mismo de la distinción, en España entre detención y retención, con la pretensión de que en


esta última, al no ser una detención, no rigen las garantías que estamos estudiando. No es
constitucionalmente tolerable que situaciones efectivas de privación de libertad queden sustraídas
a la protección constitucional de la libertad en virtud de una manipulación de las categorías
jurídicas, no hay zonas intermedias entre detención y libertad.

2. EL MINISTERIO FISCAL

Es una institución que tiene un tratamiento muy variado y no hay acuerdo a la hora de
determinar su naturaleza. Los sistemas de ubicación constitucional del mismo son:

a) Se intrega en el Poder Ejecutivo ( Francia )


b) Se integra en el Poder Judicial ( Derecho Comparado )
c) Es un órgano estatl independiente

Se creó en Francia bajo la denominación de Ministerio Público , como órgano de gobierno


cercano al Poder Judicial. Posteriormente se ha ido subordinando al Ejecutivo con su función de
defensa de la legalidad.

La CE le dedica su artículo 124, cuyo primer apartado dice:

“ El Ministerio Fiscal, sin perjuicio de las funciones encomendadas a otros órganos, tiene por
misión promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los
30
ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los interesados,así
como velar por la independencia de los tribunales y procurar antes éstos la satisfacción del interés
social”.

Por su parte, el artículo 162.1.b. le confiere legitimación para interponer el recurso de amparo.

La CE contiene determinaciones importantes, de su estatuto orgánico:

a) El ejercicio de sus funciones por medio de órganos propios.


b) Los principios de su actuación, que son los de unidad, dependencia jerárquica , legalidad e
imparcialidad.
c) La forma de nombramiento del Fiscal General del Estado como vértice de la institución,
sobre persona de nacionalidad española, jurista de reconocido prestigio y con más de
quince años de ejercicio profesional.

La delineación constitucional del Ministerio Fiscal es muy parecida a la del Defensor del
Pueblo. Son tres los rasgos coincidentes: la defensa de los derechos de los ciudadanos, el actuar
de oficio o a petición de los interesados y el poder recurrir en amparo ante el Tribunal
Constitucional.

Respecto del recurso del amparo , el Ministerio Fiscal no sólo está legitimado para su
interposición , sino que la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional ordena su intervención en
todos ellos “ en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público
tutelado por la ley”.

Por lo demás, su Estatuto trata de evitar toda expresión que pueda interpretarse como relación
de dependencia externa respecto del Gobierno.

5. PROTECCIÓN INTERNACIONAL Y SUPRANACIONAL DE LOS DERECHOS

5.1. Sentido progresivo de esta protección

Se ha ido conformando una cultura de los derechos humanos llamada por P. Haberle
“internacional de los Estados constitucionales”, o sea una conciencia generalizada acerca de la
necesaria protección internacional de los derechos y libertades y, en concreto, mucho más eficaz
que la protección diplomática.

A esta idea responde el más de centenar de instrumentos internacionales entre declaraciones


y tratados relativos a los derechos humanos que han sido adoptados desde 1945.

El conjunto formado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), el Pacto Internacional de Derecho
Económicos Sociales y Culturales (1966) y el Convenio Europeo de Derechos Humanos (1950)
constituyen una verdadera Carta Internacional de Derechos Humanos, a la cual han seguido
muchas otras declaraciones específicas.

Sostiene el mismo autor atinadamente que la nota definidora de esta evolución internacional
en la materia es la de su progresividad, tanto en número y contenido de los derechos
contemplados cuanto en la eficacia y vigor de los procedimientos de protección.

Los derechos conforman una especie de orden público internacional y supranacional que
legítima la emergencia de instituciones y jurisdicciones en tales ámbitos para su protección .
Ahora bien, la eficacia de la protección internacional de los derechos aún depende en mayor o en
menor medida de las garantías internas de los Estados, según que esta internacionalización esté
presidida por un tratado del que los Estados son partes, o estemos ante una supranacionalización
culminada por un ente mayor del que los Estados son miembros. Pero es necesario insistir en que
todavía la garantía estatal es insustituible.
31
Casi todos los juristas han saludado muy favorablemente la adopción del Estatuto de la Corte
Penal Internacional como un paso más a favor de la internacionalización de la justicia y contra la
inmunidad de los más altos cargos políticos, que suelen ser los mayores responsables de los
crímenes y contra la Humanidad.

Así y todo, acaso por precipitación en su redacción y quizás también por el deseo de que
todos los países lo ratifiquen, se deslizan en sus preceptos elementos y procedimientos poco
garantistas si los comparamos con una Constitución democrática, por ejemplo, la española.

A pesar de ello, el Estado español fue uno de los primeros en ratificar el Acuerdo por el que se
adoptaba aquél sin acudir a la reforma constitucional, que habría sido lo jurídicamente adecuado.
Este Acuerdo todavía no ha entrado en vigor y tiene dificultades para ello por la oposición de
Estados Unidos.

5.2. El Consejo de Europa

El Consejo de Europa fue creado en 1949 en la Haya con la idea matriz de la solidaridad
europea en la defensa de los derechos humanos, mitad como reacción a los totalitarismos recién
vencidos, mitad como linea ideológica divisoria respecto de los países de influencia soviética. El
Consejo de Europa acometió prontamente la tarea de redactar un proyecto de Convenio, que
finalizó en 1950 y, abierto a la ratificación de los Estados, entró en vigor en 1953 con el nombre de
Convención o Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las
Libertades Fundamentales, al que le han seguido varios Protocolos Adicionales y de Enmienda.
España ingresó en el Consejo de Europa en 1977 y ratificó el Convenio en 1979 reconociendo la
jurisdicción obligatoria del Tribunal.

Este Convenio ha transformado en obligaciones jurídicas para los Estados partes muchos de
los principios proclamados en la Declaración Universal de Derechos Humanos decha por la ONU
en 1948. Las novedades no se centran en el catálogo de derechos, sino en los medios de
protección.

El Consejo de Europa creó a estos efectos una Comisión y un Tribunal Europeos de Derechos
Humanos como órganos específicamente dedicados a la protección de los mismos, aunque tanto
el Comité de Ministros como la Asamblea Parlamentaria tenen también competencias al respecto.

El Convenio en un principio redujo a los Estados miembros la legitimación activa para acceder
al Tribunal, debiendo hacerlo los particulares a la Comisión, la cual rechazaba unos casos,
resolvía otros y filtraba los menos al Tribunal. Sin embargo, pronto comenzó el Tribunal a admitir
prácticas procesales en las que el denunciante individual se hacía presente a través de un
abogado.

El Reglamento de 1982 hizo una nueva interpretación del Convenio a este respecto y el
Protocolo número 9 vigente desde 1994 amplió la legitimación a las organizaciones no
gubernamentales y a grupos de personas. No deja de ser importante el hecho de que los Estados
miembros puedan también interponer demandas en casos de posible violación de derechos
humanos por parte de otro Estado. Sin embargo, esta competencia es de muy delicado ejercicio.

Por otra parte, el sistema europeo de protección es subsidiario respecto de los sistemas
nacionales, n pudiéndose conocer de un asunto sino después de que se hayan agotado todos los
recursos internos.

La doctrina se halla dividida en la valoración de este requisito del agotamiento de la vía judicial
interna, entre los que lo consideran una cortapisa injustificada y dilatoria y los que afirman que es
una consecuencia necesaria de la soberanía interna de los Estados.

32
El Convenio no crea por sí solo recursos internos inexistentesm como ningún tratado lo hace.
Así lo tiene proclamado el TEDH y nuestro TC. Ahora bien, aquél añade que los Estados
miembros tienen la obligación de ajustar el sistema judicial interno a las garantías del Convenio.

Las sentencias del Tribunal se adoptan por mayoría, pudiendo los magistrados emitir votos
particulares, prácticas que han seguido en nuestro país el TC y tras él todos los Tribunales.

Las sentencias son obligatorias para los Estados miembros y estos aquieren la
responsabilidad de hacerlas efectivas, lo que plantea la seria dificultad de remover una sentencia
del órgano superior de su sistema judicial o si se trata de una sentencia del Tribunal
Constitucional.

Así, pues, este sistema de protección de los derechos de caracteriza por:


 ser colectivo;
 ser vinculante para todos estos Estados;
 el efecto directo de su norma básica, el Convenio;
 tener carácter subsidiario;
 dotar a las personas físicas y jurídicas de personalidad jurídica internacional.

La jurisprudencia del Tribunal sobre su propia competencia y el sistema de protección puede


ser resumida así:
 el Tribunal no resuelve cuestiones de Derecho interno ni juzga conforme al él;
 tampoco se injiere en la actuación de los Tribunales y demás autoridades nacionales, sino
que, como hemos adelantado, se limita a controlar si hay o no vulneración del Convenio;
 si la demanda es individual, el Tribunal debe atenerse estrictamente a su contenido de
posible violación del Convenio, no juzga en abstracto una norma interna de un Estado ni su
adecuación o inadecuaciónal Convenio.
 si los demandantes impugnan precisamente la legislación interna como la causante de la
violación, el Tribunal la examina desde la perspectiva de sus consecuencias en el caso
concreto sometido a su juicio;
 lo relevante es determinar si hubo o no responsabilidad del Estado en cuestión, pues es
éste el responsable en orden internacional;
 el Tribunal no juzga cuestiones resueltas por otras vías , por ejemplo si se ha conseguido
un acuerdo amistoso entre el demandante y el Estado demandado;

El propio éxito de este sistema de protección ha determinado su modificación, las demandas


individuales ha desbordado las posibilidades de la Comisión y de los Tribunales anteriores, este
ritmo ha sido aún más acelerado desde que el Protocolo número 9 amplió la legitimación activa en
los términos anteriormente mencionados.

El Protocolo n. 11 (desde 1998) ha liquidado los anteriores órganos y ha creado un nuevo


Tribunal Europeo de Derechos Humanos (ahora ya sin Comisión) de carácter permanente y con
igual sede, en Estrasburgo.

El Tribunal está integrado por un número de jueces igual al de Estados miembros, elegidos por
la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sobre ternas presentadas por los Estados y sin
límite en cuanto a la nacionalidad de los elegidos, cuyo mandato es de seis años.
El Tribunal actúa:
 en Comités de tres jueces facultados para inadmitir las demandas individuales;
 en Salas de siete jueces con competencias sobre la admisibilidad y sobre el fondo;
 en la Gran Sala de diecisiete jueces para resolver asuntos que susciten importantes
problemas interpretativos o el reexamen de las sentencias dictadas por una Sala.

Además, el reciente Protocolo número 14 (en vigor desde el 1/7/2010), prevé incluso el
funcionamiento de juez único para los asunto claramente inadmisibles que no requieran un
análisis especial, así como las Salas de cinco jueces.

33
La demanda se registra en una Sala y se confía a un Juez instructor. Éste, si estima que debe
inadmitirse, la remite a un Comité de 3 miembros, que por unanimidad puede inadmitirla sin
posible recurso.

Pero si el Juez instructor entiende que la demanda plantea una cuestión de principio, ésta
pasa a la Sala, integrada por siete jueces, para su enjuiciamiento, pudiendo las partes presentar
observaciones por escrito.

Si no se logra un acuerdo amistoso entre las Partes, la Sala dicta sentencia. Antes de ello,
cabe una consulta a la Gran Sala, compuesta por diecisiete jueces.

La sentencia de la Sala es normalmente definitiva. Pero, si se ha planteado una cuestión de


interpretación del Convenio o de interés general, las partes pueden recurrir en un plazo de tres
meses ante la Gran Sala. Una Ponencia de cinco jueces determina si debe admitirse o no este
recurso. Si es admitido, la Gran Sala dicta sentencia definitiva. El Comité de Ministros controla la
ejecución de todas las sentencias del Tribunal.

Si una sentencia del Tribunal europeo considera que una norma infraconstitucional española
es contraria al Convenio los efectos de aquélla deben ser los de la inconstitucionalidad de dicha
norma de producción interna. Si uno de los propósitos de la puesta en vigor del Protocolo número
11 fue el de evitar los retrasos indebidos en la tramitación de las demandas, pronto se ha
advertido que tal objetivo no sólo resultaba inalcanzable, sino que hoy los retrasos son mayores
que antes, seguramente por el incremento progresivo de las demandas.

Por otra parte, cabe señalar que la Carta Social Europea de 1961 fue adoptada por el Consejo
de Europa como complemento de Convenio Europeo de 1950 en materia de derechos sociales,
haciendo realidad el principio de indivisibilidad de todos los derechos humanos. La Carta ha sido
completada por dos Protocolos, uno de 1988 que amplió el catálogo de derechos , y otro de 1995
que instituyó un mecanismo cuasijudicial de reclamaciónes colectivas que son resueltas mediante
decisiones de fondo por el Comité Europeo de Derechos Sociales. La Carta y sus Protocolos se
han visto consolidados en la Carta Social Europea Revisada de 1996 (España a fecha de junio de
2010, aún no había ratificado ni el Protocolo de 1995 ni la Carta Revisada de 1996).

5.3. La protección de los derechos en la Unión Europea

La antigua CEE no recogía en sus tratados fundacionales los derechos y libertades, aunque sí
algunos principios básicos de la unidad económica que se creaba: libre circulación del dinero, de
las mercancías y de las personas. Poco a poco el TJUE fue incorporando a su jurisprudencia
criterios de los Estados miembros y del TEDH acerca de los derechos, de manera que terminaron
formando parte del denominado acervo comunitario o acervo común europeo.

Se acentuó el proceso desde que el Tratado de Maastricht asumió el Convenio Europeo de


Derechos Humanos como parte del Derecho Comunitario. Con este tratado y con el de
Ámsterdam (1996) se incrementó el elenco de derechos de los ciudadanos de los países
miembros.

En 2000 se acordó en Niza la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, la cual,


merced al Tratado de Lisboa ha adquirido la fuerza vinculante y el rango normativo de los
Tratados europeos tal como fue adaptada en Estrasburgo el 12 de diciembre de 2007; esta Carta
duplica en cierto modo el Convenio Europeo de Derechos Humanos que hemos estudiado
anteriormente, pero se justifica por el hecho de que la UE no es miembro del Consejo de Europa.
A mayor abundamiento, el Tratado de Funcionamiento dedica una extensa atención a los
derechos.

El Defensor del Pueblo de la UE está regulado en el artículo 228 del TFUE. Cualquier persona
física o jurídica residente o domiciliada en un Estado miembro puede dirigirle reclamaciones por
“mala administración en la acción de las instituciones, órganos u organismos de la Unión, con
exclusión del TJUE en el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales” (art. 228).
34
En la Carta de Niza está reconocido el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 47) y el Tratado
de Lisboa atribuye al TJ la misión de garantizarla a través de su organización en tres instituciones:
el TJ, el Tribunal General y el Tribunal de la Función Pública.

Al contar ya la UE con un catálogo de derechos sistematizado y codificado, ganará la calidad


de la ciudadanía europea y la seguridad jurídica de todos sus componentes. (por ejemplo, ahora el
TJUE puede apoyarse en una Carta Propia de Derechos y con el acervo que significa la
jurisprudencia del Tribunal del Consejo de Europa y de los tribunales nacionales).

Pueden acceder a las instituciones de Justicia Europea tanto los Estados como las personas
físicas y jurídicas demandando una tutela judicial efectiva.

En el ámbito competencial de la Unión Europea, los Tribunales nacionales se ven obligados a


aplicar preferentemente el Derecho comunitario. Pero no siempre es fácil saber cómo está
integrado ese Derecho comunitario aplicable al caso. El problema del derecho aplicable ha
ocupado al Tribunal de Justicia durante muchos años, intentando suplir jurisprudencialmente la
falta de una tabla de derechos específicamente comunitaria. Desde luego, son aplicables los
tratados constitutivos y los reglamentos y directivas comunitarias dictados sobre la materia del que
se trate. Pero a fines de 1969 el Tribunal introdujo una novedad en su línea jurisprudencial al
tomar en cuenta para la solución de un caso los principios generales del Derechos comunitarios
en materia de derechos fundamentales del individuo.

Estima el Tribunal que el respeto de los derechos fundamentales es parte integrante de los
principios generales del Derecho europeo y que su salvaguarda debe inspirarse en las tradiciones
constitucionales comunes a los Estados miembros, sin que sean admisibles medidas
incompatibles con los derechos fundamentales reconocidos y garantizados por las Constituciones
de dichos Estados. Se planteaba también el problema de si el CEDH forma parte del Derecho
comunitario o no

Al menos desde 1975 el Tribunal de Justicia ha utilizado el Convenio como elemento


interpretativo para la protección de los derechos económicos en el ámbito comunitario.
Concretamente, la exigencia del Convenio de que las restricciones de los derechos estén
justificadas en necesidades de una sociedad democrática le ha servido al TJUE para salvar o
limitar la excepción de orden público que a veces sus Estados miembros oponen a la aplicación
de algún derecho en sus países.

Una vez abandonada la resistencia a considerar el Convenio como parte integrante del
Derecho de la Unión, el Tribunal, con sede en Luxemburgo, vino a entender que su competencia
debía quedar centrada en los derechos económicos propios de la Unión. Aun así, a veces, tomó el
Convenio como nivel mínimo de tutela de dichos derechos económicos.

Ahora, la Carta de Derechos Fundamentales de la UE ha simplificado las cosas, si bien el


Convenio y la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo siguen siendo útiles como complemento
y como guía de interpretación.

El problema consiste en que hay en Europa dos sistemas de garantías de los derechos, con
sus correspondientes tribunales, y que un acto de la Unión no puede ser recurrido ante el TEDH
porque aquélla no se ha adherido al Convenio de Roma.

Un Tribunal de Primera Instancia resuelve, sin perjuicio de ulterior recurso ante el Tribunal de
Justicia, las demandas directas de las personas físicas y jurídicas.

Si la presunta violación de un derecho proviene de un acto de la UE, la persona física o


jurídica afectada puede recurrir ante el Tribunal de Primera Instancia directamente. En caso de
impugnarlo ante un juez nacional, dicho juez hace un reenvío prejudicial al Tribunal de Justicia
para que interprete o aprecie la validez de la norma o acto comunitario controvertido. Ni uno ni

35
otro tribunal lo son de apelación o de casación de los tribunales nacionales, ni la competencia
nacional sobre los derechos ha sido transferida a la UE.

Si se impugna un acto interno, la vía procedente es la del juez nacional y posterior reenvío
prejudicial, si procede, en los términos antes expuestos. Pero también el juez interno puede
aplicar directamente el Derecho de la Unión en un litigio entre particulares en caso de ser
ciertamente aplicable.

5.4. Protección de los derechos en el marco de Naciones Unidas

1. La Asamblea General de Naciones Unidas ha creado órganos especializados


permanentes, como el Comité contra el apartheid, etc. Por su parte, el Consejo Económico
y Social de la ONU ha constituido una Comisión técnica de Derechos Humanos, otra de la
Condición Femenina, etc.
2. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos ha creado un Comité de Derechos
Humanos que recibe peticiones individuales frente a los Estados Partes en el contexto de
un procedimiento cuasi-judicial y ya se ha pronunciado en varias ocasiones sobre
presuntas vulneraciones de derechos en España.
3. La misma evolución ha seguido recientemente el Pacto de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales, cuyo Comité ha quedado habilitado para recibir comunicaciones individuales
mediante el Protocolo facultativo a dicho Pacto adoptado en 2008 por el Consejo de
Derechos Humanos de Naciones Unidas.

LAS GARANTÍAS JURISDICCIONALES COMO DERECHOS

Las garantías jurisdiccionales se elevan desde la Constitución como derechos subjetivos,


garantizando estas los derechos y libertades.

Así nos encontramos con las tutela judicial del articulo 24 CE, pero también con:

 Articulo 17 CE referido a la detención preventiva,


 Articulo 18 CE, que exige resolución judicial para los registros domiciliarios y la
intervención de las comunicaciones privadas.
 Articulo 20 CEGarantizando el secuestro de publicaciones
 Articulo 22 CEque requiere resolución judicial para la disolución y para las
suspensión de una asociación.

En cuanto al referido articulo 24 CE, que garantiza todos los anteriores, se divide en 2
apartados:
 El 2º incluye las denominadas garantías procesales como son el juez ordinario y la
presunción de inocencia.
 El 1º La tutela judicial efectiva de los jueces y tribunales.

Ambas se complementan, sin la segunda no se podría dar la primera. La tutela judicial


efectiva, permite una defensa jurídica de los derechos e intereses legítimos mediante un proceso
garantizado y decidido por un órgano jurisdiccional. Para que esta se de, es necesario el derecho
a la presunción a la inocencia, elevado constitucionalmente a la categoría de derecho fundamental
y por lo tanto vinculando a los poderes públicos, siendo de aplicación inmediata.

También es garantía necesaria de esta tutela el derecho a asistencia letrada, la gratuidad de


esta en determinados supuestos mediante la figura del abogado de oficio, así como la gratuidad
de las actuaciones judiciales si se dan las condiciones legales para ello.

36
II.- PROCESAL INTERNACIONAL

PUNTO 1. EL PRINCIPIO DE JURISDICCIÓN OBLIGATORIA Y EL DERECHO


INTERNACIONAL

EL ESTATUTO JURÍDICO DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES

1. IDEAS GENERALES

Las Organizaciones Internacionales no constituyen tan sólo el foro donde cooperan de


forma permanente e institucionalizada diversos sujetos internacionales, sino que poseen, además,
una existencia jurídica propia distinta del conjunto de Estados que la componen. Ello les permite
mantener relaciones directas e inmediatas con los ordenamientos jurídicos en los que actúan y
constituirse en sujetos de derecho claramente diferenciados. De este modo y para el cumplimiento
de los objetivos que le fueron asignados por sus fundadores, las O.I. van a ser capaces, tanto de
manifestar una voluntad autónoma cuyos eventuales efectos se les imputarán a ellas solas, como
de relacionarse jurídicamente con otros sujetos de derecho –internos o internacionales- no sólo en
calidad de mandatarias de sus Estados miembros, sino en su propio nombre en virtud de las
competencias que poseen.

Las O.I. gozan, pues, de personalidad jurídica, es decir, de la capacidad de ejercer ciertos
derechos y asumir determinadas obligaciones en el marco de unos sistemas jurídicos concretos:
nacional o internacional. La existencia de esta personalidad jurídica independiente ha sido
reconocida sobre todo en la práctica de los Estados de sede, en la jurisprudencia interna e
internacional, y de una manera indirecta en disposiciones de los instrumentos constitutivos.

Ahora bien, a diferencia de los Estados, sujetos soberanos y jurídicamente iguales, que
poseen una personalidad jurídica plena y general, la personalidad de las Organizaciones va a
estar afectada por el principio de la especialidad que inspira todo su régimen jurídico: esto es, va a
estar limitada a los objetivos y funciones que les fueron confiados, tal y como aparecen
enunciados o pueden deducirse de sus tratados constitutivos y han sido desarrollados en la
práctica (Dictamen de 8 de julio de 1996 sobre la licitud de la utilización de las armas nucleares
por un Estado en un conflicto armado, punto 25). Se trata, por tanto de una personalidad
funcional, cuyos límites podrán quebrarse, no obstante, merced al juego de los podres implícitos,
como ha reconocido claramente el TIJ en su dictamen de 11 de abril de 1949 al afirmar que,
“mientras que un Estado posee, en su totalidad, los derechos y deberes internacionales
reconocidos por el Derecho Internacional, los derechos y deberes de una entidad como la
Organización dependen de los fines y de las funciones de ésta, enunciados o implicados en su
acta constitutiva desarrollados en la prácica”.

37
Por otro lado, las O.I. constituyen entidades muy individualizadas, diferenciándose
notablemente unas de otras tanto del punto de vista de sus funciones como de las competencias
que le han sido conferidas para su realización, de manera que resulta imposible hablar de una
personalidad jurídica de igual alcance para todas ellas. Será, pues, necesario examinar una a una
dichas entidades y a través de un método de carácter empírico determinar el grado de subjetividad
del que gozan en cada caso concreto, lo que exige el análisis de las reglas particulares de cada
O.I.

Las O.I. en el cumplimiento de sus funciones están llamadas a actuar tanto en los órdenes
jurídicos internos de los Estados como en el orden jurídico internacional, lo que nos llevará a
examinar tanto su personalidad jurídica en los derechos internos, como su personalidad
internacional. Pero, además, como la personalidad jurídica de las Organizaciones no es una
personalidad estática sino evolutiva, analizaremos someramente el establecimiento, continuidad y
desaparición de las O.I.

2. LA EXISTENCIA JURÍDICA DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES

A) CREACIÓN

Las O.I. son sujetos de derecho cuya creación es el fruto de un acto jurídico multilateral,
anterior y exterior a las mismas, generalmente un acuerdo internacional entre Estados. Este
acuerdo suele negociarse en el marco de una conferencia internacional (ejemplos, Conferencia de
San Francisco en relación con la Carta de las N.U. de 1945, la Conferencia de París respecto del
Tratado CECA de 1951, la Conferencia intergubernamental que preparó el Tratado de Niza de
2001, por el que se revisa el Tratado de la Unión Europea de 1992 y de 1997, o la que en 2004
examinó el Proyecto de Tratado por el que se establece una Constitución para Europa), que ha
sido precedida por unos trabajos preparatorios de diversa duración.

La entrada en vigor del acuerdo internacional por el que se instituye la Organización señala
el nacimiento de la misma. Esta entrada en vigor depende de las condiciones que se
establezcan en el acuerdo, por lo que varían de una a otra Organización. En general va a estar
condicionada por la exigencia de que un número determinado de Estados ratifiquen el tratado
constitutivo. Este número va a variar de unas a otras Organizaciones, según sean éstas
universales o regionales, y según contemplen o no la existencia en su seno de miembros que
asuman responsabilidades especiales.

A veces, bastará con un mínimo numérico de ratificaciones sin que se establezcan otras
exigencias, esto suele ocurrir en los Organismos especializados de UN (por ejemplo, UNESCO).

En cambio, en las Organizaciones regionales o restringidas, el nivel de exigencia va a


variar en relación con la intensidad de los vínculos de cooperación o de integración que se crean;
así, puede requerirse para la entrada en vigor la ratificación por todos los Estados signatarios del
acuerdo constitutivo (art. 52.2 TUE), o por un número determinado de Estados (nueve
ratificaciones en el Caso de UNASIR, art. 26 del Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones
Suramericanas de 2008).

Existen, igualmente, acuerdos constitutivos de Organizaciones que hacen depender su


entrada en vigor de la acumulación de dos requisitos. Un número determinado de ratificaciones, y
que esas ratificaciones provengan de Estados que asumen responsabilidades particulares en la
Organización. Esto ocurre, por ejemplo, con la Carta de las UN, cuya entrada en vigor, a tenor de
lo dispuesto en su art. 110.3, se hizo depender de la ratificación por la mayoría de los Estados
firmantes, entre los que debían estar los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

Desde que entra en vigor el acuerdo constitutivo de la Organización, sus Estados partes
pasan a ser Estados miembros de la Organización que se establece. En este sentido estaremos
ante un acuerdo de naturaleza específica (como reconocen los arts. 5 de los Convenios sobre el
Derecho de los Tratados de 1969 y 1986), dotado de una dimensión convencional y de una
38
dimensión constitucional (Dictamen del TIJ de 8 de julio de 1996 sobre la licitud de la utilización de
las armas nucleares por un Estado en un conflicto armado, punto 19). Este último rasgo deriva del
hecho de que a través del acuerdo se crea un nuevo sujeto internacional dotado de una estructura
permanente destinada a durar y capaz de expresar una voluntad jurídica propia.

Al carecer de base territorial, las Organizaciones están obligadas a establecerse en el


territorio de uno o varios Estados (en el supuesto de que la Organización tenga una estructura
descentralizada, tal como ocurre con la Unión Europea o con la Comunidad Andina) miembros o
no de ella (como ocurre con la ciudad de Ginebra que es la sede de diversas OI de las que Suiza
no es miembro). Esta sede, que a veces está prevista en el propio tratado constitutivo, puede
variar durante la vida de la Organización. Las consecuencias jurídicas derivadas de este
establecimiento, se regulan en los denominados Acuerdos de sede concertados entre la
Organización y el Estado huésped.

La existencia de la Organización se plasma desde entonces en una serie de símbolos


similares a los de los Estados. Así, va a tener un nombre, expresado a menudo de forma
abreviada por sus siglas, una bandera, un himno. Etc. Estos signos distintivos van a gozar de la
debida protección contra una utilización comercial abusiva.

Las Organizaciones internacionales a diferencia de las conferencias internacionales se


caracterizan por su permanencia, están destinadas a durar. La continuidad de la Organización
no se verá afectada por los eventuales cambios que se produzcan en su seno como consecuencia
de su adaptación a las cambiantes circunstancias internacionales, tanto por lo que respecta a su
composición, como por lo que se refiere a su ámbito competencial.

Por otra parte, esta continuidad de las Organizaciones Internacionales va a verse facilitada
por la existencia en ellas de mecanismos de adaptación a las nuevas circunstancias; como
pueden ser, los procedimientos de revisión de los instrumentos constitutivos, más o menos
rigurosos según las Organizaciones de que se traten y las materias objeto de modificación y que
han posibilitado transformaciones tan importantes como, por ejemplo, la fusión de las instituciones
comunitarias o la significativo desaparición del adjetivo “económica” en la CEE que pasa a
denominarse Comunidad Europea. Otro mecanismo que permite a la Organización evolucionar es
el representado por la interpretación de las disposiciones de su tratado constitutivo; esta
interpretación es la tarea cotidiana de las instituciones de la Organización, y cuando surge alguna
controversia respecto a la misma habrá que acudir a los medios de solución previstos en dicho
tratado.

B) SUCESIÓN

Puede ocurrir, no obstante, que en un momento determinado de la vida de la Organización,


ésta transfiera a otra Organización algunas de sus funciones. Puede ocurrir también que una
nueva Organización venga a sustituirla completamente en el ejercicio de sus funciones y
competencias y en disfrute de su patrimonio. En este último caso se produce un fenómeno que,
por analogía con el de sucesión de Estados, se denomina sucesión de Organizaciones
internacionales, y que ha conocido diversas manifestaciones en la vida internacional.

Dado que la Organización es el fruto de un acuerdo de voluntades entre varios Estados, su


sustitución por otra Organización exige, igualmente, que dichos Estados den su conformidad a
ello, bien de manera expresa bien de forma tácita, cuando no se oponen a la misma. Dicha
conformidad puede manifestarse a través de un nuevo acuerdo celebrado por sus Estados
miembros. Además, debe incluirse, bien en el tratado constitutivo de la nueva Organización, como
ocurrió con el art. 15 de la Constitución de la OCDE de 1960, bien en una resolución de la
Organización que desaparece; o también, como es más frecuente, a través de la asociación de las
resoluciones unilaterales y de los acuerdos internacionales, cuyo ejemplo más destacado es el
representado por la sucesión de la SDN (Sociedad de Naciones) por ONU.

Como consecuencia de la sucesión se transfieren generalmente a la Organización


sucesora las funciones, competencias y patrimonio de la Organización que desaparece. Esto
39
puede generar múltiples dificultades, sobre todo cuando la composición de ambas Organizaciones
no es coincidente, o cuando las competencias no son absolutamente similares como ocurrió en el
caso del régimen de territorios bajo mandato de la SDN, y en concreto en el Sudoeste africano, y
las competencias que asumieron los órganos de la ONU que sucedieron a los de la SDN,
problema éste que acabaría siendo llevado ante el TIJ.

Otro problema particular es el que afecta a los agentes de las organización que
desaparece, en relación con ello hay que distinguir los supuestos de sucesión-transformación, en
los que por regla general se transfiere la generalidad del personal de la antigua a la nueva
Organización. Y los casos de sucesión-disolución, en que se deja libertad a la nueva Organización
para reclutar o no los agentes de la antigua, aunque eso sí, salvaguardándose los derechos
sociales del personal de la Organización que desparece, a través, por ejemplo, de la transferencia
de la caja de pensiones en la nueva Organización.

En cuanto a la situación de los miembros de la Organización que desaparece, la práctica


internacional muestra cómo éstos pasan a tener la condición de miembros originarios de la
Organización que le sucede, como ilustra el art. XI del Acuerdo de Marrakech de 1994 por el que
se crea la Organización Mundial del Comercio sucesora del GATT (Acuerdo General sobre
Aranceles Aduaneros y Comercio).

Por lo que se refiere, finalmente, al patrimonio, éste se transfiere a la nueva Organización


en su totalidad o en la parte que le corresponde a los miembros de la antigua Organización que
pasan a ser miembros de la que le sucede.

Puede ocurrir, como en el caso entre la Organización de la Unión Africana y la Unión


Africana creada el 11 de julio de 2002, que el Acto constitutivo de la nueva Organización contenga
disposiciones previendo un periodo y mecanismos transitorios con el fin de facilitar la transferencia
de los bienes, derecho y obligaciones de la antigua a la nueva.

C) DISOLUCIÓN

Las Organizaciones internacionales pueden también desaparecer sin que ninguna nueva
Organización venga a retomar sus funciones. Las razones de tal disolución son diversas. En
ocasiones, el propio Tratado que las crea les fija una duración determinada, lo que es excepcional
salvo para las Organizaciones de productos básicos, que por su naturaleza de reguladores de
mercados, sus acuerdos constitutivos van a tener una vida breve (cinco años), aunque suelen ser
recreados.

Otras veces, la disolución de la Organización es consecuencia de un cambio profundo de


circunstancias que provoca la desaparición de aquellos intereses comunes cuya gestión colectiva
motivó su creación. Esto ha ocurrido recientemente con Organizaciones tales como el Pacto de
Varsovia o el CAEM que aglutinaban a los países socialistas. La falta de funcionamiento por la
retirada de los miembros más significativos puede llevar, igualmente, a la desaparición de la
Organización.

La desaparición de una Organización puede, también, deberse a las dificultades


financieras que conocen, que ha podido conducirla a una situación de bancarrota o de suspensión
de pagos, lo que sucedió, por ejemplo, con el Consejo Internacional del Estaño que desde 1985
suspendió las operaciones de su stock regulador al carecer de recursos financieros, dando lugar a
un importante contencioso en el Reino Unido promovido por sus acreedores, y que una vez
alcanzada una solución diplomática, sus Estados miembros decidieron disolverlo el 31 de julio de
1990.

Muy excepcional va a ser, en cambio, el caso de una disolución decidida por una OI al
considerar que ya ha alcanzado todos los objetivos que motivaron su creación, esto fue lo que
ocurrió en 1985 con la OCAM. Aunque lo normal en estos casos es que la OI eluda la disolución y
prefiera entrar en una fase de “hibernación”.

40
Por regla general los instrumentos constitutivos de las Organizaciones no contemplan la
posibilidad de disolución de las mismas, por lo que la decisión de disolverse la toma la institución
en la que están representados todos los Estados miembros, esto es, la asamblea general, o los
Estados a través de un acuerdo específico adoptado por unanimidad (en las restringidas) o por
mayoría (en las universales).

3. LA PERSONALIDAD JURÍDICA EN LOS DERECHOS INTERNOS

A diferencia de los Estados que son sujetos de base territorial, las Organizaciones
internacionales no disponen de un territorio propio, por lo que en el ejercicio de las funciones que
le han sido atribuidas deberán actual en el territorio de los Estados. A tal fin se les ha conferido
cierta personalidad jurídica en los órdenes jurídicos internos similar a la que éstos reconocer a las
personas jurídicas extranjeras.

A) FUNDAMENTO

La generalidad de los instrumentos constitutivos de las Organizaciones internacionales


posteriores a la Segunda Guerra Mundial les reconocen a éstas la personalidad jurídico en los
derecho internos de cada uno de sus Estdos miembros.

Tal reconocimiento puede adoptar bien una forma general y abstracta, como ocurre en el
caso de la Carta de las UN, cuyo art. 104 dispone que “La Organización gozará, en el territorio de
cada uno de sus Mi3embros, de la capacidad jurídica que sea necesaria para el ejercicio de sus
funciones y la realización de sus propósitos”.

O bien contener una descripción mucho más detallada, como la que figura, por ejemplo, en
el art. IX, sc. 2, del Estatuto del FMI, según el cual “El Fondo tendrá plena personalidad jurídica y,
en particular, capacidad para: i) contratar, ii) adquirir y enajenar bienes inmuebles y muebles, y iii)
entablar procedimientos legales”.

Las disposiciones de estos tratados constitutivos suelen completarse mediante la adopción


de unos convenios particulares, donde se hace mención a los privilegios e inmunidades de la
Organización en el territorio de los Estados.

Otros textos internacionales tienen también por objetivo el precisar el contenido de la


personalidad jurídica de la Organización en los órdenes jurídicos internos, entre ellos destacan los
denominados Acuerdos de sede, celebrados entre la Organización y el Estado huésped, es decir,
aquel en cuyo territorio la OI establece su sede. Pero, además, estos Acuerdos de sede son
particularmente necesarios cuando el Estado donde se establece la sede de una Organización no
es un Estado miembro de la misma, ya que a través de dicho acuerdo se reconoce la personalidad
jurídica de la Organización en su orden jurídico interno. Una finalidad de precisar el contenido de
esta personalidad es la que persiguen, igualmente, los acuerdos que celebran las Organizaciones
internacionales con los Estados donde se despliegan una asistencia técnica.

Finalmente hay que mencionar a las legislaciones nacionales de los Estados que pueden
contener precisiones relativas a las modalidades de ejercicio de la capacidad jurídica reconocida
en las Organización en sus territorios.

B) CONTENIDO

El ejercicio de la personalidad jurídica de las Organizaciones en los Derecho internos está


limitado por el principio de la especialidad, esto es, habrá de desplegarse dentro del ámbito
delimitado por los objetivos y funciones que les han sido asignados. Pues bien, dentro de estos
límites, las OI van a gozar, por regla general, de la capacidad para contratar con terceros
(personas físicas y jurídicas) aquellas prestaciones que sean necesarias para su funcionamiento
cotidiano (por ejemplo, contratos de trabajo, de suministro de materiales, de prestación de
servicios, de asistencia técnica, etc.). Igualmente van a poder comprar, vender, alquilar bienes
41
inmuebles o muebles. Finalmente, si surge alguna dificultad relacionada con estos actos jurídicos
podrá comparecer en juicio.

En la realización de estos actos jurídicos internos la Organización va a estar representada


por un agente de alto rango o por un representante de un órgano colegiado. Así, por lo que
respecta a la ONU, esta representación se confía a su Secretario general quien puede ejercerla
directamente o delegarla en algún miembro de su Secretariado, mientras que por citar otro
ejemplo, en el supuesto de la Unión Europea esta actividad se efectúa a través, principalmente, de
la Comisión (art. 335 TUE).

Por lo que respecta al derecho aplicable a estos actos jurídicos internos, rige el principio
de la autonomía de la voluntad de las partes que inspira los contratos (art. 1 de la Convención de
19 de junio de 1980 sobre la ley aplicable a las obligaciones contractuales), por lo que las partes
podrán someterlos bien al Derecho del Estado en cuyo territorio se efectúe uno de estos actos, o
bien a otro derecho, aunque la tendencia actual es la de evitar referirse en los mismos a una ley
nacional concreta y considerar que la ley aplicable al contrato debe extraerse de los principios
generales del derecho, incluyéndose el Derecho Internacional, así como de las cláusulas del
propio contrato.

Los eventuales conflictos que el ejercicio por OI de su personalidad jurídica interna


provoquen pueden ser resueltos acudiendo a distintos mecanismos. En primer lugar se puede
someter la controversia a los tribunales nacionales, pero esta posibilidad se encuentra muy
limitada por la inmunidad de jurisdicción de la que disfrutan las Organizaciones, de manera que
sólo cuando éstas renuncien expresamente a dicha inmunidad podrán ser citadas antes los
tribunales. En segundo lugar, el acto jurídico de que se trate puede contener una cláusula
compromisoria atribuyendo la competencia para juzgar al Tribunal de la Organización que lo
adopte; esto es lo que ocurre en el caso de la Unión Europea, puesto que su Tribunal de Justicia
es competente, a tenor de lo dispuesto en el art. 272 TFUE, para juzgar en virtud de una cláusula
compromisoria contenida en un contrato celebrado por Unión o en su nombre. Y en tercer lugar,
se suelen prever procedimientos de arbitraje internacional, de los que la práctica nos ofrece
diversos ejemplos.

4. LA PERSONALIDAD JURÍDICA INTERNACIONAL: SU FUNDAMENTO

Las Organizaciones internacionales para cumplir con los objetivos que les confían sus
Estados miembros tienen, a veces, que actuar en la esfera internacional participando en las
relaciones jurídicas internacionales y entrando en contacto directo e inmediato con las normas
internacionales. Se suscita entonces la cuestión de su personalidad jurídica internacional, esto es,
de su capacidad para ser titular de derechos y obligaciones en el orden jurídico internacional, así
como la posibilidad de hacer valer internacionalmente dichos derechos y de responder también
internacionalmente en caso de violación de estas obligaciones.

Si en la actualidad las dudas surgidas en torno a la aptitud de las Organizaciones


internacionales para ser sujetos de derecho y obligaciones de naturaleza internacional aparecen
superadas por la práctica, la jurisprudencia y la doctrina, esto no fue siempre así. En efecto, por su
origen y evolución histórica, el Derecho internacional ha tendido a aceptar como únicos sujetos
internacionales a los Estados; no obstante, el desarrollo de la cooperación internacional y el papel
creciente que en las mismas desempeñan las Organizaciones Internacionales, fue posibilitando
que a partir de la Segunda Guerra Mundial, y especialmente como consecuencia de la creación de
la ONU, se fueran abriendo progresivamente paso al reconocimiento de la subjetividad
internacional de las mismas.

Vamos a examinar primeramente el fundamento de esta personalidad, para lo cual nos


detendremos en el estudio de la práctica y sobre todo de la jurisprudencia internacional, puesto
que la afirmación de la existencia de la personalidad jurídica internacional de las Organizaciones
es sobre todo una construcción de la jurisprudencia. Pero como la existencia de esta personalidad
es el reflejo del ejercicio por parte de la Organización de una seria, variable, de competencias
42
internacionales, veremos en un segundo momento cuáles son estas competencias, lo que nos
permitirá comprender mejor cuál es el contenido de personalidad jurídica internacional de las
Organizaciones.

A) EL FUNDAMENTO DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA INTERNACIONAL EN LA


DOCTRINA

La reacción de la doctrina internacional a la aparición de las Organizaciones en la vida


internacional ha sido muy variada y ha evolucionado a medida que estas nuevas entidades se
iban afirmando y proliferaban.

Tres grandes corrientes de pensamiento se han ido perfilando al respecto: la primera de


ellas se ha decantado por asimilar las OI a los Estados, reconociéndoles una personalidad
internacional plena y la competencia general para realizar todo tipo de actos internacionales; se
trata de una postura excesivamente radical que no tiene en cuenta el hecho de que sólo los
Estados gozan de soberanía y que las Organizaciones son sujetos derivados y funcionales, esto
es, sus competencias se hallan limitadas por el principio de la especialidad. Un segundo grupo
doctrinal se ha situado en una posición absolutamente contraria a la precedente, al rechazar la
subjetividad internacional de las Organizaciones a las que considera meras formas de actuar
colectivamente de los Estados, esta posición fue la defendida por los juristas de los países
socialista hasta los años setenta; esta posición doctrinal se ha visto superada por el desarrollo de
la práctica internacional que muestra cómo las OI actúan en múltiples ocasiones como sujetos
autónomos de Derecho internacional. Una tercera tendera es la que defiende que las OI poseen
personalidad jurídica internacional, solamente que esta personalidad es diferente de la de los
Estados, en tanto que circunscrita al cumplimiento de los objetivos que le han sido fijados por sus
fundadores; esta corriente doctrinal se apoya en el análisis de los tratados constitutivos de las OI,
en el desarrollo de los mismos a través de la práctica y en la interpretación jurisprudencial que los
Tribunales internacionales han dado a la misma.

Dentro de esta última posición, favorable al reconocimiento de la personalidad


internacional de las Organizaciones, y hoy predominante, existen discrepancias respecto del
fundamento de esta personalidad, así, para algunos autores desde que existe una OI, esto es,
desde que se dan los elementos que según el Derecho internacional constituyen una entidad de
este tipo, ésta nace con cierta personalidad, se trataría pues de una personalidad objetiva: toda
Organización posee de un modo inherente dicha personalidad.

Otros autores estiman, en cambio, que en Derecho internacional general no existe ninguna
forma que atribuya directamente a las Organizaciones la personalidad internacional, sino que se
limita a dar a los Estados la competencia para crear una OI y dotarla de personalidad jurídica. En
este caso, el fundamento de la personalidad se localizaría en el tratado constitutivo de la
Organización internacional.

La evolución del fenómeno de la OI parece dar razón a este última aportación doctrinal,
solamente que esta misma evolución ha introducido ciertos matices, y de este modo el contenido
de la personalidad internacional no va a ser únicamente aquel que resulte de las disposiciones del
Tratado constitutivo que expresamente atribuyan competencias internacionales a la Organización,
sino que también podrá deducirse del mismo. No será, pues, necesario que el instrumento
constitutivo de la Organización prevea expresamente la personalidad internacional de la misma,
basta con que ésta se deduzca implícitamente.

Situándonos, por nuestra parte, dentro de esta última opción, consideramos que el
fundamento de las competencias internacionales de una Organización se encuentra en las “reglas
de la Organización”, que se hallan básicamente contenidas en los instrumentos constitutivos de la
Organización, en sus decisiones y resoluciones adoptadas de conformidad con esto y en su
práctica establecida. El examen de las reglas propias de cada Organización nos permitirá
determinar las competencias internacionales que le han sido a ésta atribuidas o que pueden
deducirse de las mismas, Del conjunto de estas competencias se extraerá la personalidad jurídica
internacional de la que goza cada Organización en concreto.
43
B) EN FUNDAMENTO DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA INTERNACIONAL EN LA
PRÁCTICA Y EN LA JURISPRUDENCIA INTERNACIONALES

Por lo que se refiere a la práctica internacional hay que destacar cómo la generalidad de
los instrumentos constitutivos de las OI anteriores a la Segunda Guerra Mundial no contienen
ninguna referencia expresa a la personalidad jurídica internacional de las mismas, los primeros
indicios los encontramos en textos colaterales y en interpretaciones jurisprudenciales de las
mismas. Así, a título de ejemplo, cabe mencionar el representado por el Acta adicional de 1881
del Acto público relativo a la navegación en la desembocadura del Danubio (1865), donde se
afirmaba que la Comisión Europea del Danubio funcionaría con total independencia del soberano
territorial; de ahí que en alguna ocasión se le llegara a denominar “Estado fluvial”. El Tribunal
Permanente de Justicia Internacional, llamado años después a pronunciarse sobre la naturaleza
jurídica de la citada Comisión, confirmó de manera implícita la personalidad internacional
específica de la misma, distinta a la de un Estado y propia a la de una institución internacional que
gozaba de ciertas competencias internacionales (CPJI, Dictamen n 14, de 8 de diciembre de
1927), co lo que, como ha dicho P. N. DUPUY, la posesión de competencias internacionales se
disocia de la soberanía.

Otro ejemplo al que hay que referirse, dentro también de este periodo, es el representado
por la SDN, pues si bien el Pacto que la crea no menciona en ningún momento la personalidad
internacional de la misma, su propio fundamento la llevó a participar en diversos acuerdos
internacionales donde sí que se hacía referencia expresa a su personalidad jurídica; así, en el art.
I del Acuerdo de sede o Convenio sobre modus vivendi entre la SDN y Suiza, se decía que “el
Gobierno federal suizo reconoce que la Sociedad de Naciones, poseyendo personalidad
internacional y la capacidad jurídica no puede en principio, de acuerdo con las normas del
Derecho internacional, ser llevada ante los tribunales suizos sin su expreso consentimiento”.

La conveniencia de una mención expresa a la personalidad jurídica internacional fue objeto


de discusión por los redactores de la Carta de las Naciones Unidas en la Conferencia de San
Francisco de 1945, durante la cual no prosperó la iniciativa de la delegación belga favorable a una
disposición donde se hiciera textual referencia a la personalidad internacional de la Organización
que se establecía. Como consecuencia de ello salió una redacción bastante ambigua que tomó
cuerpo en los arts. 104 y 105.1 de la Carta de las UN, donde se estable que “la Organización
gozará, en el territorio de cada uno de sus Miembros, de la capacidad jurídica que sea necesaria
para el ejercicio de sus funciones y la realización de sus propósitos”, y, también, “gozará de los
privilegios e inmunidades necesarios para la realización de sus propósitos”.

Este modelo fue seguido, posteriormente, en numerosos tratados constitutivos de OI, tanto
de aquellas que se fueron creando o remodelando en aquella época (por ejemplo, UNESCO, FMI,
FAO, etc.) como en otras mucho más recientes. Estas disposiciones no permiten determinar con
claridad la existencia en las OI a las que se refieren de una personalidad jurídica internacional.

Pero pronto el funcionamiento de la ONU llevo a que se planteara la cuestión de si esta


Organización constituía en realidad un sujeto internacional. Los sucesos que la provocaron fue la
muerte en 1948 en atentado terrorista del diplomático sueco Conde Folke Bernadotte enviado
como mediador de las UN en Palestina y de otras personas que le acompañaban. Como
consecuencia de ello el Secretario General de las UN tuvo que abonar en concepto de
indemnización y otros gastos unas sumas considerables de dinero, suscitándose en la Asamblea
General de esta Organización la duda de si la ONU tenía la capacidad para presentar una
reclamación internacional contra el Gobierno responsable de los daños sufridos por ella, así como
por los causados a las víctimas o sus causahabientes. Esta duda se transmitió el 3 de diciembre
de 1948 al TIJ.

Para responder a esta pregunta el TIJ, en su Dictamen del 11 de abril de 1949, v a


examinar si la ONU posee personalidad jurídica internacional, a lo que va a responder de manera
afirmativa. En efecto, el Tribunal de la Haya, apoyándose en un método de interpretación
teleológica, que le lleva a examinar los caracteres generales de la Organización, sus propósitos y
44
principios, va a estima que “la Organización estaba destinada a ejercer funciones y a gozar de
derecho –y así lo ha hecho- que no pueden explicarse más que si la Organización posee en
amplia medida personalidad internacional y la capacidad de obrar en el plano internacional.
Actualmente constituye el tipo más elevado de organización internacional, y no podría responder a
las intenciones que sus miembros, al asignarle ciertas funciones, con los deberes y
responsabilidades que les acompañan, la han revestido de la competencia necesaria para
permitirle cumplir efectivamente estas funciones”.

El Tribunal reconoce pues la subjetividad internacional –capacidad para ser titular de


derecho y deberes internacionales- así como la capacidad de obrar internacional de la ONU, pero
va más lejos aún, al estimar que esta personalidad internacional puede se implícita, esto es
conteniendo los poderes necesarios para el ejercicio de sus funciones incluso en ausencia de una
disposición expresa en su Carta constitutiva, y además es oponible a terceros Estados no
miembros de la Organización independientemente de la existencia de un reconocimiento por éstos
de aquélla, es decir, se trata de una personalidad objetiva, puesto que “cincuenta Estado (se
refiere a los miembros originarios de las UN), que representan una mayoría amplia de los
miembros que integran la comunidad internacional, estaban capacitados, de conformidad con el
Derecho internacional, para crear una entidad dotada de personalidad internacional objetiva, y no
simplemente de una personalidad reconocida por ellos exclusivamente, así como facultada para
presentar reclamaciones internacionales”.

Los argumentos utilizados por el TIJ para reconocer la personalidad jurídica internacional
de la ONU son en buena parte transponibles a la generalidad de las Organizaciones
internacionales. Ciertamente el Tribunal de la haya al analizar este problema está pensando en la
ONU, por lo que una extensión por puna analogía sólo es posible respecto de las organizaciones
de vocación universal que disfruten de la representatividad de la ONU; no obstante, la referencia
continua a la personalidad internacional de naturaleza funcional permite pensar que otras
Organizaciones también poseen, para el desempeño de sus funciones, dicha personalidad,
aunque pueda ser de menor entidad. Lo que a la postre exigirá examinar las reglas propias de
cada Organización para determinar su personalidad internacional.

Ello plantea, en último término, el problema de la oponibilidad de la personalidad


internacional de las OI a los Estados no miembros, puesto que no se puede predicar de todas
ellas una personalidad de naturaleza objetiva del alcance de la atribuida por el TIJ a la ONU. En
efecto, el instrumento por el que se crea una Organización suele ser un tratado y por tanto está
sujeto al efecto relativo de éstos, y no obliga a los terceros, que pueden o no reconocerla. Ahora
bien, la intensa participación de las Organizaciones en las relaciones jurídicas internacionales, que
ha ido in crescendo desde el Dictamen de 1949, unido al principio de la efectividad que inspira el
Derecho internacional, postula a favor del reconocimiento a la personalidad de las mismas de una
cierta objetividad, por lo que el eventual reconocimiento por parte de los terceros Estados va a
tener un valor más político que jurídico; o, en otros términos, más declarativo que constitutivo.

Comentarios del Departamento de DIP

Aunque en el art. 38 del Estatuto del TIJ no haya ninguna referencia a los actos de las
Organizaciones internacionales, existen determinadas Organizaciones, como por ejemplo la
Unión Europea, que tienen atribuida competencia normativa y, en consecuencia, las
decisiones adoptadas en virtud de esa competencia, son obligatorias para los Estados miembros.
Por otro lado, otros actos, en principio no vinculantes, como las recomendaciones de las
Asamblea General de las Naciones Unidas, no dejan de producir algunos efectos internacionales,
por su contribución en la formación del Derecho internacional, tanto en lo que se refiere a las
reglas generales como a las convencionales, favoreciendo la preparación y adopción de tratados
internacionales.

Una de las características más sobresalientes de la vida internacional contemporánea es


la existencia y proliferación de Organizaciones internacionales. Esta presencia, cada vez más
intensa, está repercutiendo también de manera considerable en los procedimientos de
formación del Derecho internacional.
45
A pesar de la importancia del fenómeno descrito, el art. 38 del Estatuto del TIJ, al enunciar las
fuentes del Derecho internacional, no recoge entre las mismas los actos de las OI. Sin
embargo, esta laguna no debe sorprendernos si tenemos en cuenta que en la fecha en la
que se redacta la citada disposición, la actividad normativa de las OI era bastante reducida y
que sus redactores estaban lejos de suponer el desarrollo que más tarde iba a tener esta
actividad. En nuestra opinión, una lectura actual del art. 38 a la luz de las nuevas funciones del
Derecho internacional, permite incorporar los actos jurídicos de las OI a las fuentes del
Ordenamiento jurídico internacional.

Para poder determinar, en cada caso concreto, el alcance de la competencia normativa de una
OI, será preciso examinar las “reglas de la OI” de la que se trate, esto es, su instrumento
constitutivo, sus decisiones y resoluciones adoptadas de conformidad con éste y su práctica
establecida. En otros términos, las OI no son realidades unívocas, sino que existen numerosas
categorías de OI, cuyos fines, composición y competencias son distintos. Además estas OI no
constituyen compartimentos estancos y excluyentes, ya que están sujetas a la evolución
incesante que conoce este fenómeno asociativo, siendo frecuente las transformaciones
operadas en las mismas, lo que les lleva a transitar por diversas categorías de OI.

Podemos observar que el orden jurídico particular de una OI está constituido por un
derecho originario y un derecho derivado.

 El derecho originario está formado por el instrumento constitutivo de la OI, generalmente un


tratado, con sus protocolos y anexos. Su importancia es manifiesta, máxime si tenemos en
cuenta que constituye el eje en torno al cual se proyecta y ordena el poder normativo de la OI
cara a sus Estados miembros.

 El derecho derivado se va formando con la actividad normativa que es desarrollada por los
órganos de la OI y que completa su derecho originario (mediante normas convencionales que,
eventualmente, han venido a completar y modificar el derecho originario a lo largo del tiempo). Se
caracteriza por ser un derecho secundario. A través de este derecho derivado o secundario, la OI
puede contribuir directa o indirectamente a la creación de normas internacionales.

1. LOS ACTOS JURÍDICOS DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES COMO


FUENTE AUTÓNOMA DEL DERECHO INTERNACIONAL

Las OI son sujetos de Derecho internacional, creados generalmente por los Estados, dotados de
una estructura institucional permanente e independiente, en cuyo seno van a elaborar una
voluntad jurídica distinta de la de sus Estados miembros, destinada a realizar las competencias
que les han sido atribuidas. Esta voluntad puede manifestarse, en el ámbito internacional, a través
a dos vías:

 Mediante la creación de actos unilaterales. En nuestro estudio vamos a detenernos


exclusivamente en el análisis de estos actos.

 Por medio de la concertación de tratados con otros sujetos internacionales. Es una realidad la
participación directa de las OI como sujetos internacionales en tratados bilaterales y multilaterales.

De la lectura de los instrumentos constitutivos de las OI se puede deducir si éstas tienen o no


capacidad para crear unilateralmente normas jurídicas, de manera que cualquiera que sea el
órgano que adopte el acto jurídico, éste se imputa a la Organización como sujeto
internacional y no a sus Estados miembros.

El poder normativo ejercido por los órganos de la OI podrá adoptar en la práctica una
terminología muy variada e incierta (salvo en el marco del Derecho comunitario europeo), y así
nos encontraremos con resoluciones, decisiones, recomendaciones, dictámenes, directivas,
declaraciones, votos, estándares, reglamentos, etc. Para tratar de salvar el escollo de esta
46
imprecisión terminológica y para intentar agrupar las diferentes posibilidades, se puede, con
carácter general, utilizar los términos siguientes:

 Resolución como expresión genérica referida a todo acto emanado de un órgano colectivo de
una Organización internacional.

 Decisión para referirse a los actos obligatorios.

 Recomendación para referirse a aquellos actos que, en principio, no crean derecho.

De lo dicho se desprende que no todas las resoluciones de las OI producen efectos jurídicos, de
manera que sólo aquellas que establecen una regla de derecho en el orden jurídico internacional
van a constituir una fuente autónoma del Derecho internacional.

En relación con lo anterior, cabe advertir que los efectos jurídicos de un acto no dependen de la
denominación que le ha sido dada por el órgano que lo ha adoptado, sino de su objeto y
contenido en relación con las definiciones que aporta el instrumento constitutivo de la OI. Incluso,
podemos ver cómo en una determinada Organización la terminología que en la práctica adoptan
sus actos puede no coincidir con la que figura en su instrumento constitutivo. De este modo,
podemos encontrarnos ante recomendaciones que según el Tratado constitutivo producen
efectos jurídicos obligatorios y, a la inversa, podemos descubrir decisiones que carecen de
efectos jurídicos obligatorios. Habrá, consiguientemente, que examinar caso por caso los
distintos supuestos para determinar su particular alcance jurídico, lo que en determinadas OI se
verá facilitado por la presencia de órganos judiciales propios encargados de precisar el contenido
jurídico de las normas de esas Organizaciones, tal y como sucede, por ejemplo, con el Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas.

La actividad normativa de las OI es muy abundante y variada. Podemos distinguir dentro de la


misma aquellos actos que van a desplegar sus efectos en el interior de su orden jurídico,
creando normas autorreguladoras que lo completen y adapten y aquellos otros actos que se
orientan hacia el exterior de la Organización, estableciendo normas que va a afectar a otros
sujetos internacionales, ya sean éstos Estados miembros o no de la misma u otras
Organizaciones.

► Competencia normativa interna

Las “reglas de la OI” atribuyen a la Organización un poder normativo interno destinado a regular
su propio funcionamiento y administración y a adaptarlo a la evolución de sus actividades y del
entorno internacional en el que ésta se desenvuelve. Los destinatarios de estas normas son, en
principio, los siguientes:

 La propia Organización.

 Los sujetos de su Derecho interno, esto es:


o Las instituciones de la Organización.
o Los Estados miembros, en tanto elementos integradores de la OI.
o Determinados particulares, como sus agentes y funcionarios.
o En algunas ocasiones, también las personas físicas y jurídicas.

A través de estas normas la OI establece, entre otros aspectos, la competencia, composición y


funciones de sus órganos, los procedimientos a seguir en sus relaciones recíprocas, los
derechos y obligaciones de sus funcionarios y agentes, el régimen financiero de la Organización o
las condiciones de utilización de sus locales en la ciudad donde esté radicada su sede.
La actividad normativa interna de una OI puede manifestarse mediante los siguientes actos:

 A través de actos que no son, en principio, jurídicamente vinculantes. Dentro de esta


categoría podemos incluir las recomendaciones y los dictámenes dirigidos por un órgano de la OI
a otro órgano de la misma, tanto por propia iniciativa como a solicitud de este último.
47
 A través de actos jurídicos vinculantes (obligatorios). Dentro de esta categoría podemos citar
los siguientes:

 Las resoluciones relativas al funcionamiento de los órganos de la OI. La generalidad de los


instrumentos constitutivos de OI atribuyen a sus órganos competencia para adoptar sus
reglamentos internos en los que se fijan sus reglas de funcionamiento.

 Las resoluciones de las OI relativas a la creación de órganos secundarios. En algunas OI los


órganos principales van a estar facultados para crear órganos secundarios a través de actos en
los que se fija la existencia, las competencias, la sede, los medios materiales y humanos de
dichos órganos.

► Competencia normativa externa

En ciertas OI existe un poder normativo que transciende el ámbito interno de la


Organización y afecta a otros sujetos internacionales e, incluso, en algunos casos, a los propios
particulares. Estos actos adoptan, a veces, la forma de decisiones obligatorias y, otras veces,
las de recomendaciones, carentes en principio de efectos jurídicamente vinculantes.

 Las recomendaciones

La generalidad de las OI tienen atribuidas por sus instrumentos constitutivos la posibilidad


de adoptar actos de naturaleza recomendatoria, conteniendo una invitación dirigida a uno o varios
destinatarios, para que adopten un comportamiento determinado, sea éste una acción o una
abstención. Como tal invitación, no llevan en principio aparejada la obligatoriedad de su
cumplimiento, si bien en determinados supuestos pueden producir efectos en el campo jurídico.
Por tanto, la regla general es la no obligatoriedad de las recomendaciones. No obstante,
una recomendación puede convertirse en obligatoria después de una aceptación expresa o
tácita.

En el supuesto de que los Estados miembros se comprometan a cumplir la


recomendación, ésta adquiere un carácter obligatorio. En estos casos se estima que la
recomendación se transforma en acuerdo cuando es aceptada por los Estados miembros,
de manera que seguirá siendo una recomendación en tanto acto de la Organización, pero, en
tanto acto de los Estados que dan su consentimiento, va a constituir un acuerdo en forma
simplificada.

 Las decisiones

Con las decisiones el poder normativo externo de las Organizaciones adquiere una
naturaleza legislativa o cuasi legislativa, sobre todo en aquellos supuestos en los que son
adoptadas según un sistema de mayorías. En este caso, resultan obligadas por las decisiones no
sólo los Estados que votaron favorablemente, sino también aquellos que lo hicieron en contra o
se abstuvieron, salvo en los casos en los que las decisiones fueran adoptadas según el
sistema denominado “contracting out”, pues según este sistema los miembros tienen el
derecho de rechazar el carácter obligatorio de la decisión o el de hacer reservas.

Estos actos jurídicos obligatorios no tienen siempre el mismo alcance. Así, podemos distinguir:

 Decisiones de alcance individual. Conciernen a un determinado destinatario o grupo de


destinatarios bien definidos.

 Decisiones de alcance general. Existen diversos tipos, diferenciándose entre sí por la


naturaleza de las obligaciones que imponen. Así, cabe referirse a ciertas decisiones que
establecen una obligación de resultado, dejando a su destinatario la elección de la forma y de los
medios para lograrlo. Por otro lado, algunas Organizaciones disfrutan de la competencia

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para adoptar actos jurídicos unilaterales de carácter general, que imponen obligaciones tanto
de resultado como de comportamiento.

2. LA INCIDENCIA INDIRECTA DE LOS ACTOS JURÍDICOS DE LAS ORGANIZACIONES


INTERNACIONALES EN LA FORMACIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL

► La participación en la celebración de tratados multilaterales

Las Organizaciones pueden contribuir de dos maneras a la formación de normas


convencionales:

 Directamente, a través de procedimientos que conducen a la negociación y adopción en su


seno de un convenio multilateral.

 Indirectamente, mediante la preparación y convocatoria de una conferencia internacional


destinada a la elaboración de un convenio multilateral.

 Elaboración de un convenio multilateral

Este primer método se hace posible cuando las reglas de la OI prevén la posibilidad de que algún
órgano de la Organización adopte un convenio internacional cuyo texto ha sido
previamente preparado en el seno de la Organización. Este órgano suele ser aquel en el que
están representados todos los Estados, pudiendo, de este modo, participar en su discusión
todos ellos, lo que facilitará su posterior aceptación. Una vez aprobado el tratado va a quedar
abierto a la firma y ratificación o adhesión de los Estados, lo que significa que el citado tratado no
va a obligar hasta que entre en vigor internacionalmente y sólo respecto de los Estados que
lleguen a ser partes del mismo.

Hoy en día son numerosas las OI que utilizan esta técnica jurídica para alcanzar los
objetivos que les fueron fijados por sus fundadores. Tenemos ejemplos de la misma tanto en el
ámbito de la cooperación regional como en el de la universal.

 En el ámbito regional. Un caso ilustrativo es el representado por el Consejo de Europa, cuya


actividad se manifiesta muy especialmente a través de la adopción de Convenios
internacionales en diversos sectores.

 En el ámbito universal. Hay que destacar el papel de la propia ONU donde este
procedimiento ha sido utilizado en múltiples ocasiones.

 La convocatoria de Conferencias internacionales

Las OI pueden intervenir indirectamente en la elaboración de normas convencionales mediante la


convocatoria de una Conferencia internacional, sobre todo de aquellas que tienen como objetivo la
elaboración de un convenio multilateral de contenido normativo. En relación con ello, se debe
destacar la importante labor desarrollada por las Naciones Unidas, en cuya Carta constitutiva se
atribuye a la Asamblea General la misión de promover estudios y hacer recomendaciones para
impulsar el desarrollo progresivo del derecho internacional y su codificación. En esta
importante tarea la Asamblea General se ve asistida por un órgano subsidiario, la
Comisión de Derecho Internacional, destinado a preparar los proyectos de codificación que
luego se discutirán en el seno de las Conferencias.

La obra de las OI en esta materia, especialmente de las Naciones Unidas, es de tal


transcendencia que sin su aportación no se podría comprender hoy en día el fenómeno de la
codificación y desarrollo progresivo del Derecho internacional operado en la Sociedad
internacional durante la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del actual. NU está
presente a lo largo de todo este proceso de codificación y desarrollo progresivo desde el
principio al fin de sus funciones. Al margen de esta actividad, en las dos últimas décadas no
49
cesan de convocarse, a impulsos de la Asamblea General, Conferencias internacionales para
tratar de temas clave en la evolución de la Sociedad internacional, como medio ambiente,
derechos humanos, población y desarrollo, desarrollo social, género, asentamientos urbanos,
cambio climático, desarrollo sostenible, etc.

► La participación en la formación de la costumbre

Las resoluciones de las OI, especialmente las de la Asamblea General de las NU,
desempeñan un papel relevante en el proceso consuetudinario, puesto que pueden llegar a
declarar un derecho consuetudinario preexistente, cristalizar una costumbre en proceso de
formación o, finalmente, generar una nueva práctica.
En este orden de cosas, vemos como la Asamblea General de las NU constituye el centro más
idóneo en el que los diferentes Estados pueden manifestar sus puntos de vista sobre una
norma jurídica existente o en vías de formación o para suministrar la base y el punto de partida
para un desarrollo progresivo del Derecho internacional.

En relación con lo que estamos hablando, dos ejemplos nos permitirán ilustrar la
interacción entre las resoluciones de las OI y la costumbre.

 La generalidad de la doctrina reconoce que la Declaración sobre los principios que


rigen las relaciones de amistad y la cooperación entre los Estados, puede considerarse
como declarativa de normas ya existentes de Derecho consuetudinario.

 La Declaración sobre los principios jurídicos que regulan la actividad de los Estados en el uso y
exploración del Espacio Ultraterrestre, representaría un supuesto de resolución que cristaliza
normas de Derecho internacional en vías de formación.

Junto a estas resoluciones declarativas o cristalizadoras de normas consuetudinarias


tenemos aquellas resoluciones que, aun no dotadas de valor jurídico obligatorio, pretenden
impulsar el desarrollo de la práctica estatal con el fin de configurar una futura norma
consuetudinaria. Este tipo de resoluciones han encontrado un excelente campo de cultivo
en el Derecho internacional del desarrollo y en el del Derecho internacional del medio ambiente.

ALGO SOBRE LA COMPETENCIA CONTENCIOSA Y/O CONSULTIVA DE TIJ Y LOS


ESTADOS (ES LO REFERIDO AL PROPIO TRIBUNAL, PERO NO HE ENCONTRADO NADA
MÁS)

1. LA COMPETENCIA CONTENCIOSA *

La competencia contenciosa del TIJ es la más amplia, ya que con base en ella se juzga
el mayor número de asuntos. Dentro de la competencia contenciosa distinguimos una
competencia de carácter general y otra de carácter especial.

 Competencia contenciosa de carácter general. Está basada en el Estatuto del TIJ, por
el que los Estados reconocen dicha competencia general del TIJ para resolver
controversias jurídicas entre ellos de acuerdo con el Derecho Internacional. El Estatuto del
TIJ está anexo a la Carta de NU.

 Competencia contenciosa de cáracter especial. Aquella por la que el TIJ conoce y


decide una controversia determinada sobre la base del consentimiento de las partes en la
controversia, manifestada por un acuerdo en concreto (compromiso), por una cláusula
compromisaria contenida en un tratado vigente o mediante la aceptación de ambas partes
contendientes de la cláusula llamada facultativa o de aceptación general de la jurisdicción
del TIJ. La competencia contenciosa de carácter especial es la más generalizada y
estudiada.

50
Vamos a examinar a continuación la competencia contenciosa especial del Tribunal.
Para una mayor claridad en la exposición distinguiremos la competencia ratione personae de
la competencia ratione materiae.

 Competencia ratione personae

Sólo los Estados podrán ser Partes en casos ante la Corte (art. 34.1 del Estatuto).
Esta afirmación lleva como consecuencia que los particulares (personas físicas y
jurídicas) no tienen acceso al Tribunal en la vía contenciosa ni en la consultiva (OJO
CON ESTA AFIRMACIÓN). Las Organizaciones Internacionales, pese a ser sujetos del
Derecho Internacional, tampoco tienen acceso en vía contenciosa al Tribunal. No obstante,
el Estatuto del Tribunal en su art. 34.2 nos dice que podrá solicitar de las Organizaciones
Internacionales públicas informaciones relativas a casos que se litiguen ante la Corte y
recibirá la información que dichas Organizaciones envíen a iniciativa propia.

El Tribunal está abierto a los Estados, pero no a todos los Estados. Debemos
distinguir los siguientes grupos de Estados que pueden llevar sus diferencias ante el
Tribunal:

 Los Estados que sean Parte en el Estatuto del Tribunal. Dentro de éstos se pueden
distinguir dos grupos:

 Los Estados que sean miembros de las N.U. ya que éstos son ipso facto partes en
el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia.

 Otros Estados que han llegado a ser partes en el Estatuto por cumplir las
condiciones que determine en cada caso la Asamblea General a recomendación
del Consejo de Seguridad.

 Los Estados que no sean Parte en el Estatuto del Tribunal. Para ello, el art. 35.2
del Estatuto dejaba en manos del Consejo de Seguridad que fijara las condiciones bajo
las cuales la Corte estaría abierta a otros Estados.

 Competencia ratione materiae

La competencia ratione materiae del Tribunal se extiende a todas las controversias


de orden jurídico que le sean sometidas por los Estados Partes en las mismas.

Para que el TIJ ejerza su competencia en materia contenciosa es necesario que las
Partes en la diferencia hayan manifestado su voluntad de someter el asunto al Tribunal. En
otras palabras, el TIJ no puede pronunciarse en vía contenciosa sobre asuntos que las
Partes no le hayan sometido, bien directa o indirectamente. Ello lleva implícito que hayan
aceptado las Partes la jurisdicción o competencia del Tribunal.

2. LA COMPETENCIA CONSULTIVA

Además de la competencia contenciosa, el TIJ ejerce su competencia consultiva.


Según el art. 65 del Estatuto, el TIJ tiene la facultad de emitir dictámenes respecto a cualquier
cuestión jurídica.

Debemos diferenciar bien la naturaleza de la función consultiva en relación con la


contenciosa. A través de sus opiniones consultivas, el TIJ viene a determinar los principios y
las normas vigentes, interpretarlos y aplicarlos para dar así una respuesta con fundamento
jurídico a la cuestión planteada. En definitiva, las opiniones consultivas tienen la finalidad de
proporcionar a los órganos solicitantes los elementos de derecho necesarios para sus
actividades. Serán esos órganos solicitantes, y no la propia Corte, los que evaluarán la utilidad

51
del dictamen. De ahí que la Corte no pueda negarse a responder a la cuestión planteada
aduciendo que su opinión no tendría utilidad.

 Competencia ratione personae


Sobre quién puede pedir los dictámenes al Tribunal, o sea, cuál es la competencia
ratione personae, hay que contestar en forma negativa respecto de los Estados y en forma
positiva respecto, en principio, a las Organizaciones Internacionales. Como puede
observarse, ocurre exactamente lo contrario que respecto a la competencia contenciosa, o
sea, la facultad de emitir sentencias.

 Competencia ratione materiae


Respecto a la competencia ratione materiae el TIJ es competente en vía consultiva
sólo para pronunciarse sobre cualquier cuestión jurídica, según los arts. 65 de su Estatuto
y 96 de la Carta. Debe entenderse como “cuestión de carácter jurídico” toda cuestión que
esté planteada en términos jurídicos y suscite problemas de derecho internacional. El
Tribunal se ha arrogado, además, la facultad de ampliar, interpretar e incluso reformular las
cuestiones que se le plantean cuando éstas aparecen a la vez mal planteadas.

ME REFIERO PRIMERO AL ARREGLO PACÍFICO DE CONTROVERSIAS GENERAL, Y


DESPUÉS EN LO RELATIVO A LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES (NO SE
ACLARA EXACTAMENTE A QUÉ SE REFIERE EN CONCRETO)

LOS SISTEMAS DE ARREGLO PACÍFICO


DE LAS CONTROVERSIAS INTERNACIONALES (I)

SITUACIÓN  CONFLICTO  CONTROVERSIA O DIFERENCIA

Ideas generales

En las relaciones entre Estados y, eventualmente, entre las de otros sujetos


internacionales, se pueden presentar situaciones de crisis que enturbian las relaciones pacíficas;
se crean tensiones cuya prolongación puede poner incluso “en peligro el mantenimiento de la
paz”, según la célebre expresión del art. 33 de la Carta de las N.U., o simplemente, en las
relaciones entre los Estados, crean una perturbación mayor o menor, según la importancia del
objeto de la diferencia que debe ser solucionada. Las causas que están en el origen de las crisis
internacionales, como ocurre en el interior de los Estados, pueden estar influidas por diversos
factores de índole económico, social, político, territorial, etc.

En las crisis internacionales que se crean por las acciones u omisiones de los propios
sujetos del Ordenamiento internacional, cabe distinguir tres momentos principales:

 Un momento inicial, conocido por situación, en el que la crisis no se ha producido aún, pero
está en estado potencial o incluso latente.

 Un paso más adelante nos viene dado por la noción de conflicto que supone una
discrepancia entre sujetos de DI, que ha inducido o puede inducir a uno de ellos a actuar
contra otro.

 Finalmente existe un tercer momento conocido por controversiaodiferencia, en el que una de


las dos partes en la misma hace valer frente a la otra pretensiones opuestas o cuando una de
dichas partes pretende de la otra una pretensión a la que esta última no se somete.

Situación, conflicto y diferencia pueden ser los tres momentos de una crisis internacional,
pero no se dan siempre de forma necesaria, ya que los mecanismos del arreglo pacífico pueden
52
funcionar en cualquiera de los tres momentos para prever que la situación continúe, evitando el
nacimiento del conflicto o su prolongación, lo que daría paso en esta última hipótesis a que nos
encontráramos ante una verdadera diferencia.

1. CONCEPTO Y CLASES DE DIFERENCIAS INTERNACIONALES

 Concepto de diferencia

La diferencia surge cuando un sujeto internacional hace valer ante otro una
reclamación concreta basada en un incumplimiento de una obligación y la parte a la que va
dirigida la rechaza. Para llegar a este momento ha sido necesario un período más o menos
largo, en que se haya ido delimitando la diferencia que, por otro lado, generalmente
apareció bajo la forma de una situación.

 Las partes en una diferencia tienen que ser sujetos del Ordenamiento internacional.
Preferentemente las diferencias se dan entre Estados, pero esto no quiere decir que no
sean también diferencias internacionales las que se planteen entre un Estado y una OI
o entre dos OI o entre Estados u Organizaciones y otros sujetos del DI. Las diferencias
entre personas privadas o entre éstas y los Estados no son diferencias internacionales.

 La diferencia supone una discrepancia entre las partes, que se refiera, no sólo a
cuestiones propiamente jurídicas (interpretación de una o varias cláusulas de un
tratado), sino tambien a cuestiones de hecho (límites entre los Estados o sobre el
trazado de un punto concreto de una frontera).

 Para que exista una diferencia internacional hace falta que la misma haya sido fijada
por las partes mediante conversaciones directas, actos unilaterales u otros medios
capaces de delimitar su verdadero contenido y que objetivamente sea identificable.

 Clases de diferencias

Diferencias jurídicas y Diferencias jurisdiccionables y no


políticas jurisdiccionables

 Diferencias jurídicas y políticas. Tradicionalmente la mayoría de la doctrina ha


distinguido entre diferencias jurídicas y políticas: las jurídicas serían aquellas
susceptibles de ser solucionadas aplicando el derecho vigente; las políticas serían
aquellas basadas en una pretensión cuya solución requiere una modificación del
derecho vigente. Sin embargo, la distinción radical entre unas y otras debe ser
rechazada, pues toda discrepancia entre Estados reúne a la vez un matiz político y una
dimensión jurídica. En este sentido cabe decir que salvo casos excepcionales, la
inmensa mayoría de las diferencias entre Estados tienen un carácter mixto,
predominando, según los casos, el político o el jurídico.

 Diferencias jurisdiccionables o no jurisdiccionables. Desde otro punto de vista se


ha distinguido también entre las diferencias jurisdiccionables y no jurisdiccionables,
según exista o no acuerdo entre las partes para someter la diferencia a arreglo judicial
o arbitral. Como en sabido, en el estado actual del DI, ningún sujeto del mismo puede
ser sometido a un procedimiento de arreglo arbitral o judicial sin su consentimiento.

2. LOS MEDIOS DE SOLUCIÓN DE DIFERENCIAS

Clasificación tradicional Clasificación que nosotros seguimos


Medios pacíficos y medios no Medios diplomátidos y medios jurídicos
pacíficos

 Clasificación tradicional
53
Tradicionalmente se distinguían entre medios de solución de diferencias pacíficos y
no pacíficos. La razón es que hasta fecha reciente el uso de la fuerza era considerado
como un medio incluso lícito de arreglo. La obligación de resolver las diferencias por
medios pacíficos es reciente dentro del DI y fue necesario llegar al final de la Segunda
Guerra Mundial para que apareciera de forma inequívoca la obligación del arreglo pacífico
de las diferencias.

El art. 2.3 de la Carta de las N.U., al enumerar los propósitos de la Organización,


dice que “Los miembros de la Organización arreglarán sus controversias internacionales
por medios pacíficos, de tal manera que no se pongan en peligro la paz y la seguridad
internacionales ni la justicia”. De esta forma se condena implícitamente a los medios no
pacíficos de arreglo dentro del derecho de las Naciones Unidas, que hoy obliga, por la
práctica universal de la Organización, a casi todos los Estados de la Tierra.

 Clasificación que seguimos medios diplomáticos y medios jurídicos


Otra clasificación de los medios de arreglo, que es la seguida en este Manual,
distingue los medios diplomáticos de los jurídicos.

 Medios diplomáticos

Los medios diplomáticos son aquellos en que intervienen los órganos normales
de las relaciones internacionales, como los agentes diplomáticos, ministros de Asuntos
Exteriores, etc. Dentro de estos medios están las negociaciones diplomáticas, los
buenos oficios y la mediación, lascomisiones de investigacióny deconciliación.

La característica principal de los medios diplomáticos es el de facilitar la


solución por medio del acuerdo entre los Estados interesados.

 Medios jurídicos

Los medios jurídicos son el arbitraje y el arreglo judicial, lo que supone


someterse voluntariamente las partes a un órgano judicial, creado ad hoc en el arbitraje
o a un órgano preexistente en el arreglo judicial, que solucione la diferencia
generalmente sobre la base del Derecho Internacional y se contenga dicha solución en
una sentencia arbitral o judicial vinculante para las partes.

Los sujetos internacionales son generalmente libres, salvo que previamente se hayan
comprometido a otra cosa, para escoger cualquier medio de arreglo, sea diplomático o judicial.
Dentro de estas categorías, también son nuevamente libres de aceptar cualquier medio
concreto de arreglo.

La libertad de elección del medio para solucionar la controversia internacional aparece


reconocido en el art. 33, párrafo 1º, de la Carta de las N.U., donde se indica que “Las partes
en una controversia, cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el mantenimiento
de la paz y la seguridad internacional, tratarán de buscarle solución, ante todo, mediante la
negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el
recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección”. Este
principio de libre elección de medios aparece también enunciado en la Resolución 2625 (XXV)
de la AGNU.

3. LOS MEDIOS DIPLOMÁTICOS *

54
Los medios diplomáticos fueron los primeramente utilizados en el tiempo,
especialmente las negociaciones diplomáticas directas y siguen utilizándose con gran amplitud
pese a la institucionalización del arreglo judicial con cáracter de permanencia.

 Las negociaciones diplomáticas

Es el método más antiguo y más utilizado para el arreglo de diferencias. Consiste


en el entendimiento directo de las partes en una diferencia, para llegar a un acuerdo entre
las mismas.

Se trata del método diplomático por excelencia, que se realiza a través de los
servicios diplomáticos normales o bien en el seno de una Conferencia Internacional,
convocada o utilizada para este fin. Es, sin duda, el medio más importante de arreglo
cuantitativamente hablando, ya que a través de él se han solucionado la mayoría de las
diferencias entre Estados. Reúne las siguientes características: inmediatez, rapidez,
discreción y secreto.

 Inmediatividad Las conversaciones son directas entre las partes..


 Rapidez No necesidad de formalidades especiales.
 Puede ser realizado con mayor discreción y secreto.

Este procedimiento concede un amplio margen de maniobra a los Estados parte,


tan sólo limitado por la obligación de negociar de buena fe.

Las negociaciones diplomáticas directas se llevan a cabo por los métodos normales
de la diplomacia: conversaciones directas, intercambio de notas diplomáticas, de
propuestas, etc. y finalizan mediante declaraciones comunes o generalmente por acuerdos
entre las partes. Con frecuencia, las negociaciones directas están previstas en los tratados
de arreglo de diferencias como un medio previo a la via arbitral o a la judicial.

 Los buenos oficios y la mediación

Característica de estas dos instituciones jurídicas es la intervención en el arreglo de


la diferencia de un tercer sujeto internacional (Estado u Organización internacional) o un
grupo de ellos (mediación colectiva). La función del tercero varía según se trate de los
buenos oficios o de la mediación:

 En el caso de los buenos oficios, el tercero se limita a ser un simple intermediario sin
formular ninguna solución. Se trata de la acción amistosa del tercer Estado u
Oganización Internacional, para poner de acuerdo a las partes en desacuerdo
mediante una intervención discreta. Cada vez es más frecuente que el Secretario
General de las N.U. o alguno de sus representantes presten sus buenos oficios en el
contexto de muy diversas controversias internacionales y recientemente el Rey de
España ha desarrollado una labor de buenos oficios en el conflicto entre Uruguay y
Argentina.

 En la mediación, al contrario de los buenos oficios, el mediador interviene no sólo


intentando poner de acuerdo a las partes, sino también proponiéndoles una solución.
En este caso las partes no tienen la obligación de aceptarla.

 La investigación internacional

La misión de las Comisiones de investigación es la de establecer la materialidad de


los hechos ocurridos, origen de la desavenencia.

55
El funcionamiento de las Comisiones se prevé en los arts. 17 a 36 del Convenio de
La Haya de 1907. Entre dichas reglas de funcionamiento podemos resaltar las siguientes:
que la investigación tendrá carácter contradictorio; que la Comisión tiene la facultad de
trasladarse momentáneamente a sitios donde juzgue útil acudir como medio de
información; que la Comisión tiene derecho a solicitar de cualquiera de las partes las
explicaciones o informes que considere convenientes; que las partes se comprometen a
procurar a la Comisión de Investigación todos los medios y todas las facilidades necesarias
para el conocimiento completo y la apreciación exacta de los hechos; que las
deliberaciones serán secretas; el informe de la Comisión será firmado por todos sus
miembros y leído en sesión pública; finalmente, el “Informe”, limitado a la comprobación de
los hechos, no tiene ningún carácter de sentencia arbitral.

 La conciliación internacional

La conciliación internacional puede definirse como la intervención en el arreglo de


una diferencia internacional de un Órgano sin autoridad política propia que, gozando de la
confianza de las partes en litigio, está encargado de examinar todos los aspectos del litigio
y de proponer una solución que no es obligatoria para las partes. Su interés radica en que
permite tener en cuenta consideraciones tanto jurídicas como económicas, políticas y
sociales y conduce a una solución orientada hacia el futuro, que no busca declarar un
vencedor, sino más bien lograr un acercamiento entre las partes.

La conciliación es el medio más moderno de arreglo dentro de los diplomáticos. La


práctica ofrece distintos ejemplos de este procedimiento, como el que tuvo lugar en 1981
en relación con la delimitación de la plataforma continental entre Noruega e Islandia en el
sector de Jan Mayen.

Las misiones de las Comisiones de Conciliación son triples:

 Determinación de los puntos de hecho.


 Fijación de los puntos de derecho.
 Informe de la Comisión con una propuesta de solución de la diferencia.

El procedimiento efectuado es contradictorio. Los trabajos de la Comisión finalizan


mediante un acta en la que se hace constar si las Partes han llegado o no a un acuerdo y
las condiciones del mismo si las hubiere. Dicha acta se comunicará a las Partes, que
podrán decidir sobre su publicación.

Las Comisiones de Conciliación se diferencian claramente de las Comisiones de


Investigación, pues estas no formulan propuestas de arreglo y se limitan a la fijación de los
hechos. La Conciliación internacional está reglamentada en numerosos tratados bilaterales
y multilaterales.

4. EL ARBITRAJE INTERNACIONAL

 Ideas generales

Una controversia surgida entre sujetos internacionales puede ser sometida por
éstos a un tercero independiente para que adopte, después de un procedimiento
contradictorio, una decisión fundada en derecho obligatoria para las partes por la que se
ponga fin a la misma. Estaremos en estos casos ante los denominados medios jurídicos de
solución pacífica de diferencias, que son dos: el arbitraje internacional y el arreglo judicial.
En este apartado vamos a examinar exclusivamente el arbitraje internacional.

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El arbitraje internacional es una institución jurídica internacional de gran tradición
histórica, que ha cumplido una importante función al servicio de la paz y de la justicia a lo
largo de los tiempos y que pervive en la actualidad, donde, a pesar de haber perdido la
importancia que tuvo en otros tiempos, está conociendo un claro fenómeno de
revitalización, encontrando en el ámbito de las soluciones de controversias fronterizas una
campo especialmente apropiado para su desarrollo.

 Concepto y caracteres

El arbitraje constituye un medio de solución de las diferencias entre sujetos


internacionales en el que interviene un tercero independiente (órgano unipersonal o
colegiado) al que las partes han investido de mutuo acuerdo de la facultad de adoptar,
después de un procedimiento contradictorio, una decisión basada en derecho y
jurídicamente obligatoria para las mismas.

Según el art. 37 del Convenio de La Haya de 1907 sobre Arreglo Pacífico de


Diferencias, el arbitraje “Tiene por objeto arreglar los litigios entre los Estados mediante
jueces elegidos por ellos y sobre la base del respecto al Derecho. El compromiso de
arbitraje implica la obligación de someterse de buena fe a la sentencia arbitral.”

De la definición y de la disposición citadas, extraemos los siguientes rasgos


principales que caracterizan al arbitraje:

 La sumisión de una controversia al arbitraje depende de la voluntad de las partes. De


ahí la importancia que tiene en el mismo el consentimiento de los Estados.

 A través del arbitraje se trata de buscar una solución a la diferencia basada en el


derecho internacional, aunque excepcionalmente puede ocurrir que las partes
acuerden resolver la misma sobre la base de la equidad. En este último caso el árbitro
va a actuar como un amigable componedor y estaríamos ante unos artitrajes más
políticos que jurídicos.

 Los jueces son elegidos por las partes en litigio, lo que supone que no están
predeterminados como sucede en el arreglo judicial y que sean verdaderos jueces, lo
que distingue también al arbitraje de otros medios de arreglo diplomático de
diferencias.

 La esencia del arbitraje es la de arreglar definitivamente la diferencia, lo que se


consigue a través de la sentencia, obligatoria para las partes. El carácter obligatorio de
la misma permite distinguir el arbitraje de otros medios de solución en los que también
participa un órgano independiente, pero que no constituyen, en nuestra opinión,
arbitrajes en sentido propio.
El arbibraje internacional no está limitado tan sólo a los Estados, sino que también
las Organizaciones internacionales gozan de capacidad en este sentido, tal y como ha sido
reiterado por el TIJ en su jurisprudencia. De ahí que prefiramos referirnos en la definición
propuesta a los sujetos internacionales y no sólo a los Estados, lo que a su vez nos
permite distinguir el arbitraje internacional de los arbitrajes transnacionales, en los que
junto a los sujetos internacionales intervienen también particulares y que están conociendo
un importante desarrollo dando lugar a laudos arbitrales que, por la personalidad de los
árbitros (en muchos casos juristas internacionales de reconocido prestigio) y por la
utilización de normas y principios del Derecho internacional, están contribuyendo al
desarrollo del Derecho de Gentes.

 Fundamento

En el arbitraje es esencial el consentimiento de las partes en la diferencia para que


el Tribunal o Comisión Arbitral se constituya y emita una sentencia obligatoria para las

57
partes. El arbitraje debe ser voluntariamente aceptado y ningún Estado puede ser obligado
a someterse al juicio arbitral.

La sumisión al arbitraje es el fundamento del mismo. Esta sumisión se contiene en


alguno de los siguientes documentos: en un acuerdo internacional único; en una cláusula
compromisoria; en un tratado de arbitraje.

 El órgano arbitral

La designación de los árbitros es uno de los derechos de las Partes en el Arbitraje,


salvo que al respecto hayan convenido otra cosa. A veces, en el acuerdo de compromiso
de arbitraje se especifica que los miembros del Tribunal deben ser obligatoriamente
nacionales de terceros Estados. Lo normal es que cada Parte nombre uno o dos árbitros,
según que el tribunal se componga de tres o cinco miembros y que el Presidente (llamado
en la terminología de las Convenciones de La Haya de 1899 y 1907 superárbitro), se
designe por un tercer Estado.

El órgano arbitral es por regla general un órgano ad hoc y temporal, esto es, creado
para resolver un determinado litigio y llamado a desaparecer una vez dictada la sentencia.
No obstante, en la historia del arbitraje internacional encontramos un ejemplo de un
Tribunal de cáracter permanente.

 Órganos arbitrales temporales

Dentro de los órganos arbitrales temporales, esto es, destinados a resolver


una controversia o grupo de controversias similares, se pueden distinguir tres tipos:

 El formado por un árbitro único, normalmente un Jefe de Estado. Tuvo gran


importancia en el nacimiento del arbitraje y conoció una amplia utilización en el
siglo XIX y comienzos del XX. Actualmente este órgano único es difícil de
encontrar, aunque no ha desaparecido totalmente.

 El conocido por Comisiones mixtas. Este tipo de órgano está constituido por
Comisarios designados por las Partes entre sus nacionales, soliendo contar con
la presencia de un superárbitro llamado a intervenir tan sólo en caso de
desacuerdo de los miembros designados por las partes. Este arbitraje por
comisiones tuvo una gran importancia en el siglo XIX.

 El conocido por el Tribunal Arbitral. Este órgano es actualmente el más


frecuente y está formado generalmente por tres miembros: uno designado por
cada parte y el tercero de común acuerdo entre ellos y buscado entre nacionales
de terceros países. En algunas ocasiones estuvo formado por cinco jueces.

Cuando el órgano arbitral está formado por un colegio de árbitros uno de


ellos asume las funciones del Presidente. Esta designación puede estar prevista en
el propio compromiso de arbitraje o bien puede ser fijada por el propio tribunal con
ocasión de su constitución. Al Presidente le corresponde dirigir los debates y velar
por el respecto del procedimiento. El tribunal se verá asistido por un órgano
administrativo cuya importancia va a variar en razón de la propia entidad del litigio o
grupo de litigios que se deban arbitrar. El tribunal suele establecer su sede en un
país tercero a la controversia; frecuentemente se ha utilizado Ginebra y La Haya y,
más recientemente, Nueva York.

Por lo que se refiere a los gastos de funcionamiento, cada parte soportará lo


que le corresponda a su delegación y los gastos comunes serán divididos en partes
iguales entre las Partes.
58
 El Tribunal Permanente de Arbitraje

Según el Convenio de La Haya de 1907, el Tribunal Permanente de Arbitraje


tiene las siguientes características:

 Tiene como objetivo facilitar el recurso inmediato al arbitraje; es decir, hace más
fáciles los trámites para llegar a constituir el órgano arbitral.

 Su sede está en La Haya y allí radica la Oficina internacional, que sirve de


Secretaría, cuidándose de transmitir todas las comunicaciones referentes a sus
reuniones, custodiar los archivos y gestionar los asuntos administrativos.

 La lista de árbitros tienen reconocido el título de “Miembros del Tribunal”.

 Para la constitución del tribunal cada parte nombrará a dos árbitros, uno solo de
los cuales podrá ser nacional suyo. Estos cuatro eligen de común acuerdo un
superárbitro.

El Tribunal Permanente de Arbitraje continúa con sus servicios en


funcionamiento en su sede de La Haya. Sus locales albergaron recientemente la
fase inicial del Tribunal especial de reclamaciones Irán-EEUU, así como diversos
arbitrajes mixtos.

 El procedimiento arbitral

El Convenio de La Haya de 1907 recoge unas reglas ilustrativas que, salvo casos
excepcionales, son seguidas generalmente en los arbitrajes. Designados los árbitros y la
sede, se constituye el órgano arbitral que opera con arreglo a las citadas reglas. Estas
normas de procedimiento las encontramos mutatis mutandis, en el procedimiento judicial.

 La sentencia arbitral y los recursos contra la misma

La sentencia se redacta por escrito y contiene generalmente una exposición de


motivos de hecho y jurídicos y una parte dispositiva o fallo propiamente dicho. La sentencia
se firma por todos los árbitros o bien por el Presidente y por el que ejerza las funciones de
secretario.

El valor jurídico de la sentencia es obligatorio para las partes. La sentencia es


válida sin necesidad de aceptación o ratificación por las partes y produce entre éstas el
efecto de cosa juzgada. La sentencia firme obliga a los Estados partes a ejecutarla de
buena fe adoptando los medios necesarios para asegurar sus efectos.

La práctica internacional ofrece como excepcional la negativa de un Estado parte a


la ejecución de la sentencia. En los casos en que esto se ha producido, el Estado
implicado ha alegado los vicios que según él afectaban la sentencia.

Contra la sentencia no cabe recurso de apelación o casación, pues no hay tribunal


u órgano superior, salvo que así se acuerde por las partes. La razón de ello radica en la
propia naturaleza del procedimiento arbitral, ya que en el compromiso de arbitraje las
partes limitan los términos materiales y formales de dicho procedimiento.

No obstante, caben tres tipos de recursos:

59
 De aclaración en caso de desacuerdo de las partes sobre el verdadero sentido de la
sentencia.

 De reforma en los supuestos en que el árbitro haya cometido exceso de poder


resultante del compromiso o haya habido un defecto grave de procedimiento.

 De revisión, cuando después de pronunciar la sentencia apareciera un hecho nuevo


que, de haberse conocido antes, hubiera ejercicio una influencia definitiva en la misma
o cuando se determinara que la sentencia es en parte o en todo consecuencia de un
error de hecho.

1. LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS Y LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES

La irrupción en escena de una creciente multitud de Organizaciones ha venido a


enriquecer la morfología de los medios de solución, introduciendo nuevos medios y también
adaptaciones de los medios preexistentes. Ahora bien, la proliferación de Organizaciones
internacionales propicia también la aparición de nuevos problemas. De este modo, la
inclinación del Estado parte en una diferencia de llevarla al conocimiento de la Organizaciones
que considere más favorable para sus intereses, se traduce en una suerte de forum shopping
de consecuencias a menudo desfavorables. Además, la presencia de funciones y poderes
concurrentes de dos o más Organizaciones, regidas por distintos tratados constitutivos y de
composición no necesariamente idéntica, brinda ocasión para la eclosión de diferencias entre
las Organizaciones mismas.

2. DIFERENCIAS SUSCEPTIBLES DE SOLUCIÓN


EN LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES

La noción jurídica de diferencia puede resultar sensiblemente diferente según el


instrumento internacional considerado. Esto es particularmente cierto en el caso de los
Tratados constitutivos de Organizaciones internacionales.

La continuidad de la existencia de las Organizaciones permite que se aborde en su


seno no sólo diferencias en sentido estricto, sino también otras incidencias protagonizadas por
los Estados. El tratamiento de las diferencias en las Organizaciones internacionales cubre
tanto su solución como su prevención, que resulta oportuna para el mejor funcionamiento de la
Organización y constituye, al propio tiempo, una innovación del mayor interés. De ahí el
establecimiento en ciertas Organizaciones de mecanismos específicamente destinados a la
prevención de conflictos. Aún más, en algún caso el Tratado constitutivo se limita a contemplar
este género de incidencias, sin esbozar un auténtico sistema de solución de diferencias en
sentido estricto, aunque lo cierto es que la mayor parte de Organizaciones prevén sistemas,
más o menos sofisticados, de arreglo de controversias.

 Sujetos partes en la diferencia

En cuanto a los sujetos partes en la diferencia, las Organizaciones presentan dos


particularidades:

 La posibilidad de solución no queda reservada a las diferencias entre los solos Estados
miembros, sino que cabe la posibilidad de la comparecencia de un Estado no miembro
mediante el expediente de la autorización al efecto de un órgano de la Organización.

 La estructura de las Organizaciones les permite tratar diferencias multilaterales, en que


se oponen las pretensiones de tres o más Estados, e intentar acomodar los intereses
en presencia en el respecto del Tratado constitutivo.

60
 Objeto de la diferencia

La mayor o menor cobertura del régimen de solución va a depender del alcance de


las funciones y competencias de la Organización, pudiendo distinguirse las cláusulas que
contemplan genéricamente la solución de las diferencias de las disposiciones que
circunscriben sus efectos a las diferencias relativas a la aplicación o interpretación del
Tratado constitutivo y que son características de las Organizaciones universales y
regionales de cooperación sectorial.

Las Organizaciones disponen de instrumentos eficaces para zanjar las diferencias


relativas al cambio pacífico del Derecho y, en concreto, del Tratado instituyente, a través
de previsiones para su enmienda o revisión.

3. LA ADAPTACIÓN DE LOS MEDIOS DE SOLUCIÓN TRADICIONALES


AL ÁMBITO DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
(NO ES MATERIA DE EXAMEN)

4. LA SOLUCIÓN INSTITUCIONAL

5. LA SOLUCIÓN DE LAS DIFERENCIAS


EN QUE ES PARTE UNA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL

Como entes dotados de personalidad jurídica propia, las Organizaciones


internacionales pueden constituirse en partes para el tratamiento de las controversias que las
opongan, bien ante otras Organizaciones, bien ante Estados u otros sujetos del Derecho
internacional.

Tales controversias revisten un auténtico carácter internacional, como lo confirma el


tratamiento que reciben en numerosos textos jurídicos y, en especial, en el Convenio de Viena
de 1986 sobre el Derecho aplicable a los Tratados celebrados entre Organizaciones o entre
Organizaciones y Estados.

 Las diferencias entre Organizaciones Internacionales

Puede ser frecuente que surjan diferencias entre las OI, debido, sobre todo, al
hecho de que en ocasiones proyectan su actividad sobre una misma situación,
abordándola para conseguir distintos objetivos y, en consecuencia, con criterios no
necesariamente coincidentes.

 Entre organizaciones universales (entre N.U. y Organizaciones sectoriales)


En el ámbito de las Organizaciones universales, el terreno más propicio para la
aparición de diferencias es el de las relaciones entre las Naciones Unidas y las
Organizaciones sectoriales, en razón de la competencia general de la primera y de la
circunstancia de que las segundas no le están subordinadas, ya que las relaciones
entre una y otras se inspiran en la coordinación.

El elemento determinante para la solución de las diferencias que surjan entre


estas Organizaciones son las previsiones del Tratado bilateral que regula las
relaciones entre ambas con carácter general. En conjunto, el haz de Tratados
bilaterales que vinculan a cada una de las Organizaciones especializadas con las
Naciones Unidas confían la solución de las eventuales diferencias a los contactos
directos entre las partes, mostrando una actitud marcadamente contraria a la
intervención de terceros y descartándose la posibilidad de acudir al Tribunal
Internacional de Justicia a través del procedimiento consultivo, acaso por entender que

61
el Tribunal no deja de ser un órgano de una de las partes en la diferencia, las Naciones
Unidas.

La discutible eficacia de este régimen de solución explica la presencia de


cláusulas encaminadas a la prevención de las diferencias. No obstante, estos
mecanismos pueden no funcionar en la práctica, creándose entonces problemas de
difícil solución.

 Entre Organizaciones universales y Organizaciones regionales


La cuestión que se ha planteado con mayor virulencia es la de las relaciones
entre las Naciones Unidas y las Organizaciones de los acuerdos regionales de
seguridad previstos en el Capítulo VIII de la Carta. En estos supuestos se da
claramente un reparto de tareas entre Organizaciones, con clara prioridad de la
Organización regional. No obstante, el problema surge cuando esta Organización
regional, sobre la base de una “interpretación desorbitada” de preceptos, intenta
monopolizar el tratamiento de diferencias que, lejos de tener un alcance estrictamente
local, se conectan a problemas de dimensión mundial. En este caso, la inicial diferencia
entre Estados puede dar lugar a una nueva diferencia, esta vez entre la ONU y la
Organización regional, sin parámetros jurídicos de solución.

 Entre Organizaciones regionales


Los acuerdos que regulan las relaciones entre ellas suelen incluir sistemas de
solución de diferencias.

 Diferencias entre Organizaciones Internacionales y Estados

En la práctica, pueden surgir diferencias entre la Organización y uno o varios de sus


Estados miembros, o entre la Organización y un Estado no miembro.

 Entre una Organización y uno o varios Estados miembros


Las diferencias entre una Organización y un Estado miembro pueden darse con
relativa facilidad cuando éste invoca el Tratado constitutivo para oponerse, por
ejemplo, a la aplicación de una decisión de la Organización. Las vías de solución
dependen tanto del Tratado constitutivo como de los eventuales acuerdos entre la
Organización y un Estado concreto. En general, en este tipo de procedimientos de
solución de controversias, los Estados se resisten a que la Organización sea a la vez
juez y parte. En realidad, son muchos los Tratados donde esta clase de
enfrentamientos no está ni tan siquiera prevista.

Las diferencias entre la Organización y uno o varios Estados miembros suelen


traducirse jurídicamente en una oposición social entre la voluntad de la mayoría de los
Estados miembros y las pretensiones de un Estado o Estados minoritarios. Esta
situación no favorece la solución de la controversia, a menos que se canalice a través
de un tercero imparcial. En estos supuestos acrece el papel potencial de la solución
jurisdiccional.

En las Organizaciones universales se ha utilizado en estos casos el


procedimiento consultivo del Tribunal Internacional de Justicia. No obstante, el
procedimiento consultivo presenta el inconveniente de que el dictamen del Tribunal no
será jurídicamente vinculante, salvo que expresamente se haya acordado lo contrario.

Un procedimiento alternativo sería el de encomendar a un Tribunal de la propia


Organización la solución de estos litigios, pero son pocas las Organizaciones que
disponen de un Tribunal de Justicia.
62
 Entre una Organización y un Estado no miembro
La solución de las eventuales diferencias entre la Organización y un Estado no
miembro está en función de las relaciones convencionales que puedan existir entre
ambos y plantea dificultades adicionales en la hipótesis de que el Estado se niegue a
reconocer a la Organización oponente como sujeto de Derecho internacional, lo que es
posible especialmente en el caso de muchas Organizaciones de ámbito regional o
parcial.

Un ámbito que parece especialmente propicio para el desarrollo de estos


procedimientos es el del Derecho del mar. Tras la entrada en vigor de la Convención
de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, se ha establecido un sistema
de solución de diferencias que, entre otras novedades, incluye un órgano judicial, el
Tribunal Internacional de Derecho del Mar, llamado a conocer de controversias en las
que pueden participar Organizaciones internacionales y terceros Estados.

Existen supuestos en que se prevé un régimen especial para la solución de


diferencias entre la Organización y los Estados que, aun no siendo miembros, podrían
llegar a serlo o bien lo habían sido con anterioridad.

LOS PROPÓSITOS Y LOS PRINCIPIOS ESTUDIAR POR LA CARTA, Y TENERLA A MANO EN


EL EXAMEN

1. LA RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DEL INDIVIDUO

El invididuo no es sujeto normal de las relaciones regidas por el orden jurídico


internacional, aunque excepcionalmente pueda serlo en la medida en que algunas de las
reglas del DI le atribuyan derechos y obligaciones de carácter internacional. Salvo supuestos
excepcionales, sólo a través del Estado pueden las reglas del DI llegar a afectar al individuo.

 Presupuesto

En principio, no existe obstáculo para considerar al individuo como sujeto de una


conducta que represente en sí misma un hecho internacionalmente ilícito. A este respecto,
podemos distinguir con Kelsen entre el individuo-sujeto del hecho ilícito y el sujeto de
la responsabilidad, lo que vendría a significar que, no obstante poder el individuo infringir
una regla jurídico-internacional que establezca ciertas obligaciones a su cargo,
normalmente no será responsable por ello en el plano internacional: sólo
excepcionalmente el acto ilícito del individuo puede suscitar su responsabilidad directa en
este plano en razón de la índole y de la gravedad del acto.

El individuo tiene capacidad para contraer responsabilidad internacional por hechos


ilícitos y, en concreto, existe la posibilidad de su incriminación internacional. No obstante,
se ha observado que en la generalidad de los supuestos de los llamados delicta iuris
gentium (piratería, trata de esclavos, tráfico de drogas, delitos contra personas
internacionalmente protegidas u otros actos terroristas de diversa índole), las sanciones se
aplican a los culpables en virtud de reglas internas (dictadas por los Estados en
consonancia con sus obligaciones jurídico-internacionales) y a través del ejercicio de la
jurisdicción nacional eventualmente ampliada con arreglo a las previsiones de ciertos
convenios a los fines de una más eficaz represión de este tipo actos. Es decir, la
incriminación no trasciende en tales casos el plano del Derecho interno, por más que se

63
apoye en reglas internacionales convencionales que estipulan una colaboración entre
Estados a los citados fines represivos.

No obstante, el aspecto institucional de la sanción es básico en relación con la


cuestión de la responsabilidad del individuo en el plano del DI. Este aspecto está ligado al
de la existencia de una jurisdicción internacional penal. De ahí la excepcional relevancia de
ciertos casos en los que la responsabilidad según el DI se ha imputado directamente al
individuo y éste ha sido penado mediante un procedimiento internacional.

1. LA SUBJETIVIDAD INTERNACIONAL: INTRODUCIÓN GENERAL

► Cuestiones generales sobre la subjetividad internacional

No debemos confundir las situaciones de sujeto de las relaciones internacionales y


sujeto del DI. La situación de sujeto de relaciones internacionales conlleva la calidad de
actor o protagonista de las relaciones internacionales en el plano sociológico, en tanto que la
situación de sujeto de DI significa ser titular de derechos y obligaciones según las reglas del
orden jurídico internacional.

Esta distinción entre los dos planos, sociológico y jurídico, sirve para poner en evidencia el
hecho de que algunas entidades que actúan en la escena internacional, como las
empresas transnacionales o las organizaciones internacionales no gubernamentales, cualquiera
que pueda ser su relevancia como actores internacionales, carecen por lo general de subjetividad
internacional al no depender en cuanto a su estatuto jurídico del DI, sino del Derecho de uno o
varios Estados.

Un análisis de la evolución del DI nos muestra una progresiva tendencia al


ensanchamiento del círculo de sus sujetos. Desde una concepción dinámica del DI, es
preciso admitir que éste no conoce límites en cuanto a sus sujetos, pues las propias
necesidades de la comunidad jurídica internacional en un momento dado pueden aconsejar
o incluso exigir el investir de personalidad internacional a determinadas entidades.

Actualmente se puede hablar de una pluralidad de sujetos de DI. Debido al propio


acontecer social internacional, se ha producido una diversificación de los sujetos del DI,
conservando los Estados su carácter de sujetos originarios de este orden jurídico, puesto que el
DI,tal como lo entendemos hoy, surge en la Edad Moderna como un orden interestatal,
con los Estados como creadores y como componentes necesarios del mismo. Ahora bien, la
existencia en la actualidad de entidades no estatales aceptadas como sujetos de DI, nos obliga a
preguntarnos cuáles son los requisitos que deben concurrir para ser considerado sujeto de este
ordenamiento y cuáles son las formas de atribuirse la subjetividad internacional.

► La condición de sujeto del Derecho internacional

Sujeto del DI es el titular de derechos y obligaciones conferidos por las normas jurídicas
internacionales. Ahora bien, no basta con ser beneficiario de un derecho o estar afectado por
una obligación, sino que se requiere una aptitud para hacer valer el derecho o para ser
responsable en caso de violación de una obligación ante las instancias internacionales: doble
exigencia, situada en el plano procesal de la legitimación (activa o pasiva) que hace
controvertida la inclusión del individuo entre los sujetos del DI.
Los Estados son los sujetos necesarios y plenos del DI, pero junto a ellos coexisten otros
sujetos que cabe calificar de secundarios o derivados, poseedores de alguno o algunos de
los rasgos que integran la capacidad internacional. En conclusión, el DI contemporáneo se
caracteriza por la pluralidad y la heterogeneidad de sus sujetos. Junto a los Estados, sujetos
soberanos de base territorial, y a las organizaciones internacionales integradas por Estados,
parecen haber adquirido carta de naturaleza en el plano de la subjetividad internacional otras
entidades como la Santa Sede y la Ciudad del Vaticano, los beligerantes y, todavía
controvertidamente, los individuos.
64
► La cuestión de la atribución de la subjetividad internacional

Díez de Velasco advirtió que el otorgamiento de la subjetividad internacional lleva


aparejadas una serie de consecuencias, en la medida en que quien esté en posesión del estatuto
de sujeto del DI se convierte en destinatario de sus normas y queda sujeto a las obligaciones que
éstas le impongan, a la vez que queda revestido de una amplia esfera de libertad que, no
obstante, encuentra sus limitaciones en esas propias normas, dirigidas a respetar la existencia y
la libertad de los demás sujetos.

5. EL INDIVIDUO Y SU CONTROVERTIDA SUBJETIVIDAD INTERNACIONAL

► La cuestión de la subjetividad internacional del individuo en el terreno doctrinal Se sigue


discutiendo en la doctrina iusinternacionalista si las personas privadas uti singuli, esto es, los
individuos, son o no sujetos del DI.

Para ser considerado sujeto del orden jurídico internacional no basta con ser beneficiario
de un derecho o estar afectado por una obligación, sino que se requiere una aptitud para
hacer valer el derecho ante instancias internacionales o para ser responsable en el plano
internacional en caso de violación de la obligación. Desde esta perspectiva, que se refiere a la
capacidad de actuar en el plano internacional, el individuo no puede ser reconocido como un
sujeto del DI general, si bien en el DI particular de determinadas organizaciones
internacionales es posible encontrar algunos asideros para sostener la posibilidad de llegar
a una subjetividad internacional del individuo en sentido amplio. En ese contexto restringido
del DI particular de algunas organizaciones internacionales, al individuo ya se le reconoce la
titularidad de ciertos derechos y obligaciones de carácter internacional y, excepcionalmente, una
cierta capacidad para hacer valer esos derechos ante órganos internacionales o para incurrir en
responsabilidad internacional por la violación de esas obligaciones.

► La protección de los derechos del individuo y la capacidad de éste para acceder a las
instancias internacionales

 La existencia de normas jurídicas internacionales aplicables a los individuos

Mediante acuerdos internacionales, los Estados han ido estableciendo diversas normas
dirigidas a la protección de intereses individuales o de grupo. Si bien el ser beneficiario de esas
normas no convierte ipso facto al individuo en sujeto del DI, tampoco se le puede reducir por ello a
la condición de mero objeto de este orden jurídico.

Podemos identificar entre dichas normas las siguientes:

 Aquellas que protegen al invidido en su vida

 Prohibición de la piratería, reglas del Derecho de la guerra, prohibición del uso


de gases tóxicos y asfixiantes, reglas para la prevención y sanción del genocidio.

 Aquellas que protegen al individuo en su libertad  Abolición de la esclavitud, abolición


del trabajo forzado, prohibición de la trata de seres humanos.

 Aquellas que protegen al individuo en su salud y moralidad

 Reglamentación de la producción y del tráfico de estupefacientes, represión de la


circulación de publicaciones obscenas.

 La capacidad de actuar del individuo ante órganos internacionales

Ante un acto ilícito internacional de un Estado en perjuicio de un individuo que no


ostenta su nacionalidad, la regla general sigue siendo hoy que el individuo perjudicado no
65
puede entablar una acción o presentar una petición ante órganos internacionales contra
ese Estado, quedándole la alternativa de recurrir contra el acto en el plano del Derecho interno del
Estado infractor y, en caso de no obtener satisfacción por esta vía, acudir al Estado del que es
nacional a fin de que sea éste quien reclame contra aquel Estado en el plano internacional. No
obstante, en la práctica internacional actual se registran diversos casos de concesión a los
particulares de la posibilidad de acceder directamente, en defensa de sus derechos o intereses,
a órganos internacionales, algunos de carácter judicial (tribunales internacionales) y otros sin tal
carácter.

 Órganos de carácter judicial

En la actualidad las personas físicas y jurídicas tienen la posibilidad de dirigirse al Tribunal


de Justicia de las Comunidades Europeas a través de varias vías procesales, entre las que
hay que destacar el recurso dirigido a obtener la anulación de las decisiones y otros actos de
eficacia individual que les afecten directamente y el recurso dirigido a exigir la responsabilidad
extracontractual de las Comunidades Europeas. Sin embargo, los particulares tienen vedado
el acceso directo al TIJ por cualquiera de las dos vías, contenciosa y consultiva, propias de
la jurisdicción del Tribunal.

 Órganos sin carácter judicial

La práctica internacional es mucho más amplia y menos tímida y refleja la


configuración de un poder procesal de los individuos para poner en marcha la actuación de
órganos específicos de ciertas organizaciones internacionales con vistas a que valoren el
comportamiento de los Estados respecto de normas internacionales que conceden a los
individuos determinados beneficios.

► La vertiente pasiva de la subjetividad: la capacidad del individuo para verse atribuida


responsabilidad en el plano internacional Es la otra cara de la moneda. En principio, no existe
obstáculo para considerar al individuo como sujeto de una conducta que constituya en sí misma
un acto internacionalmente ilícito, esto es, una violación de una obligación derivada de una norma
de DI. Tampoco nada se opone a la posibilidad de una incriminación internacional de individuo
por la comisión de ciertos actos delictivos que son contrarios a ciertas exigencias básicas de la
convivencia internacional.

Ahora bien, el DI suele limitarse a establecer en estos casos, por vía de tratado
internacional, los tipos penales aparejados a tales transgresiones, resignando en los
Estados la tarea de su punición. Dejando aparte los supuestos excepcionales de la
creación de órganos y procedimientos internacionales ante los cuales se puede hacer exigible la
responsabilidad directa del individuo en el plano del DI, o de ciertas previsiones convencionales
posibilitando en abstracto su creación, lo habitual es que sea el Derecho interno, a través
de órganos y procedimientos estatales, el que se encargue de dilucidar las consecuencias
penales de la comisión por el individuo de estos delitos internacionales.

En este aspecto de la vertiente pasiva de la subjetividad, la conclusión sería que


en supuestos todavía excepcionales, susceptibles de expansión al hilo de los progresos que se
logren en el proceso de humanización del DI, que en el individuo pueda verse exigida una
responsabilidad internacional directa por actos que por su gravedad atenten contra ciertos
intereses básicos de la comunidad internacional. En este orden representa un importante
paso adelante la creación de una Corte Penal Internacional de carácter permanente, cuyo Estatuto
entró en vigor en 2002.

PROCEDIMIENTOS DE CONTROL DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS


HUMANOS:

A continuación analizaremos los mecanismos de protección de los derechos


humanos que- siguiendo la terminología habitual de la ONY, y generalmente aceptada en la
66
doctrina- hemos agrupado bajo dos categorías: mecanismos convencionales y mecanismos
extraconvencionales. Y además, aunque no es un sistema directo de protección de los
derechos humanos, analizaremos los nuevos tribunales penales internacionales.

1. MECANISMOS CONVENCIONALES.

Los mecanismos convencionales se han establecido sobre la base de tratados


convencionales ad hoc y, por consiguiente, no obligan más que a aquellos Estados que
voluntariamente hayan prestado el consentimiento respecto de cada tratado en concreto. Aunque
el modelo típico lo constituyen los sistemas de control previstos en los dos Pactos
Internacionales de Derechos Humanos y en el Protocolo Facultativo Primero al Pacto de
Derechos Civiles y Políticos, existen tantos sistemas de control como instrumentos
convencionales y en cada uno de ellos la fiscalización es ejercida por el Comité correspondiente a
que nos hemos referido.

a) El Pacto de Derechos Civiles y Políticos crea en su art. 38 un Comité de Derechos


Humanos, integrado por 18 miembros que son elegidos y desempeñan sus funciones a
titulo persona, en calidad de expertos. La elección de los mismos se produce en el seno de
una reunión de los estados parte. El mandato dura cuatro años y se renueva por mitades para
garantizar la continuidad de sus trabajos.

El comité de Derechos humanos es el órgano con máxima competencia para interpretar el


alcance y significación del Pacto y de sus Protocolos Facultativos. La función interpretativa
la ejercita sobre todo a través de los comentarios generales que constituyen la más depurada
doctrina legal del comité (art. 40.4 del Pacto).

La actividad de control y supervisión se realizan a través de tres tipos de


procedimientos.

a. El sistema de informes periódicos es el resultado de la obligación genérica que


el Pacto impone a los Estados de presentar informes sobre las disposiciones que hayan
adoptado y que den efecto a los derechos reconocidos en el Pacto y sobre el progreso
que hayan realizado en cuanto al goce de esos derechos. Este sistema de control es el único
para el que se atribuye competencia autonómica al Comité, siendo oponible al Estado por
el mero hecho de haber ratificado o haberse adherido al Pacto, sin necesidad de que formule
con posterioridad ninguna declaración de reconocimiento de competencia a favor del Comité.

b. El segundo procedimiento es el de denuncia presentada por un Estado Parte


contra otro Estado parte referida a una presunta violación por este último de las obligaciones
que le impone el Pacto.

Se trata de un mecanismo de naturaleza contenciosa. El Comité carece de


competencia autonómica para poder ejercer esta función y tan solo podrá iniciar un
procedimiento de este tipo cuando ambos Estados hayan formulado la declaración facultativa
de aceptación de la competencia del Comité prevista en el artículo 41.

c. El tercer procedimiento es el sistema de comunicaciones individuales establecido en el


Protocolo Facultativo Primero. Supone una limitación de la competencia del Comité, se aplica a
aquellos Estados que hayan ratificado tanto el Pacto como el Protocolo Facultativo. En virtud de
este procedimiento, cualquier individuo puede denunciar ante el Comité de Derecho
Humanos una presunta violación de alguno de los derechos humanos reconocidos en el
Pacto. La denuncia puede ser presentada por cualquier individuo sometido a la jurisdicción de un
Estado parte, sin necesidad de que sea nacional de mismo. Tras la recepción de la
comunicación el Comité ha de dar traslado de la misma al Estado interesado, que podrá
formular las observaciones y objeciones que estime pertinentes (art. 4). El examen del asunto
finaliza con una decisión del Comité en la que se pronuncia sobre la violación de
denunciada pudiendo igualmente formular sus observaciones al Estado interesado y al particular
(art. 5).
67
d) El Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales no crea ningún órgano ad
hoc de control, asignando al ACOSOC las funciones de supervisión (art. 16.2).

e) Por lo que se refiere al resto de los mecanismos convencionales, se ha de


llamar la atención sobre el hecho de que todos los Comités enunciados (a excepción del
Comité Sobre derechos del niño) tienen competencia potencial para recibir denuncias individuales,
si bien en todos los casos es preciso que el Estado atribuya expresamente competencia al Comité
respectivo mediante una declaración facultativa. Señalar también que el Comité contra la Tortura
ha establecido un procedimiento novedoso inspirado en los procedimientos extraconvencionales
(art. 20).

2. MECANISMOS EXTRACONVENCIONALES.

Los procedimientos extraconvencionales se basan en los poderes generales que la Carta


de las Naciones Unidas atribuye a la Organización en materia de derechos humanos.
Representan un cambio sustantivo con respecto de los mecanismos convencionales. Estos
mecanismos tienen origen en las comunicaciones sobre violaciones de derechos humanos
recibidas en la ONU desde su creación, y respecto de las cuales no existían reglas para su
tratamiento. Estos procedimientos pueden ser agrupados en dos grandes categorías: el
procedimiento confidencial o procedimiento 1503, y los procedimientos públicos especiales o
procedimientos 1235.

a) El procedimiento 1503 constituye una forma de tratamiento de las comunicaciones


sobre violaciones de derechos que se inicia en 1971 y que ha sido modificado recientemente.
Dicho procedimiento se estructura en tres fases en las que intervienen, sucesivamente el Grupo
de Comunicaciones de la Subcomision para la promoción y protección de los derechos
humanos, el Grupo de Situaciones de la Comisión de Derechos humanos y la propia
comisión en pleno. La comunicación puede ser presentada por cualquier persona o grupo
de personas que tengan conocimiento de las mismas, aunque no sea la víctima. El
procedimiento 1503 se caracteriza por su confidencialidad, que afecta tanto a las
comunicaciones presentadas como a los debates de los órganos competentes y a las decisiones
adoptadas por la Comisión. Este mecanismo en la actualidad ha perdido interés.

b) Los procedimientos públicos especiales constituyen la primera manifestación de los


procedimientos extraconvencionales. Se caracterizan por ser públicos y porque pueden
establecerse y desarrollarse sin necesidad del consentimiento del Estado interesado. Solo
pueden establecerse cuando existan indicios de la existencia de una situación global de
violación de derechos humanos. Dicha situaciones puede establecerse en un territorio
determinado o bien a escala mundial respecto de un tipo de derecho o bajo una forma de
violación. Por consiguiente, el objeto del control es la situación y no los supuestos
individualizados de violación, por lo que no cabe dar respuestas concretas, con la única
excepción del procedimiento sobre detenciones arbitrarias y de las acciones urgentes.

En segundo lugar, el control se realiza sobre la base de una investigación ad hoc


realizada por un órgano que se crea al efecto: los órganos básicos de información, que
han recibido diversas denominaciones y cuya principal característica es que actúan a titulo
de experto. Las medidas que puede adoptar se limitan a aprobar resoluciones sobre las
situaciones investigadas y a dirigir a los Estados interesados recomendaciones sobre las medidas
que han de adoptar para hacer desaparecer dicha situaciones y garantizar, por tanto, el disfrute
efectivo de los derechos humanos. En cualquier caso no se trata de un procedimiento judicial o
cuasijudicial. La eficacia del sistema radica en la presión que puede ejercerse, en forma individual
o colectiva, sobre el Estado investigado, y ello atribuye un papel central a la publicidad, que se
extiende tanto a los informes como a los debates y a las resoluciones adoptadas por la Comisión.

EL TRIBUNAL INTERNACIONAL DE JUSTICIA

68
El Tribunal Internacional de Justicia (TIJ), con sede en La Haya, es el órgano judicial principal
de las Naciones Unidas. Es uno de sus seis órganos principales y el único con sede fuera de
Nueva York. Este Tribunal fue creado en junio de 1945 pero comenzó a trabajar en la primavera
de 1946. El TIJ funciona como sucesor del Tribunal Permanente de Justicia Internacional instituido
en 1921 por la Sociedad de Naciones.

El TIJ es el único órgano jurisdiccional de ámbito universal que posee jurisdicción general. Sus
funciones principales son resolver por medio de sentencias las disputas que le sometan los
Estados (procedimiento contencioso) y emitir dictámenes u opiniones consultivas para dar
respuesta a cualquier cuestión jurídica que le sea planteada por la Asamblea General, el Consejo
de Seguridad o por las agencias especializadas que hayan sido autorizadas por la Asamblea
General de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas (procedimiento consultivo). El Estatuto
de la Corte Internacional de Justicia forma parte integral de dicha Carta (cap. XXV). En virtud del
artículo 30 del Estatuto, la Corte adoptó el 14 de abril de 1978 un Reglamento mediante el cual se
determinó la manera de ejercer sus funciones y, en particular, sus reglas de procedimiento.

Sólo los Estados poseen legitimación activa para llevar un caso al Tribunal. En Derecho
internacional, es preciso el consentimiento del Estado, de manera que los Estados parte en el
Estatuto del TIJ (miembros de la ONU que son ipso facto partes en el Estatuto del TIJ y otros
Estados que han llegado a ser partes en el Estatuto) y aquellos Estados que, no siendo partes en
el Estatuto, hayan depositado una declaración aceptando la jurisdicción del Tribunal4.

Los fallos del TIJ son inapelables, por lo que constituyen cosa juzgada. La única posibilidad
jurídica de reabrir el caso es el procedimiento de revisión, que afecta al principio de cosa juzgada,
y sólo puede solicitarse cuando se descubra “un hecho de tal naturaleza que pueda ser factor
decisivo y que, al pronunciarse el fallo, fuera desconocido de la Corte y de la parte que pide la
revisión, siempre que su desconocimiento no se deba a negligencia”.

El TIJ está constituido por 15 jueces elegidos para un mandato de 9 años (y reelegibles por
tercios) por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad. En noviembre de 2014 la Asamblea
General y el Consejo de Seguridad de NN.UU. procederán a la elección del tercio de jueces del
TIJ que, en virtud del estatuto, corresponde llevar a cabo cada tres años. Los jueces deben ser
elegidos entre personas que gocen de la más alta consideración moral y reúnan las condiciones
exigidas para ejercer, en sus países respectivos, las más altas funciones judiciales o ser juristas
de reconocida competencia en el ámbito del Derecho internacional. La votación tiene lugar de
forma separada y es preciso que obtengan mayoría absoluta para resultar elegidos. Todos los
Estados parte en el Estatuto del TIJ pueden proponer a un candidato a juez 5, no pudiendo haber
más de un juez de la misma nacionalidad en el Tribunal. En la votación se tienen en cuenta
criterios de equitativa distribución geográfica para asegurar que estén presentes los principales
sistemas jurídicos del mundo. Este principio se ha traducido en un reparto entre las principales
regiones que se concreta de la siguiente manera: África, tres; América Latina y Caribe, dos; Asia,
tres; Europa occidental y otros Estados, cinco y Europa oriental, dos. Los jueces del Tribunal se
renuevan por terceras partes cada tres años para garantizar la continuidad de los trabajos del TIJ.

Cabe destacar la figura del juez “ad hoc”, que se articula en el derecho que tienen los Estados
litigantes, si no hay juez de su nacionalidad, de designar un juez de su nacionalidad mientras dure
el procedimiento.

En la actualidad, el Presidente del TIJ es el juez Peter Tomka (Eslovaquia) y el Vicepresidente


el juez mexicano Sepúlveda- Amor. Ambos son jueces del Tribunal desde 2003 y han
desempeñado importantes cargos en sus respectivos servicios exteriores, particularmente en el
ámbito de Derecho de los Tratados y Derecho del Mar, habiendo sido Embajadores
Representantes Permanentes ante NNUU. En febrero de 2015 se celebrará nueva elección de
jueces para estos cargos.

4
España depositó su declaración aceptando la jurisdicción obligatoria del Tribunal Internacional de Justicia el 29 de
octubre de 1990, bajo condición de reciprocidad.
5
Este procedimiento se lleva a cabo vía el Tribunal Permanente de Arbitraje.
69
Además de Tomka y Sepúlveda, los jueces que componen actualmente el TIJ son los
siguientes: Hisashi Owada (Japón), Ronny Abraham (Francia), Kenneth Keith (Nueva Zelanda),
Mohamed Bennouna (Marruecos), Leonid Skotnikov (Federación Rusa), Antonio Augusto
Cançado Trindade (Brasil), Abdulqawi Ahmed Yusuf (Somalia), Christopher Greenwood (Reino
Unido), Xue Hanqin  (China), Joan E. Donoghue (EE.UU.), Giorgio Gaja (Italia), Julia Sebutinde
(Uganda) y Dalveer Bhandari (India)

EL TRIBUNAL INTERNACIONAL DEL DERECHO DEL MAR

El Tribunal Internacional del Derecho del Mar es un órgano judicial independiente


establecido en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de
1982. Tiene competencia respecto de toda controversia relativa a la interpretación o la aplicación
de la Convención y a todas las cuestiones expresamente previstas en cualquier otro acuerdo que
confiera competencia al Tribunal (artículo 21 del Estatuto). Tienen acceso al Tribunal los Estados
Partes en la Convención (esto es, los Estados y las organizaciones internacionales que son partes
en la Convención). También tienen acceso al Tribunal las entidades distintas de los Estados
Partes, esto es, los Estados u organizaciones intergubernamentales que no sean partes en la
Convención y las empresas estatales y entidades privadas “en cualquiera de los supuestos
expresamente previstos en la Parte XI o en relación con toda controversia que sea sometida al
Tribunal de conformidad con cualquier otro acuerdo que le confiera una competencia aceptada por
todas las partes en la controversia” (artículo 20 del Estatuto). Véase la lista actualizada de los
Estados Partes en la Convención en El Tribunal se compone de 21 Magistrados elegidos
por los Estados Partes en la Convención, con el concurso de una Secretaría (una secretaría
internacional). El Tribunal tiene su sede en Hamburgo (Alemania). Sus idiomas de trabajo oficiales
son el francés y el inglés. Magistrados del Tribunal Internacional del Derecho del Mar (2009) el
volante adjunto

EL TRIBUNAL INTERNACIONAL DEL DERECHO DEL MAR

El Tribunal Internacional del Derecho del Mar es un órgano judicial independiente


establecido en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de
1982. Tiene competencia respecto de toda controversia relativa a la interpretación o la aplicación
de la Convención y a todas las cuestiones expresamente previstas en cualquier otro acuerdo que
confiera competencia al Tribunal (artículo 21 del Estatuto). Tienen acceso al Tribunal los Estados
Partes en la Convención (esto es, los Estados y las organizaciones internacionales que son partes
en la Convención). También tienen acceso al Tribunal las entidades distintas de los Estados
Partes, esto es, los Estados u organizaciones intergubernamentales que no sean partes en la
Convención y las empresas estatales y entidades privadas “en cualquiera de los supuestos
expresamente previstos en la Parte XI o en relación con toda controversia que sea sometida al
Tribunal de conformidad con cualquier otro acuerdo que le confiera una competencia aceptada por
todas las partes en la controversia” (artículo 20 del Estatuto). Véase la lista actualizada de los
Estados Partes en la Convención en El Tribunal se compone de 21 Magistrados elegidos por los
Estados Partes en la Convención, con el concurso de una Secretaría (una secretaría
internacional). El Tribunal tiene su sede en Hamburgo (Alemania). Sus idiomas de trabajo oficiales
son el francés y el inglés. Magistrados del Tribunal Internacional del Derecho del Mar (2009) el
volante adjunto Véase la lista actualizada de los Magistrados en el volante adjunto La primera
elección de los Magistrados del Tribunal se llevó a cabo el 1º de agosto de 1996. El 18 de octubre
de 1996 se celebró una ceremonia para conmemorar la inauguración oficial del Tribunal en el
Ayuntamiento de Hamburgo. Un año más tarde, el Tribunal concluyó su organización judicial con
la aprobación de tres instrumentos: el Reglamento del Tribunal, que regula la organización del
Tribunal y la tramitación de las causas sometidas al Tribunal; las Directrices sobre la preparación y
presentación de causas ante el Tribunal, que imparten orientación a las partes en cuanto a la
preparación y presentación de las causas; y la Resolución sobre la práctica judicial interna del
Tribunal, que establece la forma en que se llevan a cabo las deliberaciones del Tribunal. El 13 de

70
noviembre de 1997, el Tribunal recibió una demanda por la que se entabló su primera causa, la
Causa relativa al buque “Saiga”.

LA CONVENCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DERECHO DEL MAR

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar plasma en un único
instrumento la normativa sobre el régimen jurídico de los océanos y sus usos y recursos.
Contiene, entre otras, disposiciones sobre el ejercicio de los derechos en distintas zonas
marítimas y la delimitación de estas, la protección y preservación del medio marino, las
pesquerías y la investigación científica marina. Una parte importante de la Convención se refiere a
la exploración y explotación de los recursos de la “Zona”. La Zona es una zona establecida por la
Convención como patrimonio común de la humanidad, que abarca los fondos marinos y oceánicos
y su subsuelo fuera de los límites de la jurisdicción nacional. Considerada por muchos como un
hito en la historia del derecho internacional, la Parte XV de la Convención establece un
mecanismo para la solución obligatoria de las controversias relativas a la interpretación o la
aplicación de sus disposiciones, entre otras cosas mediante el recurso al Tribunal Internacional del
Derecho del Mar. Antecedentes históricos Durante siglos, el derecho internacional del mar
sustentó su desarrollo en el derecho tanto consuetudinario como convencional. La Primera
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, celebrada en 1958, culminó en la
aprobación de las llamadas Convenciones de Ginebra sobre el Derecho del Mar. La Segunda
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar no condujo a un acuerdo
internacional. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982, es el
fruto de un proceso que se inició en 1970 y que llevó a la convocación de la Tercera Conferencia
de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. El 17 de diciembre de 1970, la Asamblea
General de las Naciones Unidas aprobó una Declaración de principios que regulan los fondos
marinos y oceánicos, en la que proclamó que son patrimonio común de la humanidad. Decidió
asimismo convocar una nueva conferencia internacional que se ocupara del establecimiento de un
régimen internacional del derecho del mar. El primer período de sesiones de la Tercera
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar se celebró en 1973. Durante los
nueve años siguientes, los representantes de más de 160 Estados negociaron el tratado
multilateral más amplio de la historia del derecho internacional público: la Convención de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. El 30 de abril de 1982, la Asamblea General de las
Naciones Unidas aprobó la Convención, que se abrió a la firma el 10 de diciembre de 1982 en
Montego Bay (Jamaica). Al concluir el plazo para la firma, 159 Estados y otras entidades habían
suscrito la Convención. Sin embargo, esta solo entró en vigor el 16 de noviembre de 1994, 12
meses después de que se efectuara el depósito del sexagésimo instrumento de ratificación o de
adhesión necesario para su vigencia. En su discurso en la ceremonia inaugural de la firma de la
Convención, el Excmo. Sr. Pérez de Cuellar, Secretario General de las Naciones Unidas, dijo que
la Convención era “posiblemente el instrumento jurídico más importante del siglo”.

PROCEDIMIENTO

Las actuaciones se entablan ante el Tribunal mediante una solicitud escrita o la notificación
de un compromiso. La solicitud escrita se puede presentar al Tribunal sobre la base de un acuerdo
entre las partes en la controversia, en los asuntos en que el Tribunal tiene competencia obligatoria
o en virtud de las declaraciones hechas por las partes conforme al artículo 287 de la Convención.
Al firmar o ratificar la Convención o adherirse a ella, los Estados pueden hacer una declaración,
conforme al artículo 287 de la Convención, por la que eligen uno o más de los siguientes medios
para la solución de controversias: el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, la Corte
Internacional de Justicia, un tribunal arbitral o un tribunal arbitral especial. Si los Estados eligen el
Tribunal, este es competente para ocuparse de las controversias entre dichos Estados. El Tribunal
tiene competencia obligatoria, de conformidad con la Convención, en dos supuestos: las
solicitudes de pronta liberación de buques y de sus tripulaciones (artículo 292 de la Convención) y
las solicitudes de medidas provisionales hasta que se constituya un tribunal arbitral (párrafo 5 del
artículo 290 de la Convención). Una de las Salas del Tribunal, la Sala de Controversias de los
Fondos Marinos, tiene competencia obligatoria sobre las controversias relativas a actividades en
la Zona. Esta Sala también es competente para emitir opiniones consultivas sobre las cuestiones
jurídicas que se planteen dentro del ámbito de las actividades de la Autoridad Internacional de los
71
Fondos Marinos. El Tribunal en pleno también puede emitir opiniones consultivas cuando deba
hacerlo en virtud de acuerdos internacionales relacionados con los propósitos de la Convención.
El procedimiento aplicable a la tramitación de los asuntos sometidos al Tribunal se establece en el
Estatuto del Tribunal (Anexo VI de la Convención) y en su Reglamento. El primer período de
sesiones de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar se celebró
en 1973. Durante los nueve años siguientes, los representantes de más de 160 Estados
negociaron el tratado multilateral más amplio de la historia del derecho internacional público: la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. El 30 de abril de 1982, la
Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención, que se abrió a la firma el 10 de
diciembre de 1982 en Montego Bay (Jamaica). Al concluir el plazo para la firma, 159 Estados y
otras entidades habían suscrito la Convención. Sin embargo, esta solo entró en vigor el 16 de
noviembre de 1994, 12 meses después de que se efectuara el depósito del sexagésimo
instrumento de ratificación o de adhesión necesario para su vigencia. En su discurso en la
ceremonia inaugural de la firma de la Convención, el Excmo. Sr. Pérez de Cuellar, Secretario
General de las Naciones Unidas, dijo que la Convención era “posiblemente el instrumento jurídico
más importante del siglo”.

ORGANIZACIÓN

Magistrados El Tribunal se compone de 21 miembros independientes, elegidos por


votación secreta por los Estados Partes en la Convención, por mandatos renovables de nueve
años, entre personas que gocen de la más alta reputación por su imparcialidad e integridad y sean
de reconocida competencia en materia de derecho del mar. Para asegurar la continuidad, se
celebran elecciones de un tercio de los magistrados cada tres años. En la composición del
Tribunal en su conjunto, se deben garantizar la representación de los principales sistemas
jurídicos del mundo y una distribución geográfica equitativa de los miembros entre los siguientes
cinco grupos geográficos establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas: Estados
de África Estados de Asia Estados de Europa oriental Estados de América Latina y el Caribe
Estados de Europa occidental y otros Estados El Tribunal no podrá tener dos magistrados que
sean nacionales del mismo Estado. Si el Tribunal o una de sus Salas no incluye un magistrado de
la nacionalidad de una parte en una controversia, dicha parte puede designar una persona de su
elección para que participe en calidad de magistrado (magistrado ad hoc). Si varias partes
tuvieren un mismo interés, se considerarán una sola parte a ese efecto.

Presidente y Vicepresidente El Presidente y el Vicepresidente son elegidos en votación


secreta por los magistrados del Tribunal. Se desempeñan en el cargo por tres años y pueden ser
reelegidos. El Presidente dirige la labor judicial del Tribunal, supervisa su administración y lo
representa en sus relaciones con los Estados y otras entidades. El Presidente preside todas las
sesiones del Tribunal. En caso de empate en la votación, decidirá el voto del Presidente. El
Vicepresidente ejerce las funciones de la presidencia en caso de quedar ésta vacante o de
incapacidad del Presidente para ejercer sus funciones. Salón de entrada Salas Aparte del caso
específico de la Sala de Controversias de los Fondos Marinos, la regla es que el Tribunal en pleno
oye y decide todas las controversias, de conformidad con el párrafo 3 del artículo 13 del Estatuto
del Tribunal. Sin embargo, las controversias pueden ser remitidas a una sala si ambas partes así
lo acuerdan. Se han establecido las siguientes Salas:

Sala de Controversias de los Fondos Marinos Esta Sala, integrada por 11 miembros del
Tribunal, tiene competencia exclusiva, en actuaciones contenciosas o consultivas, para conocer
de las controversias o cuestiones relativas a la exploración y explotación de la Zona. elección para
que participe en calidad de magistrado (magistrado ad hoc). Si varias partes tuvieren un mismo
interés, se considerarán una sola parte a ese efecto. Presidente y Vicepresidente El Presidente y
el Vicepresidente son elegidos en votación secreta por los magistrados del Tribunal. Se
desempeñan en el cargo por tres años y pueden ser reelegidos. El Presidente dirige la labor
judicial del Tribunal, supervisa su administración y lo representa en sus relaciones con los Estados
y otras entidades. El Presidente preside todas las sesiones del Tribunal. En caso de empate en la
votación, decidirá el voto del Presidente. El Vicepresidente ejerce las funciones de la presidencia
en caso de quedar ésta vacante o de incapacidad del Presidente para ejercer sus funciones.
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Salón de entrada Salas Aparte del caso específico de la Sala de Controversias de los Fondos
Marinos, la regla es que el Tribunal en pleno oye y decide todas las controversias, de conformidad
con el párrafo 3 del artículo 13 del Estatuto del Tribunal. Sin embargo, las controversias pueden
ser remitidas a una sala si ambas partes así lo acuerdan.

Sala de Procedimiento Sumario Esta Sala está integrada por cinco miembros y dos
suplentes. El Presidente y el Vicepresidente del Tribunal son miembros de la Sala por derecho
propio.

Sala de Controversias de los Fondos Marinos, Responsabilidades y obligaciones de los


Estados patrocinantes de personas y entidades respecto de actividades en la Zona

Otras salas especiales El Tribunal ha constituido también las siguientes salas especiales
permanentes: la Sala de Controversias de Pesquerías, la Sala de Controversias del Medio Marino
y la Sala de Controversias de Delimitación Marítima. Salas ad hoc A petición de las partes, el
Tribunal puede constituir salas ad hoc para entender en una controversia determinada. El Tribunal
determina la integración de esas salas con la aprobación de las partes. Secretaría La Secretaría
es una secretaría internacional que asiste al Tribunal en cuestiones jurídicas, administrativas y
financieras. También presta servicios de biblioteca, conferencias e información. Secretario y
Secretario Adjunto El Secretario es el jefe de la Secretaría. Es elegido por los magistrados del
Tribunal por un mandato renovable de cinco años. El Secretario cuenta con el concurso del
Secretario Adjunto, quien también es elegido por un mandato renovable de cinco años. El
Secretario está encargado de todos los trabajos jurídicos y administrativos, incluida la
administración de las cuentas y finanzas del Tribunal. El Secretario es el conducto ordinario de las
comunicaciones que recibe y despacha el Tribunal. Lleva el Registro de los asuntos y conserva
copias de las comunicaciones y acuerdos de conformidad con el Reglamento. Personal del
Tribunal (2011) Secretario y Secretario Adjunto El Secretario es el jefe de la Secretaría. Es elegido
por los magistrados del Tribunal por un mandato renovable de cinco años. El Secretario cuenta
con el concurso del Secretario Adjunto, quien también es elegido por un mandato renovable de
cinco años. El Secretario está encargado de todos los trabajos jurídicos y administrativos, incluida
la administración de las cuentas y finanzas del Tribunal. El Secretario es el conducto ordinario de
las comunicaciones que recibe y despacha el Tribunal. Lleva el Registro de los asuntos y
conserva copias de las comunicaciones y acuerdos de conformidad con el Reglamento. Personal
del Tribunal (2011) Causa relativa a la reclamación de tierras por Singapur en el estrecho de Johor
y sus alrededores (Malasia contra Singapur), medidas provisionales El 5 de septiembre de 2003,
Malasia presentó una solicitud de medidas provisionales contra Singapur, hasta que se
constituyera un tribunal arbitral de conformidad con el Anexo VII de la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar. La controversia se refería a las actividades de reclamación de
tierras realizadas por Singapur que supuestamente vulneraban los derechos de Malasia en el
estrecho de Johor y sus alrededores, que separan a la isla de Singapur de Malasia. El Tribunal
dictó su orden el 8 de octubre de 2003. Estimó que los trabajos de reclamación de tierras podrían
tener efectos perjudiciales sobre el medio marino en el estrecho de Johor y sus alrededores. En
consecuencia, consideró que, por razones de prudencia y precaución, Malasia y Singapur debían
establecer mecanismos de intercambio de información sobre la labor de reclamación de tierras y
la evaluación de sus efectos. Se ordenó a las partes que establecieran un grupo de expertos
independientes para preparar un informe sobre los efectos de esas actividades. El Tribunal ordenó
que Singapur no realizara sus actividades de reclamación de tierras de maneras que pudieran
producir un perjuicio irreparable a los derechos de Malasia o daños graves al medio marino y
también decidió que las partes debían presentar un informe para el 9 de enero de 2004 sobre el
respectivo cumplimiento de las medidas provisionales ordenadas. El 26 de abril de 2005, Malasia
y Singapur resolvieron su controversia mediante la firma de un acuerdo apropiado. El 1° de
septiembre de 2005, el tribunal arbitral dictó un laudo final de conformidad con lo estipulado en
dicho acuerdo. Las medidas provisionales dictadas por el Tribunal en 2003 contribuyeron a
acercar a las partes y a dar una solución diplomática satisfactoria a la controversia.

HAMBURGO COMO SEDE DEL TRIBUNAL

73
El 17 de marzo de 1981, Alemania presentó a la Tercera Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar la candidatura de Hamburgo como sede del Tribunal. El 21 de
agosto de 1981, la Conferencia aprobó que Hamburgo fuera la sede del Tribunal. En 1986, el
Gobierno de la República Federal de Alemania ofreció proveer los locales para la sede del
Tribunal por cuenta del Gobierno Federal, incluida una considerable contribución de la Ciudad de
Hamburgo. En 1989 se convocó un concurso internacional de arquitectura para el diseño del
edificio y en dicho concurso se adjudicó el primer premio el diseño presentado por el estudio del
Barón Alexander y la Baronesa Emanuela von Branca, establecido en Múnich. La piedra
fundamental del edificio fue colocada el 18 de octubre de 1996 por el Secretario General de las
Naciones Unidas, el Excmo. Sr. Boutros BoutrosGali. Hasta la terminación del edificio, Alemania
suministró locales provisionales al Tribunal en el centro de Hamburgo. El 3 de julio de 2000, el
Secretario General de las Naciones Unidas, el Excmo. Sr. Kofi Annan, inauguró oficialmente la
Sede del Tribunal. El edificio está situado en Am Internationalen Seegerichtshof 1, en el distrito de
Nienstedten en Hamburgo. Presentación de la llave en la ceremonia de inauguración oficial del
Edificio de la Sede del Tribunal el 3 de julio de 2000.

LOS LOCALES

Los locales del Tribunal ocupan una superficie de 30.090 metros cuadrados. Constan de
un edificio moderno de hormigón y cristal y de una villa del siglo XIX, que el Tribunal destina a
recepciones, reuniones y programas de capacitación. Alemania provee estos locales al Tribunal a
título gratuito. Salas de audiencia La sala principal de audiencias se destina a las sesiones
plenarias del Tribunal y de la Sala de Controversias de los Fondos Marinos. El estrado tiene
capacidad para los magistrados ad hoc y los expertos. Esta sala de audiencias tiene butacas para
250 personas. Hay dos salas de audiencias más pequeñas para las sesiones de las Salas del
Tribunal. Cada sala de audiencias está equipada con tecnología moderna que permite que los
testigos o expertos presten declaración desde lugares remotos mediante una conexión de vídeo.
Responsabilidades y obligaciones de los Estados patrocinantes de personas y entidades respecto
de actividades en la Zona (solicitud de opinión consultiva presentada a la Sala de Controversias
de los Fondos Marinos) El 6 de mayo de 2010, el Consejo de la Autoridad Internacional de los
Fondos Marinos decidió pedir a la Sala de Controversias de los Fondos Marinos una opinión
consultiva sobre las responsabilidades y obligaciones de los Estados patrocinantes de personas y
entidades respecto de actividades en la Zona. La “Zona” es una zona establecida por la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar que abarca los fondos marinos y
oceánicos y su subsuelo fuera de los límites de la jurisdicción nacional. La Convención declara
que la Zona y sus recursos son patrimonio común de la humanidad. Los recursos de la Zona, tales
como los nódulos y sulfuros polimetálicos, son administrados por la Autoridad Internacional de los
Fondos Marinos. Doce Estados Partes en la Convención y tres organizaciones
intergubernamentales presentaron declaraciones escritas y las actuaciones se incoaron en
septiembre de 2010, con la participación de nueve Estados Partes y tres organizaciones
intergubernamentales. La Opinión Consultiva, aprobada por unanimidad por los miembros de la
Sala de Controversias de los Fondos Marinos, fue emitida el 1º de febrero de 2011. La Sala
distinguió entre dos tipos de obligaciones de los Estados patrocinantes: una obligación directa, tal
como el deber de aplicar el criterio de precaución, y un deber de debida diligencia para asegurar el
cumplimiento por los contratistas patrocinados de las condiciones de los contratos y las
obligaciones establecidas en la Convención. De acuerdo con la Opinión Consultiva, el hecho de
que el contratista patrocinado no cumpla sus obligaciones no da de por sí lugar a responsabilidad
por parte del Estado patrocinante. La responsabilidad de un Estado patrocinante nace si el Estado
no cumple las responsabilidades que la Convención le impone y si se produce un perjuicio. Se
debe probar un nexo de causalidad entre ese incumplimiento y el perjuicio. La Sala consideró
también que la Convención requiere que el Estado patrocinante sancione leyes y reglamentos
dentro de su ordenamiento jurídico y adopte medidas administrativas para asegurar el
cumplimiento por parte del contratista de sus obligaciones y eximir al Estado patrocinante de
responsabilidad. Responsabilidades y obligaciones de los Estados patrocinantes de personas y
entidades respecto de actividades en la Zona (solicitud de opinión consultiva presentada a la Sala
de Controversias de los Fondos Marinos) El 6 de mayo de 2010, el Consejo de la Autoridad
Internacional de los Fondos Marinos decidió pedir a la Sala de Controversias de los Fondos
Marinos una opinión consultiva sobre las responsabilidades y obligaciones de los Estados
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patrocinantes de personas y entidades respecto de actividades en la Zona. La “Zona” es una zona
establecida por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar que abarca los
fondos marinos y oceánicos y su subsuelo fuera de los límites de la jurisdicción nacional. La
Convención declara que la Zona y sus recursos son patrimonio común de la humanidad. Los
recursos de la Zona, tales como los nódulos y sulfuros polimetálicos, son administrados por la
Autoridad Internacional de los Fondos Marinos. Doce Estados Partes en la Convención y tres
organizaciones intergubernamentales presentaron declaraciones escritas y las actuaciones se
incoaron en septiembre de 2010, con la participación de nueve Estados Partes y tres
organizaciones intergubernamentales. La Opinión Consultiva, aprobada por unanimidad por los
miembros de la Sala de Controversias de los Fondos Marinos, fue emitida el 1º de febrero de
2011. La Sala distinguió entre dos tipos de obligaciones de los Estados patrocinantes: una
obligación directa, tal como el deber de aplicar el criterio de precaución, y un deber de debida
diligencia para asegurar el cumplimiento por los contratistas patrocinados de las condiciones de
los contratos y las obligaciones establecidas en la Convención. De acuerdo con la Opinión
Consultiva, el hecho de que el contratista patrocinado no cumpla sus obligaciones no da de por sí
lugar a responsabilidad por parte del Estado patrocinante. La responsabilidad de un Estado
patrocinante nace si el Estado no cumple las responsabilidades que la Convención le impone y si
se produce un perjuicio. Se debe probar un nexo de causalidad entre ese incumplimiento y el
perjuicio. La Sala consideró también que la Convención requiere que el Estado patrocinante
sancione leyes y reglamentos dentro de su ordenamiento jurídico y adopte medidas
administrativas para asegurar el cumplimiento por parte del contratista de sus obligaciones y
eximir al Estado patrocinante de responsabilidad. El Tribunal tiene una biblioteca especializada
con una amplia colección sobre el derecho del mar y otros temas conexos, tales como el derecho
marítimo, el derecho ambiental, los asuntos oceánicos, la gestión costera, las organizaciones
internacionales, la solución de controversias, el arbitraje y las cuestiones generales de derecho
internacional público. La iblioteca dispone de un gran salón que contiene la colección de
monografías, un anexo que alberga la colección de publicaciones periódicas y en serie y una sala
de lectura.

RELACIÓN CON LAS NACIONES UNIDAS

Aunque fue establecido en virtud de una convención de las Naciones Unidas, el Tribunal no es un
“órgano” de las Naciones Unidas. Sin embargo, mantiene estrechas relaciones con las Naciones
Unidas y, en 1997, celebró un Acuerdo de Cooperación y Relación con las Naciones Unidas. El
Presidente José Luis Jesus con el Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. Ban Ki-Moon
Desde 1996, el Tribunal goza de la condición de observador ante la Asamblea General, que le
permite participar en las sesiones y los trabajos de la Asamblea General de las Naciones Unidas
cuando se tratan asuntos de su interés. El Presidente hace una exposición ante la Asamblea
General en cada año en que se examina la cuestión del derecho del mar. El Tribunal también ha
concertado un b acuerdo con las Naciones Unidas a fin de que sus funcionarios puedan recurrir al
Tribunal de Apelaciones de las Naciones Unidas en asuntos administrativos.

La biblioteca El Tribunal tiene una biblioteca especializada con una amplia colección sobre
el derecho del mar y otros temas conexos, tales como el derecho marítimo, el derecho ambiental,
los asuntos oceánicos, la gestión costera, las organizaciones internacionales, la solución de
controversias, el arbitraje y las cuestiones generales de derecho internacional público. La
biblioteca dispone de un gran salón que contiene la colección de monografías, un anexo que
alberga la colección de publicaciones periódicas y en serie y una sala de lectura.

PRESUPUESTO Y FINANZAS DEL TRIBUNAL

El presupuesto del Tribunal se financia con las contribuciones de los Estados Partes en la
Convención. Las contribuciones se calculan de acuerdo con la escala de cuotas de las Naciones
Unidas, que refleja el tamaño de la economía de los Estados Partes interesados. Los Estados
Partes que sean partes en causas ante el Tribunal no incurren en costas o gastos judiciales. Los
Estados en desarrollo que sean partes en una controversia ante el Tribunal pueden recibir
asistencia financiera para ayudarles a solventar los honorarios de los abogados o los gastos de
viaje y alojamiento de su delegación durante las actuaciones orales en Hamburgo. Esta asistencia
75
se financia con los recursos de un fondo fiduciario voluntario establecido por la Asamblea General
de las Naciones Unidas y mantenido por la División de Asuntos Oceánicos y del Derecho del Mar
de la Oficina de Asuntos Jurídicos de las Naciones Unidas.

CAPACITACIÓN

Programa de Pasantías Anualmente se dispone de alrededor de 20 pasantías para


funcionarios públicos jóvenes y estudiantes de derecho, relaciones internacionales, relaciones
públicas, ciencias políticas, bibliotecología y traducción. Las pasantías tienen una duración de tres
meses. Mediante la asignación a una de las dependencias del Tribunal, los participantes se
informan de la labor y las funciones del Tribunal y están en condiciones de realizar investigaciones
sobre un tema vinculado a la labor del Tribunal. Programa del Tribunal Internacional del Derecho
del Mar y Nippon para la creación de capacidad y la capacitación El programa del Tribunal
Internacional del Derecho del Mar y la compañía Nippon para la creación de capacidad y la
capacitación sobre solución de controversias con arreglo a la Convención tiene por objeto impartir
a funcionarios públicos e investigadores una formación jurídica avanzada en la solución de
controversias internacionales con arreglo a la Convención. Mediante disertaciones, estudios
monográficos y la capacitación en negociaciones y mediación y en la delimitación de las zonas
marítimas se pone a los participantes en condiciones de ahondar su comprensión de los
mecanismos de solución de controversias con arreglo a la Convención. Se espera que, al concluir
el programa de capacitación, los participantes hayan adquirido los conocimientos y competencias
necesarios para prestar asesoramiento jurídico y técnico a sus gobiernos sobre los acuerdo con
las Naciones Unidas a fin de que sus funcionarios puedan recurrir al Tribunal de Apelaciones de
las Naciones Unidas en asuntos administrativos.

Mediante disertaciones, estudios monográficos y la capacitación en negociaciones y


mediación y en la delimitación de las zonas marítimas se pone a los participantes en condiciones
de ahondar su comprensión de los mecanismos de solución de controversias con arreglo a la
Convención. Se espera que, al concluir el programa de capacitación, los participantes hayan
adquirido los conocimientos y competencias necesarios para prestar asesoramiento jurídico y
técnico a sus gobiernos sobre los diversos mecanismos de solución de controversias en virtud de
la Convención y sobre la aplicación de la Convención en sus países de origen. Participantes en el
Programa de Nippon de 2009 Academia de Verano de la Fundación Internacional para el Derecho
del Mar La Fundación Internacional para el Derecho del Mar organiza anualmente una Academia
de Verano de cuatro semanas en la Sede del Tribunal para estudiantes de derecho internacional
del mar y derecho marítimo, que reúne a miembros del Tribunal, profesores y profesionales de las
disciplinas del derecho del mar y el derecho marítimo y a un grupo de participantes altamente
motivados de todo el mundo.

3. LOS TRIBUNALES PENALES INTERNACIONALES.

En la segunda mitad de los años noventas aparece el fenómeno de las


jurisdicciones penales internacionales. La creación de estos órganos esta íntimamente
relacionada por la represión de los crímenes de guerra y de lesa humanidad y con la
determinación de la responsabilidad internacional de los individuos.

Sin embargo, no se trata propiamente de mecanismos de protección internacional de los


derechos humanos, sino que son instrumentos que logran la defensa de los derechos humanos a
través de formulas indirectas.

Los antecedentes de los Tribunales Penales Internacionales los encontramos en los


Tribunales Militares Internacionales constituidos tras la Segunda Guerra Mundial. Sin
embargo, las primeras manifestaciones de esta nueva jurisdicción la encontramos en el
marco de los trabajos del Consejo de Seguridad vinculados con el mantenimiento de la paz y
seguridad internacional. Es en este sentido donde se han establecido sendos Tribunales
Penales Internacionales en relación con los hechos acaecidos en el antigua Yugoslavia y en
Ruanda.
76
Los citados tribunales han sido creados por aplicación del Capítulo VII de la Carta,
lo que excluye la necesidad de obtener el reconocimiento previo de los Estados afectados
para atribuir competencias a tales jurisdicciones, lo que se justifica por la especial gravedad
de las situaciones.

Ambos Tribunales Penales ad hoc han desarrollado hasta la actualidad una


interesante actividad que ha puesto de manifiesto la posibilidad de construir jurisdicciones
penales internacionales operativas y eficaces.

La nueva Corte Penal Internacional representa un cambio cualitativo respecto de los


Tribunales penales creados por el Consejo de Seguridad, puesto que se constituye
mediante tratado, es una jurisdicción permanente con vocación de universalidad y
preexistente a los hechos que ha de enjuiciar. Tiene competencia para enjuiciar los crímenes
internacionales de mayor gravedad (genocidio, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad
y agresión) que hayan sido cometidos por cualquier individuo mayor de 18 años.

La Corte esta llamada a intervenir únicamente cuando las jurisdicciones nacionales


no puedan o no quieran reprimir los tipos penales que entran en el marco de su competencia. De
este modo, viene a integrar la laguna fáctica sobre la que se construye la impunidad. Su
construcción efectiva tiene lugar con la entrada en vigor del Estatuto de Roma.

LA CORTE PENAL INTERNACIONAL:

ANTECEDENTES:

Se definió como una institución permanente con personalidad jurídica internacional a la que se
atribuye la capacidad jurídica que sea necesaria para el desempeño de sus funciones y
realización de sus propósitos.

Surge de este modo una nueva Organización Internacional que presenta rasgos
especialísimos en su estructura y funcionamiento que se derivan de la función asignada al nuevo
ente, que no es otra que enjuiciar o ejercer su jurisdicción sobre persones respecto de los
crímenes más graves de trascendencia internacional. Se trata de la primera Organización
Internacional de naturaleza eminentemente judicial, representa la incorporación de la dimensión
penal en el ámbito de la responsabilidad internacional, y sobre todo, el recurso a la fórmula de una
jurisdicción internacional autónoma para proteger valores esenciales del Derecho y la Comunidad
Internacionales.

La CPI se configura como una jurisdicción permanente, llamada a perpetuarse en el tiempo en


tanto que instrumento jurisdiccional de la comunidad internacional.

La Conferencia de Roma optó crear una nueva organización internacionalautónoma, con la


que pretende diferenciarnítidamentea la nueva jurisdicción de los precedentes Tribunales
Internacionales Ad Hoc, creados por el Consejo de Seguridad, reforzando así tanto su
permanencia como su independencia respecto de un órgano esencialmente político.
El Estatuto de Roma entro en vigor el 1 julio de 2002 de forma general y para España, que lo
ratificó el 24 octubre de 2000, ello ha permitido la constitución efectiva de la nueva
Organización .
LAS RELACIONES CON LAS N.U. Y OTRAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES:

Aunque las CPI es una Organización Autónoma, el propio Estado prevé que la misma estará
vinculada con las N.U. mediante acuerdo. El establecimiento de un sistema de relación entre
ambas instituciones internacionales resulta imprescindible por varias razones:

a)-La competencia material de la Corte está directamente vinculada con el logro de objetivos
que se configuran como Propósitos y Principios de la Carta, como son el mantenimiento de la Paz
77
y seguridad internacional y la promoción y protección de los derechos humanos. Ej. el crimen de
agresión.

b)-El instrumento de creación de la Corte reconoce un estatuto jurídico propio al consejo de


Seguridad en relación con el ejercicio de su jurisdicción por la corte. Dicho Estatuto le otorga dos
competencias explícitas, de contenido positivo la primera y negativo la segunda. Así, en primer
lugar, el Consejo de Seguridad, puede remitir al Fiscal una situación en parezca haberse cometido
uno o varios crímenes de competencia de la Corte. Si ello se produce, la Corte tendrá
automáticamente competencia para conocer el asunto con independencia de que el Estado
interesado en cuyo territorio o cuyos nacionales cometieron los hechos haya ratificado o no el
Estado. Frente a ello, se reconoce igualmente al Consejo una potestad de contenido negativo para
la jurisdicción de la Corte, al otorgarle el derecho a solicitar de la misma que suspenda la
investigación o el enjuiciamiento que haya iniciado.

Dicha solicitud genera una obligación que ha de ser cumplida automáticamente por la corte. El
ejercicio de esta potestad por parte del Consejo de Seguridad está sometida a dos condiciones:

-La decisión ha de ser adoptada mediante una resolución formal y aprobada conforme a lo
previsto en el Capítulo VII de la Carta y

-La suspensión deberá tener un término final que no puede exceder de los doce meses, si bien
podrá ser renovada en idénticas condiciones.

c)-El sistema de financiación de la Corte prevé la posible participación en el mismo de las


Naciones Unidas, previa la correspondiente aprobación de la Asamblea General. Dicha
financiación esta llamada a producirse de manera especial respecto de los gastos efectuados en
relación con cuestiones remitidas por el consejo de Seguridad.

d)-Por último, ha de destacarse que es Estatuto atribuye al secretario General de las UN la


función de Depositario, lo que le confiere una importante competencia respecto del complejo
sistema de enmienda y revisión del Estatuto previsto en los art. 121 a 123.

El Acuerdo de Relación: define un modelo de relación sui generis para garantizar la mayor
autonomía de la CPI. El Estatuto de Roma contempla la posibilidad de que la CPI celebre
acuerdos con otras organizaciones internacionales, en el marco de cooperación y asistencia
judicial internacional. Sobre esta base se ha celebrado el Acuerdo de cooperación y asistencia
entre la Corte Penal Internacional y la Unión Europea de 10 abril del 2006 y en vigor desde el 1
mayo de 2006.

FINES:

Vienen en el art. 1 del Estatuto de Roma , y dice que estará facultado para ejercer su
jurisdicción sobre personas respecto de los crímenes más graves de trascendencia
internacional .Dicho fin se complementa con dos elementos teleológicos que se enuncian en el
Preámbulo: la voluntad de eliminar el fenómeno de la impunidad y prevenir de esa manera
nuevos crímenes de trascendencia internacional y la voluntad de garantizar que la justicia
internacional sea respetada y puesta en práctica en forma duradera.

Los fines de la nueva Organización se circunscriben, por tanto, al establecimiento de técnicas


de cooperación internacional en una doble vertiente:

-la constitución y organización de una jurisdicción internacional permanente, independiente y


autónoma respecto de los Estados

- y la definición de los tipos penales respecto de los cuales la citada jurisdicción resultará
operativa.

78
Desde una perspectiva material, la Corte ejercerá su competencia sobre cuatro tipos penales:
Genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y crimen de agresión.

Las tres primeras categorías se encuentran son objeto de desarrollo en los art. 6,7,8 del
Estatuto. Y la lista de crímenes de guerra están contenidos en el art. 8 que ha sido recientemente
ampliado por una enmienda adoptada en la Conferencia de Kampala aunque no ha entrado en
vigor aun.

El crimen de agresión se enuncia simplemente en el art.5 aunque no ha sido definido en el


Estatuto. La definición del crimen de agresión fue encontrada por el Acta Final de la Conferencia
de Roma a la Comisión Preparatoria.

Por lo que se refiere a la tipificación del crimen de agresión, el mismo se entiende como un
comportamiento individual cometido por una persona que estando en condiciones de controlar o
dirigir efectivamente la acción política o militar de un Estado, planifica, prepara, inicia o realiza un
acto de agresión que por sus características, gravedad y escala constituye una violación
manifiesta de la Carta de las Naciones Unidas. En consecuencia el crimen de agresión ha sido
definido como un crimen de líderes.

Esta competencia material de la CPI, no puede ser alterada unilateralmente por los Estados
partes que no pueden excluir la competencia de la misma respecto de ninguna de las categorías
de los crímenes enunciados en el art. 5. Esta regla general admite, sin embargo, una excepción
contemplada en el art. 124 del Estatuto. En virtud de la misma , cualquier Estado puede declarar
en el momento de ratificar o adherirse al Estatuto , que la Corte no será competente para enjuiciar
los crímenes de guerra cometidos en su territorio o por sus nacionales durante los primeros 7
años contados a partir de la entrada en vigor del Estatuto para dicho Estado. El art. 124 ha sido
debatido en la Conferencia de Revisión de Kampala, que ha decidido mantener en vigor este
mecanismo y someterlo a un nuevo proceso de revisión en el XIV periodo de sesiones de la
Asamblea de Estados Partes celebrado en 2015.

La Corte solo puede enjuiciar los crímenes cometidos con posterioridad a la entrada en vigor
del Estatuto, lo que limita su competencia temporal y la somete a la regla de la irretroactividad. Por
el contrario, tiene una competencia personal muy amplia, ya que puede juzgar a cualquier
individuo mayor de 18 años con independencia del lugar que ocupe en la escala de mando civil o
militar del Estado. La competencia así definida es además automática con la única condición de
que el Estado del que sea nacional el imputado o en cuyo territorio se haya cometido el crimen
sea parte en el Estatuto de Roma. Esta condición no opera sin embargo en el supuesto de que la
denuncia de los crímenes sea remitida al CPI por el Consejo de Seguridad de las N.U. en cuyo la
competencia siempre es automática.

En virtud de las enmiendas adoptadas en la Conferencia de Kampala, el crimen de agresión


está sometido a las reglas específicas para que la Corte pueda ejercer su competencia.

En primer lugar, la competencia de la Corte está sometida a dos nuevas condiciones


temporales respecto de esta categoría de crímenes. En virtud de las mismas, aunque las
enmiendas relativas al crimen de agresión entren en vigor ello no será suficiente para que la Corte
pueda ejercer su jurisdicción ya que deben cumplirse además los siguientes requisitos:

-que haya transcurrido un año desde que treinta Estados Partes hayan ratificado o aceptado
enmiendas en cuestión.

-Que los Estados Parte adopten después, por una mayoría igual a la exigida para aprobar
enmiendas las 2/3 de todos los Estados Parte).

En consecuencia, aunque el principio de irretroactividad se respeta también para el crimen de


agresión, se le han añadido dos condiciones temporales ad hoc que sin duda alguna, dilatan en el
tiempo la posibilidad de que la Corte pueda ejercer su jurisdicción de dicho crimen.

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En segundo lugar, la competencia personal de la Corte se ve igualmente limitada respecto el
régimen general ya que no podrá enjuiciar en ningún caso los crímenes de agresión cometidos por
un nacional o en el territorio de un Estado no Parte y al mismo tiempo se reconoce a cualquier
Estado Parte el derecho a declarar que no aceptan la competencia de la corte para juzgar este
tipo de crímenes aunque los mismos hayan sido cometidos por sus nacionales o en su territorio.

En tercer lugar , el ejercicio de la competencia de la Corte respecto del crimen de agresión


se ve sometida a un requisito suplementario consistente en la obligación de informar al
secretario General de las N.U del inicio del procedimiento y verificar , en primer lugar si el
Consejo de Seguridad ha determinado la existencia de un acto de agresión cometido por el
Estado de que se trate.

Sin embargo la posición del Consejo de Seguridad frente a la Corte no se ha visto reforzada
por esta disposición, ya que únicamente podrá paralizar la jurisdicción de la CPI mediante una
determinación expresa que niegue la existencia del acto de agresión. Por el contrario, tanto en
caso de determinación expresa positiva como en el caso de que el Consejo de Seguridad guarde
silencio, la Corte podrá continuar con el ejercicio de su jurisdicción sin ningún otro filtro externo,
siempre que se cumplan los siguientes requisitos:

-Que hayan transcurrido 6 meses desde que interesó el pronunciamiento del Consejo de
Seguridad

-Que la sección de Cuestiones preliminares, a petición del fiscal, autorice continuar la


investigación.

En todo caso ha de recordarse que el Consejo de Seguridad conserva en todo caso el poder
de suspensión de la competencia de la Corte que le reconoce con carácter general el art. 16 del
Estatuto.

Desde una perspectiva jurisdiccional; la competencia de la Corte se define en el Estatuto


como complementaria de las jurisdicciones nacionales en el art.1. Ello significa que la Corte tan
solo está llamada a ejercer su jurisdicción en aquellos supuestos en que las jurisdicciones
nacionales competentes no ejerzan su competencia, porque no puedan o porque no lo deseen, o
en los supuestos en que la ejerzan inadecuadamente con la finalidad de sustraer a la persona
procesada de su responsabilidad penal o de no hacerla comparecer ante la justicia. A tal fin, se
establece un sistema procesal que permita al Estado cuya jurisdicción sea competente impugnar
la competencia de la corte o alegar las correspondientes causas de inadmisibilidad del asunto y
garantizar así la intervención prioritaria de la jurisdicción penal nacional. Este Estatuto contiene
reglas de las que se puede deducir la primacía, de la jurisdicción internacional. La Corte no puede
ejercer su jurisdicción de oficio estando limitada por el sistema de activación de la jurisdicción
definido en los art. 13 a 15 del Estatuto. El Fiscal puede poner en marcha un mecanismo de
acción que permitiría a la Corte ejercer su jurisdicción motu propio. Se ha de tener en cuenta
también que el particular carece de legitimación para presentar una denuncia que active la
jurisdicción. Por el contrario, su capacidad de acción se limita a la posibilidad de remitir
comunicaciones atítulo informativo al fiscal que, si lo estima oportuno, podrá poner en marcha el
mecanismo antes descrito.

MIEMBROS:

Permiten la incorporación de cualquier Estado mediante el mero depósito de un instrumento


de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, sin que sea necesario mecanismo
procedimental alguno a través del que se manifieste el consentimiento oautorización de los demás
estados partes.

Basta con destacar que mediante la prestación del consentimiento el Estado no sólo se
incorpora al sistema de un nuevo sujeto internacional, sino que además reconoce
automáticamente la jurisdicción de la Corte para enjuiciar los crímenes internacionales cometidos
en su territorio o por sus nacionales. La voluntad de que dicha jurisdicción sea lo más amplia y
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representativa posible explica, sin duda, el sistema de acceso automático al Estatuto y a la CPI.
Hasta la fecha han ratificado o se han adherido al Estatuto de Roma 112 Estados.

Este elemento voluntarista y la naturaleza eminentemente judicial de la nueva institución


influye igualmente sobre el Estatuto jurídico de los Estados Partes, en particular por lo que se
refiere a los siguientes extremos:

A) Los derechos de los Estados se ejercen exclusivamente en el seno de la Asamblea de


Estados Partes y en su mesa. Las facultades de los Estados Partes se limitan a la elección de los
jueces y del Fiscal, así como a la constitución y participación en órganos subsidiarios de la
Asamblea de Estados partes relacionados con aquel, en especial el Mecanismo de supervisión
independiente, previsto en el Estatuto, que se encargará de la inspección , la evaluación y la
investigación de la Corte a fin de mejorar su eficiencia y economía y que como es evidente , no
podrá intervenir en el control de la actividad jurisdiccional stricto sensu de la Corte.

B) Cualquier Estado Parte puede retirarse de la Organización mediante simple denuncia, que
surtirá efectos un año después de su notificación alsecretario General de la ONU. Se habilitara a
cualquier Estado Parte contrario a la enmienda adoptada a denunciar con efecto inmediato el
Estatuto dentro del año inmediatamente posterior a la entrada en vigor de la enmienda a la que se
opuso. No obstante, la retirada de un Estado Parte no afectará en ningún caso a las obligaciones
financieras nacidas con anterioridad a la misma, ni a la competencia jurisdiccional de la Corte
sobre un asunto de interés para el Estado denunciante que haya comenzado a sustanciarse antes
de que la denuncia surta efecto.

c) La condición de Estado Parte únicamente se pierde por la denuncia a la que se acaba de


hacer referencia, no previéndose ningún sistema de expulsión. Si se contempla por el contrario un
sistema de suspensión que esta únicamente vinculado a los derechos políticos del Estado parte.
Todo estado que haya incurrido en el impago de sus contribuciones financieras por un importe
correspondiente al de las cuotas de los dos años anteriores, perderá su derecho de voto en los
órganos políticos. Sin embargo, continuará estando sometido a la obligatoriedad de la jurisdicción
de la Corte respecto de hechos cometidos en su territorio o por sus nacionales.

ESTRUCTURA ORGANICA:

A) ORGANOS POLITICOS:

El Órgano político por excelencia es la Asamblea de Estados Partes, está integrada por un
representante de cada uno de los Estados que hayan ratificado o se hayan adherido al Estatuto.
En la misma podrán participarigualmente, a título de observadores, los Estados que simplemente
hayan firmado el Estatuto o el Acta final de la conferencia de Roma. También podrán participar
en las sesiones de la Asamblea, cuando proceda, el presidente de la Corte, el Fiscal y el
Secretario o sus representantes.

Las funciones permanentes que se asignan a la Asamblea son muy amplias y pueden ser
reconducidas a las siguientes categorías:

1-funciones relativas a la composición de la Corte, como la elección de los jueces, el Fiscal y


sus adjuntos y las recomendaciones para la elección del Secretario.

2-Funciones de supervisión del funcionamiento administrativo de la Corte, con inclusión de


las actividades de tal naturaleza realizadas por la presidencia , el fiscal y la secretaria , así como
las relativas a la creación del mecanismo de supervisión independiente.

3-Funciones relacionadas con la supervisión de la falta de cumplimiento por parte de los


Estados miembros de la obligación general de cooperar con la Corte.
Dichas funciones serán ejercidas a instancia de la propia corte, que dará traslado del
incumplimiento a la Asamblea de Estados Partes.

81
4- Aprobación del presupuesto de la Corte

5-Funciones relacionadas con la creación de órganos subsidiarios y con la supervisión de sus


actividades

6-funciones relacionadas con el arreglo a las controversias de tipo no jurisdiccional surgidas


entre los Estados Partes con ocasión de la interposición o aplicación del Estatuto.

7- Funciones relacionadas con la aprobación de las propuestas de enmiendas al Estatuto de


Roma.

Además de estas funciones de carácter permanente, la Asamblea de los Estados Partes tiene
importantes funciones vinculadas con la puesta en funcionamiento por primera vez de la CPI , que
ha ejercido sobre la base de las propuestas que le han sido sometidas por la Comisión
preparatoria y que se han traducido en la adopción de los instrumentos complementarios a que se
ha hecho referencia supra, así como la elección de los jueces y el Fiscal y del resto de los cargos
directivos de la nueva Organización.

Las decisiones de la Asamblea han de ser adoptadas preferentemente por consenso, y


cuando ello no sea posible, mediante un sistema de votación en el que cada Estado dispone de un
voto y en el que la mayoría requerida dependerá del tipo y naturaleza de la decisión. Así,
mientras que para las cuestiones de procedimiento es suficiente la mayoría simple de los
Estados presentes y votantes, las decisiones sobre cuestiones de fondo habrán de ser adoptadas
por mayoría de dos tercios de los Estados presentes y votantes, con la exigencia añadida de
que han de estar presentes a efectos de quórum al menos la mayoría absoluta de los Estados
Partes. Dichas mayorías quedan, sin embargo excluidas para las decisiones referidas a la
enmienda del Estatuto, que se rigen por un sistema de mayorías específico y más riguroso.

El Estatuto prevé la posibilidad de establecer órganos subsidiarios cuya creación deber ser
decidida como regla por la Asamblea de Estados Partes. Como excepción a esta regla, el
Estatuto crea expresamente la Mesa de la Asamblea, cuya función es asistir a esta en el
desempeño de su mandato y que garantiza la continuidad en los trabajos de la Asamblea. Se
trata de un órgano restringido compuesto por un presidente, dos vicepresidentes y 18 miembros
que serán elegidos por la Asamblea.

Entre los restantes órganos subsidiarios han de destacarse en particular el Comité de


Presupuestos y Finanzas y la Secretaria de la Asamblea, a los que ha de añadirse el Comité de
Dirección del Fondo Fiduciario en beneficio de las víctimas.

B) ORGANOS JURISDICCIONALES:

De acuerdo con lo previsto en el art. 34 del Estatuto, son órganos de la Corte la presidencia,
las Secciones Judiciales, la Fiscalía y la Secretaria.

-LA PRESIDENCIA:

Está integrada por un presidente y dos vicepresidentes que tendrán la condición de


magistrados y serán elegidos por mayoría absoluta de los magistrados que forman parte de la
corte, por un periodo de tres años.

La Presidencia desempeña fundamentalmente una función de ordenación administrativa de la


Corte a la que se añaden funciones generales que le atribuya el Estatuto. Entre estas últimas
cabe destacar la función de representación de la Corte, que corresponde al presidente y que
incluye el poder de celebrar acuerdos internacionales.

-LAS SECCIONES JUDICIALES:

82
Son los órganos deliberantes de la Corte, a los que corresponde la adopción de todas las
decisiones judiciales. Existen 3 secciones:
 Sección de Cuestiones Preliminares
 Sección de primera instancia
 Sección de Apelaciones

En las mismas se integran la totalidad de los magistrados de la corte.

La Sección de Cuestiones preliminares puede actuar en la Sala o a través de de un


Magistrado que ejerza sus funciones de forma unipersonal, y el resto todos en la Sala.

Tanto la Presidencia como las Secciones judiciales están integradas por magistrados de la
corte en total de 18 , son elegidos por la Asamblea de los Estados Partes, de entre dos listas de
candidatos, los candidatos han de ser juristas de alto nivel moral y reconocido prestigio y que
reúnan unas condiciones:

1-Derecho y procedimiento penales y experiencia en causas penales en condición de


Magistrado, Fiscal, abogado u otra similar.

2-Materias pertinentes del Derecho Internacional tales como el derecho internacional


humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos, así como gran experiencia de
en funciones jurídicas profesionales que tengan relación con la labor judicial de la Corte. En la
elección de los candidatos la Asamblea de Estados partes deberá tener en cuenta el principio del
reparto geográfico equitativo, la representación de los principales sistemas jurídicos del mundo
y la representación equilibrada de magistrados mujeres y hombres, igualmente , al proponer
candidatos , los Estados habrán de tomar en consideración la necesidad de que entre los mismos
se asegure la presencia de especialistas en temas sensibles , de los que el Estatuto menciona
de forma singular la violencia contra mujeres o niños . Los jueces son elegidos por un periodo de
9 años, no pudiendo ser reelegidos y desempeñaran su mandato con dedicación exclusiva.

LA FISCALIA :

Se configura como un órgano separado de la Corte, al que se le atribuye la función de recibir


información sobre los hechos que entren dentro de la competencia de la misma, llevar a cabo
las investigaciones necesarias para conducir al procesamiento de una persona y ejercer la
acción penal ante la Corte. Dichas funciones serán ejercidas de manera independiente, sin que
pueda recibir instrucción alguna ajena a la Corte.

La Fiscalía está dirigida por el Fiscal y en su caso dos fiscales adjuntos que serán elegidos
por la Asamblea de Estados Parte, por un periodo de 9 años y no son reelegibles.

Los candidatos han de gozar de una gran consideración moral y de amplia competencia y
experiencia en el ejercicio de la acción penal o la sustanciación de causas penales. El Fiscal
nombrara al personal necesario para el desarrollo de sus funciones, y que estarán a sus órdenes.

LA SECRETARIA:

Es el órgano responsable de los aspectos no judiciales de la administración de la Corte y está


encargada de prestarle los servicios que sean necesarios.

Esta dirigida por un Secretario elegido por mayoría absoluta de los Magistrados de la Corte,
que habrán de tener en cuenta las recomendaciones formuladas por la Asamblea de Estados
Partes. El secretario, que desempeñará sus funciones en régimen de dedicación exclusiva
durante un periodo de 5años, es el principal funcionario administrativo de la Corte y actuara bajo
la autoridad del Presidente. Al Secretario corresponde el nombramiento de los funcionarios que
resulten necesarios en la secretaria.

83
(concepción Escobar Hernandez) ALF

LA RESPONSABILIDAD PENAL INDIVIDUAL:

1-El Estatuto de Roma define un modelo de competencia

El Estatuto de Roma define un modelo de competencia subjetiva que, en los términos que
ahora nos interesa, se traduce en la proclamación de un principio de responsabilidad penal
individual de alcance universal. En virtud del mismo, la Corte es competente para enjuiciar a
cualquier persona mayor de 18 años que haya cometido un crimen de competencia de la Corte,
aplicándose a cualquier persona idénticas reglas de responsabilidad, sin que sea relevante el
hecho de que la persona en cuestión desempeñe o haya desempeñado un cargo oficial. Se define
de este modo un principio de responsabilidad de vocación universal.

2-Esta proclamación del Principio general de la improcedencia del cargo oficial reviste
una especial importancia en relación con los crímenes internacionales de competencia de la
Corte.

El hecho de que la propia creación de la jurisdicción internacional tiene su origen en buena


medida en la necesidad de responder frente a la impunidad de que gozan funcionarios, agentes y
cargos públicos que , precisamente por esta circunstancia , no son debidamente enjuiciados por
los tribunales nacionales que deberían hacerlo.

El Estatuto contiene en su art.28 una regla especial en virtud de la cual el desempeño de una
cargo oficial. Se trata de la denominada Responsabilidad de los jefes y otros superiores, que si
bien está concebida con carácter general para cualquier persona que desempeña un cargo en
virtud de dicha disposición, el jefe militar o quien actue como jefe militar incurrirá en
responsabilidad penal por los crímenes cometidos por las tropas sometidas a su mando y control
efectivo si conoció o debió haber conocido , la comisión de los crímenes o que los mismos iban a
cometerse y no adopto las medidas para prevenirlos o para reprimirlos, o para poner en
conocimiento de las autoridades competentes a efectos de la oportuna investigación y
enjuiciamiento.

Se intenta evitar que comportamientos omisivos o negligentes liberen a los mandos y jefes
militares de responsabilidad, en una forma a todas luces incompatible con la posición de garante
respecto de sus subordinados que les corresponde en virtud de la relación jerarquica que les une
con los mismos.

En todo caso ha de destacarse que el desempeño del cargo oficial y la relación jerarquica
que del mismo se deriva tan solo se toma en consideración para deducir una nueva forma de
responsabilidad , nunca para liberarse de la misma.

Según el art. 33 del Estatuto, ninguna persona militar o civil será eximida de responsabilidad
por haber cometido un crimen de competencia de la Corte, en cumplimiento de una orden emitida
por un gobierno o un superior. Esta declaración se exceptua en el caso de que se den en forma
acumulativa los siguientes requisitos:

Que el autor de los hechos estuviera obligado por ley a acatar la orden y que no supiera

La corte Penal Internacional (Concepción Escobar): ALF

1-EL PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL:

1-El Estatuto de Roma define un modelo de competencia subjetiva que se traduce en un


modelo de responsabilidad penal individual de alcance universal. En virtud del mismo la Corte es
competente para enjuiciar a cualquier persona mayor de 18 años que hay cometido un crimen de
84
competencia de la Corte, aplicándose a cualquier persona idénticas reglas de responsabilidad, sin
que sea relevante el hecho de que la persona desempeñe o haya desempeñado un cargo oficial.
Se define de este modo un principio de responsabilidad de vocación universal.

2-Esta proclamación del principio general de la improcedencia del cargo oficial reviste
una especial importancia en relación con los crímenes internacionales de competencia de
la Corte.

La propia creación de la jurisdicción internacional tiene su origen en buena medida en la


necesidad de responder frente a la impunidad de que gozan funcionarios, agentes, y cargos
públicos que precisamente por esta circunstancia, no son debidamente enjuiciados por los
tribunales nacionales que deberían hacerlo.

Sin embargo, ello no puede traducirse en la afirmación general de que el desempeño de un


cargo oficial sea completamente irrelevante para determinar la responsabilidad penal de los
presuntos autores de crímenes de competencia de la Corte. Por el contrario, el Estatuto en su
art.28 contiene una regla especial en virtud de la cual el desempeño de un cargo oficial se
traduce, bajo ciertas condiciones, en el elemento que genera la responsabilidad penal. Se trata de
la denominada responsabilidad de los jefes y otros superiores, que si bien está concebida con
carácter general para cualquier persona que desempeña un cargo público, adquiere un especial
significado en el caso de los jefes militares. En virtud de esta disposición, el jefe militar o quien
actué como jefe militar incurrirá en responsabilidad penal por los crímenes cometidos por
las tropas sometidas a su mando y control efectivo si conoció, o debió haber conocido, la
comisión la comisión de los crímenes o que los mismos iban a cometerse y no adoptó las
medidas para prevenirlos o para reprimirlos, para poner el asunto en conocimiento de las
autoridades competentes a efectos de la oportuna investigación y enjuiciamiento, evitando que
comportamientos omisivos o negligentes liberen a los mandos y jefes militares de
responsabilidad , en una forma de a todas luces incompatibles con la posición de garante
respecto de sus subordinados que les corresponde en virtud de la relación jerárquica que les une
con los mismos. En este sentido ha de entenderse igualmente la previsión contenida en el art.33
que bajo la rúbrica órdenes superiores y disposiciones legales En virtud del mencionado art.
Ninguna persona militar o civil será eximida de responsabilidad por haber cometido un crimen de
competencia de la Corte “en cumplimiento de una orden emitida por un gobierno o un superior”.
Esta declaración de principios, se exceptúa, sin embargo en el caso de que se den en forma
acumulativa, los siguientes requisitos:

Que el autor de los hechos estuviera obligado por la ley a acatar la orden y que no supiera
que la orden era ilícita. Dado que el propio Estatuto declara como manifiestamente ilícita cualquier
orden relativa a la comisión de un crimen de genocidio o de lesa humanidad, la excepción
analizada solo será de aplicación respecto de los crímenes de guerra: lo que sin duda explica
como consecuencia de la muy diferente naturaleza de una y otra categoría de crímenes.

En conclusión el desempeño de un cargo o función oficial por sí solo sigue siendo


irrelevante a los efectos de eludir la responsabilidad penal internacional en el Estatuto de
Roma.

3-Por último la inoponibilidad a la Corte de cualquier forma de inmunidad de que pueda


beneficiarse una persona en virtud del cargo que ocupa, al establecer que las inmunidades y
las normas de procedimiento especiales que conlleve el cargo oficial de una persona, con arreglo
al derecho interno o al derecho internacional, o obstaran para que la corte ejerza su competencia
sobre ella. De esta manera se produce la eliminación expresa de los institutos de la inviolabilidad
y la inmunidad como causas de exclusión de la responsabilidad del individuo y de la competencia
de la Corte, lo que reviste una gran importancia si tenemos en cuenta que nos encontramos ante
instituciones fuertemente consolidadas tanto en el Derecho interno como en el internacional.

El Estatuto de Roma la existencia de reglas de inmunidad y protección interna e internacional


de determinadas personas no podrán limitar en ningún caso la competencia de la Corte. Modelo
que adquiere un especial significado si se tiene en cuenta que las reglas de inmunidad
85
seguirán siendo oponibles a los tribunales nacionales, que se verán privados de competencia
para juzgar a las personas protegidas, lo que, en definitiva, viene a reforzar la posición
jurisdiccional de la Corte que se convierte en el único tribunal que podrá juzgar los crímenes
cometidos por dichas personas.

Por consiguiente , ha de concluirse que la inclusión de dicha regla constituye, sin duda uno
de los elementos más positivos del Estatuto ya que tiene como efecto el impedir que una
simple alegación de inmunidad tenga como resultado el sustraer a un individuo de la
acción de la justicia. Lo que, sin embargo no impide que este efecto se vea empañado por la
subsistencia de ciertas formas de protección del individuo frente a la entrega que, en la práctica,
impedirán el enjuiciamiento efectivo del mismo.

2-LAS FORMAS DE PROTECCION FRENTE A LA ENTREGA:

1-En el art.27 , del Estatuto impide la alegación ante la Corte de cualquier impunidad, lo que
se traduce en que la Corte es competente incluso respecto de personas que , conforme al
Derecho Interno o Internacional, se liberarían de responsabilidad por falta de competencia de los
tribunales nacionales respecto de determinadas personas protegidas.
Lo que se exige que el mismo haya sido detenido y puesto a disposición de la Corte. Ello nos
sitúa ante la institución de la entrega, que incide y condiciona el ejercicio efectivo de la jurisdicción
en la medida en que si la misma no se produce, la Corte se ve impedida de ejercer su
competencia, aunque siga disponiendo de la misma en términos formales.

La institución de Entrega, se regula en el Parte IX del Estatuto, dedicada a la cooperación de


los Estados en cuyo poder o bajo cuya jurisdicción se encuentre el acusado habrá de atender las
peticiones de detención y entrega del mismo que le sean cursadas por la Corte, adoptando para
ello las medidas que sean necesarias, que se regirán por lo previsto en el Derecho interno del
Estado al que se cursa la solicitud, y en cuyo procedimiento habrán de contemplarse las
garantías procesales internacionalmente reconocidas.

Esta institución se inserta en el marco de la obligación general de cooperar con la corte en


relación con la investigación y el enjuiciamiento de crímenes de su competencia, que concierne a
todos los Estados Partes en el Estatuto y que les impone el deber de adoptar todas las medidas
necesarias, inclusive legislativas, a fin de asegurarse que en su derecho interno existen
procedimientos aplicables a todas las formas de cooperación especificadas, en el Estatuto.

Este deber de cooperar se extiende también a la entrega de los acusados, que se define con
carácter general como un deber absoluto que no podrá en ningún caso estar condicionado por
norma interna alguna, ya que si la hubiere no será oponible a la Corte como consecuencia de la
obligación de adaptación de la legislación interna prevista en el art. 88 del Estatuto. Sin embargo,
el carácter absoluto del deber de entrega encuentra un importante límite en las circunstancias
especialísimas previstas en el el art.98 del Estatuto, que en términos generales permite que no se
proceda a la entrega cuando la obligación derivada del Estatuto entre en colisión directa con una
obligación derivada de otro tratado internacional. En dichos supuestos, el Estatuto define un
régimen especial del deber de entrega que se relativiza, preservándose los derechos de los
terceros Estados a cuyo favor se han establecido las reglas de inmunidad o protección
internacionales, que habrán de otorgar su consentimiento para que la orden de entrega pueda ser
cursada por la Corte.

Por consiguiente, aun siendo competente para enjuiciar a las citadas personas, la CPI no
podrá exigir la cooperación de terceros países en cuyo territorio se encuentren las personas
protegidas para obtener su entrega a la Corte.

Por el contrario, deriva hacia los Estados que envían o acreditan a los acusados las
actividades de cooperación con la misma, bien sea mediante la formulación directa de una
solicitud de entrega bien mediante el expediente de obtener su cooperación para que un tercer
estado proceda a la misma.

86
2-El art.98 del Estatuto tiene como finalidad establecer un mecanismo técnico que permita a
los Estados Partes compatibilizar las obligaciones derivadas del Estatuto de Roma en materia de
cooperación con las obligaciones que se puedan derivar de otras normas de Derecho
Internacional general o de otro tratado internacional en el que sean partes, Dado que el sistema
de prelación normativa propio del Derecho internacional no permite concluir la primacía del
Estatuto de Roma sobre el resto de las normas mencionadas y viceversa. La finalidad el art. 98 es
garantizar un cierto equilibrio entre las obligaciones jurídicos internacionales y evitar que el
Estado Parte incurra en una violación del Estatuto o de alguna de las otras normas mencionadas y
por consiguiente, en posible responsabilidad internacional. Se trata, por tanto de una clausula de
salvaguardia que permitiría a los Estados partes afectados por la misma liberarse de alguna de las
obligaciones derivadas del Estatuto de Roma, siempre en el marco de los principios de justicia
definidos en el Estatuto y de conformidad con las reglas de Derecho Internacional general
aplicables.

La entrega resultará posible si el Estado responsable de la persona procesada lo autoriza,


bien sea motu proprio, bien a instancia del Estado Parte en cuyo poder se encuentra la persona o
a instancia de la propia corte.

Como toda clausula de salvaguardia, los mecanismos descritos alteran en parte el régimen
del tratado en que se inserta, y en especial inciden sobre el deber general de cooperación con la
Corte enunciado en el art. 86 del Estatuto, que se concreta en los art.87 y siguientes. Por ello,
toda interpretación del 98 deber realizarse en forma restrictiva y conforme a criterios sistemáticos,
sin que en ningún caso su aplicación práctica, pueda traducirse en un atentado contra el objeto y
fin del Estatuto (que no es otro que eliminar el fenómeno de la impunidad mediante el
establecimiento de un nuevo sistema jurisdiccional) ni alterar el núcleo esencial de las
disposiciones contenidas en el mismo.

3-En este ámbito han de situarse los Acuerdos bilaterales celebrados en el último año por los
Estados Unidos con distintos Estados con la finalidad inequívoca de impedir la entrega a la Corte
de cualquier nacional norteamericano que sea reclamado por la misma.

La Corte continúa ejerciendo la jurisdicción sobre el asunto y las personas afectadas, y por
tanto le corresponderá a ella valorar todo elemento que pueda afectar a dicha jurisdicción
incluidas las controversias jurisdiccionales que puedan surgir entre la Corte y los Estados Partes
a lo largo de un proceso. Por consiguiente, será la Corte quien deberá pronunciarse sobre la
aplicabilidad del art. 98 en aquellos supuestos en que un Estado alegue la existencia de otra
obligación internacional que le resulte exigible para eximirse del deber de entrega de personas
Este mecanismo, que resulta también aplicable a los acuerdos bilaterales impulsados por Estados
Unidos, podrá llegar incluso hasta la declaración por la Corte de la inadecuación de dichos
acuerdos a los previsto en el art. 98.2 con las consecuencias lógicas de que el Estado Parte en el
Estatuto que se niegue a la entrega alegando uno de dichos acuerdos bilaterales podrá ser
declarado por la Corte en situación de incumplimiento de las obligaciones contenidas en el
Estatuto, con las consecuencias que de ello se derivan.

TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL PARA LA ANTIGUA YUGOSLAVIA

Su nombre oficial es Tribunal Penal Internacional para el Enjuiciamiento de los Presuntos


Responsables de las Violaciones Graves del Derecho Internacional Humanitario Cometidas
en el Territorio de la ex Yugoslavia desde 1991: Croacia (1991/1995); Bosnia Herzegovina
(1992/1995); Kosovo (1998/1999); y la Antigua República Yugoslava de Macedonia (2001).

El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TICAY), sito en La Haya, fue establecido
en virtud de la resolución 827 del Consejo de Seguridad, de 25 de mayo de 1993, al amparo del
Capítulo VI de la CNU, y con el propósito fundamental de acabar con la impunidad por los
crímenes en la Antigua República de Yugoslavia a partir de 1991. Se le encomendaba así la labor
de procesar y juzgar a aquellos individuos inculpados por graves violaciones del derecho

87
internacional humanitario genocidio o de la comisión de crímenes de guerra y contra la
humanidad.

El mandato del Tribunal está definido en su Estatuto, que fue enmendado por las resoluciones
del Consejo de Seguridad 1166 (1998), de 13 de mayo de 1998, 1329 (2000), de 30 de noviembre
de 2000, y 1411 (2002), de 17 de mayo de 2002. Igualmente, el Tribunal se rige por un reglamento
de procedimiento y prueba inspirado tanto en la tradición del Common Law como del Derecho
Romano.

Tras 10 años de andadura y por haber sido establecido como un tribunal ad hoc, el Consejo de
Seguridad aprobó la estrategia de conclusión del TICAY con el objetivo de llevar a cabo un cierre
escalonado y ordenado, recomendada por las resoluciones 1503 (2003) y 1534 (2004).

Según los últimos informes presentados, se prevé que los juicios se hallen finalizados, en
principio, en 2015 y las apelaciones durante 2017.

Desde su creación hace 20 años, el TICAY ha imputado a 161 personas por crímenes de
guerra cometidos en el territorio de la ex-Yugoslavia desde 1991. Se han concluido procesos
contra 141 imputados, 69 de los cuales han resultado condenados y 18 absueltos, 25
procedimientos se encuentran en curso, constituyendo el resto casos remitidos a las respectivas
jurisdicciones nacionales o casos cerrados por falta de pruebas o fallecimiento.

Hasta la fecha, han cumplido sentencia en España siete condenados.

TRIBUNAL ESPECIAL PARA EL LÍBANO

Por resolución 1757 (2007) del Consejo de Seguridad se decidió crear el Tribunal Especial
del Líbano (TEL), con sede en la Haya. El mismo comenzó a funcionar en marzo de 2009. El 13
de diciembre de 2005, el Gobierno de la República Libanesa pidió a Naciones Unidas que
estableciera un tribunal de carácter internacional para enjuiciar a todos los presuntos
responsables del atentado de 14 de febrero de 2005 en Beirut y causó la muerte del ex Primer
Ministro Libanés Rafiq Hariri y otras 22 personas. Con arreglo a la resolución 1664 (2006) del
Consejo de Seguridad, las Naciones Unidas y la República Libanesa negociaron un acuerdo sobre
el establecimiento de un Tribunal Especial para el Líbano. Una vez aprobada la resolución 1757
(2007) del Consejo de Seguridad, de 30 de mayo de 2007, las disposiciones del documento anexo
a ella, incluido el Estatuto del Tribunal Especial, entraron en vigor el 10 de junio de 2007.

El Tribunal comenzó sus trabajos el 1 marzo de 2009. En el mismo trabajan aproximadamente


393 personas de 63 nacionalidades diferentes. El presupuesto para 2013 se eleva a 59.9 millones
de euros. El Tribunal se financia tanto a través de contribuciones estatales voluntarias (51%) como
con contribuciones anuales del Estados libanés (49%), cabiendo otros medios en caso de
insuficiencia de recursos financieros.

Una de las particularidades de este Tribunal frente a otros es la de que en aquel se aplica el
código penal libanés en relación con los aspectos procesales y punitivos por, entre otros, actos de
terrorismo y otros crímenes y faltas contra la vida y la integridad física, quedando excluidas las
disposiciones sobre pena de muerte y el trabajo forzado contempladas por la legislación penal
libanesa. Las condenas se cumplen en los Estados que designa el Presidente del Tribunal sobre
la base de la lista de Estado que hayan concertado un acuerdo de cumplimiento de sentencias
con el mismo.

En agosto de 2011 amplió su jurisdicción a los tres atentando conexos con el de Hariri y
perpetrados contra Marwan Hamadeh (2004), George Hawi (2005), Elias El-Murr (2005),
solicitándose a los tribunales libaneses por parte de la Sala Preliminar del Tribunal los expedientes
judiciales relativos a estos casos.

88
La presentación en 2011 del primer acta de acusación contra los cuatro individuos arriba
mencionados ha abierto la fase de inicio del juicio propiamente dicho. Actualmente el TEL está
ultimando los preparativos para el inicio del juicio sobre el caso Hariri.

En relación con este juicio, ha destacado la participación española durante la fase de


instrucción mediante la elaboración de dos importantes informes judiciales.

TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL PARA RUANDA

El Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) fue creado por el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas, el 8 de noviembre de 1994, con el fin de perseguir, arrestar, juzgar y
condenar a los autores o promotores del genocidio ruandés. A través de varias resoluciones, el
Consejo de Seguridad estableció que este Tribunal completara sus investigaciones para final de
2004, finalizara las actividades judiciales a finales de de 2008 y terminara su labor en 2012. Sin
embargo, estos plazos han sido postergados debido al retraso en los casos.

El 6 de abril de 1994, los presidentes de Ruanda y Burundi, Juvénal Habyarimana y Cyprien


Ntaryamira respectivamente, murieron al precipitarse a tierra el avión en que viajaban, producto de
un atentado terrorista, cuando este se encaminaba a aterrizar en la capital Kigali.

Este hecho provocó el inicio de una masacre inconmensurable que afectó a las comunidades
hutu y tutsi que habitaban desde tiempos inmemoriales en la zona de los Grandes Lagos
africanos. Durante un mes, facciones de hutus atacaron a tutsis y hutus moderados.

Los antecedentes revelados por la prensa de la época conmovieron e impactaron a la opinión


pública del mundo, ante el hecho de producirse un genocidio, tras casi 50 años desde la firma de
la Declaración Universal de los Derechos Humanos (en 1948). Con estos antecedentes, y por la
solicitud expresa de Ruanda -que ocupaba un puesto no permanente del Consejo de Seguridad
en esa época-, se decidió que en virtud de los dispuesto en el Capítulo VII de la Carta de las
Naciones Unidas, que ordena al Consejo tomar las medidas necesarias para restablecer la paz y
la seguridad del mundo, se decidió establecer un Tribunal Penal Internacional para Ruanda.

El Tribunal creado por la Resolución 955 del 8 de noviembre de 1994 del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, tiene como base una estructura similar al del Tribunal Penal
Internacional para la ex Yugoslavia.

A finales de 2013, el Tribunal Penal Internacional para Ruanda había completado más de 75
casos, 16 de los cuales han sido apelados; en 12 de los casos los acusados fueron absueltos de sus
cargos. 9 de los inculpados por este Tribunal siguen fugitivos, entre ellos, Felicien Kabuga, un
empresario que habría financiado el genocidio.

En junio de 2011 este Tribunal dictó su primera sentencia por genocidio contra una mujer. Se
trata de Pauline Nyiramasuhuko, de 65 años y antigua ministra ruandesa de la Mujer y la Familia,
que fue condenada a cadena perpetua. La procesada es de etnia hutu (mayoritaria en el país
africano) y los jueces han fallado que organizó el secuestro y violación de mujeres y niñas tutsi, la
comunidad minoritaria. Ayudada por su hijo, Arsene Shalom Ntahobaki, que recibió la misma
pena, también ordenó el asesinato de civiles tutsi en su ciudad, Butare, al sur de Ruanda.

En diciembre de 2012 el TPR emitió su última sentencia, comenzando así la fase post-judicial
al empezar a funcionar el Mecanismo para Tribunales Penales Internacionales, establecido en
diciembre de 2010 por la Resolución 1966 del Consejo de Seguridad con objeto de completar la
labor pendiente emprendida tanto por el TICAY como por el TPR. El Mecanismo comprende una
división con sede en Arusha (Tanzania) para el TPR.

TRIBUNAL SIERRA LEONA


89
El Tribunal Especial para Sierra Leona fue establecido conjuntamente por el Gobierno de
Sierra Leona y Naciones Unidas con el mandato de juzgar a los principales responsables de las
graves violaciones del derecho internacional humanitario cometidas después del 30 de noviembre
de 1996. Comenzó sus trabajos que quedaron truncados por la no comparecencia de los jefes
históricos del RUF, Sam Bockarie y Foday Sankoh, que murieron en 2003.

En la actualidad, los tres casos escuchados en Freetown se han completado, incluidas las
apelaciones. El juicio contra el ex presidente liberiano Charles Taylor se ha celebrado en La Haya
por motivos de seguridad.

En marzo de 2011 concluyeron las audiencias relacionadas con el caso Taylor. El 26 de


septiembre de 2013, la Sala de Apelaciones confirmó la sentencia de 2012 por la que el Tribunal
condenaba a Taylor a 50 años de cárcel.

El 27 de septiembre de 2013, el Tribunal Especial para Sierra Leona celebró una sesión
informativa en la que se anunció oficialmente el cumplimiento de su mandato y el cierre del
mismo.

TRIBUNAL PERMANENTE DE ARBITRAJE

El Tribunal Permanente de Arbitraje (TPA) es un organismo intergubernamental que ofrece


una variedad de servicios para la resolución de controversias a la comunidad internacional.
Creado en 1899 por la primera Conferencia de la Paz de La Haya. Es la más antigua institución
dedicada a la resolución de controversias internacionales.

Hasta fines del 2013, 115 países son miembros del TPA, es decir países que son parte de una
o ambas de las Convenciones fundadoras del TPA. Albania, Vietnam y Bangladesh son los
últimos Estados que han sido aceptados como miembros del TPA

El TPA no es una “corte” en el sentido formal de la palabra. Es más bien descrita como una
estructura diseñada para apoyar las operaciones de arbitrajes, conciliaciones, o comisiones de
investigación en controversias entre Estados, entidades estatales, partes privadas y organismos
internacionales. Los tribunales para cualquier procedimiento bajo los auspicios del TPA son
constituidos “ad hoc” para cada caso. El organismo consiste en una Oficina Internacional que
actúa como registro para los casos, un Consejo de Administración compuesto de representantes
diplomáticos de los países miembros, y de una lista de árbitros potenciales de la cual pueden
escoger las partes. Esta lista es opcional y las partes son libres de escoger a árbitros cuyos
nombres no se encuentran en la lista del TPA. España cuenta en la actualidad con cuatro
miembros (árbitros) en este Tribunal.

La sede del TPA se encuentra en el Palacio de Paz en La Haya desde 1913. Ésta fue
construida especialmente para el TPA con fondos donados por el filántropo americano Andrew
Carnegie. Desde el 1922 hasta el 1946, el Palacio de Paz acogió también al Tribunal Permanente
de Justicia Internacional. En 1946, este fue reemplazado por el Tribunal Internacional de Justicia
(TIJ), principal órgano judicial de las Naciones Unidas.

En contraste con el TIJ, el TPA proporciona servicios para la resolución de controversias entre
varias combinaciones de estados, entidades estatales, organismos internacionales y partes
privadas. En este sentido, el TPA se sitúa en la intersección entre el derecho internacional público
y el derecho internacional privado.

90
III.- PROCESAL DE TRIBUNALES EUROPEOS Y UE

EL TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS

En el ámbito del Derecho Internacional de los Derechos humanos, los tribunales


internacionales se configuran como el mecanismo más perfeccionado y eficaz de protección de los
derechos fundamentales.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos es un tribunal especializado regional plenamente


operativo, creado por un tratado, que ejerce su jurisdicción únicamente respecto de los Estados
partes en dicho tratado y en relación con los derechos proclamados en el mismo. Su jurisdicción
es siempre subsidiaria de la jurisdicción de los Estados, siempre intervendrá cuando los tribunales
nacionales hayan tenido ocasión de pronunciarse sobre el asunto litigioso.

EL TEDH fue creado por el Convenio Europeo de Derechos Humanos de 1950. Su mandato
es enjuiciar las presuntas violaciones de los derechos humanos protegidos por dicho Convenio o
por sus Protocolos adicionales. Ejerce, en la actualidad, su función jurisdiccional con exclusividad,
tiene jurisdicción automática respecto de cualquier Estado parte en el Convenio y el individuo
puede presentar directamente demandas ante el Tribunal sin ningún filtro previo.

El TEDH tiene su sede en Estrasburgo, es sustentado por el Consejo de Europa, que lo


financia. Está inserto en un proceso de reformas continuo que busca introducir cambios en su
funcionamiento.

El TEDH está integrado por tantos jueces como Estados partes haya en el Convenio,
actualmente cuarenta y siete. Son elegidos por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de
Europa, a partir de una terna presentada por cada uno de los Estados partes. Los candidatos
deben gozar de alta consideración moral y reunir los requisitos exigidos para desempeñar las más
altas funciones judiciales conforme a la legislación interna del Estado que los propone, o ser
jurisconsultos de reconocida competencia. La duración del mandato es de nueve años, no son
reelegibles. Se produce la renovación por mitades cada tres años. En caso de sustitución el juez
nuevo desempeñará su mandato solo por el periodo de tiempo que quedase pendiente a su
antecesor.

Los jueces ejercen sus funciones a título individual, a tiempo completo y de forma exclusiva
para garantizar la independencia e imparcialidad. Durante ese periodo los jueces gozan de los
privilegios e inmunidades previstos en el art. 40 del Estatuto del Consejo de Europa y en
determinados Acuerdos.

Para el caso de que el juez elegido a título nacional no pueda participar en el proceso que
afecta a dicho Estado y tenga derecho a hacerlo, es posible la designación de un juez ad hoc que
ejercerá sus funciones en idénticos términos y condiciones que el juez elegido. Cualquier Estado
91
parte puede remitir al Tribunal una lista que puede contener entre tres y cinco personas
designadas para actuar como juez ad hoc a título de dicho Estado. La elección y designación final
del juez ad hoc que intenvendrá en el caso concreto corresponde al Presidente del Tribunal.

El tribunal podrá actuar en Pleno, a través de una Gran Sala compuesta de 17 jueces, de
Salas de 7 jueces, de Comités de 3 jueces o en formación de juez único, dependiendo de la
actividad a desarrollar.

Las competencias jurisdiccionales del Tribunal serán ejercidas de la siguiente manera:

1) el juez único tan sólo puede declarar la inadmisibilidad o archivar una demanda individual,
cuando tal decisión pueda adoptarse sin necesidad de un examen completo.

2) los Comités de tres jueces tienen la misma competencia que el juez único cuando éste no
se pronuncia más la competencia de declarar admisible un asunto y pronunciarse sobre el fondo
de una demanda individual cuando la cuestión subyacente al caso ya ha dado lugar a una
jurisprudencia consolidada del Tribunal.

3) La Sala de siete jueces se pronunciará sobre la admisibilidad y fondo de una denuncia


individual cuando el Comité de tres jueces no lo haya hecho, y se pronunciará de forma exclusiva
sobre la admisibilidad y fondo de las denuncias interestatales.

4) La Gran Sala se pronunciará en vía contenciosa sobre los asuntos que le haya remitido una
Sala o sobre los recursos contra las sentencias de una Sala o de un Comité de tres jueces que le
pueden ser remitidos en el plazo de tres meses desde su adopción; además se pronunciará sobre
las opiniones consultivas ordinarias que le puedan ser sometidas, así como sobre cualquier
solicitud de opinión que le sea remitida por el Comité de Ministros en relación con la ejecución de
una sentencia.

5) La intervención del Pleno del Tribunal tiene carácter excepcional. Tiene encomendadas
funciones vinculadas con la administración judicial: elección del Presidente y Vicepresidentes,
constitución de las Salas y elección de sus Presidentes, la elección del Secretario del Tribunal y la
aprobación del Reglamento.

El TEDH cuenta con un Secretario que nombra directamente y con los letrados o
“refrendarios”, que asisten a los jueces en el desempeño de sus funciones.

El TEDH puede ejercer su jurisdicción en vía contenciosa y en vía consultiva. En virtud de su


competencia consultiva el Tribunal podrá pronunciarse sobre presuntas violaciones del Convenio
o de los Protocolos adicionales. El proceso se inicia siempre a instancia de parte y solo puede ir
dirigido contra un Estado Parte. La demanda puede ser introducida por un Estado (demandas
interestatales) que no necesita demostrar ningún interés para ello y puede deunciar cualquier
incumplimiento del Convenio; o por una persona física, ONG o grupo de particulares que se
consideren víctimas de la violación de alguno de los derechos protegidos (denuncias individuales).

La demanda ha de reunir una serie de requisitos que, si no se cumplen, pueden determinar la


declaración de inadmisibilidad de la misma: no ser anónima, haberse presentado tras el
agotamiento de los recursos internos disponibles en el ordenamiento del Estado demandado,
presentarse en el plazo máximo de seis meses desde que recaiga la última resolución que pone
fin al procedimiento interno, no haber sometida ya en idénticos términos ante el TEDH o ante otro
órgano internacional de solución de controversias, no ser incompatible con las disposiciones del
Convenio o sus Protocolos y no ser manifiestamente mal fundada o abusiva. La declaración de
inadmisibilidad que puede recaer en cualquier fase del procedimiento corresponde, en principio, al
juez único, cuyas decisiones son definitivas y no admiten recurso. Solo en caso de que dicha
decisión no se haya producido será el Comité de tres jueces o la Sala encargada de pronunciarse
sobre el fondo la que decidirá sobre la admisibilidad.

92
Tras la declaración de admisibilidad se iniciará el procedimiento ante el Comité o la Sala
competentes o, en su caso, ante la Gran Sala si la Sala decide inhibirse en su favor. La inhibición
solo podrá realizarse con el consentimiento de las partes y en aquellos casos en que se plantee
una cuestión grave relativa a la interpretación del Convenio o sus Protocolos, o si la solución a dar
a la cuestión debatida pudiera ser contradictoria con la jurisprudencia anterior del Tribunal. La
regla general es que sean los Comités o la Sala los órganos llamados a intervenir en cada
procedimiento. Se contempla el arreglo amistoso entre las partes que, si es autorizado por el
Comité o la Sala, pondrá fin al procedimiento. En caso contrario, este seguirá conforme a un
modelo contradictorio en el que se garantiza la igualdad de las partes y que terminará mediante
sentencia. Tanto la sentencia como el proceso serán públicos.

Las sentencias expresan el sentir mayoritario del Comité o la Sala, a las mismas se podrán
unir las opiniones separadas de los jueces que disientan. Las sentencias de las Salas son
obligatorias para las partes, pero no definitivas, ya que podrán ser recurridas en el plazo de tres
meses ante la Gran Sala, con carácter excepcional, cuando en el asunto se plantee “una cuestión
grave relativa a la interpretación o aplicación del Convenio o de sus Protocolos o una cuestión
grave de carácter general”. En caso de ser admitido el recurso, la Gran Sala se pronunciará de
nuevo sobre el fondo del asunto mediante una sentencia que será ya definitiva y no admitirá otros
recursos que los extraordinarios de revisión e interpretación.

El contenido de las sentencias, que será motivadas, ha de venir referido a la declaración de si


el Estado demandado ha cometido o no una violación de alguno de los derechos protegidos por el
Convenio o sus Protocolos adicionales. El carácter obligatorio de la sentencia exige del Estado
condenado que adopte las medidas necesarias en su ordenamiento interno para dar cumplimiento
a la sentencia y para proceder a la restitución del derecho violado. Además, el Convenio
contempla el sistema de reparación equitativa -muy utilizada por el TEDH- por la cual se podrá
conceder al particular una “satisfacción equitativa” en aquellos casos en que “el derecho interno
de la Alta Parte Contratante solo permite de manera imperfecta reparar las consecuencias de
dicha violación”.

Se ha mantenido el modelo tradicional de sentencias declarativas, sin fuerza ejecutoria en los


ordenamientos internos de los Estados y que, por tanto, otorgan a estos un amplio margen de
discrecionalidad en la ejecución de las mismas. Hay un precario sistema de supervisión conforme
al cual el Comité de Ministros velará por la ejecución de todas las sentencias del TEDH. De tal
fora que podrá adoptar las medidas que considere adecuadas respecto de aquellos Estados que
reiterada e intencionalmente incumplan las sentencias del Tribunal. Es un mecanismo que ha sido
útil pero de eficacia discutida. El Protocolo 14 ha introducido un nuevo procedimiento conforme al
cual el Comité de Ministros podrá solicitar en cualquier momento la opinión del TDEH en relación
con la ejecución de una sentencia en concreto. En cualquier caso, la decisión final sobre las
medidas que se deben adoptar en cada caso corresponde al Comité de Ministros y no al Tribunal.

A través de su competencia consultiva el TEDH podrá pronunciarse sobre “cuestiones


jurídicas relativas a la interpretación del Convenio y de sus Protocolos”, siempre que las mismas
no pudieran ser resueltas a través de un recurso que podría ser introducido válidamente ante el
propio Tribunal, o sobre las que pudiera conocer el Comité de Ministros. La solicitud de una
opinión consultiva únicamente puede ser formulada por el Comité de Ministros del Consejo de
Europa, que tomará la decisión por mayoría. El TDEH puede pronunciarse sobre su propia
competencia y, en su caso, rechazar la consulta. La opinión consultiva debe estar motivada, y es
adoptada por mayoría. Los jueces disidentes podrán unir a la misma su opinión separada.

TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA UNIÓN EUROPEA

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea: naturaleza, composición, funcionamiento y


competencias (Programa)

2.1. Composición

93
2.1.1. Los Jueces

El Tribunal de Justicia está compuesto por un juez por Estado miembro, nombrados de
común acuerdo por los gobiernos de los Estados miembros por un periodo de 6 años. Los
gobiernos no pueden elegir libremente, sino dentro de una categoría (art. 253 TFUE).

En el caso del Tribunal General, en cambio, el Tratado no fija el número de jueces,


remitiéndose al protocolo del estatuto del Tribunal, que no obstante lo fija en 28, es decir, uno por
Estado miembro.

El Tratado de funcionamiento ha creado un comité para que se pronuncie, antes de su


nombramiento, sobre la idoneidad de los candidatos a juez y a abogado general propuestos por
cada estado.

El comité estará compuesto por 7 personalidades elegidas de entre antiguos miembros del
Tribunal de Justicia y del Tribunal General, miembros de los órganos jurisdiccionales nacionales
superiores y juristas de reconocida competencia, uno de los cuales será propuesto por el
Parlamento Europeo.

La duración del mandato es de 6 años, a contar desde la fecha que consta en el titulo del
nombramiento.

El mandato de los jueces puede acabar, por haber cumplido el plazo de su mandato y no ser
reelegido, por muerte, por dimisión, por impedimento físico y por cese.

- En caso de dimisión basta una carta dirigida al Presidente del Tribunal (que lo pondrá en
conocimiento del Presidente del Consejo) para que provean cubrir la vacante.

- En el caso de impedimento físico, lo normal es que el propio juez pida su dimisión, pero si no
fuera así el Tribunal puede de oficio llegar a declarar el cese de las funciones con todos los
derechos que le correspondan.

- En el caso de cese por acuerdo unánime de los jueces y abogados generales, en los casos
en que dejen de reunir las condiciones requeridas para ser juez, o incumplan las obligaciones que
se derivan del cargo, tal decisión puede llevar incluso a la pérdida del derecho de pensión o
cualquier otro beneficio sustitutivo.

- En el cese no voluntario, el juez debe ser oído por el Pleno sin presencia del Secretario.

Aunque la duración de su mandato es de seis años, se renuevan parcialmente cada tres. Cada
tres años se procederá a una renovación parcial de los jueces. Esta renovación afectará
alternativamente a 14 y 13 jueces. La finalidad de esta renovación es asegurar cierta continuidad
en la composición del Tribunal.

Para asegurar la independencia funcional se dispone de la inamovilidad y de la inmunidad:

- Inamovilidad: el juez del Tribunal no puede ser privado de su mandato nada más por causa
grave y sobre la que decide el propio Tribunal del pleno y no cualquier órgano comunitario. Se
exige unanimidad para adoptar una decisión valida.

- Inmunidad de jurisdicción civil y penal para todo lo relativo al ejercicio de sus funciones
durante el desempeño de éstas y después de haberlas ejercido, por todos los actos realizados con
carácter oficial, incluidas las manifestaciones orales o escritas. Sólo el Tribunal del pleno podrá
retirar la inmunidad.

- Una vez retirada la inmunidad, si se ejercitara una acción penal contra un juez, éste solo
podrá ser juzgado, en cada uno de los Estados miembros, por la autoridad competente para
juzgar a los magistrados pertenecientes a la más alta jurisdicción nacional.
94
2.1.2. Los Abogados Generales

El Tribunal de Justicia está asistido por 8 abogados generales, aunque el Consejo, por
unanimidad y a solicitud del Tribunal de Justicia, puede aumentar su número. Su renovación
parcial tendrá lugar cada 3 años y afectará cada vez a 4 abogados generales. Entre los abogados
generales se encuentra el Primer abogado general. Éste es designado por el Tribunal (jueces y
abogados generales) por un periodo de un año.

Hasta hace poco su función se reducía a decidir la atribución de los asuntos a los abogados
generales inmediatamente después de que el Presidente haya designado al juez ponente, pero en
las últimas reformas de los Tratados (Niza y Lisboa) es el único legitimado para instar el
preexamen ante el Tribunal de Justicia de las sentencias de casación del Tribunal General
recaídas sobre sentencias de los tribunales especializados.

La función principal del abogado general consiste en presentar públicamente, con toda
imparcialidad e independencia, conclusiones motivadas sobre los asuntos que requieran su
intervención.

El abogado general lleva a cabo un análisis detallado del litigio que le ha sido asignado,
análisis que tendrá como misión recomendar al tribunal una solución al respecto.

El abogado general emite unas conclusiones motivadas, presentadas oral y públicamente, el


reglamento también permite presentar las conclusiones por escrito, para la cual las entregará a la
secretaría del Tribunal que dará traslado de las mismas a las partes.

Las conclusiones son:

- La última etapa de la fase oral del procedimiento

- Después de ellas empiezan las deliberaciones del Tribunal, en las que no participa el
abogado general.

- No pueden ser discutidas por las partes.

- En algunos casos los litigantes solicitan la posibilidad de responder a las conclusiones del
abogado-general, pero el Tribunal ha denegado esta posibilidad.

Las conclusiones cumplen las siguientes finalidades:

- Facilitar al tribunal al final del procedimiento oral, una síntesis objetiva de las cuestiones
debatidas y los argumentos importantes para la decisión.

- Hacer referencias indicativas a los derechos de los diversos Estados miembros en orden a
la-definición de Instituciones que satisfagan las necesidades propias del Derecho europeo.

- Ayudar a la comprensión de la sentencia y de su motivación, así como determinar el alcance


obligatorio del fallo.

2.1.3. El Secretario

Los Tratados simplemente indican que el Tribunal de Justicia o el Tribunal General “nombrará
a su Secretario y establecerá el estatuto de éste”.

Sus funciones se determinan en el estatuto y en el reglamento del procedimiento. La


designación del Secretario se realiza por un periodo de 6 años renovable, pudiendo el Tribunal
acordar el nombramiento de secretarios adjuntos que le ayuden en el ejercicio de su función. La
elección se ejerce por el propio Tribunal, mediante escrutinio secreto y con los mismos
95
porcentajes que para la elección del Presidente. Debe prestar juramento y declaración sobre sus
deberes, al igual que se exige a los jueces. También está prevista la posibilidad de cese en caso
de incumplimiento de las condiciones requeridas para el cargo y las obligaciones inherentes al
mismo. Goza de inmunidad; también de privilegios e inmunidades previstos en los arts. 12 al 18
del protocolo del 08/04/1965. Tiene una doble función bajo la autoridad del Presidente:

1. Es responsable del desarrollo del procedimiento y, en tal concepto, sigue la evolución de los
asuntos desde el punto de vista procesal (registro de demandas, notificaciones, redacción de las
actas).

2. Es el jefe de la administración del tribunal, lo que lleva consigo tanto la administración del
personal y de los servicios como la preparación y ejecución del presupuesto.

2.2. Organización y funcionamiento

La organización del Tribunal de Justicia presenta caracteres comunes con otros Tribunales,
como el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya y el Tribunal Europeo de DDHH de
Estrasburgo.

En primer lugar, la existencia de un Registro bajo su cabeza administrativa, el Secretario, que


desempeña las normales funciones administrativas asociadas con un registro judicial.

En segundo lugar, la presencia de personal judicial del Tribunal que no participa en la


deliberación de las decisiones del Tribunal: los Abogados Generales.

En tercer lugar, la subdivisión en Salas.

Caracteres peculiares de la originalidad de la construcción europea en la organización del


Tribunal de Justicia:

1. Su carácter multinacional o supranacional, presencia de un juez de cada Estado,


independencia funcional de jueces y abogados generales, inexistencia de recusación por motivos
de nacionalidad y la colegialidad en el funcionamiento del Tribunal

2. El plurilingüismo derivado del carácter oficial de todos los idiomas de los Estados miembros

2.2.1. El Presidente

Al frente del Tribunal de Justicia y del Tribunal General se encuentra su respectivo Presidente,
que es elegido por un periodo de 3 años. En el caso de cese en sus funciones se procederá a su
sustitución por el periodo que falte para terminarlo. La votación es secreta, es el juez que obtenga
la mayoría absoluta; en segunda votación será elegido el juez que obtenga mas votos; en caso de
empate es elegido el de más edad.

Las funciones del Presidente vienen descritas de forma general, en los Reglamento de
Procedimiento indicando que “dirigirá los trabajos y los servicios del Tribunal; presidirá las vistas y
las deliberaciones” (art. 8 RPTJ).

El Presidente del tribunal, en cuanto se presente la demanda, atribuye el asunto a una sala y
designará entre sus miembros al juez ponente. La función es doble: administrativa y jurisdiccional:

- Administrativa: la administración, gestión y contabilidad del Tribunal.

- Jurisdiccional: el desarrollo del proceso y de la administración de justicia.

2.2.2. El Juez Ponente

Desde la interposición de la demanda:


96
- El Presidente nombra un juez ponente encargado de instruir y estudiar el asunto.

- Prepara el efecto y el estado del proceso.

- Un informe preliminar con propuestas.

- Un informe con la exposición de hechos.

- Las pretensiones de las partes y los principales motivos y argumentos presentados por éstas.

- Un proyecto de sentencia base de las liberaciones del tribunal.

2.2.3. Pleno y Salas

El Tribunal de Justicia actuará en Salas o en Gran sala y cuando el estatuto lo disponga en


Pleno.

2.3. Competencias

El Tratado de Niza en el ámbito jurisdiccional transformó al Tribunal de 1ª Instancia en el


Tribunal de Derecho común en el seno de la Institución judicial europea.

1. El Tribunal General será competente para conocer en primera instancia de los recursos de
anulación, por omisión, de los litigios por responsabilidad extracontractual de las Comunidades,
del contencioso de la función pública y de los litigios que se funden en una cláusula
compromisoria.

2. El Tribunal de Justicia asumirá la competencia de entrada para conocer los recursos de


anulación o de omisión interpuestos por un Estado miembro o por una Institución.

3. El Tribunal de Justicia es competente, finalmente, para conocer de los recursos de casación


que se pueden interponer contra las resoluciones dictadas por el Tribunal General en los recursos
directos de que a partir de ahora es competente con carácter general.

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Introducción

Con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, el 1 de diciembre de 2009, la Unión Europea se ha dotado de
personalidad jurídica y se ha hecho cargo de las competencias anteriormente conferidas a la Comunidad Europea. Por
tanto, el Derecho comunitario ha pasado a ser el Derecho de la Unión, formando también parte de él todas las
disposiciones adoptadas en el pasado en virtud del Tratado de la Unión Europea en su versión anterior al Tratado de
Lisboa. No obstante, en esta presentación, el término Derecho comunitario se utilizará cuando se haga referencia a la
jurisprudencia del Tribunal de Justicia anterior a la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.

Junto a la Unión Europea, la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euroatom) continúa existiendo. Dado que las
competencias del Tribunal de Justicia relativas a Euroatom son, en principio, las mismas que las ejercidas en el marco de
la Unión Europea -y con el fin de hacer la presentación más lisible- toda referencia al Derecho de la Unión comprenderá
también el Derecho de Euroatom.

Composición

  El Tribunal de Justicia está compuesto por 28 Jueces y 11 Abogados Generales. Los Jueces y
los Abogados Generales son designados de común acuerdo por los Gobiernos de los Estados
miembros, previa consulta a un comité encargado de emitir un dictamen sobre la idoneidad
de los candidatos propuestos para el ejercicio de las funciones de que se trate. Su mandato
es de seis años con posibilidad de renovación. Se eligen entre personalidades que ofrezcan
absolutas garantías de independencia y que reúnan las condiciones requeridas para el
97
ejercicio, en sus países respectivos, de las más altas funciones jurisdiccionales o sean
jurisconsultos de reconocida competencia.

Los Jueces del Tribunal de Justicia eligen de entre ellos al Presidente y al Vicepresidente por un período de tres años
renovable. El Presidente dirige los trabajos del Tribunal de Justicia y preside las vistas y deliberaciones en las
formaciones más numerosas del Tribunal. El Vicepresidente asiste al Presidente en el ejercicio de sus funciones y le
sustituye en caso de impedimento.

Los Abogados Generales asisten al Tribunal de Justicia. Están encargados de presentar, con toda imparcialidad e
independencia, un dictamen jurídico (las «conclusiones») en los asuntos que se les asignen.

El Secretario del Tribunal de Justicia es también Secretario General de la institución, cuyos servicios dirige bajo la
autoridad del Presidente del Tribunal.

El Tribunal de Justicia puede reunirse en Pleno, en Gran Sala (quince Jueces) o en Salas de cinco o tres Jueces.

El Tribunal de Justicia actúa en Pleno en casos excepcionales previstos en su Estatuto (en particular, cuando deba
destituir al Defensor del Pueblo o declarar el cese de un Comisario europeo que haya incumplido sus obligaciones) y
cuando considere que un asunto reviste una importancia excepcional.

Se reúne en Gran Sala cuando así lo solicita un Estado miembro o una institución que sea parte en el procedimiento, y
para los asuntos particularmente complejos o importantes.

El resto de los asuntos se examinan en Salas de cinco o tres Jueces. Los Presidentes de las Salas de cinco Jueces son
elegidos por tres años y los de las Salas de tres Jueces por un año.

Competencias

Para llevar a cabo las tareas que tiene encomendadas, se han atribuido al Tribunal de Justicia competencias
jurisdiccionales estrictamente definidas, que ejerce en el marco del procedimiento de remisión prejudicial y de las
distintas categorías de recursos.

Las diversas clases de procedimientos

 La cuestión prejudicial

El Tribunal de Justicia trabaja en colaboración con los órganos jurisdiccionales de los Estados miembros, que son jueces
ordinarios encargados de aplicar el Derecho de la Unión. Para garantizar la aplicación efectiva y homogénea de la
legislación de la Unión y evitar interpretaciones divergentes, los jueces nacionales pueden, y a veces deben, dirigirse al
Tribunal de Justicia para solicitarle que precise una cuestión de interpretación del Derecho de la Unión, a fin de poder,
por ejemplo, comprobar la conformidad de la normativa nacional con este Derecho. La cuestión prejudicial también
puede tener por objeto el control de la validez de un acto del Derecho de la Unión.
El Tribunal de Justicia no responde mediante un mero dictamen, sino mediante una sentencia o un auto motivado. El
órgano jurisdiccional nacional destinatario está vinculado por la interpretación efectuada a la hora de resolver el litigio
que se le ha planteado. La sentencia del Tribunal de Justicia vincula asimismo al resto de los órganos jurisdiccionales
nacionales que conozcan de un problema idéntico.
También en este marco de las cuestiones prejudiciales, cualquier ciudadano de la Unión puede contribuir a que se
precisen las normas de la Unión que le afectan. Aunque este procedimiento sólo puede iniciarlo un órgano jurisdiccional
nacional, las partes litigantes en el asunto de que conoce, los Estados miembros y las instituciones de la Unión pueden
participar en el procedimiento iniciado ante el Tribunal de Justicia. De este modo, algunos de los principios más
importantes del Derecho comunitario se han establecido a partir de cuestiones prejudiciales, a veces planteadas por
órganos jurisdiccionales nacionales de primera instancia.

 El recurso por incumplimiento

Permite al Tribunal de Justicia controlar si los Estados miembros respetan las obligaciones que les incumben en virtud
del Derecho de la Unión. Antes de someter el asunto ante el Tribunal de Justicia tiene lugar un procedimiento previo
dirigido por la Comisión, por el que se requiere al Estado miembro afectado para que responda a las imputaciones que
se le hayan hecho. Si tras este procedimiento el Estado miembro no ha puesto fin al incumplimiento, puede interponerse
un recurso ante el Tribunal de Justicia por vulneración del Derecho de la Unión.
Este recurso puede iniciarlo bien la Comisión -es el caso más frecuente en la práctica- bien un Estado miembro. Si el
Tribunal de Justicia declara que se ha producido un incumplimiento, el Estado de que se trate está obligado a adoptar

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sin demora las medidas necesarias para ponerle fin. Si después de serle sometido de nuevo el asunto por la Comisión el
Tribunal de Justicia declara que el Estado miembro de que se trate no ha cumplido su sentencia, podrá imponerle el
pago de una cantidad a tanto alzado o de una multa coercitiva. No obstante, en caso de que no se hayan comunicado a
la Comisión las medidas tomadas para la adaptación del Derecho interno a una directiva, el Tribunal de Justicia, a
propuesta de la Comisión, podrá imponer una sanción pecuniaria al Estado miembro afectado en la primera sentencia
por incumplimiento.

 El recurso de anulación

Mediante este recurso, el demandante solicita la anulación de un acto de una institución, de un órgano o de un
organismo de la Unión (en particular, reglamentos, directivas y decisiones). Se reservan al Tribunal de Justicia los
recursos interpuestos por un Estado miembro contra el Parlamento Europeo y/o contra el Consejo (salvo los interpuestos
contra el Consejo en relación con las ayudas de Estado, el dumping o las competencias de ejecución) y por una
institución de la Unión contra otra institución. El Tribunal General es competente para conocer de todos los demás
recursos de este tipo y, en concreto, de los interpuestos por los particulares.

 El recurso por omisión

Permite controlar la legalidad de la inactividad de las instituciones, de un órgano o de un organismo de la Unión. No


obstante, sólo cabe interponer este recurso después de haber requerido a la institución para que actúe. Una vez
declarada la ilegalidad de la omisión, corresponde a la institución de que se trate adoptar las medidas necesarias para
ponerle fin. La competencia para conocer de los recursos por omisión se reparte entre el Tribunal de Justicia y el
Tribunal General conforme a los mismos criterios que se aplican para los recursos de anulación.

 Los recursos de casación

Pueden interponerse ante el Tribunal de Justicia recursos de casación limitados a las cuestiones de Derecho contra las
sentencias y autos del Tribunal General. Si el recurso de casación es admisible y está fundado, el Tribunal de Justicia
anulará la resolución del Tribunal General. Cuando el estado del asunto así lo permita, el Tribunal de Justicia resolverá el
litigio. En caso contrario, devolverá el asunto al Tribunal General, que estará vinculado por la decisión adoptada por el
Tribunal de Justicia en el marco del recurso de casación.

 El reexamen

Las resoluciones dictadas por el Tribunal General en los recursos interpuestos contra las resoluciones del Tribunal de la
Función Pública de la Unión Europea pueden ser reexaminadas, excepcionalmente, por el Tribunal de Justicia en las
condiciones establecidas en el Protocolo sobre el Estatuto del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Procedimiento

Sea cual fuere la naturaleza del asunto, el procedimiento consta de una fase escrita y, en su caso, de una fase oral, en
audiencia pública. Sin embargo, es preciso distinguir entre, por un lado, el procedimiento de los recursos directos y, por
otro, el de las cuestiones prejudiciales.

Iniciación del procedimiento ante el Tribunal de Justicia y fase escrita

   Cuestiones prejudiciales

El órgano jurisdiccional nacional plantea al Tribunal de Justicia cuestiones relativas a la interpretación o a la validez de
una disposición del Derecho de la Unión, generalmente en forma de resolución judicial adaptada a las normas procesales
nacionales. Una vez traducida la petición a todas las lenguas de la Unión por el servicio de traducción del Tribunal, el
Secretario la notifica a las partes del litigio principal, a todos los Estados miembros y a las instituciones de la Unión. Se
encarga de que se publique en el Diario Oficial una comunicación en la que se indiquen, en particular, las partes del
litigio y el contenido de las cuestiones. Las partes, los Estados miembros y las instituciones disponen de dos meses para
presentar al Tribunal de Justicia sus observaciones escritas.

   Recursos directos

El procedimiento ante el Tribunal de Justicia debe iniciarse mediante un escrito de recurso dirigido a su Secretaría. El
Secretario se encarga de que en el Diario Oficial de la Unión Europea se publique una comunicación sobre el recurso,
indicando los motivos y las pretensiones del demandante. Al mismo tiempo se notifica el recurso a la parte contraria,
que dispone de un mes para presentar el escrito de contestación. El demandante tiene derecho a presentar una réplica y
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el demandado una dúplica, disponiendo en cada caso de un plazo de un mes. Los plazos de presentación de estos
documentos deben respetarse estrictamente, salvo que el Presidente otorgue una prórroga.
En ambos tipos de recurso, el Presidente y el Primer Abogado General designarán, respectivamente, un Juez Ponente y
un Abogado General que seguirán el desarrollo del procedimiento.

Medidas preparatorias

En todos los procedimientos, una vez concluida la fase escrita, las partes pueden indicar, en el plazo de tres semanas, si
desean que se celebre una vista y, de ser así, por qué motivo. El Tribunal de Justicia decide, a propuesta del Juez
Ponente y tras oír al Abogado General, si el asunto requiere diligencias de prueba, a qué formación del Tribunal debe
atribuirse el asunto y si procede celebrar una vista, que tendrá lugar en la fecha que fije el Presidente.

Vista pública y conclusiones del Abogado General

Si se ha decidido que se celebre una vista, el asunto se debate en una vista pública, ante la formación del Tribunal de
Justicia competente y el Abogado General. Los Jueces y el Abogado General pueden formular a las partes las preguntas
que estimen oportunas. Al cabo de unas semanas el Abogado General presenta sus conclusiones ante el Tribunal de
Justicia, también en audiencia pública. En ellas analiza en detalle los aspectos del litigio, especialmente los jurídicos, y
propone con toda independencia al Tribunal de Justicia la solución que considera que debe darse al problema. Así
finaliza la fase oral del procedimiento. Cuando se estime que el asunto no suscita ninguna cuestión jurídica nueva, el
Tribunal de Justicia puede decidir, tras oír al Abogado General, que se juzgue sin conclusiones.

Sentencia

Los Jueces deliberan basándose en un proyecto de sentencia elaborado por el Juez Ponente. Cualquier Juez de la
formación que conozca del asunto puede proponer modificaciones. Las decisiones del Tribunal de Justicia se adoptan por
mayoría, sin que sea posible formular votos particulares. Únicamente firman la sentencia los Jueces que hayan estado
presentes en la deliberación oral en la que se adopta aquélla, sin perjuicio de la regla según la cual el juez menos
antiguo de la formación no firma la sentencia si dicha formación consta de un número par de Jueces. Las sentencias se
pronuncian en audiencia pública. Tanto las sentencias como las conclusiones de los Abogados Generales están
disponibles en el sitio Internet CURIA el mismo día de su pronunciamiento o lectura. En la mayoría de los casos, se
publican posteriormente en la Recopilación de la Jurisprudencia.

Los procedimientos específicos

 El procedimiento simplificado

Cuando una cuestión prejudicial sea idéntica a una cuestión sobre la que ya se haya pronunciado el Tribunal de Justicia
o su respuesta no plantee ninguna duda razonable o pueda deducirse claramente de la jurisprudencia, el Tribunal de
Justicia, tras oír al Abogado General, puede decidir mediante auto motivado, haciendo referencia, en particular, a la
sentencia dictada sobre esta cuestión o a la jurisprudencia pertinente.

 El procedimiento acelerado

Gracias a la reducción al máximo de los plazos y a la concesión de una prioridad absoluta, el procedimiento acelerado
permite al Tribunal de Justicia resolver rápidamente los asuntos de extrema urgencia. Tras la solicitud formulada por una
de las partes, corresponde al Presidente del Tribunal de Justicia decidir, a propuesta del Juez Ponente y oídos el
Abogado General y las demás partes, si existe una urgencia particular que justifique la aplicación del procedimiento
acelerado. También está previsto un procedimiento acelerado para las cuestiones prejudiciales. En tal caso, es el órgano
jurisdiccional nacional que se dirige al Tribunal de Justicia quien debe presentar la solicitud y explicar en ésta las
circunstancias que hacen que sea necesario dar respuesta con urgencia extraordinaria a la cuestión planteada con
carácter prejudicial

 El procedimiento prejudicial de urgencia (PPU)

Este procedimiento permite al Tribunal de Justicia tratar en un plazo muy reducido las cuestiones más sensibles relativas
al espacio de libertad, seguridad y justicia (cooperación policial y judicial en materia civil y penal, así como visados, asilo,
inmigración y otras políticas vinculadas a la libre circulación de personas). Los asuntos sujetos al PPU se confían a una
sala de cinco jueces especialmente designada y, en la práctica, la fase escrita se desarrolla esencialmente por vía
electrónica y se ve extremadamente abreviada, tanto por lo que atañe a su duración como al número de personas

100
autorizadas a presentar observaciones escritas, de modo que la mayor parte de interesados intervienen en la fase oral
del procedimiento, que es obligatoria.

 El procedimiento de medidas provisionales

El procedimiento de medidas provisionales tiene por objeto la suspensión de la ejecución de un acto de una institución,
que haya sido recurrido, o cualquier otra medida provisional necesaria para evitar un perjuicio grave e irreparable para
una de las partes.

Gastos del procedimiento

El procedimiento tramitado ante el Tribunal de Justicia es gratuito. Sin embargo, las partes deben estar representadas
por un abogado facultado para ejercer ante un órgano jurisdiccional de un Estado miembro y el Tribunal de Justicia no
se hace cargo de los honorarios. No obstante, si una parte carece de medios suficientes para hacer frente en todo o en
parte a los gastos del proceso, puede, sin estar representada por un abogado, solicitar el beneficio de justicia gratuita.
La solicitud debe ir acompañada de los documentos necesarios para probar la falta de medios de la parte de que se
trate.

Régimen lingüístico

En los recursos directos, la lengua utilizada en el recurso (que puede ser una de las veinticuatro lenguas oficiales de la
Unión Europea) será la lengua de procedimiento del asunto, es decir, la lengua en la que va a desarrollarse. En la
remisión prejudicial, la lengua de procedimiento es la del órgano jurisdiccional nacional que plantea la cuestión al
Tribunal de Justicia. Los debates que tienen lugar durante las vistas son traducidos simultáneamente por los intérpretes
a otras lenguas oficiales de la Unión Europea, según las necesidades de cada caso. Los Jueces deliberan, sin intérpretes,
en un idioma común, que tradicionalmente es el francés.

Esquema del procedimiento

Procedimiento ante el Tribunal de Justicia

 
Recursos directos y recursos de
Cuestiones prejudiciales
casación

Fase escrita

Escrito de recurso [Solicitud del beneficio de justicia Resolución de remisión del órgano
Notificación del recurso al demandado gratuita] jurisdiccional nacional
por el Secretario Designación del Juez Ponente y del Traducción a todas las lenguas
Publicación de la comunicación Abogado General oficiales de la Unión Europea
del recurso en el Diario Oficial de Publicación de las cuestiones
la Unión Europea (serie C) prejudiciales en el Diario Oficial
[Medidas provisionales]  de la Unión Europea (serie C)
[Intervención] Notificación a las partes, a los
Escrito de contestación Estados miembros, a las instituciones
[Excepción de inadmisibilidad] de la Unión, a los Estados del EEE y
[Réplica y dúplica] al Órgano de Vigilancia de la AELC
Observaciones escritas de las partes,
de los Estados y de las instituciones

Elaboración del informe preliminar por el Juez Ponente


Reunión general de los Jueces y Abogados Generales
Atribución del asunto a una de las formaciones del Tribunal de Justicia
[Diligencias de prueba]

Fase oral

[Conclusiones del Abogado General]

Deliberación de los Jueces

Sentencia

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Las actuaciones facultativas del procedimiento se indican entre corchetes. 
En negrita se indican los documentos accesibles al público
(*) Lengua de procedimiento

El Tribunal de Justicia en el ordenamiento jurídico de la Unión Europea

Para construir Europa, los Estados miembros (actualmente veintiocho) suscribieron los Tratados constitutivos de las
Comunidades Europeas, posteriormente de la Unión Europea, que cuentan con instituciones facultadas para adoptar
normas jurídicas en ámbitos concretos.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea es la institución jurisdiccional de la Unión y de la Comunidad Europea de la
Energía Atómica (CEEA). Está integrado por tres órganos: el Tribunal de Justicia, el Tribunal General y el Tribunal de la
Función Pública. Su principal tarea consiste en controlar la legalidad de los actos de la Unión y garantizar la
interpretación y aplicación uniformes del Derecho de ésta.

A través de su jurisprudencia, el Tribunal de Justicia ha establecido la obligación de las administraciones y de los


órganos jurisdiccionales nacionales de aplicar plenamente el Derecho de la Unión dentro de su esfera competencial y de
proteger los derechos que éste otorga a los ciudadanos (aplicación directa del Derecho de la Unión), descartando para
ello cualquier disposición contraria del Derecho nacional, ya sea anterior o posterior a la norma de la Unión (primacía del
Derecho de la Unión sobre el Derecho nacional).
El Tribunal de Justicia también ha reconocido el principio de la responsabilidad de los Estados miembros en caso de
incumplimiento del Derecho de la Unión que, por una parte, refuerza de forma decisiva la protección de los derechos
que las normas de la Unión otorgan a los particulares y, por otra, contribuye a que los Estados miembros ejecuten
dichas normas con mayor diligencia. Las infracciones que éstos cometan pueden, por tanto, generar obligaciones de
indemnización, que en algunos casos tendrán graves consecuencias para sus erarios públicos. Por otra parte, todo
incumplimiento del Derecho de la Unión por parte de un Estado miembro puede ser objeto de un recurso ante el
Tribunal de Justicia y, en caso de que no se ejecute una sentencia en la que se declare tal incumplimiento, dicho
Tribunal está facultado para imponer al Estado miembro una multa coercitiva o el pago de una suma a tanto alzado. No
obstante, en caso de que no se hayan comunicado a la Comisión las medidas tomadas para la adaptación del Derecho
interno a una directiva, el Tribunal de Justicia, a propuesta de la Comisión, podrá imponer una sanción pecuniaria a un
Estado miembro en la primera sentencia por incumplimiento.

El Tribunal de Justicia también colabora con los órganos jurisdiccionales nacionales, que son los jueces ordinarios
encargados de aplicar el Derecho de la Unión. Cualquier juez nacional ante el que se plantee un litigio relativo al
Derecho de la Unión puede, y en ocasiones debe, someter al Tribunal de Justicia las correspondientes cuestiones
prejudiciales. El Tribunal de Justicia tiene entonces ocasión de dar su interpretación de una norma de Derecho de la
Unión o de controlar su legalidad.
La evolución de su jurisprudencia ilustra la contribución del Tribunal de Justicia a la creación de un espacio jurídico para
los ciudadanos mediante la protección de los derechos que la normativa de la Unión les reconoce en los distintos
aspectos de su vida cotidiana.

Principios fundamentales establecidos por la jurisprudencia

El Tribunal de Justicia ha establecido en su jurisprudencia (comenzando por la sentencia Van Gend & Loos de 1963) el
principio del efecto directo del Derecho comunitario en los Estados miembros, que permite a los ciudadanos europeos
invocar directamente las normas del Derecho de la Unión ante sus tribunales nacionales.
La empresa de transportes Van Gend & Loos tuvo que pagar, al importar mercancías de Alemania a los Países Bajos,
unos aranceles que estimaba contrarios a la norma del Tratado CEE que prohibía a los Estados miembros aumentar los
derechos de aduana en sus relaciones comerciales mutuas. El recurso presentado planteaba la cuestión del conflicto
entre una normativa nacional y las normas del Tratado CEE. El Tribunal de Justicia se pronunció sobre la misma, a raíz
de la petición de decisión prejudicial de un tribunal neerlandés, proclamando la doctrina del efecto directo, que en este
caso otorgaba a la empresa de transportes una garantía directa ante el órgano jurisdiccional nacional de sus derechos
derivados de la normativa comunitaria.

En 1964, la sentencia Costa estableció la primacía del Derecho comunitario sobre la normativa interna. En este asunto,
un tribunal italiano había preguntado al Tribunal de Justicia si la Ley italiana de nacionalización del sector de la
producción y distribución de energía eléctrica era compatible con determinadas normas del Tratado CEE. El Tribunal de
Justicia formuló la doctrina de la primacía del Derecho comunitario, basada en la naturaleza específica del ordenamiento
jurídico comunitario que obliga a aplicarlo de manera uniforme en todos los Estados miembros.

En 1991, en la sentencia Francovich y otros, el Tribunal de Justicia desarrolló otro concepto fundamental, que es el de la
responsabilidad de un Estado miembro frente a los particulares por los daños sufridos como resultado de un
incumplimiento por parte de dicho Estado del Derecho comunitario. Por tanto, los ciudadanos europeos disponen, desde
1991, de la posibilidad de reclamar una indemnización al Estado que infringe una norma comunitaria.
Se trataba de dos ciudadanos italianos, cuyos salarios no habían sido pagados por sus respectivos empresarios

102
declarados en quiebra, que recurrieron contra el Estado italiano por no haber adaptado el ordenamiento jurídico interno
a las normas comunitarias sobre protección de los trabajadores por cuenta ajena en caso de insolvencia del empresario.
Planteada la cuestión por un órgano jurisdiccional italiano, el Tribunal de Justicia indicó que la Directiva correspondiente
pretendía otorgar a los trabajadores asalariados unos derechos de los que aquellos habían sido privados por la omisión
del Estado, que no había adaptado el Derecho nacional a lo previsto en la misma, abriendo de esta forma una vía para
reclamar una indemnización al propio Estado.

El Tribunal de Justicia en la vida del ciudadano de la Unión

Entre las miles de sentencias dictadas por el Tribunal de Justicia, la mayoría, en especial todas las pronunciadas con
carácter prejudicial, tienen claramente consecuencias importantes en la vida cotidiana de los ciudadanos de la Unión.
Algunas de ellas se citan a continuación como ejemplo en los ámbitos más importantes del Derecho de la Unión.

 Libre circulación de mercancías

Desde la sentencia Cassis de Dijon, dictada en 1979, relativa al principio de la libre circulación de mercancías, los
comerciantes de un Estado pueden importar cualquier producto procedente de otro Estado de la Unión, con tal de que
haya sido legalmente fabricado y comercializado en dicho Estado y de que no existan motivos imperativos, relativos, por
ejemplo, a la protección de la salud y del medio ambiente, que se opongan a su importación al Estado de consumo.

 Libre circulación de personas

Existen numerosas sentencias en el ámbito de la libre circulación de personas.


En la sentencia Kraus (1993), el Tribunal de Justicia declaró que la situación de un nacional comunitario que posee un
título universitario de tercer ciclo, expedido en otro Estado miembro, que facilita el acceso a una profesión o, cuando
menos, el ejercicio de una actividad económica, está regulada por el Derecho comunitario, incluso por lo que respecta a
las relaciones de dicho nacional con el Estado miembro cuya nacionalidad posee. De esta forma, aunque un Estado
miembro puede exigir autorización administrativa para la utilización del citado título en su territorio, el procedimiento de
autorización debe tener como único objetivo verificar si éste ha sido expedido de forma regular.
Entre las sentencias dictadas sobre esta materia, una de las más conocidas es la sentencia Bosman (1995), en la que el
Tribunal de Justicia se pronunció, a petición de un tribunal belga, sobre la compatibilidad de los reglamentos de las
federaciones de fútbol con la libre circulación de los trabajadores. El Tribunal de Justicia indicó que la práctica de los
deportes a nivel profesional constituye una actividad económica cuyo ejercicio no puede quedar limitado por las normas
relativas a las transferencias de jugadores ni por las limitaciones del número de jugadores nacionales de otros Estados
miembros. Esta última consideración ha sido ampliada, mediante sentencias posteriores, a la situación de los deportistas
profesionales procedentes de países terceros que han celebrado un acuerdo de asociación (sentencia Deutscher
Handballbund, 2003) o de colaboración (sentencia Simutenkov, 2005) con las Comunidades Europeas.

 Libre prestación de servicios

Una sentencia de 1989 sobre la libre prestación de servicios analizó el caso de un turista británico que había resultado
gravemente herido como consecuencia de una agresión en el metro de París. En respuesta a la cuestión planteada por
un órgano jurisdiccional francés, el Tribunal de Justicia decidió que esta persona, al ser un turista, era el destinatario de
una prestación de servicios fuera de su país y se le aplicaba el principio de no discriminación por razón de la
nacionalidad que establece el Derecho comunitario. Por tanto, tenía derecho a la misma indemnización que pudiera
reclamar un nacional francés (sentencia Cowan).
A raíz de sendas peticiones de decisión prejudicial planteadas por los tribunales luxemburgueses, el Tribunal de Justicia
declaró que una normativa nacional que tiene como resultado la denegación a un asegurado del reembolso de los gastos
de un tratamiento dental por haber sido dispensado en otro Estado miembro, constituye un obstáculo injustificado a la
libre prestación de servicios (sentencia Kohll, 1998) y que la negativa a reembolsar los gastos derivados de la compra de
gafas en el extranjero supone un obstáculo injustificado a la libre circulación de mercancías (sentencia Decker, 1998).

 Igualdad de trato y derechos sociales

Una azafata de vuelo interpuso una demanda contra su empresario por la discriminación en la retribución que ella
percibía en relación con la de sus compañeros de sexo masculino que realizaban el mismo trabajo. Planteada la cuestión
por un tribunal belga, el Tribunal de Justicia decidió, en 1976, que la disposición del Tratado que establece el principio
de la igualdad de retribución entre trabajadores y trabajadoras para un mismo trabajo tenía efecto directo (sentencia
Defrenne).
Al interpretar las normas comunitarias relativas a la igualdad de trato entre hombres y mujeres, el Tribunal de Justicia ha
contribuido a la protección de las mujeres contra el despido vinculado a la maternidad. Esto lo ilustra el caso de una
mujer que fue despedida al no poder seguir trabajando por problemas relacionados con su embarazo. En 1998, el
Tribunal de Justicia declaró dicho despido contrario al Derecho comunitario. Consideró que el despido de una

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trabajadora producido durante el embarazo y motivado por ausencias debidas a una enfermedad derivada del propio
embarazo supone una discriminación ilícita por razón de sexo (sentencia Brown).
A fin de garantizar la protección de la seguridad y de la salud de los trabajadores, es necesario que éstos puedan
disfrutar de unas vacaciones anuales retribuidas. En 1999, el sindicato británico BECTU impugnó la normativa británica,
que privaba de este derecho a los trabajadores que tuvieran contratos de trabajo de corta duración, por considerar que
dicha normativa infringía lo dispuesto en una directiva comunitaria sobre la ordenación del tiempo de trabajo. El Tribunal
de Justicia concluyó (sentencia BECTU, 2001) que el derecho a vacaciones anuales retribuidas es un derecho social que
el ordenamiento jurídico comunitario reconoce directamente a todos los trabajadores, sin que pueda privarse a ningún
trabajador del mismo.

 Derechos fundamentales

El Tribunal de Justicia, al declarar que los derechos fundamentales forman parte de los principios generales del derecho
cuyo respeto garantiza, ha contribuido a elevar los niveles de protección de estos derechos. A este respecto, se inspira
en las tradiciones constitucionales comunes a los Estados miembros y en los instrumentos internacionales relativos a la
protección de los derechos humanos con los que los Estados miembros han cooperado o a los que se han adherido, en
especial el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, el Tribunal de
Justicia podrá aplicar e interpretar la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 7 de diciembre de
2000, a la cual el Tratado de Lisboa otorga el mismo valor jurídico que a los Tratados.
En Irlanda del Norte, tras producirse numerosos atentados terroristas contra policías, se estableció que las fuerzas de
policía irían armadas. No obstante, por razones de seguridad pública (basándose en una certificación expedida por el
ministerio competente e inatacable ante las autoridades judiciales nacionales), no se autorizó el uso de armas a las
mujeres que trabajaban en la policía. Como consecuencia de ello, la policía de Irlanda del Norte no volvió a contratar a
tiempo completo a ninguna mujer. A raíz de la cuestión planteada por un órgano jurisdiccional del Reino Unido, el
Tribunal de Justicia decidió que el principio del control jurisdiccional efectivo, que se reconoce a cualquier persona que
estime haber sufrido una discriminación por razón de sexo, se opone a que se excluya toda posibilidad de control por
parte de un juez de una certificación emitida por una autoridad nacional (sentencia Johnston, 1986).

 Ciudadanía de la Unión

En cuanto a la ciudadanía de la Unión, que según el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, se reconoce a
toda persona que ostente la nacionalidad de un Estado miembro, el Tribunal de Justicia ha confirmado que ésta implica
el derecho de residencia en el territorio de otro Estado miembro. De esta forma, un menor de edad nacional de un
Estado miembro, titular de un seguro de enfermedad adecuado y que dispone de recursos suficientes, también goza de
tal derecho de residencia. El Tribunal de Justicia subrayó que el Derecho comunitario no exige que sea el propio menor
el que posea los recursos necesarios y que la negativa a conceder al mismo tiempo el derecho de residencia a su madre,
nacional de un Estado tercero, privaría de todo efecto útil al derecho de residencia del niño (sentencia Zhu y Chen,
2004).
En la misma sentencia, el Tribunal de Justicia precisó que, incluso en el supuesto de que la adquisición de la
nacionalidad de un Estado miembro tenga como finalidad obtener un permiso de residencia en virtud del Derecho
comunitario para el nacional de un Estado tercero, un Estado miembro no puede limitar los efectos de la atribución de la
nacionalidad de otro Estado miembro.

4) TRIBUNAL GENERAL

Nueva denominación del antiguo Tribunal de Primera Instancia. La creación del TPI se fecha
el 24 de Octubre de 1998, debido a una Decisión del Consejo y con el objetivo de mejorar la
protección judicial en los recursos que requerían un examen profundo de hecho complejo.

Dicha creación fue posteriormente modificada por el Tratado de Niza, el cual regulo la
institución en los arts. 47 a 62 del Estatuto del Tribunal de Justicia. Y posteriormente, fue el
Tratado de Lisboa el que modificó el nombre de TPI a Tribunal General pero manteniendo en todo
caso la misma regulación que en el Tratado de Niza.

COMPOSICION:

Art. 254 TFUE; establece la composición del TG: “contará al menos con un juez por Estado
Miembro”. Aunque permite que con una simple modificación del Estatuto del Tribunal se aumente
el número de jueces del TG, en caso de ser imprescindible aumentar su productividad. Su
nombramiento es el mismo que los jueces del TJ y que pueden ser elegidos entre personas que

104
ofrezcan absolutas garantías de independencia y que posean la capacidad necesaria para el
ejercicio de funciones jurisdiccionales. A diferencia de TJ, en su composición no existen abogados
generales, aunque existe la posibilidad, de que un juez realice funciones de abogado general en
algún asunto. El mandando de los jueces es de 6 años con posibilidad de renovación sin
limitaciones.

Entre los jueces se elige a un presidente por periodo de 3 años renovables, así como un
Secretario. El presidente es quien dirigirá los trabajos y servicios del TG y presidirá las visas del
Pleno y las deliberaciones, mientras que el Secretario es quien realiza funciones administrativas y
procesales. Los gabinetes de los jueces y su secretaría judicial son los únicos elementos
específicos de la administración del TG.

El estatuto de los derechos y obligaciones de los jueces de ese Tribunal es coincidente con el
de los jueves del TJ.

FORMACIONES JURISDICCIONALES:

El estatuto prevé que actue en Pleno, Gran Sala de 13 jueces, salas de cinco y salas de 3
jueces, así como de un juez único. Lo normal son las salas de 5 y 3 jueces, ya que el
funcionamiento en pleno es excepcional y solamente se reunirá de esta forma cando lo requieran
las dificultades de hecho, la importancia del asunto o las cuestiones concretas que lo justifiquen.

COMPETENCIA:

De los recursos establecidos en el art. 256.2 TFUE:

1. Recursos del art. 263, 265, 268, 270 y 272. En general, son todos los recursos directos
interpuestos por PJ y PF, salvo el recurso de incumplimiento y los atribuidos expresamente
al TJ por el art. 51 Estatuto. Estos últimos son los recursos de anulación y por omisión
interpuestos por un EM en los que sean parte demandada el Parlamento, Consejo o
ambos, así como los recursos interinstitucionales.
2. Recursos de casación limitados a las cuestiones de Derecho o, si se prevén, recursos de
apelación referentes también a las cuestiones de hecho, contras las resoluciones de los
tribunales especializados. Las resoluciones dictadas en este caso por el TG serán
irrecurribles y solo se contempla un reexamen con carácter excepcional por el TJ en caso
de riesgo grave de que se vulnere la unidad o la coherencia del DUE.
3. Cuestiones prejudiciales en determinadas materias. Cuando se trata de cuestión prejudicial
en contenciosos específicos la competencia queda diferida temporalmente.

RECURSOS:

Art. 56-61 Estatuto. Contras las resoluciones dictadas en el ámbito de los recursos directos,
cabe recurso de casación limitado a cuestiones de derecho ante el TJ. Su plazo de interposición
es de 2 meses, y está limitado a cuestiones de Derecho y debe fundarse en 3 tipos de motivos:

 Incompetencia del TG
 Irregularidades del procedimiento ante el mismo que lesionen los intereses de la parte
recurrente
 Violación del Derecho de la Unión por parte del TG

Su interposición no tiene efectos suspensivos. Cuando el TJ lo estima puede resolver el


asunto definitivamente si su estado lo permite o devolverlo al TG para que este lo resuelva según
la jurisprudencia de casación.

Composición

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El Tribunal General está compuesto por al menos un Juez por cada Estado

miembro (veintiocho en 2015). Los Jueces son nombrados de común acuerdo por los

Gobiernos de los Estados miembros, previa consulta a un comité encargado de emitir

un dictamen sobre la idoneidad de los candidatos. Su mandato es de seis años con

posibilidad de renovación. Los Jueces designan entre ellos, por tres años, a su

 Presidente. Además nombran a un Secretario por un período de seis años.

Los Jueces ejercen sus funciones con toda imparcialidad y con total independencia. Contrariamente al Tribunal de
Justicia, el Tribunal General no dispone de Abogados Generales permanentes. No obstante, excepcionalmente puede
confiarse esta función a un Juez.

Los asuntos de que conoce el Tribunal General se sustancian en salas compuestas por tres o cinco Jueces o, en
determinados casos, en formación de Juez único. También puede reunirse en Gran Sala (quince Jueces), cuando la
complejidad jurídica o la importancia del asunto lo justifiquen. Los Presidentes de las Salas integradas por cinco Jueces
se eligen de entre los Jueces por un período de tres años. El Tribunal General dispone de su propia Secretaría, pero
utiliza los servicios de la Institución para cubrir sus restantes necesidades.

Competencias

El Tribunal General es competente para conocer de:

 los recursos interpuestos por personas físicas o jurídicas para obtener la anulación de los actos de las
instituciones, órganos u organismos de la Unión Europea de los que sean destinatarias o que les afecten directa
e individualmente (se trata, por ejemplo, del recurso formulado por una empresa contra una decisión de la
Comisión que le impone una multa), así como contra los actos reglamentarios que les afecten directamente y
que no incluyan medidas de ejecución, y los recursos interpuestos por estas mismas personas con objeto de
que se constate la inacción de dichas instituciones, órganos u organismos;
 los recursos formulados por los Estados miembros contra la Comisión;
 los recursos formulados por los Estados miembros contra el Consejo en relación con los actos adoptados por
éste en el ámbito de las ayudas de Estado, las medidas de defensa comercial («dumping») y los actos por los
que ejerce competencias de ejecución;
 los recursos dirigidos a obtener la reparación de los daños causados por las instituciones o por los órganos u
organismos de la Unión Europea o sus agentes;
 los recursos basados en contratos celebrados por la Unión Europea que prevean expresamente la competencia
del Tribunal General;
 los recursos en el ámbito de la propiedad intelectual dirigidos contra la Oficina de Armonización del Mercado
Interior (Marcas, Dibujos y Modelos) y contra la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales;
 los recursos de casación, limitados a las cuestiones de Derecho, que se interpongan contra las resoluciones
dictadas por el Tribunal de la Función Pública;

Las resoluciones dictadas por el Tribunal General pueden ser objeto, en un plazo de dos meses, de un recurso de
casación limitado a las cuestiones de Derecho ante el Tribunal de Justicia.

A 31 de diciembre de 2014, los asuntos pendientes estaban repartidos de la siguiente manera: 61 % de recursos
directos, 34 % de asuntos de propiedad intelectual y 5 % de recursos de casación y procedimientos especiales. 

Procedimiento

106
El Tribunal General dispone de su propio Reglamento de Procedimiento. En principio, el procedimiento comprende una
fase escrita y una fase oral. El procedimiento se inicia mediante una demanda redactada por un abogado o por un
agente y dirigida a la Secretaría. Los puntos esenciales del recurso se publican en una comunicación, en todas las
lenguas oficiales, en el Diario Oficial de la Unión Europea . El Secretario notifica la demanda a la parte contraria, que
dispone de un plazo de dos meses para presentar un escrito de contestación. En los recursos directos, la parte
demandante tiene, en principio, derecho a presentar una réplica, en el plazo fijado, a la que la parte demandada puede
responder mediante una dúplica.

Cualquier persona que demuestre un interés en la solución de un litigio sometido al Tribunal General, los Estados
miembros y las instituciones de la Unión pueden intervenir en el procedimiento como coadyuvantes. El coadyuvante
presenta un escrito para apoyar o rechazar las pretensiones de una de las partes, al que las partes pueden contestar a
continuación. Durante la fase oral del procedimiento, si la hay, se celebra una vista pública. En ella, los Jueces pueden
formular preguntas a los representantes de las partes. El Juez Ponente resume, en un sucinto informe para la vista, los
hechos alegados, la argumentación de cada parte y, en su caso, de los coadyuvantes. Este documento se pone a
disposición del público en la lengua de procedimiento.

Los Jueces deliberan a continuación, tomando como base el proyecto de sentencia elaborado por el Juez Ponente, y la
sentencia se pronuncia en audiencia pública.

El procedimiento ante el Tribunal General está exento de gastos. En cambio, los gastos del abogado facultado para
ejercer ante un órgano jurisdiccional de un Estado miembro que debe representar a las partes no corren a cargo del
Tribunal General. Sin embargo, cualquier persona que carezca de medios suficientes para hacer frente a los gastos del
proceso puede solicitar el beneficio de la asistencia jurídica gratuita.

Procedimiento de medidas provisionales

El recurso interpuesto ante el Tribunal General no suspende la ejecución del acto impugnado. No obstante, el Tribunal
General puede ordenar la suspensión de la ejecución de dicho acto o adoptar otras medidas provisionales. El Presidente
del Tribunal General o, en su caso, el Vicepresidente, resuelve sobre dicha demanda mediante auto motivado.

Las medidas provisionales sólo se conceden si se cumplen tres condiciones:

1. 1. el recurso en cuanto al fondo no debe parecer, a primera vista, carente de fundamento serio,
2. el demandante debe acreditar la urgencia de las medidas sin las cuales sufriría un perjuicio grave e irreparable,
3. las medidas provisionales deben ponderar los intereses de las partes y tener en cuenta el interés general.

El auto tiene carácter provisional y no prejuzga en modo alguno la decisión del Tribunal General sobre el asunto
principal. Por otro lado, puede ser objeto de un recurso de casación ante el Vicepresidente del Tribunal de Justicia.

Procedimiento acelerado

Este procedimiento permite que el Tribunal General resuelva rápidamente sobre el fondo del litigio en asuntos
considerados particularmente urgentes. El procedimiento acelerado puede ser solicitado por la parte demandante o por
la parte demandada. También puede ser aplicado de oficio por el Tribunal General.

3.5. TRIBUNALES ESPECIALIZADOS: REFERENCIA AL TRIBUNAL DE LA FUNCIÓN


PÚBLICA DE LA UNIÓN EUROPEA

NATURALEZA:

Estos tribunales fueron contemplados en el Tratado de Niza para los contenciosos específicos.
El Tratado de Lisboa mantiene esta posibilidad de crear Tribunales Especializados adjuntos al
Tribunal General.

ORIGEN:

107
El Consejo de la UE creo en 2004 un tribuntal especializado agregado al Tribunal General: el
Tribunal de la Función Pública de la UE (por ahora es el único, aunque está prevista la creación
de otros relativos a la propiedad intelectual y comercial).

COMPETENCIA:

Dirimir en primera instancia los litigios en materia de función pública de la UE (régimen jurídico
de los funcionarios y agentes de la UE). Se trata no sólo de las relaciones laborales en sentido
estricto (retribuciones, desarollo de la carrera, medidas disciplinarias), sino también del régimen
de Seguridad Social ( enfermedad, invalidez,etc).

COMPOSICIÓN:

Está compuesto por 7 jueces, que gozan de un estatuto similar al de los miembros del Tribunal
General. Son nombrados por un periodo de 6 años.

FUNCIONAMIENTO:

Ordinariamente actúa en Salas de 3 jueces. Sin embargo, también puede actuar en Pleno, en
Salas de 5 jueces o como órgano unipersonal.

RECURSOS:
Contra las resoluciones de este tribunal puede interponerse ante el Tribunal General el recurso
de casación limitado a las cuestiones de Derecho.

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 Composición

El Tribunal de la Función Pública está compuesto por siete Jueces nombrados por el
Consejo, por un período de seis años renovable, tras una convocatoria de
candidaturas y previa consulta a un comité creado al efecto. Junto a estos Jueces
 pueden formar parte del Tribunal unos Jueces suplentes, destinados a suplir la
ausencia de los Jueces titulares que padezcan un impedimento duradero para
participar en la resolución de los asuntos.

Al proceder al nombramiento de los Jueces a propuesta del comité, el Consejo busca una composición equilibrada del
Tribunal de la Función Pública, tratando de que la base geográfica y la representación de los diferentes sistemas
jurídicos nacionales sean lo más amplias posible.

Los Jueces del Tribunal de la Función Pública designan entre ellos a su Presidente, por un período de tres años
renovable. El Tribunal de la Función Pública actúa en Salas compuestas por tres Jueces. No obstante, cuando la
dificultad o la importancia de las cuestiones jurídicas lo justifiquen, un asunto puede atribuirse al Tribunal en Pleno.
Además, en los casos que determine su Reglamento de Procedimiento, el Tribunal de la Función Pública podrá actuar en
Salas compuestas por cinco Jueces o en formación de Juez único. Los Jueces nombran a un Secretario por un período de
seis años. El Tribunal de la Función Pública dispone de su propia Secretaría, pero utiliza los servicios del Tribunal de
Justicia para cubrir sus demás necesidades administrativas y lingüísticas. 

Competencias

108
 

El Tribunal de la Función Pública es, dentro de la institución jurisdiccional de la Unión Europea, el tribunal especializado
en los litigios en materia de función pública de la Unión Europea, competencia ejercida anteriormente por el Tribunal de
Justicia y después, a partir de su creación en 1989, por el Tribunal General. Es competente para conocer en primera
instancia de los litigios entre la Unión Europea y sus agentes en virtud de lo dispuesto en el artículo 270 TFUE, lo que
representa aproximadamente 150 asuntos al año; el personal de las instituciones, órganos y organismos de la Unión
Europea está compuesto por unas 40 000 personas. Dichos litigios se refieren no solamente a las cuestiones relativas a
las relaciones laborales propiamente dichas (retribuciones, desarrollo de la carrera, selección y contratación, medidas
disciplinarias, etc.), sino también al régimen de seguridad social (enfermedad, jubilación, invalidez, accidentes laborales,
complementos familiares, etc.).

Es también competente en los litigios relativos al personal de ciertas instituciones u órganos específicos, como Eurojust,
Europol, el Banco Central Europeo, la Oficina de Armonización del Mercado Interior (Marcas, Dibujos y Modelos) (OAMI)
y el Servicio Europeo de Acción Exterior. En cambio, no puede conocer de los litigios entre las Administraciones
nacionales y el personal de éstas. Contra las resoluciones dictadas por el Tribunal de la Función Pública puede
interponerse en un plazo de dos meses un recurso de casación ante el Tribunal General, limitado a las cuestiones de
Derecho. Las resoluciones que adopte en casación el Tribunal General pueden ser reexaminadas, a su vez, por el
Tribunal de Justicia en casos excepcionales. 

Procedimiento

 El procedimiento ante el Tribunal de la Función Pública se rige por las disposiciones del Estatuto del Tribunal de Justicia,
en particular las contenidas en el anexo I de éste, por su Reglamento de Procedimiento y por otros textos
complementarios (todos estos textos se encuentran recogidos en http://www.curia.europa.eu). En principio, el
procedimiento consta de una fase escrita y una fase oral.

Fase escrita

El procedimiento se inicia mediante una demanda redactada por un abogado y dirigida a la Secretaría. La
presentación puede hacerse por vía electrónica, utilizando la aplicación e-Curia. El Secretario notifica la demanda a la
parte contraria, que dispone de un plazo de dos meses para presentar un escrito de contestación. El Tribunal de la
Función Pública puede decidir que es necesario un segundo intercambio de escritos. Cualquier persona que demuestre
un interés en la solución de un litigio sometido al Tribunal de la Función Pública, así como las instituciones, órganos y
organismos de la Unión Europea y los Estados miembros, pueden intervenir en el procedimiento como coadyuvantes. El
coadyuvante presenta un escrito, para apoyar o rechazar las pretensiones de una de las partes, al que éstas pueden
contestar con posterioridad. El coadyuvante puede también presentar sus observaciones en la fase oral del
procedimiento.

Fase oral

 En la fase oral normalmente se celebra una vista pública. En el transcurso de ésta, los Jueces pueden formular
preguntas a los representantes de las partes y, en su caso, a las propias partes. El Juez Ponente elabora un informe
preparatorio para la vista, que contiene los datos esenciales del asunto e indica los puntos en que las partes deben
centrar sus informes orales. Este documento se pone a disposición del público en la lengua de procedimiento. Los Jueces
deliberan tomando como base el proyecto de sentencia elaborado por el Juez Ponente. La sentencia se pronuncia en
audiencia pública.

Gastos del procedimiento

El procedimiento ante el Tribunal de la Función Pública está exento de gastos. En cambio, los gastos del abogado
facultado para ejercer ante un órgano jurisdiccional de un Estado miembro que debe representar a las partes no corren
a cargo del Tribunal de la Función Pública. Sin embargo, si una parte carece de medios suficientes para hacer frente a
los gastos del proceso, puede solicitar asistencia jurídica gratuita.

Solución amistosa de los litigios

109
En cualquier fase del procedimiento, incluso desde el momento de la presentación de la demanda, el Tribunal de la
Función Pública puede intentar facilitar una solución amistosa del litigio.

El procedimiento sobre medidas provisionales

 El recurso interpuesto ante el Tribunal de la Función Pública no suspende la ejecución del acto impugnado. No obstante,
el Tribunal puede ordenar la suspensión de la ejecución de dicho acto o adoptar otras medidas provisionales. El
Presidente del Tribunal o, en su caso, otro Juez —en calidad de Juez de medidas provisionales— resuelve sobre dicha
demanda mediante auto motivado. Las medidas provisionales sólo se conceden si se cumplen tres requisitos: 1. El
recurso relativo al fondo del asunto debe parecer, a primera vista, fundado. 2. El solicitante debe acreditar la urgencia
de las medidas, sin las cuales sufriría un perjuicio grave e irreparable. 3. Las medidas provisionales deben sopesar los
intereses contrapuestos de las partes y tener en cuenta el interés general.

El auto tiene carácter provisional y no prejuzga en modo alguno la decisión del Tribunal de la Función Pública sobre el
asunto principal. Por otro lado, puede ser objeto de un recurso de casación ante el Presidente del Tribunal General. 

 Régimen lingüístico

 La lengua que se utilice en la demanda, que puede ser cualquiera de las veinticuatro lenguas oficiales de la Unión
Europea, será la lengua de procedimiento del asunto. Los debates mantenidos en la fase oral del procedimiento reciben
una interpretación simultánea a diversas lenguas oficiales de la Unión Europea, en función de las necesidades. Los
Jueces deliberan, sin intérpretes, en una lengua común, que es el francés.

 Procedimiento

Procedimiento ante el Tribunal de la Función Pública

Fase escrita En todas las fases


del procedimiento,
el Tribunal de la
Función Pública
  [Solicitud de asistencia puede intentar
jurídica gratuita] buscar una
solución amistosa
Demanda
[Medidas 
Notificación de la demanda al demandado por el Secretario provisionales]

Comunicación del recurso en el Diario Oficial de la Unión Europea Atribución del asunto a
(serie C) una Sala y designación 
del Juez Ponente
(Publicación oficial del objeto y de las pretensiones de la demanda,
disponible en todas las lenguas aproximadamente seis semanas
después del día en que se haya sometido el asunto al Tribunal de la
Función Pública) (*)

[Intervención]

Escrito de contestación
[Excepción de inadmisibilidad]

[Réplica y dúplica]

El Juez Ponente prepara el informe preliminar

Reunión de Sala

[Diligencias de prueba]

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Fase oral

Informe preparatorio para la vista

(Documento elaborado por el Juez Ponente que contiene los datos esenciales del asunto e

indica, en su caso, los puntos en los que las partes deben centrar sus informes orales) (**)

Deliberación de los Jueces

Sentencia* o auto* (si se trata de un auto, nunca existe fase oral)

Las etapas facultativas del procedimiento se indican entre corchetes. (*) Estos documentos están disponibles en
internet, en el sitio web del Tribunal de Justicia (http://www.curia.europa.eu) o bien en la base EUR-Lex
(http://www.eur-lex.europa.eu). (**) Estos documentos están disponibles en un expositor situado junto a la sala de
audiencias, y además la Unidad de Prensa e Información del Tribunal de Justicia de la Unión Europea puede facilitarlos a
quien los solicite. Los demás documentos no son públicos.

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