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ESTILÍSTICA I: LA CRÍTICA

IDEALISTA
A partir del Romanticismo la lengua deja de ser concebida como un instrumento que
refleja el mundo exterior y se convierte en el medio de expresar la experiencia
individual. El lenguaje pasa a ser visto como expresión del pensamiento, energeia,
expresividad, algo que permite llegar al estilo del escritor. En El espejo y la lámpara.
Teoría romántica y tradición crítica (1953), Meyer H. Abrams  compara el distinto
papel del lenguaje en el clasicismo (un espejo) y en el romanticismo (la lámpara). Esa
valoración del lenguaje se mantiene en el s. XX.
LA LENGUA DEJA DER SER CONCEBIDA
COMO UN INSTRUMENTO
QUE REFLEJA EL MUNDO EXTERIOR
La estilística estudia el lenguaje como principal medio para la comprensión de un autor.
Comparte con el Formalismo ruso
•La consideración inmanentista del objeto literario (es decir, centrada en la materialidad
del texto)
•La búsqueda de rasgos peculiares en la lengua literaria y poética, que se considera
como un dialecto especial, una desviación de la estándar. La ESTILÍSTICA definió las
propiedades lingüísticas de la Literatura como violaciones artísticas de la base estándar
comunicativa.
La ESTILÍSTICA  surge a partir del interés de la lingüística por la psicología de
principios del siglo XX, representado fundamentalmente por la escuela idealista
alemana y la saussureana.
–         La escuela idealista alemana considera que el lenguaje es siempre creación
individual, de manera que el estilo es todo lo creativo del lenguaje; representantes de
esta escuela son K. Vossler y Leo Spitzer.
–          La escuela saussureana estudia los hechos colectivos y se interesa por lo social,
la lengua (en vez de lo individual, la palabra).

Según la inspiración idealista o saussureana, Pierre Guiraud (La estilística, 1955)


distingue dos tipos fundamentales de estilística, la genética y la descriptiva. También
Roberto Fernández Retamar (Idea de la estilística, 1958) habla de dos corrientes
principales: una estilística de la lengua o estilística sin estilo, y una estilística del habla o
del estilo, que se corresponden, respectivamente, con la estilística saussureana y con la
idealista.
Por otra parte, ambas tendencias de la estilística se relacionan con dos aspectos de la
retórica, ya que ésta puede considerarse, por un lado, como gramática de la
expresión y, por otro, como un instrumento  crítico, adecuado para estudiar el estilo
de textos particulares y los recursos empleados en su construcción.  Y aunque se ha
llegado a afirmar que la estilística es una retórica, es distinta de la retórica antigua
porque parte de una nueva definición de la función del lenguaje y de la literatura.
1. CORRIENTES DE LA ESTILÍSTICA
El uso del término “estilística” está restringido, solamente, a algunas corrientes
concretas de la crítica literaria del siglo XX.

1.1. Pierre Guiraud publica en 1955 (La stylistique), una primera clasificación en 4


tendencias:
 estilística descriptiva o estilística de la expresión (Charles Bally y la escuela
francesa saussureana), que atiende al hecho lingüístico considerado en sí
mismo, con especial atención a la lengua.
 estilística genética o estilística del individuo (Karl Vossler, Leo Spitzer,
Dámaso Alonso, y, en general, la escuela idealista), que estudia la expresión
en relación con los sujetos que hablan.
 estilística funcional, que parte de las funciones del lenguaje estudiadas por
Roman Jakobson.
 estilística estructural (Michel Riffaterre, Samuel R. Levin).

Domínguez Caparrós señala que a esta estilística habría que añadir la que Guiraud
denomina estilística del habla o explicación de textos (Marcel Cressot, Jules
Marouzeau, Charles Bruneau).

Años después, el propio Pierre Guiraud (Essais de stylistique, 1969) modifica esta


clasificación y habla de dos tipos de estilística:
ESTILÍSTICA según Guiraud, 1969,  –Peripoietikés, Elena Gallardo
 estilística del habla o estilística textual, crítica estilística o explicación de los
textos (Charles Bruneau, Marcel Cressot, Jules Marouzeau, Michel
Riffaterre, Samuel R. Levin)
 estilística de la lengua en la que se pueden distinguir:
۰ estilística descriptiva

۰ estilística funcional

۰ estilística genética.

1.2. Alicia Yllera (Estilística, poética y semiótica literaria, 1974), diferencia las


siguientes corrientes
 estilística gramatical y retórica, que trata de reinterpretar y actualizar la
retórica clásica.
 estilística de la lengua y estilística descriptiva. Charles Bally, Charles
Bruneau, Marcel Cressot, Stephen Ullmann.
 estilística puesta en relación con la historia de la cultura (Erich Auerbach) y
estilística individual (Karl Vossler, Leo Spitzer, y Amado Alonso y Dámaso
Alonso dentro de la estilística española).
 estilística estructural y funcional, en que se incluirían distintos estudios de
poética y semiología de la obra literaria (Michel Riffaterre, Jean Cohen,
Pierre Guiraud, Samuel R. Levin, Lubomír Dolezel).
1.3. Gérald Antoine (Stylistique des formes et stylistique des thèmes, 1968) distingue
una estilística de las formas y una estilística de los temas.
 La estilística de las formas toma en consideración el dato lingüístico en
sentido estricto, y estudia, o bien el conjunto de los medios de expresión de
que se compone una obra, o sólo aquellos que resultan especialmente
pertinentes. Se distinguen a su vez dos corrientes:
۰ Una escuela que considera el punto de vista de la intenció n del autor (Charles
Bruneau, Jules Marouzeau, Leo Spitzer, Pierre Guiraud…)
۰ Una tendencia que tiene en cuenta la posibilidad de recepció n y de percepció n de esos
valores y efectos por parte del lector o del oyente (Michel Riffaterre).

 La estilística de los temas parte de los significados para, a partir de ellos,


descender a los significantes, y al estilo, tratando de rehacer el camino que ha
seguido el artista en el proceso de creación (R. Barthes, Georges Poulet, Jean
Starobinski, Gaston Bachelard, Michel Foucault, Jean Paul Sartre y Ernst
Robert Curtius.
1.4. Helmut Hatzfeld (Estudios de estilística, 1975) distingue entre una estilística de la
retórica y una estilística de la expresión, subdividida en estilística lingüística (Charles
Bally, Charles Bruneau, Jules Marouzeau) y estilística literaria (Dámaso Alonso). Es
partidario de una única estilística, que siempre será una estilística lingüística en cuanto
al material analizado, psicológica en cuanto a la motivación, estética en cuanto a la
forma exterior del enunciado.
A partir de estas clasificaciones, Domínguez Caparrós (2002, pág.307) diferencia tres
tipos de estilística:

 La crítica idealista en que se incluirían Karl Vossler, Leo Spitzer, Dámaso


Alonso, Amaso Alonso.
 La estilística de la lengua, representada por Charles Bally y autores
franceses.
 La estilística estructural o funcional, donde se incluirían Roman Jakobson,
Michel Riffaterre, el Groupe MI.
2. LA CRÍTICA IDEALISTA (o estilística genética)
La estilística idealista considera la literatura como expresión de la individualidad del
autor. Se centra en el estudio de los hechos del habla y en la crítica de las obras dentro
de su contexto. Es una verdadera escuela de crítica literaria, para cuyos representantes
no hay distinción entre el uso individual de la lengua y el sistema lingüístico abstracto.
El estudio del lenguaje sólo es posible en su manifestación individual y creativa, y a los
idealistas les importa el lado creador del lenguaje (energeia o actividad creadora), que
es el que verdaderamente se manifiesta en la práctica. El otro lado (ergon, la obra
resultante de esa actividad) sólo es asequible después de una abstracción.
La  estilística idealista  considera que cualquier manifestación lingüística individual, por
ser creadora, es estética. De ahí la asimilación de Croce entre lingüística y estética, y
que afirme la unidad de la percepción, la intuición y la expresión. Toda obra estética es
fruto de una impresión, y lo único que debe hacer el crítico es reproducir lo más
exactamente posible la impresión o intuición que dio lugar a la obra de arte.

2.1. LA ESCUELA ALEMANA


a. Karl Vossler (1872-1949) es el representante fundamental de la estilística idealista.
En  Positivismo e idealismo en la lingüística (1904) y El lenguaje como creación y
evolución (1905) acepta las teorías de Croce respecto al lenguaje.  Para Vossler, igual
que para Croce, el lenguaje es ante todo un acto de creación individual, por lo que se
asimila con la estética. Pero Vossler no elimina el aspecto social en su concepción del
lenguaje, sino que intenta explicar cómo se forma y crea dentro de una lengua en la que,
los elementos históricamente conformados, tienen un peso propio.
En Vossler predomina una orientación lingüístico-estética que presta atención a la
atmósfera en que el escritor crea su obra, lo cual explica que sus estudios se centren en
un autor o una época. Además, es una estilística del habla, porque se preocupa por el
lenguaje literario como creación individual,

b. Leo Spitzer (1887-1960) reacciona contra los planteamientos de la corriente


positivista en la que se formó. Spitzer cree que a cada nuevo clima cultural le
corresponde un nuevo estilo lingüístico, y la estilística le sirve para establecer una
relación entre la lingüística y la historia literaria. En 1910 escribe su tesis sobre
Rabelais, en la que muestra que el uso de neologismos tiene relación con la tendencia
del autor a la creación de un mundo irreal. La influencia del freudismo le lleva a la tesis
de que los rasgos característicos del estilo de un autor “se relacionan con centros
afectivos (no morbosos, como en Freud) de su alma, con sus ideas o sentimientos
predominantes”.
En Lingüística e historia literaria (1948) defiende la importancia de la estilística, y,
siguiendo la asimilación que estableció Croce entre lenguaje y estética, Spitzer afirma
que el lenguaje literario, al ser el más creativo, sería el más representativo del espíritu
de una época. La fundamentación psicológica de su concepción del estilo le permite
estudiar la cultura de una nación.
De la misma manera, por medio del lenguaje es posible llegar al alma del escritor; el
lingüista y el crítico literario han de encontrar la “causa latente” de los recursos
literarios y artísticos que utiliza el creador, y para ello el crítico se ha de servir de las
desviaciones respecto a la norma que hay en el texto, es decir, los detalles estilísticos.
Spitzer propone un método (o procedimiento habitual de la mente) para el análisis
estilístico de carácter inductivo, al que llama círculo filológico (1955), que vaya de la
superficie al fondo interno de la obra de arte, y cuyo objetivo es revelar la unidad
interna de la obra.
Pierre Guiraud (La stylistique, 1955) deduce del método de Spitzer, que:
 la crítica debe ser interna y situarse en el centro de la obra,
 el principio de la obra está en el espíritu del autor,
 la obra proporciona sus propios criterios de análisis,
 la lengua refleja la personalidad del autor, y es inseparable de los otros
medios de expresión de que dispone,
 la obra sólo es accesible por intuición y simpatía.
c. Helmut Hatzfeld se centra en los estilos de época y sus relaciones con otras artes.
2.2. LA ESCUELA ESPAÑOLA
a. Dámaso Alonso (1898-1990) manifiesta sus principales teorías en Poesía
española (1950).
Junto a la evidente influencia idealista, está vinculado también a otras corrientes
estilísticas. Así, junto a la idea de Croce de la igualdad entre percepción, intuición y
expresión, considera a autores como Bally o como Saussure, del que acepta,
modificadas, las dicotomías (lengua-habla, significante-significado, sincronía-
diacronía). Dámaso Alonso rechaza la dicotomía lengua-habla, pero la acepta por
necesidades pedagógicas: “Sólo el habla es real. La lengua no existe. Es una
abstracción más, entre el sistema de abstracciones de Saussure”.
La estilística de Dámaso Alonso se basa en la idea de que sólo es posible un
conocimiento intuitivo de la obra de arte. Esta intuición puede ser de:

– del lector, que es una intuición intrascendente que empieza y acaba en la delectación,

– del crítico, que puede comunicar sus intuiciones y valorarlas,


– del estilista.

Dámaso Alonso, a diferencia de Bally, considera que la estilística no debe ser una
estilística de la lengua sino una estilística del habla. Estilística sería la ciencia del
estilo. Estilo es lo peculiar, lo diferencial de un habla. Estilística es, pues, la ciencia del
habla […] del habla corriente (estilística lingüística; del habla literaria (estilística
literaria). Esta estilística no estudia sólo lo afectivo, como quería Bally, sino el
conjunto de aspectos del lenguaje: afectivos, conceptuales e  imaginativos.
Dámaso Alonso señala que “todo el que habla es un artista”. El objeto del estudio
estilístico es encontrar las  relaciones entre el significado y el significante. La unión de
los dos constituye la forma de la obra, que puede abordarse desde el punto de vista del
significado (forma interior) o del del significante (forma exterior). EN realidad,
Dámaso Alonso desconfía de que mediante estos dos métodos se pueda llegar a la
unicidad de la obra.
b. Amado Alonso (1896-1952) trata de establecer un puente entre la estilística de la
lengua de Bally y la estilística idealista. En Materia y forma en poesía (1955) incluye
dos artículos teóricos de gran importancia –“La interpretación estilística de los textos
literarios”, y “Carta a Alfonso Reyes sobre la estilística”–. Considera que la estilística se
ocupa de estudiar “el sistema expresivo de una obra o de un autor, de un grupo
pariente de autores, entendiendo por sistema expresivo desde la estructura de la obra
(contando con el juego de calidades de los materiales empleados) hasta el poder
sugestivo de las palabras”.
Amado Alonso no desecha una estilística de la lengua, al estilo de Bally, que sería la
base de la estilística de la obra literaria, cuyo objeto es “lo que de creación poética tiene
la obra estudiada o a lo que de poder creador tiene un poeta”. Esta estilística ha de
centrarse tanto en el producto creado como en la actividad creadora. Para Amado
Alonso, los contenidos de la obra son una visión intuicional del mundo.
Domínguez Caparrós señala que se ha calificado la estilística de Amado Alonso de
“integradora”, por no olvidar la estilística de la lengua, y por considerar la obra no sólo
como actividad creadora, sino también como un producto con sus elementos
constituyentes.
3. TEORÍA LITERARIA DE LA CRÍTICA IDEALISTA
3.1. LITERATURA Y LENGUAJE
a. Benedetto Croce considera que la única realidad lingüística que hay son los actos de
lengua, y en todo acto de lengua existe siempre una expresión artística o un acto
intuitivo de creación. La literatura, la lingüística y la estética tratan la misma realidad,
porque lo único que se puede estudiar es el acto concreto: la lengua en acto es igual a
literatura.
b. K. Vossler, en la línea de Croce, sostiene que la historia de la literatura y la de la
lengua son idénticas, porque el lenguaje, en cuanto actividad productiva (y no
receptiva), es arte y el hablar es creativo. Pero el valor  estilístico y  artístico de la
lengua surge por una modificación lingüística que tiene mayora poder expresivo cuanto
más rara y original sea. Para que se pueda hablar de uso artístico de la lengua tiene que
haber una correspondencia exacta entre categorías gramaticales y psicológicas, que
permita evidenciar la desviación de la norma. Vossler considera que el valor literario de
la lengua consiste en el cultivo de esa desviación de la norma con un objetivo
puramente ornamental.
c. Leo Spitzer, desde su perspectiva psicologista, considera que la forma interna es la
misma en todos los aspectos de la obra (lenguaje, ideas, trama, composición), pero
donde mejor cristaliza es en el lenguaje. La literatura es, ante todo, creación en el
lenguaje, y por eso todo aspecto creativo del lenguaje, toda innovación, viene a
confundirse con la literatura, con el arte literario.
d. Dámaso Alonso también considera que lengua literaria y lengua corriente son sólo
grados de una misma cosa, con la única diferencia de que en la lengua literaria se da un
uso privilegiado de todos los elementos significativos del lenguaje (afectivos,
conceptuales e imaginativos). La especificidad de la obra literaria surge de la intuición.
Téngase en cuenta que, cuando Dámaso Alonso o Spitzer proclamaban el triunfo de la
intuición sin método, de la reacción crítica espontánea ante los textos artísticos, 
descontaban algo indescontable: el valor de sus propias sensibilidades y de la inmensa
cultura literaria de ambos. El trabajo intuitivo de la crítica estilística, cuando caía en
manos menos privilegiadas que las de los Alonso o Spitzer, producía sólo resultados
triviales casi siempre obvios y al alcance de cualquiera.
(García Berrio – Hernández Fernández, 2004; pág.67)
d. Amado Alonso adopta una posición algo más moderada y afirma que la estilística
literaria no puede olvidar la estilística de la lengua. De acuerdo con la crítica idealista,
piensa que a toda particularidad estilística le corresponde una peculiaridad psíquica, y
define el estilo como uso especial del idioma que el autor hace. Valora el aspecto
constructivo de la obra artística y sus contenidos –temas, pensamientos, intuiciones o
propuestas doctrinales–, pero lo esencial de la literatura se reserva para el goce estético.
En “Sentimiento e intuición en la lírica” Amado Alonso trata de explicar el proceso de
creación poética, que se origina en un sentimiento experimentado ante una realidad
determinada, un sentimiento que inmediatamente es captado por una intuición y que se
comunica mediante los recursos del lenguaje. Sentimiento e intuición, “son como dos
polos eléctricos, recíprocamente imantados” de la creación poética.
3.2. LITERATURA Y MUNDO EXTERIOR
La estética idealista aborda las relaciones entre la literatura y el mundo exterior a partir
de la idea de Croce según la cual el arte es una idealización de la naturaleza o una
imitación idealizada de la naturaleza, pero nunca una imitación fiel.
a.Karl Vossler considera que la historia socio-cultural y la historia lingüística tienen
importantes implicaciones sociales. El historiador de la lengua encuentra en la obra
literaria rasgos y tendencias imperceptibles de un idioma y de una época. Por otra parte,
la lengua puede estudiarse históricamente, y entonces se confunde, en su aspecto
creativo, la historia de la lengua con la historia de la literatura. El lenguaje aparece
“como la expresión característica de una peculiaridad espiritual y como el instrumento
adecuado para la creación y participación de valores espirituales”. Así, la literatura, es
decir, la lengua en su aspecto expresivo, está estrechamente vinculada a la realidad
espiritual y social de un pueblo.
b.Leo Spitzer, en la misma línea, afirma que el espíritu de una nación se confunde con
su expresión literaria. Sitúa la estilística a medio camino entre la lingüística y la historia
de la literatura, y determina que la lengua es el primer índice de un cambio en la
sociedad, especialmente cuando se trata de la lengua en su aspecto creativo, es decir, en
la literatura.
c. Dámaso Alonso afirma que “las verdaderas obras literarias no pueden ser objeto de
la historia”, pues “la obra literaria (como la artística) es, por naturaleza, una
permanencia cristalina, no hay en ella devenir”. Ve en la literatura una esencia
independiente de las valoraciones de que pueda ser objeto a lo largo del tiempo, de
manera que no se puede hablar de historia literaria y, si se hace, siempre habrá que
privilegiar esta “esencia” de tipo intuitivo frente a las valoraciones históricas:
d. Amado Alonso, por su parte, reconoce la importancia de los factores externos en la
creación poética. La estilística se interesa ante todo aquello nuevo que el escritor ofrece
a la sociedad (frente a la crítica tradicional, que se interesaba más en señalar lo que el
autor debía a la sociedad).
3.3. LOS GÉNEROS LITERARIOS
a. Benedetto Croce se opone al historicismo y al intelectualismo en la estética y
rechaza la doctrina de los géneros literarios y artísticos llegando a negar su existencia.
Diferencia dos órdenes de hechos: los del plano individual de la intuición y la expresión
y los del plano de la lógica y el pensamiento universal. El ámbito de la literatura y de las
obras de arte perteneces, en su individualidad, al primer plano y, por tanto, es inefable
lógicamente. El pensamiento lógico, en el que se sitúan los modelos teóricos y
taxonómicos generales, como la clasificación de los géneros literarios, pertenece a la
ciencia y no a la estética.
Además, en un análisis estético no ceben las diferencia entre lo subjetivo y lo objetivo,
entre lo lírico y lo épico…; lo que el análisis estético debe explicar es si una obra es
expresiva y qué es lo que expresa, es decir, su intuición originaria.

b. Karl Vossler, en la misma línea, reconoce un cierto valor a los géneros y a otras
clasificaciones teóricas similares, por su utilidad para una categorización comparativa
de las obras de arte. Pero considera que estas clasificaciones teóricas, en el campo de la
estética no aportan nada esencial a la comprensión de la obra “en su significación
singular” (1923)
c. Dámaso Alonso intenta una tipología de las obras literarias basándose en tres
aspectos (A = afectivo; B = imaginativo; C = conceptual), de cuya combinación resultan
seis tipos, según  el que predomine:
ABC               BAC           CAB
ACB               BCA           CBA
Esta tipología carece de validez cuando se intenta una aproximación a la obra “única” y
no sirve para entender a cada poeta ni a cada poema, cuya comprensión exige la
perspectiva de la intuición.

3.4. CIENCIA DE LA LITERATURA


a. Benedetto Croce considera el lenguaje como expresión, y que, al no poder
diferenciar las expresiones, la Estética –ciencia de la expresión- y la Lingüística –
ciencia del lenguaje- son lo mismo: Aunque no sea fácil siempre, es siempre posible
reducir las cuestiones filosóficas de la Lingüística a su fórmula estética (Estética,
1902).
Como escribe Domínguez Caparrós (2002, pág.323)  para Croce no habría,
consiguientemente, una ciencia especial de la literatura, tal y como nosotros la
entendemos, sino una ciencia general del lenguaje como expresión, en la que cabría
lógicamente lo que se suele entender por literatura.
b. K. Vossler reconoce la posibilidad de una ciencia basada en el conocimiento simple
y profundo de la unidad originaria de poesía y lenguaje, que sería la lingüística, la cual
no marcaría diferencias, en la línea de Croce, entre lenguaje y literatura. Por tanto, no es
necesaria una ciencia especial de la literatura.
c. Leo Spitzer tampoco diferencia entre la ciencia que estudia el lenguaje y la que
estudia la obra literaria, pues lo único que distingue ambos campos de estudio es el
matiz creativo de la obra literaria. Lenguaje y estilo vienen a ser lo mismo, de manera
que el lingüística y el crítico literario comparten un mismo objetivo, que no es otro que
buscar la causa de la creación estilística.
d. Dámaso Alonso es escéptico respecto a la posibilidad de una ciencia de la literatura.
Si la esencia de la obra de arte y la obra literaria es su individualidad, y ésta sólo se
puede conocer de manera intuitiva, quedaría descartado el conocimiento científico, que
consiste, precisamente, en la búsqueda de similitudes, en las generalizaciones y en el
establecimiento de leyes universales. Pese a la posibilidad de establecer una tipología
fundada en la existencia de elementos semejantes en distintas obras literarias, esa
“ciencia” no llegaría a la esencia de la obra literaria.
La estilística es la única vía de aproximación a la ciencia literaria, y Dámaso Alonso
distingue la estilística lingüística (estudia el habla corriente) y la estilística literaria (que
estudia el habla literaria, en sus aspectos conceptuales, imaginativos y afectivos). La
estilística es “un ensayo de técnicas y métodos; no es una ciencia” (Poesía
española, 1950)
e. Amado Alonso intenta una síntesis entre estilística de la lengua y estilística literaria.
Para él, la estilística se sitúa dentro de la lingüística por cuanto que no hay una ciencia
literaria especial y autónoma respecto a la ciencia del lenguaje. La estilística literaria
sería un tipo de acercamiento basado en el estudio del estilo, cuya finalidad es “llegar al
conocimiento íntimo de una obra literaria o de un creador de literatura” (Materia y
forma en poesía, 1955).
3.5. MÉTODOS DE ACERCAMIENTO A LA OBRA
a. Leo Spitzer presenta el método llamado “círculo filológico”, de carácter inductivo,
así como de su idea del método como un “procedimiento habitual de la mente”.
En su libro metodológico principal,  Lingüística e Historia literaria, Leo Spitzer
describía el análisis del texto como un proceso circular que, iniciado por
una impresión global de lectura atenta, procedía después a través del
desmenuzamiento detallado de rasgos y figuras según niveles, hasta establecer la
conclusión como corroboración, más o menos modificada, de aquella impresión
primera. El modelo así descrito por Spitzer como  círculo
filológico o hermenéutico  detalla en realidad el método racional analítico-siintético.
(García Berrio- Hernández Fernández, 2004; pág.75)
b. Dámaso Alonso llega a la conclusión de que los métodos de análisis no pueden
ajustarse a unas normas y un criterio racional, que “para cada estilo hay una
indagación estilística única, siempre distinta, siempre nueva”. La única técnica
estilística posible, “es un afortunado salto, una intuición” (Poesía española, 1950).
c. Amado Alonso considera que la base técnica de todo estudio de los estilos literarios
tiene que ser el conocimiento especializado de los valores extralógicos y los
procedimientos sugestivos del lenguaje, para poder llegar a conocer la intención del
autor: la estilística debe ocuparse de estudiar el sistema expresivo de un escritor. En este
sentido, la estilística de la lengua ha de ser previa a la estilística de la obra literaria.
Afirma que son requisitos de la crítica estilística el ser inmanente –“Hemos de
interpretar lo que hay allí, en el poema mismo”– y el no diferenciar el fondo y la forma.

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