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IDEALISTA
A partir del Romanticismo la lengua deja de ser concebida como un instrumento que
refleja el mundo exterior y se convierte en el medio de expresar la experiencia
individual. El lenguaje pasa a ser visto como expresión del pensamiento, energeia,
expresividad, algo que permite llegar al estilo del escritor. En El espejo y la lámpara.
Teoría romántica y tradición crítica (1953), Meyer H. Abrams compara el distinto
papel del lenguaje en el clasicismo (un espejo) y en el romanticismo (la lámpara). Esa
valoración del lenguaje se mantiene en el s. XX.
LA LENGUA DEJA DER SER CONCEBIDA
COMO UN INSTRUMENTO
QUE REFLEJA EL MUNDO EXTERIOR
La estilística estudia el lenguaje como principal medio para la comprensión de un autor.
Comparte con el Formalismo ruso
•La consideración inmanentista del objeto literario (es decir, centrada en la materialidad
del texto)
•La búsqueda de rasgos peculiares en la lengua literaria y poética, que se considera
como un dialecto especial, una desviación de la estándar. La ESTILÍSTICA definió las
propiedades lingüísticas de la Literatura como violaciones artísticas de la base estándar
comunicativa.
La ESTILÍSTICA surge a partir del interés de la lingüística por la psicología de
principios del siglo XX, representado fundamentalmente por la escuela idealista
alemana y la saussureana.
– La escuela idealista alemana considera que el lenguaje es siempre creación
individual, de manera que el estilo es todo lo creativo del lenguaje; representantes de
esta escuela son K. Vossler y Leo Spitzer.
– La escuela saussureana estudia los hechos colectivos y se interesa por lo social,
la lengua (en vez de lo individual, la palabra).
Domínguez Caparrós señala que a esta estilística habría que añadir la que Guiraud
denomina estilística del habla o explicación de textos (Marcel Cressot, Jules
Marouzeau, Charles Bruneau).
۰ estilística funcional
۰ estilística genética.
– del lector, que es una intuición intrascendente que empieza y acaba en la delectación,
Dámaso Alonso, a diferencia de Bally, considera que la estilística no debe ser una
estilística de la lengua sino una estilística del habla. Estilística sería la ciencia del
estilo. Estilo es lo peculiar, lo diferencial de un habla. Estilística es, pues, la ciencia del
habla […] del habla corriente (estilística lingüística; del habla literaria (estilística
literaria). Esta estilística no estudia sólo lo afectivo, como quería Bally, sino el
conjunto de aspectos del lenguaje: afectivos, conceptuales e imaginativos.
Dámaso Alonso señala que “todo el que habla es un artista”. El objeto del estudio
estilístico es encontrar las relaciones entre el significado y el significante. La unión de
los dos constituye la forma de la obra, que puede abordarse desde el punto de vista del
significado (forma interior) o del del significante (forma exterior). EN realidad,
Dámaso Alonso desconfía de que mediante estos dos métodos se pueda llegar a la
unicidad de la obra.
b. Amado Alonso (1896-1952) trata de establecer un puente entre la estilística de la
lengua de Bally y la estilística idealista. En Materia y forma en poesía (1955) incluye
dos artículos teóricos de gran importancia –“La interpretación estilística de los textos
literarios”, y “Carta a Alfonso Reyes sobre la estilística”–. Considera que la estilística se
ocupa de estudiar “el sistema expresivo de una obra o de un autor, de un grupo
pariente de autores, entendiendo por sistema expresivo desde la estructura de la obra
(contando con el juego de calidades de los materiales empleados) hasta el poder
sugestivo de las palabras”.
Amado Alonso no desecha una estilística de la lengua, al estilo de Bally, que sería la
base de la estilística de la obra literaria, cuyo objeto es “lo que de creación poética tiene
la obra estudiada o a lo que de poder creador tiene un poeta”. Esta estilística ha de
centrarse tanto en el producto creado como en la actividad creadora. Para Amado
Alonso, los contenidos de la obra son una visión intuicional del mundo.
Domínguez Caparrós señala que se ha calificado la estilística de Amado Alonso de
“integradora”, por no olvidar la estilística de la lengua, y por considerar la obra no sólo
como actividad creadora, sino también como un producto con sus elementos
constituyentes.
3. TEORÍA LITERARIA DE LA CRÍTICA IDEALISTA
3.1. LITERATURA Y LENGUAJE
a. Benedetto Croce considera que la única realidad lingüística que hay son los actos de
lengua, y en todo acto de lengua existe siempre una expresión artística o un acto
intuitivo de creación. La literatura, la lingüística y la estética tratan la misma realidad,
porque lo único que se puede estudiar es el acto concreto: la lengua en acto es igual a
literatura.
b. K. Vossler, en la línea de Croce, sostiene que la historia de la literatura y la de la
lengua son idénticas, porque el lenguaje, en cuanto actividad productiva (y no
receptiva), es arte y el hablar es creativo. Pero el valor estilístico y artístico de la
lengua surge por una modificación lingüística que tiene mayora poder expresivo cuanto
más rara y original sea. Para que se pueda hablar de uso artístico de la lengua tiene que
haber una correspondencia exacta entre categorías gramaticales y psicológicas, que
permita evidenciar la desviación de la norma. Vossler considera que el valor literario de
la lengua consiste en el cultivo de esa desviación de la norma con un objetivo
puramente ornamental.
c. Leo Spitzer, desde su perspectiva psicologista, considera que la forma interna es la
misma en todos los aspectos de la obra (lenguaje, ideas, trama, composición), pero
donde mejor cristaliza es en el lenguaje. La literatura es, ante todo, creación en el
lenguaje, y por eso todo aspecto creativo del lenguaje, toda innovación, viene a
confundirse con la literatura, con el arte literario.
d. Dámaso Alonso también considera que lengua literaria y lengua corriente son sólo
grados de una misma cosa, con la única diferencia de que en la lengua literaria se da un
uso privilegiado de todos los elementos significativos del lenguaje (afectivos,
conceptuales e imaginativos). La especificidad de la obra literaria surge de la intuición.
Téngase en cuenta que, cuando Dámaso Alonso o Spitzer proclamaban el triunfo de la
intuición sin método, de la reacción crítica espontánea ante los textos artísticos,
descontaban algo indescontable: el valor de sus propias sensibilidades y de la inmensa
cultura literaria de ambos. El trabajo intuitivo de la crítica estilística, cuando caía en
manos menos privilegiadas que las de los Alonso o Spitzer, producía sólo resultados
triviales casi siempre obvios y al alcance de cualquiera.
(García Berrio – Hernández Fernández, 2004; pág.67)
d. Amado Alonso adopta una posición algo más moderada y afirma que la estilística
literaria no puede olvidar la estilística de la lengua. De acuerdo con la crítica idealista,
piensa que a toda particularidad estilística le corresponde una peculiaridad psíquica, y
define el estilo como uso especial del idioma que el autor hace. Valora el aspecto
constructivo de la obra artística y sus contenidos –temas, pensamientos, intuiciones o
propuestas doctrinales–, pero lo esencial de la literatura se reserva para el goce estético.
En “Sentimiento e intuición en la lírica” Amado Alonso trata de explicar el proceso de
creación poética, que se origina en un sentimiento experimentado ante una realidad
determinada, un sentimiento que inmediatamente es captado por una intuición y que se
comunica mediante los recursos del lenguaje. Sentimiento e intuición, “son como dos
polos eléctricos, recíprocamente imantados” de la creación poética.
3.2. LITERATURA Y MUNDO EXTERIOR
La estética idealista aborda las relaciones entre la literatura y el mundo exterior a partir
de la idea de Croce según la cual el arte es una idealización de la naturaleza o una
imitación idealizada de la naturaleza, pero nunca una imitación fiel.
a.Karl Vossler considera que la historia socio-cultural y la historia lingüística tienen
importantes implicaciones sociales. El historiador de la lengua encuentra en la obra
literaria rasgos y tendencias imperceptibles de un idioma y de una época. Por otra parte,
la lengua puede estudiarse históricamente, y entonces se confunde, en su aspecto
creativo, la historia de la lengua con la historia de la literatura. El lenguaje aparece
“como la expresión característica de una peculiaridad espiritual y como el instrumento
adecuado para la creación y participación de valores espirituales”. Así, la literatura, es
decir, la lengua en su aspecto expresivo, está estrechamente vinculada a la realidad
espiritual y social de un pueblo.
b.Leo Spitzer, en la misma línea, afirma que el espíritu de una nación se confunde con
su expresión literaria. Sitúa la estilística a medio camino entre la lingüística y la historia
de la literatura, y determina que la lengua es el primer índice de un cambio en la
sociedad, especialmente cuando se trata de la lengua en su aspecto creativo, es decir, en
la literatura.
c. Dámaso Alonso afirma que “las verdaderas obras literarias no pueden ser objeto de
la historia”, pues “la obra literaria (como la artística) es, por naturaleza, una
permanencia cristalina, no hay en ella devenir”. Ve en la literatura una esencia
independiente de las valoraciones de que pueda ser objeto a lo largo del tiempo, de
manera que no se puede hablar de historia literaria y, si se hace, siempre habrá que
privilegiar esta “esencia” de tipo intuitivo frente a las valoraciones históricas:
d. Amado Alonso, por su parte, reconoce la importancia de los factores externos en la
creación poética. La estilística se interesa ante todo aquello nuevo que el escritor ofrece
a la sociedad (frente a la crítica tradicional, que se interesaba más en señalar lo que el
autor debía a la sociedad).
3.3. LOS GÉNEROS LITERARIOS
a. Benedetto Croce se opone al historicismo y al intelectualismo en la estética y
rechaza la doctrina de los géneros literarios y artísticos llegando a negar su existencia.
Diferencia dos órdenes de hechos: los del plano individual de la intuición y la expresión
y los del plano de la lógica y el pensamiento universal. El ámbito de la literatura y de las
obras de arte perteneces, en su individualidad, al primer plano y, por tanto, es inefable
lógicamente. El pensamiento lógico, en el que se sitúan los modelos teóricos y
taxonómicos generales, como la clasificación de los géneros literarios, pertenece a la
ciencia y no a la estética.
Además, en un análisis estético no ceben las diferencia entre lo subjetivo y lo objetivo,
entre lo lírico y lo épico…; lo que el análisis estético debe explicar es si una obra es
expresiva y qué es lo que expresa, es decir, su intuición originaria.
b. Karl Vossler, en la misma línea, reconoce un cierto valor a los géneros y a otras
clasificaciones teóricas similares, por su utilidad para una categorización comparativa
de las obras de arte. Pero considera que estas clasificaciones teóricas, en el campo de la
estética no aportan nada esencial a la comprensión de la obra “en su significación
singular” (1923)
c. Dámaso Alonso intenta una tipología de las obras literarias basándose en tres
aspectos (A = afectivo; B = imaginativo; C = conceptual), de cuya combinación resultan
seis tipos, según el que predomine:
ABC BAC CAB
ACB BCA CBA
Esta tipología carece de validez cuando se intenta una aproximación a la obra “única” y
no sirve para entender a cada poeta ni a cada poema, cuya comprensión exige la
perspectiva de la intuición.