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Maestría en educación, sociedad y política

Cohorte 4
Docentes: Lucila Artagaveytia
Valeria España

Educación en Derechos Humanos

Daniel Nahum

59817162661

El concepto de “derechos humanos” no es un concepto fijo, rígido, al que se puede


acceder como en una definición de un teorema matemático o cualquier otra ciencia dura.
Está sometido a la concepción de hombre que emerge de la diacronía de la civilización.
Este relativismo mantiene, sin embargo, significaciones universalistas, determinaciones
inherentes al ser humano y con pretensiones de permanencia, pero, los derechos nacen de
discursos con reproducen y alimentan la hegemonía del poder. Al respecto, el planteo de
Boaventura de Sousa Santos (2008) es de darle un carácter de liberación a los derechos
humanos para que se conviertan en proclamas contrahegemónicas.

El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo una revisión de los derechos
humanos. No obstante, la crisis de la modernidad (Souza prefiere hablar de crisis de la
modernidad y no de posmodernidad) fue acompañada por una reivindicación de los
DDHH. Sostiene que esta orientación está atravesada por tres tensiones:

a) regulación social y emancipación social: el paradigma de la modernidad se basa en


la idea de una tensión dialéctica creativa entre regulación y emancipación social
que todavía puede escucharse, así sea apagadamente, en el motto positivista de
“orden y progreso”.
b) el Estado y la ciudadanía: Los derechos humanos se encuentran en el núcleo de esta
tensión: mientras la primera generación de derechos humanos fue designada como
una lucha entre la sociedad civil y el Estado, las generaciones segunda y tercera
recurren al Estado como un garante de los derechos humanos.
c) Estados nacionales y globalización: El reconocimiento mundial de la política de
derechos humanos está al frente de este proceso. La tensión, sin embargo, reside en
el hecho de que en muchos sentidos cruciales la política de derechos humanos es
una política cultural. (Sousa: 2008: 1-2)

El concepto de globalización de Sousa no apunta a lo económico sino a lo cultural: “es


el proceso por medio del cual una condición o entidad local dada tiene éxito en extender su
rango de acción sobre todo el globo y, haciéndolo, desarrolla la capacidad de designar a
una condición o entidad rival como local” (Sousa:2008:3). Asimismo, poniendo ejemplos
de la tensión existente entre lo local y lo globalizado, como ser las favelas o el cultivo de
coca, Sousa prefiere hablar de globalizaciones, y no en singular. De esta manera, los
derechos humanos pueden verse como una “modalidad de localismo globalizado”
(ibídem).

Por su parte, Valeria España (2017), en su artículo “La columna fracturada del mundo”,
vincula lo individual (local), el hecho de haber tenido un hijo hace 7 años al día de hoy,
con dos años en el momento del artículo, con lo global:

los niños y niñas olvidados del mundo que conservan esa potencialidad en sus
manos miniatura, los ojos que investigan, que tienen su destino cruzado porque esta
comunidad no los quiere, porque nacieron pobres, por su color de piel, porque su
padre es musulmán, su madre judía o mexicana. Son los refugiados, los apátridas, un
número, cifras que conforman la predicción macabra de 69 millones de niños menores
de cinco años que, por nuestra negligencia, morirán entre 2016 y 2030(1). (España:
2017).

Quizás quede preguntarnos, con España o Sousa, si la retórica en torno a los derechos
humanos puede materializarse en acciones con cretas que redunden en su aplicación.

Bibliografía

de Sousa Santos, B. (2008). “Hacia una concepción multicultural de los derechos


humanos”, en Revista digital Democracia y Territorio:
https://democraciayterritorio.wordpress.com/2008/08/09/hacia-una-concepcion-
multicultural-de-los-derechos-humanos/ 9/8/2008
España, V. (2017). “La columna fracturada del mundo”, en Espacios sin fronteras, marzo
de 2017: https://espaciosinfronteras.wordpress.com/2017/03/02/la-columna-
fracturada-del-mundo/

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