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El comercio ambulatorio e informal

El trabajo bien ejecutado es nuestra

carta de presentación, para

cualquier otro que se quisiera

emprender.

E
l año 2020 será recordado como una de las etapas más duras que han

experimentado los peruanos producto de la pandemia del Covid-19 (lección

aprendida), suceso iniciado en Wuhan-China, que provocó un gran cambio en

la cotidianidad de las personas en todo el mundo, antes de continuar con los detalles del

tema es necesario conocer ¿Qué es el Covid-19? Según Díaz y Toro (2020) Es una cepa

no identificada previamente en humanos, que se propaga de persona a persona a través

de partículas acuosas que se queda en el ambiente al momento de toser o estornudar,

quiere decir que las personas se pueden contagiar si se mantiene en contacto físico con

una persona infectada (p. 183). Esto ocasionó que las autoridades peruanas tomaran

medidas de prevención para contrarrestar el contagio y pérdidas de vidas humanas, entre las

disposiciones está la declaración de la ley de Emergencia Sanitaria plateada por el

Ministerio de Salud, como el distanciamiento social obligatorio, la higiene, el lavado de

mano constante, la desinfección de los alimentos, el uso de mascarillas, protector fácil,

etc. Asimismo el gobierno de turno, tomo otras medidas que asista a lo estipulado por el

MINSA, el propósito fue de contener el contagio masivo de la población, entre las

restricciones están; el cierre de fronteras, el cese de las actividades cotidianas,

económicas, laborales, académicas y el confinamiento obligatorio (cuarentena), fue el

impacto que marco la vida de los ciudadanos que pasaban de una socialización activa
(ser eminentemente social) a un periodo de enclaustramiento (cerrados en cuatro

paredes), que fue incrementándose de acuerdo a los múltiples contagios y muertes que

dejaba a su paso la pandemia. Durante ese periodo, era obligación de cada ciudadano

permanecer en su domicilio y solo se permitía que un miembro de la familia saliera a

comprar los recursos básicos (alimentos, productos de higiene), los permisos especiales de

trabajo se otorgaron a los agentes llamados de primera línea (doctores, enfermeras, policías,

bomberos etc.). Este suceso puso en relieve las grandes falencias que acarrea al país en

diversos campos y que, por largas décadas los gobiernos han enfatizado muy poco en

solucionar los problemas que perjudican a los sectores vulnerables, tal es el caso de las

entidades de salud que no contaban con una infraestructura adecuada, recursos humanos,

materiales logísticas etc., pero no menos importante, el deterioro de la salud mental de las

personas (estrés, ansiedad, depresión, miedo, angustia), la promoción e implementación de

la educación a distancia, las relaciones sociales, las grades pérdidas que trajo a los

microempresarios y negocios que dependían principalmente del flujo del mercado tanto

nacional como internacional, llegando al punto de tener que cerrar sus puertas para poder

conseguir otra forma de ingresos. Según el glosario mencionado, el ensayo tiene como fin

la reflexión sobre los estragos que origino la pandemia Covid-19 en la economía familiar,

en el desbalance presupuestal y las diversas necesidades básicas, el cual impulso al

ciudadano de a pie a reinventarse e incorporarse a un trabajo informal.

El Perú experimenta diversos desafíos desde el año 2020 hasta la actualidad, los

más afectados frente al panorama son los trabajadores de diversos sectores que fueron

despedidos de las empresas y los empresarios tuvieron que cerrar sus negocios entre la

disyuntiva de acatar las medidas de prevención o salir a las calles exponiéndose al contagio.

La crisis económica y el infortunio de los empleados contratados (primeros en ser


despedidos) era inevitable, no se justifica la acción, pero las circunstancias amerita que las

empresas reduzcan su personal, empezando por aquellos que no figuran en las planillas, con

el fin de sobreponerse a la crisis económica que les toca enfrentar.

La población debido al incremento del desempleo, tuvo que buscar solución para

mitigar el hambre, la incertidumbre de infectarse con el virus SARS-CoV-2, viéndose

obligados a optar una u otra actividad informal. De acuerdo a Pérez, (2018) define a la

informalidad como toda empresa o negocio no establecido de manera legal en la sociedad y

cuyos empleados o trabajadores no poseen beneficios laborales. Las personas suelen

ignorar los efectos que este fenómeno causa y menosprecian todo intento de poder ganar

dinero formalmente; esto no beneficia, solo limita el crecimiento y desarrollo económico, lo

encomiable sería suprimir toda empresa que realice actividades informales en el Perú. La

prevalencia de esta modalidad afecta el crecimiento económico del país. Sin embargo, con

la llegada de la Covid-19 las familias vulnerables optaron por salir a las calles e

incorporarse a los brazos del comercio informal ambulatorio (venta de mascarillas, alcohol,

protector facial etc.), con el propósito de obtener peculios y hacerle enfrente a la crisis que

viven, en realidad nadie estaba preparado, ni contaban con un plan de contingencia para la

pervivencia durante la pandemia. Ante la adversidad, recurren a otras actividades que les

permitiese solventar sus necesidades (canasta básica), formando así negocios de carácter

informal producto de la coyuntura. Sin embargo, la formación de este tipo de comercio no

es novedad en el país, sino que se remonta a la primera mitad del s. XX con el inicio de las

migraciones y el nacimiento de barriadas en las periferias de las ciudades. Este suceso llevó

a que la clase migrante proveniente del campo se amolde a nuevas formas de vida y

empleo; suscitando el establecimiento de negocios de corte ambulatorio y otras

modalidades de trabajo que con el paso de los años se configuraría en el inicio del comercio
informal en el país. De esta manera, se expandió por todos los rincones de las ciudades

teniendo como foco central las capitales de las regiones, viéndose reflejado en la ocupación

de las vías públicas, la obstrucción del paso peatonal y vehicular. Según De Soto (1989) el

comercio informal está constituido por el conjunto de empresas, trabajadores y actividades

que operan fuera de los marcos legales y normativos que rigen la actividad económica, pero

también implica no contar con la protección y los servicios que el estado puede ofrecer. De

ello deducimos que esta actividad se da por el déficit de ingresos, agravándose aún más

durante la pandemia, entre las causas está el desempleo o falta de oportunidades para surgir

legalmente, en el cual la educación básica no está orientada al mercado laboral por el poco

avance tecnológico y por los salarios por debajo del mínimo vital que genera un impacto

directo en el autoempleo que provoca un bajo índice en el desarrollo humano, la falta de

formación y capacitación agrava aún más el problema y esto conlleva a la carencia de

recursos, el exceso de normas y leyes para la formalidad. La falta de acceso al

financiamiento es otra causa que genera un impacto negativo, por el insuficiente ahorro o

no contar con un aval que limita el acceso a un crédito bancario. La última causa que se ha

incluido es la corrupción, en el cual se demuestra la ausencia de la ética por ambas partes,

(el que propone la corrupción y el que acepta la corrupción), sea por parte del gobierno o

por la población, resulta un efecto perjudicial en la distribución de bienes y servicios

públicos que incita a los conflictos sociales.

En el periodo 2020 el Perú afrontó la llegada de la pandemia del Coronavirus con

falencias y debilidades en el sistema de protección al empleo, de esta forma con las

medidas restrictivas impuestas por el Estado y la nueva realidad, la cifra de personas en el

trimestre junio, julio, agosto del 2020, la población ocupada disminuyó en 26,8%. De

acuerdo al INEI (2020) indicó que 14 901 000 peruanos terminaron el 2020 con un empleo.
No obstante, de ese número, 7 642 000 peruanos cuentan con un trabajo informal (La

República, 2021). Por otro lado, se debe dar una mirada al pasado para poder entender el

contexto y el porqué de esta situación precaria en materia laboral. De acuerdo a Belapatiño

et al., (2017), manifiesta que, este sector trae consigo efectos perniciosos en el bienestar de

las personas debido a la ausencia de la protección contra el desempleo y la salud. A su vez,

esto genera consecuencias negativas en la sociedad, porque muchos comerciantes que

eligen ser informales suelen hacer uso del espacio público sin contribuir para mejorarlo o

mantenerlo en un buen estado.

El aislamiento social obligatorio fue el detonante para el cese de muchas actividades

comerciales por considerarse un foco de contagio masivo (aglomeración de personas), y

que miles de peruanos se queden sin empleo. Según datos del (INEI, 2019) la economía en

el Perú presentaba ciertos ribetes de crecimiento en el periodo del 2014-2019, pero en el

2020 registró una recesión económica por el incremento de la pobreza y la desigualdad. En

el 2018 la informalidad en el Perú involucró un 72.4% de la población económicamente

activa y se incrementó en el 2020 por el estallido de la pandemia Covid-19. De acuerdo a

los señalado implica sacarse el velo del rostro y mostrar la difícil situación que

enfrentamos en las turbulentas aguas del desempleo. ¿Qué harías si tus hijos te piden

comida y no cuentas con el dinero necesario para comprarlos?, sentarte y esperar que

alguien se apiade de tus necesidades, estirar la mano y pedir al Estado que te dé, salir a las

calles y robar o quedarte petrificado y ver que tus hijos se mueran de hambre. No verdad,

en esta situación el hombre peruano de amplia convicción, lucha, trabaja y sale a las calles

a ganarse el pan del día con el sudor de su frente y se incorpora al comercio informal,

siendo la única fuente de ingreso para paliar el hambre y la miseria en la que se encuentran

sumergidos. Según el diario Gestión (2020), En las inmediaciones del mercado central de
Lima los vendedores ambulantes vienen y van cargados de diversos productos, quienes

antes de la pandemia eran trabajadores estables o tuvieron pequeños negocios que acabó

abruptamente. Dada las circunstancias y la premura de solventar sus gastos, no les importa

recibir beneficios laborales ni ser bien remunerados, solo basta con obtener una pequeña

cantidad de dinero para comprar el alimento del día a día. Esto trajo como consecuencia

que se eleva la tasa de la informalidad, pasando de un 72% a casi 90% en el país.

Dada la situación actual, el sector empresarial estuvo paralizado y ocasionó que el

gobierno emita decretos para mitigar los impactos negativos de la pandemia. Uno de ellos

fue el Decreto de Urgencia N° 038-2020 que estableció como medida excepcional la

suspensión perfecta de labores (un alivio para las empresas y perjuicio para los

empleados), consiste en retirar temporalmente al trabajador de sus funciones y no recibir

remuneración por parte del empleador, indicándose su aplicación para aquellas empresas

que estarían imposibilitadas de aplicar el trabajo remoto o licencia con goce de haberes, con

el fin de no ser afectado económicamente. Pero, las empresas utilizan estas medidas como

una herramienta que les permite ahorrarse costos (salarios) sin considerar que afectan los

ingresos de sus empleados y fomentan el trabajo informal. Según expresa Osorio (2020),

entrevistado por el diario Gestión, no ha existido ningún plan de contingencia de las

empresas que pueda reducir los impactos negativos ocasionados por la Covid-19, sin que se

sacrifiquen los ingresos de sus colaboradores y asegurar la continuidad de sus negocios,

esto evidencia la falta de empatía hacia su personal, aparte de la suspensión perfecta de

labores, también se redujo los sueldos a los trabajadores que fueron justificados por la

disminución del aforo en las empresas que genero menos producción y menos ingresos, los

empleados estaba atados de pies y manos, dispuestos aceptar irrisorios salarios,

condiciones laborales que las empresas establecían con el fin de no perder sus trabajos
(escasa oportunidad de empleo en el mercado laboral) y solventar los gastos del hogar

durante la crisis. Asimismo en el área administrativa se impulsó al teletrabajo que consiste

en operaciones laborales remotas desde casa utilizando las herramientas tecnológicas como

las plataformas digitales: Meet, Zoom, Microsoft Teams para las reuniones y para el

comercio electrónico el  WooCommerce, Magento y Shopify etc.

La distribución de los bonos fue otro de los problemas, que no llegaron a todas las

familias. Según el diario la República (2020), el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social

publicó en su red social (Twitter), donde evidencia las diferentes denuncias de los usuarios,

quienes refieren que las personas clasificadas en pobreza y pobreza extrema no han sido

consideradas en el padrón de los beneficiarios, sino aquellos individuos con ingresos

solventes formaban parte de dicho subsidio. Muchas de estas denuncias pusieron en tela de

juicio el manejo económico del gobierno y las planillas desactualizadas (censo 2015) que

utilizaron para el reparto de los bonos; un ejemplo resaltante es de un joven que recibió el

bono de 380 soles mientras que la empleada del hogar no era beneficiada. Ocurrió la misma

situación con las canastas de víveres, que fue entregada de acuerdo al padrón, donde

figuraban incluso personas fallecidas. Estas y otras irregularidades motivaron a los

ciudadanos a buscar otras salidas frente a esta crisis. No estaban en condiciones de esperar

otro bono o que el Estado diseñe otra lista de beneficiarios, además son montos irrisorios

que no cubren las necesidades básicas de las familias. Eso motivó e impulsó a sumergirse al

sector informal. Para entender esta problemática es necesario conceptualizar el tema de

comercio informal. Según Quispe, et al. (2018) el comercio informal está constituido por

vendedores ambulantes que invaden espacios públicos para establecerse y ofertar sus

productos, arriesgando su seguridad o estar sujeto al riesgo de ser desalojado del lugar de

venta que ocupa, sumado a ello la confiscación de sus productos. Cabe señalar que el
Estado es el único responsable de la informalidad y la precaria situación que viven la

población. Debido a los altos costos de formalización, las excesivas cargas tributarias, los

engorrosos trámites administrativos, entre otros; espanta a los ciudadanos en optar

formalizarse e incurren en este tipo de comercio, convirtiéndose en una típica forma de

subsistencia que perdura hasta hoy en día. La prevalencia de esta modalidad genera

consecuencias negativas para el Estado como el decrecimiento de sus ingresos en materia

tributaria que causa ineficiencia en la distribución de los recursos, entonces es válido

afirmar que el desarrollo del comercio informal afecta el crecimiento económico del país y

propicia que la persona continúe sumergida en pobreza. Ante ello, De Soto (1986)

menciona que el sistema de regulación para las empresas en nuestro país funciona con

obstáculos “ex ante” para el empresario, las trabas al nivel de formalización se imponen

antes de evidenciar las capacidades que tienen los emprendedores para llevar a cabo un

negocio. En otros países como Estados Unidos, primero funciona el emprendimiento con

documentos básicos y necesarios. Luego observan si es rentable o no para recién exigir el

cumplimiento de las regulaciones, este seguimiento es considerado “ex post”. Si las

personas que están involucradas en el emprendimiento no tienen los medios necesarios para

pagar y cumplir con los requisitos que impone el Estado para su formalización, esto debe

entenderse no como negocio ilegal sino informal, porque no venden productos o servicios

de manera ilícita, solo requieren aprobar los engorrosos procesos.

La población peruana comete errores en emprender sin tener la información

necesaria sobre los lineamientos o requisitos para impulsar un negocio formal, debido a la

falta de instrucción, es importante impulsar desde los centros de estudios básicos la

educación financiera, no basta tener la habilidad de hablar, convencer al comprador, sino

también cumplir y contribuir con el Estado, pagando los impuestos y convertirse en un


empresario formal. Según López (2014), la poca información y conocimiento en materia

tributaria, impide el pago de los impuestos necesarios por desconocer la finalidad y para

qué son utilizados los mismos, por esta razón muchos de los contribuyentes prefieren

mantenerse en el sector informal. La incredulidad y la ignorancia lleva a los peruanos a no

pagar los impuestos al Estado, ¿por qué debería pagar?, ¿a dónde se destina mi dinero?,

quizás estas son las interrogantes que se plantean. El gobierno tiene la obligación de brindar

programas de concientización sobre la informalidad en el Perú, mediante charlas

motivadoras, capacitaciones etc. que inspiren al emprendimiento y a la formalización.

Según Belapatiño et al., (2017) lo negativo de la informalidad se evidencia al

momento de querer acceder a los beneficios o ventajas que puede ofrecer el Estado como

parte del apoyo al sector comercial, como la asignación de créditos financieros, bienes y

servicios, donde estos en su mayoría son negados debido a que los informales no cuentan

con un registro legal, ejemplo de ello es el programa Reactiva Perú creado en el 2020 como

parte de las políticas de reactivación económica tras la declaración del estado de

emergencia sanitaria por el Covid-19, pero estos beneficios solo llegaron a aquellos

negocios formales y favorecieron a un pequeño porcentaje de la población.

La economía informal no es un fenómeno para alentar; sin embargo, su presencia

permite que los emprendedores superen los primeros obstáculos institucionales y

posteriormente los más innovadores puedan dar el salto hacia la formalidad, ser informal no

es lo ideal, pero es parte del proceso de evolución y desarrollo empresarial, con el tiempo

puede convertirse en éxito y traer beneficio económico del país, la informalidad debe

erradicarse de raíz, pero la crisis mundial ha incrementado el porcentaje de vendedores

ambulantes, situación que a muchas personas les parece una competencia desleal; sin

embargo, se basa en el libre mercado y las circunstancias son cambiantes, porque nadie
avizoró una pandemia de tal magnitud. Por ejemplo, una señora que no cuenta con los

recursos económicos suficientes decide comprar un polo que venden fuera del local

comercial, el producto es el mismo la diferencia está en el precio, ¿Cuál crees que le

conviene comprar?, teniendo conocimiento que no cuenta con el dinero suficiente para

adquirirlo, los comerciantes legalmente organizados en ocasiones abusan del consumidor y

elevan inescrupulosamente los precios de sus productos, entonces los vendedores

ambulantes son los que regulan los precios en el mercado. En el caso de las empresas

formales obtienen ciertos beneficios por parte del Estado como: contratar a cualquier

persona con beneficios otorgados por el gobierno, esto posibilita que los empleados cuenten

con todas las facilidades al iniciar su periodo de trabajo, pueden acceder a préstamos

bancarios en cualquier banco sin muchas restricciones y formar parte del ecosistema

comercial del país, lo que significa obtener menores impuestos, en cambio las empresas

informales no tienen acceso a obtener préstamos bancarios, prevalencia de riesgos

constantes.

El comercio informal genera retraso tanto desde lo social, político, cultural y

económico; provocando que aumenten los subempleos en paupérrimas condiciones

laborales y haciendo a la población parte de ella por la necesidad aumentando más la

pobreza en la sociedad. Sin embargo, surge como alternativa de subsistencia ante el

desempleo generado, la exclusión social derivada de problemas de violencia y marginalidad

social (falta de ingresos, educación y capacitación) en donde el modelo económico

adoptado y sus políticas afectan la economía local presentando dificultades para articularse

y generan crisis en el mercado laboral. Lo que se quiere es más apoyo de parte del Estado

para proporcionar herramientas que ayuden a las microempresas que fueron cerradas a

causa de la pandemia y a las personas que se dedican al comercio ambulatorio a ser


incluidos en el sector formal; siendo realistas pasarán varias décadas para lograr la

estabilidad económica que se necesita para disminuir este fenómeno que afecta en gran

porcentaje al crecimiento y desarrollo económico del país.

En síntesis, el contexto actual y sus medidas restrictivas en aspectos como el

económico, educativo y social, implementadas por el gobierno para evitar la expansión del

Covid- 19, ha evidenciado un aumento progresivo en la cantidad de desempleados desde el

inicio de la pandemia y que optaron por el sector informal como medida de subsistencia. La

necesidad de ingresos redujo el temor de coexistir con el virus y salir a las calles a trabajar,

condiciones en las que los desempleados ven nuevas opciones como el comercio

ambulatorio y contrataciones sin ningún tipo de margen formal; esto conlleva que se

acepten abusos como disminución de salarios, explotación y limitaciones en las condiciones

laborales que los conduce a un aprovechamiento por parte del empleador. Esta exoneración

de beneficios al trabajador, realza la brecha existente entre el empleo formal e informal, ha

creado mecanismos de protección en las empresas tales como el decreto de suspensión

perfecta de labores, en donde las empresas realizan despidos masivos temporales para

reducir costos y beneficios a sus trabajadores, apelando a distintos motivos, muchas veces

incoherentes y no necesarios que demuestran la falta de empatía del empleador.

El apoyo a estas actividades económicas que surgen en el marco de la informalidad,

las cuales se reinventaron por la necesidad ante la crisis ocasionada por la actual pandemia

(Coronavirus), requiere una mayor flexibilidad en los procesos que estime la inserción al

sector formal. El propósito aquí es la reflexión sobre la diferencia entre la informalidad y

la ilegalidad, ya suelen usarse como sinónimos, aduciendo a la informalidad como un

delito, por tal motivo es considerado como negativo por la sociedad, cuando realmente se

busca generar ingresos para satisfacer las necesidades básicas y fue esta crisis que nos hizo
comprender que la informalidad se ha convertido en un mecanismo válido para generar

ingresos, permitiendo a muchas familias a sobrevivir ante la situación adversa que trajo la

pandemia, así como también los problemas mentales (incertidumbre, el miedo, pánico,

etc.).

El Estado y las empresas privadas deben generar mejores condiciones a los

trabajadores informales a través del crédito bancario, generar presupuestos, fomentar

conciencia tributaria y así tener un país más ordenado, competitivo, sin embargo, hay males

que continúan contaminando al Estado, como la corrupción y la burocracia, estos dos

fenómenos son parte influyentes en la población para que no tengan confianza en la

administración estatal. Es por ello, la informalidad que se sostiene en este ensayo, es una

forma en la que se expresa la desocupación laboral, por otro lado, la flexibilización laboral

y la explotación se redobla vulnerando derechos laborales, con la lógica del empleador: sí

no estás contento en este trabajo, hay 100 personas detrás tuyo, se puede evidenciar que

esas 100 se encuentran desocupadas.

Referencias

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propuestas para reducirla.

https://www.bbvaresearch.com/wp-content/uploads/2017/01/Observatorio-

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López, R. (2014). La evasión tributaria y su consecuencia en el desarrollo económico del

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