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El texto expositivo

Hablando del tiempo

¿Para qué usamos el lenguaje? Para comunicar nuestras ideas suele ser la
respuesta a la pregunta anterior, y esta debe ser sin duda la función más ampliamente
reconocida del lenguaje. Cada vez que hablamos con los demás de nosotros mismos o de
nuestras circunstancias, o preguntamos acerca de otros y sus circunstancias, estamos
utilizando el lenguaje para intercambiar hechos y opiniones. A este uso del lenguaje se le
suele llamar «referencial», «proposicional» o «ideacional». Es el tipo de lenguaje que
encontraremos en toda enciclopedia, y en cualquier interacción hablada o escrita en la que
las personas deseen aprender unas de otras. Pero sería erróneo pensar que esa es la única
manera en la que usamos el lenguaje. Los estudiosos han identificado varias funciones
más, en las que la comunicación de ideas es una consideración marginal o irrelevante.
El señor X apoya cuidadosamente su bastón contra la pared, pero éste se cae. Lo
intenta otra vez y se vuelve a caer. El señor X maldice abiertamente su bastón. ¿Cómo
deberíamos clasificar esta función del lenguaje? No puede ser comunicación de ideas,
porque no hay nadie más en la habitación. Aquí tenemos uno de los usos del lenguaje más
corrientes: un medio de librarnos de nuestra tensión nerviosa, cuando nos encontramos
bajo presión. Es el caso más claro de la que suele llamarse función «emotiva» o
«expresiva» del lenguaje. La expresión lingüística de emociones más corriente consiste en
palabras y expresiones convencionales (como bravo, ¡dios mío!, caramba, hombre, qué
porras) y en los sonidos semilingüísticos normalmente llamados interjecciones (como ay, oh,
bah, olé, chist).
La señora P estornuda fuertemente. La señora Q dice: «¡Jesús!». La señora P dice:
«Gracias». De nuevo este no parece un caso de lenguaje usado para comunicar ideas, sino
más bien para mantener una relación cómoda entre dos personas. Su única función es la de
proporcionar el medio de evitar una situación embarazosa para ambas partes. De la misma
forma, el uso fórmulas como buenos días o mucho gusto y los intercambios rituales de
noticias sobre la salud o el tiempo no comunican ideas en el sentido normal. Habitualmente
las oraciones de este tipo se generan de forma automática y tienen una estructura
estereotipada. Frecuentemente manifiestan cosas obvias (por ejemplo, «hace un día
magnífico») o que no tienen contenido en absoluto (por ejemplo, «hola»). Ciertamente
deben tener algún tipo de explicación, y esta se encuentra en la idea de que en estos casos
el lenguaje está siendo utilizado para mantener una buena relación entre la gente. El
antropólogo Malinowski (1884-1942) forjó la expresión «comunicación fática» para referirse
a la función social del lenguaje, que surge de la necesidad humana básica de indicar
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amistad, o, por lo menos, falta de enemistad. Estos ejemplos son válidos para el español y
para muchas otras lenguas europeas. Pero las culturas presentan una gran variedad
respecto a los asuntos que permiten una comunicación fática. El tiempo no es un tópico de
conversación universal. (…) Es más, la comunicación fática en sí misma está lejos de ser
universal: algunas culturas hablan poco, y prefieren el silencio, como el caso de los
paliyanes del sur de la India, o los aritama de Colombia.

DAVID CRISTAL: Enciclopedia del lenguaje. Taurus.

Actividades

1. Señala cuál de estas afirmaciones se relaciona más con el contenido global


o idea principal del texto.
a. El texto resume todos los usos del lenguaje.
b. El autor afirma que hablamos del tiempo en demasiadas ocasiones.
c. El texto describe y comenta algunas funciones básicas del lenguaje.
d. El texto analiza varios problemas típicos de la comunicación.

2. Este texto que acabas de leer tiene tres partes (tres párrafos) diferencias en
cuanto a los contenidos que abordan. ¿Podrías poner títulos que reflejen el
contenido de cada una de las tres partes?

3. ¿Qué procedimientos de cohesión aparecen en el texto?

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