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LOS ANIMALES A LA ESPERA DE SUS DERECHOS

¿Por qué mi memoria es una memoria en Humanidades y qué relación tiene


conmigo el tema? (500 palabras)
Considero que mi tema es una memoria en Humanidades, porque es un acto de reflexión
personal o interior sobre la realidad en la que convivimos. El otro mundo en mi interior,
desde mi experiencia, que aún no encuentro respuesta y que en ocasiones me deja
pensando. Es ver el mundo y sus diferencias desde mi perspectiva, una en la que no solo
están seres humanos, sino que también están los seres no humanos. Me refiero a la
realidad de los animales, aquellos que no reclaman ante lo injusto, que cuando algo les
parece mal no pueden protestar, que cuando lloran lo hacen en silencio, son ellos con
sus ganas de sobrevivir lo que me lleva a viajar a todos los episodios de mi vida para
tratar de buscar una razón de la que considero, otra realidad injusta en el mundo.
Esta memoria está relacionada conmigo, porque surgió en el momento que experimenté
un vacío en mi vida personal, en la que solo creía que las personas podían ser compañía.
Es en este momento que ante mis ojos pude advertir otra realidad llena de soledades,
casos de animales con daños en el corazón, circunstancias que constantemente
experimento, observo y considero deberían ser atendidas. La noción de los animales en
dos situaciones, es decir, bajo dos miradas: “Como hijo”, sujeto de derechos y “Como
objeto”, propiedad patrimonial, en el cual al desarrollar mi memoria tendré que dar la
razón o, por el contrario, dar una explicación de un posible nuevo tipo de familia en el
que los animales de compañia son considerados miembros de ella y, por lo tanto, ser
sujetos de derechos.
Finalmente, comentar, que mi motivación también surge de la necesidad de despejar
ciertas dudas de cómo la iglesia, más específico desde las sagradas escrituras, ve este
otro mundo de los animales a la luz de lo sagrado. Es por todo esto que estimo mi
memoria se acerca al interior de mi alma, pues esta, según Loyola, no solo es satisfacer
el mundo superficial, sino meditar y reflexionarlo desde el interior de la conciencia,
pues, sino “¿De qué sirve ganar el mundo, si al final pierdes el alma?” (San Ignacio de
Loyola)
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
La relación jurídica entre el hombre y el animal no es un fenómeno exclusivo de
los tiempos contemporáneos, tiene sus raíces en la Edad Media, desde el siglo XIII hasta
el siglo XVIII, era posible demandar e incluso llevar ante el juez a los animales en esta
época. Según Rodríguez y Berbell (2022) “era práctica común acusar a un animal de un
delito cualquiera y someterlo a juicio, con todas las formalidades”. Hoy resulta
inadecuada la idea de que un animal deba responder por sus actos como una persona.
Sin embargo, la tendencia a humanizarlos, respecto a ser poseedores de derechos, no ha
disminuido, siendo necesario reflexionar sobre la forma en que tal controversia se
adopta en los sistemas jurídicos.
La determinación de cómo el derecho piensa a los animales trae consigo,
inevitablemente, un desafío jurídico que hoy en día se limita a la preocupación por
garantizar el trato "humanitario" y evitar que sean sometidos a sufrimientos
innecesarios. Esta posición, conocida como la del “bienestar animal”, ha comenzado a
utilizarse en el discurso social y político entorno a la importancia de la expresión de los
“derechos de los animales”, la cual, según Zarate (2020), entraña dos significados
distintos “que representa una tajante dualidad: O se es “persona” o se es –una simple–
“cosa”, no hay términos medios”. En efecto, la decisión de cómo se percibirá a los
animales en la vida jurídica, impacta e influye en la configuración de normas o leyes
para estos seres vivos, siendo beneficiario o no, pues no existen términos medios a la
hora de ejercer el derecho. ACCESO A JUSTICA, AQUELLA QUE ES PERCIBIDA
COMO LENTA ÁRA LOS HUMANOS. PROBLEMA INDIGENA Y LA
AMBIVALENCIA DE SUS NORMAS Y DERECHOS

De acuerdo con Javier Molina (2018), respecto a la concepción de los seres no


humanos, es necesario dejar de lado una percepción antropocéntrica, y abrir paso a una
visión cosmocéntrica, en el cual el ser humano y animal formen una relación armónica
con el ambiente en el que conviven. Así pues, la importancia de reflexionar sobre estos
seres, tiene que ver también con la percepción del hombre respecto de otros seres vivos
en su entorno, aquellos seres que son seres con necesidades y deseos, por lo tanto,
posibles poseedores de principios de la dignidad y la vida como un ser sintiente.
Ahora bien, hasta ahora me he referido a los seres no humanos, como el otro
grupo de seres vivos que comparten el mismo entorno con los humanos. Sin embargo,
en esta ocasión mi análisis consistirá fundamentalmente en los animales de compañía,
en cual forma parte de la clasificación de los animales domésticos, al igual que las
distintas especies existentes, su necesaria mirada, desde lo que se entiende por justicia,
respecto a las normas o leyes que enmarcan la protección animal.

Al respecto, el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos de los


Animales, que en su tenor literal expone: Todos los animales nacen iguales ante la vida
y tienen los mismos derechos a la existencia. Lo dicho supone que ambos tienen el
mismo derecho de existir y, por lo tanto, una garantía del derecho a la vida, el cual se
encuentra en el derecho penal cuando se configura como delito al acabar con la vida. Es
decir, tanto humanos como no humanos implicaría una protección de igual manera, no
obstante, esta idea actualmente es tergiversada, porque se piensa que la vida de los
humanos es mucho más valiosa que la de los animales. Una indudable realidad de cómo
son muchas veces vistos los animales de compañía en la mayor parte del mundo, que
concibe a los animales domésticos como objetos y ha hecho difícil acabar con la
violencia contra estos seres no humanos, pues supone límites para la configuración de
derechos que los beneficien.

 No obstante, en el contexto latinoamericano se identifican propuestas legales que


reconocen constitucionalmente los derechos de los animales, en base al concepto de
naturaleza, como Bolivia en 2009, el artículo 33 de su Constitución Plurinacional, LA
IMPORTACIA DE SER PLURINACIONAL refiere al derecho a un ambiente sano y a
la tutela hacia otros seres vivos para que se puedan desarrollar de manera normal
(Constitución Política de Bolivia, Art. 33, 2009).

A nivel nacional, se muestra una tardía solución frente a tal problemática. pues
recién el 2015 se puso en vigencia la Ley de Protección y Bienestar Animal
ESTABLECER UN AVANCE CLARO(Ley No 30407), en el cual sanciona con pena
privativa de libertad actos de crueldad, abandono o muerte de un animal silvestre. Pero
esto no ha logrado un gran impacto, pues no se entiende por qué teniendo ya una Ley de
protección en el Perú, ¿cómo es posible que no exista una entidad que regula la
aplicación de esta Ley? ¿Son los activistas o el Estado los encargados de hacer cumplir
las leyes? En la actualidad, esta preocupación por el bienestar animal nace
principalmente desde los movimientos que buscan proteger los derechos de estos seres,
en la cual fomentan una forma de pensar nueva sobre la apreciación por los animales
como sujetos políticos que, si bien no tienen voto, aunque sí voz, podrían ver restituida
algo de su dignidad.

Es evidente entonces que, el problema de los animales de compañía tiene que ver
con la poca importancia del Estado al generar un derecho, o incluso con tan solo
plantear un proyecto, pues se hace visible la ausencia de un análisis y mirada sobre la
realidad de los seres con los que conviven, ello al no considerar ciertos enfoques de
capacidades y tan solo suponerlas. CLIFOORZT GEERTZ Es decir, el problema
principal se torna cuando se expidan leyes sin conocer previamente el tema a legislar,
cuando no se delimita el campo de aplicación de la ley y, sobre todo, cuando no se
cuenta con el apoyo de profesionales, pues, consecuentemente, termina con una
problemática que coloca a los animales de compañía en desigualdad. En el caso
peruano, si bien existen hoy en día leyes que respaldan los animales domésticos y de
compañía, estos no tienen aún una eficiente configuración y aplicación en el sistema de
justicia peruano. 

Se cree entonces que esta poca atención por parte del ordenamiento jurídico, se deba
a las nociones concebidas sobre los animales domésticos como propiedad patrimonial y
no como sujeto de derechos, que nos hacen apuntar alguna diferencia empírica entre
humanos y animales que justifica ese trato desigual. Es en base a ello que, planteare el
desarrollo de mi memoria, con la posible idea de la existencia de una poca colaboración
por parte de la Sociedad para que este panorama cambie y, así responder: ¿por qué la
ley 30407 concibe a los animales domésticos como propiedad y no como sujeto de
derecho en el Perú? 
 Para llevar a cabo mi memoria, la dividiré en 4 momentos. En un primer momento,
buscaré la definición de los conceptos elegidos para la búsqueda de mi respuesta. En un
segundo momento, trabajaré la problemática en base a la sociedad, las nociones que en
ella se presentan sobre los animales domésticos, y el acceso de justicia, como posible
vía de trato desigual hacia los animales domésticos. En un tercer momento, me enfocaré
en el análisis de La Ley 30407 “Ley de Protección y Bienestar Animal”, las
implicaciones que ellas generan para los animales. Finalmente, trabajaré todo lo
analizado en base al “Enfoque de capacidades” de Martha Nussbaum.
FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

Los animales como persona


Para comenzar a abordar el primer concepto (animales como persona), es
primordial señalar que, surge de la sensibilidad frente al trato con los animales, no sólo
en Latinoamérica, sino en el mundo, pues, cada vez más hay una mayor conciencia de
reformulación del aparato legislativo en torno a un enfoque de capacidades que incluye
a los seres no humanos como poseedores de una vida jurídica. Pero ello sólo será
posible al reconocer a estos como personas, un término que fue usado para distinguir a
seres humanos determinados a los cuales se les reconocía una especial dignidad, por lo
que eran capaces de adquirir derechos y obligaciones. 

De esta forma, según el enfoque de capacidades, relata Martha Nussbaun (citado


en Blanco, 2012), refiere que las “personas” son aquellos seres dotados de razón y
autonomía y los únicos beneficiarios al alcance de la justicia, una ficción legal humana
que, basada en el principio de razonabilidad, excluye a grupos que no cumplen con
dichos requisitos para ser tratados de manera igual. Ello se explica a la hora de
mencionar que, “las habilidades de los animales deberían ser habilidades que apoyen
filosóficamente los derechos de los seres humanos”. En resumen, el uso del elemento de
la filosofía, según el autor, amplía el gran cuadro de la justicia, que admite sólo seres
racionales con derechos y excluye así a los que no son humanos. Tal visión lleva a
resaltar las tensiones entre una barrera impenetrable que distingue entre los humanos y
los animales, entre los seres con alma y las bestias, entre los racionales y los
irracionales.
Del mismo modo, Según Francione (2009):
“Si extendemos a los animales sus derechos de no propiedad, se convertirán en seres
humanos virtuosos. Afirmar que un organismo constituye un ser humano es reconocer
que el organismo tiene importantes intereses morales, que el principio de igual
consideración se aplica al organismo, que no es un objeto”.
Es interesante desde que perspectiva analiza Francione la problemática animalista,
en la primera línea expresa la necesidad dejar atrás aquella ontología animal errónea que
crean enfoques éticos deformadas, es decir, dejar de ver a los animales desde una ética
antropocéntrica, para la cual sólo el ser humano tiene relevancia moral, dañando
injustamente o bien a los propios animales o bien a los seres humanos más sensibles.
Ello ayudaría a que, a través de la ética de la virtud, según Francione, entendamos que
pueda que el valor sea gradual, pero la dignidad no. Es decir, que, si bien la graduación
de valor tiende a discriminar a los animales con proporcionalidad, siendo un juego
comparativo que encuentra un límite absoluto en la dignidad de los seres vivos y coloca
ser humano con mayor consistencia ontológica que el resto, la dignidad Y SU
MEDICION IMPOSIBLE
Por otro lado, continua con la relevancia del principio de igualdad, pide un
reconocimiento de derechos e igualdad para todos. Es decir, que la igualdad entre los
seres humanos en cuanto a su dignidad resulta un principio moral básico e irrenunciable,
pues, según el autor, sólo reconociendo que los animales como “sustancias” poseedoras
de una misma dignidad, podrán acceder a los derechos de justicia.
Esto significa que, aún existe un tema de primacía jerárquica que también ha sido
utilizado para establecer profundas desigualdades. Un panorama general que no tiene en
cuenta las capacidades de los animales no humanos, ya que solo los consideran como
objetos patrimoniales. A ESTO ULTIMO ME REFIERO A QUE Entonces, para
ahondar más sobre este primer concepto, es importante también mencionar lo que
Vanesa Felipe (2015) señala respecto a la percepción antropocéntrica, la cual refiere a
la visión exclusiva sobre la concesión de valores intrínsecos al ser humano y deja de
lado a las otras especies. Por otro lado, optar por una cosmovisión, pues él cambió
permitirá abarcar una mirada a la necesidad de la forma de ver el mundo. al hombre y
las especies que conviven en un mismo entorno.

Los animales como propiedad


En este ámbito, nuevamente etiquetaban a los animales como “objetos” cuyo
dominio se encabeza desde el Estado; Según Ortiz, Francione indica que:
“Esas leyes no lograron proporcionar una protección significativa a los animales puesto
que los animales son propiedad nuestra, y su estatuto como tal propiedad les impide
tener significación moral. Los intereses de la propiedad jamás se considerará
virtualmente que sean similares a los intereses del propietario, y el animal siempre
perderá ante cualquier supuesto “balance” de intereses humanos y animales” (p.40).
Se trata, según el autor, de una ideología tradicional de considerar a los seres no
humanos como seres no racionales; por ello, no poder tener cierta capacidad para ser
poseedores de derechos y responsabilidades, una reducción de la moral a una serie de
principios abstractos con la cual considera a los seres sintientes como meros objetos de
propiedad. Resultando que la justicia social tienda a discriminar, tanto en la teoría como
la práctica, a los seres sintientes y, peor aún, graduar su valor al de los seres humanos.
Por otro lado, “La domesticación animal fue el primer acontecimiento en que el
hombre buscó controlar y explotar a otros seres vivos deliberada y sistemáticamente.
Los resultados fueron tan satisfactorios que todos los núcleos culturales humanos
llevaron a cabo sus propios procesos de domesticación animal y vegetal” (Valadez,
1996: 13). Ciertamente, la domesticación hizo de los seres no humanos, seres de
compañía y, a veces, estar a su servicio y alimentación. Una dicotomía doméstica que
pone a los animales desde dos perspectivas: Como compañía, la interacción entre
personas y animales. Por otro lado, medios u objetos para ciertos fines.

3.1. Análisis sobre la base del concepto de objeto patrimonial en la Ley 30407

3.1.1. Cómo diferencia el sistema peruano a los animales domésticos con los de
compañía.

Para empezar a analizar la problemática que envuelve a mi memoria, es importante


primero diferenciar los conceptos de los animales domésticos frente a los animales de
compañía, ya que las personas suelen confundir a menudo estos términos. Para ello, en
base a los conceptos que la Ley 30407 maneja, esta define textualmente a los animales
de compañía como “toda especie doméstica que vive en el entorno humano familiar,
cuyos actos puedan ser controlados por el dueño o tenedor”. Significa entonces que,
dentro de este grupo, están los animales que exclusivamente están bajo control de las
personas y están vinculados a un hogar. Por otro lado, esta definición supone también
que son los animales de compañía un grupo que forma parte de la clasificación animales
domésticos, aquel conjunto de especies que conviven con el hombre, no perteneciendo a
la fauna salvaje.
Sin embargo, con tal definición, expuesta por la normativa peruana, aún sigue
existiendo una definición parecida como que en ambos casos se percibe al animal bajo
el poder el ser humano. Por eso es importante hacer una profundización al respecto, en
la cual, según María Valeria (2015), los “animales domésticos”, son aquellos que viven
con el ser humano y están domesticados, por lo tanto, son los perros, gatos, pero
también lo pueden ser las vacas y gallinas, existiendo de esta forma una gran diversidad
de clases, como las especies que son criadas y reproducidas con fines lucrativos. Por
otro lado, los “animales de compañía", a diferencia del grupo general, son criados de
forma desinteresada por su dueño, son domesticados para compartir y disfrutar de su
compañía, es decir, hacerlos parte de su familia.

En tal sentido, aquella definición que construye la Ley 30407 sobre los animales, en
ambos casos, parere determinar aspectos dirigidas a una propiedad y su
aprovechamiento, incluso considerada “ilimitado” desde una perspectiva “ética
antropocéntrica”, la cual, según Vanesa Felipe (2015), refiere a la visión exclusiva sobre
la concesión de valores intrínsecos al ser humano y deja de lado a las otras especies. De
manera que, desde la postura legal, se considera a los animales como cosas en diferente
sentido.

Asimismo, existe también un paradigma en la Ley 30407 respecto a la definición de los


animales, pues en su artículo 1 y 14 reconocen a los animales como seres sensibles, al
mencionar que “para reconocerlos como animales sensibles, los cuales merecen gozar
de

buen trato por parte del ser humano y vivir en armonía con su medio ambiente”. Eso
quiere decir, reconocer que los animales poseen la capacidad para experimentar
sufrimiento, una reflexión que parece colocar a los animales en el campo de la ética
animal, es decir, dentro de una perspectiva llena de comportamientos morales que
supondría para los humanos la obligación ética de tratarlos mejor. Así, miremos al reino
animal en su conjunto. ¿Vemos algo que parezca parecida a la moral humana? Si fuera
así, no solo sería una Ley a su favor, sino el derecho penal, pues este no es sino un
derecho moralizado y en muchos delitos, su única función consistiría en aplicar nada
más que un principio moral.

3.2. Análisis sobre la base del concepto de sujetos de derecho la Ley 30407
El sentido, como aparenta lo anterior mencionado, tal parece que de la Justicia es un
concepto habitualmente atribuido a los humanos, pero que también existen posibilidades
de que se puede apreciar en los animales. Otras capacidades que, según el enfoque de
capacidades relata (Nussbaun, 2012), puede ser comparados a los animales con la
misma capacidad que las “personas”, pues estos serían son aquellos seres dotados de
razón y autonomía los únicos beneficiarios al alcance de la justicia, una ficción legal
humana con la cual no concuerda, pues excluye a grupos que no cumplen con dichos
requisitos para ser tratados de manera igual. Por otra, desde el cosmocentrismo, el
acento se dispone sobre el valor que posee el mundo de la naturaleza y ello puede
enlazarse con el conjunto de aportaciones derivados, en especial, de la ética ambiental.

Ello se explica a la hora de mencionar que, según Nussbaun, “las habilidades animales
deberían ser habilidades que apoyen filosóficamente los derechos de los seres
humanos”. En resumen, el uso del elemento de la filosofía, según la autora, amplía el
gran cuadro de la justicia, que admite sólo seres racionales con derechos y excluye así a
los que no son humanos. Tal visión lleva a resaltar las tensiones entre una barrera
impenetrable que distingue entre los humanos y los animales, entre los seres con alma y
las bestias, entre los racionales y los irracionales. Asimismo, la sociedad es definida en
términos de sensibilidad moral. Y la moral en términos de sensibilidad social. Si se
violan ciertas reglas morales, la sociedad se resquebraja.

Finalmente, unos de los artículos de la ley 30407 también menciona las tendencias más
recientes de la jurisprudencia, donde en otras situaciones se compara la relación entre
los animales y los humanos con la de dos seres sintientes. Este es el caso, por ejemplo,
cuando dicha Ley admite el resarcimiento del daño causado por la pérdida de un animal
de compañía, o, por otro lado, cuando establece el derecho de las personas
hospitalizadas a ser visitadas por sus animales. Entonces, aquella Ley supera las
limitaciones de las éticas “sensocentristas”, que conceden relevancia moral sólo a los
consideran seres sintientes, dejando de lado a los animales. Dicha regulación del sistema
peruano traza un problema de muy difícil solución: ¿dónde hemos de trazar la línea de
la relevancia moral? Podrían resumirse en el llamado dilema del “anti-especista”, donde
se busca entender si la pertenencia a una especie no es un criterio justo de
discriminación entre individuos, o bien no discriminamos en absoluto, o bien lo
hacemos siguiendo algún otro criterio, pero el mismo resultado, excluyendo a los seres
vivos y seguir midiendo su valor y. dignidad como la idea de bienestar animal, que ha
sido ridiculizada bajo el rótulo de bienestar ismo.
4. Conclusiones y reflexiones

Para finalizar, tras el análisis a la Ley 30407 “Ley De Protección y Bienestar Animal”, a
partir de conceptos que enfocan a los animales, por un lado, como sujetos de derechos y,
por otro lado, como objetos patrimoniales, se ha conseguido dar respuesta a la
interrogante de cómo se concibe a los animales de compañía en dicha Ley, pues se ha
hecho entrever una serie de dificultades a la hora de aplicar correctamente la justicia
para los animales de compañía en el Perú. Ello debido a que, los regula bajo una
perspectiva androcentrista y que tiende a tratarlos como propiedades al referirse a ellos
como seres vivos domesticables.

Asimismo, el criterio de “bienestar” de la Ley N.º 30407 contradeciría la normativa de


esta, pues al impugnar las definiciones de bienestar animal al tener excepciones sobre lo
que se considera “tradición” como los espectáculos de entretenimiento señaladas en sus
líneas. aquel principio que también excluye a los animales de compañía.

Por otro lado, lo importante de teoría de “la ética de las virtudes” que propone
Fraccione, desde una perspectiva Aristotélica que, a diferencia de Nussbaun y tesis de
ampliar la frontera de la justicia de la dignidad también a los animales, es que el autor
no considera que aquella problemática tenga una noción gradual de la dignidad, pues
cree que, si bien el valor es gradual, la dignidad no. H ace una aportación irremplazable
a la cuestión animalista. Dicho enfoque desde la ética, vislumbra la importancia de una
reforma o incluso considerar un proyecto que establezca los derechos de los animales de
compañía, ello porque, queda demostrado que se aprende con la práctica más que con la
palabra, Así mismo, la Ley 30407,

Por lo tanto, es necesario que, para formular políticas, leyes o incluso proponer proyectos sobre
los animales, por no decir en todo, es necesario adentrarse a estudios densos de la realidad lo
que realmente está ocurriendo en la problemática animal. De otro modo, se advertirá una serie
de contradicciones que, como ocurre en la Ley .30407, trae consigo innumerables de falencias
y, según Quijano, dotas de una cargado de intención de dominación. Pues justifica a la no
razonabilidad de los animales para seguir bajo el dominio de las personas. Pensemos, por
ejemplo, en aquel artículo que menciona la propuesta de escoger a los animales para laborio-
ética, para una experimentación animal “más ajustada”
Si bien el Perú se encuentra implicado en sistemas de protección de animales, en el
ámbito de los cuales ha registrado varios tratados de derechos que protegen a los seres vivos,
aún queda mucho por abordar respecto al tema y llegar a alcanzar, como el caso de Bolivia, a
concebirlos desde una mirada cosmocentrista.
Nota 17

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