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¿SON LOS ANIMALES SUJETOS DE DERECHO?

I. INTRODUCCIÓN

El estado de derecho está concebido bajo la perspectiva de que el único sujeto de


derechos es el ser humano. Los animales en ese contexto están concebidos como bienes,
que en la legislación civil pueden estar clasificados como semovientes o incluso
inmuebles por adhesión. Sin embargo, su condición de seres vivos con capacidad de
sentir bienestar, pero también sufrimiento, hace que desde la dignidad humana se plantee
la posibilidad de hacerlos sujetos derechos para que no sean objeto de crueldad.

Sin perjuicio de que no sean concebidos como sujetos de derechos, sin duda son sujetos
de protección. Protección que ha ido evolucionando de manera que su vida e integridad
tienen una respuesta cada vez más grande por parte del ordenamiento jurídico.

Una respuesta por parte del ordenamiento jurídico que, sin embargo, se queda corta ante
el debate ético que comprende para muchos filósofos y también juristas la significación
moral especial de los seres humanos en la concepción antropocéntrista, que se ha
sugerido reemplazar por una biocentrista, en que los animales puedan ser tenidos como
sujetos de derechos.

Ese debate en la doctrina se ha traslado al debate jurisprudencial y también a la gestión


normativa. También ese debate tiene correspondencia en las iniciativas internacionales de
la ONU que ha aprobado la Declaración Universal de los Derechos de los Animales.

De acuerdo con lo anterior, en el primer acápite de este escrito se abordarán las


reflexiones que sobre los derechos de los animales se han dado en la doctrina
internacional, las cuales ciertamente han ganado cada vez más adeptos, lo cual también se
ha reflejado en la jurisprudencia, la cual será analizada en el segundo acápite de este
escrito y las leyes que han empezado a concebir un cambio de perspectiva frente a la
protección de los animales, de lo cual se ocupará este escrito en el tercer acápite.

Finalmente, se presentarán las conclusiones que amerita el análisis propuesto y las


consecuencias que la evolución de la concepción filosófica puede generar en la
resolución de casos por los jueces.

II. REFLEXIÓN FILOSÓFICA ACERCA DE LOS DERECHOS DE LOS


ANIMALES: DOCTRINA INTERNACIONAL
La reflexión sobre los derechos de los animales ha estado presente desde la antigüedad,
pero cada vez es más clara la adhesión de más personas al movimiento proteccionista de
los animales, lo que ha impactado positivamente la disminución del número de animales
sometidos a procedimientos dolorosos.

Aunque hay antecedentes de doctrina que se ha ocupado de la cuestión de los animales


como sujetos de derechos las preocupaciones que hoy se debaten provienen de la década
que inició en 1970. Jeremy Bentham en la Introduction to the Principles of Morals and
Legislation en el año 1780 dedicó un capítulo completo a esta materia, porque considera
que “sus intereses [refiriéndose a los animales] fueron descuidados por la insensibilidad
de los juristas antiguos”, que resultó en su degradación a la clase de las cosas. Basado en
el principio de utilidad recomienda que "el arte del gobierno" comprenda también a
aquello seres que puedan tener pelo en su cuerpo o cola. 1 Después Henry Salt en 1892 en
su obra Animals' Rights: Considered in Relation to Social Progress es enfático en criticar
como arbitrario el supuesto de que “la noción de vida del animal” no tiene ningún
propósito moral para concluir que hay “vínculo común de la humanidad que une a todos
los seres vivos en una hermandad universal”2, para lo reclamar la disminución de la
crueldad como aumento de humanidad.3

Más tarde, en la década de los 70s, Peter Singer, desde que publicara en 1975 4, la

1
Cfr. Bentham, J. Introduction to the Principles of Morals and Legislation. Traducción libre de: “Perhaps it
will some day be recognised that the number of legs, the hairiness of the skin, or the possession of a tail,
are equally insufficient reasons for abandoning to the same fate a creature that can feel? What else could be
used to draw the line? Is it the faculty of reason or the possession of language? But a full-grown horse or
dog is incomparably more rational and conversable than an infant of a day, or a week, or even a month old.
Even if that were not so, what difference would that make? The question is not Can they reason? or Can
they talk? but Can they suffer?
2
Cfr. Salt. “Now, with respect to this statement, I must say that the notion of the life of an animal having "
no moral purpose," belongs to a class of ideas which cannot possibly be accepted by the advanced
humanitarian thought of the present day — it is a purely arbitrary assumption, at variance with our best
instincts, at variance with our best science, and absolutely fatal (if the subject be clearly thought out) to any
full realization of animals' rights. If we are ever going to do justice to the lower races, we must get rid of
the antiquated notion of a "great gulf" fixed between them and mankind, and must recognize the common
bond of humanity that unites all living beings in one universal brotherhood”
3
Cfr. Salt. “I would state emphatically that this essay is not an appeal ad miscricordiam to those who
themselves practice, or who condone in others, the deed against which a protest is here raised. It is not a
plea for "mercy" (save the mark !) to the "brute beasts "whose sole criminality consists in not belonging to
the noble family of homo sapiens. It is addressed rather to those who see and feel that, as has been well
said, " the great advancement of the world, throughout all ages, is to be measured by the increase of
humanity and the decrease of cruelty "—that man, to be truly man, must cease to abnegate his common
fellowship with all living nature—and that the coming realization of human rights will inevitably bring
after it the tardier but not less certain realization of the rights of the lower races”
4
Cfr. Singer, P. (1977). Animal liberation. Towards an end to man's inhumanity to animals. Granada
Publishing Ltd.
liberación animal, ha señalado que “a pesar de las diferencias obvias entre los animales
humanos y los no humanos, compartimos con ellos la capacidad de sufrir, y que esto
significaba que ellos, como nosotros, tenemos intereses.”, lo que le permite concluir,
equiparando la liberación animal a la liberación femenina, negra o gay, “que los intereses
de todos los animales deben recibir una consideración similar, independientemente de la
especie”. Singer define el término especismo (Speciesism) referido a “la idea de que es
justificable dar preferencia a ciertos seres sobre el simple supuesto de que son miembros
de la especie Homo Sapiens”, a partir del cual bajo la concepción de sufrimiento –
capacidad de sentir-, explicada a través de ejemplos en granjas industriales, propone la
igualdad moral entre humanos y demás animales.

Singer, califica como esclavitud aquella que los seres humanos imponen a los animales,
así:

“Lo más notable es, quizá, el empleo de la palabra <<esclavitud>> en relación con
algo que está mal imponer a los animales, puesto que hasta ahora se ha asumido
que son justamente, nuestros esclavos, para utilizarlos como queramos; ya sea para
que tiren de nuestros carros, como prototipo para la investigación de nuestras
enfermedades o para que entreguen sus huevos, su leche, o su carne para nuestra
alimentación.” 5

Asimismo, Tom Regan, en 1983, en The Case for Animal Rights, incorpora a la defensa
de los animales que nos conciernen (los comidos y atrapados) además de la capacidad de
sentir la de ser sujetos que experimentan vida, lo que los hace conscientes de bienestar
individual, con un valor inherente propio6.

Regan, critica como incoherencia moral que unos animales sean mimados y otros
masacrados, por lo cual concluye que para la coherencia moral es necesario que se
elimine cualquier tipo de muerte y sufrimiento animal, así:

“El error moral fundamental aquí no es que los animales se mantengan en


confinamiento estresante o aislado, o que su dolor y sufrimiento, sus necesidades y
preferencias sean ignorados o descartados. Todos estos están mal, por supuesto,
pero no son el mal fundamental. Son síntomas y efectos del error sistemático más

5
Singer, P. (2008). Nueva York. Prólogo a la nueva Edición de Liberación Animal. Taurus.
6
Cfr. Regan, T. (1983) Traducción libre de “we are each of us the experiencing subject of a life, a
conscious creature having an individual welfare that has importance to us whatever our usefulness to
others. We want and prefer things, believe and feel things, recall and expect things. And all these
dimensions of our life, including our pleasure and pain, our enjoyment and suffering, our satisfaction and
frustration, our continued existence or our untimely death-all make a difference to tr'1e quality of our life as
lived, as experienced, by us as individuals. As the same is true of those animals that concern us (the ones
that are eaten and trapped, for example), they too must be viewed as the experiencing subjects of a life,
with inherent value of their own.”
profundo que permite que estos animales sean vistos y tratados como carentes de
valor independiente, como recursos para nosotros, como un recurso renovable.
Darle a los animales de granja más espacio, más entornos naturales, más
compañeros no corrige el error fundamental, como tampoco dar a los animales de
laboratorio más anestesia o jaulas más grandes y más limpias corregirá el error
fundamental en su caso. Nada menos que la disolución total de la agricultura
comercial de animales hará esto, así como, por razones similares que no
desarrollaré aquí, la moralidad requiere nada menos que la eliminación total de la
caza y la captura con fines comerciales y deportivos. Las implicaciones de la visión
de los derechos, entonces, como he dicho, son claras e intransigentes.” 7

En 1995, Gary Francione critica el especismo, en su obra Animals, Property and the Law
y propone la abolición del tratamiento de los animales como bienes susceptibles de
propiedad, enfatizando en la necesidad del veganismo como un imperativo moral. Para
ello Francione analiza la historia del tratamiento de los animales, los estatutos que
protegen a los animales contra la crueldad y plantea la dicotomía entre las preocupación
por el trato humano de los animales y el abuso al que están sometidos lo que está
permitido por las leyes para beneficio social y económico de los seres humanos.8

Asimismo, Joan Dunayer, quien define nuevamente el término especismo como una falla,
en la actitud o en la práctica, “al no conceder a cualquier sintiente igual consideración y
respeto 9, y plantea la emancipación animal a partir del derecho a la libertad de los
animales, lo cual confirma como una necesidad, para que los animales no estén
confinados y estén libres de los seres humanos. En los términos de Dunayer, el
establecimiento de los derechos a los animales permitiría eliminar la muerte, tortura,
otorgaría libertad a los animales de la interferencia humana e incluso mejoraría la
preservación del medio ambiente, esto último a partir del derecho de propiedad para no
humanos. 10 En últimas, Dunayer propende por que se otorgue personalidad jurídica a los
animales de manera que todos sean no-domesticados, así:

“Los cautivos no 'domesticados' serían liberados si, después de cualquier


rehabilitación necesaria, pudieran prosperar sin ayuda humana y si existiera el
hábitat apropiado. Si no, serían atendidos permanentemente en los santuarios. En la
medida de lo posible, estos santuarios proporcionarían entornos naturales y
7
Regan, T. (2004). The case for animal rights. Univ of California Press. Traducción libre
8
Francione, G. L. (1995). Animal rights and animal welfare. Rutgers L. Rev., 48, 397.
9
Dunayer, J. (2013). Traducción libre de página 34: ““a failure, on the basis of species membership or
species-typical characteristics, to accord any sentient being equal consideration and respect. Whereas old-
speciesists advocate rights only for humans, and new-sepeciesists advocate rights only for those non-
humans who seem most like humans, non-speciesists reject human-biased criteria for rights and advocate
rights for all sentient beings” en Dunayer, J. (2). The rights of sentient beings. The politics of species:
Reshaping our relationships with other animals, 27.
10
Ibídem. Página 37.
gratificantes. Al igual que los animales 'domesticados', los cautivos no
'domesticados' no podrían reproducirse. Eventualmente, prácticamente todos los no
humanos serían animales no 'domesticados' que viven, libres de interferencia
humana, en hábitats naturales.

La personalidad plena les daría a los no humanos todos los derechos legales
relevantes, como el derecho a la vida. Como todos los demás derechos no humanos,
un derecho no humano a la vida restringiría el comportamiento humano, no no
humano. Los humanos no interferirían con las relaciones depredador-presa entre los
no humanos de vida libre. A diferencia de los humanos, los depredadores deben
matar presas para sobrevivir. Según la ley no especista, sería ilegal que un humano
matara intencionalmente a un no humano, excepto en circunstancias
extraordinarias. (…) Por el contrario, sería ilegal matar ratones por datos
experimentales, ganado por su carne, peces por deporte, visones por sus pieles,
arañas por aversión o cualquier otro no humano por razones poco convincentes” 11

Estos argumentos en todo caso parecerían depender de la perspectiva del hombre porque
con independencia de que los animales tengan derechos o no el problema es uno moral de
si la consciencia humana permite hacer algo que tiene una valoración de correcto o no. 12
Desde esa perspectiva no es la violación de los derechos de la victima, en este caso los
animales, lo que estaría en juego sino la posición moral del ser humano que causa dolor o
sufrimiento.13 Aceptar que los animales son sujetos de derechos, lo cual es diferente a si
son sujetos de protección, es tanto como aceptar que llegaremos a hacer punible la caza
entre animales, pues no sólo se tendrían que cuidar de los humanos sino también de ellos
mismos. Entonces habría que preguntarse, ¿Si los animales se conciben como sujetos de
derechos podrían estos ser oponibles a otros animales?

III. ANÁLISIS DE JURISPRUDENCIA ACERCA DE LOS DERECHOS DE LOS


ANIMALES

La tendencia de la doctrina internacional ha sido también analizada por la Corte


Constitucional. Sin embargo, se ha mantenido el tratamiento de los animales como
bienes. En la sentencia C-467 del 2016 se declaró exequibles los artículos 655 y 658 del
Código Civil.

Algunos magistrados salvaron su voto y afirmaron que las normas demandadas violan la
función social y ecológica de la propiedad privada y la dignidad humana, consagradas en

11
Ibídem. Página 37. Traducción libre.
12
Cfr. BBC. Consultado en http://www.bbc.co.uk/ethics/animals/rights/donotneed.shtml
13
Cfr. Leahy, M. P. (2005). Against liberation: Putting animals in perspective. Routledge..
la Constitución. Dicen: “La Corte Constitucional queda una vez más en deuda con los
animales, los grandes huérfanos de la justicia (…) es necesario que en el futuro la Corte
replantee su jurisprudencia (…) por amparar el ‘statu quo’ y, por contera, perpetuar las
condiciones de indignidad”.

Efectos de la Ley 1774 del 2016 que declara que los animales son seres sintientes.

Sentencia C-343 de 2017: deber constitucional de protección a los animales, no afecta su


condición de bienes jurídicos.

SENTENCIA C-439/11

Demandante: Martha Stella Coronell Herrera.


 
Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 87 (parcial) de la Ley 769 del
6 de agosto de 2002.
 
Magistrado Ponente: JUAN CARLOS HENAO PEREZ

Normas demandadas

Artículo 87º de la Ley 769 de 2002, vulnera los artículos superiores 13 -derecho
a la igualdad-, 15-derecho a la intimidad personal y familiar-, 16 -derecho al libre
desarrollo de la personalidad-, 24 -la libertad de locomoción- y, 58 -propiedad
privada-.

Antecedentes del caso

La señora Martha Stella Coronell Herrera considera que las normas acusadas
generan una disriminacion negativa, ya que el hecho de prohibir llevar mascotas
en el servicio publico, como por ejemplo, un taxi discrimina directamente a las
personas que no poseen vehiculos particulares. Si el dueño de la mascota toma
las medidas necesarias para poder transortarlo se debiria permitir su libre
acceso al servicio público de transporte de pasajeros.

Ademas el derecho a tener animales es una expresión del derecho


constitucional al libre desarrollo de la personalidad, ya que el vinculo que crean
los dueños con sus mascotas puede llegar a tener una gran conotacion en la
vida personal desde una optica subjetiva, por eso la opcion de tener una
moscota debe ser un ejericicio que se realice sin nigun tipo de obstaculos y este
mismo derecho lleva inmerso el de poderse transportar libremente con ellas.

limitar el derecho de una persona a transportar su mascota coarta la libertad de


locomoción de los dueños de los animales, la demandante comenta que la Corte
Constitucional ya se habia referido a un tema similar, cuando se pronuncio
acerca de las mascotas en unidades de propiedad horizontal y la prohibición de
que éstas fuesen transportadas en ascensores, en la cual la Corporación señaló
que no existe razón para prohibir el desplazamiento de mascotas en ascensores
o en determinadas áreas comunes, mientras no se cause daño a sus habitantes,
por lo que considera deberia aplicarse la misma logica para este caso.

Por ultima señala que la expresión cuya inexequibilidad se solicita, limita el


derecho de una persona a tener mascota si no se tiene vehículo particular, ya
que si se tuviera la necesidad de transportarla le sería imposible.

Consideraciones de la Corte

Manifiesta la señora que la expresión que se demanda del artículo 87 de la Ley


769 del 6 de agosto de 2002, según la cual, en los vehículos de servicio público
no deben llevarse animales, vulnera el artículo 58 Superior porque El Derecho a
la propiedad privada se ve limitado por cuanto la norma acusada limita el
derecho de una persona a tener una mascota si no posee vehículo particular.
Para la Corporación dicha afirmación resulta precaria para sustentar un
verdadero cargo constitucional frente al artículo 58 superior que regula el
derecho a la propiedad privada.

Se puede deducir que el cargo no resulta de una confrontación directa entre la


norma constitucional y la disposición acusada, sino que se produce a partir de
una consideración subjetiva de la demandante que no alcanza a reunir los
requisitos exigidos a un cargo, pues no se especifica de qué forma la norma
reprochada lesiona materialmente el derecho a la propiedad. En ese orden, no
es posible su trámite por vía de la acción pública que se depreca, por ineptitud
sustancial, de conformidad con el Decreto 2067 de 1991 y reiterada
jurisprudencia la Corte y en este evento impide un pronunciamento de fondo.

La Corte ha establecido que un cargo de inconstitucionalidad es apto para


propiciar un juicio de inexequibilidad  sólo si cumple con los requisitos de
claridad, certeza, especificidad, pertinencia y suficiencia los cuales no se reúnen
respecto del cargo en análisis, razón por la cual la Sala se declara inhibida para
tramitarlo.  

Por lo que la Corte considera que el problema juridico se centra en la prohibición


de llevar animales en los vehículos de transporte público de pasajeros, el
problema constitucional a resolver por la Corte es si dicha restricción resulta
ajustada a la Constitución Política –artículos 13, 15, 16 y 24-, en atención a la
finalidad perseguida por el servicio público de transporte de pasajeros, que no es
otra que asegurar condiciones de seguridad, salubridad y comodidad de los
usuarios.

La Corte Constitucional en diferentes providencias ha reconocido que la tenencia


de animales domésticos es una expresión de los derechos fundamentales, por lo
que no hay duda de que ese estrecho vínculo que surge entre el animal y el
hombre con ocasión de su convivencia, es una expresión positiva del ejercicio
inherente al derecho del libre desarrollo de la personalidad (Art. 16 de la C.P.),
entendido como el derecho a la autodeterminación o libertad general de acción,
que se vulnera cuando al individuo se le impide, de forma arbitraria o
desproporcionada, alcanzar, ejercer o perseguir aspiraciones legítimas en
relación con sus elecciones y, del derecho a la intimidad (Art. 15 de la C.P.) que
se desarrolla en el ámbito de la vida privada personal y familiar, inmune a
intromisiones externas, que impidan, por ejemplo, el derecho de convivir con una
mascota sin más limitaciones que las impuestas por los derechos de los demás
y el orden jurídico, de manera que no puede negar la Corte que tales derechos
deben ser objeto de protección y garantía jurídica.

En el caso concreto de estudio la Corte plnatea un problema derivado de las


condiciones propias del servicio de transporte público de pasajeros en Colombia,
respecto del cual no sólo existe una tensión entre los derechos de los usuarios
de éste servicio a la seguridad, salubridad y comodidad y los derechos de
tenedores de mascotas al libre desarrollo de la personalidad, intimidad y
locomoción, sino una verdadera tensión respecto del derecho a la igualdad
frente al acceso a los sistemas de transporte de pasajeros de unos y otros.

En Colombia, la operación del transporte público resulta inherente a la finalidad


social del Estado y tiene por objeto propugnar por el libre acceso de los usuarios
en condiciones de seguridad, calidad, salubridad, cubrimiento y libertad de
acceso; al punto que  de no existir una adecuada regulación de los derechos de
los particulares frente al interés colectivo, se generaría una grave
descoordinación de las fuerzas que actúan en el escenario del tránsito vehicular.
La seguridad en el servicio, particularmente la relacionada con la protección de
los usuarios, “constituye prioridad esencial en la actividad del sector y del
sistema de transporte”, la cual en tanto finalidad se ajusta a los mandatos
constitucionales contenidos en los artículos 2°, 11, 24, 365 y 366, que imponen
al Estado el deber de proteger la vida e integridad de todas las personas
residentes en Colombia y garantizar su bienestar general.

En cuanto a la norma específica que se revisa artículo 86 de la 769 de 2002 y la


expresión que de él se demanda, si bien el legislador no realizó ningún
señalamiento respecto de los motivos que lo llevaron a establecer la prohibición
de llevar animales en el transporte público de pasajeros, vale la pena señalar
que dicha prohibición ha sido reiterada en las diferentes disposiciones de
tránsito expedidas desde el Decreto 1344 de 1970 Artículo 166.

la Sala encuentra que la finalidad que persigue la prohibición contenida en el


artículo 87 de la Ley 769 de 2001, resulta legítima o idónea, pues por esa vía
indudablemente el legislador no sólo persigue garantizar al pasajero condiciones
de seguridad, salubridad y comodidad sino que lo consigue, con independencia
de otros factores que tienen incidencia en las condiciones de calidad y
comodidad, todo lo cual resulta ajustado a principios constitucionalmente
protegidos.

Para resolver esta demanda, la Corte pretendió realizar casi que una
ponderacion de derechos entre las personas que toman un servicio publico, las
personas que desean acceder al mismo pero con sus animales domesticos y
que tipo de animales pueden hacer uso del transporte, es decir, debia ser muy
enfatica entre que se iba a permitir y que no, ya que se veria sujeta tambien a
tocar el tema de los animales silvestres y de mas es por eso que quiere hacer
enfasis especial en que el objetivo de la prohibición es ofrecer seguridad y 
salubridad a los usuarios del transporte de pasajeros. Por eso el dueño de la
mascota debe contar con todos los requisitos de salubridad por lo que debe
acreditar que cumple con la medidas de salubridad e higiene que imponen tanto
la Ley 84 de 1989 como la Ley 9 de 1979 y su Decreto reglamentario 2257 de
1986, en virtud de las cuales es obligatoria la vacunación de los animales
domésticos teniendo en cuenta condiciones de edad, periodicidad y demás que
señalen los Ministerios de Salud y de Agricultura, según el caso. De esta forma
es obligatoria la vacunación de animales domésticos contra las zoonosis
inmunoprevenible y la rabia, de suerte que en la vías públicas y sitios de tránsito
o recreo se puede exigir a los dueños o responsables de animales que porten
los certificados de vacunación a que se refiere la ley y lo enseñen cuando así lo
indiquen las autoridades correspondientes, al punto que de no cumplir con tal
obligación las autoridades podrán capturar a los animales que no sean
conducidos en las condiciones anteriores, todo lo cual garantiza niveles de
seguridad en materia de salubridad.

Ahora bien, en cuanto a la comodidad que debe garantizarse a los pasajeros,


para la Corte no son ajenas las condiciones de hacinamiento a que se ven
sometidos los usuarios del transporte público de pasajeros en la modalidad del
transporte colectivo, como la reducida oferta de este servicio, aspectos que
deberán ser considerados a continuación por la Sala en cuanto al estudio de
necesidad y proporcionalidad de la limitación cuya exequibilidad se examina.

La sala considera que lo anteriormente descrito es en el caso de transporte


publico compartido, ya que en un taxi no es posible poner en riesgo la seguridad,
comodidad o salubridad de otros pasajeros, pues su carácter individual no
genera conflicto con derechos de terceros, siempre y cuando el propietario del
animal -para efectos de garantizar la salubridad y seguridad- cumpla con los
deberes y obligaciones que le imponen tanto la Ley 86 de 1989 como la Ley 746
de 2002, en cuanto a las medidas de salud, higiene y transporte que exigen este
tipo de animales. 

Como se desprende de lo analizado no existen razones de necesidad y


proporcionalidad suficientes para impedir que animales domésticos sean
transportados en el sistema automotor público de pasajeros. Admitir lo contrario,
sería desproporcionado y limitante de los derechos a la igualdad, el libre
desarrollo de la personalidad, el derecho a la intimidad y de locomoción de los
tenedores de animales, en la medida que sus dueños están en capacidad de
garantizar  condiciones de seguridad y salubridad mediante la observancia de
las reglas contenidas en la Ley 84 de 1989 y Ley 746 de 2002, así como
condiciones de comodidad de los usuarios mediante el uso de los medios
autorizados por la ley o reglamento para su transporte (bolsos, contenedores y
maletas pequeñas y medianas) y, en caso de mascotas de tallas grandes,
someterse a los reglamentos que al efecto establezcan los empresarios del
transporte colectivo de pasajeros en cuanto a rutas, horarios y condiciones de
traslado que permitan su movilidad previo pago de un coste o importe.  

Decision de la Corte 

Declarar EXEQUIBLE la expresión “ni animales” contenida en el artículo 87 de la


Ley 769 de 2002 bajo el entendido que se exceptúan de dicha prohibición los
animales domésticos siempre y cuando sean tenidos y  transportados en
condiciones de salubridad, seguridad, comodidad y tranquilidad según las reglas
aplicables. 

SENTENCIA T-146/16

Acción de tutela instaurada por los señores Lugo Ríos Rivera, Disney Alfonso
Cepeda, Lugo Ríos Alfonso, William Ríos Alfonso, David Ríos Alfonso, Daniel
Ríos Alfonso y Óscar Javier Ríos Alfonso contra el Ministerio de Educación
Nacional, el  Ministerio de Salud y Protección Social, el Ministerio de Agricultura
y Desarrollo Rural y la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca
 
Magistrado Ponente: LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ

Hechos
El señor Lugo Ríos Rivera, en un viaje a la Guajira en el año 2008, regresó a su
hogar con un mono aullador por el cual pagó la suma de $ 50.000 pesos,
asumiendo desde esa fecha el cuidado y la protección del primate.

El mono convivió con la familia Ríos Alfonso en su casa y respondía al nombre


de “bebé” o “King Kong”. En cuanto a su comportamiento, relata que era un
miembro más y siempre estuvo libre, incluso dormía con ellos, se bañaba dos o
tres veces a la semana, iba sólo a un baño especial y comía con cubiertos
sentado en la mesa. En general, los accionantes señalan que hacía casi las
mismas actividades diarias en la casa que los demás, con el beneficio de contar
con un patio trasero en el que había algunas plantaciones, de las cuales podía
alimentarse especialmente de frutas.

El 14 de septiembre de 2014 el mono fue raptado y posteriormente recuperado,


cuando empleados de una empresa lo encontraron en una bodega. El rescate se
realizó con la intervención de la CAR, quien envió a “bebé” a la Fundación
Bioandina, en virtud de un contrato para la tenencia de animales. Sin embargo,
según se alega en la demanda, dicho ente no mantiene a los animales en
condiciones dignas.

Luego de múltiples insistencias ante la CAR para que les devolvieran al mono
aullador, los funcionarios de esa Corporación les informaron que el animal
estaba “100% humanizado”, pues llevaba sin comer tres días por estrés, lo cual
hacía necesario que fuera remitido al Zoológico de Medellín, en donde iniciaría
un proceso de rehabilitación. Por lo demás, los accionantes alegan que fueron
objeto de malos tratos por parte de la administración, pues su situación motivó
diversas expresiones de burla, todo lo cual concluyó con la decisión de la citada
entidad de no devolver a “bebé” a su hogar.

En relación con lo expuesto, los accionantes sostienen que el señor Lugo Ríos
Rivera fue diagnosticado con cáncer de próstata en estado avanzado desde el
año 2013, por lo que se le realizó una cirugía cuyo proceso de recuperación
requería tener un estado emocional estable, es decir, sin angustias ni tristezas
que afectaran sus defensas. Pese a dicha recomendación médica, cuando
“bebé” desapareció, el señor Ríos Rivera dejó de comer y lloraba mucho, suceso
que ocasionó que su cáncer hiciera metástasis en la columna vertebral, siendo
necesario comenzar el proceso de quimioterapia y radioterapia.
 
Los accionantes afirman que toda la familia se ha sumido en una gran depresión
desde que “bebé” ya no está en la casa, lo que ha hecho necesario que acudan
a terapias grupales con una psicóloga.

Los accionantes presentaron el amparo que es objeto de revisión, con el


propósito de obtener la protección de sus derechos a “un nivel adecuado de
vida” y a la salud, los cuales consideran vulnerados con la decisión de la CAR de
no devolver al mono aullador. En virtud de lo anterior, solicitan que en el término
de 48 horas se devuelva a “bebé” a su espacio vital, integrado por la familia Ríos
Alfonso.
 
Como pretensiones adicionales, se formulan las siguientes: que se capacite a los
funcionarios de la CAR sobre la atención al usuario, teniendo en cuenta la
dignidad de la persona, como eje central del ordenamiento constitucional; que se
instruya a los funcionarios de la CAR para el adecuado manejo de las especies
que se decomisan; que se compulsen copias a las autoridades que ejercen el
control disciplinario, en contra de los funcionarios que atendieron el caso del
mono aullador; que se examine por las autoridades de control competentes si el
contrato que tiene la CAR para asumir el cuidado de los animales silvestres que
han sido recogidos en zonas urbanas, permite que en el proceso de
rehabilitación a su entorno natural, reciban un trato adecuado en cuanto a su
salud, limpieza, alimentación y transporte; y finalmente; que se imponga a cargo
de las autoridades demandadas, la presentación de un plan de retorno de los
animales que han sido incautados, ya que tenerlos en jaulas constituye una
forma de maltrato.

Primera instancia

La Subsección A de la Sección Segunda del Tribunal Administrativo de


Cundinamarca negó el amparo solicitado por los accionantes y ordenó al
Zoológico Santa Fe que en el término de tres meses devolviera al mono aullador
a su hábitat natural. Se sostuvo que el primate es una especie silvestre y a pesar
de que no está en vía de extinción, su protección es imperativa, en los términos
dispuestos en la Constitución Política.

Con fundamento en lo anterior, el a-quo consideró que en este caso el interés


privado de los accionantes debe ceder ante el interés público, lo cual se logra
cuando se permite que un animal que no reúne las particularidades para ser
“domesticado” regrese a su hábitat natural. En este punto, se tiene en cuenta
que el profesional que recibió al mono aullador dio cuenta de problemas en su
salud, por ejemplo, alopecia, lo cual demuestra que su estadía en el hogar, no
sólo lo afectaba a él, sino a la condición natural de su especie.
 
Para el Tribunal si bien es posible que el animal tenga sentimientos parecidos a
los humanos y que su capacidad de aprendizaje le permita interactuar con ellos,
dicha circunstancia no conduce a que ello sea mejor que su hábitat natural.
 
En cuanto al derecho a la salud del señor Lugo Ríos Rivera, el Tribunal señaló
que si bien la compañía del mono aullador podría generar una mejora
momentánea, su recuperación es fundamentalmente médica y reitera que, en
todo caso, el interés general debe prevalecer sobre el particular,
 
Por último, advirtió que la CAR actuó conforme a la reglamentación que existe y
que casi de manera inmediata lo envió a la Fundación Bioandina, quien a su vez,
por considerar que era necesario, lo llevó al Zoológico de la ciudad de Medellín
para que allí iniciara su proceso de rehabilitación.

El apoderado de la familia, imougno esta decision ya que consideraban que el


señor adquirio al mono para evitar que lo mataran, porque iba a ser alimento
para los indigenas e la Guajira, ademas el primate siempre habia estado con
personas por lo que ponerlo en su habitat natural transgredia su salud y vida,
porque nunca habia estado lejos de personas. Y el representante legal de la
Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, institución propietaria del Zoológico
Santa Fe impugno para que se modificar el plazo para liberar al mono aullador
en su hábitat natural. 

Segunda instancia
la Sección Primera del Consejo de Estado revocó parcialmente el fallo proferido
por el a-quo, en lo que respecta a la fecha de liberación en el hábitat natural. Y
con respecto de la familia dijo que el primate es una especie silvestre que
pertenece a la Nación y que su propiedad sólo puede predicarse de los
particulares cuando se haga por medio de zoocriaderos o de caza en las zonas
permitidas, previa expedición de un permiso, autorización o licencia.

Consideraciones de la Corte

La familia Ríos Alfonso pretenden mediante acción de tutela la protección de sus


derechos fundamentales a la salud y al libre desarrollo de la personalidad, los
cuales consideran vulnerados con la decisión de la CAR de no devolver el mono
aullador que convivía con ellos en su hogar y, por el contrario, enviarlo para que
iniciara su proceso de rehabilitación. Por todo lo anterior la familia pide que les
devuelvan al mono.

Considera la Corte que el mono aullador hace parte de la fauna silvestre del país
no corresponde a una especie que deba vivir ordinariamente bajo la
dependencia del hombre, como ocurre con los animales domésticos, pero en
este caso el bienestar del primate está satisfecho, por cuanto después de un
largo proceso volvió a adquirir sus comportamientos y dieta natural para retornar
a la selva. Con respecto a los derechos presuntamente vulnerados y por los
cuales se instauro la accion de tutela, la Corte considera que no se encuentra
que se esté generando una afectación desproporcionada a la salud psíquica y
emocional de los miembros de la familia Ríos Lugo, pues desde un principio el
apego con el mono aullador tuvo origen en una conducta desconocedora de la
normativa que rige la protección de los animales silvestres y la CAR, no está
incurriendo en una actuación injustificada que vaya en contra del bienestar de la
familia, sino que, por el contrario, al decomisar o aprehender un animal silvestre,
busca asegurar su protección y conservación, en respuesta al mandato superior
de salvaguardar la diversidad e integridad del ambiente

Por otro lado, en cuanto a la afectación psíquica y emocional de todos los


miembros de la familia, esta Sala destaca que el Estado debe brindar todas las
prestaciones asistenciales y económicas garantizadas por el Sistema Integral de
Seguridad Social en Salud, de acuerdo con las restricciones presupuestales y
procedimentales establecidas para su correcto funcionamiento, así como debe
propender por evitar que con sus actuaciones se lesione el bienestar individual,
como en efecto, la familia alega que ocurre en su caso.

Decisión de la corte

CONFIRMAR la sentencia del 18 de junio de 2015 proferida por la Sección


Primera de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado en
dond dijeron que el primate seria devuelto a la selva, en la cual se negó el
amparo propuesto por los señores Lugo Ríos Rivera, Disney Alfonso Cepeda,
Lugo Ríos Alfonso, William Ríos Alfonso, David Ríos Alfonso, Daniel Ríos
Alfonso y Óscar Javier Ríos Alfonso, por las razones expuestas en esta
providencia.

SENTENCIA C-059/18

Demanda de inconstitucionalidad contra el Título XIII, Capítulo IV (artículos 126


a 134 parciales) de la Ley 1801 de 2016 “por la cual se expide el Código
Nacional de Policía y Convivencia”. 
 
Demandantes: Ximena Sanz de Santamaría Llinás y María Luz Llinás Hernández
 
Magistrado Ponente: JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS

Hechos

Las ciudadanas Ximena Sánz de Santamaría Llinás y María Luz Llinás


Hernández, presentaron ante la Corta Constitucional demanda de
inconstitucionalidad contra el Título XIII, Capítulo IV (artículos 127 a 134
parciales) de la Ley 1801 de 2016, “por la cual se expide el Código Nacional de
Policía y Convivencia.”, por considerar que vulnera el artículo 13 de la
Constitución sobre la igualdad, así como la jurisprudencia constitucional
relacionada con la protección de la naturaleza y animal, como la sentencia C-
666 de 2010 y el artículo 3º de la Ley 1774 de 2016.

El 17 de marzo de 2017 el despacho del Magistrado sustanciador inadmitió la


demanda al evidenciar que carecía de claridad, certeza, especificidad,
pertenencia y suficiencia. Con relación a la claridad y la certeza se indicó que las
demandantes, se dirigen no contra una proposición normativa contenida en las
disposiciones demandadas sino inferidas por las actoras, al interpretar que con
las normas demandadas se presenta una discriminación, y que además no se
cumplía con los presupuestos jurisprudenciales cuando se demanda una norma
por igualdad (artículo 13 de la C. P.)

El 27 de marzo de 2017 las ciudadanas presentaron escrito de corrección. En


donde establecen nuevamente que se viola el artículo 13 de la C. P. dado que el
fin de la norma es la protección de las personas, bienes y animales, dentro de la
cual debe estar enmarcado el mismo trato a todos los dueños de perros, ya que
en su opinión todos los canes son susceptibles de ser potencialmente
peligrosos.
 
Adicionalmente, solicitan la declaratoria de inexequibilidad del artículo 129 del
Nuevo Código de Policía (Ley 1801 de 2016) por violación al artículo 29 de la C.
P. sobre el debido proceso, y citan como referencia la Sentencia T-155 de 2012
en donde se dispuso por parte de la Corte que para que un perro pueda llegar a
ser prohibido dentro de un conjunto residencial se tiene que cumplir con los
presupuestos propios del debido proceso.

Mediante Auto del 18 de abril de 2017 se admitió la demanda por parte del
Despacho del Magistrado Sustanciador al concluir que las demandantes la
corrigieron adecuadamente al presentar cargos específicos, claros, ciertos,
pertinentes y suficientes de carácter constitucional susceptibles de control en
sede judicial.

Normas demandadas

LEY 1801 DE 2016


(julio 29)
CONGRESO DE LA REPÚBLICA
Por la cual se expide el Código Nacional de Policía y Convivencia.
 
EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA
DECRETA
(…)
TÍTULO XIII.
DE LA RELACIÓN CON LOS ANIMALES.
(…)
CAPÍTULO IV.
EJEMPLARES CANINOS POTENCIALMENTE PELIGROSOS.
 
ARTÍCULO 126. EJEMPLARES CANINOS POTENCIALMENTE
PELIGROSOS. Se consideran ejemplares caninos potencialmente peligrosos
aquellos que presenten una o más de las siguientes características:
1. Caninos que han tenido episodios de agresiones a personas; o le hayan
causado la muerte a otros perros.
2. Caninos que han sido adiestrados para el ataque y la defensa.
3. Caninos que pertenecen a una de las siguientes razas o a sus cruces o
híbridos: American Staffordshire Terrier, Bullmastiff, Dóberman, Dogo
Argentino, Dogo de Burdeos, Fila Brasileiro, Mastín Napolitano, Bull Terrier, Pit
Bull Terrier, American Pit Bull Terrier, de presa canario, Rottweiler,
Staffordshire Terrier, Tosa Japonés y aquellas nuevas razas o mezclas de
razas que el Gobierno nacional determine.
ARTÍCULO 127. RESPONSABILIDAD DEL PROPIETARIO O TENEDOR DE
CANINOS POTENCIALMENTE PELIGROSOS. El propietario o tenedor de un
canino potencialmente peligroso, asume la total responsabilidad por los daños
y perjuicios que ocasione a las personas, a los bienes, a las vías y espacios
públicos y al medio natural, en general.
PARÁGRAFO. El Gobierno reglamentará en un término de seis (6) meses lo
relacionado con la expedición de las pólizas de responsabilidad civil
extracontractual que cubrirán este tipo de contingencias.
ARTÍCULO 128. REGISTRO DE LOS EJEMPLARES POTENCIALMENTE
PELIGROSOS. Las categorías señaladas en los artículos anteriores de este
capítulo, deben ser registrados en el censo de caninos potencialmente
peligrosos que se establecerá en las alcaldías, para obtener el respectivo
permiso. En este registro debe constar necesariamente:
1. Nombre del ejemplar canino.
2. Identificación y lugar de ubicación de su propietario.
3. Una descripción que contemple las características fenotípicas del ejemplar
que hagan posible su identificación.
4. El lugar habitual de residencia del animal, con la especificación de si está
destinado a convivir con los seres humanos o si será destinado a la guarda,
protección u otra tarea específica. Para proceder al registro del animal, su
propietario debe aportar póliza de responsabilidad civil extracontractual, la que
cubrirá la indemnización de los perjuicios patrimoniales que dichos ejemplares
ocasionen a personas, bienes, o demás animales; así como el registro de
vacunas del ejemplar, y certificado de sanidad vigente, expedido por la
Secretaría de Salud del municipio. Será obligatorio renovar el registro
anualmente, para lo cual se deberán acreditar los requisitos establecidos para
la primera vez. En este registro se anotarán también las multas o medidas
correctivas que tengan lugar, y los incidentes de ataque en que se involucre el
animal. Una vez registrado el ejemplar, la autoridad distrital, municipal o local
delegada, expedirá el respectivo permiso para poseer esta clase de perros.
Este permiso podrá ser requerido en cualquier momento por las autoridades
de Policía respectivas.
PARÁGRAFO. El propietario que se abstenga de adquirir la póliza de
responsabilidad civil extracontractual, acarreará con todos los gastos para
indemnizar integralmente al (los) afectado(s) por los perjuicios que ocasione el
ejemplar, sin perjuicio de las sanciones que establezca la ley.
ARTÍCULO 129. CONTROL DE CANINOS POTENCIALMENTE
PELIGROSOS EN ZONAS COMUNALES. En los conjuntos cerrados,
urbanizaciones y edificios con régimen de propiedad horizontal, podrá
prohibirse la permanencia de ejemplares caninos potencialmente peligrosos, a
solicitud de cualquiera de los copropietarios o residentes y por decisión
calificada de tres cuartas partes de las asambleas o de las juntas directivas de
la copropiedad.
ARTÍCULO 130. ALBERGUES PARA CANINOS POTENCIALMENTE
PELIGROSOS. Las instalaciones de albergues para los ejemplares de razas
potencialmente peligrosas, deben tener las siguientes características: las
paredes y vallas ser suficientemente altas y consistentes y estar fijadas a fin
de soportar el peso y la presión del animal; puertas de las instalaciones
resistentes y efectivas como el resto del contorno y con un diseño que evite
que los animales puedan desencajar o abrir ellos mismos los mecanismos de
seguridad. El recinto estará convenientemente señalizado con la advertencia
que hay un perro peligroso en el lugar.
ARTÍCULO 131. CESIÓN DE LA PROPIEDAD DE CANINOS
POTENCIALMENTE PELIGROSOS. Toda compra, venta, traspaso, donación
o cualquier cesión del derecho de propiedad, sobre el ejemplar canino
clasificado como potencialmente peligroso, se anotará en el registro del censo
de caninos potencialmente peligrosos, y en caso de cambio de distrito,
municipio o localidad del ejemplar se inscribirá nuevamente donde se ubique la
nueva estancia, con la copia del registro anterior.
ARTÍCULO 132. PROHIBICIÓN DE LA IMPORTACIÓN Y CRIANZA DE
CANINOS POTENCIALMENTE PELIGROSOS. Dado su nivel de peligrosidad,
se prohíbe la importación de ejemplares caninos de las razas Staffordshire
terrier, American Staffordshire terrier, Bull Terrier, Pit Bull Terrier, American Pit
Bull Terrier, o de caninos producto de cruces o híbridos de estas razas, así
como el establecimiento de centros de crianza de esta clase de ejemplares
caninos en el territorio nacional.
PARÁGRAFO. Lo dispuesto en el presente artículo no aplica para los
animales utilizados en la prestación de los servicios de vigilancia privada y en
labores de seguridad propias de la fuerza pública, cuyo manejo se regirá por
las normas especiales sobre la materia.
ARTÍCULO 133. TASAS DEL REGISTRO DE CANINOS POTENCIALMENTE
PELIGROSOS. Autorizarce a los municipios para definir las tasas que se
cobrarán a los propietarios por el registro en el censo de caninos
potencialmente peligrosos, la expedición del permiso correspondiente, así
como las condiciones por las cuales se suspenda o cancele el permiso para
poseer ejemplares caninos potencialmente peligrosos.
ARTÍCULO 134. COMPORTAMIENTOS EN LA TENENCIA DE CANINOS
POTENCIALMENTE PELIGROSOS QUE AFECTAN LA SEGURIDAD DE
LAS PERSONAS Y LA CONVIVENCIA. Los siguientes comportamientos
ponen en riesgo la seguridad de las personas y la convivencia por la tenencia
de caninos potencialmente peligrosos y por lo tanto no deben efectuarse:
1. Dejar deambular caninos potencialmente peligrosos en espacio público y
privado, lugar abierto al público, o medio de transporte público.
2. Trasladar un ejemplar canino potencialmente peligroso en el espacio
público, zonas comunes o en los lugares abiertos al público o en el transporte
público en que sea permitida su estancia, sin bozal, traílla o demás
implementos establecidos por las normas vigentes.
3. Incumplir las disposiciones establecidas para el albergue de caninos
potencialmente peligrosos.
4. Importar o establecer centros de crianza de razas de caninos
potencialmente peligrosos sin estar autorizado para ello.
5. Incumplir la normatividad vigente de registro, posesión, compra, venta,
traspaso, donación o cualquier cesión del derecho de propiedad sobre caninos
potencialmente peligrosos.
6. Permitir a niños, niñas o adolescentes la posesión, tenencia o transporte de
ejemplares caninos potencialmente peligrosos.
7. Permitir tener o transportar ejemplares caninos potencialmente peligrosos a
personas que tengan limitaciones físicas o sensoriales que les impidan el
control del animal.
8. Tener o transportar caninos potencialmente peligrosos estando en estado
de embriaguez o bajo el influjo de sustancias psicoactivas.
9. No contar con póliza de responsabilidad civil extracontractual por la
propiedad o tenencia de ejemplares caninos potencialmente peligrosos, una
vez el Gobierno nacional expida la reglamentación sobre la materia.
PARÁGRAFO 1º. A quien incurra en uno o más de los comportamientos
señalados en el presente artículo, se le aplicarán las siguientes medidas
correctivas:
Medida correctiva a aplicar de manera
Comportamientos general
Numeral 1° Multa general tipo 2
Numeral 2° Multa general tipo 2
Numeral 3° Multa general tipo 1
Numeral 4° Multa general tipo 2
Numeral 5° Multa general tipo 2
Numeral 6° Multa general tipo 2
Multa general tipo 4; Suspensión definitiva
Numeral 7° de la actividad
Numeral 8° Multa general tipo 2
Numeral 9° Multa general tipo 1
 
PARÁGRAFO 2°. Si un ejemplar canino potencialmente peligroso ataca a otra
mascota, su propietario será sancionado por la autoridad municipal competente
con Multa General tipo 3 y estará obligado a pagar por todos los daños
causados a la mascota. Si el animal es reincidente se procederá al decomiso,
siendo un veterinario, preferiblemente etólogo, el que determine el tratamiento a
seguir.
 PARÁGRAFO 3°. Si un ejemplar canino potencialmente peligroso ataca a una
persona infligiéndole lesiones permanentes de cualquier tipo, su propietario será
sancionado por la autoridad municipal competente con Multa General tipo 4 y
estará obligado a pagar por todos los daños causados a la persona. Si el animal
es reincidente se procederá al decomiso, siendo un veterinario, preferiblemente
etólogo, el que determine el tratamiento a seguir.
PARÁGRAFO 4°. Lo anterior sin perjuicio de las disposiciones contenidas en la
Ley 1774 de 2016 y demás normas relacionadas con la protección animal y
prevención del maltrato a los animales.

En la demanda las ciudadanas argumentan que las normas vulneraban el


principio de igualdad contenido en el artículo 13 de la C. Pol., y a su vez el
artículo 29 sobre el debido proceso.

Con relación el cargo de igualdad, indican que los artículos 126, 127, 128, 130,
131, 132 y 134 del Título XIII en su capítulo IV de la Ley 1801 de 2016, violan el
artículo 13 porque están dando un trato discriminatorio a las personas que son
dueños o tenedores de perros clasificados como potencialmente peligrosos, ya
que estos tienen que tener una serie de cargas como el registro, el seguro, la
adecuación de los albergues, la prohibición de crianza e importación y el uso de
determinados elementos como el bozal o la traílla, mientras que los demás
dueños de perros no tienen esta serie de obligaciones.

Explican que dicha regulación no tiene una razón constitucionalmente legítima


que la justifique y aducen que el fin de la norma de proteger a las personas y
bienes, no se cumple porque todas las razas de perros son susceptibles de ser
potencialmente peligrosas, y encuentran que la diferenciación realizada por el
legislador es sumamente subjetiva, dando lugar a que las obligaciones y cargas
resulten desproporcionadas e irrazonables.

Con relación al artículo 126 indican que incurre en una desigualdad injustificada


y arbitraria en perjuicio de los dueños de perros mal clasificados como
potencialmente peligrosos, porque en su criterio todos los perros de todas las
razas son susceptibles de ser potencialmente peligrosos, especialmente
aquellos que con anterioridad hayan tenido comportamientos agresivos
individualizados y de público conocimiento.

Con relación al artículo 127 exponen que ambos dueños de perros deben ser
responsables de obtener la póliza de responsabilidad civil extra contractual para
responder por los daños causados por sus mascotas. Subrayan que las medidas
resultan desproporcionadas para los dueños de perros comprendidos en esta
clasificación, frente a los requisitos que se exigen de cualquier otra raza de
perros, que también son susceptibles de ser peligrosos.

Utilizando los mismos argumentos consideran que el artículo 128 que establece


la obligatoriedad del registro debe extenderse a todos los dueños de perros sin
distinción, “(…) pues el propósito es lograr el control sobre perros que pueden
ser potencialmente peligrosos y todos los perros como se ha demostrado
clasifican en esta categoría sin importar la raza”.
 
Respecto al artículo 129 sobre el “Control de caninos potencialmente peligrosos
en zonas comunales”, estiman que infringe el artículo 29 de la C. Pol. que
contiene el debido proceso, ya que de acuerdo con la Sentencia T-155 de 2012,
en la propiedad horizontal se puede limitar la tenencia de animales
“potencialmente peligrosos”, siempre y cuando se siga un trámite que respete
los principios del debido proceso, que su exclusión como sanción este
contemplada previamente en el reglamento y se utilice siempre como última
ratio.
 
En relación con el artículo 130, que se refiere a los “Albergues para caninos
potencialmente peligrosos”, aducen que no se debería dar un tratamiento
diferente por la clasificación establecida por el legislador y señalan que “ambos
propietarios de albergues deberían tener las mismas medidas de seguridad
(…) no haciendo más oneroso y complicado para los propietarios de albergues
que rescaten perros de razas mal llamadas potencialmente peligrosas”.
 
Con respecto al artículo 131, que regula la cesión de la propiedad de caninos
potencialmente peligrosos, manifiestan que tal medida no se adecua a ningún
propósito constitucional, dado que “el fin buscado por el legislador es controlar la
venta y cesión de ejemplares caninos que pueden ser potencialmente
peligrosos”, y reiteran que, “ambos propietarios deberían cumplir con los
mismos requisitos para ceder la propiedad de sus caninos…”.
 
En igual sentido se refiere al artículo 132 que consagra la prohibición de la
importación y crianza de caninos potencialmente peligrosos en donde afirman
que se tendría que prohibir la importación de todas las razas de caninos
teniendo en cuenta que todos los caninos pueden llegar a presentar episodios
de agresividad.
 
En cuanto al artículo 133, en donde se establecen las “Tasas del registro de
caninos potencialmente peligrosos”, encuentran que en aras a la igualdad se
debería cobrar la tasa por parte de los municipios a todos los propietarios de
perros, dado que todos tienen la potencialidad de convertirse en potencialmente
peligrosos.
 
Finalmente con relación al artículo 134, que regula “Comportamientos en la
tenencia de caninos potencialmente peligrosos que afectan la seguridad de las
personas y la convivencia”, explican que todos los propietarios de perros
deberían tener la misma responsabilidad ante la ciudadanía y por ende cumplir
con las mismas cargas dispuestas.

Consideraciones de la Corte

La demanda expone las razones de la inexequibilidad de las normas contenidas


en el Capítulo IV del Título XIII de la Ley 1801 de 2016, dado que las
demandantes establecen que se vulnera la igualdad (art. 13) entre los dueños de
razas de perros que se consideran como “potencialmente peligrosos” con los
que no están en dicha clasificación.

Observa la Sala que las demandantes sustentaron de manera suficiente que la


diferenciación puede dar lugar a que a los dueños de perros que se consideren
como “potencialmente peligrosos” tienen que soportar mayores cargas y
obligaciones relacionadas con el seguro, registro, albergues especiales, uso de
traílla y bozal, prohibición de venta y crianza, así como la posibilidad de que la
mascota sea expulsada del conjunto residencial; mientras que los demás
propietarios de perros, que no se corresponden con las razas enlistadas prima
facie, no tienen que soportar estas cargas y obligaciones, que en algunos casos
generan erogaciones económicas.

La jurisprudencia constitucional ha dispuesto que no se puede expulsar una


mascota de una copropiedad, sino en virtud de que esta sanción este
previamente contemplada en el reglamento de la copropiedad, que se sustente
en el incumplimiento por parte del copropietario o arrendatario y que se utilice
como ultima ratio para efectos de tener una mascota al interior de la misma
citando como precedente vinculante lo dispuesto en la sentencia T-155 de 2012.

Ademas para resolver el caso concreto la corte recurre al derecho comparado, y


en todas las que tomaron ls decisiones variaron con respecto a como ebia ser el
trato para los dueños de perros de raza peligrosa. Asi que para resolver la Corte
evaluo cada articulo alegado. Dando argumentos de hecho y derecho pero en
conclusion argumenta que En atención a este numeral la Sala estima que
aplicando un test débil de igualdad,  la sanción por dejar deambular este tipo de
caninos en sitios privados del propietario o tenedor, no tiene un fin
constitucionalmente legítimo ni es una medida adecuada para el objetivo de
proteger la vida, seguridad e integridad de las personas y otro tipo de animales,
pues, se trata de sitios de la íntima dependencia del amo del animal, como por
ejemplo su finca o casa de habitación, por lo que  únicamente podrían ser
sancionado el comportamiento de permitirle  deambular en lugares abiertos al
público o medios de transporte público.

La Corte determinó en primer lugar que la demanda era apta, ya que se verificó
el cumplimiento de los requisitos. Igualmente comprobó que no existía cosa
juzgada material con relación a la sentencia C-692 de 2003, ya que el contenido
de las disposiciones demandadas habían sido estudiadas por otros cargos y que
las normas no tenían el mismo contenido. Con posterioridad se analizó la
legislación, jurisprudencia y derecho comparado atinente a las razas de perros
consideradas como potencialmente peligrosas, el principio de igualdad y debido
proceso y finalmente se realizó el control de constitucionalidad de los artículos
126, 127, 128, 130, 131, 132, 133 y 134 por el cargo de violación del derecho a
la igualdad, y el 129 por la posible vulneración del debido proceso. 
 
Con relación a los artículos 126 consideró que eran exequible dado que existe
una finalidad constitucionalmente legítima de la protección de la vida e integridad
de las personas, animales y cosas y un medio idóneo a partir de la clasificación
de unas razas de perros que por sus condiciones morfológicas y
comportamentales pueden causar un daño potencial, y teniendo en
consideración que en el numeral 3º de este artículo se estableció la potestad del
Gobierno Nacional de determinar otras razas o mezclas de razas como
potencialmente peligrosas. Así mismo la Sala declaró exequible el
artículo 130 referente a las condiciones de los albergues, así como los artículos
128 y 131 sobre el “Registro de perros potencialmente peligrosos” y la “cesión
de la propiedad de caninos potencialmente peligrosos”, sobre la misma base la
finalidad legítima y el medio idóneo en atención a la protección de la vida,
integridad y seguridad de las personas, animales y cosas.
 
El artículo 129 se declaró la exequible, realizando una interpretación
constitucional que se refiere a la potestad que tienen las asambleas de
copropietarios y juntas directivas de prohibir la tenencia de caninos en
urbanizaciones, conjuntos cerrados, y propiedad horizontal en relación con su
“permanencia en las zonas comunes”. En este caso se hizo referencia a que la
norma se refiere en su título – a rubrica - “al control de los caninos
potencialmente peligrosos en zonas comunales” y en razón de su permanencia
en dichas zonas, pero no a la propiedad, posesión o tenencia del canino en
lugares privados, ni tampoco al transporte de este tipo de perros por dichas
zonas comunes. En todo caso, se explicó que en el caso de la prohibición se
tendrá que seguir los requisitos del debido proceso de establecer la sanción con
anterioridad a la conducta – principio de legalidad o tipicidad -, la posibilidad de
contradicción o defensa y utilizar la sanción de la expulsión siempre como
última ratio de acuerdo a la jurisprudencia constitucional.
 
Sobre el artículo 132, referente a la prohibición de importación y crianza de
determinado tipos de caninos, la Sala declaró la exequibilidad de la
norma teniendo en consideración que la norma tiene una finalidad constitucional
y es un medio idóneo para el cumplimiento del objetivo de reducir la población
de estas razas consideradas como peligrosas.  
 
El artículo 133 sobre las tasas del registro de caninos potencialmente peligrosos
que pueden cobrar los municipios se declaró exequible como una carga que
debe tener en cuenta el propietario o tenedor de un canino de este tipo, cuando
decide en ejercicio del derecho al libre desarrollo de la personalidad adquirir un
perro de este tipo.
 
Finalmente con relación al artículo 134 referente a “los comportamientos en la
tenencia de caninos potencialmente peligrosos que afecten la seguridad de las
personas y la convivencia”, la Corte decidió declarar exequibles los numerales
2, 3, 4, 5 y 9, y los parágrafos 1º, 2º, 3º y 4º, pero se declaró la  inexequibilidad
de la expresión “y privado” contenida en el numeral 1º de este artículo ya que
consideró que dejar deambular este tipo de caninos en sitios privados del
tenedor o propietario no tiene un fin constitucionalmente legítimo ni es una
medida adecuada para el objetivo de proteger la vida, seguridad e integridad de
las personas y otro tipo de animales, y en atención a que este tipo de perros
necesitan de lugares de esparcimiento y juego, para su mejor bienestar.
 
Finalmente en relación con los numerales 6º, 7º y 8º de este artículo, la Sala
consideró que eran exequibles, dada la disminución o la propia incapacidad, de
control sobre dichos perros de razas potencialmente peligrosas.

IV. INICIATIVAS NORMATIVAS INTERNACIONALES

En la actualidad, el tema si un animal debe ser sujeto de derechos es muy debatido no


solamente en nuestro país si no a nivel mundial, en Colombia por ejemplo, se crea la ley
1774 del 2016 para garantizar la protección animal donde se establece que “Los animales
como seres sintientes no son cosas, recibirán especial protección contra el sufrimiento y
el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos” (Artículo
1,Ley 1774, 2016), donde se le da un grado de punibilidad a ciertas conductas realizadas
por el ser humano contra el animal, también modifico el Articulo 655 del Código Civil
Colombiano, el cual les da un reconocimiento como bienes muebles y sintientes.
Abarcando la normatividad internacional especialmente la Latinoamericana, encontramos
que diferentes países acogieron normas las cuales salvaguardan la naturaleza y su
ecosistema; Chile “establece normas destinadas a conocer, proteger y respetar a los
animales, como seres vivos y parte de la naturaleza, con el fin de darles un trato adecuado
y evitarles sufrimientos innecesarios.” (Ley 20.380, 2009), esta ley promulga la
protección y el respeto a los animales, la cual se rehúsa aceptar cualquier tipo de maltrato
por parte del hombre a estos seres.
Bolivia en su Constitución Política Capítulo III Jurisdicción Agroambiental, en las
atribuciones del Tribunal Agroambiental, indica que son competentes para conocer
“demandas sobre actos que atenten contra la fauna, la flora, el agua y el medio ambiente;
y demandas sobre prácticas que pongan en peligro el sistema ecológico y la conservación
de especies o animales” (Artículo 189 inciso 1, Constitución Política de Bolivia).
Aparte de su normativo constitucional, crea la Lay 700 del 2015 la cual tiene la “finalidad
de prevenir y penalizar los actos de violencia, maltrato, crueldad y biocidio cometidos
por personas contra animales doméstico”, (Articulo 1, ley 700, 2015), además reconoce a
los animales en su artículo 2 de la misma ley como sujeto de derechos.
Brasil en su Constitución Política, Capitulo VI “ del medio ambiente” habla
expresamente del tema ambiental y animal, “Todos tienen derecho a un medio ambiente
ecológicamente equilibrado, bien de uso común del pueblo y esencial para una sana
calidad de vida, imponiéndose al Poder Público y a la colectividad el deber de defenderlo
y preservarlo para las generaciones presentes y futura” (Artículo 225, Constitución
Política de Brasil), lo que nos permite evidenciar que fomenta la protección y
conservación de su medio ambiente y ecosistema, dando un marco normativo
Constitucional, adicional a la constitución en su código penal tiene como conducta
punible el maltrato animal.
Argentina instaura la Ley 14.346 de 1954, la cual da una pena a la persona que cause
actos de crueldad animal.
Perú “garantiza el bienestar y la protección de todas las especies de animales vertebrados
domésticos o silvestres mantenidos en cautiverio, en el marco de las medidas de
protección de la vida, la salud de los animales y la salud pública”. (Artículo 2, Ley Nº
30.407), en esta ley se considera al animal como un ser sensible, por lo que existen
ciertos actos de prohibiciones con ellos como, por ejemplo: el abandono.
Como pudimos ver anteriormente todos los países nombrados instauran leyes las cuales
dan protección al animal, pero Brasil es el único país entre los estudiados, que desarrolla
en su Constitución Política un capitulo únicamente dedicado al medio ambiente, por lo
que nos permite concluir que la regulación se limita solamente a un marco normativo
instaurado en leyes con un mínimo desarrollo Constitucional.
Se evidencia la necesidad de crear leyes con relación a la protección de los animales, lo
cual nos deja en evidencia, que para cada país estudiado es importante imponer normas
las cuales den protección a estos seres, lo que nos permite deducir que a hoy el animal si
goza de derechos, como lo dice la Declaración Universal de los Derechos de los
animales.
Es importante mencionar el caso colombiano, donde se interpone tutela para solicitar
Habeas Corpus para la liberación de un oso en cautiverio, el caso llego a la Corte
Constitucional y esta concedió dicho recurso, por lo tanto se ordenó la libertad del animal
que llevaba en cautiverio 18 años, “Los animales son sujetos de derechos sintientes no
humanos que como tales tiene prerrogativas en su condición de fauna protegida a la
salvaguarda por virtud de la biodiversidad y del equilibrio natural de las especies, y
especialmente la de naturaleza silvestre. Como tales, deben ser objeto de conservación y
protección frente al padecimiento, maltrato y crueldad injustificada” (Sentencia
AHC4806, 2017).
“los animales como seres sintientes tienen derechos, pero no deberes y el obligado a velar
por sus derechos es el hombre” (Sentencia AHC4806, 2017), con esto a nuestro juicio
concluimos que los animales si gozan de garantías constitucionales, pues existen acciones
que permiten su garantía y protección, no obstante, se hace necesario instaurar más
normatividad que permita su completa protección con más mecanismos de defensa para
los llamados seres sintientes pues aunque tienen derechos, carecen de capacidad para
reclamarlos.

V. SENTENCIAS EN EL MUNDO PARA VERIFICAR SI UN ANIMAL TIENE


DERECHOS

SENTENCIA MENDOZA-ARGENTINA
Expediente: NRO. P-72.254/15
Tercer Juzgado de Garantías PODER JUDICIAL MENDOZA
Fecha: 03 de noviembre de 2.016.
Resolver la acción de habeas corpus en favor de la Chimpancé Cecilia, interpuesta por el
Dr. Pablo Buompadre, Presidente de A.F.A.D.A., con el patrocinio letrado del Dr.
Santiago Rauek.
HECHOS RELEVANTES

El Dr. Buompadre argumenta que Cecilia ha sido privada ilegítimamente y


arbitrariamente de su derecho de la libertad ambulatoria y a una vida digna por parte de
autoridades del zoológico de la Ciudad de Mendoza, Argentina. Que su estado de salud
físico y psíquico se halla profundamente deteriorado y empeorado día a día con evidente
riesgo de muerte siendo deber del estado ordenar urgentemente la libertad de esta persona
no humana, que no es una cosa y, por ende, no puede estar sujeto al régimen jurídico de
la propiedad sobre la cual cualquier persona pueda tener el poder de disposición de ella.

Expresa el Dr. Buompadre que peticiona la liberación de la chimpancé Cecilia, privada


arbitraria e ilegalmente de su libertad en el Zoo de Mendoza, y su posterior e inmediato
traslado y reubicación final 1 en el Santuario de Chimpancés de Sorocaba ubicado en el
Estado de Sao Paulo, República Federativa del Brasil u otro que se establecerá al efecto
oportunamente, previa evaluación de especialistas de la especie. Todo ello de
conformidad a lo previsto en los arts. 43 de la Constitución Nacional, arts. 17, 19, 21 y cc
de la Constitución Provincial de Mendoza, art. 440 y ss del Código Procesal Penal de
Mendoza o, subsidiariamente, en lo previsto en la Ley Nacional n° 23.098 u otras leyes y
Tratados Internacionales con jerarquía constitucional, art. 75 inciso 12 de la Constitución
Nacional, que resulten aplicables al caso.

Argumenta el Dr. Buompadre que la chimpancé se encuentra viviendo en condiciones


deplorables, en una jaula con piso y muros de cemento, extremadamente pequeña para un
animal no humano de esa especie con un muy reducido habitáculo. Que no cuenta
siquiera con mantas o paja para acostarse, en la cual pueda resguardarse de las
inclemencias del tiempo o del propio viento, a lo que los chimpancés le tiene mucho
miedo, o de los ruidos y gritos de las constantes visitas escolares y público en general que
visitan ese establecimiento y de los elementos que a esta le lanzan como mero “objeto de
burlas”, lugar al 2 Tercer Juzgado de Garantías PODER JUDICIAL MENDOZA EXPTE.
NRO. P-72.254/15 que prácticamente le llega la luz solar muy pocas horas al día,
exponiendo a la primate a altas temperaturas, que en verano superan los 40° recalentando
el piso y las paredes de cemento, y en invierno se hallan por debajo de los 0°, incluso
nevando en varias oportunidades y congelando las superficies, con total falta de higiene y
llena de excrementos que no se limpian diariamente.

El Dr. Fernando Simón, Fiscal de Estado de la Provincia de Mendoza, contestó la acción


interpuesta por A.F.A.D.A y solicitó el rechazo de la acción intentada. Expresó el Fiscal
de Estado que la acción carece del elemento más importante que es la existencia de
persona humana y no un animal, el que para la legislación actual continúan siendo una
cosa, tal como lo establece el art. 227 del C.C. Sin perjuicio de entender que los animales
merecen protección, no comparten la asimilación que se hace de ellos a la persona como
sujetos de derechos en general y destinatario de la protección de la garantía del habeas
corpus

El Dr. Pablo Nicolás Buompadre, Presidente de la Asociación de Funcionarios y


Abogados por los Derechos de los Animales, con el patrocinio letrado del Dr. Santiago
Rauek, peticionan por intermedio de una acción de habeas corpus el recupero de libertad
de la Chimpancé de 21 nombre “Cecilia” en razón de que ésta habría sido arbitraria e
ilegalmente privada de su libertad ambulatoria. En consecuencia, solicitan el inmediato
traslado y reubicación de la chimpancé en el Santuario de Chimpancés de Sorocaba,
Brasil.

Resulta imprescindible resaltar que la Declaración Universal de los Derechos Animales,


elaborada en el año 1977 por la UNESCO, y aprobada por la Organización de las
Naciones Unidas, les reconoce a los 41 animales derechos y, específicamente en su
artículo nro. 4 prevé: “a) Todo animal perteneciente a una especie salvaje, tiene derecho a
vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse. b)
Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este
derecho.”. De este modo, en el ámbito internacional, se reconoce expresamente que los
grandes simios entre otras especies tienen derecho a vivir en libertad.

Finalmente, corresponde reiterar el interrogante que dio comienzo a la presente


resolución: ¿Es la acción de habeas corpus la vía procedente? Considero que la respuesta
ha de ser afirmativa. 43 Dado que ni la regulación procesal de la provincia ni ley nacional
alguna contemplan específicamente una vía procesal para evaluar la situación de
animales en estado de encierro en establecimientos zoológicos o de cualquier condición
de encierro en contrario a las necesidades básicas y al hábitat natural del animal de que se
trate, considero que la acción de habeas corpus es la vía procedente ajustándose la
interpretación y la decisión que recaiga a la situación específica de un animal privado de
sus derechos esenciales en tanto éstos están representados por las necesidades y
condiciones esenciales de la existencia del animal en cuyo favor se acciona. Así las cosas,
la acción de habeas corpus, en el caso que nos ocupa, ha de ajustarse estrictamente a
preservar el derecho de Cecilia a vivir en un medio ambiente y en las condiciones propias
de su especie.

RESUELVO: I.- HACER LUGAR A LA ACCIÓN DE HABEAS CORPUS interpuesta


por el Dr. Pablo Buompadre, Presidente de la Asociación de Funcionarios y Abogados
por los Derechos de los Animales –A.F.A.D.A., con el patrocinio letrado del Dr. Santiago
Rauek. II.- Declarar a la chimpancé Cecilia, actualmente alojada en el zoológico de la
Provincia de Mendoza, sujeto de derecho no humano. III.- Disponer el traslado del
chimpancé Cecilia al Santuario de Sorocaba, ubicado en la República del Brasil el que 44
Tercer Juzgado de Garantías PODER JUDICIAL MENDOZA EXPTE. NRO. P-
72.254/15 deberá efectuarse antes del inicio del otoño, conforme lo acordado por las
partes. IV.- Destacar la colaboración de la Magister Mariana Caram, Directora del
Zoológico, Adm. de Parques y Zoológico, el Arq. Ricardo Mariotti, Administrador
General, el Lic. Humberto Mingorance, Secretario de Ambiente y Ordenamiento
Territorial y el Lic. Eduardo Sosa Jefe de Gabinete de Secretaría de Ambiente, para la
resolución del presente caso. V.- Solicitar a los integrantes de la Honorable Legislatura
de la Provincia de Mendoza proveer a las autoridades competentes de las herramientas
legales necesarias para hacer cesar la grave situación de encierro en condiciones
inapropiadas de animales del zoológico tales como el elefante africano, los elefantes
asiáticos, leones, tigres, osos pardos, entre otros, y de todas aquellas especies exóticas
que no pertenecen al ámbito geográfico y climático de la Provincia de Mendoza. VI.-
Recordar las siguientes reflexiones: ““Podemos juzgar el corazón de una persona por la
forma en que trata a los animales” (Immanuel Kant). “Hasta que no hayas amado a un
animal una parte de tu alma permanecerá dormida” (Anatole France). “Cuando un
hombre se apiade de todas las criaturas vivientes, sólo entonces será noble.” (Buda). 45
“La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgada por la forma en que
sus animales son tratados.” (Gandhi) CUMPLASE. NOTIFIQUESE. REGISTRESE.
(https://www.projetogap.org.br/es/noticia/sentencia-judicial-historica-em-argentina-a-
favor-de-cecilia-una-chimpance-que-se-encuentra-en-el-zoologico-de-mendoza/)

Ahora bien, el Juzgado de lo Penal nº 2 de Mérida ha dictado Auto de 27 de mayo de


2019, que ejecuta la pena de un total de 27 MESES DE PRISIÓN para el hombre
condenado por dos delitos de maltrato a animales domésticos del art. 337 del Código
Penal (CP) mediante sentencia de 15 de enero de 2018, a su vez confirmada por la
Audiencia Provincial de Mérida en su Sentencia 102/2018, de 13 de junio de 2018. La
sentencia consideró probado que el día 27 de diciembre de 2016 el condenado acudió a
una nave abandonada con el propósito de acabar con la vida de dos perros de raza
cruzada labrador retrivier, propiedad de una tercera persona, la cual quería deshacerse de
ellos, estando acompañado en todo momento por su hijo menor de edad. Ya en el interior
de la nave, siempre en presencia del menor, el acusado arrojó a los dos perros a un foso, y
una vez dentro los apedreó, causando la muerte de uno e hiriendo al otro de gravedad, si
bien este último, de nombre Pumba, pudo salvar la vida al ser remitido a una clínica
veterinaria por los agentes de policía que acudieron al lugar de los hechos. Para
fundamentar el fallo, el presidente y magistradas de la Sección 3 de la Audiencia
Provincial de Mérida, en su sentencia de 102/2018, aluden a la consideración de los
animales como seres sintientes declarada en la proposición de ley 122/134 que se está
tramitando en el Congreso de los Diputados sobre la reforma del régimen jurídico de los
animales, sosteniendo que efectivamente “Los perros son seres vivos dotados de
sensibilidad”. “Por ello, -proclaman- no podemos limitar la protección del animal al
ámbito del propietario”. Y siguen: “La relación de la persona y el animal trasciende del
dominio: las facultades de uso y disfrute del animal, así como la disposición sobre el
mismo, han de respetar su condición de ser sensible, de modo que el propietario debe
preservar el bienestar animal y, por supuesto, debe abstenerse de maltratarlo, abandonarlo
y, sobre todo, de provocarle una muerte cruel”. La sentencia declara de forma
concluyente que “en el delito de maltrato animal el bien jurídico protegido no es la
propiedad” ya que “en general, se entiende que es el bienestar animal, vinculado a la
ausencia de dolor o sufrimiento innecesario”. Por ello, apuntala: “La norma penal se
funda en una serie de deberes que tienen las personas para con los animales”.

En atención a lo anterior, los hechos son legalmente constitutivos de un delito de maltrato


a animal doméstico, en presencia de menores y con el resultado de muerte previsto y
penado en el artículo 337.1 a), 2 d) y 3 del Código Penal (CP) en lo que se refiere al perro
fallecido, y de un delito de maltrato a animal doméstico en presencia de menores
tipificado en el artículo 337 1 a) y 2 d) del CP en lo que se refiere al perro que resultó
lesionado. Cabe señalar que el condenado ya contaba con numerosos antecedentes por
robo por fuerza y violencia (aunque no fueron computables a efectos de reincidencia),
pero sí contaron los antecedentes por la comisión de dos delitos contra la flora y la fauna
por sentencias dictadas por el mismo Juzgado el año 2013, por lo que concurre la
circunstancia agravante de reincidencia del artículo 22.8 del CP. Así, por lo que se refiere
a la pena a imponer por el primero de los delitos, dentro del marco punitivo del artículo
337.3 del CP para casos de muerte del animal, la pena se aplica en su mitad superior por
haberse ejecutado el hecho a presencia de menores, concurriendo además la agravante de
reincidencia, y habida cuenta de las circunstancias del caso, en particular, la crueldad del
medio empleado para acabar con la vida del animal que fue arrojado a un foso de dos
metros de profundidad y apedreado desde las alturas sin posibilidad de refugio o defensa,
se condena 16 meses de prisión, con la accesoria legal del artículo 56 del CP y la
accesoria de inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que
tenga relación con los animales y para la tenencia de animales por tiempo de tres años y
nueve meses. Por el segundo de los delitos, en el que por no haberse producido la muerte
del animal las penas a imponer son las del artículo 337.1, produciéndose el hecho en
presencia de un menor y concurriendo la agravante de reincidencia, teniendo en cuenta
las mismas circunstancias de crueldad en los medios, la Sentencia condena a la pena de
11 meses de prisión, con la accesoria legal del artículo 56 del CP y la accesoria de
inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación
con los animales y para la tenencia de animales por tiempo de dos años y nueve meses.
En total, 27 meses de prisión por la comisión de dos delitos de maltrato animal, lo que,
unido al hecho de que cuenta con antecedentes penales por delitos contra la flora y la
fauna, conlleva al efectivo ingreso en cárcel y la consecutiva condena social por la
repulsa que generan la gravedad de los hechos descritos. Un aspecto a destacar es que
durante todo el procedimiento fue impugnada la consideración de acusación particular
por parte de la persona que se hizo cargo de la recuperación del perro superviviente,
Pumba, pues la defensa consideraba que no podía considerarse parte perjudicada al no ser
la propietaria del animal en el momento de ocurrir los hechos, entendiendo que la
calificación más correcta desde el punto de vista jurídico sería la de acusación popular.
Esta pretensión fue en todo momento rechazada tanto por el Juzgado de lo Penal nº 2 de
Mérida, como por la Audiencia Provincial de Badajoz, que consideraban a la persona que
se hizo cargo de los gastos de recuperar a Pumba como perjudicada directa, puesto que,
según los fundamentos jurídicos esgrimidos en la sentencia de la Audiencia Provincial
“Doña Esther R.G. es perjudicada por el delito desde el momento en que costeó el
tratamiento veterinario del perro que quedó malherido”, reforzando su doctrina con la
siguiente afirmación: “Es más, desde un punto de vista jurídico, desde que la dueña de un
perro quiere deshacerse del mismo deja de ser dueña, pues con el abandono se extingue el
dominio (artículo 610 del Código Civil)”. Y en tal sentido, “doña Esther R.G. ya el
mismo día de los hechos pasó a ser la dueña del perro. Adquirió la propiedad por
ocupación y desembolsó 583,10 euros por el tratamiento veterinario del animal”,
zanjando toda posible duda de interpretación sobre la calificación de la acusación, que en
casos como este ha de ser necesariamente la de acusación particular, con todos los efectos
inherentes propios de tal calificación. (https://www.abogacia.es/2019/07/12/sentencia-
por-maltrato-animal-prision-por-arrojar-a-un-foso-y-apedrear-a-dos-perros-en-presencia-
de-un-menor-de-edad/, 2019).
La Sentencia 135/10 del Juzgado de lo Penal nº 4 de Bilbao (Bizkaia) de 25 de marzo de
2010 (Ponente: Arantzazu Otiñano Sáez), condenatoria por un “delito de maltrato
animal” del art. 337 del código penal a la pena de prisión de siete meses y a la de
inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación
con los animales durante dos años al acusado de abandonar a unos perros dejándolos en
circunstancias deplorables con consecuencias muy graves para su vida o integridad
corporal.
ANTECEDENTES; José Benito mantuvo encerrados en un pabellón a un perro
rottweiler, dos perros pastores belgas y un perro pastor alemán, todos de su propiedad,
junto a otros dos, todos “en pésimas condiciones de alimentación, higiene y salubridad”,
“extremadamente delgados y desnutridos”, sin comida, apenas agua, en jaulas repletas de
excrementos, lo que les causó 2 un grave menoscabo físico que determinó su recogida
por los Servicios del Ayuntamiento y traslado a un Centro de Acogida. En concreto, uno
presentaba “dermatitis focal en el lomo”, y otro “un estado caquéctico extremo, con
dermatosis generalizada, prurito continuo producido por la sarna y deshidratación severa”
por lo que tuvo que ser sometido a una eutanasia humanitaria. Además se encontraron
dos cráneos de perros y un perro en descomposición. De forma pionera y sin precedentes
en la jurisprudencia penal española, salvo error u omisión, la sentencia condena por un
delito de maltrato, y no por falta, el grave abandono de unos perros por parte del
propietario y cuidador, considerando en el Fundamento de Derecho primero que el delito
de maltrato, tipificado en el art. 337 del código penal y que castiga a los que “maltrataren
con ensañamiento e injustificadamente a animales domésticos causándoles la muerte o
provocándoles lesiones que produzcan un grave menoscabo físico”, puede cometerse por
acción pero también través de una conducta omisiva (en comisión por omisión según el
art. 11 del código penal), incluyendo en este último caso como indica la sentencia
conductas como “descuidar dolosamente las condiciones de movilidad e higiene del
animal” causándole sed, hambre, frío, insolación, o dolor considerable. Por tanto también
las personas propietarias o poseedoras del animal que tengan una posición de garantía
pueden responder del delito cuando “la no evitación del resultado (lesiones o muerte)
equivalga a su causación (por ejemplo no alimentando al animal y dejándolo morir de
hambre)”.

Pese al carácter brutal y cruel que pueden revestir ciertas formas de abandono, doctrina y
jurisprudencia se han mostrado contrarias a admitir un delito de maltrato a animal
doméstico por omisión, e incluso en algunas modalidades brutales de acción, basándose
en la falta del elemento subjetivo típico del ensañamiento8 , bien por ser consustancial al
modo de ejecución de la acción o por ser incompatible con la omisión, en el sentido de
que quien no alimenta a un animal no aumenta su dolor sino que no palía el dolor que se
produce como consecuencia de un proceso natural, la inanición, reconduciendo los casos
de abandono deliberado de animales enfermos, impedidos o indefensos a la falta de
abandono del art. 631, lo que no me parece tan claro cuando no se trata de desprenderse o
renunciar al animal sino de abandonos como incumplimientos deliberados del deber de
alimentación y cuidado que le causen sufrimiento llegándole a producir la muerte o
lesiones.
El delito de maltrato de animal doméstico del art. 337 CP es un delito de resultado
material que requiere de la muerte o una lesión que cause al animal un grave menoscabo
físico, esto es, que requiera una primera asistencia veterinaria y tratamiento facultativo o
quirúrgico, esto es lesiones del tipo de contusiones en formas de equimosis, hematomas,
magullamientos, conmociones del sistema nervioso central, o luxaciones, fracturas,
quemaduras, o casos más graves de mutilaciones o invalidez, quedando excluidas
situaciones de estrés o miedo del animal o estados de pánicos provocados por encierros,
que podrían quedar reconducidas a la falta de maltrato cruel del art. 632.2. Con la muerte
o las lesiones graves queda consumado el delito, permitiendo las formas imperfectas de
ejecución, cuál sería la acción de no llegar a causar la muerte o una lesión grave pese al
maltrato cruel infligido, causando sólo lesiones leves, siempre que se trate de un maltrato
de mayor gravedad que en el caso de la falta atendiendo a la intensidad y al número de
actos realizados que objetivamente hubiesen podido acabar con la vida del animal o
herirlo gravemente.

En los hechos probados conocidos por la sentencia 135/10 quedó constancia del resultado
de muerte y lesiones graves a consecuencia del grave abandono, al encontrarse en el 11
interior del pabellón un total de seis perros con vida en estado de total abandono y el
cadáver de otro momificado. Los que se encontraron con vida presentaban sarna,
agonizaban, estaban extremadamente delgados, sin pelo, sin poder mantenerse en pie, con
parásitos externos e intestinales, hasta el extremo de que uno tuvo que ser eutanasiado a
consecuencia de un estado caquéctico grave, dermatosis generalizada, y prurito continuo,
y otro tardó más de un mes en recuperarse de una dermatosis focal severa. Se trataba
además de un abandono de larga duración (“ausente unos dos o tres meses”) que le da al
delito un cierto carácter de permanencia en el sentido de que prolonga el resultado en el
tiempo (lesiones graves sin atención), existiendo un solo delito aun cuando fuese más de
uno el número de animales maltratados, dado que el art. 337 se refiere en plural al
maltrato con ensañamiento e injustificado de “animales domésticos”, lo que no impide
que cuando se trate de acciones distintas sobre varios animales quepa el concurso real de
varios delitos de maltrato o incluso la continuidad delictiva.

Expediente 0042-2004-AI/TC En esta sentencia, el Tribunal Constitucional Peruano,


manifiesta (fundamento 4) que la relación entre el Estado con la Constitución Cultural
tiene tres aspectos: el deber de respetar las manifestaciones culturales; la obligación de
promover aquellos actos que atiendan el interés general, contribuyendo a la identidad
cultural de la nación; y el deber de no promover actos o actividades que pudiendo ser
manifestaciones culturales o encubiertos por lo cultural fomenten la violencia, realicen
actos antinaturales o crueles contra los animales, causen un grave daño al medio
ambiente, y lleven a cabo la caza furtiva de especies en peligro de extinción. Asimismo,
se menciona que el Estado debe promover el uso sostenible de los recursos naturales, la
conservación de la diversidad biológica, y de las áreas naturales protegidas, mediante el
trato adecuado de las especies animales y vegetales. De igual manera, se indica que el
respeto a los animales encuentra su fundamento en la propia dignidad del hombre y en la
necesidad de una convivencia armónica de los seres humanos entre sí y con su entorno.
De manera que, en esta sentencia el Tribunal desarrolla el deber del Estado de asegurar
que las personas no actúen con crueldad contra los animales, lo cual tiene un fundamento
jurídico y ético (fundamento 26). Por ello, el Estado al evaluar prácticas que no
contribuyan al desarrollo de una vida armónica con la naturaleza y sus especies debe
reservarse el derecho de amparar espectáculos o actividades que puedan vulnerar los
derechos fundamentales de las personas como la vida, dignidad e integridad; así como el
19 derecho fundamental al bienestar y a la tranquilidad de las personas que pueden
sentirse afectadas en su sensibilidad presenciando o tomando conocimiento por un medio
de comunicación de la de la realización de tratos crueles contra los animales (fundamento
26). Es importante resaltar que el Tribunal Constitucional también promueve el
establecimiento de deberes que el hombre tiene que observar frente a los animales, ya que
no existe ningún argumento que justifique de manera racional que por causa del ser
humano se someta a torturas, tratos crueles y dé muerte, innecesariamente, a los
animales; más aún si dichos actos se realizan por diversión en espectáculos públicos. Tal
actitud es contraria con la ética y contra la dignidad y la naturaleza racional y emotiva del
propio ser humano, pues el respeto a los animales por parte de toda persona halla su
fundamento también en el respeto mutuo que se deben los hombres entre sí (fundamento
28). En el fundamento 29, cuando se refiere propiamente a los espectáculos taurinos,
considera que estos ellos no constituyen manifestaciones “culturales” que el Estado tiene
el deber de promover, toda vez que, al someter, innecesariamente, al maltrato cruel y
posterior muerte de un animal, se afecta el derecho fundamental a la integridad moral,
psíquica y física y al libre desarrollo y bienestar de las personas a quienes si les importa
la protección y cuidado de los animales. Es trascendente además, el límite que puso este
colegiado en el fundamento 21 a los criterios indeterminados que ha usado el Instituto
Nacional de Cultura con el Reglamento para la Calificación de Espectáculos Públicos
Culturales no Deportivos. En mérito a ello y para evitar que se incurra en declaraciones
arbitrarias o discriminatorias e injustificadas este órgano debe observar los siguientes
parámetros constitucionales antes de declarar un espectáculo como cultural: a) Contenido
cultural. El contenido de un espectáculo para que sea considerado como “cultural” debe
estar estrechamente vinculado con los usos y costumbres que comparte la comunidad
nacional, regional o local y que estén vigentes al momento de realizar tal calificación. b)
Acceso popular. En la medida que la Constitución reconoce el derecho de las personas al
acceso a la cultura, el costo de acceso al espectáculo a ser 20 calificado como “cultural”
no debe ser una barrera que limite las posibilidades de ser costeado por la mayor cantidad
de personas. c) Mensaje. Aquellos espectáculos que transmitan mensajes en contra de
valores superiores tales como la dignidad de las personas, la vida, la igualdad, la
solidaridad, la paz; o hagan apología de la discriminación por cualquiera de las razones
establecidas en el artículo 2, inciso 2 de la Constitución, no deben ser declaradas
“culturales”. Tampoco aquellas que inciten al odio, a la violencia contra personas o
animales, o a la intolerancia. d) Aporte al desarrollo cultural. Los espectáculos que
precisen ser calificados de “culturales” deben realizar un aporte concreto al desarrollo
cultural y a afirmar la identidad cultural, así como al desarrollo integral de la Nación
(artículo 44 de la Constitución). (SENTENCIA, 2005)

Expediente 00017-2010-PI/TC Esta sentencia tiene fundamentos que contradicen la


sentencia anterior, sobretodo cuando se analiza el significado del término cultura, donde
indica que las corridas de toros si son actividades culturales, toda vez que, la tauromaquia
es una manifestación cultural traída por los españolas e incorporada a nuestras
tradiciones. En el fundamento 17 manifiesta que la Constitución impone al Estado la
obligación de garantizar la libertad de creación artística, debiendo el Estado propiciar el
acceso a la cultura y fomentar su desarrollo y difusión (artículo 2, inciso 8). De igual
forma, se obliga al Estado a reconocer y proteger la pluralidad cultural de la Nación
(artículo 2 inciso 19) y debe preservar las diversas manifestaciones culturales del país
(artículo 17). Para fundamentar que los espectáculos taurinos son espectáculos culturales,
el Tribunal se basa en la excepción establecida por parte de la Tercera Disposición Final
y Transitoria de la Ley 27265, Ley de Protección a los Animales Domésticos y a los
Animales Silvestres mantenidos en Cautiverio, la cual exceptúa de sus alcances a las
corridas de toros, peleas de gallos y otros espectáculos declarados de carácter cultural por
la autoridad competente, donde - a decir del tribunal- no se dan actos de crueldad que la
ley reprueba. En igual sentido, cita el artículo 28 de la Ley 28131, Ley del Artista
Intérprete y Ejecutante, donde se le asigna en la categoría de artistas al matador de toros y
al novillero. 21 Finalmente, se expone que sobre la base del derecho al libre
desenvolvimiento de la personalidad está la libertad de la propia persona en decidir si
concurre o no a los espectáculos que se cuestionan, y como este derecho no colisiona con
el principio fundamental de la dignidad de la persona porque no se coacciona su
concurrencia de quienes no les gusta este tipo de espectáculos, no debe considerarse que
su sola oferta es una afectación de los derechos de los demás. (SENTENCIA DEL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, 2011)

Las soluciones que han brindado la justicia en los distintos casos que hemos enumerado,
tienen, por supuesto, un alcance individual sobre los animales objeto del litigio. No sirven
ni alcanzan para resolver la situación de todos los demás, pero per se ya implican un
cambio de paradigma. Y no olvidemos que el cambio de paradigma jurídico más
importante del siglo pasado se estableció en un instrumento con escaso valor positivo en
su momento y con una fórmula aparentemente simple y elemental: “todo ser humano es
persona”. De ese modo, la comunidad internacional archivó el paradigma racista en el
artículo ISSN 2462-7518 derecho animal.info Julio 2017 17 primero de la Declaración
Universal de Derechos Humanos de 1948, pero lo expresó sólo en forma de declaración,
lo que no tiene mucho valor preceptivo en el derecho internacional público, alcanzado
sólo décadas después, al considerarla parte de la Carta de la ONU y al ratificarse los
Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y Económicos, Sociales y
culturales. Por eso, es auspicioso que los nuevos conocimientos y valores de la sociedad
humana arriben a un estadio de la evolución en el que se considere el derecho de los
animales, del medio ambiente, de los recursos naturales a ser protegidos enfáticamente
por la jurisprudencia y por la normativa legal del mismo modo en que lo son los derechos
fundamentales del hombre. (BAGGIS, 2017).

VI. PRECEDENTE JURISPRUDENCIAL DEL CONSEJO DE ESTADO.

A continuación se enunciarán cinco precedente de la jurisdicción contenciosa


administrativa, proferidos por el Consejo de Estado en referencia con los derechos de los
animales.
Sentencia14 proferida por la Sala de lo Contencioso Administrativo; Sección Primera de
fecha 31 de marzo de 2005, en la que el alto tribunal tuvo conocimiento del caso del
decomiso singular de un elefante (hembra) y un tigre (hembra) propiedad del Circo
Mexicano de Fieras por un supuesto maltrato de estos animales.

Antecedentes del caso

El Circo Mexicano de Fieras, a través de apoderado y en ejercicio de la acción consagrada


en el artículo 85 del C.C.A., solicita la declaratoria de nulidad de la Resolución 268 de 5
de mayo de 2000, por medio de la cual la Jefe División Administrativa del Departamento
Administrativo de Gestión del Medio Ambiente – DAGMA, Municipio de Cali, dispuso
el decomiso definitivo de un tigre de bengala hembra y de un elefante asiático hembra.

Como consecuencia de ello, y a título de restablecimiento del derecho, solicitó que se le


devolvieran los animales decomisados y que se le pagaran todos los perjuicios causados
con la medida, los cuales valoró en ochocientos millones de pesos.

Decisión de primera instancia.

Mediante la sentencia recurrida el Tribunal de origen denegó las pretensiones de la


demanda, con base en las siguientes consideraciones:

La Resolución acusada fue expedida por la Jefe de la División Administrativa del DAGMA
en uso de las facultades conferidas por los Acuerdos Municipales numerales 18 de 30 de
diciembre de 1994 y 1 de 9 de mayo de 1996, así como por la Ley 99 de 1993, siendo esta
última la que impone a los municipios con una población superior a 1’000.000 de habitantes
cumplir funciones dentro de su jurisdicción para vigilar, controlar, preservar y conservar el
medio ambiente; además, fue proferida con la sustentación suficiente, pues se indicaron los
motivos y causas que condujeron a tomar la medida enjuiciada.

El actor no aportó prueba alguna que desvirtuara los hechos y razones aducidos por la
Administración y, por lo tanto, se debe entender que al momento del decomiso preventivo la
División Administrativa del DAGMA se encontraba facultada para declararlo y ordenarlo y,
por ende, amparada en las normas legales pertinentes para adelantar la actuación que se
discute.

14
Consejo de Estado; Actor: Circo Mexicano de Fieras; Demandado: Departamento
Administrativo de Gestión del Medio Ambiente; Expediente: 76001-23-31-000-2000-
02792-01; Consejera Ponente: MARIA CLAUDIA ROJAS LASSO.
Consideraciones de la Sala.

La situación de hecho que sirvió de fundamento al acto administrativo acusado está prevista
en el literal h) del artículo 6º de la Ley 84 de 1989 que establece: “Artículo 6. El que cause
daño a un animal o realice cualquiera de las conductas consideradas como crueles para
con los mismos por esta Ley, será sancionado con la pena prevista para cada caso.”

“h) Utilizar para el servicio de carga, tracción, monta o espectáculo, animales ciegos,
heridos, deformes, o enfermos gravemente o desherrados en vía asfaltada, pavimentada o
empedrada o emplearlos para el trabajo cuando por cualquier otro motivo no se hallen en
estado físico adecuado.”

En ese sentido, el demandante tenía al momento de proferirse el acto administrativo acusado


dos animales de su propiedad: uno herido y parcialmente ciego (el elefante) y el otro (tigre
de bengala) igualmente con una ceguera parcial y, en ese orden de ideas, a la luz del artículo
anteriormente trascrito se incurrió en un acto de crueldad en razón a que continuaron siendo
parte de su espectáculo.

Además de ello, no se encontró en el expediente prueba que demostrara que el Circo tuviera
alguna intención de venderlos o dejarlos en algún sitio protegidos, ya que las enfermedades
de estos animales son irreversibles, en cuanto a los ojos, y, en relación con la herida del
elefante, tal y como se establece en las declaraciones, ésta se abrirá de nuevo si le siguen
colocando la cadena.

No obstante, la Sala encontró que la sanción de decomiso no está prevista en la Ley 84 de


1989 por lo que, si bien debe sancionarse al circo propietario de los animales, la sanción
que se impugna debe corresponder a las señaladas en los artículos 10 y 11 de la citada Ley
84 de 1989, norma especial aplicable para el efecto.

Decisión de la Sala.

Por lo anterior, la Sala revocó la sentencia del Tribunal, y se decretó la nulidad del acto
demandado, ordenando al DAGMA realizar los trámites a fin de devolver los animales
decomisados al Circo Mexicano de Fieras consistentes en un tigre de bengala (hembra) y
un elefante asiático (hembra).
Posteriormente, en sentencia15 proferida por la Sala de lo Contencioso Administrativo;
Sección Primera de fecha 29 de agosto de 2013, se tuvo conocimiento de la situación
sobre uso de animales silvestres, ya sean nativos o exóticos, en circos fijos e itinerantes,
en todo el territorio nacional.

Antecedentes del caso.

La accionante adujo que la Organización Aceros S en C., desde el año 1993, realiza
espectáculos de circo en todo el país, en los cuales utiliza animales exóticos, que en
algunos casos nacen en cautiverio y otros han sido importados o entraron en forma
irregular al país.

Aseguró que según las investigaciones adelantadas por las fundaciones Amigos del
Planeta y FEDAMCO, la Organización Acero ha violado las normas de sanidad,
seguridad, salubridad y protección animal que se debe observar en el territorio
colombiano cuando se importen, manipulen o manejen animales o éstos se utilicen en
actividades circenses.

Advirtió que el precario estado de salubridad de las instalaciones y el estado de salud de


los animales, además de la renuencia, por parte de los encargados, de adoptar protocolos
de salubridad y aseo, representa una amenaza a la salud de la comunidad por la
transmisión de enfermedades zoonóticas como la “leptospirosis”.

Manifestó que la falta de asistencia médica a los animales por parte de veterinarios
especializados en animales silvestres y las precarias condiciones de tenencia, han
provocado su muerte recurrente, lo que vulnera la normativa de protección animal, según
el artículo 1° de la Ley 99 de 2003 y la Ley 84 de 1989.

Decisión de primera instancia.

La Sección Primera –Subsección “B”- del Tribunal Administrativo de Cundinamarca en


sentencia de 21 de febrero de 2013, amparó los derechos colectivos invocados como
vulnerados por la actora y consideró no probadas las excepciones propuestas por la parte
demandada.

15
Consejo de Estado; Actor: María Constanza Moreno Acero; Demandado: Corponor y
otros; Expediente: 25000-23-24000-2011-00763-01; Consejera Ponente: María Elizabeth
García González.
En cuanto a la protección de la fauna, ambiente sano y conservación de especies
animales, advirtió que del material probatorio recaudado se evidencia una cantidad
considerable de sucesos irregulares como la muerte de animales, inadecuada
alimentación, falta de identificación, hacinamiento, estrés, espacios reducidos en las
jaulas, falta de procedimientos administrativos eficaces y otra series de inconsistencias en
el transporte, comercio y manejo de fauna silvestre, que representan posibles infracciones
a las normas que regulan la materia.

Consideraciones de la Sala.

A través de la Ley 17 de 1981, Colombia ratificó la Convención sobre el Comercio


Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre –CITES- suscrita en
Washington el 3 de marzo de 1973, en la que se convino en el artículo IX, que para los
fines del Tratado, cada parte debe designar una o más autoridades administrativas para
conceder permisos o certificados en nombre del Estado parte, en consecuencia, mediante
el Decreto 1401 de 27 de mayo de 1997, se designó al Ministerio de Ambiente y
Desarrollo Sostenible como Autoridad Administrativa en Colombia ante la CITES y se le
asignaron entre otras, funciones al momento de otorgar el respectivo permiso que
autoriza la exportación, importación o reexportación de las especies incluidas en los
apéndices de la Convención, se verifique el estado en que se encuentran los especímenes
y cerciorarse que no van a sufrir daño alguno o el mínimo, en su transporte y estadía.

De otra parte, le recuerda la Sala a la Organización Aceros que el Gobierno Nacional


mediante la Ley 1638 de 24 de junio de 2013, prohibió el uso de animales silvestres, ya
sean nativos o exóticos, en circos fijos e itinerantes, en todo el territorio nacional, en
consecuencia, tienen un término de 2 años, contados a partir de la promulgación de la
Ley, para adecuar sus espectáculos y entregar los animales a cualquiera de las autoridades
ambientales.

Decisión de la Sala.

Se confirmó la sentencia del 21 de febrero de 2013, proferida por la Sección Primera –


Subsección “B”- del Tribunal Administrativo de Cundinamarca.

Continuando con la exposición de precedentes, en sentencia16 proferida por la Sala de lo


Contencioso Administrativo; Sección Tercera de fecha 26 de noviembre de 2013, en la
que el alto tribunal asumió el recurso de apelación interpuesto por la parte demandada
referente al caso de aquellos animales y especies vegetales (bosques, la Amazonía, los

16
Consejo de Estado; Actor: Angela María Maldonado Rodríguez y otros; Demandado:
Ministerio de Medio Ambiente; Expediente: 25000-23-24000-2011-00227-01.
páramos, las fuentes y recursos hídricos) considerados como sujetos de derechos, en el
caso concreto, el derecho de los animales primates o micos de la especie Aotus
vociferans que se asientan en el territorio colombiano.

Antecedente del caso.

Que desde 1984 se han proferido por parte del INDERENA y CORPOAMAZONÍA,
varios actos administrativos que se detallan a continuación, mediante los cuales se ha
otorgado permiso a la FIDIC para el desarrollo del proyecto investigativo denominado
“vacuna sintética para la malaria producida por el plasmodiumfalciparum en el
departamento del Amazonas”, para lo cual a lo largo de diversos períodos se ha
permitido la caza y captura de la especie de primates Aotus vociferans. Las resoluciones
son las siguientes: i) 1205 de 1984, ii) 0737 de 1994, iii) 0202 de 1999, iv) 1339 de 2002,
v) 00066 de 2006, vi) 00028 de 2010, y vii) 0632 de 2010, esta última por la que se
amplió el permiso por un término de 5 años y el número de especímenes a capturar a
4.000 Aotus vociferans.

Decisión de primera instancia.

El 3 de mayo de 2012, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Primera,


Subsección A, accedió parcialmente a las pretensiones de la demanda, indicando lo
siguiente: “(…) Lo examinado hasta el momento le permite aseverar a la Sala que en
efecto la Fidic, funcionarios de Corpoamazonía y del Ministerio de Ambiente y
Desarrollo Sostenible, incurrieron en actuaciones y omisiones que se alejaron de la
protección al ecosistema en donde operaba la actividad científica para hallar una
vacuna contra la enfermedad de la malaria, que involucraba la caza de especímenes
Aotus vociferans, fauna además que es de carácter fronterizo, dado que se desarrolla en
el denominado trapecio amazónico colombiano que limita con los países de Brasil y
Perú”.

Así mismo, indica que: “(…) igualmente, con fundamento en la ampliación del término
incrementa la cuota de animales a ser cazados de 1600 a 4000, sin ningún fundamento
técnico que soporta la cantidad de animales, que nuevamente lo aleja del deber de
protección concebido en la Constitución Política en los términos que atrás se reseñaron”.

Consideraciones de la Sala.

En la presente decisión, podemos observar que ha criterio del Consejo de Estado, en los
términos del literal c) del artículo 4 de la ley 472 de 1998, existe un reconocimiento
expreso por parte del legislador de derechos directos y autónomos a favor de los animales
y las especies vegetales en nuestro territorio nacional.
Indica además, que “ (…) no es necesario que los animales o las especies vegetales sean
consideradas personas jurídicas o morales para que puedan comparecer a la
administración de justicia en busca de que se protejan sus derechos reconocidos por la
propia comunidad, ya que existen los mecanismos procesales constitucionales idóneos
para garantizar el amparo de los respectivos derechos”.

En otras palabras, “ (…) los humanos pueden servirse de los animales para su
supervivencia, para su compañía, para investigación, en actividades laborales o
recreativas, pero sin vulnerar los derechos que les asisten, en especial de no ser tratados
simplemente como objetos o cosas, de no ser sometidos a tratos crueles, degradantes, a
ser mantenidos en malas condiciones de salud y libertad, a su sacrificio con el menor
dolor y sufrimiento posible, a jornadas laborales adecuadas con condiciones que respeten
su integridad y descanso, a no ser objeto de sufrimientos innecesarios cuando se
experimente con ellos en el campo científico, a garantizar un mínimo de libertad y
espacio, a garantizar su adecuada alimentación y cuidado”.

Decisión de la Sala.

El Consejo de Estado, conforme a las argumentaciones antes planteadas, resolvió


proteger y amparar los derechos e intereses colectivos consagrados en los literales b y c)
del artículo 4º de la ley 472 de 1998. De igual forma, proteger de manera autónoma y
directa, los derechos colectivos de los animales silvestres, en el caso concreto de la
especie de primates Aotus vociferans, de acuerdo con lo expuesto en la parte motiva de
esta providencia.

Posteriormente, un cuarto pronunciamiento del Consejo de Estado consistió en una


acción de tutela17 en la que se pretendía el amparo de los derechos de los animales, acción
que no procedió puesto que en nuestro ordenamiento jurídico no son personas ni sujetos
titulares de derechos fundamentales.

Antecedentes del caso.

El Concejo Municipal de Sincelejo tramitó el Proyecto de Acuerdo No. 106 de 10 de


diciembre de 2012 por el cual se pretendía suspender la realización o celebración de
espectáculos taurinos o festividades en corralejas en el Municipio mientras no fuera

17
Consejo de Estado; Actor: Rafael Patrón Martínez y otros; Demandado: Tribunal
Administrativo de Sucre; Expediente: 11001-03-15000-2013-00956-00; Consejero
Ponente: GUILLERMO VARGAS AYALA.
expedida la reglamentación legal que permitiera mitigar el maltrato a los animales
utilizados en dicho espectáculo.

Decisión de primera instancia.

Mediante Sentencia proferida el 8 de marzo del 2013 el Tribunal Contencioso


Administrativo de Sucre declaró fundadas las objeciones del Alcalde al Proyecto de
Acuerdo No. 106 de 2012 con fundamento en que: “El maltrato animal se encuentra
excepcionalmente permitido en Colombia en la Constitución y en la Ley, en las
actividades consideradas culturales en los términos del artículo 7 de la Ley 84 de 1989,
declarado exequible por la Corte Constitucional en la sentencia C-666 de 2010.

La Ley 1272 de 2009 declaró las corralejas de Sincelejo patrimonio cultural de la Nación,
ergo están en una de las hipótesis o causales, en las cuales se permite el maltrato animal”.

Culmina argumentando que las corralejas no estaban huérfanas de reglamentación porque


estas actividades estaban reglamentadas en el Estatuto Taurino (Ley 916 de 2004), que en
su artículo primero establece: “El presente reglamento tiene por objeto la regulación de
la preparación, organización y desarrollo de los espectáculos taurinos y de las
actividades relacionadas con los mismos”.

Consideraciones de la Sala.

La decisión tomada por el Consejo de Estado, en primer lugar se basa en las excepciones
al deber de protección animal establecidas por el artículo 7 de la Ley 84 de 1989 fueron
declaradas exequibles por la Corte Constitucional en la sentencia C-666 de 2010. En esta
sentencia se determinó que estas excepciones perseguían un fin constitucionalmente
legítimo como es la defensa y protección del patrimonio cultural de la nación (artículo 7,
8, 70 y 71 de la Constitución Política).

La Sala considera imperativo precisar que aunque, tal como ha sido manifestado por la
Corte Constitucional, los principios de dignidad humana y solidaridad, al igual que las
cláusulas que integran la denominada Constitución Ecológica, imponen a las distintas
instancias del poder público que conforman el Estado social el deber de procurar el
bienestar animal, las especies animales en nuestro ordenamiento jurídico no son
personas ni sujetos titulares de derechos fundamentales, sino objetos de protección
jurídica y de especial miramiento en tanto parte esencial del ambiente natural cuya
conservación, defensa y restauración ordena la Constitución (artículos 8, 79, 80, 95.8 y
334). Por ende no podría admitirse el trámite de una solicitud de amparo de
derechos de los animales.
Decisión de la Sala.

Se negó el amparo de tutela solicitado por los actores.

Por último, un quinto precedente sobre el derecho de los animales conocido por el
Consejo de Estado es la sentencia 18 proferida por la Sala de lo Contencioso
Administrativo; Sección Primera de fecha 18 de junio de 2015, sobre la tenencia de
animales silvestres y en el caso concreto por la pérdida de una mascota (mico aullador)
del demandante, situación que ha empeorado la salud del actor.

Antecedentes del caso.

A los actores les fue negada la tenencia del “mico aullador” porque la custodia animal no
se encuentra disponible para que personas naturales aspiren a ella, pues está configurada
para que puedan aplicar organizaciones ambientales sin ánimo de lucro y las redes de
reservas de la sociedad civil adscritas a la Unidad Administrativa Especial de Parques
Nacionales Naturales.

Frente a la exigencia de restitución del espécimen a la familia accionante, hay que indicar
que es una pretensión que desconoce los lineamientos entregados por el Consejo de Estado
en la providencia de 26 de noviembre de 2013 donde se determinó la violación al derecho
colectivo concerniente a la conservación del equilibrio ecológico y manejo de los recursos
naturales, la conservación de especies animales y la protección a las áreas de importancia
ecológica y en general todos los derechos de la comunidad relacionados con la
conservación y restauración del medio ambiente.

Decisión de primera instancia.

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca negó el amparo solicitado basado en los


siguientes argumentos:

Que si bien es cierto el actor padece una enfermedad grave y que el mico le podría generar
un alivio momentáneo, su recuperación debe ser de carácter médico y no obstante ello,
debe primar el interés general frente al particular.

Además de ello, la CAR actuó conforme a la reglamentación existente para tales asuntos
y que casi de manera inmediata lo entregó a un centro de rehabilitación de fauna silvestre.

18
Consejo de Estado; Actor: Lugo Ríos Rivera y otros; Demandado: CAR y otros;
Expediente: 25000-23-42000-2015-01496-01; Consejero Ponente: GUILLERMO VARGAS
AYALA.
Ordenó al parque Zoológico Santa Fé de Medellín que en el término de tres (3) meses
retorne al “mico aullador” a su habitad natural.

Consideraciones de la Sala.

La Sala indicó como argumentos que: “(…) debe valorarse la protección de los
animales dentro del ordenamiento jurídico nacional pues se encuentran dentro de la
esfera de protección de la naturaleza y el medio ambiente, deben ser entendidos como
otros seres vivos que interactúan dentro del desarrollo o preservación del medio ambiente.

Así mismo, reitera lo atinente a la protección de los animales el precedente


jurisprudencial de la Corte Constitucional, la cual tiene decantada una teoría que la Sala
prohíja y en consecuencia cita en sus argumentos: “El ordenamiento nacional, dispone
dos campos de protección a los animales. En primer lugar se consagra una protección a
la fauna “en virtud del mantenimiento de la biodiversidad y el equilibrio natural de las
especies”, campo que será analizado más adelante. Por otro lado, dentro del
ordenamiento nacional se encuentra la Ley 84 de 1989, por medio de la cual se adopta
el Estatuto Nacional de Protección de los Animales. Dicho cuerpo normativo tiene como
fin impedir el sufrimiento, maltrato y crueldad animal sin justificación y busca procurar
el bienestar de éstos (…)”.

Igualmente, se logró determinar que el actor no alegó, ni probaron que existió permiso
alguno de la propiedad del mico ni demostraron haber obtenido el animal de un
zoocriadero. Por lo tanto, se concluye que la propiedad del mico se encuentra en cabeza
del Nación al ser un animal de fauna silvestre.

Decisión de la Sala.

Se confirmó la decisión de primera instancia en el sentido de negar el amparo solicitado


por la parte accionante.

Conclusiones.

Son muchos los Estados que cuentan con una legislación protectora de los animales y
entre ellos destacamos a Polonia, Suiza, Austria, Filipinas, Estados Unidos, Argentina,
Perú, Puerto Rico, etc. En Colombia, la Ley 84 de 1989, contempla sanciones tan
burlescas como multas de cinco mil a cincuenta mil pesos, por conductas crueles contra
los animales y sanción de multa máxima de quinientos mil pesos por el daño a las
reservas naturales que afecte animales salvajes.
La Constitución de 1991 quitó a las autoridades administrativas la potestad de imponer
sanciones privativas de la libertad y desde entonces son muy pocos los casos de condenas
por maltrato animal sin que ello implique que se hayan disminuido las agresiones y esto
afecta sensiblemente a más de 20 especies en peligro de extinción.

CONCLUSIONES

En cada una de las sentencias y decisiones de la Corte Consitucional, queda claro que en
Colombia los animales no son sujeto de derecho, son las personas quienes los poseen y a
traves de las garantías que el Estado tiene para velar por estos, es que hacen que los
animales se vean de la alguna u otra manera cobijados. Son los dueños de las mscotas
quienes velan por estas y exigen la protección para ellos, cuando sienten que están siendo
vulnerados.

En los países latinoamericanos la regulación civil define a los animales dentro de los
bienes muebles semovientes, estableciendo responsabilidades para las personas que lo
tienen en propiedad. Esta calificación, no permite que la tentativa sea sancionable en los
casos de faltas contra la salud y bienestar de los animales o se extienda la responsabilidad
de terceros responsables en los actos de crueldad más allá del ejecutante. A nivel penal,
en la mayoría de países las sanciones son pequeñas y se pagan con multas o con trabajos
comunitarios

Los animales, además de sujetos de protección, deben ser sujetos de derechos, lo que
implica respeto a su vida, integridad, no maltrato, libertad, hábitat, bienestar, etc.

No puede haber protección sin derechos. La obligación del Estado y de los seres humanos
de respetar a los animales es correlativa a determinados derechos que estos tienen. Sin
embargo, nuestra legislación y jurisprudencia no alcanzan a desbordar la causa que
justifica el amparo de los animales, ligada solo al dolor y sufrimiento. No habrá
coexistencia del hombre con su entorno, si los Estados no abren los espacios del derecho
y la justicia.
Debe haber un reconocimiento? Los animales, además de sujetos de protección, deben ser
sujetos de derechos?
Cuáles son los derechos? ¿vida, integridad, libertad, hábitat, bienestar?
A quién le corresponde ¿Cortes o/y Congreso?
Quién ejercería esos derechos? Las organizaciones defensoras de animales sin ánimo de
lucro, el Ministerio Público o las autoridades ambientales y ecológicas?
Hay que sustraerlos del comercio jurídico? Está la raza humana destinada a ser vegana?

VI. REFERENCIAS

a) Bentham, J. (1781). An introduction to the principles of morals and legislation.


McMaster University Archive for the History of Economic Thought.

b) Dunayer, J. (2). The rights of sentient beings. The politics of species: Reshaping
our relationships with other animals, 27.

c) Francione, G. L. (1995). Animal rights and animal welfare. Rutgers L. Rev., 48,
397.

d) Leahy, M. P. (2005). Against liberation: Putting animals in perspective.


Routledge.

e) Regan, T. (2004). The case for animal rights. Univ of California Press.

f) Salt, H. S. (1894). Animals' Rights Considered in Relation to Social Progress:


With a Bibliographical Appendix. Macmillan.

g) Singer, P. (1977). Animal liberation. Towards an end to man's inhumanity to


animals. Granada Publishing Ltd..

h) http://www.bbc.co.uk/ethics/animals/rights/donotneed.shtml

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