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"Nos obligaron a ir con esta picardía"

La jugada ofensiva del Frente


de Todos en su disputa con la
Corte Suprema
Cómo se gestó la división en el Senado y la próxima maniobra
del oficialismo ante el avance sobre el Consejo de la
Magistratura.

Por María Cafferata

24 de abril de 2022 - 00:55

Esta semana se reunió


el interbloque del Frente de Todos en la Cámara alta.

En el Senado, el Frente de Todos comienza a respirar aliviado, casi


satisfecho: la ruptura táctica del bloque, luego del desembarco de la
Corte Suprema al Consejo de la Magistratura, les permitió pasar de
una actitud defensiva a una ofensiva, empatando un resultado que
daban por perdido y habilitándolos a intensificar la disputa política
con los supremos. La convocatoria a debatir la composición de la
Corte Suprema la semana que viene se inscribe en este contexto. De
todos modos, a pesar de la momentánea (y relativa) victoria, en el
frentetodismo parlamentario todes coinciden en que la vigencia de
la ley actual -derogada en el 2006- es inconstitucional y deja un
precedente institucional peligroso, por lo que tiene que ser
modificada. "Hay que apostar a una salida política y esa salida es
sancionar una nueva ley", afirma un legislador cercano a la
vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, principal estratega de
la maniobra que le permitió al oficialismo hacerse con uno de los
asientos del Consejo de la Magistratura que iría para Juntos Por el
Cambio. 

Cómo se cocinó la jugada


"Nos obligaron a ir con esta picardía, fue una maniobra de salvataje.
No nos podíamos quedar paralizados, no podíamos dejarnos
avasallar sin hacer nada", resume, sin eufemismos, Juliana Di Tullio
a Página/12 a la hora de explicar los motivos detrás de la división
del bloque. Esta ruptura, más práctica que ideológica, se oficializó el
miércoles a la mañana con dos notas enviadas a la presidenta del
Senado que daban cuenta de la creación del bloque "Frente Nacional
y Popular" (comandado por José Mayans) y el bloque "Unidad
Ciudadana" (liderado por la propia Di Tullio). La estrategia, sin
embargo, había comenzado a ser planeada la semana anterior,
cuando aún se desconocía qué decisión adoptaría la Corte Suprema.
En una mesa chica compuesta sólo por Mayans, Di Tullio, la
senadora Anabel Fernández Sagasti y el presidente de la Cámara de
Diputados, Sergio Massa, la vicepresidenta barajó diferentes jugadas
para resolver el conflicto que había generado la nueva integración
de 20 miembros del Consejo, de acuerdo al fallo de la Corte
Suprema. 

El menú fue amplio e incluyó la posibilidad de que el presidente


emitiera un DNU que pusiera en vigencia una composición de 17
integrantes, pero fue rápidamente descartada por el propio Alberto
Fernández. El presidente siempre estuvo al tanto de las opciones
que se estaban barajando aunque, aseguran cerca suyo, "nunca fue
consultado". El Ministro de Justicia, Martín Soria, participó también
de las conversaciones y respaldó la decisión que, finalmente, se
terminó tomando en el despacho de la propia CFK el lunes. Las
matemáticas para dividir el bloque de una manera efectiva duraron
varias horas, con bromas cruzadas sobre el lugar en el que
quedarían algunes de les senadores oficialistas. "Mariano (Recalde)
quedó con nosotros, los impuros", se rió un senador que forma
parte del Frente NyP, haciendo referencia al grupo de senadores que
había votado a favor del acuerdo con el FMI. En efecto, pese a que
parecía una división ideológica, se organizó de manera tal que tanto
Recalde como María Inés Pilatti Vergara - consejeros de la
Magistratura y votantes en contra del acuerdo con el FMI - quedaran
de lado del bloque mayoritario. "No hicimos nada que ellos (por JxC)
no hubieran hecho 100 veces antes", se atajó una legisladora,
aludiendo a cuando en el 2016 el macrismo logró incorporar a Pablo
Tonelli en el CdM en un cargo que le correspondía al kirchnerismo a
través de una serie de alianzas en Diputados.

En la Cámara de Diputados, por el contrario, se terminó decidiendo


avalar la designación de Roxana Reyes (UCR) como representante, tal
como había pedido la oposición. La diferencia de estrategias
respondió a varios factores, el principal de ellos vinculado a que "en
Diputados no daban los números para dividir el bloque", tal como
sintetizó una fuente que participó de la mesa chica. La realidad es
que Massa debe lidiar con un escenario de paridad mucho más
complicado que el que hay en el Senado, lo que lo obliga a tener que
estar negociando constantemente con la oposición para aprobar
cualquier ley. Ponerse en pie de guerra con JxC era un lujo que no
podía darse, menos aún cuando todavía necesita sumar votos para
aprobar una nueva ley del CdM. Por otro lado, en el kirchnerismo
destacaron también que la decisión de Massa le dio cierta
"legitimidad" a la de CFK. La doble judicialización - del titular del
bloque oficialista, Germán Martínez, a la de Reyes, y la senador Luis
Juez (PRO) a la de Martín Doñate - funcionaba incluso como forma de
"empate" entre ambas designaciones. 

Cómo sigue
En el Senado, el primer paso será avanzar en una reforma de la
composición de la Corte Suprema de Justicia, que hoy tiene cuatro
integrantes (todos varones) y una vacante. "Lo del CdM fue la gota
que rebalsó el vaso, esto no da para más. Son tres locos que se
pusieron a legislar. Tiene que haber una Corte más federal, paritaria
y cuerda", ironizó una fuente legislativa. El miércoles se convocará a
la comisión de Asuntos Constitucionales en la que el oficialismo
buscará impulsar un proyecto de Adolfo Rodríguez Saa, que amplía
de cinco a nueve el número de integrantes. También se tratará una
iniciativa de Alberto Weretilneck, la cual incrementa a 13 el número
de cortesanos y cortesanas bajo la premisa de cumplir un cupo
femenino y federal. 

En la Cámara de Diputados, mientras tanto, se buscará avanzar con


el proyecto de reforma del CdM que viene con media sanción del
Senado. En el bloque oficialista esperan primero a que la Justicia se
pronuncie sobre las presentaciones que hizo Germán Martínez en
contra de la designación Reyes. Una vez resueltas las juras de les dos
representantes parlamentarios, el objetivo será terminar de
conformar las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y
empezar a tratar el proyecto. Para aprobarlo, Martínez necesita un
mínimo de 129 votos (el FdT solo cuenta con 118), por lo que deberá
ponerse a negociar modificaciones - como que la Corte esté
presente en el Consejo, pero no presidiéndolo - para conseguir los
números que le faltan.

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