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La Sentencia
LA SENTENCIA
1ro. Que las partes hayan concluido sobre el fondo, o que el juez haya puesto
en mora a las partes de concluir al fondo, de acuerdo con lo dispuesto por el
art. 4 de la citada ley; y
afirma, no existe ninguna razón para que esta regla no pueda aplicarse al caso
de que la declinatoria sea promovida por una de las partes.
arts. 35 a 43 de la L. 834 de 1978, que son una traducción de los arts. 112 y 121
del Nuevo Código de Procedimiento Civil Francés. Conviene no obstante
precisar el alcance del término actos procesales, a los cuales se aplican las
citadas disposiciones legales. El régimen de las nulidades se aplica a los actos
de procedimiento en el sentido estricto, esto es, todos los actos de
procedimiento judiciales o extrajudiciales, preparados por las partes o a
nombre de éstas, por los abogados, secretarios, alguaciles, y también las
formalidades anteriores a los debates, como por ejemplo, la comunicación al
ministerio público. Entre los actos de procedimiento, se incluyen los actos de
alguacil realizados con motivo de una vía de ejecución: embargo ejecutivo,
retentivo o inmobiliario. En este último, de acuerdo con los artículos 715, 728
y 729 se establecen normas especiales para proponer los medios de nulidad
anteriores y posteriores al depósito del pliego de condiciones. Las normas de
los arts. 35 y sig. De la L. 834 son aplicadas pero conciliándolas con el sistema
especial del procedimiento de embargo inmobiliario en el que, además de las
nulidades, se prevén caducidades en caso de inobservancia de algunos plazos
(v. por ejemplo los artículos 674 y 692). Las nuevas disposiciones contenidas en
la citada L. 834 distinguen las nulidades de forma y las nulidades de fondo,
distinción que aparece por primera vez adoptada en Francia, por el Decreto del
20 de julio de 1972, incorporado luego al Nuevo Código. Estas nulidades están
regidas por normas y principios diferentes: Se considera que una nulidad de
forma es menos grave que una nulidad de fondo, por cuya razón a estas últimas
las rige un estatuto más severo.
Nulidades por vicio de forma. Deben ser propuestas a medida que éstas se
cumplen y quedaran cubiertas cuando se ha hecho valer, con posterioridad al
acto que se pretende impugnar, defensas al fondo o un medio de inadmisión
(art. 35). Y, en los casos en que un acto de procedimiento adolezca de varios
vicios a la vez, estos deben ser propuestos simultáneamente, no
sucesivamente, bajo pena de ser considerada cubierta la irregularidad no
propuesta. (Art. 36). Establece la misma disposición, que la mera compare-
cencia para proponer la nulidad de un acto de procedimiento no cubre la
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Nulidades por vicio de fondo. Estas nulidades están regidas por reglas más
estrictas que las irregularidades de forma. Contrariamente a estas últimas, las
nulidades por vicio de fondo que pueden afectar los actos de procedimiento
son enumeradas por el art. 39 de la L. 834. Son:
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2do. La falta de poder de una parte o de una persona que figura en el proceso
copio representante, ya sea de una persona moral, o de una persona afectada
por una incapacidad de ejercicio;
El primero de los casos se refiere a la capacidad de goce que tienen todas las
personas para actuar en una instancia, sea como demandante, demandado o
interviniente. No es solamente que la persona exista, ya que no puede
concebirse fácilmente que un proceso sea llevado a nombre de una persona
muerta. Como se sabe, el fallecimiento de una persona en el curso del proceso,
da lugar a la interrupción de la instancia (v. al respecto, art. 344; infra, Causas
de interrupción. En lo que respecta a las personas morales, éstas deben estar
dotadas de la personalidad jurídica, que adquieren después del cumplimiento
de las normas contenidas en el Código de Comercio (art. 18 a 55) para las
sociedades por acciones, o en comanditas; o las disposiciones de la L. 520 de
1920, para las sociedades constituidas sin fines pecuniarios. Contrariamente al
principio expuesto, la jurisprudencia francesa admite para los casos de
sociedades de hecho, agrupaciones, etc., que éstas podrán figurar en la
instancia por lo menos como demandadas, representadas por los organismos o
personas por ellas designadas. El segundo de los casos citados por el referido
art. 39, es de una parte el de la persona que no puede, por sí misma actuar en
justicia (menor, interdicto, etc); de otra parte, el caso de las personas físicas o
morales, que no han sido regularmente habilitadas para actuar en justicia,
como sería la representación de una sociedad por acciones por una persona sin
calidad, o provisto de una nominación irregular, de acuerdo con sus
reglamentaciones estatutarias. Podrían citarse los casos del liquidador de una
sociedad disuelta, que representa legalmente a la sociedad: la demanda
interpuesta por un accionista, actuando individualmente, o por un administra-
dor, sería nula. A veces es difícil distinguir la falta de poder de la falta de calidad
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Sentencia. La ley no exige, como sucedía en el sistema del C. de Pr. Civil para
las declinatorias, que la excepción de nulidad sea juzgada separadamente: el
tribunal puede, por la misma sentencia que rechaza la nulidad, estatuir sobre
el fondo. La sentencia es apelable solamente cuando fuese apelable la
sentencia a intervenir sobre el fondo.
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Esta medida tiene como condiciones, que la misma puede ser ordenada en toda
materia, aun sabiendo nosotros que en materia civil la prueba por excelencia
es la prueba escrita. Igualmente la comparecencia puede ser ordenada de
oficio, cuando así lo estime el juez a los fines de emitir una decisión mejor
sustentada si es el caso. Esto quiere decir que cualquiera de las partes
incluyendo a los intervinientes podrían solicitarla. Y una última condición es que
la misma puede ser solicitada y ordenada en todo estado de causa inclusive en
grado de apelación.
Esta medida rápida y expedita como condición requiere que las partes estén
presentes para poder ser celebrado, es lo que en Francia se le llama “sur le
champ”.
Según la propia ley las inadmisibilidades pueden ser propuestas en todo estado
de causa, salvo que el juez compruebe que fueron sometidas con intención
dilatoria, tendrá la facultad de condenar en daños y perjuicios a quien así las
interpusiere.
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De la lectura de los artículos 44 hasta el 48 de la Ley No. 834 del 15 de julio del
1978, hemos podido llegar a las consideraciones que más adelante
expondremos para presentar un medio de inadmisión no es necesario
demostrar la existencia de un agravio, y la misma para ser acogida no tiene que
estar contemplada en un texto legal, y las mismas deben ser suplidas por el juez
cuando son de orden público. Cuando la situación que da lugar a un medio de
inadmisión ha sido regularizada, la inadmisión es considerada improcedente, si
su causa ha desaparecido al momento del juez estatuir, así como en la exclusión
la persona que tiene calidad para actuar viene hacer parte de la instancia.
Para ilustrarnos un poco más en este sentido le amos la decisión del Magistrado
Rafael Luciano Pichardo comenta en su libro “Un Lustro de Jurisprudencia II”,
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BIBLIOGRAFÍA
Referencias
1. Elaborado por el Prof. José Manuel Volquez Novas a partir de los escritos de Castaños
Guzmán, Julio Miguel. 1907-2002. Jurisconsulto. Recopilación General de la
Jurisprudencia Dominicana, Código de Procedimiento Civil. Artículos 114 hasta el 119
y 120 hasta el 164, Cury, J, 1976. Los Recursos, 1ra. ed., p. 78, Dalloz, Encyclopédie
1955. Répertoire de Procédure Civile et Commerciale. t. II. nn.445-446-449, 459, pp.
58-59, Froilán Tavares, H. 2000. “Elementos de Derecho Procesal Civil Dominicano”,
Volumen II, 8va Edición, Págs. 359 hasta 455, García de Peña, L. 1998. Nociones de
Derecho Judicial Privado, p .202, Pérez Méndez, A. 1999. Procedimiento Civil. Tomo I,
9na. ed., p. 247, Estévez Lavandier, N. Ley No. 834 del 15 de julio del 1978, Anotada y
Comentada, 2da. Edición, Luciano Pichardo, R. “Un lustro de jurisprudencia civil”,
1997-2002, Págs. 642 hasta la 654 y Luciano Pichardo, R. “Un lustro de jurisprudencia
civil”, 2002-2007, Págs. 753 hasta la 767.