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El trabajo en grupo
los alumnos individualmente considerados. Por eso necesario que cada alumno se
haga responsable, es decir, comprenda la totalidad del texto grupal. Desde ya es
evidente que todos los alumnos del grupo deberían realizar una lectura personal del
texto final, para darle homogeneidad y realizar las correcciones pertinentes. Se trata
de acordar aspectos de sintaxis, epistemología y retórica (estilos personales).
Cuando cada alumno lea, podrá apreciar la organización general del texto
grupal, su estructura, el tipo de información que contiene, el estilo, las partes
argumentativas y las explicativas, las paráfrasis, las citas. Presentar un texto es
probablemente el producto más importante que objetiva el aprendizaje en la
universidad (la tesina lo certifica), y más aún luego de ella: cuando los alumnos se
reciban, deberán escribir ateneos, informes científicos, pericias, observaciones, etc.
La actividad exploratoria necesaria para encontrar un objeto de investigación
requiere de curiosidad, ese objeto debe convocar, despertar interés. Y al mismo
tiempo se trata de acercarse, conocer, entrenarse en los hechos sociales y articularlos
con la teoría. El propósito de esta tarea es que los alumnos puedan explorar, leer y
analizar situaciones psicosociales; encontrar o recortar objetos, y tomar decisiones. Es
lo que uno hace en la vida cotidiana profesional, sólo que aquí con ayuda docente.
Por otra parte, la tarea que se pide implica organizar el conjunto
texto/campo/grupo; escribir es organizar; el acceso al objeto requiere planificación, un
grupo tiene una estructura. La estrategia grupal debe contemplar, es decir relevar los
recursos disponibles, la demanda, la extensión del trabajo, el plazo, el número de
integrantes. Esto exige ajustes intersubjetivos, acuerdos y normas en la discusión de
contenidos a colocar, en la interpretación de textos y datos.
Es conveniente hacerse preguntas en grupo; por qué se produjo el hecho o la
información estudiada, en qué condiciones, desde cuándo, entre quiénes, en qué
contexto ocurre lo que han visto o leído; cuál es el proceso de cambio, qué dificultades
enfrenta, etc. Se puede, eventualmente, construir una hipótesis. A veces, se llega a
ella al final de todo un trabajo. O quizás se concluya con una discusión, dejando el
camino abierto a nuevas preguntas, problemas e hipótesis. Es interesante que en el
grupo se pueda producir una discusión con argumentos claros que se pueda plasmar
en el texto. Pero lo importante es poder hacerse una pregunta; poder problematizar un
objeto; poder leer un fenómeno. Y para ello nada mejor que una reunión grupal con
buena disposición al diálogo.
El primer acuerdo estratégico consiste en encontrar el modo de acceder a la
realidad, a las fuentes. Esta cuestión está relacionada con la evaluación de los
recursos con los que cuentan: bibliografía disponible, tiempo, “contactos”. Obviamente
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La escritura
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De todos modos, debe señalarse que en los trabajos científicos suele evitarse en la medida
de lo posible el uso de la primera persona del singular, es decir escribir por ejemplo “A partir de
las fuentes puedo concluir que...”. El desarrollo de textos propios no significa el uso de un “yo”.
Lo correcto según normas APA es formular en presente o pretérito, preferentemente en
impersonal, manteniendo el estilo durante todo el trabajo (“La intención de este trabajo es
analizar...”). Cuando se hace referencia a él o los autores de un trabajo de investigación sí
puede usarse la tercera persona del plural: “Los integrantes del equipo hallaron…”
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Pero también puede ocurrir que se prefiera dar lugar a las propias palabras del
autor citado. Las citas de fragmentos de textos de un autor en los trabajos de otros
pueden tener distintos tratamientos según su longitud. Lo usual es entrecomillar las
citas breves y presentarlas dentro de la continuidad textual. Por ejemplo:
De acuerdo con Jones (1998), “Los estudiantes frecuentemente tuvieron dificultades al
usar el estilo de la APA, especialmente cuando fue la primera vez” (p. 199).
Jones (1998) encontró que “los estudiantes frecuentemente tuvieron dificultades al
usar el estilo de la APA” (p. 199); ¿qué implicaciones tienen esto para los profesores?
Por otra parte, la cita directa puede y suele complementarse con otros tipos de
referencia textual. Un autor puede comparar un texto, situación u opinión con la cual
está trabajando con otras, ya sea para reforzarla, para oponerla, para ampliarla. Por
ejemplo, puede analizar una situación institucional o grupal, y hacer una referencia
inmediata a algún texto. Es lo que se encuentra habitualmente en los textos indicado
como “Cf”, es decir, “confrontar” o comparar, y se refiere a que la idea que se está
desarrollando puede compararse con la de otro autor. En este caso se puede realizar
la indicación en una nota al pie: Cf. Freud (1921), y en las referencias se indicará el
texto Psicología de las masas; o bien dentro del cuerpo principal, y entre paréntesis se
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señala: (Cf. Freud, 1921), que se lee “confrontar Freud...”, es decir, comparar con lo
que Freud desarrolla.
Con respecto a la mención de las fuentes, hay que identificar tres grandes
bloques de información: el referido a la autoría (individual, colectiva o corporativa,
como una ONG, por ej.), el del título (ya sea un artículo, un capítulo de libro, un libro u
otra clase de material) y el de la edición (año, ciudad, editorial). APA da normas para
organizar esa información, dependiendo del tipo de material que se cite, y que pueden
verse en su sitio web (https://apastyle.apa.org/) o en otros lugares
(http://www.psi.uba.ar/investigaciones.php?var=investigaciones/revistas/normas/norma
s_referencias.php, la quinta edición del manual). El conjunto de las referencias
(bibliográficas, videográficas, etc.) se indican al final del texto. De tal modo, el lector
que se interesa por la fuente que encuentra en el interior del texto puede saber dónde
encontrarla. Por ello, la indicación debe ser precisa. Menciones tales como “internet” o
“Wikipedia” como fuentes en trabajos de alumnos son tan imprecisas como podrían
serlo “biblioteca” o “kiosco de diarios y revistas”.
Carátula
Introducción
Más breve que el desarrollo, pues no supera la carilla, requiere de más fuerza
persuasiva para promover el interés del lector. Es conveniente armarla al principio,
cuando se establece el plan de trabajo, pero escribirla al final, cuando se tienen los
resultados. Su propósito es guiar al lector por el texto, como quien presenta un mapa
del recorrido posterior.
Suele contener:
1- Una presentación del problema; de la situación y del objeto del trabajo. En
este momento se trata de describir el lugar o la situación, y al mismo tiempo cuál es el
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objeto teórico enfocado. Como en todo objeto teórico, se puede indicar relaciones
entre términos, y contextuarlos.
2- La inscripción en un marco teórico. Esto da el enfoque, la perspectiva, la
lente desde donde se aprecia el problema. Eventualmente puede comentarse algún
marco teórico que esté enfrentado con el principal que se toma, si se consideran
información pertinente. En suma, se trata de describir el caso y el enfoque teórico: las
nociones mínimamente explicadas. Claro que conviene acotarlo, recortarlo en función
de los recursos y discursos disponibles. Recién entonces la bibliografía se muestra
asequible.
Para tener un enfoque adecuado, conviene establecer el orden del material,
luego, escribir. En la introducción se puede exponer una hipótesis de trabajo, que es
una afirmación que vincula los datos o hechos fácticos con los aspectos teóricos. De
todos modos, la hipótesis a veces es algo a construir a lo largo del trabajo, y puede
encontrarse recién en la conclusión. Por lo tanto, los alumnos no están obligados a
plantearla aquí.
3- Una exposición de lo que se hizo: el método: observación participante,
focus group, encuestas, análisis de discursos, etc.
Desarrollo
observado. Por supuesto, esto requiere encontrar en los textos las partes pertinentes
para cada tema.
En suma, en el desarrollo se trabaja exhaustivamente la fuente (entrevistas,
cuadros); lo fundamental es darle un orden, que surge con ayuda de los textos
teóricos. Es conveniente hacer un recorte que pueda articular ambas áreas.
Una vez redactado el informe, se puede esperar un tiempo, y luego encarar
una revisión definitiva, con una primera lectura rápida de la estructura y de las
debilidades, y una segunda, de detalle, de las relaciones entre oraciones, entre
párrafos. Mientras tanto, un borrador de dudas ayuda a encarar la redacción definitiva.
Conclusión
Otras sugerencias
Así como un galpón de herramientas debe estar siempre disponible para ser
usado sin que sepamos exactamente cuándo, los estudiantes deben construir su
propia caja de herramientas, variadas y de diferente uso. Cada uno sabe en qué es
más práctico, o en qué situaciones precisa más ayuda.
Una herramienta de uso fundamental es el catálogo, y en especial los
catálogos de catálogos. Hay lugares disponibles, de acceso telefónico, personal, o
mediante la web, que centralizan gran cantidad de información. En realidad, existen
múltiples instituciones oficiales y privadas a las que se puede recurrir para recolectar,
por ejemplo, materiales teóricos para una investigación. En apretada síntesis y prurito
alfabético podemos mencionar: Academias, Archivos, Asociaciones, Bibliotecas,
Catálogos, Centros (por ejemplo, Caicyt), Clubes y escuelas (que no son lo que
parecen; me refiero por ejemplo al Club Socialista, a la Escuela Freudiana de Buenos
Aires); Consejos (Conicet); Institutos (de post grado de la facultad de psicología),
Redes (academia.edu; researchgate), y especialmente, Sistemas: el SNRD: sistema
nacional de repositorios digitales, es crucial porque contiene todos los repositorios
institucionales de la universidades nacionales y de algunas privadas. Como se ve, hay
mundos organizados dispuestos a encontrar a sus exploradores. Por otra parte, cada
uno encuentra sus propias fuentes de información.
Otro recurso interesante para los estudiantes universitarios es el de la
elaboración de fichas bibliográficas y de lectura. “Fichar” bibliográficamente un texto
significa identificarlo con aquella referencia que se ha colocado al indicar la
bibliografía. Confeccionar una ficha de lectura es realizar un esquema de su
argumentación y extraer citas textuales de las frases más significativas. En rigor, se
llaman fichas porque aún hoy suelen tener esa forma, que les permite ser colocadas
en un fichero, dentro de una colección de referencias, con la ventaja de tener acceso a
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información básica en forma rápida tiempo después del fichado. Se entiende que el
fichero es una herramienta en sí, que se puede usar en distintas circunstancias.
La ficha de lectura resume el tema indicando las páginas o capítulos en donde
se exponen los puntos principales. Debe distinguir las propias paráfrasis, es decir el
propio texto basado en el libro o artículo, de las citas textuales, que van
entrecomilladas y con referencias de lugar. También se pueden colocar entre
paréntesis los propios comentarios valorativos, o las referencias a otro texto.
Otro tipo de fichas son las de conceptos, es decir fichas que tomen una idea,
por ejemplo el término “masa” y recopilen las definiciones de diferentes autores
relacionados con el tema.
Una última reflexión. Quienes realizan esta producción escrita son intérpretes
activos, son los que dan forma a los textos, los datos, los que leen la información que
cada situación encierra. Los alumnos serán quienes interpreten por ejemplo una
encuesta, encuentran allí omisiones, o datos valiosos. Un psicólogo interroga e
interpreta; en otras palabras, cambia lo que hay. Por eso es importante la curiosidad,
salir del sentido común para poder apreciar aquellos otros que hacen a la competencia
universitaria. Obviamente este proceso es gradual, y esta propuesta excede a la
materia. Pero ella es parte de este interesante camino que han de recorrer.
Referencias