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La confirmación, criterio desarrollado por Carnap, parte del hecho de que es imposible
determinar la veracidad de una proposición mediante estudios empíricos, y reemplaza
la certeza por la probabilidad. Confirmar la veracidad de un enunciado supone
determinar la probabilidad de que éste sea cierto. El uso de técnicas estadísticas para
contrastar un enunciado supone el uso, en menor
o mayor grado, de la confirmación como criterio de demarcación.
Una vez conocidas las leyes universales que rigen un fenómeno, es posible, a partir
de determinadas circunstancias del entorno (condiciones iniciales) obtener
predicciones (ex ante) o explicaciones (ex post) de los fenómenos observables en ese
entorno a partir de la deducción. Con el uso de la deducción, usando las leyes de la
lógica, es posible extraer conclusiones para una situación particular a partir de las
leyes universales obtenidas mediante inducción.
Aceptado como método científico durante el siglo XIX, el método inductivo – deductivo
ha sido sometido a serias críticas, que han limitado seriamente su aceptación. La más
extendida es la relativa a la inconsistencia lógica del método inductivo. La veracidad
de las premisas (observar la propiedad B en A en circunstancias diferentes) no
permite aceptar la conclusión (que todos los A tengan la propiedad B): nadie asegura
que aparezca, en algún momento o lugar, alguna observación en la que A no tenga la
propiedad B (Chalmers 1976:38 – 44). El criterio de confirmación, desarrollado por
Carnap, es un intento de encontrar una formulación lógicamente válida del método
inductivo: la observación de la propiedad en circunstancias muy variadas, haría
altamente probable la veracidad de dicha propiedad.
Se entiende por abducción a una operación que, por pertenecer a la lógica, permite
reemplazar la percepción caótica del mundo real por conjeturas sobre las relaciones
que mantienen efectivamente las cosas: se trata de extraer de la observación
conjeturas, que luego debe ser contrastadas y discutidas (Koenig 1993:7). El uso de
analogías y metáforas se considera un procedimiento válido para obtener hipótesis
válidas.
Hipótesis, modelos y teorías.
Las hipótesis, los modelos y las teorías son las herramientas con las que se construye
el conocimiento en el método hipotético – deductivo.
Las hipótesis consisten en una presunción acerca del conocimiento o la relación entre
objetos estudiados. Muy frecuentemente, la hipótesis aventura una relación de
causalidad. Es importante tener en cuenta que una hipótesis debe reunir una serie de
requisitos para ser falsable:
Las hipótesis se explicitan en el capítulo XVI, y los elementos con que se han
formulado se encuentran en el capítulo XII. Además de su enunciado, se indica su
formulación en términos de las variables obtenidas en la traducción, así como el
procedimiento para su contrastación o refutación. Como se ha indicado anteriormente,
es necesario que las hipótesis no sólo puedan probarse, sino también refutarse.
Se pretende que los resultados de la investigación, expuestos en las partes V y VI de
la tesis, sean una contribución significativa a un tema de investigación que cuenta con
un amplio desarrollo previo en dirección estratégica, tal como se ha mostrado en el
capítulo XII. Las investigaciones previas realizadas muestran que es tan necesaria
una contribución tanto en el orden metodológico como en cuanto a los resultados
obtenidos.
En este sentido, es not able el estudio de Turró (1985), en el que se muestra que la tradición
hermética del Renacimiento actuaba con unas metodologías consideradas inaceptables por el
paradigma que le sustituiría, contenida en el Discurso del Método de Descartes.
para interpretar las motivaciones de los actores (Girod – Séville y Perret 1999:29).
Los constructivistas no consideran relevantes las categorías de verificación y
refutación, debido al carácter de construcción transformadora de la realidad que
defienden para la investigación en ciencias de gestión. Aunque la determinación de un
criterio de validez no sea la preocupación principal de los autores de esta escuela,
existen algunas contribuciones. Un constructivista radical como Glasersfeld (1988)
apunta la adecuación como criterio de validez: una investigación es válida si es
conveniente, como proyecto transformador, para una situación concreta. Para Le
Moigne (1995), el investigador no puede demostrar sus descubrimientos, pero deberá
asegurar que el conocimiento que se crea esté argumentado, y sea inteligible y
reproducible para su interlocutor.