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Para comenzar con la iniciación, los visitantes bebían el extracto de san pedro y eran
introducidos a las galerías.
Escenificación rituales chavín
Las galerías al interior del templo estaban meticulosamente diseñadas para amplificar
las sensaciones vividas durante la iniciación.
El templo era una caja de resonancia que amplificaba el sonido donde se utilizada el
pututo una caracola marina que era considerada sagrada.
Durante este proceso hacían experimentar a los iniciados diferentes alucinaciones que
eran amplificadas por los estímulos visuales y sonoros.
La parte final era cuando el iniciado era conducido al monolito y salía victorioso del
ritual.
En los rituales los Mochicas depositaban sus ofrendas a los muertos y ofrecían
sacrificios a los dioses. En muchas piezas de arte representaron esas escenas donde
dioses, muertos y humanos interactúan durante la ejecución del rito. Gracias al arte
Mochica se ha podido estudiar algunas de esas ceremonias, como aquella que se inicia
con un combate y que finaliza con el sacrificio de los vencidos.
Otra de los ritos destacados era el “Brindis ceremonial”, donde los hombres y mujeres
brindaban en comunidad con la chicha obtenida de la fermentación del maíz. En
ocasiones, en épocas de sequías o malas cosechas los mochicas ofrecían a sus dioses
sangre humana o de animales, todo para lograr la fertilidad de la tierra o la llegada de
lluvias que irrigasen los campos. Esos sacrificios se solían realizar con copas de
materiales excepcionales, como el oro o la plata y sólo podían ser manipuladas por el
sacerdote o chamán.
Dentro de los rituales, destaca la importancia de venerar a los antepasados, a los
muertos. En la cosmovisión Mochica, los muertos no fallecen, más bien dejan el
mundo terrenal para adentrarse en otro mundo. La muerte, por lo tanto, representaban el
tránsito de un mundo a otro. Ese proceso iba acompañado de una ceremonia y una
representación que debía hacerse con sumo cuidado para que el fallecido lograse
alcanzar su destino.
a los muertos. Luego, los depositaban en canastos y se los cubría con distintas ofrendas
que se iban envolviendo en sucesivas piezas textiles, algunas de las cuales llegan a los 20