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Transversalización de la perspectiva de discapacidad en

el MTEySS.

DISCAPACIDAD Y TRABAJO.
MÓDULO 1 TRÁNSITO CONCEPTUAL HACIA UN ENFOQUE DE DERECHOS.

CLASE 1
Como inicio de esta capacitación la clase comenzará abordando contenidos generales en relación a
los conceptos de trabajo y empleo, para posteriormente profundizar en temáticas relacionadas a los
nuevos paradigmas en discapacidad que impactan en la inclusión laboral de personas con
discapacidad.

OBJETIVOS
Relacionar la aplicabilidad de los paradigmas actuales, en el ámbito de la discapacidad, con las
experiencias y prácticas cotidianas de los y las participantes.

DESARROLLO
Consideraciones respecto al trabajo y empleo
de las personas con discapacidad desde una mirada inclusiva.

Todas las cosas que consumimos son creaciones del trabajo humano. El oxígeno del aire es el
único producto natural que se obtiene sin trabajo. En el transcurso de los miles de años, el
hombre ha aprendido lentamente a transformar la naturaleza: ha creado técnicas y ha
Conceptos de trabajo y
especializado su trabajo. Se llaman económicas todas las actividades humanas cuyo objeto es
empleo. Diferencias y
lograr que la naturaleza resulte consumible para el hombre.
particularidades.
Siendo así resulta fácil descubrir por qué trabajamos: trabajamos para transformar la
naturaleza pura; trabajamos para transformar la hierba salvaje en trigo, y a este en pan;
trabajamos para transformar el mineral en acero, y luego a éste en automóviles.

¿Por qué trabajamos? / Jean Fourastié / EUDEBA - 1977

El ingreso al trabajo remunerado es un derecho de toda persona (CN Artículo 14 bis).


Es una obligación del Estado proveer las condiciones, desde las políticas públicas, para que esto
ocurra. Dado el potencial socializador y los ingresos que se desprenden del trabajo
remunerado, éste “se ha erigido, en la sociedad contemporánea como un elemento decisivo
en el proceso de integración social y participación comunitaria de la ciudadanía”.
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| Introducción de la perspectiva de discapacidad en la gestión del Ministerio de Trabajo

En sentido objetivo el trabajo es una actividad realizada por las personas, orientada hacia una
finalidad, la producción de un bien, o la prestación de un servicio, que da lugar a una realidad
objetiva, exterior e independiente del sujeto, y socialmente útil para la satisfacción de una
necesidad. En el sentido subjetivo, el trabajo involucra a todo el ser humano, y no solamente sus
dimensiones fisiológicas y biológicas, dado que al mismo tiempo moviliza las dimensiones
psíquicas y mentales.

Trabajo es todo lo que hacemos todos los días para satisfacer una necesidad, sea o no remunerada.

Por otro lado, se denomina empleo a la generación de valor a partir de la actividad producida
por una persona. Es decir, cuando el trabajo se hace para obtener a cambio un ingreso, en calidad
de asalariado de un empleador, o actuando por cuenta propia, estamos en presencia del empleo.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define al trabajo como el conjunto de
actividades humanas, remuneradas o no, que producen bienes o servicios en una economía, o
que satisfacen las necesidades de una comunidad o proveen los medios de sustento necesarios
para los individuos.
El empleo es definido como “trabajo efectuado a cambio de pago (salario, sueldo, comisiones,
pro- pinas, pagos a destajo o pagos en especie)” sin importar si es empleo dependiente-asalariado, o
independiente-autoempleo.
Las personas con discapacidad encuentran más barreras que otras a la hora de obtener o
mantener un trabajo. Para la OIT estas, “registran mayor desempleo y menores ingresos que las
personas sin discapacidad. Con frecuencia están relegados a trabajos de bajo nivel y pocos ingresos,
con escasa seguridad social y legal”1.
Mercado (2013) señala que “la intensidad de la discapacidad constituye un elemento de
especial trascendencia condicional de la implicación en el mercado laboral. A medida que aumenta
el grado de discapacidad, se reducen los índices de actividad”.
Todo lo anterior pone de manifiesto las desigualdades que experimenta la población con
discapacidad en el acceso al trabajo productivo y se agudiza aún más, según la intensidad y tipo de
discapacidad, al género y también a la edad (Mercado et al., 2013)

¿Cuál es la diferencia entre


Trabajo y Empleo? Tanto empleo como trabajo son términos que con frecuencia se suelen confundir ya que son
usados indiferentemente. Lo cierto es que existen significativas diferencias entre ambos
conceptos.

Trabajo Empleo
Definición Trabajo es la ejecución de tareas Hace referencia a la actividad
que conllevan un esfuerzo físico y económica en la que una persona
mental. El fin de llevar a cabo estas lleva a cabo una tarea específica.
tareas es producir bienes y Esta tarea es remunerada de
servicios que satisfagan una acuerdo con las capacidades
necesidad humana. A cambio de físicas o intelectuales del
la obtención de estos bienes o individuo. Un empleo es un tra-
servicios se adquiere un medio bajo, pero un trabajo no siempre
de subsistencia. es un empleo.

Diferencia conceptual Es la representación de todo Es el trabajo que es remunerado eco-


esfuerzo que una persona nómicamente, por un empleador.
realiza. Este puede o no ser Este término va ligado muy de cerca
remunerado, depende de cada al de desempleo
situación específica.

1. OIT, Datos sobre Discapacidad en el mundo del trabajo. Noviembre 2007.


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Trabajo Empleo
¿Es remunerado? No siempre. Existen trabajos no Sí. La parte empleadora está
remunerados y trabajos no obligada legalmente a pagar un
remunera- dos sueldo o un salario a sus emplea-
económicamente. dos/as. Esto queda estipulado
en un contrato de trabajo.

Trabajo decente Trabajo decente es un concepto que busca expresar lo que debería ser, en el mundo
globalizado, un buen trabajo o un empleo digno. En este sentido, el trabajo decente es aquel que se
realiza respetando los principios y derechos laborales fundamentales, el que permite la
obtención de un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación de cualquier
tipo, el que se lleva a cabo bajo las normas de protección social, y en un marco de diálogo social.
En 1999, Juan Somavia* -primer director general de la OIT proveniente del hemisferio sur
desde su fundación en el año 1919- presentó su memoria “Trabajo decente”. En ella introduce el
mencionado concepto, caracterizado por cuatro objetivos estratégicos: 1. los derechos en el
trabajo, 2. las oportunidades de empleo, 3. la protección y 4. el diálogo social. Cada uno de ellos
cumple, además, una función en el logro de metas más amplias como la inclusión social, la
erradicación de la pobreza, el fortalecimiento de la democracia, el desarrollo integral y la
realización personal.

Promover el trabajo decente contribuirá a estabilizar un modelo de desarrollo -en


democracia- que ponga al centro a la persona humana y resulte, por ende, promotor de la
inclusión.

En cuanto al valor universal del término, el debate se centra en si sólo son los países
industrializados y consolidados democráticamente los que están en condiciones de adoptar el
paradigma de trabajo decente, o bien el modelo es igualmente válido para los que están en vías
de transición y aún para los menos desarrollados.
En nuestro país la inclusión del concepto de trabajo decente en las políticas públicas
nacionales, provinciales y municipales, está prevista como propósito en los enunciados de la Ley
25.877, como así también en los Objetivos del Milenio, suscriptos por la Argentina.

A modo de síntesis, podemos concluir que el trabajo decente es más que un propósito, ya
que su existencia es cuantificable y caracteriza el desempeño de muchos mercados laborales, en
donde se res- petan no sólo los derechos fundamentales del trabajo, sino también el derecho de las
personas a ejercer efectivamente su condición de ciudadanos.

Las relaciones laborales no se encuentran reguladas sólo por normas nacionales sino que es
Organización Internacional del impacta- do también por normas internacionales, a las que nuestro país adhiere. En este sentido, es
Trabajo fundamental el rol de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a través de sus Convenios y
Recomendaciones, que inciden en el mundo del trabajo en su integralidad.
4 El objetivo primordial de la OIT está dirigido a promover y observar las normas, los principios y
derechos fundamentales del trabajo, y consecuentemente generar más oportunidades de trabajo
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decente para las personas.

Las Normas Internacionales del Trabajo (NIT) son, en primer lugar, herramientas para que los
gobiernos, en articulación con las organizaciones representativas de trabajadores y empleadores,
puedan orientar su legislación en materia laboral y su política social, para alcanzar el desarrollo de
las personas a través de un trabajo de calidad. Esta concepción de la OIT importa priorizar las
personas y su calidad de vida y colocar al desarrollo como un instrumento para asegurar
condiciones de trabajo ajustadas a los principios de libertad, igualdad, dignidad y seguridad, con
respeto por la vida y la salud y asegura- miento de una justa retribución -trabajo decente-
(Rodríguez, 2009:20).
También, la OIT advierte que las políticas de estado en materia laboral no resultan suficientes
para garantizar la igualdad de oportunidades y que es necesario desarrollar políticas de
concientización de los empleadores sobre el beneficio de adoptar medidas positivas en el lugar de
trabajo, observando los convenios y las recomendaciones de la OIT.
En materia de discapacidad el Repertorio2 de recomendaciones prácticas para la gestión de las
discapacidades en el lugar de trabajo, especifica y explicita el modo en que el Estado, los y las
empleadoras y los representantes de los trabajadores deben actuar para promover el empleo
seguro y saludable a todas las personas con discapacidad.
El Repertorio releva las mejores prácticas para remover los obstáculos que impiden la
inclusión al lugar de trabajo. Esto requiere sensibilidad, conocimiento y comunicación a quienes
integran el entorno de trabajo.
Para que esto sea una práctica real en las empresas se requiere, como lo indica el Repertorio,
del rol preponderante del Estado a través de un marco legislativo y de política social, favorable
para impulsar la promoción de oportunidades de acceso y mantenimiento del empleo de personas
con discapacidad.

El trabajo para las personas La situación de las personas con discapacidad es compleja, y no obstante la normativa
con discapacidad desde una internacional, y nacional 3, y el cambio de paradigma en el ámbito del derecho común, la protección
mirada inclusiva. que se declara, continúa en la zona gris, pues, la sociedad actual aún las estigmatiza, las invisibiliza,
y las aparta, generando su exclusión, que a la vez que provoca una fuerte discriminación.
Los lugares de trabajo no escapan a este comportamiento de la sociedad y en algunos
casos se agudiza por el desconocimiento de las potencialidades de los/las trabajadores/as. También
los/las empresarios/as, se resisten a aceptar estas personas como trabajadores/as y El Estado es
el garante de los compromisos internacionales asumidos por la Argentina, lo cual involucra
organizar acciones concretas, para el libre y pleno ejercicio de los derechos vinculados con el
trabajo.

Consultá y ampliá contenido https://www.ilo.org/public/spanish/standards/relm/gb/docs/gb282/pdf/tmemdw-2.pdf

En esta clase compartiremos más adelante algunos datos estadísticos que dan cuenta de la
realidad social y laboral de las personas con discapacidad en la Argentina.

2. El repertorio presenta orientaciones prácticas y valiosas a los decisores, las organizaciones de empleadores y de trabajadores y otros
interlocutores sociales en la formulación y ejecución de una política apropiada en el lugar de trabajo y de programas de prevención y
asistencia, así como en la elaboración de estrategias para mejorar la situación de los trabajadores del sector informal. Es el resultado de la
colaboración entre la OIT y sus mandantes tripartitos, así como de la cooperación con sus interlocutores internacionales.
3. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. a Convención y su art. Respecto del trabajo (Ley 26378) Art.27.Tra-
bajo y Empleo: Este articulo reconoce el Derecho de las personas con discapacidad a trabajar y ganarse la vida en un mercado de
trabajo y un entorno laboral abiertos ,inclusivos y accesibles , incluso en el caso de las personas con discapacidad en el desempeño de
su empleo.
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Conceptos de inclusión. Nuevos enfoques que sustentan la inclusión de
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las personas con discapacidad

Integración vs. Inclusión La controversia entre los conceptos integración e inclusión ha dado lugar a un amplio debate
terminológico, que no siempre ha sido de utilidad para la defensa de sus intereses comunes
(Verdugo, 2003; Echeita y Verdugo, 2004b). De hecho, a pesar del recorrido positivo que se ha
producido en aras de la inclusión, en la realidad laboral y social actual se entremezclan prácticas
variadas, muchas de ellas correspondientes a paradigmas ya superados hace tiempo.
La integración es el proceso y resultado de mantener unidas las partes de un todo. Puede ser
aplica- ble en diversos ámbitos, como el social, político y económico. Es decir, la integración es
juntar diversos elementos que forman parte de un conjunto en común”; o, lo que es lo mismo,
integrar supone exigir que todas las personas, con o sin discapacidad, participen plenamente
en la sociedad para que ésta llegue a estar completa. La integración como modelo presenta
limitaciones claras, por su intento de adaptar a las personas a las exigencias del sistema.
La inclusión, en cambio, busca que todas las personas participemos y compartamos los mismos
ámbitos. Se pasa de centrarse en el individuo, que antes era considerado como salido de la
norma, a poner el énfasis en el ambiente, que es el que debe adaptarse a las personas.
Desde la perspectiva de la inclusión, todas las personas conviven, se desarrollan juntas,
toman las decisiones y comparten. Si hay una persona que tiene dificultades para participar de
alguna manera, entonces es el ambiente el que debe ser modificado.
Se realizan ajustes como:
- accesibilidad para usuarios de sillas de ruedas,
- textos en lectura fácil para personas con discapacidad intelectual,
- audio descripción de videos para personas con discapacidad visual, etc.

Cuando hablamos de una sociedad inclusiva, pensamos en la que valoriza la diversidad


humana y fortalece la aceptación de las diferencias individuales.

Es dentro de ella que aprendemos a convivir, contribuir y construir juntos un mundo de


oportunidades reales para todos. Eso implica una sociedad en donde cada uno es responsable por la
calidad de vida del otro, aun cuando todos somos diferentes.
La inclusión supone avanzar hacia una cultura de la colaboración, orientada hacia la creación
de una comunidad segura, acogedora y colaborativa. La colaboración es fundamental en tiempos de
cambio e incertidumbre, que afectan por igual a la incorporación de personas con discapacidad.
Muchas personas con discapacidad han “demostrado” que, con oportunidades adecuadas, junto
con ajustes y apoyos, pueden hacer una importante contribución en todos los niveles de la
economía y de la sociedad.
Sin embargo, a menudo son excluidos y marginados, y son particularmente vulnerables. (OIT,
2009,
p. 1). Por lo cual, se hace necesario que las personas con discapacidad participen plenamente en la
vida económica y social, para tal efecto es necesario construir una sociedad que incluya a todos y
a todas, ofreciendo oportunidades en el mercado, promoviendo la innovación y la inclusión
laboral (Comisión Europea, 2010).
Al respecto, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el artículo N° 27, reconoce el “derecho de las
personas con discapacidad a trabajar, en igualdad de condiciones con los demás, mediante un
trabajo libremente elegido o aceptado en un mercado competitivo y normalizado y en entornos
abiertos e inclusivos” (2006).
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Concepto de discapacidad. Evolución de los paradigmas, del paradigma
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tradicional al paradigma social.

Evaluación del concepto de La plasticidad del concepto de “discapacidad” nos permite reconsiderarlo a través de la historia.
discapacidad. Su significado ha estado condicionado por el tiempo, el espacio y, la ideología y su contexto
histórico. Desde esta perspectiva el modelo de prescindencia, tomaba la discapacidad como
algo personal de la vida del que lo padecía; donde nada tenía que ver el entorno y la sociedad,
planteando un modelo de exclusión en el cual las personas con discapacidad eran
estigmatizadas por sus actitudes y comportamientos, expresada a través del uso de
denominaciones peyorativas como ser: impedidos, lisiados, inválidos, minusválidos, entre
otros.
A la discapacidad se le asignaba una justificación religiosa, pensando que la deformidad física
y la enfermedad mental eran castigos de Dios, por lo cual se debía recluir a las personas y/o
perseguirlas.
A continuación de esta etapa, se comenzó a pensar la discapacidad desde el paradigma de
rehabilitación - modelo médico, el cual se extiende hasta la actualidad conviviendo con el nuevo
paradigma de la discapacidad. Este modelo médico-rehabilitador ponía a la discapacidad en
situación de ser curada por tratarla como una enfermedad que, hasta no ser reparada, no podían
integrarse a la comunidad denominada “normal”, entendiendo por normal aquello que se ajusta a
cierta norma o a características habituales o corrientes. Según el modelo médico-rehabilitador la
normalización de las personas con discapacidad aparece como un paso previo a la integración
social e incluso como una condición para el acceso a los derechos.

“Desde este modelo, las personas con discapacidad se convierten en objetos médicos, y por ello, sus
realidades son contempladas y explicadas desde un prisma de carácter exclusivamente médico. De ahí que
el hecho de crear espacios “sobreprotegidos” para este tipo de personas, se viera como lo normal. Este
modelo, en definitiva, busca la normalización de la persona, hacia lo estándar y normativo, siempre, que se
pueda”.

Las personas con discapacidad pasaron a ser objeto de estudio, por ser sujeto-problema a
resolver, a rehabilitar, a curar, siendo objeto de sobreprotección y caridad. Según Oliver, este
paradigma del déficit, toma la discapacidad como un problema a solucionar que es propio de la
persona y que no involucra a la sociedad, siendo una tragedia personal y que ocurre de forma
aleatoria. La persona, al tener ciertas singularidades queda aislada, dado que no es posible
ajustarse al modelo de cuerpo normal establecido por la norma de la salud.
A medida que transcurría la década de los años 60, personas con discapacidad manifestaron su
lucha por sus derechos, por una vida independiente, por la inclusión y la no discriminación, con la
finalidad de constituirse como sujetos de derechos en igualdad de condiciones que el resto de la
sociedad.
Así se da inicio al Modelo Social de la Discapacidad, que considera que las causas que
originan la discapacidad no son religiosas, ni científicas, sino que son, en gran medida, sociales.
Desde esta nueva perspectiva, se pone énfasis en que las personas con discapacidad pueden
contribuir a la sociedad en iguales circunstancias que el resto de las demás personas, pero siempre
desde la valorización, la inclusión y el respeto a lo diverso.

Por lo tanto, el término Discapacidad refiere a lo que ocurre cuando las necesidades
funcionales de una persona no son tenidas en cuenta por el entorno, colocando a la persona
en una situación de desventaja con el resto de la sociedad, generando desigualdad e injusticia.
La discapacidad no es algo que concierne sólo a la persona, sino que es un fenómeno social
que trasciende en el medio que la rodea.
En este nuevo paradigma, se propone un cambio que implica el pasaje del modelo médico
que pone el acento en la persona y en lo que no puede hacer, para pasar a un nuevo modelo
social en el que la discapacidad resulta ser un concepto que se construye socialmente
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Se pone énfasis en los servicios, comunidades, sociedades y culturas transformadoras dentro de


las cuales las personas con discapacidad y sus familias y pueden vivir plenamente y desarrollarse
Como respuesta a esta lucha y el reclamo de estos derechos la ONU aprueba la Convención
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Año 2006.
En el año 2001, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprueba un instrumento
estandarizado que unifica el lenguaje, además de dar un marco conceptual a la descripción de la
salud y los estados relacionados con la salud. Este instrumento se conoce como Clasificación
Internacional del Funciona- miento de la Discapacidad y la Salud (CIF).
Este instrumento define desde un modelo biopsico-social a la discapacidad como

“limitaciones en la actividad y restricciones en la participación que puede tener una persona como
con- secuencia de la interacción entre los aspectos inherentes a su condición de salud
(funciones/estructura corporal), la participación y la actividad, relacionados con factores
contextuales (ambientales y persona- les) que ocasionan resultados negativos”.

A continuación, se transcriben algunas definiciones que incorpora la CIF para tener un


lenguaje unificado.
Discapacidad: es un término genérico que incluye déficits, limitaciones en la actividad y
restricciones en la participación. Indica los aspectos negativos de la interacción entre un individuo
(con una “condición de salud”) y sus factores contextuales (factores ambientales y personales).
Facilitadores: son todos aquellos factores en el entorno de una persona que, cuando están
presentes, mejoran el funcionamiento y reducen la y reducen los obstáculos de las personas con
discapacidad.
Entre ellos se incluyen aspectos tales como que:
- el ambiente físico sea accesible,
- la disponibilidad de tecnología asistencial adecuada,
- las actitudes positivas de la población respecto a la discapacidad,
- y también los servicios, sistemas y políticas que intenten aumentar la participación de las
personas con una condición de salud, en todas las áreas de la vida.
La discapacidad, entonces, queda definida como el resultado de la compleja relación entre:
- la condición de salud de una persona,
- sus factores personales y
- los factores externos que representan las circunstancias en las que vive esa persona.
Debido a esta relación, los diferentes ambientes pueden causar distintos efectos en cada persona
con una determinada condición de salud.
Otro término a tener en cuenta dentro del lenguaje unificado que implementa la CIF es el de
“barreras”.

Barreras “son todos aquellos factores en el entorno de una persona que, cuando están
presentes o ausentes, limitan el funcionamiento y generan discapacidad”.

Estas barreras pueden ser:


1. Actitudinales: Estigma, prejuicio y discriminación. Las personas pueden ver la
discapacidad como una tragedia personal, como una enfermedad que se tiene que curar o
prevenir.
2. Físicas: Es todo obstáculo en el entorno que dificulte, impida o bloquee el
desplazamiento o acceso de una persona a un espacio.
3. Comunicacionales: cuando la deficiencia se encuentra en la audición, el habla, la lectura,
la escritura o el entendimiento y que utilizan una comunicación alternativa.
4. Sociales: son las condiciones en que las personas nacen, crecen, viven, aprenden,
trabajan y envejecen que pueden generar barreras para las personas con discapacidad”.
La presencia o ausencia de barreras en un entorno dificultan la participación de las personas.
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Como así también, la sociedad puede dificultar el desempeño de una persona con la
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creación de barreras, como ser edificios inaccesibles (escaleras) o por no proporcionar elementos
facilitadores, para superar la situación.

¿Qué queremos decir Como mencionamos, la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas
cuando hablamos de con Discapacidad (CDPD) adoptada en 2006, declara en su Artículo 1 que
discapacidad hoy?
“las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales,
intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su
participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.”

La CDPD no apunta a definir la “discapacidad” en sí, por considerarlo un concepto que


evoluciona, y en cambio define a la “persona con discapacidad”, asentando una clara
diferenciación entre lo que se entiende por “deficiencia” y el concepto mismo de “discapacidad”,.
Las “deficiencias” (físicas, intelectuales, sensoriales, psicosociales), son una característica o
diversidad funcional de la persona y no las causantes de la discapacidad como un fenómeno en sí. Es
la forma en que la sociedad asimila, interpreta, valora (o desvaloriza) a la persona, lo que genera las
situaciones de exclusión de esta persona en su interacción social.
Para tener una visión del cambio de paradigma los invitamos a

ver: https://slideplayer.es/slide/2582426/

Lenguaje adecuado. Uso del El proceso de“etiquetaje” de los sujetos con discapacidad se ha ido construyendo sobre la
lenguaje inclusivo base de los criterios médicos, psicológicos y de observación y detección de habilidades y
competencias para el aprendizaje (Gómez, 2007).

Las características del individuo no deben confundirse con conceptos ambiguos como el de
“capacidades especiales”, “capacidades diferentes” o el de “personas especiales”, pues las
personas en situación de discapacidad tienen las mismas capacidades, potencialidades y talentos
que las personas sin discapacidad, así como también, las mismas imperfecciones de la especie
humana. La disparidad radica en las oportunidades para ejercer y desarrollar su humanidad.
Asimismo, es incorrecto el empleo de términos como “retrasado”, “minusválido”, “impedido”,
“inválido”, “el ciego” o “el sordo”, para referirse a una persona con discapacidad, dado que la
discapacidad no es ni sustantivo ni adjetivo de la persona humana. Los seres humanos no nos
definimos por una situación o condición.
Por ello, no solamente debe asegurarse el empleo del término -hasta ahora el más
universalmente aceptado- de “discapacidad” al referirse a una situación de restricción o exclusión
en la interacción entre un individuo con ciertas características (sean estas físicas, intelectuales,
psicosociales o sensoriales según el caso) y un entorno no diseñado para su desenvolvimiento
independiente, sino que también se debe anteponer siempre la palabra “Persona”. Esto apunta a
enfatizar que la “discapacidad” es una situación susceptible de ser modificada, en la medida que
se construyan entornos favorables.

La falta de voluntad inclusiva fundada en un estigma social y cultural, es la principal barrera


para la inclusión real, y con plena autonomía de las personas con discapacidad.

Por todo lo mencionado es que debemos referirnos como “Persona con Discapacidad”, haciendo
énfasis a que, por sobre todo, es Persona, con todos sus atributos, apuntando a que todos somos
personas y buscando garantizar la igualdad de condición como tal.
9
Para reforzar los conceptos enunciados les proponemos ver el video:
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Recomendacione https://youtu.be/j6wNYkXsZ58
s terminología sobre
Discapacidad.
Caracterización y prevalencia de la discapacidad en la Argentina.

En términos generales, se puede hablar de tres tipos de fuentes de información que permiten
La discapacidad en caracterizar a las personas con discapacidad: los censos de población, las encuestas de hogares y los
cifras: Algunos datos registros administrativos de organismos públicos. Cada una de ellas presenta ventajas y limitaciones
estadísticos sobre las en relación con la cobertura y precisión de los datos que recoge.
personas con Argentina actualmente cuenta con los tres tipos de fuentes de datos.
discapacidad. Como antecedente en la recopilación de datos estadísticos, en 2001, se realiza la ENDI -Primera
Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad- (fue una encuesta complementaria del Censo
Nacional de Población, Hogares y Viviendas). En aquella oportunidad se incluyó una pregunta
destinada a detectar hogares con al menos una persona con discapacidad.
Esos datos tuvieron como objetivo proporcionar un marco para seleccionar una muestra a visitar
con un formulario específico. La ENDI fue relevada entre noviembre de 2002 y abril de 2003, en
una muestra de alrededor de 67.000 hogares urbanos de todo el país.
El universo de la muestra es la población residente en localidades de al menos 5.000 habitantes,
que representa el 96% de la población urbana del país y el 84% de la población total.
Según los datos arrojados, el 7,1% de la población tenía alguna discapacidad.
Posteriormente, en el año 2010, se realiza el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas,
en el cual se incluyó un cuestionario ampliado que se aplicó al 100% de las viviendas en
localidades de menos de 50 mil habitantes y a un 10% de las viviendas de las localidades de más
de 50 mil habitantes. Esto permitió la localización de la población con alguna dificultad o
limitación permanente, por sus distintos tipos y/o cantidad de dificultades y el cruce con otras
variables que se indagan en el censo, como por ejemplo educación, salud y previsión social,
migraciones, trabajo, vivienda donde habitan, entre otras.

Según los datos arrojados en 2010, el porcentaje de población que presenta algún tipo de
dificultad o limitación permanente, es de 12,9% de las personas que habitan en viviendas
particulares. Esto representaba unas 5 millones de personas.

Es importante mencionar que, al igual que el Estudio Nacional sobre el Perfil de las Personas
con Discapacidad, realizado en el año 2018 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC),
considera “personas con dificultad o limitación permanente” a aquellas que declaran tener
“limitación en las actividades diarias y restricciones en la participación, que se originan en una
deficiencia (ver, oír, caminar, agarrar objetos, entender, aprender, etc.) y que afectan a una
persona en forma permanente para desenvolverse en su vida cotidiana dentro de su entorno físico
y social”.
Durante el citado Estudio Nacional sobre el Perfil de las Personas con Discapacidad, se
visitaron alrededor de 41.000 viviendas particulares, mediante la metodología de entrevista
directa, utilizando tabletas digitales.

Por dicho estudio del 2018, se sabe que el 10,2% de la población de la Argentina, mayor de
seis años, tiene algún tipo de discapacidad. lo que representa 5.114.190 personas que
declaran tener alguna dificultad o limitación permanente.
Un 20.6% de Hogares, tienen al menos una persona con discapacidad.
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Situación laboral de las personas con discapacidad en la Argentina. Resul-
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tados estadísticos disponibles.

Según el Estudio Nacional sobre el Perfil de las Personas con Discapacidad, que como se
mencionó fue realizado en el año 2018, la tasa de actividad de la población con dificultad
alcanza un 35,9%, es decir que, del total de las personas con dificultad, de 14 años y más,
aproximadamente un tercio son económicamente activas.
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Las tasas de actividad, además, presentan diferencias por sexo. Las mujeres registran una tasa
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de actividad casi 15 puntos porcentuales más baja que la de los varones.


Esta misma brecha se mantiene cuando analizamos las tasas de empleo. Los varones tienen una
tasa de empleo de 40,3%, mientras que la de las mujeres alcanza un 25,8%.
En relación con la tasa de desocupación, se observa que el 10,3% de la población con dificultad
económicamente activa, se encuentra desocupada.
De acuerdo con los resultados del gráfico 12.2, el grupo de edad de 30 a 49 años es el que
presentaba mayores tasas de actividad y empleo. En consistencia con la edad jubilatoria, se observa
que la tasa de inactividad del grupo de 65 años y más alcanza el 86,7%.
El segundo grupo de mayores tasas de inactividad es el de los jóvenes de entre 14 a 29 años,
quienes son inactivos en un 65,4%. Este mismo grupo de edad presenta la mayor tasa de
desocupación (16,5%), o sea, la mayor proporción de población con dificultad activa que
demanda trabajo y no lo consigue.
Con respecto a la tasa de empleo, los grupos de edades centrales presentan las mayores tasas:
entre las personas de 30 a 49 años, el 57,5% se encuentra ocupado y en el grupo de 50 a 64 años, el
45,1% está ocupado.

La discapacidad y su relación con uno o más factores de discriminación. Inter-


seccionalidad (género, edad, etnia, migrantes, condición socioeconómica).

La discapacidad no es atributo de la persona, sino un complicado conjunto de condiciones,


muchas de las cuales son creadas por el contexto/entorno social.

Por lo tanto, el manejo del fenómeno requiere la actuación social y es responsabilidad colectiva
de la sociedad hacer modificaciones ambientales, necesarias para la participación plena de las
personas con discapacidades en todas las áreas de la vida social.
La discriminación es perceptible cuando se presenta una situación que “supone adoptar una
actitud o llevar a cabo una acción prejuiciosa, parcial, injusta, o formular una distinción que, en
definitiva, es contraria a algo o a alguien”.
Estas actitudes y acciones que desvalorizan a una persona o grupo suelen ser justificadas con
criterios tales como rasgos naturales no aceptados como el color, las diferencias físicas o el sexo;
identifica- dores culturales de idioma, posición económica o religiosos.
La noción de discapacidad ha sido entendida por la sociedad en general desde múltiples
valoraciones y formas de reconocerla, donde el aislamiento, la diferencia, el desconocimiento, la
exclusión, las críticas destructivas y la segregación, han ido creando barreras sociales negativas que
han acrecentado prejuicios y estereotipos.
Las luchas enfocadas en evitar la discriminación por discapacidad e impulsar iniciativas
políticas, sociales o económicas para el efecto, se han visto bastante desarrolladas desde varios
frentes y sin duda alguna, han sido la base para conseguir el reconocimiento de los derechos y el
acceso a la igualdad de oportunidades, pero se han descuidado, de cierto modo, otros factores
discriminatorios -que interactúan a la par- en la vida de una persona con discapacidad, ya que es
innegable que estos coexistan entre sí en una misma historia de vida.
Es común encontrar seres humanos pertenecientes a determinados grupos étnicos (indígenas,
afros, montubios, etc.) que además conviven con factores como la pobreza, la migración o su
condición de género, que les ha causado discriminación.

Como mencionamos al inicio de la clase la discriminación que sufren las personas puede verse
agravada o incluso potenciada si – además - les toca enfrentar la presencia de una discapacidad.
12 Relacionando por ejemplo, los factores discriminatorios de discapacidad y género, según la realidad
vivida por mujeres con discapacidad, las mismas, fueron excluidas de las agendas políticas en razón
| Introducción de la perspectiva de discapacidad en la gestión del Ministerio de Trabajo

de cuestiones consideradas poco favorables para la consecución de sus objetivos, incluyendo


entre estos prejuicios a “la imagen social de la discapacidad en contraste con el modelo de mujer en
la perspectiva feminista, el desacuerdo en aspectos relativos a libertad reproductiva y prevención, y
la atención en la comunidad”.

Prejuicios que, finalmente impactaron en la sociedad minimizando la participación y


manteniendo ocultas las potencialidades de las mujeres con discapacidad.

Por otra parte, la discriminación que sufren las mujeres con discapacidad se manifiesta de
distintos modos, entre ellos intensificando, desde el punto de vista social, las características de
fragilidad femenina asociadas a ellas.
Asimismo, suelen ser más infantilizadas y sobreprotegidas por sus familias que las demás mujeres
y que los hombres con discapacidad (Carvalho et al, 2014).
Además, mientras que a las mujeres sin discapacidad se les adjudica socialmente un rol de
“cuidado- ras”, reforzando los estereotipos de género históricamente asignados, a las mujeres con
discapacidad se les niega tanto estos roles como aquellos que rompen con los estereotipos.
Aquellos vinculados con el trabajo, que implican la construcción de su autonomía, tanto física
como económica y también política en tanto expresión y representación pública de sus deseos y
necesidades.
Para reforzar los conceptos enunciados anteriormente les proponemos ver:

Discapacidad y No https://www.educ.ar/recursos/118737/documentos-tematicos-discapacidad-y-no-discriminacion/
Discriminación, INADI. download/inline

BIBLIOGRAFÍA OBLIGATORIA

* Dharam G. Trabajo decente. Concepto e indicadores. Revista Internacional del Trabajo, vol. 122
(2003), núm. 2. https://ilo.org/public/spanish/revue/download/pdf/ghai.pdf

* Oficina Internacional del Trabajo. (2002) Gestión de las discapacidades en el lugar de trabajo.
Ginebra.
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/ed_emp/documents/publication/wcms_112521.pdf

* Palacios A., Bariffi F., (2007) La discapacidad como una cuestión de derechos humanos. Una
aproxima- ción a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Primera edición (pp. 11-72). https://www.sindromedown.net/wp-
content/uploads/2014/09/19L_ladiscapacidad.pdf

BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA

* Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Estudio Nacional sobre el Perfil de las Personas
con Discapacidad. Resultados definitivos, (2018).

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