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LA ROMANIZACIÓN

INTRODUCCIÓN
Roma llega a la Península Ibérica en el año 218 a.C, para luchar contra los cartagineses en las Guerras Púnicas. Encuentran
un territorio muy rico en recursos y con una gran población, pero con una fragmentación política y cultural. En tan solo
doscientos años, logran incorporar el territorio al Imperio Romano con el nombre de Hispania. Esto es posible mediante la
romanización, proceso de aculturación por el cual se integran en el sistema romano nuevos pueblos y comunidades a lo
largo de siglos, como es el caso de Hispania.

PROCESO DE ROMANIZACIÓN

La romanización es un proceso de transformación gradual mediante el cual los habitantes de los pueblos prerromanos que
habitaban la península se convirtieron en ciudadanos del Imperio Romano. Esta transformación se llevó a cabo de una
manera gradual a través de la asimilación de sus costumbres, organización política (organización de las provincias),
jurídica, social y especialmente de la lengua (latín). Este proceso no fue homogéneo ni en tiempo ni en espacio, ya que la
romanización tuvo una mayor influencia en el área mediterránea, siendo más leve en el interior, noroeste y especialmente
en el norte de la península, donde apenas se produjo este proceso.

LOS FACTORES QUE PROPICIARON LA ROMANIZACIÓN FUERON:

ORGANIZACIÓN POLÍTICO -ADMINISTRATIVA


En cuanto al proceso de romanización, como hemos dicho en el párrafo anterior, no todas las provincias lo asimilaron de
igual manera, esto atiende a factores diversos como la posición geográfica, la organización económica y debido a la
diversidad del territorio, se dará una clara división en provincias que irá evolucionando a lo largo de los siglos.
La primera división fue durante la conquista, tras la segunda guerra púnica (entre Roma y Cartago) en el 197 a.C los romanos
organizaron Hispania en dos provincias, la Citerior y la Ulterior, más tarde, con Augusto, en el siglo I a.C,el número de
provincias aumentó a tres (Tarraconensis, Baetica, y Lusitania) y posteriormente en el s.I d.C Diocleciano las dividió en cinco:
Tarraconensis, Baetica, Lusitania, Carthaginensis y Gallaecia. En el siglo IV, en la etapa final del Imperio, la Balearia y la
Mauritana-Tingitana fueron también añadidas al Imperio.
En cuanto a la organización de las provincias, podemos clasificarlas teniendo en cuenta quién las gobierna. Las provincias
senatoriales (dependen del senado) e imperiales (dependen del emperador). Cada provincia estaba gobernada por un pretor
y se subdividían en conventos jurídicos. Al cargo de la hacienda estaba el cuestor, quien elaboraba el censo que controlaba
los impuestos.

LA CIUDAD
Otro factor importante para comprender el proceso de romanización son las ciudades, consideradas la base del Imperio
Romano. Se convirtieron en centros político-administrativos, económicos, sociales y culturales entre otros.
La evolución de las ciudades, nos lleva a diferenciarlas a través de la siguiente clasificación: colonias, eran ciudades fundadas,
organizadas y dirigidas por ciudadanos romanos, por tanto, estaban constituidas a imagen romana. Cartago Nova o Mérida,
fueron colinas romanas; ciudades estipendarias, son ciudades conquistadas por la fuerza, sometidas al poder de un
gobernador, estaban obligadas a dar tropas y tributos; federadas, conservaban sus derechos, pero estaban obligadas a
prestar auxilio a Roma y a facilitar víveres al ejército, y por último, las inmunes, que gozaban de gran autonomía y estaban
exentas de pagar impuestos.
Artísticamente las ciudades crecieron y se llenaron de monumentos como puentes, acueductos y teatros que nos han dejado
los romanos como huella de su paso por la península. El plano ortogonal o trazado de calles en ángulo recto, cortadas por
dos vías principales llamadas cardo y decumano puede observarse en León.

VÍAS DE COMUNICACIÓN
Las vías de comunicación fueron otro factor importante para el proceso de Romanización, ya que se dotó a la Península de
una excelente red de comunicaciones con el objetivo de controlar el imperio. Las vías principales eran la Augusta, que
recorría el litoral mediterráneo; la Vía de la Plata, que unía Emérita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga) y la
Vía Trasversal, que unía Emérita con Caesaraugusta (Zaragoza). Estas calzadas enlazaban zonas y ciudades del interior con
las del exterior, por lo que fueron un factor importante en el desarrollo comercial.
EL EJÉRCITO:
La influencia del ejército fue decisiva para la romanización, de hecho los soldados fueron los primeros en instalarse en la
península y por tanto, en transmitir costumbres y sobre todo la lengua latina. Además, los soldados que entraban al
ejército conseguían el derecho a la ciudadanía. Esto consiguió atraer a la población como salida profesional y fomentaba
las parejas mixtas y, por lo tanto, el mestizaje y el desarrollo del modo de vida romano. Además, algunos campamentos
legionarios dieron origen a ciudades, como León, además de recibir tierras para cultivar e instalarse (Mérida).

ORGANIZACIÓN ECONÓMICA
Hispania favoreció el asentamiento de los romanos necesitados de tierras, la explotación peninsular hizo crecer la población
agrícola, además extendió el regadío mediante canales y aumentaron las técnicas agrícolas como la introducción del abono
o la rotación de cultivos. La base de la producción agrícola fue la triada mediterránea (vid, trigo y olivo).
La península se convirtió en una colonia comercial que exportaba alimentos y esclavos e importaba productos
manufacturados. La organización económica romana se basaba en la esclavitud, los esclavos fueron la mano de obra básica
para el trabajo en las ciudades.
Además de la agricultura y el comercio fue muy importante la minería, el aliciente mayor para la entrada romana en la
península, que abasteció mediante yacimientos de mercurio, oro, plomo y cobre las necesidades del imperio romano.
A todo este desarrollo comercial favoreció el uso de una misma moneda que permitía que las transacciones fueran más
sencillas y estuvieran unificadas.

ORGANIZACIÓN SOCIAL
La organización social hispana era escalonada y se dividía en dos grandes grupos. Los ciudadanos libres, entre los que
destacan la orden senatorial, la orden de los decuriones y la plebe y por otra parte, estaba la población esclava, sin derecho
de ningún tipo, ni propiedades, a quienes se les encargaban los trabajos más duros.
Hemos de tener en cuenta que en el 212 d.C, la sociedad pasó a ser igualitaria cuando Caracalla concedió el derecho a la
ciudadanía a todos los habitantes del Imperio. Aunque Julio César ya la había concedido a muchos municipios , fue Caracalla
quien la extendió a todos los ciudadanos.

CULTURA Y RELIGIÓN
Hemos de tener en cuenta estos dos factores para comprender la asimilación de costumbres y tradiciones por parte de los
pueblos indígenas. La lengua latina logró imponerse a las demás lenguas autóctonas peninsulares. Esto se consiguió por
medio de la enseñanza, pero sobre todo a través de las relaciones comerciales, ya que el latín era la lengua universal
mediterránea. Otro de los factores fue el sincretismo religioso, la mezcla de religiones, creencias e ideas que fue penetrando
progresivamente entre los pueblos prerromanos. A este mosaico de creencias locales unidas a las divinidades romanas,
tenemos que sumarle el cristianismo que, a pesar de ser perseguida durante los primeros siglos por los romanos, finalmente
se convertirá en la religión del Occidente Europeo.

CONCLUSIÓN

El imperio romano de Occidente llegó a su fin el año 467 (siglo V d.C), una serie de guerras civiles junto a la falta de líderes
claros amenazaron la grandeza del Imperio. Estas debilidades fueron aprovechadas por los poderes locales, que en nuestra
península fueron los visigodos, quienes finalmente ocuparon Hispania hasta el año 711, que caería en manos de los
musulmanes. Hispania fue uno de los territorios más romanizados, prueba de ello es el nacimiento de varios emperadores
en nuestra península como Trajano o de filósofos de la talla de Séneca.

En definitiva, podemos concluir diciendo que la conquista y la romanización es un proceso que ha influido en el desarrollo
de nuestra cultura, la cultura mediterránea. Casi todas lenguas que se hablan, el modelo de vida, las bases del derecho, las
redes de comunicaciones… de nuestra península beben de la herencia romana.

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