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Resúmenes de Selectividad Hª España. Opción A.

1. LA ROMANIZACIÓN.
1.INTRODUCCIÓN.
La historia de Hispania forma parte de la Historia del Imperio romano. El proceso que dio lugar a la
creación de las “Hispaniae” (las “Españas”, en plural), como solían llamarse las provincias, y que las
mantuvo vivas desde el siglo III a.C. hasta el siglo V d.C. fue el mismo proceso que dio lugar a la
creación del Imperio romano en occidente.
El concepto de romanización es el proceso de imposición de los principios de administración, cultura,
organización social y autoridad militar a los pueblos de la Península Ibérica por parte de Roma.
La romanización en la Península Ibérica fue más profunda en el sur y en la costa mediterránea
(más desarrollada), en la Meseta fue menos intensa mientras que en los pueblos del norte fue más
débil y tardía.
El origen de la romanización se produce por dos motivos: motivo estratégico la civilización
romana se interesa por la península como medio para frenar el avance cartaginés conquistando la
Península desde la segunda guerra púnica (218 a.C.) hasta el 19 a.C. con la pacificación de la
península con resistencias feroces como la de Viriato y Numancia; motivo Económico: derivado de la
riqueza mineral peninsular, los romanos se van a interesar por la conquista, el control directo de la
zona y conseguir una serie de bienes como minerales, alimentos y esclavos.
2.DESARROLLO.
Organización Política-Administrativa.
Tras la segunda guerra púnica y la ocupación del levante y el sur peninsulares, los romanos
deciden dividir Hispania en dos provincias: Hispania Citerior (valle del Ebro y costa mediterránea) y la
Hispania Ulterior (el resto del territorio conquistado).Octavio Augusto realiza una reforma
estableciendo provincias senatoriales (pacificadas) como la Bética y provincias imperiales, que al ser
conquistadas recientemente necesitaban el control directo del ejército como la Tarraconensis y la
Lusitania. A finales del siglo IV Hispania se divide en cinco provincias: Tarraconensis, Gallaecia,
Cartaginensis, Baética y Lusitania. Más tarde se incorporaría la Baleárica y la Mauritania Tingitana.
Para controlar el territorio utilizaron las ciudades que ya existían pero también fundaron numerosas
ciudades nuevas o colonias (Tarraco, Hispalis, Emerita Augusta, Barcina…), entendidas como un
modelo urbano, un centro económico, social y administrativo, que tuvo varias finalidades: controlar a
la población (censos, impuestos) y contribuyó a la romanización cultural (latín, culto a los dioses…).
Existieron distintos tipos de ciudades: unas tenían derechos y autonomía (libres y las federadas
que habían llegado a un pacto) pero otras estaban sometidas y debían pagar un tributo (ciudades
estipendiarias). Estas últimas se convertirían en ciudades romanas, lo que fue fundamental para la
romanización.
Estaban gobernadas por un pretor, asesorado y vigilado por una Asamblea (Consilium). A su vez,
las provincias fueron divididas en conventos jurídicos, en los que había un centro para la
administración de justicia. Al frente de la Hacienda estaba un cuestor.
Un momento significativo del proceso romanizador fue la concesión del derecho de la ciudadanía
latina a todos los hispanos libres de origen indígena(suponía privilegios y un gran honor),
aplicándoseles desde entonces el derecho civil romano. Cuando Caracalla extendió la ciudadanía a
todos los habitantes libres del Imperio (212), la casi totalidad de la población de Hispania estaba ya
romanizada.
Con el fin de controlar el territorio, los romanos tuvieron que dotarse de una red de comunicaciones
bien estructuradas, por las que las ciudades estaban unidas por una excelente red de calzadas que se
comunicaban entre sí y con el resto del Imperio. La finalidad de estas calzadas (vía Augusta o vía de la
Plata…) son las siguientes:
- Razones militares: para mover las legiones romanas para la conquista y evitar rebeliones.
- Razones económicas: uniendo las zonas productoras para desarrollar el comercio.
Otro de los hechos importantes que hay que tratar al hablar de la administración es el ejército. Fue
un importante vehículo de romanización, los soldados llevaban la lengua, creencias y costumbres de
Roma y las difundieron por todo el Imperio. Además los romanos aceptan en su ejército a hispanos,
que en contacto con los romanos se romanizaron rápidamente. Por otro lado, los miembros del ejército
al jubilarse se les concedía el derecho de ciudadanía y tierras para su cultivo. Los campamentos
romanos atraían a mercaderes, artesanos, mujeres... y muchos de estos campamentos acabaron
transformándose en ciudades (León, Mérida, Zaragoza, Barcelona).

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Organización Económica.
La romanización fue consecuencia de incluir Hispania en el círculo económico romano, para lo
que era necesario un control tanto del territorio como de los recursos y de la capacidad de su
explotación, que fue muy intensa. Para esta explotación Roma impuso las estructuras económicas de
su sistema: la formación de latifundios, la propiedad privada de la tierra, la utilización de mano de
obra esclava, la ciudad como centro de producción y de intercambio de mercancías (comercio), la
acuñación de la moneda y su uso.
En la agricultura introdujeron técnicas de abono y de rotación de cultivos. Hispania se convirtió en
una de las zonas con mayor producción de algunos cereales (trigo), aceites y vinos que se vendían en
las principales ciudades del imperio.
La minería era una actividad importante en la Península. Los romanos explotaron estas minas,
que eran propiedad del Estado: plata en Cartagena, Mercurio en Almadén…,
Respecto al comercio estaba más desarrollado el interior pero también exportó metales y aceites.
Existía un abundante tráfico marítimo.
Organización Social.
La sociedad estaba basada en la formación de clases según su riqueza. Así podemos dividirla
entre hombres libres y esclavos, con una situación intermedia representada por los libertos.
Entre los hombres libres existen una serie de categorías:
- Ciudadanos pertenecientes a órdenes. Era una minoría privilegiada y dominante que tienen
cargos políticos, militares, religiosos, son propietarios de tierras, etc. Aquí destacamos el orden
senatorial (las altas magistraturas) y orden ecuestre (negociantes, propietarios…).
- Entre los ciudadanos libres que gozaban de privilegios políticos, estaban los que tenían la
ciudadanía romana con grandes desigualdades desde campesinos hasta artesanos,
comerciantes… Por otro lado, estaban los hombres libres, que no tenían la ciudadanía romana,
aunque tenían derechos civiles (contraer matrimonio, tener propiedades…) pero no políticos.
- Los Libertos. Eran antiguos esclavos liberados.
- Los esclavos. No tenían ningún derecho, era una propiedad de su amo.
Otros Aspectos (culturales, artísticos…).
Los romanos establecieron en Hispania sus elementos culturales como la lengua, el derecho, la
religión y sus obras arquitectónicas.
El latín es el idioma oficial del imperio, unifica todas las partes del imperio ya que posibilita la
comunicación de sus distintos habitantes, además posibilita la difusión de la civilización romana. El
resultado es la implantación del latín en la Península Ibérica provocando la desaparición de las
lenguas prerromanas (excepto el vascuence), y el sustrato de los idiomas romances (castellano,
catalán…).
El derecho romano: constituyó el instrumento que simbolizaba las relaciones de tipo público entre
los habitantes del imperio y el Estado.
La romanización se mostró también en la penetración de la religión romana y, del cristianismo.
Este último se difundió por las ciudades hispanas.

3. CONCLUSIÓN.
La romanización supone una ruptura histórica. La península, que era el solar de un buen
número de pueblos independientes, se convierte en parte integrante de un imperio, lo que afectará a
las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales en general. Así los romanos configuraron
por primera vez en la Península Ibérica una unidad política o administrativa, que se corresponderá con
la España de épocas posteriores. Como muestra de la profunda huella de Roma y de la unidad cultural
que se consiguió con la llegada de los romanos, podemos aducir que las diversas lenguas habladas
hoy día en España y Portugal –a excepción del vascuence- derivan todas ellas del latín y como huella
artística destacar todos los monumentos utilitarios, lúdicos y conmemorativos romanos que aún
perviven en nuestro país como el acueducto de Segovia, los distintos puentes romanos (Alcántara),
faros, calzadas, teatros (Cartagena, Mérida), anfiteatros (Cartagena), arcos…
Muchos historiadores han llegado a la conclusión que la romanización fue un factor de progreso
para la historia de la Península Ibérica, incluso en zonas donde su impacto fue más bien limitado como
el caso del País Vasco.

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