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FUNDAMENTOS
DE
SALUD PÚBLICA
AUTORES
Adriana Moiso
María de los Ángeles Mestorino
Oscar Alfredo Ojea
Invitados y colaboradores
La Plata
2007
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO 30
La materia prima de la Atención Médica es su recurso humano, más que todo es su alma.
El efector clásico es el hospital, con etimología e historia de hospitalidad. El tiempo lo fue
enriqueciendo con ciencia y técnica.
La hospitalidad es buen recibimiento y estadía a la vez que brindar asistencia. Es una forma
particular y benevolente de convivencia. Si bien los aspectos materiales de un efector potencian o
menoscaban la hospitalidad, es su personal el que lo define.
El hospital, la clínica, la unidad sanitaria y el consultorio son comunidades de hospitalidad en
potencia. Se conforma con pacientes, profesionales y todo el personal. El proceso de especialización
y subespecialización así como la proyección de la Atención Médica hacia la comunidad y el ambiente
exigen a esos profesionales y personal trabajo en equipo: “lo que se realiza por una serie de personas
bien equipadas técnicamente, es decir dotadas todas ellas de una bien probada pericia en una
técnica determinada” (Rof Carballo, 1964:271) y con un objetivo común. Piénsese en una campaña
de inmunización emprendida en un barrio marginal o una operación de corazón con bomba
extracorpórea.
Campbell y Pritchard (1976) decían que la motivación designa los siguientes determinantes
(Del Llano, 1999:315):
Las prestaciones finales y gran parte de las intermedias, en atención médica son personales, de
persona a persona. Los efectores, en ese sentido, son descentralizados al extremo, deben estar o
llegar donde hay un grupo humano o aun una persona aislada por las circunstancias.
Es así como entre el 50 y 70% del costo del sector corresponde a salarios u honorarios y en su
conjunto es un gran demandante de mano de obra.
Por otra parte se trata de una mano de obra muy diversificada, con fuerte peso de personal con
alta calificación y en incremento.
Sonis entiende como recursos humanos en salud “el conjunto de aptitudes, conocimientos,
motivaciones y comportamientos que disponen los habitantes de una comunidad para la atención
de su salud, mas los que podían desarrollar en el futuro” (Sonis, 1978).
Al englobar ya en 1978 a la comunidad en su conjunto como recurso humano, la hace
protagonista del cuidado de su propia salud y proyecta una perspectiva de amplitud y participación
tal que permite el desarrollo de acciones en todos los niveles de prevención.
Categorías % Observaciones
Licenciados 1,1
Profesionales 29,4
Auxiliares 57,4
Empíricos 11,7 Predominio de 69,3
Total 99,6
*Distribución por centual para (85.000 agentes).
Farias y otros, cit. en Asain, 1995.
Cuadro 4.a
Citas bibliográficas
Un sistema de Atención Médica prehospitalaria es una estructura con cuerpo y alma que intenta
brindar la mejor asistencia, en el menor tiempo y al menor costo posible.
Para esto se requiere un importante grado de compromiso, responsabilidad y profesionalismo y
tiene como componentes principales tanto recursos humanos como recursos físicos.
Los recursos humanos comprenden al personal sanitario (médicos, paramédicos, enfermeros), a
los radio-operadores o analistas en gestión (selección y adjudicación de recursos desde la cabina de
despacho médico), al personal de apoyo, logística y maestranza y al personal de administración,
gerencia y dirección.
Los recursos físicos como la infraestructura edilicia, los móviles, la tecnología aplicada
(computadoras, sistemas de radiotelefonía, etc.), el equipamiento sanitario, de seguridad e higiene y
otros son vitales para el buen desempeño del sistema.
Como parte de un sistema sanitario requiere estar íntimamente ligado a la comunidad y a la red
sanitaria y su personal debe saber que es lo que se espera de ellos y como se están desempeñando,
por lo cual la capacitación es vital para regular los procesos siempre y cuando se asocie al trabajo en
equipo.
La cultura predominante de enseñanza-aprendizaje es un componente fundamental que ayuda a
formar un ambiente de trabajo óptimo para el mejoramiento continuo de la calidad.
Con el paso del tiempo nos damos cuenta lo difícil que puede ser llevar este concepto a la
práctica dado que son muchas las variables en juego. Por eso es necesario trabajar intensamente para
disminuir la brecha que hay entre la retórica y la realidad (Graton, L., 2001).
Si hay confianza en los que tienen la obligación de mostrar el rumbo con políticas de alto
compromiso social y que apunten a la excelencia; si la misión es clara, precisa y las intenciones son
buenas; si hay idoneidad en los que dirigen y en los que realizan el trabajo cotidiano; si hay herramientas
necesarias para el desarrollo adecuado de las tareas; si hay por parte de la gente disposición,
disponibilidad y procedimientos, normas y reglas claras que se cumplan; si hay una cultura del
aprendizaje, comprensión y diálogo, es posible que los sueños puedan convertirse en realidad.
*
Especialista Consultor en Cardiología. Especialista en Medicina de Emergencia. Ex jefe de la Unidad Coronaria y ex
Director Asociado del Hospital IZGAyC “San Juan de Dios“ (La Plata). Presidente de la Sociedad de Emergencias y Medi-
cina de Urgencias del Río de La Plata (SEMU).
1. Contribución al progreso del país a través de la industria y del comercio en donde el fin no
es únicamente obtener riquezas, ni el demostrar poder, sino el contribuir al progreso y al
bienestar de la sociedad.
2. Justicia y equidad: hay que ser razonables y justos en el trabajo global e individual. Sin este
principio, nadie podrá ser respetado ni respetarse a si mismo; por sabio y capaz que sea.
3. Unión y armonía: solos somos débiles, pero unidos podemos ser fuertes. Se debe trabajar
unidos como una familia, en mutua confianza y responsabilidad. Puede existir una sociedad
de hombres de talento, pero será una multitud incontrolada mientras no estén imbuidos de
este principio.
4. Esfuerzo por el mejoramiento: se debe tener confianza y convicción propia de que cada
uno debe ganarse el respeto por medio de su trabajo y su esfuerzo constante para el
mejoramiento. Sin este principio, no se podrá lograr la verdadera paz, ni el progreso.
5. Cortesía y modestia: hay que respetar los derechos de los demás y ser amables y cordiales
con todos. A su vez se debe ser modesto, animar y motivar con alegría para lograr tranquilidad
y orden en la organización; sin este principio no reinará el orden social.
6. Adaptación y asimilación: no se podrá lograr el verdadero progreso en tanto la gente no se
amolde o adapte a las diversas condiciones que nos rodean. La sociedad cambia y se
mueve hacia delante y por ende no se puede permanecer inmóvil, sino que hay que estar
en la posición de poder seguir los pasos.
7. Gratitud y reconocimiento: debe haber correspondencia basada en la gratitud para con
quienes nos rodean y nos ayudan, para con nuestra nación y nuestra comunidad. Este
principio de agradecimiento proporciona paz y alegría, además de una fuerza ilimitada
para vencer todas las dificultades.
Es para reflexionar el célebre discurso que Konosuke Matsushita dirigió al senado de los EUA:
“Nosotros vamos a ganar y ustedes a perder. Sus organizaciones y lo que es peor, sus
cabezas son taylorianas. Para ustedes el management es el arte de hacer pasar las ideas
de los patrones a los obreros.
Nosotros estamos convencidos que la empresa debe movilizar cada día la inteligencia
de todo el mundo para que todos puedan salvarse.
Para ello capacitamos, dialogamos, tratamos de comunicarnos, aceptamos sugerencias
y nos educamos; el aprendizaje es base para nuestra unión.
Creemos que la cosa no pasa por defender al hombre dentro de la empresa, sino por
defender la empresa con los hombres” (Matsushita K., s/f).
Declaración de Yuste
1- La atención de urgencias tiene un carácter puntual, no programable y se realiza en cualquier momento.
Atiende a sucesos de gravedad variable, objetiva o subjetiva, médica o social, que alteran el equilibrio de
salud del individuo o la colectividad, obligando a una actuación rápida y eficaz, para prevenir un mal
mayor.
2- Es un derecho fundamental de todo ser humano tener garantizada la atención en urgencias, ya sean obje-
tivas o subjetivas, excepcionales o cotidianas, independientemente del lugar donde ocurran.
3- El sistema sanitario deberá garantizar cobertura universal, accesibilidad y disponibilidad en atención de
urgencias y emergencias, asumiendo una exigencia social que obliga a tener prevista una respuesta organi-
zada, adecuada en tiempo, forma y lugar.
4- Es deber de los ciudadanos la correcta utilización de los sistemas de urgencias y emergencias.
5- Todos debemos velar por asegurar una atención de calidad en todas las fases del proceso asistencial de la
urgencia en condiciones de respeto a la dignidad de la persona.
6- La medicina de urgencias y emergencias tiene entidad propia con cuerpo teórico, marco práctico, deman-
da social y realidad histórica demostrada, debiendo establecerse una denominación común para todos los
profesionales que ejercen en este ámbito, con definición de un perfil que requiera una formación especia-
lizada.
7- El sistema de respuesta a las urgencias y emergencias debe ser único, integrado, conocido por la población
y que garantice la continuidad asistencial, evitando barreras y desigualdades.
8- Las sociedades científicas de Urgencias y Emergencias asesorarán a la Administración en el diseño del perfil
profesional y estrategia asistencial, acreditarán y potenciarán la docencia y la investigación entre los profe-
sionales y divulgarán los conocimientos básicos sobre urgencias y emergencias a la población.
9- Es responsabilidad de todos, Administración, ciudadanos y profesionales, lograr el reconocimiento y las
condiciones de trabajo de los profesionales de la urgencia y emergencia garanticen en todo momento una
correcta asistencia, basada en la formación y la investigación.
10- Se requiere un planteamiento solidario que posibilite prever, prevenir, planificar e intervenir en situaciones
de urgencia, emergencia y catástrofe superando limitaciones sociales, conceptuales o administrativas.
1. La situación socio-económica del país con un alarmante crecimiento de los niveles de pobreza
e indigencia generan un marco de inequidad y exclusión manifiesta. La desocupación y la
pérdida de cobertura social en gran parte de la población han llevado a un incremento de la
asistencia médica en los hospitales estatales con sobrecarga de los mismos.
2. La mayoría de estos hospitales no están preparados ni se han acondicionado estructuralmente,
para el incremento de la demanda (vg. con salas de cuidados progresivos, salas de 23 horas
y/o áreas de admisión para la contingencia) y sus directores no se han adaptado del todo a
las nuevas necesidades ya sea por falta de recursos, de políticas claras, idoneidad, creatividad
y/o estructura propia.
3. Los financiadores como el Estado, las obras sociales y mutuales, los prepagos y seguros,
sustentados por los usuarios, no han demostrado tener respuestas homogéneas y satisfactorias
que se centren “indefectiblemente” en el problema del enfermo y no se han responsabilizado
ante el usuario por la falta de cumplimiento de sus prestadores.
En la emergencia y ante la ausencia de camas deben generar un mecanismo y una respuesta
adecuada a través de sistemas de comunicación entre usuarios y prestadores en forma directa
Las regulaciones vigentes que se refieren a la admisión de pacientes críticos que provienen del
ámbito extra hospitalario, comienzan en nuestra Ley Fundamental y terminan en reglamentaciones
locales o regionales y alcanzan tanto al subsector estatal como al privado y de la seguridad social,
y en ellos, a todos los actores.
Entre otros podemos citar a los siguientes:
A.- Decreto 2.368 (Departamento de Salud) del 24/7/97- Boletín Oficial- Reglamentación de
la Ley 11.072, Art.2°. g)...priorización de la atención a la población en riesgo...
B.- Reglamento General de los Servicios Hospitalarios de Emergencias Sanitarias. Ministerio
de Salud de la Provincia de Buenos Aires (Disposición 043/01 de Región Sanitaria XI).
La creación del Reglamento General de Guardias –Región Sanitaria XI– se fundamentó en la
necesidad de estructurar, unificar y actualizar el conjunto de normas, guías o recomendaciones
referentes a la asistencia médica urgente y/o de emergencia que se relacione con la actividad de
guardia prehospitalaria y hospitalaria inicial.
En tal sentido se definieron con los jefes de emergencia de los hospitales, modalidades de
atención y argumentos de acción como los siguientes:
a) Una central operativa de despacho regional como centro de gestión que adjudique los
recursos en forma eficiente y actúe como fiscalizador del sistema.
b) La incorporación de los derechos del enfermo con la bioética como base asistencial.
c) La incorporación cultural de la normatización y la protocolización al esquema
organizativo, formativo y operativo para así lograr optimizar la actividad asistencial,
que es cada vez mas compleja, con demandas mayores y recursos escasos.
Intervenir en la prestación de la asistencia durante las 24 horas del día a los pacientes
que ingresan al hospital en situación de urgencia y emergencia, cuya atención debe ser
inmediata e impostergable.
…Queda absolutamente prohibida la no-recepción o la derivación de mujeres en estado
de parto inminente, pacientes en estado crítico, inestables y/o con riesgo inminente de
muerte, debiendo asumir previa derivación, la estabilización del paciente...
…En aquellos casos de suma gravedad y/o con riesgo inminente de muerte no será
motivo admisible para la no recepción la ausencia de cama.
C.- Principios Bioéticos: Debe orientarse por los principios de beneficencia y de justicia
distributiva, con un alto grado de razonabilidad, en función de la acción en un sistema
críticamente comprometido, con escasez de recursos reales o potenciales.
D.- Código Penal: El código penal prevé graves sanciones para quienes cometan el delito de
abandono de personas a través de los artículos 106 –desamparo de personas– y 180 –omisión
de auxilios–.
Los pacientes, los usuarios u otros beneficiarios esperan que se le resuelva su problema con
eficacia y eficiencia. Esperan una cálida y contenedora recepción, con una llegada rápida y con
personal en terreno idóneo, sereno, contenedor, cordial y resolutivo.
A través de esta forma de prestación se puede dar satisfacción técnica y humana, transformando
una acción común en una acción con alto nivel profesional, seguramente como nosotros quisiéramos
ser tratados.
El capital humano que trabaja en un sistema de emergencias espera tener una fuente de trabajo
segura y digna que se fundamente en la excelencia, que tenga un espíritu, una filosofía y una
metodología de trabajo que nos de identidad, que nos identifique y distinga y que sea la base del
respeto y el reconocimiento comunitario y de nuestros pares.
Esto nos permitirá sentirnos orgullosos de pertenecer para poder trabajar con alegría, a pesar de
lo duro de la tarea, en un ambiente amigable, agradable y respetuoso.
Se debe saber qué es lo que se quiere y que proyección se hace hacia futuro en un marco de
respeto y agradecimiento.
La organización es un sistema compuesto por todos, por la comunidad de referencia, los que
trabajan en terreno, los que apoyan esta gestión y los que dirigen.
7.- Los diez mandamientos o decálogo universal del personal de emergencias (las 10 S)
1- Seguridad: Pensar primero en la seguridad del rescatador, luego del paciente y terceros.
2- Solidaridad (espíritu de sacrificio): No abandonar la tarea cuando alguien requiere o necesita
de su atención. Deberá asistir y proveer en forma inmediata las primeras medidas de sostén de
vida a quien lo necesite, en cualquier lugar y utilizando criterios razonables. La atención de
toda emergencia, es una obligación inherente a todo el personal, sin distinción de jerarquía o
funciones.
3- Serenidad: Debe mantener e infundir en todo momento y ante cualquier circunstancia
tranquilidad; ser amable, calmo, firme y controlar sus emociones adecuadamente. Piense como
quisiera ser usted tratado en estas circunstancias.
4- Subordinación: Debe cumplir con las órdenes o normas emanadas de la dirección médica o
de otro personal jerárquico en situaciones de necesidad (peligro de muerte, catástrofe o desastre),
debiendo conocer claramente sus roles y los planes de emergencia para tales situaciones.
Debe estar preparado para cooperar y trabajar en equipo. El momento del evento es un momento
de decisión, los momentos de debate son antes o después.
5- Sentido común: Su accionar debe basarse en criterios normativos y en su sentido común.
6- Sensibilidad: Debe intentar solucionar el problema de quien lo requiera, sea este usuario
interno o externo del sistema, tratándolo con respeto, consideración y brindando el apoyo
moral o contención afectiva a los mismos (pacientes, familiares o compañeros de trabajo de
cualquier índole, sin distinción de jerarquías).
7- Sistematización: Debe conocer, hacer conocer y cumplir las normas, procedimientos generales
o particulares y las obligaciones o responsabilidades que se encuentren en el correspondiente
manual de procedimientos.
8- Satisfacción: Debe dar atención, asistencia, comprensión, contención o cuidado adecuado
en tiempo y forma.
9- Selectividad: No desempeñará otra función en su día de guardia, salvo requerimientos
excepcionales y sólo bajo la autorización fehaciente de la correspondiente jefatura.
10- Seriedad: Debe mantener en todo momento y ante cualquier circunstancia la disciplina y
profesionalismo dentro y fuera del trabajo con Seriedad y Sobriedad. Debe tener un aspecto y
una actitud que inspire confianza.
- Piense que debe estar preparado para ser parte de un equipo ya sea como líder o como un
integrante más y debe dar el ejemplo de todo lo que hace.
- Apéguese a las normas, pero sepa que cuanto más esté formado más posibilidad tendrá de resolver
los problemas con inventiva e iniciativa propia.
- Sea cuidadoso con las formas. No es bueno utilizar frente a los demás palabras especiales (jerga)
que puedan ser consideradas ofensivas o bien manifestar hábitos que no son compartidos por
todos; maneje códigos de convivencia.
La muerte súbita es el paradigma de la emergencia y como tal la evaluaremos dentro del arco
de análisis de cómo responde un sistema de emergencia ante esta situación.
Con gran interés seguimos las conferencias, mesas redondas, y demás actividades que se
relacionan con el manejo de la muerte súbita y muchas veces la atención se ejerce sobre tópicos
como la variabilidad de frecuencia, señales promediadas, indicaciones de los cardiodesfibriladores
implantables (CDI), nuevos tratamiento farmacológicos, etc., quedando la idea que “el problema”
pasa por los “enfermos ya conocidos y de altísimo riesgo”.
Son estas situaciones las que se llevan toda la atención del foro científico y dan validez a las
Leyes de Paretto (el 10-20 % utilizan el 80 a 90 % de los recursos y el 80 a 90 % o la gran mayoría
tendrá que manejarse con el 10 al 20 % de los mismos).
La muerte súbita, según su definición clásica, se presenta en corazones “previamente sanos o
no tan enfermos como para morir”; muchas de ellas ocurren fuera del hospital y en estos casos con
poco o ningún acceso a la tecnología disponible, ni siquiera a la más elemental.
Queda por lo tanto la sensación que el tratamiento se inicia por el final; como si un libro se
comenzará por el epílogo.
Casi siempre al hablar de muerte súbita lo hacemos, al principio, con un temor casi mítico. La
palabra muerte representa para algunos, tal vez los menos, una parte de sus vidas, mientras que
para la mayoría es conceptualmente el final de la misma.
Al mismo tiempo, tal vez por ignorancia, señal de negación o simplemente por formar parte de
un grupo etáreo (los jóvenes) la muerte no está en sus planes y pensar en ella, o en la propia muerte
no es habitual, condicionando potencialmente estados de indefensión al no estructurar mecanismos
de prevención.
Los grandes avances del 2000-2005 se resumen en por lo menos cuatro grandes capítulos
(ILCOR, ataque cerebral -stroke-, el ataque cardíaco y la desfibrilación automática externa en la
comunidad -DAE-).
Todos y cada uno de estos tópicos tienen un mismo y primer protagonista, la comunidad y
jerarquizar la educación en la comunidad para transformarla en el primer efector de muerte súbita,
a través del manejo adecuado de las situaciones críticas puede optimizar la denominada cadena de
sobrevida mediante el reconocimiento, la llamada y atención inicial precoz.
La epidemiología a través del estudio y la distribución de las enfermedades y del análisis de los
factores predisponentes y determinantes permite desarrollar juicios para la toma de acciones tanto
en lo preventivo como en lo asistencial.
La enfermedad isquémica del corazón es la principal causa de muerte en el mundo y el paro
cardíaco súbito es responsable de más del 60% de estas muertes en los adultos (Murria, C. J., 1997;
Sans, S., 1997; Kesteloot, H., 2002; Fox, R., 1997; Levi, F., 2002; Zheng, Z.J., 2001).
En nuestro país la mortalidad generada por los accidentes de tránsito supera los 10.000 y la
muerte súbita cardíaca llega a los 70.000 muertos por año. Estos son dos ejemplos de la magnitud
del problema no visualizado como un gran problema.
Si lo comparamos con hechos paradigmáticos como la guerra de Vietnam (58.000 muertos en
9 años), el atentado a la AMIA (86 muertos) o Cromañon (190 muertos), es como tener un Vietnam
por año, un AMIA cada dos días o un Cromañon por día.
La causa principal de paro cardiorrespiratorio es la enfermedad cardiovascular, que produce
alrededor del 60 % de la mortalidad total y el 90 % de las Muertes Súbitas (300.000 a 500.000
anuales) y se estima que en EUA aproximadamente 6 millones de personas tienen enfermedad
coronaria y mayor riesgo de muerte súbita o de infarto agudo de miocardio.
La muerte súbita disminuirá cuando disminuya la incidencia de las enfermedades que le dan
origen y tratar de disminuir su incidencia es un desafío.
Es clásico hablar de la asociación entre los distintos hábitos y comportamientos como factores
que participan en su generación, desarrollo o complicación y el concepto de “factores de riesgo”.
El “riesgo global” es el resultado de esas comprobaciones y el Adult Treatment Panel III (ATP
III) en sus guias 2001 define a los factores de riesgo mayores y a los emergentes (ATP III, 2001).
La sumatoria de estos factores aumenta aún más la posibilidad de tener ataques cerebrales o
cardíacos, ataques que pueden llevar a la muerte súbita, caracterizada clínicamente por una parada
cardíaca (cese brusco de la conciencia y de la actividad cardiorrespiratoria) que ocurre,
habitualmente, lejos del ambiente hospitalario.
Debemos hacer algunas reflexiones con respecto al riesgo social que tiene por sí mismo una
extrema significación. Primo hermano de la inequidad y de la desigualdad socio-económica e hijo
dilecto de la globalización, la deshumanización, la pobreza y la exclusión que generan desánimo
y desesperanza.
Así el estado socio-económico deprimido puede transformarse en potente predictor de riesgo
cardiovascular, la ley inversa de Pearson (Londres, 1971) subraya que en la gente más pobre se
observa un menor (o tardío) acceso a los centros de atención médica lo cual puede incrementar la
mortalidad que en algunos registros se han multiplicado por cuatro (Hart, J. T., 1971).
Hay investigaciones que documentan la asociación entre los factores conductales y las
enfermedades cardiovasculares y hay mediadores que se encuentran implicados en algunos procesos
conductales como la depresión; el estrés agudo o crónico puede precipitar isquemia y arritmias
malignas y al igual que en los procesos coronarios activos presenta niveles elevados de proteína C
reactiva (PCR).
Se considera que el sustrato biológico que relaciona ambas patologías, en apariencia tan disímiles,
puede residir en el sistema nervioso (central y autónomo) y puede estar mediado por serotonina y
noradrenalina (The National Heart, Lung, and Blood Institute, 1998).
Escenario Optimista
Identificación de la emergencia/
Activación del plan de respuesta 50 segundos
Llamada al nº de emergencias 70 segundos
Alerta a ambulancia y escuadrón de rescate (despacho) 30 segundos
Respondedores a sus unidades 30 segundos
Tiempo de traslado a la locación 360 segundos*
Descarga de equipamiento/ Distancia al paciente 120 segundos
Evaluación/ Aplicación de la primer asistencia/defibrilación 60 segundos**
Cuadro 9.a.
Si a esto le sumamos el hecho que ante una fibrilación ventricular el éxito del tratamiento
(desfibrilación) cae 10% por cada minuto que pasa, podemos comprender la importancia que tiene
el uso de los desfibriladores externos automáticos por la comunidad [cuadro 9.b.].
Minutos Críticos
100
80
60
Sobrevida
Sobrevida reducida
reducida enen
Tasa de cerca de un 10% por
por
Sobrevida cada
cada minuto
minuto de demora
demora
(porciento) 40
en la defibrilación
20
0
5 10 15 20 25
Tiempo a la Defibrilación
(minutos)
Fundación UDEC
Cuadro 9.b.
• Quinto eslabón: incluye los cuidados del paciente reanimado con ingreso rápido al hospital
adecuado y reconocer la importancia del reconocimiento de situaciones críticas, que pueden prevenir
el PCR dentro o fuera del hospital. Este reconocimiento rápido de las situaciones que pueden llevar
al PCR o que pueden volver a producirlo está en manos de personal de emergencia altamente
entrenado a tal fin.
La importancia de reconocer “este nuevo anillo de la cadena” puede ayudar a combatir la
amplia variabilidad que existe en la manera como se tratan los pacientes en parada cardíaca que
ingresan a un hospital o los sobrevivientes comatosos del paro en las horas iniciales y en los
siguientes días luego del retorno a la circulación espontánea.
Estas diferencias en el tratamiento en esta fase pueden responder a variables “interhospitalarias
y/o interpersonales” y deben ser resueltas de la mejor manera posible. (Langhelle, A., 2003; Corsiglia,
D., 2004; American Hart Association, 1992).
Este eslabón debe estar claramente conceptualizado pues cuando ingresamos en la dimensión
del “nuevo ciclo vital o ciclo vital total” y ante situaciones donde definimos una parada cardiaca
o una muerte clínica, estamos definiendo conductas que deben estar enmarcadas en pautas claras
y conocidas por todo el personal de emergencias.
En ocasiones, aquellos pacientes que no pueden ser aislados de los dispositivos de soporte
mecánico cardíaco y ante la ausencia de lesiones cerebrales significativas, pueden ser pasibles de
entrar en planes de trasplante cardíaco de emergencia como receptores.
En otras, ante la presencia inequívoca de muerte cerebral y en condiciones muy definidas, o en
situaciones donde el médico asistencial define la muerte clínica, se puede pensar en la donación
de órganos o tejidos siempre y cuando existan criterios de posible viabilidad (tiempo, tipo de
reanimación, escenario, etcétera).
Las recomendaciones, guías, normas y estándares permiten ofrecer a los rescatadores un marco
de contención a través de un manejo racional y controlado de las acciones. La tendencia es utilizar
algoritmos simples que puedan ser aplicables en la mayoría de las circunstancias y el logro de esto
se hace aumentando la eficacia y la eficiencia de la instrucción para permitir una mayor retención
de habilidades y destrezas y para reducir las barreras para la acción.
Los rescatadores básicos deben empezar RCP si la víctima esta inconsciente o fría, no tose, se
mueve o no; posteriormente (y para un solo rescatador) se recomienda una secuencia de compresión-
ventilación de 30:2 ya sea para niños o adultos.
Esta secuencia se ha diseñado para simplificar la retención de habilidades aprendidas y porque
al aumentar el número de compresiones disminuye el tiempo de interrupción. Si se puede determinar
el ritmo y este es “desfibrilable o chocable”, se aplica un solo choque. Independientemente del
ritmo resultante se sigue comprimiendo y ventilando durante dos minutos a una secuencia de 30:2
para minimizar el efecto de “no flujo”, fenómeno que se presenta en el tiempo en que no se realiza
masaje dado que se está trabajando con el desfibrilador (análisis de ritmo, carga, etcétera).
La calidad de la RCP pasa por minimizar las interrupciones de las compresiones del tórax dado
que al hacerlo disminuye substancialmente el flujo coronario. Evidencia reciente indica que la
1.- Es necesario, a través de las instituciones médicas de ley, sociedades científicas, universidades
o foros interdisciplinarios, integrar las ideas, las opiniones y las propuestas a través de
documentos –carta de intención u otros– en donde se establezcan las pautas generales, acuerdos
mínimos o básicos y un claro compromiso de las partes para lograr desarrollar, ejecutar y
controlar un marco estructural, normativo y educativo –educación continuada e integrada–.
2.- Se requieren pautas claras, prácticas, factibles y unificadas que apunten a la optimización del
manejo de la emergencia médica local, integrando la clasificación de pacientes de alto riesgo
tanto en el ámbito prehospitalario y en la admisión en donde los pacientes que presenten
cuadro clínico con riesgo de muerte, real o potencial, sean asistidos en el lugar de recepción,
en base a tres principios:
3.- Es vital, para un buen funcionamiento del sistema contar con centrales operativas de gestión
(locales o regionales) para la recepción de llamados, clasificación y selección de recursos que
puedan optimizar la oportunidad de la atención e influir en la mejoría de los estándares de
calidad.
Estas centrales debieran estar comunicadas con las centrales operativas de los financiadores
a fin de garantizar los ingresos, las derivaciones o los traslados primarios o secundarios en
base a pautas de referencia y contrarreferencia.
Estas centrales deben dar respuestas adecuadas demostrando idoneidad, responsabilidad y
autoridad sobre los prestadores.
4.- Es prudente tener áreas de monitoreo, control y fiscalización con características de auditorias
externas que dependan de entidades de reconocida trayectoria y que no estén “comprometidas”
con los subsectores en cuestión, que puedan evaluar la respuesta real y las contingencias ante
la necesidad de camas para internación de urgencias/emergencias.
También se puede hacer un seguimiento del papel, responsabilidades y nivel formativo de los
profesionales sanitarios que actúan en la emergencia médica.
5.- Se deben discutir, aceptar o modificar las propuestas definidas para los estados de necesidad,
situación in-extremis o riesgo inminente de vida, desarrollando caminos críticos claros y
definidos como el “modelo catalán modificado”:
a- Ante la necesidad de ingreso urgente el lugar de internación se definirá en relación al
lugar más cercano y adecuado. Se puede plantear una alternativa, siempre y cuando
no afecte en forma directa o indirecta la evolución, que refiere a la elección del
centro por preferencia del paciente, por su obra social o mutual, o por el consenso
con su médico de cabecera.
“Lo que más me sorprende de la humanidad son los hombres que pierden la salud para juntar
dinero y luego pierden el dinero para recuperar la salud y por pensar ansiosamente en el
futuro, olvidan el presente de tal forma que acaban por no vivir ni el presente ni el futuro…
viven como si nunca fuesen a morir y mueren como si nunca hubiesen vivido”.
Podemos coincidir con R.O. Cummins cuando señalaba que... “pocas veces en la práctica
médica tenemos la posibilidad de salvar una vida de manera tan impactante como cuando
realizamos un esfuerzo de reanimación cardiopulmonar. El paro cardíaco es quizás el momento
emocional y dramático más intenso de la vida de la persona que intenta recuperar el corazón de
otra... los acontecimientos ocurren a gran velocidad y exigen una respuesta inmediata y precisa.
Así, la preocupación por la vida en la emergencia determina la necesidad de un enfoque sistemático
y racional. Las técnicas de resucitación brindan las bases para ofrecer el mejor cuidado posible en
situaciones que generan mucha tensión. El rescatador a menudo altera su capacidad para actuar,
en una proporción inversa a su grado de preparación y experiencia, sorprendiéndolo en una
disciplina que creía dominar” (Cummins, R. O., 1987).
En nuestro mundo de hoy, pisando el tercer milenio y en una sociedad donde a menudo se
menosprecia la vida, hay quienes se reconcilian diariamente con ella, cuidando enfermos, saliendo
a la madrugada a gran velocidad a socorrer un accidentado, a dar una palabra de aliento al
moribundo, atendiendo enfermedades infectocontagiosas, de las cuales mucho se dice pero que
sólo se ven a través de una pantalla de televisión... y en el mejor de los casos a través de un vidrio.
En resumen… hay gente que todavía se “juega” la vida en función del otro y sin pedir nada a
cambio.
Citas Bibliográficas
- Abella B.S., Alvarado J.P., Myklebust H., et al. Quality of cardiopulmonary resuscitation during in-
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