Resistencia de Echerichia coli a Quinolonas y Factores Asociados en
Pacientes Hospitalizados por Pielonefritis Aguda
Una infección del tracto urinario consiste en la colonización y proliferación
microbiana a cualquier nivel de las vías urinarias, de origen bacteriano en la mayoría delos casos La Pielonefritis aguda es una infección del parénquima renal que afecta con mayor frecuencia a mujeres y suele estar producida por enterobacterias, constituyendo E. Coli, el principal microorganismo aislado. La Uretritis Aguda se debe iniciar tratamiento ante una tinción de Gram que confirme la uretritis sin necesidad de esperar a los resultados microbiológicos y para la elección de la antibioterapia se debe distinguir entre uretritis gonocócicas y uretritis no gonocócicas La uretritis aguda se considera como entidad infecciosa en la mayoría de los casos una enfermedad de transmisión sexual (ETS) que afecta a hombres; se debe aclarar, sin embargo, que los síntomas de inflamación uretral también se pueden observar en el sexo femenino, pero habitualmente en el seno de una infección vesical. Los síntomas más específicos en la uretritis aguda son el prurito uretral y la secreción mucopurulenta a través del meato urinario, añadidos al síndrome miccional Para que se considere su evolución como aguda la duración del cuadro clínico debe ser inferior a 3 meses El aumento de las resistencias del gonococo a cefalosporinas, ha obligado a la indicación de un tratamiento combinado: Ceftriaxona 250 mg vía intramuscular asociado a azitromicina 1 g vi oral, ambos dosis únicas En el supuesto de fallo del tratamiento o resistencia a cefalosporinas, podría aumentarse las dosis de ambos fármacos (ceftriaxona 2 g intramuscular mas azitromicina 2 g oral) o cambiar ceftriaxona por gentamicina 240 mg intramuscular en el segundo caso Por otro lado, en las uretritis no gonocócicas doxiciclina 100 mg via oral cada 12 horas durante 7 dias es la opción de primera línea. Azitromicina 1 g en dosis única se considera una alternativa valida Con respecto a las parejas sexuales del paciente, se recomienda la evaluación de las mismas en los 2 meses anteriores al inicio del cuadro y la administración de la misma pauta antibiótica. Se debe indicar a ambos que eviten mantener relaciones sexuales durante los primeros 7 días del inicio del tratamiento Tratamiento La selección del tratamiento empírico mas adecuado y la duración del mismo va a depender de 2 factores, la gravedad de la infección y el patron local de resistencias antimicrobianas. También debemos tomar en cuenta que, se requiere un antibiótico con buena difusión en sangre y tejido renal, no solo a nivel urinario En la PNA leve o moderada, se considera indicado el tratamiento con una fluoroquinolona como ciprofloxacino 500 mg cada 12 horas durante 7-10 dias. Levofloxacino 500 mg cada 24 horas durante 7-10 dias o levofloxacino 750 mg cada 24 horas durante 5 dias, siempre y cuando la resistencia de E. Coli a quinolonas en la zona sea menor al 10 % La trimetoprim-sulfametoxazol su concentración alcanzada en parénquima renal es adecuada y la tasa de éxito buena, pero el uso indiscriminado ha llevado a un aumento creciente de las resistencias de E.Coli. Se recomienda un ciclo de trimetoprim-sulfametoxazol 160 mg/180 mg 2 veces al día durante 10- 14 dias Otras alterativas validas con un menor porcentaje de resistencias son las cefalosporinas de tercera generación como cefixima 400 mg al día o cefpodoxina 200 mg dos veces al día durante 10-14 dias o ceftibuteno 400 mg l día durante 10 dias
En PNA severa, con afectación sistémica que condiciona náuseas o vómitos la
administración oral no es una opción, por lo que habrá que recurrir a la vía intravenosa. Con las consideraciones mencionadas para el tratamiento oral, podríamos emplear: ciprofloxacino 400 mg cada 12 horas, levofloxacino 500-750 mg cada 24 horas,cefotaxima 2 g cada 8 horas, ceftriaxona 1-2 g cada 24 horas, ceftazidima 1-2 g cada 8 horas, cefepime 1-2 g cada 12 horas, amoxicilina- ácido clavulánico 1,5 g cada 8 horas, piperacilina-tazobactam 2,5-4,5 g cada 8 horas, ertapenem 1 g al día, meropenem 1 g cada 8 horas o imipenem- cilastatina 0,5 g- 0,5 g cada 8 horas. Seguimiento, evolución y complicaciones En pacientes que permanecen asintomáticos tras concluir el ciclo antibiótico no esta indicado realizar análisis urinario o urocultivo de control, excepto en mujeres gestantes Entonces, por lo general, mas del 80% de las PNA no complicadas pueden tratarse de forma ambulatoria Las principales complicaciones asociadas a la PNA incluyen la sepsis, el fallo renal agudo, la aparición de un absceso renal o perinefrítico y la pielonefritis enfisematosa. Se debe solicitar una prueba de imagen, siendo la tomografía computarizada con contraste intravenoso de elección, por delante de la ecografía abdominal o la resonancia magnética En su manejo, debemos considerar una serie de diferencias fundamentales con respecto a las infecciones renales no complicadas. La afectación sistémica puede hacer necesarias medidas de soporte más intensivas como sueroterapia a dosis altas y el uso de aminas vasoactivas administradas en una Unidad de Cuidados Intensivos Las cepas extraintestinales producen toxinas con relativa frecuencia. Algunas como la toxina Sat parecen presentar mayor expresión en cepas causantes de PNA afectando a las células del túbulo renal proximal (73). Algunos antígenos también pueden actuar como factores de virulencia; dentro de estos destaca el antígeno capsular o antígeno K Mecanismos de resistencia y evolución A lo largo de los años, con el empleo de los distintos antibióticos, E. coli ha ido desarrollando mecanismos de resistencia diversos, rutas para escapar de los tratamientos producidos por el ser humano. Además, el porcentaje de cepas resistentes, así como el abanico de antimicrobianos que se vuelven ineficaces, crece de manera exponencial Existen mecanismos diversos que condicionan a resistencia a betalactámicos, pero las betalactamasas constituyen el principal Betalactamasas Dado que el primer antibacteriano descubierto pertenecía al grupo de los betalactámicos, parece lógico pensar que la primera vía de escape de los microorganismos fue la producción de betalactamasas. Precisamente, la primera betalactamasa, denominada TEM-1, se describió en una cepa de E. coli en el año 1960. Las betalactamasas se encuentran en el cromosoma bacteriano o en los plásmidos inactivando su mecanismo. En función de su nivel de expresión, lo que depende de factores de permeabilidad, confiere un menor o mayor resistencia a la bacteria. El siguiente paso por lo tanto, fue la creación de inhibidores de betalactamasas, como el acido clavulánico o el tazobactam, que permitieron recuperar en gran parte la eficacia de las penicilinas Surgieron así las betalactamasas resistentes a los propios inhibidores de las betalactamasas conocidas como IRT y las oxacilinasas Resistencia a Quinolonas Las quinolonas ejercen su acción bactericida por medio del bloqueo de las enzimas topoisomerasas, implicadas en la replicación, recombinación y transcripción del ADN bacteriano. Por lo tanto el principal mecanismo de resistencia es la acumulación de mutaciones puntuales en los genes encargados de codificar estas enzimas, fundamentalmente en los genes gyrA y parC, generando un aumento de las concentraciones mínimas inhibitorias necesarias por las quinolonas para resultar efectivas El otro mecanismo que confiere resistencia frente a las quinolonas se basa en disminuir las concentraciones del antibiótico a nivel intrabacteriano, esto se consigue con bombas de expulsión activa o con la disminución de la permeabilidad de la membrana externa Situación actual de las resistencias de E. coli El uso frecuente y generalizado de antibióticos de amplio espectro favorece el desarrollo de enterobacterias resistentes Cefalosporinas Constituyen derivados betalactámicos obtenidos a partir de la fermentación del Cephalosporium acremonium. Se asemejan a las penicilinas, con un anillo betalactámico y un cambio fundamental: se sustituye el acido 6 minopenicilanico por acido 7 cefaosporanico. Además presentan un espectro de actividad mas amplio, desmostrando una mayor resistencias frente a betalactamasas La resistencias cada vez mayor de E. Coi a quinolonas es un ejemplo mas de resistencia creciente a microorganismos. En principio, esta enterobacteria presento un perfil de sensibilidad muy adecuado y las características favorables de las quinolonas como su buena actividad en el parénquima renal o prostatico. Las convertían en un antibiótico idóneo para e tratamiento de las infecciones urinarias Sin embargo el empelo empírico e indiscriminado durante años llevo a una presión evolutiva cuyo resultado fue la aparición de un porcentaje relevante de cepas de E. Coli resistentes a quinolonas, lo que obligo al uso de otros grupos antibióticos con menor afinidad por el sistema urinario pero sensibles Antibioterapia Quinolonas Se trata de agentes sintéticos, es decir, a diferencia de los antibióticos no son producidos por microorganismos, obtenidos a partir del ácido nalidíxico Resulta de vital importancia conocer cuál es la situación actual en nuestro medio, saber en qué dirección se mueve la resistencia de E. coli a quinolonas. Y desde el punto de vista práctico resulta aún más valioso, si cabe, analizar los factores que pueden asociarse a esta condición, estudiar criterios de mala evolución y mal pronóstico en pacientes diagnosticados de PNA, y elaborar un modelo predictivo que ayude al clínico en la toma de decisiones como la elección de la antibioterapia empírica o la necesidad de ingreso hospitalario