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QUINTA GENERACIÓN
INTRODUCCIÓN
Las secuelas de la lesión de la médula espinal suelen ser de larga duración, las caídas y los
accidentes de tránsito son la causa más común y la incidencia es mayor en regiones con un
alto índice sociodemográfico.
Los pacientes que han sufrido lesiones secundarias a traumatismos a menudo requieren la
intubación; esto puede ser como parte de su reanimación inicial o para facilitar el manejo
operativo de sus lesiones durante su ingreso hospitalario.
A los médicos a menudo les preocupa que la intubación pueda empeorar un déficit neurológico
existente o causar una nueva lesión de la médula espinal.
Se realizo un estudio con cadáveres sin lesión de la columna cervical, donde las columnas
cervicales de los cadáveres fueron triplemente inmovilizadas (collarín cervical duro, tabla y
cinta) durante las intervenciones, lo cual provocó un desplazamiento anteroposterior cervical,
que fue significativamente mayor que el observado con la intubación traqueal.
Aunque se introdujo sobre la base del principio de precaución, se sigue utilizando comúnmente
durante la intubación, en un intento de estabilizar la columna cervical y minimizar el riesgo de
lesión medular secundaria.
Además, tiene varios efectos potencialmente nocivos que son de relevancia directa para la
intubación. El más importante es un empeoramiento de la visión laríngea durante la
laringoscopia directa, aumentando así el riesgo de intubación traqueal fallida.
FUERZA CRICOIDES
Como tal, los anestesistas deben considerar los riesgos y/o beneficios de su aplicación durante
la planificación del manejo de las vías respiratorias.
Una revisión reciente encontró que todos los tipos de videolaringoscopio probablemente
reduzcan el riesgo de intubación traqueal fallida y aumenten las posibilidades de éxito en el
primer intento en comparación con la laringoscopia directa.
Un ensayo aleatorio cruzado de 20 pacientes con la columna cervical inmovilizada por un collar
semirrígido, comparó la intubación usando un videolaringoscopio ningún paciente tuvo lesión
traumática en la columna y se logró la mejor vista glótica posible durante la laringoscopia
directa.
Históricamente, la intubación guiada por broncoscopio flexible fue considerada por muchos
como el estándar de oro para los pacientes con lesiones de la columna cervical.
Esto se debió en parte a la capacidad de realizar esto con el paciente despierto, lo que permitió
la evaluación neurológica después de la intubación y antes de la inducción de la anestesia
general.
Este estudio es uno de los pocos que ha evaluado directamente el efecto de la intubación todos
los pacientes fueron sometidos a intubación con collarín cervical.
La intubación fue exitosa en todos los pacientes y la facilidad subjetiva de intubación fue la
misma en ambos grupos. Esto sugiere que la videolaringoscopia puede ser una alternativa
adecuada a la intubación guiada por broncoscopio flexible.
RIESGO DE INTUBACIÓN TRAQUEAL
Parte de la dificultad para determinar el grado de riesgo se debe a la evolución natural del
deterioro neurológico tardío en las lesiones de la médula espinal. Esto puede resultar en una
correlación incorrecta entre esto y el deterioro neurológico posterior, a pesar de la falta de
evidencia de causalidad directa.
CONCLUSIÓN
A modo de conclusión podemos comentar que se sigue teniendo la incertidumbre sobre cuál
es la técnica idónea para el manejo de la vía aérea en pacientes con lesión medular confirmada
o con sospecha, además se desconoce el grado de lesión que pueda causar, como lesión
secundaria.
Lo que provoca aún más esa brecha de desconocimiento y controversia a la hora de decidir
cuál sea la técnica más adecuada para los pacientes.
Lo que es claro es que muchas de las técnicas seguirán usándose solo con el principio de
precaución, debido a las preocupaciones éticas y a las dificultades prácticas.
La principal razón es el riesgo potencial de causar una lesión secundaria asociada por un mal
manejo o la utilización de una técnica mal empleada. Las investigaciones publicadas
disponibles no respaldan que ninguna técnica se considere un método de referencia para la
intubación.
Se ha encontrado poca evidencia que sugiera que es probable que la laringoscopia para la
intubación en pacientes con lesión de la columna cervical cause una lesión secundaria de la
médula espinal.
Tampoco hay datos suficientes para sugerir que el uso de videolaringoscopia o intubación
guiada por broncoscopio de fibra óptica confiera alguna ventaja en este sentido.
Sin embargo, el uso rutinario continuo de MILS durante la intubación debe cuestionarse dada
la falta de evidencia de estabilización espinal y la mayor incidencia de intubación difícil y fallida.
Como tal, en pacientes con lesiones traumáticas, recomendaría utilizar la técnica con la que
son más competentes y que se minimice el movimiento de la columna cervical con la técnica
más adecuada según el entorno.