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Catulo 62.

1-2
[Vesper adest, iuvenes, consurgite]: [Vesper Olympo exspectata diu vix tandem lumina
tollit].

Verbos: Adest y consurgite.


Este último es un verbo de tercera conjugación, consurgite.

Morfológico: adest.
Es un compuesto de sum, tercera singular, presente, del modo indicativo.
Ustedes, en las Fichas Teóricas (p. 17), los van a encontrar.
Fíjense que están ordenados alfabéticamente, teniendo en cuenta las preposiciones.
Si ven el enunciado, lo único que tienen que hacer es sacar la preposición, y se darán
cuenta de que están ante el enunciado de sum.
El que corresponde al que aparece en este primer verso del epitalamio, de este poema de
bodas, es el verbo adsum. Fíjense, adsum, ades, adesse, ahí está el infinitivo, y adfui.
Significa estar presente, asistir. También puede ser acercarse.
Para conjugarlo, se conjuga exactamente igual que el verbo sum.
En general, estos compuestos de sum tienen como régimen el caso dativo. Y, por
supuesto, puede aparecer un caso que concuerde con el régimen esperable de las
preposiciones que lo componen.
Entonces, quiere decir que en este verso nosotros encontramos una primera estructura, y
otra en la segunda parte, hasta estos dos puntos.

Vesper. Vesper, Vesperi. El genitivo puede ser Vesperi o Vesperis. Es decir que se lo
considera como si fuera de segunda o de tercera declinación. Se imaginan ustedes, igual,
que su aparición en los textos no es muy importante. Es un sustantivo masculino. Por
supuesto que la primera acepción que ustedes pueden encontrar es noche. De ahí, por
cierto, la palabra vespertino. Pero también es la estrella de la noche. Podrían hacer una
traducción personificándolo, y decir Véspero está presente / se acerca.
Catulo es el primero en mencionar este nombre por analogía con el griego Hésperos.
¿Por qué digo que esto es un himno? Por la presencia de este verbo adsum, que es una de
las marcas esperables en un género como el del himno, en donde el dios se hace presente,
a través de la rogativa, a través de las acciones rituales, se llega a lo que podemos
denominar la epifanía, es decir, se efectiviza la presencia del dios. Véspero está presente,
dice el texto.
Y luego, ¿A quién está instando? Iuvenes. Quiere decir que iuvenes es una invocación.
A mí me gusta esto de está presente, se acerca, está presente, está aquí, porque tiene este
carácter epifánico, que además después lo vamos a ver, a través de otra marca, en el
estribillo, cuando se repita, casi mágicamente, la presencia de Himeneo, que es el dios del
matrimonio.

Consurgite: segunda persona del plural del presente del modo imperativo, activo.
Consurge, consurgite, imperativo presente, del verbo consurgo, consurgis, consurgere,
consurrexi, ya podemos dar el perfecto. Es un verbo intransitivo, significa levantarse,
levantarse todos juntos, al unísono, conjuntamente ¿Y dónde está la presencia de ese
“conjuntamente”. En la preposición con. El verbo surgo se traduce por surgir.
Traducción: “Véspero está presente, o la estrella de la noche está presente, jóvenes,
levantáos”, diríamos en un español peninsular / “a levantarse conjuntamente”, en este
infinitivo con carácter imperativo que nosotros podemos utilizar / “levántense, al mismo
tiempo, jóvenes”, decimos en nuestro español rioplatense.

Siguiente oración: Vesper Olympo exspectata diu vix tandem lumina tollit.

Vesper: sujeto.
Cómo trabajó el poeta acá: los dos hexámetros fueron divididos en tres partes. Comienza
con Vesper en nominativo, en el medio, insta a los jóvenes a levantarse, y luego,
nuevamente, el nominativo es Vesper.

Tollo: verbo.
Su enunciado: tollo, tollis, tollere, sustuli es el perfecto, tiempo presente, del modo
indicativo, activo.

Encontramos tres elementos invariables juntos, en medio del verso. Se trata de tres
adverbios:
Diu: bastante tiempo;
vix: apenas, con esfuerzo;
tandem: por fin.
Se trata de adverbios que semánticamente se asocian al tiempo y al modo en que la estrella
apareció.

exspectata lumina: cómo Catulo armó el verso. Este es el OD, en el que exspectata es el
atributo y lumina el núcleo.

Traducción: Véspero por fin eleva con dificultad las (sus) luces esperadas durante tanto
tiempo.

En lo que está la mayor ambigüedad es con respecto a Olympo, de Olympus, -i (m).


1. Olympo considerado como un qua, que es posible, porque puede estar en ablativo
Olympo.
2. También puede pensarse en un separativo unde.
3. Y también puede ser un ubi, entendiendo Olimpo como el cielo en general.
En consecuencia, puede ser levanta las luces por fin esperadas durante tanto tiempo por el
Olimpo / en el Olimpo. Porque la ambigüedad en esa posición final así nos lo demuestra y
es lo que encontramos en diversas traducciones.
Esta es una posibilidad de análisis.

Parte del verso 4 que será muy fácil de analizar y traducir:


iam veniet virgo

iam: adverbio.
venit: venio, venis, venire, veni: verbo conjugado.
Morfológicamente es tercera persona del singular del futuro imperfecto del indicativo.
virgo: sujeto. Su enunciado se completa con el genitivo virginis, entonces:

—PVS—— SS—
Iam veniet virgo
CT N/V N

Traducción: “ya vendrá la virgen”

Este es el momento en que comienza lo que se denomina la deductio de la virgen. Es


cuando la virgen sale de la casa paterna para dirigirse a la casa del futuro marido. Tiene,
como pueden notar, la raíz del verbo duco en su forma supinal, es decir ductum que es el
supino de duco. El supino es un sustantivo verbal que completa el enunciado del verbo
latino. En consecuencia esto es una salida, tengo una preposición de que es una
preposición separativa. Vean ustedes entonces se procederá a cantar el himeneo, es decir,
el himno de bodas que acompaña el momento en que la virgen abandona la casa paterna
para ir a la casa del futuro marido.

Verso 5
Hymen o Hymenaee, Hymen ades o Hymenaee! 5

Este verso verán que se va a repetir, casi les diría cada cinco versos, funcionando como un
estribillo. También debo haberles comentado que esto ayuda a la idea de lograr la epifanía
divina. Asimismo, Catulo juega con la denominación que recibe el canto nupcial que es el de
Hymenaeus con el nombre que recibe el dios del matrimonio.
Aparece en sus dos formas: una que es Hymen y la otra, que repite la forma del sustantivo
referida al canto nupcial. Esta primera forma no tiene más que nominativo y vocativo. Y la
segunda pertenece a la segunda declinación, y por supuesto su genitivo va a ser con (i):
Hymenaei.
- En el teatro republicano arcaico aparece el sustantivo hymen para referirse al llanto
ritual.
- En la tradición itálica se habla del ―lamento matrimonial‖ o tala(s)sio, denominación
que evoca el nombre de Thalasio, romano que se quedó con una de las sabinas
raptadas, según la fuente histórico-legendaria de T. Livio (I.9).
- A su vez el sustantivo Hymenaeus lo encuentran de esta manera en el diccionario,
con el nominativo en -os, porque es un helenismo, es un grecismo, característica del
nominativo griego.
Entonces el poeta juega con estas dos denominaciones.

Esa (o) que ustedes ven en el medio es una interjección. Todo este verso, o gran parte de
este verso, salvo el verbo conjugado que es ades, es una invocación que está
reforzada por la interjección que aparece en dos oportunidades.

Observen ustedes la forma Hymenaee, esa segunda (e) es la desinencia del vocativo.
El verbo ades es uno de los compuestos de sum, lo analizamos como segunda persona del
singular del presente del modo indicativo; pero en este caso es presente del imperativo,
que coincide por cierto, con la del indicativo.

Traducción: ―Himen, oh Himeneo, acércate –o preséntate– oh Himeneo‖.

Entonces tenemos por una parte la referencia al canto nupcial y, a su vez, aparece el
nombre del dios del matrimonio.

Verso 6
Cernitis innuptae iuvenes? Consurgite contra:

En este poema advertimos una suerte de “combate” entre los géneros en el que se
representa un canto alterno, es decir, un canto de características amebeas, de origen
griego, que además también es propio de la poesía pastoril. Catulo lo usa para oponer las
consideraciones en torno al matrimonio de los jóvenes y las muchachas.

Consurgite es un verbo.

El verso se abre con otro verbo: cernitis.


Nos encontramos con dos oraciones, una claramente interrogativa, la presencia del signo
así me lo demuestra. Vocativo, ante una invocación: Innuptae.
Da la casualidad de que iuvenes en plural, el nominativo, el vocativo y el acusativo plural
son iguales. Segunda del plural. Presente. Modo indicativo y voz activa. El verbo es cerno, -
is, -ere. Pero tiene un perfecto… y ahí nos demuestra que infectum y perfectum presentan
dos temas diferentes. El perfecto es crevi. Este verbo cerno significa “cernir”, “discernir”.
¿Qué es discernir? “Distinguir”. De ahí, nos encontramos con el verbo “discriminar”.
Entonces, este verbo cerno significa justamente eso, “distinguir”, “reconocer”. ¿A quiénes?
A los jóvenes.
En consecuencia es todo predicado, salvo esto que es una invocación. Si reponemos un
sujeto, ese es vos, ya sistematizaremos los pronombres personales: (Vos) cernitis innuptae
iuvenes.
iuvenes = objeto directo.
Traducción: “¿Reconocéis (o reconocen, si ustedes quieren traducirlo por la variante
rioplatense) a los jóvenes, doncellas?”
Suena un tanto medieval esto de las doncellas. Significa “muchachas solteras”, ese es el
sentido de in-nuptae.
Y se imaginan qué significa la palabra nupta si de ahí va a venir la palabra “nupcias”.
Entonces innuptae significa “no casadas”.

Y en la segunda oración el sujeto, si lo reponemos, es vos.


consurgite: segunda persona del plural del presente del imperativo activo.
Voz activa del verbo consurgo.

Entonces el poeta está jugando con el mismo verbo y además con la palabra primitiva que
es el verbo surgo. Por eso dice que es tiempo de levantarse. Es tiempo de dejar de comer e
ir a buscar a las muchachas. El matrimonio tiene ese dejo de rapto en la antigua ceremonia
de la confarreatio que ya la hemos mencionado en alguna otra oportunidad, esto de que la
joven llora por el hecho de dejar la casa paterna. Está relacionado con el rapto de las
sabinas. Y con lo mismo que nos dice Ovidio en los Fasti, el hecho de que Rómulo y Remo
tuvieron una madre sometida a una violación. Esto de que Roma era un asilo de peregrinos
y de delincuentes, y que no tenía mujeres. Y, esto ustedes ya lo van a ver en Tito Livio,
Rómulo manda a unos emisarios a ver si los pueblos vecinos querían entregarles algunas
muchachas para casarse con ellos y los echan muy desaprensivamente. Entonces Rómulo
hace la ficción de que invita a participar en unos juegos (ludi) como parte de ceremonias
religiosas dedicadas en honor a Neptuno ecuestre y, dada una señal, se hicieron de toda
mujer que apareció por ahí cerca. Y así fue que robaron las esposas y las hijas a los
sabinos. Y las mujeres estaban desesperadas, entonces Rómulo pactó con ellas, porque los
sabinos se habían armado para una guerra sin cuartel. Entonces Rómulo hace un pacto
prometiendoles matrimonio. Por lo tanto, el matrimonio tiene ese dejo de rapto. Y por eso es
que esto es una respuesta al primer verso.

En el primer verso: “Véspero está presente, Véspero se acerca”.


Ya vamos a ver cuál es la forma griega que Catulo repone.
Dice “jóvenes, levantántense juntos (consurgite)”. “Véspero eleva ya sus luces”.
Y ahora la mirada de este enunciador se detiene en otro lado y traducimos:
“¿Reconocéis a los jóvenes, muchachas?” “Levantaos (o levántense) a la vez, en contra”.
“Si ellos se levantan, ustedes también”, les dice a las muchachas.

A partir de acá, por lo menos en el pasaje que vamos a analizar, nos encontraremos con
“este ida y vuelta” del pensamiento que tienen las muchachas y los muchachos acerca del
matrimonio. Porque hay que comprobar dos cosas, que la mujer sea virgen y que pueda
producir hijos, porque eso es lo que asegura la continuidad, no solamente de la especie sino
también de la ciudad. La ciudad necesita de hombres en todo sentido. Hombres que vayan
a trabajar el campo, hombres que se dediquen a la vida pública y hombres que sean
soldados. Entonces hay que asegurarse que las mujeres puedan producirlos.

Entonces estábamos en este verso que volvía a repetir más o menos lo que habíamos
encontrado en el verso inicial, pero la diferencia es que en este verso se dirige a las
muchachas y les dice que ellas también se levanten, como en oposición a esos jóvenes
que se habían levantado primero.

Verso 7
nimirum Oetaeos ostendit Noctifer ignes.

Ostendit: este es el verbo que está conjugado. Presente. Tercera del singular. Modo
indicativo, voz activa. El verbo es ostendo, -is, -ere, es de tercera conjugación y tiene un
perfecto con el cual ustedes podrían haberse perfectamente confundido porque es ostendi
también y esto podría ser pretérito perfecto, por eso yo les dije que hay que prestar
atención, que es este el método que tienen que aplicar cuando se encuentran con una
forma como esta, que es análoga tanto en el infectum como en el perfectum.
¿Cómo puedo distinguirlos? Precisamente porque los otros verbos que están cercanos a
este también están en presente.
Su significado es “exhibir” y de ahí “ostentar”.

Oetaeos: es tercera persona del singular. Parte del OD.

Ignes: OD / ignis -is. acusativo plural.


Y el adjetivo que mencionamos también forma parte del objeto directo. Este es un rasgo de
cultismo, de refinamiento propio de los novi poetae; este adjetivo es un gentilicio. ¿A quién
está haciendo referencia? A otro monte griego que es el monte Eta que está entre Tesalia y
la zona dórica y por supuesto que hay cuestiones mitológicas que se asocian a este monte.

*Algunos dicen que se realizan ahí, y esto lo dice justamente Vicente Cristóbal en la
traducción de Gredos, que allí había un culto, hay numerosas interpretaciones sobre lo que
quiere decir Catulo, pero lo cierto es que allí había un culto a Héspero, es decir a la estrella
de la tarde. También hay otras referencias mitológicas, piensen que Hércules cuando está
enloquecido por esa prenda envenenada por el veneno del centauro, se quema en el monte
Eta. Además este gentilicio, este mismo gentilicio, aparece en una tragedia de Séneca cuyo
protagonista es Hércules. Precisamente, Catulo imagina una ubicación en la que habría que
entrecruzar los datos geográficos para ver en definitiva si esto es posible. Pero Catulo
mixtura las características del matrimonio romano con esta escenificación griega. Por eso
es que se considera que esto no es más que un ejercicio literario hecho por el poeta que no
está relacionado con algo en particular, a diferencia del poema 61, que es otro epitalamio
que está dedicada a personas “reales”.

*Observen la gramática de un poeta. No está pensando si se corta o no el objeto directo,


sino cómo construir el hexámetro dactílico. En todo caso le conviene terminar en una
palabra bisilábica como este ignes. Entonces ¿cuál puede ser el sujeto de ostendit?

Noctifer: sujeto, genitivo como noctiferi, ese es el genitivo, es decir que es un sustantivo de
segunda declinación, que por cierto es un sustantivo compuesto, de una base como noc-
que proviene de nox, noctis y esta otra base que proviene de un verbo que ya veremos
aparecer que es el verbo fero. Verbo polirrizo en latín, y tiene varias raíces. El sustantivo
significa algo así como…, si se traduce literalmente “el que trae la noche”.
Noctifer es en realidad el nombre que recibe la estrella nocturna, “la estrella de la noche”.
Es el opuesto de Lucifer, que es la estrella de la mañana; Noctifer es otra manera de
llamar a Véspero.

*Observen esto que tiene que ver con una de las características de la poesía catuliana,
entre las características de los novi poetae: la de la diversidad, de la pluralidad de
recursos, de la imitación, de la sinonimia. Él habla de Véspero, y si ustedes miran el verso
que sigue a este que nosotros estamos analizando que es el verso veinte, va a hablar de
Héspero y esta nueva aparición de la estrella de la noche es la reproducción, en latín, de la
forma griega. Y la tercera forma es esta: Noctifer. “El que trae la noche”. Este es el opuesto
de Lucifer. Lucifer es “el que trae la luz”. Que es la estrella de la mañana y en realidad es la
misma estrella. Pero evidentemente para este mundo maravilloso, de esta ingenuidad casi
primitiva eran distintas.

Traducción: “excesivamente / en demasía exhibe la estrella de la noche (el que trae la


noche) los fuegos del Eta”.

nimirum Oetaeos ostendit Noctifer ignes.

Habíamos dicho que nos detendríamos en algunas cuestiones “literarias”: Observen las
características de la poesía catuliana, entre las características de los novi poetae: la de la
diversidad, de la pluralidad de recursos, de la imitación, de la sinonimia. Él habla de
Véspero, y si ustedes miran el verso veinte, hablará de Héspero y esta nueva aparición de
la estrella de la noche es la reproducción, en latín, de la forma griega. Y la tercera forma es
esta: Noctifer. “El que trae la noche”. Este es el opuesto de Lucifer. Lucifer es “el que trae la
luz”. ¿No? Que es la estrella de la mañana y en realidad es la misma estrella. Pero
evidentemente para este mundo maravilloso, de esta ingenuidad casi primitiva eran
manifestaciones distintas del cielo.

El adjetivo Oetaeos (Oetaeus, -a, -um) es un rasgo de cultismo, de refinamiento propio de


los novi poetae; este adjetivo es un gentilicio. ¿A quién está haciendo referencia? A otro
monte griego que es el monte Eta que está entre Tesalia y la zona dórica y por supuesto
que hay cuestiones mitológicas que se asocian a este monte. Algunos dicen que se realizan
ahí, y esto lo dice justamente Vicente Cristóbal en la traducción de Gredos, que allí había un
culto, hay numerosas interpretaciones sobre lo que quiere decir Catulo, pero
lo cierto es que allí había un culto a Héspero, es decir a la estrella de la tarde. También hay
otras referencias mitológicas, piensen que Hércules cuando está enloquecido por esa
prenda envenenada por el veneno del centauro, se quema en el monte Eta. Además este
gentilicio, este mismo gentilicio, aparece en una tragedia de Séneca cuyo protagonista es
Hércules.

Precisamente, Catulo imagina una ubicación en la que habría que entrecruzar los datos
geográficos para ver en definitiva si esto es posible. Pero Catulo mixtura las características
del matrimonio romano con esta escenificación griega. Por eso es que se considera que
esto no es más que un ejercicio literario hecho por el poeta que no está relacionado con
algo en particular, a diferencia del poema 61, que es otro epitalamio que está dedicada a
personas “reales”.

Traducción: “excesivamente / en demasía exhibe la estrella de la noche (el que trae la


noche) los fuegos del Eta”.

Verso 4
dicetur iam hymenaeus

dicetur: verbo, tercera persona del singular de la voz pasiva; tema dice-.
Esa “e” nos recuerda al formante del futuro en verbos de la tercera, cuarta y tercera mixta,
aunque podríamos pensar en un verbo de segunda conjugación. Pero, quizás ya
recordamos que la raíz dic- es la del verbo dico, de la tercera conjugación, de ahí dico,
dicis, dicere, dixi. Futuro imperfecto de la voz pasiva.
Entonces, el futuro imperfecto de la voz pasiva se construye: raíz + formante + desinencias
personales propias de la pasiva. Donde tenemos que tener cuidado es en la segunda
persona del singular.
Traducción: “ya será dicho/cantado el himeneo”.

Verso 3
Surgere iam tempus, iam pingues linquere mensas

Linquere
Surgere: los infinitivos.
Dijimos que no forman parte de las conjugaciones como formas personales. Recuerden
que, cuando empezamos a hablar de la morfología verbal, hablamos de formas personales
y de formas no personales y los infinitivos, los participios, el supino, etc., no son formas
personales, no se conjugan, eso es importante tenerlo en cuenta. No son verbos
conjugados porque no podemos reponer persona alguna. Son formas nominales, van a
cumplir funciones como si se trataran de otras clases de palabras diferentes a los verbos.
Igualmente no es mucho lo que vamos a hacer este cuatrimestre con respecto a las formas
nominales. Ustedes nunca, hasta ahora, han visto aparecer un infinitivo en una oración y sin
embargo más de una vez se deben haber encontrado con estas formas no personales en
castellano. Por ejemplo: “amar es bello”, y ahí está el infinitivo.
La diferencia de este verso con respecto al anterior y al siguiente es el carácter no verbal.
No está el verbo sum que es el que hay que reponer: est tempus surgere.

Surgere es el infinitivo del verbo surgo, -is, -ere, surrexi, está modificando a tempus.
tempus est constituye una frase.

Traducción: “Es tiempo de levantarse”.

El infinitivo, modificando a este sustantivo abstracto.


Y repongo est, porque el poeta no lo hace; pero aparece el adverbio iam en ambas partes
del hexámetro, que funcionará como núcleo de un predicado no verbal adverbial (aunque
podríamos estar en presencia de una estructura unimembre). “Ya (es) tiempo de
levantarse”.

El sustantivo tempus es como si volviera a estar en la segunda parte: “ya (es tiempo) de
abandonar” y de nuevo un infinitivo modificando a tempus.
Son dos infinitivos modificando a tempus que podría funcionar como un núcleo de sujeto.

En cuanto al segundo infinitivo, infinitivo presente activo del verbo linquo, is, ere, liqui y
significa “dejar”, “abandonar”.
Liqui es el perfecto, y se trata de un perfecto por alargamiento de la vocal del radical.
Además, el verbo linquo es un verbo transitivo, en consecuencia sus formas no verbales
también lo serán.

Este es un adjetivo de dos terminaciones pinguis -e, que encontramos en castellano y es


exactamente igual.

mensas (que si yo le quito la (n) es exactamente nuestro sustantivo “mesa”)


Mensa, -ae es un sustantivo de primera declinación.
Traducción: “Ya es tiempo de levantarse, ya es tiempo de abandonar las mesas
sustanciosas”.

Hymen o Hymenaee, Hymen ades o Hymenaee!

invoc. interj invoc invoc v/n interj invoc

ades: 2da persona presente imperativo, adsum, ades, adesse, adfui.

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