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DE BUEN AMOR»
«LIBRO
DEL
Dre oral y métrica de las lenguas románicas; junto a las estrofas heptasilábi-
as aparecian algunas tiradas de ritmo octosilábico, y esa convivencia fue
un recurso sabiamente aprovechado por el poeta. Además, espoleado por
su designio de «dar algunos leçión e muestra de metrificar e rimar e de tro-
Dar, como dijo en la famosa frase del prólogo en prosa, puso tambien lo
de su
nejor «çiençia» en las composiciones líricas, que, igual que el resto
d oDra,evidenciaban la asimilación de las recetas formales de la heren-
Cia
poética en lengua vulgar.
Aun
C h estas páginas será obligado aludir a algunos problemas de
5
de buen amor»
tolerancna
del
ritmica del
1itmica
«Libro
53
La
la salada sardina,
Vino luego en ayuda
firió muy
reziamente a gruesa gallina:
la
iravesóselnel pico."
Se han hecho y difundido varios cálculos de la presunta irregularidad
del Libro del Arcipreste. Los míos, hechos hace algunos años con otros fi-
nes, no modifican sustancialmente los porcentajes de otros investigadores.
Además de escandir los versos de cuaderna vía de la obra, intenté un análi-
sismás pormenorizado de algunos pasajes, atendiendoa diversos factores:
presencia o ausencia de encuentro vocálico, de la sinalefa o el hiato, estruc-
tura acentual de los hemistiquios, variantes de los manuscritos, etc. Para
ello tuve en cuenta, por un lado, las primeras trescientas cuartetas (esto es,
0
manuscrito (S o G) dan unos resultados muy parecidos (veintidos por
«Libro de buen
amor»
ftmica
L at o l e r a n c n a r i t m
del 55
hipermetrías que
las licencias habituales y comúnmente
1de
s12do g r a sinalefa, hiato, apócope y dobletes) no logran solucio-
accptadas (dialefa,
di
de csas licencias, c o m o la llamada ley de Mussafia,
alguna
A d e m á s , alguna
ode hexadecasílabos.'
alejandrinos
de
scan
lado,
venia («venía», 1416a), leales
(132a), ablos (1284c),
otro
Por
juicios
e n b i c l ( 8 o a ) ,j u i c i o s
hipermetrías;
son los lamados dobletes: las realizaciones
tes
c i o n a nb a s t a n tes
evitan las inconsecuencias
compaño
comp. y profetado, por ejemplo,
fer,este,
este,
n los m a n u s c r i t o s leemos veer.fazer, aqueste,
ver, con-
cuando een
texto cuando
métricas del
ricas texto
del
meu
pariero oprofetizado.
habituales. Sin
embargo, la consideración aten-
2quí las licencias
Lasta
manuscrita de un
huellas de la lifusión oral en la conservación
ta de las
ofrecernos nuevas posibilida-
texto Doético puede
depararnos sorpresas y
En el Libro de buen amor son bastantes los verbos
dicen-
des de solución.
i n c u r r e n en hipermetría." Selecciono algunos
di a principio de verso que
ejemplos:
Snace la entidad oral de esa fórmula. Está claro que Juan Ruiz concibió
vez
señalado alguna
se ha ,
podemos
los hemistiquios," y
a m o r
buen
entre
de e manus-
Libro
textual de los
conjunción tres
| de la coincidenci:
m i t i r l as i n a l c f a .
casos
de amon-
ocos
enxerir de escoplo e gavillas
(«e
rato») y 1479b
apoyarnos en
128ob
v e r s o s
e n chico
rato»)
los mal e
c r i t o s ,
o en
c o m o
da mala çima
e grand
muchos más e n va-
d 1475sd
(oél ale
(nél
sobejo»), pero hay
dar), malqueriente
mal lectura atenta de los
enemigo ee n e m i g o e
testimonio.*
Basta una
rianteses de
(«ante solo caso
exclusivas de u n
exclusivas sinalefa entre hemistiquios en
ver que la de la con-
hipermétricos
para
Arc1preste de
Hita, exclusiva
el
es, para
versos
no
hipermetría
nresunta
pre
J u n c i ó n :5
**
mohalinar7*1 (941b)
I o si le dio
o si le dio rainela? I = 7
mohalinard"
osi lediorainelaoIsi le dio
8
abril7* (1690a)
Allá en Talavera?l en las calendas de *7
antes de
Coplas más famosas, poco
escribió s u s
Manrique que re-
Cuando lorge
amorosos
una
cuarentena de poemas
había compuesto
cortés. Bastaría la
morir. va
la quintaesencia
de la poesía
magníficamente tópicos,
presentan advertir e n ellos los temas,
de de los más logrados para
tres cuatrocentista: antíte-
iectura
retóricas del conceptismo
recursos
métricos y galas redobla-
paronomasias, encadenado, multiplicado,
sis, figura
etimológica, Basta
rimas derivativas, rimas de macho femea... e
do, retrocado, reiterado, en
de la glosa del mote Ni miento ni m e arrepiento,
pensar en
las paradojas
ausencia» y, sobre
correlaciones de las coplas sobre
«las condiciones de
las
todo, en las conocidas y elaboradas Esparsas
diciendo quécosa es amor:
en su fuerça y afición;
una porfía forçosa
que no se puede vencer,
63
Manriqu 65
reteruvones de Jorge
Lapre una de esas vidas: tal po-
cada
c
una deellas dominada por
tres
p a r t e s ,
de
sibilidad de
análisis brillantemente por
Anne Krause
Anne
Krause en
e n 1i1937 y desarrollada
o orr
c o m p a r t i d a
p
De esa división deriva en buena medida la pro-
Gilman en 1959.
Stephen de.Haro, que separa en dos secciones («epice-
Serrano
Autode
«Auto en las Coplas,
dio» vio cuatro grandes partes
lado, Germán Orduna
Por su retórica: exordium, narratio,.
en ellas una tipica disposición
dentificando visto cinco (Joaquín
Y no ha faltado quien ha
dentit
rgumentatio y
peroratio."
otros argumentos,
Nicholas G. Round) y has-
con
Entrambasaguas y, Martínez Villada,
de (Jorge
divisiones de la obra famosa
ta siete posibles
J.M. Aguirre). novedosas (en par-
indudable interés de algunas propuestas
A pesar del útil sigue sien-
G. Round), c r e o que la más pertinente y
ticular la de Nicholas
esenciales e n el contenido
división tradicional que distingue tres partes
do la
c o n una clara progresión
de lo general a lo parti-
de la elegía manriqueña,
Salinas: la muerte, lo mortal,
los m u e r t o s y el
advirtió Pedro
cular, como ya universal de
iniciales abordan la dimensión
muerto." Así, las trece coplas
mori o el contemptus mundi;
la muerte, tópicos c o m o el m e m e n t o
recogiendo
XXIV desfilan, llamados a e s c e n a con un particular
por las coplas XIV a evocados y algunos
ubi sunt,algunos detalles cotidianos magníficamente
muertos ilustres de la historia reciente de Castilla;
las coplas XXV a XL, en
familiar diálogo con la
y breve
in, danlugar al elogio de don Rodrigo, a su mi
nuerte y a su resignación ejemplar ante la hora
final." Sin embargo, en
o
tripartición de carácter temático, ideológico
opinion n0 se trata de una
d a d e sp a g a n a s p a r a .
primeras
dos
las ristiana musa... ")," pero disponía de otros ejemplos dentro
(«Canta tú, crist1
(Cant
de su propia famili.
familia, pues su tio Gómez Manrique, además de continuar
propia
de s u Lda debate de Mena, escribió varias invocaciones como la si-
el inacabado
guiente:
No puede ser más revelador el hecho de que tíoy sobrino digan cosas tan
parecidas de modo tan diferente. El mayor de los Manrique no hace sino
ensartar una serie de perífrasis eruditas, de Apolo («las planetas/ que me
tagan elocuente»), de las Musas (las «çirras», por el templo a ellas dedicado
Cn
irra, «que moran cabe la fuente», y después «la Tesaliana»), de Venus
(la madre de
Cupido»), y aun la devota apelación a Cristo se viste de cir
cunloquio: «el nieto de Santa'Ana». La intención del sobrino, en cambio,
Citar una vez más la ostentación onomástica, y su encomienda tiene el
naturaly el efecto persuasivo de una alusión ya lexicalizada: «a aquel
solo me encomiendo...»."
En
al *dd cstrotas que siguen a esta primera preterición se da nueva vida
memento mori y a las antiguas razones de
ción de contemptu mundi (la peregrina-
laCXIStencia,
existencia, la servidumbre del cuerpo...) y se nos muestra cómo
pasan las «cosas» y los «casos» los bie-
nes de
de Fortuna (VIII), la juventud (IX), los linajes (X),
Laa (XI), los «deleites» (XI) y los «placeres e dulçores» (XIII).
estrofa q
XIV,u e pertenecería, según las clasificaciones anteriormente
que
Manrique
Las preterwones Jorge
de
69
Murieron otros, pero cllo aconteció en el pasado,
va
Una serie de elementos que, expresados de otro modo, resultarian
PTSOnales, como ocurre-por poner un ejemplo mas temprano
y muy de Manri-
logrado
que-T. que ayudanos
n entender cl acierto superior
a
ecr a la muerte de Ruy Diaz de Mendoza de Ferrán Sán-
chez Talavera7
Manrique va más lejos, perfilando su particular ubi
Sunt con evocaciones de «aquel trovar «aquel dançar», «aquellas ro-
as chapadas..., le dictaran a Juan de
Y no es extraño que estos versos
7
M a n r i q u e
de Jorge
necesario
preteriurones
dice que n o es
nos
s
Jorge anrique
Man
las Coplas. hechos de su padre don Rodrigo,
a claros
olviendo y sy
y encarecer-
encarecer-
t a n armónico,
e v i d e n t e m e n t e
que en un
conjunto
nombres propios», dijo
destempladas
llenas de
ificiales y pedantescas y de las claves
estrofas dan una
pensado(-dos
nos
al contrario,
que, muy
Pelayo),"sino
Menéndez y afecto
retoricismo
de las Coplas.3 tan poco
i n i c i a r su
obra mayor,
delevidente mostrado, al
después de
haber
de haberse oradores»,
Después poetas/y
de los famosos al hablar de
«los
r o m a n o s »
a lasinvocaciones/ y de virtudes
de «los troyanos»
sentadas las
prescindir bien
preferido trata de dejar erudito
c u a n d o se recurso
muertos
ilustres, ahora, echar mano de un
no duda en
La razón
Manrique, las
antonomasias.
retoricismo, buscarla
contundente
tn el matiz
conflictos
sucesión o del
0l muerto, deestado, de algunos
su de
las guerras
de su papel
en los
as Confiscaciones de bienes,
avalan, en la linea de
desgracias que Puértolas,
n de Santiago, gracias y Rodríguez
H. Darst y Julio
de J. B. Monleón, David
además,
studios circunstancia que,
del autor,
unaclara intención. política por parte de las famosas
Coplas.5"
composición co-
iOs
ayuda a precisar la fecha de con
claridad, en la
le explica la
reclama don Rodrigo y
a
la de la
tama y
erte vida: la terrena,
las tres dimensiones de la que
ver
, últimas
estrofas tiene poco
cterna. El breve de las el cristiano
cristiarno
ladio acertados y
dio», yes imposible hallar dos s u s t a n t i v o s más
ORÍGENES DE LA «ESPINELA».
EN LOS
MUERTE DE UNA ESTROFA
VIDA Y
OLVIDADA: LA NOVENA
ORÍGENESs DE LA «ESPINELA»
CON LO
LOs
VUELTAS
verso y el estudio
mejores muestras
de que la historia del
Cada vez tenemos
dar buenos frutos si no se limitan a análisis
las formas poéticas pueden
de con el horizonte de
descriptivos de los aspectos formales, y si,
meramente
se sigue el ejemplo
unanueva y
deseable «métrica histórica española»,
los publicados las últimas décadas por Antonio Alato-
en
de trabajos como
el grupo Poesía andaluza del Siglo de
rre. Los encuentros auspiciados por
la la epístola y laégloga) nos ofrecen bue
Oro (sobre la silva, la oda, elegía,
hacerse siguiendo esa línea de
nas muestras de
lo mucho que puede y debe
entender los vínculos entre los esquemas
métri-
investigación que procura
e historia
en definitiva, entre forma poética
cos y las variaciones genéricas:
de la literatura.
Asi, nuestro propósito no es negar ninguna paternidad estrófica, por
presunta que sea, ni remover las aguas, hace tiempo estancadas, aunque
bastante claras, de la décima espinela: todas las aportaciones importantes
años
sobre el tema tienen bastante más de medio siglo, pues en los pasados
veinte, treinta y cuarenta interesó a críticos y filólogos
de la talla de Fran
Cisco Rodríguez Marín, Dorothy C. Clarke, Juan Millé, Federico Sánchez
consultarse aho-
y EscribanooJosé María de Cossío, cuyos trabajos pueden
Lara Garri-
d COmodamente en la summa espineliana preparada por José entender
de
y Gaspar Garrote Bernal.3 Estas páginas son un intento
en el Siglo de
jor la influencia y la evolución de la poesía octosilábica
0,peor conocida que su hermana mayor de origen italiano, centrándo-
73
la
nespinela»
15
origenesde
Enlos auintillas), y «rondclets doubles», que se pueden
o
quntetes
6ar
uartetes
y rtetas («ochavas ou redondillas de ocho versos»), de dos
componer
décimas.., et d'un nom plus majestueux coplas ou
(«s'appellent
inrillas mezcla de ambas («redondillas mixtas»).° Por
reales») de una
noroso de las Diversas rimas y., fuera de ese volumen, dos composiciones
c Circunstancias (las q u e c o m i e n z a n «Si p u e d e haber males justos» y
77
origenes
los
En
/e Santo Tomás de Aquin0», «aunque se les salte el oijo/
d i z e c l a g u s t i n o / e
v
e n t o n c e s
«los que
nal.
/sin tijeras esauilar». Para Fernández de Heredia, por su parte, se trata de
na)
tantas
imilares, y ademas con rimas abrazadas en la
comb1naciones
de
encontrarse ejemplos en otros auto-
(ahab:bccddc), de la que podrían
na
u n a
Laratenemos
de rigor en el cuarto verso, y rimando el último con los versos
con la p a u s a
sexto y séptimo»."
las déci-
1591,año de la aparición de las Diversas rimas,
son
De abril de
Madrid»." A pesar de
mas de Juan Rufo «Al duque de Saboya cuando vino a
estrofas enumerativas solía atenuarse la pausa
alguna vacilación (en las
del cuarto verso, como
mostrará tiempo después la espinela de La Circe),
de Vega contribuyó a su
la décima puede darse ya por configurada, y Lope
en dé-
consolidación en La Arcadia, de 1598, donde aparecen siete poemas
des-
cimas (y ya sólo uno en coplas reales), y en el teatro, aproximadamente
de 1596: El cerco de Santa Fe, Los comendadores de Códoba, El Agel fingido,
La escolástica celosa, El remedio en la desdicha, Los
El padrino desposado,
muertos vivos...." También por entonces se decidieron a usarla otros poetas
activos en el cambio de siglo, como se deduce a la vista de compilaciones
como el llamado Cancionero del Bachiller Johan López (que incluye dos,
Romancero general (ya definidas
aunque teniéndolas por romances)" o el
como décimas), y por la obra individual de autores como Juan de Salinas,
Luis de Góngora, los hermanos Argensola o Francisco de Medrano.
un hom-
Pero volviendo al problema de los orígenes, se nos antoja que
bre clave fue Baltasar del Alcázar, cuya larga vida (nació en Sevilla en 1530
ex
testigo
drlo casi octogenario en 1606) lo convirtió en protagonista y debe
CCpcional de medio siglo de poesía española. El autor de la Cena jocosa
SCr considerado con pleno derecho « como uno de los pioneros en el ejer
los
origenesde
la 79
En
diciendo: «maldita seas,
VIDA Y
MUERTE DE UNA ESTROFA OLVIDADA: LA NOVENA
RESPUESTA DE DON
JORGE
Mi saber no es
para solo,
dadme plazo fasta el martes
pues imos donde hay las partes
que fablan, señor, de Polo.
Mas de tal saber
ayuno,
digo, sin acuerdo
alguno,
que debemos todosir
a mando cumplir,
vuestro
señor, que no quede uno.
poque los dorados» (esparza) y «Asmo como calvorea» (1I estrofas)." Tam-
Dien se usó ocasionalmente el esquema abbaccddc en poemas en los que
La continuidad
ura espinela, sobre la base de dos redondillas enlazadas.
del género de las preguntas y respuestas y, en particular, la obra conjunta
defray Luis de Escobar y del almirante don Fadrique Enríquez demues
predilección ya en la primera mitad del siglo. En las Respuestas
En los origenes
de la «espinela»
CRISTOBAL DE CASTILLEJO
83
Un nuevo dolor me
queja» l2 estrofas.
«La muy sobrada razón» [14 estrofa las doce
Laree Manrique sobre «las condiciones de centrales glosan la
Todo el mundo
do» [«A las
ausencia» copla de
una por cada una de las pinturas pinturas de una iglesia», 7
estrofas,
DIEGO HURTADO DE MENDOZA
GREGORIO SILVESTRE
con el mismo
Tat fray
oCh Luis de León escribió un poema
en novenas
85
los
En
Este nombre Pedro es bueno
memoria estimado
por la
del pontifice nombrado
sucesor del Nazareno.
Pero si queréis quitalle
la cuarta letra, y dejalle,
se resuelve en tal suspiro,
etanmOS. pues, como en las décimas antes vistas del mismo Alcázar, en
vamos décimas; Cervantes, todavía muy afecto a la copla real, sólo incluye
un
unas novenas en el tercer acto del Laberinto de amor, con un esquema
los de cabo
peculiar (abbaacddc), y limita el uso de la espinela a
versos
tanto
,
Angela!-que fuiste» (una estrofa con esquemaabba:ccdcd,
dondilla final).37
VI
VERSO Y TRADUCCIÓN
lamativo como espurio. Don Marcelino advertía con inteligencia, a cse pro
ya no sé por dó me
vaya.
Ay, carillo!,
tañes tútu caramillo,
no hay quien cordojo te traya.
a la sombra gasajoso,
no te das nada por nada.
en diver-
CHgendrar los letores desta mi obra, acordé de la trovar
fastidio a
PCnas perceptible para un lector de hoy y que ya no sería muy notoria para
raduccrón
en el Siglo de Oro
Verso
91
Titiro, so la encina reposando
con tu flauta, la alegre cantilena
estás a tu sabor ejercitando.
Mas jay del que se parte a tierra
ajena,
huyendo de la suya desterrado,
del dulce prado y de la selva amena!
Tú, Títiro, a la sombra recostado,
enseñas a estas selvas deleitosas
resuenen a Amarilis tu cuidado.
Vahora en la
menos amplificada de fray Luis:
El poeta de la «Vida retirada» tradujo cinco églogas en tercetos (I, III, IV,
Vy IX) y otras cinco en octavas (II, VI, VIIy VIII), pero tanto en su ver-
sión como en la del Brocense se advierte un contraste estilístico y filológico
con la de Encina que no necesita comentarios.° Tampoco es preciso insistir
ahora en la importancia de fray Luis en la historia de la traducción litera-
es también
ria,pero quizá sea útil tener en cuenta que su generación, que
la del Brocense y la de Fernando de Herrera, desempeñó un papel deter-
oportunidad
de a pie
y adaptaciones del Mor-
lectores
imitaciones
sintomática
la proliferación de
Es de Boiardo en obras como, por po
innamorato
Pulci o del Orlando
gunte de
Santede i
de los muchos ejemplos
posibles, el Espejo de caballerías," y n o
ner uno
reveladora la decisión de traducir
en prosa obras tan desta-
sulta menos
aernos han podido proponer más de una taxonomía. Urrea eliminó buena
parte del canto tercero (el de exaltación de la familia d'Este), desvirtuó epi-
l o s importantes (entre ellos el del viaje de Astolfo a la luna) al eliminar
UNA
sáN
M E D I A C I Ó N
DEscONOCIDA: ENTRE GONGORA Y CLAUDIANO
cabecera, pero
sólo «depuis qu'il est François» (Essais, II, x), aun a despe
l a difundidísima versión lat1na. El Plutarco de Montaigne fue el de
o.y el Plutarco de Mateo Aleman (relación que han apuntado, pero
amás, los estudiosos del Guzmán de Alfarache) fue el de Diego Gracián.
Laanosible mediación ciertos traductores es un aspecto muy
de
importante
en el que hay mucho por explorar, porque la versión de un
clásico grieg0 0
latino a cualquiera de las lenguas vulgares no se limitaba a asegurar el
su
ministro de temas, personajes o ideas, sino que participaba directamente
en la evolución del estilo literario, reflejando sus tendencias y mudanzas o
ejerciendo una intluencia real en autores concretos.
Algo así sucedió entre Claudiano y Góngora. Don Luis conocía
muy
bien, y por supuesto en latin, toda la obra del autor del De
raptu Proserpinae,
porque en los llamados «poemas mayores» hay unos cuantos recuerdos, casi
todos ya señalados por los comentaristas," de varios
panegíricos, epitalamios
y poemas mitológicos del romano. Como en el caso de otros autores
tardíos
(pienso en Silio Itálico), trata de una influencia conocida
se
pero poco explo-
rada cuyas primeras muestras asoman en esos años cruciales para la evolu-
ción de la lengua
poética (digamos que en torno a 1580) en que se dieron la
mano dos
generaciones, porque tenemos noticia de dos traducciones perdi-
das, una de Fernando de Herrera
(«en verso suelto», según Francisco Pache-
cO) y otra de
Lope de Vega, que la menciona como obra infantil (pero entién-
dSe
Juvenil, como siempre en estos casos) en la 18
Fgloga a Claudio.
Vive sin
luz, por ser en tierna infanc1a,
el robo de la hermosa
Proserpina,
que a la pluma latina
trasladé la elegancia;
mas dedicada al cardenal Colona,
por sirena quedó de su corona.
traduccno
en el Siglo de Oro
lersoy.
debida un a
autor latino que, además de figurar entre los
cuentóla narración de episodios mitológicos depredilectos
de don Luis, fre-
ambientación siciliana la o
descripción de ninfas enamoradizas, labores
COS. Es mero espejismo el aire campestres y ocios cinegéti-
pregongorino de expresiones como «en lo
concavo oscuro de la
tierra» (fol. 8v; De raptu, I,
38), «y apenas en la luna
ae frente» (fol. 13v; De raptu, I, 129). Otros
su
rasgos de estilo no
aependientes del original latino pueden asignarse a la evolución desiempre
las cos-
umbres poéticas, como la abundancia de versos bimembres, uno de los re-
cursos más destacados de la gongorina Fábula de
ay
Polifemo y
Galatea.
también, claro, bastantes innovaciones de un traductor
doCtiene que
que apartarse
apa
que, cuan-
muy atento a la ligeramente de la literalidad del original, se muestra
evolución léxica y sintáctica de la lengua poética de sus
Praneos, usando giros y cultismos que no es ditícil documentar en