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Definición
La condromalacia rotuliana o patelar, se refiere al desgaste del cartílago o tejido blando que
protege a la articulación. Se da mayormente entre quienes practican deportes como; el fútbol,
baloncesto, ciclismo, tenis, running entre otros deportes.
Esta anormalidad se traduce en que la rodilla pueda generar sonidos y chasquidos al efectuar
determinadas actividades o movimientos, como subir o bajar escaleras, caminar o agacharse,
pero, ante todo, produce molestias, como sensación de flexión limitada, inestabilidad y dolor.
Esta condición anómala de la rodilla se llamada condromalacia patelofemoral.
Los grupos más vulnerables son los deportistas, principalmente corredores, personas
sometidas a mucho estrés y carga de trabajo, pues imprimen tensión anormal a las rodillas, así
como personas mayores, debido a que sus articulaciones se resienten con mayor facilidad y
llegan a presentar problemas de artritis o artrosis.
Síntomas
Los síntomas son variables, ya que se encuentran íntimamente relacionados al grado de daño
que sufre el cartílago, los más comunes son:
Dolor en la región anterior de la rodilla, que puede ser muy intenso y empeora
después de estar sentado durante mucho tiempo, al subir escaleras o al arrodillarse.
Sensibilidad en la articulación y percepción de rozamiento o fricción cuando se estira la
pierna.
En ocasiones hace un chasquido o «crujido» en la región, aún sin apoyarse en el suelo.
Diagnóstico
Para diagnosticar la Condromalacia rotuliana, es necesario una evaluación clínica del médico
especialista en medicina física y rehabilitación, en la cual se evaluará la historia completa del
paciente, con el objetivo de indagar sobre los factores de riesgo que puedan haber causado
esta patología.
El médico especialista por medio de un examen físico realizará pruebas específicas para la
articulación afectada sin dejar de lado que se trata de una persona que puede tener afecciones
en otras articulaciones y que pueden influir en un dolor de rodilla, como, por ejemplo,
problemas a nivel de la cadera. Las pruebas específicas nos ayudarán a dirigir nuestro estudio a
futuro y cuáles serán los exámenes de imágenes que necesitaremos.
Tratamiento
La gran mayoría de las veces cuando se detecta una condromalacia, en primer lugar, se toman
medidas correctivas de la causa que está provocando la condromalacia. Si se está en una fase
más avanzada y existe una destrucción mayor del cartílago y exposición ósea, solo queda la
intervención quirúrgica.
Cuando existe una condromalacia avanzada y existe exposición ósea, lo habitual es que se
tengan que estabilizar todos los bordes de la lesión y después, dependiendo de la edad del
paciente y la condición deportiva que éste tenga, se puede realizar lo que se llaman
microfracturas. Esto permitirá que las células madre sean capaces de volver a generar un
fibrocartílago.
En una segunda fase de rehabilitación actuamos sobre aquellos factores en los cuales podemos
incidir dentro de la terapia, por ejemplo, la fuerza del cuádriceps, que está en directa relación
con el alineamiento de la rótula con respecto al fémur. Se realizará un trabajo de
fortalecimiento con un ejercicio que se denomina contracción isométrica, sin flexión de rodilla.
Es posible trabajar con un cierto grado de flexión, pero dependerá de que la rótula o la zona
dañada, no esté en contacto con el fémur (por ejemplo, con una contracción en 60 grados).
Prevención
Vías de administración
Según la patología del paciente, pueden llevarse a cabo tres vías fundamentales de
administración del ozono:
Tópica
Sistémica
Infiltrativa:
– Tejidos blandos (intramuscular, peritendinoso, interfascial)
– Articulaciones.
– Columna Vertebral
Además de todos los efectos beneficiosos que presenta la ozonoterapia habría que añadir los
beneficios que supone su uso frente al uso de corticoides en cuanto al tratamiento
intervencionista para el dolor crónico; los corticoides presentan efectos adversos
impredecibles y acumulativos que pueden ser muy perjudiciales como son: