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Universidad Cristóbal Colón

Médico cirujano

Virología: etiología de las hepatitis

Microbiología

Luis Fernando Ramon Azamar

Elsa Patricia Hernández Ojeda


Introducción.

La hepatitis se engloba seis virus, de A E y G, Los virus de hepatitis a y de la


hepatitis B son los representantes clásicos de este grupo los virus de hepatitis C,
G y E y el virus de la hepatitis D se denominan virus de la hepatitis no A no B. La
hepatitis infecta y lesiones el hígado provocando síntomas de ictericia y de
secreción en enzimas hepáticas. La hepatitis A está provocada por un
picornavirus, un virus del ácido ribonucleico se transmite por vía fecal-oral, tiene
un periodo de incubación de 1 mes y rara vez da a un cuadro mortal. La hepatitis
B es causada por un hepadnavirus con un genoma de ácido desoxirribonucleico,
se transmite por vi aparenta, por contacto sexual y por vía perinatal, tiene un
periodo de incubación de 3 meses. El virus de la hepatitis C se transmite por las
mismas vías que el VHB, el VHC es un flavivirus con un genoma de AR. El virus
de La hepatitis G también es un flavivirus y da lugar a las infecciones crónicas. El
virus de la hepatitis E es un virus entérico encapsulado por otras familias. La
hepatitis D precisa de un VHB que se replique activamente como virus auxiliar, por
lo que solamente afecta a pacientes con infección activa por el VHB
Virus de la hepatitis A
La hepatitis A es una inflamación del hígado debida a la infección por el virus de la
hepatitis A (VHA). se propaga principalmente cuando una persona no infectada (y
no vacunada) ingiere agua o alimentos contaminados por heces de una persona
infectada. La infección está muy asociada al consumo de agua y alimentos
insalubres, el saneamiento deficiente, la mala higiene personal y el sexo buco-
anal.
Transmisión
se transmite principalmente por la vía fecal-oral, es decir, cuando una persona no
infectada ingiere agua o alimentos contaminados por heces de una persona
infectada.
Síntomas
El periodo de incubación de la hepatitis A suele ser de unos 14 a 28 días.
Los síntomas tienen carácter de moderado o grave y comprenden fiebre, malestar,
pérdida de apetito, diarrea, náuseas, molestias abdominales, coloración oscura de
la orina e ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos). Los infectados no
siempre presentan todos esos síntomas.
Tratamiento
No hay ningún tratamiento específico para la hepatitis A. Los síntomas pueden
remitir lentamente, a lo largo de varias semanas o meses. Es importante evitar
medicamentos innecesarios; por ejemplo, no se deben administrar antieméticos ni
paracetamol.
Virus de la hepatitis B
La hepatitis B es una infección hepática potencialmente mortal causada por el virus
de la hepatitis B (VHB). Representa un importante problema de salud a escala
mundial. Se puede cronificar y conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis y cáncer
de hígado.

Transmisión

En las zonas de alta endemicidad, la transmisión se produce más frecuentemente


de la madre al niño durante el parto (transmisión perinatal) o de modo horizontal
(por exposición a sangre infectada), en particular de niños infectados a niños sanos
durante los primeros cinco años de vida. La cronificación es común en los lactantes
infectados a través de su madre y en los menores de 5 años.

La transmisión se puede producir también a través de pinchazos, tatuajes,


perforaciones y exposición a sangre o líquidos corporales infectados como la saliva,
el semen y el flujo vaginal y menstrual. El virus también puede transmitirse al
reutilizar agujas, jeringuillas u objetos cortantes contaminados en establecimientos
de salud, en el entorno comunitario o al consumir drogas inyectables. La transmisión
sexual es más frecuente en personas no vacunadas que tienen varias parejas
sexuales.

Síntomas

La mayoría de las personas no tienen síntomas inmediatamente después de


infectarse. Sin embargo, algunas presentan un cuadro agudo con síntomas que
duran varias semanas, como coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia),
orina oscura, cansancio extremo, náuseas, vómitos y dolor abdominal.

Diagnóstico

Las manifestaciones clínicas no permiten diferenciar la hepatitis B de otras hepatitis


víricas, por lo que es primordial confirmar el diagnóstico mediante pruebas
analíticas. Existen algunos análisis de sangre para diagnosticar la enfermedad y
hacer un seguimiento de los pacientes con hepatitis B. Esos análisis se pueden
utilizar para distinguir las infecciones agudas de las crónicas. La OMS recomienda
analizar todas las donaciones de sangre para detectar este virus, garantizar la
inocuidad de la sangre y evitar la transmisión accidental.

Tratamiento

No hay ningún tratamiento específico contra la hepatitis B aguda. Por tanto, la


atención persigue el bienestar y el equilibrio nutricional del paciente, incluida la
rehidratación tras los vómitos y diarreas. Lo más importante es evitar medicamentos
innecesarios, por ejemplo, no deben administrarse antieméticos ni paracetamol.
Virus de la Hepatitis C
El virus de la hepatitis C (VHC) causa infecciones agudas y crónicas. Las
infecciones agudas suelen ser asintomáticas y, en su mayor parte, no conllevan
riesgo mortal. Aproximadamente un 30% (15%-45%) de las personas infectadas
eliminan el virus espontáneamente en los seis meses siguientes a la infección, sin
necesidad de tratamiento.

En el 70% restante (55%-85%), la infección se cronifica. El riesgo de presentar


cirrosis que tienen las personas con infección crónica por el VHC oscila entre el 15%
y el 30% en un periodo de 20 años.

Transmisión

El VHC se transmite a través la sangre. Las causas más habituales de transmisión


son:

• la reutilización o la esterilización inadecuada de material médico en


establecimientos de salud, sobre todo jeringuillas y agujas;
• la transfusión de sangre y hemoderivados sin analizar; y
• el consumo de drogas inyectables compartiendo el material de inyección.

Síntomas

El período de incubación de la hepatitis C oscila entre 2 semanas y 6 meses. Tras


la infección inicial, aproximadamente el 80% de las personas no presentan
síntomas. La sintomatología aguda puede incluir fiebre, cansancio, inapetencia,
náuseas, vómitos, dolor abdominal, color oscuro de la orina, color claro de las
heces, dolor articular e ictericia (coloración amarillenta de la piel y el globo ocular).

Tratamiento
Una nueva infección por el VHC no siempre requiere tratamiento, porque en algunas
personas la respuesta inmunitaria elimina la infección. En cambio, cuando la
infección se cronifica se debe tratar. El objetivo del tratamiento de la hepatitis C es
la curación.
Hepatitis D
La hepatitis D es una inflamación del hígado causada por el VHD. Este requiere la
presencia del VHB para replicarse: no puede haber hepatitis D en ausencia del VHB.
La coinfección por ambos virus se considera la forma más grave de hepatitis vírica
crónica, dada su progresión más rápida hacia el carcinoma hepatocelular y la
muerte por causas hepáticas.

Transmisión

Al igual que el VHB, el VHD se transmite por lesiones cutáneas (por inyección,
tatuaje, etc.) o por contacto con sangre o productos sanguíneos infectados. La
transmisión vertical (de la madre al hijo) es posible, pero rara. La vacunación contra
el VHB previene la coinfección por el VHD, por lo que la expansión de los programas
de vacunación infantil contra el VHB ha dado lugar a una reducción de la incidencia
de la hepatitis D en todo el mundo.

Síntomas

En la hepatitis aguda, la infección simultánea por el VHB y el VHD puede producir


hepatitis de leve a grave, con signos y síntomas indistinguibles de los de otros tipos
de hepatitis víricas agudas. Estas características, que suelen aparecer de 3 a 7
semanas tras la infección inicial, suelen incluir las siguientes: fiebre, fatiga, pérdida
de apetito, náuseas, vómitos, coluria, acolia (heces claras), ictericia (ojos amarillos)
e incluso hepatitis fulminante. Sin embargo, la recuperación suele ser completa, es
poco frecuente desarrollar hepatitis fulminante y la hepatitis D crónica es rara
(menos del 5% de los casos de hepatitis aguda).

Diagnóstico

La infección por el VHD se diagnostica por la presencia de niveles elevados de


inmunoglobulinas G (IgG) e inmunoglobulinas M (IgM) anti-VHD, y se confirma por
la detección de ARN del virus en el suero.
Sin embargo, la disponibilidad de las pruebas de diagnóstico del VHD es reducida,
y las pruebas de detección del ARN del VHD, que también se utilizan para evaluar
la respuesta al tratamiento antivírico, no están normalizadas.

Tratamiento

El tratamiento generalmente recomendado en caso de una infección por el VHD es


interferón alfa pegilado. Debe durar un mínimo de 48 semanas, independientemente
de la respuesta del paciente. Si bien la tasa global de respuesta virológica suele ser
baja, este tratamiento se asocia con una menor probabilidad de avance de la
enfermedad.
Hepatitis E
La hepatitis E es una inflamación del hígado debida a la infección por el virus de la
hepatitis E (VHE). Existen al menos cuatro diferentes tipos de este virus
(genotipos 1, 2, 3 y 4). Los genotipos 1 y el 2 solo se han encontrado en el ser
humano. Los genotipos 3 y el 4 circulan en varios animales (entre ellos los cerdos,
los jabalíes y los ciervos) sin causarles enfermedad, e infectan ocasionalmente al
ser humano.

El virus se excreta en las heces de las personas infectadas y entra en el organismo


humano por el intestino. El contagio se produce principalmente por consumo de
agua de bebida contaminada. La infección suele remitir espontáneamente y
desaparecer en un plazo de dos a seis semanas. Ocasionalmente se desarrolla una
enfermedad grave conocida como hepatitis fulminante (insuficiencia hepática
aguda), que puede ser letal.

Transmisión

La infección por el VHE se da en todo el mundo, pero es frecuente en los países de


ingreso mediano y bajo con acceso limitado a servicios esenciales de suministro de
agua, saneamiento, higiene y salud. En esas zonas, puede aparecer en brotes o de
forma esporádica. Los brotes suelen producirse tras periodos de contaminación
fecal del suministro de agua

Síntomas

El periodo de incubación tras la exposición al VHE oscila entre 2 y 10 semanas, con


una media de 5 a 6 semanas. Las personas infectadas empiezan a excretar el virus
desde pocos días antes del inicio de la enfermedad hasta unas 3 a 4 semanas
después.

En zonas muy endémicas, la infección sintomática es más frecuente en los adultos


jóvenes (de 15 a 40 años); aunque los niños también contraen la infección, a
menudo no se diagnostica porque generalmente no tienen síntomas o solo una
enfermedad leve sin ictericia.

Diagnóstico

La hepatitis E no se puede distinguir clínicamente de otros tipos de hepatitis víricas


agudas. Sin embargo, la sospecha puede ser firme cuando se dan condiciones
epidemiológicas propicias, por ejemplo, si se registran varios casos en municipios
distintos de zonas endémicas, si hay riesgo de contaminación del agua, si la
enfermedad es más grave en las embarazadas o si ya se ha descartado la hepatitis
A.
Hepatitis G
A pesar de su nombre, no hay clara evidencia de que este virus cause enfermedad
hepática. Es posible que sea un agente asociado infrecuentemente a hepatitis
aguda post-transfusional leve. No se ha demostrado asociación con hepatitis
crónica, cirrosis ni carcinoma hepatocelular. Algunos reportes iniciales
correlacionaron este virus con hepatitis aguda fulminante en Japón, pero
publicaciones posteriores explican esta asociación por la poli transfusiones a que
son sometidos estos pacientes.
Se ha descrito una asociación entre la presencia del virus G y una menor
probabilidad de desarrollar síndrome de inmunodeficiencia adquirida (AIDS o SIDA)
en sujetos infectados por HIV. Este efecto protector posiblemente esté asociado a
una mantención de un perfil de expresión de citoquinas tipo Th-1 que inhibe la
replicación del HIV en los pacientes coinfectados.

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