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● Velazquez, Leonardo Ivan D.N.I.: 36.850.969
La Psicología cognitiva tiene sus inicios al principio de la década de los 60, con un conjunto
de artículos que referían a los fenómenos de la cognición, es decir, a los procesos mediante
los cuales el sujeto aprehende, procesa categoriza, y construye la realidad. Anteriormente
dominaba el paradigma Conductista basado en la observación objetiva y fiable, para el cual
la cognición era un epifenómeno o tema no confiable para ser estudiado. En esta línea, se
presenta esta nueva manera de concebir la psicología (Keegan, 2007).
Sus bases filosóficas se remontan hasta los orígenes tanto de la filosofía occidental como
de la oriental, encontrando sus representantes en Buda (563-483 a.C) con frases como
“Somos lo que pensamos”. Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos Con
nuestros pensamiento creamos el mundo”; y en el filósofo griego Epicteto (55-135 a.C) con
la frase “El hombre no es movido por las cosas, sino por la visión que tiene de ellas”. Por
otro lado sus bases epistemológicas se ligan al constructivismo, en términos de que el
conocimiento es una construcción del sujeto (Rodriguez Biglieri y Vetere, 2011)
Como principales exponentes de la corriente están Aron Beck y Albert Ellis. Ambos con una
inclinación primaria hacia el psicoanálisis y un vuelco posterior hacia el enfoque cognitivo
basado en el paradigma del procesamiento de información. Beck tenía formación en
Neuropsicología y se interesó por construir modelos cognitivos que explicaran ese
funcionamiento mental. Ellis y Beck empezaron a pensar los fenómenos psicopatológicos
(depresión y ansiedad) desde modelos cognitivos y se encontraron con que había cierto
funcionamiento en las personas que era distinto a cuando estas no tenían síntomas. Ambos
buscaron comprender los mecanismos de funcionamiento de los síntomas y así la génesis
del trastorno.
Definición
La psicología Cognitiva se caracteriza por centrarse en los esquemas con los que las
personas interpretan la información. Según este modelo se trata de una interdependencia
entre pensamiento, emoción y conducta. Si bien la hipótesis central es que en función del
procesamiento cognitivo ante una situación, sentimos y actuamos; estudios posteriores han
demostrado que cambios a nivel conductual y emocional también tienen un impacto directo
en las otras dos dimensiones. Esto ha sido de importancia central en los tratamientos
clínicos, como es por ejemplo en los Trastornos de ansiedad y trastorno de depresión. En
estos casos, se ha demostrado la eficacia que tiene el generar un cambio a nivel conductual
para modificar el nivel cognitivo y emocional, ya que tal como lo toma Rodríguez Biglieri y
Vetere (2011) el malestar podría surgir de la interpretación distorsionada de una situación, o
como dice Keegan (2007): “nuestro pensamiento nos puede jugar malas pasadas” (p.86)
Concepto de Salud
Para el enfoque cognitivo la noción de salud tiene que ver con presentar esquemas
de funcionamiento lo suficientemente flexibles que posibiliten un procesamiento elaborado
para poder concretar los objetivos propuestos o ir en coherencia con lo que se desea.
Concepto de Padecimiento
Teniendo en cuenta que son las personas quienes significan los eventos a partir de
sus esquemas, el padecimiento en términos de malestar está asociado a la presencia de
esquemas cognitivos disfuncionales, que imposibiliten la concreción de objetivos propuestos
y desregulación emocional que genera malestar. Así lo sostiene Keegan (2017) quien dice
que la cognición patológica se caracteriza por ser disfuncional, yendo en contra de los
objetivos de la persona y así generando malestar concomitante.
Para el desarrollo de un trastorno, la terapia cognitiva se apoya en el modelo de
diátesis-estrés. Este modelo, tal como lo plantean Rodriguez Biglieri y Vetere (2011)
propone que se requiere una interdependencia de factores para que se genere un trastorno.
Por un lado, habría factores biológicos y experiencias de aprendizaje tempranas que serían
factores predisponentes que conforman cierto nivel de vulnerabilidad, y por el otro se
requiere además lo que los autores definen como factores precipitantes los cuales
desencadenarían el padecimiento subjetivo.
En síntesis, Rodriguez Biglieri y Vetere (2011) plantean que para el desarrollo de
trastornos, hay factores biológicos y aprendizajes que definen ciertos esquemas y modos
que van a desarrollar creencias nucleares o centrales de las que se van a desprender
creencias intermedias (reglas) y de estas pensamientos automáticos ante una situación.
Este aspecto cognitivo va a estar en interrelación con el nivel emocional y conductual,
posibilitando una retroalimentación que va a promover que el trastorno se mantenga.
Rodríguez Biglieri y Vetere (2011) plantean que la TCC entiende a toda persona
como un sujeto activo, es decir que el sujeto es quien adscribe activamente significados a
los hechos, el sujeto procesa la información que proviene del medio externo e interno y la
organiza para construir una visión tanto de sí mismo como del mundo. En este sentido
Keegan (2007) plantea que es el hombre quien interpretará su realidad a partir de ciertas
estructuras y procesos que se construyen (aprenden) en la infancia y a lo largo de toda la
vida. De esto se desprende que cada sujeto interpreta la realidad en función de sus
esquemas mentales particulares. Por todo esto, la realidad tiene un carácter construido, es
decir que es polisémica en tanto cada persona la significa de una u otra manera.
Conceptos Centrales
La terapia cognitivo conductual tiene ciertos principios que organizan el trabajo del
terapeuta y el trabajo en equipo con el usuario, son los siguientes:
Esquemas
Creencias Nucleares
Las creencias Nucleares o básicas, son ideas que tenemos las personas acerca de
uno mismo y del mundo. De ellas se desprenden los demás niveles cognitivos (creencias
intermedias y automáticos). Tal como lo menciona Keegan (2007) se presentan a la persona
como verdades absolutas, estables e incuestionables, es decir, se tiene fuerte convicción
sobre las mismas. Rodriguez Biglieri y Vetere (2011) refieren a ellas como el componente
principal de los esquemas cognitivos.
Creencias Intermedias
Tal como lo plantea Keegan (2007) las creencias básicas e intermedias, funcionan como un
mapa que nos orienta como sentirnos y actuar
¿Cómo accedemos a dichas creencias intermedias y centrales? Las creencias
centrales se caracterizan por ser arraigadas e incuestionables para la persona, en tanto las
intermedias por ser las reglas o actitudes que se forman en función de las centrales. Pero
hay un elemento cognitivo más superficial que nos permitirá a través de él identificar qué
creencias están en juego.
Pensamientos Automáticos
Distorsiones cognitivas
Objetivos
Técnicas
Teniendo en cuenta que los objetivos son tanto a nivel cognitivo, como conductual y afectivo
emocional, se trabaja con una gran variedad de técnicas. Las cuales son elegidas en
función del plan de tratamiento.
Rodríguez Biglieri y Vetere lo (2011) hacen referencia a tres principios técnicos de la terapia
cognitiva que no pueden faltar. Ellos son el empirismo colaborativo, el diálogo socrático o
mayéutica y el descubrimiento guiado. Los tres no se excluyen entre sí, a la vez que hacen
referencia al lugar de agente activo en el que está ubicada toda persona.
El empirismo colaborativo se refiere al trabajo en equipo, coparticipativo entre
terapeuta y sujeto, en una relación de igualdad y no asimétrica. En este sentido, Rodríguez
Biglieri y Vetere (2011) plantean que terapeuta y usuario cooperan en la puesta a prueba de
las ideas e interpretaciones de la persona, y también de las hipótesis del terapeuta.
Entonces tal como su nombre lo indica es una colaboración entre terapeuta y sujeto en la
búsqueda de pensamientos más funcionales para el usuario.
Otra de las técnicas es el diálogo socrático o mayéutica, el cual es un método de
investigación que consiste en explorar la interpretación que la persona le otorga a sus
experiencias, permite acceder a la visión que el usuario tiene de sí mismo y del mundo. Es
una técnica esencial ya que permite identificar los pensamientos para luego trabajar con
ellos y con las creencias disfuncionales. Keegan (2007) plantea que en la misma se trabaja
en conjunto con el usuario, con el objetivo de poner en tensión y reconocer las ideas que se
le presentan como certeras a través de preguntas orientadas por el terapeuta. En este
sentido, el usuario también puede dar cuenta de la posibilidad de pensar otros modos
alternativos de ver la realidad. Tanto los pensamientos automáticos como las creencias
centrales e intermedias pueden ser trabajados con el diálogo socrático.
Por otro lado, y en coherencia con la concepción de sujeto de la terapia cognitiva, se
encuentra el principio de descubrimiento guiado. El cual implica que la persona descubre
por su propia prueba nuevas formas de significar lo que sucede, modificando así esquemas
previos y generando nuevos aprendizajes, conocimientos, tal como lo plantea Rodriguez
Biglieri y Vetere (2011). Desde este principio, el rol del terapeuta es el de guía en todo el
proceso terapéutico, orientando con tareas y actividades que permitan que el usuario
trabaje con sus propias interpretaciones. Por ejemplo experimentos conductuales que de lo
contrario evita por sus creencias. La exposición conductual lleva al usuario a poner a prueba
sus creencias, y lo que suele pasar es que la idea que tenía sobre algo no es congruente
con la realidad, por lo tanto se reestructura la idea fundamentada en la nueva evidencia, se
modifican así las conductas (evitación) y aumenta el nivel afectivo.
Entre las técnicas del enfoque cognitivo, también se encuentra la llamada Flecha
hacia abajo o flecha descendente como la plantean Rodriguez Biglieri y Vetere (2011). Los
autores explican que es una técnica que permite acceder a través de los pensamientos
automáticos superficiales a las creencias subyacentes o profundas, que serían las creencias
intermedias y centrales. Como la palabra lo indica, se trata de preguntas que van “hacia
abajo” profundizando sobre un pensamiento automático, idea. Por medio de las preguntas
se va accediendo a los significados más profundos que orientan el funcionar del usuario.
Aportes
Desde Keegan (2009), algunos de los aportes de la Psicoterapia Cognitiva que se pueden
mencionar, son; 1) El alto nivel de investigación empírica que posee. 2) La eficacia en
tratamientos para trastorno de angustia (86%-90%) y fobias (74%-94%). 3) No impone un
modelo de conducta o pensamiento normal; defiende un pensamiento alternativo que
acepte una visión polisémica de la realidad. 4) Puede aplicarse en distintos contextos
clínicos, poblaciones, entornos culturales; convirtiéndola en un excelente instrumento en el
terreno de la salud mental pública, por su eficacia y brevedad.
Perspectiva de Salud Mental
Aspectos Éticos
La psicoterapia cognitiva responde con “la Praxis” según Rodriguez Biglieri y Vetere
(2011). Es decir que los objetivos de consulta son acordados con el usuario y de ninguna
manera impuestos por ideales morales del terapeuta. En este sentido, se considera un
compromiso ético el considerar al usuario como sujeto de derechos capaz de referir sus
propios objetivos.
Por otra parte, la ley de salud mental N° 26.657 es muy clara cuando postula que los
sujetos tienen derecho a recibir “una atención basada en fundamentos científicos ajustados
a principios éticos”, y en este punto las terapias cognitivas tienen muchas investigaciones
que respaldan contundentemente su eficacia para el tratamiento de diversas patologías, que
en algunos casos llegan a ser de hasta un 70% (contra un 30%, por ejemplo, de la
psicoterapia psicoanalítica) (Durham et al., 1994).
Perspectiva de Género
En contraste, nos encontramos con que las investigaciones sobre terapias cognitivas
aplicadas en caso de violencia de género presentan numerosos problemas teóricos y
metodológicos (Bolaños & Hernandez castejon, 2018). La falta de evaluaciones rigurosas y
de evidencia suficiente que permita generalizar los resultados de ciertas experiencias de
trabajo pone de manifiesto la necesidad de profundizar en este sentido: la perspectiva de
género debe ser un eje fundamental en la construcción del conocimiento en esta área, cómo
así también incluir abordajes de el racismo y el clasismo (Saunders, 1996) para evitar caer
en dogmatismos que nos impidan intervenir correctamente en la realidad objetiva de las
personas que realizan un tratamiento.
Los diagnósticos de TEA presentan una prevalencia hasta tres veces mayor en
hombres que en mujeres. Análisis comparativos (Montagut Asuncion et al., 2018) muestran
que esta prevalencia no puede explicarse por factores genéticos o biológicos, por lo que la
hipótesis que surge es qué los métodos diagnósticos para estos trastornos han sido
diseñados para evaluar poblaciones masculinas (negando que los factores sociales que
pesan en los procesos de socialización de las mujeres son distintos a los de los hombres),
lo que genera que estos métodos sean más precisos para hombres que para mujeres. Así,
se pasan por alto diagnósticos de TEA en mujeres ya que, en muchos casos, la presencia
de habilidades asociadas a una alta capacidad cognitiva “compensa” las dificultades de
comunicación e interacción social propias del trastorno (en el trabajo citado anteriormente
se habla de “fenómeno de camuflaje'').
Para finalizar, creemos que es importante destacar los numerosos estudios y
experiencias llevadas a cabo en distintas partes del mundo donde se han aplicado terapias
cognitivas en situaciones de abuso y violencia familiar (Runyon, Deblinger & Schroeder,
2009; Thulin, Nilsson, Svedin & kjellgren, 2020). A pesar de que han mostrado resultados
muy prometedores, es muy difícil encontrar réplicas a estas experiencias en países de
latinoamérica. En este punto, queremos retomar lo mencionado anteriormente, recordando
lo expuesto en la Ley Nacional de Salud Mental sobre el acceso a una atención basada en
fundamentos científicos, ya que estas terapias presentan abundantes evidencias científicas
a su favor para el abordaje de estas problemáticas y, aún así, parecen no tener una difusión
proporcional.
ACTIVIDADES.
1. En función del video:
a. Detecten los pensamientos automáticos a los que alude Beck respecto al
usuario.
b. Luego indique a qué tipo de procesamiento disfuncional corresponden
(lectura de mente, catastrofización, etc)
c. redacten 3 pensamientos alternativos a estos
Bolaños, F. y Hernández Castrejón, A. (2018). Efectividad de las intervenciones en la violencia de pareja y ética.
Revista Latinoamericana de Bioética, 18(35-2), 33-61. DOI: https://doi.org/10.18359/rlbi.3380
Calero-Elvira, A.; Froján-Parga, M.; Ruiz-Sancho, E. y Vargas-de la Cruz, I. (2011). Conducta verbal de
terapeutas y pacientes durante la aplicación de los distintos componentes de la reestructuración
cognitiva. En Revista Mexicana de Psicología. Sociedad Mexicana de Psicología A.C. Distrito Federal,
México.
Ley N° 26.657. Ley Nacional de Salud Mental. (2010, 25 de Noviembre). Boletín Oficial 32041,
Diciembre 3, 2010.
Montagut Asunción, M., Mas Romero, R., Fernandez A., y Pastor Cerezuela, G. (2018) Influencia del sesgo de
género en el diagnóstico de trastorno de espectro autista: una revisión. Escritos de Psicología.
Universidad de Valencia, España
Rodríguez Biglieri, R.; Vetere, G. (2011). Conceptos básicos de la terapia Cognitiva de los trastornos de
ansiedad, en Manual de Terapia Cognitivo Conductual de los trastornos de ansiedad. Editorial
Polemos, Bs As.
Runyon, M. K., Deblinger, E., & Schroeder, C. M. (2009). Pilot evaluation of outcomes of combined parent-child
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Saunders, D. (1996). Feminist-cognitive-behavioral and process psycodynamic treatments who men to batter:
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Thulin, J., Nilsson, D., Svedin, C. G., & Kjellgren, C. (2020). Outcomes of CPC-CBT in Sweden concerning
psychosocial well-being and parenting practice: Children’s perspectives. Research on Social Work
Practice, 30(1), 65–73. https://doi.org/10.1177/1049731519843352