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ORIENTACIONES EN PSICOTERAPIA: TERAPIA COGNITIVA

Materia: Psicología Clínica.

Tema: Terapia cognitiva.

Docente a cargo: Maricel Costa 

Integrantes: 
● Atrio, Carlos Abel DNI.: 39.070.580
● Diaz, Rocio Micaela DNI.: 40.941.291
● Gavotti Macarena Carla DNI.: 40.684.865
● Girardi D’andrea, Agustina DNI.: 40.503.811
● Guerreiro, Sara Mariana - D.N.I.: 37.436.723
● Rivera, María María de los Angeles D.N.I.: 40.821.107
● Thione Tieppo Mayra Trinidad DNI.: 40.505.327
● Vazquez Gisela DNI.: 40.297.198
● Velazquez, Leonardo Ivan D.N.I.: 36.850.969

Fecha de entrega: 07-08-2020

Fecha de exposición: 08-09-2020


Psicoterapia Cognitiva
Antecedentes teóricos

La Psicología cognitiva tiene sus inicios al principio de la década de los 60, con un conjunto
de artículos que referían a los fenómenos de la cognición, es decir, a los procesos mediante
los cuales el sujeto aprehende, procesa categoriza, y construye la realidad. Anteriormente
dominaba el paradigma Conductista basado en la observación objetiva y fiable, para el cual
la cognición era un epifenómeno o tema no confiable para ser estudiado. En esta línea, se
presenta esta nueva manera de concebir la psicología (Keegan, 2007).

Sus bases filosóficas se remontan hasta los orígenes tanto de la filosofía occidental como
de la oriental, encontrando sus representantes en Buda (563-483 a.C) con frases como
“Somos lo que pensamos”. Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos Con
nuestros pensamiento creamos el mundo”; y en el filósofo griego Epicteto (55-135 a.C) con
la frase “El hombre no es movido por las cosas, sino por la visión que tiene de ellas”. Por
otro lado sus bases epistemológicas se ligan al constructivismo, en términos de que el
conocimiento es una construcción del sujeto (Rodriguez Biglieri y Vetere, 2011)

Pioneros: Aron Beck y Albert Ellis

Como principales exponentes de la corriente están Aron Beck y Albert Ellis. Ambos con una
inclinación primaria hacia el psicoanálisis y un vuelco posterior hacia el enfoque cognitivo
basado en el paradigma del procesamiento de información. Beck tenía formación en
Neuropsicología y se interesó por construir modelos cognitivos que explicaran ese
funcionamiento mental. Ellis y Beck empezaron a pensar los fenómenos psicopatológicos
(depresión y ansiedad) desde modelos cognitivos y se encontraron con que había cierto
funcionamiento en las personas que era distinto a cuando estas no tenían síntomas. Ambos
buscaron comprender los mecanismos de funcionamiento de los síntomas y así la génesis
del trastorno.

Definición

La psicología Cognitiva se caracteriza por centrarse en los esquemas con los que las
personas interpretan la información. Según este modelo se trata de una interdependencia
entre pensamiento, emoción y conducta. Si bien la hipótesis central es que en función del
procesamiento cognitivo ante una situación, sentimos y actuamos; estudios posteriores han
demostrado que cambios a nivel conductual y emocional también tienen un impacto directo
en las otras dos dimensiones. Esto ha sido de importancia central en los tratamientos
clínicos, como es por ejemplo en los Trastornos de ansiedad y trastorno de depresión. En
estos casos, se ha demostrado la eficacia que tiene el generar un cambio a nivel conductual
para modificar el nivel cognitivo y emocional, ya que tal como lo toma Rodríguez Biglieri y
Vetere (2011) el malestar podría surgir de la interpretación distorsionada de una situación, o
como dice Keegan (2007): “nuestro pensamiento nos puede jugar malas pasadas” (p.86)

Concepto de Salud
Para el enfoque cognitivo la noción de salud tiene que ver con presentar esquemas
de funcionamiento lo suficientemente flexibles que posibiliten un procesamiento elaborado
para poder concretar los objetivos propuestos o ir en coherencia con lo que se desea.

Concepto de Padecimiento

Teniendo en cuenta que son las personas quienes significan los eventos a partir de
sus esquemas, el padecimiento en términos de malestar está asociado a la presencia de
esquemas cognitivos disfuncionales, que imposibiliten la concreción de objetivos propuestos
y desregulación emocional que genera malestar. Así lo sostiene Keegan (2017) quien dice
que la cognición patológica se caracteriza por ser disfuncional, yendo en contra de los
objetivos de la persona y así generando malestar concomitante.
Para el desarrollo de un trastorno, la terapia cognitiva se apoya en el modelo de
diátesis-estrés. Este modelo, tal como lo plantean Rodriguez Biglieri y Vetere (2011)
propone que se requiere una interdependencia de factores para que se genere un trastorno.
Por un lado, habría factores biológicos y experiencias de aprendizaje tempranas que serían
factores predisponentes que conforman cierto nivel de vulnerabilidad, y por el otro se
requiere además lo que los autores definen como factores precipitantes los cuales
desencadenarían el padecimiento subjetivo.
En síntesis, Rodriguez Biglieri y Vetere (2011) plantean que para el desarrollo de
trastornos, hay factores biológicos y aprendizajes que definen ciertos esquemas y modos
que van a desarrollar creencias nucleares o centrales de las que se van a desprender
creencias intermedias (reglas) y de estas pensamientos automáticos ante una situación.
Este aspecto cognitivo va a estar en interrelación con el nivel emocional y conductual,
posibilitando una retroalimentación que va a promover que el trastorno se mantenga.

Idea de Sujeto subyacente

Rodríguez Biglieri y Vetere (2011) plantean que la TCC entiende a toda persona
como un sujeto activo, es decir que el sujeto es quien adscribe activamente significados a
los hechos, el sujeto procesa la información que proviene del medio externo e interno y la
organiza para construir una visión tanto de sí mismo como del mundo. En este sentido
Keegan (2007) plantea que es el hombre quien interpretará su realidad a partir de ciertas
estructuras y procesos que se construyen (aprenden) en la infancia y a lo largo de toda la
vida. De esto se desprende que cada sujeto interpreta la realidad en función de sus
esquemas mentales particulares. Por todo esto, la realidad tiene un carácter construido, es
decir que es polisémica en tanto cada persona la significa de una u otra manera.

Conceptos Centrales

La terapia cognitivo conductual tiene ciertos principios que organizan el trabajo del
terapeuta y el trabajo en equipo con el usuario, son los siguientes:

Esquemas

La terapia cognitiva se centra en la modificación de los esquemas cognitivos los


cuales son definidos por Keegan (2007) como “la conformación de una unidad de
procesamiento en la que hay un aspecto fisiológico, un aspecto ideativo, un aspecto
motivacional y un aspecto emocional” (p.63). Al decir de Rodríguez Biglieri y Vetere (2011),
los esquemas cognitivos son principios organizativos, estructuras de procesamiento de la
información que tienen la función de generar y adscribir significados y sentidos a las
experiencias vitales, permitiendo construir una visión estable del mundo y de sí mismo.
Estos esquemas se construyen en interacción con los demás, con los otros significativos, y
se van modificando en el contacto con el entorno, permitiendo también la incorporación de
nueva información. Los esquemas pueden ser flexibles o rígidos según sean más o menos
permeables de modificación, también pueden ser tempranos o tardíos según el ciclo vital en
el que se hayan constituido, y pueden ser globales o discretos según la amplitud que
tengan.
Rodríguez Biglieri y Vetere (2011) plantean que hay diferentes tipos de esquemas
según sus funciones: 1) conceptuales que se encargan de la interpretación de los hechos, la
abstracción y los recuerdos; 2) afectivos que están implicados en la respuesta emocional; 3)
motivacionales que son responsables de los deseos; 4) instrumentales que son los que
preparan para la acción y el comportamiento; y 5) de control que inhiben o dan lugar a las
acciones. Los autores plantean que se trata de esquemas interdependientes, de modo que
la modificación en uno genera modificaciones en otros. A su vez, los esquemas se
organizan en estructuras mayores llamadas modos; los cuales procesan información que
está relacionada.

Creencias Nucleares

Las creencias Nucleares o básicas, son ideas que tenemos las personas acerca de
uno mismo y del mundo. De ellas se desprenden los demás niveles cognitivos (creencias
intermedias y automáticos). Tal como lo menciona Keegan (2007) se presentan a la persona
como verdades absolutas, estables e incuestionables, es decir, se tiene fuerte convicción
sobre las mismas. Rodriguez Biglieri y Vetere (2011) refieren a ellas como el componente
principal de los esquemas cognitivos.

Estas creencias fueron clasificadas en dos grandes categorías: amabilidad (o capacidad de


ser amado) y Logro. Las personas en las que predomina el logro piensan su valoración de
sí en función de metas que deberian alcanzar. Y tienden a tener creencias como “soy inútil”,
“soy ineficaz”, “soy débil”. Por otro lado, otro tipo de personas se orientan más a la
capacidad de ser amado/querible, por lo que sus creencias se traducen en “no soy
querible”, “No soy atractivo”, “no soy deseable”, entre otras.

Creencias Intermedias

En función de estas creencias Nucleares, se generan Creencias Intermedias, que tal


como las definen Rodriguez Biglieri y Vetere (2011) son proposiciones condicionales,
reglas o actitudes que se derivan de la aceptación de los enunciados de las creencias
nucleares. Es decir, son la expresión u operacionalización de esa creencia central. Por
ejemplo, si la creencia central es “soy inferior”, la creencia intermedia se podría
operacionalizar en “como soy inferior, tengo que hacer más que los demás” en tanto
concretización de las creencias centrales.

Tal como lo plantea Keegan (2007) las creencias básicas e intermedias, funcionan como un
mapa que nos orienta como sentirnos y actuar
¿Cómo accedemos a dichas creencias intermedias y centrales? Las creencias
centrales se caracterizan por ser arraigadas e incuestionables para la persona, en tanto las
intermedias por ser las reglas o actitudes que se forman en función de las centrales. Pero
hay un elemento cognitivo más superficial que nos permitirá a través de él identificar qué
creencias están en juego.

Pensamientos Automáticos

Rodriguez Biglieri y Vetere (2011) definen como “Pensamiento automático” a todo


pensamiento que se produce con la activación de los esquemas cognitivos y en función de
las reglas establecidas por las creencias. Keegan (2007) los denomina como expresiones
situacionales y puntuales de las creencias básicas. Los pensamientos automáticos tienen
algunas características particulares: pueden tener formato verbal o aparecer en forma de
imagen; son pensamientos que no surgen de un razonamiento elaborativo sino que son
involuntarios, de modo que son aceptados sin cuestionamiento alguno y son muy fugaces,
por lo cual no son procesados racionalmente y la persona les otorga total credibilidad.
También se distinguen por ser específicos de cada situación y por ser los más superficiales,
por tanto lo primero que se trabaja en el tratamiento (Rodriguez Biglieri y Vetere, 2011).
Algunos ejemplos de pensamientos automáticos son: “me va a ir mal en el exámen”, “soy
malisimo nunca voy a aprobar”, “seguro están pensando que soy fea”.
En general las personas suelen presentar una multiplicidad de pensamientos
automáticos los cuales giran en torno a un punto o temática en común; lo cual permite inferir
el contenido de aquellas creencias de las que derivan. De esta manera, el análisis de estos
pensamientos automáticos se convierte en el camino que nos dirige hacia las creencias de
las personas.
La psicología cognitiva toma los aportes de la psicología evolutiva para explicar este
procesamiento automático en función de la supervivencia y la evolución. Esta forma de
procesar la información tiene que ver con formas primitivas o arcaicas de funcionamiento
que apuntaban a la supervivencia, en tanto poder aumentar la seguridad y responder a toda
amenaza de peligro. Pero, hoy no son del todo funcionales, porque se activan sistemas de
procesamiento ante situaciones que no son realmente amenazantes (por ejemplo, rendir un
exámen, ir a una fiesta, etc)
Los pensamientos automáticos pueden ser identificados a través de diversas
técnicas, como por ejemplo con autorregistros, en el momento en el que generan un cambio
afectivo y el sujeto registra qué pasó por su mente en ese momento. Una vez identificados
puede trabajarse su validez en conjunto con el usuario y se busca generar un pensamiento
alternativo, cambiando así las emociones asociadas. Esto se conoce como
“Reestructuración cognitiva”, la cual, tal como lo plantean ( ) se basan en que la persona
pueda identificar sus pensamientos distorsionados y registrar su impacto perjudicial a nivel
afectivo y conductual. A partir de allí se busca trabajar con el sujeto la validez de tales
pensamientos automáticos que le generan malestar. Y esto se relaciona con lo que
Rodriguez Biglieri y Vetere (2011) mencionan como procesamiento elaborativo o estratégico
en nombre del enfoque cognitivo, dado que los pensamientos son cuestionados, elaborados
racionalmente y por tanto, es un funcionamiento más lento (porque se cuestiona la certeza
de los mismos).
Algunos ejemplos de pensamientos alternativos producto de reestructuración
cognitiva pueden ser los siguientes:
Ejemplos de reestructuración cognitiva:

1) Identificar frente a qué situaciones me siento ansioso, con miedo o angustiado.


2) Identificar síntomas y emociones y precisar en qué intensidad se presentan.
3) Anotar lo que me digo en ese momento (pensamientos automáticos)
4) Buscar un pensamiento alternativo a estos.

En estos ejemplos se puede ver cómo cuestionar los pensamientos automáticos


puede hacer que la forma de percibir la realidad sea distinta, por ende también puede
cambiar la forma de sentirnos y de actuar. Dado que según el modelo de TCC, en función
de cómo interpretamos la realidad tenemos cierta activación emocional, fisiológica y
conductual en coherencia con dicha interpretación

Distorsiones cognitivas

Para la terapia cognitiva, las distorsiones cognitivas se refieren a formas de


disfuncionales de percibir la realidad, es decir, no acordes con la realidad, evidencia
presente u objetivos. Esto teniendo en cuenta que podemos tener esquemas de
procesamiento disfuncionales. El hecho de identificar formas de procesamientos
disfuncionales se relaciona con poder pensar en un patrón sistemático que esté generando
y manteniendo dicho sufrimiento, malestar.
Algunas de ellas se han clasificado tal como los presenta Rodríguez Biglieri y Vetere
(2011): Lectura de mente, predicción del futuro, catastrofización, generalización excesiva,
pensamiento dicotómico, sesgo de confirmación, razonamiento emocional, personalización,
abstracción selectiva, inferencia arbitraria y maximización-minimización
La distorsión cognitiva de “Lectura de Mente” tiene que ver con asumir que el otro
tiene ciertos pensamientos, emociones e intenciones. Las personas dicen que saben que es
así con tal seguridad porque son muy intuitivas. Cuando en realidad tiene que ver con
suposiciones y creencias no necesariamente congruentes con la evidencia existente. Por
ejemplo, alguien dice “seguro que está pensando que soy fea”
Otra distorsión puede ser la de “predicción del futuro” donde se tiende a afirmar con
tal seguridad ciertos eventos futuros, que en realidad escapan al control y conocimiento de
uno. Por ejemplo, “si voy al evento, todos me van a mirar mal” .
La catastrofización es una forma de procesamiento disfuncional muy común, en
donde ante una situación que ocurrió o va a ocurrir, se tiende a pensar el peor resultado
posible. Por ejemplo, una persona catastrofiza cuando ante un leve síntoma piensa que
tiene una patología grave y actúa en función.
El Etiquetamiento tiene que ver con generar etiquetas a grupos, personas, cosas,
conductas, experiencias en función de situaciones aisladas. Es decir, se crean estereotipos,
etiquetas, desvinculadas de lo real. Por ejemplo, alguien podría tratar de “inútil” a una
persona porque no realizó bien una tarea. O, uno podría decirse “soy un fracaso” por haber
fallado en una sola tarea.
Otra distorsión habitual, es la generalización excesiva o Sobregeneralización, que
implica que se toma algo negativo aislado y se extrae una conclusión general aplicable
como regla a distintas situaciones. Se suele presentar en términos absolutistas (nunca,
siempre, todo, nada, nadie, todos). Por ejemplo, a alguien le sale mal una comida y expresa
“no puedo hacer nada bien”. O alguien reprueba un examen y piensa/dice “hago todo mal.”
Con respecto a la distorsión de Pensamiento dicotómico, tal como el nombre lo dice,
se tiende a pensar en formas dicotómicas, blanco o negro, todo o nada, siempre o nunca,
por lo tanto uso de términos absolutos. La distorsión es que uno mismo o los demás
terminan de algún lado del polo extremo, y por lo general en el negativo. Por ejemplo,
alguien piensa “o me saco un 10 en el examen o soy un fracaso”.
Otra distorsión, es el sesgo de confirmación. A través del cual, las personas buscan
evidencias que apoyen sus creencias o hipótesis. En este sentido, se tiene en cuenta una
parte de la realidad para fundamentar nuestras ideas.
El Razonamiento emocional tiene que ver con hacer interpretaciones y posiblemente
tomar decisiones puramente emocionales. Esto sería un sesgo, ya que el enfoque cognitivo
sostiene que cuando las personas están muy activas emocionalmente (por ejemplo,
enojadas porque alguien los engañó) tienden a no pensar racionalmente.
Sobre la Personalización, las personas que acceden a este sesgo tienden a
culpabilizarse o responsabilizarse de hechos o situaciones que no necesariamente tienen
que ver con uno. Por ejemplo, hay muchas personas que ante cualquier situación que
excede a su control responden “perdón” y se culpabilizan, cuando la evidencia no lo
muestra así.
Otra disfunción muy común es la abstracción selectiva. Se trata de enfocarse en
algunos aspectos de la realidad abstrayendo otros. Por ejemplo, alguien abstrae y
selecciona información negativa cuando frente a un evento sólo se queda con una parte de
él y tiende a rumiar sobre el mismo. Es como una lente que sólo se centra en algunos
aspectos ignorando otros.
La Inferencia arbitraria es otro sesgo que refiere a sacar conclusiones sin tener
evidencias o teniéndolas, pero ignorándolas.
Y por último, hay dos modos de disfunción cognitiva que tienen que ver con
“maximizar” y “minimizar” los hechos. Este último refiere a restar importancia a situaciones o
eventos. Por ejemplo, alguien que tiende a negar la situación de pandemia que se está
viviendo y actúa como si nada pasara, sin cumplir con el protocolo, podría ser una persona
que tiende a minimizar la situación de contexto actual. Por otro lado, en su extremo,
maximizar refiere a dar a una situación mayor valor del que realmente merece.
Todas estas distorsiones cognitivas son formas de pensar que se caracterizan por
presentarse como certeras e incuestionables.

Rol del Terapeuta

El psicoterapeuta cognitivo actúa como guía que promueve el crecimiento y


transformación necesaria en el sujeto. Toma el rol de motivar al sujeto para que busque por
sí mismo las respuestas para resolver sus conflictos, promoviendo un pensamiento crítico
(Rodriguez Biglieri y Vetere, 2011). De ninguna manera le brinda pasivamente las
respuestas o correcciones a la persona, ya que tampoco las tiene, sino que se trata de un
empirismo colaborativo donde ambas partes trabajan en la búsqueda de pensamientos más
adaptativos y funcionales para la persona. El terapeuta busca movilizar a la persona para
que pueda cuestionar sus ideas, para que posteriormente pueda lograr cierto
funcionamiento que le permita reestructurarse por sí solo. Esto puede verse claramente en
el Diálogo socrático, método primordial de la terapia cognitiva, en el cual se trabaja con una
afirmación y se van intercalando preguntas de cuestionamiento sobre esa afirmación. De
este modo el sujeto trabaja junto con el terapeuta en la búsqueda de evidencia de sus
pensamientos y creencias.

Objetivos

La terapia cognitiva va a establecer objetivos específicos negociados con el sujeto.


Pero Keegan (2017) plantea como objetivo general que la persona pueda poner en cuestión
sus propios esquemas con los que ha significado la realidad y aprender a ver la realidad de
forma más flexible, teniendo en cuenta el carácter polisémico de la misma. De este modo el
sujeto aprende a identificar sus modos de interpretar la realidad y puede reestructurarse
(cuestionar sus pensamientos y modificarlos si es necesario)

Y en función de estos objetivos serán las técnicas seleccionadas

Técnicas

Teniendo en cuenta que los objetivos son tanto a nivel cognitivo, como conductual y afectivo
emocional, se trabaja con una gran variedad de técnicas. Las cuales son elegidas en
función del plan de tratamiento.
Rodríguez Biglieri y Vetere lo (2011) hacen referencia a tres principios técnicos de la terapia
cognitiva que no pueden faltar. Ellos son el empirismo colaborativo, el diálogo socrático o
mayéutica y el descubrimiento guiado. Los tres no se excluyen entre sí, a la vez que hacen
referencia al lugar de agente activo en el que está ubicada toda persona.
El empirismo colaborativo se refiere al trabajo en equipo, coparticipativo entre
terapeuta y sujeto, en una relación de igualdad y no asimétrica. En este sentido, Rodríguez
Biglieri y Vetere (2011) plantean que terapeuta y usuario cooperan en la puesta a prueba de
las ideas e interpretaciones de la persona, y también de las hipótesis del terapeuta.
Entonces tal como su nombre lo indica es una colaboración entre terapeuta y sujeto en la
búsqueda de pensamientos más funcionales para el usuario.
Otra de las técnicas es el diálogo socrático o mayéutica, el cual es un método de
investigación que consiste en explorar la interpretación que la persona le otorga a sus
experiencias, permite acceder a la visión que el usuario tiene de sí mismo y del mundo. Es
una técnica esencial ya que permite identificar los pensamientos para luego trabajar con
ellos y con las creencias disfuncionales. Keegan (2007) plantea que en la misma se trabaja
en conjunto con el usuario, con el objetivo de poner en tensión y reconocer las ideas que se
le presentan como certeras a través de preguntas orientadas por el terapeuta. En este
sentido, el usuario también puede dar cuenta de la posibilidad de pensar otros modos
alternativos de ver la realidad. Tanto los pensamientos automáticos como las creencias
centrales e intermedias pueden ser trabajados con el diálogo socrático.
Por otro lado, y en coherencia con la concepción de sujeto de la terapia cognitiva, se
encuentra el principio de descubrimiento guiado. El cual implica que la persona descubre
por su propia prueba nuevas formas de significar lo que sucede, modificando así esquemas
previos y generando nuevos aprendizajes, conocimientos, tal como lo plantea Rodriguez
Biglieri y Vetere (2011). Desde este principio, el rol del terapeuta es el de guía en todo el
proceso terapéutico, orientando con tareas y actividades que permitan que el usuario
trabaje con sus propias interpretaciones. Por ejemplo experimentos conductuales que de lo
contrario evita por sus creencias. La exposición conductual lleva al usuario a poner a prueba
sus creencias, y lo que suele pasar es que la idea que tenía sobre algo no es congruente
con la realidad, por lo tanto se reestructura la idea fundamentada en la nueva evidencia, se
modifican así las conductas (evitación) y aumenta el nivel afectivo.
Entre las técnicas del enfoque cognitivo, también se encuentra la llamada Flecha
hacia abajo o flecha descendente como la plantean Rodriguez Biglieri y Vetere (2011). Los
autores explican que es una técnica que permite acceder a través de los pensamientos
automáticos superficiales a las creencias subyacentes o profundas, que serían las creencias
intermedias y centrales. Como la palabra lo indica, se trata de preguntas que van “hacia
abajo” profundizando sobre un pensamiento automático, idea. Por medio de las preguntas
se va accediendo a los significados más profundos que orientan el funcionar del usuario.

Desde estos principios se desprenden múltiples herramientas técnicas.

Aportes

Desde Keegan (2009), algunos de los aportes de la Psicoterapia Cognitiva que se pueden
mencionar, son; 1) El alto nivel de investigación empírica que posee. 2) La eficacia en
tratamientos para trastorno de angustia (86%-90%) y fobias (74%-94%). 3) No impone un
modelo de conducta o pensamiento normal; defiende un pensamiento alternativo que
acepte una visión polisémica de la realidad. 4) Puede aplicarse en distintos contextos
clínicos, poblaciones, entornos culturales; convirtiéndola en un excelente instrumento en el
terreno de la salud mental pública, por su eficacia y brevedad.
Perspectiva de Salud Mental

La perspectiva de Salud Mental se piensa en la terapia cognitiva en función de sus


aplicaciones de prevención primaria, en tanto es una terapia que si bien es flexible de ser
aplicada a diferentes trastornos, también se aplica a personas que quieren hacer
psicoterapia para mejorar su calidad de vida o porque atraviesan ciertas crisis vitales. De
modo que busca promover el máximo bienestar de las personas y no sólo la prevención
secundaria o terciaria. Rodriguez Biglieri y Vetere (2011) hablan de la promoción de
búsqueda de autorrealización.
La terapia cognitiva parte de la presunción de capacidad de todas las personas,
detallada por la Ley Nacional de Salud Mental (Ley N° 26.657, 2010), precisamente porque
postula a un sujeto activo constructor de su realidad, con amplias posibilidades de
aprendizaje, siendo los principios de la propia psicoterapia un reflejo de ello: empirismo
colaborativo, descubrimiento guiado y diálogo socrático (Keegan, 2009).

La terapia cognitiva también refiere a la perspectiva de salud mental al trabajar con


un sujeto activo y capaz de psicoeducación y reestructuración en un trabajo conjunto que le
permitirá continuar sin la cooperación del terapeuta posteriormente.
A su vez, es una terapia que cuenta con la versatilidad de ser aplicada en distintos
contextos lo que la convierte en un excelente instrumento en el campo de salud mental
pública.
En base a que es derecho de las personas con algún padecimiento mental, el poder
recibir atención sanitaria y social integral, gratuita, igualitaria y equitativa (Ley N° 26.657,
2010); sostenemos que son de importancia diferentes aportes que puede realizar la
psicoterapia cognitiva. Una especificidad propia del enfoque es la de poder realizar
adaptaciones de tratamientos psicológicos estándar, para un aumento o preservación de la
eficacia de los mismos, en usuarios con valores o visiones del mundo diversas; es decir, los
conjuntos de valores del usuario, son incluidos en los procedimientos favorecedores del
cambio terapéutico (Keegan, 2009). Esto es algo que suma para el logro al acceso
igualitario, equitativo e integral dentro del sistema de salud público argentino.
Los usuarios tienen el derecho de poder decidir en lo referente a la atención y al
tratamiento, como así también a ser informados sobre alternativas terapéuticas (Ley N°
26.657, 2010). Keegan (2009) sostiene que el profesional necesita conocer la creencia del
usuario respecto de su propio sufrimiento, como así también las metodologías que
considera razonables y aceptables aplicar para su tratamiento. Una persona que cree que la
depresión es un problema biológico puede rechazar una intervención psicológica, del mismo
modo que otra que cree en la naturaleza psicológica de los padecimientos psíquicos puede
rechazar la idea de tomar medicación para su malestar. La cultura influye en todos los
aspectos del proceso del tratamiento: en la utilización de los tratamientos disponibles, las
creencias en torno de la relación terapeuta-usuario y el valor de efectividad brindado a una
determinada terapéutica.

Aspectos Éticos

La psicoterapia cognitiva responde con “la Praxis” según Rodriguez Biglieri y Vetere
(2011). Es decir que los objetivos de consulta son acordados con el usuario y de ninguna
manera impuestos por ideales morales del terapeuta. En este sentido, se considera un
compromiso ético el considerar al usuario como sujeto de derechos capaz de referir sus
propios objetivos.
Por otra parte, la ley de salud mental N° 26.657 es muy clara cuando postula que los
sujetos tienen derecho a recibir “una atención basada en fundamentos científicos ajustados
a principios éticos”, y en este punto las terapias cognitivas tienen muchas investigaciones
que respaldan contundentemente su eficacia para el tratamiento de diversas patologías, que
en algunos casos llegan a ser de hasta un 70% (contra un 30%, por ejemplo, de la
psicoterapia psicoanalítica) (Durham et al., 1994).

Perspectiva de Género

Si bien la psicoterapia cognitiva trabaja, principalmente, con las cogniciones,


emociones y expresiones conductuales de los sujetos, se deja bien en claro que los
sucesos negativos existen (Keegan, 2009) y no todo puede ser pensado desde la lógica de
“todo es psicológico” (cómo se suele expresar desde el sentido común o cierto dogmatismo
cognitivo). Así, debe trabajarse con precaución en casos, por ejemplo, de violencia de
género o abuso, ya que ese extremo de pensar que “todo-está-en-la-cabeza” puede
llevarnos a pasar por alto situaciones reales de violencia o abuso. La propuesta debe ser
trabajar con las ideas distorsionadas y emociones que surgen de esas situaciones, pero
reconociendo la materialidad de las condiciones y contexto de vida de los sujetos que
acuden a una terapia.

En contraste, nos encontramos con que las investigaciones sobre terapias cognitivas
aplicadas en caso de violencia de género presentan numerosos problemas teóricos y
metodológicos (Bolaños & Hernandez castejon, 2018). La falta de evaluaciones rigurosas y
de evidencia suficiente que permita generalizar los resultados de ciertas experiencias de
trabajo pone de manifiesto la necesidad de profundizar en este sentido: la perspectiva de
género debe ser un eje fundamental en la construcción del conocimiento en esta área, cómo
así también incluir abordajes de el racismo y el clasismo (Saunders, 1996) para evitar caer
en dogmatismos que nos impidan intervenir correctamente en la realidad objetiva de las
personas que realizan un tratamiento.

La falta de perspectiva de género en la construcción de conocimiento (en casi todas


las áreas de la ciencia, pero en esta en particular) es tan abrumadora, que hay discusiones
abiertas sobre los sesgos de género que influyen en el diagnóstico de Trastornos del
Espectro Autista.

Los diagnósticos de TEA presentan una prevalencia hasta tres veces mayor en
hombres que en mujeres. Análisis comparativos (Montagut Asuncion et al., 2018) muestran
que esta prevalencia no puede explicarse por factores genéticos o biológicos, por lo que la
hipótesis que surge es qué los métodos diagnósticos para estos trastornos han sido
diseñados para evaluar poblaciones masculinas (negando que los factores sociales que
pesan en los procesos de socialización de las mujeres son distintos a los de los hombres),
lo que genera que estos métodos sean más precisos para hombres que para mujeres. Así,
se pasan por alto diagnósticos de TEA en mujeres ya que, en muchos casos, la presencia
de habilidades asociadas a una alta capacidad cognitiva “compensa” las dificultades de
comunicación e interacción social propias del trastorno (en el trabajo citado anteriormente
se habla de “fenómeno de camuflaje'').
Para finalizar, creemos que es importante destacar los numerosos estudios y
experiencias llevadas a cabo en distintas partes del mundo donde se han aplicado terapias
cognitivas en situaciones de abuso y violencia familiar (Runyon, Deblinger & Schroeder,
2009; Thulin, Nilsson, Svedin & kjellgren, 2020). A pesar de que han mostrado resultados
muy prometedores, es muy difícil encontrar réplicas a estas experiencias en países de
latinoamérica. En este punto, queremos retomar lo mencionado anteriormente, recordando
lo expuesto en la Ley Nacional de Salud Mental sobre el acceso a una atención basada en
fundamentos científicos, ya que estas terapias presentan abundantes evidencias científicas
a su favor para el abordaje de estas problemáticas y, aún así, parecen no tener una difusión
proporcional.

ACTIVIDADES.
1. En función del video:
a. Detecten los pensamientos automáticos a los que alude Beck respecto al
usuario.
b. Luego indique a qué tipo de procesamiento disfuncional corresponden
(lectura de mente, catastrofización, etc)
c. redacten 3 pensamientos alternativos a estos

2. Articulación contextual. Teniendo en cuenta que la situación contextual de pandemia


y aislamiento social preventivo, es proclive de activar pensamientos automáticos con
mayor frecuencia e intensidad, seleccione uno de estos pensamientos que se haya
presentado con frecuencia estos últimos meses y plantee uno alternativo (uno por
integrante del grupo)
Referencias

Bolaños, F. y Hernández Castrejón, A. (2018). Efectividad de las intervenciones en la violencia de pareja y ética.
Revista Latinoamericana de Bioética, 18(35-2), 33-61. DOI: https://doi.org/10.18359/rlbi.3380

Calero-Elvira, A.; Froján-Parga, M.; Ruiz-Sancho, E. y Vargas-de la Cruz, I. (2011). Conducta verbal de
terapeutas y pacientes durante la aplicación de los distintos componentes de la reestructuración
cognitiva. En Revista Mexicana de Psicología. Sociedad Mexicana de Psicología A.C. Distrito Federal,
México.

Ley N° 26.657. Ley Nacional de Salud Mental. (2010, 25 de Noviembre). Boletín Oficial 32041,
Diciembre 3, 2010.

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