Está en la página 1de 16

Módulo Nº1: El maestro y sus continuadores.

Presentación

El presente Módulo nos permite acceder a las bases de la Lingüística, tal


como surge y evoluciona lo largo del siglo XX.

La primera unidad explica los conceptos fundacionales tal como los


desarrolló Ferdinand de Saussure, ya que se parte precisamente -como
bibliografía de cabecera- de su obra “Curso de lingüística general”.

En la segunda unidad, siguiendo en este caso una línea cronológica de los


avances lingüísticos, nos concentramos en Emile Benveniste y sus aportes
a la teoría de la enunciación. Benveniste parte, naturalmente, de las
nociones de Saussure y avanza generando un nuevo enfoque.

Saussure como fundador, y Benveniste como continuador, conforman los


cimientos desde donde se desplegará la lingüística dentro del campo
científico.

Unidad Nº1: Ferdinand de Saussure

Introducción

Entre 1906 y 1911, Saussure desarrolla en Ginebra tres cursos en los que
expone la teoría en torno a sus investigaciones sobre Lingüística. Tres años
después de su muerte son algunos de sus
alumnos- Charles Balley y Albert Séchéhaye-
quienes publican dichas clases, en una obra
titulada: Curso de Lingüística General.

Con esta obra Saussure se consagra, con


justicia, como el padre de la Lingüística, ya
que no sólo expone sobre su naturaleza y
alcance, sino que también aborda el método
de estudio que la determina como ciencia.

En esta unidad se considerarán las temáticas principales tal como se


exponen en la obra mencionada.
Alcances de la Lingüística

Con total convicción Saussure especifica materia, tarea y objeto de la


lingüística. Aquí se transcriben sus apreciaciones:

La materia de la lingüística está constituida en primer lugar por todas las


manifestaciones del lenguaje humano, ya se trate de pueblos salvajes o
de naciones civilizadas, de épocas arcaicas, clásicas o de decadencia,
teniendo en cuenta en cada período, no solamente el lenguaje correcto y
el “bien hablar”, sino todas las formas de expresión. Y algo más aún:
como el lenguaje no está la más de las veces al alcance de la
observación, el lingüista deberá tener en cuenta los textos escritos, ya
que son los únicos medios que nos permiten conocer los idiomas
pretéritos o distantes.

La tarea de la lingüística será:

1. Hacer la descripción y la historia de todas las lenguas de que pueda


ocuparse, lo cual equivale a hacer la historia de las familias de lenguas
madres de cada familia;

2. Buscar las fuerzas que intervengan de manera permanente y universal


en todas las lenguas, y sacar las leyes generales a que se puedan reducir
todos los fenómenos particulares de la historia;

3. Deslindarse y definirse ella misma.

El objeto de la lingüística es la Lengua

Sobre este último punto es necesario detenernos. Ferdinand de Saussure


realiza una distinción fundamental entre Lenguaje, Lengua y Habla.
Parte de la idea de Lenguaje (langage) como un fenómeno multiforme y
heteróclito, muy difícil de delimitar ya que se asienta sobre lo físico,
fisiológico y psicológico (y neurológico, etc.) pertenece al dominio
individual y también social. Si se lo tomara como estudio de la lingüística
se deberían considerar al mismo tiempo a muchas otras ciencias –
psicología, antropología, gramática normativa, filología, etc.

Frente a estas dificultades, Saussure observa a la Lengua como parte


esencial del lenguaje.

“La Lengua es a la vez un producto social de la facultad del lenguaje y un


conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para
permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos.”

Es decir, la Lengua reúne las imágenes verbales depositadas en los


cerebros de quienes conforman una comunidad de hablantes. No está
completa en una sola persona, sino en la suma de todas ellas. Es por eso
que tiene un carácter social.

Mientras que el Habla (parole) es el uso individual y momentáneo que


cada hablante hace de la Lengua (langue). El habla implica un acto de
voluntad e inteligencia, en el que es posible reconocer:

1- las combinaciones por las que el sujeto hablante utiliza el código de la


lengua con miras a expresar su pensamiento personal;
2- el mecanismo psicofísico que le permita exteriorizar esas
combinaciones.

Por lo tanto, la lingüística tomará como objeto de estudio a la Lengua, a


la que se puede “localizar en la porción determinada del circuito (de la
comunicación) donde una imagen acústica viene a asociarse con un
concepto.”

La Lengua es entonces la parte social del Lenguaje:

 exterior al individuo que no puede crearla ni modificarla;


 resultado de un aprendizaje;
 existe por una especie de contrato entre los miembros de una
comunidad;
 es de naturaleza homogénea: unión de un concepto y una imagen
acústica (signo lingüístico), ambas enteramente psíquicas.
 Es independiente del Habla ya que no necesita ser expresada
fónicamente (es por eso que podemos estudiar lenguas muertas, u
observar que una persona que no puede hablar conserva la Lengua
mientras comprende los signos vocales que oye).
 El carácter psíquico del signo lingüístico no lo hace intangible: la
escritura puede fijarlos en imágenes convencionales. Y a diferencia
del habla en la que no podríamos considerar los infinitos matices en
la realización fonética concreta de cada individuo, en la Lengua,
donde sólo hay (para todos los integrantes de esa comunidad
lingüística) una imagen acústica que puede traducirse en una
imagen visual contante.

“Esta posibilidad de fijar las cosas relativas a lengua es la que hace que un
diccionario y una gramática puedan ser su representación fiel, pues la
Lengua es el depósito de las imágenes acústicas y la escritura la forma
tangible de esas imágenes”

Conclusión:

Lengua Es un conjunto de
convenciones sociales
Habla Es la manifestación o
que se reciben exteriorización
pasivamente y se individual y voluntaria
transmiten de una del conocimiento
generación a otra. lingüístico en expresiones
concretas

Es de caracter psíquico:
en la corteza cerebral se
Es psicofísica: se expresa
ubican los signos
en sonidos o en marcas
lingüísticos - unión del
gráficas concretas
concepto y su imagen
acústica.

El Signo Lingüístico- Propiedades


La lingüística toma como objeto de estudio a la Lengua. Y la Lengua está
conformada por signos lingüísticos.

El signo lingüístico es – según Saussure- la unión de un concepto y de una


imagen acústica.

Y explica que no se trata de la unión de una cosa y su nombre. De ningún


modo. El signo lingüístico es absolutamente psíquico:

- La imagen acústica no es el sonido material-cosa puramente física-


sino su huella psíquica, la representación que de él nos da el
testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es sensorial.

Este carácter psíquico de las imágenes acústicas se observa cuando


recitamos mentalmente un poema, o cuando nos hablamos a nosotros
mismos sin mover labios ni lengua. Si hablamos de fonemas, ya nos
estamos refiriendo a la acción concreta de hablar y pronunciar los sonidos.

- El concepto hace referencia a la idea de algo. Es decir, si


consideramos la palabra árbol, el concepto es la idea de esa
entidad, no el árbol real.

Por lo tanto, el signo lingüístico es una entidad psíquica de dos caras, que
se representa con la siguiente figura:

CONCEPTO /
SIGNIFICADO
----------------------------------
IMAGEN ACÚSTICA /
SIGNIFICANTE

Los dos elementos están íntimamente unidos y se reclaman


recíprocamente.

Saussure propone denominarlos: significado (concepto) y significante


(imagen acústica). Mientras que al conjunto se lo nombra signo lingüístico
y plantea los dos principios que lo rigen.
Primer Principio: la arbitrariedad del signo

El lazo que une el significante y el significado es arbitrario.

Así, la idea de sur no está ligada por relación alguna interior a la secuencia
s-u-r que le sirve de significante; podría estar representada tan
perfectamente por cualquier otra secuencia de sonidos.

Aclaraciones:

 En la Semiología, los signos empleados -en tanto expresiones de un


hábito colectivo- son convencionales, lo que significa arbitrarios. De
hecho, la lengua se constituye como un sistema de expresión –el
más complejo y extendido-.

 Símbolo no es igual a signo. Hay un rudimento de vínculo natural


entre el significante y el significado. Por ejemplo, dice Saussure, el
símbolo de la justicia- la balanza- no podría ser reemplazado por
otro cualquiera, un carro por ejemplo.

 Que sea arbitrario no significa que dependa de la libre elección del


hablante, ya que éste no puede cambiar el significante asociado a
un significado caprichosamente, una vez establecido por un grupo
lingüístico. El sentido de “arbitrario” significa “inmotivado” (no
tiene lazo natural con el significado).

 Las onomatopeyas, por ejemplo, “glu-glu”, “tic-tac, “guau”, etc.,


además de ser un número reducido, la similitud fonética con el
significado es una aproximación que también obedece a un acuerdo
común, e incluso a veces varía: el canto del gallo puede ser kikirikí,
cocoricó, etc.

 Las exclamaciones, permiten el mismo argumento que el dado para


las onomatopeyas. Parecen expresiones espontáneas pero varían de
un idioma a otro. Por ejemplo, la expresión de dolor “¡Ay!” en
español, es “aïe!” en francés, “au!” en alemán.
Segundo Principio: carácter lineal del significante

El significante por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve en el tiempo


únicamente y tiene los caracteres que toma el tiempo:

a) representa una extensión


b) esa extensión es mensurable en una sola dimensión.

Por lo tanto se presentan en forma de cadena, uno después de otro.

En la escritura, la sucesión en lugar de ser temporal es espacial.

Inmutabilidad y mutabilidad del signo

Como consecuencia de la arbitrariedad del signo lingüístico, es posible


analizar dos consecuencias que si bien son contradictorias, se dan
ineludiblemente:

-inmutabilidad del signo

-mutabilidad del signo

Inmutabilidad

En un estado de lengua dado la relación entre significado y significante es


obligatoria para todos los hablantes de una comunidad.

Es decir, si bien el significante no guarda una relación natural con el


significado y por lo tanto podría ser cualquier otro, la realidad (y la lógica
de la Lengua) impone conservar el que se ha fijado.

Afirma Saussure: “De hecho, ninguna sociedad conoce ni jamás ha


conocido la lengua de otro modo que como un producto heredado de las
generaciones precedentes y que hay que tomar tal cual es.”

¿Por qué se conserva tal cual es?

1- Por el carácter arbitrario: no hay motivo para preferir un


significante a otro. Por ejemplo, no hay motivo para preferir el
significante “sister”, “hermana” o “sorella” (para el concepto de
“hija de un mismo padre/madre”); entonces por qué sustituirlo.
2- La multitud de signos necesarios para constituir cualquier lengua.
Podría cambiarlos si se tratara de un sistema con pocos elementos,
pero los signos lingüístico de una Lengua son muy numerosos.
3- El carácter demasiado complejo del sistema: no sólo se trata de
elementos, sino también de su combinación en un sistema. Ni
siquiera la intervención de especialistas, gramáticos, lógicos, harían
posible y justificable tratar de cambiar y sustituir lo que ya está
armado y funciona.
4- La resistencia de la inercia colectiva a toda innovación lingüística:
la lengua es en cada instante tarea de todo el mundo; extendida por
una masa y manejada por ella, la Lengua es una cosa de que todos
los individuos se sirven a lo largo del día entero. Y la masa es un
factor de conservación. Mucho más en la época de Saussure que un
siglo después con el avance de las nuevas tecnologías en
comunicación.
Asimismo Saussure añade que la fijeza de la Lengua está dada por la
colectividad pero también porque se sitúa en el tiempo: “en todo
instante la solidaridad con el pasado pone en jaque la libertad de
elegir”.
Precisamente porque el signo es arbitrario no conoce otra ley que la
de tradición, y precisamente por fundarse en la tradición puede ser
arbitrario.

Mutabilidad

Sin duda es contradictorio con el desarrollo anterior, pero no por ello


menos contundente: el carácter arbitrario del signo – esto es, la relación
inmotivada entre significado y significante- permite a lo largo del tiempo
un desplazamiento entre la relación de significado y significante. De este
modo la Lengua evoluciona, lentamente cambia, sin dejar de ser ella
misma.
Es un proceso que se da en el tiempo y en el espacio. Es decir, el mismo
tiempo que asegura por tradición la continuidad de la Lengua puede
alterar los signos lingüísticos.

Saussure ejemplifica este hecho con el término latín “necare” cuyo


significado es “matar”. Ese término dio lugar en francés a “noyer”, que
significa “ahogar”, y en español a “anegar”. Es decir, cambió tanto la
imagen acústica como el concepto.

A diferencia de la inmutabilidad, en este caso Saussure no tiene razones


que expliquen el por qué del cambio. Sólo puede advertir que se basa en
la propia naturaleza del tiempo como inexorable modificador de todo lo
que está a su alcance.

La Semiología

Saussure abre una nueva perspectiva en el estudio de los signos al


presentar a la Semiología (del griego “semeîon”= signo) como una ciencia
que estudia la vida de los signos en la sociedad: pantomima, señales de
cortesía, ritos simbólicos, señales militares etc., y cuyo objeto será “el
conjunto de los sistemas fundados en la arbitrariedad del signo”.

Asimismo, considera a la Semiología como parte de la psicología social, y


por consiguiente de la psicología general.

La Lingüística, dado que estudia un sistema de signos en particular - la


Lengua- está incluida dentro de la Semiología.
Psicología
General

Psicología
social

Semiología

Lingüística

En la misma época que Saussure, el filósofo norteamericano Charles


Pierce también desarrolla las bases para el estudio de los signos. Pierce
habla de tres clases de signos:

 íconos: operan por similitud entre dos elementos. Por ejemplo, un


dibujo.
 indicios: operan por contigüidad existente entre dos elementos: Por
ejemplo una flecha indicando una dirección.
 símbolos: operan por una relación instituida convencionalmente. Por
ejemplo: la justicia es representada por una balanza.

Los estudios semióticos de Pierce se vinculan a una investigación lógica,


especialmente basada en la relación entre los signos y la realidad.

Saussure se preocupa más por la sistematización interna y el


funcionamiento autónomo de los procedimientos semiológicos, en forma
particular -claro está- el del sistema lingüístico, como el más completo y
complejo entre ellos.

El valor lingüístico

Para Saussure la lengua es un sistema de valores puros. Y lo explica de la


siguiente manera:
- Nuestro pensamiento es una masa amorfa e indistinta. Es decir, sin
los signos sería imposible distinguir dos ideas de un modo claro. Es
una nebulosa caótica.
- El sonido es una materia plástica que se puede subdividir en partes
distintas para suministrar significantes.

Al hecho lingüístico (la Lengua) le corresponde el terreno de las


articulaciones:

El papel característico de la Lengua frente al pensamiento no es el de


crear un medio fónico material para la expresión de las ideas, sino el del
servir de intermediaria entre el pensamiento y el sonido, en condiciones
tales que su unión lleva a deslindamientos recíprocos de unidades. El
pensamiento, caótico por naturaleza, se ve forzado a precisarse al
descomponerse. No hay pues ni materialización de los pensamientos, ni
espiritualización de los sonidos.

Saussure se anima a referirse a este hecho como “misterioso”, en que la


Lengua elabora sus unidades al constituirse entre dos capas amorfas.
Ejemplifica con la imagen del aire en contacto con el agua que se
descompone en ondas (agua y aire /pensamiento y materia fónica).

En este sentido, cada término lingüístico es un miembro –un articulus-


donde se fija una idea en un sonido, y donde un sonido se hace signo en
una idea.

Saussure compara a la Lengua con una hoja de papel: el pensamiento es el


anverso y el sonido el reverso. No se puede cortar no sin cortar el otro. No
se puede aislar el sonido del pensamiento. Dicha separación es posible
como una abstracción que nos dejaría en el terreno de la psicología o de la
fonología pura.

La lingüística trabaja en el terreno limítrofe donde los elementos de dos


órdenes se combinan; esta combinación produce una forma, no una
sustancia.
El hecho social es el único que puede crear un sistema lingüístico. La
colectividad es necesaria para establecer valores cuya única razón de ser
está en el uso y en el consenso generalizado.

El valor está constituido por:

1º: una cosa desemejante susceptible de ser cambiada por otra cuyo valor
está por determinar.

2º: por cosas similares que se pueden comparar con aquella cuyo valor
está por ver.

Por ejemplo: Para determinar lo que vale un billete de 100 pesos hay que
saber:

-que se lo puede cambiar por una cantidad determinada de una cosa


diferente. Por ejemplo 1Kg de pan.

-que se lo puede comparar con un valor del mismo sistema. Por ejemplo
dos billetes de 50.

Del mismo modo, una palabra puede cambiarse por algo desemejante
(una idea), o se la puede comparar con otra palabra.

Por lo tanto no se puede considerar al sistema lingüístico como una suma


de términos. Se lo debe estudiar como una totalidad solidaria, y analizar
los elementos que encierra.

Cada signo de un sistema adquiere su valor de su entorno, de los demás


elementos que entran en juego con él. Esto se da tanto en el nivel del
significado como en el del significante:

-dentro de una lengua, las ideas vecinas se limitan recíprocamente: los


sinónimos tienen valor por su oposición. Por ejemplo, recelar, tener
miedo, temer: reparten entre sí las posibilidades de significación. Si alguno
de los términos desaparece, su valor pasaría a otros dos.

- en el plano del significante, un elemento del sistema adquiere su valor


en relación con el resto de los elementos del sistema. Por ejemplo, * no
pertenece al alfabeto español porque no es ni “A”, ni “B”, ni “C”, etc., y un
sonido (su imagen acústica) vale (aunque sea aproximado) en tanto no se
confunda con otro. Algo que se evidencia claramente cuando hablamos en
otro idioma que no es el nativo.

Lo mismo sucede con la escritura: podemos escribir “T” o “t” siempre que
no se confunda con “l” o “d”.

La lengua no posee ideas o sonidos preexistentes, sino diferencias


conceptuales y fónicas resultantes del mismo sistema.

Relaciones sintagmáticas y asociativas

En un estado dado de la Lengua todo se basa en relaciones. Estas


relaciones y las diferencias entre términos se despliegan entre dos esferas
distintas:

1- Sintagmáticas:

Dado el carácter lineal de la Lengua, las palabras se van combinando una


detrás de otra formando sintagmas (dos o más unidades consecutivas).

Colocado en un sintagma, un término sólo adquiere su valor porque se


opone al que le precede, al que le sigue o a ambos. Por ejemplo:

- La casa es grande. “La” es artículo por su posición y relación con el


sustantivo.
- La vi ayer. “La” es pronombre (se refiere a “ella”-la casa-) se
relaciona con el verbo.

Es una relación que se da “en presencia” de un signo con otros.

2- Asociativas

Se unen términos por asociación mental. Todo hablante tiene


almacenados en su memoria los signos y las reglas. Se produce “en
ausencia” de otros signos.

Por ejemplo:

-Por sinonimia o similitud conceptual: alegría- júbilo- felicidad- contento;

- Por similitud entre significantes: mesa- cabeza- pesa-


Mientras que un sintagma evoca en seguida la idea de un orden de
sucesión y de un número determinado de elementos, los términos de una
familia asociativa no se presentan ni en número definido ni en un orden
determinado. Un término es como el centro de una constelación, el punto
donde convergen otros términos coordinados cuya suma es indefinida.

Solidaridades sintagmáticas:

Casi todas las unidades de la Lengua dependen:

- de los que las rodea en una cadena hablada;


- de las partes sucesivas de que ellas mismas se componen. Por
ejemplo: Deshacer. Tenemos el prefijo “des” (que puede asociarse a
descubrir- descolgar- descargar); el verbo “hacer” ( que puede
asociarse a rehacer- contrahacer-)

Por lo tanto las relaciones sintagmáticas se dan entre el todo y las partes,
y entre las partes entre sí.

Se consideran excepciones las unidades independientes sin relaciones


sintagmáticas: sí, no, gracias.

Diacronía y Sincronía

En realidad, Saussure habla de Lingüística estática y Lingüística evolutiva.

Y plantea que el factor tiempo coloca al la Lingüística frente a dos caminos


divergentes. Esta es una situación que no sucede con otras ciencias, como
la astronomía, la geología, etc. Siempre hay una ciencia descriptiva y una
historia, pero nadie las opone.

Explica que la ciencia se sitúa sobre dos ejes:

1º Eje de las simultaneidades: contiene relaciones entre cosas


coexistentes (no interviene el Tiempo).

2º Eje de las sucesiones: en el cual nunca se puede considerar más de una


cosa a la vez, pero donde están situadas todas las cosas del primer eje con
sus cambios respectivos.

Es posible entonces considerar una:


- Lingüística sincrónica: la lengua en un determinado estado.

- Lingüística diacrónica: la lengua en una fase de evolución.

Consideraciones:

 Para el sujeto hablante el tiempo es inexistente. La Lengua no se


puede ni describir ni fijar normas para el uso más que colocándose el
lingüista en un estado determinado.
 Las alteraciones a lo largo del tiempo no se hacen sobre el bloque
total del sistema, sino sobre alguno de sus elementos.
 La diferencia entre términos sucesivos y términos coexistentes,
entre hechos parciales y hechos referentes al sistema, impide hacer
de unos y otros la materia de una sola ciencia.
 Saussure compara la lingüística diacrónica y la lingüística sincrónica
con estudiar el corte de un tronco de un árbol, en forma
longitudinal y en forma transversal, respectivamente.
 Hoy lo podríamos comparar con el análisis de una película
(diacronía) o de una foto (sincronía)
 Otra comparación realizada por el lingüista suiza es con el juego de
ajedrez: un estado del tablero corresponde a un estado de la
Lengua; cada pieza tiene un valor en relación a su posición en el
tablero, como cada término de la Lengua tiene su valor por
oposición a otros términos; para pasar de un equilibrio a otro no
hay mudanza general, alcanza con el cambio de una sola pieza,
como en la Lengua los cambios se aplican a hechos aislados; pero la
jugada (cambio) tiene repercusión en todo el sistema. No obstante
observa una diferencia: el jugador tiene la intención de modificar,
en cambio en la lengua no se premedita, se modifica
espontáneamente.

Conclusión: el aspecto sincrónico prevalece sobre el diacrónico ya que


para la masa hablante es la verdadera y única realidad.

En este sentido lo es también para el lingüista. Si el lingüista se situara en


una perspectiva diacrónica, más que la Lengua, lo que percibirá son los
acontecimientos que la modifican.
Bibliografía

-Ducrot, Oswald y Todorov, Tzvetan. Diccionario enciclopédico de las


ciencias del lenguaje. Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2011.
-Rosemblat, Ángel. Sentido mágico de la palabra en Latinoamérica. Tomo
VI, “Ensayos diversos”. Caracas, Monte Ávila Editores, 1997.
-Saussure, Ferdinand. Curso de Lingüística General. Buenos Aires, Losada,
2012.

También podría gustarte